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UNIVERSIDAD

NACIONAL
AUTÓNOMA
DE MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS
POLÍTICAS Y SOCIALES

Contribuciones de PAW Patrol a la industria


cultural infantil

Méndez Hernández Óscar Leonardo


Industrias Culturales
Mtra. María Teresa García

Introducción

La vida moderna y el mundo globalizado en general, parecieran explicarse casi en su


totalidad cuando se analizan los hábitos de consumo de sus miembros, sin embargo,
este método, no es precisamente una novedad, es más bien una idea ya centenaria que
se ha ido adaptando a los cambios culturales y socioeconómicos que ocasionan el
desarrollo tecnológico.

No es de extrañarse, que los entes más conscientes de lo anterior sean los mismos
vendedores y que determinen toda una suerte de parámetros, expectativas y hasta
clichés para ganar la simpatía de cada generación, que naturalmente, incluye también a
los infantes.

Una inefable cantidad de mercadotecnia nos invade y acompaña en cada etapa de


nuestra vida y quizás sea en nuestros primeros años cuando más saturados de artilugios
estamos, nos dan la bienvenida al mundo consumista simpáticos y siempre alegres
personajes coloridos que incluso a veces ocupan el lugar de padres sustitutos.

Este ensayo en particular está destinado al caso de Paw Patrol, una serie animada sobre
seis perritos rescatistas, los cuales son casi imposibles de no reconocer en estos días,
especialmente si se le pone una mediana atención al departamento de juguetería y al de
golosinas en el supermercado.

Este escrito, más que presentar una explicación de su rotundo éxito, se propone analizar
el lenguaje simbólico y textual de la caricatura con el fin de identificar patrones que
permitan vislumbrar la ideología cruda que ofrece el show y que tanto ha fascinado a los
niños alrededor del mundo durante siete años (y contando); formula que ha demostrado
por demás ser exitosa, pues les ha valido una innumerable cantidad de patrocinios,
películas, shows en vivo y una alta gama de mercadería original y pirata.
Paw Patrol, o por su traducción “patrulla canina”, es una serie animada de televisión
canadiense dirigida a niños en edad preescolar; La trama, por lo tanto, es simple y
consiste en un equipo de rescate integrados por ocho cachorritos con capacidad de
hablar y operar vehículos y aparatos ultra tecnológicos (Chase, Skye, Zuma, Rocky,
Marshall, Rubble, Everest y Tracker) comandados por un niño de diez años.

El líder del grupo Ryder, cabe destacar, vive solo en su cuartel con los cachorros y él
mismo desarrollo los increíbles vehículos y aparatos que utilizan los perros para poder
ayudar a las personas en peligro en su pueblo “Bahía Aventura”. Cada cachorro cumple
con una utilidad en específico. Chase cumple con labores policiales y de espionaje, Skye
rescates aéreos, Zuma rescates acuáticos, Rocky hace reparaciones con materiales
reciclados, Rubble, elabora construcciones y demoliciones, Marshall es bombero y
paramédico, Everest realiza rescates en la tundra y Tracker en la selva.

Como adulto surgen una gran cantidad de preguntas con respecto de la trama que
desafía muchos aspectos lógicos evidentes, pues no existe una historia de fondo detrás
de Ryder, mientras que el pueblo no nos sitúa en un país en concreto, pero se sabe
Bahía aventura es un puerto que utiliza en su totalidad energía eólica y sin embargo
posee altas montañas nevadas, bosque y una playa soleada todo al mismo tiempo.

En cuanto sus personalidades, no resultan demasiado complejas y no distan demasiado


de la conducta estándar de un niño en edad preescolar, aunque, de hecho, actúan de
una forma muy madura cuando se reúnen para atender una emergencia pues siguen un
protocolo cuando Ryder, a través de su comunicador, (que se parece mucho a un celular
convencional) recibe un llamado de emergencia. Este, a través de sus placas los llama
a congregarse en el cuartel general, que de hecho es un mirador, en donde deben
colocarse su indumentaria completa y esperar indicaciones sobre el caso.
Posteriormente Ryder seleccionará a los cachorros más apropiados para la tarea y los
demás permanecen atentos en el lugar por si acaso.

