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Un mundo libre, globalizado, sin izquierda ni derecha, sin enemigos; una democracia absoluta, cosmopolita, libre de contflictos partisa- re eh pusind a pepock aed EGET En torno a lo politico las sociedades occidentales. Chantal Moutfe pone en euestin estas nociones en el campo de Ia sociologia, la politica y las relaciones in- ternacionales. Su objetivo es demostrar que dichas nociones parten CHANTAL MOUFFE de una visién comin antipolitica que no reconoce la dimensién an- tagénica de “lo politico” De este modo, Chantal Mouffe plantea que la creencia de que es posible alcanzar un consenso racional universal ha empujado al pen- samiento democrético a un camino erréneo, ya que sélo el reconoci- miento de que es imposible erradicar la dimensién conflictual de la ‘vida social permitiré comprender el verdadero desafio al que se en- frenta la politica democrética. En este sentido, afirma: “La tarea de los te6rieos y politicos democraticos deberia consistir en promover la ereacién de una esfera piiblica vibrante de lucha ‘agonista’, donde En torno a lo politico puedan confrontarse diferentes proyectos politicos hegeménicos. Esta es, desde mi punto de vista, la condicién sine qua non para un ejercicio fective de la democracia” A pesar de que en la actualidad los tedrieos pospoliticos anuncian la desaparicién de lo politico, lo que sucede actualmente es que lo politico se expresa en un registro moral, las diferencias se plantean fen términos morales: en ugar de una lucha entre “izquierda” y “derecha” se trata de una Iucha entre el “bien” y el “mal”, en la CHANTAL MOUFFE cual cl oponente sélo puede ser percibide como un enemigo que debe ser destruido, El populismo de derecha, el terrorismo, los derechos humanos, las, pasiones de las masas, los limites del pluralismo y la posibilidad de tun orden mundial multipolar se analizan en En torno a lo politico desde el riguroso y alternative enfoque “agonista” propuesto por Chantal Moule. ii) ett teh ett itiiiiiiiiiiisiiii iii) | Ai ‘Chantal Mouffe es profesora de Teoria politica en el Centre for the Study of Democracy en la University of ‘Westminster on Londes, Ha investigado y ensefindo en varias uuniversidades de Europa, Nocteamécica y Sudamérica, Ha sido editora de varios volimenes coleetivos: Gramacé and Marist ‘Theory (1979), Dimensions of Radical Democracy, Pluralizm, Citizenship, Community (1992}, Deconstraceién y ragmatismo (1998) y The Challenge of Carl Schmite (1999). Es autora de retorno de fo politce. Comunidad, ciudadanta, luralismo, democracia radical (1999) ya paradoja democritica (2003). El Fondo de Cultura Beanémica ha Publicado Hegemonia y estrategia socialista. Hacia una radicalizactén de la democracia (2004), eserito junto a Emnesto Laclaw, SECCION DE OBRAS DE SOCIOLOGIA EN TORNO ALO POLITICO “Traduccién de SOLEDAD LACLAU CHANTAL MOUFFE EN TORNO ALO POLITICO FoNDO DE CULTURA ECONOMICA México - Argentina - Brail - Chile - Colombia - Espana Extados Unidos de América - Guatemala - Perd- Venez Primera edicion, 2007 Primera reimpresion, 2009 ‘Moule, Chantal En tomo a lo politico - 12 ed. ta relmp, - Buenos Aires Fondo de Cultura Bconsmica, 2009. 144 p. 21x14 arn. (Obras de sociologia) lucido por: Soledad Laclau SBN 978-950-557-703-3 1. Politica. 2. Sociologia. Soledad Laclay, tad. 1. Tito DD 320: 301 ‘Tlo original: On The Political ISBN oniginal: 0-415.30521-7 ‘©2005, Chanval Mouffe All Rights reserved, Authorised translation forthe english language published by Routledge, a member of The Taylor & Francis Group, , R, © 2007, Foro ne CurmRa Boowoulca o8 ARGENTINA SA. "Salvador 5665; 1414 Buenos Aires fondoBfce.comat / www fce.comar Av, Picacho Ajusco 227; 14200 México, D.F ISBN: 978 950-557-7033 ‘Comentarios y sugerencias: editosialafee comar Fotocopiar libros esté penado por la ley. Prohibida su reproduccién total @ parcial por cualquier medio de impresion o digital, en forum idéntica, extractada 0 modificads, en casellano o en cualquier ot idioma, sin la autorizacion expresa de la exltoril, Ipneso Ex ARGRIUTA - Proved v Anos Hecho el depésito que marca Ia ley 11.723 INDICE 1. Introduccién 9 UL. La politica y lo politico nninnnnnnsnmnnnineneinene AS TIL. zMias alld del modelo adversarial? .....c.nsssssense ue IV. Los actuales desafios a la visién pospolitica n 'V. Qué tipo de orden mundial: cosmopolita multipolar’... 97 277 139 VI. Conclusién, Indice de nombres y conceptes.. L INTRODUCCION En este libro quiero poner en cuestién la perspeetiva que inspira cl “sentido comin” en la mayoria de las sociedades occidentales: la idea de que la etapa del desarrollo econémico-politico que hemos alcanzado en la actualidad constituye un gran progreso en la evolu- cién de la humanidad, y que deberiamos celcbrar las posibilidades que nos abre. Los socidlogos afirman que hemos ingresado cn una “segunda modernidad” en la que individuos liberados de los los colectivos pueden ahora dedicarse a cultivar una diversi estilos de vida, exentos de ataduras ancicuadas. El “mundo libre” ha tcunfado sobre el comunismo y con el debilsanicngo de a iden- ‘dades colectivas, resulta ahora posible un mundoi‘sin enemigos’ Los conflictos partisanos pertenecen al pasado, jel conisense Puede ahors ObienEWse x waves del tidhogo- Gracias'« li globalizacién:y-2 la dniversalizacién de la democracia liberal, podemos anticipar un facuro cosmopolita que txaiga paz, prosperidad y la implementacién de los derechos humanos en todo el mundo, Mi intencién es des que, perteneciesites al Gainpo. progresita, aceptan. esta vision opti- Jista dela globalizaciin, y han pasa a ser ls defensores de una (forma éonsensual de democtacia. AI analizar algunas de las teorias" en BE { Zeifgeif pospolitica en una serie de cam- pos -Ia sociologia, la teorfa politica y las relaciones internacionales sostendré que tal enfoque es profundamente err6neo y que, lejos de contribuir a una “democratizacién de la democracia’, es la causa de muchos de los problemas que enfrentan en la actualidad las ins- tituciones democriticas. Nociones tales como “democracia libre de * Clima intelecrual y culeural de uns época (N. de ls T if © ENTORNO A LO POLITICO, partisanos”, “democracia dialégica”, “democracia cosmopolits”, “bue- nna gobernanza", “sociedad civil global’, “soberania cosmopolita’, “de- ‘mocracia absoluta” ~para citar sélo algunas de las nociones actual- mente de moda forman parce todas ellas de una visién comin antipolitica que se niega'a teconoder la dimensiéa antagénica consti- titiva de “lo politico”. Su objetivo es el establezimiento de un mun- do “més alld de la inquierda ya derecha”, “mds alld de la hegemonta’, “inal ¢ ania” y “rds alld del antagonismo”. Tal anhielo re- “Vela una falta total de comprensién de aquello que esté en juego en la politica democritica y de la dindmica de constitucién de las iden- tidades politicas y, como veremos, contribuye a exacerbar el poten- cial antagénico que existe en la sociedad. Gran parte de mi argumentacién consistiré en examinar les con secuencias de la negacién del antagonismo en diversas éreas, tanto ica politicas. Considero que concebir el | objetivo de la politica democrética en eéeminios dé COMSERSO y re | conciliacién iio slo es conceptualmente errdneo, sino que también | implica tiesgos politicos. La aspiracién a un mundo en el cual se ha- ya superado la discriminacién nosotros/ellos, se basa cn premisas erréneas, y aquellos que comparten tal visién estén destinados a per- der de vista la verdadere tarea que enfrenta la politica democrdtica Sin duda, esta ceguera respecto del antagonismo no es nueva. La teorfa democritica ha estado influida durance mucho tiempo por la idea de que la bondad interior y la inocencia original de los seres humanos era una condicién necesaria para asegurar la viabilidad de la democracia. Una visién idealizada de la sociabilidad humana, co- ‘mo impulsada esencialmente por la émapata'y la reeiprocidad, ha _proporcionado gencralmente el fundamento del pensamiento pol fico democrético modemo. La violencia y la hostilidad son percibi- das como un fenémeno arcaico, a ser éliminado por el progreso del intercambio y el establecimiento, mediante un contrato social, de luna