Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen:
La Organización Conocimiento (OC) abarca actividades tales como la descripción
de documentos, indización y clasificación realizada en las bibliotecas, bases de datos,
archivos, etc Estas actividades se llevan a cabo por los bibliotecarios, archivistas,
especialistas en la materia, así como por algoritmos informáticos. La OC como un
campo de estudio se refiere a la naturaleza y la calidad de estos procesos de
organización del conocimiento (POC), así como los sistemas de organización de
conocimientos (SOC) que se utilizan para organizar documentos, representaciones de
documentos y conceptos.
Existen diferentes enfoques históricos y teóricos sobre OC que se relacionan a
diferentes puntos de vista de los conocimientos, la cognición, el lenguaje y la
organización social. Cada uno de estos enfoques tiende a responder de manera
diferente a la pregunta: "¿Qué es la organización del conocimiento?" Los
Profesionales de la información a menudo se han centrado en la aplicación de nuevas
tecnologías y estándares, y tal vez no han visto su trabajo bajo el prisma de la
interpretación y el análisis del significado. Es por eso que la clasificación bibliográfica
ha sido criticada por su falta de contenido intelectual.
Las actividades realizadas en torno a una OC tradicional (humana) son cada vez
más cuestionadas por las técnicas de recuperación basados en computadoras. Es
preciso investigar la contribución relativa de los diferentes enfoques y los desafíos
actuales del campo para ampliar la comprensión de los problemas. Este trabajo ofrece
una aproximación a la OC sobre la base de una teoría explícita del conocimiento.
1. Introducción
Organización del Conocimiento: concepción estrecha y amplia del concepto.
La OC ha sido principalmente una actividad práctica sin mucha teoría. Miksa, por ejemplo,
escribió:
“Ahora, podemos concluir simplemente con Dolby y otros que la clasificación bibliográfica
se desarrolla principalmente como una cuestión práctica, desprovista de contenido
intelectual sustantivo, que continúa por el mero hecho de la inercia en un campo en el que,
los esquemas de clasificación inventados tardíamente en el siglo XIX, se siguen utilizando”.
(Dolby 1979, p. 187; Mayr 1982, pp. 1-48)" (Miksa 1998, 49).
1
Apelando al concepto de sintaxis el autor se refiere a las dos acepciones posibles del término: 1. Como
parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar
conceptos; y 2. como conjunto de reglas que definen las secuencias correctas de los elementos de un
lenguaje de programación. (N del T).
de los símbolos, que operan sobre los significados como señales. El trabajo semántico
requiere la intervención humana directa mientras que el trabajo sintáctico, originalmente
humano, puede ser transferido a la informática donde se convierte en un proceso
automatizado.” (Warner, 2007).
2
Por ejemplo las DTDs (Document Type Definition) generadas a través de uso del lenguaje XML. (N del T).
Es difícil de definir "el enfoque tradicional" porque no hay una teoría unificada que
abarque a este concepto. Si hacemos caso omiso de los otros enfoques que se presentaron, lo que
existen son en su mayoría diferentes prácticas y algunas ideas dispersas sobre la manera de
organizar el conocimiento registrado en los documentos. Si tomamos algunos de los sistemas
utilizados, como por ejemplo el de la Clasificación Decimal Dewey (DDC), podemos comprobar que
ha utilizado principios muy diferentes en varias ediciones (cf., Miksa, 1998). Un investigador de la
clasificación como Vanda Broughton (2004, p 143) escribió acerca de uno de los viejos sistemas de
clasificación establecidos: "es muy difícil discernir las bases teóricas subyacentes a la LCC
(Clasificación de la Biblioteca del Congreso, USA / Library of Congress Classification)". Además,
algunas formulaciones de S.R. Ranganathan (1951) sugieren que los sistemas de clasificación
"tradicionales" parecen carecer de una base teórica sólida.
Entre las grandes figuras de la historia de la OC que se puede clasificar como "tradicional"
se encuentran Melvil Dewey (1851-1931) y Henry Bliss (1870-1955). Eugene Garfield escribió sobre
Bliss: "sus metas y aspiraciones eran diferentes de las de Melvil Dewey, a quien sin duda superó en
la capacidad intelectual, pero fue eclipsado en la capacidad y habilidad para la organización.
