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Moderadora y Traductora:
Nelly Vanessa

Correctoras

Merlu
Malu_12
Khira
viriviri
cgrande89 3
maggiih
AriannysG

Recopilación y Revisión
Nanis
Diseño
Lectora
Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8 4
Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Próximo Libro

Biografía del Autor


S
ecuestrada por hombres con capuchas negras, la nerd de universidad,
Elsa Hellberg, se vio obligada a una vida de adicción y subterfugio.
Hoy, es la asesina entrenada conocida como Crystal, y lleva su propia
capucha negra; sin embargo, una vez más, se encuentra cautiva, obligada a
volverse en contra de la organización que la creó. Desgarrada entre su necesidad
de poder y el deseo de recuperar la vida que una vez tuvo, la decisión final de
Crystal gira en torno a la fuerza enigmática de un hombre.
Mac no toma la seguridad de sus seres queridos a la ligera. Considera una
amenaza a Crystal, y se compromete a mantenerla a raya mientras completa la
tarea que le fue asignada. Expuesto a su mundo de sangre, lujuria y drogas letales,
Mac mismo pronto encuentra su propia batalla de adicción... en Crystal. Cuando
las cosas se vuelvan mortales, ¿podrá sacarla a tiempo para explorar la verdadera
belleza debajo de la capucha, o es que el destino tiene un mapa diferente para la
mujer que sacrificaría todo por salvarlo?

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S
umisión. Algo que Crystal creía más allá de ella se había convertido de
repente en una práctica general en las últimas veinticuatro horas. No se
suponía que debía ser así. Sus mansos y ratoniles años habían
terminado, desde que los hombres con capuchas negras la habían secuestrado de
su dormitorio de la universidad hacía tres años.
Ya no soy Elsa. Soy Crystal, agente de campo para la IGP1, una de las empresas más
exitosas de seguridad privada en el país. Ahora me pongo una capucha negra, lo que
significa que puedo hacer muchas cosas inusuales. Puedo acabar con un hombre de tres
veces mi tamaño. Puedo desaparecer en un parpadeo de ojos. Puedo cambiar mi apariencia
con clips de papel y cinta aislante.
Movió sus muñecas sólo para sentir el tirón resistente en sus tobillos atados.
Entonces, ¿por qué diablos estoy todavía aquí?
Por lo menos la sensación de estar enjaulada estaba amainando ahora que por
fin le habían dado su píldora. Las sombras ya no se movían, su piel empapada de 6
sudor comenzaba a enfriarse, y los alfileres y agujas finalmente se habían ido,
llevándose consigo el impulso irracional de arañar los músculos de su cuerpo.
Aunque el ruido de su ansiedad disminuyó, la oscuridad ahuecada de su
entorno sólo amplificaba el inquietante sonido que no podía explicar. Gemidos
torturados. Sacudir de cuerdas que no eran las suyas. Pasos lejanos que
reverberaban a través de los viejos tablones de madera.
Había fantasmas en esta casa antigua, muy bien. Y ella era uno de ellos.
No del tipo etéreo que desaparecía de golpe en la noche, excepto que un
agente “fantasma” de la IGP no haría algo tan descuidado. Por desgracia, esos
fantasmas estaban siendo exterminados, y ella era una vez más prisionera,
obligada a jurar lealtad a aquel que doblara el músculo más grande.
Debería haber sabido que sólo era cuestión de tiempo antes de que la IGP
fuera derribada. No operaban exactamente en el lado correcto de la ley, pero eso
era lo que los hacía tan efectivos. Peligrosos. Su conciencia sufría en alguna

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IGP: Ignacia Global Protection.
ocasión, pero no lo suficiente como para empezar a matar a sus hermanos y hacer
inútil su sede con un grupo de C-4 estratégicamente colocado.
Por su experiencia, si tuviera que predecir qué fantasma se volvería un paria,
ese sería Derek Bennett. Tenía que haber una razón por la que su manejador,
Rafferty, lo había mantenido en un bloque de celdas por la noche, fijándole un
dispositivo de seguimiento a pesar de los vínculos químicos que los mantenían a
todos cerca. Sólo un tonto se iría, ya que sin sus drogas mejoradas ―que acababa
de averiguar que se llamaban Nexifen― sufrirían las peores recaídas
imaginables… y una muerte inminente.
Ahora Derek controlaba las drogas. Había doblado los músculos más
grandes. Ahora era Rafferty el encarcelado, sufriendo a través de las barras en la
sala abierta junto a la suya. La única razón por la que su sufrimiento había
terminado era porque acababa de acordar que ayudaría a matar a los fantasmas
que habían sobrevivido anoche a la explosión.
El sudor corría por su frente. Crystal logró levantar un hombro lo suficiente
como para limpiarlo. Los gemidos de Rafferty estaban haciéndose más fuertes y
chirriantes para sus crispados nervios. Se humedeció los labios resecos con la
lengua y se atrevió a algo nuevo.
―¡Cierra la boca, Rafferty!
Dios, eso se sentía bien. 7
Un ruido afuera de su puerta indicaba que al menos uno de sus captores
nunca se había ido. Se apartó el flequillo de sus inquietantes ojos, entrecerrándolos
hacia el sonido.
―¿Derek?
Pero la sombra que se cernía justo fuera de su alcance pertenecía a alguien
más alto, más amplio que su compañero fantasma.
―¿Te sientes mejor?
La pregunta, que fue dicha en un ruido sordo, carecía de la más mínima
pizca de compasión. Crystal apretó sus párpados sobre esos helados ojos suyos que
aun así eran totalmente claros.
―Tú eres el hombre en el camión Mack que me noqueó anoche. ―Y que
había matado a su compañero. Y la había llevado lejos del sótano de la IGP para
que pudiera verlo explotar―. ¿Cuál es tu nombre, de nuevo? ―preguntó.
―Mac.
Sí, claro.
―Está bien, no me lo digas. Sólo trato de ser amable.
―Puedes ser amable después de probarte a ti misma. Hasta entonces, sigues
siendo el fantasma que secuestró y drogó a un niño inocente.
La ira calentó el frío que salía del uniforme negro con capucha que llevaba.
―Mira. Rafferty es el que quería a ese bebé muerto. Yo ni siquiera sabía que
Derek tenía un hijo hasta que lo averigüé. Y lo salvé, ¿recuerdas?
―La cual es la única razón por la que sigues viva. Pero deberías haberlo
devuelto a su madre.
¡Eso otra vez!
―Lo hice ―se quejó, sintiéndose culpable―. Después de que quité su
dispositivo de seguimiento, lo cual no podía hacer sin un sedante.
―Según sabes. ―Su forma oscura se movió mientras se giraba para irse―.
Un movimiento en falso y te cortaré tus medicamentos para siempre. No hay nada
que puedas hacer al respecto.
―¡Espera! ―Él se detuvo. Crystal se humedeció los labios de nuevo―. Has
estado conmigo aquí abajo todo el tiempo, ¿no es así?
―¿Y?
A pesar de que actuaba más como un guardia, su presencia había sido
extrañamente calmante al pasar por su abstinencia.
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―Por favor, no te vayas ―murmuró, con la cabeza baja―. No todavía. No
hasta que esté bien de nuevo.
El hombre entrecerró los ojos y con una fuerte exhalación, retomó su posición
contra el marco de la puerta. Ahora que la droga estaba haciendo su magia, su
visión nocturna estaba mejorando. Los colores comenzaron a aparecer en la
oscuridad. El rojo de su camisa se destacaba, las mangas largas subidas más allá de
los codos, jeans gastados y anticuadas botas de trabajo que se jactaban de sus pies
grandes. Llevaba la calvicie como una de esas estrellas de cine de acción, y eso
incluso se completaba con una cicatriz de una herida de batalla. Podría vivir sin el
grueso bigote de color terroso, sin embargo. Cubría demasiado de su rostro.
―¿Alguna vez tuviste a una mujer llevando una navaja a esos labios?
―ronroneó, su garganta ronca y en carne viva de tanto gritar.
Él se acercó más, moviéndose y encendiendo la bombilla del techo. Sus ojos
instantáneamente se ajustaron sin siquiera inmutarse.
―Para que lo sepas ―dijo él enfáticamente―, la ansiedad me hace prudente,
no estúpido. Así que no intentes psicoanalizarme con palabras o con esa mirada
helada tuya. No va a funcionar.
Su boca se abrió mientras se le formaba una sonrisa renuente.
―Debidamente anotado.
―¿Lo encuentras gracioso?
Era un milagro que pudiera encontrar diversión en algo en ese momento.
―Refrescante, en realidad. ―Cuando su silencio le mandó una respuesta, le
dijo―: Los hombres por lo general utilizan el color de mis ojos como una especie
de inicio de coqueteo.
―No estaría buscando eso si fuera tú.
―Sí, capto eso ―replicó ella con la misma rapidez―. ¿Qué te pasa, no te
gustan las chicas con el cabello corto?
―No me gustan las chicas y punto.
Crystal parpadeó, chasqueó la boca y la cerró.
―Oh. Bueno… no me lo esperaba.
Sus hombros se hundieron con exasperación.
―Quiero decir que estás un poco del lado pequeño. 9
Ah, un error común de la mayoría. A pesar de que tenía veinticinco años, su
cara todavía se jactaba de los ángulos esbeltos de una adolescente… lo que la hacía
el señuelo perfecto en cualquier operación de la IGP.
―Soy sólo tres años más joven que Rena ―proporcionó. Esa pequeña
información debería explicarlo todo. Su media hermana era bien conocida por
estas personas.
Crystal pudo verlo hacer matemáticas detrás de esos ojos en guardia.
Probablemente le parecía difícil creer que estuviera incluso relacionada con Rena,
que era alta, hermosa, dotada con todos los activos físicos que volvían a los
hombres unos idiotas babeantes… a pesar de ser una prófuga de la prisión para
enfermos mentales de alta seguridad de Valley State.
Crystal rodó la cabeza, cerró los ojos y recorrió las palabras de Derek una vez
más.
“Ya comenzaste a volverte contra la IGP, Crystal. Rena es nuestra única oportunidad
de cortar el cable. Ella nos puede ayudar, pero sólo si sacas tu cabeza de tu trasero”.
Caminó hacia ella, tendiéndole la dosis. “Tienes que querer recuperar tu vida. No dejes que
Sophie o la IGP te la quiten. Trabaja con nosotros en esto”.
Se estiró, empujando el pecho hacia afuera. Sus muñecas y tobillos gritaban
bajo las gruesas cuerdas. Ahora que sus sentidos estaban completamente
restaurados, pudo oír lo que sonaba como ácido sangrando sobre roca en la
habitación de al lado.
―Rafferty odia esa mierda ―observó cuando las piezas cayeron en su
lugar―. No es de extrañar que hubiera estado lloriqueando como un mocoso.
Camión Mack cruzó los tobillos y ajustó su posición contra el marco de la
puerta.
―Tu ex manejador es un bastardo astuto, así que estoy jugando a lo seguro.
―¿Volándole los tímpanos con grunge? ―Inhaló lentamente recogiendo las
sanas vibraciones de la cordura―. ¿Por qué no lo matas como a los demás?
―Lo podríamos necesitar como cebo para sacar a los fantasmas que quedan.
Los ojos de Crystal se ampliaron.
―¿Y River? Oí su voz ahí. ¿Lo necesitan también?
El hecho de que no hubieran matado al fantasma más joven de la IGP la
desconcertaba. ¿Era su fachada juvenil lo que les hacía vacilar a pesar de que el
pequeño hombre sin compasión casi los había matado a todos, incluido al pequeño 10
y dulce bebé?
―Está demostrando su utilidad ―respondió el hombre con una sonrisa de
lado―. Nos dio una pista sobre dónde podríamos encontrar el sótano químico en
el que se hacen tus medicamentos. A cambio, le dimos media dosis. Sólo lo
suficiente para mantenerlo sano.
Ella asintió, esperando que el movimiento disfrazara el cuidadoso trabajo en
sus muñecas.
―Bueno. Entonces… después de que haga mi parte, ¿qué sigue?
―Depende de lo bien que hagas tu parte.
Crystal soltó el aire a través de sus labios.
―La confianza es obviamente escasa a ambos lados de la valla. Derek nos ha
estado matando uno por uno. ¿Cómo sé que no hará lo mismo conmigo?
Él abrió la boca para responder, pero se detuvo. Crystal también notó que la
puerta de la habitación se había quedado sospechosamente callada, las
exclamaciones nasales de los gemidos de Rafferty cesaron de impregnar el sótano.
Cuando Camión Mack dejó su puerta para investigar, ella no dudó. Después
de dos respiraciones profundas, manteniendo sus ojos fijos en el ladrillo envejecido
ante ella, Crystal se dislocó limpiamente el hombro. Se tragó el dolor y despejó los
pocos centímetros de distancia entre las yemas de sus dedos y el nudo en sus
tobillos. Unos pocos… segundos… más…

* * *

Mac tiró de la cuerda y la bombilla iluminó las dos formas atadas ante él.
Mierda. No era de extrañar que el viejo pedo se hubiera quedado en silencio.
Rafferty estaba inconsciente, su normalmente bronceada palidez de un bonito tono
azuloso. Mac arrancó la cinta que cubría su boca. El hombre se despertó de golpe y
tomó aire en bocanadas mientras trataba de ver a través de la venda en sus ojos.
―Si dejaras de llorar, tu nariz no se llenaría de mocos. ―Mac sostuvo sus
auriculares lejos y se repitió por sobre la desagradable música.
Rafferty tragó, su pecho agitado debajo de su bata sucia de hospital que había
usado desde su captura.
―Tú… vas a pagar por esto…
Mac inspeccionó el vendaje sobre la herida fresca del hombre. 11
―Derek no te habría sacado el ojo si hubieras dejado en paz a su mujer.
Normalmente, algo tan grotesco le conseguiría un gramo de simpatía, pero
Mac no tenía ninguna por el hombre que había secuestrado y casi violado a
Melanie. Cuando ese intento de forzar a Derek a cooperar había fallado, se había
enfocado en el hijo de la pareja, un inocente bebé de quince meses.
Melanie y el bebé DJ no eran familia de Mac, pero cuando Derek se había
creído muerto hacía dos años, Melanie había quedado con el corazón roto, un
trabajo mal pagado y un bebé en camino. Así que Mac había acordado compartir
su alquiler, lo que lo convirtió en un tío instantáneo para el cachorro que había
ayudado a criar. Ahora que Derek estaba de vuelta…
Vaya. Derek estaba de vuelta. Pero Mac no podía pensar en los milagrosos
cambios que eso traería sucesivamente. No se trataba de él. Se trataba de proteger a
la gente que amaba de los fantasmas que habían acompañado la resurrección de
Derek.
Se trasladó a la otra mesa de billar, donde su otro prisionero estaba atado a
cada esquina en una X. Le quitó la venda de los ojos, la cinta y los auriculares.
―¿Y tú, muchacho? ¿Cómodo?
El asesino con cara llena de acné parpadeó frenéticamente bajo sus cejas
aladas.
―Por favor ―gimió River―. Te di algo sólido, hombre. Te hablé de Lana.
Ella es la única que conoce al hombre que estás buscando.
―Necesitamos confirmar que no es sólo pura mierda antes de dejarte ir. ―Lo
cual nunca sucedería. Como con todos los fantasmas de la IGP, River estaba
legalmente muerto, altamente capacitado, y era muy peligroso como para dar
marcha atrás y volver a la sociedad.
―Pero no puedo escuchar esta mierda ―se quejó River.
Mac le dio una palmada cordial en la mejilla.
―Estás rompiendo mi corazón, chico. ―Y entonces puso todo en su lugar.
Se dirigió de vuelta a Rafferty.
―Voy a dejar que recuperes el aliento. Pero si escucho un solo sonido salir de
esa boca, te pondré la cinta de nuevo. ¿Entiendes?
El hombre asintió. Satisfecho, Mac se dirigió a la habitación de Crystal. Al
menos ella era más agradable a la vista, a pesar de que su pesado maquillaje negro
estaba ahora surcando su rostro como lágrimas desesperadas.
Derek les había dicho que había contemplado el suicidio en ambas ocasiones
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en las que se había visto obligado a retirarse de su medicamento. Si no hubiera
estado restringido, lo habría hecho. No sólo era utilizado para aumentar sus
sentidos, acelerar el proceso de curación y mejorar las habilidades cognitivas ―lo
cual los hacía casi sobrehumanos― también actuaba como una correa química para
mantenerlos cerca y en línea. Derek era el único con suficiente incentivo externo
como para intentar una deserción.
Amor: la droga más poderosa de todas.
Cuando Mac entró en la habitación de Crystal se encontró con una silla vacía
y cuerdas sueltas enrolladas en el suelo.
Antes de que su sensación de temor pudiera descender, los pelos de su nuca
picaron con su presencia. Se dio la vuelta y la inmovilizó contra la pared con el
antebrazo.
El aire salió de los pulmones de Crystal con un silbido. No fue hasta que
lanzó una tos exagerada que se dio cuenta de que ella había dejado que la atrapara.
Con una maldición, la dejó ir.
―¡Maldita sea, Crystal!
Ella hizo una gran demostración de recolocar su hombro. El dolor no parecía
afectarla mucho, aunque Mac tuvo que batallar contra una oleada de náuseas. Lo
había hecho una o dos veces. No era asunto para sonreír.
―Le dije a Derek que estaba dentro ―dijo ella con aire de indiferencia―. Esa
fue mi manera de demostrarlo ya que no me ibas a dejar ir por tu cuenta.
Mac se pasó una mano por la cabeza, mirándola con duda mientras hojeaba
los números en su celular.
Melanie respondió.
―¿Qué pasa?
―Que venga tu novio aquí abajo. Crystal se soltó.
Ella repitió las órdenes, y él pudo oírla siguiendo a Derek a través de la casa.
―Ni siquiera pienses en venir aquí, Mel ―dijo bruscamente, ya enojado de
que Derek no hubiera pensado en decirle eso.
Mientras tanto, Crystal se había ido a la sala principal de la planta baja. El
ruido explotó en las mesas de billar cuando Rafferty vio a su única recluta.
―¡Mátalo, Crystal! ¡Ahora!
Mierda. Las tripas de Mac se anudaron cuando se dio cuenta de que había
olvidado poner la venda en sus ojos. Si Crystal decidía seguir las órdenes de su
manejador, bien podía hacerlo. El martillo que ya había utilizado para golpear un
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cráneo estaba lo suficientemente cerca como para agarrarlo a toda prisa, por lo que
sólo la vio acercarse a Rafferty. Esperando su próximo movimiento.
Sin decir una palabra, Crystal tomó el rollo de cinta aislante en su delicada
mano, arrancó una pieza y la puso bajo sus narices humeantes. Su mirada era
triste.
―Ya no soy una de ustedes ―dijo con una pequeña mueca―. Recuperaré mi
vida. Y si muero, por lo menos no será bajo tu mando.
L
a respiración de Mac se quedó atascada. Algo en ella lo hacía querer
creer lo que decía. Por otra parte, era demasiado suave cuando se
trataba del sexo más débil.
Pasos se movieron a un ritmo torpe hacia la puerta en la cima de las escaleras.
Crystal reacomodó la venda de Rafferty y saltó sobre la mesa de billar donde se
quedó sentada con las piernas balanceándose mientras él se removía en sus
ataduras a su espalda. Cuando Derek entró en la luz, ella encontró su mirada
oscura con cuidadosa precaución.
El hombre escondía su fatiga muy por detrás de la ligera capa de descuido
que siempre llevaba. Su uniforme negro con capucha había sido descartado a favor
de una vieja camiseta de alguna banda y jeans. Al menos ahora parecía normal. No
tan siniestro.
Sin estar seguro de a quién era dirigido su tenso silencio, Mac dijo:
―Ella tuvo la oportunidad de huir y no la tomó. 14
―Olvidé que puedes dislocar tus hombros ―contestó Derek, absolviendo a
Mac de su culpa―. ¿Por qué no lo hiciste antes? ―preguntó.
Crystal se encogió de hombros, y movió el brazo hacia atrás y hacia adelante
para aflojar su articulación.
―Tal vez tenías razón cuando dijiste que ya había tomado mis decisiones.
―Su sonrisa pícara fue dirigida a la belleza rubia que había seguido a Derek por
las escaleras―. Por cierto, estaba en mi cama anoche cuando tuvimos ese corazón a
corazón.
Las palabras estaban destinadas a amargarle la vida. Derek reaccionó antes
de que Melanie pudiera hacerlo.
―Me ataron y estaba medio muerto, ¿recuerdas?
Mac puso los ojos en blanco mientras la delicada nariz de Melanie se
encendía.
―No ayudes, Bennett.
A pesar de mantener esa apariencia angelical, los ojos de brezo azul de Mel
habían desarrollado un borde cauteloso. Ella no era una delicada flor. Los últimos
días la habían cambiado llevándola a través de una cadena de interminables retos
imposibles que habían endurecido su alma.
Sintiendo que estaba a punto de desatar un poco de su rabia, Mac tomó sus
hombros desde atrás, en un esfuerzo por sofocar su impulso. El acto desencadenó
toda una serie de vibraciones letales en Derek, que no apreció el papel de Mac en la
vida de su familia.
Demasiado jodidamente mal. Mac tenía derecho a jugarse su reclamación de
menor cuantía en la vida de Mel y DJ, no era que el romance hubiera nunca
entrado en juego. Entre más pronto Derek se enterara de eso, mejor.
―Aw… ―Crystal envió una sonrisa dulzona hacia ellos―. ¿No son lindos
juntos?
―Cállate, Crystal ―respondieron los tres al unísono.
Sus ojos claros fueron y vinieron entre ellos, fingiendo ignorancia.
―Oops. Mi error. Se ven muy… cómodos, eso es todo.
―Somos amigos ―retumbó Mac, dejando caer sus brazos cuando Mel se
alejó.
La boca de Crystal se curvó en una sonrisa satisfecha. 15
―Ya que estamos todos aquí ―continuó―, podrían también decirme qué
hacer.
Derek señaló con el mentón hacia sus prisioneros.
―En otro lugar.
―Rafferty no puede oír ―le recordó Mac, dispuesto a llevar a Crystal arriba,
a la sala de la vieja casa que ocupaban―. Tiene auriculares. ¿Recuerdas?
―La llevaremos a la sala común ―dijo Derek a través de su tensa mandíbula.
Mac buscó en su memoria un momento en el que él y Derek no hubieran
empalmado sus cabezas y fracasó en encontrar uno. Irónicamente, una mujer
siempre estaba involucrada de una manera u otra. Para evitar otro conflicto,
decidió permanecer en la planta baja.
―Yo me quedaré aquí, entonces. Manteniendo un ojo en nuestros
prisioneros.
―No. Eres parte de esto. Austin puede estar de guardia por un tiempo.
Los hombros de Mac al instante se cuadraron.
―¿Desde cuándo le ordenas a Austin en su propia casa?
―Se llama trabajo en equipo, tarado, deberías intentarlo alguna vez.
―¡Niños! ―Todos los ojos se posaron en Crystal, quien seguía en la mesa de
billar―. Estoy peleando contra un caso asesino de boca de algodón. ¿Creen que
podríamos dejar atrás esta mierda machista y seguir adelante con las cosas?
Melanie ya estaba al teléfono.
―Muy bien, gracias. ―Colgó la llamada y le dijo a Derek―: Tu hermana
enviará a Austin aquí abajo.
El asentimiento de Derek fue breve, pero ahora los dos estaban encerrados en
una especie de mirada amorosa. Mac se cruzó de brazos, observando el
intercambio visual de corazones y flores, mientras sus prisioneros sangraban y
sufrían en el fondo.
El gemido de dolor de Rafferty rompió el hechizo.
Derek se dio la vuelta y se quedó mirando al hombre que les había causado a
todos tanta miseria. Se llevó una mano al pecho, frotándose la herida de bala que
había adquirido por intentar desertar de la IGP.
―Dios, me gustaría poder mirar a ese hijo de puta justo al ojo ahora
―murmuró.
―No puedes ―le recordó Crystal―. Ty y yo trabajamos duro por hacer que 16
tu herida contara para algo. Rafferty piensa que esa bala te mató, y si sabe que
estás vivo y luego se escapa, todos en esta casa serán usados para acabarte.
Mac todavía estaba tratando de entender eso.
―Eso no significa que Ty tuviera que mentirnos ―gruñó, con ira por el
engaño de un amigo quemándole de nuevo―. Mel tuvo que pasar por el proceso
de duelo de nuevo. ―Por lo menos, hasta que Derek fue encontrado con vida en la
cama de Crystal.
―¿Por qué todo el mundo culpa a Ty? ―dijo Crystal con el ceño fruncido―.
Rena es la que lo convenció de seguir el juego. Enójense con ella.
―Esperábamos esa mierda de tu hermana ―dijo Melanie con los brazos
cruzados―. Ty debió haberlo pensado mejor.
La mandíbula de Derek latió debajo de sus gruesos bigotes.
―Aun así, Crystal está en lo correcto. Lo importante es que Rafferty cree que
estoy muerto, y es demasiado pronto para perder esa ventaja. ―Entonces señaló el
bulto entre las piernas de Rafferty―. Además, imagino que ha estado ocupado un
montón con eso.
―Bola azules ―murmuró Melanie con un escalofrío―. Rafferty las describió
como bolas azules multiplicadas por diez. Y se enorgulleció cuando las tuviste
durante tus retiros, Derek, así que no me sentiría muy mal por él.
―Créeme, la lástima está lejos de ser lo que estoy sintiendo ―dijo Derek
entre dientes―. Está viviendo la peor clase de infierno imaginable en este
momento… y apuesto a que el miedo en su alma es como una segunda piel.
El sótano crudamente iluminado se llenó de pisadas acercándose mientras
Austin Cahill de cien kilos de músculo sólido bajaba las escaleras.
―Ya estoy aquí ―declaró en voz alta cuando llegó a la parte inferior, por
encima de todos―. Vayan a hacer estrategias, yo me encargo.
Un humeante plato de comida estaba equilibrado en su mano y acercó una
silla. La amarilla cabeza de la bombilla hacía un halo de fuego sobre su cabello
negro azabache.
―Oh, hicimos la cena. Mejor coman mientras esté caliente.
No pasó mucho tiempo para que el olor a pastel de carne y patatas llegara a
los dos cautivos.
Cuando lo hizo, el nivel de ruido aumentó significativamente.
La boca de Crystal se abrió.
―Señor, si me amas, por favor… por favor, aliméntame con algo de eso. 17
―En la sala común. ―Derek extendió una mano, indicando las escaleras―.
Mac te mostrará el camino. ¿Y Crystal? ―Su mirada se oscureció―. Si intentas
algo, no creo que el agujero en mi pecho vaya a reducir mi velocidad. Te
encontraré. Y te mataré.