Para entrar en materia, es importante comprender la serie desde la perspectiva de sus


diseñadores, es decir, como publicista, pues dicho sea de paso que la serie es financiada
por la compañía de juguetes Spin Master, quienes naturalmente han sacado montones
de juguetes, por lo que podríamos considerar al dibujo animado como un comercial de
media hora.

Es posible sacar varias lecciones importantes, de entre ellas que el “naming” no importa
si el producto es bueno, y es que nombres tales como Chase, Rubble, Skye, no son muy
sencillos de pronunciar (ni de escribir) en español, así como el título: “PAW Patrol” cuya
traducción literal sería “patrulla pata” pero en ningún momento fue un impedimento para
calar en los consumidores, esos niños que se acuerdan de sus héroes caninos, aunque
sus dicciones y nombres sean fonéticamente complicados.

- “Cada perro es de un color diferente. ¿Qué conseguimos con esto a nivel de


marketing? Poder sacar productos para cada uno de los personajes únicos y
personalizados. Todos los niños querrán todos los juguetes de todos los personajes, y
son unos cuantos”. Además, el color fideliza. Todos los niños tienen un perro favorito y
querrán todas sus cosas y lo defenderán en las aventuras de cada capítulo”-.

-Ivan Pico 2016-

Como en todas las marcas comerciales el tener una frase o slogan que llegue al público
es parte fundamental para evocar el recuerdo de dicha marca, en este caso de la serie.
Si ya de por sí la canción es bastante pegajosa, los creadores de la Patrulla Canina han
dotado a cada personaje de sus propias frases que lo identifican rápidamente y las
repiten en todos los capítulos. “Han usado frases que sirven de estímulo discriminativo y
reforzador de la conducta” (Pico, 2016).

Cada uno de los personajes ostenta una cualidad única, tienen una individualidad muy
bien definida, que hacen que la identificación del perro con la misma sea automática.
Esta personalidad y habilidad única hace que rememorar al personaje sea todavía más
fácil para los niños, y que cada aventura de la patrulla esté refrendada por la cualidad
única en cuestión de cachorro.
Todo lo anterior está tan bien aplicado que en las siete temporadas de la serie los
cambios han sido mínimos. Está claro que si la fórmula funciona no hace falta que la
cambies. Poco más se puede decir sobre esta máxima, aplicable tanto al marketing como
a muchas situaciones de la vida.

- “Paw Patrol se ha convertido en un producto de consumo de masas y no solo por la


serie en sí. Su merchandising asociado, visto y visado hasta la saciedad en
supermercados, grandes superficies o tiendas especializadas hace que su impacto en
consumidor sea una constante […] Disponer de traslaciones de producto fuera de la
pantalla, además de incrementar el impacto puede llegar a reactivar nuestro interés”. -

-Kanvas Media, 2017

Por otra parte, en PAW Patrol se incluyen dosis de realismo vital, pues cada uno de los
cachorros tiene su “profesión”. Muchas de las misiones que los cachorros completan
también se basan en acontecimientos cotidianos. En muchas ocasiones, lo sencillo y
cotidiano es lo que mejor llega al público objetivo, al que le gusta sentirse identificado
con sus ídolos y sus menesteres diarios. Cierto es que en la serie este realismo se
adereza con toques de ciencia ficción, pero el hecho de que cada cachorro se inspire en
una profesión aporta un importantísimo reflejo de la vida real.

Este último punto resulta ser la piedra angular de este escrito, pues, la infinita simpatía
que despiertan los personajes radica allí, en conclusión, los que vemos Paw Patrol en
realidad estamos consumiendo una ideología, una visión de la realidad, si no fuera así
los cachorros no servirían como embajadores un gran número de marcas.

