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TEMA 1.

ANTOLOGÍA POÉTICA DE RUBÉN DARÍO Y ANTONIO MACHADO


RUBÉN DARÍO
“Cantos de vida y esperanza”

SONATIANA

 La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?  Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,  ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.  ni los cisnes unánimes en el lago de azur. 
La princesa está pálida en su silla de oro, 
está mudo el teclado de su clave sonoro,  Y están tristes las flores por la flor de la corte, 
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, 
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. 
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,  ¡Pobrecita princesa  de los ojos azules! 
y vestido de rojo piruetea el bufón.  Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 
La princesa no ríe, la princesa no siente;  en la jaula de mármol del palacio real; 
la princesa persigue por el cielo de Oriente  el palacio soberbio que vigilan los guardas, 
la libélula vaga de una vaga ilusión. que custodian cien negros con sus cien alabardas, 
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 
o en el que ha detenido su carroza argentina  ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! 
para ver de sus ojos la dulzura de luz?  (La princesa está triste, la princesa está pálida) 
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,  ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 
o en el que es soberano de los claros diamantes,  ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, más
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? brillante que el alba, más hermoso que abril!

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa  —«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—; 
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,  en caballo, con alas, hacia acá se encamina, 
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;  en el cinto la espada y en la mano el azor, 
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,  el feliz caballero que te adora sin verte, 
saludar a los lirios con los versos de mayo  y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, 
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. a encenderte los labios con un beso de amor».

DE INVIERNO

En invernales horas, mirad a Carolina. Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;
medio apelotonada, descansa en el sillón, entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
envuelta con su abrigo de marta cibelina voy a besar su rostro, rosado y halagüeño
y no lejos del fuego que brilla en el salón.
Como una rosa roja que fuera flor de lis.
El fino angora blanco junto a ella se reclina, Abre los ojos, mírame, con su mirar risueño,
rozando con su hocico la falda de Alençón, y en tanto cae la nieve del cielo de París.
no lejos de las jarras de porcelana china
que medio oculta un biombo de seda del Japón.

A MARGARITA DEBAYLE
Margarita está linda la mar,  en el alma una alondra cantar; 
y el viento,  tu acento:  Esto era un rey que tenía 
lleva esencia sutil de azahar;  Margarita, te voy a contar  un palacio de diamantes, 
yo siento  un cuento:  una tienda hecha de día 

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y un rebaño de elefantes,  más lo malo es que ella iba  vas ahora a devolver». 
un kiosko de malaquita,  sin permiso de papá. 
un gran manto de tisú,  La princesa se entristece 
y una gentil princesita,  Cuando estuvo ya de vuelta  por su dulce flor de luz, 
tan bonita,  de los parques del Señor,  cuando entonces aparece 
Margarita,  se miraba toda envuelta  sonriendo el Buen Jesús. 
tan bonita, como tú.  en un dulce resplandor. 
Y así dice: «En mis campiñas 
Una tarde, la princesa  Y el rey dijo: « ¿Qué te has hecho?  esa rosa le ofrecí; 
vio una estrella aparecer;  te he buscado y no te hallé;  son mis flores de las niñas 
la princesa era traviesa  y ¿qué tienes en el pecho  que al soñar piensan en mí». 
y la quiso ir a coger.  que encendido se te ve?». 
Viste el rey pompas brillantes, 
La quería para hacerla  La princesa no mentía.  y luego hace desfilar 
decorar un prendedor,  Y así, dijo la verdad:  cuatrocientos elefantes 
con un verso y una perla  «Fui a cortar la estrella mía  a la orilla de la mar. 
y una pluma y una flor.  a la azul inmensidad». 
La princesita está bella, 
Las princesas primorosas  Y el rey clama: « ¿No te he dicho  pues ya tiene el prendedor 
se parecen mucho a ti:  que el azul no hay que cortar? en que lucen, con la estrella, 
cortan lirios, cortan rosas,  ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...  verso, perla, pluma y flor.
cortan astros. Son así.  El Señor se va a enojar».  ********

Pues se fue la niña bella,  Y ella dice: «No hubo intento;  Margarita, está linda la mar, 
bajo el cielo y sobre el mar,  yo me fui no sé por qué.  y el viento 
a cortar la blanca estrella  Por las olas por el viento  lleva esencia sutil de azahar: 
que la hacía suspirar.  fui a la estrella y la corté».  tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar, 
Y siguió camino arriba,  Y el papá dice enojado:  guarda, niña, un gentil pensamiento 
por la luna y más allá;  «Un castigo has de tener:  al que un día te quiso contar 
vuelve al cielo y lo robado  un cuento.