* * *

Así que su nombre era realmente Mac. Claro, lo habían llamado así ayer por
la noche, pero había pensado que era más un apodo considerando el tamaño del
hombre. ¿Cuáles eran las probabilidades de que su apellido fuera Truck?
Crystal se sentó ante el plato de comida y tomó el tenedor en su mano, lo que
significaba negocios. Antes de que sus dientes se ensuciaran, sin embargo, se
detuvo y se preguntó por un momento…
Qué demonios. Si estuviera envenenada, se moriría con el estómago lleno.
Mientras recogía los tiernos bocados de carne de res, Mac se alzaba cerca. Su
presencia marcaba el comienzo de un sentido exterior de seguridad que había
estado notablemente ausente desde que había sido sacada de su propia familia por
los cocos de la IGP. Pero también era un recordatorio de que estaba protegiendo a
las personas en esta casa de ella. Ahora era el hombre del saco, igual que Derek y
los otros fantasmas en Nexifen.
Miró hacia atrás justo a tiempo para ver a Mac establecerse en una de las
muchas otras mesas en la sala común.
Sala común. Qué broma. No era nada como el agujero de reunión que
recordaba de la universidad, sino más como una aburrida cafetería de tu lugar de
trabajo. Pero, por alguna razón, Mac añadía una cualidad intrigante a un ambiente
de otra manera deprimente.
¿Qué había en él? No era muy guapo, pero tenía esta intensa aura que la
fascinaba completamente. Su frente expresiva era, con mucho, el rasgo más
característico que poseía. La había visto en su mayoría arrugada en una mirada
cautelosa que tenía el poder para quemar agujeros a través de su columna, pero
cuando se relajaba se suavizaba como mantequilla.
Igual que cuando tenía alrededor a las otras dos mujeres de la casa, a las que
claramente quería. La bonita morena, Danny ―quien Crystal asumía era la
hermana de Derek― había hecho una broma sobre la reducida cintura de Mac 18
mientras cargaba los platos de cristal con la comida. Las palmaditas de burla en su
estómago firme había arrancado la sonrisa más linda que hubiera visto alguna vez
en su cara de niño. ¿Qué infiernos? ¿Cómo podía una cara transformarse tan
radicalmente?
Entonces, yo obtengo al maestro de ojos color avellana fatales mientras ellos tienen al
gran blandengue.
¿Y por qué demonios le importaba? La primera vez que la había tocado casi le
arrancó la cabeza limpiamente, pero por alguna razón, se encontró continuamente
resistiendo la tentación de inclinarse hacia él.
Su tenedor se detuvo a un centímetro de su boca cuando Derek se sentó justo
enfrente de ella y entrelazó sus dedos.
―Creo que la mejor manera de abordar esto ―dijo de manera sombría―, es
comenzar con algunas reglas básicas.
Por supuesto, los otros no estaban comiendo. Ellos no se morían de inanición
como ella. Crystal metió el tenedor lleno de judías verdes en su boca, hablando a
través de ellas.
―Déjame adivinar. Regla número uno. ―Tragó―. No hacerles daño a tus
pequeños amigos.
―Y si lo haces…
―Me matarás. ―El puré de papas fue el siguiente―. Sigue.
―Regla número dos. La verdad completa.
―Lo que quiere decir una mierda si no confías en mí.
Derek estrechó su mirada.
―Pero mantendrá nuestra alianza en esta máquina bien engrasada como
todos queremos que esté.
Lo cual era el código para o te mato. Ella asintió.
―¿Regla número tres?
―Mantente alejada de mi hijo. ―La expresión en su cara le mostraba que esa
era la madre de todas las reglas―. No lo toques. No ocupes la misma habitación
que él. No lo saludes desde lejos. Está completamente fuera de tus límites.
Crystal puso los ojos en blanco.
―No es que me importe, pero deberías superarlo. Él estaría muerto si no
fuera por mí.
Sus ojos sostuvieron los suyos con un vicio horrible que ella no pudo romper. 19
―Sé quién eres ―dijo él con calma―. Sé de lo que eres capaz. La única razón
por la que estás viva es porque Rena no querría verte muerta.
―Y la única razón por la que tú estás vivo ―dijo ella llanamente―, es
porque sacaste mi medio muerto trasero del peligro y te di dos pintas de mi propia
sangre. ―Se apoyó hacia atrás, retadora―. Así que, dime, Bennett. ¿Qué más hay?
Derek se mordió el labio inferior, pareciendo considerar las cosas por un
momento.
―La sede de la IGP ha sido reducida, lo que significa que nuestros hermanos
están escondidos en la planta principal de Lesico.
Los laboratorios Lesico eran la guarida de Sophie, la científica detrás de su
maravillosa droga. Ella y Rafferty habían sido socios antes de que Rena la matara.
Rafferty suministraba las ratas de laboratorio que Sophie necesitaba para mejorar
su droga, y a su vez, Rafferty creaba su talentosa liga de ejecutores. De hecho,
Sophie tenía un pequeño fetiche sexual con sus musculosos experimentos
científicos; por lo tanto, pasaba más tiempo en la sede de la IGP que en su propio
trabajo. ¿Su víctima favorita? Bueno, Crystal lo estaba mirando.
Sus ojos se cerraron con incredulidad.
―Déjame adivinar. Quieres que la vuele.
―Que te mezcles ―subrayó Derek―. Que encuentres a Lana y la interrogues
sobre el químico en el sótano que hace nuestra droga.
―Está bien, recuérdame de nuevo por qué la secretaria de Rafferty sabría
algo acerca de nuestro químico en el sótano. Es una Barbie total.
―De acuerdo con River, el mensajero que entrega el Nexifen siente algo por
ella. Hablan mucho.
¿Eso es todo? ¿Hablan mucho?
―¿Quieres decir que quieres que me “mezcle” con más de veinte fantasma,
quienes posiblemente me extrañan, por cierto, para poder cotillear con la conejita
de oficina de Rafferty?
La boca de Derek se adelgazó a una línea dura.
―Lana ya me ayudó una vez. No está exactamente feliz con su puesto de
trabajo, que es en su mayoría estar inclinada sobre el escritorio de él. ―Dejó que
eso se hundiera por un momento―. Además, nuestros fantasmas deben estar
experimentando la abstinencia para ahora, ya que tengo todo el suministro de
Nexifen. Dudo que incluso te extrañen. Una vez que tomemos el control de nuestro
químico en el sótano y su escondite, nos aseguraremos de que nunca tengan en sus 20
manos otra dosis de nuevo.
―Mientras que nosotros tendremos un suministro constante hasta que se
encuentre una cura. ―Ella buscó en su cara para detectar cualquier señal de
engaño y no la halló―. Se volverán locos. Se convertirán en bombas caminantes de
tiempo hasta que mueran.
―Tendremos que matar a tantos como podamos antes de que eso suceda.
―Esa es una gran carga para nosotros dos.
Derek se echó hacia atrás.
―Puedes esperar unos días hasta que esté lo suficientemente bien como para
ayudarte. Esta noche, sólo tienes que encontrar a Lana. ―Movió una mano hacia el
hombre detrás de ella―. Mac se ofreció a ayudarte con eso.
Crystal miró por encima de su hombro, captando a Mac al pendiente de cada
movimiento.
―Querrás decir que se ofreció a vigilarme.
―Resulta que esa es mi especialidad ―replicó Mac, manteniendo el ceño
fruncido.
―¿Me vas a leer cuentos antes de dormir, también?
Una imagen de eso pasó por su mente, trayendo una sonrisa a su cara. En
lugar de morder la carnada, Mac miró hacia otro lado con una inclinación de asco
en su boca.
Ella tomó una decisión. Mientras estuviera al alcance de su brazo, Crystal
seguiría colgándole un cebo a Mac Truck hasta que se convirtiera en su gran
blandengue.
―Ya que estamos del mismo lado ―continuó Derek, llamando su atención―,
puedes decirme si había algo útil en tu laptop.
―¿Te refieres a la que se descompuso durante tu escape de anoche? Nada
excepto mi más alta puntuación de Buscaminas. ―Su mirada la llamaba mentirosa.
Ella dio un indefenso encogimiento de hombros―. Ellos sabían que la tenía.
Vigilaban todos mis movimientos. Perdiste tu tiempo tratando de sacarla de allí
antes de que los explosivos estallaran.
―Ya estás rompiendo la regla número dos, Crystal.
Su respuesta llegó sin pestañear.
―Estoy diciendo la verdad.
Derek cruzó los brazos sobre la mesa y la observó con una especie de mirada
vudú. Crystal reprimió un escalofrío. 21
―Mi padre solía mirarme de esa manera. Basta.
―Creo que tu hermana usó el equipo que vi en tu habitación para conseguir
la identificación de Sophie y su contraseña.
Hizo un sonido de disgusto mientras empujaba su plato vacío.
―Rena no habría podido conseguir esas cosas sin mi ayuda. Dos años en la
cárcel la dejaron atrás. Pero no hice ninguna cosa que pudiera vincularla a mí, así
que olvídate de la laptop y el equipo. Es un callejón sin salida.
Crystal podía ver sus ruedas girando y sabía que no quería dejarlo ir tan
fácilmente.
Con un suspiro de aceptación, Derek tomó lentamente sus manos entre las
suyas.
―Quiero que nuestra asociación funcione ―dijo con voz ronca―. Nuestros
objetivos finales son los mismos: sobrevivir a esta sentencia muerte a la que fuimos
impuestos los dos. Envejecer con nuestras familias.
Crystal miró sus manos, y sabía que su gesto era más de amenaza que de
camaradería. Eso se sumaba al sentimiento de aprensión cuando consideraba el
hecho de que no le quedaba nada de familia. Sophie se había encargado de eso.
―Creo que estás muy equivocado cuando se trata de Rena. ―Encontró su
mirada con la suya―. Pero voy a tratar de ayudarte a recuperar tu vida.
Él debió sentir su sinceridad porque sus manos le dieron un apretón.
―La tuya también, Crystal. Es posible. La única razón por la que fuiste
llevada a la IGP fue para asegurar la cooperación de Rena. Puedes pensar que ella
te abandonó, pero yo no. Y, lo creas o no, tu hermana tiene la llave para nuestro
futuro. Cuando venga tras nosotros… finalmente irás a casa.
Pero no había ninguna casa para ella. Antes de que las lágrimas pudieran
venir, apartó las manos y se enderezó. Igual que Mac.
―Tu fe en Rena es admirable ―dijo―, pero si tuviera dinero para apostar, lo
pondría todo en Ty.
Cuando Derek se burló, Crystal lo señaló con un dedo.
―Sin él estarías muerto, Bennett. No importa lo que pienses, él siempre tuvo
nuestros mejores intereses en el corazón. Él es el que está pensando bien. Tiene la
muestra tras la que todo el mundo está, y si Rena viene tras nosotros, sólo será
porque Ty llegará primero. Otra vez. 22
Una mirada de sospecha cruzó los hermosos rasgos de Derek.
―Eres una gran fan de él.
Maldita sea, sí. Ty Ferguson era el santo en su libro, no merecía la etiqueta
que le habían puesto estas personas. Ella sabía que no era un traidor, y no tenía
nada que ver con su buena apariencia o el hecho de que fuera bombero y estuviera
en el negocio de salvar vidas. Acababa de convertirse en otra de las víctimas de
Rena, y con eso, Crystal podía identificarse plenamente.
―¿Vas a decirme qué pasó entre ustedes tres ayer? ―preguntó Derek sin
expresión.
Era algo que no estaba dispuesta a discutir todavía. Tal vez nunca.
―Pensé que tenía un trabajo que hacer.
Después de un momento, él asintió.
―Cuando regreses. Hablaremos.
M
ac montaba guardia junto al cuarto de baño y captó el reflejo de
Crystal en el espejo. Desprovisto de ese maquillaje negro y con una
pequeña nariz respingona, su rostro entró en foco al igual que sus
esculpidos y sensuales labios. Sus mejillas se hincharon al sonreír
combinándose con una mirada que le daba el aspecto de una de esas hadas de
cuentos para niños.
―¿Qué‖ sucede,‖ señor‖ Truck?‖ ―Sus‖ resplandecientes‖ ojos,‖ los‖ cuales‖
contrastaban fuertemente con el color de sus cabellos, brillaban con picardía
mientras‖retorcía‖la‖toalla‖para‖quitarle‖el‖agua―.‖¿Aún‖intentas‖descifrarme?
Mac gruñó en respuesta.
―Ve,‖haré‖que‖sea‖m{s‖f{cil‖para‖ti.‖―En‖un‖movimiento‖fluido,‖ se‖levantó‖
por sobre la cabeza la sudadera y se la quitó dejándola caer al suelo de madera a
sus‖pies―.‖¿Mejor?
Ella esperaba que apartara la mirada. La curvatura de sus pechos lo sedujeron 23
desde la periferia pero, por algún milagro, se las arregló para sostenerle la mirada.
Metió la mano en el bolsillo de sus vaqueros sacando el celular.
A los ojos. Mírala a los ojos. Maldita sea, son… simétricos.
¡A los ojos, maldita sea!
―¿Mac?
La voz de Mel lo devolvió a la realidad como un cachetazo.
―Crystal‖necesita‖algo‖de‖ropa‖prestada
―Danny‖tiene‖alguna‖en‖su‖dormitorio.
Sus ojos se desviaron sólo por un instante, lo suficiente como para que esas
bellezas rosáceas se grabaran de forma permanente en su cerebro.
―Se‖necesitar{‖un‖poco‖m{s‖de‖espacio‖en‖el,‖am…‖{rea‖de‖los‖senos.‖
Hubo un momento de silencio hasta que Melanie se echó a reír del otro lado
de la línea. Mac exhaló con fuerza.
―Sólo‖date‖prisa,‖Mel.‖La‖modestia‖no‖es‖exactamente‖lo‖suyo.
Momentos más tarde, Crystal sostenía la camiseta que Melanie le había traído
frente a su cuerpo, haciendo obvio que le quedaría gigante
―Déjame‖adivinar.‖Se‖trata‖de‖la cubierta de algún coche.
Melanie metió las manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros.
―Es‖la‖camisa‖de‖Austin.‖Fue‖lo‖mejor‖que‖pude‖hacer‖a‖corto‖plazo.‖―Luego‖
miró‖a‖Mac‖con‖una‖ceja‖arqueada―.‖Tus‖manos‖estar{n‖‖llenas‖por‖un‖tiempo.‖
Las palabras conjuraron una imagen de sus manos llenas… con los hermosos
pechos de Crystal de forma alarmante. Él se pellizcó el puente de la nariz para
borrarla.
―Si‖ est{s‖ preocupada‖ acerca‖ de‖ la‖ guardería,‖ Gretchen‖ puede‖ abrirla‖ por‖
nosotros en la mañana.
―¿Sola? ―inquirió‖Melanie‖dubitativa.‖
Era un pensamiento incómodo. Incluso Mac no quería hacerse cargo de
catorce chicos solo.
―Puede‖llevar‖m{s‖gente‖para‖ayudar‖hasta‖que‖esto‖termine.
―¿Ayuda‖a‖qué? ―Crystal‖le‖preguntó‖por‖el‖espejo.‖
Melanie tiró de él al cuarto de lavado y susurró:
―Mac… creo que deberíamos cerrarla por la semana. Los dos estamos atados 24
a la IGP en este momento y no podemos dejar que toque a nuestros chicos.
―¿Y‖dejar‖a‖los‖padres‖así‖en‖la‖estacada?
―Es‖mejor‖que‖poner‖a‖sus‖hijos‖en‖situación‖de‖riesgo ―argumentó‖ella.
Mac se acercó y le susurró:
―La‖IGP‖no‖sabe‖una‖mierda‖de‖mí. Esta cosa con Crystal estará resuelta para
mañana y puedo volver a trabajar el martes. Mantendré las cosas en orden hasta
averiguar a dónde se irá desde aquí.
Era la primera vez que expresaba su frustración por los repentinos cambios
que se producían en sus vidas. Su mirada se suavizó.
―Sé‖lo‖mucho‖que‖significa‖la‖guardería‖para‖ti ―murmuró‖en‖voz‖baja―.‖Y‖
cuánto significa DJ para ti. Pero seguirás siendo el tío Mac, sin importar dónde
terminemos.
No, según los ojos de Bennett.
―¿Est{s‖ segura‖ de‖ eso? ―respondió‖ él‖ sabiendo‖ que‖ Derek‖ lo‖ vería‖ de‖ otra‖
manera.
―Todos‖ tenemos‖ que‖ ceder‖ a‖ veces ―aseguró‖ ella‖ con‖ una‖ pequeña‖
sonrisa―.‖Incluso‖Derek.
Y Mac le creyó. Sintiéndose algo mejor, la envolvió en un abrazo de oso.
―Dame‖hasta‖el‖martes.‖¿Est{‖bien?
Ella asintió debajo de su barbilla.
―Suponiendo‖que‖Crystal‖se‖comporte.
―No‖te‖preocupes‖por‖mí‖―canturreó‖Crystal‖desde‖el‖cuarto‖de‖baño.‖
Mierda. Mac soltó a su compañera de piso e hizo una mueca.
―Súper‖oído.‖Sigo‖olvid{ndome‖de‖eso.‖
―Y‖allí‖―dijo‖Melanie‖señalando‖hacia‖la‖voz―,‖est{‖tu‖vínculo‖con‖la‖IGP.
En‖ otras‖ palabras,‖ el‖ futuro‖ de‖ su‖ guardería‖ ―su futuro―,‖ dependía‖ de‖ la‖
cooperación de Crystal, y no le gustaba. Ni un poco.

* * *

Crystal le sonrió de lado a Mac desde el asiento del pasajero.


―Sé‖ lo‖ que‖ est{s‖ pensando.‖ ―Aunque‖ él‖ no‖ dijera‖ nada,‖ podía‖ sentir‖ cómo‖
funcionaba su‖ cerebro―.‖ ¿Cómo‖ puede‖ una‖ chica‖ pequeñita‖ como‖ yo‖ tener‖ tanto‖
25
poder sobre tu vida?
Mac carraspeó, poniendo una muñeca por encima del volante.
―Todavía‖ no‖ puedo creer que seas una maldita niñera ―continuó‖ ella‖ con‖
ironía.
―Auxiliar‖ de‖ guardería‖ ―la‖ corrigió‖ mientras‖ el‖ paisaje‖ se‖ alejaba‖
apresurado por la ventana.
―Y,‖¿qué‖hacen‖los‖auxiliares‖de‖guarderías?‖Cuidan‖bebés.‖
Él frunció el ceño.
―A‖mí‖me‖gusta.
―Y no hay nada malo en eso, sólo creo que es…‖―hizo‖una‖pausa,‖ladeando‖
la‖cabeza―, tierno
―Mi‖patada‖en‖tu‖trasero‖no‖se‖sentir{‖tan‖tierna si me arruinas esto.
Las palabras resonaron en el interior de la furgoneta prestada que pidieron
para conducir hasta Lesico. Sus cejas se levantaron en sorpresa.
―Qué‖hostil.‖Eres un hombre difícil de entender, Sr. Truck.
Otra carcajada corta.
―Nunca‖he‖sido‖acusado‖de‖eso‖antes.
Ella se removió en su asiento para obtener una perspectiva más de frente de
su acompañante.
―Eres‖capaz‖de‖ser‖tan‖violento‖como‖haga‖ falta.‖He‖visto‖mucho‖ eso‖en‖ti,‖
pero estoy empezando a pensar que es tu lado suave lo que te define.
―No‖puedo‖creer‖que‖me‖estés‖analizando,‖Elsa ―le‖espetó‖Mac.‖
Crystal captó la pulla de inmediato. Elsa no era más que una persona
desaparecida, quien había sido considerada como un caso sin resolver hace mucho
tiempo. Una don nadie que se había convertido en alguien bajo la cruel
manipulación de una científica y sus drogas. Ella se lo había explicado una y otra
vez cuando Rena la había tratado de traer ayer. Elsa estaba muerta.
Pero, negándose a desviarse de su tema, Crystal continuó en voz baja:
―Mataste‖a‖un‖hombre‖anoche.‖¿No‖te‖molesta‖eso?‖
El agarre de Mac en el volante se relajó.
―Era él o nosotros.
Pero ella podía sentir algo… una corriente subterránea de angustia que él era
muy bueno en enmascarar.
26
―No‖tendrías‖ningún‖problema‖en‖matar‖de nuevo, siempre y cuando fuera
para proteger a los que quieres.
―No.‖
―Y‖me‖matarías‖igual‖de‖f{cilmente.
―Sí.
Auch.
―Y‖luego‖irías‖a‖trabajar‖al‖día‖siguiente,‖cambiarías‖pañales‖y‖ pintarías con
los dedos con tus niños
Este viaje se hacía más interesante a cada kilómetro. Crystal se reacomodó
debajo del cinturón de seguridad.
―Dime‖algo.
Mac mantuvo su enfoque hacia el frente.
―¿Habías‖matado‖antes?
―No‖es‖asunto‖tuyo.
Lo que significaba que sí.
―¿Fuiste‖militar?
La exasperación se convirtió en rabia. Mac pisó el freno de golpe, les sacó el
dedo de en medio a los coches que le tocaban la bocina detrás, y la enfrentó con
ímpetu.
―Vamos‖a‖dejar‖algo‖claro, Crystal…‖―Su‖voz‖hervía‖y‖sus‖ojos‖ardían‖con‖
malicia―.‖ No‖ somos‖ amigos.‖ No‖ conseguir{s‖ nada‖ de‖ mí. Tan pronto como esta
pequeña aventura haya terminado, nuestra asociación también lo hará. ¿Está claro?
Entonces, la cosa del asesinato era un tema delicado. Crystal se inclinó, con
una mirada fija con los ojos abiertos bajo el grueso maquillaje.
―¿Puedo decirte algo?
Su dedo fue bajado.
Su confesión fue revelada en un susurro.
―Nunca‖he‖matado‖a‖nadie.
La ira se transformó en una fuerte duda.
―Derek‖dijo‖que‖todos‖los‖fantasmas‖est{n‖entrenados‖para‖matar.
―Entrenados‖―estuvo‖de‖acuerdo―,‖pero‖simplemente no puedo atreverme
a hacerlo. ―Su‖“fracaso”‖había sido pasado por alto cuando Angelo la cubrió―. El
hombre que mataste anoche era mi compañero.
27
Mac maldijo entre dientes.
―Angelo mató a mi señuelo por mí cuando me paralicé y mintió al respecto.
Me salvó la vida en el proceso.
Con una risa incómoda, Mac levantó la desteñida gorra que llevaba y se frotó
la cabeza.
―Esto‖se‖pone‖cada‖vez‖mejor‖y‖mejor.
Este tipo sí que se descolocaba con bastante facilidad. Crystal disipó rápidamente
sus temores.
―No tengo animosidad hacia ti, en absoluto.
―Claro ―gruñó‖Mac‖y‖puso‖la‖furgoneta‖en‖marcha―.‖Probablemente‖era‖tu‖
novio o algo.
―Nah,‖demasiado‖serio‖para‖mí.‖Posesivo.‖Letal.‖Por‖no‖hablar‖de‖gay.‖
Las cejas de Mac se fruncieron.
―Su‖amante‖me‖odiaba. Era un trío incómodo y Angelo era muy cuidadoso
al acercarse.
―Pero‖te‖salvó‖la‖vida.‖
Se removió incómoda.
―Em.‖Serví‖a‖un‖propósito.‖
―¿A‖cu{l?
Una enorme sonrisa dividió su cara.
―Ahora mira quién pregunta.
―Bueno…‖―tartamudeó‖Mac,‖tomando‖la‖curva‖que los llevaría a Lesico―,‖
tú lo trajiste a tema.
―Lo‖próximo‖ser{‖que‖me‖muestres‖tus tetas.
Una sonrisa renuente se formó bajo el bigote. Crystal se rió alto, sintiéndose
como si acabara de mover una montaña.

* * *

Toda la diversión se fue cuando Mac estacionó la furgoneta. Los laboratorios


Lesico estaban a dos cuadras más. Los terrenos del pulido parque industrial
estaban decorados con lámparas y un colorido paisaje. Durante el día, los bancos
del parque daban respiro a la elite de cuello azul y blanco de Springfield, pero ni 28
un alma se atrevería a ir a ellos por la noche. Incluso esta zona era propensa a tener
al‖“hombre‖del‖saco”.‖
Y Mac estaba en compañía de uno.
Hubo un tiempo en que se habría estremecido ante la idea, pero Danny lo
había hecho más fuerte, Melanie le había dado un objetivo, y Austin una
oportunidad. Antes de eso, su vida podría haberse ido por muchos caminos
desagradables, pero la suerte había demostrado estar de su lado numerosas veces
en los últimos años.
Si Dios quería, ella se apegaría al plan.
―Hagas‖ lo‖ que‖ hagas,‖ no‖ lastimes‖ a‖ la‖ mujer‖ ―dijo‖ él‖ mientras‖ Crystal‖
envainaba‖el‖cuchillo‖en‖su‖tobillo―.‖Sólo‖localízala‖y‖tr{emela.
―Mientras‖que‖ tú la interrogas, ya que probablemente no confías en mí. Lo
sé, Mac.
Él agarró su manga antes de que pudiera tirar de la palanca.
―Si‖encuentras‖problemas,‖sólo‖mantén‖a‖los‖fantasmas‖distraídos.‖Recuerda,‖
sólo tenemos un espacio de veinte minutos.
Debido a que Mac había deshabilitado la luz del techo, la furgoneta
permaneció en la oscuridad mientras Crystal salía.
―Y,‖¿Crystal?
La mujer de negro se aferró a la puerta, murmurando sobre su hombro,
―Lo‖sé,‖lo‖sé.‖Ten cuidado.
Él parpadeó.
―Iba‖a‖decir‖que‖no‖la‖jodieras.
Ella se volvió hacia él, en silencio cerrando la puerta y enviándole un beso en
el aire.
Esperaba no perderla de vista por mucho tiempo, pero en menos de medio
segundo ella simplemente había desaparecido. Se convirtió en humo. Poof.
―Malditos‖fantasmas‖―murmuró‖él,‖bajando‖la‖gorra‖sobre‖sus‖ojos.