Si tuviéramos que ver en la patrulla canina una manifestación artística contemporánea


observamos lo que observó Walter Benjamin, quien aseguraba que en su época el arte
se encontraba en el instante crucial de una metamorfosis. “una transformación esencial
que lo lleva, de ser un "arte auratico", en el que predomina un "valor para el culto", a
convertirse en un arte plenamente profano, en el que predomina en cambio un "valor
para la exhibición" o "para la experiencia". (Saferstein, 2014, (p. 59)) A la inversa de
Hegel, para quien el arte "muere" si es privado de su altísimo encargo metafísico —ser
la figura más acabada del espíritu. (Hegel, 1956, p. 139)

Sabiendo esto, es que se puede insertar una perspectiva psicoanalítica en donde se


aprecia que mientras que los niños pueden ver a los cachorros como pares, Ryder no es
una autoridad, más bien, representa al hermano mayor a quien recurrir cuando hay algún
problema y que con su visión más madura ayuda a coordinar soluciones efectivas en
cooperación. A primera vista, es un niño inventor y genio de la ingeniería, gobernado por
la lógica y la razón, profundamente individualista, un autócrata libertario de diez años,

El show per sé es un espectáculo extraño sobre una ciudad extraña, es evidente que
Ryder nunca es cuestionado u obligado a rendir cuentas, es como una entidad particular
(no afiliada al gobierno) y el hecho de que ninguno de los residentes hable sobre cómo
él y su manada de cachorros llegaron a su posición prominente en la ciudad puede sonar
a censura.

- “Pero una oscura pregunta se cierne sobre Bahía Aventura. ¿Qué pasaría si Ryder se
cansara repentinamente del caos aparentemente interminable de la ciudad?”- Fatherly

La verdad es que tanto niños como adultos seguramente morirían debido a sus
decisiones imprudentes de conducir vehículos peligrosos. El poder sería tomado por el
villano alcalde Humdinger, quien comanda también su propia patrulla de gatitos “equipo
gatástrofe” que más bien representan una parodia de los perros.

Podríamos encontrar una analogía interesante sobre la competencia en el libre mercado,


pues tanto la patrulla canina como el equipo gatástrofe son más bien como empresas
privadas. Mientras que Ryder y sus cachorros se conducen con valores de marca tales
como trabajo en equipo, honestidad, eficacia, los gatos (a quienes regularmente frustran)
se valen de artimañas, saboteos y trabajo mal hecho, lo cual ha llevado a su ciudad natal
“Fondo Nuboso” (y vecina de Bahía Aventura) a parecerse a un gueto. La apreciación de
este mundo como idóneo puede ser explicado con un párrafo de Habermas explicando
"La intención de Benjamin apunta hacia un estado de cosas en el que las experiencias
esotéricas de la felicidad se hayan vuelto públicas y universales" (Habermas, 1972, (p.
199))
Es evidente también, que la seguridad pública y los servicios de auxilio de Bahía
Aventura están todos en la canasta de Ryder y que aparentemente es el único ciudadano
autosuficiente en toda la ciudad, lo cual ha vuelto perezosamente dependiente a todos
los ciudadanos de su sonrisa permanente y su constante seguridad de que tiene todo en
sus manos.

- “¿Parpadean cuando viste a su perro policía Chase con un dron de video vigilancia?
De ningún modo. ¡Ryder debe estar haciéndolo por su propio bien! Consolida el poder y
establece un estado de vigilancia y nadie habla”. – Patrick Coleman, 2018

Retomando el cuartel de la patrulla "The Lookout", en sí, es una enorme torre roja, blanca
y azul con vistas de 360 grados, una diapositiva sinuosa, un elevador interno y una base
que gira como el cilindro de un revólver. Es de hecho un panóptico, mismos que habían
sido descritos por Foucault como instrumentos de tortura según su estilo sensacionalista.