Cantos de vida y esperanza (1905)

YO SOY AQUEL QUE AYER NO MÁS DECÍA

Yo soy aquel que ayer no más decía y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
el verso azul y la canción profana, y muy moderno; audaz, cosmopolita;
en cuya noche un ruiseñor había con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
que era alondra de luz por la mañana. y una sed de ilusiones infinita.
   
El dueño fui de mi jardín de sueño, Yo supe del dolor desde mi infancia,
lleno de rosas y de cisnes vagos; mi Juventud... ¿fue juventud la mía?
el dueño de las tórtolas, el dueño Sus rosas aún me dejan su fragancia,
de góndolas y liras en los lagos; una fragancia de melancolía...
 

CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA


¡Juventud, divino tesoro,  Miraba como el alba pura, 
ya te vas para no volver!  sonreía como una flor. 
Cuando quiero llorar, no lloro,  Era su cabellera oscura, 
y a veces lloro sin querer... hecha de noche y de dolor.

Plural ha sido la celeste  Yo era tímido como un niño; 


historia de mi corazón.  ella, naturalmente, fue 
Era una dulce niña en este  para mi amor hecho de armiño, 
mundo de duelo y aflicción. Herodías y Salome...

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¡Juventud, divino tesoro 
ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro, 
y a veces lloro sin querer,

La otra fue más sensitiva, 


y más consoladora y más 
halagadora y expresiva, 
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura 


una pasión violenta unía. 
En un peplo de gasa pura 
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño 


y lo arrulló como a un bebé... 
Y le mató, triste y pequeño, 
falto de luz, falto de fe...

¡Juventud divino tesoro, 


te fuiste para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro, 
y a veces lloro sin querer...

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BLASÓN

LO FATAL

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, 


y más la piedra dura porque ésa ya no siente, 
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, 
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. 

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, 


y el temor de haber sido y un futuro terror... 
Y el espanto seguro de estar mañana muerto, 
y sufrir por la vida y por la sombra y por 

lo que no conocemos y apenas sospechamos, 


y la carne que tienta con sus frescos racimos, 
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, 

¡y no saber adónde vamos, 


ni de dónde venimos!...

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ANTOLOGÍA POÉTICA DE ANTONIO MACHADO

Soledades (1899-1907)

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Este es el poema número II del libro Soledades (1903), el primero de los libros de Machado perteneciente
a la primera etapa del poeta, la cual está claramente influida por el movimiento modernista y más
concretamente por Rubén Darío. Los poemas de esta etapa tienen una simbología común: la tarde, el
camino, Dios etc. Los temas del libro Soledades son los característicos del intimismo modernista: se hace
preguntas existenciales, evocaciones del paisaje, el amor... Años más tarde, en 1907,  escribe "Soledades,
Galerías y otros Poemas" en el que el poeta eliminará los poemas más modernistas del anterior e incluye
otros nuevos. Ambos libros son intimistas  y simbolistas.

ROMANCE

He andado muchos caminos,  Nunca, si


he abierto muchas veredas;  llegan a
he navegado en cien mares  un sitio, 
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto 
caravanas de tristeza, 
soberbios y melancólicos 
borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño  preguntan adónde llegan. 


que miran, callan, y piensan  Cuando caminan, cabalgan 
que saben, por que no beben  a lomos de mula vieja.
el vino de las tabernas.
Y no conocen la prisa 
Mala gente que camina  ni aun en los días de fiesta. 
y va apestando la tierra... Donde hay vino, beben vino; 
donde no hay vino, agua fresca.
Y en todas partes he visto 
gentes que danzan o juegan,  Son buenas gentes que viven, 
cuando pueden, y laboran  laboran, pasan y sueñan, 
sus cuatro palmos de tierra. y en un día como tantos 
descansan bajo la tierra.

RECUERDO INFANTIL

Una tarde parda y fría  mil veces ciento, cien


de invierno. Los colegiales  mil, 
estudian. Monotonía  mil veces mil, un
de lluvia tras los cristales. millón.