29
M
ac condujo hasta la casilla del guardia de Lesico y bajó la ventanilla.
―Estoy‖ con‖ Repair Care ―dijo‖ distraídamente,‖ buscando‖ a‖
través de una pila de papeles.
El guardia vio la etiqueta de identificación al lado de la furgoneta.
―¿Tienes‖una‖orden y una identificación?
Mac los sacó.
El tiempo corría mientras sus papeles eran revisados a conciencia. Cuanto
más tiempo se tomara, más claro se volvía la alta seguridad en el asunto.
Vamos tarado.
El hombre pasó una página.
―Llegaste‖un‖día‖antes.
―Es‖una‖evaluación‖única. 30
Otro vehículo de Repair Care se detuvo detrás de Mac. Esta vez un camión
utilitario completo con equipo de soldadura. El guardia lo saludó cuando los de
atrás bajaron la ventanilla. Mac sabía que el conductor estaba familiarizado con la
seguridad de Lesico y atestiguó como hablaban. Como jefe de Salvage Cahill,
Austin tenía una asociación de largo plazo con la empresa de reparación y,
sabiendo que Lesico era uno de sus contratos más importantes, le había llamado
para pedirle el favor.
El guardia de seguridad apareció en la ventana de Mac y le entregó todo de
vuelta junto con un portapapeles.
―Sólo‖firme‖aquí‖y‖puede‖pasar.
Tan pronto como los dos vehículos se estacionaron en la parte trasera del
edificio principal de producción, Mac salió y fue hacia el otro conductor. El
hombre tenía un rostro confiado, lo que hizo a Mac tener un poco de dudas.
En voz baja, preguntó:
―¿Eres‖Luke?
―Aquí,‖ como‖ se‖ te‖ prometió‖ ―respondió‖ Luke,‖ exhibiendo una delgada
banda‖de‖cabello‖mientras‖miraba‖alrededor―.‖Austin‖dijo‖que‖esto no tendría un
impacto negativo sobre mí o mi negocio.
Mac dudaba que este lado de Lesico siquiera supiera lo que estaba pasando.
―Vamos‖a‖entrar‖y‖salir‖antes‖de‖que‖te‖des‖cuenta.‖

* * *

Veinte minutos más tarde, se lamentaba profundamente de esas palabras


mientras recorría los pisos de la sala de preparación de lotes de Lesico. Con papel
revoloteando entre sus piernas. El equipo de limpieza tenía un trabajo difícil.
Mangueras de alta potencia pulverizaban el suelo de cemento lo que le obligaba a
caminar a través de una ocasional niebla ondulante de cualquier material
perjudicial que fuera necesario ser lavado. En segundos, su traje estéril de papel
blanco y mascarilla quedaron revestidos, lo que lo hizo sentir como un gigante
hisopo de algodón. Por lo menos se mezclaba con los otros hisopos de algodón
enmascarados.
Luke se había dado diez minutos para encontrar a Crystal, quien había estado
desaparecida mucho más tiempo del planeado. Se había grabado el mapa en su 31
memoria, y sabía que la puerta al final de la sala era a donde quería ir.
Una vez que la cerró detrás de él, se quitó la mascarilla, respirando aire fresco
y limpio. Bueno… no tan fresco. Olía como a máquinas calientes y alfombra vieja,
pero esas cosas en la cara probablemente le darían un sarpullido más tarde.
Era imposible ver en la sala con ventanas oscuras, al menos hasta que sus ojos
se ajustaron. Era sin duda una oficina; los muchos escritorios sólo discernibles por
los brillantes puntos de luz de los teléfonos y los monitores de computadoras. Justo
cuando palmeó el cuchillo que llevaba en la cintura, el dolor le atravesó el cráneo.
Su entorno pareció inclinarse hasta que el piso golpeó su cara. Duro.
Con los ojos todavía abiertos, pudo ver algo pasar por las lucecitas,
bloqueándolas por un momento. Confusión. Indiferencia mientras el cuchillo salía
de su agarre.
―Lo‖siento,‖Sr.‖Truck ―oyó‖débilmente―.‖Cambio‖de‖planes.

* * *
Cuando las luces se encendieron, se encontró con cuatro figuras vestidas de
negro cernidas sobre él. La aprehensión apretó su intestino. Mac miró de una
capucha a la siguiente. Aunque sus facciones estaban oscurecidas, dos cosas se
destacaban claramente como el agua: estos fantasmas irradiaban malas
intenciones… y uno de ellos era Crystal.
Su menudo cuerpo era ridículamente pequeño entre los otros, pero sabía que
podía ser capaz de poner una navaja entre sus ojos. Nunca he matado a nadie antes, le
había dicho, pero ahora estaba bastante seguro de que todo eso era mentira.
El hedor de la traición provocó que su ira se hinchara calentando su cuello y
poniéndole los pelos de punta. Cuando abrió la boca, Crystal habló sobre él.
―Él‖tiene‖información‖sobre‖Rafferty.
¿Qué? No lo había creído totalmente hasta que sus palabras lo confirmaron.
Mac se levantó sobre los codos y la miró con odio.
―¿Alguna‖cosa‖que‖no‖nos‖puedas‖decir? ―demandó‖el fantasma más alto en
el centro.
―Sólo‖la‖ubicación‖―respondió‖Crystal‖mec{nicamente―.‖Me‖vendaban‖los‖
ojos cuando íbamos y veníamos.
―Parece‖ que‖ este‖ no‖ es‖ su‖ primer‖ encuentro con nosotros. Esa herida se
parece a una de las nuestras. 32
De hecho, Rafferty le había dado a Mac ese corte por encima de la oreja
izquierda, pero, ¿cómo diablos podían saber eso?
―Llévalo‖al‖laboratorio‖de‖pensamiento.‖Nos‖ocuparemos‖de‖él‖allí.‖
Mac decidió que el laboratorio de pensamiento era un lugar en el que no quería
estar. Con un gruñido, se puso de pie y le dio un golpe al fantasma más cercano.
Algo se presionó contra su costado, dándole una corriente dolorosa y una
sacudida. El suelo se acercó de nuevo para darle una bofetada.
La confusión revolvió su cerebro mientras era arrastrado hacia lo que parecía
un armario. No había pequeñas luces en esta habitación, sólo negro. Su cuerpo se
sentía como el alquitrán, pero una feroz determinación de vivir burbujeó a la
superficie despertando sus músculos lo suficiente para arremeter. Otra corriente le
dio un puñetazo, terminando de nuevo con sus intentos de escapar.
El dolor y la fatiga lo gobernaron, permitiendo que las cosas sucedieran sin el
control para detenerlas. Mac podía comprender la demanda rasgando su cuerpo.
Una luz fluorescente se encendió sobre su cabeza, revelando una pequeña
habitación de madera con moqueta llena de manchas grises. Lo habían movido a
un lado mientras Crystal traía una silla de respaldo recto y lo ponía en ella, una
hazaña que tomó a los cuatro llevar a cabo.
―Es‖un‖idiota‖bastante‖grande‖¿no?‖―opinó‖uno.‖
―Entre‖ m{s‖ grandes‖ son,‖ m{s‖ duro‖ caen ―murmuró‖ Crystal‖ con‖ fría‖
apreciación. Con esposas ataron sus muñecas a la estructura de metal.
―¿Cómo‖se‖llama?
―Mac ―reveló‖ Crystal,‖ atando‖ su‖ tobillo‖ izquierdo‖ a‖ la‖ pata‖ de‖ la‖ silla,‖
mientras que otro fantasma trabajaba en el derecho.
―¿Y‖su‖apellido?
―No‖lo‖sé.‖Tendr{s‖que‖sacarle‖eso‖también.‖
Mac letárgicamente miró el bastón de aturdimiento presionado firmemente
contra su pecho. Un movimiento en falso y sería aplastado de nuevo… pero, qué
demonios.
Con una fuerza nacida del odio, Mac arrancó el pie izquierdo de las manos de
Crystal y lo estrelló en su centro. Ella voló hacia atrás, impactando fuertemente
contra la pared. En lugar de darle otra tunda, sin embargo, los otros fantasmas se
rieron. De inmediato, ella estuvo sobre él dándole un puñetazo que le dolió mucho
más de lo que debería. Mientras Mac movía su mandíbula alrededor, su pecho se
hinchó de rabia y ella se acercó más. 33
―Te‖ debía‖ eso ―susurró‖ ella‖ a‖ escasos‖ centímetros‖ de‖ su‖ boca―,‖ y‖ mucho‖
más.
―Entonces‖comienza‖a‖lamerme‖en‖este‖momento‖―gruñó‖él‖en‖respuesta―,
porque no viviré para esto.
Él nunca divulgaría la ubicación de Rafferty. Eso significaría llevarlos
directamente a una casa llena de la gente que amaba. Sus labios se arquearon bajo
la sombra de su capucha, y luego los pasó sobre los de él en un beso fluido que
terminó antes de que pudiera echarse para atrás.
―Mantente‖amigable‖y‖te‖ir{‖bien‖―dijo,‖‖luego‖saltó‖de‖su‖regazo.‖
La luz de encima se apagó, dejando a Mac a la espera de su próximo
movimiento. A pesar de que estaba ciego, sabía que ellos no lo estaban gracias a la
droga en su sistema.
Mierda.
La anticipación comenzó a carcomerlo justo como ellos querían. Esto fue
todo. Estaba a punto de morir, no en combate, o en una pelea en un bar, o debajo
de los neumáticos de la maquinaria pesada de construcción…‖ no, nada genial
como eso. Sería en las manos de una mujer pequeña con traumas de separación.
¿En qué clase de jodido mundo vivía?
―Vamos‖a‖necesitar‖pl{stico‖―sugirió‖Crystal―.‖Estas‖oficinas‖abren‖por‖la‖
mañana y no debemos ensuciar el lugar de trabajo.
―¿Dónde‖lo‖guardan‖aquí?
―No‖ lo‖ sé.‖ Acabo‖ de‖ regresar.‖ ¿Por‖ qué‖ no‖ vas‖ a‖ pedírselo‖ al‖ equipo‖ de‖
mantenimiento?
No era una sugerencia, pero los otros fantasmas no tomaron amablemente
sus órdenes.
―Tú‖ ve‖ a‖ preguntar‖ ―respondió‖ una‖ voz‖ masculina‖ con‖ autoridad―.‖ Yo‖
empezaré aquí.
―Mierda‖―argumentó‖Crystal―.‖Necesitas‖esperar‖a‖que‖hayamos‖cubierto‖
la habitación.
―No‖voy‖a‖sacarle‖sangre hasta que estés de regreso.
Pero eso no significaba que no lo lastimarían. La puerta se abrió y la silueta
de Crystal se dibujó contra el resplandor de afuera por un momento. Luego,
pidiendo asistencia, desapareció con otros dos fantasmas. Lo dejó solo para
enfrentar una amenaza que no podía ver.
―¿Cómo‖te‖gustaría‖comenzar‖esto… Mac? 34
Él buscó en la oscuridad.
―¿Qué‖tal‖con‖el‖normal‖“vete‖a‖la‖mierda” y podemos partir desde allí?
Una risita baja vibró en el pecho del hombre mientras desabrochaba la camisa
de mezclilla de Mac.
―Eres‖ un‖ tipo‖ gracioso.‖ Especialmente‖ debido‖ a‖ que‖ esperabas‖ colarte‖ a‖
través de estas instalaciones desapercibido, sabiendo quiénes somos, lo que
hacemos…‖ ―La‖ presencia‖ se‖ inclinó‖ m{s‖ cerca―.‖ Supongo‖ que‖ ‖ olvidaste… que
nosotros siempre lo sabemos.
―Tal‖ vez‖ cuando‖ est{n‖ mirando ―se‖ burló‖ Mac‖ mientras‖ la‖ camisa‖ era‖
arrancada de su brazo.
Pero, ¿sabían que habían rescatado a Derek anoche? ¿Crystal les habría dicho
de su supervivencia? ¿Cuánto tendría que haberles dicho cuando la mitad de ellos
la considerarían una traidora?
Algo frío se presionó en el pecho expuesto de Mac y otra corriente lo
atravesó. Saltó, haciendo una mueca mientras luchaba contra la dolorosa
contracción de sus músculos. Una vez que se detuvo, él se relajó en la silla, noventa
kilos de peso muerto.
―La‖ única‖ vez‖ que‖ parpadeamos ―respondió‖ suavemente‖ el‖ fantasma―,‖
mataste a Angelo. Y por eso, Crystal quiere ser la primera en romperte.
Una vez que Mac pudo descifrar sus palabras, arrastrándolas dijo:
―Sentí que me rompía.
―Nah.‖Esto‖no‖es‖nada‖comparado con lo que te va a hacer.
Mierda.
―Ver{s,‖ella‖tiene‖su‖propia‖marca‖especial‖de‖tortura‖eléctrica.‖Lo‖llama‖“La‖
Solista”.‖
―Ella‖no‖va‖a… tratar de cantar, ¿verdad?
La risa siguió a la observación, aunque Mac no pensaba que fuera tan
gracioso.
―Bueno, estás más o menos en lo correcto. Vamos a ver si puedo ampliar eso
para ti. Cuando un hombre tiene un cable de tierra unido al dedo gordo de su pie y
un alambre caliente alrededor de los testículos, ¿quién crees que cantará cuando
ella encienda la línea?
Santa María.
35
―Gracias‖ a‖ Dios‖ ―carraspeó‖ Mac‖ con‖ valentía―.‖ Ya‖ estaba‖ empezando‖ a‖
ponerme nervioso.
Unos pocos segundos de agonía pasaron. Una luz azul bailó ante sus ojos,
pero seguía estando demasiado débil para estremecerse.
―¿Est{s‖pensando‖en‖la validez de las respuestas que vas a darnos?
Él logró formular‖un‖“aj{”.
―Bien.‖ Porque‖ todo‖ lo‖ que‖ queremos‖ es‖ a‖ Rafferty.‖ Coopera,‖ y‖ nadie‖ m{s‖
tiene que salir lastimado.
―Est{‖bien ―accedió‖en‖la‖oscuridad.‖
―Vaya.‖Eres‖un‖gran‖chico,‖pensé‖que‖serías‖más duro que eso.
Sin la capacidad de ver, Mac no podía predecir el siguiente movimiento de su
torturador. No que fuera a ser capaz de evitar eso…
―¿Quieres‖saber‖dónde‖est{‖tu‖jefe‖o‖no?
El aire a su alrededor cambió cuando el fantasma se arrodilló ante él.
―Lo‖quiero.‖
―Probablemente‖en‖el‖estómago‖de‖un‖coyote‖ahora.‖
Le tomó un momento asimilarlo.
―¿Est{s‖diciendo‖que‖est{‖muerto?
―No‖sabíamos‖que‖se‖cerraría‖tan‖r{pidamente‖sin‖la‖píldora.
Tenue luz entró en la habitación cuando la puerta se abrió.
―Est{‖ mintiendo‖ ―dijo‖ Crystal‖ inexpresivamente,‖ con‖ la‖ capucha‖ colgando‖
sobre sus delgados hombros.
Tiró un rollo de plástico en el suelo y le dio una patada para que se
desenrollara. Mac se dio cuenta de que sostenía una caja rectangular en la mano.
―Rafferty está vivo, lo vi con mis propios ojos. Denme un momento a solas
con Mac. Si no puedo sacarle la verdad, ustedes chicos, serán libres de sacarle
sangre.
El fantasma que había estado haciéndole compañía fue a la puerta y la cerró.
―Me‖quedaré.‖
―No necesito‖niñera‖―declaró‖Crystal‖con‖fastidio.‖
La oscuridad de su declaración no pasó desapercibida para Mac, quien sufrió
el intercambio en la completa oscuridad.
―Me‖ gusta‖ ver‖ cuando‖ trabajas,‖ Crystal ―respondió‖ el‖ otro‖ fantasma‖ con‖ 36
firmeza―.‖No‖envidio esta rara oportunidad.
Plástico crujió. Algo se arrancó.
―Bien‖ ―accedió‖ con‖ dientes‖ apretados―.‖ Quítale‖ el pantalón mientras
conecto esta cosa.
El pecho de Mac se hinchó mientras luchaba para ajustar su visión. Hubo un
tirón cerca de su entrepierna. De ninguna manera cedería sus cojones sin pelear.
Con renovado vigor, arrojó su peso hacia un lado y con la punta de la silla, aterrizó
con un golpe sordo y mudo.
―Golpéalo‖con‖el‖bastón‖de‖mando‖de‖nuevo‖―ordenó‖Crystal.
Sin la capacidad de funcionar, Mac se preparó y esperó por él. Un ruido
eléctrico siseó en el aire, seguido de un golpe y un sonido agitado.
Todo se quedó callado por el lapso de un latido. Entonces la voz de Crystal
llenó el vacío.
―Eres‖el‖idiota‖imbécil‖m{s‖predecible‖que‖he‖conocido.
M
ac abrió los ojos en la oscuridad. Más plástico crujió. El respaldo de
una silla se había estrellado contra su tríceps, cuando impactó gimió
de dolor y rodó sobre sus rodillas. La luz se encendió. Palideció
contra la agresión a sus pupilas, pero a través de la rendija de sus
párpados, vio mucha sangre.
Sólo una pista hizo que su estómago se revolviera, una debilidad con la que
había luchado desde la lamentable paliza en Port-au-Prince2 que lo dejó en un mar
eterno de rojo.
Pero, esta no era la sangre de un niño, ni tampoco la suya. Un uniforme negro
brilló a través del plástico transparente, lo que confirmaba que era la del otro
fantasma.
Crystal envainó su cuchillo ensangrentado luego se puso de pie, con un
temblor perceptible en sus hombros.
Mac parpadeó, sacudiendo la cabeza para despejarse. 37
―¿Qué‖pasó?
―C{llate‖―dijo,‖de‖espaldas‖a‖él―.‖Sólo…‖c{llate.
Llaves cayeron de su otra mano y ella se apresuró a recogerlas. En cuestión
de segundos, sus ataduras en los tobillos fueron cortadas y las esposas quitadas.
―Lana‖espera‖en‖la‖furgoneta. Tenemos que darnos prisa.
Mac se puso de pie, con la camisa abierta y balanceándose con él.
―Tú…‖tú‖¿estuviste‖actuando todo el tiempo?
―Elegí‖el‖único‖juego‖del‖que‖podrías‖alejarte,‖así‖que‖no‖arrastres mi trasero
por eso.
Ella quitó su capucha y puso su oreja en la puerta.
Él intentó cerrar los broches de presión, pero aún no podía controlar sus
dedos.

2
Puerto Príncipe2 en francés Port-au-Prince; es la capital de Haití.
―Un‖ poco‖ de‖ advertencia‖ habría‖ sido‖ agradable‖ ―gruñó,‖ cerrando‖ los‖ ojos‖
en los carmesí que se cernían en su visión periférica.
―Shhh.
―Un‖guiño‖o‖algo‖así.‖¡Cualquier‖cosa!‖Pero‖nooo, tenías que ir por el Oscar3.
―Me‖disculparé‖m{s‖tarde,‖ahora‖c{llate.
―Pensé‖ que‖ realmente‖ lo‖ harías. Me castrarías como a un San Bernardo
sobre-excitado.
Ella hizo un gesto de exasperación. Cuándo vio con lo que luchaba, con los
hombros relajados, se abalanzó sobre él con el ceño fruncido.
―Los‖broches‖est{n‖torcidos.
Mientras su camisa se abría de nuevo, su ceño se profundizó. Pequeñas
yemas de dedos rozaron los puntos de sutura en su hombro izquierdo.
―Este‖es‖uno‖de‖los‖nuestros,‖también‖―murmuró―. ¿Fue Rafferty?
Él optó por no responder a eso. Al parecer, las heridas que le infligieron
venían con iniciales.
La mano de Crystal bajó a las frescas marcas de quemaduras en su pecho
cubierto de vello, dejando una sacudida de electricidad a su paso. Bajó su mirada,
como si escuchara a su pene levantarse.
38
―Ah‖ ―canturreó‖ ella―,‖ la‖ verdad‖ sale.‖ ―Cuando‖ sus‖ ojos‖ viajaron‖ hacia‖
arriba, se encontraron con los suyos con‖ un‖ brillo‖ travieso―.‖ Quieres follar
conmigo ahora mismo, ¿no?
Cristo, Mac, métete en tu mierda. De todos los músculos de su cuerpo, ese tenía
que venir a la vida primero. No estaba dispuesto a perdonarla, sin embargo, por no
hablar de entretener los pensamientos lascivos de rasgar su ropa.
Pero,‖sí…‖quería‖follar‖el‖infierno‖fuera‖de‖ella.‖
―Es‖ la‖ adrenalina‖ ―continuó‖ ella,‖ colocando‖ su‖ oreja‖ contra‖ la‖ puerta‖ una‖
vez‖m{s―.‖Podría‖utilizarla,‖pero‖tendr{‖que‖esperar.‖
―Ahora,‖ yo‖ no‖ dije… no‖ quiero…‖ ―chilló Mac, poniendo distancia entre
ellos―.‖Jesús,‖Crystal,‖hay‖un‖tipo‖muerto‖en‖el‖suelo‖―finalmente‖logró‖decir.‖
La luz se apagó justo antes de que la puerta se abriera y volviera a cerrarse
detrás de ellos. Caminaron por el pasillo. Mac sospechaba que ella había matado a

3
Los premios Oscar: galardón cinematográfico de la Academia de las Artes y de las Ciencias
Cinematográficas estadounidense.
otros dos fantasmas, eso era bueno, porque su recuperación era lenta. Con lo que
no podía toparse, tropezaba, dejando un rastro de ruido a su paso.
―No‖fue‖tu‖primer‖error‖―susurró‖Crystal‖mientras‖pasaban‖una‖c{mara‖de‖
seguridad ubicada en el techo del pasillo que habían tomado antes.
―Llevaba‖ un‖ traje‖ de‖ papel‖ ―protestó‖ mientras‖ lo‖ maniobraba‖ en‖ una‖
dirección‖diferente―.‖Igual‖que‖todos‖los‖dem{s.
―Aquí‖nadie‖‖lo‖llena‖como‖tú‖―explicó‖ella‖pacientemente.‖
¿Lo estaba llamando gordo? Miró su espalda delgada, con rencor. Había
perdido un poco de peso en los últimos dos años. No podía ser comparado con
Austin o Derek, pero una de las madres de la guardería le había llamado, ¿qué era?
¿Robusto?
No era que le importara lo que pensara Crystal. Ella era una docena de años
m{s‖joven‖que‖él‖y‖erótica…‖mierda…‖errática hasta la exageración. Su idea de un
buen partido era alguien dulce.
Cómoda. No letal.
A medida que pasaban a través de otra ala oscura de oficinas privadas,
Crystal abruptamente se detuvo. Se dio la vuelta y quitó el largo flequillo de su
cara.
―Aquí‖ ―susurró,‖ empuj{ndolo‖ a‖ través‖ de‖ la‖ puerta‖ m{s‖ cercana.‖ Era‖ una‖ 39
pequeña sala de conferencias, muy visible para todos detrás de una pared de
vidrio transparente. Seis sillas de cuero flanqueaban una mesa oblonga, todo
apenas perceptible en la escasa luz del final del pasillo.
Enseguida Mac oyó las pisadas que Crystal debió haber captado antes.
Ella llevó un dedo a sus delgados labios. Él asintió en comprensión. En algún
lugar, otra luz se encendió y escucharon silbidos. Sólo era personal de la oficina,
pero alguien podría hacer sonar las alarmas. Un zumbido sonó en la distancia y
pronto se escuchó el mecánico ritmo de una fotocopiadora. Los hombros de Crystal
cayeron y le dio un tirón a su brazo.
―Es‖mejor‖sentarse‖hasta‖que‖se‖vayan‖―susurró‖ella,‖su‖c{lido‖aliento‖bañó‖
su‖oreja―.‖Necesitas‖conseguir‖tu‖mierda‖junta‖de‖nuevo.
A pesar de que eso significaba más tiempo, Mac estuvo de acuerdo. En su
estado actual, haría que los capturaran a ambos y los mataran. Se dejó caer en una
de las sillas de cuero, extendiendo sus doloridas extremidades. Si Luke aún estaba
alrededor, el hombre estaría enojado. Unos veinte minutos habían pasaron desde
que Mac lo dejó muy nervioso en la sala de calderas. Lo que era peor, Lana
esperaba en la furgoneta. Demasiado tiempo y la asistente de Rafferty sería
descubierta.
La fotocopiadora siguió acumulando páginas. La angustia lo ponía inquieto.
¿Quizás podrían hacer un descanso por él? ¿Poner a la pobre alma con exceso de
trabajo en un sueño profundo y empujarlo en una oficina? Quizás Crystal sabía
una‖manera‖de…‖
Todo pensamiento fue sacado de su mente cuando la mano de ella encontró
la abertura de su camisa, apoyándola contra su pecho desnudo. Sus ojos se
abrieron de golpe. De rodillas entre sus piernas, Crystal puso un dedo en sus labios
y lentamente bajó su pantalón. Mac se sacudió, agarrándola de la muñeca. Una vez
más, ella puso su dedo en sus labios indicando la necesidad de un completo
silencio. Él negó y frunció el ceño sombríamente. Luego su palma ahuecó sus
pelotas a través de las gruesas barreras y se las acarició.
El deseo inundó su núcleo, nivelando toda sensatez de un tiro. Después de lo
que acababa de aprender acerca de su estilo único de tortura, la mujer no tenía
nada que hacer allí, pero no había tenido sexo en casi un año. Esa era la única
razón de que su toque se sintiera tan. Jodidamente. Increíble.
Mientras Mac se distraía con justificaciones, ella se las había arreglado para
abrirle la bragueta. Frío aire golpeó sus partes más sensibles cuando ella lo sacó,
cerrando los dedos calientes alrededor de su circunferencia. 40
¿Qué‖demonios…‖hacía…‖o‖‖creía‖que‖estaba…‖haciendo?‖
Su caliente boca se cerró alrededor de él. La sangre golpeó su ingle, pero
instintivamente empujó sus hombros, rogándole que se detuviera antes de que
fuera demasiado tarde. En lugar de añadir distancia, sin embargo, sus traidoras
manos la sostuvieron en el lugar, moviéndose hacia arriba para sujetarla a través
de su corto cabello.
―Cristo‖―articuló‖sin‖producir‖un‖sonido.‖Ella‖lo‖sostenía‖cautivo,‖chupando‖
en su escondite no tan secreto, mientras Joe Schmo4 hacía cincuenta millones de
malditas copias a diez metros por el pasillo. Nunca antes se había encontrado en
esa situación. Era peligroso. Estúpido. El momento no podría ser peor. Y sólo hacía
que sus bolas giraran con lujuria bajo el manejo experto de su toque.
De alguna manera, se las arregló para chupar y acariciar su longitud, sin
embargo, no produjo ni un solo húmedo ruido. Mientras que su mano bombeaba la
base, su faringe se doblaba alrededor de su sensible cabeza sin piedad.
Eso es todo. Dios mío. Todavía no. ¡Todavía no!