Dewey fue un hombre de negocios, pero carente de una profundidad en los objetivos que se
propuso”. (Garfield 1975, 252). Esta diferencia en la concepción de los dos hombres que han
marcado la historia de los sistemas de clasificación bibliográfica se refleja también en Miksa (1998,
pp 42-45) cuando se refiere al enfoque que primaba en el sistema ideado por Melvil Dewey. Este
enfoque o perspectiva puede apenas tomarse como una aproximación intelectual a la OC más que
como un fundamento teórico del campo desde una perspectiva académica. Su interés no era
encontrar un sistema óptimo para ayudar a los usuarios de las bibliotecas, sino de encontrar una
forma eficaz de administrar las colecciones de la biblioteca. Él estaba interesado en el desarrollo
de un sistema que pudiera ser utilizado en muchas bibliotecas, una forma estandarizada para
gestionar las colecciones de las bibliotecas.
La DDC debe ser vista como el sueño del bibliotecario más que como el sueño del usuario
de la biblioteca. No está diseñada para una colección específica y debe ser vista como un sistema
que puede abarcar y representar diferentes colecciones y concepciones académicas. Con el fin de
reducir al mínimo la carga de trabajo en las bibliotecas el sistema es conservador en el sentido de
que evita por todos los medios variar su estructura en el tiempo. En otras palabras: la consistencia
interna a través de las diferentes ediciones es la prioridad del sistema en detrimento de una
actualización que pueda contemplar los cambios del entorno (tanto del usuario como del propio
conocimiento). En este sentido al usuario le resulta imposible obtener una visión realista y
detallada acerca de las relaciones entre las disciplinas y campos del conocimiento.
En oposición a estas carencias la DDC brinda al bibliotecario un estándar mediante el cual
es posible administrar de manera eficiente el procesamiento de los registros bibliográficos. Es
posible por ejemplo importar de otro catálogo la clasificación de una obra idéntica a una de
nuestra colección o contratar a estudiantes de bibliotecología que conozcan el sistema para
aplicarlo en el trabajo de la clasificación. El sistema está por lo tanto también apoyando intereses
profesionales. Probablemente representa una racionalización del trabajo de la biblioteca más que
cualquier otra cosa. Su principal cualidad puede ser que representa un estándar pero en modo
alguno es un sistema optimizado para la navegación o la recuperación información. Hay que añadir
que lo que hoy se llama Bibliotecología y Ciencia de la Información (ByCI), se denominaba
biblioteconomía en la época cuando el sistema se publicó por primera vez (1876). En esta línea,
puede inferirse que el término “biblioteconomía” se refiere o indica aspectos más relativos a la
Entre los críticos de la DDC puede citarse a Bernd Frohmann, quien escribió:
"Los temas (subjects) propuestos por Dewey son elementos de un sistema semiológico tecno-
burocrático adaptables a un programa (software) estandarizado para administrar la
colección de una biblioteca, en lugar de aspectos representativos de la cultura".
…..
"Dewey subrayó más de una vez que su sistema no va más allá de lo que su propia estructura
representa, es decir, no pretende ofrecer ninguna "deducción trascendental" de sus
categorías temáticas ni hacer ninguna referencia a la objetividad o el consenso social sobre
la estructura del conocimiento (como lo planteaba Cutter). Desdeña cualquier interpretación
filosófica sobre el significado de sus símbolos. La DDC es un sistema semiótico pobre, con una
expansión de diez dígitos, carente de cualquier referente más allá de sí mismo.
....
El conflicto se plantea en torno a la noción de “tema” o “epígrafe” dentro de un sistema
bibliográfico abierto como lo planteaba Cutter que el de una “clasificación cerrada o
estática” como propone Dewey. (Frohmann 1994, 112-113).
