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Ad i n e G a va z z i

LIMA
M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

Créditos Agradecimientos
Edición y dirección general Auspicio
Apus Graph Ediciones / Anel Pancorvo Salicetti PriceWaterhouseCoopers

Autor Dirección y Proyecto editorial


Adine Gavazzi Anel Pancorvo Salicetti / Apus Graph Ediciones

Diseño y diagramación Coordinación PwC


Apus Graph Ediciones / Mario A. Vargas Castro Esteban Chong, Wendy Foley y Elba de González

Asistencia en diseño, preprensa Horizons South America / Horizons Perú: Alejandro Talavera, Antonio Mires. Ricardo Paz y Juan Carlos Carpio
Apus Graph Ediciones / Lenin Robles
Fotografía: Marcela De la Borda, Eduardo Herrán, Erick Maquera, Marco Gamarra, Mylene D’Auriol, Alejandro Balaguer,
Edición fotográfica Evelyn Reyna, Joaquín Rubio, Juan Martín Cabrejos, Isabel Flores y Daniel Giannoni
Apus Graph Ediciones / Anel Pancorvo Salicetti
Horizons South America / Horizons Perú / Ricardo Paz y Juan Carlos Carpio Layout, gráfica y preprensa: Mario A. Vargas Castro y Lenin Robles

Fotos carátula y contracarátula Estilo: Zoilo Rodríguez Ventura

Producción: Doris Mandujano

Fotografía aérea Imágenes digitales y cronologías: Vera Mauri y Lizardo Tavera


Horizons South America / Horizons Perú, ortofotografías: páginas 55, 59, 65, 77, 78 y 79, 87, 91, 99, 101, 129, 137, 141, 145, 148, 153, 165, 171, 175,
177, 202 y 203, y 215 Sede en Lima: Anel María López de Romaña, Jaime Daniel Sabat, Venezia Salicetti, Mia S. Pancorvo, Felicia Fernández
Horizons South America / Horizons Perú, escaneos digitales 3D: páginas 44 y 45, 80 y 81, 116 y 117, 156 y 157, 188 y 189, 212 y 213, 220 y 221 Pérez, Walter Roncal, Astro y Luna Salicetti Pancorvo
Eduardo Herrán: páginas 66 y 67, 70 y 71, 74 y 75, 89, 96 y 97, 98, 125, 135, 142 y 143, 162 y 163, 167, 201, 218, y 223
Evelyn Reyna: páginas 62 y 63, 92 y 93, 132 y 133, 138 y 139, 154 y 155, 211, y 211. Sede en Milán: Paolo Barzaghi, Francesco, Alessandra y Libi Gnecchi Ruscone y Raffaele Origone
Colección Dirección de Aerofotografía de la Fuerza Aérea del Perú: páginas 58, 60, 64, 94, 98, 140 y 164
Referentes a la investigación: Stefania Consigliere, Krzysztof Makowski, Luis Millones, Giuseppe Orefici, Jeremy Narby
Fotografía y Tom Zuidema
Mylene D´Auriol: páginas 10 y 11, 12, 22 y 23, 24, 28 y 29, 31, 32, 40, 43, 122 y 123, 146 y 147, 178 y 179, 181, 185, 187, 206 y 207, y 209
Joaquín Rubio: páginas 10 y 11 Asistencia médica: Sandra Encalada Guerra, Juan Flores Salazar, Lama Gangchen Rimpoche, Juan Jáuregui, Aldo Lo
Alejandro Balaguer: páginas 2 y 3, 6, 37 y 37, 107, 112 y 113 Curto, Elna Pásara de Pancorvo, Tania Re y Jim Sanders
Beatrice Velarde: páginas 4 y 5, y 95
Erik Maquera: páginas 50 y 51, 56 y 57, 102 y 103, 104 y 105, 172 y 173, 198 y 199, 200, 205, 214, y 216 y 217 Consultoría: Giulia Giusti del Giardino y Roland Bruhin
Marco Gamarra: páginas 131, y 219
Juan Martín Cabrejos: páginas 226 y 227 Instituciones: Associazione Mimondo; Centro Italiano Studi e Ricerche Archelologiche Precolombiane; Brescia y
Juan Gunther: páginas 196 y 197, y 210 Nasca – Proyecto Nasca; Cattedra Unesco dell’Università degli Studi di Genova; Mayantuyacu Centro Estudios Plantas
Isabel Flores: páginas 16 y 17 Medicinales – Pucallpa; Instituto Aerofotográfico Nacional de Perú, Lima, Pontificia Universidad Católica de Perú, Lima

Dibujo digital 3D y render: Lizardo Tavera, Régulo Franco, Erik Maquera, Peter Eeckhout, Carlos Enrique Guzmán, José Canziani, Luis Ccosi Interlocutores y lectores: Humberto Salicetti, Ignacio Alva Meneses, Fernando Astete, José Bastante, Bertha Bermúdez
Salas, Reinhard Augustin, Alfío Pinasco y Félix Andrade Zamalloa, Richard Burger, Piedad Champi Monterroso, Giancarlo Consonni, Piero Coppo, Marco Curatola Petrocchi,
Yves Duc, Antonio Guerci, Gerry Ebner, Isabel Flores, Régulo Franco Jordán, Miguel Fohn, Gladys Huallparimachi,
Mapas: Geo Graphos, Nicola Masini y Vera Mauri Nicola Masini, Maria Grazia Meriggi, Michael O’Callaghan, Gianni Perotti, Elvina Pieri, John Rick, Ben Spencer, Rafael
Rapia, Robert Tindall, Graziella Tonon, Maritza Villavicencio, Daniele Vitale, Joshua Volpara y Mariusz Ziolkowski
Cronologías: Vera Mauri y Lizardo Tavera
Agradecimientos especiales: Suzanne Acklin, Idrissa Amet Fall, Rodolfo y Sophie Borney, André Clement, Luisella y
Corrección de estilo: Zoilo Rodríguez Ventura Cecilia Borgonovo Salerni, Adalberto Caccia Dominioni, André Clement, Juan Jáuregui, Marina Marcello del Maino,
Davide Monguzzi, Francesca Notarbartolo di Villarosa, Angel Olea, Gabriella Origano, Graziano Padovan, Silvia Roullet,
Asistencia en investigación: Janelly Paucara, Sara Franco, Rossella Dimarco, Giacomo Tamponi y Stefania Consigliere André y Sophia Ruzo y Paolo y Chloe Trento

Asistencia de Producción: Apus Graph Ediciones / Doris Mandujano Por quien en vida fue Lola Wilcocks y Odette Empereur

Impreso en el Perú por Industria Gráfica Cimagraf S.A.C. Pasaje Santa Rosa 220, Ate, Lima, Perú Gracias a mi querida hija Costanza y a Stefano por su afecto retador

Primera edición, setiembre de 2014


© 2014 Apus Graph Ediciones S.A.C.
Av. Casuarinas 493, Santiago de Surco, Lima 33
anel@apusgraph.com

© 2014 Adine Gavazzi

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2014-12468

ISBN N. 978-612-45824-7-9

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Indice
Presentación 7
Introducción 15

1. Tramas de la costa central y recorridos del imaginario espacial 20


A Riccardo Gavazzi y Eduardo Pancorvo 1.1. Refundación y secularización del territorio 20
1.2. La memoria del paisaje animado 26
1.3. La geografía dendriforme 33
1.4. El espacio interdependiente 35

2. De los santuarios arcaicos hacia los centros ceremoniales formativos 48


2.1. Tramas del territorio lítico 48
2.2. La construcción de los espacios sagrados arcaicos 52
2.3. Los templos en U de la estación Formativa 58

3. La reticulación del paisaje intermedio y la arquitectura Lima 84


3.1. El paisaje conectado en Chillón 84
3.2. La planificación capilar de Rímac 90
3.3. El poder mitopoiético de Pachacamac en Lurín 106
3.4. El paisaje secularizado del Horizonte Medio 114

4. Los sistemas urbanos tardíos y la estación teocrática Ychsma 120


4.1. Cuerpos y sombras de la arquitectura de la costa central 120
4.2. La memoria de la sierra en la arquitectura de Chillón 128
4.3. La cohesión entre tramas del Rímac 134
4.4. La proyección de un modelo teocrático en Lurín 149

5. La planificación territorial inca y el policentrismo costeño 160


5.1. El diseño de la administración serrana en Chillón 160
5.2. La construcción inca del consenso ychsma 166
5.3. La conquista como persuasión en Pachacamac 176

6. Memoria contemporánea y traza urbana prehispánica 192


6.1. Las cicatrices en la trama urbana 192
6.2. Memoria prehispánica del territorio occidental 200
6.3. Memoria matriz de la planificación metropolitana 208

Conclusiones 222

Cuadros cronológicos 230

Notas 232
Bibliografía 242
Glosario 257
Índice de nombres 258

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Presentación

L
a capacidad de construir relaciones es una de las características que hacen de PwC una presencia
constante en la evolución económica y financiera de Perú, compartiendo sus conocimientos
y contribuyendo a la generación de valor en un territorio diversificado y complejo. En 2014 se
cumple 90 años de esta actividad en apoyo constante a nuestros clientes. Para marcar esta etapa hemos
decidido evaluar cómo nuestras acciones se han reflejado en la sociedad y la cultura de Lima a lo largo
de su historia.

¿Cómo proyectar estas décadas hacia el futuro?


Queremos comunicar nuestros valores hacia el exterior y al mismo tiempo trasmitir nuestra experiencia a
una joven generación que asiste a la rápida trasformación del territorio peruano. Una de las características
de la cultura de PwC es usar otro punto de vista para observar la realidad. Saber ver elementos nuevos
desde otra perspectiva permite ayudar a nuestros clientes a generar el valor que ellos desean. La red que
hemos creado y alimentado a lo largo de las décadas es similar a una red metropolitana, cuya memoria
histórica fundamenta un sistema para proyectarlo hacia el futuro.

El libro, Lima. Memoria prehispánica de la traza urbana que nos orgullece presentar, muestra como
explorar la memoria antigua y prehispánica de una traza urbana contemporánea. La historia de Lima
se desarrolla así a partir de un punto de vista diferente y reconstruye su forma presente a partir de la
memoria de su mundo ancestral. Un sistema reticular de caminos, canales y centros ceremoniales se
mantiene como huella incomponible debajo de la ciudad visible y alimenta sus flujos, creando valor.

Adine Gavazzi, autora de este brillante libro ha logrado reconstruir la historia viva de Lima, investigando
las redes que transformaron el desierto en un jardín y la ha mantenido por milenios. Su red de canales
y caminos, visibles por quien busca otro punto de vista, todavía determina parte de la vida de sus
habitantes contemporáneos. Acompaña los textos un maravilloso y muy novedoso aparato iconográfico,
fotográfico y digital y completa la investigación el aporte invaluable de Horizons South America. La obra
ha sido editada y realizada gracias a la excelente profesionalidad de Apus Graph Ediciones.

Creemos que esta publicación representará el primer paso hacia un auténtico rescate del Patrimonio
material e inmaterial de Lima. A través de la extensión progresiva de sus relaciones, el mundo cosmopolita
de Lima sigue creciendo sin perder su origen y su creatividad. Y seguirá creando valor. La inversión de
PwC en estas dos trayectorias fortalece las relaciones de colaboración y crea junto a cada empresa más
valor. Una nueva era de innovación y liderazgo se abre para nuestra Firma, sus talentos, sus clientes y los
que quieran unirse en esta gran aventura de ser parte de la fuerza que transformará nuestro país.

Esteban Chong
Socio Principal PwC

Deidad dual
p

de Pachacamac

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cumplía en el Cuzco. El interés geográfico y ritual en las huacas fue múltiple: por razones sociopolíticas, económicas,
agrícolas, ganaderas y por el uso de caminos, ríos, canales y acequias. El interés religioso se expresó, p.e., en las
grandes procesiones organizadas por el estado. La organización de ceques, menos de tomar en cuenta cualquier
número mayor de huacas, escogió el de 328 divididos entre 41 ceques por razones sofisticadas de calendario y
astronomía. No fue tanto la descripción de un sistema político en sí, sino un registro de varios intereses. El calendario
le sirvió mejor en tal propósito y podemos comparar la función del sistema de ceques, de alguna manera, con la de
Prólogo una computadora moderna.

Bien que Gavazzi en sus discusiones, varias veces, se refiere a un posible uso de sitios sagrados en relación a direcciones
u observaciones astronómicas, sagazmente se abstiene de insistir en sugerencias específicas. Las preguntas surgen
por eso, si las culturas anteriores a los incas habrían conocido también conceptos similares al de ceques y si de ellos
R. T. ZUIDEMA algo se podría decir. Hay buenas razones y argumentos para creer que sí. Mientras el Cuzco tuvo sus grandes crónicas
sobre los incas y su imperio, los pueblos de los valles de Lima participaron en la mejor documentación regional de
historia mítica –quizá de mayor valor para conocer la cultura anterior que la historia dinástica imaginada en las
crónicas sobre los incas– y de ritos, contados en las tradiciones de Huarochirí y en otras fuentes. Fuera de los relatos
de grandes hazañas, se encuentra, por ejemplo, también muchas referencias a organizaciones sociales y rituales y
a caminos seguidos por héroes. Por ejemplo, una tradición de Dioses y hombres de Huarochirí (capítulo XIV) nos
describe el camino entre Pachacamac y el Cuzco, ya mencionado, pero, ahora en gran forma cósmica y conforme al
concepto de ceque.

La investigación de Gavazzi, con sus grandes ilustraciones de huacas, templos, palacios; de cerros, desiertos y el mar;
de caminos, canales y acequias, antiguas y modernas; y de los jardines y parques que las aguas todavía hacen vivir,

L
eí el libro de Gavazzi, se podría decir, de dos maneras: primero, como un fascinante estudio sabio y técnico emociona de leer. Quizá más me impresionó la foto aérea imponente de la huaca Pucllana, con su vista de la ciudad
sobre sucesivos estilos arquitectónicos en los tres valles cuyo territorio actualmente ocupa la ciudad de hacia el mar, habiendo pasado por allí tantas veces, pero también habiéndolo visitado y leído sobre ello. Tratamos
Lima. Pero, además, como una aventura, una investigación de problemas y sugerencias que, en el último de un libro para releer.
capítulo, da la solución. Las tardías influencias de imperios, como los Wari e Incas, no eliminaron el desarrollo de
las culturas locales. Fue la llegada de los españoles que causó mayor destrucción. Ellos introdujeron un modo de
vivir radicalmente distinto y destruyeron una larga continuidad material y cultural. En lugar de usar el antiguo
espacio para vivir, construyeron una ciudad restringida al modelo europeo. Actualmente la metrópoli, de nueve
millones de habitantes, ha reocupado el entero espacio anterior de manera totalmente distinta. No obstante, resulta
asombroso observar, admirando en el presente volumen, las fotos de vistas aéreas, cuántas huacas imponentes
todavía subsisten en partes centrales de la ciudad, de las cuales un transeúnte por las calles poco o nada se da
cuenta. Y, lo que Gavazzi reitera de subrayar, la sociedad moderna todavía se aprovecha de antiguas acequias y
hasta de caminos, un hecho observado también en otras ciudades antiguas del mundo.

Al tratar de entender y explicar cómo los antiguos habitantes y sus dirigentes podían haber entendido sus pueblos
y templos en sus contornos, Gavazzi, con mucha razón, recurre al concepto de ceques y su organización de huacas.
El sistema inca fue de importancia capital, del cual los españoles pronto se dieron cuenta en el Cuzco, capital del
imperio Inca. Documentaron 41 direcciones, los ceques, desde la posición dominante del Templo del Sol central
hacia todo su horizonte. A ellos fueron asociados 328 huacas como lugares de culto; es decir, había un promedio
de ocho huacas por ceque, pero este número podía divergir mucho según la importancia del ceque. Aunque hay
documentación de solamente un otro sistema de ceques, más tardío y menos detallado, sí tenemos acceso a varias
otras descripciones coloniales de organizaciones sociales-rituales que claramente fueron basadas en sistemas de
ceques. Seguramente, el conjunto de los tres valles limeños también tuvo su sistema o sistemas de ceques, uno o
algunos de ellos con rol principal y otros de valor secundario. Un centro de ceques habría estado en el conjunto de
Pachacamac con su Templo del Sol. Un cronista temprano limeño refiere al sistema cuzqueño para describir como
ceque al camino ritual que iba de Lima al Cuzco. Claramente el concepto de ceque fue importante en la región
costeña y, si pensamos en la posibilidad de cierta reconstrucción, vale la pena preguntar primero qué funciones
Nevado Pariacaca uu

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Introducción

E
n octubre de cada año, la ciudad de Milán acoge la procesión de Lima conocida como el Señor de
los Milagros y el arzobispo realiza el acto litúrgico en el Duomo. Por el camino trazado, que se
repite todos los años, la cofradía, vestida con traje morado, avanza lentamente sujetando el altar de
madera maciza con la representación de la crucifixión hacia la plaza de la catedral de mármol rosado y
celeste. Acompañan a la procesión mujeres sahumadoras, con velo y encaje blanco, cantando, rodeadas de
inciensos, y el cortejo compuesto de millares de devotos. El recorrido se detiene frente a varias estaciones
donde diferentes comunidades presentan orgullosamente sus danzas y atuendos tradicionales. En los
bordes del recorrido flanquean a la procesión incontables ambulantes que venden tamales, jugos tropicales,
anticuchos y pequeños recuerdos de la festividad religiosa. Atestados entre cantos, rezos, invocaciones,
sahumerios y ofrendas urbanas, todos desean acercarse a la figura del altar milagroso. Millares de teléfonos
se levantan para tomar una foto. El espectáculo resplandeciente y multitudinario detiene la respiración de
quien lo mira, pero pasa casi desapercibido para los transeúntes milaneses acostumbrados a moverse y
reconocer otro espacio urbano. Pocos se detienen a observar las aproximadamente 20 000 personas que
participan en un rito cuya dimensión real y simbólica se incrementa anualmente.

A pesar de que el calendario ambrosiano invita a compartir sus recurrencias, el corazón de las celebraciones
andinas continúa siendo el Señor de los Milagros. Los fieles de Lima comparten la misma religión que los
milaneses, pero celebran otra fiesta. ¿Por qué lo hacen? En un territorio cada vez más secularizado, la
tradición va creciendo y se propaga en otros países, proyectando el culto internacional. ¿De dónde procede
el éxito de una procesión que atraviesa el océano y se reproduce con centenares de cofradías en alrededor
de 30 naciones? El Señor de los Milagros, como la Virgen de Guadalupe, es una deidad morena. Hijo de
esclavos negros originarios del barrio limeño de Pachacamilla, desarrolla la devoción en los albores del
siglo XVII gracias a una imagen milagrosa capaz de proteger de los temblores. El culto, que los negros van
perpetuando en la época de la crisis demográfica posterior a la Conquista, encuentra su remoto origen en
el valle del río Lurín. En el estuario de este río surge la sede del centro ceremonial del oráculo antiguo y
respetado por milenios en todo el mundo prehispánico: Ychsma, luego Pachacamac, en quechua, «creador
de todo el mundo». Señor de los temblores y de los milagros.

Pachacamac es un progenitor ancestral dotado de un corpus mítico narrado de manera persistente. Según las
fuentes etnohistóricas, se manifiesta siempre con un carácter poderoso. Por ejemplo, se le relaciona con mujeres
influyentes: es casado con Urpay Whachac, diosa generadora de los peces; Pachamama, la madre tierra que
personifica la fecundidad, y con Mama, divinidad nacida de la confluencia de dos ríos. Sus cuatro hijos viven
en Chincha, Mala, Andahuaylas y junto al inca Túpac Yupanqui. Sus innumerables aventuras en el valle del
t Acllahuasi,
río Lurín se asocian al apu Pariacaca, la montaña sagrada más conocida de la sierra central, responsable del
Pachacamac

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origen de muchas cuencas fluviales y epicentro de la mitología costeña. Observando con atención detrás del Atenas o Damasco representan modelos de ciudades históricas continuamente habitadas durante miles de
éxito visible del Señor de los Milagros, que camina por el mundo en el siglo XXI, se encuentra la fuerza ctonia años. El núcleo histórico de ambas ha crecido hasta definir la ciudad moderna y, en el tiempo, la metrópolis
e invisible del Señor de los Temblores. Un culto de semejante pasado posee las condiciones suficientes para contemporánea. Quien recorre sus calles no lo sabe. Pero, cuando mira sus formas, ellas revelan la
extenderse con suerte en cualquier lugar. Pero, ¿existe aún su memoria originaria? identidad de la antigua estructura. El sistema reticular que Lima ha generado a lo largo de cinco mil años
no se asemeja a la noción tradicional de una ciudad, y tampoco desea hacerlo. Sin embargo, la estructura
Quien recorre en la actualidad el centro ceremonial de Pachacamac descubre que, más allá de la tradición muestra la evidencia de una planificación compleja con un diseño visible y coherente. Bajo y antes de la
global que lo difunde en el mundo, existe una memoria latente desconocida en el presente. Atravesando Lima Metropolitana existe una Lima prehispánica que determina su forma originaria. ¿Cómo reconocerla
las decenas de conjuntos y estructuras ceremoniales de arcilla, antes de acercarse a la parte más elevada y devolver su memoria al presente?
-el Templo del Sol inca- infinitos recorridos se abren progresivamente a la vista mostrando un sistema
extensivamente conurbado y planificado en cada elemento. Desde la cumbre del templo, una inmensa Esta investigación nace con el propósito levantar la capa contemporánea de una metrópolis, entre las
nervadura, que conecta decenas de templos en todo el espacio urbano, se revela en toda su magnitud. más antiguas y complejas, para develar la forma de sus orígenes. El trabajo trata de explicar cómo la
planificación, única y desafiante, ha sido siempre capaz de renacer de las destrucciones construyendo
Mirando el norte, se reconocen los restos de una gran muralla que marca el recinto de ingreso al monumento. relaciones permanentes. La evolución de sus centros ceremoniales, edificadas en el 3000 a. de C., atraviesa
Al sur, en cambio, el promontorio del Templo del Sol baja hacia el estuario del río Lurín que alimenta la cada época edificando un mundo basado en la fuerza y en la renovación cíclica de la naturaleza animada.
vasta planicie. El contraste entre las estructuras arcillosas color vainilla y los cultivos verdes está marcado Su origen sigue renaciendo en las tradiciones de hoy. El universo mítico de Pachacamac camina, en el siglo
en cualquier estación y evidencia la presencia constante de agua en el valle. Más al este, se reconoce el XXI, sobre las calles de Milán bajo el Señor de los Milagros, porque su memoria ha sido grabada en la
principio de las montañas, presentes con montículos y lomas a poca distancia. Al oeste, visible solo desde materia cíclicamente renovable, volviéndose indestructible.
algunos espacios elevados y detrás de una curva, se observa el mar.
La edificación de Lima prehispánica es la construcción perpetua de una telaraña de caminos y canales
La posición estratégica entre el mar, la tierra, el río y la montaña no pasa desapercibida de los primeros que han unido tres ríos, tres climas y múltiples etnias en un sistema armónico y unitario. Su forma,
pobladores de Pachacamac. El centro es destinado a transformarse en el polo religioso más relevante de inventada donde ni el agua existía, ha transformado un desierto inhabitable en un paisaje de inmenso
toda la costa andina y a mantener el poder atractivo durante mucho tiempo. Estos factores inducen a los valor económico, ambiental y estético. Como las buenas ideas duran más que las personas, los caminos
españoles del siglo XVI a construir la capital y el puerto principal en el cercano valle del Rímac. perduran más que los edificios. Sus líneas, creando una trama invisible, dejan en la tierra una traza
indeleble. Este libro devuelve su historia.
Observando desde el río Lurín hasta el norte, es fácil preguntarse si ese paisaje prehispánico es único o si
refleja una parte de la organización general de un conjunto. En la actualidad, Lima Metropolitana cubre una
superficie que no permite contestar a esta interrogante. En la mirada se extiende hacia el infinito en todas las
direcciones, la cuenca de tres ríos. Su forma parece la palma de una mano abierta entre la cordillera y el mar.
Los ríos tienen las características de los oasis fluviales andinos que delimitan estrechas fajas territoriales
densamente vegetales. Este fenómeno, sin embargo, no explica cómo viven nueve millones de habitantes en
un desierto. Resulta difícil entender cómo Lima, en una de las tierras más áridas del mundo, alberga por
doquier pequeños parques bien cuidados. ¿De dónde proviene el agua para regar tantos árboles?

El censo arqueológico contemporáneo del área comprendido desde Ancón hasta Pachacamac y desde el
litoral hasta los valles medios de Chillón, Rímac y Lurín indica la existencia aproximada de 400 sitios
construidos y habitados en la época prehispánica. Solo algunos han sido estudiados y, muy pocos, protegidos
y puestos en valor. Los habitantes de Lima no son conscientes de más de cuatro y desconocen la ubicación
de ellos. Lima prehispánica no forma parte del imaginario metropolitano. Sin embargo, su estructura es
milenaria y la presencia de tantos sitios arqueológicos, canales y caminos de comunicación son la evidencia
histórica de la alimentación de un sistema territorial de 2,600 kilómetros cuadrados. ¿La infraestructura
contemporánea es hija del antiguo proceso de planificación? ¿La traza de Lima Metropolitana comprende
la memoria prehispánica?

Un espacio urbano o territorial adquiere una imagen visible y coherente cuando, debajo y antes de
su crecimiento, la comunidad ha pensado su sistema y ha generado un imaginario común. Venecia fue
inventada donde ni la tierra existía. Su forma totalmente libre, determinada por prófugos terrestres, revela
un mundo construido para bibliotecarios, médicos y alquimistas.

Detalle de uncu. uu
Huaca Pucllana.

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Tramas de la costa central
y recorridos del imaginario espacial
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Tramas de la costa central
y recorridos del imaginario espacial

Soy ciego y nada sé


Pero preveo que son más los caminos

Jorge Luis Borges

1.1. Refundación y secularización del territorio

El 18 de enero de 1535, con el nombre de Ciudad de los Reyes y en honor a los


Magos, fue bautizado el territorio a la orilla sur del río Rímac, perteneciente al
curacazgo de Taulichusco. Sobre este espacio se desarrollaría rápidamente un
damero urbano cercado de 117 manzanas destinado a transformarse en la capital
del Virreinato del Perú. Sin embargo, a menos de un siglo después de la fundación
oficial española, el lugar se transformó y volvió a ser reconocido por su nombre
prehispánico procedente del oráculo cerca del río Rímac, conocido en quechua
como «el hablador»: Lima1. La elección del lugar no fue casual. Taulichusco,
en quechua «el que maneja el agua»2, era el curaca inca de Lima designado por
el gobierno de Cusco para la administración de las tierras anan, altas y lurin,
bajas3. En su residencia, construida próxima al río, se encontraban las bocatomas
principales que controlaban el flujo de varios canales de riego4. Apoderarse de
ese espacio significaba controlar el agua de una región vasta y desértica. Pero,
¿por qué asentarse en el desierto? ¿Qué territorio encontraron los españoles?
¿Se trataba de un conjunto de centros ceremoniales sobre una costa árida o de
un paisaje verde y planificado? ¿Existían cultivos independientes o un sistema
agrario organizado e hidroalimentado?

El paisaje que se abre a la mirada de los conquistadores define un escenario


difícilmente comprensible para la mente europea del siglo XVI. Los oasis fluviales
de los ríos Chillón, Rímac y Lurín, canalizados e interconectados en una vasta
llanura de múltiples cultivos, no corresponden a ningún tipo de planificación
territorial conocida en Europa. El diseño, el manejo y el mantenimiento del
territorio andino responde a nociones sedimentadas en un proceso histórico que Plano de Lima. Mediados del siglo XVI
u

los conquistadores no reconocen ni entienden. Entonces, ¿qué observan ellos en (Ramas, 1986)

la realidad prehispánica? La ciudad de los reyes. Guaman Poma u


de Ayala 1986 (1613)

Lomas de Lachay uu

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Las descripciones de los cronistas de la nueva capital reconocen la bondad del clima, de la agricultura y
de los riegos; pero se limitan a la nueva fundación. Pedro Cieza de León y el Inca Garcilaso, por ejemplo,
admiran «las buenas casas», las calles «anchas y derechas» del planeamiento urbano, acequias y jardines
«muchos, frescos y deleitosos»5. El objetivo de ellos es mostrar la calidad del nuevo espacio urbano.
No se preocupan de dónde viene la organización de los campos de cultivo o el sistema canalizado del
agua de matriz prehispánica. La red territorial andina, que determina una morfología esencial para la
supervivencia, es invisible a sus ojos.

La posición de los autores refuerza la imagen de la nueva capital de ultramar y no identifica el aporte
cultural relevante de la forma visible del paisaje. Para los ojos de Enríquez y Zárate6 la Lima de Taulichusco
carece incluso de arquitectura residencial permanente. Cieza de León7, en cambio, observa edificios
hechos en adobe con techo plano que formarán parte de una tecnología de construcción adoptada en la
época virreinal. Bernabé Cobo reconoce la existencia de tres hatun llacta, centros urbanos principales,
correspondientes a grupos humanos de 10 000 familias: Carabayllo y Maranga en los valles de Chillón y
Rímac, respectivamente, y Artamatambo o Surco en el camino hacia Pachacamac. En el último, Cobo8
señala «casas del curaca con las paredes pintadas de varias figuras» huacas, lugares sagrados y otros
edificios. Registra, además, que el oráculo del Rímac, sede de la fundación española, se encontraba cerca
de la huaca Maranga. El padre Calancha9 informa que, en el camino de Limatambo a Maranga, existen la
huaca de Mateo Salado y de otros caciques. A pesar de la abundancia de textos que reconstruyen la historia
de Lima a partir de la llegada de los españoles, escasa atención es dedicada a una geografía poblada por
centenares de millares de habitantes. La región pasa desapercibida en su organización territorial de campos
FOTO HUACA de cultivo, sistemas de riego y caminos. Su infraestructura invisible conecta tres ríos, decenas de canales
y centenares de derivaciones hídricas que, por siglos, siguen abasteciendo a las áreas edificadas según una
malla reticular ligera y continua. Se trata de un sistema conectivo de más de 1 200 km cuadrados.

El damero de la refundación española se superpone, de esta manera, a un diseño ya existente de caminos


convergentes hacia el río Rímac, que modifica el crecimiento de la ciudad y determina su desarrollo sucesivo.
El paisaje habitado corresponde a la geografía de chala desértica intensamente canalizada y cultivada para
generar un ambiente cubierto de vegetación. A pesar que las condiciones originarias de los valles no favorecen
aparentemente el asentamiento, los primeros pobladores empiezan a transformar el espacio originando en el
tiempo un hábitat equilibrado a partir de tres elementos fundamentales: el mar, el clima y los ríos.

El mar de la costa central es uno de los más ricos en recursos pesqueros del mundo. La cantidad
y variedad de pescados y mariscos10 ha inducido a cazadores y recolectores de muchas épocas a
instalarse cerca de la costa de Lima. Pescadores y mariscadores desde el río Casma hasta el río Mala
han aprovechado de la elevadísima variedad alimenticia del mar, permitiendo una ocupación muy
temprana de muchas áreas de los valles.

El segundo elemento es el clima. La geografía estrictamente andina de toda la costa se encuentra en la región
de Lima. El desnivel entre los litorales y las cumbres es elevado y establece cuatro capas bioclimáticas: el
litoral, el desierto, las lomas y las zonas andinas. A pesar de la escasez de lluvia y la aridez del trópico, la
alta humedad atmosférica y las corrientes frías del Humboldt del Pacífico inducen a un clima mite11, cuyas
temperaturas permanecen estables12 y permiten la propagación de flora y fauna terrestres.

El tercer elemento es representado por los ríos. Chillón, Rímac y Lurín, que proceden de la misma cuenca
hidrográfica de la región andina central, configuran un marco natural homogéneo que hace posible la
aparición de oasis fluviales fácilmente conectables en la planicie. La flora de carrizo, caña brava y totora,
así como el junco, la sacuara13 y la fauna fluvial generan abundantes recursos para un hábitat propicio para
la subsistencia humana.

t Qhapaq Ñan en
Pachacamac

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La inigualable riqueza del mar, el adecuado clima mite y los oasis fluviales obstante, la recolección de los mitos sobre los dioses y hombres de una sierra como la de Huarochirí,
permiten el reconocimiento de la región como un territorio favorable para la que forma el patrimonio ancestral de la cuenca hidrográfica de los valles de Lima, revela algo nuevo. Los
generación muy temprana del paisaje. Las comunidades usan estos elementos, personajes que Ávila desea extirpar no están representados en templos, sino materializados en el paisaje.
comprenden los mecanismos que los generan y respetan sus normas, replicándolas Los antepasados no son ídolos, sino montañas, lagunas, rocas y ríos. Forman parte integrante de una
en sus asentamientos. La imagen dinámica del territorio vivo y transeúnte se geografía sagrada que, a través de los ciclos geoclimáticos y biológicos, determinan el territorio mucho
desarrolla y consolida lentamente por milenios hasta generar sociedades con antes de la llegada de los seres humanos. ¿Cómo hacer para eliminarlos?
actividades agrícolas y ganaderas progresivamente integradas en la red biótica
Cuando José María Arguedas traduce y publica el manuscrito quechua18, descubre y registra un mundo
natural. La culminación de ese proceso, generado por la comprensión profunda
mítico donde dioses y hombres dialogan en el mismo armónico entorno natural. Los personajes de los
de las variables bioclimáticas que determinan los equilibrios bióticos del valle, se
relatos se mezclan con los elementos propios del paisaje y logran incorporarlos, incluso, en sus topónimos.
interrumpe con la nueva fundación española. Pero, su forma originaria ya está
Sus aventuras son reales y quedan marcadas en el paisaje animado por numerosas acciones: «dioses y
trazada. ¿Qué encuentran entonces los españoles en Lima?
héroes, símbolos de pueblos, realizan prodigios, vencen o son derrotados; construyen acueductos y levantan
El curacazgo inca de Taulichusco es solo una parte de una planificación reticular andenes sobre los abismos, tocan instrumentos musicales»19. Pero, no solo se trata del descubrimiento de
vasta que comprende otros sistemas urbanos como Maranga, Mateo Salado, una visión cosmocéntrica, donde la naturaleza define y gobierna las leyes de las sociedades humanas. La
Limatambo y Armatambo14. Parte, a su vez, de la región Pachacamac, alrededor comunicación que el hombre andino establece con las fuerzas naturales y supernaturales no es intelectual.
de huacas, centros ceremoniales de varia dimensión, asentamientos residenciales, La relación mental con el mundo exterior es una experiencia emocional. Esta se ha plasmado en el paisaje
áreas productivas, zonas de abastecimiento y administración, conectada por y ha generado múltiples puntos de vista sobre la realidad. El modo andino de pensar, ver con el espíritu
caminos, canales de riego e infraestructuras de comunicación. y comprender con el corazón generan una cosmovisión cuya dimensión cognitiva se revela difícilmente
destructible por una manera de interpretar el mundo que solo usa la razón para contrastarlo.
Los núcleos urbanos y las conexiones existen en la malla territorial en una
superficie 50 veces más grande de la nueva fundación. Tres ríos y sus derivaciones Desde este punto de vista, el plan español de eliminar definitivamente nociones, costumbres y hábitos
abastecen el área poblado por más de 200 000 habitantes15 con una densidad indígenas derivados de las leyes de los ecosistemas andinos tropicales está destinado a fracasar. Sin
variable, compuesta por dos macroetnias diversificadas y agrupadas bajo el embargo, la extirpación de idolatrías, emprendida por Ávila a principios del siglo XVII sobre el territorio
señorío Colli y el centro religioso Pachacamac en los valles de Chillón y Lurín, y sus culturas, es un hecho histórico real.
respectivamente16. No solo el territorio está intensamente poblado. Su lenguaje
Siguiendo el camino inca Qhapaq Ñan, que conecta Pachacamac con Jauja y Cusco y atraviesa toda la
describe una geografía viviente capaz de evolucionar constantemente en los
sierra, el 27 abril de 1610 Ávila llega a Huarochirí y se dirige hasta el nevado principal de la cordillera. El
proceso de planificación. La continuidad milenaria corresponde a un paisaje
apu Pariacaca es un reconocido progenitor ancestral de las etnias indígenas de esa región. Su mitología
reconocido como sagrado y habitado por una mitología animada. Por esta razón,
muestra un héroe cultural que supera y derrota cada antagonista. Hacia el oeste su nevado forma la cuenca
solo la forma de conquistar es secularizar.
hidrográfica que comprende tres ríos de Lima: Rímac, Lurín y Chillón. Presentado como uno de los dioses
Túpac Ynga hablando con las principales por el texto Dioses y hombres de Huarochirí, el imaginario de esta divinidad constituye un
huacas. Guaman Poma de legado de memorias que acontecen en un paisaje real, cuyos lugares existen hasta ahora. La determinación
1.2. La memoria del paisaje animado Ayala 1986 (1613)
española de erradicar cada creencia se materializa en la destrucción de los elementos que evidencian un
culto sobre la montaña: ancestros, huacas, ofrendas, altares. Todo es quemado para eliminar lo sagrado del
La conquista española de Lima no significa solo una nueva dominación política,
paisaje visible 20 . ¿Qué significa tratar de borrar un personaje mítico cuya influencia determina la misma
sino la superposición físicamente visible de una idea distinta y ajena del mundo.
forma del paisaje? ¿Es posible eliminar una montaña?
Por un lado, se manifiesta en la posesión del espacio material: la destrucción
sistemática de templos, santuarios y oráculos anticipa la sustitución de la Pariacaca, en quechua «roca rojiza»21, es la divinidad más conocida de la mitología de Huarochirí. Su
arquitectura de la nueva dominación. Por el otro, el gobierno de un territorio aspecto majestuoso y dominante en el entorno geográfico justifica este reconocimiento. Los eventos
implica también la dominación del imaginario inmaterial. Los emblemas visuales que ocurren alrededor del personaje, sin embargo, no solamente determinan la cosmovisión, sino que,
de una nueva religión −por naturaleza iconográfica− se imponen sobre las literalmente, dan forma al territorio. Pariacaca, «nacido de cinco huevos»22, triunfa sobre la divinidad rival
prácticas antiguas y lugares sagrados. Al principio del siglo XVII, sin embargo, de Huallallo Carhuincho y las etnias de los yungas, ordena las huacas y las aguas, crea canales, nombra
cuando en los templos cristianos las ceremonias siguen manteniendo un patrón pueblos, petrifica dioses y domina los elementos de la naturaleza, dejando siempre un signo visible de sus
prehispánico, los dominadores entienden que las iglesias no han eliminado las hazañas23. A cambio del amor de Chuquisuso construye las acequias de su comunidad. Protegiendo a los
huacas. Construir nuevos templos y animarlos con ceremonias distintas no ha yauyos de la sierra expande progresivamente su culto hacia las culturas de la costa.
transformado la memoria andina. Es necesario, entonces, secularizar el territorio
para desarraigar el pasado. La montaña que el mito materializa corresponde geográficamente al centro de una cuenca hidrográfica
mayor: su dúplice cumbre de alrededor de 6 000 msnm entre Lima y Junín alimenta directamente los
El proceso de extirpación de idolatrías emprendido por Francisco de Ávila tiene valles de los ríos Lurín, Mala, Cañete y Mantaro, e indirectamente, Chillón y Rímac. El camino inca que
el objetivo de sustituir la cosmovisión andina con el imaginario español17. No lo alcanza se origina en Cusco, se dirige hasta Jauja y luego al centro ceremonial más importante de toda la
Valle de Lurín uu

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costa: Pachacamac, «hacedor del mundo». Este, que constituye en cada época como el núcleo más atractivo
de todas las etnias de la costa y determina el mayor sistema urbano sagrado de la región, depende de un
apu originario. La mujer de Pachacamac es Urpayhuachac24, hermana de Pariacaca.

Las montañas como divinidades germinan y dominan el territorio en conjunto y Pariacaca no genera el
paisaje en forma autónoma: la red de acciones que une a los dioses da la forma visible al mundo. Cuniraya
Viracocha, por ejemplo, actúa con las propiedades de un río: «Este hombre tenía poder sobre todos los
pueblos. Con solo hablar conseguía hacer terminar andenes bien acabados y sostenidos por muros.
También enseñó a hacer los canales de riego arrojando en el barro la flor de una caña llamada Pupuna»25.

El dios Collquiri también se manifiesta como un río: «fue caminando debajo de la tierra durante cinco
días… y caminado así, salió, arriba de Yampilla, cerca. El manantial que se formó en ese lugar lleva, hasta
ahora, el nombre de la mujer [de Collquiri], Capyama»26.

Los personajes de Huarochirí no se aíslan de la realidad natural: a veces la incorporan corporalmente, otras
se transforman en agua o piedra y otras vuelven a tomar forma humana. Pariacaca es, al mismo tiempo,
una montaña, un dios, un mendigo camuflado y ejerce su soberanía con diferentes aspectos. Cuniraya
y Collquiri aparecen como personificaciones de elementos hídricos y son los ríos mismos. Cuando el
narrador de los mitos presenta la memoria que Ávila recoge, muestra un universo animado donde dioses
y hombres interactúan en el mismo plano, quedando grabado los eventos en la materia visible del paisaje.
No solo los dioses y los hombres forman parte del entorno, sino también la historia que ellos componen.
Por esta razón, el territorio habitado por el mito es un texto: cuenta la historia que la mirada andina
reconoce y recupera. La red biótica en que la mirada andina está entramada es el resultado de esta visión
que atribuye a los elementos naturales no solo una conciencia actuante, sino también un poder divino que
crea y trasforma el espacio en el tiempo.

El camino inca que sube a Pariacaca, conocido por muchos cronistas27, es un ejemplo de esta manera de mirar
el mundo. Considerado como una de las rutas principales que conecta la capital inca, Cusco, con la región
sagrada de Pariacaca en la sierra central y el santuario de Pachacamac en la costa, el recorrido determina
una comunicación necesaria entre los nudos ceremoniales más importantes de diferentes regiones. Se
trata del camino más antiguo que comunica Jauja con Pachacamac, conocido en el Horizonte Medio e
incorporado sucesivamente en la planificación inca del Qhapaq Ñan como la ruta del Chinchaysuyu. La
arteria atraviesa la costa desde Pachacamac, subiendo por el río Rímac, hasta la cordillera, articulando
en el camino lagunas sagradas, rocas ceremoniales y otras áreas sagradas, cuya historia es trasmitida en
el imaginario de los habitantes. La laguna Mullucocha, por ejemplo, o el reparo rocoso que se levanta en
Chuchimachay que alberga pinturas de llamas, hacen referencia al sistema de creencias remotas que el
manuscrito de Huarochirí devuelve a la vida como historia grabada en la materia.
Los eventos históricos de afirmación de la etnia serrana de los yauyos sobre los yungas de la costa 28 quedan
reflejados en los lugares sagrados, morfológicamente determinados por los eventos de los combates, alianzas
y trasformación de los dioses mismos. La laguna Mullococha, por ejemplo, nace por la lluvia que Pariacaca
origina para recubrir la residencia de Huallallo Carhuincho después de haberlo derrotado. Huyendo,
Huallallo «se enterró en una montaña llamada Caquiyoca»29 haciendo aparecer una gran serpiente de dos
cabezas que Pariacaca petrifica con una vara de oro. Sus huellas todavía se pueden apreciar en la montaña.
Quien viaja por el camino, recorre materialmente la memoria de estos acontecimientos30. Al incorporar
un territorio en su expansión hasta la costa, los incas integran también el paisaje cultural y ancestral allí
inscrito. La evidencia de un pasado diferente, sin embargo, sigue vivo en el imaginario de los habitantes,
que, por siglos, continúan habitando esa región como el resultado geográfico de eventos míticos.

Al bajar a la costa, dioses como Cuniraya Viracocha toman forma de un río y diseñan el resto del paisaje31.
Pariacaca dirige la expansión de los yauyos hasta los valles de Rímac y Lurín combatiendo la suerte mítica
Doble cúspide u
del apu Pariacaca

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de su adversario Mamañamca. Parte dejando a su hijo para vigilar la producción de coca de los valles de
Sachica, Sontoya, Chichima, Mama, Huallocalla y Sucycancha 32.

Las evidencias arqueológicas a lo largo del camino inca y alrededor de Pariacaca consolidan la imagen de un
territorio yauyo planificado e integrado en la época Inca. Claros ejemplos se observan en sitios del Intermedio
Tardío como Picapirca en Ocsha, el sitio inca de Huachipampa en San Lorenzo de Quinti, Tambo Real y
Tambohuay en Tanta y el sitio termal de Baños en la confluencia del río Cañete con la laguna Mullucocha.
Desde la época Arcaica, la pintura rupestre de Cuchimachay en los orígenes del río Cañete, las expresiones
de Chuspicocha en Tanta Vieja y las imágenes de Arcapata en el límite de Cañete y Mala constituyen otra
evidencia del uso ceremonial del área desde época remota. También la arquitectura funeraria yauyo de la
región33, los canales de Moya, así como las bocatomas, apachetas y mojones34, son testigos actuales de una
forma de habitar ritualizada en un paisaje diseñado por las fuerzas míticas de la naturaleza.

1.3. La geografía dendriforme

El caso de la región de Pariacaca es fácilmente asociable a sus mitos de origen. Pero, la influencia de esta
montaña es más compleja y se extiende a todas las cuencas de Lima: por un lado, la relación, aunque
conflictiva, entre etnias serranas y costeñas es intensa; por el otro, la inevitable necesidad de intercambio
de productos.

Mirando con detenimiento los cambios climáticos y geográficos que progresivamente se muestran al bajar
a la costa, aparecen formas económicas y estructuras sociales distintas, pero intensa y constantemente
conectadas. El clima de la costa es influenciado, desde el oeste, por la temperatura marina y, del este, por
la cantidad de agua que fluye de la sierra.

