Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Desde el surgimiento del pensamiento liberal clásico, y tal vez desde los
tiempos de Platón, nuestro pensamiento se ha estructurado en torno de se-
1
/. ries complejas de dualismos o pares opuestos: racional/irracional, activo-
r /pasivo, pensamiento/sentimiento, razón/emoción, cultura/naturaleza, po-
¡: der/sensibilidad, objetivo/subjetivo, abstracto/concreto, universal/particu-
i
I
lar. Estos pares duales dividen las cosas en esferas contrastantes o polos
11
¡.
I
,., opuestos.'
Tres características de este sistema de dualismos resultan importan-
tes para la discusión que sigue. Primero, los dualismos están sexualiza-
¡íliIil
I¡ dos. Una mitad de cada dualismo se considera masculina y la otra mitad,
femenina. Segundo, los términos de los dualismos no son iguales sino que
constituyen una jerarquía. En cada par, el término identificado como
l. "masculino" es privilegiado como superior, mientras que el otro es consi-
derado como negativo, corrupto o inferior. Y tercero, el derecho se identi-
fica con el lado "masculino" de los dualismos.
/"
I
I
1·11
* Publicado en David Kairys (ed.), The Politics of Law (Nueva York, Pantheon, 1990), pp.
452-467. Traducción de Mariela Santoro y Christian Courtis.
1. Véase Hélene Cixous, "Sorties", en E. Marks y 1. Courtivron (eds.), New French Femi-
nisms (Nueva York, Schocken Books, 1981), pp. 90-91; J. Derrida, Dissemination (The
University of Chicago Press, 1981); C. Christ, Diuing Deep and Surfacing (Boston, Bea-
con Press, 1980), p. 25; J. Clegg, The Structure of Plato's Philosophy (Lewísberg, Buck-
nell University Press, 1977), pp. 18, 100-101, 188-191; F. Olsen, "The Family and the
Market: A Study of Ideology and Legal Reform" (en Haroard Law Reuiew, 96, 497, pp.
1570-1576, 1983); G. Frug, "The City as a Legal Concept" (en Haroard Law Reoieio, 93,
pp. 1057, 1057, 1980).
[25 I
27
26 Frances Olsen El sexo del derecho
x:
2. H. T. MiJ.J,"Enfranchisement ofWomen" en J S M'
ROSSl (University of Chicago Press '1970i' ~~y H.T. Mili, Essays ori Sex Equality
In tcatcon of the Rights of Woman (Lond'res J JPhP, , pp. 100-101; M. WolIstonecraft
, . o nson, 1792), pp. 49-92. '
A
das acerca de la irracionalidad, pasividad, etc., de las mujeres. Lo que sos-
tie~en estas estrategias no es que el género deba ser ignorado sino que las en la mejora de la sociedad. Muchas de estas reformador as tenían la es-
mujeres son o deberían ser racionales, activas, etcétera." peranza de que los hombres adoptaran más virtudes femeninas -especial-
Bajo ~stas estrategias, la igualdad -o tratamiento igualitario- es pa- mente la continencia sexual-, pero básicamente aceptaban los dualismos,
ra la~ ,muJeres la meta final. El tratamiento igualitario para las mujeres aceptaban la identificación de las mujeres con lo irracional, pasivo, etc. y,
también es propuesto como norma general, mientras que las políticas so- en general, se resignaban a la imposibilidad de un cambio mayor por par-
bre la "conciencia de género" (gender-conscious policiesJ son vistas como te de los hombres. Su esfuerzo principal no consistía en transformar o
~ abandono limitado de esta norma -como una excepción que puede jus- abolir los dualismos sino en forzar una revalorización de lo irracional, pa-
tificarse para enfrentar y corregir la desigualdad-o El resultado de esas sivo, etcétera."
