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Soldado: ¡Salud rey de los judíos!
Otro Soldado: Pero a su majestad le hace falta una capa real! Ja, Ja! Ja, Ja! (colocan la capa roja).
Soldado: ¡Compañeros! Esperen ¡un rey sin corona no es rey! Ja, Ja, Ja!
Lector: Y así torturaron a Jesús, se burlaban de Él haciendo reverencias y diciendo, ¡salud rey de los Judíos!
Sacerdote: los obispos latinoamericanos nos dijeron “la situación de extrema pobreza generalizada adquiere
en la vida real, rostros muy concretos, en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de cristo el
Señor, que nos cuestiona y nos pide ayuda”
Rostros de niños golpeados por la pobreza.
Rostros de jóvenes desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad...
Rostros de indígenas que pueden ser considerados los pobre entre los pobres...
Rostros de campesinos a veces privados de tierras sometidos a sistemas de comercialización que
explotan...
Rostros de obreros con bajos salarios y con dificultades para organizarse y defender sus derechos...
Rostros de desempleados, despedidos por duras exigencias económicas...
Rostros de marginado de los ancianos, cada día más numerosos.
Lector: avanzamos hacia la segunda estación.
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tantas formas de hacerlo, colaborando con la catequesis familiar, como matrimonios guía o con los niños
como animadores.
Ayudando a llevar buenas noticias si queremos participar como mensajeros conociendo mejor a nuestros
propios vecinos, acercándonos en el abrazo fraterno.
Todos estamos invitados, jóvenes, adultos, niños, hombres y mujeres a ser parte de la Civilización del Amor,
de nuestra decisión depende
Lector: avanzamos hacia la tercera estación.
TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ.
Lector: Jesús cae, el peso de la cruz es demasiado para Él, pero se levanta. Se levanta y sigue adelante, no
se deja vencer fácilmente, ¡Qué fuerza la de Jesús! Pero esa fuerza de cumplir la voluntad de Dios para
salvarnos.
Lector: Jesús llama a toda la gente y les dijo:
Jesús: el que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga, pues el que quiere
asegurarse su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por mí y por el evangelio la salvara.
Lector: acompañemos el suplicio de Jesús, en completo silencio. Meditando esta escena del Vía Crucis.
Se retoma la marcha. Los soldados que acompañan a Jesús lo levantan a punta de espadas.
Lector: avanzamos hacia la cuarta estación.
CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE.
Lector: María siempre está presente en la vida de Jesús, desde un segundo plano, silenciosa pero fiel,
animando siempre animando; también estaban allí algunas mujeres que desde Galilea lo habían seguido.
María: Hijo mío, carne de mi carne, sangre de mi sangre yo estoy contigo. Pero que ingrata es la
humanidad, hasta donde te ha llevado tu amor.
Jesús: madre ha llegado mi hora, es la voluntad de mi Padre.
María: no quiero que mueras hijo mío, pero si es la voluntad de Dios que sea lo que Él quiera.
Lector: avanzamos hacia la quinta estación.
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Lector: así muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado que ya no parecía un ser
humano, despreciado por los hombre y marginado por los dolores y familiarizado con el sufrimiento
semejante a aquellos que se les vuelve la cara, sin embargo era nuestras dolencias lo que Él llevaba, eran
nuestros pecados los que Él cargaba.
Se aproxima una mujer con un lienzo para limpiar el rostro de Jesús.
Una de las mujeres quiere ayudar a Jesús, por más pequeña que sea, y se encuentra con el rostro sufriente de
Jesús.
No le importa el qué dirán de la gente ni sus reacciones ni sus insultos, compadecida por el dolor se acerca y
lo limpia.
Verónica: señor que te han hecho, ten piedad de nosotros y perdónanos por lo que nosotros te hacemos.
Lector: avanzamos hacia la séptima estación.
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Soldado: ¿Quién quiere quedarse con el traje real de su majestad? El Rey de los Judíos
Otro Soldado: ¡Yo quiero tener su manto!
Soldado: ¿Por qué no lo echamos a la suerte?
Otro Soldado: ¡Eso!, tiremos los dados.
Lector: juegan y se reparten las túnicas, los judíos comienzan a insultarlos.
5
Lector: José de Arimatéa pidió permiso a Pilato para llevar el cuerpo de Jesús.
José de Arimatéa: Tengo una orden firmada por el gobernador Poncio Pilatos, para retirar el cuerpo de
Jesús y enterrarlo en un sepulcro que pertenece a mi familia...
Soldado: Déjame ver, trae aquí eso que tú dices!... ¿Para qué preocupas por este hombre? ¿Qué acaso no
eres uno de esos maestros judíos?
José de Arimatéa: lo soy pero trataré de hacer algo por Él, por más que sea a último momento yo soy uno
de los tantos que estamos aquí que tenemos un cargo público pero no hacemos nada por ayudar a los que
están abajo, espero que en mi caso no sea tarde para arrepentirme.
INTEGRANTES
Personajes Representantes
Jesús
María
Pedro
Lector
Juan
Pilato
Sumo sacerdote - Caifás
Judas
Soldado
Otro Soldado:
Simón de Cirene
José de Arimatéa
Mujeres
Verónica
Pueblo
Judío
Sirvienta
Testigo
Ladrón Bueno
Ladrón Bueno
María Magdalena