Los efectos oceánicos son, en principio, determinados por el movimiento de aguas profundas: la corriente
de Humboldt. Esta enfría la costa, reduce la evaporación atmosférica y las lluvias y eleva la cantidad de
plancton en el agua. La abundancia de recursos marinos induce a la sedentarización y asentamiento en la
región desde muy temprano y se conjuga con la progresiva construcción del territorio agrícola propiciado
por una temperatura mite y la humedad constante.

Los efectos que proceden de la vertiente oriental de la sierra se miden por la cantidad de agua que los
ríos llevan a la costa. La variación estacional de las temperaturas de la sierra determina la cantidad de
agua disponible en los ríos. Pero, más allá de una estación seca y una lluviosa en la sierra, este fenómeno
define la polaridad entre los climas. En el curso de la evolución climática, la reducción o el aumento de
las temperaturas en la sierra ha cambiado de forma opuesta las condiciones en el territorio costeño. El
enfriamiento produce en la sierra una reducción del hábitat serrano, el aumento de las precipitaciones
y, por el contrario, mejoras en el hábitat costeño. El calentamiento origina en la costa el fenómeno de la
esicación, incrementa la desertificación que reduce el hábitat y, de manera opuesta, en la sierra favorece y
acrecienta el uso del territorio.

Este fenómeno ha generado un vínculo importante y estable entre los pobladores de la costa y sierra, a
veces en conflicto; pero siempre en contacto para mantener el equilibrio entre las dos geografías. La costa
constantemente ha dependido del agua de la sierra para sobrevivir y la sierra continuamente ha necesitado
la pluralidad de productos que los oasis fluviales produce gracias al desarrollo del policultivo. Se trata de
un vínculo dinámico que, en el tiempo, ha favorecido ambos contextos35 .

La costa central de Perú presenta una geografía única bajo muchas aristas. Los tres ríos que unifican la
planicie de la región de Lima muestran una morfología capaz de explicar por sí misma el desarrollo de una
t Cascada del camino economía compleja desde épocas tempranas.
Qhapaq Ñan

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En el plano geológico, la intensa actividad volcánica ha deformado las rocas y ha generado el anticlinal de proximidad del elemento montañoso determina también un cambio del clima local, cuya menor humedad
Lima, una forma de relieve que ha recibido los sedimentos de los ríos. La generación de terrazas aluviales modifica las formas de vida.
ha conectado las áreas delimitando una región homogénea para los asentamientos. Sin embargo, la
Las cinco subregiones no corresponden a entidades separadas, sino a un organismo territorial unitario
presencia de la intensa actividad sísmica −causada por el movimiento de la placa oceánica y la placa
cuyas extremidades resultan geográficamente distintas −cordillera y mar− pero cuya disposición genera
continental− ha producido una geografía local variable. A pesar de la continuidad geomorfológica las
una transición homogénea.
tensiones sísmicas y la variedad de las rocas subyacentes han determinado la evolución constante de la
organización territorial. El flujo de los ríos Chillón, Rímac y Lurín da vida a un territorio dendriforme cuyas ramificaciones
constituyen un diseño orgánico y comprensible. Los valles son el resultado cultural de un proceso
Desde una mirada geográfica, las regiones andinas chala, chaupi yunga y yunga de Lima36 corresponden a
geoclimático complejo, pero reconocible con los cuales los habitantes dialogan. Las formas geológicamente
cinco diferentes subregiones: litoral, llanos, lomas y colinas, valles y quebradas y cordillera.
definidas por las relaciones de los diferentes elementos de la naturaleza, como en un árbol, adquieren una
El litoral, primera subregión, está compuesto por extensas playas de arenales eólicos y aluviales alternadas morfología determinada por el movimiento constante del agua en el ciclo estacional.
con algunos roquedales. Allí la cantidad de plancton de profundidad, que sube con la corriente de agua
De la sierra al litoral el flujo se ramifica por el trabajo de la misma naturaleza y por la planificación humana
fría, genera un ambiente propicio para la recolección de moluscos y el trabajo sobre piedras. Dos islas
que mantiene en equilibro los procesos bióticos.
bordean el litoral: San Lorenzo y El Frontón, que constituyen una cadena geográficamente conectada con
el Morro Solar, Pachacamac y Perrón frente al estuario de Lurín. El litoral incluye también los ecositemas El territorio se mantiene dendriforme gracias a este constante intercambio de fuerzas donde el movimiento
de los humedales: áreas permanente o estacionalmente inundadas donde conviven, en una superficie del agua por ríos y canales permite el flujo de vida. Asimismo, conserva en su materia la huella de los
relativamente reducida, varios conjuntos de flora y fauna. Medio Mundo, Paraíso, Santa Rosa, Ventanilla, acontecimientos, los traduce como mitos, los recompone entre pisos ecológicos y los transmite a las
Villa y Puerto Viejo constituyen los principales humedales de Lima37. generaciones sucesivas gracias a la forma del paisaje.
Los llanos centrales, segunda subregión, son grandes depósitos aluviales sobre una geomorfología mixta La dimensión de este punto de vista hace posible entender cómo las sociedades andinas se han relacionado
donde los conos deyectivos de los ríos predeterminan los asentamientos. Su ligera inclinación hacia el hasta ahora con el horizonte visible: la morfología de sus planificaciones es el resultado de factores
oeste es el resultado de un largo proceso de erosión, pero la cantidad de limo y agua en los cauces genera ambientales de su hábitat. Pero, ¿qué sucede a una escala inferior? ¿Cómo se manifiesta la noción de
el ecosistema de los oasis fluviales, propicios para el desarrollo de las culturas agrícolas. Los oasis se equilibrio ambiental? ¿Qué geometrías humanas adopta la red biótica en la arquitectura? ¿Qué formas
proyectan a menos de un kilómetro en dirección norte y sur desde el cauce de los tres ríos que cruzan asumen los espacios de Lima prehispánica?
la planicie, haciendo posible una vegetación multiarbustiva intensa, pero limitada en comparación a la
superficie desértica interfluvial. Es precisamente esta diferencia, visiblemente contrastante, entre la parte
próxima a los ríos y las vastas áreas secas que inducen a la creación de un sistema conectivo de canales y 1.4. El espacio interdependiente
drenajes de agua muerta. De la combinación de agua del río, agua subterránea y la elevada humedad se
alimentan los llanos centrales para atraer horticultores y agricultores. La forma de abanico38 del cono de Los canales que conectan Chillón, Rímac y Lurín, desde una perspectiva historiográfica, según
deyección principal de los llanos centrales ocupa una superficie muy extensa. Rostworowski41, constituyen los hilos conductores de las alianzas políticas y económicas. Si se observa,
por ejemplo, el canal de Ate, al margen izquierdo del valle bajo del Rímac y cuya bocatoma está cerca
Las lomas, tercera subregión, son colinas alrededor de las ramificaciones de la cordillera occidental. Sus del actual puente de Huachipa, recorre los distritos de Ate, Vitarte, La Molina y Surco42. Pero la red
formaciones de calizas y cuarcitas39, que se levantan desde los 200 hasta los 1 000 msnm, definen un general es más extensa. Algunas de las 20 canalizaciones aproximadamente, que existen en la parte baja,
ambiente distinto. Ahí la conjugación de la condensación de humedad y neblina con una temperatura fueron establecidas desde épocas muy tempranas. Solo en el área de Huachipa las rutas de los canales de
mite producen un microclima favorable para una vegetación endémica. La captación de las aguas regula Carapongo, Nievería y Huachipa43 corresponden a una planificación de caminos que se conectan como
el clima de los llanos orientales y genera un ecosistema faunístico singular para la costa desértica. De esta arterias en un sistema de huacas en San Antonio y otros 22 sitios relacionados en el Intermedio Temprano
manera, se trasforma 20 000 hectáreas de ambiente durante los inviernos y otras 50 000 hectáreas durante al sitio de Cajamarquilla44.
los fenómenos de El Niño, es decir, cuando sube la temperatura, hay presencia de precipitaciones, huaicos
e inundaciones que alteran dramáticamente el territorio dejando huellas visibles en la morfología general. La densidad de estos asentamientos, cada dos kilómetros de recorrido, y la cantidad de conexiones entre
ellos indican una planificación precisa.
Los valles y quebradas, la cuarta subregión, han sido recubiertas por depósitos aluviales procedentes
de la cordillera central y erosionados en los tramos inferiores por tres ríos: Chillón, Rímac y Lurín. Sus Los canales, por un lado, garantizan la administración de la distribución directa del agua. Concebidos
valles han generado ramales de quebradas tributarias que habitualmente no reciben agua y cuya sequedad como enlaces entre nudos planificados, usan la proximidad para la mejor distribución del recurso
reduce el proceso de erosión. Los cauces, en cambio, trasladan una cantidad significativa de detritos. En hídrico. Los caminos, por el otro, forman las alianzas económicas y sostienen los intercambios. Canales
esta subregión se observa la conexión entre la costa, expresada por una geografía de chala, y la yunga, que y caminos juntos conectan las huacas como arterias en un sistema dendriforme y generan macronexos
toma forma a partir de los 500 msnm con la vegetación de las lomas y la yunga fluvial40. entre conjuntos territoriales.

La cordillera, quinta subregión, incluye la vertiente occidental de los Andes que se caracteriza por la De esta forma, la huaca Mateo Salado está conectada con Maranga, con los centros de la sierra de Lurín y
presencia de laderas y crestas de la geomorfología andina. La inclinación de la vertiente permite el acceso con el centro ceremonial de Pachacamac. Asimismo, todo el sistema entre valles. Pero, ¿cómo se origina y
uu
inmediato de los habitantes en la costa y produce una cercanía geográfica inusual en el horizonte visual. La mantiene una planificación de esta complejidad? ¿Qué formas naturales se reconocen para diseñar el manejo
Laguna Mullococha
al pie del apu Pariacaca

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de los recursos? El mapa que origina el tejido es el mito que conecta la memoria antigua con la morfología del Que sea Carabayllo para el río Chillón, Mamas o Chillcas para el río Rímac o Achicocha, los lugares del
presente. Las 43 subdivisiones municipales de hoy, desde Ate hasta Pachacamac, son geográficas y ancestrales. manuscrito de Huarochirí corresponden a memorias míticas inscritas en la geografía. Viajar por los caminos
La extensión del damero colonial al crecer se va fragmentando sobre un espacio ya codificado y reconocible que alcanzan estos sitios significa, en efecto, recordar la historia inscrita en el paisaje y celebrarla ritualmente.
en su morfogénesis. El paisaje originario determina también su infraestructura y el mito lo codifica.
La visión andina del espacio es esencialmente interdependiente. Esta forma de observar se manifiesta en
Las huacas, identificadas de este modo, actúan en un sistema de acuerdos administrativos y políticos que tres contextos y niveles distintos de percepción: visible, reconocible e imaginable.
garantizan la distribución del agua y los productos. Esta reglamentación territorial tiene una estructura
reticular donde nadie domina; todos comparten la constante mediación. A diferencia de la sierra, donde El primer nivel perceptivo depende del escenario a la vista: todo elemento visible es causa y efecto de otro.
los productos de los diferentes pisos ecológicos inducen hacia la redistribución vertical de los bienes, la Por ejemplo, el Qhapaq Ñan de la época Inca, que conecta Jauja con Pachacamac, es la causa de muchos
economía en la costa muestra el desarrollo horizontal. La abundancia de actividades diferencia, desde asentamientos en la ruta hacia la costa. Estos, a su vez, son efecto de una estratificación milenaria de
temprano, las producciones y a las sociedades: ceramistas, pescadores, tejedores, agricultores y ganaderos, muchos centros planificados y lugares sagrados anteriores.
quienes acuerdan mutuamente el intercambio de productos. Los acuerdos generan rutas estacionales que El segundo nivel requiere el conocimiento más profundo del territorio. El mismo Qhapaq Ñan conecta
corresponden también a desplazamientos colectivos hacia lugares sagrados o eventos de celebración. el río Lurín con la red de otros ríos como Mala, Cañete y Cochas para llegar al río Mantaro53. A pesar
La red de caminos es el tejido de recorridos temporales y se activa cíclicamente según las fiestas. El que se trata de diferentes cuencas fluviales, muchas unidades ambientales y pisos ecológicos distintos,
calendario de la costa45 incluye celebraciones que, de zona en zona, replican el ciclo astronómico anual. la conexión establecida por el camino genera un ámbito de comunicación unitario. Las diversas partes
Las fiestas marcan un ritmo anual como réplicas de un marco cosmológico que se repite cada cierta época, son reconocibles y mantienen su identidad, pero forman un solo cuerpo como los elementos de un
como ha notado Luis Millones46. organismo. De esta manera, el Qhapaq Ñan aparece como el resultado de la planificación integral de una
infraestructura de comunicaciones de una etnósfera y biósfera formada por muchos ambientes, grupos y
La idea de fijar en el espacio los límites del tiempo conocido existe desde el mundo andino e inca con
productos interdependientes.
los ceques47. Estas orientaciones astronómicas, que en el mundo incaico reflejan la organización social
y política, originariamente forman el sistema vertebral de toda la geografía sagrada. Establecer una El tercer nivel de percepción procede de la mirada imaginaria que implica el punto de vista asociado a
referencia específica en el espacio para proyectar el movimiento codificado en un calendario es un tema la memoria. Cada huaca o lugar sagrado a lo largo del camino entre Pachacamac y Jauja −Hatun Xauxa
explorado abundantemente por la arquitectura ceremonial48. En los Andes, la necesidad de equilibrar según la fundación inca− es el resultado de la evolución histórica cuyas huellas se reflejan en la memoria
ciclos estacionales en múltiples geografías ha producido la búsqueda de un sistema armónico unitario. Las mítica grabada en el paisaje. Los acontecimientos de personajes como Cuniraya o Cauillaca en Pachacamac
medidas del espacio y tiempo, procedentes de las observaciones astronómicas y geoclimáticas, se traducen quedan petrificados en la morfología territorial o trasforman la fauna marina: el mito revive en los caminos
en el territorio donde cada elemento sensible se encuentra conectado como causa o efecto de otro. La antiguos en el momento en que son recorridos.
tierra es causa del crecimiento de las plantas y animales y efecto de la transformación de la montaña. La
Incorporando el mito que plasma el paisaje, los incas incluyen el pasado de las etnias de la costa central,
montaña es causa de la formación de la tierra y efecto de la ancestralidad de los antepasados míticos. Los
negocian su presencia en la región y sus alianzas políticas. Pero, el territorio, sujetado por la mirada
antepasados son causa de las relaciones humanas y efecto del ciclo biológico de plantas y animales. Las
originaria, es un paisaje sagrado creado por los mismos dioses y modificado por la presencia humana.
relaciones humanas son causa del territorio construido y efecto de una proyección de ciclos astronómicos.
El reconocimiento de esta cualidad trascendente del espacio depende de la capacidad andina de
Los ciclos celestes son causa de la forma del territorio y efecto de posición del clima en la tierra.
deducir e imaginar más allá de lo materialmente visible. Incluye la memoria, el imaginario colectivo y
En la cosmovisión andina, este mundo de relaciones es perpetuo y tiene confines geográficos precisos. la consciente capacidad deductiva de los fenómenos naturales. El desarrollo de esta mirada genera un
Estos, en el caso de Lima, son representados por el mar de Pachacamac, donde los personajes míticos de sistema geométricamente armónico reproducido proporcionalmente desde las formas del entorno natural.
Huarochirí terminan, y el lago Titicaca, espejo de agua donde la vida y los ciclos hidrográficos se originan49. La percepción del espacio sólido y de la materia construida surge del reconocimiento de fenómenos
interdependientes. Ningún elemento está geométricamente separado de otro o de su memoria originaria.
Esta geografía, que incluye numerosas condiciones geoclimáticas, se mantiene en equilibrio gracias a un
cohesionado sistema de relaciones medibles en el espacio. La red biótica andina es la interdependencia de los centros con sus nexos. A diferencia de la proyección
occidental, que separa antagónicamente centro urbano y periferia rural, la construcción de los paisajes
En la tradición de Huarochirí, sin embargo, este fenómeno existe también en el tiempo. En los relatos
sagrados depende de las relaciones con el entorno. El crecimiento reticular de núcleos construidos aparece
de Dioses y Hombres, por ejemplo, existen varios tiempos: el origen del mundo de Tamtañamca, del
como una progresiva transformación y generación de condiciones propicias para la regeneración de los ciclos
dios Huallocarhuincho y de los yungas costeños, de Pariacaca y de los huancas de la sierra, de los incas
culturales y bióticos. Actuando entre efectos y causas del clima, valles y sus pobladores, el paisaje se transforma
y el tiempo en que el mito renace en el relato50. Cada tiempo existe en el espacio y corresponde a un
y se reconstruye como un mapa de un sistema armónico mayor. Si la memoria de los acontecimientos está
relato o camino. El sendero de Chaupiñamca, por ejemplo, recorre desde Pariacaca hasta alcanzar el
inscrita en el paisaje, también el conjunto cíclico de los eventos en los fenómenos celestes. Acordar estos
sitio originario de Mama51. El de Runacoto se dirige hacia la montaña donde los ríos Rímac y Santa
dos mundos en una geometría unitaria es la función primaria de la arquitectura ceremonial que, en el caso
Eulalia se interceptan52. A Huaytacuri o Tutaykiri, hijo de Pariacaca y dios de las nubes oscuras,
andino, se define a partir de una observación interdependiente. El lugar sagrado existe porque una comunidad
también le corresponde caminos. La bajada de Tutaykiri, en forma de lluvia desde Sisikaya, derrota a los
lo reconoce y lo codifica. La comunidad existe porque el lugar lo identifica y cuenta su historia en la materia.
yungas y se mantiene en el calendario festivo. Los caminos consecuentemente no son lugares neutrales,
sino conexiones entre espacios y tiempos designados. El camino que permite reconocer la memoria El texto que el paisaje revela y el hombre andino vuelve a escribir está constituido por edificaciones,
antepasada es una forma de ritualizar el tiempo. caminos, canales, campos de policultivos, eventos estacionales, productos materiales e inmateriales en un

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retículo dinámico, complejo y reconocible. La sola forma de ordenarlo es orientarlo. En la planicie de la


costa, que incluye desde el litoral anchos conos de deyección, humedales y lomas hasta la las quebradas,
la ubicación de las huacas es determinante para mantener un equilibrio ambiental. Más de 350 centros de
varias dimensiones surgen en un territorio que se extiende desde Ancón hasta Pachacamac54, configurando
un sistema planificado que proyecta un retículo sobre más de 2 400 kilómetros cuadrados.

La geomorfología define los núcleos de las huacas, la orientación de estas es determinada por los ceques y
la densidad por los caminos y canales. Sin embargo, el movimiento es el que delimita la conexión en los
distintos contextos territoriales.

El tiempo para el desplazamiento de las comunidades de un centro a otro varía de acuerdo al camino, la
época, el calendario y la percepción del paisaje visible.

La presencia constante de la memoria mítica, inscrita en la materia natural o construida en las huacas,
cumple la función de señal en el espacio perceptible y permite establecer una conexión con la memoria. La
isla de Pachacamac se vuelve visible para renovar el mito y el significado del sacrificio de Cahuillaca y de su
hijo en el mar. El camino de Escalerayoc, cerca de la homónima laguna en el camino Qhapaq Ñan, reactiva
la supremacía arcaica de Pariacaca sobre su antagonista. Las huacas de Lima, sobre todo sus caminos,
hacen posible a las fuerzas de la naturaleza renovar su acción en la realidad visible. El camino andino
hacia o entre las huacas, en parte comparable a la dimensión del dreaming de las culturas del occidente
australiano55, recompone el orden mítico subyacente como entre muchas etnias itinerantes de áreas
desérticas. Sin embargo, el nomadismo andino es ralentizado y combinado con formas de sedentarización.
La transformación del paisaje se realiza gracias a soluciones agrícolas y espacios arquitectónicos
determinados. En ambas tradiciones existe la noción de un mundo que desborda la realidad visible cuya
historia determina el espacio tangible56.

La mirada occidental está acostumbrada a observar el mundo a través de sus representaciones y


mediaciones visuales. La percepción del territorio es la ideación del mundo mediado por elementos de la
observación directa y medida. La imagen de una región depende de la existencia de un mapa dibujado.
Esto se explica, por un lado, por la intensidad con que se ha desarrollado la cartografía a partir del siglo
XVIII, produciendo registros indispensables para la clasificación de las tierras conquistadas. Por el otro, el
levantamiento de la geografía visible no ha reconocido los elementos que forman parte de la comprensión
andina de los mismos lugares. Los mitos grabados en la geografía explican las corrientes marinas, el cauce
estacional de los ríos, el crecimiento de la flora en los distintos pisos ecológicos, las alteraciones climáticas,
la posición de algunos cuerpos celestes, los huaicos y la presencia de los predadores. Este patrimonio
invisible es necesario para equilibrar los flujos biológicos y la supervivencia humana y determina el sentido
de la traza urbana.

En la búsqueda de una Lima prehispánica siguen siendo reconocibles las diferentes escalas de observación.
Los tres antiguos hunu57 o distritos de Pachacamac, Rímac y Carabayllo determinados por los ríos Chillón,
Rímac, el canal de Sulco y el río Lurín forman la traza que conecta la identidad morfológica de los sistemas
de huacas subyacentes.

El canal de Lati, hoy Ate, procedente del río Rímac, desde la época Formativa teje una conexión entre ríos
y huacas, produciendo aproximadamente 20 huacas distintas en el desarrollo del Intermedio Temprano
y Tardío. Pero, no queda solo la traza, sino se mantiene en la integración incaica. La lectura mítica y
calendárica aplicada al reconocimiento de la red biomorfa mantiene y regenera el territorio, cuyo equilibro
dinámico es respetado por las diferentes culturas a lo largo de la historia prehispánica.

La proliferación de huacas y la intensa actividad de cultivos inevitablemente alteran el paisaje de conchales


que los primeros pobladores han conocido en la época Lítica. La llegada de la agricultura y la transformación
t Estuario de Lurín
en Pachacamac

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de las sociedades en estructuras complejas han incrementado la comprensión de la relación causa efecto.
Esta vincula los fenómenos bioclimáticos hasta convertirse en un diálogo con muchos elementos. Más
que un control del espacio visible, los constructores han buscado la interacción consciente con las
manifestaciones relevantes del paisaje. Lo han reconocido como animado en la dimensión sagrada y, sobre
todo, como el resultado material del proceso mítico e histórico. Ellos mismos se han identificado como
parte del sistema biológico interdependiente y dinámico en constante evolución.

Mantener este punto de vista durante miles de años ha inducido a un desarrollo territorial único. El
sistema reticular ha proveído a núcleos urbanos y productivos con una densidad equilibrada a los recursos
y en constante adaptación a los cambios climáticos e intercambios económicos. Se trata de un esfuerzo
superior al complejo trabajo del diseño urbano porque implica la comprensión profunda de todos los
factores que crean un ecosistema. La interacción con el contexto natural originario y la decodificación de
su lenguaje simbólico ha formado el paisaje con resultados armónicos visibles. Pero, sus causas no lo son.
Para descubrirlas ha sido necesario cegar la mirada sobre lo visible e intuir sus dinámicas bióticas ocultas.

No ver para conocer ha sido la lógica andina de prever los ciclos naturales, climáticos y astronómicos,
destinados a repetirse con la regularidad que cada camino en cada valle ha trazado. Orientarse entre lo
invisible ha generado las huacas y una traza indestructible y milenaria. Asimismo, ha sostenido uno de
los sistemas territoriales y cognitivos más refinados del mundo antiguo. Esta mirada requiere una visión
consciente del espacio. Soy ciego y nada sé. Pero preveo que son más los caminos.

Acllahuasi, Pachacamac u
Escaneo digital 3D. Cerro Respiro uu

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2
De los santuarios arcaicos
hacia los centros ceremoniales
formativos
2
De los santuarios arcaicos
hacia los centros ceremoniales formativos

La semilla trabaja lejos de la luz

Lucernay Jalapa

2.1. Tramas del territorio lítico

El torrente del río Chillón se origina a 4 600 msnm en la vertiente occidental de La Viuda rodeada por las
lagunas Pucracocha, Aguascocha y Chuchón que descargan sus aguas entre mayo y diciembre. Los ríos
Yamacoto, Huancho, Ucaña y Quisquichaca constituyen los mayores afluentes que generan una cuenca
de más de 2 400 kilómetros cuadrados. La morfología del terreno de Lima y la presencia del río Chillón
conjugan favorablemente en la actualidad para el cultivo de maíz, algodón, pastos, tomate, papa y muchos
frutales. El paisaje originario, sin embargo, toma forma mucho antes de la agricultura y se manifiesta
desde temprano por la abundancia de áreas habitadas que dejan las primeras huellas reconocibles. El clima
más húmedo y frío del Pleistoceno tardío produce en la costa la vasta vegetación similar al de las lomas
actuales y atrae a los primeros pobladores de la región.

Sitios como Chivateros, Pampa del Canario y Polvorín muestran desde temprano un sistema de asentamientos
ubicados en relación con los recursos marinos y fluviales. Preformas, lascas, bifaces ocupan amplia región en
los sitios como Chivateros1, Tres Piedras y El Volcán, norte de Huarmey, donde el afloramiento rocoso fue
utilizado como taller en la época Lítica para la producción de diferentes tipos de instrumentos2.

Según Peter Kaulicke3 se evidencian en la Pampa del Canario y Polvorín, Ancón, varios talleres líticos
de grupos itinerantes. El movimiento de estos a lo largo de la costa establece un nexo entre el litoral y las
lomas, define los asentamientos en las orillas de los ríos y determina, desde el principio, una cultura de
paisaje multiforme.

Antes del surgimiento de una arquitectura estable se genera una infraestructura reticular de caminos entre
varios destinos de recolección. Estos están suficientemente cercanos para generar una dieta variada de los
grupos. El área del río Rímac posee una estructura más ramificada en su cono de deyección por la presencia
de la planicie, donde recorre su mayor caudal. Es alimentado desde el nevado Paca, vertiente occidental de
la cordillera, de la cual se originan los tributarios Santa Eulalia y Blanco. La cuenca hidrográfica generada
por este río supera los tres mil kilómetros cuadrados y conecta alrededor de 200 lagunas. Estos hacen Valle de Chillón uu

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LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

posible la existencia de un sistema de flora y fauna particularmente biodiverso4. con ojos lunares y de un músico tocando el pututo. La presencia del sistema de
La cuenca del río Lurín, en cambio, se origina en el nevado Surococha, posee una personajes, la orientación hacia la observación celeste y la arquitectura, espacios
longitud poco menos del Rímac y fluye directamente hacia el sureste. El arenal de segmentados de forma semimodular, sugieren la atención que los constructores
Santa María del Triunfo5 y la Tablada de Lurín son las áreas más conocidas que han dedicado a la relación entre el paisaje y los ciclos siderales. La cercanía al río
evidencian ocupación lítica. y la asociación con la figura mítica del zorro nos recuerda al personaje que, en el
manuscrito de Huarochirí, conecta los hombres con la red de canales y cultivos.
El sitio de la Tablada, investigada extensamente por Makowski6, presenta
Al mismo tiempo, las orientaciones que miden las motos helíacos y algunos
diferentes asentamientos entre los cuales destaca el campamento lítico en los
siderales son asociables al recorrido del agua y a su variación estacional en el
pies del cerro Tres Marías. Los campamentos precerámicos del área, fechados
cauce que determina, en buena parte, las actividades agrícolas.
aproximadamente entre 7600 y 2600 a. de C., se identifican por la búsqueda del
equilibrio entre los recursos de la loma y el mar. La combinación de la recolección Más abajo del valle, el sitio El Paraíso, con una extensión aproximada de 50
de moluscos de playa con la caza de la fauna de las lomas proporciona una dieta hectáreas y ubicado en el actual distrito de San Martín de Porres, crece a partir de
muy avanzada entre los primeros pobladores originarios del interior del valle la planificación más conocida y repetida en la costa central. El centro se desarrolla
dedicados al tallado de andesitas, hematitas, calcedonia y cuarzo. en el margen meridional del río y próximo al mar protegido de los vientos por los
cerros de Chuquitanta.

En los estudios de Engel, Quilter y Guillén8 se le reconoce ser poseedor de una de


2.2. La construcción de los espacios sagrados arcaicos
las más tempranas tipologías monumentales de dos brazos de 400 y 180 metros
de longitud9, que delimitan un espacio abierto público central de más de siete
A pesar de la reducida información sobre el paisaje lítico, la morfología desértica
hectáreas. Hacia el sur se define una serie de edificaciones de carácter ceremonial.
alternada con los oasis fluviales cerca al mar crea un ambiente que la época
Las proporciones estrechas entre los montículos y la densidad constructiva hacia el
Arcaica aprovecha para una real trasformación del uso de los recursos.
sur delimitan una morfología distinta de los templo en U, utilizada típicamente en
En los tres valles, la auténtica proliferación de sitios determina el nacimiento de otros centros como San Jacinto, o más cerca, Garagay, La Florida o Cardal. Esto es,
sistemas espaciales. El valle de Chillón se presenta habitado en sus diferentes sin embargo, el resultado de varias modificaciones históricas que añaden tipologías
geografías por centros que se comunican intercambiando productos y formulando distintas. Agurto, en 1984, y Bueno, en 1983, observan en el templo principal un
las primeras hipótesis tipológicas sin tener la solución predefinida. Es una tapa de recinto con funciones articuladas relacionable a la cultura Kotosh, y Guillén, en
proliferación de modelos espaciales que revelan una nueva conciencia del territorio. 2013, ha puesto en evidencia el culto al fuego tipo Mito, indicio de una comunicación
muy temprana entre tradiciones precerámicas de la costa y de la sierra central. Al
En Buena Vista, el complejo del Templo del Zorro, investigado por Benfer y mismo tiempo, la presencia de estructuras realizadas con la tecnología shikra10
Ojeda7, presenta por primera vez una arquitectura orientada hacia la observación identifica un patrón de construcción vinculado al centro teocrático de Caral.
de la constelación El Zorro en períodos solsticiales. Sobre el montículo escalonado
aparece un conjunto de recintos transitables en forma progresiva y jerárquica El templo principal, carente de cimientos, está edificado con piedra semicanteada,
que conducen a un ambiente de observación astronómica. Las mediciones se ensamblada con argamasa y enlucido de varios colores11. El conjunto de espacios
hacen en un vano de acceso restringido, que permite el uso muy seleccionado de cerrados y ambientes reducidos por muros aislantes12 forman circuitos alrededor
personajes que realizan la actividad de ofrenda. El espacio escultórico del templo del recinto central. La estructura corresponde al sistema de tres niveles con
precerámico, 2000 a. de C., indica una evolución hacia el culto sumamente Buena Vista, Templo del Zorro, personaje lunar y dos zorros p plataformas escalonadas ascendentes orientadas hacia el noreste y suroeste que
codificado que incluye las representaciones del zorro, de una máscara solar demarcan núcleos de recintos repetidos en sucesión lineal. El circuito principal
incluye un templo de la tradición Kotosh que alberga un recinto cuadrilátero
294o/114o azimuth
semihundido con cuatro pozos en las esquinas y dos entradas: pública y
restringida. La primera, asociada a la escalera y plataformas principales, y la
segunda, de fase constructiva posterior vinculada a los ambientes cerrados donde
pocas personas acceden y se puede producir espacios aislados. Volumétricamente
el conjunto genera un equilibrio visual entre la elevación de las plataformas
116o50´ azimuth, escaleras escalonadas, los accesos, los recintos y los recorridos. Los diferentes momentos de
Nichos Escaleras la construcción mantienen una idea de la tipología que se adapta progresivamente
Cámara de ofrendas
Templo del Zorro a la complejidad de las actividades ceremoniales.
Escaleras
La elevación de esta estructura, por un lado, permite una mejor observación
117o azimuth Entrada
del valle y, por el otro, lo separa del contexto abierto de la planicie al sur de los
p
Buena Vista, Templo del Zorro pu montículos. De esta manera, genera un sistema visual centrípeto y al mismo
corte y plano (Benfer, 2009) Buena Vista, Templo del Zorro, montículo I y II
y cuadro de unión(Benfer, 2009)

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tiempo es protegido por los cerros. Este criterio probablemente valía también para
la estructura destruida en el 201313 cuyo tamaño y proporción son comparables
con la arquitectura principal.

La dimensión y las diferentes expresiones constructivas de El Paraíso, además


de su posición entre el mar y el río, indican una actividad temprana conectada
con otros centros de la costa y la sierra. Este aspecto implica un manejo del
territorio y un conocimiento de la arquitectura ceremonial como centro de
difusión de nociones codificadas. Sin embargo, se revela una identidad formal
propia que no establece un patrón para otros ejemplos, pero marca una presencia
fundamental en el valle de Chillón.

Un número importante de centros surge en la época Precerámica en el río


Chillón y en sus alrededores. El sitio El Tanque14, Ancón, presenta una serie
de plataformas superpuestas edificadas con piedra y mortero de barro y
grava destruidas por la superposición posterior de estructuras circulares. El
sitio La Pampa15 se encuentra en la cumbre de un cerro al norte de la bahía
de Ventanilla, a 80 msnm, y se extiende hacia el litoral. Como en otros sitios
cercanos, Camino o Punta Grande, cerro Cachito, la abundancia y variedad de
alimentos son indicios de una agricultura sumamente desarrollada en época
Precerámica y una inevitable conexión con los recursos marinos. Punta Grande16
presenta una serie de plataformas superpuestas en la extremidad noroeste del
cerro homónimo y una documentada actividad in situ. Sin embargo, el más
significativo, asociado a El Paraíso, es Pampa de los Perros.

El complejo precerámico surge al margen derecho del río Chillón, próximo al


mar, en el cono de deyección rodeado por cerros y en continuidad con el contexto
El Paraíso, Unidad II y I (Quilter, 1985) p
paisajístico de El Paraíso. Analizado por varios autores17, el asentamiento presenta
caracteres tipológicos que demuestran el desarrollo de formas compartidas entre Pampa de los Perros, isometría (Cornejo, 2012)
tradiciones arquitectónicas de Kotosh, La Galgada, Áspero y Caral. De estos ejemplos
surgen no solo los templos con culto al fuego y la presencia de espacios centrales
semihundidos alrededor de un fogón central. La noción de montículo escalonado
con un espacio privilegiado y de uso restringido en la parte superior también se
afirma en esta época. Asimismo, las plazas hundidas circulares omnipresentes en
los centros ceremoniales formativos. La tradición Mito, por ejemplo, que incluye
los casos en la sierra desde La Galgada y El Silencio hasta Tumshucayco, Huaricoto,
Kotosh y Shillacoto, muestra una evidente conexión tipológica con la costa norte,
Salinas de Chao y Sechín Bajo. El Áspero y Caral en la costa, con las estructuras
escalonadas y las grandes plazas hundidas circulares, develan un desarrollo muy El Paraíso, isometría (Lizardo Tavera)

claro de tradiciones ceremoniales y el espacio escenográfico es formalmente


codificado. La tradición que se desarrolla en la Pampa de los Perros y en El Paraíso
recoge los mismos elementos. Estos son combinados de forma propia. La plaza
hundida, las plataformas escalonadas superpuestas y los recorridos internos de
la estructura con fogón central aparecen distribuidos según la orientación de
la geomorfología. La Pampa de los Perros, el conjunto de los cerros Cucaracha,
Blanco, Huacho, Resbalón y La Cuchilla determinan la orientación del centro.

En el análisis de Cornejo18 se revela cuatro fases constructivas en el desarrollo del


sitio. En la primera, se realizan algunos recintos y estructuras en canto rodado
El Paraíso, ortofoto u
con elevada articulación interna. En la segunda, aparece una plaza hundida
El Paraíso uu

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circular hecha con piedra desbastada, posiblemente enlucida y con dos ingresos en dirección sureste y
noroeste. La misma orientación causa también los ejes de una plataforma escalonada que, en una tercera
fase, es elevada con un número creciente de niveles. A esta se asocian pequeñas estructuras de ambientes
cerrados que mantienen la distribución del espacio de las épocas anteriores. La cuarta fase devela un
entierro de las precedentes con utilización de shikras.

El uso del sitio como necrópolis durante las culturas Ychma y Lima es un indicio de la continuidad de
la influencia del centro, cuando su poder económico o político ha dejado de existir. Este fenómeno es
particularmente importante en la Pampa de los Perros. Su crecimiento con El Paraíso marca una forma
de establecer el paisaje de los estuarios que se va a mantener como ejemplo para toda la costa central. Los
sitios cercanos, Punta Márquez o Ventanilla, dependen desde su formación de estos sistemas ceremoniales.
Han creado el modelo de establecimiento que equilibra los recursos fluviales con los marinos.

Entre el río Rímac y el Lurín, el sitio Chira Villa, investigado por Engel19 y Lanning20, está ubicado en
la ladera septentrional del homónimo cerro. El crecimiento de los asentamientos arcaicos combina la
presencia de lomas o humedales con los recursos marinos. En el caso de los depósitos de Chira Villa21, por
ejemplo, logran diversificarse hasta con 30 especies: peces, crustáceos, lobos marinos, perros y guanacos.
Los vegetales proceden, en parte, de los humedales: carrizo, junco y totora; de las lomas: achupalla, achira
y lúcuma y de los valles: algodón, caña brava, pacae, mate, maíz y maní. La extraordinaria abundancia
de recursos ya aparece intercambiada entre los pisos ecológicos, chala, chaupi yunga y yunga antes de la
existencia de la cerámica. Esto documenta una sociedad claramente diversificada en la caza, recolección,
producción y distribución de bienes.

La proliferación de sitios en esta región evidencia el florecimiento del territorio:


Bajada de Baños, Bocanegra, Carapongo, El Sauce y Magdalena22. Sin embargo, el
área que sostiene mayor continuidad en la evolución es el valle de Lurín.

Atocongo, Curayacu, Playa Arica y Punta Roca destacan en el proceso inicial


que va formando arquitecturas ceremoniales conectadas con un paisaje de
policultivos. Al final de este período, la aparición de la cerámica encuentra
soluciones arquitectónicas sólidas que, combinando plazas hundidas con
plataformas y recorridos ceremoniales preestablecidos, consolidan una forma
reconocida nueva y definitiva: el templo en U.

La Florida (Paterson, 1985b), p

2.2. Las formas en U de la estación Formativa

La época Formativa se manifiesta en toda Lima prehispánica estableciendo


normas constructivas reconocibles y repetidas en el territorio. La proliferación
de la arquitectura monumental en los valles muestra el incremento antes
desconocido y en el resto de la costa: 44 casos documentados solo en los valles
de Chancay, Chillón, Rímac y Lurín. Ejemplos como Huacoy o Ancón en el
Chillón, Garagay o La Florida en el Rímac evidencian la difusión rápida de un
modelo nuevo. Por primera vez la arquitectura se vuelve el eje de atracción y
reglamentación territorial. La afirmación del modelo en U permite congregar un
número elevado de personas rodeadas por el espacio ceremonial unitario y, al
mismo tiempo, selectivo para los escogidos oficiantes. Las plazas hundidas son
incorporadas por las tipologías en U en el nuevo manejo del espacio ceremonial.
Como nota Williams23: en torno al cuerpo central se extienden dos brazos que
rodean el espacio público abierto alrededor del cual se desarrollan ceremonias. La La Florida (SAN, 1944) p
La Florida, ortofoto u

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presencia de edificios en la parte superior de las plataformas centrales o laterales el centro ceremonial del antiguo dios Kon, quien precede a Pachacamac en
implica la facultad de realizar también actividades de la élite, cuyo objetivo es los cultos costeños32, el sitio genera una clara orientación helíaca noreste y
organizar y sostener el equilibrio en la comunidad. La evolución de la sociedad suroeste que reúne el espacio abierto central de diez hectáreas. Frente a una
en el Formativo se refleja en esta diversificación de planificación que, por un lado, extensión de este tamaño, el destino de esta y otras superficies similares han
reúne y delimita vastos espacios públicos y, por el otro, define y cierra espacios sido definidos como agrícolas33, fortaleciendo la dicotomía entre lo rural
ceremoniales de la élite. y urbano que la planificación andina desconoce. La presencia de cultivos,
asociada a los espacios planificados, forma parte integrante de la arquitectura
El crecimiento exuberante de centros formativos en la costa central ha sido
ceremonial porque replica ritual y tecnológicamente la ciclicidad de las normas
objeto de atención24, pero sin unanimidad en la lectura de su proceso histórico.
bióticas. Al mismo tiempo, la oportunidad de reunir comunidades enteras en
Su carácter principalmente reconocido es la proliferación de la tipología en U.
un solo centro fortalece y consolida las prácticas culturales. En el Formativo la
Las dos características más compartidas entre los templos en U se observan en el necesidad de coordinar los conocimientos astronómicos, climáticos y biológicos
tamaño y orientación. Las longitudes de los cuerpos centrales y laterales fácilmente de una región produce la coalescencia desde aspectos distintos hacia una forma
alcanzan los centenares de metros25. El montículo central de La Florida, valle del homogénea del paisaje.
Rímac, por ejemplo, se extiende por 200 metros y sus brazos laterales alcanzan los 400
La noción de cultivo ritual asocia los ritos de fertilidad que, a su vez, cohesionan
metros, cerrando una superficie de 120 kilómetros cuadrados. No solo la dimensión Chocas (Silva, 1998) p
Huacoy (Silva, 1998) p las sociedades en eventos públicos colectivos. Asimismo, marcan y equilibran un
ha llamado la atención de varios autores, sino también el volumen. La volumetría de
cronotopo34 en el territorio. El conjunto ceremonial se vuelve, de esta manera, un
muchos templos en U alcanza los millones de metros cúbicos. Esta permite evaluar
lugar central, cosmológicamente coherente y reconocible. El paisaje construido
el esfuerzo y la cantidad de constructores necesarios para realizar cada templo.
refleja los ciclos bióticos y geoclimáticos e incluye las actividades agrícolas como
Si a esto se añade la continua remodelación y la realización en diferentes fases, se
formas de rituales cíclicas.
empieza a entender la centralidad de los procesos ceremoniales en la economía de
las sociedades del Formativo. La agricultura se desarrolla con la misma intensidad Esta lectura explica el inmenso esfuerzo constructivo que las sociedades formativas
observada, cíclica y continua, en la realización de estas inmensas obras públicas. Sin dedican a la realización de los templos en U. Conjugan los medios de producción
embargo, su función no se limita a la dimensión económica y social. con las funciones sociales e incluye una visión integrada en la red biótica de las
actividades ceremoniales. El control del tiempo y de los ciclos estacionales se
Los templos en U actúan como presencia visible de un mapa territorial codificado
transforma en una búsqueda de equilibrio de los eventos geoclimáticos que afectan
en un sistema biótico y climático complejo. Siguiendo la ruta de las motos helíacas Huaca La Florida (Patterson, 1985) p
PV46-522, 530-534, 543 (Silva, 1998) p la costa y generan efectos inmediatos en la supervivencia de las comunidades.
e idealmente el recorrido de un río de este a oeste, de la cordillera hacia el mar, los
centros ceremoniales buscan definir la relación entre la fisiografía, la hidrografía y En Huacoy, la dimensión de los espacios ceremoniales públicos, hechos con canto
los ciclos climáticos y celestes. La búsqueda de la morfología equilibrada entre estos rodado, piedra canteada y adobe paniforme, es monumental. El montículo central
fenómenos se convierte en el sistema armónico constructivo y formal. Sus normas se levanta por más de 20 metros, las estructuras del noreste se componen de cinco
definen los edificios. Su dibujo es el paisaje. Por esta razón, el reconocimiento de las edificaciones y, al sureste, de seis. La forma del conjunto intencionalmente conecta
montañas originarias, de las rutas de los ríos y la orientación de los ceques, precede las edificaciones y el montículo en un sistema proporcionalmente armónico que
la realización de los edificios y define el mapa para los asentamientos. articula diferentes elementos comunitarios. El efecto teatral del espacio colectivo
formado por grupos y conjuntos espaciales distintos resulta inevitable.
Williams26 observa que, en la costa central, el desarrollo de los complejos en U es
sincrónico. En el mismo contexto geográfico lo es también su orientación como Pucará (Silva, 1998) p La idea de la estructura en U, que recoge entre los dos brazos una colectividad
aparece en Huando y San Jacinto, valle del río Chancay. Burger27 define a Manchay vasta, está presente en otros ejemplos. En Pampa de la Cueva35, distrito de
como la cultura responsable de la mayoría de los asentamientos formativos en U, Pro (Silva, 1998) p Independencia, el centro alcanza diez hectáreas de extensión. En la actualidad,
en particular, para los valles de Lurín. destruido buena parte, muestra originariamente el montículo escalonado central
Cueva (Silva, 1998)
edificado, en parte, con shicras y edificaciones en las alas laterales orientadas hacia
En el valle de Chillón, cerca de 30 centros han sido identificados por Silva y 28
el noreste. En Chuquitanta otros dos asentamientos poseen estas características.
parcialmente investigados29. Sobre el material procedente de la zona de Ancón
El primero, al sur del río en el distrito de Carabayllo, ocupa nueve hectáreas
han sido clasificados como sitios formativos que presentan arquitectura
recubierto por la vasta capa aluvial. El segundo, al sureste del primero, se posiciona
ceremonial en la región de chaupi yunga, valle medio, y chala, valle bajo. Silva30
en un área poco superior compuesto de un montículo central y alas laterales
ha registrado ocho asentamientos en U entre Santa Rosa de Quives y el litoral. Se
ensambladas por estructuras separadas. En este centro y en Huacoy se reconoce
trata de Huacoy, Pampa de Cuevas, Chuquitanta A y B, Pro, Oquendo, Chocas y
la idea de un conjunto de estructuras que rodean un cultivo especial y reúnen
Santo Toribio de Pucará.
la colectividad armónicamente conectada en el sistema proporcional ordenado.
Las 27 hectáreas de Huacoy31, en la superficie aluvial al sur del río, configuran También en Pro36 y Oquendo37 las aerofotografías de los años cuarenta del siglo
el lugar como centro principal entre los mayores. Identificado por Villar como pasado registran planificaciones en U siempre orientadas hacia el noreste.
Huacoy (SAN,1944) p Chocas uu

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Chocas38 cubre la extensión de 19 hectáreas y se encuentra en el cono aluvial


al sur del río Chillón, en la región chaupi yunga, a 500 msnm. El curso del
río determina parte de su orientación, pero la forma en U se abre en sentido
contrario de la dirección del agua. Típicamente la posición de la arquitectura
ceremonial ,cerca de un río y orientada en sentido contrario al movimiento
del agua, tiene el propósito de equilibrar la orientación entre ceques terrestres,
motos helíacas y acuáticos en un solo diseño coherente. Su morfología abierta
es proporcionalmente comparable a Huacoy. Más arriba, a 1 000 msnm en
el margen sur del río, surge Santo Toribio de Pucará 39 construido con piedra
desbastada cuya orientación sigue la pendiente del valle. Ocupando poco
menos de una hectárea, presenta un volumen más reducido, un recinto central
hundido, una rampa y los elementos que componen la arquitectura de los
templos en U más grandes.