Es la clase. En un cartel  Una


se representa a Caín  tarde
fugitivo, y muerto Abel  parda
junto a una mancha carmín. y fría 
de
Con timbre sonoro y hueco 
truena el maestro, un anciano  invierno. Los colegiales 
mal vestido, enjuto y seco,  estudian. Monotonía 
que lleva un libro en la mano. de la lluvia en los cristales.

Y todo un coro infantil 


va cantando la lección: 

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Yo voy soñando caminos  Y todo el campo un momento 
se queda, mudo y sombrío, 
de la tarde. ¡Las colinas  meditando. Suena el viento 
doradas, los verdes pinos,  en los álamos del río.
las polvorientas encinas! 
¿Adónde el camino irá?  La tarde más se obscurece; 
Yo voy cantando, viajero  y el camino que serpea 
a lo largo del sendero...  y débilmente blanquea, 
-La tarde cayendo está-.  se enturbia y desaparece.
«En el corazón tenía 
la espina de una pasión;  Mi cantar vuelve a plañir: 
logré arrancármela un día:  «Aguda espina dorada, 
ya no siento el corazón.» quién te pudiera sentir 
en el corazón clavada».

HASTÍO

Pasan las horas de hastío el tictac acompasado


por la estancia familiar odiosamente golpea.
el amplio cuarto sombrío Dice la monotonía
donde yo empecé a soñar. del agua clara al caer:
un día es como otro día;
hoy es lo mismo que ayer.

Cae la tarde. El viento agita


el parque mustio y dorado...
¡Qué largamente ha llorado
toda la fronda marchita!

Del reloj arrinconado,


que en la penumbra clarea,

ANOCHE CUANDO DORMÍA

Anoche cuando dormía 


soñé ¡bendita ilusión! 
que una fontana fluía 
dentro de mi corazón. 
Dí: ¿por qué acequia escondida, 
agua, vienes hasta mí, 
manantial de nueva vida 
en donde nunca bebí? 

Anoche cuando dormía 

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soñé ¡bendita ilusión! 
que una colmena tenía 
dentro de mi corazón; 
y las doradas abejas 
iban fabricando en él, 
con las amarguras viejas, 
blanca cera y dulce miel. 
Anoche cuando dormía 
soñé ¡bendita ilusión! 
que un ardiente sol lucía 
dentro de mi corazón. 
Era ardiente porque daba  1. Tema.
calores de rojo hogar,  2. Métrica.
y era sol porque alumbraba  3. Estructura del contenido.
y porque hacía llorar.  4. Figuras retóricas.

Anoche cuando dormía 


soñé ¡bendita ilusión! 
que era Dios lo que tenía 
dentro de mi corazón.

Campos de Castilla (1907-1917)

RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,  A distinguir me paro las voces de los ecos, 
y un huerto claro donde madura el limonero;  y escucho solamente, entre las voces, una.
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; 
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 
y mi historia, algunos hechos que recordar no
mi verso, como deja el capitán su espada: 
quiero. 
famosa por la mano viril que la blandiera, 
no por el docto oficio del forjador preciada.
Ni un seductor Mañara, ni Bradomín he sido 
—conocen mi torpe aliño indumentario—, 
para recibir la flecha que me asignó Cupido,  Converso con el hombre que siempre va conmigo 
y amé cuanto ellas puedan tener, hospitalario.  —quien habla solo espera hablar a Dios un día—; 
que siempre va conmigo
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,  mi soliloquio es plática con ese buen amigo 
pero mi verso brota de manantial sereno;  que me enseñó el secreto de la filantropía.
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Y al cabo, nada os debo; debéis me cuanto he
escrito. 
Adoro la hermosura, y en la moderna estética 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago 
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 
el traje que me cubre y la mansión que habito, 
mas no amo los afeites de la actual cosmética, 
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos  Y cuando llegue el día del último viaje, 
y el coro de los grillos que cantan a la luna.  y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 

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me encontraréis a bordo ligero de equipaje,  casi desnudo, como los hijos de la mar. mil. 

CAMPOS DE SORIA

VI

¡Soria fría, Soria pura,  y de famélicos galgos, 


cabeza de Extremadura,  de galgos flacos y agudos, 
con su castillo guerrero  que pululan 
arruinado, sobre el Duero;  por las sórdidas callejas, 
con sus murallas roídas  y a la medianoche ululan, 
y sus casas denegridas! cuando graznan las cornejas!

