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INDICE

Prólogo por Jacobo Yépez Daza… 1


Introducción, por Qiao Liang y Huang Xiangsui… 13

PRIMERA PARTE

La nueva forma de la guerra. Introducción… 16

1- Todo comienza por la revolución de las armas… 21

2- El rostro del dios de la guerra… 35

3- Un clásico que desafía los clásicos… 50

4- Que han descubierto los norteamericanos “tanteando al elefante”… 65

SEGUNDA PARTE

El nuevo arte de la guerra. Introducción. … 85

5- Nueva martingala para el juego estratégico… 92

6- Búsqueda de la regla de la victoria. Colocar la espada en el costado del adversario.


…110

7- Todos los métodos reducidos a uno solo: la combinación fuera de límites. … 127

8- Principios Esenciales. … 143

CONCLUSIONES. … 153

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PROLOGO
Se asume que la mayoría de los lectores tiene conocimiento de lo que es un prólogo: parte de
un libro donde el mismo autor o un prologuista, hacen una especie de presentación de la obra.
Esto se hace principalmente con la idea de explicar el contenido del libro; como se estructura,
que trata cada una de sus partes y alguna que otra incidencia en la elaboración del trabajo,
incluyendo a veces los agradecimientos respectivos.
Como se verá, este prólogo, inusualmente para una traducción, se presenta en dos partes, que
se considera necesario explicar: La primera parte trata de la importancia de este prólogo y la
segunda del prólogo propiamente dicho.
Este prólogo es importante porque se tiene la impresión de que la traducción al español de
“La Guerra fuera de límites” de los Coroneles Qiao Liang y Wang Xiangsui, del Ejército
Popular de Liberación de la República Popular China, se va a convertir en un libro de lectura
obligada para los oficiales pensantes de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Esta impresión
se produce porque esta investigación se ubica en el tope del conocimiento actual de la
profesión militar, cuando estamos en pleno desarrollo de una revolución en el pensamiento
militar universal, similar a la revolución que produjo la aparición del arma atómica, a partir
de la Segunda Guerra Mundial.
Por consiguiente esta oportunidad se debe aprovechar para hacer un recuento superficial de
lo que ha sido la evolución del pensamiento militar venezolano, desde su cenit en la Guerra
de la Independencia, su desaparición en los 40 años posteriores a la Guerra Federal, (1863-
1899) y su renacer con la reinauguración de la Escuela Militar en 1908 y el envío de los
primeros oficiales a estudiar curso de Estado Mayor, en el exterior, en 1940.
Igualmente “La Guerra fuera de límites” permitirá, a los profesionales militares, encargados
de esos estudios en la nación venezolana, hacer una introspección sobre la seriedad con que
se ha asumido la función de estudiar la guerra en Venezuela y cuan alejados estamos de
alcanzar ese objetivo, tan brillantemente, como lo demuestran en su país, China, los autores
de este trabajo.
Mi experiencia profesional como oficial del Ejército de Venezuela, durante 30 años, mi
desempeño como Jefe del Departamento de Planificación del Estado Mayor del Ejército
durante cuatro años y como Jefe del Grupo de Planificación Operacional del Ministerio de la
Defensa durante dos años, donde conduje dos cursos de Estado Mayor Conjunto, me permite
afirmar con autoridad que la profesión militar en Venezuela, tal como la conceptualiza
Samuel Huntington, en su obra “El Soldado y el Estado”, no esta respaldada por un sólido
conocimiento profesional. De las tres características de la profesión militar que plantea
Huntington, capacidad, responsabilidad social y corporatividad o espíritu de cuerpo, la
profesión militar venezolana falla en lo relativo a la capacidad.
El célebre general alemán Von Moltke decía que la profesión militar, en tiempo de paz había
que aprenderla mediante el estudio de la historia militar y podríamos medir la capacidad de
los militares venezolanos, enjuiciando su conocimiento de esa historia.
Es verdad que se estudia la historia militar, pero de una manera tan superficial que podríamos
poner a prueba a cualquier oficial del Ejército con solo preguntarle si tiene alguna idea de la
batalla de Arbelas, conducida por Alejandro Magno, o la batalla de Cannas, conducida por
Aníbal, o las de las Galias, conducidas por Julio Cesar y podríamos seguir con la campaña de
Italia por Napoleón, la Blitzkrieg de Guderian, el Alamein de Rommel, hasta las modernas