No obstante, notamos una suerte de obediencia incuestionable y vigilancia constante


derivada de una dependencia material, generando lo que Marcuse llamaría hombres
unidimensionales, pues “Es un buen modo de vida —mucho mejor que antes—, y en
cuanto tal se opone al cambio cualitativo. Así surge el modelo de pensamiento y conducta
unidimensional en el que ideas, aspiraciones y objetivos, que trascienden por su
contenido el universo del discurso y la acción, son rechazados o reducidos a los términos
de este universo” (Marcuse, 1993: 42).

“Para los niños en casa, al ser él el héroe, se dicen a sí mismos, los adultos son
bufones despistados y nosotros lo sabemos mejor. Si el mundo solo se diera a la
imaginación y el ingenio de los niños, se podría salvar […] Quizás el mayor peligro de
Ryder es que ha engañado a los ciudadanos de Bahía Aventura para que renuncien a
su agencia y a los niños de Estados Unidos para que crean que a las personas
excepcionales se les debe permitir un poder excepcional”.
La teoría de los pensadores de Frankfurt apunta a una “crítica inmanente del modo
socialmente necesario de producción de formas de razón, de percepción y sensibilidad
en el capitalismo tardío y en su forma social, que es la sociedad administrada”. (Cohn,
2007: 229).

Este es precisamente el punto de estas afirmaciones pues la formula Paw Patrol les está
introduciendo a los pequeños a una cultura hipercomunicada, hipertecnológica y donde
la lógica del capital es la punta de lanza del progreso, pues observamos que los
habitantes de la Bahía recurren sin dudar al servicio practico y confiable de Ryder y
donde éste parece haber rebasado y desplazado por completo los servicios de
emergencia gubernamentales, delatando una suerte de utopía neoliberal, en donde los
gobernantes, en este caso la Alcaldesa Goodway sirven solamente como figuras
mediáticas. Los productos culturales sirven para clasificar, organizar y manipular a los
consumidores, por eso existe una gran cantidad de oferta de productos “Para todos hay
algo prevista, a fin de que ninguno pueda escapar; las diferencias son acuñadas y
propagadas artificialmente” (Horkheimer y Adorno, 2009, p. 168)

Ahora bien, es importante tomar en cuenta que la estructura de Paw Patrol no es algo
nuevo, por el contrario, han existido desde hace varios años caricaturas exitosas que
involucran un grupo de seis amigos ayudando a los demás, como la liga de la justicia,
los vengadores, mi pequeño pony, etc. El número seis, ergo, es el número mágico.

Pero el mérito que sí tiene la patrulla de cachorros es que han inspirado descaradas
copias, pues se han lanzado otros shows infantiles que siguen prácticamente toda su
estructura mercadológica, tales como Top Wing, Transformers: Rescuebots, y muy
posiblemente no serán los únicos ni los últimos en hacerlo.

Los niños, pues, conciben al mundo idóneo como uno donde a través de la tecnología,
la libre competencia y la híper comunicación bastarían para solucionar todos los
problemas cotidianos y crecen anhelando una sociedad en donde las instituciones del
Estado, o como diría Weber, sus aparatos de violencia legítima, han sido aparentemente
abolidos y por lo tanto el Estado ha sido reducido al máximo y esto es reforzado cuando
se toma en cuenta de nuevo, al villano de la serie, quien supuestamente es el Alcalde de
Fondo Nuboso, pueblo del que solo es conocido por ser un lugar con un clima terrible y
extremadamente aburrido y que carece de muchas facilidades tecnológicas y
obviamente, del servicio privado de Ryder, esto le daría la razón al siguiente postulado:
“El individuo queda ya determinado sólo como cosa, como elementos estadísticos, como
éxito o fracaso. Su norma es la autoconservación, la acomodación lograda o no a la
objetividad de su función y a los modelos que le son fijados”. (Horkheimer y Adorno,
2009, p, 82).