Otros asentamientos del formativo amplifican la red territorial de Chillón, pero


no comprenden templos en U. La evolución formativa de Pampa de los Perros,
por ejemplo, incluye una serie de plataformas escalonadas alrededor de la plaza
circular hundida como El Centro, subyacente al actual Hospital de Collique.

Surgen montículos escalonados, también, en Huanchipuquio en el margen sur


del río, Cocayalta en el lado este de la quebrada de Chaqui y Checta en la parte
noreste de la quebrada Alcaparrosa y Santa Rosa de Quives. Estos son hechos con
una serie de plataformas escalonadas de piedra canteada a 120 msnm.
Garagay (Burger, 1992) p
Desde Ancón hasta Santa Rosa de Quives el desarrollo urbano formativo es
intenso. Las fundaciones ceremoniales parecen proliferar a partir del modelo
de Huacoy según el crecimiento lineal directamente asociado a la evolución de
las sociedades agrícolas. Cabe subrayar que este fenómeno no es centrípeto, sino
reticular desde su origen. A diferencia de otras regiones, donde la competencia
para el dominio de un solo ecosistema ha desarrollado formas de conflicto
económico, aquí el patrón reticular ha seguido el recorrido lineal de los ríos.
Articula los centros como nudos de formas de producción y reproducción de
los recursos. Esta solución ha permitido experimentar diferentes tecnologías
agrícolas desde una época relativamente temprana en los ecosistemas de chala,
Garagay, plaza hundida p
yunga y chaupi yunga.

En la cuenca del Rímac el fenómeno es similar. Los templos en U de Garagay y La


Florida aparecen como sistemas aislados, pero forman parte de un tejido conectivo
consolidado entre el sur del río Chillón y el norte del río Rímac. En la quebrada de
Canto Grande, por ejemplo, aparece la tipología en U en el sitio de Azcarrunz40
rodeado por una decena de asentamientos en los cerros41 circundantes. El centro,
orientado en dirección noreste y asociado al canal, ocupa originariamente seis
hectáreas42 y está compuesto de dos extensos brazos alrededor del cuerpo central.
El montículo escalonado se compone de una plataforma dirigida hacia el espacio
central y un recinto superior proporcionalmente similar a otro en el brazo
suroriental. La reconstrucción de Abanto inserta el conjunto en las tipologías
formativas y codifica la tecnología entre la acumulación de piedra desbastada
y canto rodado en argamasa. El uso de la piedra permite comparar ejemplos y
tecnologías de la sierra que, a pesar de la progresiva difusión del adobe en la costa,
Garagay (SAN, 1944) p
nunca desaparecen.
Garagay, ortofoto u
Garagay uu

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Más arriba del valle, los sitios Cerro Cantería y Cerro Colorado presentan La tipología en U de Garagay45 se extiende en un área de 16 hectáreas entre los ríos Chillón y Rímac, después46
petroglifos de origen formativo que permiten leer el conjunto del valle como un del abandono de La Florida. A pesar de las evidentes similitudes formales que unifican a los dos, Garagay
mapa marcado por litomorfos y huancas. presenta algunas particularidades volumétricas nuevas. Mientras que en La Florida el atrio central se
determina desde la base del montículo central, en Garagay forma parte de la volumetría del cuerpo central
La presencia de estos elementos indica que algunas formas líticas coinciden con
que se desarrolla por más de 380 x 150 metros. Las alas son menos extensas, pero sujetan otras estructuras
direcciones codificadas en el diseño del paisaje. Las huacas funcionan como
comparables a las del cuerpo central. La elevada inclinación de la escalinata central en arcilla blanca sugiere
elementos de articulación del espacio arquitectónico y los litomorfos como
el uso escenográfico que conecta visualmente, pero funcionalmente separa al público de los actores en el área
referencias visuales en el paisaje. En otras palabras, la existencia de un sistema
ceremonial. El elemento constructivo visual más relevante, sin embargo, es el uso del enlucido que presenta
entre asentamientos y ríos aparece desde el Formativo que orienta como un
una serie iconográfica en bajorrelieve asociada al complejo panteón de personajes biomorfos. Las figuras,
mapa entre las diferentes áreas. Los litomorfos componen líneas visuales como
realizadas al interior del atrio de una de las cuatro fases constructivas, alimentan el imaginario sobrenatural.
los conocidos ceques de la sierra. De allí se generan caminos que constituyen la
Estas son utilizadas por un número restringido de personas en comparación a la amplitud de los espacios
reticulación del paisaje. El número tan elevado de asentamientos en un área tan
centrales. El contraste devela un control del conocimiento por la élite sacerdotal en las comunidades del valle.
reducida expresa el proceso de domesticación del valle que requiere población
Por lo menos cuatro fases constructivas evidencian este fenómeno. La más antigua muestra la morfología de
en constante actividad. Si sumamos la volumetría y el tamaño de los templos en
la red que, desde la época Arcaica, representa en toda la costa la caza, la pesca y el diseño de la estructura
U en comparación con el espacio disponible, resulta claro que el territorio está
reticular del territorio. Un ejemplo conocido es el mural de la red del venado de Ventarrón47.
planificado por un conjunto de comunidades en constante comunicación. Garagay (Ravines e Isbell, 1975) p

La segunda fase contiene una estructura con nichos capaces de hospedar esculturas de arcilla alternadas
El desarrollo del Formativo en el Rímac comprende numerosos asentamientos
con bajorrelieves. La evolución hacia la magnificencia de la iconografía revela la mayor presencia en la
que, como en Chillón, se conectan alrededor de algunos centros. Este fenómeno
función pública y la relación diferente con la teocracia local. La combinación en la volumetría del atrio
se observa en las lomas de Atocongo, templo de La Florida, y en Aznapuquio,
con las plataformas superiores define el equilibrio tradicional en la composición de los elementos: exterior,
donde afloran las aguas del Rímac, y en Garagay, las aguas del Chillón. En el valle
abierto y visible en las plataformas e interior, cerrado y separado de la vista pública en el atrio. Muchos
de Lurín aparecen Mina Perdida y Cardal.
atrios en los templos en U aparecen hundidos y definen la noción del ambiente andino: elevado e interior
Al margen derecho del valle medio del Rímac, cerca del río y a una decena de al mismo tiempo. Otro elemento relevante en la composición es la escalinata central hecha para inducir el
kilómetros del litoral, surge el complejo más extenso de esta época: La Florida43, efecto visual vertical en ascenso.
cuya extensión es imponente. El cuerpo central, con una longitud de 300 metros,
La huaca La Salina48, distrito de El Agustino, ocupa alrededor de un kilómetro cuadrado. Cuenta con un
orienta al conjunto 37 grados hacia el noreste. Este conjunto en U delimita un
templo en U del Formativo reutilizado con funciones funerarias en tiempos posteriores. La estructura del
espacio central de 15 hectáreas, suficiente para realizar actividades públicas para las Garagay (Lizardo Tavera) p
cuerpo principal, construida en canto rodado ensamblado con argamasa, se abre como las demás de esta
comunidades enteras. Examinado por Patterson y Quilter en 1985, el monumento
tipología hacia el noreste y presenta más de una construcción con esta orientación.
crece en diferentes ciclos de remodelación y establece un número limitado, pero
esencial, de elementos constitutivos: un cuerpo central con plataformas de diferentes Muchos otros asentamientos, desde la huaca Huerta hasta la huaca Yanacoto49, muestran en los valles del
niveles, dos alas laterales, un vestíbulo hacia una escalinata en perspectiva a lo largo Rímac un patrón de asentamiento: alrededor de la red de canalizaciones, como indica el levantamiento de
del eje principal y un vano abierto hacia el espacio central. Narváez50.

Este reducido número de elementos compone el espacio de representación La geomorfología entre Rímac y Lurín va separando los conos de deyección y deja una parte relevante de
escénica a diferentes escalas y está destinado a repetirse para muchos tipos planicie sin acceso directo al agua. Por esta razón, los núcleos constructivos del Formativo se desarrollan
distintos de templos en U en la costa central. La fortuna de este modelo depende tan cerca de los ríos. La configuración de Lurín evidencia claramente esta lógica. Cardal, Mina Perdida y
de que la élite logre controlar el espacio representativo de grandes dimensiones y Manchay florecen próximos a la orilla del río y su orientación depende también de esta cercanía.
mantener el equilibrio económico entre la producción y la distribución de bienes
La sociedad Manchay, que se consolida conjugando la economía de las lomas con los recursos marinos,
y la edificación del centro. De esta manera, la función ceremonial se trasforma en Azcarrunz (Abanto, 2004) p
muestra en el Formativo el incremento de productos en su dieta como el maíz que depende de la cerámica.
un baricentro territorial: siguiendo el mismo ciclo de cultivos y la construcción
La cantidad necesaria de agua para producir y mantener esta alimentación acerca los centros a las orillas
definen el diseño en el territorio, lo determinan teocráticamente y lo organizan
de los ríos. Siguen este patrón los centros de arquitectura monumental en U registrados por Burger y
geográficamente. La relación entre la época de ocupación, las dimensiones del
Salazar51 en el valle más bajo como huaca Candela, Mina Perdida, Parka, Manzano, Cardal y Manchay
asentamiento y el tiempo de edificación y remodelación señala meridianamente
Bajo y, más arriba, Pampa Cabrera, Malpaso y Achuncaya.
la centralidad de la actividad constructiva en las sociedades cosmocéntricas
formativas. En el plan tecnológico se observa una evolución hacia un sistema Mina Perdida52, asociada originariamente a Parka53, Manchay Bajo y Cardal, orienta recintos abiertos
mixto. Las shicras del Formativo dejan espacio para piedras cohesionadas por centrales alrededor de una escalera que delinea el eje longitudinal de los complejos. A pesar de la
la argamasa arcillosa recubiertas por enlucidos tratados. Estos últimos crean las clara diferencia tecnológica que se muestra en Mina Perdida, Cardal y Manchay Bajo, adobes cúbicos,
bases para la definición de una iconografía polícroma constante que se convierte paniformes pequeños y paniformes alargados, respectivamente, se observan similitudes morfológicas.
uu
en un lenguaje codificado de la arquitectura ceremonial formativa44. La presencia de elementos arquitectónicos en la parte superior de los complejos permite identificar
Azcarrunz, isometría (Abanto, 2004) p Lomas del valle
de Lurín

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funciones de una élite y, al mismo tiempo, diferenciar las actividades ceremoniales. El área más vasta los nudos dentro del sistema reticular del territorio: allí donde la transición
corresponde a los espacios abiertos54, pero es el eje de la escalera central que conecta visualmente a los entre biotopos se hace visible o tangible se van condensando los centros.
participantes con los oficiantes.
Ocupado poco después de Mina Perdida, Cardal mantiene tratos similares con
La relación entre el amplio espacio vacío y los montículos que lo abrazan resulta variable y depende de las otras tipologías en U en la morfología y en su evolución. Alrededor de la
la evolución del sitio y de sus fases constructivas. Sin embargo, un equilibrio formal parece constante estructura en U58 aparecen los elementos típicos del espacio abierto central: dos
en las remodelaciones. alas de diferente longitud, la escalinata central, el atrio y los frisos. El aspecto
biomorfo de los frisos evoluciona en el tiempo y en las superposiciones permite
La elevada volumetría de los montículos requiere el esfuerzo constructivo que cohesiona la comunidad
reconstruir algunos fragmentos del imaginario que los anima.
por un tiempo prolongado y que, probablemente, se conecta con el trabajo agrícola. Burger55 señala que los
incrementos modulares, que amplifican y elevan los montículos, contribuyen a su crecimiento y alteran la Muchos otros asentamientos, desde Curayacu, El Panel, hasta el cerro Lomo de
morfología general de forma progresiva en el tiempo. Corvina59, indican su presencia en el Formativo que se desarrolla alrededor de
los centros ceremoniales como Cardal o Manchay Bajo. Makowski60 identifica
Al mismo tiempo es necesario precisar que la conexión con las actividades agrícolas representa solo una
en La Tablada un número importante de cementerios y entierros que revelan
parte de las funciones de los centros. El propósito de la construcción y ceremonial depende también de
informaciones esenciales sobre la sociedad formativa del valle de Lurín. La
las orientaciones astronómicas. La necesidad de observar las motos celestes permite la previsión de los
estructura, cohesionada por lazos de parentesco de muchas comunidades
ciclos climáticos. Esta noción, heredada desde el precerámico, se integra en el Formativo con el desarrollo
distintas, corresponde a una sola etnia vinculada alrededor del centro ceremonial.
del paisaje agrícola visible en la disposición y multiplicación de las estructuras. El diseño del paisaje
El flujo constante alimenta regularmente el centro, genera relaciones económicas
determina la nueva morfología del territorio habitado e implica una tipología o modelos de construcción
y conecta personas e ideas en un sistema planificado.
preestablecidos. Se trata de un paisaje nuevo porque la trasformación inducida por los cultivos altera la
observación de los fenómenos celestes y bioclimáticos. Su codificación se inscribe en la arquitectura que, a Cardal (Burger, 1992) p Observados en su conjunto, los templos en U de la costa de Lima permiten señalar
su vez, se inscribe en el paisaje. algunas consideraciones. La cantidad más o menos simultánea de conjuntos
monumentales en una época de florecimiento de las actividades agrícolas
A pesar de los incrementos modulares de progresiva transformación de la arquitectura observados en Mina
en una geografía muy compleja implica la planificación territorial. Aún si su
Perdida alteran la volumetría y sus relaciones proporcionales, los puntos de observación se mantienen fijos.
crecimiento es gradual y realizado por incrementos modulares61, son necesarios,
Los espacios superiores hundidos, en posición aislada y elevada, continúan en la evolución de la estructura
Cardal, isometría (Burger 1992) evidentemente, la elevada cantidad de tiempo y constructores para edificar
y resultan muy distintos de las plataformas de la parte alta. Los atrios, elevados con una parte limitada
plataformas en U que alcanzan dimensiones desconocidas en otras épocas.
de cielo visible, constituyen una referencia necesaria para las mediciones y corresponden a un espacio
utilizado por un número limitado de personas. Las plataformas despejadas, en cambio, se relacionan En el diseño del paisaje agrícola, el trazo de los cultivos incluye el proceso
visualmente con los espacios abiertos públicos en la base de los templos y, a medida que las estructuras se constructivo que, al mismo tiempo, determina la centralidad territorial. Por un
elevan, se vuelven jerárquicamente más significativas. lado, la necesidad de conocer y controlar las motos helíacas orienta la mayoría
de los asentamientos hacia el noreste o hacia la trayectoria definida por un
Como en otros centros, la posición de Cardal56 corresponde al umbral entre los pisos ecológicos chala y
cuerpo celeste. Por el otro, la función conectiva de los espacios públicos genera
yunga, próximo al litoral y a las lomas. Diferentes asentamientos van marcando a lo largo del tiempo esta
macroestructuras abiertas, protectoras y centrípetas.
región con un proceso continuo que no aparece en otros lugares del valle57. Este trato permite identificar
En la escala arquitectónica, el biomorfismo no es solo iconográfico. La
volumetría misma genera cuerpos duales compuestos entre hanan y hurin:
plataformas superiores abiertas y espacios superiores cerrados, recintos
horizontales para congregar público y escaleras verticales para separar la
representación de la realidad.

La parte superior de los cuerpos centrales establece la distribución que combina


la necesidad de presentar un evento colectivo: plataformas, y de celebrar
ceremonias para la élite: las plazas hundidas. El resultado espacial origina una
norma que otros grandes sistemas escalonados articulados a espacios abiertos
van a proponer: Cahuachi o Tiahuanaco.

La morfología simbólica de los espacios superiores cerrados asocia la boca con


el ingreso y la escalera con la salida o vehículo hacia el lumbral. Visualmente
boca y lengua y acústicamente voz y música generan la sensación de ascenso
Mina Perdida (Burger 1998) u
hacia un espacio sagrado62.
Cardal uu

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La presencia iconográfica del zoomorfismo en Lima es mediada por la cantidad de cerros sagrados
próximos al litoral. Estos reducen la necesidad de elevar montículos como montañas artificiales. No
obstante, los templos son necesarios. El equilibrio entre las formas de la biósfera y la etnósfera63 es
asegurado por una cosmovisión materializada en la arquitectura y utilizada por la élite como elemento
para la estabilidad social. La diferencia principal, en comparación con el período precedente, es la
presencia iconográficamente codificada de algunos emisarios sobrenaturales que regulan los ciclos de la
vida y la muerte. La arquitectura evoluciona desde las plataformas escalonadas, los recintos cerrados y
las plazas hundidas hasta un sistema más codificado. La relación originaria con el entorno de un paisaje
reconocido como sagrado sigue existiendo en la construcción de montañas artificiales. Sin embargo, en
esta estación se observa la presencia de un mundo de intermediarios sobrenaturales con las fuerzas de la
naturaleza, codificado y sancionado por la élite que trasmite un patrimonio cultural. Esta transformación
consolida al centro ceremonial como lugar originario de una cosmovisión capaz de cohesionar grandes
grupos étnicos. La permanencia de los centros asegura la presencia del pasado ancestral y mantiene viva
la relación de las comunidades con los elementos naturales, siempre reconocidos como dispensadores
de un orden superior.

El territorio andino, por naturaleza transeúnte, concibe estos sistemas en forma dinámica. Al mismo
tiempo que se van aumentando los templos, se expande el diseño agrícola y crecen los caminos.
Principalmente se incrementan las conexiones con caminos de tierra y agua y los valles artificiales que
determinan el territorio como un tejido conectivo homogéneo. Los movimientos de las comunidades y de
los productos empiezan, de esta manera, a trasformar el territorio en una constante y cíclica alimentación
de una red biótica. La construcción del centro se alterna con el cultivo. Los productos fluyen entre centros.
La infraestructura terrestre e hidráulica conecta cada nudo. De manera consciente y direccionada, el
diseño de la infraestructura replica y sujeta el movimiento planificado de los ciclos productivos. Los
centros ceremoniales no representan solo el fin de los peregrinajes, observatorios astronómicos o lugar de
encuentro e intercambio entre comunidades. Estos nudos planificados en el paisaje reticular son centros
de armonización de los recursos y lugares de regeneración de los intercambios sociales, económicos y
culturales. Permiten el proceso evolutivo que repite con regularidad los ciclos estacionales en la cadena
alimenticia de los pisos ecológicos. Las primeras sociedades agrícolas han creado formas de policulturas64,
arquitecturas culturales y cosmologías biomorfas. Los centros ceremoniales concentraron actividades y
conocimientos necesarios para mantener este proceso evolutivo, formalizándolo en la noción de una red.
Pero, ¿de dónde procede este sistema de organización?

Los caminos que generan el tejido conectivo de estos auténticos valles artificiales constituyen el sistema
radical de los biotopos. Las redes fluviales replicadas entre los valles que conectan los centros no solamente
moldean la geomorfología. El desarrollo cultural de la estación Formativa añade el imaginario reticular de
matriz vegetal. Las raíces subterráneas de las policulturas, que conectan diferentes especies de vegetación y
las fortalecen en combinación con otras, forman el sistema invisible de mantenimiento cuya forma depende
del agua. La misma estructura dinámica se realiza en otra dimensión: el movimiento constante de personas
y productos entre chala, chaupi yunga y yunga a través de caminos y canales. Los peregrinajes hacia los
centros y los intercambios de productos hacen posible la evolución biológica y usan los templos para codificar
las normas que reglamentan los ciclos. No obstante, solo una parte de este equilibrio es visible. Como en la
vegetación, en los cuales algunos procesos alimenticios y generativos acontecen bajo tierra, en el paisaje de los
centros arcaicos y formativos, la arquitectura y su imponente aparato escenográfico se muestran solo gracias
a la mediación teatral de los eventos ceremoniales. El equilibrio espacial del paisaje se vuelve visible solo
en algunas ocasiones y parcialmente. Conecta las etnias bajo un solo cielo coherente y unitario y devela la
cosmología de sus personajes. La red hídrica que lo sostiene se encuentra constante y silenciosamente activa
Cardal, ortofoto u
bajo la tierra y la prepara para florecer periódicamente. La gestación subterránea que precede la emersión de
Mina Perdida uu
un territorio es por naturaleza periódica y oscura. La semilla trabaja lejos de la luz.
El Paraíso, láser uuu
escáner 3D

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La reticulación del paisaje intermedio
y la arquitectura L ima
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3
La reticulación del paisaje
Intermedio y la arquitectura L ima

Quien mira a una estrella no da vuelta

Leonardo da Vinci

3.1. El paisaje conectado en Chillón

El surgimiento de la cultura Lima y de las sociedades del Intermedio Temprano en la costa central coincide
con grandes transformaciones del territorio y de su organización. Este fenómeno se puede observar en el
paisaje, en la infraestructura de las conexiones, en la funcionalidad de los templos en U, en los elementos
constituyentes de los templos y en la tecnología empleada en estos.

En cuanto al paisaje, la ocupación de los valles empieza a concentrarse en la parte baja sin perder la
relación con los ríos y determinando patrones de asentamientos conectados entre ellos. Los centros
agroastronómicos de la época anterior han definido el control casi estratégico de áreas muy vastas. En el
período Intermedio Temprano el contacto y el intercambio adquieren otro valor.

En cuanto a la infraestructura de las conexiones, la malla territorial de caminos y canales se estrecha hasta
definir algunos sistemas de enlace local entre los centros y fundamenta el diseño hidráulico destinado a
integrarse en las épocas posteriores.

En cuanto a la funcionalidad de los templos en U, se trasforman en un conjunto complejo y codificado


donde la sociedad ya segmentada en varias actividades refleja su nueva estructura en un reciente equilibrio
espacial. Las estructuras, más pequeñas que las precedentes, se vuelven, sin embargo, más complejas en la
articulación de diferentes funciones y elementos constructivos, además requieren una élite especializada
para su edificación.

En cuanto a los elementos constituyentes de los templos, la arquitectura limeña expresa un número y
una combinación de rasgos distintos que constituyen la base de un nuevo lenguaje. Rampas, columnas,
columnatas, atrios a diferentes niveles, espacios interiores con altares y banquetas, espacios exteriores
con bastidores teatrales, grupos de plataformas escalonadas, escalinatas, espacios centrales y recintos
abiertos se combinan en una definición única. Cada resultado restituye la identidad marcada al conjunto
ceremonial que lo diferencia en el paisaje.

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En cuanto a la tecnología empleada en los templos, la estación Lima desarrolla el


elemento distintivo de los adobitos: adobes de forma reducida que, juntados en
forma de libreros, marcan la estructura y la vuelven resistente a los sismos.

Paredes1 ha definido los patrones de la arquitectura pública de los sitios más


relevantes del valle de Chillón como Playa Grande en el litoral de Ancón, Cerro
Culebras en el estuario del río, La Uva al este del cerro Chillón y Copacabana en
Carabayllo. La concentración de estos sitios, junto a otros de extensión menor
indirectamente conectados, define la primera morfología territorial que planifica
la comunicación de personas entre distancias relativamente extendidas.

Playa Grande2, por ejemplo, se extiende por más de 30 hectáreas. Ha definido


aproximadamente siete montículos realizados con adobes pequeños y piedra
y está orientado en dirección noreste. El uso del adobe en un terreno, donde
sería más fácil construir con piedra, identifica este material como dedicado y
seleccionado, como suele acontecer en las edificaciones ceremoniales. A pesar
de la evidente presencia del litoral, la posición de las plataformas de Playa
Grande se relaciona con una corona de pequeños cerros que forma un hemiciclo
de donde es posible realizar la observación astronómica. Al mismo tiempo, el
tamaño de la planicie permite albergar un número elevado de participantes en
las funciones públicas. La presencia de la playa ha propiciado que los pescadores
puedan establecer algunas rutas de intercambio con otros centros ceremoniales y
delimitar un centro de observación astronómico relevante.

La estrecha relación entre Ancón y Chancay hace de Playa Grande el principal


nudo de ingreso al paisaje planificado del río Chillón. El asentamiento más
conocido, sin embargo, es Cerro Culebra3 con una extensión de más de 40
hectáreas en la orilla derecha del río Chillón. Genera un conjunto ceremonial
construido en las primeras fases con adobes cúbicos, luego con tapia y piedra
semicanteada. La plataforma principal, que emerge en forma radial, conecta el
margen del río con cuatro montículos definiendo el asentamiento cohesionado
entre límites de cerros.

Playa Grande (Paredes Olvera, 2000) Cerro Culebras (Paredes Olvera, 1992)

Cerro Culebras u
y Pampa de los Perros, ortofoto

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Copacabana y La Uva (Paredes Olvera, 2000) p


Cerro Culebras u

Posicionado al norte de algunos humedales y al oeste del asentamiento precerámico


Pampa de los Perros, Cerro Culebras proyecta los ejes de su montículo principal
hacia el asentamiento anterior. A pesar de que no existe la continuidad directa
entre los dos sitios, la planificación toma en cuenta los ejes preexistentes que
la geomorfología ya sugiere. El eje determina de manera evidente los espacios
abiertos entre los dos asentamientos que las construcciones sucesivas consideran
sus ejes de desarrollo4. El avance tecnológico de las estructuras demuestra una
plataforma escalonada coronada por una serie de recintos. Posteriormente,
esta fórmula es amplificada por una estructura de tapia que rodea el montículo
principal, generando un recinto de mayores dimensiones y un recorrido de
ingreso codificado. La creación de un trayecto largo entre el recinto que permite
subir al montículo indica la diferenciación social del uso de los espacios sagrados
y la progresiva segmentación de accesibilidad a los eventos.

Copacabana5, estudiado desde inicios del siglo XX por Max Uhle, aparece en
el margen derecho del río Chillón, cerca de Puente Piedra. Se extiende por tres
sectores principales cubriendo 12 hectáreas sobre un promontorio natural asociado
al cerro Campana. Su morfología señala el uso progresivo del asentamiento que
utiliza dos o tres ejes principales de este. La Uva6 se ubica en el margen derecho
del río Chillón en una quebrada del homónimo cerro. Como en Playa Grande, la
aglutinación de un número reducido y siempre visible de plataformas genera un
espacio común delimitado por la morfología del sitio. Alrededor de otros veinte
asentamientos han sido identificados en el área de Chillón, desde Algodonales,
cerro Pro hasta Puente Piedra7, que muestran un territorio mucho más articulado
con respecto a la proyección de los centros aislados. En realidad, esta proliferación
indica el crecimiento y la trasformación de la estructura social, reflejadas en estas
nuevas plataformas capaces de incorporar constantemente la geomorfología. La
relativa distancia entre estructuras hace posible la dilución de los montículos en
el entorno natural.

Sin embargo, las posiciones estratégicas de los centros inducen más


comunicaciones. Se refleja en el aumento de nudos y de la primera reticulación
del paisaje que cohesiona poco a poco el territorio local.

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3.2. La planificación capilar de Rímac

En el valle de Rímac, la rápida proliferación de huacas está estrechamente asociada


a la generación de un paisaje de canales y caminos que, de manera literalmente
capilar, transforman la superficie desértica en área cultivable. Si bien la estación
Formativa genera una estructura agrícola alrededor de los centros ceremoniales,
es recién con la multiplicación de estos recursos que la planificación reticular de
caminos y canales se realiza a una dimensión paisajística. Los valles artificiales,
realizados entre los tres ríos principales, conectan un sistema muy amplio que
solo en el río Rímac definen cuatro canales principales y dos secundarios.

Ate, con una bocatoma en el puente de Huachipa, conduce las aguas desde
Santa Clara hasta Puruchuco; Surco se extiende hacia el sur conectando Ate con
Chorrillos; Huatica se origina en la Atarjea y conecta Limatambo, Pucllana y
los actuales distritos de Miraflores y San Isidro; Magdalena discurre sobre el
homónimo valle y genera el canal de Maranga en dirección al mar y a La Legua,
articulando Maranga con La Legua. Se trata de una red hídrica con canales de
aproximadamente 60 kilómetros y las derivaciones, subcanales, alimentan la
totalidad del territorio8. El sistema de distribución del agua es hidrológicamente
capilar y define un paisaje extenso habitable de baja densidad.

Narváez9 documenta esta geografía en la parte sur occidental del valle bajo,
donde desde el río se desprenden varias ramificaciones e identifica más de treinta
asentamientos. Observando la intensidad de los sitios solo de época Intermedia
temprana, se deduce una red capaz de mover una elevada cantidad de agua y, por
consiguiente, de personas y productos. En términos territoriales este sistema ya
es una red.

Pucllana, Huallamarca y, sobre todo, Maranga emergen en el paisaje del Rímac


como núcleos de un sistema articulado entre los canales Huatica, Maranga y La
Legua. Cada centro ceremonial se constituye condensando las áreas agrícolas
en una posición que limita la densidad habitacional y, al mismo tiempo,
aglutina la población. Este fenómeno inhibe el proceso de separación entre los
contextos urbano y rural, asimismo diferencia las funciones de una sociedad
más jerarquizada que refleja su estructura social en complejos conjuntos
ceremoniales. Pucllana, en particular, define esta articulación a una dimensión
limitada. Fue construido en el sur del valle bajo e identificado originariamente
como huaca Juliana10, logra ocupar durante el desarrollo de la cultura Lima11 16
hectáreas y se reduce a seis por la progresiva erosión del crecimiento del paisaje
urbano contemporáneo. Su proximidad al mar y la relativa altura de la estructura
principal central ha despertado el interés de los viajeros y exploradores del
siglo XIX como Middendorf12. Este reconoce una colina artificial recubierta de
estructuras y rodeada por un amplio espacio abierto cercado. En el siglo XX, Uhle
y Villar13 asocian Pucllana a Pachacamac, Maranga y Tello14 durante el proceso del
rescate del sitio en los años cuarenta, define un área que incluye otro montículo
al sur visible en las primeras aerofotografías hoy desaparecido. Canziani15 nota
la orientación general del complejo de 20 grados noreste hacia el contemporáneo
centro de Maranga, pero no establece entre los dos conjuntos una relación directa. Pucllana (Flores Espinoza, 2005) p
En realidad la red hidráulica de la época ya establece la articulación geográfica y Pucllana, ortofoto u
Traza urbana de Miraflores. Huaca Pucllana uu

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económica entre los sitios. Sin embargo, la arquitectura, orientación y evolución de estos dejan especular
sobre un intercambio entre sistemas autónomos.

Varios autores16 contribuyen a definir el centro como expresión de la sociedad Lima, asociada a la tecnología
del adobito en forma de librero en las soluciones constructivas.

El adobito sin molde de Pucllana se reconoce por el formato típico de 22 x 7 centímetros, según las tapias
constructivas cuadrangulares, cúbico o paniforme, posicionado verticalmente en la obra, recubierto de
argamasa en las extremidades superiores e inferiores y enlucido de amarillo. El espacio vacío entre los
ladrillos absorbe las fuerzas sísmicas y contribuye significativamente a equilibrar estructuras de grandes
dimensiones de la estructura principal denominada gran pirámide, cuyas dimensiones son 275 metros de
largo por un ancho variable entre 75 y 120 metros. La tecnología constructiva con paneles convergentes
trapezoidales define elementos alternados que recubren con hileras de adobes a las estructuras a modo de
librero rellenadas con piedra y tierra.

Las fases de construcción de las siete plataformas que constituyen la gran pirámide evidencian la evolución
tecnológica y formal. Esta transforma la tipología inicial de un montículo escalonado en un sistema de
recorridos de espacios para actividades ceremoniales preestablecidas. En un primer momento, se construyen
estructuras en forma de tapia que cubren los rellenos estructurales con bloques de tierra y canto rodado. En
un segundo momento, los adobes cúbicos y paralelepípedos rellenan estructuras construidas con los mismos
abobes. En un tercer momento, adobes cuadrangulares regulares sellan rellenos de canto rodado y arena.

Desde el punto de vista morfológico, la simple construcción de un montículo escalonado se va articulando


con un conjunto de plataformas conectadas por rampas que conducen a espacios ceremoniales, públicos
o restringidos, donde un número limitado de oficiantes realiza ofrendas o rituales formalizados. La
secuencia de plataformas, rampas y recintos, progresivamente restringidos, conduce hasta áreas techadas
y cerradas rodeadas por banquetas fijas. Los actos rituales en estos espacios, cerrados y socialmente
controlados, aparecen vinculados al culto de una divinidad del mar y a sus atributos biomorfos y zoomorfos,
inequívocamente definidas por la iconografía cerámica y textil. Sin embargo, el imaginario marino se
extiende a todos los caminos y espacios abiertos que rodean la gran pirámide, separando el raumplan de
columnas y banquetas que forman el circuito elevado. En realidad, la forma definitiva es el resultado del
continuo proceso de estratificación que atraviesa toda la estación Lima y se proyecta hasta la época Wari,
cuando el centro es convertido en la necrópolis de la élite.

En el recorrido norte sur, entre la bocatoma ubicada en la mitad del río Rímac y Pucllana, el canal Huatica
y sus derivaciones tienen la posibilidad de conectar los asentamientos de Limatambo, hoy desaparecido y
Huallamarca. Al mismo tiempo, la red delimita un área de cultivo que se proyecta sobre el sur del río hasta

Traza urbana de la u
Huaca Pucllana en 1945
Adobitos en Huaca Pucllana u

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foto Huallamarca

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alcanzar la Bajada Balta. La vasta planicie entre el océano y los cerros del oeste de
Catalina Huanca y el río ha sido canalizado y cultivado, generando la riqueza que
explica la proliferación posterior.

Huallamarca, definida de esta manera por Tello17, sobrevive varios intentos de


demolición y ha sido restaurada por Arturo Jiménez Borja18 como Puruchuco.
La forma originaria de su montículo escalonado, profundamente alterado en el
proceso de reconstrucción19, define originariamente el conjunto de plataformas
en progresiva elevación. Su estructura principal, 86 x 67 metros x 20 metros de
altura, es construida con adobes paniformes, molariformes y amorfos recubiertos
con enlucido amarillo. En cada plataforma una serie de recintos y recorridos
define las áreas ceremoniales de élite. Cada plataforma, como en Pucllana,
está conectada con la precedente y con la sucesiva mediante una secuencia de
rampas laterales. La alternancia entre el recorrido y descanso es similar al que
se realiza en un conjunto de escaleras, definiendo un volumen equilibrado entre
las áreas procesional y ceremonial. La presencia de la rampa lateral, que conecta
grandes plataformas públicas, es un rasgo típico de la arquitectura costeña.
Visible también en el norte como Moche o en el sur como Paracas y Nasca. Sin
embargo, en la arquitectura de Lima el volumen relativamente contenido de los
centros determina estructuras con un número de plataformas, rampas y recintos
calculados para volumetrías más reducidas. Huallamarca como Limatambo u
otros centros ya no visibles en el margen sur de Rímac coexisten en este sistema
territorial y lo amplifican progresivamente hasta que la presencia wari transforma
el uso del espacio ceremonial en necrópolis. Las presencias posteriores de ychsmas
e incas no alteran la morfología originaria, pero no la recuperan como espacio
público. El destino de continuidad de ocupación se da en otro centro que por
su vastedad, posición y productividad agrícola se mantiene a lo largo de toda la
época prehispánica: el complejo Maranga.

Situado a dos kilómetros y medio al sur del río y a tres kilómetros y medio
del mar con una orientación de 25 grados noreste de forma perpendicular a la
línea del litoral, el complejo de Maranga, que incluye una serie de montículos y
estructuras distintas, se extiende alrededor de 200 hectáreas como el resultado de
la progresiva acumulación y constante replanificación de edificaciones.
Huallamarca, ortofoto u
Desde el siglo XIX, Hutchinson y Middendorf observan las diferencias entre los
20
Huallamarca (SAN, 1947)
montículos de adobe, los recintos amurallados, las plataformas de tapial y adobón.
La investigación de Tello también reconoce la evolución del conjunto, pero es a
partir de los trabajos del siglo XX que el impacto cultural y la complejidad del
sitio son apreciados en distintos momentos históricos21.

El complejo de Maranga de la época Lima se concentra en el área septentrional con


las volumetrías más evidentes como las huacas San Marcos, Aramburú, Concha,
Middendorf y, más al sur, La Palma. Las dimensiones de los montículos, incluida
Pucllana, revelan la actividad constructiva incesante y definen un skyline visible
desde el mar22. Edificados con adobitos lima, las estructuras obedecen a la orientación
unitaria que permite entender cómo se ha desarrollado la trama volumétrica de los
grandes conjuntos ceremoniales de la época Intermedia Temprana. Considerando
la superficie como unitaria, la tercera parte es ocupada por los volúmenes mayores,
otra por recintos y espacios abiertos y otra por sistemas de conexión como caminos,

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rampas, escalinatas y otros. Como en los ejemplos de arquitectura ceremonial con


adobe de diferentes orígenes, aquí también existen elementos que se combinan para
formar conjuntos volumétricos múltiples. Identificar una sola forma o elementos
aislados no permite deducir el conjunto arquitectónico y su equilibrio proporcional.
Por el contrario, es la relación entre elementos combinados en el entorno geográfico
preestablecido que hace posible la formación unitaria y en constante renovación
de estos organismos. Esta planificación en particular va renovando cíclicamente la
función teocrática donde la arquitectura pública se desarrolla y consolida sobre una
red de canales y cultivos.

Las transformaciones contemporáneas del tejido urbano, que han reducido


significativamente las volumetrías visibles de las diferentes unidades, permiten,
sin embrago, documentar la investigación sobre la tecnología con adobitos que
recubre rellenos de tierra y canto rodado.

En el valle medio del Rímac, otra serie de centros se distribuye siguiendo


el canal y las derivaciones de Huachipa en Ate. Dos de ellos, por posición y
función, merecen consideración especial: Catalina Huanca y huaca Trujillo23.
La ruta hacia el altiplano indica una conexión fundamental con los centros de
la sierra y determina con estos dos centros el umbral hacia los territorios de la
costa. Catalina Huanca, en peligro de desaparecer desde el principio del siglo
XXI24, define un montículo escalonado edificado en su mayoría con tapia, con un
área de más de 340 metros y una elevación sobre los 30 metros. La volumetría,
abierta en dirección noreste, está rodeada por una serie de recintos de diferente
amplitud que permiten deducir distintos procesos de segregación. En la forma
originaria, la cantidad se espacios públicos y abiertos equilibra la volumetría
según la proporcionalidad visible solo en las imágenes históricas. Si se compara
la expresión tipológica de los grandes montículos de este período con los templos
en U de origen arcaico y formativo, se observa cómo la evolución no altera
significativamente las orientaciones, sino las formas y las funciones. En otras
palabras, el crecimiento de las sociedades trasforma las tradiciones ceremoniales
y sus espacios, pero no altera sustancialmente la relación con el entorno natural.

El asentamiento más visible, destinado a tener un importante desarrollo en época


Ychsma, es Cajamarquilla. Ocupa 167 hectáreas en la ruta hacia el altiplano
y se configura como un importante nudo comercial entre la costa y la sierra.
Su origen en época Lima deja clara la función de los centros ceremoniales en
los establecimientos urbanos como espacios de intercambio. ¿Cuál ha sido la
densidad demográfica inicial de Cajamarquilla? ¿Cuáles son las causas que Complejo Maranga (Canziani, 1987) p

activan su proliferación posterior? Estas interrogantes alimentan un debate por Huaca San Marcos, 3D (Lizardo Tavera)
más de un siglo sin llegar a una respuesta compartida. Cuando Max Uhle25 trabaja
en Cajamarquilla26, este ya había sido reportado por Laporte en los informes de
Toledo, dibujado por Squier y analizado por Middendorf27.

La capa de limo endurecida como yapana, que recubre los llanos cerca de la
quebrada de Huaycoloro, es el insumo para los tapiales y adobitos que determinan
las construcciones. La estabilidad requiere muros anchos que llegan a medir hasta
tres metros, generando un skyline de construcciones relativamente homogéneas a
lo largo de los recintos. La vastedad de los recintos junto a la reducción de la altura
delinea un horizonte óptico donde resaltan las líneas horizontales y determinan Complejo Maranga, ortofoto u
Huaca San Marcos uu

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Fase 1a

Fase 1b

Fase 2

Fase 3

u
Catalina Huanca, (SAN, 1944)

Fase 4a

Proyecto arqueológico de Catalina Huanca (E. Maquera) p


Fase 4b

p
Recosntrucción 3D de Catalina Huanca (E. Maquera)

Fase 5a

Fase 5b

u
Catalina Huanca,
plataforma superior y excavación
Catalina Huanca: fases constructivas (E. Maquera) p

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el marco de observación de los perfiles de las montañas como de cuerpos celestes. La consecuencia es que
los habitantes logran fácilmente orientarse en el tiempo y en el espacio.

Del conjunto de recintos, espacios abiertos, recorridos, montículos, canales y caminos, que constituyen
la amplia malla urbana evolucionada durante 1 200 años, son identificables algunos núcleos de época
Lima tardía, construidos entre los siglos VII y VIII d. de C. Los grupos Villar Córdoba y Tello, con
más de 9 000 metros cuadrados de ocupación y probablemente también los grupos Sestieri y Muelle.
Durante el Horizonte Medio, la parte central del sector Tello es utilizada como necrópolis. Si este uso de
los espacios públicos lima por la cultura Wari es común en muchos asentamientos de la costa, es difícil
diagnosticar la contribución de esta época en materia de edificaciones a pesar de la innegable influencia
serrana en la costa en este período. A las funciones administrativas y comerciales, se debe añadir, en el
tiempo, la residencial todavía por verificar dimensiones y localización.

Esta noción resulta comprensible para la sierra. Sin embargo, un retículo territorial policéntrico como
el de la costa central funciona orgánicamente y progresivamente añadiendo elementos que se adaptan
al diseño preexistente. Un sistema de este tipo raramente admite la introducción de una función
morfológicamente centrípeta y rígidamente estructurada como los sitios administrativos wari de Pikillaqta
o Wiracochapampa. Vale la pena entonces interrogarse ¿qué evidencias urbanas se relacionan con la sierra
durante el Horizonte Medio cuando la red de intercambio se intensifica? La respuesta, más que en la
arquitectura, está en los caminos y canales.

Como han señalado Mogrovejo y Makowski28, la presencia de reservorios de agua alimentados por el caudal
permanente de la quebrada de Huaycoloro ha propiciado, por un lado, la construcción de volumetrías
masivas de tapial y, por el otro, la definición de una importante infraestructura de canales. Esta evidencia
aparece en el área occidental y en el grupo conocido como Tello. En ese conjunto, Narváez29 ha reconocido
una ocupación limeña caracterizada por tapias pequeñas, adobitos, pisos de barro y columnas de madera.
Al mismo tiempo la ausencia de evidencia wari sugiere cómo la red de intercambio entre la costa y la sierra
se ha establecido de una forma independiente a Cajamarquilla, cuya dimensión y transformación en el
tiempo no es por alguna intervención cultural del Horizonte Medio.

En Rímac, la proliferación inesperada de una docena de sitios30, entre los cuales figuran California, Surco,
Santa Felicia, Villa El Salvador, acompaña al diseño del territorio que busca la conexión entre los grandes
polos de Maranga, al oeste, y Cajamarquilla, al este. Entre estos dos sistemas fluye, hacia el oeste y sur,
la red de caminos que se dirige al centro más conocido y longevo de toda la costa central, cuya presencia
marca un hito y define el límite en el milenario proceso de planificación de la costa central: Pachacamac.

3.3. El poder mitopoiético de Pachacamac en Lurín

El desarrollo del valle de Lurín en el período Intermedio Temprano se caracteriza por la homogeneidad
de los sitios y asentamientos. Earle31 nota cómo la expansión de los sistemas de riego durante la época
Lima no conduce a la organización jerarquizada del territorio. Asimismo, uno de los elementos típicos de
la arquitectura lima es configurar montículos escalonados donde la altura −y por ende la vista desde esta
posición− juega un papel central. A diferencia de los asentamientos en U, donde la necesidad de agrupar
comunidades y afirmar el culto agrícola es prominente, el advenimiento de la sociedad lima induce
hacia una mirada distinta. Las plataformas escalonadas crecen sobre montículos naturales o definen
volúmenes completamente artificiales con el objetivo de configurar puntos de referencia en el territorio y
de observación no solo astronómica. El interés de conectar los asentamientos entre ellos, o de marcar un
espacio de control territorial, se asocia con la necesidad de comunicar entre los centros ceremoniales en
los planos social y económico. Islas de Pachacamac u

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El control sobre el paisaje es ante todo astronómico y define el calendario que las sociedades reconocen
y replican gracias a las actividades del centro. No obstante, la lectura de las señales estacionales está
inscrita en el paisaje y en su mitología viviente que los habitantes del valle detectan. Por esta razón, la
presencia de algunas características geomorfológicas y climáticas determinan la biósfera, necesaria para
medir el territorio y representarlo. Las rocas sedimentarias de origen marino y las lagunas naturales,
que aparecen al norte del estuario del río Lurín, cumplen exactamente esta función. La cercanía del
mar frente a montículos naturales y al cerro Gallinazo permite establecer un punto de vista directo
sobre el valle, los recursos marinos, las lomas y los humedales. Más al norte, Atocongo, La Punta o
Ventanilla, poseen uno de estos puntos de observación. Sin embargo, solo en el estuario de Lurín muchos
indicadores bioclimáticos son detectables en forma localizada. La morfología de la costa define aquí un
núcleo único fácilmente conectable a canales de agua dulce, favorable para la agricultura e ideal para las
observaciones geográficas y astronómicas. La planicie de seis kilómetros cuadrados, delimitada por un
hemiciclo de cinco lomas32, define un valle abierto a una zona rica en recursos pesqueros con una playa
abierta y arenosa. Las lomas, estacionalmente humectada por la humedad adventicia conocida como
garúa, producen, entre agosto y septiembre, especies vegetales efímeras y cíclicas que propician un
microclima local adecuado para la fauna y actividades agrícolas. De la combinación de lomas, estuarios,
planicies agrícolas, recursos pesqueros, arena y orografía de orientación y observación nace el centro
ceremonial de Pachacamac.