La cita de Frohmann muestra que ya cuando Melvil Dewey publicó su sistema deslizó una
crítica hacia la DDC como una estructura con poca base académica o teórica. Esta actitud de
Dewey puede haber influido en la práctica bibliotecológica a partir de que los profesionales de la
información pueden haber visto su trabajo más como una actividad de etiquetado de los
contenidos documentales que una actividad de interpretación y análisis del significado.
Con el fin de identificar un enfoque de la OC que puede merecer la etiqueta de
"tradicional" vamos a recurrir a otros expertos como Henry Bliss. Una característica importante de
su perspectiva (y de la de muchos pensadores contemporáneos de la OC) fue que las ciencias
tienden a reflejar el orden de la naturaleza y que la clasificación de la biblioteca debe reflejar el
orden del conocimiento tal como lo describe la ciencia:
La implicancia de esta lógica es que los bibliotecarios deben clasificar las colecciones
teniendo en cuenta los avances científicos 3. Esta característica debe reflejarse también en la
formación profesional:
3
En el sentido de estar atentos a las nuevas estructuras y divisiones que adopta lo que genéricamente
llamamos conocimiento (N del T).
4
La ”garantía literaria” se basa en el principio por el cual la terminología y las relaciones conceptuales
vigentes en un dominio o área de conocimiento deben derivarse de la documentación, pues el volumen de
literatura sobre un tema legitima su adscripción y situación dentro de una especialidad.
A menudo parece suponerse que la organización del conocimiento es sólo una cuestión de
"saber leer" las relaciones correctas entre conceptos. Sin embargo no hay muchas indicaciones de
cómo se resuelve esta cuestión.
Los debates dentro del campo de la filosofía de la ciencia sobre la división del conocimiento
(sobre todos los relativos a las corrientes positivistas) no son desconocidos por los teóricos de la
OC. Las mismas incertezas existentes en el plano filosófico son las que a menudo reflejan la
práctica ordinaria de la OC.
[Como se verá más adelante] Es con el desarrollo del enfoque del análisis de dominio que la
cuestión de la subjetividad y la objetividad encuentra un abordaje sistemático y con una
metodología clara y apropiada para el estudio de la OC.
El enfoque analítico-facetado
La fecha de fundación de este enfoque podría ser elegida, por ejemplo, a partir de la
publicación de la Clasificación de Colon (Colon Classification) de S. R. Ranganathan, en 1933. El
desarrollo de este enfoque ha estado particularmente a cargo del Grupo Británico de Investigación
en Clasificación (British Classification Research Group). Este enfoque ha dominado, en muchas
maneras, lo que podría ser calificado como la “teoría moderna de la clasificación”. Hoy en día, el
sistema BC2 es probablemente el sistema teóricamente más avanzado basado en este enfoque (el
cual también ha contribuido a su desarrollo).
La mejor manera de explicar este enfoque es probablemente explicando su metodología
analítico-sintética. El significado del término “análisis” es: desmembrar cada materia en sus
conceptos básicos. El significado del término “síntesis” es: combinar las unidades relevantes y los
conceptos para describir la materia de estudio del conjunto de información analizado.
Las materias dadas (como aparecen en, por ejemplo, los títulos de los libros) son
primeramente analizadas a partir de unas pocas categorías comunes, las cuales son llamadas
“facetas”. Ranganathan propuso su fórmula PMEET: Personalidad, Materia, Energía, Espacio y
Tiempo:
• Personalidad es la característica distintiva del sujeto.
• Materia es el material físico del cual puede estar compuesto el sujeto.
• Energía es cualquier acción que ocurre con respecto al sujeto.
• Espacio es el componente geográfico de la locación de un sujeto.
• Tiempo es el período asociado a un sujeto.
El Grupo Británico de Investigación en Clasificación (CRG) expandió esta lista, pero aquí
solo consideraremos la original. La primera suposición es que todas las materias pueden ser
analizadas de manera tal que encajen en estas cinco categorías. Esas categorías han sido
desarrolladas antes de que los libros hayan sido escritos y llevados a la biblioteca. En otras
palabras, no están ni dinámicamente desarrolladas, ni empíricamente dadas: son lógicas,
categorías a priori. Cada categoría (faceta) tiene, en principio, su propia clasificación o lista de
símbolos. Un documento dado es clasificado tomando uno o más símbolos de las facetas
apropiadas y combinándolos de acuerdo a ciertas reglas. Esta combinación es llamada síntesis
notacional. La idea es que los mismos cimientos puedan ser usados para todos los propósitos. La
suposición filosófica subyacente es que el significado de los elementos no cambia en diferentes
contextos. Esta suposición nunca ha sido, hasta donde sé, discutida en la literatura. De acuerdo
con las teorías modernas del significado, es una suposición bastante problemática.