Es así que podemos decretar que la ciudad en donde se desenvuelve la gran mayoría
de las tramas es nada menos que la materialización del iluminismo, que “en su afán de
emancipación del hombre, cristaliza las relaciones sociales y su ideología se convierte
en razón instrumental del positivismo, siendo más totalitario que otro sistema”. Por lo que
en Paw Patrol encontramos la narrativa constante de un mito surgido desde la gestación
de la misma ilustración pues “Todo es capaz de ser mito y cae bajo la crítica demoledora
de la ilustración, que lleva a que la naturaleza (objetivismo, cosificación, positivismo)
vuelva a dominar en lugar de emanciparse de ella” (Szpilbarg, 2014 (p 62))

Lo único que separa a Bahía Aventura, empero, de ser una potencial distopia es el buen
corazón de Ryder y la inocencia de los cachorros, quienes no cobran por sus servicios,
pero que de algún modo deben de obtener recursos. Haciendo otra analogía, dichos
valores, claramente empresariales, son introducidos a los niños como diferenciadores de
marca, inculcándoles como decidir sobre un servicio/producto sobre otro, cabe resaltar
que hoy en día las estratagemas del llamado marketing 4.0 giran en torno a las redes
sociales y a la reproducción de discursos, cada vez menos pudorosos, de inclusión y
moralidad posmoderna que en cuanto a su grado de persuasión son dignas del tercer
Reich.

En conclusión, este escrito no pretende manipular una inocente y adorable caricatura y


sojuzgándole con ideas apocalípticas y conspiranoicas para crear un escrito
sensacionalista y morboso que convine con la H. Facultad de ciencias políticas; Lo que
este escrito pretende es ofrecer un acercamiento objetivo sobre la industria cultural
infantil, aterrizado en Paw Patrol
No se considera a Paw Patrol como una especie programa de adoctrinamiento, sino
como mera publicidad que obedece a una serie de “necesidades” socioculturales que
obedecen a ofrecer un producto que contribuya la comprensión del entorno físico,
mediático y socioeconómico por parte de los niños, un entorno que reproduce las
tendencias actuales del orden mundial, donde imperan practicas neoliberales,
tendencias así como también se plasman ideales y valores modernos lo cual termina por
convencer a los padres de que sus hijos están recibiendo un contenido apropiado, una
reproducción de la realidad a través de elementos simbólicos que dada su simpleza se
han convertido en una fórmula para el éxito constituyendo todo un esquema practico
como nos había advertido la escuela de Frankfurt a través de unos perritos parlanchines.

Referencias

Coleman, P. (2018) The Rotten Political Core of PAW Patrol. Recuperado de


fatherly.com, consultado el 2 julio de 2020

Conti, Romina (2011), “La desalienación estética en Schiller y Marcuse. Un retorno sobre
el problema de la racionalidad mutilada”, Tópicos, núm. 21, disponible en:
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1666-485X2011000100003

Horkheimer, M. y Adorno, T. (2009) Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos.


Madrid: Trotta.

Kanvasmedia (2017) Lecciones de marketing que aprendí de la patrulla canina.


Recuperado de kanvasmedia.com consultado el 6 julio de 2020

Marcuse, Herbert (1993), El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la


sociedad industrial avanzada, Buenos Aires, Editorial Planeta.

Szpilbarg, D; Saferstein, E. (2014). El concepto de industria cultural como problema: una


mirada desde adorno, Horkheimer y benjamín. Calle14: revista de investigación en el
campo del arte, vol. 9, núm. 14, septiembre-diciembre pp. 56-66 Bogotá, Colombia
Segoviano J. (2011. Dialéctica de la ilustración y sus aportaciones al estudio de los
medios masivos. Razón y Palabra, num 75, febrero-abril.

Pico, I. (2016) ¿Por qué gusta tanto la patrulla canina? Un análisis psicológico.
Recuperado de psicopico.com. consultado el 10 de julio de 2020

Walter B. (1936). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Editorial


Itaca: México

Anexo
Intro de la serie: https://www.youtube.com/watch?v=QWg4tLFCd3A

Muestra de la serie https://www.youtube.com/watch?v=x8XOqvVBWmU

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