comunicacién transparente entre participantes racionales. Aque- los que desafiaron esta visi6n optimista fueron percibidos auromé- ticamente como enemigos de la democracia. Ha habido pocos in- syen la ceoria como en la pik INTRODUCCION n tentos por elaborar el proyecto democratico en base a una antropo- logia que reconozca el carécter ambival Ja sociabilidad hu- mana y el hecho de que reciproci iad no pueden ser di- sociadas. Pero a pesar de lo que hemos aprendido a través de diferentes disciplinas, la antropologia optimista es ain la més difun- dida en la actualidad. Por ejemplo, 2 més de medio siglo de la muer- te de Freud, la resistencia de la teorfa politica respecto del psicoandli- sis cs todavia muy fuerte, y sus ensefianzas acerca de la imposibilidad de erradicar el antagonismo atin no han sido asimiladas. En mi opinién, la creeiicia én Ia posibilidad de un consenso ra- cional universal ha colocado al pensamiento democratic én el ca mino-equivocado, En lugar de intentar discftar instituciones que, mediante procedimientos supuestamente “imparciales”, reconcilia- ‘fan todos los intereses y valores en conflicto la tarea de los tebricos ¥ poltics democréticos deberla consist en promover la creacién ‘de una esfera piblica vibrante de lucha “agonista’, donde pueda “confrontarse diferentes’ proyectos politicos hegeménicos. Esta es, esde mi punto de vista, la condicién sine qua non pata tin eercicio ketIv0 de la democracia. En la actualidad se escucha con Frecuen- ‘ia hablar de “didlogo” y “deliberacién’, pero cual es el significado de tales palabras en el campo politico, sino hay una opcién real dis 1 ponible, y silos participantes de la discusidn no pueden decidir en ‘tre alternativas claramente diferenciadas? ~~ ‘No tengo duda alguna de qué les liberales que consideran que en politica puede lograrse un acuerdo racional y que perciben alas ins- ticuciones democriticas como un vehiculo para encontrar una res- puesta racional alos diferentes problemas de la sociedad, acusarén a ‘mi concepcién de lo politico de “nihilista”. ¥ también lo van a ha- cer aquellos pertenecientes a fa uleraiaquierda que creen en la posi bilidad de una “democracia absoluta”. No hay motivo para intentar convencerlos de que mi enfoque agonista escé prensién “real” de “lo politico”. Voy a segui las eonsecuinicias para la politica democritica de la negacién dl politico” segtin el modo en que yo lo defino. Voy a demosttar C6iii0 a ENTORNO ALO POLITICO cl enfoque consensual, en lugar de erear las condiciones para lograr tuna sociedad reconciliada, conduce a la emergencia eee ‘mos que una perspectiva agonista, al proporcionar a aquellos con- flictos una forma legitima de expresién, habrfa logrado evitar. De esta manera, espero mostrar que el hecho de reconocer la imposil lidad de erradicar Ja dimensién conflictual de Ta vida social, lejos de Fsocavar el proyecto democritico, es lz condicién necesaria para Gomprender el desafio al cual se enfrenta la politica democrética. A causa del racionalismo imperante en el discurso politico liberal, ha sido a menudo entre los ceéricos conservadores donde he en- contrado ideas cruciales para una comprensién adecuada de lo po- Iitico. Ellos pueden poner en cuestién nuestros supuestos dogmati- cos mejor que los apologistas liberales. Es por esta que elegf a un pensador tan controvertido como Carl Schmite para llevar a cabo mi crftica del pensamiento liberal. Estoy convencida de que tene- mos mucho que aprender de A, como uno de los oponentes mis brillances e intransigentes al iberalismo. Soy perfectamente cons- cieate de que, a causa del compromiso de Schmict con el nazismo, tal eleccién puede despertar hostilidad. Muchos lo considerarin co- mo algo perverso, cuando no completamente intolerable. Sin er bargo, pienso que es la fuerza intelectual de los te6ricos, y no sus cualidades morales, lo que deberfa constituir el criterio fundamen- tal al decidir si debemos establecer un didlogo con sus trabajos. Creo que este rechazo por motivos morales de muchos teéricos democriticos 2 involucrarse con el pensamiento de Schmite consti- tuye una tipica tendencia moralista caracteristica del Zeitgeist pos- politico. De hecho, Ia ertica a tal tendencia es parte esencial de mi reflexién, Una tesis central de este libro es que, al contrario de lo que los tedricos pospoliticos quieren que pensemos, lo que escé aconteciendo en la actualidad no es la desaparicién de lo politico en su dimensién adversarial, sino algo diferente. Lo que ocurte es que actualmente lo polftico se expresa en un regiivo moral En ota pa- abras, ain consiste en una disctiminacién nosotros/ellos, pero el nosotros/ellos, en lugar de ser definide mediante categorias politi- RNTRODUCCION B cas, se establece ahora en téeminos morales. En lugar de una lucha entre “inquietda’y derecha" nos enfremtamos a una lucha entre “bien y mal”, Enel capiculo 4, utilizando los ejemplos del populismo de dere- cha y del terrorismo, voy a examinar las consecuencias de tal des- plazamiento para la politica nacional internacional, y a develar los riesgos que eso entrafia, Mi argumento es que, cuando no existen c2- nales a través de los cuales los conflictos puedan adoptar una fornia 2°, esos. conflicios tienden a adoptar un modo anragénico. .» cuando en lugar de ser formulada como una confron- tacidn politica entre “adversatios”, la confrontacién nosotros/ellos es visualizada como una confrontaciin moral entre elbien y el mal, el oponente sélo puede ser percibido como un entemigo que debe ‘Sar déstiuido, y esto no conduce a un tratamiento agonista. De abt el actual surgimiento de antagonismos que cuestionan los propios pardmetros del orden existente. Ocra tesis se refiere a la naturaleza de las identidades colectivas {que implican siempre una disetiminaci6it nosotros/ellos. Ellas jue- ‘gan un rol central en la politica, y Ia tarea de la politica democrit ‘ca no consiste en superatlas mediante el consenso, sino én cons- truirlas dé modo tal que activen la‘confrontacién democratied: EL error del racionalismo liberal es ignorar la dimensién afectiva movi- lizada por las identificaciones coléctivas, € imaginar que aquellas “pasiones” supuestamente arcaicas estén destinadas a desaparecer “con el avance de! individualismo y el progreso de la racionalidad. Es por esto que la teorla democrética esté tan mal preparada para cap- tar la naturaleza de los movimiencos politicos de “masas", asi como también de fendmenos como el nacionalismo. El papel que desem- pefian las “pasiones” en la politica nos revela que, a fin de aceptar “lo poltica”, no es suficiente que la teorfa liberal zeconozca la exis- tencia de una pluralidad de valores y exalte la tolerancia, La politi- ‘ca democrética no puede limitarse a establecer compromisos encre intereses 0 valores, 0 a ka deliberacién sobre el bien comin; necesi- ta tener un influjo real en los deseos y fantasfas de la gente. Con el 4 EN TORNO 410 POLITICO propésito de lograr movilizar las pasiones hacia fines democriticos, la politica democratica debe tener un cardcter partisano. Esta es cefectivamente la funcidn de la distincién entre izquierda y derecha, y deberiamos resistir el lamamiento de los teéricos pospoliticos a pensar “mids alld de la izquierda y la derecha’ Existe una dltima ensefianza que podemas extraer de una refle- xién en torno a “Io politico”. Si a posibilidad de alcanzar un orden “més allé de Ja hegemonia” queda excluida, zqué implica esto para l proyecto cosmopolita? zpuede ser algo ms que el establecimien- 10 de la hegemonfa mundial de un poder que habria logrado ocul- tar su dominacién mediante la identificacién de sus intereses con los de la humanidad? Contrariamente 2 numerosos teéricos que pperciben el fin del sistema bipolar como una esperanza para el logro de una democracia cosmopolita, voy 2 sastener que los riesgos que implica el actual mundo unipolar slo pueden ser evitados median- te la implementacién de un mundo mulkipolar, con un equilibrio entre varios polos regionales, que permita una pluralidad de pode- res hegeménicos. Esta es la tinica manera de evitar la hegemonia de un hiperpoder tinico, En el dominio de “lo politico”, atin vale la pena meditar acerca de la idea crucial