Fue definido por primera vez en 1533 como «mezquita» por el secretario de Hernando Pizarro, Miguel
de Estete; a principios del siglo XVII fue rescatado como «huaca mayor» del mundo andino junto al apu
Pariacaca por Guaman Poma de Ayala 33; quince años después fue descrito minuciosamente por Pedro
Cieza de León34y luego por muchos otros35. Desde el primer contacto con Occidente, en ningún momento
Pachacamac pasa desapercibido y se vuelve objeto de constante atención. Fue destruido en la Conquista,
devastado durante la extirpación de idolatrías36, ilustrado por los intereses iluministas de Jorge Juan y
Andrés Baleato37 o narrado en el siglo posterior por viajeros y exploradores de ruinas como Stevenson y
Prescott38. A fines del siglo XIX, Middendorf, Squier y Bandelier miden algunas estructuras y reconocen
N. Masini, 2013 (página 241) p
el origen anterior a los incas del conjunto. La primera mirada científica fue realiza Max Uhle39, quien a
partir de 1856, considera los trabajos precedentes, define la evolución del conjunto, determina los ejes
de las edificaciones principales y el imaginario sobre la historia de Pachacamac. Los investigadores de la
generación sucesiva como Tello, Giseke o Muelle no modifican sustancialmente
esta visión y, hasta los años cincuenta, con los trabajos de Strong, Coebett y las
restauraciones de Jiménez Borja, la interpretación de Uhle se mantiene40.

Las investigaciones de fines del siglo XX y principios del siglo XXI heredan
y consolidan la noción de evolución histórica del centro ceremonial más
importante de la costa. Sin embargo, la focalización arqueológica en períodos
produce desinterés acerca de su papel general41. Solo Makowski se interroga
Pachacamac, Templo Viejo, 3D (Franco, 1993) p Pachacamac,Templo Pintado 3D (Franco, 2004) p
explícitamente sobre el significado de la planificación territorial longeva
y articulada. Varios autores aún reconocen una vinculación etnohistórica
con el valle de Huarochirí. Solo Rostworowski42 busca lla conexión histórica
entre las estructuras de culto prehispánicas y las formas expresivas coloniales
y contemporáneas. La secuencia cultural de la ocupación es aún objeto de
debate, sin embargo el origen en el Intermedio Temprano de la arquitectura
monumental del sitio es una propuesta unánime. El complejo Adobitos, las
plataformas subyacentes del Templo del Sol, el Templo Viejo y Urpi Wachaq
muestran evidencias estructurales, tecnológicas y morfológicas asociadas a un
proceso coetáneo de planificación y construcción.
Variruna p
Guaman Poma de Ayala, 1986 (1613) Pachacamac, Templo Pintado (Franco, 1988) p Pachacamac, Adobitos (Franco, 2014) p

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El conjunto Adobitos, analizado por Bueno y Marcone43, muestra tres fases arquitectónicas que develan parte superior es completamente remodelada. La tercera fase define la volumetría exterior, actualmente visible,
la presencia cultural de Lima tardía, culminada en el Horizonte Medio. Definido de esta manera por la con un montículo artificial consistente51 de 150 x 123 metros x 20 metros de altura, acabado con arcilla amarilla
estructura de librero como parte de la edificación. El grupo de construcciones comparte con Pucllana sutil y filtrada. En esta fase, las funciones espaciales resultan bien diferenciadas: el ingreso principal en ascenso
no solo similitudes tecnológicas sino también la proporción de los ambientes, la presencia de estructuras desde el este, un recinto ceremonial central abierto, algunas plataformas para ofrendas hacia el norte y una serie
semitechadas y la disposición general de los recintos. de depósitos y ambientes de uso restringido al oeste. La diferencia de uso entre la parte pública y restringida
para los oficiantes es bien marcada y en áreas separadas. Aún más, la restringida ocupa cerca de la mitad de
Esta morfología, entonces, evidencia la codificación de estructuras espaciales que se repiten también lejos
los espacios muy elevados, demostrando cómo las estructuras sociales del culto en época Lima ha adquirido
de montículos escalonados. Es probable que el núcleo central de la arquitectura lima en Pachacamac se
suficiente complejidad. Los recorridos, desde el ingreso principal a través de escaleras, rampa y caminos
encuentre debajo del actual Templo del Sol, como una serie de plataformas escalonadas que constituyen la
angostos, conducen de forma obligada e indirecta al recinto abierto central. Allí algunas banquetas dispuestas al
primera edificación ceremonial de altura muy elevada y orientada como la línea del promontorio.
sur, este y norte establecen los límites del espacio público en cuyas paredes hay algunas evidencias de enlucidos
Más abajo y en dirección este, se encuentra el Templo Viejo, desarrollado posteriormente en Templo polícromos. En el área oeste, en cambio, una serie de recintos conectados entre ellos con una estructura reticular
Pintado, y, hacia el norte, la estructura del Urpi Wachaq. se desarrolla alrededor de un principal. Este solo es accesible indirectamente y evidencia una actividad asociable
a la función oracular: un altar principal, hornacinas y una cobertura sujetada por vigas ígneas.
Este conjunto, estudiado por Uhle, está ubicado entre las áreas incas de Acllahuasi y Plaza de los Peregrinos.
Sin embargo, la tecnología en adobitos y su proximidad al mar y al homónimo mito permiten asociarlo En la parte epigonal Lima, durante el Horizonte Medio, la remodelación de las plataformas y recintos es
al contexto cultural de Lima. A pesar de la escasez de estudios sobre este templo, cabe señalar que su realizada con adobes de otro tamaño. Los frentes del recinto ceremonial central abierto adquieren frisos
orientación coincide con la del Templo Viejo y su posición al límite noroeste del monumento. polícromos con nueva iconografía y un cambio iconográfico general enviste la arquitectura, utilizada
por la cultura Wari de forma diferente. La presencia ideológica y política de una nueva cultura serrana
La idea de que las volumetrías mayores de Pachacamac son el resultado de un proceso de estratificación
parece tener un efecto significativo en la iconografía, pero no modifica sustancialmente la forma de los
cronológica y cultural no es nueva. Max Uhle44 observa este fenómeno en la base norte del Templo Viejo
espacios. En algunos casos la trasformación del templo en necrópolis afecta directamente las estructuras
y en la base del Templo del Sol. Strong y Corbett45 lo confirman en la base este y en la base de algunas
de una forma intrusiva. En otro, como el Templo Viejo, la parte añadida o solo remodelada mantiene las
plataformas superiores del Templo del Sol. Franco y Paredes46 lo evidencian en la base del Templo del Sol,
estructuras precedentes.
del Templo Viejo y en el Templo Pintado. Canziani47 precisa que la mayor parte de las intervenciones se
sitúan al sur y en los promontorios elevados. El hecho de que más de una estructura forme parte de una En cualquier caso, el aporte wari se inserta en un sistema vasto, articulado, estratificado y planificado
planificación temprana, una parte en la primera muralla48 y otros templos, es evidente también en las en cada estructura y sistema de conexión. Para que cada cultura sucesiva deje huella en un sitio
orientaciones originarias que no corresponden a las de época Ychsma e Inca. Si se juntan las orientaciones arquitectónicamente tan marcado desde el principio no será fácil. La monumentalidad de Pachacamac
de las estructuras, las dimensiones del recinto definido, por la primera muralla y la posición de los no es solo espacial. Es, ante todo, geográfica y mitopoiética. Para cada canal, camino, templo, recorrido
diferentes conjuntos, se identifica una superficie planificada de 38 hectáreas, una extensión importante hay una orientación preestablecida que deriva de una meridiana necesidad social de controlar un nudo
para el desarrollo de los centros ceremoniales de época Lima. Vallenas49 ha establecido tres soluciones geográfico sumamente articulado. Ser el punto de llegada de los caminos de la costa y sierra vuelve a
tecnológicas alternativas en la arquitectura lima en Pachacamac. La primera es de plataformas macizas de Pachacamac un centro único de recolección de productos e ideas. Materializa los mitos geográficos en
adobe adheridas a los relieves naturales que las transforman en puntos de observación del territorio. Con edificios y codifica las memorias colectivas en estructuras ceremoniales.
esta tecnología se edifica el Templo Viejo. La segunda añade piedra desbastada a los adobes, generando
espacios con terrazas como en la parte más antigua del Templo del Sol. La tercera define estructuras En el Templo Viejo, por ejemplo, una serie de recorridos obligados y espacios codificados consolidan una
ortogonales con adobe, además de incluir piedra y quincha, como aparece en el Templo de Urpi Wachaq tradición que, desde su génesis, dialoga con el origen serrano hidrogeológico del río, con las lomas costeñas y
y el complejo Adobitos. con el mar. La necesidad de armonizar en un solo lugar la heterogénea abundancia de estos recursos se codifica
en los mitos de la sierra y se materializa en la planificación de los espacios. De la misma forma, la laguna de
Las dos arquitecturas, volumétricamente más relevantes de época Inca, corresponden dos puntos de vista
Urpi Wachaq refleja el mito del principio de los peces liberados por Cuniraya o cómo las islas frente al Templo
casi opuestos. El Templo Viejo ocupa el espacio entre el promontorio natural del Templo del Sol y el Cerro
del Sol muestran la petrificación de los dioses en el paisaje. La historia de Pachacamac es la estratificación
Gallinazo. El Templo del Sol domina la parte más alta del asentamiento. El Templo Viejo, estudiado por
multicultural de mitos que se ven y tocan desde su origen. Tan relevante es el sistema acumulado de creencias
Franco y Paredes50, precisa un sistema de recintos adyacentes al espacio ceremonial central con orientación
que, a lo largo de los siglos, se concentra como enclave territorial, atravesando sociedades distintas como Lima,
noroeste y suroeste, cuya abertura se dirige al noroeste. Como en muchos casos de arquitecturas asociadas
Wari, Ychsma e Inca y, en cada época, va añadiendo una parte del corpus al sistema multilegendario. El mismo
a recintos o espacios abiertos púbicos, no aparece ninguna discontinuidad entre los volúmenes: de las
mito toma posesión de Pachacamac transformándolo en un lugar diferente de un simple conjunto de huacas.
plataformas elevadas se proyectan hacia el límite de la primera muralla, algunas más bajas que conectan
Si la sociedad Lima no hubiese reconocido en su oráculo principal más allá de un centro ceremonial, con
el templo principal con otras áreas de uso ceremonial. Aquí también tres fases definen la evolución de las
seguridad, este centro no hubiera tenido el éxito económico y religioso que ha demostrado. Su significativa
estructuras ceremoniales.
persistencia reside en la certidumbre que las formas del lugar contienen la memoria material e inmaterial de toda
En la fase temprana el templo se abre con un frente principal hacia el noreste. La edificación se construye la región sobre la cual ejerce influencia. Este fenómeno no solo es reconocible en las evidencias arqueológicas
con bloques de adobitos entramados alternados con espacios de rellenos. Eventos naturales acompañados de que muestran la ininterrumpida actividad cultual, sino en la materia del territorio cuyos componentes son
grandes lluvias conducen a la segunda fase donde se añaden plataformas escalonadas en el frente suroeste y la observados, codificados, replicados y ritualizados en el diseño del paisaje.
Pachacamac uu

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La hipótesis de una sociedad temprana que edifica el nudo geográfico de encuentro entre la costa y la sierra La crisis climática que Franco61 registra en Pachacamac durante el Horizonte Medio tiene, entonces, el
y, simbólicamente, entre los mitos de la montaña con los del mar parecería quizás exagerada. Pero, este juicio poder de interrumpir el desarrollo de Lima. No obstante, no puede generar la verdadera alteración de las
se desvanece ante el éxito de la historia de Pachacamac con todas las generaciones sucesivas. Nada ha sido tipologías constructivas ni siquiera en Pachacamac.
capaz de reducir el poder mitopoiético del lugar. El mismo mito que lo plasma a partir de sus características
geográficas −más longevas que cualquier sociedad− es destinado a volver y fortalecerse en cada época. Si se observan las desigualdades entre el Templo Viejo y el Templo Pintado, que separan dos épocas,
las diferencias tipológicas no son suficientes para identificar el proceso de adaptación o adopción de un
El igual desarrollo del valle de Lurín mantiene este equilibrio a lo largo del Intermedio Temprano. sistema de culto distinto y nuevo proveniente de la sierra. El fenómeno natural Meganiño propicia el
Comprende la constelación de sitios aún escasamente investigados: cerro Pan de Azúcar, perteneciente al abandono del Templo Viejo y, supuestamente, la realización del Templo Pintado. Sin embargo, la nueva
desarrollo Lima cerca de Cardal, Lima y Manchay Bajo, entre otros52. Los entierros de El Panel53, junto al influencia cultural wari −no solo económica y social− no es complemente razonable para imponer una
extenso grupo de sepulcros de la Tablada de Lurín y Villa El Salvador54, juegan un rol arqueológicamente distinta dimensión al culto. El análisis morfológico entre el Templo Viejo y el Templo Pintado revela que,
de diagnóstico, pero arquitectónicamente no aporta sustancialmente. La arquitectura ceremonial del los mismos elementos que pertenecen a la estructura antigua, se presentan en la nueva. El espacio abierto
Intermedio Temprano en la costa central define los espacios de eternidad a partir de las volumetrías ceremonial, un recinto especial con funciones oraculares, sistemas de recorridos con escaleras y rampas
dedicadas a los vivos. Es necesario que otro punto de vista y otra época observe ese paisaje para introducir para filtrar el acceso a los espacios más restringidos.
en los espacios sagrados de los contextos funerarios: la estación del Horizonte Medio.
La orientación diferente del ingreso principal −desde el oeste en el Templo Pintado y este en el Templo
Viejo− y el incremento del número de plataformas escalonadas para llegar al espacio abierto ceremonial
3.4. El paisaje secularizado del Horizonte Medio superior no son elementos suficientes para alterar la tipología. La noción de recinto ceremonial al final de
un recorrido de ascenso queda invariable así como sus proporciones estéticas y formales. Inevitablemente
En la reconstrucción histórica sobre la difusión en la costa de la sociedad Wari y sus consecuencias en la se modifica la orientación porque cada ciclo climático lo determina en los procesos de remodelación.
organización del territorio, el análisis se focaliza en los aspectos económicos y sociales que las evidencias Sin embargo, la reutilización de elementos, especialmente de las ideas constructivas procedentes de la
de la cultura material permite establecer. Es indiscutible que a partir del Horizonte Medio una nueva forma edificación antigua, manifiestan la continuidad. Solo una sociedad sólidamente anclada a una cultura
de representar el poder y la sociedad de origen serrano se difunde en toda la costa. Esta deja una huella astronómica, que determina sus orientaciones en el espacio ceremonial, es capaz de mantener el conjunto
irreversible en toda la organización del culto, en la matriz iconográfica, en la producción de bienes materiales de creencias que sustentan ideológicamente y materialmente sus templos. De acuerdo a este punto de
y en el tratamiento concebido para los muertos. El descubrimiento de los entierros de Huarmey en Áncash, vista, la capacidad de renovación del templo supera cualquier adversidad climática siempre y cuando la
por ejemplo, deja pocas dudas sobre la presencia wari en la costa y el control y la generación de la red de competencia de leer astronómicamente y geográficamente las señales de la naturaleza se mantenga viva.
intercambio necesaria para entender la integración que algunos siglos después la sociedad incaica realiza. Los elementos de la realidad visible son solo instrumentos de medición del equilibrio biológico cuyo
cuerpo es el templo. La superficie muta como un vestido según los ciclos estacionales. Cuando un evento
Este fenómeno, sin embargo, aparece en un plano político y económico. Los efectos ideológicos de una extraordinariamente destructivo se manifiesta sin suficiente previsión, es suficiente sacrificar el cuerpo
comunicación tejida gracias a una inmensa iconografía cerámica, metalúrgica y textil se aplican a los del templo y volver a edificarlo a modo de testimonio material de un nuevo ciclo. Existe en esta idea una
personajes e impactan en la trasformación social. La arquitectura, no obstante, como emblema simbólico de cognición incorporada en la arquitectura como materia de ofrenda. Su sacrificio es capaz de mantener
la hegemonía distinta no forma parte de la difusión de esta cultura. El imaginario social que sus personajes la cohesión social necesaria para superar los grandes momentos de crisis como un desastre natural, una
comunican depende de los objetos que los rodean, se vuelven los auténticos agentes y embajadores materiales invasión o un evento ajeno que amenaza la estabilidad del territorio.
del nuevo lenguaje estético. Por esta razón los espacios wari en la costa se manifiestan mayormente en clave
funeraria. Que se trate de superposiciones en la huaca Pucllana, Huallamarca o Maranga en Rímac, la La capacidad de la cultura Lima de reaccionar ante un siniestro natural o cultural con un proceso de
presencia de entierro de personajes de la élite en espacios ceremoniales de la época precedente determina un reconstrucción y renovación es un trato típicamente andino del manejo de los retículos territoriales.
patrón de ocupación en aproximadamente todos los centros ceremoniales. Kaulicke y Marcone55 observan Demuestra la adaptabilidad a los eventos que explica la resistencia del oráculo de Pachacamac. Pero, existe
en el Horizonte Medio fenómenos climáticos que causan la abrupta interrupción de la urbanística lima, una razón ulterior que alimenta su centralidad en la historia de todas las sociedades del valle.
cuyo crecimiento se forja rápidamente en los valles del Chillón y Rímac y se consolida en el oráculo de
Pachacamac. Con la excepción de ese lugar, su reocupación se halla de casi solamente intrusiva y funeraria, Proyectar equilibrios astronómicos en el espacio significa realizar cartografías terrestres a partir de
pero extendida y documentada. nociones celestes. Esta concentración de esfuerzos no siempre permite enfocarse en otros parámetros
necesarios para generar un equilibrio dinámico de desarrollo territorial. Cíclicamente las fuerzas de la
En el valle de Chillón algunos sitios reciben huellas de este tipo de aporte: cerro Muleria, cerro Pro56 y huaca naturaleza superan y eliminan las fuerzas culturales. Pero ese mismo enfoque, totalizante, absoluto y, de
Santa Rosa57. En Rímac, donde la proliferación de la arquitectura lima es más concentrada a lo largo de las alguna manera utópico, es un esfuerzo humano necesario. Es el intento de incorporar espacios rituales
redes canalizadas, este fenómeno se presenta en Carapongo, Huaquerones, Melgarejo58 y Cajamarquilla59. trascendentes en una arquitectura monumental inmanente que, aún destruida, deja huellas irreversibles
en la historia. Quien mira a una estrella no da vuelta.
Marcone60 subraya que, en todo el valle de Lurín, a parte la documentada presencia en la arquitectura
pública de Pachacamac, no existe ningún tipo de evidencia de la presencia establecida de los wari. En todo
el valle de Lurín aumenta el proceso de irrigación, pero a esto no corresponde ninguna estructura en D o
asentamiento planificado con la tipología serrana del tipo de Pikillaqta o Wiracochapampa.
Huaca Pucllana, uu
láser escáner 3D

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LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

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4
Los sistemas urbanos tardíos
y la estación teocrática Y chsma
Ad i n e G ava z z i

4
Los sistemas urbanos tardíos
y la estación teocrática Ychsma

Toca la piel de la tierra con delicadeza

George Nuku

4.1. Cuerpos y sombras de la arquitectura de la costa central

Explorar el fenómeno urbanístico, que se desarrolla entre los siglos XII y XVI d. de C. en la costa central,
representa uno de los retos más interesantes y menos conocidos de la evolución de la región. Tres grandes
cambios: político, económico y social generan una cultura arquitectónica sin precedentes que altera el
territorio con efectos irreversibles para los siglos posteriores. Si la novedad y la diferente organización
espacial han sido reconocidas en muchos lugares, el origen y su amplitud quedan pendientes por investigar.
El cambio político de la teocracia Lima, después del contacto con la cultura Wari en el Horizonte Medio,
se hace evidente con el surgimiento de los señoríos ychsmas que definen el mosaico entre ayllus y centros
religiosos y administrativos. En el sector económico, la difusión de las comunicaciones consolida el sistema
de producción y distribución en un territorio que integra los recursos de los valles artificiales con los
fluviales y marítimos. De esta manera se configura un paisaje dinámico, policéntrico y diversificado. En el
sector social, la transformación de las estructuras teocráticas a curacazgos descentraliza la distribución de
recursos, funciones y flujos e incrementa significativamente la demografía.

Estos cambios históricos dejan una huella visible a escala territorial, urbana y arquitectónica. Después de un
tiempo de relativo abandono vuelven a florecer asentamientos vastos como Cajamarquilla. De esta forma
se originan proliferaciones urbanas en la costa como Armatambo o conjuntos en conexión con centros
ceremoniales completamente renovados como Maranga o Pachacamac. La arquitectura ceremonial exhibe
la nueva tipología de la Pirámide con Rampa, en adelante PCR1, que aparece a lo largo de la mayoría de
los establecimientos2. La manifestación de este modelo es solo parte de un fenómeno más complejo que
merece atención. Sobre todo en la planificación urbana y en la integración entre funciones.

Desde el punto de vista arquitectónico, sin embargo, la PCR introduce una nueva declinación de elementos
específicamente normados. La presencia constante de plataformas, rampas, espacios abiertos centrales
rodeados por un recinto con un solo acceso y una serie de recorridos ineludibles define caracteres tipológicos
recurrentes. Eeckhout3, por ejemplo, reconoce en Pachacamac y en el valle de Lurín tres soluciones a la
posición de la rampa, donde la mayoría con rampa central determina el flujo y la representación directa
Pachacamac PCR I uu

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de la imagen del poder. Pero, ¿qué tipo de poder? Las PCR proliferan en los centros ceremoniales antiguos
como Pachacamac y en asentamientos de otro tipo del Intermedio Tardío. Indican con su morfología
que algo se ha transformado en la presencia y manejo del poder religioso. Su existencia en los centros
ceremoniales, en nuevas dimensiones cercadas y reducidas para el público seleccionado, levanta la
cuestión de la transformación de la tipología desde el templo hacia la audiencia, palacio y residencia que
contiene distintas implicaciones. Antes de delimitar la función definitiva para las pirámides con rampa
existe la hipótesis del proceso de secularización de los espacios ceremoniales o de la antropomorfización
del ejercicio del poder.

Cuando la arquitectura ceremonial codifica la representación de los vértices del poder social, la
secularización de los espacios sagrados, desde la tipología del templo hacia la audiencia o palacio, se vuelve
visible. En este caso, la trasformación tipológica aparece en un sistema multicéntrico y multijerárquico
en ausencia de un solo poder formalizado como en el Horizonte Medio o Tardío. A pesar de la relativa
homogeneidad formal de la PCR, la organización política en el territorio es el resultado del mosaico de
diferentes poderes.

Analizado por Rostworowski, Eeckhout y otros4, la organización ychsma del poder está dividida en ayllus
según los diferentes valles. En Lurín se delimitan cuatro: Ychsma, Manchay, Quilcay y Caringa5. En el valle
de Rímac, en cambio, se encuentran seis curacazgos en correspondencia de los canales y valles artificiales:
Ate, Sulco, Guatca, Lima, Maranga y La Legua6. Sus confines, según Villacorta7, no son determinados por
el límite espacial de los canales, sino por la productividad de los cultivos según los riegos, campos y la
fuerza de trabajo. Esta noción andina, vinculada más a la producción que a las superficies utilizadas, hace
fluctuar los límites de los mapas y de los catastros tradicionales. La planificación introduce variables como
el índice de productividad local y estacional o el valor de la relación entre los pisos ecológicos y el flujo de
recursos. En efecto, la planificación andina genera una imagen dinámica que forma la estructura misma
del paisaje. Los asentamientos urbanos definen esta organización del paisaje. Sus emblemas ideológicos
y religiosos se materializan en la tipología arquitectónica de la PCR que se trasforma en el tiempo en un
rasgo típico del lenguaje de los valles de Rímac y Lurín.

Esta tipología, estudiada por Farfán y otros8 en Pachacamac, Panquilma, Pampa de las Flores, Huaquerones,
Puruchuco, San Juan de Pariachi y Tijerales, está compuesta por macrorecintos, plataformas, vanos y
ambientes accesibles a través de recorridos preestablecidos y alrededor de un fulcro determinado por la rampa
central. Su difusión toma en cuenta el cambio social y agregativo que deconstruye las volumetrías públicas
precedentes, urbanísticamente centradas y centrípetas, y las recompone según la nueva modalidad. Los
elementos constitutivos no se alteran: rampas, plataformas, recintos, espacios abiertos centrales, públicos
o de limitado acceso, áreas ceremoniales, oraculares y de ofrendas. Varían, en cambio, las dimensiones,
las proporciones, las jerarquías y funciones, produciendo resultados formales sustancialmente novedosos.

En las PCR, los recintos abiertos frente a una rampa de ascensión hacia la plataforma principal concentran
el cuerpo central. Alrededor de este se generan plataformas secundarias, depósitos y almacenes, hornacinas
y vanos según el diseño visible −en efecto, controlable− simultáneamente por observadores internos y
externos. A pesar que estos sistemas espaciales se desarrollan en conjuntos urbanos con flujo considerable
entre distintas áreas, las PCR demarcan la separación clara del recinto con respecto al entorno. La presencia
de una sola entrada y de un circuito preestablecido y observable focaliza la atención sobre los eventos al
interior de las pirámides con rampa.

Su composición regular y repetida de macrorrecintos, sin embargo, no es serial. Lejos de asemejarse


al módulo repetible urbanísticamente de la cancha9, la PCR varía de acuerdo a las dimensiones de los
componentes del núcleo que se articula regularmente con tres elementos: recinto frontal, cuerpo superior
y recinto posterior, según el proceso de ascenso. Farfán10 realiza un análisis morfológico para identificar
Pachacamac, PCR II u

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las diferentes funciones distributivas. En la composición de los macrorrecintos aparece solo un acceso, una
rampa que separa el espacio público del espacio de representación, una serie de plataformas jerárquicamente
distintas y caminos de recorrido obligatorio. Imaginar el recorrido es reconocer la función donde el
aspecto escénico juega un rol sustancial. La evidente organización representativa de un espacio cerrado
en sí mismo −como el teatro− muestra la zona para el público y otra para la élite y oficiantes. A pesar que
se trata de banquetes, ceremonias religiosas o políticas de un gobernante, la función representativa parece
más posible que la función residencial.

Comparando estas estructuras con la organización del espacio ceremonial, en Puruchuco, Huaquerones
Pachacamac, Pirámide XIII Panquilma
y Gloria Chica se ha observado el proceso de secularización de los espacios ceremoniales que Villacorta11
ha definido como palacios. Sin entrar en el meollo de la definición12, vale la pena reconocer el proceso de
antropomorfización progresiva del poder. Esta transformación lleva a los cacicazgos ychsmas a sustituir
con algo nuevo y más cercano a los grandes montículos escalonados lima, adaptados a ceremonias
públicas con eventos procesionales visibles. La multifuncionalidad interna y la parte reconocible pública
de los espacios funcionan como unidades independientes hacia el interior. El núcleo del exterior, en
Pachacamac o en la Pampa de las Flores, funciona como parte de un sistema urbano. En Panquilma y
Tijerales, donde las funciones públicas y escénicas son difícilmente reconocibles, las PCR mantienen la
función aglutinante en el tejido de las construcciones. Más aún, allí donde la estructura polifuncional
determina algunas jerarquías interiores, se vuelven necesarias para establecer y mantener el equilibrio
Pachacamac, Pirámide XIV Pampa de las Flores,
Pirámide VII con el entorno.

La tecnología de las PCR se desarrolla junto a su evolución morfológica. El barro y la arcilla, a veces
encima de piedras, componen las estructuras perimetrales y las plataformas, a veces inclinadas para
Pampa de las Flores, Pirámide VI sujetar mejor los rellenos de contención. Las plataformas y muros perimetrales constituyen la base para
elevar tres elementos: los muros de separación, las estructuras con columnas hechas de madera de las
plataformas superiores y la materia vegetal de los techos. La edificación pierde progresivamente peso en el
proceso de elevación entre plataformas, estructural o visualmente, como aparece en el caso de la PCR 3c
de Pachacamac, conocida como «El mono». Farfán reconoce en esta, como en muchas otras, la existencia
Pachacamac, Pirámide I de la dualidad simbólica. Por ejemplo, en la capacidad de la rampa de separar ichoc y allauca − izquierda y
derecha. Pero hay más ejes en este sentido. La diferencia de niveles entre el recinto central, la plataforma y
los recintos o depósitos posteriores corresponde a la tripartición cosmológica de kay pacha, hanan pacha
y ucku pacha: el mundo del aquí y ahora corresponde al espacio abierto central, el mundo de arriba a
las plataformas de ofrendas y el mundo de adentro a los recintos. En esta tripartición la rampa enfatiza
la conexión del kay pacha, lugar público del aquí y ahora con el hanan pacha, lugar de los emisarios del
mundo de arriba. La zona de ofrenda corresponde a esa conexión y formaliza en clave ritual la necesidad
de mantener el equilibrio entre los diferentes planos cosmológicos: el terrestre y celeste.

En la visión dual andina es común la organización espacial y territorial y las expresiones constructivas
y aglutinantes del Intermedio definen una tendencia dúplice a escala arquitectónica como urbana. Los
volúmenes y las funciones son fácilmente adaptables a las lecturas del hanan y hurin, ichoc y allauca o
Pampa de las Flores, Pirámide IX
también lleno y vacío, alto y bajo, luminoso y oscuro. En este período se desarrolla la observación astronómica
Pampa de las Flores, Pirámide V y estética de las sombras, expresada en espacios en forma de meandros y en superficies trabajadas por la
luz, como aparece en Huaycán de Cieneguilla o en Puruchuco. El abandono de las macrovolumetrías
de las épocas precedentes y el contacto con una sociedad expansiva serrana genera asentamientos más
extendidos en los valles, más conurbados y conectados a los recursos y a la red infraestructural. Los cuerpos
Variante A arquitectónicos se reducen materialmente y aumentan en la distribución y organización. Nace la estética
del vacío y la sombra destinada a marcar los espacios públicos y ceremoniales de la sociedad Ychsma.

Tipos de PCR (Farfán, 2004) p

Pampa de las Flores, Pirámide IV

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4.2. La memoria de la sierra en la arquitectura de Chillón

Los cerros que la época Tardía involucra y el tamaño que la tecnología de


las murallas en tapia permite alcanzar son dos rasgos que caracterizan a la
arquitectura del Intermedio Tardío en el valle de Chillón. La herencia reticular
entre asentamientos precedentes establece la comunicación entre cerros
como Pro con Respiro, Collique con Volcán. Al mismo tiempo, tal memoria
determina desarrollos que incluyen cerros, caminos, canales y establecimientos
enteros en inmensos cercos unitarios. El aspecto de muchas estructuras como
Collique, cerro Pro o La Fortaleza en Ancón, cercadas en la cumbre de cerros y
amuralladas en la planicie, ha producido la clasificación tipológica de fortaleza13
sin tomar en cuenta que la construcción en altura, o rodeada de recintos, no
corresponde solo a la función defensiva. Esta lectura es comprensible a la luz
de los sucesos históricos: una forma de ver el paisaje como objeto de conquista
y de colonia necesita construir un imaginario defensivo. En este la presencia
de fortificaciones justifica el ataque destructivo. Las ventajas estratégicas de la
defensa del valle, gracias a las edificaciones en altura, son evidentes. Sin embargo,
la evolución cultural que genera estas tipologías utiliza la altura como elemento
de observación, ya sea en los grandes templos en U de la estación formativa como
en los centros ceremoniales de la época Lima. La misma concepción de montaña
artificial subyacente a la realización de los centros individuales en la altura
permite el control del territorio para normarlo y no para defenderlo.

A esto se debe añadir que aplicar la idea de un volumen predefinido y separado


de su contexto geomorfológico es un error. La noción de recinto sustenta el
concepto de espacio delimitado, cercado, público, seleccionado o sagrado.
En cada época de la arquitectura andina, el recinto, combinado con otros
elementos, define tipologías constructivas. Las murallas, como en Pachacamac
y en muchos otros centros ceremoniales tardíos, adquieren el sentido simbólico
que demuestran la existencia de una clase de poder. Más aún, muchas murallas
sugieren la extensión tangible de la influencia. Si nacen para definir el espacio
público frente a un templo, en el tiempo adquieren más funciones hasta
indicar la delimitación del territorio cuyo destino funcional ha sido planeado:
administrativo, ceremonial, habitacional y representativo.

El recinto delimita el conjunto dedicado a las observaciones astronómicas en la


época Formativa, un espacio público abierto en los centros ceremoniales lima.
Desde el límite de un conjunto de campos de cultivo ychsma hasta el módulo
de la cancha o un sistema de caminos epimurales de época Inca. Su presencia
es imprescindible para el desarrollo morfológico de la arquitectura ceremonial
y civil de la costa y denuncia la forma de agregar y segmentar el espacio, cuya
comprensión está en las mismas disposiciones iconográficas bidimensionales.

Villar14, por ejemplo, define los grupos de «ciudades fortificadas» como «fortalezas
aisladas de toda población» y Agurto15 las denomina «aldeas fortificadas»,
identificando una en Ancón, otra en Collique y una tercera, más al sur, en
Atocongo. Ancón16, por ejemplo, hoy aún reconocible al límite del desarrollo
urbano contemporáneo, muestra la ocupación formativa y del Intermedio
Temprano, posteriormente reconocida por el conjunto de murallas que involucran Collique, 3D (Guzmán, 2010) p
Collique, ortofoto u

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un núcleo central. También Collique17, visitado por viajeros desde el siglo XIX18, es
considerado por Rostworowski como el centro del señorío Colli, ha sido clasificado
recientemente como ciudadela fortificada19 y revela, junto al vecino cerro Volcán,
una evolución en su establecimiento. Collique muestra una ocupación en la
parte norte y al exterior de las murallas tardías. García20 mantiene lo señalado
por Rostworowski y añade otros destinos para este sitio, asociados a una parte
residencial en el cerro Volcán. Su análisis identifica seis sectores: defensivo, de
almacenamiento, público ceremonial, productivo urbano y residencial del
cacique. Esto se debe, sobre todo, a su posición estratégica en el valle que permite
la observación y el mejor acceso a los recursos de los diferentes pisos ecológicos.
Asimismo, la comunicación con los geoglifos de la quebrada de Canto Grande.

Agurto nota el vasto circuito de murallones de Chillón en Oquendo21. Se trata de


murallas inclinadas, hechas, por ambos lados, con barro mezclado con fragmentos
malacológicos y edificadas con capas de un metro de altura por un ancho variable
de hasta tres metros y medio. La tecnología, similar al tapial que se realiza con
mezclas de barro en encofrados desarmables, cerca un área de 625 hectáreas que
incluye Chuquitanta, las dos alas laterales de El Paraíso, el cerro Oquendo y parte
del cerro La Regla. Este fenómeno muestra la continuidad histórica relevante
que, durante el Intermedio Tardío, alcanza congregar la proliferación de sitios y
compacta el paisaje en una red interconectada de asentamientos22.

Todo el distrito de Carabayllo23 alberga una ocupación densa y constante que,


con el cacicazgo Colli, llega a una tensión significativa entre los grupos étnicos
en la distribución de los recursos. Originarios del grupo de los yungas, según las
fuentes de Huarochirí, los colli mantienen la actividad de culto constante hacia
Pariacaca con ofrendas de varios productos y coca24. Pero, por la presión de la
etnia serrana de los yauyos, reducen progresivamente su influencia sobre la parte
más baja del valle.

Esta percepción25 se refleja en sucesos climáticos y en consecuencias históricas. El


incremento de la temperatura permite, al principio, el ascenso de los colli hacia
los pisos ecológicos de la sierra, la mayor producción de coca y el fortalecimiento
del culto a Pariacaca. En un segundo momento, la expansión serrana de los
yauyos hacia abajo concentra los asentamientos de la yunga en el valle inferior.
El recorrido de este proceso de concentración es visible en la red de canales de
Huacoy: Comunera, Huacoy, Collique Alto e Infantas. Estos acontecimientos
históricos estarían bien marcados en las diferentes localizaciones de sitios del
Intermedio Temprano: La Uva, Collique, cerro Volcán y Huacoy.

Si bien la secuencia arqueológica de esta transición no ha sido definitivamente


establecida, es innegable que los sistemas concéntricos con murallas en las
cumbres de los cerros expresan la continuidad morfológica, con muchos
ejemplos en la sierra central, específicamente en Áncash. Quien haya edificado
los sistemas de observación concéntricos tuvo una relación más estrecha con los
sitios de Chanquillo o Yauyo que con la memoria de los centros ceremoniales de
la costa de época Lima. Es una paradoja del irreversible cambio de organización
territorial. La cultura de la sierra es destinada a determinar −dos veces− las
normas simbólicas y estéticas de la arquitectura pública de la costa de Chillón.
Oquendo, Murallas (Agurto Calvo, 1999) p
En el Rímac, en cambio, el panorama es radicalmente distinto.
Oquendo, Murallas u
Complejo Maranga: Tres Palos uu

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4.3. La cohesión entre tramas del Rímac

En el valle del Rímac la continuidad de desarrollo de los principales centros de


época Lima no solo se mantiene, sino que impulsa la estación constructiva que
activa todos los recursos hidrológicos de la región. Los canales de Magdalena y
Maranga permiten, por ejemplo, el crecimiento de Maranga y la aparición de
Mateo Salado, Huantille, entre otros. Gracias al canal de Huatica y sus derivaciones
crecen Limatambo, Santa Catalina, Túpac Amaru y Santa Cruz. Surco, a lo largo
de 29 kilómetros, conecta la huaca La Salina con Armatambo y la red de canales
de Ate hace posible la proliferación de Puruchuco, Huaquerones y otros. El
tejido conectivo entre Rímac y Lurín adquiere la habitabilidad ubicua que, de
norte a sur, proyecta un sistema productivo y de comunicación completo. Por
un lado, se fortalecen y consolidan los centros residenciales y multifuncionales
administrativos como Cajamarquilla26 y Huaycán de Pariachi. Por el otro,
la integración reticular se encarga de conectar las necesidades económicas
complejas entre un centro ceremonial y otro. Por primera vez en la historia de
este territorio, la estructura conectiva engendrada entre los valles naturales y
artificiales se vuelve un sistema unitario que, como un organismo polifuncional,
ejerce actividades coordinadas. Los centros ceremoniales como Maranga siguen
manteniendo la función dominante, pero permite la proliferación de otras Complejo Maranga (Canziani, 1987) p

huacas como Corpus, Palomino, Huantille y Panteón Chino, que se vuelven


sus sistemas satélites. Entre ellas una red de caminos, canales y áreas de cultivo
asegura la continuidad en la planificación. A diferencia del conjunto unitario de
Pachacamac, cuya amplitud no permite el surgimiento de secundarios centros,
Maranga genera una morfología reticular abierta. Su jerarquía es menos relevante
que su disposición.

La huaca Maranga se desarrolla durante la cultura Ychsma sin interferir


con los conjuntos ceremoniales de las épocas anteriores27. La orientación
originaria definida por las huacas San Marcos y Concha se mantiene hacia el Maranga Chayavilca (Tavera) p

sur en los grupos de Tres Palos28, Cruz Blanca29, La Palma30, San Miguel31 y
Chayavilca32. Sin embargo, la cohesión de la materia constructiva, volumetría
y recorridos determinan la continuidad urbana antes desconocida. La idea de
organización política y espacial pública antropocéntrica como ciudad no forma
parte del imaginario andino. Pero, la planificación urbana como red territorial
multicéntrica y polifuncional admite la concentración de complejos con diversos
elementos como Maranga. Tres Palos eleva una estructura con tapia enlucida con
blanco y amarillo en varios niveles, asociados a una principal con una rampa de
acceso y rampas en los recintos superiores.
Maranga Cruz Blanca (Tavera) p
Los 96 pozos en la parte más elevada revelan una actividad conectada con la
medición y las ofrendas. Al oeste de la huaca Tres Palos, un reservorio forma la
cuenca que distribuye el agua para el riego y el abastecimiento de estos sectores. Al
sur del complejo, en Huantinamarca33, aparecen las huellas de la administración
de una red de canales. La Cruz, San Miguel y Cruz Blanca integran el espacio
planificado alrededor de un centro abierto, cuyos canales se dirigen hacia el
exterior. Por un lado, la función ceremonial determina el aspecto de los volúmenes;
por el otro, las necesidades administrativas de una red territorial cohesionada
articulan los canales y caminos. Maranga Tres Palos 3D (Tavera) p
Maranga Cruz Blanca u

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El grupo de recintos de Cruz Blanca combina dos sistemas de diferentes niveles


alrededor de espacios abiertos centrales. La parte inferior rodea el espacio central
y un recinto con nichos a través de una sucesión de cuartos que construyen
recorridos ineludibles. En algunos de los recintos, la diferencia de nivel implica la
jerarquía en la habitabilidad y en la representación del espacio público o ceremonial.
Los recintos que incluyen escaleras hacen de los recorridos una verdadera norma
al interior de los ambientes cerrados. La parte alta, más jerárquica y exclusiva,
no permite la observación de eventos simultáneos. En este lugar los ambientes
cerrados y aislados entre ellos determinan eventos secuenciales.

La Palma, edificada también con tapia encofrada, presenta la tipología de PCR


rodeada por el recinto central que articula diferentes funciones. Este fenómeno
constructivo muestra cómo el modelo PCR se aplica a diseños urbanos diferentes,
constituyéndose como un recinto y sin necesidad de aislarse de manera autónoma.
Una particularidad de La Palma aparece con los elementos de bajo relieve donde
se representan aves piqueras en caída y con motivos escalonados. La evolución
iconográfica desde la época Lima resulta evidente: la estructura en forma de
meandro −en dos como en tres dimensiones que caracteriza a la estética lima−
deja espacio para el lenguaje modular fácilmente repetible. En la iconografía así
como en la arquitectura, el abandono de los espacios laberínticos y la adopción
de estructuras modulares permite la rápida multiplicación de los espacios
construidos en la misma región. Plataformas de este tipo aparecen también en
San Miguel asociadas a un complejo conjunto de recorridos en ascenso.

Las diferentes volumetrías se orientan en una malla de recorridos cuyos signos


más evidentes se hallan en el recinto de murallas.

Edificadas adosando varios elementos verticales hasta adquirir un ancho de más


de un metro, estas estructuras en tapia, en parte rectilíneas, definen un área de 44
hectáreas: la muralla occidental se extiende por 800 metros formando un retículo Maranga Chayavilca (Canziani, 1987) p

con otra septentrional y la meridional de 500 metros. El conjunto ha sido estudiado


por Middendorf34 y Canziani35 quienes reconocen tres ingresos y un nexo entre
el recinto amurallado, los caminos y el agrupamiento de edificaciones el interior,
respectivamente. En particular, la reconstrucción de las estructuras en U y del
palacio inca36 al interior del circuito de las murallas. La decoración en relieve
modular sugiere el uso representativo en un espacio relativamente reducido.

La presencia de parapetos de una amplitud suficiente revela la existencia de


caminos epimurales superelevados constituyendo otro circuito y punto de
vista de quien recorre los espacios entre los recintos. La necesidad de observar
ambientes interiores, caminos exteriores o la orientación en el paisaje es solo Mangomarca (Tello, 1999) p

en parte explicable con criterios de seguridad. Los recorridos epimurales,


como en Pachacamac, definen una malla superior cuya forma depende de las
estructuras en planta, pero cuyo camino precisan otra relación con el espacio. Se
trata, en efecto, de caminos duales, desde abajo y desde arriba, que se observan
recíprocamente y determinan el equilibrio en la edificación. El principio de
elevación se extiende a los recintos llanos y marca dos formas de reconocer el
orden espacial. En particular, los caminos epimurales delimitan puntos fijos
de descanso que, a diferencia de los umbrales de los ingresos, hacen posible la Maranga Tres Palos 3D (Tavera) p
observación del horizonte más vasto. Mateo Salado, ortofoto u
Mateo Salado uu

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El complejo de Maranga se extiende hacia diferentes sitios todavía visibles,


determinando la trama urbana cohesionada: Huantille37, huaca Corpus I38,
Panteón Chino, huaca Luz y Culebras, entre otros. Mateo Salado39, el más conocido,
reúne, en 30 hectáreas, cinco estructuras rodeadas por una muralla y un camino
de conexión hacia el oeste, con dirección a Pando y Maranga. La tecnología de
tapia incluye demarcaciones cuadriculares con huellas de soga, cuyas improntas
modulares permiten distanciar elementos constructivos repetidos como postes. La
morfología de las plataformas escalonadas ha sido observada, en parte, por Tello.