p,olíticas de "conciencia de género", de acuerdo con sus defensoras, debe- Charlotte Perkins Gilman, una temprana feminista que criticó rigu-
na ser el de asegurar a las muj~res el mismo poder y prestigio del que go- rosamente muchos de los rasgos predominantes entre las mujeres de fin
zan los hombres, y el de perrnitjr que las mujeres sean -y que esto se les del siglo pasado, escribió sin embargo una elocuente reivindicación del la-
reconozca- tan racionales, activas, etc., como son los hombres (lo cual, por do desvalorizado de los dualismos. La novela Herland describe una utopía
supuesto, sucede menos de lo que los hombres dicen que sucede). feminista en un escenario geográficamente aislado, luego de que los hom-
bres se hubieran matado entre sí como consecuencia de una guerra. Gil-
Rechazo de la jerarquización man describe brevemente un milagroso y poco plausible cambio hacia la
reproducción asexuada, para lograr así una. descripción acerca de cómo
funcionaría una sociedad compuesta sólo por mujeres. A pesar de que las
La segunda serie de estrategias rechaza la jerarquía de los primeros mujeres de Gilman son más fuertes y más capaces de lo que el estereoti-
rasgos sobre lo~ segundos pero acepta la sexualización. Estas estrategias po estándar de su época hubiera permitido, y a pesar de que se observan
s~,parecen a la Ideología dominante en que aceptan en general la afirma- en la novela sobretonos andróginos, el mensaje principal del libro es la
cion de. que los ho~bres y las mujeres son diferentes -que los hombres ruptura e inversión parcial de la jerarquía de lo racional sobre lo irracio-
son rac~onales, actIv.o,s,etc., y q~e las mujeres son irracionales, pasivas, nal, lo activo sobre lo pasivo, etcétera."
et~.- '. Tienden ta~bIen a selecciouar, para describir los mismos rasgos, Un grupo de feministas modernas ha continuado esta idea de la rup-
adjetivos alterna~lvos. ~ue tengan menor carga valorativa o que estén tura e inversión parcial de la jerarquía. Hablar de la "psicología de la mu-
cargados en la dlrecclOn opuesta: racionalista/espontáneo· agresivo/re- jer", la "imaginación" y el "lenguaje común de las mujeres" es popular hoy
ceptivo, etcétera. '
en día." La distinción entre la estrategia que rechaza la jerarquización y
. Duran~e ~l siglo XIX y principios del xx, el principal objeto de denun- acepta la sexualización de los dualismos por un lado y, por otro, la estra-
CI~del movlml~~to de las ~ujere.s fue la exclusión de éstas del ámbito pú- tegia de la "androginia", que rechaza la propia estructura de los dualis-
b.hcoy la negación a la mujer de Igualdad de oportunidades. Estas denun- mas, ha comenzado a disolverse.
cIa~ fueron sos~enidas principalmente por estrategias de la primera cate-
gana (estrategIa~ que rechazaban la sexualización de los dualismos) más
qu~ por estrategIas de la segunda categoría (estrategias que rechazaban 5. Véase Barbara Easton, "Feminism and the Contemporary Family", en N. Cott y E. Pleck
l~ Jerarquía). La principal excepción fue el movimiento por la pureza so- (eds.), A Heritage of Her Own (Nueva York, Simon & Schuster, 1979), pp. 555-557; N. Cott y
cial y otras reformas morales. E. Pleck, Introduction, en ob. cit., p. 11; K. Melder, Beginnings of Sisterhood (Nueva York,
En general, los movimientos de reforma social liderados por feminis- Schocken Books, 1977), p. 53; Judith Walkowitz, "The Politics of Prostitution" (en Signs:
Journal of Women in Culture and Society, VI, 1980, reeditado en C. Stimpson y E. Person
tas rechazaron la jerarquización de los dualismos y aceptaron su sexuali- leds.}, Women: Sex and Sexuality [Nueva York, Simon & Schuster, 1980]), p. 145.
zac~ón. Las reformadoras sostenían que las mujeres son moralmente su-
6. Véase C. Gilman, Herland (Nueva York, Pantheon Books, 1979).
penores a los hombres y, en este sentido, que tienen una misión especial
7. Véase C. Gilligan, In a Different Voice (Cambridge, Harvard University Press, 1982); P.
Spacks, The Female Imagination (Nueva York, Knopf, 1975); A. Rich, "Origins and History
of Consciousness" (en The Dream. of a Common Language: Poems, 1974-1977, Nueva York,
4. Véase F. Olsen, ob. cit., p. 1549-1550.
Norton, 1978), p. 7.