4
Joe Schmo: Apodo con el que se nombra a un tipo ordinario, mediocre, medio tonto.
Pero a pesar de su súplica interior, se descargó directamente en su garganta.
Su torso se curvó por la fuerza de él mientras luchaba por guardar silencio. Ella no
se atragantó, ni luchó, ni se alejó, en cambio lo sostuvo apretado y profundo hasta
que expulsó hasta la última gota. Su cabeza cayó hacia atrás y un gemido se
escapó.
¡Mierda! ¡Sin ruido!
Crystal se rió en voz baja, lo soltó y se puso de pie.
―Si‖no‖lo‖has‖notado‖―susurró―,‖nuestro‖nerd‖de‖la‖oficina‖ya‖se‖fue.
No es que pudiera responderle hasta que se restaurara su oxígeno.
―Mete‖al‖chico‖malo‖de‖nuevo‖en‖tu‖pantalón‖y‖v{monos.
¿Realmente sólo lo había chupado? La humedad enfriando su pene decía que
sí, pero la mujer lo dejó colgando para recuperarse.
Desacostumbrado a recomponerse con prisa, Mac lo levantó y rápidamente
cerró la cremallera de su pantalón.
―¿Qué‖ demonios‖ fue‖ eso?‖ ―susurró‖ mientras‖ ella‖ ponía‖ su‖ oreja‖ en‖ la‖
puerta. Una señal de salida en rojo brillaba sobre ellos como muérdago.
―No‖me‖digas‖que‖nunca‖tuviste‖una‖M‖antes‖―dijo‖casualmente‖y‖abrió‖la‖
puerta.
Se encontraron en un pasillo de concreto que apestaba a algo. ¿A productos
41
químicos cocidos?
―Por‖ supuesto‖ que‖ sí‖ ―replicó‖ a‖ la‖ defensiva―.‖ Sin‖ embargo‖ nunca‖ había‖
sido emboscado.
―Shhh.‖Te‖sientes‖mejor,‖¿no?‖
Curiosamente‖“o‖no‖tan‖extrañamente”‖se‖sentía mejor. Su enfoque estaba de
vuelta. Su movilidad estaba restaurada. Aparte de la necesidad de una buena
siesta, las cosas eran muy claras, como si le hubieran dado una droga estimulante.
Se asomaron a través de otra puerta y se deslizaron a un pasillo con el que
Mac estaba más familiarizado. La sala de calderas estaba a la vista.
―Vamos‖―dijo,‖tirando‖de‖Crystal.‖
―¡Mac!
Esa era la voz de Luke. Se acercaron a la puerta ventana, dónde una cara roja
los esperaba.
―Lo‖ siento‖ ―murmuró‖ Mac―.‖ Nos‖ metimos‖ en‖ problemas.‖ ―Y‖ el‖ metro‖y‖
medio de nada detrás de él venía con una P mayúscula.
Luke se inclinó con el ceño fruncido pesado.
―Si‖ ya‖ terminaron‖ aquí‖ se‖ supone‖ que‖ íbamos‖ a‖ irnos‖ hace‖ unos‖ quince‖
minutos.
Síp. El chico estaba enojado, pero Mac todavía se sentía bastante bien.
La caliente sala de calderas se unió con el aire fresco de la noche mientras
salían a la escalera.
Luke abrió la puerta del lado del conductor de su camión utilitario.
―Dile‖a‖tu‖jefe‖que‖terminé‖con‖los‖favores.‖
De repente, Mac se sintió aliviado por haber dejado el negocio de la
demolición. Los niños eran mucho más fáciles para trabajar. Abrió las puertas
traseras de la furgoneta de servicio y la encontró vacía.
Crystal saltó en la parte trasera.
―¿Est{s‖bien‖para‖conducir?
―¿Dónde‖est{‖Lana?‖―gruñó‖él.‖
―Tengo‖lo‖que‖necesitamos,‖¡sólo‖conduce!
Esperaba como la mierda que ella tuviera razón, porque no había tiempo para
discutir. Una vez que encendió el motor, Mac se sintió mejor, pero aún había unos
cien metros entre él y la libertad. 42
El guardia se quedó parado junto a la puerta. Mac agarró la gorra del tablero
y la bajó tapando su cara.
―¿Hubo‖ algún‖ problema?‖ ―preguntó‖ el‖ guardia‖ bruscamente,‖ tomando‖ de‖
nuevo la tarjeta de visitante.
Aparentemente, había controlado la hora.
―Sólo‖estoy‖tratando‖de‖evitar‖algo‖―evadió‖Mac.‖Mientras‖estiraba‖la‖mano‖
para los necesarios papeles, la bocina de Luke sonó dos veces detrás de él.
Sobresaltado, Mac miró por el espejo lateral mientras el guardia hablaba por
largo tiempo con el otro conductor de Repair Care. ¿Luke estaba tan enojado que lo
había delatado?
La puerta estaba delante, sólo una mísera barrera de madera que no contenía
ninguna oportunidad contra una furgoneta de carga. A medida que su mano se
cerraba en la palanca de cambios, el guardia comenzó a caminar de regreso.
Con una sonrisa en su rostro.
―Voy‖a‖registrar‖tu‖tiempo‖―fue‖todo‖lo‖que‖dijo antes de agitar la mano.
El corazón de Mac nuevamente comenzó a bombear, pero no se relajó hasta
que la carretera estuvo a la vista. Manejaron en silencio. Ni una palabra salió de la
mujer acurrucada en la parte posterior.
―¿Est{s‖dormida?‖―preguntó sobre su hombro. No hubo respuesta, lo cual
fue una gran sorpresa.
Crystal tenía que estar agotada, la dejaría dormir por ahora. Necesitaba su
fuerza para el interrogatorio de Derek.
Cuando entró en el estacionamiento de Repair Care, Luke lo siguió. Los
neumáticos rodaron hasta detenerse en un espacio vacío entre las otras camionetas.
Mac la puso en su lugar y apagó el motor.
―Es‖hora‖de‖irse,‖Crystal.
Todo estaba en silencio, excepto por el sonido de refrigeración del motor.
―Hola.‖ ―Mac‖ se‖ inclinó,‖ entrecerrando los ojos al oscuro interior. La
inquietud se deslizó bajo su piel. Salió de la furgoneta, dando la vuelta hacia la
parte de atrás y abrió las dos puertas.
Vacía completamente. Su corazón se desplomó hasta sus pies.
―De‖ninguna‖maldita‖manera.

43
M
ac había vuelto a la casa Cahill con las manos vacías. Sin Lana. Sin
Crystal. Sin información sobre el sótano químico, que era la razón
más probable de la desaparición de Crystal. Pero, ¿era todo tan turbio
como pensaba Derek? Él había sobrevivido a una situación imposible
esta noche gracias a su rapidez de pensamiento. Sus compañeros fantasmas la
habían perdido después de todo. Él había sido capturado. Los planes habían
cambiado. Lo entendía.
Pero, ¿por qué ella había mentido sobre Lana y había huido después?
―Ella‖sabe‖dónde‖est{‖el‖sótano‖químico.‖―Derek‖echaba‖humo‖mientras‖se‖
paseaba por la gran cocina Cahill. Era una casa colonial histórica construida a
finales del siglo XIX, un suave punto del suelo de madera crujía repetidamente,
sum{ndose‖a‖la‖angustia―.‖La‖pelota‖est{‖en‖su‖cancha.‖Si‖ella‖toma‖el‖control‖de‖
Nexifen, el resto de nosotros estará saltando a través de sus aros.
Desde su lugar en el rincón del desayunador, Mac miró por las ventanas 44
hacia la noche negra como la tinta, que reflejaba la solemnidad de la situación.
Austin y Danny estaban sentados enfrente, igual de sombríos con tanto en juego
como el resto de ellos. Las elecciones de Crystal los afectaban a todos.
―Lana‖debió‖tener‖m{s‖información‖de‖la‖que‖pens{bamos‖―añadió Melanie
desde‖su‖lugar‖en‖la‖isla―.‖Es‖probable‖que‖esté‖con‖el‖químico‖ahora.
―O‖ todavía‖ est{‖ en‖ Lesico‖ ―dijo‖ Mac,‖ pensativo―.‖ Debe‖ de‖ haber‖ salido‖
mientras yo me subía en el asiento del conductor. Es la única oportunidad que
tuvo, sin que yo lo supiera.
Danny se inclinó sobre la mesa, poniendo las manos sobre la suya.
―Oye,‖¿est{s‖bien?
―Estoy‖bien.‖―Le‖dio‖a‖sus‖pequeñas‖manos‖un‖apretón.‖Ella‖y‖Austin‖eran‖
sus amigos más cercanos. El epítome de la fuerza, aún más para una pareja que
había estado separada. Pero, era la hermana de Derek quién había tomado su
lamentable vida y la había convertido en algo positivo. Todavía estaría comprando
martillos con su salario mínimo, si no fuera por ella y su presencia siempre añadía
una cierta comodidad como nadie más.
―Todo‖ saldr{‖ bien,‖ Mac‖ ―dijo‖ ella,‖ sus‖ grandes‖ ojos‖ marrones‖ reflejaban‖
duda‖ en‖ su‖ respuesta―.‖ Si‖ ella‖ te‖ salvó,‖ estoy‖ segura‖ de‖ que‖ todavía‖ est{‖ en‖ el‖
camino correcto, incluso si está operando bajo sus propias reglas.
―Pero‖ nunca‖ lo‖ sabremos a ciencia cierta a menos que la alcancemos otra
vez.
―No‖ debí‖ dejarte‖ ir‖ con‖ ella‖ ―murmuró‖ Derek‖ mientras‖ se‖ apoyaba‖ en‖ el‖
mostrador,‖de‖espaldas‖a‖todos―.‖Tendría‖que‖haber‖sido‖yo.
―Como‖si‖pudieras‖haberlo‖hecho‖mejor‖con‖tu‖herida‖en‖el‖pecho‖―le‖dijo
Austin‖en‖defensa‖de‖Mac―.‖Era‖la‖opción‖correcta.‖Danny‖pensó‖que‖Crystal‖tenía‖
algún tipo de cosa por él, por lo que, naturalmente, querría ayudarlo.
―Yo‖no‖sé‖nada‖de‖eso‖―dijo‖Mac‖con‖una‖mirada‖agria.‖
Danny se levantó y se unió a él en el banco. Cuando siguió mirando sus
manos, ella sacudió sus hombros.
―Eres‖el‖caballero‖blanco‖de‖cada‖chica,‖hombretón.‖Créeme.
Por supuesto que ella se sentiría de esa manera. Él fue su primer defensor
cuando vino a trabajar a Salvage Cahill, mientras Austin aún la tenía en su punto
de mira. A Mac nunca le gustó que su jefe se acercara a ella en su intento de
venganza contra Derek. Finalmente, los dos hombres se pelearon en la sala de
duchas y le había tomado a él y a otros dos chicos separarlos. 45
Las cosas estaban bien entre los antiguos enemigos, ahora, pero sería un
grave eufemismo decir que Derek no había cambiado desde entonces. Si quería
patear como la mierda a alguien, no habría ninguna pelea rústica en este momento.
―Oye.‖ ―Danny‖ palmeó‖ su‖ brazo―.‖ Te‖ ves‖ agotado.‖ ¿Por‖ qué‖ no‖ te‖ vas‖ a‖
casa? Duerme un poco.
¿Dormir? ¡Ja!
―¿Qué‖pasa‖con‖los‖fantasmas‖de‖la‖planta‖baja?
―Austin‖montar{‖guardia.‖Tú‖fuiste‖encendido‖m{s‖de‖una‖vez‖esta‖noche‖y‖
sé cuán difícil es eso para el cuerpo.
Desde que Danny había sido sometida a unos pocos voltios una vez,
cualquier excusa que se le ocurriera para que se sintiera cómoda sería una carga
total de mierda.
―Sí‖ ―admitió―.‖ Supongo‖ que‖ me‖ iré‖ a‖ descansar.‖ Tomaré‖ una‖ pequeña‖
siesta.
Cuando se paró, Mac se acercó al corral y le rindió un homenaje silencioso al
niño rubio dormido en su interior.
―Buenas‖noches,‖deportista‖―susurró,‖deseando‖poder‖enterrar‖su‖bigote‖en‖
el cuello del niño como era su rutina para dormir todas las noches. A DJ le
encantaba. Mac lo extrañaba.
Pero, desde ayer, nada volvería a ser como antes.

* * *

Mac daba vueltas alrededor del sofá-cama del salón al que había llamado
suyo durante el año pasado. Carecer de un dormitorio no le molestaba tanto como
compartir un cuarto de baño y había tenido que cambiar sus hábitos rápidamente
después de irse a vivir con Mel y DJ. La privacidad se limitaba al pequeño
apartamento de un dormitorio.
Por supuesto, la privacidad tenía sus ventajas. La magistral mamada de
Crystal llegó a la vanguardia de sus pensamientos, poniéndolo duro al instante.
Grandioso. No era exactamente la forma de engañar al sueño.
Miró el reloj del microondas. La 1:00 a.m. Era lunes y su asistente abriría las
puertas de la guardería en seis horas y media.
Su celular sonó con la marimba5. Él alargó la mano, agarrándolo del extremo
de la mesa. Era Danny, lo que significaba que algo estaba mal. 46
Cuando respondió, su voz sonaba sin aliento.
―Rafferty‖se‖fue.
Mac se levantó, los vellos de su pecho y brazos se pusieron de punta.
―¿Qué‖quieres‖decir‖con‖que‖se fue?
―Austin‖bajó‖para‖comprobar‖a‖nuestros‖prisioneros‖y‖lo‖único‖que‖encontró‖
fue el cuerpo de River. Su garganta fue cortada.
El miedo abrió instantáneamente una cueva profunda en su centro.
―Así‖que...‖Rafferty‖escapó.
―Nadie‖sabe‖cómo,‖pero‖Derek‖piensa‖que‖fue‖Crystal.
Él pasó una mano por su cabeza recién afeitada en un intento de sofocar la
sensación de fracaso. Después de todo, Crystal se había escapado durante su
vigilancia.

5La Marimba es un instrumento de percusión idiófono, de forma parecida al xilófono. Posee


una serie de láminas de madera de distintos tamaños, dispuestas de mayor a menor, que se golpean
con mazas para producir notas musicales.
―¿Podría‖Rafferty‖estar‖todavía‖en‖la‖casa?‖
―Descartamos‖pr{cticamente‖eso,‖pero‖quería‖advertirte‖por‖si‖acaso.
En la remota posibilidad de que Rafferty supiera dónde vivían él y Mel, el
hombre llevaría a cabo una de las muchas amenazas que había vomitado antes.
―Mantendré‖mis‖ojos‖abiertos.
―Queremos‖que‖vuelvas‖aquí.‖Es‖mejor‖si‖estamos‖todos‖juntos‖debido‖a‖que‖
Derek es el único que puede decir si Rafferty está cerca.
Necesitabas un fantasma para sentir a un fantasma.
―No‖ soy‖ la‖ persona‖ favorita‖ de‖ tu‖ hermano‖ en‖ este‖ momento‖ ―dijo‖
tristemente―.‖Creo‖que‖tomaré‖mis‖posibilidades‖con‖el‖fantasma‖medio‖muerto.‖
―No‖hagas‖eso,‖Mac.‖No‖subestimes‖a‖Rafferty,‖es‖un‖duro‖hijo‖de‖puta.‖
Algo que había demostrado anoche después de sobrevivir a los legendarios
puños de furia de Austin.
―No‖lo‖haré.‖Te‖lo‖prometo.‖
Un profundo suspiro se hizo eco al otro extremo de la línea.
―¿Al‖menos‖llamar{s‖en‖la‖mañana?‖
Era por la mañana.
―Claro,‖Mono.‖Ten‖cuidado.‖
47
―Bien. Te quiero.
―Yo‖también‖te‖quiero.
Mac desconectó la llamada y bajó las piernas.
―Eso‖fue‖tan‖condenadamente‖hermoso.
Sorpresa corrió por su cuerpo mientras la voz de Crystal llegaba desde la
dirección de la cocina. Lentamente se puso de pie, rodeando el mostrador que
dividía las dos habitaciones.
Allí estaba ella, un montón negro acurrucado en la esquina... una sombra en
la penumbra de la cocina. Una caja vacía de galletas Graham yacía a sus pies, lo
que indicaba que había estado allí un rato.
―¿Siempre‖llevas‖pantalón‖de‖ch{ndal‖para‖dormir?‖―preguntó‖ella‖en‖voz‖
baja.
―Duermo‖ en‖ la‖ sala‖ de‖ estar‖ ―explicó,‖ como‖ si‖ su‖ repentina‖ aparición‖ no‖
significara grandes cambios en su horizonte.
Crystal se levantó lentamente. Con las manos metidas en sus mangas,
abrazando su torso, parecía frágil. Vulnerable.
―¿Cu{nto‖tiempo‖has‖estado‖aquí?‖―exigió,‖sin‖saber‖su‖estado‖de‖{nimo.‖
―Me‖metí‖‖cuando‖estabas‖en‖la‖ducha.
Él se agachó, tomó la caja vacía y la aplastó en su puño.
―¿Por‖qué‖me‖dejaste‖en‖la‖estacada así?
―Tenía‖un‖asunto‖pendiente...‖―respondió‖con‖cansancio.‖
―Sí,‖ya‖oí.
―Yo‖no‖liberé‖a‖Rafferty.
Por supuesto. Con su agudo sentido de audición, había oído el lado de Danny
de la conversación también.
―Después‖de‖toda‖la‖mierda‖que‖tiraste,‖¿por‖qué‖habría de creerte?
Sus manos salieron de las mangas y caminó hacia él.
―Porque‖estaba‖ocupada‖en‖otras‖cosas.‖
Una bolsa llena de píldoras aterrizó en el mostrador. Mac vio el contenido y
se burló:
―¿El‖valor‖de‖un‖año‖de‖vitaminas‖prenatales?
48
―Sabes‖lo‖que son.
―Sé‖lo‖que‖quieres‖que‖crea que son.
―Entonces,‖ toma‖ una‖ y‖ descúbrelo‖ por‖ ti‖ mismo.‖ ―Ella‖ cerró‖ la‖ distancia‖
entre‖ ellos,‖ levantó‖ la‖ cabeza‖ para‖ mirarlo‖ a‖ los‖ ojos―.‖ Sigue.‖ Si‖ tienes‖ razón,‖
disfrutarás de uñas muy fuertes. Pero, si no me equivoco... cada terminación
nerviosa de tu cuerpo empezará a sentirse viva. Serás más rápido en tus pies.
Pensarás con mayor claridad. Caminarás a través de tu apartamento con los ojos
cerrados y no te tropezarás con nada. Escucharás lo que la pareja de habla española
del apartamento 4-C está viendo en la televisión. ―Inhaló‖ profundamente,‖
inclinando‖la‖cabeza―.‖Ten‖en‖cuenta‖que‖el‖olor‖a‖ajo‖nunca‖desaparece.‖
Habían comido espaguetis hace cuatro días. Mac se quedó dónde estaba,
manteniéndose firme mientras ella daba un paso más íntimamente cerca.
―Y‖ sabr{s‖cu{ndo‖ alguien‖est{‖mintiendo.‖ ―Sus‖dedos‖rozaron‖las‖mismas‖
quemaduras‖en‖su‖pecho‖que‖había‖tocado‖antes―.‖Leer{s‖su‖lenguaje‖corporal‖y‖
sentir{s‖el‖movimiento‖que‖har{‖a‖continuación.‖―Lo‖beso‖suavemente‖sobre‖uno‖
de‖ellos―.‖Deteniéndole si quisieras.
Mac dejó caer la caja y la alejó por los hombros.
―Sabes...‖ la‖ mamada‖ fue‖ una‖ agradable‖ distracción,‖ pero‖ no‖ va‖ a‖ funcionar‖
por segunda vez.
Sus cejas subieron.
―¿Quién‖dice‖que‖me‖estoy‖ofreciendo?
―No confío en ti. Ni de cerca. Así que, si estás diciendo la verdad acerca de
las píldoras, no te importará venir conmigo.
―¿A‖dónde?
―De vuelta a la casa. Puedes explicarle todo a Derek.
Su cabeza cayó hacia atrás.
―Por‖favor.‖Todavía‖no.‖Sólo‖quiero‖descomprimirme.‖Dormir‖un‖poco.‖
―¿Y‖pensaste‖que‖podrías‖hacer eso aquí?
―No‖ sé‖ dónde‖ est{‖ “la‖ casa”,‖ ¿recuerdas?‖ ―dijo‖ con‖ los‖ dedos‖ formando‖
comillas.
―Pero‖sabías‖dónde‖vivía.
Ella movió un hombro.
―Seguí‖tu‖olor‖con‖mi‖sentido‖din{mico‖del‖olfato.
¿En serio? Estaba tan cerca de olfatearse cuando sus ojos azules rodaron bajo
el grueso delineador.
49
―Lo‖vi‖en‖tu‖licencia‖de‖conducir,‖Sr.‖ Macon Reed, tres dos nueve Baltimore
Court,‖apartamento‖‖2‖H,‖Springfield…
―Muy‖bien,‖¡ya!
―¿Los‖niños‖te‖llamaban‖tocino‖cuando‖eras‖pequeño?
Sí, pero no estaba dispuesto a admitirlo.
―Toma‖tus‖píldoras,‖nos‖vamos.
―Por‖lo‖menos‖no‖tengo‖que‖llamarte‖m{s‖Sr.‖Truck.
A él le gustaba Sr. Truck, pero no quería admitir eso tampoco. Mac se puso
detrás de ella y empezó a empujar.
―Ven‖conmigo‖mientras‖me‖pongo‖los‖zapatos.‖No‖voy‖a‖dejar que te...
Sus palabras se desvanecieron cuando ella gimió con dolor. Humedad
recubrió la palma de su mano izquierda y él le dio la vuelta para una inspección
más cercana.
Estaba cubierto de sangre.
—¿Q
ué demonios es esto? —gruñó Mac.
Crystal trató de alejarlo, pero el temblor en su voz
fue mal enmascarado.
—Me hice un rasguño de vuelta en Lesico. Nada
grave.
Mac se dio la vuelta, viendo el rastro ennegrecido pintado en los armarios
blancos donde ella se había estado apoyando.
—¡Está goteando!
Antes de que ella pudiera salir con otro comentario ingenioso, le levantó la
parte superior e inspeccionó más de cerca la herida. Todo lo que vio fue rojo.
—Jesús.
—Estoy bien.
No más chistes. Nunca realmente había sonado bien desde que su 50
conversación comenzó, pero Mac lo había atribuido a la fatiga.
—Ven conmigo.
Una impresionante variedad de juguetes de niño y calcomanías de baño
amenizaban su pequeño y sencillo baño blanco con azulejos. Cuando la luz
parpadeó, obtuvo una imagen más clara de la sangre recubriendo la mitad de su
espalda. Alguna antigua y crujiente, otra nueva y manchada, toda procedente de la
herida de siete centímetros por encima de la altura de su omóplato.
Las náuseas comenzaron a invadir su garganta, pero se las tragó. La sangre se
estaba convirtiendo en una parte de su vida cotidiana desde que Crystal había
entrado en ella.
—Mantén tu camisa hacia arriba —le ordenó mientras metía la mano en el
armario debajo del lavabo y sacaba un gran kit de primeros auxilios. Los
suministros comenzaron a acumularse en la encimera: peróxido, tiras mariposa,
vendas, triple crema antibiótica… no era suficiente. Vio el pegote de sangre de su
cuerpo y volvió a tragar―. Necesitas puntos de sutura.
Crystal se sentó al lado de la bañera.
—No, no los necesito.
Él movió un remolcador de plástico fuera del camino, añadiéndolo a la cesta
de juguetes en el suelo.
—Parece que ya has perdido mucha sangre.
—Se regenera rápido.
—Pero mencionaste que le diste dos pintas a Derek el sábado por la noche.
Ella agitó la cabeza de lado a lado, moviendo algunas articulaciones.
—Sí y no ayudó, pero no puedo ir a un hospital, ¿recuerdas? Sólo tienes que
usar las tiras mariposa, eso estará bien y será suficiente.
Mac estuvo de acuerdo un poco demasiado rápido, ya que el pensamiento del
kit de costura de Melanie hizo que la habitación con azulejos girara.
—Ojalá Mel estuviera aquí —murmuró mientras destapaba el peróxido.
Crystal hizo un sonido de disgusto cuando se quitó la capucha.
—No es ni de cerca tan divertida como tú.
Una vez más, se encontró de frente con sus pechos. Dio la vuelta al grifo de la
bañera y tapó el desagüe.
—Estate quieta, voy a traerte un poco de su ropa.
—Nada que no hayas visto antes —replicó ella y se bajó el negro pantalón.
51
Su pequeño trasero con curvas era algo que no había visto antes.
—Crystal…
Un pie entró en la bañera.
—Mac, tuve tu‖ pene‖ en‖ mi‖ boca.‖ Supéralo.‖ ―El‖ otro‖ pie‖ siguió.‖
Cautelosamente,‖ se‖ sentó‖ en‖ el‖ agua‖ caliente‖ y‖ gimió‖ de‖ ‖ placer―.‖ Dios,‖ esto‖ se‖
siente bien.
Tenía a una mujer desnuda y sentada en su bañera, pero al mismo tiempo
estaba convirtiendo el agua clara en una de espantoso color carmesí. Era la cosa
más extraña. Luchó contra las náuseas y contra una erección extra grande al mismo
tiempo. Con una respiración liberadora, Mac reunió los suministros y los puso en
la tapa del inodoro. Se sentó en el borde de la bañera mientras ella se abrazaba las
rodillas, dándole un fácil acceso a lo que parecía ser una herida de cuchillo.
Todo lo que le había dicho ahora tenía sentido. Le creía, estaba más que
aliviado de que hubiera regresado. Pero todavía había muchas preguntas que
necesitaban ser contestadas. Se centró en la toalla mientras apretaba el agua sobre
la herida y limpiaba la sangre de su cuerpo.
—¿A dónde fuiste exactamente después de que me abandonaste? —preguntó
él con ecuanimidad.
Crystal cerró los ojos, apoyando la mejilla en sus rodillas.
—Tuve que quedarme un poco más de lo previsto.
—¿Por qué?
—Por las píldoras.
Cierto… suponiendo que eso fuera lo que eran.
—¿Cómo supiste acerca de ellas?
—¿Notaste algo extraño en los otros fantasmas que viste esta noche?
Mac destapó el peróxido y cuidadosamente se lo puso.
—¿Aparte de lo obvio? No realmente.
—Exactamente. Ellos no tenían abstinencia.
Aaah, muy inteligente. Fue un detalle importante que sólo Crystal notaría,
debido a su propia adicción al Nexifen. Todo el suministro estaba supuestamente
en posesión de Derek después de una incursión a fondo en la farmacia de la IGP.
Ninguna dosis de la acostumbrada significaba que los fantasmas deberían haber
estado peor de lo que estaban, lo que debería haber hecho la operación de esta
noche una tarea más fácil de lo que era. 52
—Podrías haber sido sincera conmigo —gruñó él con irritación.
—Fue bastante difícil salir de allí con vida, Mac. Sabía que discutirías.
Maldita sea, por supuesto que lo habría hecho. El hecho de que ella hubiera
sido apuñalada significaba que no había sido la mejor jugada por su parte. Sólo la
idea de lo cerca que había estado de morir lo ponía más incómodo de lo que quería
admitir.
—Tienes suerte de que no te hubieran matado.
—Más importante que sacar la primera sangre —dijo ella en un tono
indiferente—, es drenar la última. Rafferty nos enseñó a no retroceder, pero me
apuntaba más porque soy mujer. Me hice muy buena en no pestañear.
Mac sabía las historias. Había oído relatos de Derek del abuso de Rafferty
hacia las mujeres y cómo había estado a punto de violar a Melanie. La náusea de
atender la sangrienta herida de Crystal desapareció sin más. Con calma sepulcral,
preguntó:
—¿Acaso Rafferty te lastimó?
—Todo el tiempo —respondió ella, como si fuera una pregunta estúpida—.
Nunca trató de follarme, si eso es lo que quieres decir. No le van las morenas.
Su displicente actitud parecía venir naturalmente, haciendo hincapié en la
naturaleza del frío mundo del que venía. Pero, sabía que había emociones en
alguna parte que necesitaban salir.
Un paño seco borró la humedad de alrededor del corte y Mac comenzó a
cortar tiras mariposa.
—¿Cuántos fantasmas tuviste que matar esta noche?
Sus pestañas se abrieron.
—Cuatro.
Ah, había vulnerabilidad. Era el sonido de alguien que había matado por
primera vez.
—Eran ellos o tú, Crystal.
Ella tragó.
—Si así lo dices.
Pero estaba luchando contra él, no obstante.
—Siéntate —le ordenó.
Su espalda se enderezó, y le cerró la piel. Mac aplicó la primera tira. 53
—Le diste información de vuelta a Lesico que me convenció de que estabas
con ellos.
—Necesitaban una razón para no matarte —explicó ella, haciendo una mueca
cuando la tercera tira fue colocada—. Les di una.
—Podría explicar la desaparición de Rafferty.
—Si hubiera sido liberado por otros fantasmas, Derek lo habría sabido. Él
habría tenido que pelear. —Ella movió la cabeza, mirándolo a su vez—. Créeme,
los únicos a los que se los dije están muertos.
Aun así, sus acciones demostraban que no era jugadora de su equipo,
tampoco. Su expresión debió haber dicho lo mismo, porque Crystal frunció sus
suaves labios rosados y le enfrentó.
—Lo intenté, Mac —dijo ella, su voz firme—. Pero, no tardé mucho en darme
cuenta que el plan Derek no iba a funcionar. Tuve que pensar rápido. Todos
pensaban que había muerto en la explosión de ayer por la noche y necesitaba una
excusa plausible para mi ausencia. Cuando fueras a buscarme, pensé que la verdad
funcionaría a mi favor.
—Derek habría llegado tras de ti, no yo.
—Lo sé.
—No será tan fácil de convencer cuando regresemos a la casa.
Crystal extendió la mano y giró el pomo, cortando el flujo constante de agua.
Los restos gotearon, evitando el completo silencio.
—¿Tú me crees? —preguntó en voz baja.
Algo en su tono tocó una cuerda. Mac se encontró mirando los limpios
contornos de su espalda, preguntándose si su ligeramente pecosa piel se sentiría
tan sedosa como se veía.
—He sido engañado antes —murmuró mientras terminaba de ponerle el
vendaje.
Sus hombros se relajaron.
—Eso es lo que me gusta de ti, Macon Reed. Eres un chico decente. Me di
cuenta de inmediato.
Él se agachó entre sus piernas y tiró del tapón, permitiendo que el agua
carmesí se drenara. Su cara quedó cerca de la suya, mientras un solo dedo le rozó
la cara interna del muslo.
—Tú eres la razón por la que no estoy en un contenedor de basura, así que
supongo que garantiza algún tipo de confianza.
54
Sus músculos se contrajeron bajo su toque y ella se acercó más, sus labios se
curvaron hacia arriba.
—Si quieres saber la verdad completa… tuve la tentación de quedarme. Pensé
en ello.
Mac tragó. Una mezcla de emociones se arremolinó con los impulsos
primitivos que seguían plagando su cuerpo.
—¿Por qué no lo hiciste?
—Todavía no estoy del todo segura —dijo ella en voz baja. Sus dedos se
cernieron sobre la herida de cuchillo en su hombro—. La vida de la IGP es extraña.
Peligrosa. Impredecible. Sigues órdenes que no siempre te gustan, pero es...
familiar. ¿Sabes?
Sus ojos le rogaban que entendiera, cosa que hacía. Más de lo que ella sabía.
Era el momento más confuso, más fundamental en su vida y debía decir algo
profundo. Pero, cuanto más tiempo se miraban el uno al otro, el aire se volvía más
grueso y lo único que pudo hacer fue asentir.
Cuando trató de apartarse, ella capturó su mano.
—¿Me ayudarías a lavarme el cabello?
Estaba desnuda, audaz, pero con un borde contrastante de vulnerabilidad.
Mac era dolorosamente consciente de que su efecto en él estaba ahí, a la vista
debajo del delgado pantalón. Así que se permitió una lenta mirada ardiente a sus
curvas descubiertas, viendo como sus pezones se oscurecían y distendían bajo el
peso de su mirada.
Lo último del agua gorgoteó por el desagüe.
Mientras la miraba, sus necesidades se intensificaron a un grado agonizante.
Él se inclinó de nuevo y giró el pomo. El agua corrió desde el grifo.
—Ponte sobre tus manos y rodillas —dijo con voz gruesa, sus miradas
siguieron bloqueadas.
Su frente se acercó. Ella asumió la posición de una manera lenta, provocativa,
sus pesados pechos colgaron por encima de un vientre plano y tonificado.
—Entra conmigo. —Un breve meneo de su trasero dejó en claro que lo
deseaba—. Úsame para poder dormir.