de Maquiavelo: “En cada ciudad podemos hallar est0s dos deseos diferentes (..] el hombre del pucblo odia recibir ‘Srdenes y ser oprimido por aquellos mds poderasos que él. ¥ a los poderosos les gusta impartir érdenes y oprimir al pueblo”. Lo que define la perspectiva pospolitica es a afiemacién de que hemos in- gresado en una nueva era en Ja cual este antagonismo potencial ha desaparecido. Y es por esto por lo que puede poner en riesgo el fu- turo de la politica democratica. IL LA POLITICA Y LO POLITICO Este capftulo delinearé el marco teérico que inspira mi critica al ac- tual Zeitgeist “pospolitico”. Sus principios més importantes han si- do desarrollados en varios de mis trabajos previos,' por lo que aqui voy @ limitarme a los aspectos que éonsidero relevantes para el ar- gumento presentado en este libro, El més importante se refiere a la distincién que propongo establecer entre “la politica” y “lo politi; .,Sin duda, en el lenguaje ordinatio, no es muy comin hablar de “lo politico”, pero pienso que tal distincién abre nuevos sende- ros para la reflexién, y, por cierto, muchos tedricos politicos la han introducido. La dificultad, sin embargo, es que entre ellos no exis- te acuerdo con respecto al significado ateibuido a estos términos respectivos, y eso puede causar cierta confusién. No obstante, exis- ten similitudes que pueden brindar algunos puntos de orientacién. Por ejemplo, hacer esta distincién sugiere una diferencia entre dos tipos de aproximacién: la ciencia politica que trata el campo em- pitico de “la politica’, y la teoria politica que pertenece al Ambito de los filésofos, que no se preguntan por los hechos de “Ia politi- 2” sino por la esencia de “lo politico”. Si quisiéramos expresar di- cha distincién de un modo filoséfico, podriamos decir, romando el vocabulario de Heidegges, que “la politica” se refiere al nivel “6n- tico”, mientras que “lo politico” tiene que ver con él nivel “ontol6- "gico”. Esto significa que lo éntico tiene que ver con fa multitud de "Exe Laclan y Chantal Moule, Hegemony and Social Sree: Tawar a Radical Democratic Pati, Landes, Nero, 1985 [ead. esp: Hegemonit y Eiaia Sealine Buenos Aies, Fondo de Culture Beonsmica, 2004}; Chantal Moule, The Return of the Poives, Londres, Verso, 1993 lead. esp FZ rama de 2 poltica,Yarelon, Paidés, 1999]; The Demooute Perdax, Londses, Ves, 200 fad. esp La parade demerit, Daresona, Ged, 2008) 6 6 ENTORNO ALO POL{TICO pricticas de la politica convencional, mientras que lo ontolégico tiene que ver con el modo mismo en que se instituye la socicdad. Pero esto deja atin la posibilidad de un desacuerdo considerable con respecto alo que constituye “lo politico”. Algunos tedricos como Hannah Arendt perciben lo politico como un espacio de libertad y deliberacién publica; mientras que otfés lo consideran como un es pacio' de poder, Conflicto y antagonismo. Mi visién de “lo politico” pertenece claramente a la segunda perspectiva, Para ser mas precisa, ésta sla manera en que distingo entre “lo politica” y “la politica’ concibo “lo politica” como la dimensién de antagonismo que cons ‘defo consticutiva de las sociedades humanas, mientras Ge eniiendo a “a politica’ como dl conjunto de précticas¢ istieuciones a través de Jas cuales se crea un determinado orden, organizando la cogkistencia hhumana en el contexto de la conflictvidad detivada de lo politico. ‘Mi campo principal de andlisis en este libro esti dado por las pricticas actuales de la politica democritica, situéndose por lo tan- to en el nivel “6ntico”. Pero considero que es la falta de compren- sién de “lo politico” en su dimensién ontoldgica lo que origina nuestra actual incapacidad para pensar de un modo politico. Aun que una parte importante de mi argumentacién es de naturaleza ted- rica, mi objetivo central es politico. Estoy convencida de que lo que ‘std en juego en la discusién acerca de la naturaleza de “lo politico” cesel futuro mismo de la democracia. Mi incencién es demoserar c6- mo el enfoque racionalista dominante en las teorias democriticas nos impide plantear cuestiones que son cruciales para la politica demo- crética. Es por eso que necesitamos con urgencia un enfoque alter- native que nos permita comprender los desafios a los cules se en- fienta la politica democrética en la actualidad. Lo POLITICO COMO ANTAGONISMO El punto de partida de mi andlisis es nuestra actual incapacidad pa- ra percibir de un modo polltio los problemas que enfrencan nues- LAPOLITICAY Lo PoLtTiCo 7 tras sociedades. Lo que quieto decir con esto es que las cuestiones politicas no son meros asuntos técnicos destinados a ser resueltos por expertos. Las custiones propiamente politics siempre impli- gan.decisiones que requieren que optemios entre alert flicto. Considero que esta incapacidad para pensar politicamente © “debe en gran medida a la hegemonta indiscutida del liberalism, y gran parte de mi teflexién va a estar dedicada a examinar el impac- ‘to de las ideas fiberales en las ciencias humanas y en la politica. Mi~ objetivo es sefialar la deficiencia central del liberalismo en el ¢ampo. politico: su negacién del carécter inerradicable del antagonismo. El ““iberalismo”, del modo en que lo entiendo en el presente contexto, se tefiere 2 un discurso floséfico con numerosas variantes, unidas no por una exénicia comtin, sino-por uné-multiplicidad de lo que ‘Wittgenstein denominal"parecidos de familia”, Sin duds exsten di- ‘versos liberalismos, algiinos-mas progresistas que otros, pero, con al- gunas excepciones (Isaiah Berlin, Joseph Raz, John Gray, Michael ‘Walzer entte ottos), la tendencia dominante en el pensamiento li- beral se caracteriza por un enfoque racionalista ¢ individualist que ide reconocer la navuraleza de las identidades.colectivas. Este i- po de liberalismio es incapaz de comprender en forma adecuada la naturaleza pluralista del mundo social, con los conflictos que ese pluralismo acarrea; conflicros para los cuales no podria existir nunca tuna solucién racional. La tipica comprension liberal del pluralismo afirma que vivimos én un mundo en el cual existen, de hecho, di- -versos valores y perspectivas que ~debido a nunca podremos adoptar en su totalidad, pero que en su vincula- cién constiruyen un conjunto armonios. y no conflictivo. Es por €s0 que este tipo de liberalismo se ve obligado a negat lo politico en su dimensién antagénica. El desafio mas radical al liberaismo asf entendido lo encontramos cen el trabajo de Carl Schmitt, cuya provocativa critica utilizaré para confrontarla con los supuestos liberales. En El concepto de lo politico, Schmitt declara sin rodeos que el principio puro y riguroso del libe- ralismo no puede dar origen a una concepcién especificamente polt- 8 ENTORNO ALO POLITICO tica. Todo individualismo consistente debe —segiin su visién~ negar lo politico, en tanto requiere que el individuo permanezca como el punto de referencia fiandamental. Afirma lo siguiente: De un modo por dems sisteraticn, el pensamiento liberal evade 0 nota al Estado y la politica, y se mueve en cambio en uta tipica pol dad recurrente de dos eseras heterogéncas, a saber ética y econom in- telecto y comercio, educacién y propiedad. La desconfianza critica hhacia el Estado y la poltiea se explica ficilmente por los principios de tun sistema a través del cual el individuo debe permanecer terminus a 2 guoy terminus ed quer. El individualism metodolégico que caracteriza al pensamiento libe- ral excluye la comprensién de la naturaleza de las identidades colecti- vas. Sin embargo, para Schmitt, el cricerio de lo politico, su differentia specifica, es la discriminacién amigo/enemigo. Tiene que ver con la formacién de un “nosotros” como opucsto a un “ellos”, y se trata siempre de formas colectivas de identificacién; tiene que ver con el conflicto y el antagonismo, y constituye por lo tanto una esfera de decisién, no de libre ‘discusién. Lo politico, segtin sus palabras, “puede entenderse sélo en el contexto de la agrupacién amigo/ene- igo, més alld de los aspectos que esta posibilidad implica para la moralidad, la estétca y la econom(s’* “Un punto clave en el enfoque de Schmitt es que, al mostrar que todo. consenso se basa en actos de exclusién, nos demuestra la