¡Muerta ciudad de señores  ¡Soria fría!  La campana 


soldados o cazadores;  de la Audiencia da la una. 
de portales con escudos  Soria, ciudad castellana 
de cien linajes hidalgos,  ¡tan bella! bajo la luna.

VII tienen en sus cortezas


¡Colinas plateadas, grabadas iniciales que son nombres
grises alcores, cárdenas roquedas de enamorados, cifras que son fechas.
por donde traza el Duero ¡Álamos del amor que ayer tuvisteis
su curva de ballesta de ruiseñores vuestras ramas llenas;
en torno a Soria, obscuros encinares, álamos que seréis mañana liras
ariscos pedregales, calvas sierras, del viento perfumado en primavera;
caminos blancos y álamos del río, álamos del amor cerca del agua
tardes de Soria, mística y guerrera, que corre y pasa y sueña,
hoy siento por vosotros, en el fondo álamos de las márgenes del Duero,
del corazón, tristeza, conmigo vais, mi corazón os lleva!
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria IX
donde parece que las rocas sueñan, ¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas, tardes tranquilas, montes de violeta,
grises alcores, cárdenas roquedas!… alamedas del río, verde sueño
VIII del suelo gris y de la parda tierra,
He vuelto a ver los álamos dorados, agria melancolía
álamos del camino en la ribera de la ciudad decrépita.
del Duero, entre San Polo y San Saturio, Me habéis llegado al alma,
tras las murallas viejas ¿o acaso estabais en el fondo de ella?
de Soria ¿barbacana ¡Gentes del alto llano numantino
hacia Aragón, en castellana tierra? que a Dios guardáis como cristianas viejas,
Estos chopos del río, que acompañan que el sol de España os llene
con el sonido de sus hojas secas de alegría, de luz y de riqueza!
el son del agua, cuando el viento sopla,

A UN OLMO SECO

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Al olmo viejo, hendido por el rayo   
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo  Antes que te derribe, olmo del Duero, 
algunas hojas verdes le han salido. con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
  ¡El olmo centenario en la colina  lanza de carro o yugo de carreta; 
que lame el Duero! Un musgo amarillento  antes que rojo en el hogar, mañana, 
le mancha la corteza blanquecina  ardas en alguna mísera caseta, 
al tronco carcomido y polvoriento. al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
  No será, cual los álamos cantores  y tronche el soplo de las sierras blancas; 
que guardan el camino y la ribera,  antes que el río hasta la mar te empuje 
habitado de pardos ruiseñores. por valles y barrancas,  
olmo, quiero anotar en mi cartera 
  Ejército de hormigas en hilera  la gracia de tu rama verdecida. 
va trepando por él, y en sus entrañas  Mi corazón espera 
urden sus telas grises las arañas. también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.

ALLÁ, EN LAS TIERRAS ALTAS

Allá, en las tierras altas,  con sus ramajes yertos? 


por donde traza el Duero   Mira el Moncayo azul y blanco; dame 
su curva de ballesta  tu mano y paseemos. 
en torno a Soria, entre plomizos cerros  Por estos campos de la tierra mía, 
y manchas de raídos encinares,  bordados de olivares polvorientos, 
mi corazón está vagando, en sueños...  voy caminando solo, 
¿No ves, Leonor, los álamos del río  triste, cansado, pensativo y viejo.

SOÑÉ QUE TÚ ME LLEVABAS

Soñé que tú me llevabas  como una campana nueva, 


por una blanca vereda,  como una campana virgen 
en medio del campo verde,  de un alba de primavera. 
hacia el azul de las sierras, 
hacia los montes azules,  ¡Eran tu voz y tu mano, 
una mañana serena.  en sueños, tan verdaderas!... 
Sentí tu mano en la mía,  ¡Vive, esperanza! ¿Quién sabe 
tu mano de compañera,  lo que se traga la tierra?
tu voz de niña en mi oído 

UNA NOCHE DE VERANO

Una noche de verano  —ni siquiera me miró—, 


—estaba abierto el balcón  con unos dedos muy finos, 
y la puerta de mi casa—  algo muy tenue rompió. 
la muerte en mi casa entró.  Silenciosa y sin mirarme, 
Se fue acercando a su lecho  la muerte otra vez pasó 

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delante de mí. ¿Qué has hecho?  dolido mi corazón, 
La muerte no respondió.  ¡Ay, lo que la muerte ha roto 
Mi niña quedó tranquila,  era un hilo entre los dos!

