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Una joven inmigrante peruana llamada María

Concepción no estaba acostumbrada al frío de
Estados Unidos. Cierto día ella estaba
manejando contemplando
el maravilloso paisaje otoñal cuando vió que
una señora no podía arrancar su carro, ella tenía
un niño en brazos y le dijo que lo tuviera un
ratito para acomodar el carro, arregló su carro y
se fue sin el niño.
La joven pensó que la señora iba a
regresar , esperó un rato y la señora no regresó.
Ella llevó el niño a su casa, le preguntó cual era
su nombre y el niño dijo que se llamaba
Michael Smith y también le preguntó si la
señora con la que estaba era su mamá y el le
contestó que no , le volvió a preguntar si ella
era su tía pero el no lo sabía .
Ella no sabía que hacer con el niño Michael
pues su VISA había caducado, si lo llevaba a la
oficina de la seguridad universitaria
la llevarían directamente a la comisaria de
Bangor. 
A ella se le estaba ocurriendo muchas ideas de
como abandonar a Michael, ella decide
abandonarlo de la misma forma que la señora lo
hizo, María Concepción logró su cometido. 

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