55
L
a sangre rugía en sus oídos mientras Mac se ponía de pie y doblaba sus
manos. No debería estar haciendo esto. Significaría bajar la guardia por
completo... con una mujer que todavía podía ser una traidora.
Pero, eso sólo lo hacía desearla más, como una especie de fruto prohibido.
—Es sólo sexo, Mac —lo instó ella secamente—. Los dos necesitamos
desconectarnos por un tiempo.
Tenía toda la razón. Era sólo sexo. Sin corazones, ni flores, ni ataduras. Así
era como Crystal parecía funcionar, así que, ¿por qué debería sentirse culpable de
alguna forma?
Con la determinación en su boca, Mac metió los pulgares en la cinturilla del
pantalón y tiró de la cuerda hacia abajo. Sus ojos se abrieron ante su gruesa
erección, mientras surgía libre. Dejando el pantalón en el linóleo, se metió en la
bañera detrás de ella y se hincó.
Su pene se ubicó perfectamente en la ranura de su trasero, se inclinó sobre
56
ella, guiándole la cabeza bajo el grifo abierto. Un gemido sensual dejó su garganta,
reverberando a través del aire y llegó a lo profundo de sus huesos.
Cuando él se aflojó, ella se echó atrás y le dejó ponerle champú en el cabello
con lentitud, con las yemas de sus diestros dedos. El jabón se fue por el desagüe
mientras enjuagaba a fondo, teniendo cuidado de no tener su hombro mojado.
Era tan diferente verla de esta manera. Por necesidad, siempre la había visto
como a uno de los chicos malos. Esta mujer peligrosa era capaz de matarlo con
facilidad, incluso si lo veía venir. Ahora estaba encorvada, suave y dispuesta,
dándole un control completo sobre su cuerpo.
Una oleada de adrenalina hizo que sus venas se elevaran.
Tomó una toalla del escondite al lado de ellos, la enjabonó con la pastilla de
jabón y se lo entregó a ella.
—Quita todo el maquillaje de tu cara —ordenó—. Quiero ver cómo eres
realmente.
Cuando ella trató de incorporarse, la sujetó.
—No. Tendrás tu hombro mojado.
Además, le gustaba de esa manera, con su trasero al aire. Las esbeltas curvas
de su espalda se extendían ante él y si se movía, lo arruinaría. La tomaría
demasiado pronto.
—Me estás matando —se quejó mientras el paño pasaba sobre su cara.
Mientras ella realizaba su tarea, tomó sus pechos, algo que había querido
hacer desde que se los había presentado primero. Eran tan suaves y pesados como
sabía que serían y la sensación de sus endurecidos pezones contra sus palmas lo
hizo francamente débil.
Una mano rozó su estómago, sobre la uve de rizos entre sus piernas y tomó
su sexo abierto. Se metió dentro de sus pliegues, salió de nuevo y encontró el firme
punto de su clítoris, lo acarició con dos dedos resbaladizos.
Ella se retorcía debajo de él mientras enjuagaba su cara. Cuando terminó, ella
retuvo su aliento con fuerza. Su toque había disparado su ritmo cardíaco, podía
sentirlo en su pecho. Él se estiró y puso el tapón en el desagüe, lo que permitió que
se llenara de agua. El champú de burbujas llegó después y la espuma comenzó a
multiplicarse.
—Quédate así —le ordenó.
Luego se levantó y salió de la bañera, dejando una estela brillante a su paso. 57
—¿Te vas? —Ella se quedó sin aliento.
Él abrió el armario y sacó un neceser que guardaba en la parte posterior.
Cuando encontró lo que buscaba, también tomó un par de toallas, se volteó y
volvió sobre sus pasos.
Al momento de ponerse entre sus piernas otra vez, envolvió cuidadosamente
una de las toallas alrededor de su cabello.
—Puedes sentarte, ahora.
Mientras lo hacía, él la secó cuidadosamente y luego envolvió la toalla
alrededor de su cuello.
—Vuélvete.
Ella miró por encima del hombro, pero no a él.
—Pensé que ibas a hacérmelo por detrás —dijo con una sonrisa temblorosa.
—Cuando‖te‖lo‖”haga”‖quiero‖ver‖con‖quién‖estoy.
Su sonrisa se desvaneció. Con un aire de incertidumbre, hizo lo que le dijo.
—Mírame.
Espesas pestañas se movieron hacia arriba, dejando al descubierto el lado
más suave del fantasma de la IGP que había vislumbrado antes. Sus cejas eran más
prominentes ahora y sus mejillas estaban llenas de pequeñas pecas. Le tomó la cara
entre las manos, rozando sus pulgares sobre ella. Sin el pesado revestimiento, sus
ojos claros eran más sutiles, menos espeluznantes.
Se inclinó, probando la plenitud natural de sus labios. El beso fue lento al
principio, humeante. La respiración de ella se aceleró, poniéndolo fuera de control
y condujo su lengua profundamente en su boca. Sabía a sexo. Se veía como sexo. Se
sentía como sexo. Cada parte de ella lo excitaba a un nuevo nivel.
Cuando ella trató de subirse encima, no se lo permitió. Protestó con un felino
gruñido y lo intentó de nuevo.
—Crystal…
Se separaron jadeantes. Le dio la vuelta y la empujó de vuelta sobre sus
manos y rodillas donde podía mantener el control. La toalla se deslizó de sus
hombros y la tiró por la borda, agarrando el paquete de aluminio que estaba
esperando cerca.
Una sonrisa curvó sus labios.
—¿Quieres que ponga eso para ti?
Él lo abrió con los dientes. 58
—Eso requeriría que te movieras.
—Lo que no quieres que haga.
El sobre fue arrojado al suelo.
—Ni un músculo.
—¿Por qué?
—Si pudieras verte ahora mismo, desde mi punto de vista —dijo él con voz
áspera, poniéndose el condón—, no preguntarías.
Se sentó sobre sus talones y la atrajo sobre su regazo, la posición forzó a sus
piernas a separarse más.
—Estás tan expuesta de esta manera —murmuró con voz ronca, canalizando
agua caliente y jabón sobre su sensible carne antes de explorarla con sus manos—.
Puedo verte toda. ¿Cómo te hace sentir eso?
Ella se quedó sin aliento cuando su pulgar se zambulló muy adentro en
territorio prohibido.
—Diferente —respiró ella—. Jodidamente bien.
Estirándose, él cortó el agua. Burbujas crepitaron a su alrededor mientras
guiaba su pene arriba y abajo de la longitud de ella, acariciándola. Alisado con su
deseo, la agarró de los muslos y se empujó lentamente a través de su estrecha
abertura.
Con la espalda arqueada, ella gritó al punto que él pensó que la había
lastimado. Mac al instante se quedó inmóvil.
—No te detengas —jadeó ella, apretando los músculos internos con más
fuerza a su alrededor—. Te sientes increíble.
Increíble… Envuelto en el calor de su núcleo, se perdió en su conexión,
saboreando sus palabras, así como su cuerpo. Su pecho se agitó mientras veía su
cabeza abrir sus labios de color rosa de su vaina y luego la penetró de nuevo.
Gimieron juntos, en perfecta sintonía mientras él seguía el ritmo lento. Por el bien
de su longevidad, se tomó su tiempo.
Era una cosa tan pequeña. En cualquier otro caso, habría temido romperla,
pero sabía lo que ella era. Sabía que podía tomar cualquier cosa que le diera. Así,
que cuando se sintió bien, enganchó sus muslos y la levantó sobre sus rodillas, en
ángulo permitiéndose ir más profundo que antes. Ella puso una mano contra la
pared para estabilizarse mientras sus febriles jadeos se hacían más fuertes.
—Oh, Dios —exclamó ella mientras él tomaba el ritmo, empalándola una y
otra vez. 59
El agua se derramó por los lados. Se abrió más para él para permitirle la
entrada sin restricciones.
—¡Más fuerte!
Con una sonrisa salvaje, se obligó a eso, sus dedos clavándose en su carne. La
vista de su cuerpo tomándolo, reaccionando con la fuerza del peso de sus
embestidas, condujo sus embestidas a territorio desconocido. Sus esfuerzos se
incrementaron hasta que sus razones para unirse con tal ferocidad se volvieron
turbias. ¿La estaba castigando por las torturas que sufrió antes esa noche o estaba
dándole las gracias por salvarlo?
El agua lamía debajo de la capa pulverizada de burbujas. Su mano cayó sobre
su trasero, provocando una exclamación de sorpresa de ella que vino con una
sonrisa.
—¡Hazlo de nuevo! —gruñó ella ferozmente.
—Vamos, Crystal —le ordenó con dientes apretados, dándole lo que quería—
. Vente para mí.
En el momento en que dijo las palabras, su cuerpo se constriñó a su
alrededor, tiró y palpitó mientras ella gritaba su orgasmo. El sonido fue música
para sus oídos.
Apretando su agarre alrededor de sus muslos, finalmente la dejó ir y la
perforó con su primera ola de liberación. Placer de una nueva magnitud lo sacudió
hacia atrás, tirando profundamente dentro del centro de su cuerpo y
extendiéndose a través de sus cuatro extremidades. Él cabalgó cada sensación por
lo que pareció una eternidad; cada tirón de liberación drenándolo cada vez más
con la frustración de su alma hasta que todo lo que quedó fue saciado con
profunda satisfacción.
Sus movimientos eran lentos mientras saboreaban la sensación, poco
dispuestos a dejar que terminara. Antes de que su corazón pudiera estabilizarse, la
levantó en sus brazos. Se quedaron así durante un tiempo, con ella en su regazo,
todavía unidos mientras el agua se enfriaba a su alrededor.
—Mierda —suspiró ella—. Creo que encontraste mi diafragma allí.
Él contuvo el aliento mientras la abrazaba con fuerza.
—Dijiste que más duro.
Su mano se cerró alrededor de su cabeza y ella le dio una palmadita.
—Y creo que disfrutaste azotarme un poco demasiado. 60
—Señorita, no tienes idea.
—¡Oh! —Ella se volvió en sus brazos con una sonrisa en los labios, besándolo
con fuerza. Mac le dio un beso de regreso sin reservas, sin límites. Había pasado
mucho tiempo desde que se había sentido tan libre, pero antes de que el
pensamiento pudiera arraigarse lo sacó de su mente. En cambio, ajustó su posición,
relajándose contra la pared a su espalda mientras ella se movía contra él. Un
puñado de minutos de recuperación pasaron mientras ociosamente él exploraba su
cuerpo.
—¿Cómo está tu hombro? —preguntó finalmente.
—Me he olvidado de él —respondió con voz cansada—. Gracias por eso.
Esas últimas cuatro palabras parecían ridículas teniendo en cuenta el hecho
de que había obtenido tanto placer de su estridente ronda de sexo como ella.
—Eres una mujer hermosa, Crystal. —Le rozó con el dorso de sus dedos a lo
largo de los bordes exteriores suaves de sus pechos—. Mucho más así sin todo el
maquillaje.
Sus ojos se abrieron.
—¿Eso crees?
—Me encantan tus pecas. —Le agregaban una cualidad sana, terrenal, a su
cara.
Ella hizo una pequeña mueca.
—Solía odiarlas.
Ah, por fin una idea de la persona que solía ser. Desde que se había enterado
de ella, Mac se preguntó acerca de la hermana pequeña de Rena.
—¿Por qué? —La atrajo hacia sí.
Ella pasó sus dedos por los mechones de color marrón oscuro de su frente.
—Por Rena. Era siempre tan perfecta. Consiguió el aspecto de nuestro padre.
Tenía el cabello negro brillante, la piel clara y la altura.
No había nada malo con el cabello, la piel o la altura de Crystal.
—Dime que no es por eso que te molesta —dijo Mac con la frente baja.
No hubo respuesta.
Él le dio un codazo.
—Dímelo.
—¿No has visto lo suficiente ya? —se quejó ella.
61
—No por un trago largo. Cuanto más me entero de eso, más quiero saber.
Su codo se clavó en su abdomen.
—El hecho de que jodiéramos no significa que me puedas presionar.
Mac fue súbitamente confrontado con las mismas palabras que había arrojado
hacia ella antes, antes de la excursión a Lesico. Lo captaba, sabía que ella estaba
haciendo un punto, pero no significaba que le tuviera que gustar.
Crystal debió sentir su consternación porque se volvió en sus brazos y se
subió a horcajadas sobre él, mordiéndose el labio inferior por un momento.
—Te lo diré. Voy a compartir más sobre mí si tú lo correspondes.
Sus ojos se estrecharon. No era propio de él ser el misterioso.
—Me hiciste lavar la cara para poder ver al verdadero yo —continuó ella
cuando él no contestó—. Quiero lo mismo de ti.
Mac levantó la mano, moviendo un mechón de flequillo mojado lejos de sus
pestañas.
—No he usado rímel desde el Halloween de 1992.
Su risa resonó en la baldosa. Dios, esa sonrisa, ese sonido… Con el color rosa,
terrenal de su cara, Mac no vio ningún rastro de la figura amenazante y negra que
había tirado al piso cuando se encontraron por primera vez.
Ella se puso de pie, alzándose sobre él mientras el agua fluía por sus delgadas
piernas.
—¿Confías en mí?
Esas palabras siempre deletreaban problemas inminentes. Su mirada se
volvió cautelosa.
—No.
Su sonrisa le indicó que era la respuesta que quería. Cuando salió de la
bañera, él se enfrentó a su persistente huella en sus firmes nalgas blancas. La piel
de gallina cubrió su piel mientras el calor de su cuerpo era reemplazado con agua
fría.
Minutos después, ella se subió de nuevo a horcajadas sobre él con una taza
grande, su navaja y lata de crema de afeitar. Una parte de esta brotó sobre las
puntas de sus dedos.
—Algo así como esto —dijo, poniéndola sobre su labio superior.
Mac de repente se sintió muy juvenil.
—No quiero que afeites mi bigote. 62
—Pero, quiero ver al verdadero tú. Es lo justo. —Cuando todavía se resistió,
ella hizo rodar sus ojos—. Si no te gusta, crecerá de nuevo.
Cierto. Y como bono, sus grandes y hermosos pechos se mantendrían cerca
con una oferta de comodidad en caso de que la dejara realizar la acción. Incapaz de
resistir la tentación, se inclinó, tomando un pezón rosado en su boca y puso su
lengua sobre él con movimientos suaves y perezosos. Su aliento se atoró y el nudo
se apretó entre los dientes, eso lo impulsó a succionar con más fuerza. Si pudiera
quedarse allí para siempre, no sería suficiente.
—No tan rápido —dijo ella, un timbre ronco en su voz mientras llevaba su
pecho lejos—. Estos bebés son todos tuyos... —Ella tenía la boca abierta,
deteniéndose en el no dicho ultimátum.
Mmm. No hay nada como la promesa del desierto para debilitar tu
determinación. Se sintió juguetón, pero de una manera no muy amenazante,
satisfactoria. Esta era, con mucho, la más extraña aventura sexual que había tenido
nunca. Pero si someterse a su voluntad le compraba un billete duradero al paraíso
de los senos, ¿por qué diablos no?
Ella repitió:
—Ahora, vamos.
Su demostración casi le hizo reír. Ella era tan linda y su profunda mirada de
concentración cuando recubrió su labio superior con espuma de afeitar le hizo
querer besar esa boca curvilínea.
En una persistente, forma exploratoria que curvaría los dedos de sus pies.
Cuando ella vino a él con la navaja, su cabeza se echó hacia atrás, golpeando
contra la pared.
Sus ojos reflejaron una advertencia.
—Quédate quieto.
Pero, su arraigado sentido de la preservación lo hacía imposible.
—¿Has hecho esto antes?
La impaciencia fue reemplazada con un simpático encogimiento.
—En realidad… no. Pero, te lo prometo, la única razón por la que podría
sacarte sangre sería que te movieras cuando no deberías.
La navaja descendió de nuevo. Mac miró hacia el techo, mientras raspaba
abajo, con el sonido de la ruptura de sus bigotes lanzando estática a través de su
cabeza. Ella trabajó con cuidado, limpiando la navaja en el vaso de agua que 63
sostenía debajo de su barbilla, quitando el exceso. Sus golpes eran cortos y suaves,
como un artista dibujando una imagen sobre el papel.
Cuando por fin terminó, enjuagó la navaja por última vez y sonrió con
satisfacción. Dejó la taza en el suelo, tomó la toalla y limpió su cara hasta dejarla
seca. Él se sentía raro, algo realmente entró en contacto con su piel por encima de
su boca. Había usado bigote por un largo tiempo.
—Te ves mucho mejor sin él —dijo ella en tono suave, como si supiera que ya
lo extrañaba. Su dedo se acercó y siguió la pequeña cicatriz debajo de su nariz—.
No estabas escondiendo esto, ¿verdad?
Mac casi se había olvidado por completo de ella.
—Tal vez al principio —admitió.
—¿Cómo la conseguiste?
Con aire ausente, se tocó a sí mismo para recordar.
—Creo que me dispararon.
Ella abrió la boca, pero no salió nada.
—Pistola de entrenamiento de combate —aclaró él—. Una ronda rebotó en el
objetivo y se rompió en pedazos. La esquirla penetró en mi labio superior.
Los ojos de Crystal se abrieron con la revelación.
—Así que, tenía razón. Fuiste militar.
No es que hubiera querido ir allí, pero se había colado el tema bajo el radar
sin siquiera saberlo.
El agua se enfrió, la espuma se había ido, con el tiempo cada vez más cerca de
la salida del sol. Él se inclinó y la besó lentamente.
—Puedo sentir tu aliento en mi cara ahora —murmuró, dándole una pequeña
victoria—. Es bueno. Pero debemos tratar de dormir un poco.
Un aire general de decepción la rodeó mientras se movía de su regazo.
—Tanto para compartir —murmuró ella en voz baja.