Una rampa principal conduce, desde el norte, hacia el espacio abierto central
rodeado por recintos reducidos a varios niveles. A diferencia de la tipología
pirámide con rampa, en Mateo Salado la congregación de recintos elevados es
aglutinante alrededor del espacio central y configura circuitos de movimientos
más articulados. Un fenómeno similar en la distribución sin elevación se observa
también en la huaca Palomino. Más al norte, la proliferación de huacas encuentra
La Milla, UNI, Palao, Aliaga y Ceres, hasta conectarse con el asentamiento de
Cajamarquilla40.

La posición de este centro, a 25 kilómetros del mar, cerca de Jicamarca y en


zona de intercambio con la sierra de Canta, determina también el camino para
comunicar el valle medio con Pachacamac o para dirigirse hacia Huarochirí y
Yauyos. El asentamiento de época Lima se amplifica significativamente gracias
al planeamiento de nuevas áreas como el conjunto Tello41, que sigue siendo
utilizado hasta la época Inca. Se trata de un macrorrecinto orientado hacia el
noreste que define una serie de áreas autónomas internas, cuya ocupación
implica la separación de funciones o unidades sociales. Varios conjuntos con la
misma orientación de Tello se ubican en la parte septentrional, definiendo una
trama cuatripartita ligera, pero reconocible. Más al sur, los recintos permiten
identificar una malla de homogénea densidad. El balance entre recintos abiertos
y áreas autónomas es equilibrado en la mitad, determinando un tratamiento
típico de las áreas residenciales o microproductivas. En la densidad invariada
se revela otro elemento de la planificación del Intermedio Tardío: una sociedad
compleja, establecida con diferentes funciones habitacionales, logra generar
una trama cohesionada entre actividades y cuya forma resulta homogénea.
Los tejidos epiteliales y las redes vegetales selváticas de estas regiones develan
agregados formales comparables a estas morfologías. Por otro lado, el patrimonio
iconográfico Ychsma corresponde a estructuras modulares geométricas que fijan
jerarquías cuatripartitas alrededor de figuras centrales42.

Al sur del río también se reconoce esta morfología en asentamientos como


Huaycán de Pariachi43, donde la concentración de recintos constituye una trama
homogénea, de manera independiente a la pendiente altimétrica determinada
por el valle.

Al otro extremo del valle, en las laderas del Morro Solar, Armatambo44 combina
el mismo tejido alrededor de diferentes núcleos aún reconocibles hoy entre las
huacas Lechuza, Cruz de Armatambo y San Pedro. La presencia de la bahía y las
playas de Chorrillos, los humedales de Villa y el estuario del Rímac delimitan
un área que explica la ubicación del canal de Sulco. Solo en este punto del Rímac
Armatambo (SAN, 1943) p
se combinan tantos recursos en una ladera climáticamente protegida de los
Armatambo, ortofoto u
Armatambo uu

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fenómenos marinos, a pesar de la proximidad del océano. Antes de la urbanización


contemporánea45, el diseño del territorio revela una orientación norte que ocupa
un área de 40 hectáreas articulando plataformas, caminos, conjuntos de recintos
multifuncionales entre las áreas de recursos naturales.

La presencia de dos asentamientos como Cajamarquilla y Armatambo,


que rodean desde dos extremos el valle, el complejo de Maranga, permite
aproximarse a la disposición y densidad habitacional que el valle de Rímac
alcanza durante este período. No solo los patrones de agrupación se estabilizan,
sino que el mismo diseño del territorio adquiere una forma homogénea
destinada a perdurar en el tiempo.

Villacorta considera, en el valle medio del Rímac, una extensión de 14


kilómetros entre Puruchuco y Huaycán de Paricachi, donde las características
del río muestran quebradas tributarias, ampliación del cauce, reducción
de la pendiente y filtraciones de la napa freática. Huaquerones, San Juan de
Pariachi y Gloria Chica forman parte de un desarrollo donde la diversificación
funcional es evidente. En San Juan, por ejemplo, aparecen, junto a campos de
cultivo, grupos de recintos sencillos, tendales y silos o depósitos46. Alrededor
del núcleo representativo del poder del curaca, denominado residencia, palacio
o PCR, se genera en el valle infraestructuras complementarias que organizan la
producción y distribución de los bienes. Si en San Juan de Pariachi el conjunto
representativo está relacionado a la tipología que aparece en el Horizonte Tardío
con Puruchuco, en Huaquerones las PCR dominan el espacio construido. Más
simplificadas que las del valle de Lurín, presentan espacios centrales reducidos,
pequeñas rampas y plataformas con dimensiones de podios, en el cual las
actividades normadas de las PCR solo se realizan en forma más simple. Esta
presencia permite suponer que las PCR de Huaquerones hayan sido activadas
como grupos satélites de las presentes en Lurín, considerando la cercanía y las
comunicaciones entre los valles.

La concentración de sitios en distintas áreas del Rímac corresponde al nacimiento


de los diferentes señoríos asociados a homónimos sistemas de canales. De esta
manera, por ejemplo, el señorío de Guatca comprende los curacazgos de Limatambo,
Cacaguasi y La Calera. El curacazgo de Cacaguasi incluye la huaca Felicia. El
curacazgo de Limatambo circunscribe las huacas Santa Catalina47 y Balconcillo,
Mataleuchita y La Universidad. El curacazgo de Santa Cruz48 contiene Santa Cruz
I y II, Pucclana, Huallamarca, Clínica Delgado y otras más. Una clasificación hoy
puntiforme de un sistema que se ha desarrollado según el patrón urbano.

La huaca San Borja49, por ejemplo, que presenta una arquitectura con tapia con
una plataforma escalonada de 40 x 50 metros, no guarda continuidad con Túpac
Amaru que aparece ligeramente más al norte. La red de sitios se desplaza hacia
el norte con Mangomarca50, Campoy51 y Canto Chico52. Hacia el sur, en cambio,
se ubican El Sauce53, Monterrico, La Rinconada54 y Cerro Colorado55. Hacia el
este los conjuntos de Alfonso Cobian56, Huachipa57; La Parra al norte del río y
San Alfonso y Huanchihuaylas al sur. El número de asentamientos es elevado y
demuestra la constante y cohesionada presencia en cada punto del valle, carente
Cajamarquilla (Narváez Luna, 2004) p
aún de censo definitivo58. Se trata de un mosaico cuya composición diseña una
Cajamarquilla, ortofoto u
vez más la trama completa de la región.
San Juan de Pariachi uu

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4.3. La proyección de un modelo teocrático en Lurín

La influencia de Pachacamac en el valle de Lurín se consolida y extiende en la época Ychsma gracias a la


presencia y difusión del modelo de la PCR que, en el centro, articula el proceso urbano y en la Pampa de
las Flores, o Panquilma, determina las áreas satélites. Los 15 conjuntos presentes en el sitio, de diferentes
dimensiones, orientación y disposición, generan, inevitablemente, un trazo de conexión que define el
sistema urbano. Para identificar los patrones de la planificación urbana vale la pena comparar la evolución
de Pachacamac con la diferente planificación de otros centros de la costa: Cahuachi59, capital teocrática
de la cultura Nasca en el sur, y Chan Chan, capital del reino Chimú en el norte. Existe, sobre todo, la
cuestión relacionada a los volúmenes que, en el caso de los montículos escalonados, implica la conexión
entre diferentes templos. La geometría meandriforme de Cahuachi origina un conjunto inextricable
de plataformas, recorridos, descansos y rampas que constituyen e involucran material de recorridos
planificados. Las sucesivas remodelaciones del centro ceremonial muestran la voluntad constructiva
unitaria y centralizada que, en Pachacamac, no se advierte. Las diferentes PCR aparecen sucesivamente y no
durante un solo evento constructivo y, a diferencia de Cahuachi, corresponden a conjuntos unitariamente
reconocibles como tipologías.

En Chan Chan60 la serie de macrorecintos autónomos crece progresivamente sustituyendo al precedente,


siguiendo la lógica modular. El resultado, distinto, es un sistema cohesionado de una forma planificada,
aunque cada recinto comparte varios elementos: la orientación con una sola abertura hacia el norte, la
distribución de elementos y la articulación de funciones. El desarrollo independiente de los diferentes
recintos no permite observar el proceso de planificación entre conjuntos y menos el diseño de una
infraestructura de conexión. En Pachacamac, por el contrario, se atisba un fenómeno diferente. Las PCR
crecen de manera autónoma, pero no acríticamente: se componen según la malla, mucho más ordenada,
que marcan áreas visiblemente planificadas alrededor de recorridos. Estos forman una malla que en la
época sucesiva va a definir áreas separadas61.

La existencia de barrios y recorridos en el sistema urbano planificado permite reconocer un sistema


teocrático maduro, donde la sociedad Ychsma define el poder en la multiplicación de conjuntos públicos
con rampa. Franco62 precisa ocho componentes para las pirámides con rampa: ingreso, espacio abierto
principal, plataformas superiores, depósitos principales y secundarios, recinto posterior, plataforma con
hornacinas y ambientes, y canchas laterales63.

Se trata de templos más pequeños asociados a cultos y administrados por curacas locales o de audiencias en
un sistema administrativo más extenso. Cieza de León64 señala que, con respecto a las PCR, cada gobernante
en el valle mantiene una residencia en grandes plataformas y portales, espacios abiertos para realizar
grandes banquetes. Calancha65 los señala como altares, sobre el cual decide cada autoridad particular en
una catedral. Si Pachacamac conserva la naturaleza de oráculo hasta la época Inca y Colonial, es razonable
considerar el uso de las PCR como estructuras de culto localizado dentro de un sistema mayor.

El debate sobre la función de las PCR en Pachacamac66 trata de equilibrar la presencia del curaca local y su
expresión de poder con las necesidades representativas del culto en la capital teocrática. La función escénica
de la PCR se adapta a ambos requerimientos: celebración del poder local y relación con el espacio ceremonial
y contexto oracular del sitio. Sin embargo, la función representativa se mantiene siempre evidente en tres
casos conocidos. En la PCR I67, las múltiples rampas evidencian espacios normados en su actividad pública
representativa. En la PCR II68, un complejo circuito de vestíbulos conduce al espacio ceremonial público,
cuya rampa longitudinal eleva la mirada hacia dos niveles de palco representativo y conduce a los depósitos;
el sector ceremonial central, techado, se abre hacia el espacio público con una estructura de columnas,
enmarcando a las personas que ocupan el escenario superelevado. En la PCR III, un recorrido aún más
Huaycán de Pariachi,
complejo entre vestíbulos conduce a dos espacios públicos orientados perpendicularmente. Su atisbo
ortofoto

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permite reconocer cómo la composición de elementos alrededor de un recorrido preestablecido determina


la forma definitiva del conjunto. La noción de espacio construido en torno a un recorrido, cuya forma es
preestablecida, es notoriamente andino; pero no se limita a la volumetría tangible de escala arquitectónica.
En el caso de Pachacamac, los recorridos entre recintos constituyen la traza que define y articula el centro
en su morfología general y del cual deviene el primer patrón de planificación unitaria. El diseño que nace
allí congrega los antiguos templos lima con las nuevas PCR en un conjunto morfológicamente homogéneo
y abre espacio para la integración de época Inca.

La función oracular de Pachacamac en época Ychsma se extiende en todo el valle y alcanza más de un
punto de referencia en el territorio, como Pampa de las Flores69 o Tijerales70. Sin embargo, muchos otros
mantienen la identidad autónoma no solo por su posición en relación al río, sino también por el tipo de
ocupación. Huaycán de Cieneguilla71 y Chontay72 son ejemplos de esta característica. La proliferación de
asentamientos es ubicua y diversificada, según la posición en el cono de deyección, chaupi yunga o yunga.
Aunque se trata de áreas más serranas o abiertas hacia la parte más baja del cono de deyección, en Lurín
la hidrografía permite la planificación de cada piso ecológico. Más de 20 sitios crecen alrededor de la
herencia Lima, mermando de esta manera la completa habitabilidad del recorrido hacia la sierra73.

Marcone nota en la zona de Cieneguilla diferentes patrones de asentamiento y define la arquitectura de


PCR en Panquilma74 que, con Tijerales y Río Seco, presenta afinidades y una agrupación que no revela la
jerarquía entre sitios.

En Huaycán de Cieneguilla la declinación de las PCR adquiere elementos formales iconográficos que hacen
de las superficies murales elementos nuevos y reconocibles. Los conjuntos se agregan según el patrón
Conjunto de PCR en
aglutinado que compone la base del tejido urbano, pero que no mezcla las funciones en la arquitectura Pachacamac (Eeckhout, 2004)
pública. Los elementos de la arquitectura se combinan para definir un lenguaje local: nichos, canales,
banquetas, frisos en bajorrelieve y ménsulas se mezclan con las aberturas y ventanas para determinar el
equilibro de los ambientes interiores. Álvarez75 señala recintos, espacios abiertos centrales, plataformas,
depósitos, espacios funerarios y caminos. Rodeado de audiencias, un conjunto más grande que incluye
una PCR hace posible la congregación de un número mayor de habitantes. Los recorridos planificados en
cada conjunto develan como la permeabilidad entre espacios sea casi nula. Al mismo tiempo, la abundante
diversidad de funciones en cada recinto denota la complejidad social que la arquitectura refleja.

Solo la abundante cantidad de humedad y agua, junto al uso consciente y


planificado de los recursos, justifica y, en parte, explica el crecimiento exponencial
de los asentamientos en Lurín. En el área del Rímac, la consolidación de ríos
y valles artificiales favorece el nacimiento de múltiples sitios directamente
asociados a la producción agrícola, consolidando un territorio homogéneo. En
Lurín, en cambio, el crecimiento desde el valle bajo hacia la sierra, además de
la cercanía al centro ceremonial influyente de Pachacamac, incluye más de 30 PCR I, II y III Pachacamac (Franco, 1998) p

sitios cuyas características varían según la particularidad geomorfológica. Cerca


al cono de deyección, donde no se verifica la unidad social, los sitios aparecen
distantes, con poca diferenciación morfológica. La influencia de Pachacamac
se hace evidente en la arquitectura de la Pampa de las Flores y en los centros
menores. La región chaupi yunga, de Cieneguilla hasta Río Seco, se caracteriza
por ser un valle más estrecho. Allí se origina el sistema reticular y denso de
establecimientos cuya arquitectura ceremonial y pública es la PCR, interpretada
con una iconografía modular en bajorrelieve. Más arriba la arquitectura
monumental de PCR desaparece, añadiendo elementos circulares a los recintos
cuadrangulares. La diferencia arquitectónica capaz de precisar el ambiente se
mantendrá en épocas posteriores como marcador del vasto sistema reticular.
Culto a Pachacamac. p PCR Panquilma (Eeckhout, 2004) p PCR Pachacamac 12B (Eeckhout, 2004) p
Guaman Poma de Ayala,
1986 (1613)

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La planificación consciente entre ecosistemas toma en cuenta cada variación bioclimática detectable y la
aplica en la distribución de nudos en el sistema reticular.

El paisaje se impacta, de esta manera, de la perpetua variación que la arquitectura pública o ceremonial
interpreta con sus elementos y orientaciones.

Se trata de una forma de representar la variedad del paisaje que implica el conocimiento de cada detalle
natural, bioclimático y geomorfológico. Solo donde la variación de los ecosistemas confluye en un espacio,
la copresencia de modelos constructivos versátiles se aplica y crea nuevos equilibrios ambientales. Esta
solución es también visible en la época Lima, pero en la época Ychsma su crecimiento es más célere y
adquiere elementos autocatalíticos. La PCR representa una tipología ideal en los nuevos asentamientos:
reducida, multifuncional, socialmente representativa, se adapta a cada tipo de asentamiento y es fácilmente
asociable a la red de caminos en el vasto sistema ceremonial urbano como en pequeños establecimientos.
En cada intervención, la modularidad de la PCR resulta adaptable a la malla del sitio que contribuye
a generar. De esta manera, la complejidad de este territorio se altera progresivamente, no por eventos
masivos, sino por microajustes progresivos necesarios para mantener el equilibrio en el tiempo. A pesar
del crecimiento exponencial de estructuras, el territorio no se altera, sino se adapta progresivamente sin
impactos traumáticos o irreversibles.

Conocer los ciclos bióticos produce una atención refinada y un trato consciente en la planificación. Gracias
a la acción constante y colectiva se logra la remodelación del paisaje, tocando contemporáneamente sus
aspectos más estratégicos, productivos y biodiversos. El diseño unitario se mantiene, de esta forma,
activo y se regenera cíclicamente. Tramas y trazas se profundizan en el tiempo, delicadamente. Toca la
piel de la tierra con delicadeza.

Pampa de las Flores, ortofoto u


San Juan De Pariachi p Huaycán de Cieneguilla uu
(Villacorta, 2004).
Mateo Salado, láser escáner 3D uuu

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La planificación territorial inca
y el policentrismo costeño
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La planificación territorial inca
y el policentrismo costeño

Hasta los castillos de arena


terminan en el mar

Jimi Hendrix

5.1. El diseño de la administración serrana en Chillón

Procedente de los valles sureños de Omas, Mala y Chilca, el inca Túpac Yupanqui,
hijo de Pacacútec, llega al señorío Ychsma alrededor de 1476. Después de concretar
un acuerdo con la élite del gobierno de Pachacamac sobre su permanencia en la
región1, los incas se dirigen hacia el valle de Chillón, donde encuentran el mosaico
territorial de los señoríos Colli, Canta y Quives. Reconstruyendo los conflictos
entre ellos por algunos cocales en el siglo XVI, Rostworowski2 ha identificado
una realidad económica y social fluida y en constante evolución. El señorío Colli
trata de extender su influencia desde el litoral hasta Quives, donde los cantas
ejercen constante expansión territorial para alcanzar un área geográficamente
privilegiado para los cocales. En el contexto de competencia entre las sociedades
yungas de la costa con los grupos yauyos de la sierra para establecer el poder
productivo económicamente y simbólicamente esencial, se define la llegada de
Túpac Yupanqui. Su presencia intensifica la presión serrana de los yauyos sobre
los yungas que terminan por dominar definitivamente el valle.

Esta serie de eventos se encuentra reflejada en el manuscrito de Dioses y Hombres


de Huarochirí, en el cual Ávila recoge la memoria ancestral de la supremacía
de Pariacaca sobre Huallallo Carhuincho, dios de los yungas3. Sin embargo, el
conflicto no se halla en un contexto neutral: el acontecimiento está directamente
asociado a la presencia de los incas, cuyos intereses convergen en la costa con
los de los yauyos para conquistar territorios yungas. La toponomástica quechua4
y la presencia de los establecimientos como Tambo Inga o Palacio de Oquendo
precisan la presencia inca. Pero la llegada de los incas a Chillón no corresponde,
como en otras regiones, a la actividad constructiva particularmente intensa.
Esto ocurre por dos razones. La primera depende de la herencia ychsma en la
planificación que, en el tiempo, ha logrado producir, mover e intercambiar un
número elevado de productos en el territorio ya saturado. El mantenimiento Túpac Inca. Guaman Poma de Ayala, 1986 (1613) p
Tambo Inga uu

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de la red autocatalítica y en funcionamiento se vuelve, entonces, el objetivo de


colonización inca que, en esta área, tiene un carácter más económico y social.
La segunda razón, histórica, se encuentra en el vínculo cultural que el valle de
Chillón, desde la época Arcaica, mantiene con la sierra. La morfología de los
sitios como El Paraíso o Pampa de los Perros, a diferencia de otras áreas, revelan
la comunicación con las herencias estéticas de centros ceremoniales arcaicos o
formativos como Kotosh, donde el tema del culto al fuego en espacios centrales
se declina con un lenguaje comparable5. La evolución en el Formativo y en el
Intermedio Temprano refleja este proceso y llega hasta los sistemas amurallados
tardíos de Collique y de sus asentamientos productivos y residenciales a lo largo
del río. Consecuentemente, la contribución inca al territorio, que ya conoce y
aglutina morfologías serranas en un contexto de conflictos sobre productos
esenciales, se mantiene arquitectónicamente poco emblemática, pero muy
presente en el plan administrativo de los recursos. Los dos asentamientos que
más reflejan esta presencia son Oquendo y Tambo Inca.

El Palacio de Oquendo aparece estratégicamente colocado dentro del circuito de


las murallas que conectan el área de asentamiento arcaico, formativo y Lima con
la ocupación Ychsma. El tejido conectivo generado por esta secuencia resulta
morfológicamente persistente y hace posible definir el contexto donde la nueva
presencia resulta evidente. La orientación del conjunto hacia el mar determina el
nuevo patrón de establecimiento en el valle donde la exposición hacia el interior
del valle garantiza el flujo de las comunicaciones. Su estructura interna, lejos
de adaptar la cuatripartición de la cancha inca a modelos costeños, exhibe una
forma propia. Un sistema de estrechos recorridos alrededor de espacios abiertos
casi concéntricos, de matriz procedente del Intermedio Tardío, conduce a
estructuras centrales autónomas. Un cerco unitario demarca el conjunto y lo
orienta en el paisaje.

A diferencia de Oquendo, donde la nueva estructura se inserta en el sistema


preexistente, Tambo Inga utiliza el promontorio natural próximo a Collique, pero
externo al conjunto urbano. Ubicado en el camino que conduce desde el Rímac
hasta Ancón y frente a la planificación colli, el sitio resulta baricéntrico en relación
a los caminos, a los sistemas canalizados y a la región de los cocales de chaupi
yunga. Allí el Tahuantinsuyo reemplaza a los habitantes yungas con mitimaes
yauyos, cantas y chacllas y vuelve a planificar el territorio en grupos sociales
homogéneos de unidades familiares de pachacas en el huno6 de Carabayllo. El
centro administrativo de esta reorganización es Tambo Inga7.

El análisis morfológico revela canchas organizadas en seis sectores que adaptan


los elementos típicos incas a la forma del montículo a la orientación en el paisaje
y a las funciones urbanas. El segundo sector contiene un espacio abierto central
fácilmente aplicable a las actividades públicas rodeado por kallankas. Los otros
sectores muestran la combinación de canchas adaptadas a la noción yunga de
recorrido quebrado en el recinto.

Vale la pena observar cómo en el valle las necesidades administrativas incas


en la arquitectura superan la naturaleza celebrativa de los múltiples centros
ceremoniales. La habilidad inca de integrar el territorio políticamente hostil
y étnicamente ajeno no se manifiesta mucho en la política de enfrentamiento, Tambo Inga (SAN, 1945) p
Palacio de Oquendo, ortofoto u

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sino en la asimilación de modelos preexistentes y en la progresiva sustitución cultural. Tambo Inga


es un ejemplo evidente de este principio en Chillón. En Rímac y Lurín, en cambio, se encuentra otra
unidad territorial dominada por abundantes núcleos y consolidada en el sistema que requiere otro tipo
de intervención. La mediación cultural con la realidad estabilizada y autosuficiente exige una propuesta
urbana distinta.

5.2. La construcción inca del consenso ychsma

Los ríos Rímac y Lurín, no obstante, configuran algunos ecosistemas diferentes. Su progresiva
domesticación genera un paisaje integrado donde coexisten y comunican núcleos lejanos y distintos:
la capital teocrática de Pachacamac, el centro ceremonial de Maranga y sus satélites y los sistemas
urbanos de Armatambo y Cajamarquilla constituyen nudos con características dispares. Sin embargo,
la conexión en un sistema reticular permite la constante circulación de productos y productores. El
policentrismo urbanístico ychsma que la sociedad Inca encuentra se presenta como un territorio
autosuficiente y autocatalítico. El prestigio de la teocracia de Pachacamac alcanza la mitología desde
Huarochirí hasta Pariacaca y constituye una región múltiple en el plano ambiental y unitario en el plano
cultural. La historia edificada en la geografía y sedimentada en tantos valles artificiales constituye la
identidad difícilmente sustituible.

La estrategia misma para beneficiarse de los productos y espacios del territorio ychsma es la adopción de
su tradición y la progresiva conversión. Este fenómeno es visible en el paisaje donde las intervenciones son
adecuadas a cada contexto.

En el norte de Rímac, por ejemplo, el complejo de Taulichusco es constituido para ejercer el control
administrativo sobre los centros como Maranga y Mateo Salado; Armatambo, más al sur, se transforma
en el puerto de Pachacamac; el Templo del Sol, caminos y edificaciones en Pachacamac atestiguan la nueva
influencia económica y cultural. La articulación de huacas que compone la región de Rímac está inervada
por una serie de canales que bajan hacia el sur, de este a oeste, cruzando varios caminos. La reconstrucción
de Guzmán8 devela un retículo que procede del litoral hacia el interior de canales orientados hacia el
noreste. Dos delimitan los confines orientales y occidentales de la huaca Maranga y determinan el eje
principal. Más hacia el interior, el canal Maranga delimita el mismo eje con Mateo Salado y el canal
Magdalena lo perpetúa morfológicamente. Prosiguiendo hacia el este, los canales Huatica e Isla mantienen
la misma orientación hasta el cerro El Agustino. Fluyen, en cambio, de este a oeste y al norte del río Rímac,
los canales Piedra Liza, Bocanegra y, al sur del río, el canal La Legua.

Los caminos de tierra replican la urdimbre de los recorridos de agua, generando la trama que, aproximándose
al río, reproduce la forma de su cauce. De esta manera, Maranga Chayavilca se conecta con Mateo Salado
y se dirige al este, hacia la huaca Felicia.

Otros dos ejes conectan el palacio de Taulichusco con el oráculo del Rímac y El Prado. La intervención
infraestructural inca potencia el sitio con dos recorridos mayores: el Camino Real de Ancón hacia
Pachacamac y otro el desde el Callao hasta la sierra central. El cruce de estos caminos mayores determina
el asentamiento administrativo más importante de los incas en el valle: su ubicación corresponde al área
de tres bocatomas próximas al río que permiten ejercer el control centralizado sobre el mosaico de las
huacas alimentadas en esa región.

El complejo inca de Taulichusco se inserta, entonces, en el centro del sistema de administración


hidroterritorial cuya planificación se remonta a la época Lima. El cronista Bernabé Cobo, describiendo la
capital española a un siglo de su fundación, reconoce la infraestructura prehispánica y su diseño, también
Palacio de Oquendo u

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el sistema de canalizaciones en Taulichusco y Sulco9. Rostworowski10 ubica definitivamente el sitio junto


al oráculo de Rímac y Gunther y Guzmán lo reconstruyen11 utilizando las tipologías de Maranga como
referencia principal. Un sistema de diferentes recintos12 articulados alrededor de la administración del
agua y algunas huacas componen los elementos notorios del lugar.

Al extremo suroeste de la región de Taulichusco, asentado en las faldas del Morro Solar, se encuentra la
presencia inca de Armatambo13 que alberga un número elevado de habitantes a punto de clasificar como
hunu familiar. Santillana14 precisa que en esta región existe un grupo de 40 000 familias que corresponde
a un huamani o provincia. Si se considera la densidad demográfica de la región comprendida por
Cajamarquilla al este, Armatambo al oeste y Pachacamac al sur, sin incluir Chillón, la superficie que los
incas incluyen en su expansión abarca una población que excede los 200 000 habitantes15. En términos
estrictamente urbanísticos, se trata de una metrópolis con bajo índice de densidad, donde las funciones se
diluyen en la planificación territorial.

En este contexto, la posición de Armatambo se establece como el puerto tradicional de Pachacamac y se


conecta con Taulichusco gracias al canal de Sulco. La estación Inca invierte esfuerzos en la ampliación
de sectores, propone nuevas tipologías constructivas y modifica las funciones de las estructuras
precedentes ychsmas.

Sin embargo, el interés inca en esta región se observa en la administración de los caminos existentes y en
la construcción de nuevos. El encuentro entre los ejes de comunicación se vuelve el punto estratégico que
determina el nuevo asentamiento o genera utilidad en la intervención del existente.

La existencia de la planificación preexistente, realizada en edificaciones con Reconstrucción digital del palacio de Taulichusco (Félix Andrade) p

tapia, es reutilizada en las nuevas edificaciones hechas con adobe de un tamaño


reconocible16, cuyo constituyente es una mezcla de argamasa con fragmentos de
moluscos o piedras.
Puruchuco

Se trata de un adobe típico visible también, según Tello , en el Templo del Sol y
17

en el palacio de Tauri Champi en Pachacamac. La presencia de un templo inca


pintado al interior de una estructura ychsma declara formalmente el proceso de
apropiación y continuidad sin eliminar la precedente.

La intervención arquitectónica asociada a un camino sin la eliminación de las


huellas anteriores se registra también en otros complejos multifuncionales y
en los centros ceremoniales principales como Maranga. Allí la estructura del
Palacio Inca, analizada al detalle por Canziani18, se adosa a un sistema de vastos
y extensos recorridos epimurales que determinan la malla urbana en dirección
norte sur.

Dos elementos permiten reconocer la relación que la arquitectura inca establece


con su entorno: la definición de caminos y la ausencia del espacio interior central.

La estructura del Palacio Inca no solamente se adosa a la muralla. La forma que


conduce a los caminos superelevados describe un recorrido espiral conectado a
la rampa de origen lima y presente en varias tradiciones de la costa. Más aún,
la presencia de espacios jerarquizados y habitables solo es progresivamente
comprensible a la luz de la planificación ychsma y no permite la afirmación de
espacios homogéneos como en la tipología de las canchas. En este caso también
la presencia inca busca la construcción del consenso más que la afirmación del
modelo propio. Puruchuco (Gasparini, 1980) p

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En el valle medio, la presencia inca ha sido documentada por Villacorta en Puruchuco19 y San Juan
de Pariachi 20, en los cuales conjuntos unitarios o complejos de recintos se añaden a los asentamientos
preexistentes como en Maranga. El elemento que evidencia la existencia la nueva administración, como
aparece en Puruchuco, es el ushnu, pero la convivencia con los elementos de la tradición costeña se
mantiene constante en los establecimientos. El respeto a los asentamientos existentes y la búsqueda de un
consenso con sus formas se vuelve evidente en diferentes escalas constructivas. Las distribuciones nuevas
del espacio en Puruchuco, por ejemplo, sugiere cómo la función de la rampa ha variado en el espacio
abierto central y que las dos áreas, la pública y la de acceso restringido, se equilibran ocupando la mitad
de la edificación. El espacio es distribuido en depósitos, ambientes de transformación y abastecimiento
de alimentos, áreas residenciales y de representación de acceso restringido. La morfología de los caminos
de recorridos ineludibles al interior de la estructura revela la existencia de normas predefinidas que se
originaron en la costa. Sin embargo, otros atributos son propios de la estética inca: la alternancia entre
espacios abiertos y cerrados es típica de la cancha, así como las aperturas convergentes de doble jamba y
los elementos decorativos de los nichos como en Pachacamac o, más al sur, Tambo Colorado.

El uso de la sombra no se limita para los constructores incas a la piedra e introducen importantes
variaciones formales. La búsqueda sobre el adobe o la tapia como en los nichos triangulares en Puruchuco
sugieren la aplicación de las observaciones de las motos helíacas a las formas locales. Las sombras solares
proyectadas por los nichos inducen la clasificación del año y el control y la socialización del tiempo. Las
residencias de la élite inca en la región incluyen, entre sus actividades, la definición de un calendario y
actividades rituales asociadas a este. Por un lado, se evidencia la difusión emblemática de la nueva función
en el patrón constructivo. Por el otro, la necesidad de construir el consenso implica la adopción del idioma
formal localmente comprensible. El resultado es un mestizaje en el que ambas sociedades contribuyen a la
creación de un lenguaje nuevo.

Entre Rímac y Lurín la presencia inca es variada, pero constante y puntiforme, donde la infraestructura
de tránsito lo requiere. Muchos asentamientos ychmas21 siguen existiendo y conviven con los incas y
solo algunos presentan rasgos serranos inequívocos. En el valle de Lurín, por ejemplo, la ocupación inca,
analizada por Marcone, se concentra en el valle medio de chaupi yunga, particularmente en Cieneguilla22.
El patrón de asentamiento en el valle se articula en tres partes: el cono de deyección, el área de Cieneguilla
y arriba de Río Seco. En la primera, los sitios se mantienen aislados y jerárquicamente sujetos a la
influencia de Pachacamac. En la segunda, en cambio, se observa, en un valle estrecho, la multiplicación de
asentamientos con funciones públicas y elementos típicos ychmas como el uso de la PCR o la decoración
con cenefas. En la tercera, desaparece progresivamente la presencia de sitios tardíos con elementos de la
costa para dejar espacio a estructuras circulares y de origen serrano. Destacan los sitios23 de Panquilma,
Tijerales, Río Seco y Huaycán por su magnitud y complejidad, pero solo en Huaycán se observan las
huellas de la arquitectura inca.

Maranga. Palacio inca (Canziani, 1987) u San Juan de Pariachi u


Maranga. Área inca uu

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En el medio, entre la penetración serrana y la influencia de Pachacamac, la


abertura del camino inca que conduce a Pariacaca permite a Huaycán jugar un
papel importante en el tránsito de bienes y personas. La planificación tardía de
Huaycán24 muestra la aglutinación de macrorecintos jerarquizados alrededor de
la arquitectura principal en forma de PCR y algunos caminos centrípetos. La
intervención inca en un edificio aislado y menor en comparación al complejo
indica la estrategia de acercamiento y administración indirecta con la red en
funcionamiento.

Más abajo, en el valle, la disposición de Pueblo Viejo-Pucará25 presenta un


asentamiento completamente distinto. Asentado en la quebrada lateral que
definen las lomas del cono de deyección de Lurín, el conjunto habitacional se
desarrolla durante el Horizonte Tardío y es abandonado poco después de la
Conquista. Producto de mitimaes de los Caringa26, procedentes de la sierra de
Huarochirí, el nuevo asentamiento fue establecido por la política de expansión del
Tahuantinsuyu. Pueblo Viejo-Pucará ocupa 12 hectáreas de área construida que
incluye 570 unidades domésticas distribuidas en cinco grupos, dos sitios satélites
y un conjunto de andenes. El sistema de captación de la humedad que configura
los andenes se extiende, en realidad, sobre el área extensa de lomas. Entre los
grupos de construcciones, dos estructuras con un vasto espacio abierto central
y áreas de almacenamientos definen el espacio central del sistema policéntrico.
Desde uno de los dos, el punto de vista permite divisar desde el valle hasta el
ingreso meridional de Pachacamac, mientras otras áreas resultan protegidas por
la conformación natural del valle. La proximidad a las lomas y a los productos
asociados a este ecosistema devela el interés inca sobre los establecimientos de
Pueblo Viejo-Pucará. La presencia de yuca, achira, camote, maíz y los pastizales
denotan una modalidad productiva interesante para el intercambio con la costa,
haciendo de Pueblo Viejo-Pucará el sitio más poblado de Lurín.

Makowski27 encuentra cinco tipologías recurrentes cuya combinación define la


sintaxis urbana de Pueblo Viejo-Pucará: estructuras con techo de piedra, planta
cuatripartita y dos pisos, estructuras simétricas cuatripartitas con techo de piedra
plana y camino en el primer piso, recintos cuatripartitos sin techo o con techo
perecible, espacio abierto de forma regular y espacio abierto de forma irregular28.

El análisis morfológico del sector III revela un tejido urbano desarticulado, donde
algunos espacios abiertos en los recintos constituyen las unidades habitacionales.
La tecnología constructiva devela el uso de piedra semicanteada en la cara
exterior de las estructuras y en el interior mortero de arcilla con fragmentos de
hematita y limón. La combinación de dimensiones en el uso de la piedra varía
entre la alternancia de capas horizontales, la inserción de bloques esquineros o
para los umbrales y el uso de piedras medianas poligonales. El sector II desarrolla
recintos cohesionados alrededor del espacio central que incluye una huanca
asociada a un altar. Su uso ceremonial, y en parte administrativo, es reconocible
así como el equilibrio planificado entre espacios abiertos y cerrados. Los sectores
IV y V, realizados como conjuntos modulares de unidades domésticas, permiten
dominar el valle desde las lomas de Pucará hasta el ingreso de Pachacamac. La
presencia constante de varios elementos de la arquitectura permite reconocer su
declinación en diferentes ejemplos: cámaras subterráneas usadas como depósito
Pueblo Viejo. Pucara: sectores III, IV y II p
(Makowski, 2002)
Pueblo Viejo. Pucara, ortofoto u

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o cuyeras; pozos subterráneos revestidos con piedra y enlucidos con arcilla en las extremidades de los
ambientes o cerca de fogones; plataformas con escalón, revestidas con piedra o enlucidas, adosadas a
frentes con una baqueta y techadas como pórticos; cocinas con canaletas para la quema de troncos de
madera; fogones revestidos con arcilla; hoyos para cántaros; batanes y canaletas.

La morfología urbana, propiamente serrana, resulta llamativa por las dimensiones, las modalidades de
asentamiento y la complejidad de funciones y elementos. El trabajo de Makowski no solo coloca en duda
la tradicional visión de supremacía histórica de la estética y la planificación costeñas, sino que observa
cómo la presencia, aún provisional de mitimaes, trae consigo el conjunto completo de nociones urbanas.
Pueblo Viejo-Pucará es una fundación urbana habitacional policéntica que define un paisaje cohesionado
y autosuficiente, capaz de relacionarse con otros asentamientos del valle bajo y mantener su origen serrano.
Abarcando 12 hectáreas, su presencia muestra el proyecto político inca de una considerable magnitud
que los sucesos históricos interrumpen. Asimismo, su estancia breve influye significativamente por la
proximidad con el centro ceremonial mayor de Lurín y de toda la costa andina: Pachacamac.

5.3. La conquista como persuasión en Pachacamac

La necesidad de legitimar el poder a través de la sucesión avalada por los oráculos principales del territorio
es el primer objetivo político de la expansión inca. Antes de la anexión de una región tan productiva
y desarrollada como Ychsma y de establecer la forma de intercambio, el impulso para alcanzar el
Chinchaysuyu deriva del poder de reconocimiento de sus lugares sagrados. En un mundo donde las
decisiones mayores dependen de la voluntad expresada por las huacas, de su favor, el prestigio del inca y de
sus palabras, el destino de un gobierno.

Recibir el reconocimiento formal y la protección de los oráculos principales locales como Huanacaure, cerca
de Cusco, o lejanos como Pariacaca o Titicaca, es un requisito necesario para la adquisición y el mantenimiento
del poder del inca29.

Esta razón impulsa al hijo y sucesor de Pachacútec, Túpac Inca, a buscar el reconocimiento formal del oráculo
mayor de la costa a cambio de difundir su culto en el resto del Tahuantinsuyu. El mito, asociado a la relación
del soberano inca con el centro ceremonial más prestigioso de toda la costa, revela estas intenciones.

El cronista Santillán explica que Pachacamac se manifiesta al futuro inca antes de nacer como divinidad
todopoderosa de la costa y que el inca, después de una larga peregrinación y ayuno en el centro ceremonial,
recibe de la Huaca las instrucciones para erigir templos en su honor y difundir su culto a cambio de la
protección sobre su reinado30.

La respuesta del inca a estos requerimientos es clara y se orienta en dos direcciones. La primera, construir
la impronta arquitectónica inca en Pachacamac respetando el origen y la memoria ychmas y generar la
alianza de estabilidad entre las dos sociedades. La segunda, lograr, en la misma Huaca, la convergencia de las
rutas que proceden del norte con el camino que se origina en la sierra central de Pariacaca, restableciendo,
de esta manera, la presencia de los cultos ancestrales de la sierra con el culto solar del Imperio.

Fortalecer la tradición de Pariacaca en Pachacamac no solo estabiliza la relación entre los incas y otras
etnias de la sierra, sino también legitima la presencia y supremacía ancestral de los dioses serranos
en la costa, porque de ellos depende la llegada del agua. El respeto que Túpac Inca reconoce a varias
huacas aparece también en el manuscrito de Dioses y hombres de Huarochirí: el soberano convoca a
todas las divinidades mayores del Imperio en Cusco para recibir el apoyo necesario con el objeto de
pacificar una etnia rebelde de la sierra. Entre ellos, Pachacamac, también conocido como el Señor
Pachacamac, ortofoto u
Pachacamac, Templo del Sol uu

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de los Temblores, se disculpa por no intervenir a causa de su excesivo poder


sísmico. Pariacaca, en cambio, se compromete a pacificar la etnia a través de
su emisario, el hijo Macahuisa 31.

El fortalecimiento en la época Inca del camino que conecta el valle del Mantaro
con el de Lurín refleja ese propósito. La ruta, entre Pachacamac y Xauxa, es capaz
de difundir la memoria ancestral en la estructura codificada de la mitología inca.
El Qhapaq Ñan cumple con el propósito de articular un largo recorrido de huacas
y, al mismo tiempo, difundir el culto y la influencia de Pachacamac, renovado
gracias al nuevo culto del Sol. La conquista del oráculo mayor se trasforma, de
esta manera, en un sistema de persuasión basado en una forma de reciprocidad.
Por un lado, Pachacamac vuelve a conectarse con los mitos de Pariacaca y
difunde su culto más allá de los valles de la costa central; por el otro, el imperio
Inca es legitimado por la autoridad oracular y recibe la protección reconocible en
cualquier otro centro ceremonial del imperio. El establecimiento de una relación
económica estable con una región productiva como la de Ychsma es el resultado
de la negociación del tipo mítico religioso. La planificación territorial y el lenguaje
arquitectónico que de allí se derivan reflejan la naturaleza de ese acuerdo.

El recorrido del Qhapaq Ñan, que cruza la cordillera occidental por 235 kilómetros,
articula un conjunto de centros ceremoniales, huacas y lugares sagrados entre los
dos polos principales de Pariacaca y Pachacamac. El camino conecta el río Lurín
con la cuenca de los ríos Mala, Cañete y Cochas, generando de esta manera una
red de intercambio y de comunicación entre muchas regiones. La presencia del
camino consolida los asentamientos de Colca, Huaycán, Río Seco, Piedra Liza,
Nieve Nieve, Chillaco y Las Palmas32, asegurando el flujo de productos en dos
direcciones, entre la costa y la sierra central. El camino, entrado en Pachacamac,
cruza a otro de dirección norte sur que recibe el tráfico procedente de todos los
valles de Chinchaysuyu. Este eje aparece bien marcado en la planificación del
área central del monumento, pero su origen no es inca. El recorrido norte sur,
entre las PCR VII y IV, posee una parte con trazo de origen ychsma que define el
límite entre los templos y el espacio contenido entre la primera y segunda muralla,
atribuida, en cambio, al Horizonte Tardío33. La trayectoria es originariamente
orientada hacia la PCR II34. Sin embargo, la investigación de Makowski señala que
«la traza ortogonal de Pachacamac con las imponentes murallas perimétricas,
amplios recintos que dividen espacios internos, y las anchas avenidas corresponde
a la planificación imperial inca»35. El análisis morfológico confirma plenamente
este indicio, el evidente intento de unificar bajo un sistema urbano unitario la
evolución y crecimiento progresivo de las PCR carentes de planificación. La misma
noción de macrorecinto y macrocamino se aplica fácilmente a la urbanística inca.

Las intervenciones arquitectónicas incas en Pachacamac se concentran en la


edificación del Templo del Sol, a partir del encapsulamiento de una estructura
lima, del Acllahuasi, la residencia de Taurichumpi y la «Plaza de los Peregrinos».
El templo mayor del monumento adscrito a Pachacutec, también conocido
como Punchaucancha, ha sido estudiado por Franco36. Fue edificado como la
estructura más visible y de mayor tamaño37 entre los templos de Pachacamac,
incorporando un templo lima y conectando la primera muralla con el templo Pachacamac, Templo del Sol: volumetría, altares p
y recorridos (Franco, 1996)
de Pachacamac. Su estructura se abre al oriente para recibir a los peregrinos, se Pachacamac, Templo del Sol u

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Reconstrucciones 3D de
Pachacamac, Templo del Sol
(Pinasco, 2010)

Pachacamac (Uhle, 1905)

Reconstrucción 3D de Pachacamac,
Templo del Sol (Pinasco, 2010)

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desarrolla en una progresiva subida de cinco niveles de plataformas y alcanza la


parte superior donde el templo se orienta hacia el oeste, el mar. Las plataformas,
en una primera fase, han sido construidas con piedra semicanteada sin pintar.
Sucesivamente han sido enlucidas y coloreadas de morado y, posteriormente,
de amarillo. En la parte superior, una plataforma con hornacinas se abre hacia
el mar. La subida progresiva hacia las plataformas superiores determina un
dibujo de tipo espiral, donde la llegada a la plataforma superior requiere cada
vez un recorrido distinto. La parte superior, pública e invisible desde la parte
baja, delimita un ambiente coral aislado, en la cual la relación con los elementos
del paisaje se vuelve principal.

Más al sur se edifica la estructura íntegramente inca para el uso exclusivamente


femenino: el Acllahuasi o Mamaconas. Reconstruido por Tello en 1945 y
llamado Templo de la Luna por Squier, está asociado a la producción de
textiles y preparación de mujeres, acllas, de elevado rango y responsabilidad
social38. Se compone de una zona con estanque y canalizaciones a cielo abierto,
espacios abiertos centrales y una serie de conjuntos con ambientes angostos
que rodean el espacio abierto con nichos de doble jamba39. La presencia de una
serie de canales y reservorios de agua dedicados únicamente a este conjunto de
edificios, o a los recorridos ineludibles y estrechos, declaran el uso endógeno de Acllahuasi (Matsumoto, 2005) p
los espacios. Estos fueron concebidos para acoger en el interior los espacios de
la sociabilidad y no para presentarlos a multitudes de peregrinos como sucede
con las plataformas del Templo del Sol: abiertas y visibles en varias direcciones.