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guerras Árabe-Israelí del 67 y del 73 o la guerra de las Malvinas, entre Argentina e
Inglaterra.
Fuera de algún que otro oficial instructor de las escuelas de armas, a quien se le hubiera
exigido hacer una presentación de tales sucesos, como ejemplo de aplicación del método de
instrucción militar o como demostración de oratoria,… ¿Quién estaría dispuesto a discutir
libremente sobre estas experiencias y conectarlas con la realidad de las Fuerzas Armadas de
la Venezuela de hoy?
Lo mismo puede decirse de la producción intelectual de nuestros oficiales que es una muestra
de su capacidad. ¿Quién sabe quien es el Coronel del Ejército Arturo Santana, quien escribió
en 1921 una obra fundamental para tener una idea del genio militar de Bolívar, titulado “La
Campaña de Carabobo de 1821”? ¿Quién ha estudiado a fondo la obra fundamental del
General Eleazar López Contreras, “Bolívar Conductor de Tropas”, publicado en 1930 y …
¿Cuántas obras como esas han enriquecido el acervo cultural militar de los oficiales
venezolanos?
Si hiciéramos un rápido resumen de los nombres más sonados como productores
intelectuales, después de 1940, sobrarían dedos de las manos!
Fuera de los ya nombrados, Santana y López, rápidamente vienen a la mente el Coronel
Pérez Tenreiro y el General de Brigada Bencomo Barrios, ambos miembros de la Academia
de la Historia, militares convertidos en historiadores, … ¿Quien mas?
¿Quién se ha dado cuenta de la importancia del Coronel Alberto Contramaestre Torres, quien
desarrolló los estudios de la Cartografía y de la Geografía Militar en nuestras Fuerzas
Armadas que, como sabemos esta a la base de los estudios de las áreas estratégicas, de los
análisis de las áreas de operaciones o del estudio del terreno? … O del General de Brigada
Víctor Maldonado Michelena? … ¿Lee alguien su trabajo “Las Naciones y su Defensa
Integral” donde se plantean por primera vez, en forma de texto, difundido como debe ser, por
una editorial y con acceso al público, el concepto de los cuatro campos del poder?
Maldonado hizo un gran esfuerzo por elevar la logística militar y sobre todo el ingrediente de
los diferentes tipos de movilización que plantea la guerra convencional. … ¿Y de Célis?
¿Quién se acuerda del prolífico General de Brigada Carlos Célis Noguera, con cuarenta años
de influencia, enseñando Estrategia y Geopolítica?
¿Qué oficial de nuestras fuerzas armadas actuales, esta en capacidad de recordar siquiera
algunos de los nombres de los grandes conductores militares que son los hitos del
pensamiento militar universal o específicamente de las obras de los venezolanos que se
acaban de mencionar?
Se termina con esta pregunta sobre la “capacidad” ¿Quién esta en “capacidad” de explicar
con fundamentos profesionales la Batalla de Carabobo?
¿Puede un oficial de nuestras fuerzas armadas sortear fácilmente las ambigüedades
conceptuales entre guerra política y guerra económica? ¿Esta bien empleado el termino
“guerra”?… ¿Y donde queda el conflicto? ¿En que se diferencia una guerra de un conflicto?
¡Ha! Pero no he terminado: ¿Guerra y Batalla? ¿Batalla y combate? ¿Combate y
operaciones?... Ofensiva y Defensiva, si lo saben,… Pero, ¿Estrategia, Táctica, Técnica y
logística? ¿Administración y Logística? Y… ¿“La Guerra Asimétrica? Cualquier simple
podría pensar leyendo estas preguntas que se trata de meros conceptos, para lo cual es
suficiente Internet,… Pero ¿Quién sabe que el filósofo francés Gastón Bouthoul tuvo que
hacer un libro de 750 páginas para diferenciar el concepto de guerra del concepto de batalla?