64
C
uando Mac cerró la puerta detrás de él, dándole la privacidad que ella
solicitó, Crystal movió su hombro y decidió emplear los parches que la
habían mantenido a través de toda la actividad. Mientras la bañera se
drenaba, envolvió la toalla alrededor de su cuerpo, estudiando el pequeño cuarto
de baño.
Además del lío que dejaron, no había mucha evidencia de que un hombre lo
había usado. Ni una mujer, para el caso. Las cosas de DJ tomaban cada centímetro
de espacio. Los juguetes de colores y la ropa de panda añadían un encanto a las
texturas que nunca podían ser cubiertas por un baño de diseñador en su libro.
Maldita sea. No estaba entrenada para nada de esto.
—¿Crystal?
La voz de Mac a través de la puerta cerrada la impulsó a mirar su reflejo en
el espejo. Se pasó los dedos por su flequillo, peinándolo hacia atrás.
—¿Sí?
65
—Sólo te comprobaba.
Naturalmente. No confiaba en que no fuera a desaparecer de nuevo, pero
Crystal no habría deseado estar en otro lugar. Mac Truck solo había demostrado lo
que había sospechado desde el principio.
Bajo el ceño fruncido, el pecho de cañón y la fachada principal-de-
dominante… estaba la clave para su supervivencia. El cuestionable mundo
siniestro fuera de la habitación del sótano en el que había vivido durante tres años
no era lo que temía que la destruiría. Era el monstruo que acechaba dentro. La
persona en que se había convertido que amaba el lado oscuro más que la luz, la
que no quería perder la orilla que ella sostenía sobre el hombre común. Dejar ir eso
significaría enfrentar a Elsa, la persona que había abandonado… y no encontraba
ninguna justificación para hacerlo.
Pero, Mac la hacía sentirse no tan sola. Si no le gustaba, al menos, la
deseaba… y parecía apreciar su rara visión de la mujer debajo de la máscara.
Con la cara desprovista de maquillaje, con la frente al descubierto, Crystal
visualizó el par de gafas de montura metálica que utilizaba para descansar sobre el
puente de su nariz. Elsa había sido un poco tímida cuando su única oportunidad
de hacerse notar era montarse en los faldones de su querida hermana. Había
adorado a Rena, utilizándola como ejemplo para todo lo que aspiraba ser.
La repugnancia asaltó sus sentidos, como siempre hacía cuando pensaba en
esos años perdidos.
Enseñando los dientes, Crystal se detuvo justo antes de chocar su puño
cerrado en el espejo.
No. No estaba preparada para enfrentar a Elsa todavía. Las personas a las que
amaba, los sueños que había hecho, el futuro que podría haber tenido... todos
fueron arrancados cuando Rena decidió abandonarlos a todos.
Con firme determinación, Crystal mandó a sus ojos a permanecer secos. No
se convertiría en un caso perdido, ni ahora ni nunca más.
Unos minutos más tarde, salió de la habitación de Melanie en una camiseta y
grandes bragas satinadas. Mac se había instalado en el sofá-cama de nuevo, en su
pantalón de chándal, mirando el techo con la tenue luz sobre la estufa. Ella levantó
la sábana, deslizándose dentro.
Mientras se acurrucaba a su lado, ciegamente él se estiró detrás de ella, y ella
encontró su brazo y lo pasó alrededor de su cintura.
—Te necesito para mantener al coco fuera esta noche. 66
Cuatro silenciosos, cuestionables segundos pasaron, entonces Mac apretó el
brazo, atrayéndola más cerca. Su gran cuerpo era tan cálido, tan sólido mientras
encajaba contra su trasero. Crystal suspiró profundamente, levantó la cabeza para
que su otro brazo se pudiera deslizar debajo de ella.
—No creo que me haya sentido tan segura antes —murmuró, acurrucándose
más profundo en su contra.
Otros ruidos, del aire acondicionado tarareando al viento que soplaba
colérico fuera se desvanecieron de inmediato. La televisión en la planta alta del
apartamento había sido desconectada. No había tráfico afuera. Todo estaba por fin
tranquilo en el mundo de Crystal… en el círculo de los brazos de Mac.
Pero, con los ojos todavía sin cerrarse.
—¿Cómo está tu hombro?
—No lo siento ya —respondió ella con honestidad, su voz un pequeño ruido
en el exterior—. Deja de preocuparte.
—¿Qué tal tu cabeza?
¿Qué? No le pasó nada en la cabeza.
—Estoy bien, Mac. Ahora mismo estoy bien.
Cuando la almohada se hundió detrás de ella, se dio cuenta de que él había
estado estudiándola.
—Cierra los ojos —ordenó él.
El hombre estaba poniéndose muy cómodo dándole órdenes.
—¿Por qué?
—Simplemente hazlo. Dime lo que ves.
Al principio ella no quiso saber lo que se asomaba detrás de esa horrible
cortina en tono negro. Efectivamente, cuando por fin lo hizo, la imagen fue tan
clara que pudo prácticamente oler la sangre.
—Domino.
—¿Quién es Domino?
—El hijo de puta muerto que intentó enterrarte la espada en la espalda.
El pecho de Mac zumbó contra ella mientras hablaba.
—¿Por qué ves la cara del hombre que mataste?
—Supongo que es porque lo conocía mejor. —El fantasma con los ojos
centelleantes siempre estaba tratando de meterse en sus pantalones. Se había
convertido en un juego inofensivo… hasta que se vieron obligados a elegir entre la 67
amistad y el deber. Eso en cuanto al romance.
—Cuando una elección así llega —dijo Mac—, la justificación no significa
agacharse.
¿Había leído su mente? ¿Y cómo demonios iba a saberlo?
—Yo estaba justificada.
—Cierto. Es fácil de decir, pero tu cabeza no lo sabrá por un largo tiempo.
Sonaba como si simpatizara con ella a nivel personal.
—¿Cuánto tiempo?
—Depende de ti.
Bueno, eso no ayudaba mucho. Ella movió la mejilla en su bíceps.
—¿Cuánto tiempo pasó para ti?
Casi pensó que no respondería, pero cuando lo hizo fue una confirmación de
algo que ya sabía.
—Van dieciocho años ahora.
Maldita sea. Eso fue hace mucho tiempo.
—Cuando estuviste en el ejército, ¿verdad?
—División Aerotransportada82.
Sus dedos acariciaron el vello grueso de su antebrazo mientras la sostenía
cerca de su pecho.
—¿Qué pasó? ¿A quién ves cuando cierras los ojos?
Los enormes silencios que precedieron a cada respuesta eran una indicación a
todo volumen que ese siempre había sido un tema tabú en el pasado.
—A un muchacho joven. Fue asesinado por la policía haitiana, porque tenía
órdenes de no disparar. Vi toda la paliza desde mi lugar. Mutilaron su cuerpo
delante de su padre y luego lo mataron, también.
El salto en su corazón le dijo que respirara.
—Eso es... terrible.
—Estuvimos allí para detener esa mierda; esa brutalidad militar y policial en
contra de su propia gente. Pero las reglas de combate cambiaron una vez que
llegamos allí.
—¿Por qué?
Él se encogió de hombros. 68
—Toda la operación fue un montón de posturas políticas. Palabras floridas y
ninguna acción.
—Pero tú no mataste a ese chico ni a su padre. Estabas siguiendo órdenes.
—Como dije, la cabeza no lo sabe. Un montón de chicos salieron de esa
operación con complejo de culpa.
—¿Es por eso que fue tan fácil matar a Angelo?
Él se dio la vuelta un poco, hacia el techo.
—Destriparía a mil fantasmas con mis manos desnudas con el fin de salvar a
DJ.
La poderosa declaración la meció en su esencia misma. Tragándose de vuelta
la emoción, dijo:
—Entonces, realmente era la primera vez que matabas a un hombre.
—Mientras los padres de mis chicos no se enteren de lo que hice, estoy bien
con eso.
Crystal pensó en que él casi había sido su víctima, algo frío llegó a sus pies
después de que se las había arreglado para atraparla con la guardia baja.
—Casi me matan, también —señaló—. Y aquí estamos la noche siguiente,
recién follados y en cuchara debajo de las sábanas.
Su cabeza se levantó detrás de ella.
—Mientras mantengamos las cosas en perspectiva, ¿no?
Correcto. Era sólo sexo, después de todo.
—Solo estaba señalando la ironía, Mac, no te preocupes, espero plenamente el
hombro frío en la mañana. —Su silencio la hizo incómoda, así que cambió de
tema—. En lo que se refiere a Angelo, probablemente lo recordaran como un John
Doe asesinado en la caída de escombros. Nadie sabrá que estuviste allí.
—A menos que alguien hable. —Sus dedos empujaron sus costillas.
Crystal sonrió ligeramente.
—¿Es por eso que quieres tanto a la guardería? ¿Debido a que compone algún
tipo de mal en tu cabeza?
Con un profundo suspiro, Mac alzó el brazo para frotarse los ojos cansados.
Crystal tomó la oportunidad de darse la vuelta, deleitándose en la comodidad de
su duro, peludo pecho bajo su mejilla.
—Vi un montón de fealdad en mi vida —dijo pensativo, tensando su brazo
69
alrededor de ella—. Los hombres pueden ser crueles, despiadados e inmorales. Son
sucios, malolientes, duros en sus ojos. Las mujeres son suaves y amables, y
hermosas. El sexo débil nos mantiene conectados a la tierra. Y los niños... son
nuestros inocentes. Una mezcla de ambos. Quiero protegerlos de la fealdad, pero la
verdad es... que ellos me protegen a mí.
Crystal tragó con fuerza, luchando por mantener la voz firme.
—No puedes perder eso, Mac.
—No. No puedo.
Su tono le hizo querer llorar. Por primera vez, ella se dio cuenta de la forma
en que debía haberse sentido cuando abrió las puertas de la furgoneta y se
encontró que ella se había ido. La traición. La incertidumbre que le evitaría a sus
chicos. Sabiendo que había sido expuesto a un grupo formidable de personas que
utilizarían a esos niños como un medio para un fin.
Para el fin de Mac.
S
us ojos se abrieron de golpe. Un ruido real había penetrado sus sueños,
él estaba seguro de ello.
La luz de la aurora brillaba a través de las cortinas dando una
estimación del tiempo.
Espera un minuto. ¿No se había quedado dormido con una mujer en sus
brazos?
Otro golpe en la puerta de entrada respondió a la pregunta sobre lo que lo
despertó. Pero, ¿dónde demonios estaba Crystal?
Su ausencia fue más importante en la mente de Mac cuando se levantó del
sofá-cama y miró a través de la mirilla. Una impaciente brasileña esperaba con
café. Él gimió, poniendo su frente en la puerta.
—¿Vas a quedarte ahí, o a abrir?
¿Cómo diablos lo sabía? 70
—Vamos, Mac, pisas como un gigante, abre la puerta. —La sutil belleza con
acento de su vecina fue asesinada por puro volumen. Luciana era una mujer
atractiva, sin embargo, todo en ella era una exageración, desde el hirsuto cabello
moca al número mental de los 90s.
Rezando para que Crystal permaneciera fuera de la vista, giró la perilla. El
aroma a hojas mojadas por una tormenta de madrugada lo golpeó antes del olor a
granos 100% Aravaca.
—Luciana —saludó, entrecerrando los ojos a la luz sobre el pasillo—. Es un
poco temprano.
Lo cual no la detenía cuando quería algo. Desde que Mac se había mudado, la
mujer prefería sus servicios al superintendente del edificio, y siempre lo sobornaba
con gasolina de café. Ella había ofrecido más, porque estaba bastante seguro de que
los puños de suspensión en su habitación no eran para colgar la ropa mojada.
La abertura en la escotada blusa de Luciana saltó con el grito ahogado.
—¡Tu cara!
Un breve momento de pánico lo golpeó, y Mac se llevó una mano hasta sentir
con qué tipo de horrible malformación se había despertado. Cuando la ausencia de
vello facial se volvió aparente, relajó los hombros.
—Oh, sí. Eso.
—Tu hermoso bigote, ¡se fue! —Pulseras se sacudieron mientras ella
empujaba uno de los vasos de papel en su mano—. ¿Qué pasó?
No iba a explicarle eso, por lo que se ocupó del café.
—¿Necesitabas algo?
La mujer parpadeó sorprendida.
—Eh… sí, me preguntaba si podrías… revisar mi triturador de basura, está,
eh… haciendo un ruido raro.
Él le entregó el café de vuelta.
—No esta mañana. Tendrá que llamar al superintendente.
Ella le revisó el pecho desnudo con reconocimiento abierto y no hizo caso del
café.
—¿Acabas de salir de la cama?
La impaciencia lo hizo cortante.
—Tuve una noche larga. 71
Los ojos oscuros de Luciana se estrecharon debajo de las cejas delgadas como
lápiz.
—Oí un montón de conmoción pasando aquí ayer por la noche —dijo ella,
tratando de mirar por encima de su hombro.
Por desgracia, su verdadero motivo detrás de la visita se hizo evidente. Mac
tomó el café de nuevo y cerró la puerta un poco más.
—Siento si te mantuve despierta, pero no es un buen momento.
Su enjoyada sandalia se encajó en la puerta antes de que pudiera cerrarla.
—Pensé que habías dicho que tú y Mel eran sólo amigos.
Oh, muchacho.
—Eso es correcto.
—Hubo ñaca-ñaca pasando, pude oírlos a los dos.
—No‖es‖asunto‖tu…
—Te lo dije, si alguna vez necesitabas irte de fiesta, podías venir a mí.
—Adiós, Luciana.
Pero ella todavía no quitó su maldito pie de la puerta. En cambio, se inclinó y
le susurró:
—Te arrepentirás de acostarte con tu compañera de cuarto, Mac, te lo digo yo.
Esta‖noche.‖Estaré‖en‖casa,‖solo‖baja.‖Te‖daré‖un‖buen‖y‖real…
La silenciosa charla de la mujer llegó a un abrupto fin cuando un par de
pequeñas manos se envolvieron alrededor de su cintura desde atrás. Mientras el
temor endurecía su expresión, Luciana dio unos pasos hacia atrás y se quedó
boquiabierta mientras una Crystal con poca ropa se colocaba bajo su brazo.
—No te preocupes, Luz Roja, yo lo tengo cubierto.
La resaltada referencia de Crystal a las putas hizo retroceder a Luciana. La
mujer con uñas rosa inclinó su cadera con disgusto.
—No sabía que te gustaban los muchachos, Boo.
Mac abrió la boca para replicar, pero Crystal se le adelantó con impasible
calma.
—Eso es lindo, viniendo de la que tuvo que pagar por sus pechos.
Ella se sacó la camiseta por encima de su cabeza, justo al apartarse de la
puerta, dándole a Luciana un breve vistazo de sus activos femeninos. El parche en
su hombro también se destacó, pero Mac no estaba mirando eso mientras se 72
paseaba a su cama y caía sobre ella como el plato principal en una mesa de buffet.
—Oh, lo entiendo —ronroneó Luciana detrás de él—. Ella tiene una herida y
necesita que la beses ahí.
—Lo conseguí en una pelea a cuchillo —respondió Crystal y luego arqueó las
cejas.
Toda expresión se derritió de la cara de su vecina.
—Sí, claro. —Con un resoplido, Luciana arrebató el café de su mano, dio
media vuelta y taconeó por las escaleras, de vuelta a su propio apartamento.
Crystal chasqueó la lengua mientras Mac pateaba la puerta cerrándola.
—¿Sin decir adiós?
Él hundió sus palmas en sus cansados ojos.
—Eso no fue genial, Crystal.
—Ella se fue, ¿no es así?
—Estaba manejándolo.
Ella sopló aire a través de sus labios y se puso boca abajo.
—Parecía como sí ella estuviera manejándote a ti.
Era difícil hacer caso omiso de lo sexy que se veía su trasero en las diminutas
bragas de seda que había tomado del cajón de Mel, así que le frunció el ceño y se
dirigió al cuarto de baño.
—No es diferente de lo que hiciste anoche.
La única diferencia era que había deseado a Crystal. Mucho.
—Entonces, ¿estamos de vuelta a ser fríos ya?
Mac abortó su primer intento de cerrar la puerta para responderle con un
dedo puntiagudo.
—Trucos como ese son la razón por la que no confío en ti.
—¿Qué hice? —dijo ella con falsa inocencia.
—Se supone que debemos estar acostados, ¿recuerdas?
Cuando por fin se cerró la puerta, su voz llegó a través de él.
—Deberías haber pensado eso anoche antes de hacerme gritar.
Oh, demonios, ¿cómo se suponía que iba a hacer pis ahora?
—No cuentes con que eso ocurra de nuevo —le gritó, frustrado consigo
mismo por reaccionar a sus palabras. Ahora que la había tenido, quería más. Pero
73
ir por ese camino sería invitar a la clase de problema que no podía permitirse.
—Estoy muy dolida por eso —respondió ella con un mohín en su voz—.
Pensé que tendríamos un momento de compartir y todo.
—Compartí eso para ayudarte a lidiar con ello. No hagas que me arrepienta.
—Pero, ¡nos abrazamos!
Su estado de ánimo juguetón solo lo molestó más. Cuando salió del baño,
dijo:
—Vístete, iremos a la casa.
Ella se quedó atrás para ver lo que él había hecho.
—Dejaste el asiento abajo. Eso es tan impresionante.
—Tu ropa, Crystal.
Mientras ella se cambiaba en el dormitorio de Mel, Mac se puso vaqueros y
camisa vaquera azul. Justo cuando doblaba el sofá, ella entró en la sala de estar
tamaño caja de cerillas con su uniforme negro en la mano.
—Estos están sangrientos y son inútiles ahora. ¿Puedo pedir algo prestado?
Mientras que ella se acercaba a su cara y su desnudez continuaba haciendo
estragos en su pantalón, Mac mantuvo su voz suave.
—Pide prestado lo que quieras, solo tienes que ponerte algo encima.
—No creo que a tu compañera de cuarto le gustaría que buscara en sus cosas.
Con un profundo suspiro, él se quejó mientras la pasaba.
―No me gustaría hacerlo, tampoco.
Pero, por el bien de la cordura, lo haría. La habitación de Mel estaba
abarrotada de muebles debido a que habían tenido que meter la cuna al lado de la
cama. Con apenas espacio suficiente para moverse, y mucho menos para ver, sacó
lo primero que tocó del último cajón.
—¿Pantalón de yoga? —observó Crystal con disgusto mientras él buscaba en
el cajón superior siguiente.
—¿Qué tal jeans?
La voz de Melanie llenó la puerta.
—Qué tal si alguien me dice por qué estás revisando mi ropa interior.
Sobresaltado, Mac juró y cerró sus manos como si hubieran sido atrapado en
la caja.
—Mejor aún —continuó Mel con un ceño perplejo—, ¿por qué está desnuda 74
ella en primer lugar?
Completamente imperturbable, Crystal dio una media vuelta y señaló su
vendaje.
—Recibí una herida y arruinó mi ropa.
Poniendo los ojos en blanco, Melanie se apartó del marco de la puerta.
—Dios,‖me‖recuerdas‖a‖tu‖herm…‖—Se congeló a mitad de la habitación con
su amplia mirada recorriendo el rostro de Mac—. ¿Qué diablos hiciste?
Mac se apretó alrededor de la cama, quejándose:
—Es sólo un bigote, Mel.
—¡Pero era el bigote de DJ!
Crystal se mordió una uña.
—Entonces, haz que Derek se deje crecer uno.
La irritación cruzó el rostro de Mel antes de que se volviera para excavar a
través de sus cajones.
—Por favor, Mac, dime que no te acostaste con ella.
Él se pellizcó el puente de su nariz.
—Solo después de una fiesta fuerte de sexo en la bañera —respondió Crystal
con una sonrisa y tomó la camisa y el pantalón que le fueron arrojados—.
Despertamos incluso a los vecinos.
—Lindo —dijo Melanie secamente mientras pasaba—. Vamos a estar en la
cocina. Únete a nosotros después de que hayas puesto lejos tus bolsas de diversión.

75
C
rystal se había deslizado la ajustada camiseta sobre la cabeza cuando
comenzaron a hablar en la habitación de al lado. Mel y Mac susurraban,
por lo que‖no‖pudo‖oír.‖¿Cu{n‖adorable‖era‖eso?‖Se‖volvió‖para‖irse…‖y‖
fue derribada al piso antes de que pudiera pensar qué era lo que pasaba.
Cuando su visión se aclaró, Derek estaba encima de ella, nariz con nariz. Ella
tosió, moviendo su hombro dolorido.
―Maldita sea, Bennett, ayer ibas dando tumbos como un hipopótamo.
El sudor empezó a brillar en su frente.
―¿No‖oíste?‖―dijo‖con‖los‖dientes‖apretados―.‖Pude‖dormir‖un‖poco.‖
Y obviamente todavía tenía dolor. O eso, o estaba a punto de matarla. Crystal
logró darle una fría sonrisa, aunque su acelerado ritmo cardíaco contaba una
historia diferente.
―No‖ seas‖ tan‖ duro‖ contigo‖ mismo.‖ No‖ importa‖ lo‖ mucho‖ que‖ quieras‖
creerlo, no eres Superman.
76
Finalmente, sus ojos marrones comenzaron a embotarse y él se quitó de
encima, dejándola despatarrada junto a la cama. Se sentaron en la alfombra, uno al
lado del otro, mientras él se recuperaba.
―Rafferty‖se‖fue‖porque‖te‖solté dos‖putas‖horas‖―dijo‖él‖con‖voz‖{spera―.‖Y‖
ahora ni siquiera puedo matarte.
Crystal se puso de lado y metió las manos debajo de su mejilla mientras lo
observaba.
―No‖ es‖ porque‖ no‖ puedas‖ ―observó‖ quedamente.‖ Incluso‖ herido,‖ Derek‖
tenía habilidades locas, lo que significaba que en realidad no quería matarla―.‖Si‖te‖
sirve de consuelo, te ves mejor.
Era solo una mentira parcial. Aunque los círculos bajo sus ojos habían
desaparecido, la preocupación seguía oscureciendo su arrugado rostro.
―Tan‖ pronto‖ como‖ Rafferty‖ consiga‖ descansar‖ un‖ poco‖ ―sus‖ ojos‖ se‖
encontraron‖con‖los‖de‖ella―,‖volver{‖por‖nosotros.
―Él‖ no‖ sabe‖ que‖ est{s‖ vivo.‖ Adem{s,‖ estaba‖ bastante‖ jodido,‖ así‖ que‖ dudo‖
que sea una amenaza.
―Eso‖ es‖ lo‖ que‖ dijo‖ Austin.‖ Pero‖ los‖ dos‖ sabemos‖ que‖ si‖ se‖ apodera‖ de‖ la
droga, estará de pie más pronto que tarde.
Crystal estaba bastante segura de que eso‖ no‖ iba‖ a‖ suceder…‖ a‖ menos‖ que‖
hubiera otro alijo de Nexifen del que no estuvieran al tanto. Se apoyó en un codo.
―Supongo‖que‖esto‖significa‖que‖no‖crees‖que‖fuera‖yo‖quién‖lo‖liberó.‖
Él volvió su atención hacia el techo.
―Cortaron‖ las‖ cuerdas‖ con‖ una cuchilla sin filo y la herida de River estaba
lejos de ser limpia.
Definitivamente no fue el trabajo de un fantasma.
―Tal‖vez‖fue‖Lana.‖Ella‖trabajó‖para‖él.‖
Derek reflexionó sobre la posibilidad, después llegó a una conclusión.
―No.‖Él‖la‖victimizaba de forma regular.
Mientras que su pulso desaceleraba a un ritmo cómodo, Crystal escuchó que
el apartamento se llenaba de más personas, y la discusión en la cocina se volvió
más caliente:
―Trajiste comitiva.
―Estamos más seguros juntos.
Ella escuchó un poco más. 77
―Están peleando por nosotros.
―Necesitan discutir esto a su manera, Mac. ―Oyó a Melanie susurrar―.
Ellos son diferentes. Vienen de una sociedad que no podemos empezar a
comprender, así que tendrás que dejar que se mantenga por sí misma.
―Tu‖prometida‖aprende‖bastante‖r{pido,‖¿verdad?‖―Crystal‖se‖sentó―.‖Me‖
gusta ella, Bennett. Espero que tengas la oportunidad de ponerle un anillo de
bodas, junto al diamante que brilla en su dedo.
Derek rodó hasta detenerse, tambaleándose por un momento. Mientras
estaba en el tradicional dormitorio amueblado de Melanie, vestido con ropa de
civil,‖ Crystal‖ se‖ maravilló‖ de‖ lo…‖ normal‖ que‖ parecía.‖ Bajó‖ la‖ mirada‖ hacia‖ sus‖
propias ropas prestadas.
―Sí,‖lo‖sé‖―murmuró‖Derek,‖señalando‖su‖aspecto‖sin‖maquillaje―.‖Llevará
algún tiempo acostumbrarse.
Pero, a pesar de cómo se veían en el exterior, siempre serían diferentes.
Incluso si encontraban una manera de eliminar el Nexifen de su sistema sin morir,
siempre tendrían la sombra de sus antecedentes como agentes de la IGP en su
futuro.
Era extraño. Siempre había considerado a Derek alguien para ser admirado y
temido‖ de‖ lejos…‖ en‖ especial‖ en‖ los‖ campos‖ de‖ entrenamiento.‖ Ahora,‖ su‖ único‖
conjunto de problemas los había unido, les gustara o no.
Un profundo sentimiento de aprensión se asentó alrededor de ellos mientras
Derek se sentaba en la cama.
―No‖ nos‖ va‖ bien,‖ Crystal‖ ―dijo‖ él‖ con‖ voz‖ {spera―.‖ Estoy‖ perdido.‖ No‖
quiero pelear contigo o intentar controlarte con amenazas. Los dos sabemos que no
funcionas‖de‖esa‖manera.‖―Su‖enfoque de darlo por hecho, reflejaba que tenía una
visión‖m{s‖extrema‖de‖lo‖que‖las‖palabras‖nunca‖podrían―.‖Estoy‖cansado‖de‖ser‖
el cabrón. Quiero saber que puedo contar contigo como socia. Como amiga.
Alguien que tiene tanto que perder como yo.
Ella se dejó caer a su lado y juntos se quedaron mirando la puerta cerrada.
Del‖ otro‖ lado,‖ todo‖ lo‖ que‖ Derek‖ tenía‖ para‖ perder…‖ y‖ lo‖ único‖ que‖ ella‖ quería‖
mantener para sí.
―La‖ confianza‖ es‖ algo‖ difícil‖ de‖ ganar‖ contigo‖ ―murmuró‖ ella―.‖ Lo‖
entiendo. Pero anoche me encontré en una mala posición. Tuve que cambiar de
planes.‖―O‖Mac‖no‖habría‖logrado‖salir‖vivo―.‖Voy‖a‖necesitar‖un‖poco‖de‖espacio‖
para poder improvisar sin que te enfades como el infierno conmigo. 78
Y, a pesar de lo que pensaba, compartían el mismo objetivo: recuperar los
sueños que una vez pensaron serían inalcanzables.
―Creo‖ que‖ puedo‖ hacer‖ eso‖ ―dijo‖ él‖ con‖ una‖ leve‖ inclinación‖ de‖ cabeza―.‖
Esta mierda con Rafferty está afectándonos a todos. Austin cerrará el deposito
durante el día, Mel quiere cerrar la guardería y ninguno de nosotros puede
siquiera atarse los zapatos sin un vigilante. Si él vuelve a Lesico, no importa
cuántos fantasmas envíe, no podré pelear contra todos por mi cuenta.
El peso de sus palabras se añadió al creciente peso en su alma. ¿Qué era lo
que Mac había dicho?
Eran ellos o tú, Crystal.
―No‖tienes‖que‖hacerlo‖―dijo‖ella‖con‖aire‖ausente.‖
Derek la miró fijamente durante un rato.
―Te‖creo,‖pero‖aun‖así‖nuestras‖probabilidades‖son‖sombrías.‖
Crystal lo miró a través de sus pestañas.
―Me‖refiero‖a‖que‖no‖tendr{s‖que‖pelear‖contra‖ellos‖en‖absoluto.‖
Mientras sus palabras penetraban, Derek se apartó de ella.
―¿Pasó‖algo‖en‖Lesico‖de‖lo‖que‖no‖estoy‖al‖tanto?‖
Su ritmo cardíaco comenzó a recuperarse de nuevo. Incapaz de sostenerle la
mirada, ella miró hacia otro lado.
―No‖ encontré‖ nada‖ de‖ nuestro‖ medicamento‖ en‖ el‖ sótano.‖ Lana‖ ha‖ estado‖
desaparecida desde la explosión.
Estancarse nunca fue uno de los puntos fuertes de Crystal.
―Continúa‖―la‖instó―.‖Quiero‖saber‖por‖qué‖nuestros‖hermanos ya no son
un problema.
Ella se tragó su culpa y tomó una respiración profunda de limpieza.
―Sophie‖tenía‖un‖Plan‖B,‖por‖si‖llegaba‖el‖momento‖de‖que‖sus‖experimentos‖
de laboratorio se pusieran feos.
Derek no pareció sorprendido.
―¿Cu{l?
―Drogas‖simuladas. Nexifen con un toque mortal.
Él pensó por un momento y soltó una carcajada.
―¡Esa‖perra!
―En‖la‖fecha‖en‖la‖que‖empecé‖el‖tratamiento‖―continuó‖ella―,‖había‖un‖tipo‖
79
que acababa de ser reclutado. Pasamos mucho tiempo juntos en el laboratorio,
mientras‖supervisaban‖nuestras‖constantes‖vitales.‖De‖todos‖modos,‖él‖no‖era‖tan…‖
cooperativo como a Sophie le gustaba. Un día le administró su dosis con guantes de
látex, algo que no la había visto hacer antes. Nunca lo volví a ver después de eso.
Más tarde me enteré que tenía todo un lote de nuestras píldoras mezclado con
cantidades‖ letales‖ de‖ tetrodotoxina.‖ ―Crystal‖ lo‖ miró,‖ y‖ se‖ encontró‖ con‖ que‖ la‖
estaba‖ observando‖ de‖ cerca―.‖ Nada‖ limpia‖ la‖ casa‖ como‖ una‖ buena‖ dosis‖ de‖
genocidio.
La conmoción lo bloqueó por un momento. Cuando ella pasó junto a él, se
puso de pie y comenzó a caminar.
―Deberíamos‖ tomar‖ esa‖ mierda‖ de‖ buen‖ grado‖ pensando‖ que‖ es‖ nuestro‖
crack‖ ―dijo,‖ completamente‖ sobrio―.‖ ¿Qué‖ mierda‖ es‖ la‖ tetrodotoxina,‖ de‖ todas‖
formas?
―Es‖ una‖ neurotoxina‖ que se encuentra en el pez globo. Causa parálisis
extrema y la muerte.
Derek se quedó inmóvil, lentamente se volvió hacia ella.
―Crystal…‖¿Qué‖hiciste‖exactamente‖anoche?‖
Ella se mordió el labio inferior, le susurró:
―Limpié‖la‖casa.
Su boca se abrió.
―¿Hablas en serio?
Decir las palabras en voz alta lo hacía todo tan real. El genocidio era mucho
peor que hundir su espada en el corazón de Domino, aunque fuera en legítima
defensa. Algunos de los fantasmas eran sus amigos, y ella había decidido
indiscriminadamente su horrible destino.
Los ojos de Crystal comenzaron a llenarse de lágrimas.
―No‖tenía‖intención‖de‖eso‖―dijo‖a‖través‖de‖su‖emoción―.‖Pero‖cuando‖se‖
presentó la oportunidad, tuvo más sentido que dejar que se convirtieran en
bombas de relojería.
―Así‖que‖sustituiste‖el‖Nexifen‖que‖cogiste,‖con‖la‖droga‖ficticia.
Ella asintió mientras permanecía de pie y caminaba hacia la ventana.
―¿Cómo‖sabías‖lo‖que‖era?
No importaba lo mucho que lo intentara, no podía frotarse lo suficiente para
quitarse la sensación de frío de los brazos. 80
―¿Recuerdas‖a‖Greg‖de‖la‖farmacia?‖
―En‖realidad‖no.
―Cambié‖mi‖virginidad‖a‖cambio‖de‖información.‖―Como‖de‖costumbre,‖le‖
acompañó‖ el‖ ‖ recuerdo‖ de‖ una‖ sensación‖ de‖ vacío‖ en‖ el‖ pecho―.‖ Ya‖ sabes‖ cómo‖
era. No estábamos exactamente aliviados con nuestra nueva vida. De repente,
todas las cosas que solían importar se habían convertido en un punto discutible.
Ella sintió su presencia acercarse por detrás.
―Crystal,‖lo‖sé.‖No‖tienes‖que‖explicarlo.‖
―Él‖ me‖ enseñó‖ cómo‖ identificar las pastillas individuales, así como las
marcas de la botella. Ayer por la noche, las encontré en el alijo de drogas ilegales
tomadas de la IGP después de la explosión.
Derek le dio la vuelta y tomó su cara entre las manos.
―¿Crees‖que‖ya‖las‖‖tomaron?‖
Oh, Dios. Si no lo habían hecho, no tardarían mucho. La incertidumbre
comenzó a comerse su resolución y las lágrimas volvieron a aparecer.
―Con‖ el‖ desayuno‖ ―dijo‖ ella,‖ incapaz‖ de‖ controlar‖ el‖ temblor‖ de‖ su‖
barbilla―.‖Y‖no‖se‖ir{n‖pacíficamente.
Derek la atrajo y la abrazó con fuerza.
―Vamos‖ ―la‖ consoló―, no deberías sentirte culpable. Ahora mismo estoy
tan apestosamente orgulloso de ti que hasta yo tengo ganas de llorar.
Crystal dejó que la sostuviera hasta que sus nervios se calmaron, entonces se
separó y se dirigió a la caja de pañuelos en la mesita de noche.
―Ellos‖ caer{n‖ espor{dicamente.‖ Algunos‖ m{s‖ r{pidos‖ que‖ otros,‖
dependiendo de la altura y el peso corporal.
Mientras ella se sonaba la nariz, Derek estaba junto a la ventana rascándose el
cuello pensativamente.
―Eso‖es‖bueno,‖tenemos‖que‖saber‖si‖Rafferty‖est{‖entre‖ellos.
Sintiendo lo que vendría después, Crystal lo miró con un fajo de pañuelos y
una ceja elevada.
―¿Quieres‖que‖regrese‖y‖lo‖compruebe?
Él vaciló el tiempo suficiente.
―No‖te‖pediría que hicieras eso.
81
* * *

