un fiesta sorpresa con la gente que más quiero en el mundo y llenaron las paredes de mensajes para mí. Me regalaron flores y libros y cajas de colores. Me tomé una botella de Chandon yo sola. Ví infinitos amaneceres. Empecé a escribir mi libro. Me despeché. Fui a Cuba. Grabé un documental. Conocí gente que no come. Conocí cómo se vive con 10 USD de sueldo. Tuve internet de 50 KB por segundo. Me robaron la cartera dos veces. Bebí vino tinto en mi lugar favorito de Caracas. Dirigí un par de proyectos audiovisuales. Ignoré el ego de otros. Estuve en casa de Yoani Sánchez. Salí en TV y hablé en radio. Adelgacé. Engondé. Adelgacé. Fui a una finca. Escalé una cascada a contracorriente. Y luego no podía bajar. Estuve hospitalizada. Vi a mi ex. No sentí nada. Miré con amor a un hombre maravilloso. Me hice más suya en una playa. Terminé con él. Me monté en dos aviones. Dormí en un hotel. Me persigió el cuerpo represivo de un país. Inventaron cosas sobre mi en televisión. Besé a otro hombre. Y a una mujer. Recordé qué se siente caminar por una calle a las 12:00 p.m. Me envené, otra vez, con mil bombas lacrimógenas. Terminé mi carrera. Una monja de mi ex- colegio, que antes decía que yo era una mala influencia, me escribió un e-mail que dice que está orgullosa de mi. Tuve miedo. Y ganas. Volví a creer en Dios. Fui a la playa. Dormí junto al sueño complice de la amistad clavándome el codo en las costillas. Y con la lascivia de un hombre sobre mi pecho. Y abrazada a la persona que amo. Y sola. Y me tatué más. Y me puse un aro en la ceja. Y me lo quité porque las tomografías me obligan a ser seria. Y seguí siendo la mejor amiga de mi mejor amigo. La mejor amiga de mis mejores amigas. Y la "Princess" adoptada de mi "Queen Elisa". Pedí perdón. Y perdoné. Y perdoné. Y perdoné. Me dieron la espalda. Y no me preguntaron "¿Qué pasó?". Y perdoné. Y perdoné. Y no dí la espalda jamás. Se enamoraron de mi. Y lastimé al no corresponder con todo mi ser. Y porque me voy. Pero intenté. Y no pude. Y fui honesta. Así que está bien. Y no accedí a ser "la otra". Y por eso fui la "una". Y escuché. Y no juzgué. Y por eso pude exigir. Y tuve rencor. Y no lo deseché. Y ví a amigos partir. Y estuve en un par de sex-sop. Y cené McDonalds sentada en una acera. Y fumé marihuana. Y me ofrecieron drogas duras. Y no las acepté. Me interrogó la policia. Tuve sexo sin amor. Y amor sin sexo. Que es peor. Bailé en la calle hasta el amanecer. Me amé. Y me odié. Y me entrevistó Ana María Simon. Y todavía digo que, si fuera hombre, estaría casado con ella. O con Boris Izaguirre. Leí millones de libros. Conocí a alguien que viene de Islandia. Y es un idiota. Hice una mudanza. Me reí hasta que me dolió la panza. Lloré en posición fetal hasta casi fracturarme las costillas. Tuve un secreto. Y terceras personas inventaron versiones de ese secreto. Y ninguna se parece a la real. Tengo un montón de Moleskines. Hice una sorpresa cursi de cumpleaños. El tipo de "La Hojilla" me puso un apodo. Y también me enseñó que el odio es demasiado poderoso en estos tiempos. Aunque yo no lo odio. Pero él a mi sí. Leí La Biblia completa. Y me volví menos Católica. Y más agnóstica. Por eso estoy más cerca de Dios. Y #miesposaesmuyguapa. Y me gustan los hashtag. Y alguien simuló que desenroscaba el sol de una playa a las 5:00 p.m. como un bombillo y, cuando abrió la mano, tenía una pelotita amarilla. Y me dieron una carta de amor. Y caminé en un vestido muy corto. Y puse en mi dedo un anillo de compromiso. Y me pinté las uñas de azul marino. Y lavé los platos varias veces. Y me corté muy raro el pelo. Y ví a los ojos a gente muy falsa. Y ví a los ojos a juicios implacables. Y ví a los ojos a especulaciones tremendas. Y los ví con amor. Y no sé si me amaron. Pero amé. Y eso es suficiente. Y escribí para los Hermanos Chang. Y una revista extranjera me paga 400USD por 2000 caracteres. Osea que una letra mía cuesta 5USD. Y me parece una suma grosera por algo que hago sin pretenciones. Porque es como que te paguen por respirar. Pero no me quejo. Y dije "te necesito". Y estuvieron para mi. Y fui tan frágil que cualquier cosa me rompió el corazón. Y sigo estando así. Pero es bonito. Y me gustaron dos tipos. Que ni voltearon a verme. Y menos mal. Y vi mil películas. Y logré que alguien me recordara cuando ve el principio de Hiroshima, mon amour. Y logré que mis padres estuvieran orgullosos de mí. Y sé a quién no quiero parecerme. Y decidí irme del país. Porque Venezuela y yo estamos peleadas. Y comencé a interesarme por la piscología. Y dejaron de importarme un par de banalidades. Y me enamoré por debajo de las venas. Y no hay otra explicación. Y esta noche- a una hora de la media noche- soy feliz, muy feliz...y tan mía como siempre. En 2011, recibí el año bailando CONMIGO.
El Nombre de Zulema Hernández Salió A La Luz Pública Gracias A La Serie de Entrevistas Que Julio Scherer García Hizo Con Presos Célebres y Que Publicó en Su Libro Máxima Seguridad