La concentración de grandes espacios públicos es visible en el área como en la


Plaza de los Peregrinos, edificada como un conjunto unitario sobre plataformas
de ofrendas del Intermedio Temprano40. La intervención inca, en cambio, define
un vasto espacio de 600 x 65 metros suficientes para albergar un número alto de
peregrinos determinadas ocasiones. Su posición fuera del territorio amurallado
con columnas de base cuadrangular como base de la que Tello define kallanka
y la presencia de canales permite asociar el sitio a estadías temporales41. Otra Maqueta de Pachacamac (Ccosi, 1960) p

tipología de edificación, en cambio, es Tauri Chumpi42, un complejo residencial


de la élite ubicado en la parte este del monumento próximo al río Lurín. Su
morfología está estrictamente asociada a la tradición ychsma e indica cómo la
élite, que los españoles encuentran a su llegada a Pachacamac, es una sociedad
que expresa su poder en la arquitectura de una manera composita.

La complejidad y la longevidad de la influencia territorial de Pachacamac se


extienden más en el tiempo y espacio de la misma planificación del Horizonte
Tardío. No obstante, los evidentes esfuerzos de tres generaciones de dominación
inca para asimilar la monumentalidad del sitio y convertirlo en la huaca imperial.
Su función oracular precede al diseño inca y no solamente retrocede a la expresión
ychsma de las PCR o a los templos escalonados de la estación Lima.

La función oracular del lugar, determinada por la confluencia de muchos y


distintos elementos naturales y culturales, es insustituible en la transmisión
directa de información. Por esta razón, el lugar sigue concentrando templos,
audiencias, PCR, áreas de ofrendas, circuitos de ceremonias públicas, complejos
aislados y circuitos de conexión. La progresiva estratificación de eventos
Acllahuasi. Guaman Poma de Ayala, 1986 (1613) p
Pachacamac, Acllahuasi u

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constructivos y ceremoniales incrementa en el tiempo la autoridad del lugar y


confiere a sus monumentos una especie de extraterritorialidad.

Si se compara la intervención inca en los valles de Chillón, Rímac y Lurín con


los aportes realizados en Pachacamac, la diferencia es evidente. En Chillón, la
presencia inca apunta a favorecer el ingreso de los yauyos y limitar la presencia
de los yungas, manifestándose en la forma de conflicto sobre los cocales. Esto
induce la ínfima presencia de asentamientos de tipo administrativo focalizados
en el manejo de los recursos locales. En Rímac, donde la planificación ychsma ha
llegado a la saturación del paisaje, los incas aparecen de manera puntiforme pero
ubicua en los centros ceremoniales, en las áreas residenciales y en las productivas.
Su huella se manifiesta mestizando la arquitectura en la compleja y sedimentada
estética de la herencia ychsma. En Lurín, la presencia de los mitimaes de Pueblo
Viejo - Pucará introduce otro criterio para insertar la planificación serrana en la
costa. La presencia de un asentamiento de dimensiones y formas tan autónomas
y distintas, levanta algunas interrogantes sobre los procesos y, sobre todo, los
tiempos de asimilación de una tradición constructiva tan disímil.

En Pachacamac la estética inca mira a la construcción de un imaginario


permanente. Esto acontece a diferentes niveles: reutilizando los grandes
recintos del las PCR y su tradición, construyendo nuevas residencias de la élite,
proponiendo un nuevo modelo en la costa para la arquitectura ceremonial
monumental, planificando el encuentro de los caminos del Qhapaq Ñan y
conectando directamente y simbólicamente las huacas lejanas en una sola
planificación. El diseño implica aglutinar la memoria milenaria para identificarla
con el nuevo poder y proyectarla en el vasto imperio.

Es un plan ambicioso y factible en las condiciones que los planificadores incas


logran observar. Sin embargo, ningún imaginario estético es eterno. Los centros
ceremoniales históricamente saben cíclicamente renovar su morfogénesis gracias
a la memoria milenaria del paisaje. Pero, ningún lugar cosmocéntrico sobrevive
fácilmente a la ola europea destinada a sumergir todo un continente con la
violencia instantánea de impacto letal. La visibilidad de las huacas se borra en la
historia de la Conquista. Hasta los castillos de arena terminan en el mar.

Pachacamac, Tauri Chumpi


u

y Plaza de los Peregrinos (Matsumoto, 2005)


Pachacamac, Tauri Chumpi u
Pachacamac, láser escáner 3D uu

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6
Memoria contemporánea
y traza urbana prehispánica
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

6
Memoria contemporánea
y traza urbana prehispánica

La belleza cambia al mundo


y lo cambia una persona a la vez

Renzo Piano

6.1. Las cicatrices en la trama urbana

La construcción del damero1 español como patrón emblemático de la nueva dominación tiene consecuencias
irreversibles en el paisaje de la Lima prehispánica. Ante todo, el territorio atraviesa una rápida disminución
demográfica que destruye el conjunto de conexiones y núcleos urbanos y agrícolas, cuyo retículo ha sido
lentamente desarrollado a lo largo de milenios. La interrupción improvisa el nexo entre los pisos ecológicos,
determina el adviento de monocultivos intensivos y, sobre todo, la concentración de la arquitectura civil. La
refinada planificación territorial es sustituida por la primitiva dicotomía contextos urbano y central versus
contextos rural y marginal. La imposición de la noción de centro y periferia, ausente completamente en
la estructura reticular del paisaje prehispánico, desarticula la conexión entre las funciones del territorio.
La ancestral combinación de los ciclos productivos de la naturaleza con la sociedad se desintegra, bajo la
imposición de un modelo antropocéntrico destinado a destrozar el índice de rendimiento de los terrenos
de cultivo y ganadería en favor de actividades de explotación de los recursos. En poco más de un siglo, una
población de 200 000 habitantes en alrededor de 2 600 kilómetros cuadradados en 150 asentamientos es
reducida a 24 000, cuyo 8% es indígena, en una sola fundación cercada2. Arquitectura, espacio y tiempo
prehispánicos desaparecen con los indígenas del territorio considerado tierra vacía para la conquista. Los
centros ceremoniales son sustituidos por haciendas y los indígenas supérstites confinados, a partir de
1570, en reducciones3. Los bosques son destruidos, el policultivo desaparece y el equilibrio dinámico de
Plan de zonificación
los recursos es abandonado en favor del monocultivo inadaptable a los terrenos. (Alexander, 1927)
Asimismo, la ausencia de cualquier patrón estético en la arquitectura de las
haciendas. La recuperación de la demografía se logra recién en el siglo XX: 150 000
residentes concentrados en el casco histórico4. En la historia de la urbanística es
difícil encontrar un trauma y empobrecimiento de esta magnitud.

El crecimiento de Lima, hasta 1904, se concentra alrededor del Cercado. La


expansión histórica del damero en crecimiento encuentra la red de caminos
y canales que le conviene mantener al nuevo gobierno. Por la ausencia de una
mejor planificación, el nuevo trazado empieza a utilizar el antiguo, sobre todo, la
infraestructura viaria. Sin embargo, la primera expansión de Lima, que permite
la forma vegetativa autónoma, deviene con el ferrocarril a fines del siglo XIX
y con el tranvía. Una línea hacia el oeste conecta el centro con el Callao. Otra

192 193
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

con dirección al sur alcanza Miraflores, Barranco y Chorrillos. Otra sigue la actual avenida Brasil. En el En los años sesenta, la parte septentrional de Maranga es ocupada por la planificación del nuevo
proceso de la progresiva urbanización, las haciendas se trasforman en barrios que se conectan a través de campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y, la parte sur, por el jardín zoológico del
caminos, estos son adaptados al medio de transporte que se difunde a lo largo de todo el siglo: el automóvil. Parque de las Leyendas, donde todavía se conserva el mayor número de estructuras. En los años
Una parte del crecimiento infraestructural sigue la tendencia de las grandes avenidas norteamericanas y ochenta, los ocupantes de las áreas intangibles del monumento reciben la titulación y, por defecto, la
la otra, la noción europea de bulevar. El plan de zonificación de 1927 de Alexander5 combina estas dos legitimación para establecerse.
herencias. La necesidad de planificar rápidamente el crecimiento de la ciudad es acompañada del célere
Las intervenciones institucionales se desarrollan según un plan que, en el tiempo, no aprenden a incluir el
crecimiento demográfico: el censo de 1940 arroja medio millón de habitantes6.
patrimonio histórico. La construcción de túneles en Puruchuco, en 2014, por ejemplo, para el tránsito de
La velocidad del incremento demográfico afecta a las huacas, olvidadas hasta ese momento por la mirada millares de vehículos, contrasta directamente con la zona de intangibilidad definida, el área del complejo,
occidental del paisaje urbano. La necesidad de construir adobes para las nuevas edificaciones trasforma los por el Ministerio de Cultura. La evidente divergencia de objetivos en cuanto a desarrollo territorial indica
antiguos centros en canteras y altera significativamente otras, que la arqueología recientemente empieza a la necesidad que estimule la planificación integrada15.
poner bajo censo. A pesar de la defensa de muchos monumentos por parte de las primeras generaciones de
El tercer tipo, la invasión de tierras, implica la ocupación espontánea por grupos que superan los límites
las investigaciones arqueológicas, gran parte de la herencia prehispánica desaparece bajo la expansión de la
de las áreas planificadas y se extienden en el territorio sin una infraestructura urbana. Un caso de
nueva metrópolis. Las formas de destrucción del patrimonio son clasificables en seis tipos: la fagocitación,
significativas dimensiones es Armatambo en los años ochenta y noventa, donde las áreas residenciales han
como Pucllana, donde el tejido urbano se acerca fagocitando espacios abiertos; la planificación, como
subido progresivamente hacia el Morro Solar, encapsulando las huacas que forman parte del precedente
huaca Concha, donde el plan urbano de desarrollo elimina el precedente; la invasión, como Armatambo,
asentamiento ychsma16. Se trata de un proceso cíclico y gradual: su estudio revela procesos morfológicos
donde el crecimiento espontáneo de los asentamientos se vuelve ingobernable; la reconstrucción, como
comparables con los crecimientos autónomos intersticiales entre áreas planificadas descritas por Gilles
Huallamarca, donde la voluntad de recrear supera la de conservar; la explotación, como Catalina Huanca,
Clement en el Tercer paisaje17. Su marginalidad adquiere la forma de diagnóstico cuando supera el umbral
donde el uso industrial de los recursos desintegra y desaparece el paisaje, borrando sus huellas visibles.
de la visibilidad. Por esta razón, su análisis en contextos urbanos prehispánicos como Armatambo se revela
Narváez ha documentado una parte de este proceso7.
fundamental para reconocer pautas constructivas colectivas. En 1998, las huacas Naranjal y Aznapuquio
El primer tipo, la fagocitación, muestra cómo el progresivo y constante crecimiento del tejido urbano fueron destruidas por la invasión de la misma Municipalidad18.
va sucesivamente reduciendo el centro ceremonial, apropiándose de los espacios abiertos que rodean el
El Paraíso, en cambio, representa un ejemplo de invasión predeterminada. En julio de 2013, una empresa
montículo. Este fenómeno se realiza, sobre todo, en volumetrías importantes como las tipologías en U y los
inmobiliaria para apropiarse de terrenos ha destruido deliberadamente una de las estructuras del complejo
montículos escalonados de la época Lima, donde la volumetría juega un papel dominante con el entorno.
ceremonial arcaico, El Paraíso19. Por primera vez en la historia de las destrucciones del patrimonio, la
Las áreas de intensa urbanización al norte y sur del Rímac como la huaca Pucllana, Garagay o La Florida,
cobertura mediática del evento ha suscitado la condena por parte de la sociedad, que ha reconocido como
sufren este proceso.
propio el patrimonio público invadido. Esta reacción muestra un acercamiento de la población residente
La huaca Pucllana, por ejemplo, fue utilizada como atalaya en la época Colonial o como parapeto en con su pasado y el deseo de defenderlo. Se trata de un indicio significativo en la evolución del imaginario
batallas durante los conflictos del siglo XIX8. En 1933, la Compañía Urbanizadora Surquillo lotifica la colectivo hacia la inclusión del patrimonio prehispánico.
totalidad el sitio, desencadenando un proceso de fagocitación constructiva que solo el Patronato Nacional
El cuarto tipo, la reconstrucción, como en el caso de Huallamarca, Puruchuco u otros, es un tipo de
de Arqueología, bajo la enérgica dirección de Julio Tello, logra detener9. En 1952, sin embargo, las
daño indirecto. Hija de la noción francesa del siglo XIX 20, la conservación reconstructiva remplaza los
autoridades de la Municipalidad emprenden un proyecto de extensión de la calle general Borgoño sin
elementos que faltan y recrea la arquitectura completa. Los efectos de tal modificación histórica borran
reconocer la evidencia del monumento arqueológico10. Por segunda vez, el Patronato detiene la ejecución de
el pasado y no permiten a la investigación considerar conjuntos fechables de forma unívoca. Más aún, la
los trabajos y, en 1962, la responsabilidad de la investigación llega a Isabel Flores, quien, con determinación
reconstrucción completa del pasado produce un imaginario hagiográfico que ostenta públicamente un
inagotable, logra devolver la historia material y cultural de la huaca Pucllana al presente, trasformando
proceso tan interior como la percepción histórica. A estos criterios obedece la obra de Jiménez Borja21,
completamente su contexto urbano11.
quien reconstruye, entre 1953 y 1957, Puruchuco y, posteriormente, Huaycán, San Juan de Pariachi,
El segundo tipo, la planificación, no se limita la expansión metropolitana, sino involucra el proceso Huallamarca y un conjunto en Cajamarquilla.
institucional que demuestra cómo la existencia de mucha parte del patrimonio pasa desapercibida por
Huallamarca, es cortada, en 1920 para realizar un camino, nivelada en la parte superior y enfrenta una
décadas sin que sus recursos tengan la oportunidad de ser reconocidos.
demolición municipal, detenida por la intervención de Julio Tello. Su reconstrucción inhibe, allí y en otros
En Maranga, por ejemplo, en los años veinte, la abertura de la avenida Progreso parte en dos al complejo de lugares, la ulterior agresión. Sin embargo, aún cuando los procesos de restauración han conservado muchas
los templos gracias al plan de desarrollo urbanístico que conecta Lima con el Callao. No toma en cuenta, huacas de la destrucción, la falsificación del monumento resulta tan peligrosa como su desaparición. Los
un poco más al norte, la conexión existente por el trazado camino inca de la actual avenida Benavides. El trabajos de Canto Chico, realizados por Rogger Ravines, materializan esta tendencia. La construcción
plan de zonificación de Alexander12 muestra claramente la superposición de una reja ortogonal que obvia del pasado artificial se presta también a la manipulación simbólica, donde la noción de memoria como
la red histórica subyacente. secuencia estratificada es sustituida por la imagen transeúnte que legitima el poder contemporáneo22.
En los años cuarenta, otra zona de Maranga es afectada por la construcción del estadio que elimina una El quinto tipo corresponde a las áreas donde la explotación industrial, ya sea minera, petrolera, eléctrica o de
uu
parte consistente de la huaca Concha13, definitivamente destruida por los trabajos de ampliación de los otra índole, amenaza la supervivencia del centro ceremonial. El caso de Catalina Huanca es particularmente
Huallamarca (COll MML,
años noventa por otra administración de la misma Municipalidad14. Gunther, 2013) llamativo porque la empresa arenera San Martín de Porres, que explota el sitio, ha logrado reducir la
uuu
Catalina Huanca en 2012

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superficie de la zona arqueológica intangible de 90 a 45 hectáreas, generando


una excavación circular de 80 metros de profundidad que, literalmente, ha
aislado el monumento del resto del territorio. Para defender institucionalmente
el abuso, Erick Maquera ha denunciado la destrucción y Marco Gamarra la ha
documentado fotográficamente23. La mejor forma de proteger el lugar del asedio
ha sido –y es– visibilizando el error y comunicando la importancia de la defensa
del patrimonio. Al contrario de las huacas metropolitanas como Huallamarca o
Pucllana, los sitios localizados en las áreas menos habitadas son más susceptibles
a los riesgos por la ausencia de visibilidad, en efecto, requieren mayor protección.

El sexto tipo, finalmente, comprende todos los centros definitivamente


desaparecidos por una o por la combinación de las acciones precedentes. A lo
largo del siglo XX, la invisibilidad y la ausencia de investigaciones permiten la
progresiva eliminación de un elevado número de asentamientos.

En 1902, en La Victoria, desaparece un sitio ychsma perteneciente al señorío de


Cocahuasi; entre 1907 y 1908, en San Isidro, la huaca Orrantia24; en 1910, la huaca
asociada al canal de Huatica25; en 1935, la huaca Universidad26; en 1941, entre San
Isidro y La Victoria, Limatambo27, de la que existen aún los dibujos de Squier28; en
1945, la huaca Orrantia II29; en 1946, la huaca Clínica Delgado asociada a Pucllana30
y, en 1951, la huaca Matalechuza, asociada al canal de Huatica y a la huaca Santa Cruz
II31. Guido Mendoza Fantinato32 documenta la destrucción de la huaca El Olivar por
obra de ladrilleros. Cuando se trata de la trasformación de la huaca en cantea para
nuevas construcciones, el número de eliminaciones se vuelve incontable.

Pero aún en la aparente destrucción definitiva del patrimonio urbano


prehispánico, existe una red subyacente, residual e imposible de descomponer
que sigue alimentando los asentamientos y marcando el territorio. Los canales
y caminos duran más que los edificios y configuran la memoria persistente de
Lima. ¿Cuántos de ellos existen todavía?
Cortes en Catalina Huanca en 2012 p

6.2. Memoria prehispánica del territorio occidental

El paisaje cultural generado en los valles de Chillón, Rímac y Lurín ha sido


creado gracias al sistema de canales y caminos que aún alimentan el territorio
urbano contemporáneo. El diseño de esta red es visible y conecta en el territorio
los nudos de los centros ceremoniales y administrativos.

La planicie que rodea del río Rímac, por ejemplo, produce la alta concentración
de canales que nacen desde distintos puntos del río.

Un ramal conecta, hacia el norte, el centro de Mangomarca, en la actual zona de


El Sauce. El canal de Ate33, hacia el sur, articula, desde su bocatoma, en el Puente
Huachipa, los sitios de Puruchuco y Huaquerones hasta La Rinconada. El canal
Surco, o Sulco, conecta La Salina con el Morro solar, atravesando una planicie
por 29 kilómetros y generando una serie de derivaciones hasta Chorrillos.

El canal Huatica, o Guatca, se extiende por ocho kilómetros, sale de La Atarjea,


recorre un tramo paralelo al río y conecta Limatambo, Huallamarca y Pucllana,
generando los distritos de San Isidro y Miraflores. Puruchuco, 2014 p
Pucclana, 2014 u
Reticulado prehispánico en Rímac uu

200 201
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

Mapa de caminos y canales prehipánicos en el Rímac.


Dibujo de Vera Mauri a partir de mapas de Carlos Enrique Guzmán y José Narváez Luna
202 203
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

Caminos Prehispánicos entre Rímac y Lurín p

Red hidráulica del canal Surco p

Camino inca entre Maranga y Mateo Salado u

204 205
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

Las tres bocatomas del centro inca de Taulichusco, que corresponden al actual Palacio de Gobierno,
crean tres ramales principales: Magdalena, Maranga y La Legua, que conectan toda la actual región
meridional de Rímac.

El canal Maranga se extiende por cinco kilómetros desde San Miguel hasta el litoral y vincula Mateo
Salado con el complejo de Maranga y Huantinamarca.

La Legua, o Guala, se extiende por diez kilómetros. Su recorrido es reflejado también por un camino
que genera un circuito complementario. En esta parte la mayoría de los canales fluyen de norte a
sur. El sistema de caminos toma en cuenta este eje y replica el sendero del río Rímac con una senda
morfológicamente parecida más al sur. En el punto de intersección con el Camino Real Principal se
asienta Taulichusco, el curaca encargado de la administración inca del valle de Lima. De este punto se
controla todo el flujo migratorio entre el puerto, la sierra central y el camino del norte que se dirige a
Pachacamac y, desde la residencia inca, las tres bocatomas de los canales principales del río Rímac que
controlan más de 50 centros.

Más que una infraestructura agrícola necesaria en la planicie, los canales se configuran como hilos
conductores de relaciones entre los grupos étnicos, comunidades y estados. El equilibrio generado en
el manejo del agua es el reflejo del equilibrio político de sociedades complejas, cuya planificación es el
resultado del proceso de negociaciones continuas.

La red generada es tan sedimentada y capilar que la sectorialización de la metrópolis actual refleja su
estructura expresada por canales, caminos y derechos de uso. Un buen ejemplo de esta red es visible al oeste
de Garagay, donde la estructura reticular de los asentamientos refleja los ejes de orientación originados por
los canales de Piedra Liza y Bocanegra, en la franja noroeste del Rímac. De ellos depende, en buena parte,
la concentración urbana actual.

Lima nace en un desierto, pero produce y mantiene por milenios su transformación verde. Los cronistas
como Zárate son conscientes de este fenómeno cuando observan la presencia de los canales de agua en
cada calle34. En la actualidad basta con observar el número de parques urbanos para reconocer el orden de
magnitud de la infraestructura hidráulica subyacente.

Javier Lizarzaburu ha documentado la herencia de la estructura de los canales


Huatica, Surco y de sus derivaciones en la ciudad contemporánea, que alimentan
20 municipalidades, instituciones deportivas y militares, además de incontables
parques y núcleos residenciales35.

La reconstrucción histórica y arqueológica del canal de Ate36, a su vez, permite


entender la proliferación urbana en esa época como reciente alrededor de
Cajamarquilla.

El desarrollo del territorio, como nota Canziani, constituye el eje básico de


cualquier paisaje agrícola en la costa37. Sin embargo, el imaginario que lo ha
determinado es muy distante del pensamiento que lo altera, del siglo XVI.

La economía de sistemas reticulares multiclimáticos es una noción desconocida


para el planificador del siglo XVI o XVII, que desarrolla su visión del territorio a
partir de la incambiable dicotomía rural urbano.

Las generaciones de exploradores del siglo XIX, como Charles Wiener, George
Squier, Ernest W. Middendorf y Thomas Hutchinson, aún observando con interés
las manifestaciones etnográficas en contextos arqueológicos, no reconocen
Cajamarquilla, umbral pu
y recorrido interior

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LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

en los elementos ambientales la lectura del territorio38. Su atención, dirigida


por el interés protoarqueólogico y de cazador de ruinas, no observa que, bajo
el Damero de Pizarro, la red de caminos convergentes de Taulichusco sigue
determinado el crecimiento de la ciudad. Augustin39, examinando el trazado de
las murallas coloniales de Lima, ha subrayado que, el crecimiento deformado del
damero hispánico en el tiempo, corresponde a la adaptación a la morfología más
profunda y antigua determinada por caminos y canales prehispánicos. Esta traza
no solo determina el perímetro general de las murallas, sino también impone en
el tiempo la orientación en el crecimiento del espacio productivo y residencial

Las venas subyacentes que marcan la forma urbis contemporánea se reconocen


por dos tipos. El primero, es un trazado que depende directamente de otro,
como por ejemplo, el trazado del canal Huatica que genera las actuales avenidas
Javier Prado y Paseo Parodi. El segundo, presenta una traza espontánea no
planificada que mantiene las formas invisibles de las estructuras prehispánicas
bajo la nueva malla urbana. Un caso emblemático es el cerro Culebras, conectado
con Pampa de los Perros por un eje que la urbanización contemporánea utiliza
inconscientemente40. Garagay, La Florida, Huacoy y Chontay definen ejes
territoriales invariables en el tiempo. A su vez, el camino inca que une Maranga
con Mateo Salado forma parte del retículo compacto que delimita los ejes
urbanísticos contemporáneos.

Pero este fenómeno es visible también en otra dimensión. Los ejes que articulan
Lima en el siglo XVI son todavía utilizados en la traza urbana contemporánea.
El camino de Pachacamac hacia Chinchaysuyu es actualmente recorrido por
la avenida Pachacútec hasta Paseo de la República, la actual Estación Central
del Metropolitano y, hacia el norte, la avenida Túpac Amaru. La senda de
Atocongo con dirección al hospital Dos de Mayo corresponde a la actual avenida
Caminos del Inca. La Vía Expresa, dirigida a Chorrillos y al Morro Solar, es el
camino antiguo hacia Armatambo. Debajo y detrás de Lima Metropolitana,
la morfología de Lima prehispánica sigue funcionando. Pero, ¿qué imaginario
produce en sus habitantes hoy?

6.3. Memoria matriz de la planificación metropolitana

La metrópoli contemporánea de Lima es un sistema heterosocial,


poligeográfico y multiclimático cuya planificacón depende de un acuerdo. De
esta manera ha sido definido en el Plan Regional de Desarrollo Concertado de
Lima 2012-2025 41. Su modelo multinuclear considera, ante todo, la existencia
de una ciudad policéntrica y conectada, cuya densificación es ordenada y
asociada a la presencia de servicios.

El plan incluye cuencas protegidas y parques agrícolas, un cinturón ecológico de


«agricultura urbana», un litoral para el uso recreativo, turístico y residencial y
áreas de expansión autosostenibles.

La noción tradicional de ciudad policéntrica cumple la función de organizar con


diferentes componentes un sistema urbano basado en la pluralidad de centros Evolución urbana desde Taulichusco hasta el p
siglo XX (Augustin, 2011)
de dimensiones similares. El sistema metropolitano reticular, en cambio, mide
Huallamarca u

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la conexión y el flujo de personas, productos e información. Ambos sistemas,


utilizados por distintas administraciones europeas, incorporan los espacios
históricos y arqueológicos como memoria morfológica de su geografía. En el caso
de Lima, sin embargo, el patrimonio prehispánico es considerado un recurso
turístico separado del horizonte visual presente. La planificación no incorpora
las huacas como estructura reticular originaria, tampoco considera a los caminos
y canales como un sistema de diagnóstico del estado del territorio. No obstante,
su morfología, que une tres valles y crea muchos otros, resulta fundamental para
establecer los parámetros de desarrollo sostenible.

La ciudad occidental superpuesta al sistema antiguo aún es una ciudad. Sus normas
jerárquicas tienden a separar y aislar los contextos espaciales. La metrópolis
no está preparada para conectarse entre las diferentes áreas geoclimáticas y
desconoce en su antropósfera la variabilidad biótica preexistente y relevante.

Sus normas prevén la organización espacial de una de nueve millones de


habitantes, sus inclusiones urbanas, su sistema de viabilidad y transporte en un
medio ambiente alterado. La vulnerabilidad de los ecosistemas que ha elevado la
masiva agresión urbana de los últimos 50 años requiere ahora la salvaguardia de
los recursos ambientales.

Sin embargo, el pasado prehispánico se basa sobre otros presupuestos. Observando


la historia de la evolución de las ciudades y de los centros ceremoniales en
regiones distintas, Makowski42 señala que el urbanismo andino, desde su origen,
materializa la idea del poder difuso basado en la proliferación de los centros
ceremoniales y la arquitectura pública. El «antiurbanismo» intrínseco de las
planificaciones se origina en la naturaleza cosmocéntrica de las sociedades.
La construcción material e inmaterial del paisaje no busca definir el espacio
urbano separado del contexto natural, sino relacionarlos de manera armónica y
codificada con la red biótica que los rodea.

Los modelos urbanos que Lima contemporánea consideran, en términos estrictos,


son exclusivamente occidentales. Ludeña43, por ejemplo, reconoce en los diferentes
estados de los barrios la estructura de la ciudad metropolitana: barriadas, o tierras
invadidas; barrios incompletos, o con trazado incipiente; barrios decadentes en la
zonas antiguas de la ciudad; barrios modernos insalubres y barrios en buen estado.
Desde el cuadrilátero del damero, la planificación tradicional determina dos anillos de
expansiones hasta las actuales barriadas. Ningún plan maestro, regional o municipal,
reconoce la existencia del sistema vertebral subyacente que forma la identidad del
barrio. Sin embargo, más de 40 municipalidades son abastecidas de agua y conectadas
por caminos procedentes de la infraestructura prehispánica. Las huacas, sobrevivientes
al crecimiento de la ciudad occidental, Pucllana en Miraflores y Huallamarca en San
Isidro, se han transformado en nudos verdes o centros de atracción cultural. Pucllana,
en particular, ha logrado realizar una completa recalificación del barrio y ahora se
mantiene como unidad independiente y autónoma44.

Por el otro lado, el complejo Maranga, a pesar de su clara centralidad en la


historia de Lima, no ha recibido aún la oportunidad de transformarse en el gran
centro arqueológico y paisajístico, donde sea recuperado y recompuesto el paisaje
vernacular de las huacas. Canal Huatica, Plaza de Armas, 1865 p
Traza del rio Rímac u
Maranga, Tres Palos, láser escáner 3D uu

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Esta consideración e inclusión del patrimonio histórico de las huacas en la metrópoli del siglo XXI es
un paso necesario para recalificar las áreas de urbanización incipiente y, al mismo tiempo, aprender a
conocer las periferias, aplicando la lógica de recomposición45. Sin embargo, solo se refieren a la parte
visible de la ciudad.

La metrópolis está, ante todo, constituida por su imaginario. Sus pobladores habitan solo la parte que sus ojos
saben reconocer. Pero, ¿qué punto de vista vuelve a la ciudad visible? ¿Qué parte de su paisaje es invisible?

La idea de la concentración del poder que han generado las ciudades occidentales centrípetas, las
rejas hipodámicas y la oposición enferma entre lo urbano y lo rural han transformado las metrópolis
contemporáneas en sistemas difícilmente gobernables. Tonon46 observa la disolución de los modelos
hermenéuticos tradicionales, pero defiende a la ciudad como una idea necesaria. Su sentido más poderoso
es la urbanidad: la capacidad de generar normas que definen y valoren a la sociedad. Hoy las metrópolis
de origen antiguo se encuentran ante la difícil defensa y valoración de esos espacios de urbanidad, que la
rápida transformación de los territorios globalizados amenaza.

Consonni47 es consciente del peligro que la secularización de las sociedades ha producido en las ciudades
y los retos que la evolución metropolitana contiene.

Desde los claros hasta los sistemas urbanos reticulares hay un nexo que, sin embargo, la sociedad occidental
ha cortado en el principio de la sociedad industrial.

«El sistema no jerárquico es una utopía que desafía la gravedad –en este caso una gravitación que depende
de espacio y tiempo– y que hoy, más que nunca, ha sido incorporada por un sistema económico»48. ¿Qué
tipo de jerarquía expresan los sistemas ceremoniales y urbanos andinos?

El mito que toma posesión de un territorio plasma su visibilidad49. El desarrollo metropolitano gravita
alrededor del espacio económico, reconoce y observa esa parte –necesaria, pero insuficiente para
determinar la planificación duradera. Los sistemas reticulares andinos actúan de manera distinta de los
sistemas policéntricos occidentales. En la metrópolis occidental, el gobierno del territorio se basa en la idea
de poder, cuya forma monocéntrica, o policéntrica, se hace visible en el territorio.

Los sistemas andinos obedecen, en cambio, a la idea de autoridad. En la estructura biológica de la selva
coexisten y se comunican en el espacio organizado múltiples formas de vida: la autoridad de algunas
especies genera cadenas bióticas jerárquicas y armónicamente distribuidas en el espacio.
Huantinamarca, ortofoto u
La parte visible de la superficie de la selva, sin embargo, Polideportivo

es solamente la tercera parte del cuerpo completo del


ecosistema. El resto se encuentra bajo la tierra o sobre las
ramas de las estructuras vegetales que interactúan para
formar una red. Esta no está constituida por individuos
en competencia para sobrevivir, sino por el intercambio
del sistema que trabaja en conjunto. La idea del sistema
colectivo que interactúa está muy presente en la expresión
visual andina y en su planificación espacial, donde las
formas no aparecen separadas, sino geométricamente
entrelazadas para formar el sistema unitario. Los
elementos de la red biótica, como del paisaje cultural,
interactúan de forma similar.

Como nota Michael Marder50, esta clase de organización


subyace a las normas más antiguas y complejas que a las
Huantinamarca uu

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humanas. Las sociedades, que habitan geografías suficientemente complejas y reconocen estas normas, las
utilizan en sus planificaciones y las incluyen en el patrimonio de sus creencias. Kohn51 identifica en estas
normas la adhesión a un universo de conocimientos que determinan a las sociedades cosmocéntricas. Las
huellas de las huacas permanecen más en el territorio porque siguen estas normas que, naturalmente, son
más persistentes que los sistemas antropocéntricos.

La conciencia territorial que ha generado la trama de Lima prehispánica ha evolucionado durante 5 000 años
encima del patrimonio formal antiguo como la morfología de los valles. Frente a ese orden de magnitud, la
incidencia de los últimos 500 años de expansión urbana palidece.

Detrás y bajo la metrópolis visible, generada por normas perecederas, persiste la traza urbana de las normas
prehispánicas. Su dimensión invisible depende solo del hecho de que nadie las observa. Pero, cambiar los
puntos de vista es posible.

Lima prehispánica expresa patrones estéticos traducibles en lenguajes contemporáneos y capaces de


introducirse en una megalópolis compleja de coherentes patrones territoriales. La capacidad de formar
una red de relaciones pertenece a cada sociedad consciente y atenta a las dinámicas territoriales. El
territorio de Chillón, Rímac y Lurín obedece a las reglas de un sistema interactivo. El éxito del espacio
colectivo no es el resultado de la competencia, sino de la colaboración y del esfuerzo en conjunto de
cada unidad social y elemento territorial: el resultado es un imaginario colectivo construido, al mismo
tiempo, por una sola persona.

La planificación andina define un sistema coherente que trabaja trasformando el territorio donde no existen
elementos separados. Bajo este punto de vista, la biósfera y la etnósfera se integran en un sistema cultural
unitario que genera los más eficientes patrones de protección ambiental. Cada cartografía terrestre es el
resultado del mito escrito en la materia, en otras palabras, de una proyección de la cartografía celeste.
Zuidema recuerda que esta conciencia determina la idea del tiempo en el territorio52 y existe históricamente.
Su lenguaje es todavía comprensible: la misma forma que anima los centros ceremoniales andinos, o las
ciudades invisibles de Calvino53, es hija del mismo trabajo constante que anima, plasma y transforma
el paisaje. Es una construcción incesante que traduce las formas de la vida en modos de conocimiento.
El respeto de sus normas ha producido en la costa central un universo estético extraordinariamente
perdurable y capaz de mejorar estructural y visiblemente el territorio. Reconocer la memoria prehispánica
de la traza urbana de Lima es el primer paso para mejorarla, gracias al conjunto de muchos esfuerzos, una
persona a la vez. La belleza cambia al mundo y lo cambia una persona a la vez.

Altar espontáneo en Rímac u Intiraymi en Mangomarca u


Huantinamarca, uu
láser escáner 3D

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Conclusiones

E
l acercamiento a la historia urbanística de Lima significa el principio de un viaje en un territorio
inmenso, sedimentado y conurbado desde tiempos remotos. Inmenso porque la cuenca de sus tres
ríos, Chillón, Rímac y Lurín, define una geografía constantemente mutante desde las regiones chala,
chaupi yunga, yunga hasta la sierra. Sedimentado porque la construcción de este territorio ha requerido
milenios de incesante esfuerzos de transformación. Conurbado porque sus habitantes han construido y
animado la red territorial capaz de conectar ideas y recursos de manera estable y longeva en el tiempo.

Desde los albores, Chillón y Lurín expresan diferentes manejos del espacio y de la noción de autoridad.
En el primero, la relación directa y originaria con la sierra genera la arquitectura ceremonial arcaica, que
explora temas y formas asociadas a la piedra, a los espacios cerrados o focalizados en la observación celeste.

La cercanía de las lomas, humedales, estuarios, la abundancia de recursos marinos y terrestres y la cercana
variabilidad climática favorecen, en ambos casos, el proceso de planificación reticular. Si en Chillón se
observa la proliferación de microcentros conectados, Lurín desarrolla el equilibrio a partir del progresivo
crecimiento de flujos y sistemas de comunicación.

La estación Formativa logra unificar estas dos tendencias con la creación de los primeros centros
ceremoniales que conectan, en épocas preestablecidas, un elevado número de comunidades. Huacoy
en Chillón, Garagay y La Florida en Rímac o Cardal en Lurín muestran la tensión compartida para la
comprensión de los ciclos estacionales. Lejos de quedarse en un simple animismo, las culturas de la costa
central han establecido conscientemente una conexión con las formas del paisaje natural que se modifica
con la acción de la agricultura y las implicaciones rituales.

Estableciendo la relación productiva y cíclica con el contexto se va codificando el paisaje como un entorno
animado, cuyas formas determinan el sentido de la planificación. El espacio construido para hospedar
comunidades enteras va incrementándose a medida que los ciclos estacionales aparecen en forma
previsible. La arquitectura, orientada hacia las motos helíacas, reproduce la cosmología y se transforma
en la meta de peregrinajes. Su centro planifica y armoniza el paisaje y sus relaciones, sobre todo, entre las
comunidades para establecer el orden y desarrollar la producción y redistribución de ideas, personas y
bienes. Asimismo, se confirma como la expresión cultual que codifica las cosmovisiones, comunica los
u
conocimientos y administra la sociedad. Pachacamac y
Armatambo

222 223
Ad i n e G ava z z i

Durante el Intermedio Temprano, el surgimiento de grupos sociales más complejos transforma los asentamientos de Tambo Inga y Oquendo no se mezclan en el territorio y los administran desde un
irreversiblemente la forma del territorio gracias a la creación de valles artificiales y sistemas de canales. punto estratégico.
Este fenómeno induce a reticular el paisaje con el aumento de la producción agrícola y, por consiguiente, de
la población. El diseño de redes y canales de los nuevos valles como Magdalena o Huatica activa la difusión En Rímac, por otro lado, la administración de Taulichusco termina por dominar hidráulicamente el
de los nuevos centros ceremoniales lejos de los ríos y organizados en diferentes actividades. El volumen territorio a través del manejo de tres bocatomas cercanas. En Lurín, el inca Túpac Yupanqui negocia la
de los templos se reduce, se vuelve más complejo y articula nuevas funciones. Nace de esta manera la presencia cusqueña en Pachacamac gracias a la oferta de intercambio que incluye la difusión del culto
sociedad teocrática Lima, cuyo culto hacia el mar configura la planificación reticular de sistemas agrícolas al «hacedor del mundo» en la sierra. Reconocer y exportar la autoridad del oráculo mayor de la costa
autónomos. Pucllana, Huallamarca, San Marcos se vuelven emblemas de la geografía de la nueva telaraña representa la forma de conquista a través de la persuasión con la oligarquía ychsma. Tres intervenciones
fluvial. Sin embargo, la tradición de Lurín, asomándose a la sierra, establece con el mundo de Huarochirí mayores lo demuestran: la renovación del preexistente Templo del Sol, la construcción del Acllahuasi y,
pactos de reconocimiento mutuo destinado a alimentar la devoción y las actividades del centro ceremonial sobre todo, el encuentro en el centro ceremonial de los dos caminos hacia Chinchaysuyu, Pariacaca y Jauja.
costeño más reconocido y longevo: Pachacamac. Su poder en Lurín, literalmente mitopoiético, materializa El cruce del flujo de dos arterias del Qhapaq Ñan allí permite entender el papel central de los grandes
la ancestralidad contemporánea serrana y costeña: en el valle donde la memoria de los acontecimientos oráculos para el Tahuantinsuyu. Por esta razón, las construcciones incas en Pachacamac adquieren la
y sus recurrencias cíclicas se inscriben en el paisaje bióticamente complejo, se generan formas que los excepcional monumentalidad.
edificios y sus actividades codifican y evocan. Las señales estacionales se encuentran codificadas en el
paisaje. El universo ceremonial se expresa en el calendario y la secuencia cultural se deposita cíclicamente La llegada de los españoles produce la primera destrucción material de las huacas. Sin embargo, luego de un
en las actividades agrícolas y sociales. Esta sedimentación, pausada y constante, continúa manteniendo siglo las creencias sobreviven a la aniquilación de la sociedad. La extirpación de idolatrías emprendida por
y expresando todos los elementos geoclimáticos necesarios para reconocer al lugar como sagrado. Este Ávila en la sierra de Huarochirí arma la segunda destrucción de los lugares sagrados, pero no logra eliminar
componente no desaparece, incluso sobrevive durante el proceso de secularización del Horizonte Medio, los mitos, materialmente grabados en las montañas y ríos. La Colonia, la República, la industrialización y la
en el cual el poder simbólico de los gobernantes se traslada del paisaje a las huacas y el culto de los expansión de la metrópolis avanzan irresistiblemente encima de la antigua planificación, usan sus canales
personajes hacia sus tumbas. La estación Wari abandona la arquitectura ceremonial y difunde un modelo y caminos, sin embargo, siguen desconociendo la memoria matriz de su propio territorio. Durante los
estético nuevo. Su interés se enfatiza en intensificar las relaciones con la sierra que la sociedad sucesiva siglos XX y XXI, las estructuras que las instituciones arqueológicas no logran proteger son utilizadas como
utiliza exitosamente. areneras, periferias y basurales. A pesar de esto, las huacas continúan determinando las orientaciones y
ejes del territorio. Algunas son reconocidas en forma vernacular como huacas. Otras hospedan actividades
La planificación ychsma del Intermedio Tardío impulsa el florecimiento del paisaje de los tres valles gracias ceremoniales. Los planificadores contemporáneos consideran el modelo de desarrollo urbano occidental
al tratamiento integral del territorio. La arquitectura codifica formalmente los vértices del poder y de la incompatible con el modelo andino. En teoría, el sistema reticular de centros ceremoniales difusos es una
multiplicación fragmentada de los espacios sagrados, donde la norma litúrgica adquiere el nuevo aspecto idea disímil al diseño policéntrico de metrópolis intensiva. En otras palabras, Cusco representa un ejemplo
secular y escénico. Nace la PCR como tipología representativa de la cosmovisión tripartita, disminuyendo de ausencia de mestizaje entre dos mundos. Lima, también. Si es de esta manera, ¿cómo ha sobrevivido la
ulteriormente donde la distancia entre el oficiante y el público, los espacios se reducen y la actividad de forma prehispánica? ¿Por qué su red funciona todavía? ¿Por qué genera un diseño tan atractivo?
ofrenda se vuelve la función central.
Lima prehispánica funciona porque las leyes que sujetan su morfología han sido creadas antes de la
La geografía se polariza en dos regiones: Chillón en la parte alta, hanan, y Lurín en su parte homónima, ocupación humana. La red biótica que los habitantes originarios han replicado contiene procesos
baja. En la parte septentrional, la memoria formal de la sierra produce asentamientos en la cumbre de comprensibles e imitables. Por esta razón, es difícil eliminarlos. Reconocerlos, sin embargo, requiere
los cerros como Pro o La Fortaleza. En Collique, el conjunto urbano rodeado por grandes murallas es un cambio radical en la forma de mirar el universo de la planificación. Regenerar el tejido prehispánico
dominado por la morfología de la montaña. En Rímac y Lurín, en cambio, la idea de combinar un muro no significa recuperar el patrimonio prehispánico para ser una pieza de los museos. Por el contrario,
con un recorrido superior asociado a los canales genera los caminos epimurales que permiten ejercer la recomponer y volver a coser las periferias como Piano ha realizado en Berlín, reconciliando la cicatriz de la
visión del territorio en movimiento. Esta solución cohesiona los complejos como Maranga, conecta los herida urbana, es una opción practicable. Volver a establecer la centralidad distrital que contenga su tejido
centros mutuamente y añade la dimensión visual capaz de abrazar con la mirada las áreas extensas de los histórico, como ha demostrado Pucllana, es el primer paso para recomponer una auténtica ciudad difusa.
valles. Ychsma es también la sociedad del renacimiento de los centros muy poblados como Armatambo El espacio central de las huacas ya actúa como un núcleo gravitante y declinable en más funciones: lugares
y Cajamarquilla, donde la influencia de la tipología ceremonial y representativa de las PCR se adapta sagrados y arquitecturas públicas a la vez. Sin embargo, muchos sitios localizados en áreas poco habitadas
fácilmente a centros como Tijerales, Panquilma o Pampa de las Flores. Además, ocupa todo el territorio son más susceptibles por la ausencia de visibilidad. Reconocerlos e incluirlos como herencia matriz del
disponible con centenares de asentamientos integrados por la infraestructura y canales como Surco, cuya pasado de Lima es otro paso para alimentar el imaginario hambriento de nueve millones de habitantes.
longitud son decenas de kilómetros. No obstante, en cualquier caso, ningún asentamiento mira al mar. Devolver a una huaca su papel urbano es un camino realista para develar la forma milenaria que Lima
Pachacamac lo hace, pero siempre desde arriba. Bajo esta luz la mitología marina adquiere inevitablemente Metropolitana ya tiene. Descubrirla significa, ante todo, aprender a verla. Y, con ella, la visión comprensiva
la función terrestre. y consciente de las venas de su tierra.

La presencia inca en Lima reconoce y respeta la sociedad Ychsma, ocupando las tierras a través de dos
estrategias políticas y constructivas distintas. En la conquista de Túpac Yupanqui en Chillón, la alianza
con una etnia serrana tiene el objetivo económico de ejercer influencia sobre los cocales. Efectivamente, Lomas de Lurín uu
Cerro San Crístobal uuu

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Ad i n e G ava z z i

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Cuadros cronológicos

Años 9 000 a. de C. 7 600 a. de C. 5 600 3 000 1 800 1 200 500 100 0 800 1 100 1 400 1 533 d. de C.