33
32 Frances Olsen El sexo del derecho
10. W. Leach, True Loue and Perfect Union (Nueva York, Basic Books, 1980), p. 32.
8. Véase Drucilla Comell y Adam Thurschwell, "Feminity, Negativity, Intersubjectivity", en . . 1577-1578; C. Heilbrun, Towards a Recognition of Androgyny
11. Vease F. Olsen, ob. CIt.,pp. k P hol . I Androgyny (Nueva York, Perga-
Seyla Benhabib y Drucilla Comell, Feminism as Critique (Minneapolis, Vniversity of Min- (Nueva York, Harper & Row, 1973); E. Coo d' syc og¡cadOther Mythicol Beasts (The Vni-
nesota Press, 1987); C. Christ, ob. cit., pp. 26, 130. mon Press, 1985); W. O'Flaherty, Women, An rogyness, an
9. Véase, por ejemplo, Elshtain, "AgainstAndrogyny" (en Telos, 47,1981), p. 5. versity of Chicago Press, 1980).
35
34 Frances Olsen El sexo del derecho
Las feministas también han sostenido con éxito que las leyes debe-
tivo, abstracto y universal, como la jerarquización de lo racional sobre lo
rían prohibir a empleadores, escuelas y otros importantes actores sociales
irracional, objetivo sobre lo subjetivo, etc. Tal derecho no es ni puede ser
racional, objetivo, abstracto y universal. Una vez más, de acuerdo con es- discriminar a las mujeres. Estas leyes han sido sancionadas y se han ge-
neralizado en parte por la insistencia feminista en que el derecho trate
ta tendencia feminista, racional e irracional, activo y pasivo, no son polos
opuestos ni dividen ni pueden dividir el mundo en esferas contrastantes. con igualdad jurídica formal a hombres Y mujeres -que el derecho sea
realmente racional, objetivo y universal-o
I1
( yes que fijaban diferentes edades -según se tratara de hombres y muje-
res- para autorizar la compra de bebidas alcohólicas, etcétera.f
111.1
13. Véase F. Olsen, "From False Patemalism to False Equality: Judical Assaults on Feminist
!F i
,¡ , Community, Illinois 1869-1895", Michigan Law Revieio, 84, pp. 1518-1520, 1541 (1986).
11 14. Véase C. MacKinnon, Sexual Harassment ofWorking Women: A Case of Sex Discrimina-
12. Véase Reed v. Reed, 404 U.S. 71 (1971); Stanton v. Stanton, 421 U.S. 7 (1975); Craig ver-
li sus Boren, 429 U.S. 190 (1976). tion (New Haven, Yale University Press, 1979), pp. 144-146.
1
1
11 ~
36
Frances Olsen El sexo del derecho 37
15. Véas; M. J. Frug, "Securing Job Equa.lity for Women: Labor Market Hostilit to Workin
Mothers (en Boston UnwersLty Law Reoieui, 55, 1979). Y g
16. Véase Taub y Schneider, "Women's Subordination and the Role ofLaw" en D id K . 18. D. Polan, "Toward a Theory of Law and Patriarchy", en D. Kairys (ed.), The Polities of
(ed.), The Politics of La.w (Nueva York Pantheon 1990) p 151' Kath P' aVI airys Laui, l' ed. (Nueva York, Pantheon Books, 1982), pp. 294, 300, 302.
ti d h . '. ' "', ryn owers "Sex Se-
grega IOn, an t e Arnbivalent DlrectlOns ofSex Discrimination Law" (en Wi' .' La 'R
uteui, 55, 1979). LSCOnSLn w e- 19. J. Rifkin, "Toward a Theory ofLaw and Patriarchy" (en Haruard Women's Law Journal,
3, 1980), pp. 83, 84, 87, 88, 92.
17. Véase F. Olsen, ob. cit., pp. 1501-1507; F. Olsen, "The Myth of State Interve ti . th
Family" (en U' 't (M' I . n Ion In e 20. C. MacKinnon, "Feminism, Marxisrn, Method and the State: Toward Feminist Jurispru-
nwerSL y o Le ugan. Journal of Law Reform, 18, p. 835, 1985).
dence" (en Signs: Journal of Women in Culture and Society, VIII, 1983), pp. 635 Y 645.
39
38 Frances Olsen El sexo del derecho