Hjørland (2007b, 382-384) relacionó la filosofía básica del análisis facetado a la filosofía de
las nociones semánticas primitivas y, por consiguiente, a una más amplia teoría de la semántica.
De acuerdo con su análisis, los elementos semánticos no son atributos directos del lenguaje,
aunque sí están vinculados a modelos de realidad, los cuales son expresados a través del lenguaje.
Los componentes químicos, por ejemplo, pueden ser expresados en fórmulas químicas por medio
de elementos químicos. Los elementos químicos son descubiertos e identificados por químicos; no
son elementos dados en lenguajes naturales. Los nombres de los elementos químicos son, en este
caso, las nociones semánticas primitivas. Las relaciones semánticas, incluyendo la relación entre
los elementos y las expresiones compuestas, están en consecuencia conectadas a las teorías de la
realidad.
“Un plan enumerativo con unos fundamentos superficiales puede ser adecuado e
incluso económico para un sistema de conocimiento cerrado…. Lo que distingue al universo
del conocimiento actual es que se trata de un continuum dinámico. Siempre está creciendo;
nuevas ramas pueden brotar de cualquiera de sus infinitos puntos en cualquier momento;
ellas son incognoscibles en el presente. No pueden, por lo tanto, ser enumeradas aquí y
ahora; tampoco pueden ser anticipadas, sus filiaciones sólo pueden ser determinadas luego
de que aparecen.” (Ranganathan, 1951).
5
Library and Information Science, en castellano Bibliotecología y Ciencias de la Información. N.del T.
Estas visiones revelan algunas suposiciones básicas del enfoque analítico facetado. La
diferencia entre los fundamentos teóricos de los sistemas enumerativos comparados con los
sistemas facetados no es que los primeros tienen una base superficial, mientras que los últimos
poseen un basamento profundo. Las preguntas básicas en cuanto a la organización del
conocimiento son compartidas por ambos acercamientos: cómo los términos son seleccionados y
definidos, y sus relaciones semánticas establecidas. Ésta no es una cuestión puramente lógica, sino
en gran medida una pregunta empírica. Si bien es cierto que puede ser más simple combinar
elementos existentes para formar nuevas clases y, consecuentemente, más simple aún colocar
nuevas materias en sistemas facetados, es claramente imposible para cualquier sistema anticipar
el descubrimiento de nuevos conocimientos. La creencia de que esto debería ser posible revela
que parte de la filosofía del análisis facetado no tiene contacto con el mundo real.
La Barre (2006) develó que las técnicas facetadas están siendo crecientemente utilizadas
en el diseño de sitios web. Un formato específico, XFML, un simple formato XML para intercambiar
metadatos en la forma de jerarquías facetadas ha sido desarrollado (Van Dijck, 2003). La técnica
está, entonces, muy viva y en uso.
sobre qué es relevante y cómo esto puede ser medido. Ni el enfoque “orientado al sistema”, ni el
enfoque “orientado al usuario” han considerado el problema epistemológico: ¿cómo están
relacionadas las respuestas a las demandas a diferentes teorías o perspectivas?
Los experimentos Cranfield, fundados en la década de 1950, y los experimentos TREC 6
(Conferencias sobre Recuperación de Textos), que comenzaron en 1992, han sido, entre otros,
muy importantes en la tradición de la RI. Fueron los experimentos Cranfield los que introdujeron
las famosas medidas “recuperación” y “precisión” como criterios para evaluar la eficiencia de los
sistemas. Los experimentos Cranfield encontraron que los sistemas de clasificación, como UDC, y
los sistemas analítico-facetados eran menos eficientes comparados con buscadores de texto libre
o sistemas de indización de bajo nivel (“unitérminos”). El examen Cranfield I arrojó, de acuerdo
con Ellis (1996, p. 3-6) los siguientes resultados:
6
Text Retireval Conferences, por su sigla en inglés. N. del T.