Cuadros cronológicos (Lizardo Tavera)

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Notas Lima, tillandsias y cardos forman parte de la flora endémica que, a su 27 La literatura acerca de este camino principal, que unía la capital 45 Curatola y Ziolowski (2008) han considerado la función de los oráculos
vez, genera una variadísima fauna de más de 100 diferentes especies imperial con el más importante centro ceremonial de la costa, es –observados por los cronistas de la costa– en el proceso de definición
de aves. Agurto (1984: 28), León, Pitman y Roque (2006). vasta: Cristóbal Vaca de Castro (1543), Pedro Cieza de León (1553), y progresivos ajustes del calendario.
Agustín de Zárate (1555), Pedro Pizarro (1571), Diego Dávila Brizeño
14 A parte de la capital teocrática de Pachacamac, Rostworowski (1586), Pedro León Portocarrero (1600), José de Acosta (1573), Diego 46 Millones ha reconocido cómo el calendario tiene un nexo muy
Capítulo 1 precisa varios curacazgos: Sulco, Huala, Maranga o Manchay. En el de Ocaña (1605), Guaman Poma de Ayala (1606), Inca Garcilaso de la estrecho entre huacas y fiestas. Este fenómeno sobrevive claramente
valle de Chillón «el señorío de Colli se extendía desde el mar a lo Vega (1609) y Bernabé Cobo (1653). en la segmentación de barrios y municipalidades de Lima histórica y
1 Cerrón (2000: 151-154) indica no solo el topónimo común del río largo del valle hacia la sierra, incluyendo el curacazgo de Quivi que contemporánea.
Rímac, caudaloso, «que habla», señalado por los cronistas Garcilaso estaba compuesto por varios pequeños señoríos, todos ellos yungas y 28 Rostworowski interpreta el mito de Huarochirí en el conflicto entre el
supeditados al jefe Colli. Los valles de Lima y el de Lurín formaban señorío Colli, etnia yunga de la costa, y el reino Yauyo, procedente de 47 Zuidema (1995, 2011) ha tratado el tema de los ceques en la cultura
y Cobo. Añade la existencia del oráculo definido como lugar sagrado Inca. Señala claramente cómo la proyección de las concepciones
«que habla» y marca la diferencia en el sonido dental entre el idioma un solo curacazgo llamado Ychma, cuya sede fue el centro religioso la sierra. La necesidad de ocupar la zona chaupi yunga de cultivo de
de Pachacamac y que a su vez comprendía una diversidad de señoríos coca sería el motivo para la ocupación yauyo de las regiones cultivadas cíclicas temporales se fijan en el espacio y en el paisaje. Este fenómeno
quechua y aymara de la costa, Limac, y el de la sierra, Rímac. forma parte de una noción andina general que tiende a proyectar
subalternos, cada uno con su propio jefe, involucrados todos ellos en por los colli (2007: 23-30).
2 Rostworowski (2005): «Fue el curaca de Lima y estuvo presente en el una macroetnia» (1989: 24). formas y órdenes armónicos celestes en la tierra.
momento de la fundación española. Taulichusco era yanacón de Mama 29 Ávila: «Dicen que se enterró en una montaña llamada Caquiyoca.
15 La definición de una paleodemografía para Lima es aún objeto de Cuentan que esta montaña es un gran precipicio de rocas. Metiéndose 48 Snodgrass (2004) lo reconoce en la relación entre espacio y tiempo en
Vilo, una mujer secundaria de Huayna Cápac. Y su hermano, Caxa la arquitectura ceremonial. Se trata de una forma para equilibrar la
Paxa (Kasha Pasha), era yanacón de Huayna Cápac y residía en el debate. Sin embargo, la red infraestructural existente, en comparación a este abismo, dicen se que escondió Huallallo. […] Este luego hizo
con otros asentamientos del mundo antiguo, permite esbozar una salir una immensa serpiente de dos cabezas llamada Amaru: ‹ha de realidad diacrónica con la noción de eternidad o permanencia.
Cusco». Etimológicamente, según Fohn, Tarwi-Chusco hace referencia
a quien maneja el agua (comunicación personal). población entre 100 000 y 200 000 habitantes. Villanueva (2001). espantar a Pariacaca› dijo. Pariacaca, viendo a la gran serpiente hizo
49 El origen del ciclo del agua en la sierra, como para las sociedades de la
un bastón de oro y con el punzó el centro del lomo a la bestia. El
16 Rostworoswki, (1989: 23-25). costa, se encuentra ancestralmente en el lago Titicaca, Mamacocha,
3 Anan y lurin son los correspondientes costeños centrales para el Amaru se enfrió y se convertió en piedra. Este Amaru helado se puede
de donde desciende el agua de los ríos hacia al mar. Carrión (1955) y
dualismo serrano hanan y hurin. ver claramente, hasta ahora, en el camino que va por Caquiyoca»
17 La narración quechua recogida por Francisco de Ávila (2007 [1598]), Gow (1975).
(2007: 89).
4 Huatica, Isla, Acequión, Huari‐Toledo, Maranga, Magdalena y La Dioses y hombres de Huarochirí, procede de un compilador anónimo
encargado de documentar las tradiciones religiosas andinas de la 50 El primer tiempo es Tamtañamca, donde Mama es la matriz de
Legua. 30 La relación entre mitos y lugares ha sido recogida por César Abad
sierra de Huarochirí. Chaupiñamca. El segundo tiempo Huallocarhincho, dominado por
Pérez, Josué González Solórzano y Anderson Chamorro García
5 Cieza de León: «Esta ciudad, después del Cusco, es la mayor de todo los yungas destinados de ser desplazados a la selva. Huallocarhincho,
(2009). La escritura del paisaje como un registro de eventos ha sido
el reino del Perú y la más principal, y en ella hay muy buenas casas, y 18 En 1966, José María Arguedas traduce y Pierre Duviols publica el derrotado por Pariacaca, existe como divinidad todavía entre los
notada también por Rebecca Carte (comunicación personal).
algunas muy galanas con sus torres y terrados, y la plaza es grande y las manuscrito recogido por Francisco de Ávila, Dioses y hombres de huancas residiendo en el nevado Huayta Pallana, que corresponde a
calles anchas, y por todas las más de las casas pasan acequias, que es no Huarochirí. El texto ha sido reeditado el 2007 bajo el cuidado de Luis 31 Ávila (2007: 15). otra lengua y otro sistema ideológico. El tercer tiempo, de Pariacaca,
poco contento; del agua dellas se sirven y riegan sus huertos y jardines, Millones, quien brillantemente lo define como «el primer testimonio desplega a Cuniraya Viracocha y al dominio de los huancas. El cuarto
que son muchos, frescos y deleitosos» (1880 [1550: LXXI]). indígena del mundo prehispánico» (2007: X). 32 Ibidem (51-52). tiempo es de los incas, apoyados por las comunidades y las mismas
divinidades de la sierra. El quinto, y último tiempo, corresponde al
Garcilaso: «Las calles muy anchas y muy derechas, que de cualquiera de 19 Ávila ([1598] 2007). 33 Abad, González y Chamorro identifican Chalhuacocha, Cullucocha, relato de 1610 que hace revivir el tercer tiempo, según la noción cíclica
las encrucijadas se ven las cuatro partes del campo. Tiene un río que pasa Huiñac I, Gentilcueva, Huicumache (2009: 237-245). de la memoria histórica. Tapia (comunicación personal).
20 En 1610 Ávila destruye el adoratorio de Cicallibia y, en 1611, los de Pillan,
al norte de la ciudad, del cual sacan muchas acequias de agua, que riegan Xamuna y Pariacaca. Fabián de Ayala, en una carta del 3 de mayo de 1611, 34 Los mojones corresponden a señales territoriales asociados a
los campos y pasan por todas las casas de la ciudad» (1964 [II/2, XVII]). 51 Chaupiñanca, hermana y mujer de Pariacaca, está en Mama y su culto
relata los acontecimientos del 27 de abril de 1610. Durante la destrucción actividades rituales relacionadas al culto del agua. se asocia a tierras de cultivo. En Mama se reúnen los jefes de todas las
6 Enríquez (1873 [1570]) y Zárate (2009 [1550]). del santuario de Pariacaca, en la que participó junto a Francisco de Ávila, etnias para dialogar con los antepasados. Yáñez del Pozo (2002: 110).
Olmedo y un grupo de indígenas de Huarochirí, «por tantas partes el 35 Benavides (1995).
7 Cieza de León (1880 [1553]). fuego y humo que salía de entre los cerros y peñascos donde se quemaban 52 El actual distrito municipal de Ricardo Palma conserva la
36 Pulgar Vidal (1943).
los cuerpos muertos que antes adoraban» (2007: 257). toponomástica y la geomorfología de su pasado ancestral.
8 Bernabé Cobo dedica, en 1639, el texto Historia de la fundación de 37 Aponte y Cano (2013) han realizado un estudio florístico comparativo
Lima, reeditado en 1882. 21 Del quechua parya, rojo y qaqa, roca. Astuhuamán (2008: 107). 53 La Torre y Caja (2005) han recorrido el tramo completo del Qhapaq
de los seis principales humedales de Lima.
Ñan desde Pachacamac hasta Jauja, identificando la evolución del
9 Padre Calancha (1920 [1631]). 22 Pariacaca nace de cinco huevos de halcón en el cerro Coto. Ávila paisaje cultural.
38 El cono de deyección «tiene la forma de un abanico cuyo vértice se
(2007: 55, 89). Según el mito, adoptando aspecto humano combate al
10 En la producción anual de Lima, 100 000 toneladas de pescados de origen inicia en Vitarte, siendo sus otros vértices el Morro Solar y la ex
dios del fuego, Huallallo Carhuincho. 54 La magnitud de la Lima prehispánica es comparable con la Lima
marítimo, figuran: jurel, bonito, perico, caballa, lisa, loma, pejerrey, Hacienda Bocanegra» (EIA Redes Secundarias de las Otras Redes de
Metropolitana actual: desde Ancón hasta Pachacamac recorre 60
merluza, machete, cabinza, tollo, ayanque, tiburón, cabrilla, coco, 23 Pariacaca está presente no solo como progenitor ancestral de toda la Distribución en Lima y Callao).
kilómetros y, desde el litoral hasta la cordillera, con una extensión
anguila. Además, 70 000 toneladas mariscos: pota, choro, langostino, región, sino también como montaña. En los primeros diez capítulos fluctuante hasta 40 kilómetros. La planificación se extiende sobre una
39 Las formaciones de las lomas incluyen calizas, cuarcitas, lutitas y
caracol, calamar, cangrejo, concha de abanico, abulón y almeja. Estas de Dioses y hombres de Huarochirí se observa cómo Pariacaca, héroe superficie de 2 400 kilómetros, cuya variación de altitud alcanza los
limolitas. Cobbin (1973).
cifras refieren a la producción hodierna, según Carpio y Vila (2010: 26). mítico de la sierra, domina a su antagonista, Huallallo Carhuincho, 600 msnm.
No solo se trata de la cantidad, sino de la variedad altísima. que representa la etnia Yunga de la costa. En este sentido, la supremacía 40 La subdivisión geográfica tradicional de costa y sierra no considera
de un dios sobre el otro expresa la dominación de los colli sobre los el progresivo cambio de ecosistemas que Pulgar Vidal registra para 55 Entre los aborígenes de los desiertos occidentales australianos,
11 El clima subtropical de Lima se caracteriza por la alta humedad y yungas. Rostworowski lo confirma: «Todo el texto es la narración de reconocer el sistema de intercambio. dreaming es el tiempo mítico originario generador de las historias
ausencia de precipitaciones. La corriente de Humboldt, que enfría las la lucha entre los adoradores del dios Pariacaca contra los fieles de que determinan la realidad visible. Las comunidades itinerantes en
aguas de la costa, inhibe la convección hacia arriba de la humedad Guallallo, los diversos episodios de la guerra y al final la derrota de los 41 Rostworowski, desde temprano (1978), reconoce como el derecho a la camino despiertan el poder inscrito en el paisaje. Myers (1991: 47-52).
y produce la nubosidad casi permanente, emitiendo la constante costeños ante la fuerza serrana» (1989: 27-28). distribución del agua garantiza el control del desarrollo económico
condensa y mantiene la temperatura del aire alrededor de los 19 de las áreas de influencia de los ríos. 56 Gnecchi (2009, 2010 y comunicación personal).
grados celsius. 24 En el mito de Huarochirí, Cuniraya llega a Pachacamac buscando a
Cavillaca. Allí aparece la mujer de Pachacacamac, Urpayhuachac, «la 42 Mejía (2003: 6). 57 El hunu corresponde a una unidad de medida decimal para agrupar
12 De acuerdo a Capel (1999: 25-45), el clima es mite a pesar que la que pare palomas», quien guarda todos los peces en un estanque antes millares de familias, tierras de cultivo y canales de riego bajo la
geografía tropical del litoral es desértica y genera solo dos estaciones que habitaran en el mar. Ávila (2007: 19). 43 Segura y Habetler (2008: 4) reconstruyen desde el Formativo una red jefatura de uno o más caciques. Rostworowski (1978) y Cornejo
con reducida excursión térmica. de canalizaciones y subcanales que construyen la articulación de la (2000).
25 Ávila, (2007: 15). trama hídrica de la parte de Carapongo, Nievería y Huachipa.
13 Carrizo, caña brava, totora, junco, sacuara, pájaro bobo, sauce, faique,
chinamono, mito, tara y huarango. En las regiones desérticas como 26 Ibidem (169). 44 Milla (1974).

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Capítulo 2 23 Carlos Williams (1971, 1985) ha catalogado y comparado, por 41 Santa Rosa, cerro Gramal, cerro Observatorio, El Sauce, cerro 55 Burger (2012: 414).
orientación y tamaño, las tipologías en U de la costa central. Lurigancho, Lomas de Mangomarca, Montículos de Campoy, cerro
Gallo, La Viscachera y, en la zona más alta, cerro Cantería que 56 Cardal estuvo activo desde 1 300 a. de C. hasta el 900 a. de C. Burger
1 Bonavia (1982).
24 Williams (1980: 410-419), Concklin (1985), Ravines (1985), Burger presenta una serie de petroglifos. Abanto (2004: 159-172). (1992: 66-75).
2 León (2002: 392-371). (1992), Moseley (1992), Jacobs (2000) y Canziani (2009) han debatido
la tipología. Jacobs, observando la clasificación de Williams de las 42 El sitio ha desaparecido por la actividad agrícola y ladrillera, y 57 Burger y Makowski han notado el mismo fenómeno en relación a las
3 Kaulicke (1977: 80). tipologías en U en la costa, ha comparado los espacios abiertos que se ha sido sucesivamente invadido por construcciones comerciales lomas (comunicación personal de ambos).
desarrollan desde San Jacinto y Huaura (alrededor de 300 000 metros contemporáneas.
4 El nevado Paca, a una altitud de 5 508 msnm, genera la cuenca 58 El espacio central mide 150 x 200 metros y el espacio de proyección de la
cuadrados), sitios medios como Garagay y La Florida (alrededor de
hidrográfica del Rímac, cubriendo una superficie de 3 132 kilómetros 43 Las dimensiones de la construcción del cuerpo central (250 x 60 plataforma escalonada es delimitado por dos recintos cuadrangulares
140 000 metros cuadrados), sitios más reducidos como Hayabal, San
cuadrados con 191 lagunas y abastece el 75 por ciento de los recursos metros x 30 de altura) sujetan dos alas de 500 metros, generando al norte y una decena de pequeñas plazas hundidas semicirculares.
Ignacio y Mina Perdida (70 000 metros cuadrados), hasta los más
hídricos de Lima. pequeños que son la mayoría: Barbacay, Cardal, La Salina, El Paraíso un espacio público capaz de acoger hasta 100 000 personas. Moseley
59 Paredes (1986).
y La Empedrada (alrededor de los 20 000 y 30 000 metros cuadrados). (1978), Patterson (1985) y Fung (1988). Williams (1980: 410-419)
5 Medina (2009). reconoce esta estructura como «clásica» y observa su evolución en los 60 Makowski (2009).
25 Williams (1980: 412) y Agurto (1984: 68) notan las dimensiones de los casos posteriores de Garagay, Manchay Bajo y Huacoy. A pesar de su
6 Desde 1991, Makowski ha excavado extensivamente la Tablada y ha
espacios abiertos y los asocian al destino agrícola. abandono, el modelo sigue siendo aplicado en muchos sitios entre los 61 Burger (2012: 414).
definido su cronología, extendiendo progresivamente el estudio a
valles desde Supe hasta Malta: La Empedrada, Huaura, Miraflores,
todo el valle bajo de Lurín en el Programa del Valle Arqueológico de 26 Williams (1981: 413). 62 Campana (1993) y Gavazzi (2010).
San Jacinto, Porvenir, El Paraíso, Chocas, Huacoy, Pampa de Cueva,
Pachacamac. Makowski et al., (2012).
Manchay, Mina Perdida, Cardal y Salitre.
27 Burger (2012: 402). 63 Para la combinación entre etnósfera y biósfera. Véase Davis (2002).
7 Benfer y Adkins (2009) y Benfer (2012) identifican la asociación directa
44 Burger (1992: 72) observando los elementos tecnológicos nota
entre las representaciones del zorro en un sitio arcaico y la tradición 28 Silva (1998: 251-268). 64 La policultura andina, descubierta en el Arcaico, amplifica los
que la tecnología constructiva de La Florida consiste en piedra
etnohistórica de este personaje en los mitos de la costa. conocimientos de la horticultura de origen, probablemente, selvática.
29 Ancón, cerro Conde, cerro La Regla, huaca Condevilla, Huacoy, desbastada y argamasa de arcilla enlucido. En varias tipologías en
U, el núcleo de los montículos es polimorfo e incluye piedras, adobes Combina diferentes especies vegetales en un mismo cultivo para la
8 Engel (1966) precisa la antigüedad del sitio y Quilter (1991, 1985) Huatocoy, Infantes, Pampa de Cuevas y quebrada Torre Blanca mejor transmisión de los minerales entre las raíces y el fortalecimiento
analiza las tipologías. En 2012 Guillén identifica el conjunto del corresponden al censo contemporáneo del Ministerio de Cultura. paniformes, canto rodado y shicras. El enlucido arcilloso usado para
los bajorrelieves polícromos, filtrado y de granulometría homogénea, general de las plantas. Alva (comunicación personal).
Templo del Fuego.
30 Silva (1998) registra por primera vez el paisaje planificado en forma también isotérmico, aislante y de absorción de la humedad.
9 Gavazzi (2010: 99). agrícola que combina de manera unitaria diferentes tipologías
constructivas. La definición de sus tipologías como las pirámides 45 Ravines e Isbel (1975), Burger (1992), y Ravines, et al. (1988). Capítulo 3
10 Se definen shikras a las bolsas reticulares de fibra vegetal que con recintos circulares difiere del planteamiento de este trabajo,
compactan las piedras en los rellenos con el fin equilibrar la densidad 46 El sitio, activo desde el 1 300 hasta el 700 a. de C. ocupa 16 hectáreas 1 Paredes (2000) ha establecido los patrones arqueológicos de Lima de
pero la noción de una planificación integrada a partir de los
y el peso de la estructuras. Han sido descritas por Shady (2001) en con una tipología en U que incluye un espacio abierto central de diferentes establecimientos en el valle de Chillón.
procesos productivos agrícolas corresponde a los resultados de esta
Caral y, recientemente, por Ascencios en cerro Lampay (2009). nueve hectáreas. El montículo central inclinado en piedra mide 385
investigación. 2 Paredes (2000: 137-139) y Canziani (2009: 277-278).
x 155 metros x 35 de altura. Garagay se construye en varias fases,
11 Rojo, amarillo, blanco y negro. Sobre el simbolismo de estos colores 31 Huacoy, conocido como San Humberto (Ludeña, 1970) ha sido aumentando continuamente la volumetría del sitio. La fase definida
del Templo del Medio muestra un atrio de cuatro metros cuadrados 3 Patterson (1966: 145-1539), Paredes (1992: 51-62, 2000: 139-141) y
véase también Pastoreau (1987). estudiado por Jorge Silva (1998) en el contexto formativo del valle de
con estructuras inclinadas de 1.6 metros de altura. Canziani (2009: 279-280).
Chillón.
12 Algunas paredes del recinto central de El Paraíso, que llegan a un
47 El Plan Maestro del Paisaje Cultural de Ventarrón indica los elementos 4 Véase también el capítulo VI.
espesor mayor a dos metros, presentan fisuras debido a la pérdida 32 Villar Córdoba (1935) recorre la región e identifica Huacoy con el
de morteros. topónimo de la tradición del dios Kon, quien domina la mitología de de la red como una forma de asentamiento en el diseño del paisaje.
5 Paredes (2000:139-141) y Falcón (2001: 126-138).
la costa antes de aparición de Pachacamac. (Rostworowski, 1989:68). Alva y Gavazzi (2009).
13 En julio de 2013, la empresa inmobiliaria Alisol ha destruido y 6 Bonavia (1966) y Patterson (1966).
quemado la unidad II de forma irreversible con el propósito de 33 Williams (1981: 414) y Agurto (1984: 66-70). 48 Machacuay y Aramburú (1998: 37-50).
ampliar la lotización cerca del área arqueológica. Este evento ha 7 Silva (1988): Algodonales, Cocayalta, cerro Volcán, Guardia
producido la reacción de defensa del patrimonio por parte de las 34 Un cronotopo, en la arquitectura ceremonial, es el lugar donde las 49 Entre los varios asentamientos del Rímac del Formativo, el registro
Republicana, Hormillos, Huarangal y Puente Piedra; Burger (1992):
instituciones, pero, sobre todo, por los habitantes. Tal reacción configuraciones de espacio y tiempo se encuentran para generar una del Ministerio de Cultura señala un conjunto heterogéneo de
Ancón y Tello (1923), Raymondi y Mejía (2013): cerro Pro. Así como
muestra una visión nueva y distinta del paisaje de la generada por la cualidad diferente de la realidad y manifestar la realidad sagrada. asentamientos: Corrales, El Sauce, huaca Corpus, huaca Huerta,
huaca Campana, huaca Zancudo, La Huaca, Lomas de las Papas, Los
arqueología tradicional del siglo XX. Véase también el capítulo VI. Gavazzi (2010: 42-46, 301). huaca Juan XXIII, huaca Vásquez, Huachipa, La Virgen, San Antonio
Sauces, Miramar, Pazos y Retablo.
y Yanacoto.
14 Rosas (1970) y Moseley (1968). 35 Pampa de la Cueva ha sido analizado por Mejía Xesspe en los años 8 El canal Ate, o Lati, recorre 11 kilómetros y posee una bocatoma a
sesenta, Milla Villena en los años setenta y Ravines (1985: 28). 50 Narváez Luna (2013) actualiza la noción de valle artificial en su
la altura del puente Huachipa; el canal Surco, o Sulco, recorre 29
15 Lanning (1967: 24). investigación sobre los sistemas de asentamiento y riego en el área
kilómetros y medio desde Ate hasta Chorrillos; el canal Huatica, o
36 La planificación en U de Pro fue destruida por la realización del del Rímac.
Guatca, recorre ocho kilómetros, sale de La Atarjea y se dirige hasta
16 Lanning (1963). complejo residencial Río Santa.
51 Burger y Salazar (2012: 399-430). Limatambo, Pucllana, atravesando los actuales distritos de San Isidro
17 Stumer analiza el sitio en la década del cincuenta, Engel en 1960, y Miraflores; el canal La Magdalena recorre ocho kilómetros y su
37 Oquendo, ubicado a 600 metros del homónimo cerro, ha sido destruido
Quilter en 1983, Silva en 1987 y 1989. Rikard Holmberg en 1989 52 Mina Perdida suele ser comparado tipológicamente con Garagay. El bocatoma se encontraba detrás de Palacio de Gobierno de la ciudad
con la construcción de la carretera Callao-Ventanilla.
realiza excavaciones. El trabajo más exhaustivo es, sin embargo, de centro ocupa 30 hectáreas y funciona por un milenio desde 1800 a. de colonial, sus dos separaciones recorren, Maranga de cinco kilómetros y
César Augusto Cornejo Maya (2012). 38 Silva (1998: 256). C. El espacio central abierto de ocho hectáreas articula alas laterales La Legua, o Guala, de diez kilómetros, desde Maranga hasta La Legua.
de 80 metros. Williams (1980) y Burger (2012).
18 Cornejo (2010). 39 Ibidem (257). 9 Narváez (2013).
53 También conocido como San Fernando o Mina Perdida B.
19 Engel (1957: 91). 40 Azcarrunz ha sido investigado por Abanto (2004). Anteriormente Originariamente fue realizado sobre una plataforma casi adyacente 10 Middendorf (1973) y Uhle (1970) reconocen Pucllana como un centro
Milla, Rosselló, Palacio y Chamorro señalaron la presencia de a Mina Perdida y registrado por el Servicio Aerofotográfico Nacional principal de época temprana en el valle de Rímac. Rostworowski
20 Lanning (1963: 47). estructuras formativas en Canto Grande y cerro Lurigancho. Abanto en 1947. El templo fue destruido. (1978) encuentra la propiedad «Pugliana» del curaca don Pedro
e Izaguirre (1996) publicaron las fotografías aéreas de un centro Chumbi Charnan, del señorío de Huatca. El término es traducido del
21 Marzano (2010). 54 El espacio abierto central de Mina Perdida mide 340 x 400 metros y el quechua puccla «lugar de juego».
desaparecido por una cantera de arcilla.
de Cardal 120 x 100 metros.
22 Calvo (1984: 34-35).

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11 Pucllana se desarrolla aproximadamente desde el año 400 hasta el 700 31 Earle (1972: 476). 52 Agurto (1984) también indica La Quipa Limay, Manchay Alto y Bajo, 10 Carlos Farfán (2004: 452-453) observa en la planta de la PCR la
d. de C. y es posteriormente ocupada por la cultura Wari. Pampa Grande, Panquilma, Picapiedra, Piedra Liza y San Vicente. distribución de los espacios en la volumetría su elevación y en el corte
32 Las lomas de Atocongo, Carlinga, El Manzano, Pucará, Lúcumo y Pacta. las diferentes funciones.
12 Middendorf (1973: 71). 53 Paredes (1989).
33 Guaman Poma de Ayala (1613). 11 Villacorta (2004: 539-570).
13 Uhle y Villar (1935: 70). 54 Makowski (2002: 89-120) define los entierros del Formativo en Tablada
34 Pedro Cieza de León (1985 [1553]). y Agurto (2007) analiza los entierros de Villa El Salvador. 12 Del latín palatium y capitolio, el término palacio se refiere a la residencia
14 Tello (1999: 67). del emperador Augusto y, por extensión, define una residencia real o
35 Juan de Betanzos, (1968 [1551]), Antonio de la Calancha (1976 [1638]), 55 Káulike (2000: 241-242) y Marcone (2010:142). aristocrática urbana, a diferencia de la villa, residencia aristocrática en
15 Canziani (2009: 287). Bernabé Cobo (1964 [1653]) y Antonio de Ulloa (1983 [1792]).
territorio rural. A diferencia de la PCR , el palacio no posee espacios
56 El conjunto de cerro Pro recibe una ocupación casi costante que se
16 Entre ellos Stumer (1954), Kroeber (1955), Patterson (1966) hasta las 36 Pablo José de Arriaga (1999 [1621]). públicos y su única relación con estos es a través de los balcones, que
proyecta hacia la época Intermedia Tardía e Inca. Ponciano Paredes
investigaciones contemporáneas de Flores (1981, 2005) y Vásquez adquieren, por ende, un poder celebrativo todavía vigente en muchas
(2000). Véase los capítulos IV y V.
(1984). El sitio ha sido considerado por Villar (1935: 205-206), 37 Mapa de la región de Lima del viaje de Jorge Juan y Antonio de Ulloa capitales europeas.
Huerta (1983), Vázquez (1984: 89), Canziani (2009: 287-289), Gavazzi (1790) y Andrés Baleato (1793) en Gunther Göring (1983). 57 Junto a estos sitios, Agurto (1984) clasifica evidencias del Horizonte
13 Juntando ejemplos como Chanquillo en el valle de Casma o
(2010:155, 157, 159) y Barreto (2012). Medio en Cocayalta, Copacabana, Infantas, Retablo y Covida.
38 Amédée  François Frézier (1713), Charles Wilkes (1831), Archibald Paramonga en el valle del río Fortaleza, varios autores han creído
17 Tello modifica el nombre originario de Pan de Azúcar en Huallamarca Smith (1889), William Stevenson (1817), William Prescott (1855), John 58 Adyacente a estos sitios, Agurto (1984) recopila indicios del Horizonte reconocer en la morfología de estas planificaciones fluviales elevadas
—territorio de los Hualla— por una denominación de tierra en el área Schumacher (1874), Adolf Bastian (1875), Charles Wiener (1876), Clement Medio en Granado, Hierbabuena, Huampaní, Mangomarca, Matabuey fortificaciones militares. Guzmán (2007) y Canziani (2009). Ambos
de Pucllana. Casas (2010:4-101) y Valladolid (1992: 133-134). Markham (1880) y Johann Jacob Von Tschudi (1853) en parte describen y Túpac Amaru. casos han demostrado en el tiempo pertenecer a conjuntos con destino
y definen mapas; Ernst Middendorf (1880), George Squier (1865) y Adolf astronómico o mixto como en Paramonga. Ghezzi (2006).
18 En 1941 y 1950, se autoriza la demolición del sitio. La intervención del Bandelier (1892) en Hyslop y Mujica (1992) miden algunas edificaciones. 59 El debate de alrededor seis décadas sobre el papel wari en Cajamarquilla
Patronato de Arqueología y luego de la Casa de la Cultura logran preservar ha concluido en la propuesta de Narváez (2006) y Segura (2001), quienes 14 Villar (1935: 187-190 y 231).
el monumento, cuya restauración es realizada por Jiménez Borja. 39 Max Uhle (2003 [1903]) trabaja en el Templo del Sol de Pachacamac y consideran que el sitio fue abandonado durante el Horizonte Medio.
realiza el primer levantamiento completo del sitio. 15 Agurto (1984: 80).
19 Véase el capítulo VI. 60 Marcone (2000, 2010).
40 Alberto Giseke y José Ricardo Respaldiza realizan la limpieza de la 16 García (2007: 83).
20 Hutchinson (1873: 276- 280) y Middendorf (1973 [1894]: 57-69). fachada del Templo del Sol, pintado en 1938 en ocasión del Congreso 61 Franco (2004: 468).
17 García (2007).
de Americanistas. Jorge C. Muelle y Robert Wells, en 1939, indagan
21 San Marcos ha sido trabajado por Jijón (1949), Kroeber (1954), Villar las pinturas murales. Tello realiza excavaciones desde 1940 hasta 1944 Capítulo 4 18 Squier (1877), Wiener (1993 [1880]: 35) y Villar (1935).
(1935: 192-202), Tello (1999: 27-28), Alarcón (1971), Santillana (1988) y en la Plaza de los Peregrinos y en el Acllahuasi y restauraciones del
Narváez (1999). La degradación ha sido documentada por Chumpitaz Templo del Sol. Willam Strong y John Corbett (1943) trabajan algunos 19 Morales (1993: 529) e Inés Correa (1992: 140) definen el asentamiento
1 Pirámide con Rampa es aquí definido como PCR, según la dicción de
(1999). depósitos al pie del Templo del Sol. Arturo Jiménez Borja (1985) como ciudadela fortificada.
Eeckhout (2004).
excava las pirámides con Rampa y restaura algunas obras: Puruchuco,
22 Las dimensiones de los montículos de Maranga son notables: San 20 García (2007: 84).
Huaycán, Huallamarca y Cajamarquilla. 2 Villacorta (2004), Eeckhout (2004) y Franco (1998, 2004).
Marcos mide 300 metros de longitud por un ancho variable entre 180
y 250 metros y 30 metros de altura; la huaca Concha, según el registro 41 Alberto Bueno (1982), Régulo Franco y Ponciano Paredes (2000), 3 Eeckhout (2004). 21 Agurto (1983).
de Middendorf, es la más alta y mide 210 x 105 metros y la huaca Régulo Franco (1993, 1996, 1998, 2004), Jesús Ramos (2012),
Middendorf mide 25 metros de altura. Canziani (2009: 284-285). 4 Eeckhout (2004, 2005). Según Rostworowski (1978), en los valles de 22 Entre ellos Aznapuquio, Buena Vista, Chacra, Cerro I y II, Chavarría,
Giancarlo Marcone (2000), Peter Eeckhout (1999, 2004a, 2004b),
Chillón, Rímac y Lurín, el reino yunga de Cusimancu agrega en una La Milla, La Molina, Mercurio Alto, Naranjal Norte I, Pazos,
Izumi Shimada (1991, 2004), Krzysztof Makowski (2002, 2004,
23 Ibidem estructura federal seis diferentes curacazgos en el valle de Rímac con Principios, Retablo y Zapallal, según el Instituto Nacional de Cultura,
2010), Denise Pozzi-Escot y Katiuscha Bernuy (2011), Denise
el grupo de Ychsma en el valle de Lurín. Cusimancu, residente en hoy Ministerio de Cultura (2001).
24 Las múltiples denuncias del arqueólogo Erick Maquera y las Pozzi-Escot, Aníbal Chávez y Carmen Rosa Ureta (2011). Marcone,
Franco, Eeckhout, Shimada, Pozzi-Escot reconstruyen con Pachacamac, rechaza el contacto con el reino Chimú en Carabayllo, y
publicaciones de revistas como Velaverde contra la actividad arenera, 23 Herrera (2008).
profundidad memorias materiales locales. Makowski, en cambio, en cambio, acepta la presencia inca de Túpac Yupanqui.
que progresivamente destruye el territorio intangible del área
arqueológica de Catalina Huanca, no han sido suficientes para detener observa también la planificación territorial del conjunto. 24 «Todos los yungas de Colli, de Carhuayllo, de Ruricancho, de Lati,
5 Eeckhout (2004: 409-411).
este fenómeno. La defensa de las huacas no pasa solo por hacer visible de Huanchohuaylla, de Pariacha, de Yañac, de Chichima y de Mama,
42 Rostworowski (1992). todos los yuncas [...] venían al [santuario] del mismo de Pariacaca con
el peligro de su eliminación, sino por la conciencia de la pérdida del 6 En particular, en Lurín se definen cuatro ayllus: los ychsmas de
patrimonio inmaterial que los monumentos guardan. Véase también Pachacamac ejercen su influencia sobre Puente Lurín, Las Palmas y las ticti, coca y todas las demás ofrendas rituales [...]», según Ávila en
43 Bueno (1982) y Marcone (2000).
el capítulo VI. lomas de Atocongo. Los manchay de Pampa de las Flores se extienden Raymondi y Mejía (2013: 61-75). Véase el capítulo VI.
44 Uhle (2003). hasta la quebrada Golondrina y Tambo Inga. Los quilcay se asientan en
25 Para el trabajo de Max Uhle, véase Kaulicke (1998: 205- 227). 25 Originalmente en Rostworowski (1978).
la playa San Pedro y Mamacona. Los caringas de Pueblo Viejo - Pucará
45 Strong y Corbett (1943). llegan a las lomas de Caringa, Pampa Pacta, quebrada Malanche, lomas
26 La investigación en Cajamarquilla evoluciona mucho en el tiempo: 26 Canziani (2009: 329-400).
de Lúcumo y Manzano. En el valle de Rímac, en cambio, se encuentran
Gisecke (1937), Tello (1944) en Ravines (1988), Stumer (1954), Sestieri 46 Régulo Franco (1993, 1996, 1998).
seis curacazgos: Puruchuco, Ate, con influencia sobre los incas; 27 El origen del complejo Maranga, además de las huacas San Marcos,
(1963, 1964a, 1964b, 1971a, 1971b), Cerullli (1967), (Bueno (1970,
47 Canziani (2009: 291). Armatambo, Surco, con influencia sobre Perales; Limatambo, Guatca, Middendorf y Concha, ha sido tratado en el capítulo III.
1975), Franco (1998), Mogrovejo y Makowski (1999), Mogrovejo y
con influencia sobre Cacaguasi y Santa Cruz; Magdalena, Lima, con
Segura (2000) y Narváez (2004). Para una lectura de la arquitectura 28 Denominada también huaca Pando o huaca Las Campanas. Cárdenas
48 A pesar que la primera muralla es atribuida tradicionlamente a la influencia en Lima; Maranga, Lima, con influencia sobre Mateo Salado
véanse Canziani (2009: 289) y Gavazzi (2010:158). (1969:1-29) y Cruzada y Rossi (1977).
época Lima, Makowski ha observado (2010) que su contrucción y La Legua, Callao, con influencia sobre Paredones.
27 M. de Laporte [1799] en Narváez (2004) y Bueno (1974), Squier (1974 fue interrumpida, que no se encuentran ingresos para determinar
7 Eeckhout (2004: 410). 29 Jijón y Caamaño (1949).
[1865]) y Middendorf (1974 [1874]). la distribución y circulación interna y que solo la parte terminada
corresponde a la adyacente del Templo del Sol, realizada en época Inca. 30 Carrión (2000).
8 Franco (1998, 2004), Eeckhout (2004), Canziani (2009: 404) y Gavazzi
28 Mogrovejo y Makowski (1999).
49 Vallenas (2011: 21). (2010: 63, 158-160).
31 Ibidem
29 Narváez (2004: 484).
50 Franco y Paredes (2000). 9 Unidad constructiva definida por un recinto alrededor del espacio
32 Canziani (1987).
30 California, Cruz Blanca, Granado, huaca de Surco, La Ronda, Quirio, abierto central, la cancha se construye en época Inca como elemento
Santa Felicia, Santa María de Santa Cruz, Santa Rosa y Túpac Amaru 51 El montículo de la tercera fase mide 150 x 123 metros x 20 de altura. modular para el desarrollo de tejidos urbanos, ya sea en lugares planos 33 Villacorta y Rey (2010).
según el censo del Ministerio de Cultura. Franco (2014). como en contextos con elevadas pendientes. Véase también el glosario.

236 237
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

34 Middendorf (1973 [1874]) reconoce algunas diferencias tecnológicas 61 Pozzi-Escot (2010) y Franco (2014 y comunicación personal) observan 6 La administración inca organiza el territorio según la base social 27 Makowski (2002: 151).
en la edificación de los montículos y la presencia de tres accesos en que, una parte del trazado ortogonal de los caminos principales de decimal, donde cada conjunto de diez unidades familiares define una
las murallas. norte a sur, se origina en la época Ychsma, en particular en asociación chunca, cien unidades o diez chuncas una pachaca, mil unidades o diez 28 La terminología de Makowski ha sido aquí adaptada a la nomenclatura
con las PCR IV y VII. Sin embargo, el trazo definitivo que se observa pachacas una huaranca y diez mil unidades o diez huarancas un huno. inclusiva de nociones espaciales andinas sin alterar la definición del
35 Canziani (2009: 392-399). hoy es atribuible a la época Inca. Zuidema (1964: 220). autor. De esta manera en el original: «a) 1a: estructura con techo
de piedra, de planta rectangular y dos pisos; b) 1b: una variante de
36 Véase también el capítulo V. 62 Franco (2004: 465-506). 7 Agurto analiza el sitio (1984: 161-166) asociándolo al huno de la forma anterior, con la planta aproximadamente cuadrada y un
Carabayllo, a su vez estudiado por Rostworowski (1978, 2004). pasadizo en el primer piso; c) 2: recinto rectangular con el techo de
37 Guillén (2012). 63 Gavazzi (2010: 160). material perecible o sin techar; d) 3: plaza regular; e) 4: canchón de
8 Guzmán (2012a, 2012b y 2012c). forma irregular». Ibidem.
38 Corbacho (1971). 64 Cieza de León (1985 [1553]: 191-192).
9 Cobo ([1639]: capítulo III, en: Guzmán, 2012a) afirma: «Que asentada 29 La función de los oráculos en el Tahuantinsuyu ha sido brillantemente
39 Pérez (2010), Figueroa (2007) y Espinoza (2013: 96-109). 65 Calancha (1976 [1638]: 925). y trazada la ciudad, conforme a la planta y dibujo que para ello se hizo analizada por Curatola y Ziolkowski (2008: 1-54).
40 D’Harcourt (1922), Sestieri (1971), Mogroviejo y Makowski (1999: 46- en papel, en el mismo asiento del pueblo de indios, dichos Lima, que
66 Eekhout (199, 2004: 425-448).
57), Segura (2001) y Narváez (2006a y 2006b). estaba en la rivera del rio, á la banda del Sur, en el mismo sitio y lugar 30 Santillán (1968: 111–n 28) en Curatola (2008: 38).
67 La PCR I ha sido estudiada por Jiménez Borja entre 1958 y 1960 (1985). que hoy ocupa la plaza y casas reales» (sic).
41 Mogrovejo y Segura (2000). 31 El mito es relatado por Ávila (2007: capítulo XXIII). En la lectura de
68 Franco (1998, 2004: 465-506). 10 Rostworowski (1978: 70-71). Rostworowski (1989: 27-28) el manuscrito de Dioses y hombres de
42 Ruales, Tosso y Vallejo (1983). Huarochirí establece la diferencia entre yauyos de la sierra, yungas de
69 Eeckhout (1998: 165-229 y 1999: 196-210). 11 Gunther (1990 y 2013) y Guzmán (2010 y 2012b). la costa y la presencia inca que apoyan a los yauyos. Véase también el
43 Villacorta (2004: 539-570). capítulo I.
70 El área de Cieneguilla ha sido analizada por Giancarlo Marcone y 12 Se trata de las huacas Aliaga, Taulichusco, Riquelme, Puma Inti y El
44 Bandelier (1970), Hyslop y Mujica (1992: 63-86), Bazán (1992), Díaz Enrique López (2002: 375-394). Cabildo. Guzmán (2010c). 32 El Qhapaq Ñan del tramo Pachacamc hacia Xauxa ha sido investigado
(2004: 571-579), Díaz y Vallejo (2002a: 335-374, 2002b: 47-75, 2003: por La Torre y Caja (2004). El Programa Arqueológico Pachacamac-
49-54) y Falconí (2008: 43-66). 71 Sánchez (2000: 129-147), Cornejo (2000: 149-173) y Marcone y López 13 Díaz y Vallejo (2002: 355-374).
Valle de Lurín (2011), bajo la dirección de Krzysztof Makowski, ha
(2002: 375-394). investigado directamente e indirectamente Pachacamac, Pueblo
45 Véase el capítulo VI. 14 Santillán (1968 [1563]).
Viejo-Pucará, quebrada Golondrina, Tambo Inga, Pampa de las
72 Canziani (2009: 408-410). Flores, Manchay Bajo, Gallinacera, Huaca Grande, Molle, Huaycán
46 Villacorta (2004: 539-570). 15 El Plan Regional de Desarrollo Concertado de Lima 2012-2025 (2012)
y Agurto (1984) reconocen la necesidad de evaluar la demografía Alto, Huaycán de Cieneguilla, Santa Rosa, Chontay, Nieve Nieve,
73 Los sitios investigados son muy inferiores al censo del Ministerio
47 Ghersi y Zegarra (1972). prehispánica que solo se basa en hipótesis sobre la densidad de los Sisicaya y Balconcillo de Ávila.
de Cultura que incluye Buena Vista, Calle Luis Grieve, Capilla
del Lúcumo, cerros Botijas, Centinela y Chirimoyo, Cervasi, asentamientos. Véase también Canziani (1978, 2009: 420).
48 Cárdenas (1986, 1988) y Cornejo (1988, 2004: 783-814). 33 Los trabajos de consolidación y restauración del tramo norte de la
Gallinacera, Huacamalache, huaca San Pedro, Jacinto Grande, calle norte sur han revelado un diseño ychsma en la planificación
16 El tamaño medio del adobe inca utilizado en Armatambo y Pachacamac
49 Vega (2008: 38-43) La Capilla, Lindero, Mal Paso, Manchay Alto, Maracuyá, Molle, originaria. Pozzi-Escot, Chávez, Uceda (2011: 16-17). Los trabajos
mide aproximadamente 12 centímetros. Díaz y Vallejo (2002).
Pacae Redondo, pampas Cabrera y Grande, Pagollo, El Manzano, en la segunda muralla, en cambio, se identifica una filiación con el
50 Ibidem quebradas Golondrina, Lúcumo y Toledo, Río Seco, San Francisco, 17 Tello (1999). Horizonte Tardío (Makowski, Oré, Menéndez, 2008).
San José, San Juan y San Martín.
51 Stumer (1954: 212-293), Palacios (1987) y Vega (2008: 38-43). 18 Canziani (1978, 2009). 34 Makowski (2005: 299, 2006).
74 Patterson (1966), Earle (1974), Eeckhout (1999), Marcone y López
52 Vega (2008: 24-31). (2002: 375-294) y López (2010, 2011). 19 La restauración fue realizada por Arturo Jiménez Borja (1985). 35 Makowski. Programa Arqueológico Pachacamac-Valle de Lurín
(2011: 32).
53 Córdova (2000) y Vega (2008: 24-31). 75 Álvarez (2008). 20 Villacorta (2004: 151-187), Cock y Goycochea (2004).
36 Franco (1996).
54 Díaz (2002). 21 En Rímac, el Ministerio de Cultura registra la presencia inca en El
Pino, Encalada, Fortaleza de la Unión, Campoy, Santa Catalina, 37 Las dimensiones del Templo del Sol son 210 x 160 metros x 30 metros
55 Abanto (2012: 420-441). Capítulo 5 huaca Covil, huaca Felicia Gómez, huaca Granados, La Calera, huaca de altura.
La Merced, Huachipa, Huantille, Huantinamarca, Huaquerones,
56 Bueno (1970) y Narváez (2004). 1 La llegada de los incas a Chillón sigue el acuerdo realizado con el señorío Huatca, Huanchihuaylas, Huaycán de Pariachi, Humea, Balconcillo, 38 Según Santra Cruz Pachacuti Yurak Acllas o esposas del Sol, Paco
57 Silva (1982, 1983, 1992: 49-74). Ychsma que ocupa los valles de Rímac y Lurín. Véase el capítulo V, § 3. huaca Palomino, La Española, La Unión, Lati, La Vinita, Limatambo, Acllas o esposas de curacas, Huayrur Acllas o esposas del inca y, según
Los Incas, Macatambo, Mangomarca, Palao y Panteón Chino. En Murúa, Taki Acllas o cantoras o tocadoras de instrumentos musicales
58 El censo no definitivo realizado por el Instituto Nacional de Cultura 2 Rostworowski (1988) ha definido el conflicto por algunos cocales como y Yana Acllas o dedicadas a los trabajos domésticos. Franco (1996: 32).
Lurín, señala la presencia inca en Buena Vista, Capilla de Lúcumo,
en el 2001 y actualizado por el Ministerio de Cultura, además de los dinámica de desarrollo territorial colli en el valle de Chillón en la
cerro Botijas, cerro Centinela, Huacamalache, La Capilla, La Quipa,
sitios ya considerados, en este también se incluye Aliaga, Alto Perú, época Inca y Colonial. 39 Bernuy y Villar (2008) han realizado un análisis del desmonte de la
Molle, Pacae Redondo, Pampa de las Flores, quebrada Golondrina,
Camacho Sur, Campoy, Canta Chica, Carapongo, Caraponguillo, quebrada Lúcumo y Rumihuasi. excavación de Tello, identificando un estanque cuadrangular y dos
3 Ávila (1966 [1598]) y Taylor (1987). El tema también ha sido tratado en canales que delimitan un área de las dimensiones del espacio central
Catalinita, Ceres, los cerros El Pino y La Parra, Chacrasana, Chajlla, el capítulo I.
Chaya Vilca, El Agustino, El Bosque, El Túnel, Fortaleza de la Unión, 22 Marcone (2004: 715-734). con nichos.
Girasoles, Golf de Huampaní, Granja Azul, Granados, huacas La 4 Juan Martínez de Rengifo, quien define en Carabayllo una reducción
23 Marcone identifica Tijerales, Huaca Grande, Hacienda, Cervasi, 40 Shimada, Segura, Rostworowski, et al. (2004: 507-538) han definido
Merced, Surco, La Encalada, Los Perales y Señor de los Milagros, en 1571, identifica estas pachacas: Chuquiruro, Caxa Chumbi, Vilca
Panquilma, Molle Alto, Villa Toledo, Huaycán de Cieneguilla, San un conjunto de plataformas pequeñas debajo de la superficie inca
Huaca Grande, Huancho, Jacaranda, La Calera, La Molina Altaera, Tanta, Vilca Chumbi, Chumbi Guarco, Chumbi Tanta, Garua Guanco,
Francisco y Río Seco (2004: 722). asociadas a ofrendas de cántaros.
La Rosada, La Unión, La Vinita, La Virgen, Los Incas, Los Patricios, Garua Chumbi, Chinchi Yauga y Chuqui Tanta. Rostworowski (2004
Los Perales, Magdalena, Marcavilca, Mayorazgo, Nicolás de Piérola, [1977]: 43). 24 Ramos (2010). 41 El uso de un vasto ambiente dedicado al alojamiento temporal ha sido
Padreros, Piti Piti, Punta de la Virgen, Quebrada Seca, Quirrio, identificado por Tello con evidencia de material español e inca (1999
Roque, Salto del Fraile, San Alfonso, San Borja, Susana, Trapiche, 5 Los centros ceremoniales arcaicos y formativos de la sierra han sido 25 Patterson (1964), Engel (1983), Makowski (2002, 2004, 2008) y [1943]).
Vásquez y Yanacoto. analizados por Canziani (2009) y Gavazzi (2010). Su relación con el Córdova (2013).
surgimiento de la arquitectura ceremonial evidencia, desde muy 42 El complejo ha sido estudiado por Alberto Bueno en 1968 y 1969
59 Gavazzi (2009, 2010: 165-170). temprano, el establecimiento de comunicaciones entre los valles. 26 Espinoza (1964) basándose en los datos del padre Calancha (1956 (1982).
[1653]) define cuatro curacazgos en Lurín: Pachacamac, Manchay,
60 Gavazzi (2010: 146-170). Caringa y Quilcaycuna.

