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El género y la discapacidad no deben ser asumidas desde la vulnerabilidad sino de la necesidad

de plantear un nuevo orden a través de la participación social, la visualización de las mujeres


con discapacidad, y la posibilidad de participar de forma activa en la toma decisiones.
Mediante el lenguaje, conocemos el mundo, socializamos, interactuamos, construirnos
imaginarios, los cuales originan estereotipos y juicios de valor que se van desarrollando a
través de nuestras historias de vida. Por ello las actitudes, percepciones, acciones,
conocimientos y aprendizajes conforman la cotidianidad de las personas. El lenguaje inclusivo
es la utilización de signos lingüísticos como las palabras, términos, frases, imágenes, de tal
forma que se incluya y se respete los derechos de todas las personas, sin distinción de género,
diversidad sexual, grupo étnico, etario, condiciones de discapacidad u otra diversidad social.

El género y la discapacidad no deben ser asumidas por la vulnerabilidad si no por la necesidad


de plantear un nuevo orden a través de la participación social, mediante el lenguaje que
conocemos, socializamos, interactuamos, construirnos imaginarios. Por ello las actitudes,
percepciones, acciones, conocimientos y aprendizajes. El lenguaje inclusivo es la utilización de
signos lingüísticos, sin distinción de género, diversidad sexual u otra diversidad.

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