En cierto sentido, todos los acercamientos a la OC coinciden en que la meta a la que todos
los sistemas y procesos están apuntando es satisfacer las “necesidades de información” de los
usuarios. Por ejemplo, investigadores del enfoque analítico-facetado pueden correctamente
declarar que los usuarios se benefician de sistemas bien estructurados, razón por la cual este
enfoque está “orientado al usuario” o es “amigable con el usuario”. Si el término “orientado al
usuario” resulta en una etiqueta significativa para este acercamiento, debe ser definido de forma
más precisa. Necesitamos distinguir, como mínimo, los siguientes significados:
La mejor manera para definir este enfoque es probablemente por medio del método:
sistemas basados en enfoques orientados al usuario deben especificar cómo está construido el
diseño de dicho sistema en base a estudios empíricos de usuarios.
Los estudios de usuarios demostraron muy tempranamente que los usuarios prefieren
sistemas de búsqueda verbal, en oposición a los sistemas basados en clasificaciones notacionales.
Este es un ejemplo de un principio derivado de estudios empíricos de usuarios. Adeptos a las
clasificaciones notacionales pueden, por supuesto, aún esgrimir argumentos: que las notaciones
están bien definidas y que los usuarios pueden perder información importante al no considerarlas.
Con el fin de considerar la función de los estudios empíricos de usuarios, puede ser
fructífero tener en cuenta el desarrollo de los sistemas biológicos. Mishler (2000) nos provee de
un resumen histórico sobre este campo:
La tabla muestra cómo la “clasificación popular” fue sucedida por una clasificación
esencialista de Aristóteles a Lineo, luego por una clasificación natural [fundada por de Jussieu] y
más tarde por la filogenia sistemática y los análisis de ADN. En consecuencia, de acuerdo con este
resumen la clasificación popular representó un periodo pre-científico. Uno puede preguntar: ¿las
clasificaciones basadas en información empírica de los usuarios pueden gozar del mismo estatus
que posee la clasificación popular (i.e., para representar una forma pre-científica de la
organización del conocimiento)? ¿encuentran los adeptos a las visiones orientadas al usuario que
es mejor basar los sistemas de clasificación para bibliotecas y bases de datos bibliográficas en
clasificaciones populares y estudios de usuarios en lugar de hacerlo en métodos científicos?
Es extraño que alguien parezca creerlo. ¿Son los aficionados quienes supuestamente
tienen más conocimientos? En algunos casos, por supuesto, puede ser difícil encontrar expertos
entre los investigadores establecidos. En el caso de la música, los investigadores no han
considerado la música popular sino hasta hace poco tiempo, y los expertos debieron ser
encontrados en otros círculos, por ejemplo, entre periodistas y los usuarios mismos. Incluso en ese
caso, es probable que no sea el usuario común quién sepa sobre conceptos de género relevantes,
sino algunos expertos entre los usuarios. Dicho esto, debe admitirse que algunos investigadores
serios sí consideran a las clasificaciones populares iguales a las clasificaciones científicas (Dupre
2006).
Hjørland (2007a) descubrió que el enfoque orientado al usuario parece haber eliminado el
estudio de los documentos y que algunas problemáticas sobre el “paradigma bibliográfico” han
manifestado críticas. Los enfoques orientados al usuario son usualmente contrastados con el
enfoque “conducido por el sistema”, el cual está nuevamente asociado a los experimentos de
Cranfield:
“Teóricamente, el modelo Cranfield depende casi por completo del atractivo, pero
problemático concepto de la relevancia. Además, dos supuestos clave subyacen al modelo
Cranfield: los usuarios desean recuperar documentos relevantes a partir de sus consultas y
no quieren ver documentos no relevantes entre los resultados, y la relevancia de los
documentos es una propiedad objetivamente discernible del documento. Ninguna de estas
dos suposiciones ha resistido el paso del tiempo, la experiencia y al análisis agudo.” (Hildreth
2001).