im- poxibilidad de un consenso,*racional” votalmente inclusive, Ahora bier como ya sefialé, junto al individualismo, el otro rasgo central de gran parte del pensamiento liberal es la creencia racionalista en 1a posibilidad de un consenso universal basado en la razén. No hay duda entonces de que lo politico consticuye su punto ciego. Lo po- litico no puede ser comprendido por el racionalismo liberal, por la 2 Carl Schmit, The Concer ofthe Plea New Brunswick, Rutgers Universcy Press 1976, p70 [ead esp: Hl coc de lo pltien Madi Aisa, 1998) > Di. 35. LAFOLITICA Y10 POLITICO 9 sencilla razén de que todo racionalismo consistente necesita negar Ja irreductibilidad del antagonismo. El liberalismo debe negar el an- tagonismo, ya que al destacar el momento ineludible de la decisién —en el sentido profundo de tener que decidir en un terreno indeci- dible-, lo que el antagonismo revela ¢s el limite mismo de todo consenso facional. En tanto el pensamiento liberal adhieté al'indi- -vicwaliamio'y’af racionalismo, su negacién de lo politico cn su di- mensién ancagénica no es entonces una mera omisién empirica, si- no una omi constitutiva} Schmbit seal ge ‘existe una politic liberal en la forma de una antitess polémica contra el Estado, la Iglesia u otras instivuciones que limitan la libertad individual Eriste una politica liberal comercial, eclesidcica y educacional, pero ab- solutamente ninguna politica liberal en sf misma, tan slo una erica Ii- beral de a politica. La reorasistemética del liberalismo traa casi tinics- ‘mente la lucha politica interna contra el poder del Estado. Sin embargo, el propésito liberal de aniquilar lo politico -afirma— esta destinado al fracaso. Lo politico nunca puede ser erradicado por- due puede obtener su energia de las més diversas empresas humanas: “toda antiesis rligiosa, moral, econdmics, ética 0 de cualquier otra Indole, adquiere un carécter politico si es lo suficiensemente fuerte como para agrupar eficaamente a los seres humanos en términos de amigolenemigo” > El concepto de lo politico se publicé originalmente en 1932, pero Ja critica de Schmitt es en la actualidad mas relevante que nunca. Si examinamos la evolucién del pensamiento liberal desde entonces, 4 sbid, p. 70. * La contraporicin en inglés entce policyy politiceno tiene traduccin al espa- fol, traduciéndose como “politica” en ambos casos, En esta ca (4) en la versién ‘original en inglés se ueliaa policy on los dos primeros casos y polite en los sic aguientes [N. dela T 5 Ibid. p. 37, Spy ENTORNO ALO POLITICO comprobamos que efectivamente se ha movido entre la economia y la étca. En términos generales, podemos distinguir en la actualidad dos pgradigmas liberals principales, El primero de ellos, denomi- »-nade'en ocasiones “agregativo”, concibe a la politica como el esta- * blecimiento de un compromiso entre diferentes fuerzas en conflic- to en Ia sociedad. Los individuos. son_descripros como seres racionales, guiados por la maximizacién de sus propios interéses y que aétiian en ef mundo politico de una manera bésicamiente ins- trumental. Es [a idea def mercado\aplicada al eampo-de la politica, Ja cual es aprebendida a partir dé conceptos tomados de le econo- EY otro paradigma, el “deliberativo”, desarrollado como reac ‘aspira ierear un vinculo entre i moralidad y la politica. Sus defensores quicren reemplazar la ra- clofialidad instrumental por la racionalidad comitinicativa, Pre- sentan el debate politico como un campo especifico de aplicacién de la moralidad y piensan que es posible crear en el campo de la po- cca un consenso moral acional mediante la libre discusin, En es te caso la politica es aprehendida no mediante la economfa sino me- diante la ética o la moralidad. El desafio que plantea Schmit Ia concepcién racional de lo po- Iitico es reconocido claramente por Jirgen Habermas, uno de los principales defensores del modelo deliberativo, quien intenta exor- izarlo afirmando que aquellos que cuestionan la posibilidad de tal consenso racional y sostienen que la politica constituye un terreno en el cual uno siempre puede esperar que exista discordia, socavan 1a posibilidad misma de la democracia. Asegura que Silas cusstiones de justicia no pueden tascendet la autocomprensin Arica de formas de vida enfrentadas,y si los valores, conflictos y oposi- eC eeeeNaacse aes oreo eeRAee oer tiones controversiales, entonees en un andliss Final terminaremos en al- 0 semejante a la concepcién dela politica de Carl Schmite® ® Jorgen Habermas, “Reply co Symposium Participants’, en Canlecd Law Revie, vo. x7, nim. 4-5, marco de 1996, p. 1943, LAPOLITICA YLO POLfTICO a A diferencia de Habermas y de todos aquellos que afirman que tal incerpretacién de lo politico es contraria al proyecto democtitico, considero que el énfasis de Schmitt en la posibilidad siempre pre- sente de la distincién amigo/enemigo y cn la naturaleza conflictual de la politica, consticuye el punto de partida necesatio para conce- bir los objetivos de la politica democrética. Esta cuestién, a dife- rencia de lo que opinan los teéricos liberales, no eonsiste en eémo negociar un compromiso entre intereses en conflicto, ni tampoco en cémo alcanzar un consenso “racional”, es decir, cotalmente in- lusivo, sin ninguna exclusion, A pesar de lo que muchos liberales desean que creamos, la especificidad de la politica democritica no cs la superacién de la oposicién nosotrosfellos, sino el modo dife- rente en el que clla se establece. Lo que requiere la democracia es! trazar la distincién nosotros/ellos de modo que sea compatible con cl reconocimiento del pluralismo, que es constitutive de la demo- cracia moderna, - EL PLURALISMO ¥ LA RELACION AMIGO/ENEMIGO En este punto, por supuesto, debemos tomar distancia de Schmitt, quien era inflexible en su concepeién de que no hay lugar para el pluralismo dentro de una comunidad politica democritica. La de- mocracia, segtin la entendla, requicre de la existencia de un demas hhomogéneo, y esto excluye toda posibilidad de pluralism. Es por esto que vela una contradiccién insalvable entre el pluralismo libe- ral y la democracia. Para é, el nico pluraismo posible y legitimo s un pluralismo de Estados. Lo que propongo entonces es pensar “con Schmitt contra Schmitt”, utilizando su critica al individualis- ‘mo y pluralismo liberales para proponer una nueva interpretacién de la politica democratica liberal, en lugar de seguir a Schmitt en su rechazo de esta tltima. Desde mi punto de vista, una de las ideas centrales de Schmitt es su tess segdin la cual las identidades politcas consisten en un cier- 2 ENTORNOALO POLITICO to tipo de relacién nosotrosfellos, la relacién amigo/enemigo, que puede surgir a parti de formas muy diversas de relaciones sociales. ‘Al destacar la naturaleza relacional de las identidades politicas, an- ticipa varias corrientes de pensamiento, como el postescructuralis- __Mo, que posteriormente harin hincapié en el.caricter relacional de todas las idencidades. En la actualidad, gracias a esos desarrollos te6- ricos posteriotes, estamos en situacién de claborar mejor lo que Schmitt afirmé taxativamente, pero dej6 sin teorizat. Nuestro desa- fio es desarrollar sus ideas en una direccién diferente y visualizar ‘otras interpretaciones de la distincién amigo/enemigo, interpreta- ciones compatibles con el pluralismo democrético. Me ha resultado particularmente itil para tal proyecto la nocién de “exterioridad constiutivs’, ya que revela lo que esté en juego en la constitucién de la identidad. Este término fue propuesto por Henry Staten?” para referirse a una serie de temas desarrollados por Jacques Derrida en torno a nociones como “suplemento”, “huella” y “difft- nance’. El objetivo es destacar el hecho de que la creacién de una implica el_establec -de.una-diferencia, diferencia coiiseiida a menudo, sobre la base de ung jerarquial por ejemplo en- ‘we forma y materia, blanco y negro, hombié y mujer, etc. Una vez ‘que hemos comprendido que toda identidad es relacional y que la afirmacién de una diferencia es una precondicion de la exisencia de tal identidad, es decir, a percepcién de un “otro” que constituye su “exterioridad’, pienso que estamos en una posicién més adecuada pa- raentender el argumento de