238 239
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

Capítulo 6 En 1993, el 95% del sitio resulta ocupado por 32 grupos, con alrededor 35 Lizarzaburu (2012b) indica cómo el canal Huatica alimenta ocho
Créditos de proyectos
de 40 mil habitantes. (Consultado en: http://www.naya.org.ar/ municipalidades y tres clubes deportivos. El canal Surco, con un
1 La realización del damero de Lima comprende 13 manzanas por nueve, congreso/ponencia3-3.htm). alcance diurno medio de 500 litros por segundo y una estructura
menos la plaza central, ubicada cerca del río para asegurar el control de de doce derivaciones, riega doce municipalidades, seis instituciones
17 Clement: «Propongo llamar Tercer paisaje al conjunto de todos los De página 109:
las bocatomas. Hampe (2002: 198). militares, tres universidades, un club deportivo y varias hectáreas de
territorios substraídos a la acción humana. Es una tierra de refugio Ortofoto satelital en falso color de Pachacamac (2013) realizada por
campos de cultivo.
para la diversidad, por otro lado, echada fuera del espacio dominado G. Bitelli, R. Lasaponara, E. Mandanici y N. Masini en el contexto de
2 Cook (1981) analiza el colapso demográfico que desaparece rápidamente
por los hombres. Por lo tanto, el Tercer Paisaje es la suma de lo 36 Mejía (1998) y Segura y Habetler (2008) han reconstruido la estructura la investigación arqueogeofísica y geomática de la Misión ITACA del
la población autóctona, la cual es sustituida con negros, mestizos y
«residual» –tanto rural como urbano– e «inculto»: incluye el borde de del canal Ate para la economía temprana en Cajamarquilla. CNR dirigida por Nicola Masini en colaboración con el Museo de Sitio
criollos. Véase también Millones (1992: 103).
las carreteras y los campos, los márgenes de las zonas industriales y de Pachacamac dirigido por Denise Pozzi-Escot
3 Gunther reconstruye la historia de las haciendas que sustituyen a los las ciudades, los pantanos... Y se extiende para abrazar las «reservas», 37 Canziani (2007: 21-24).
centros ceremoniales y el destino de los indígenas en las reducciones aquellas áreas donde la diversidad biológica es particularmente De página 205:
fuerte» (2008: 15). (La traducción es nuestra). 38 Rivasplata (2010: 63-106).
(2013: 91-103). Foto del archivo del Proyecto de Investigación, Conservación y Puesta
18 Novoa (1998: 3) denuncia el evento demandando a las autoridades por 39 El análisis morfológico de Reinhard (2011: 190-212) demuestra la en valor del Camino Inca en la Pontificia Universidad Católica del Perú,
4 Zapata (2013:91-92) examina el censo de 1908 de Lima, primer recuento
la invasión. persistencia de la morfología preexistente durante los siglos hasta la cortesía de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
provincial desde 1876.
época contemporánea.
5 Alexander desarrolla un plan de zonificación al sur de Rímac capaz 19 Las empresas Provelanz y Alisol han sido acusadas por el delito de
«depredación de yacimientos arqueológicos». El Comercio (2 julio de 2013). 40 Canziani (2009: 278-279).
de combinar de acuerdo al uso de las zonas industrial, obrera y de
atracción (1927). 20 A pesar del reconocimiento que ha tenido, el modelo reconstructivo, 41 La Municipalidad Metropolitana de Lima desarrolla un plan regional de
originado con Viollet Le Duc, no sobrevive a la evidencia material carácter concertado y participativo para armonizar los planes maestros
6 Zapata (2013: 95).
de conservación que no quiere recrear las formas de una época, sino locales y generar líneas comunes para el desarrollo. Espinola (2013).
7 Narváez ha documentado el proceso de destrucción definiendo cuatro conocerla en la memoria. Entre los conservadores, Marco Dezzi
Bardeschi (2000). 42 Makowski (2012).
casos a partir de la responsabilidad: urbanizadoras, el Estado, los
municipios e invasores (Consultado en: http://www.naya.org.ar/ 21 Los trabajos arqueológicos del médico, etnólogo, pintor y escritor 43 Ludeña (2006).
congreso/ponencia3-3.htm). Arturo Jiménez Borja se encuentran en Villacorta et al. (2004).
44 La lucidez del proyecto y la determinación de Isabel Flores han
8 Ravines (1985) indica que el montículo de Pucllana fue utilizado como 22 Desde la época de Augusto, muchos nacionalismos autocráticos logrado trasformar un área considerada marginal en el primer
parapeto durante las batallas de La Palma, en 1854, y Miraflores han utilizado la conexión simbólica con grandes naciones antiguas, atractivo histórico y cultural de Miraflores, con una administración
durante la guerra del Pacífico, en 1883. romanas y griegas, para legitimar su unificación a través de la autosuficiente y una escuela arqueológica y de turismo que merece el
glorificación de los monumentos del pasado. reconocimiento.
9 Álvarez-Calderón (2009) ha reconstruido la historia de la lotificación
por obra de la Compañía Urbanizadora Surquillo y de Tomás Marzano, 23 Gamarra (2014: 56-59). 45 El tema de la costura de las periferias ha sido desarrlollado por
seguida, en 1952, por las autoridades de la Municipalidad que no Renzo Piano desde el proyecto de Berlín (1998) y alimenta su escuela
reconocen la existencia de restos arqueológicos. 24 También conocida como San Isidro B, la huaca Orrantia está localizada
urbanística contemporánea.
en el actual Golf Club, a la altura de la calle Los Cedros.
10 Según las autoridades municipales «no existe en la zona descampada 46 Tonon (2013).
para la apertura de esta nueva cuadra en general Borgoño ni en 25 La huaca asociada al canal Huatica está situada entre las actuales
sectores aledaños, ninguna especie arqueológica del más mínimo avenidas 28 de julio y Petit Thouars.
47 Consonni (2006 y comunicación personal).
valor». Información precisada en la Revista Municipal. Álvarez- 26 También conocida como Santa Beatriz, la huaca Universidad está
Calderón (2009). ubicada entre el actual Hospital Rebagliati y la avenida Salaverry. 48 Consonni (comunicación personal). Giancarlo de Carlo (1966) ha
explorado el tema de una potencialidad compartida de desarrollo
11 Para la evolución de la huaca Pucllana véase también la primera parte 27 Limatambo está asentada entre San Isidro y La Victoria, en el actual territorial para el Plan Maestro Intermunicipal de Milán durante su
del capítulo III. colegio Melitón Carvajal. fase de expansión.

12 El trazado rectilíneo y ortogonal de Alexander (1927) resulta más 28 No obstante, la lectura geometrizante típica Squier en el levantamiento 49 La función simbólica del mito universal que se apodera de un
cercano a la proyección de bulevares de la escuela de Haussman que de la muralla principal de Limatambo es comparable con el bajorrelieve individuo, trasforma su vida en la materialización del mito. Esta
del movimiento racionalista que está empezando a difundir modelos de Maranga (1877: 86-88). transformación es también territorial. Jung (1995: 89).
de planificación para el siglo XX. Benevolo (1998).
29 La huaca Orrantia II, conocida también como San Felipe o Salaverry, 50 Marder (2013: 93) explora las categorías espacio-temporales del
13 Echevarría (1995) realiza el rescate arqueológico de la huaca Concha está situada en la cuadra 33 de la avenida Salaverry. mundo vegetal para traducir las formas de pensamiento vegetal.
después de su destrucción.
30 La huaca Clínica Delgado se encuentra ubicada entre la avenida 51 Kohn (2013) considera como el universo consciente de la selva
14 Canziani (2009, 2013: 81) describe la destrucción de las partes de Angamos y la calle Chiclayo. determina el universo cultural de las sociedades amazónicas.
Maranga, reconstruyendo su proceso como una forma de manejo de 31 La huaca Matalechuza está localizada en la cuadra 19 de la avenida
un «no lugar», una ausencia que no tiene un lugar en la planificación. 52 El tema del tiempo materializado por el espacio y de sus cronotopos como
Salaverry y la huaca Santa Cruz, en San Isidro, entre las calles Agustín
A su lúcido análisis, vale la pena notar cómo buena parte de Maranga calendarios ha sido tradato definitivamente por Tom Zuidema (2011).
La Torre, Francisco Salas y Felipe Pardo y Aliaga.
sigue formando parte del Parque de las Leyendas.
32 Mendoza (2013) reconstruye con el trabajo de Casas y Dolorier (2012: 53 «El que llega a Tecla [...] ve grúas que suben otras grúas, armazones
15 Monteverde (2013: 67) y La República (14 agosto, 2014: 22). 338-339) la PCR de la huaca El Olivar. que cubren otros armazones, vigas que apuntalan otras vigas. – ¿Qué
sentido tienen vuestras obras? –pregunta– ¿Cuál es el fin de una ciudad
16 Las invasiones de Armatambo suceden en 1982 con José Olaya. 33 También conocido como Lati o río Vitarte. en construcción sino una ciudad? ¿Dónde está el plano que seguís, el
Primera Etapa, ocupando el área investigada por la Universidad proyecto? –Te lo mostraremos apenas termine la jornada; ahora no
Nacional Mayor de San Marcos de Lima; en 1984, la invasión Héroes 34 Según Agustín de Zárate «hay grande abundancia de verduras y podemos interrumpir– responden. El trabajo cesa al atardecer. Cae la
del Pacífico y, en 1987, llegan otras tres comunidades. Narváez nota legumbres de Castilla y gran aparejo para criollas, porque en cada noche sobre las obras. Es una noche estrellada. –Éste es el proyecto–
que los ministerios de Salud y Agricultura construyen en la zona casa hay una acequia de agua sacada del río, que podría hacer moler dicen. Ítalo Calvino (2012 [1972]: 16).
arqueológica o ceden parte de su terreno a los nuevos asentamientos. un molino» (1968 [1555]: 16). Lizarzaburu (2012a).

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1940 Las culturas prehispánicas del departamento de Lima, Lima.


Glosario Chasqui: Mensajero al servicio del inca, Kallanka: Aula abierta longitudinalmente Quechua: Región geográfica comprendida
1982 Arqueología del departamento de Lima, Ediciones Atusparia, Lima. que recorría largas distancias en poco y con vista sobre un espacio abierto. entre los 2300 y 3500 m.s.n.m. típica de
tiempo gracias a un sistema de relevos. Usada para la ocupación temporánea de los Andes centrales. Presenta un clima
Wiener, Charles Adobe: Ladrillo crudo compuesto de tropas, barrio de semirresidencia o para templado, adecuado para la agricultura,
arcilla, agua y materiales vegetales, dejado Chasquihuasi: Estación de correo situada hospedar ceremonias bajo techo. con una humedad estacional concentrada
1993 [1880] Pérou et Bolivie: Récit de voyage suivi d’études archéologiques entre febrero y marzo. Quechua denota
secar al sol y luego empleado en la edilicia. en el recorrido vial de los chasquis.
et etnographiques et notes sur l’écriture et les langues des populations Llacta: Fundación urbana inca, también una lengua y un pueblo.
indiennes, Hachette, París. Altar al fuego: Espacio destinado Chaupin: “Centro”, punto de articulación y principalmente utilizada como centro
al culto, caracterizado por hogares conciliación de elementos correspondientes administrativo del estado. Quincha: Tecnología constructiva formada
Williams, Carlos semienterrados en ambientes cerrados y y opuestos. Eje central del que tiene origen la por cañas recubiertas con un estrato de
1971 «Centros ceremoniales tempranos en el valle del Chillón, Rímac y de acceso muy limitado. organización del espacio. Loma: Vegetación que se desarrolla arcilla, utilizada en la costa para realizar
Lurín» en Apuntes Arqueológicos, N° 1, pp. 1-4, Lima. gracias a la formación de bancos techos y cubiertas.
1980 «Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú» en Historia del Perú, Andenes: Terrazas útiles para crear áreas Corriente de Humbolt: Corriente oceánica húmedos (neblinas) que penetran
tomo VIII, pp. 369-585, editorial Juan Mejía Baca, Lima. cultivables sobre las pendientes de las que desde Chile se dirige hacia el norte, el terreno sobre los cerros costeros Rupa Rupa: Región de la selva
montañas. enfría las aguas tropicales, manteniendo el dispuestos hacia el oeste. comprendida entre los 400 y los 1000
1985 «A Scheme for the Early Monumental Architecture of Central Coast m.s.n.m., de clima cálido y húmedo.
océano extremadamente pescoso.
of Peru» en Cristofer Donnan, Early ceremonial architecture in the Mayu-: En quechua río y galaxia.
Antara: Instrumento musical de viento
Andes, pp. 227-239, conference at Dumbarton Oaks, del 8 al 10 de compuesto por una única fila de cilindros Cronotopo: En la arquitectura Suni: Región geográfica situada entre
octubre de 1982, Washington. de cerámica. De forma esencialmente ceremonial, lugar en el que el espacio y Mitimae: En quechua mitmac – los 3500 y los 4000 m.s.n.m., muestra un
triangular con dimensiones muy variables. el tiempo se encuentran para manifestar “esparcir”. Sistema de intercambio ecosistema caracterizado por las bajas
Williams, Carlos, Luis Palacios, et al una realidad sagrada. La arquitectura y interétnico con finalidades productivas temperaturas.
1989 Registro y localización de sitios Arqueológicos. Inventario del Apu, o Achachila: En lengua aymara, la música en este contexto proveen los y demográficas aplicado por la
Patrimonio Monumental Inmueble. Valles del Chillón, Rímac y designa el “espíritu de la montaña”, el parámetros espacio temporales necesarios administración inca para optimizar los Suyu: “región” y “cuarto”. Designa una
Lurín, Segunda etapa, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Arte, antepasado fundador de la comunidad para volver a evocar una cosmovisión. recursos y gobernar el territorio. de las cuatro porciones en que está
transformado en piedra e identificado con subdividido el territorio inca.
Universidad Nacional de Ingeniería y Fundación Ford, Lima.
la principal formación rocosa del territorio. Cusco: Capital del imperio inca, en Montículo: Zona sobreelevada del
quechua “ombligo” y centro del territorio. terreno, similar a un cerrito, de carácter Tambo: Lugar de descanso a lo largo
Zapata, Antonio Audiencias: Estructuras en U interiores natural o anatrópico. de la infraestructura vial inca. Los
2013 «Sociedad y desarrollo urbano: Lima 1900-1980» en Johanna a recintos con una secuencia regular de Geoglifo: Depresión figurativa trazada tambos pueden variar por dimensiones
Hamann Mazuré (editora) Lima: Espacio público, arte y ciudad, vanos, utilizables para diversas funciones en el terreno, generalmente de grandes Montículo escalonado: Superposición de e importancia, desde el pequeño
Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 91-113, Lima. públicas. dimensiones, tanto como para poder ser plataformas progresivamente decrecientes asentamiento hasta la fundación urbana.
visibles desde lo alto. hacia lo alto.
Zarate, Agustín de Ayllu: Unidad política, social y Tapial: Técnica constructiva basada en la
1968 [1555] Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del administrativa que identifica el territorio Hanan: En quechua “alto”, define junto Niño: Corriente cálida que, corriendo compactación de macro bloques de tierra
de pertenencia de una comunidad. con hurin, “bajo”, un binomio espacial desde el norte, afecta periódicamente arcillosa empastada con vegetales u otro
Perú, Biblioteca Peruana, tomo 2, pp. 105-413, Editores Técnicos material.
inseparable que indica dos dimensiones la costa central del Océano Pacífico,
Asociados S.A., Lima. en perpetua correspondencia (día/noche, provoca inundaciones o sequías.
Cancha: Unidad constructiva cercada
en torno a un espacio abierto central, luna/sol, masculino/femenino, etc.). Tahuantisuyu: Territorio de los incas,
Zuidema, Tom con edificios dirigidos hacia el interior e Oasis fluvial: Islas lineales verdes en literalmente “cuatro regiones unidas
1964 The Ceque system of Cusco The Social Organization of the Capital of interpuestos por pequeñas cortes. Dotada Hanan Pacha: “Mundo de arriba” uno el paisaje costero, que de otro modo entre ellas”. Véase suyu.
the Inca, Brill, Leiden. de un solo ingreso, compone hacia el de los tres planos en que se articula el es desértico, que se desarrollan en las
1977 «The Inca Calendar» en Native American Astronomy, N° 1, pp. 221- exterior un recorrido murado y sin vistas. cosmos. Kai Pacha indica el “mundo de proximidades de los cursos de agua. Templo en U: Tipología arquitectónica
259, University of Texas Press, Austin. aquí y de ahora” y Uku Pacha el “mundo de época arcaica y formativa de la
2008 «Calendarios, presagios y oráculos en el mundo inca» en Curatola Cangahua: A menudo estrato de tierra de abajo y de adentro”. Pacha: “Todo”, el cosmos o “la suma costa compuesta por tres montículos
utilizado para consolidar estructuras. de cada cosa diversa”. Pacha expresa la escalonados en torno a un espacio
Petrocchi, Marco y Mariusz S. Ziólkowski (editores), Adivinación
Huaca: Manifestación de lo sagrado o sucesión cíclica y repetitiva de los procesos abierto central, destinado a acoger
y oráculos en el mundo andino antiguo, 97-119, Fondo Editorial hierofanía materializada en un lugar, un temporales. público para eventos de tipo ceremonial.
Ceques: Sistema de alineamientos visuales
Pontificia Universidad Católica del Perú - Instituto Francés de que se difunden desde el templo central objeto o un ser animado.
Estudios Andinos, Lima. de Cusco hacia las cuatro provincias Pampa: Superficie llana, altiplano y Terrón: Fragmento de adobe
2011 El Calendario Inca. Tiempo y espacio en la organización ritual del Cuzco. del imperio inca en modo de definir Huanca: “Piedra” que, empleada en superficie desértica.
La idea del pasado, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima. regiones radiales con los relativos lugares contextos ceremoniales, manifiesta Tolas: Montículos superpuesto por
sagrados de los que forma parte (huacas) un espíritu capaz de comunicar con la Panaqa: Estirpe o descendencia noble plataformas ceremoniales en el área
administrados por grupos familiares de comunidad. de un inca difunto y venerado como andina septentrional.
descendencia real (panaqas). fundador del clan.
Huayno: Canto popular andino. Uku Pacha: “Mundo de abajo” o “de
Camellones: Sistema agrícola difundido Pirca: Técnica constructiva andina adentro”. Indica el mundo acuático y
en el área del lago Titicaca dirigido a Hurin: Parte “baja” en correspondencia basada en el empleo de arcilla y grava mineral del subsuelo. Véase Hanan y
hacer cultivables las áreas inundadas con la parte “alta”. Véase hanan. para la construcción de muros. Pacha.
estacionalmente por las aguas lacustres.
Icaro: Canto ceremonial que permite Pirámide con Rampa (PCR): Tipología Ushnu: Plataforma sobreelevada de
Qhapaq Ñan: Red principal de la establecer una relación con los espíritus de de arquitectura ceremonial compuesta época inca para permitir al soberano
infraestructura vial incaica. la selva. Transmitida de maestro a alumno, por macrorecintos, plataformas, vanos oficiar ritos y celebraciones en los
cada tradición conserva un patrimonio y ambientes accesibles a través de espacios abiertos centrales.
Chakana: Símbolo cuatripartito y de icaros originariamente dictados por la recorridos preestablecidos y en torno a
escalonado, también llamado cruz andina polifonía de los sonidos de la selva. una rampa central. Yunga: Región geográfica que se extiende
o cruz cuadrada, compuesto por las desde los 500 hasta los 2300 m.s.n.m., con
palabras chaka (puente, unión) y hanan. Ichu: Hierba de pacedura para los camélidos Plaza hundida: Tipología arquitectónica un clima subtropical. Puede desarrollarse
usada como espesativo en el material ceremonial dedicada a un número sobre una vertiente montañosa o costera:
Chala: Región costera que se extiende de construcción y para la realización de limitado de personas, que define el área costera está ventilada y seca,
desde le nivel del mar hasta los 500 m. cubiertas. un espacio abierto semihipogeo de aquella de montaña en cambio, es muy
de altitud. Caracterizada por un clima dimensiones variables, accesible por dos húmeda.
desértico subtropical por lo que se alternan Janca: Cordillera, región geográfica que se o más escalinatas.
inviernos soleados y secos con veranos extiende por encima de los 4800 m.s.n.m.,
húmedos con escasas lluvias torrenciales. compuesta por zonas nevadas y glaciares Pukara: Montículos superados por una
perennes. estructura central y circundados por
Champa: Terrón de tierra que contiene anillos de murallas.
raíces de ichu, escuadrado y desecado al Kai Pacha: El “mundo de aquí y ahora”.
sol para ser empleado como material de Lugar en que los emisarios de Hanan y Puquio: Depósito subterráneo de agua
construcción. Uku Pacha se encuentran para fertilizar que diseña una estructura espiraliforme,
la tierra y desarrollar la vida. construida en piedra.

256 257
LIMA M e m o r i a p re h i s p á n i c a d e l a t ra za u r b a n a Ad i n e G ava z z i

Índice de nombres 112. Cruz de Armatambo 140 173. Huaca Señor de los Milagros (238) 229. La Quipa 49M, 85M, (237), (239) 278. Media Luna 85M 325. Pampa Pagollo (238) 377. San José (238)
113. Cuchimachay 33 174. Huaca Surco (236) 230. La Rinconada 144, 200 279. Medio Mundo 34 326. Pan de Azúcar 85M, 114, (236) 378. San Juan (238)
114. Culebras 121M 175. Huaca Trujillo 85M, 100 231. La Ronda (236) 280. Melgarejo 85M, 114, 121M 327. Panquilma 121M, 124, 126, 127, 379. San Juan de Pariachi 121M, 124,
115. Culebras 140 176. Huaca UNI 121M 232. La Salina 49M, 69, 134, 200, (234) 281. Mercurio Alto (237) 149, 150, 151, 161M, 170, 224, 144, 146, 147, 152, 161M, 170, 195
116. Cullucocha (233) 177. Huaca Universidad 144, 200, (240) 233. La Tablada 52, 73, 114, (234) 282. Mina Perdida 49M, 68, 69, 72, 73, (237), (239) 380. San Lorenzo de Quinti 33
117. Cuncachuco 178. Huaca Vásquez (235) 234. La Unión 121M, 161M, (238), (239) 78, 79, (234), (235) 328. Panteón Chino 121M, 134, 140, 381. San Martín (238)
1. Achuncaya 69 52. Cerro Cervasi 121M, (238), (239)
118. Curayacu 49M, 58, 73, 85M 179. Huaca Zancudo (235) 235. La Uva 86, 88, 130 283. Miraflores 90, 92, 93, 294, 200, 210, 161M, (239) 382. San Martín de Porres 53, 195
2. Alcaparrosa 64 53. Cerro Chacra (237)
119. Cusco 176, 225, (232) 180. Huacamalache (238), (239) 236. La Victoria 200, (240) (235), (240), (241) 329. Paraíso 34 383. Santa Catalina 121M, 134, 144,
3. Alfonso Cobián 121M, 144 54. Cerro Chirimoyo (238)
120. El Agustino 69, 166, (238) 181. Huachipa 35, 90, 100, 144, 200, 237. La Vinita (238), (239) 284. Miramar (235) 330. Parka 69 161M, (239)
4. Algodonales 88, (235) 55. Cerro Collique 128
121. El Bosque 121M, (238) (233), (235), (239) 238. La Virgen (235), (238) 285. Molle 121M, 161M, (238), (239) 331. Pazos (235), (237) 384. Santa Cruz II 200
5. Aliaga-Huaca UNI 140, (238), (239), 56. Cerro Colorado 68, 85M, 144
122. El Frontón 34 182. Huachipampa 33 239. La Viscachera (235) 286. Monterrey 121M 332. Perrón 34 385. Santa Felicia 85M, 106, (236)
(240Ancón 14, 41, 48, 49M, 54, 58, 60, 57. Cerro Conde 121M, (234)
123. El Olivar 200, (240) 183. Huacoy (San Humerto) 58, 60, 61, 240. Las Salinas 287. Monterrico 144 333. Picapirca 33 386. Santa María de Santa Cruz (236)
64, 85M, 86,121M, 128, 161M, 164, 58. Cerro Condevilla (234)
124. El Panel 73, 114 64, 130, 208, 222, (234), (235) 241. Lati 41, (235), (237), (239), (240) 288. Morro Solar 34, 140, 168, 195, 200, 334. Piedra Liza 49M, 166, 180, 206, 387. Santa María del Triunfo 52
166, (233), (234) 59. Cerro Coto (232)
125. El Paraíso 49M, 53, 54, 55, 56, 57, 184. Huacoy 49M 242. Lechuza 121M, 140 208, (233) (237) 388. Santa Rosa 34, 114, (235), (236),
6. Armatambo 26, 120, 121M, 134, 140, 60. Cerro Cucaracha 54
58, 70, 71, 80, 81, 130, 164, 195, 185. Huallamarca 49M, 85M, 90, 94, 98, 243. Lima 7, 13, 14, 15, 20, 25, 26, 27, 289. Moya 33 335. Piedras Gordas 49M (239)
141, 142, 143, 144, 161M, 166, 168, 61. Cerro Culebras 85M, 86, 87, 88, 89,
(234), (235) 99, 114, 144, 194, 195, 196, 197, 200, 33, 34, 38, 41, 48, 58, 73, 76, 84, 86, 290. Murallas de Oquendo 121M, 130, 336. Pikillaqta 106, 114 389. Santa Rosa de Quives 60, 64
194, 195, 208, 224, (237), (239) 208
126. El Pino (239) 209, 210, 224, (236) 90, 94, 98, 100, 106, 110, 111, 114, 131, 161M 337. Pingollo 121M 390. Santo Toribio de Pucará 60, 64
7. Armatambo-Cruz 140 62. Cerro El Pino (238)
127. El Pino 161M 186. Huallocalla 33 115, 120, 124, 128, 130, 134, 136, 291. MurallaTungasuca 121M, 161M 338. Piti Piti 238 391. Sechín Bajo 54
8. Armatambo-Lechuza 140 63. Cerro Gallinacera (238)
187. Huampaní 85M, (237) 140, 150, 152, 164, 168, 184, 192, 292. Naranjal 195 339. Playa Arica 49M, 58 392. Shillacoto 54
9. Armatambo-San Pedro 140 64. Cerro Gallinazo 108, 110
128. El Sauce 58, 144, 200, (235) 188. Huanchihuaylas 121M, 144, 161M, 194, 200, 206, 208, 210, 218, 222, 293. Naranjal Norte I (237) 340. Playa Grande 85M, 86, 88, 393. Sisicaya (239)
10. Áspero 54 65. Cerro Gallo (235)
129. El Silencio 54 (239) 224, 225, (232), (233), (234), (235), 294. Nasca 98, 149 341. Polvorín 48 394. Sulco 41, 124, 140, 168, 200, (232),
11. Atarjea 90, 200, (235) 66. Cerro Huacoy (234)
130. El Tanque 54 189. Huanchipuquio 64 (236), (237), (239), (240), (241) 295. Nieve Nieve 180, (239) 342. Porvenir (235) (235)
12. Ate 35 67. Cerro Huatocoy (234)
131. El Túnel 238 190. Huando 60 244. Limatambo 25, 26, 90, 94, 98, 121M, 296. Nievería 35, (233) 343. Pro 60, 61, (234) 395. Surco 25, 35, 90, 106, 134, 200, 204,
13. Atocongo 49M, 58, 68, 108, 128, 208, 68. Cerro Infantes (234)
132. El Volcán 48 191. Huantille 121M, 134, 140, 161M, 134, 144, 161M, 200, (235), (237), 297. Ocsha 33 344. Pucará 60, 174, 175, 176, 186, (237), 206, 224, (235), (237), (238), (241)
(236), (237) 69. Cerro La Cuchilla 54
133. Escalerayoc 41 (239) (239), (240) 298. Omas 160 (236), (239) 396. Surquillo 194, (240)
14. Azcarrunz 64, 68, (234) 70. Cerro La Milla 121M, 161M
134. Gallinacera (239) 192. Huantinamarca 121M, 134, 161M, 245. Lindero (238) 299. Oquendo 60, 61, 121M, 130, 160, 345. Pucllana, Juliana 6, 16, 17, 85M, 90, 397. Tablada de Lurín 49M, 52, 85M,
15. Aznapuquio 68, 121M, 161M, 195, 71. Cerro La Regla 121M, 130, (234)
135. Garagay 49M, 53, 58, 64, 65, 66, 67, 206, 215, 216, 217, 220, 221, (239) 246. Lomas de las Papas (235) 161M, 164, 165, 224, (234) 91, 92, 93, 94 95, 98, 110, 114, 116, 114, 121M
(237) 72. Cerro Lampay (234)
68, 69, 194, 206, 208, 222, (234), 193. Huaquerones 114, 121M, 124, 127, 247. Lomas de Lúcumo (237), (236) 300. Pacae Redondo (238), (239) 117, 194, 200, 210, 224, 225, (235), 398. Tambo Colorado 170
16. Bajada Balta 49M, 98 73. Cerro Lomo de Corvina 73
(235) 134, 144, 161M, 200, (239) 248. Lomas de Mangomarca (235) 301. Pachacamac 13, 14, 25, 26, 27, 30, (236), (240) 399. Tambo de Gallinacera 121M
17. Bajada de Baños 58 74. Cerro Lurigancho (234), (235)
136. Gentil Cueva (233) 194. Huarangal (235) 249. Los Incas 121M, 161M, (238), (239) 34, 35, 38, 39, 40, 41, 61, 90, 106, 346. Pueblo Viejo 121M, 161M, 174, 175, 400. Tambo Inca 121M, 161M
18. Balconcillo 144, M121, (239) 75. Cerro Mulería 114
137. Gloria Chica 127, 144 195. Huaricoto 54 250. Lúcumo (236), (237), (238), (239) 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 176, 186, (237), (238) 401. Tambo Inga 160, 162, 163, 164, 166,
19. Barbacay (234) 76. Cerro Pro 88, 114, 121M, 128, 161M,
138. Golf de Huampaní (238) 196. Huarmey 48, 114 251. Macatambo (239) 114, 115, 120, 124, 126, 127, 128, 347. Puente Inga 121M, 161M 224, (237), (239)
20. Barranco 194 224, (235), (237)
139. Granados (238) 197. Huarochirí 27, 30, 38, 53, 108, 130, 252. Magdalena 58, 90, 134, 166, 206, 134, 136, 140, 149, 150, 160, 166, 348. Puente Piedra 88, (235) 402. Tambo Inga 161M
21. Bellavista 121M 77. Cerro Resbalón 54
140. Guardia Republicana (235) 140, 160, 166, 174, 176, 224, 225, 224, (232), (235), (237), (238) 168, 170, 174, 176, 177, 180, 182, 349. Puerto Viejo 34 403. Tambo Real
22. Bocanegra 58, 166, 206 78. Cerro Respiro 44, 45, 121M, 161M
141. Héroes del Pacífico 240 (232), (233), (239) 253. Mal Paso (238) 183, 184, 186, 188, 189, 206, 208, 350. Punta de la Virgen (238) 404. Tambo Viejo 121M
23. Buena Vista 52, 53, (237), (238), (239) 79. Cerro Segundo 161M
142. Hierbabuena (237) 198. Huatca (235), (239) Señorío de (235 254. Mala 13, 25, 27, 33, 39, 160, 180 222, 224, 225, (232), (233), (234), 351. Punta Grande 54 405. Tambohuay 33
24. Cajamarquilla 35, 85M, 100, 106, 114, 80. Cerro Tres Marías 52
143. Hormillos (235) 199. Huatica 90, 94, 134, 166, 200, 206, 255. Mamacona (237) (237), (239) 352. Punta Márquez 58 406. Tanta 33
120, 121M, 134, 140, 144, 145, 166, 81. Cerro Volcán 130, (235)
144. Huaca del Cabildo (239) 208, 210, 224, (232), (235), (240), 256. Manchay Alto 121M, (237), (238) 302. Pachacamac 85M, 121M, 161M 353. Punta Roca 49M, 58 407. Tanta Vieja 33
168, 195, 206, 224, (236), (237), (241) 82. Chacra Cerro 121M
145. Huaca Campana (235) (241) 257. Manchay Bajo 49M, 69, 73, 114, 303. Pachacamac-Acllahuasi 12, 43, 180, 354. Puruchuca 121M, 161M 408. Templo del Zorro-Buena Vista 49M,
25. California 49M, 85M, 106, 121M, 83. Chacra Cerro I y II (237) nel testo si
146. Huaca Casa Blanca 161M 200. Huaura (234), (235) (235), (237), (239) 184, 225, 226, (236) 355. Puruchuco 90, 98, 121M, 124, 127, 52, 53
(236) trova “Cerro I y II”, senza Chacra
147. Huaca Clínica Delgado 144, 200, 201. Huaycán 170, 174, 180, 195, (236) 258. Mangomarca 121M, 144, 161M, 304. Pachacamac-Complejo Adobitos 134, 144, 161M, 166, 169, 170, 195, 409. Tijerales 121M, 124, 127, 150,
26. Callao 166, 194, (233), (237) 84. Chacrasana (238)
(240) 202. Huaycán de Cieneguilla 121M, 127, 200, 219, (237), (239) 108, 109, 110 200, (236), (237) 161M, 170, 224, (239)
27. Calle Luis Grieve (238) 85. Chalhuacocha (233)
148. Huaca Concha 98, 134, 194, (236), 150, 153, 161M, (239) 259. Manzano 69, (237) 305. Pachacamac-Mamaconas 184 356. Puruchuco-Anexo A y B 121M, 410. Toledo 100, (238)
28. Camacho Sur 121M, 161M, (238) 86. Chan Chan 149
(237), (240) 203. Huaycán de Pariachi 121M, 134, 260. Maracuyá (238) 306. Pachacamac-Plaza de los Peregrinos 161M 411. Trapiche 121M, (238)
29. Campoy 121M, 144, 161M, (235), 87. Chanquillo 130, (237)
149. Huaca Condevilla (234) 140, 148, 161M, (239) 261. Maranga 25, 26, 35, 90, 98, 100, 106, 110, 180, 184, 186, (236) 357. Quebrada Golondrina 121M, 161M, 412. Tres Piedras 48
(238), (235) 88. Chavarría (237)
150. Huaca Corpus I y II 121M, 134, 140, 204. Huaycoloro 100, 106 120, 124, 134, 135, 140, 144, 166, 307. Pachacamac-PRC I 121, 150 (237), (238), (239) 413. Tumshucayco 54
30. Candela 49M 89. Chayavilca 134
(235) 205. Huerta Santa Rosa 49M 168, 170, 172, 173, 194, 195, 205, 308. Pachacamac-PRC II 124, 150, 180 358. Quebrada Lúcumo (238), (239) 414. Túpac Amaru A y B 85M, 134, 144,
31. Cañete 27, 33, 39, 180 90. Chichima 33, (237)
151. Huaca Covil (239) 206. Huicumache (233) 206, 208, 224, (232), (235), (237), 309. Pachacamac-PRC III 127, 150 359. Quebrada Torre Blanca (234) 208, (236), (237)
32. Canta 140, 160 91. Chilca 160
152. Huaca Felicia Gómez 161M, (239) 207. Huiñac I (233) (240) 310. Pachacamac-PRC XII, A y B 151 360. Quebrada Verde 49M 415. Ventanilla 54, 58, 108, (234)
33. Canto Chico 121M, 161M, 144, 195 92. Chillaco 180
153. Huaca Granados 121M, 161M, 208. Humea (239) 262. Maranga Chayavilca 134, 136, 166 311. Pachacamac-Tauri Chumpi 186, 361. Retablo 121M, (235), (237) 416. Villa El Salvador 85M, 106, 114,
34. Canto Grande 49M, 64, 130, 234 93. Chira Villa 49M, 58
(239) 209. Infantas 49M, 130, (237) 263. Maranga-Casa Rosada 121M, 161M 187 Pachacamac-Templo del Sol 14, 362. Ricardo Palma (233) (237)
35. Capilla de Lúcumo (238), (239) 94. Chivateros 48, 49M
154. Huaca Grande (238), (239) 210. Jacinto Grande (238) 264. Maranga-Cruz Blanca 121M, 134 108, 110, 166, 168, 178, 179, 180, 363. Rímac 14, 20, 25, 27, 30, 34, 35, 38, 417. Villa Toledo 121M, 161M, (239)
36. Carabayllo 25, 39, 41, 61, 86, 130, 95. Chocas 49M, 60, 61, (235)
155. Huaca Huerta 69, (235) 211. Jauja 27, 30, 39, 225, (233) 265. Maranga-Huaca Concha 85M, 194, 181, 184, 225, (236), (239) 39, 41, 48, 52, 58, 60, 64, 68, 69, 90, 418. Wiraocha Pampa 106, 114
164, (237), (238), (239) 96. Chontay 150, 121M, 161M, 208,
156. Huaca Juan XXIII 49M, (235) 212. La Alborada 121M (236), (240) 312. Pachacamac-Templo Pintado 109, 94, 98, 100, 106, 114, 124, 130, 134, 419. Yanacoto 49M, 69, (235), (238)
37. Caral 53, 54, (234) (239)
157. Huaca La Calera (239) 213. La Calera 121M, 161M 266. Maranga-La Cruz 121M 110,115 140, 144, 150, 164, 166, 168, 170, 420. Yauyos 140, yauyos 27, 30, 130, 160,
38. Carapongo 35, 58, 114, 121M, (233), 97. Chorrillos 90, 140, 194, 200, 208,
158. Huaca La Merced (238), (239) 214. La Calera 144, (238) 267. Maranga-La Palma 121M, 161M 313. Pachacamac-Templo Viejo 108, 109, 171, 186, 194, 200, 202, 203, 204, 206, 164, 186, (239).
(238) (235)
159. Huaca La Palma 98, 134, 136 215. La Capilla 121M, (238), (239) 268. Maranga-Middendorf 85M, 98, 110, 111, 115 211, 218, 222, 224, 225, (232), (234), 421. Zapallal (237)
39. Caraponguillo 121M, (238) 98. Chuquitanta 49M, 53, 60, 61, 121M,
160. Huaca La Parra 144, (238) 216. La Empedrada (234), (235) (236), (237 314. Pacta (236) (235), (237), (238), (239), (240)
40. Cardal 49M, 53, 68, 69, 72, 73, 77, 130, 161M
161. Huaca Los Perales 121M, (238) 217. La Española (239) 269. Maranga-Pan de Azúcar 114, (236) 315. Palao 121M, 140, 161M, (239) 364. Río Seco 150, 170 180, (238), (239)
114, 222, (234), (235) 99. Cocayalta 64, (235), (237)
162. Huaca Luz 121M, 140, 161M 218. La Florida 49M, 53, 58, 59, 60, 64, 270. Maranga-Potosí Alto 85M 316. Palomino 134, 140, (239) 365. Rumihuasi 161M, (239)
41. Caringa 124, 174, (237), (238) 100. Collique 121M, 161M
163. Huaca Mataleuchita 144 68, 69, 194, 208, 222, (234), (235) 271. Maranga-San Marcos 85M, 224, 317. Pampa 54 366. Sachica 33
42. Carlinga (236) 101. Collique 64, 128, 129, 130, 164, 224
164. Huaca Middendorf 98, (236), (237) 219. La Galgada 54 (226) (236); Huaca San Marcos 98, 318. Pampa Cabrera 69, (238) 367. Salinas de Chao 54
43. Catalina Huanca 85M, 98, 100, 104, 102. Collique Alto 130
165. Huaca Monterrico 144 220. La Legua (Gala) 90, 124, 166, 206, 100, 102, 103, 134, (237) , 319. Pampa de La Cueva 49M, 60, 61, 368. Salitre (235)
105, 194, 195, 198, 199, 200, (230) 103. Complejo Adobitos 108, 110
166. Huaca Orrantia 200, (240) (232), (235), (237) 272. Maranga-San Miguel 121M, 206 (234), (235) Pampa de Las Flores A 369. Salto de El Fraile (238)
44. Ceres 140, (238) 104. Comunera 130
167. Huaca Palomino 121M, 134, 140, 221. La Merced (238), (239) 273. Maranga-Tres Palos 121M, 134, 136, y B 121M, 124, 127, 126, 149, 150, 370. San Alfonso 144, (238)
45. Cerro Blanco 48, 54 105. Conchales de Ancón 49M, 85M
161M, (239) 222. La Merced 121M, 161M 161M, 211, 212 153, 161M, 224, (237), (239) 371. San Antonio 35, 49M, (235)
46. Cerro Botijas (238), (239) 106. Copacabana 85M, 86, 88, (237)
168. Huaca Puma Inti (239) 223. La Milla 140, (237) 274. Matabuey (237) 320. Pampa de Los Perros 49M, 54, 58, 372. San Borja 121M, (238)
47. Cerro Cachito 54 107. Corpus II 49M
169. Huaca San Borja 144 224. La Molina 35, (237) 275. Matalechuza 200, (240) 64, 86, 88, 164, 208 373. San Fernando 49M, (235)
48. Cerro Campana 88 108. Corrales (235)
170. Huaca San Isidro B (240) 225. La Molina Alta (238) 276. Mateo Salado 25, 26, 35, 121M, 134, 321. Pampa del Canario 48, 49M 374. San Francisco (238), (239)
49. Cerro Candela 121M 109. Covida (237)
171. Huaca San Marcos 98, 100, 102, 103, 226. La Palma 98, 134, 136, (240) 137, 138 139, 140, 156, 157, 161M, 322. Pampa El Manzano (236), (238) 375. San Ignacio (234)
50. Cerro Cantería 68, (235) 110. Cruz Blanca 134, 136, (236)
134, (236), (237) 227. La Paloma 49M 166, 206, 208, (237) 323. Pampa Grande (237), (238) 376. San Jacinto San Jacinto 53, 60, (234),
51. Cerro Centinela (238), (239) 111. Cruz de Annalambo 121M, 161M
172. Huaca San Pedro 121M, 140, (238) 228. La Punta 108 277. Mayorazgo (238) 324. Pampa Pacta (237) (235)

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Esta pubicación se terminó
de proyectar el día 24 de
mayo de 2014 y
se terminó de imprimir el
24 de septiembre de 2014.

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