Schneider (2004) descubrió que los métodos bibliométricos pueden ser usados para
proveer a los tesauros de términos candidatos. Los mapas bibliométricos pueden, sin embargo, ser
considerados una herramienta de organización del conocimiento en sí mismos; una que puede
complementar a los tesauros, puedan éstos o no “verificarlos”. Los mapas bibliométricos típicos
muestran redes de cooperación entre autores, mientras que los tesauros muestran enlaces
ontológicos. Analíticamente, podemos hacer una distinción entre la organización intelectual del
conocimiento y la organización social del conocimiento, y puede ser discutido que la bibliometría
está más cerca del polo social. Los métodos bibliométricos pueden, así, proveer de información
complementaria que resulta útil en sí misma.
La representación de un documento se realiza con el fin de hacer posible que los usuarios
lleven a cabo discernimientos relevantes. El documento debería ser mirado con los ojos de los
usuarios potenciales. En una biblioteca feminista, por ejemplo, un libro debería ser indizado
anticipando cómo podría éste contribuir a la escolaridad femenina. Esto podría sonar extraño,
pero en muchas situaciones esto resulta obvio, es lo que naturalmente se haría. En la literatura,
esta visión es conocida como “indización orientada por la demanda”. El núcleo de la indización es,
tal como lo afirmaron Rowley & Farrow (2000, 99), la evaluación de la contribución que un artículo
hace al conocimiento, para indizarlo acorde a ello. O, en palabras de Hjørland (1992, 1997), la
indización de su potencial informativo. Una manera más simple de decirlo: el indizador debería
preguntar “¿qué uso puede tener este documento en particular en relación a otros documentos?”.
“Con el fin de lograr una indización consistente, el indizador debe poseer una
apreciación meticulosa de la estructura de la materia y de la naturaleza de la
contribución que el documento está brindando al progreso del conocimiento.” (Rowley
& Farrow 2000, p. 99).
La clase de información que es juzgada relevante para una tarea dada depende de la teoría
de la persona que emite el juicio. Si uno cree que la esquizofrenia es causada por una
comunicación problemática entre madre e hijo, entonces los estudios sobre interacción familiar
son evaluados como relevantes. Si, por otro lado, uno cree que la esquizofrenia es causada por
factores genéticos, entonces el estudio de los genes se vuelve más relevante. Los criterios
utilizados para representar documentos son, en principio, los mismos criterios que se encuentran
implícitos en las teorías científicas actuales. (Es por eso que los índices de citación, con su
extremadamente dinámica manera de indizar, tienen una ventaja).
Esta cita está en concordancia con la visión tradicional del conocimiento, la cual lo
establece como un reflejo objetivo de la realidad. Es, sin embargo, una mala representación que
responde a la visión pragmática del conocimiento y de la clasificación de John Dewey, tal como
queda demostrado por otra cita:
Esta cita claramente demuestra que John Dewey no aceptó la metáfora del espejo del
conocimiento o, como él mismo lo expresó: “una simple transcripción o duplicado de algún arreglo
ya terminado, pre-existente en la naturaleza”.
Para la OC este asunto es importante. Dos visiones diferentes del conocimiento pueden
ser contrastadas:
Unas pocas palabras sobre el concepto de disciplina en relación a este tema: la mayor
parte del conocimiento está hoy en día desparramado en diferentes disciplinas. Las escuelas de
Bibliotecología han tradicionalmente formado bibliotecarios y especialistas en información, las
escuelas de lenguas con fines específicos han formado traductores, las escuelas de negocios han
formado gestores de información, las escuelas de computación han formado programadores, etc.
En diversas formas, mucho de lo que han estado trabajando se basa en el mismo tipo de
conocimiento teórico. Su división ha supuesto un problema en lugar de proveer de un desarrollo
fructífero para dichos campos por separado. Esta revista (knowledge organization) a veces publica
información relacionada al campo de la Terminología, pero ésta es una excepción que confirma la
regla de que ambos campos se encuentran separados. En cada disciplina, existe la necesidad de
clarificar su teoría sobre los problemas fundamentales del conocimiento, la cognición, la
comunicación, el lenguaje y la organización social, los cuales son comunes a todas estas
disciplinas.