Schmitt acerca de la posibilidad siempre presente del antagonismo y para comprender cémo una relacién so- cial puede convertirse en un terreno fértil para el antagonismo. En el campo de lasidentidades colectivas se trata siempre de la crea- cidn de un,“nosotros’ que sdlo puede existir por la demarcacién de un “ellos”, Esto; por supuesto, no significa que tal relacién sea neve- sariamente de amigo/enemigo, es decis, una relacién antagénica. Pero deberiamos admitir que, en ciertas condiciones, exjste siempre la po- 7 Henry Staten, Wingensein and Derids, Oxford, Bail Blackwell, 1985. LA POLITICA Y Lo POLITICO 23 sibilidad de que.csta selacién nosotras/ellos se vuelva antagénica, esto «s, que se pueda convertir en una relacién de amigo/enemigo. Esto ccutre cuando se_percibe al “ellos” cuestionando la identidad del “nosotros” y como una amenaza a su existencia. A partir dé €&@ mi6- ineito, como lo testimonia el caso de la desftegracién de Yugoslavia, toda forma de relacién nosotroslellos, ya sea religiosa, émica, econd- mica, 0 de otro tipo, se convierte en el locus de un antagonismo. Segiin Schmit, para que esta relacién nosotroslellos fuera politica debfa, por supuesto, tomar la forma antagénica de una relacién ami- golenemigo. Es por esto que no podfa aceptar su presencia dentro de Ia asociacién polftica. ¥ sin duda tenia rz6n al advertir contra los pe- ligros que implica un pluralism antagénico para la permanencia de la asociacién politica. Sin embargo, como argumentaré en un mo-\) mento, [a distincién amigo/enemigo puede ser considerada como tan s6lo una de las formas de expresién posibles de esa dimensién antagénica que es constirutiva de.lo politico. También podemios, si bien admitiends [a posibilidad siempre presente del antagonismo, iimaginar ocros modos politicos de construccién del nosoxraslellos. Si tomamos este camino, nos daremos cuenta de que el desafio pa- wale polliei democtiticn consisee en Tatestar impedir el surgi- ‘mienco del ancagonismo mediante un modo diferente de establecer {a telacién nosotros/ellos. “Antes dé continuar desarrollando este punto, extraeremos una primera conclusidn teética de las relexiones previas. A esta aleura podemos afirmar que la distincién nosozros/ellos, que es condicién de la posibilidad de formacién de las identidades politicas, puede cconvertirse siempre en el lacus de un antagonismo, Puesto que to- das las formas de la identidad politica implican tina distincién nosotrosellos, la_posil iv i dé tna Sociedad en Ia cial pudiera haberse erradica- do el antagonismo, El antagonismo, como afirma Schmitt, es una | ilidad siempre presente; lo politico pertenece a nuestra Con- cemergencia de un antagonismo |? nunca puede ser eliminada. Por tanto, seria una ilusién creer en el “> 4 EN TORNO A 10 POLITICO LA POLITICA COMO HEGEMONIA Junto al antagonismo, el concepto de hegemonia constituye la nocién clave para tratar la cuestién de “lo polit hecho de considerar “lo politica” como la posibilidad siempre presente del antagonismo requiere aceptar la ausencia de un fundamento tiltimo y reconocer la dimensidn de indecidibilidad que domina todo orden. En otras pa- labras, requiere admitir la nacuraleza hegeménica de todos los tipos de orden social yel hechio de que toda sociedad es el producto de una ‘serie de pitctieas que intentan establecer orden en un contexto de ‘contingencia. Como indica Ernesto Laclau: “Los dos rasgos cenit les'de tia incervencién hegeménica son, en este sentido, el cardctet ‘contingente’ dela articulaciones hegeménicasy su cardcter ‘consti itive’, ef el'sentido de que instituyen relaciones sociales en un sen ‘ido primario, sin depender de ninguna racionalidad social « priovi"® Lo politico se vincula a los actos de institucién hegeménica. Es en Bie sentido que debemos diferenciar lo social de lo politico. Lo so- cial se tefiere al campo de las précticas sedimentadas, esto es, précti- cas que ocultan los actos originales de su institucién politica contin- gente, y que se dan por sentadas, como si se fundamentaran a si iismas. Las précticas sociales sedimentadas son una parte constitu- tiva de toda sociedad posible; no todos los vinculos sociales son cues~ tionados al mismo tiempo. Lo social y lo.politico.tienen entonces el «status de lo que Heidegees deaainind.“existenciales”, ts deci las di- ‘mensiones necesarias de toda vida social. Si lo politico -entendido ‘en si sentido hegeménico- implica la visibilidad de los actos de ins- titucion social, resulta imposible determinar a prior lo que es social ¥'lo que @ politico independicntemente de alguna referencia con- textual, La sociedad no debe ser percibida como el despliegue de una “Tégica exterior a s{ misma, cualquiera fuera la fuente de esta I6gica: las fuerzas de produccién, el desarrollo de lo que Hegel denomind 8 Bmesto Laclau, Hnnancipavian( Londees, Verso, p90 [ered exp Emancpacién diferencia, Buenos Aires, Axel, 1996). LA POLITICAY LO PaLfrIco 25 Espiticu Absoluto, las leyes de la historia, etc. Todo orden es ia ati- culacién temporaria y precaria de précticas ¢ ingentes! La fro ilmente inestable, y Tequiere desplazamientos y renegociaciones constantes entre los actores socia~ les, Las cosas siempre podifa ser de otra manera, y por lo tanto to- do ofdlen esté basado en la exclusién de otras posibilidades. Es en ese sentido que puede denominarse “politico”, ya que es la expresién de una estructura particular-de-relaciones de-podet Bt poder es const cutivo de lo social porque lo sorial no podeia exstt sin las relaciones de poder mediante las cuales se le da forma Aquello.que en un to- ural” junto al “sen- ‘ido comin” que Jo acompafia- es el resultado “de pricticas sedi- mentadas; no es nunca la manifestacién de una objetividad més ‘Piofunda, extema alas pricticas que lo originan. En resumen: todo orden es politico y esté basado en alguna for- ma de exclusidn, Siempre existen otras posibilidades que han sido reprimidas j que pueden Feactivarse. Las précticas articulstorias a través de Tas euzles se establece un determinado orden y se fija el sentido dels insteciones sociales son “pretiea hegeménisae ‘Todo’ orden hegeréiico’es suscepsible de ser desaiado por practi) cas contrahegeménicas, es decir, pricticas que van a intentar desar:" Jac el orden existence para instaurar otra forma de hegemonta,| En lo-qué a las identidades colectivas se refire, nos encontramot cn una situacién similar, Ya hemos visto que las identidades son en realidad el resultado de procesos de identificacidn, y que jamas pue- den ser completamente estables. Nunca nos enfrentamos a oposi- ciones “nosotrosicllos” que expresen identidades esencialistas pree- xistentes al proceso de identificacién. Ademés, como ya he sefialado, cl “ellos” representa !a condicién de posibilidad del “nos- otros”, su “extetioridad consticutiva’. Eso significa que la constitu- cién de un “nosotros” espectfico depende siempre del tipo de “ellos” del cual se diferencia, Este punto es crucial, ya que nos permite con- cebir la posibilidad de diferentes tipos de relacién nosotros/ellos de’) acuerdo al modo en que el “ellos” es construido. 