La concentración de Mac no estaba en lo que tenía que estar. Dado que los
otros llegaron y el café se estaba terminando de hacer, debería centrarse en la
supervivencia de todo lo que tenía a su alrededor. Las incesantes bromas sobre la
ausencia de su bigote no ayudaban, solo le recordaba a Crystal a horcajadas sobre
él, en la bañera, con esa mirada adorable en su rostro cuando lo afeitó.
DJ sólo mostró una leve reverencia cuando Danny entró primero por la
puerta, con él en sus brazos. Los pequeños dedos manosearon su cara durante dos
segundos antes de que el pequeño con cabello rizado quisiera tocar el techo.
Mientras discutían la conveniencia de utilizar el apartamento vacío de al lado,
la puerta de la habitación de Melanie se abrió. Derek salió, pero no había ni rastro
de Crystal. Haciendo caso omiso de la oferta de desayuno de Danny, Mac apretó
los puños sobre la mesa y miró a su hermano.
―¿Sigue‖viva?‖―preguntó,‖apenas‖conteniendo‖el‖ceño‖fruncido.‖
La mujer en cuestión, apareció en el pasillo justo cuando Derek estiró un
brazo en su dirección. Crystal dejó caer un par de chancletas en la alfombra,
deslizándose en ellas. Mac se dio cuenta de que se había aplicado un toque de
sombra de ojos y colorete, además de un poco de rímel que se desplegaba
adorablemente.‖Suave‖y‖sutil…‖dulce.‖
―¿Desayuno?‖―ofreció‖Melanie,‖vertiendo‖leche‖sobre‖el‖cereal.‖
Crystal se estiró sobre la barra y tomó un copo de maíz seco del tazón de Mac
en su camino hacia el vestíbulo.
―Mmm,‖delicioso. Nos vemos.
Austin le llenó la taza de café.
―¿A‖dónde‖va?
La pregunta no pudo penetrar la bruma de deseo que había dejado a Mac sin
palabras…‖hasta‖que‖la‖puerta‖principal‖se‖cerró‖detr{s‖de‖Crystal.‖
―De‖vuelta‖a‖Lesico‖―contestó‖Derek.‖
Saliendo de su estupor, Mac se volvió hacia Derek con un gruñido en toda
regla.
―¿Ya‖la‖has‖enviado‖de‖vuelta?‖
Derek se inclinó sobre el plato de cereal que Mel metió debajo de su nariz, y
habló con la boca llena.
82
―Ella‖insistió.‖Si‖quieres‖intentar‖detenerla,‖adelante.
E
n el exterior, todo brillaba por la lluvia, añadiendo un aroma mejorado
al aire sofocante. Frescos charcos cubrían el asfalto agrietado, pero el
viento había amainado, marcando el inicio de un día mucho más seco.
Cuando la atrapó, Mac dirigió a Crystal hacia la furgoneta escolar
marrón frente a ellos, y se las arregló para introducirla en el interior sin pelear.
Mientras rodeaba la parte trasera del vehículo, él quitó el pestillo de seguridad
para niños y abrió la puerta para entrar.
Mientras él introducía la llave, ella habló finalmente:
―Te‖agradezco‖el‖viaje,‖pero‖no‖tengo‖ningún‖problema‖en‖moverme‖por‖mí‖
misma.
El motor arrancó, volviendo a la vida con su fiabilidad y calma habitual. Si
miraba hacia ella, iba a explotar, por lo que Mac salió de la zona de
estacionamiento en silencio, con los labios apretados.
―Me‖estás llevando‖a‖Lesico,‖¿verdad?‖―dijo‖ella‖a‖su‖lado.‖ 83
Él encendió los limpiaparabrisas, que se movieron a baja velocidad. Ella
respondió a su silencio con un profundo suspiro y apoyó la nariz en la ventana
moteada por la lluvia.
―Como‖sabes,‖las‖salidas‖r{pidas‖son‖un‖juego‖de‖niños‖para‖mí.
Ahora, maldita sea, ¿por qué tenía que ir y decir eso? Mac lanzó una
maldición y disminuyó la velocidad para tomar una curva.
―Explícame por qué no puedes esperar. Derek estará lo suficientemente sano
para ayudarte en unos cuantos días.
Crystal se acercó, encendiendo la radio.
―Rafferty‖podría‖estar‖allí.‖Mientras‖antes‖me‖asegure‖de‖que‖est{‖acabado,‖
mejor.
El agua corría por debajo de los neumáticos cuando la furgoneta pasó sobre
las calles empapadas por la lluvia. El repentino interés de Crystal en buscar una
buena estación de radio era un flagrante acto de evasión, por lo que le empujó la
mano y apagó la radio.
―Supongo‖que‖eso significa que Derek ya no lo quiere vivo.
Sus manos volvieron a su regazo.
―Mientras‖los‖otros‖fantasmas‖no‖sean‖un‖problema,‖no‖lo‖necesitamos‖como‖
cebo.
―Es‖demasiado‖pronto‖para‖que‖se‖retiren.‖Te‖atrapar{n‖y‖vas‖a‖morir‖de‖una‖
forma muy dolorosa.
Las delicadas cejas se movieron hacia abajo.
―Gracias‖por‖el‖voto‖de‖confianza.
Al parecer, esto era toda una gran broma para ella, lo que lo asustaba como el
infierno.
―¡Esto‖es‖serio,‖Crystal!‖
―¿Por‖qué‖me‖gritas?‖Estoy‖intentando‖ayudarlos‖a‖volver‖a‖sus vidas.
Él pisó el freno y salió de la carretera. Tan pronto como la furgoneta estuvo
en el estacionamiento, se volvió hacia ella con su enojo al máximo.
―¡A‖expensas‖de‖la‖tuya!
Con una mano aplastada contra el salpicadero, ella le devolvió la mirada.
―¿Alguna‖vez‖no te has enfadado conmigo?
―No‖eres‖prescindible,‖Crystal.‖No‖quiero‖que‖eso‖suceda‖nunca.‖
Una preciosa sombra de color rosa se deslizó hasta su delgado cuello y fue
84
acompañado de un rodamiento de ojos.
―Sabes…‖ ―dijo‖ ella―…‖ anoche‖ fue‖ increíble, Mac, pero dejaste bastante
claro que solo fue sexo.
¿A dónde quería llegar?
―Así‖que,‖a‖menos‖que‖tengas‖algo‖qué‖reclamarme,‖m{s‖vale‖que‖mantengas‖
los discursos para ti mismo. Soy una niña grande.
―¿Est{s‖diciendo‖que‖el‖requisito‖para‖meterte un poco de sentido común, es
una relación romántica?
La risa de incredulidad llenó la furgoneta, cayendo sobre ellos.
―Vamos‖ ―dijo‖ ella,‖ reinante‖ en‖ su‖ gozo―.‖ Ayer,‖ éramos‖ pr{cticamente‖
enemigos, que casi siempre es el preludio del sexo caliente de todas las novelas
románticas que he leído. Pero es un poco temprano para algún tipo de conexión
emocional. Incluso de una falsa.
―¿Falsa?
―No‖me‖malinterpretes.‖Anoche‖fue‖lo‖m{s‖cercano‖que‖me‖he‖sentido‖de‖ser‖
atendida. La forma en que me sostuviste fue muy dulce.
Sonaba como si nunca hubiera sido abrazada antes.
―Y‖tal‖vez‖algún‖día‖de‖verdad‖quieras‖hacer el amor conmigo. ―Las‖últimas‖
cuatro‖ palabras‖ fueron‖ pronunciadas‖ en‖ un‖ susurro―.‖ Pero‖ hasta‖ entonces,‖
simplemente conduce la maldita furgoneta.
¿Hablaba en serio? Y, ¿por qué estaba tan enojada con él? ¿Por qué le
importaba? Sin poder resistir el flash en sus ojos, tomó su camiseta en su puño y la
atrajo hacia él. Cuando su boca reclamó la suya, su otra mano se deslizó alrededor
de su cuello para evitar que se retirara. Fue un beso lento y persistente, que
intensificó el calor en el espacio de medio metro entre los asientos.
Ella se derritió contra él, permitiéndole probar su sabor hasta que su
necesidad creciente lo obligó a romperlo. Cuando abrió los ojos, encontró los suyos
todavía cerrados.
―Eso‖me‖debe‖dar‖el‖derecho‖a‖decir‖que‖creo‖que‖est{s‖cometiendo‖un‖gran‖
error.
Abrió los ojos y Mac miró el interior de los ojos azules como hielo, mientras
se aclaraban.
―Tenías‖que‖arruinarlo,‖¿no‖es‖así?‖―murmuró‖ella.‖ 85
Sonrieron mutuamente.
―Si‖te‖hace‖sentir‖mejor‖―dijo‖ella―,‖dudo‖que‖encuentre‖mucha‖oposición‖
cuando llegue allí.
Cuando soltó el algodón arrugado en su puño, lo alisó, como si fuera una
excusa para mantener el contacto.
―¿Qué‖te‖hace‖estar tan segura?
―En‖cierto‖modo,‖envenené‖el‖pozo‖antes‖de‖irme‖anoche.‖Cualquier‖persona‖
que estuviera enganchado en Lesico al Nexifen, debió tomar su última dosis esta
mañana.
Los limpiaparabrisas chirriaron sobre el cristal seco. Él se enderezó en su
asiento.
―¿Cu{ntos?‖‖―preguntó.‖
Ella también se sentó de nuevo, manteniendo su rostro inexpresivo.
―No‖estoy‖segura.‖Alrededor‖de‖veinte.‖
Entonces, su cifra de muertos se elevaba. No era de extrañar que hubiera
estado tan jodida anoche. Mac la miró por un largo tiempo, buscando una pista de
la emoción que había mostrado entonces.
―Cuando‖ entres,‖ quiero‖ que‖ te‖ mantengas‖ en‖ contacto‖ conmigo‖ en‖ todo‖
momento.
Levantó uno de los muchos teléfonos móviles de prepago que habían
adquirido.
―Lo‖tengo.‖
―Voy‖a‖estar cerca si me necesitas.
―Pero‖ no‖ demasiado‖ cerca.‖ No‖ eres‖ exactamente‖ discreto,‖ como‖ todos‖
aprendimos anoche.
Si ella se metía en problemas, él conduciría en línea recta, a través de las
ventanas de la fachada si era necesario.
―¿Es‖todo‖lo‖que‖har{s?‖―le‖preguntó,‖volviendo‖de‖nuevo‖a‖la‖carretera―.‖
¿Buscar a Rafferty?
La diversión iluminó su rostro cuando ella lo notó moverse en su asiento. Ese
beso lo había hecho sentirse incómodo en sus vaqueros.
―Si‖ est{‖ despejado‖ ―respondió‖ ella―,‖ tengo‖ la‖ intención de buscar en la
base de datos un historial de entrega de nuestras drogas. Puede que encuentre 86
información del sótano químico, algo que no pude hacer anoche.
Mac no sabía mucho acerca de computadoras, pero sentía que era una tarea
más difícil de lo que ella dejaba ver.
―¿Cómo‖esperas‖hacer‖eso?
―Tengo‖ la‖ identificación‖ y‖ contraseña‖ de‖ Sophie.‖ Es‖ decir,‖ si‖ no‖ la‖ han‖
cambiado desde que Rena la mató. Me dirigiré a uno de los servidores de
administración de Lesico por si acaso, pero tendré que asegurarme de que no esté
conectado antes de poder usarlo.
A medida que se incorporaban a la autopista, Mac la miró por el rabillo del
ojo.
―Entonces,‖Derek‖tenía‖razón.‖Eres‖es‖una‖friki.‖
Su sonrisa brilló con confianza.
―Oh,‖cariño,‖no‖tienes‖ni‖idea.

* * *
En el momento en que llegaron a su primer destino, Mac estaba
completamente informado sobre la conversación que había tenido con Derek, y
sobre los efectos de la intoxicación por tetrodotoxina. Una forma muy violenta de
morir…‖ ‖ Aunque‖ Mac‖ sentía‖ un‖ conflicto interno por obligar a más de veinte
personas a morir de esa forma, lo aceptaba. La banda de oscuros ejecutores de
Rafferty simplemente tenía que irse.
Sería una gran mañana.
―Estaciónate‖aquí‖―ordenó‖Crystal,‖indic{ndole‖un‖espacio‖vacío‖cerca‖de‖la‖
entrada de un edificio médico de dos pisos. La intensidad de su mirada significaba
que‖estaba‖prepar{ndose‖para‖algo‖grande―.‖Ya‖vuelvo.
Antes de que pudiera salir, él dijo:
―No‖desaparezcas‖en‖el‖acto,‖¿de‖acuerdo?
―Mantén‖ el‖ motor‖ en‖ marcha‖ ―dijo‖ por‖ encima del hombro, mientras
saltaba del coche y cerraba la puerta.
Eso no sonaba bien. Estaban en un estacionamiento de cirugía ambulatoria.
Qué iba a hacer, ¿asaltar la tienda de regalos?
Los nervios lo instaron a encender la radio. En el lapso de dos canciones de
rock clásico y un corte comercial, ella estaba de vuelta con una bolsa de plástico 87
que‖decía‖“Pertenencias‖personales”.‖
Mac la miró con incredulidad.
―No‖hay‖nada‖como‖hacer‖unas‖compras‖en‖cirugía‖ambulatoria.‖―Puso‖la‖
furgoneta en marcha.
―Le hice‖a‖esa‖chica‖un‖favor.‖―Arrugó‖la‖bolsa‖de‖pl{stico‖cuando‖sacó‖un‖
par‖de‖zapatos‖negros―.‖Basta‖con‖mirar‖estas‖cosas‖horribles.
―No‖puedo‖creer‖que‖hayas‖robado‖los‖zapatos‖de‖un‖paciente.
A un kilómetro de la carretera, ella señaló a su izquierda.
―Ahora‖necesito‖parar‖en‖la‖estación‖de‖gasolina‖de‖ahí‖delante.‖Ser{‖solo‖un‖
segundo.
Era un lugar muy concurrido por los coches que pasaban por la carretera las
veinticuatro horas y muchas personas cruzaban esas puertas. Crystal desapareció
de la forma a la que Mac se estaba acostumbrando. Tan seguro como la mierda, la
puerta del pasajero se abrió tres minutos más tarde y una extraña se deslizó en el
asiento de al lado. Mac casi la echó antes de que se diera cuenta de quién estaba
bajo el vestido azul formal y la larga peluca rubia rojiza. Con flequillo, gafas,
pendientes y lápiz labial, parecía una chica de oficina.
Mac le miró con la boca abierta.
Crystal bajó las gafas negras que le enmarcaban unos centímetros:
―Conduce,‖vaquero,‖o‖te‖voy‖a‖sacar.‖
Síp. Esa era Crystal.
―¿De‖ dónde‖ sacaste‖ la‖ peluca?‖ ―preguntó,‖ esperando‖ pacientemente‖
mientras la pareja de ancianos se quitaba de detrás para poder dar marcha atrás.
―De‖oncología.
―¿Las‖gafas?
―De‖oftalmología.‖Nadie‖las‖echar{‖de‖menos,‖al‖menos‖por un tiempo.
―¿Alguna‖vez‖te‖preocupas‖por‖el‖karma?‖―preguntó‖él.‖
―Cada‖ maldito‖ día‖ ―respondió‖ ella.‖ Después‖ le‖ lanzó‖ un‖ paquete‖ de‖
Marlboro‖rojo‖en‖su‖regazo―.‖Necesitar{s‖esos‖si‖quieres‖estar‖cerca‖sin‖llamar‖la‖
atención.