“En esta conexión es importante darse cuenta de que los puntos de vista, que han
dominado dentro de la lingüística en los últimos 10-15 años especialmente en EEUU (i.e. la
escuela de la gramática generativa de Noam Chomsky), no han tenido una influencia
práctica que valga la pena mencionar en relación al procesamiento del lenguaje natural. En
su fundamento teórico y en sus tecnicismos (como la escritura de reglas en forma
algorítmica) existen importantes similitudes entre la gramática generativa y el
procesamiento electrónico de datos. El procesamiento del lenguaje natural, sin embargo,
parece aún depender en la práctica de las categorías tradicionales de la gramática y de los
diccionarios. Esto demuestra, en mi opinión, que los problemas vinculados a la
automatización de los textos – en oposición a los problemas vinculados a la automatización
de los cálculos matemáticos – son fundamentales y, en consecuencia, no pueden ser
eliminados por las versiones de la lingüística orientadas a la computación.
Comparto con Gerald Salton su pesimismo sobre la utilidad de la lingüística moderna
vinculada a la documentación automatizada. Sin embargo, Salton parece identificar a la
lingüística con la lingüística moderna estadounidense, y así, pierde el conocimiento que fue
obtenido antes de que la gramática generativa evolucionara, o el que fue ganado en otros
países como Escandinavia”. (Spang-Hanssen 1974, 17, traducido al inglés por BH).
Conclusión
Bibliografía
Bliss, Henry Evelyn 1929.The organization of knowledge and the system of the sciences. With an
introduction by John Dewey. New York: Henry Holt and Co.
Bliss, Henry Evelyn 1935. A system of bibliographic classification. New York: H. W. Wilson.
Dupré, J. 2006. Scientific classification. Theory, Culture & Society 23(2-3), 30-32.
Broughton, Vanda, Hansson, Joacim, Hjørland, Birger and López-Huertas, Maria J. 2005,
“Knowledge organisation: Report of working group 7”, in Kajberg, L. and Lørring L. (Eds), European
Curriculum Reflections on Education in Library and Information Science, Royal School of Library and
Information Science, Copenhagen, available at: http://www.db.dk/LIS-EU/workshop.asp
´
Cole, Jonathan R. & Cole, Stephen 1973. Social Stratification in Science. Chicago, IL: University of
Chicago Press.
Dewey, John 1929. Introduction. IN: H. E. Bliss: The organization of knowledge and the system of
the sciences. New York: Henry Holt and Company.
Dewey, John 1920/1948. Reconstruction in philosophy. Enlarged edition. New York: Beacon, 1948.
(Original work published 1920).
Dolby, R. G. Alex 1979. Classification of the sciences: The Nineteenth Century Tradition. IN:
Classifications in their social contexts. Ed. by R. F. Ellen & D. Reason. (Pp. 167-193). New York:
Academic Press.
Dupré, John 2006. Scientific classification. Theory, Culture & Society, 23(2-3), 30-32.
Ellis, David 1996. Progress and Problems in Information Retrieval. London: Library Association
Publishing.
Ereshefsky, Marc 2000. The Poverty of the Linnaean Hierarchy: A Philosophical Study of Biological
Taxonomy. Cambridge: Cambridge University Press.
Frohmann, Bernd 1994. The Social Construction of Knowledge Organization: The Case of Melvin
Dewey. Advances in Knowledge Organization 4, 109-117.
Garfield, Eugene 1975. The “Other” Immortal: A Memorable Day with Henry E. Bliss. Current
Contents #15, 7-8. Reprinted in: Essays of an Information Scientist, Vol:2, p.250-251, 1974-76.
(Retrieved 2007-11-29) http://www.garfield.library.upenn.edu/essays/v2p250y1974-76.pdf
Gruzd, Anatoliy 2007. Book review of ‘New Directions in Cognitive Information Retrieval’. Journal
of the American Society for Information Science and Technology 58(5), 758-760.