2% ENTORNOALO POLITICO [ Quiero destacar estos puntos te6ricos porque constituyen cl mar- co necesario para el enfoque alternativo de la politica democritica que estoy defendiendo. Al postular la imposibilidad de erradicar el _antagonismo, y afirmar al mismo tietipo la posibilidad de un plu- ralismo demiocrético, uno debe sostener contra Schmitt que esas dos afirmaciones no se niegan la una ala’otra. El punto decisivo aqut es mostrar cémo el antagonismo puede ser transformado de tal mane- ra que posibilite wna forma de oposicién nvsotros/ellos qu ‘compaaible con quedan las siguientes alternativas: o bien sostencr con Schmict la naturaleza contradictoria de a democracia liberal, o creer junto a los liberales en la climinacién del modelo adversarial como un paso hacia la democracia. En ef primer caso se reconoce lo politico pero se excluye la posibilidad de un orden democritico plucalise; en el segundo se postula una visién antipolitica y completamente inade- cuada de la democracia liberal, cuyas consecuencias negativas con- sideraremos en los capitulos siguientes. {QUE TIPO DE NOSOTROS/ELLOS PARA LA POLITICA DEMOCRATICA? De acuerdo con nuestro andlisis previo, pareciera que una de las ta- reas principales para la politica democtatica consiste en distender el antagonismo potencial que existe en las relaciones sociales. Si acep- tamos que esto no es posible trascendiendo Ja relacién noso- troslllos, sino s6lo mediante su construccién de un modo diferen- te, surgen entonces los siguientes interrogantes: zen qué consistirfa una relacién de antagonismo “domesticada”? ;Qué forma de nos- otros/ellos implicaria? El conflicto, para ser aceptado como legit ‘mo, debe adoptar una forma que no destruya la asociacién politica Esto significa que debe existir algiin tipo de vinculo comin entre las parcesen conflict, de manera que no traten a sus oponentes como ‘enemigos a scr crradicados, percibiendo sus demandas como ilegiti- ras ~que es precisamente lo que ocufte con la felacién antagénica LA POLITICA YLO PoLiTIco n amigo/enemigo~. Sin embargo, los oponentes no pueden ser consi- derados estrictamente como competidores cuyos intereses pueden tratarse mediante la mera negociacién, o reconcilianse através de la deliberacién, porque en ese caso el elemento antagénico simple- mente habria sido climinado. Si queremos sostenes. po permanencia de Ia Uimensi tagénica del confi smo"? Mientras que el antagonismo coné= \ tituye una telacidi-nosotros/ellos en la cual las dos partes son | ‘enemigos que no comparten ninguna base comiin, el agonismo es- tablece una relacién nosotros/ellos en la que las partes en conflicto, si bien admitiendo que no existe una solucién racional a su conflic- to, reconocen sin embargo la legitimidad de sus oponentes. Eso | significa que, aunque en conflicto, se perciben a sf mismos como | pertenecientes a la misma asociacién politica, compartiendo un es | pacio simbélico comin dentro del cual tiene lugar el conflicro. Podriamos decir que la tarea de la democracia es transformar el an- tagonismo en agonismo. — Es por eso que “el adversario” constituye una categoria crucial pa- ra la politica democritica, El modelo adversarial debe considerarse ‘como constitutivo de la democracia porque permite a la politica de- mocrética transformar el antagonismo en agonismo. En otras pala- bras, nos ayuda conccbir amo puede “domesticase” la dimension antagénica, gracias al establecimiento de instituciones y précticas a través de las cuales el antagonismo potencial pueda desarrollarse de tun modo agonists. Como sostendré en varios puntos de exte libro, es menos probable que surjan conflicios antagénicos en tanto exis- 9 Bata idea de “xgonisme” eseé desarrollada en mi libro La paradyia demoerit- a, cap. 4, Sin dda no soy la nica que utiliza este teeming, actialmente bay War tios tedricos “igonistas" Sin mbatgo, genctalmente conciben io politico como un ‘espacio de libertad y deliberacin, mientras que para mf consticaye ui eypaco de conlicto y antagonismo. Esto es lo que diferencia mi enfoque agonisa del que plancean William Conaolly, Bonnig Honig o James Tally 28 EN TORNO ALO POLITICO tan legitimos canales politicos agonistas para las voces en disenso. De 'o contrario, el disenso viende a adoptar formas violentas,y esto se aplica tanto a a poltica local como a lx intetnacional. ae Quisiera destacar que la nocién de Fadversariot que estoy intro duciendo debe distinguirse claramence del significido de ese térmi. 0 que hallamos en el discurso liberal, ya quc segiin mi visién la presencia del antagonismo no es eliminada, sino “sublimada", para decirlo de alguna manera. Para los liberales, un adversario es simple- ‘mente un competidor. El campo de la politica constituye pata ellos tun terreno neutral en el cual diferentes grupos compiten para ocu- par las posiciones de poder; su objetivo es meramente desplazar a ‘otros con el fin de ocupac su lugar. No cuestionaa la hegemonta do- minante, y no hay una intencién de eransformar profundamente los telaciones de poder. Es simplemente una compecencia entre elites, r~ Lo que esté en juego en la lucha agonista, por el contratio, es la configuracién misma de las relaciones de poder en torno a lay eua les se estructura una dererminada sociedad: es una hicha : yeetos hegeméniicos opuestos que nunca pueden reconelliar de un | modo racional, La dimensién antagdnica esté siempre presente, es |, tna confiontaciin real, pero que se desarrolla bajo condiciones re. |, guladas por un conjunto de procedimientos democréticos acepta- |, dos por los adversaros (CANETTI Y EL SISTEMA PARLAMENTARIO Elias Canetti es uno de los autores que comprendié perfectamente ue la cares de la politica democritica era el establecimiemto de re. laciones “agonists”. En unas pocas péginas brillantes del eapitulo “Masa ¢ Historia’, de Masa y poder, dedicadas a analizat la natura. leza del sistema parlamencario, Canetti sefiala que tal sistema util 2a la estructura psicolégica de ejércitos adversatios, representa una forma de guerra en la que se ha renunciado a matar. Segin él: LAPOLITICA Y LO POLITICO 29 ‘i ue hacer es verificar En una votacién parlamentaria todo cuanto hay qi ; 1 foe de ambos gop en un gary mento deerminades No basta con conocerla de antemano. Un partido puede tener tescien seen delogdos y alot slo dacetos asen: I main sigue send decir tno cn ques iden ements ers vestigio del choque cruento, que erstaliza de diversas maneras, i automa jurias y una exctacién fisica que puede legar alas manos, incluso al lanzamieato de proyecttes. Pero el recuento de voros pone fin a Ia batalla”? Y después agrega: todas estas operaciones proviene de la enuncia a la moc cmo inert de ci Con eda ua des plas la muerte es, por asi decislo, descartada, Pero lo que ella habria logra- do, Ia liquidacién de la fuerza del adversario, es eee gistado en un némero, Quien juega con estos nimeres, gun tra o fillifica, vuelve a dar higar la muerte sin darge cuenca Este es un ejemplo excelente de cémo los enemigos pueden ser transformados en adversarios, y aquf vemos claramente cmo, gra- cas a las insttuciones democréticas, ls conflicts pueden estable- cerse de un modo que.no_ es antagénico-sino-agonista, Seguin Canetti, fa democracia moderna y el sistema parlamentario no de- berfan considerare como una etapa en la evolucién de Ia humani- dad en la cual la gente, habiéndose vuelto més racional, seria ahora 1r racionalmente, ya sca para promover sus interescs 0 paren ie abn pbc, cn se co en es odo agregativos o deliberativos. Y destaca que: in de la mayorla en una [Nadie ha cetdo nunca de verdad que la opinis vvotacién sea también, por su mayor peso, la més senseta. Una voluntad fad. ep: "Bie Canceti, Gros and Power, Londtes, Penguin, 1960, p. 220 ‘Masa y poder, en. Obra Completa 1, Barcelona, Debolsillo, 2005, p. 299], Thi, p. 222 (vad. esp: p. 301). 30 ENTORNO ALO POLITICO se opone 2 otras, como en na guerra; cada una de estas voluntades es ‘4 convencida de tener la razén y la sensatez de su parte; es una convie- ‘i6n fil de encontrar, que se encuentra por s{ sola. El sentido de un partido consiste justamente en mantener despiertas esa voluntad y esa conviccin. El adversario dersotado en la voracién no se resigna porque deje de creer en sus derechos, simplemente se da por vencide."