Está en la página 1de 3

Dulce Noviembre

Por Jacinto Sergent

“Dulce Noviembre”, entre comillas porque es en referencia al film


protagonizado por Charlize Theron (Sara) y Keanu Reeves (Nelson),
personajes totalmente diferentes. Ella de Hemisferio Derecho y él de
Hemisferio Izquierdo. Para no contar la trama, él fue el objetivo de ella, quien
pretendía vivir un romance tan sólo por un mes con hombres diferentes hasta
alcanzar el tope de sus días, pues estaba sentenciada por su mortal
enfermedad, pretendía no ser la carga de nadie y mucho menos la causa de su
dolor. Cosas de Karmas, digo yo… para no llevárselos a otras vidas.
Hoy, ni siquiera es por la pandemia 2020 extendida al 2021 que las
parejas se asocian por tiempo indefinido -lo general no pasa de tres meses o
Período de Prueba-, cuando no es que se cae el breaker de la seguridad y el
romance, aparece otro romance con nuevas promesas que desencadenan las
rupturas tan secuenciales que ya parece parte de la “Plandemia”, esa que
quiere terminar hasta con la unidad de los Clanes que ahora es complicado
llamarlas familias por aquello de los bloqueos, amonestaciones, multas y hasta
cárcel por motivaciones de géneros, raza, credo, color y condición social
(misma que fue sustituida por “pensar diferente”, ya no hay clases sociales).
Cuando no se trata de eso o de aquello, entonces es la huida del
cascaron, sí, cascaron así suene a huevo porque eso es lo que se viene
calando todo aquel que ha logrado superar “…lo uno y lo otro y hasta todo lo
contrario” y toca despedir lo que costó encontrar y mantener cerca, con tristes
alegrías de pasillos en aeropuertos que llevan a mejores lugares que no se
trata del cielo, sino de espacios donde llegas analfabeto: no sabes leer ni
escribir aquel idioma y para nada cuentan tus Títulos de Pre y Post Grado.
Entran en el juego a relucir esas enseñanzas de Mamá y Papá en producción
masiva de ensaladas, coletazos, deliverys o caletear cajas, esos títulos se
agradecen.
Eso de los romances de idas sin retorno, son como partidas de metras
en el colegio durante los cinco minutos de recreo. A veces me siento haber
vuelto a mi infancia donde en las fiestas de cumpleaños miraba a un lado,
entablaba conversación y cuando todo venia bonito llegaba la mamá y se
llevaba la sonrisa dulce, curiosa, ingenua que se llevaba la mía. O en los
paseos de adolescente, tanta astucia para ganar una conversación en lo que
tarda tragarse un perrocaliente, si daba chance uno obtenía el número
telefónico y si era real… coroné, nueva oportunidad. Ya más grandecito eran
las amigas y los amigos quienes echaban la partida para atrás si no lograban
cuadrar con alguien del mismo grupo.
La pandemia nos mandó a todos (casi todos) a la casa. Asomamos la
cabeza, esta vez no por la ventana, sino por el monitor. Ya nos tenían
preparados toda clase de filtros, tan arrechos que Michael Jackson hubiera
preferido cantar desde el baño de su casa sin tener que tragar tanto oxígeno
para blanquearse ni verse obligado a refinar sus facciones. Por esa ventana-
monitor se ve de toda vaina, menos naturalidad. Hay que estar prevenidos de
tanta belleza. En el mundo actual no existe gente fea. Claro, de alguna manera
nos debemos mantener pegados al monitor y sin salir… Propósito superado!
Ahora viene el peo del amor, vacuna, Visa y viaje.
Escribir. Se supone que a través de la escritura vamos logrando
descifrar el pensamiento colectivo en las diferentes sociedades. Qué broma, no
encajo en el reino del reggaetón, ni el de las siglas que también se adueñaron
del arcoíris porque si ahora te gusta el arcoíris y no eres marico ni lesbiana te
metes en un problemón, otro mundo es el de los “fotopipís” (ese término me lo
enseñó una cantante que me fascina y le he tomado muchísimo cariño, a quien
no mencionaré, pero estoy seguro que ella leerá estas letras) y estoy
convencido que en ese mismo mundo del fotopipís entrarán las “fotototonas”. Y
así, hasta llegar al grupo de los que escriben y leen, o leen o escriben y ver si
nos gusta o no lo que escriben. Con razón hablan de techos y cristales.
Pero cuando entras en ese mundo de letras que se piensan, se
consultan, se intercambian, también es la entrada a la esencia, al pensamiento,
al misterio y al qué será de alguien y del propio. Es allí donde se tocan los
seres en las distancias. Diferenciar el paso de la admiración a la Valoración, al
reconocimiento de la Verdad e ir incrementando la facultad de percepción, Wifi
neuronal, similitudes de historias y gustos, que se puede compartir juntos y que
cosas no, si eso nos gusta o nos incomoda. Es un mundo que va más allá del
orgasmo sexual porque los primeros orgasmos de verdad que son Textuales.
Pasar de la admiración al burbujeo de olas imaginarias sobre la piel.
El que escribe y muchos de quienes leen ya conocen las teorías de
probabilidades y factibilidades. Las probabilidades de coincidir luego de sortear
las piedras del camino, la factibilidad de continuar en el proyecto –todavía hay
quienes se apartan porque no es el tono de azul que combina con el príncipe-
porque ahora más que antes una relación equis debe ser pensada, acordada,
decidida, responsable y con respeto principalmente. Y cuando logras encontrar
todo eso reunido en una persona, llega el momento de irse al carrizo porque la
situación del aquí en cualquier lugar está insoportable. Sólo que alguno de los
dos pertenece al grupo de NTDATP (No Tiene Derecho A Tener Pasaporte) y
adiós Dulce Noviembre.

Y no le pongas nombre a lo que sea que vayas sintiendo Aforismo 168

También podría gustarte