Hildreth, Charles R. 2001. Accounting for users' inflated assessments of on-line catalogue search
performance and usefulness: an experimental study. Information Research 6(2) Available at:
http://InformationR.net/ir/6-2/paper101.html
Hjørland, Birger 1992. The Concept of "Subject" in Information Science. Journal of Documentation
48(2), 172-200.
http://www.db.dk/bh/Core%20Concepts%20in%20LIS/1992JDOC_Subject.PDF
Hjørland, Birger (Red.). 2005ff.: Lifeboat for Knowledge Organization. (Free Internet source).
http://www.db.dk/bh/lifeboat%5Fko/home.htm
Hjørland, Birger 2007a. Arguments for 'the bibliographical paradigm'. Some thoughts inspired by
the new English edition of the UDC. Information Research 12(4) paper colis06.
http://informationr.net/ir/12-4/colis/colis06.html
Hjørland, Birger 2007b. Semantics and Knowledge Organization. Annual Review of Information
Science and Technology vol. 41, 367-405.
Hjørland, Birger & Nissen Pedersen, Karsten 2005. A substantive theory of classification for
information retrieval. Journal of Documentation 61(5), 582-597.
http://www.db.dk/bh/Core%20Concepts%20in%20LIS/Hjorland%20&%20Nissen.pdf
Hulme, E. Wyndam 1911. Principles of Book Classification. Library Association Record 13:354-358,
oct. 1911; 389-394, Nov. 1911 & 444-449, Dec. 1911.
Kessler, Myer Mike 1963. Bibliographic coupling between scientific papers. American
Documentation 14: 10-25.
La Barre, Kathryn 2006. The use of faceted analytico-synthetic theory as revealed in the practice of
website construction and design. Ph.D.-dissertation submitted at the school of LIS at Indiana
University.
Mayr, Ernst 1982. The growth of biological thought: Diversity, evolution, and inheritance.
Cambridge, Mass.: The Belknap Press of Harvard University Press.
Miksa, Francis 1998. The DDC, the Universe of Knowledge, and the Post-Modern Library. Albany,
NY: Forest Press.
Mishler, Brent D. 2000. Deep Phylogenetic Relationships among "Plants" and Their Implications for
Classification. Taxon 49(4), 661-683.
Moss, R. 1964. Categories and Relations: Origins of Two Classification Theories. American
Documentation 296-301.
Oleson, Alexandra & Voss, John (Eds.). 1979. The Organization of knowledge in modern America,
1860-1920. Baltimore: Johns Hopkins University Press.
Rowley, Jennifer E. & Farrow, John (2000). Organizing Knowledge: An Introduction to Managing
Access to Information. 3rd. Alderstot: Gower Publishing Company.
Schneider, Jesper W. 2004. Verification of bibliometric methods' applicability for thesaurus
construction. Aalborg: Royal School of Library and Information Science. (PhD-dissertation).
Available at: http://biblis.db.dk/archimages/199.pdf
Small, Henry 1973. Co-citation in the scientific literature: A new measurement of the relationship
between two documents. Journal of the American Society of Information Science, 24(4): 265-269.
Sparck Jones, Karen 2005. Revisiting classification for retrieval. Journal of Documentation 61(5),
598-601. [Reply to Hjørland & Nissen Pedersen, 2005].
http://www.db.dk/bh/Core%20Concepts%20in%20LIS/Sparck%20Jones%5Freply%20to%20Hjorlan
d%20&%20Nissen.pdf
Warner, A. J. 1991. Quantitative and qualitative assessments of the impact of linguistic theory on
information science. Journal of the American Society for Information Science 42(1), 64-71.
Warner, Julian 2002. Forms of labour in information systems. Information Research 7(4)
http://informationr.net/ir/7-4/paper135.html
Warner, Julian 2007. Description and search labor for information retrieval. Journal of the
American Society of Information Science and Technology 58(12), 1783–1790.
Ørom, Anders 2003. Knowledge Organization in the domain of Art Studies - History, Transition and
Conceptual Changes. Knowledge Organization 30(3/4), 128-143.