? Encuentro realmente esclarecedor el enfoque de Canetti, El nos ha- ce comprender la imporcancia de! rol del sistema parlamentatio en la cransformacién del antagonismo en agonismo y en la construc- cién de ait nosotros/ellos compatible con el pluralismo democidti= co. Cuando las instituciones parlamentarias son destruidas o debili- tadas, la posibilidad de una confrontacién agonista desaparece y es reemplazada por un nosotros/ellos antagénico. Piénsese por ejem- plo en el caso de Alemania y el modo en que, con el colapso de la politica parlamentaria, los judios se convirtieron en el “ellos” anta- g6nico. ;Pienso que esto es algo sobre lo cual deberlan meditar k ‘oponentes de izquierda de la democracia parlamentarial Existe otro aspecto del trabajo de Canetti, sus reflexiones sobre el fenémeno de las “masas”, que nos aporta ideas importantes para tuna critica de la perspectiva racionslista dominante en la teoria po- Iitica liberal. Al examinar la permanente atraccién que ejercen los diversos tipos de masas en todos los tipos de sociedad, é! la atribu- yea las diferentes pulsiones que mueven a los actores sociales. Por un lado, existe lo que se podria describir como una pulsién hacia la individualided y lo distintivo, Pero se observa otra pulsién que hax ‘ce que dichos actores sociales deseen formar parte de una masa o perderse en un momento de fusién con las masas. Esta atraccién de Ta masa no ¢s para dl algo arcaico 0 premoderno, destinado a desa- arecer con los avances de la modernidad. Es una parte integrante de la composicién psicolégica de los seres humanos, La negacién a admit esta tendencia es lo que esté en el origen de la incapacidad ‘meditar los " Blas Cane, op eft, p. 221 [ted esp: p. 299], Atasa a LAFOLITICA LO POLITICO Ey dei enfoque racionalista para aceptar los movimientos politicos de masas, a los que tiende a ver como una expresién de fuerzas irra- cionales o como “un retorno a lo arcaico”. Por el contrario, una vez que aceptamos con Canetti que la atraccién de la “masa” siempre va a estar presente, debemos abordar la politica democritica de un mo- do diferente, tratando la cuestion de como puede ser movilizada de manera tal que no amenace las instituciones democriticas. Lo que hallamos aqut es la dimensién de lo que he propuesto de- jominar “pasiones” para referirme a las diversas fuerzés afectivas que ‘tn en el origen de las formas colectivas de identificacién. Al poner acetito Va Sea en ef cdlculo racional de los intereses (modelo agre- gativo) o en la deliberacién moral {modelo deliberativo), la actual te- orfa politica democritica es incapaz de reconocer el rol de la “pasio- res” como una de las principales fuerzas movilizadoras en el campo de la politica, y se encuentra desarmada cuando se enfienta con sts di- ‘versas manifestaciones. Ahora bien, esto concuerda con la negacién a aceptar la posibilidad siempre presente del antagonismo, y con la cre- encia de que —en tanto racional- la politica democritica siempre pue- de ser interpretada en términos de acciones individuales. Donde esto no fuera posible, se deberia necesariamente al subdesarrollo, Como ve- remos en el préximo capfeulo, es asi como los defensores de la “mi dernizacién reflexiva’ interpretan cualquier desacuerdo con sus & Dado el actual énfasis en el consenso, no resulta sorprendente {que lis personas estén cada vez menos interesadas en la politica y que nncién continie ereciendo. La movilizacién requiere & dn, pero Ia politizacién no puede cidn de una representacion conflictiva del mundo, qu ‘pos opuestos.con los cuales la gente se pueda identifica, pet do de ese modo.que las pasiones se movilicen polfticamente dentro del espectro del proceso democritico. Tomemes, por ejemplo, el ca- so de la voracidn. Lo que el enfoque racionalista es incapaz de com- prender es que aquello que impulsa a Ia gente" votar es mucho més que la simple defensa de sus intereses. Existe una importante di- -mensién afectiva en el hecho de voras ylo que esté en juego es una $e EE Ee EE Se Hee 32 ENTORNO ALO POLITICO de identificacin, Para actuar polfticamente, las personas necesitan. ser. capaces.de identificarse con una identidad colecti gue les brinde una idea de sf mismas que puedan valorizat. El dis- ‘curso politico debe ofrecer no s6lo politcas, sino también identida- des qué puedan ayudar @ las personas w dar séntido a lo que escin expérimentando y, ala veo, esperaiiza ea el Futivo. FREUD Y TA IDENTIFICACION Resulta, por lo tanto, crucial para fa teorfa democrética tomar en cuenta la dimensién afectiva de la politica, y para esto es necesario tun serio iitercambio con el psicoandlisis, El andlisis de Freud del proceso de “identificicién” destaca el investimienco libidinal que opera en la creacién de las identidades colectivas, y nos brinda im- porrantes indicios en lo que se refiere ala emergencia de los antago- nismos, En El malesar en la culrura, presenta una visién de la socie- dad amenazada perpetuamente con su desintegracién a causa de fa tendencia a la agresién presente en los seres humanos. Segtin Freud: “El ser bumano no es un ser manso, amable, alo sumo capaz de de- fenderse si lo atacan, sino que es Iicito attibuir a su doracién pulsio- nal una buena cuota de agresividad?”8 A fin de frenar ess iistintos ‘agresivos, la civibzacién debe utilizar diferentes mé:odos. Uno de cellos consiste en fomentar los lazos comunales mediante la moviliza- cidn de los instintos libidinales de amor. Como aficma en Psicologta de las masaty andiisis del yo, “la masa se mantiene cohesionada en vir- tud de algin poder. 2Y « qué poder podria adscribirse ese logro més {que al Eros, que lo cohesiona todo en el mundo?” El objetivo es 2 Sigmund Freud, Ciiliaion and i Discomtns The Standard Eton, vol xo, Londres, Vintage, 2001, p. 111 (rad. esp malar emt cua 9, Obnct Completas, vol. xxi, Buenos Aires, Amorrorea, 1988, p. 108], ¥ Sigmund Feud, Group Pycoley andthe Analysis of be Be, The Sandaed Elion, vol ot Londies. Vintage, 2001, p92 (tad. ep: Pcl de las mass y nls deen Obras Completa, vo. x, Buenos Ae, Amorors, 1989, p 88) LAPOLITICA Y LO POLITICO 3 cstablecer identifcaciones fusstes-enete-tos%iatembros de la comuni- clad, para lgadlos.emuniidentidad comparcide, Una identidad co- lectiva, un “nosotros, ¢s el resultado de una iaversién libidinal, pe” ro esto implica necesariamente la determinacién de un “ellos’. Sin dluda, Freud no entendia toda oposiciSn, como enemistad. ‘Como él tnismo indica! “Siempre & posible ligar en el amor a una fulticad mayor de seres humanos, con ail que otros queden fuera para mani- festarles la agresién’."® En tal caso la relaci6n nosotros/ellos se con- vierte en una relacién de enemistad, es decir, se vuelve antagénica. Segiin Freud, la evolucidn de la civilizacin se caractétiza por una lucha entre dos tipos bésicos de instintos libidinales: Eros, el ins- tinto de vida, y Ia Muerce, el instinso de agresividad y destruccidn, “Tambidai destacé que “lis dos variedades de pal 24 nunca~ aparccian aisladas entte si, sino que se ligaban en pro- porciones muy vatiables, volviéndose de ese modo irreconocibles, para nuestro juicio”,"© El instinto agresive nunca puede ser elimi- nado, pero uno puede intentar desarmarlo, para decidlo de alguna manera, y debilitar su potencial destructive mediante diversos mé- todos que Freud discuce en su libro. Lo que quiero sugerir es que, es Fara vez —qui- entendidas de_un_mode_agonisca, las_insticuciones democréticas pueden conuribuir a este desatnic dé las fueraslibidinales que com. ducen 4 la hostlidad y. que estén siempre presences en les socieda- des humanas. i ‘Ouras ideas pueden ser tomadas de la obra de Jacques Lacan, quign désarrollando la teorfa de Freud, ha introducido el concepto dé “goce} (jouisance), que es de gran importancia para explorat el rob'de-os afectos en la politica, Como observé Yannis Stavrakalkis, seg I ieoila liganiana fo que permite la persistencia de las formas sociopoliticas de identificacién es el hecho de que proporcionan al actor social una forma de jowisiance. En sus palabras: ° Signwund Freud, Civilization... op. ety p. 114, (ted. esp p. 111) ° Thi, p. 119 [sad esp p. 115]. SEE HEE EEE EEE EEE ee eer Eee ame eee ee eee Ee eee Ee eee s EN TORNO ALO POLITICO La problemiética del goce nos ayuda a responder de un modo conereto ‘qué eso que est en juego en la identificacién socio-politica yen la for- macién de la identidad, sugiriendo que la base de las fantaslas sociales ‘encuentran parciakmente su rafzen la “jouisance” del cuerpo. Lo que es- 14 en juego en estos campos, de acuerdo a la teoria lacaniana, no €5s6- lo la coherencia simbélica y el cierte discusivo, sino tambign el goce, la Jjotsisance que anima el deseo humane.” En la misma linea, Slavoj Zitek utiliza el concepro de goce de Lacan para explicar la atraccién del nacionalismo. En Tarring with the Negative, observa que: Bl dlemento que mantiene unida a una determinada comunidad no puede ser educido al punto de la identificacién simbélica: el elabon, que mantiene unidos a sus miembros implica siempre una relaci6n compartida hacia una Coss, hacia el goce encamado. Esta relacidn res- ecto a la Cosa estructurada mediante las Fantasias es lo que estéen jue ¢g0 cuando hablamos de la