* * *
88
La siguiente parada fue a una manzana al sur del edificio de Lesico. Se
destacaba como el más alto entre otros edificios similares de hormigón blanco y
cristales de espejo. El parque de al lado de ellos estaba lleno de actividad, mientras
la gente iba a trabajar o se sentaba en los bancos con su café. Un autobús de
transporte público se alejó, dejando a una docena de viajeros dispersándose.
Mac y Crystal se sentaron en un silencio tenso, mirando la parte del edificio
en el que se habían infiltrado la noche anterior. Se veía tan modesto. Ordinario.
A su lado, debajo de la peluca y las gafas negras, la suave boca de Crystal
estaba apretada por la determinación. Tiró de la manilla de la puerta.
―Si‖no‖vuelvo‖en‖veinte‖minutos,‖vete.
Él le agarró del brazo antes de que pudiera salir.
―Nos‖ iremos‖ juntos‖ ―respondió‖ severamente―.‖ Y‖ me‖ llamar{s‖ tan‖ pronto‖
como entres en el edificio para poder escucharte.
Elevó una ceja.
―Tan‖ mandón…‖ ―ronroneó‖ ella.‖ Su‖ atención‖ se‖ centró‖ en‖ el‖ agarre‖ de‖ su‖
mano―.‖Dime,‖Mac,‖¿alguna‖vez‖lo‖hiciste con una pelirroja?
Viniendo de cualquier otra mujer, habría procedido con cautela. Pero no
había ninguna otra mujer como Crystal, su pene saltó en atención inmediata.
―Con‖varias‖―contestó‖honestamente.‖
Ella tomó su labio inferior entre los dientes.
―¿Qué tal en una furgoneta de preescolar?
Ah, algo a qué disparar. Su boca se curvó ligeramente.
―No‖puedo‖decir‖que‖lo‖haya‖hecho…‖pero‖sin‖duda‖no‖por‖mí.‖
Cuando él relajó su agarre, ella tomó su mano y suavemente pellizcó la punta
de su dedo medio.
―Entonces,‖sin‖duda‖volveré.‖―Se‖inclinó,‖susurr{ndole―:‖Después‖de‖todo,‖
es solo sexo, ¿no?
Había‖un‖desafío‖en‖esas‖piscinas‖relucientes‖de‖hielo‖azul.‖Solo‖sexo…‖‖Algo‖
que se dijo nunca volvería a suceder. Pero, ¿con quién demonios estaba
bromeando? Ardía de deseo por ella y temía que viera todas las llamas detrás de
su muro de moderación en ruinas.
Cuando su lengua chasqueó sobre ese delicioso labio inferior, la necesidad de
probarlo él mismo dominó toda la razón, así que se inclinó y tomó lo que quiso.
89
Mmm…‖su dulce sabor era sin duda algo a lo que podría acostumbrarse. El placer
creció a un nivel de vapor, mientras se movían en ángulo. Lo que se suponía que
iba a ser una rápida última palabra, se convirtió en mucho más. Le tomó la cara
entre las manos, metiéndose profundo, totalmente cediendo al hambre que ya no
quería negar.
Crystal fue la que lo rompió, dejándolo sacudido y con ganas de más. Con el
aliento atorado, inhaló profundamente, soltando el aire lentamente.
―Eso‖ no‖ me‖ ayuda‖ a‖ centrarme‖ ―dijo mirando atentamente el coche
estacionado frente a ellos. Entonces, se colgó un elegante bolso blanco sobre el
hombro y salió del vehículo.
El portazo golpeó a Mac como un balde de agua fría. Maldita sea si ese beso
no lo había dejado con una marcada vista de lo que estaba por venir. Con algunas
respiraciones profundas y una ronda completa del viejo McDonald, se acomodó la
entrepierna lo suficientemente presentable para salir de la furgoneta. Con una
gorra de béisbol cubriendo su rostro, deslizó algunas monedas en el parquímetro.
Dos minutos más tarde, se apoyó en un poste de luz, en un hueco junto al
edificio Lesico, con un cigarrillo en la boca. Otros fumadores estaban alrededor de
él, encendió el cigarrillo.
Era solo un hombre discreto, con una razón legítima para andar alrededor.
El hecho de que ella fallara en conseguir un encendedor, probaba que Crystal
nunca había fumado un día en su vida. Él había dejado el hábito tras su paso por el
ejército, y maldito si no se arrepentía ahora. Su celular sonó.
―H{blame.‖
―¿Qué?‖―La‖voz‖de‖Danny‖en‖lugar‖de‖Crystal‖lo‖saludó.‖
Mac comprobó el número, puso el teléfono en su oreja.
―Lo‖siento,‖Danny,‖pensé‖que‖eras‖otra‖persona.‖
―Muy‖capa‖y‖espada‖de‖ti.‖―Se‖rió‖de‖él―.‖Derek‖quiere‖saber‖‖cómo‖van‖las‖
cosas.
Un puñado de palomas picoteaban en el césped bien cuidado por la calle, sin
miedo al flujo constante de tráfico de la mañana.
―Ahí‖van.‖De‖hecho,‖estoy‖esperando‖una‖llamada,‖por‖lo‖que‖te‖llamaré‖m{s‖
tarde.
―¿Eso‖significa‖que‖ella‖est{‖dentro?
90
Él apuntó un chorro de humo hacia el cielo mientras miraba el cartel rojo de
Lesico en la fachada del edificio.
―Sí.‖
―Bien.‖La‖quiere‖de‖vuelta‖tan‖pronto‖como‖acabe.‖
Mala suerte. Derek iba a tener que esperar. Él y Crystal tenían planes para
estrenar la furgoneta escolar.
―Danny,‖tengo‖que‖irme.
―Cierto.‖Buena‖suerte.‖
Pasó más tiempo. Mac miró su reloj mientras apagaba la colilla en el cenicero
más cercano. Maldita sea, ¿por qué no lo había llamado todavía?
Sacó otro cigarrillo y lo puso entre sus labios. El primero tendría que haberle
calmado los nervios de forma significativa, pero el segundo podría hacerlo vomitar
si Crystal no se daba prisa.
Antes de que pudiera acabar otro cigarrillo, su teléfono sonó. Sin revisar el
número, respondió.
―Estoy‖entrando‖en‖el‖ascensor‖ahora.‖―El‖tono‖de‖Crystal‖fue‖bajo.‖
Él exhaló el humo y silbó
―¿Qué‖te‖tomó‖tanto‖tiempo?
―Tuve‖que‖incapacitar‖el‖administrador‖del‖servidor.
―¿Algo‖m{s?‖―¿Cómo‖un‖montón‖de‖fantasmas‖muertos?‖¿Rafferty?‖¿Todas‖
esas cosas que tenía que hacer primero?
El ascensor sonó en el fondo.
―Todavía‖no‖―contestó‖Crystal―.‖Sophie‖tiene‖una‖cama‖en‖su‖laboratorio‖
privado en el cuarto piso. Si no hay nadie allá arriba, echaré un vistazo en su
ordenador antes de irme a la instalación de pruebas.
Donde él se había quedado atrapado anoche.
―Mantén‖la‖concentración,‖¿de‖acuerdo?‖―le‖recordó‖en‖voz‖baja‖mientras‖se‖
unían un par de mujeres con credenciales de identificación de Lesico.
―Es‖una‖tarea‖difícil‖teniendo‖en‖cuenta‖la‖forma‖en‖que‖dejamos‖las cosas.
―Había‖ una‖ sonrisa‖ en‖ su‖ voz―.‖ Tal‖ vez‖ si‖ me‖ dijeras‖ lo‖ que‖ me‖ espera,‖ podría‖
obtener mejores resultados.
¿Por qué estaba haciéndole esto a él? No era solo que se preocupaba por ella,
sino que había cuatro personas que lo escuchaban…‖ y‖ ella‖ quería‖ hacerlo hablar
sucio.
91
―Lo‖discutiremos‖m{s‖tarde‖―respondió‖en‖código.‖
―No‖puedo‖esperar‖a‖sentir‖tu‖enorme‖pene‖dentro‖de‖mí‖otra‖vez,‖Mac.‖
El cigarrillo sin encender cayó de su boca y al suelo.
―Mmm.‖ Estoy‖ toc{ndome…‖ oooooh…‖ imaginando‖ tus‖ manos‖ por‖ todo mi
cuerpo…‖
Jesús.
―Y‖mientras‖est{s‖golpeando‖en‖mí,‖esta‖vez‖quiero‖que‖tú…‖
Otro ding. Mac oyó al fondo cómo se abrían las puertas.
―Est{‖bien,‖te‖pondré‖en‖mi‖bolsillo.
¿Qué? ¡Quieres que te haga qué! ¡No! De todos los...
Moviéndose, Mac miró hacia abajo y vio el cigarro aplastado bajo su bota. La
sangre bombeaba con fuerza en sus oídos. Sus vaqueros se tensaron, una vez más
bajo la presión de su miembro golpeando.
Está bien, recupera tu mierda, Mac.
Mientras su ropa crujía contra el altavoz, él se puso otro cigarrillo entre los
labios, empujando el paquete de vuelta en el bolsillo de su camisa y, simplemente
se quedó allí, con el teléfono en la oreja. Esperando.
Más empleados se apilaron a través de las puertas de cristal, algunos
aplastando sus cigarrillos junto a él antes de entrar al trabajo. Se sentía como un
pez fuera del agua entre los trajes y las faldas, hasta que alguien le ofreció un
cerillo. Con fingido interés, él asintió y se acercó a la llama.
―Gracias,‖amigo‖―murmuró,‖d{ndose‖la vuelta.
―Esto‖es‖raro.‖―Su‖voz‖fue‖apag{ndose‖a‖través‖del‖teléfono―.‖No‖hay‖ni‖un‖
alma aquí. Me pregunto si ya saben que Sophie murió.
Podía oír sus zapatos moverse contra un suelo de parquet. La pareja junto a él
estalló en risas y se alejó con un dedo en la otra oreja.
―Est{‖ bien,‖ comprobé‖ todas‖ las‖ habitaciones.‖ Las‖ computadoras‖ est{n‖
encendidas y las tazas de café siguen estando humeantes, pero solo estamos aquí
los grillos y yo.
Pero, ¿por cuánto tiempo? Esa pregunta sin respuesta se hizo más
ensordecedora que el silencio, mientras cada segundo era marcado. Entonces la
oyó sacar una silla con ruedas y sentarse. Golpeteo rápido en un teclado...
―Estoy‖ en‖ el‖ bucle‖ de‖ la‖ farmacia‖ de‖ la‖ IGP‖ ―murmuró‖ ella.‖ M{s‖ tecleo―.‖ 92
Todo sigue funcionando, pero en una‖ubicación‖diferente…‖Aj{.‖Esto‖podría‖tener‖
algo que ver con por qué el personal de la oficina de Sophie no está aquí. Número
de lote 226417, se distribuyó hace una media hora. Ese es nuestro Plan B.
¡Sí! Los fantasmas caerían como moscas en un coche caliente y el personal
estaba en algún lugar con otra cosa para tratar. Pero, disfrazada o no, Crystal se
demoraba demasiado tiempo para su comodidad. Vamos, nena, sal de allí.
―Ahora,‖estoy‖buscando‖en‖sus‖archivos‖privados.
¡No!
Ella sopló una canción entre dientes mientras navegaba.
―Oh…‖mierda.
―¿Qué?‖―preguntó‖Mac,‖antes‖de‖recordar‖que‖no‖podía‖oírlo.‖
―Um…‖ ella‖ realmente‖ tenía‖ algo‖ con‖ Derek.‖ Quiero‖ decir…‖ sabía‖ eso‖ ya,‖
pero…‖maldita‖sea.‖
¿Con qué demonios había tropezado Crystal? ¿Con fotos? ¿Con videos? ¿Con
un diario?
―Voy‖ a‖ fingir‖ que‖ no‖ vi‖ eso‖ y‖ seguir‖ adelante.‖ ―M{s‖ tecleo―.‖ Espera‖ un‖
momento…‖creo‖que‖encontré‖algo‖de sótano de químicos.
Esto fue todo. Mac sintió su excitación cuatro pisos más abajo, cuando su
aliento se atrapó.
―Dios‖mío…‖―murmuró‖ella―‖Esto‖no‖puede‖estar‖bien…
Su tono indicaba un cambio severo en su estado de ánimo. Más que nunca,
Mac quería poner el maldito teléfono en su oreja para poder hablar con ella.
―¡Vamos!‖ ―dijo él entre dientes, volviéndose para ver quién podía haber
oído eso.
No había nadie alrededor y su cigarrillo se había quemado
considerablemente. Lo terminó, dando una larga calada y manteniendo el humo en
sus pulmones, hasta quería comerse las uñas para calmarse.
Justo en ese momento, una voz apagada se extendió a través del teléfono. Era
masculina, ronca y goteaba desdén.
―Hola,‖Crystal.
¡Qué mierda!
―Jude‖―respondió‖ella,‖sin‖siquiera‖molestarse‖en‖ocultarse en su‖disfraz―.‖
Te ves un poco pálido. ¿No te sientes bien?
Sonaba demasiado tranquila. Suponiendo que un fantasma la hubiera
93
atrapado, tal vez estaba demasiado enfermo para ser una amenaza. Aun así, el
corazón de Mac permaneció acelerado en su pecho.
―En‖realidad… ―dijo‖el‖hombre―… he estado mejor.
Hubo un ruido extraño y un fuerte golpe.
―L{stima‖ que‖ esta‖ danza‖ sea‖ tan‖ unilateral‖ ―ronroneó‖ ella‖
desagradablemente―.‖Me‖hubiera‖gustado‖pelear‖contra‖ti.‖La‖única‖cosa‖peor‖que‖
un imbécil sexista, es realmente un gran imbécil sexista.
La risa rodó a través del teléfono, lenta y ronca.
―No… tan unilateral‖―graznó‖el‖hombre.‖
Unos segundos de silencio en agonía pasaron.
―Ya‖veo‖―espetó‖ella‖con‖malicia,‖después‖el‖teléfono‖se‖cortó.‖
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
Mientras Mac apagaba su cigarrillo, escuchó un momento más un silencio de
muerte. Sí, ella definitivamente colgó. ¡Maldita sea! ¿Por qué haría eso?
A menos que alguien más lo hubiera hecho.
Tiró de la gorra de béisbol sobre sus ojos y guardó su celular al entrar en el
edificio. Dos guardias de seguridad conversaban frente a la habitación de las chicas
en el pasillo. Una guapa morena detrás de la recepción señaló un portapapeles de
espera.
―¿Disculpe,‖señor?
―Estoy‖aquí‖para‖recoger‖a‖mi‖esposa‖―dijo‖Mac‖con‖calma‖exterior‖mientras‖
pasaba junto a ellas.
―¡Necesita‖ser‖anunciado,‖señor!
―Ya‖fui‖anunciado.‖―Siguió‖caminando.‖
Los dos guardias se volvieron, lo observaron acercarse a la escalera y
respondieron a las señales de la recepcionista.
Su camino estaba bloqueado.

94
C
rystal se enfrentó a los tres fantasmas detrás de ella con aplomo. Al
parecer, al más grande de todos le tomaría un poco más de tiempo para
caer igual que Jude, quien ahora permanecía en la alfombras berebere
gris.
La‖gran‖pregunta‖era…‖¿por‖cu{nto‖tiempo?‖
Los cuatro se enfrentaron en la oficina de Sophie rodeados del neutral diseño
art deco y de los muebles blancos rígidos. Crystal oró para que Mac se quedara
afuera, recordando lo que pasó la última vez que vino por ella. Con un poco de
suerte, se uniría a él y quizás se fumara uno de esos cigarrillos. Después de lo que
acababa de enterarse, una bebida fuerte también podría estar en orden.
―Vamos‖a‖pensar‖en‖esto‖―dijo‖con‖calma‖mientras‖se‖quitaba‖los‖zapatos―.‖
Sophie no querría‖ sangre‖ aquí.‖ ―A‖ pesar‖ de‖ que‖ la‖ pintura‖ sobre‖ el‖ sof{‖ parecía‖
sospechosamente pulverización arterial.
¿Podría durar más que sus hermanos oscuros antes de que también cayeran 95
por los efectos paralizantes de la tetrodotoxina? Estos eran oponentes formidables;
con las mismas habilidades, pero con una ventaja que ella nunca había adquirido.
La fuerza bruta.
―Es‖ excelente‖ que‖ vuelvas‖ a‖ casa‖ ―dijo‖ uno‖ de‖ ellos‖ debajo‖ de‖ las‖ negras‖
formas‖de‖setas‖de‖la‖capucha―.‖A‖la‖escena‖de‖tu‖crimen.
Otra de las ventajas que le faltaba era la oscuridad de su uniforme. Estos tres
hombres podían ver su rostro, leer sus pensamientos, contrarrestar sus
movimientos casi antes de que los hiciera. Nunca antes se había sentido tan
desnuda.
Tan expuesta.
―¿Cu{l‖ delito?‖ ―preguntó‖ con‖ inocentes‖ ojos‖ muy‖ abiertos―.‖ ¿Romper‖ el‖
toque de queda?
El fantasma que habló no solo era alto sino también macizo. Uno de los
protegidos de Rafferty, sin duda. Avanzó un paso hacia ella.
―Cuando‖nuestros‖hermanos‖comenzaron‖a‖caer,‖tu‖novio‖de‖la‖farmacia‖nos‖
iluminó con tu conocimiento de una determinada droga letal.
¡Greg! Ese hijo de puta trasero-de-rata.
―Han‖ pasado‖ diez‖ minutos‖ y‖ hemos‖ perdido‖ a‖ casi‖ todo‖ el‖ mundo‖
―continuó‖el‖z{ngano‖a‖la‖moda―.‖Gracias‖a‖ti.
Con un gruñido, sacó su espada y la clavó en el tendón de Aquiles de su más
cercano oponente. Cuando él saltó para evitarla, ella ajustó su puntería en pleno
vuelo y le sacó sangre.
Él se estrelló contra el suelo. Cuando ella se alejó, uno de los dos últimos de
pie logró enganchar su falda. Su hoja se arqueó de nuevo, pero un pie salió de la
nada y golpeó su estómago. Se acurrucó, luchando desesperadamente por aire.
En unos segundos, fue dominada, desarmada, y sentada a horcajadas con las
manos sobre su cabeza. La peluca le fue arrancada. Sus muñecas y tobillos estaban
esposados juntos, por lo que era imposible escapar.
Mientras se quedaba sin aliento, Crystal empezó a temer su destino por
primera vez. Si no fuera por el vestido, solo habría escapado con sus manos y pies
para llegar al hueco de la escalera.
Ahora, ellos estaban en la tierra más alta… y no mostraban signos de colapso.
―Lindo‖vestido‖―dijo‖el‖fantasma‖que‖sostenía‖sus‖brazos‖fríamente―.‖Mala‖
elección.
Esa voz le resultaba vagamente familiar. 96
―Tenemos‖un‖pequeño‖regalo‖de‖bienvenida‖para‖ti,‖cortesía‖de‖la‖casa‖―se‖
burló‖el‖que‖la‖sostenía―.‖Abre‖amplio…
Mientras luchaba, él la agarró de la mandíbula y la apretó hasta que su boca
se abrió. En su otra mano había una pastilla de color blanco. Sus ojos se abrieron
hacia él, sabía qué estaba a punto de bajar por su garganta.
―Si‖todos‖caemos…‖tú‖vendrás con nosotros, perra.

* * *

Había pasado demasiado tiempo desde que perdió contacto con Crystal. Mac
alcanzó el cuarto piso y paso a través de la puerta de la escalera, agotado,
sangriento y sin aliento. Había liquidado a los guardias de seguridad a lo largo de
la segunda planta desde su llegada, y luego tomado al más cercano con un golpe.
El otro guardia había obtenido un poco más de golpes y Mac no había escapado sin
absorber algunos golpes también. Por suerte, nadie más utilizó las escaleras
mientras había despachado al último hombre de pie.
Un par de puertas de cristal se alzaban al final del pasillo a la izquierda.
Cuando se acercó a ellas, pudo ver los escritorios abandonados de los que Crystal
había hablado.
Este era sin duda el lugar correcto.
―¿Crystal?‖ ―gritó‖ cuando‖ entró‖ en‖ la‖ desierta‖ oficina.‖ Dos‖ puertas‖ m{s‖ a‖
elegir…‖ una‖ era‖ sólida‖ con‖ una‖ placa‖ de‖ identificación‖ al‖ lado‖ que‖ decía‖
“Laboratorio”.‖La‖segunda‖era‖otra‖puerta‖de‖cristal.‖Leyó‖la‖placa‖de‖identificación‖
“Dra.‖Sophie‖Hellberg”.‖
Más allá, un brazo vestido de negro era apenas visible detrás del escritorio, lo
cual indicaba que alguien estaba tirado en el suelo. Mac irrumpió en la oficina
privada y se detuvo en seco.
Los cuerpos yacían por todas partes. Era una habitación grande, pero las
figuras encapuchadas eran suficientemente grandes para cubrir la mayor parte del
suelo. El hedor metálico de la sangre llenó su nariz mientras veía la creciente
mancha en la alfombra.
Algo se movió. Cuando sus ojos se acostumbraron a la tenue luz a través de
las persianas cerradas, vio la falda azul de Crystal debajo de uno de los cuerpos.
―¿Puedes‖quitar‖a‖este‖idiota‖babeando‖de‖mí?‖―Su‖voz‖era‖ronca.‖
El alivio casi dobló sus rodillas, pero Mac logró llegar a su lado y girar los 97
cientos de kilos de peso muerto de encima. Ella tomó fuertes tragos de aire,
mientras él tomaba su rostro, moviendo su flequillo a un lado, lo que confirmaba
que estaba bien.
Cuando por fin le sonrió, él se inclinó y la besó con fuerza. Le devolvió el
beso igual de febrilmente, y cuando finalmente se separaron, Mac encontró su voz:
―¿Qué‖demonios‖sucedió?
Entonces se dio cuenta de las esposas uniendo sus muñecas y tobillos.
―Peleamos‖ ―dijo‖ mientras‖ él‖ buscaba‖ en‖ los‖ bolsillos‖ las‖ llaves‖ de‖ las‖
esposas―.‖Pero‖todavía eran demasiado fuertes y no tenía exactamente el elemento
sorpresa.
―¿Se‖desmayaron?
―Hace‖unos‖minutos,‖pero‖todos‖siguen‖vivos.‖Date‖prisa‖y‖quítame‖estas‖de‖
encima así podremos irnos.
Sus dedos tocaron algo metálico en el bolsillo del fantasma junto a sus
manos. Era la llave de las esposas. En unos segundos, Crystal fue liberada y frotó
las marcas de sus muñecas. Cuando se levantó, Mac se dio cuenta de unas pastillas
blancas esparcidas por el suelo a su lado enredadas en la peluca.
―¿Est{s‖son‖lo que‖creo‖que‖son?‖―preguntó,‖poniéndose‖de‖pie.‖
Ella sacó pañuelos de una caja junto al sofá y se agachó para recogerlas.
―Creo‖ que‖ sí.‖ ―Cuando‖ estuvieron‖ envueltas‖ en‖ un‖ paquete‖ apretado,‖ las‖
metió en el bolsillo de su falda, recuperó la peluca y su celular―.‖Ahora,‖vamos‖a‖
salir de aquí.
Mac la siguió hasta el pasillo.
―Estoy‖pensando‖―dijo‖con‖disgusto―,‖que‖debemos‖evitar‖las‖escaleras.‖
Un gemido escapó de su dolorida garganta.
―Déjame‖adivinar.‖Adquiriste‖ese‖labio‖ensangrentado‖allí.‖
―Sí.
―Hay otro‖ ascensor‖ en‖ la‖ parte‖ posterior‖ del‖ laboratorio‖ de‖ Sophie.‖ ―Le‖
tomó‖ la‖ mano‖ y‖ tiró‖ de‖ él‖ en‖ esa‖ dirección―.‖ Deberías‖ haberte‖ quedado‖ afuera‖
como te dije.
¿En serio? ¿Eso es lo que obtenía por ayudarla a salir de una situación
imposible?
―Un‖agradecimiento de ti sería agradable. 98
―No‖habría‖valido‖la‖pena‖si‖te‖lastimas‖o‖eres‖arrestado.
El laboratorio era más grande que la oficina de Sophie, pero había un
montón de maquinaria y vidrio saturando el lugar. Daba la sensación de ser la
habitación especial de alguien, aunque no había espacio para la comodidad.
Crystal lo llevó alrededor de la pequeña isla a otra habitación.
Ah. Aquí era donde Sophie dormía.
―No‖ dejes‖ que‖ te‖ engañe‖ la‖ cama‖ ―dijo‖ Crystal‖ al‖ pasar―.‖ Ella‖ pasó‖ la‖
mayor parte de sus noches en su suite en la sede de la IGP. No podía soportar estar
lejos por mucho tiempo, ya que ahí era donde podía experimentar con la materia
de su diversión.
―¿Es‖aquí‖donde‖pensabas‖que‖Rafferty‖podría‖estar‖escondido?
Entraron en otro pasillo, donde se enfrentaron a otro conjunto de puertas de
ascensor. Crystal apretó el botón.
―Fue‖mi‖primer‖pensamiento,‖pero‖no‖ creo‖que‖esté‖ aquí.‖Ellos‖me‖habrían‖
arrojado a su rostro.
Las puertas se abrieron y entraron.
Crystal se apoyó en la esquina más alejada, cerrando los ojos.
―Esto‖va‖directo‖al‖estacionamiento.
Bien, sonaba bien para él. Mac apretó la flecha hacia abajo y las puertas
inmediatamente se cerraron.
―Huele‖como‖si‖alguien‖hubiera‖quemado‖aquí‖una‖cena‖de‖microondas.
Fueron hacia abajo. Ella abrió los ojos, parpadeando perezosamente.
―Sí,‖bueno,‖es‖diez‖veces‖peor‖para‖mí.‖
Correcto. Súper olfato. Mientras descendían, la estudió de cerca. Ella lo estaba
mirando como si tuviera un secreto poderoso y su única misión fuera
desbloquearlo. Entrelazó los dedos con los de ella, apretándolos.
―¿Est{s‖bien?‖Sonó‖como‖que‖encontraste‖algo‖grande‖en‖la‖computadora‖de‖
Sophie.
Una triste sonrisa se le formó y habló en voz baja:
―No‖fue‖lo‖que‖pensaba.‖
Pero las líneas de pesar alrededor de su boca indicaban que se estaba
conteniendo. Cuando él abrió la boca para presionarla sobre eso, ella habló
primero:
―Rena‖ y‖ yo‖ solíamos‖ tener‖ un‖ lugar…‖ donde‖ habl{bamos‖ de‖ nuestros‖ 99
sueños.
Todos los pensamientos de presionarla por la verdad desaparecieron. Mac
escuchó con atención, ansioso por los antecedentes que había estado anhelando.
―Era‖la‖colina‖m{s‖alta‖alrededor.‖M{s‖cercana‖al‖cielo…‖pero‖solo podíamos
ir‖de‖noche,‖cuando‖se‖suponía‖que‖estaríamos‖dormidas.‖―Sus‖ojos‖se‖volvieron‖
sospechosamente‖ vidriosos―.‖ Dejé tantos sueños allí. Solo quería la oportunidad
de ver uno hecho realidad.
El ascensor desaceleró hasta detenerse. Mac tomó su rostro entre sus manos y
le dio una ligera sacudida de aliento.
―Lo‖tendr{s‖―le‖prometió‖mientras‖las‖puertas‖se‖abrían.‖
Detrás de él, el estacionamiento iluminado estaba lleno de autos y ruido de la
calle, pero un solo vistazo sobre su hombro mostró que la costa estaba despejada.
Se‖volvió,‖jaló‖su‖mano…‖pero‖ella‖no‖se‖movió.‖
―Cuando‖tenía‖quince‖años‖―dijo,‖con‖voz‖m{s‖tranquila‖que‖antes―,‖vi‖mi‖
primera película para adultos. Tenía sexo. Desnudez. Finalmente llegué a ver el
trasero de un chico.
Muy bien, así que quería quedarse en el ascensor que olía a queso quemado y
charlar sobre películas. Las puertas comenzaron cerrarse y Mac puso un pie entre
ellas, evitándolo.
Crystal se movió sobre sus pies.
―Pero,‖ era‖ mi‖ primera‖ vez‖ viendo‖ a‖ un‖ hombre‖ y‖ a‖ una‖ mujer‖ en‖ la‖ cama‖
juntos. La forma en que él le hizo el amor, cómo la hizo sentir, la belleza en su
vínculo‖emocional…‖no‖eran más que actores, pero compré cada momento.
Se quedó quieto y escuchó, su expresión estaba en blanco, acuosa, evocaba
una profunda sensación extraña en sus entrañas.
―Rena‖acababa‖de‖salir‖de‖la‖universidad,‖así‖que‖fui‖a‖la‖cima‖de‖la‖colina‖
sola…‖y‖tuve mi primer sueño adulto con las estrellas.
Sus dedos aflojaron su agarre sobre los suyos. Mac se los apretó y continuó
observándola con atención.
―¿Cu{l‖fue?
Una pequeña risa se empujó a través de la nariz.
―Que‖algún‖día‖un‖hombre‖me‖haría‖el‖amor‖de esa manera.
Sin previo aviso, se le doblaron las piernas y se hundió en el suelo. Mac la
tomó por los brazos y la levantó, pero su cuerpo se había quedado laxo contra él.
La alarma se volvió una profunda sensación de temor. Recordó las píldoras
100
dispersas junto a su cabeza cuando la había encontrado. Nunca se le ocurrió
preguntarle‖si…‖
―Ah,‖ Dios,‖ no‖ ―gimió,‖ su‖ pregunta‖ no‖ formulada‖ fue‖ contestada‖ por‖ la‖
derrota‖en‖sus‖ojos.‖De‖repente,‖no‖podía‖respirar―.‖¿Por‖qué‖no‖me‖lo‖dijiste?
―Nada…‖se‖podía‖hacer. Sucede rápido.
―¡Mierda!‖―De‖ninguna‖manera‖solo‖iba‖a‖sentarse‖y‖a‖verla‖deteriorarse―.‖‖
¡Necesito llevarte a un hospital!
―Sin‖hospitales‖―le‖suplicó‖con‖la‖voz‖cada‖vez‖m{s‖débil―.‖Solo…‖llévame‖
a casa. Quiero ir a casa.
A medida que su mirada se movía sobre ella, el escudo de negación fue
penetrado por un pensamiento de aterradora claridad. Hace minutos, ella había
estado corriendo con él. Hablando como si nada estuviera mal. Sosteniendo su
mano en un apretón firme que nunca vaciló. Las pocas horas que la había
conocido, solo un fantasma femenino de la IGP había atravesado toda una vida de
obstáculos. Pero ella nunca había flaqueado.
Lo que significaba que Crystal ya había acabado su tiempo.
Con miedo de perder sus últimas palabras, Mac se hundió sin remedio contra
la puerta abierta del ascensor, acunándola contra su pecho. El ruido del tráfico se
precipitó sobre ellos, lo que indicaba que la vida se movía, mientras el tiempo se
detenía en su círculo íntimo. De hecho, nadie allá arriba sabría que Crystal alguna
vez había existido.
―Lo‖ siento‖ mucho.‖ ―La‖ emoción‖ obstruyó‖ su‖ garganta,‖ dej{ndolo‖ casi‖ sin‖
palabras―.‖Yo…‖no‖sé‖dónde‖est{‖tu‖hogar.‖
―Ya‖estoy‖allí‖―susurró‖ella‖en‖voz‖baja―.‖Solo‖no…‖me‖dejes‖ir…‖hasta‖que‖
mi corazón deje de latir.

101
(Captive #3)
Quemándose fuera de control, Rena
Hellberg se ganó a pulso su reputación como
maníaca suelta. Su accidentado pasado está
lleno de agujeros, y mientras se enfrenta a la
vida en un hospital psiquiátrico de máxima
seguridad, el destino le concede una segunda
oportunidad. Ahora es libre, una convicta
fugada que está buscando respuestas que
podrían o bien demostrar su inocencia o su
culpabilidad. Cuando su viaje asesino la hace
aterrizar en la cama del hombre que etiquetó
como un traidor, Rena enfrenta su miedo más
grande de todos: la pérdida de su corazón con
102
el enemigo.
Como bombero, Ty Ferguson vive para
ayudar a los necesitados. Cautivado por la
elegancia natural de Rena, por su actitud
contradictoria, y su vulnerabilidad oculta, no
puede negar su creciente atracción por ella.
Pero cuando pone todo en la línea, la bella
fugitiva resulta ser aún más sensual, más
impredecible y más peligrosa de lo que había
pensado originalmente. ¿Su enfermedad estará alcanzándolos a los dos? ¿Podrá
salvarla de sí misma? ¿O hay más historia que los obligará a terminar a ambos
cayendo en las llamas?
J. A. Dennam, galardonada autora y
miembro de Romance Writers of America, reside
en un pequeño pueblo de Kansas con su marido y
sus cuatro hijos. Además de su gran amor por las
artes literarias, sus pasiones incluyen obras de
arte, el arte culinario y la música.
Contar historias ha sido parte de su vida
desde la infancia, cuando el insomnio forzó a una
joven niña de seis años a contar palomitas de
maíz en su techo en la oscuridad de la noche.
Durante más de veinte años, la Sra. Dennam
se ha instalado en su carrera como pintora de arte
occidental. En el ínterin, sin embargo, se las
arregló para completar tres novelas: FLESH OF
103
ANGELS, FLESH OF THE FATHER, y TRUTH
AND HUMILITY. La reciente decisión de
renunciar a su carrera de arte en lugar de a su
carrera de escritora fue simple. Su pasión por la
escritura ahora brilla más que todas las demás
pasiones y sólo acaba de empezar a construir su
lista de logros mediante la introducción de
concursos de escritura, uniéndose a grupos de escritoras locales y de almacenes de
librerías locales con sus títulos.
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