LA SAETA

¿Quién me presta una escalera  anda pidiendo escaleras 


para subir al madero, 
para quitarle los clavos  para subir a la cruz! 
a Jesús el Nazareno? ¡Cantar de la tierra mía, 
que echa flores 
 ¡Oh, la saeta, el cantar 
al Jesús de la agonía, 
al Cristo de los gitanos, 
y es la fe de mis mayores! 
siempre con sangre en las manos, 
¡Oh, no eres tú mi cantar! 
siempre por desenclavar! 
¡No puedo cantar, ni quiero 
¡Cantar del pueblo andaluz, 
a ese Jesús del madero, 
que todas las primaveras 
sino al que anduvo en el mar!

PROVERVIOS Y CANTARES

Se trata de una parte del libro “Campos de Castilla” formada por LIII breves poemas.

Nunca perseguí la gloria  XXIX 


ni dejar en la memoria  Caminante, son tus huellas 
de los hombres mi canción;  el camino, y nada más; 
yo amo los mundos sutiles,  caminante, no hay camino, 
ingrávidos y gentiles  se hace camino al andar. 
como pompas de jabón.  Al andar se hace camino, 
Me gusta verlos pintarse  y al volver la vista atrás 
de sol y grana, volar  se ve la senda que nunca 
bajo el cielo azul, temblar  se ha de volver a pisar. 
súbitamente y quebrarse. Caminante, no hay camino, 
sino estelas en la mar.

XLIV

Todo pasa y todo queda; Pero


lo nuestro es pasar, pasar
haciendo camino, caminos sobre la
mar

LIII 

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Ya hay un español que quiere  Españolito que vienes 
vivir y a vivir empieza,  al mundo, te guarde Dios. 
entre una España que muere  Una de las dos Españas 
y otra España que bosteza.  ha de helarte el corazón

Versión de Joan Manuel Serrat: Cantares.

Todo pasa y todo queda,


pero lo nuestro es pasar, Caminante no hay camino
pasar haciendo caminos, sino estelas en la mar…
caminos sobre el mar.
Hace algún tiempo en ese lugar
Nunca perseguí la gloria, donde hoy los bosques se visten de espinos
ni dejar en la memoria se oyó la voz de un poeta gritar
de los hombres mi canción; “Caminante no hay camino,
yo amo los mundos sutiles, se hace camino al andar…”
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón. Golpe a golpe, verso a verso…

Me gusta verlos pintarse Murió el poeta lejos del hogar.


de sol y grana, volar Le cubre el polvo de un país vecino.
bajo el cielo azul, temblar Al alejarse le vieron llorar.
súbitamente y quebrarse… “Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Nunca perseguí la gloria.
Golpe a golpe, verso a verso…
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más; Cuando el jilguero no puede cantar.
caminante, no hay camino, Cuando el poeta es un peregrino,
se hace camino al andar. cuando de nada nos sirve rezar.
“Caminante no hay camino,
Al andar se hace camino se hace camino al andar…”
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca Golpe a golpe, verso a verso.
se ha de volver a pisar.

PARÁBOLAS

Era un niño que soñaba  Con un caballito blanco 


un caballo de cartón.  el niño volvió a soñar; 
Abrió los ojos el niño  y por la crin lo cogía... 
y el caballito no vio.  ¡Ahora no te escaparás! 

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Apenas lo hubo cogido,  y a su amada le decía: 
el niño se despertó.  ¿Tú eres de verdad o no? 
Tenía el puño cerrado.  Cuando el mozo se hizo viejo 
¡El caballito voló!  pensaba: Todo es soñar, 
Quedóse el niño muy serio  el caballito soñado 
pensando que no es verdad  y el caballo de verdad. 
un caballito soñado.  Y cuando vino la muerte, 
Y ya no volvió a soñar.  el viejo a su corazón 
Pero el niño se hizo mozo  preguntaba: ¿Tú eres sueño? 
y el mozo tuvo un amor,  ¡Quién sabe si despertó! 

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