amenaza a nuestro “estilo de vida” planteada por el Oreo.'8 Con sespecto al tipo de identificaciones constirutivas del naciona- lismo, la dimensidn afectiva es, por supuesto, particularmente fuer- tc, y afiade: “El nacionalismo presenta entonces un terreno privile- sgiado para la erupcién del goce en el campo social. La Causa ‘Nacional finalmente no es otta cosa que la manera en la cual los su- jeros de una comunidad érnica dada orgenizan su goce a través de ‘mitos nacionales’.”” Teniendo en cuenta que las identificaciones co- lectivas siempre tienen lugar mediante un tipo de diferenciacién nosottoslellos, uno puede comprender cémo el nacionalismo pue- "7 Yannis Stakes, “Pasion of enfin: Discoucse, Eajymene and European Idenig’, on D Howarth J. Tofing (es), Dizouse Theory in Furpean Politic, Londes, Palgrave, 2004 (ico, 9.4. "F Slave) Zieh, Zang With the Negative, Ducham, Dake University Pes, 1995, p. 201 hid p. 202 LA POLITICA YL0 POLITICO 3 de transformarse ficilmente en enemistad. Segiin Zizek, el odio na- cionalista surge cuando otra nacién es percibida, como tina amena- 7a pata nuestro gocs. Por lo tanto, tiene su origen en el modo en “Gc los grupos soviales eratan su falta de goce atsibuyéndolo a la presencia de un enemigo que lo esté “robando”. Para comprender cémo puede evicarse tal transformacién de las identificaciones na- cionales en relaciones de amigo/enemigo, es necesario reconocer los vinculos afecrivos que las sostienen. Ahora bien, esto es precisa- ‘mente lo que evita el enfoque racionalista, de abt la impotencia de la teorfa liberal frente al surgimiento de antagonismos nacionaliseas. A partir de Freud y Canetti debemos comprender que, incluso en sociedades que se han vuelto muy individualiseas, la necesidad de identificaciones colectivas nunca va a desaparcoes, ya que’ ®'eonsti- ‘del modo de existencia de los seres humanos. En el campo de esas identificaciones juegan un rol central, y el vinculo afectivo que brindan debe ser tomado en cuenta por los teéticos de- mocriticos. El hecho de creer que hemos entrado en wna era en la cual las identidades “posconvencionales” hacen posible un trata- :icnto racional de las cuestiones politicas, eludiendo de esta mane- ra el rol de una movilizacién democratica de los afectos, significa dejar libre el terreno a aquellos que quieren socavar la democracia Leos redrices que quieren climinar las pasiones de la politica y sos- tienen que la politica democritica deberfa entenderse s6lo_en tée- mings de razbn, moderacién-y consenso, estén. moscrando su fala de compreasién de la dindmica de lo politico. No perciben que la politica deniberdtica necesita tener una influéncia real en los deseos y fantasfas de fa gente, y que en lugar de oponer los intereses a los sentimientos y la raz6n ala pasién, deberian ofrecer formas de iden- tificacidn que conduzcan a practicas democréticas. La politica pose siempre una dimensién “partisana’, y para que la genté 8¢ interese cen la politica debe cener la posibilidad de elegir entre opciones que doffezcan alternativas reales. Psto es precisamente lo que est faltaa- do ef Feactual celebracid de la democracia “libre de partisanos”. A pesar de lo que oimos én divers ambitos; el tipo de politi con- 36 EN TORNO ALO FOLiTICO sensual dominante en la actualidad, lejos de representar un progre- so en la democracia, es la sefial de que vivimos en lo que Jacques Rancitre denomina “posdemocracia”. Desde su punto de vista, las pricticas consensuales quié 8 proponen hoy como miodelo” para ta democracia presuponen la desapaticién misma de lo que constitiye el niicleo vical de la democracia. En sus palabras: i La posdemocracia es la prictica gubernamencal y a legitimacién con- ceptual de una democracia posterioral demos de una demoeracia que li- También destaca que Ia subpolitica significa “disefiar a la sociedad des- de abajo", y que como consecuencia de la subpolitizacién surgen exe- cientes oportunidades para que grupos hasta ahora involucrades en el proceso sustancial de tenificacin ¢ industralizacién puedan tener vou yy participacin en el ordenamiento de la sociedad: Ios iudadanos, a es- fera piblca, las movimientos sociales, grupos de expertos y trabajado- res en su lugar de acupacion Cuando visualiza las cuestiones que abordard esta subpolitica rein- ventada, Beck destaca nuevamente sus diferencias respecto del tipo de politica de izquierda/derecha de la modernidad simple, con su clara separacién entre lo publico y lo privado. De acuerdo a la con- cepcién tradicional, uno debia abandonar la esfera privada a fin de volverse politico, y era en la esfera ptiblica, 2 través de los partidos, donde se realizaba lo politico. La subpolitica funciona 2 la inversa de esta concepcién, y coloca en el centro de la arena politica todo aquello que fue dejado de lado y excluido del ee inquierda/derecha. Ahora que todas las cuestiones referidas al yo, que eran antes perci- bidas como expresiones del individualismo, ocupan un lugar cer tral, surge una nueva identidad de lo politico en términos de “pol tica de vida y'de muerte”, En una sociedad del riesgo, que ha tomado conciencia de la posibilidad de una crisis ecolégica, una se- rie de temas considerados antes de carécter privado, como ser aque- llos relacionados con el estilo de vida y la dieta, han abandonado la esfera de lo intimo y lo privado y se han politizado. La relacién del individuo con fa naturaleza es tipica de esta transformacién, ya que ahora estd indefectiblemente interconectada con una multiplicidad de fuerzas globales, de las cuales es imposible eseapar. ‘Ademés, el progreso tecnolégico y los desarollos cientificos en el campo de la medicina y la ingenierfa genética estin obligando a la gente a tomar decisiones en el campo de la “politica corporal” que hu- © Ulich Beck, “The Reinvention of Politics: Towasds a Theory of Reflexive Modernization”, op. ct, p. 23 ge gE Cee ge ge ECC erg Cee eee SEE :MAS ALLA DEL MODELO ADVERSARIAL? ” bieran sido antes inimaginables. Esas decsiones sobre la vida y la muerte estin introduciendo en la agenda politica cuestiones filoséficas dees mo, y los individuos se veria obligados a enfrencarlas si 1no quieren dejar su futuro en manos de expertos, o que sea tratado se- git la lbgica del mercado. Beck afirma que esto nos da la posibilidad de cambiar la sociedad en un sentido existencial. Todo depende de la capacidad de las personas para despojarve de. sus atiguas Tormias de ppensamiento, heredadas de la primera modernidad, 2 fin de enfrentar los desafios planteados por la sociedad del riesgo. El modelo de la ~Gonialidad inserumencal sin ambigitedades tendque ser abolido y deberfan encontrarse formas que vuelvan acepcable la “nueva ambiva- lencia’, Se necesita la ereaciin de foros donde los expertos, los polt- ‘cos, los empresatios, y los ciudadands puedan lograr un consenso so- bre los modos de establecer formas posibles de cooperacién mutua. Beck se complace en destacar el rol postive que puede jugar la du- daen el fomento de los compromisos que hacen posible la superaciéa de los conflictos. La generalizacién de una actitud de duda -afirma~ abre el camino a una nueva modernidad, no ya basada en la certeza como la modernidad simple, sino en el reconocimiento de la ambi- valencia y en el rechazo de una autoridad superior. También afirma {que el escepticismo generalizado y la centralidad de la duda que pre- dominan en la actualidad impiden la emergencia de relaciones anta- génicas. Hemos entrado en la era de la ambivalencia,en Ja cual ya na- die puede creer que po Ia fuente de los antagonismos-. Por lo tanto, el fundamento mismo de su emergencia ba sid6 éliminado?-Es por eso que rechaza como “sostenes del pasado” los intentos de hablar en términos de izquierda y detecha y de organizar identidades colectivas en torno a esos linca- rientos. Incluso va mds alld al sefialar que “el programa politico de ‘una modernizacién radicalizada es el escepticismo”. Segiin la perspectiva de Beck, una sociedad en la cual se haya ge- ela verdad ~creencia que cra, precisamente, 7 Ulrich Beck, The Reinvensin of Polis Rethinking Modernity in the Global Sovial Order op. city pp- 168 y 169.

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