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Es como si, en el proceso educativo de nuestros oficiales se hubiera cometido algún error
fundamental. Lamentablemente no se cual, pero me atrevería a aventurar la hipótesis de que
hemos tomado nuestra profesión con la misma superficialidad con que hemos estudiado la
historia militar.
Para esta hipótesis me baso en lo siguiente: Como profesor de planta de la Escuela Superior
del Ejército, aprendí que la educación militar superior, entre 1940 y 1960 se apoyó en el
“guacho peruano”, una traslación pura y simple de las lecciones y ejercicios de la Escuela de
Estado Mayor del Perú, que habían traído los primeros oficiales del Ejército que fueron a
estudiar al exterior, al Perú, precisamente y allí aprendieron las técnicas de Estado Mayor y
los principios para conducir grandes unidades de combate en guerra convencional, con
énfasis en el método de la apreciación de la situación, pero en forma mecánica, es decir sin
explicar el por que o la esencia del método y alejados de la historia.
A partir de 1960 el Ministerio de la Defensa amplió las oportunidades para los oficiales, de
estudiar en el exterior, a los países donde se compraba el equipamiento militar, Estados
Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, España y algunos países latinoamericanos.
El surgimiento de la Guerra fría y la preeminencia de la experticia profesional militar de los
Estados Unidos en la sede de la OTAN, hizo que se universalizara el conocimiento militar
con los lineamientos de la OTAN y se procedió a importar las lecciones del curso de Estado
Mayor de Fort Leavenworth, en USA, traducidas al español sin cumplir con los tres
requisitos que plantea Mortimer Addler para traducir un idioma: un excelente dominio del
idioma vernáculo, un buen dominio del idioma por traducir y que el traductor estuviera a la
altura del autor en el tema por traducir. Pregúntense si los traductores, mal pagados por el
Ejército para traducir tan importantes documentos, aparte de la buena voluntad, harían un
trabajo a la altura de la necesidad.
Posteriormente los cursos militares impartidos en Panamá, por instructores militares
seleccionados de todos los países de América, para difundir lo que podríamos llamar el
pensamiento militar norteamericano, dentro del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca, firmado por todos los países americanos, produjo la traducción de los manuales
de procedimiento de las Fuerzas Armadas Norteamericanas, por traductores especializados
de diferentes países, que vinieron a constituir el “Guacho de Leavenworth” que elevó el
conocimiento profesional militar, de tipo instrumental, a niveles internacionales.
El prepararse para una guerra convencional, que era el énfasis entre 1940 y 1960; el envío de
los oficiales a estudiar a diversas escuelas de Estado Mayor; la guerra de guerrillas de la
década del 60, prolongada hasta 1974 y el atraso entre la guerra convencional moderna, con
el empleo de armas nucleares tácticas, que se enseñaba en esos cursos y las condiciones de
unas fuerzas armadas subdesarrolladas, como el país al cual pertenecían, mantuvieron hasta
hoy una ambivalencia conceptual en la cual no puede florecer ningún pensamiento militar,
adaptado a las necesidades de la nación venezolana.
“La Guerra fuera de límites” de Qiao y Wang, además de constituirse en el primer texto en
español que trata en profundidad el estado de la ciencia y arte de la conducción de la guerra
actual, es un extraordinario ejemplo de cómo dos Coroneles Superiores de las Fuerzas Aéreas
de la República Popular China, se atreven a plantear lo que sería la revolución en el
pensamiento militar y los efectos que esta revolución implica para China y para sus Fuerzas
Armadas en particular, dándonos un ejemplo de cómo tomar en serio una profesión tan difícil
como la profesión militar, que es la columna vertebral sobre la que se apoya la seguridad
integral de una nación.
Para mi es motivo de orgullo y un gran honor tener la oportunidad de traducir “La Guerra
fuera de límites” de los Coroneles Superiores Qiao y Wang por sugerencia de los Tenientes
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Coroneles Fernando Falcón Veloz, que estuvo en el Grupo de Planificación Operacional,
José Moreno Oliva y Sergio Ciccolella Echezuría, antiguos alumnos del Curso Avanzado de
la Escuela de Infantería, por varias razones:
1 - Tuve la suerte de ser el primer agregado militar de Venezuela en la República Popular
China, entre julio de 1981 y agosto de 1983, desempeñando el cargo de Embajador el
eminente venezolano, Dr. Régulo Burelli Rivas, cuando China se regía por un régimen
comunista, marxista-leninista, de igual corte que la Unión Soviética, donde viví
marginado en las áreas reservadas a los diplomáticos. Dos años fueron suficientes para
tener una idea de los grandes desafíos de China para salir adelante, con la población más
numerosa del planeta y en amplia desventaja con respecto al mundo industrializado de
occidente. En esas condiciones y con una población eminentemente rural, el Ejército
Popular de Liberación (Las Fuerzas Armadas Chinas) todavía en ese entonces se
correspondía con el ejército triunfante de la guerra civil china, que bajo el mando de Mao
Tse Dong, en 1949, dio origen a la china de hoy.
Ejercito de masas, más de cuatro millones de soldados, se correspondía bastante con el
nombre de “popular”, tenía equipamiento y doctrina de combate soviética, con el mando
militar dividido entre el comandante militar y el comisario político.
Me alegré de la apertura de China al mundo occidental y su alejamiento de la orbita
soviética, pero me entristecí con los sucesos de la “Plaza del Pueblo”, la plaza Tian An
Men, en 1989 que frenó completamente la apertura y aisló a China del Sistema
Internacional.
Estuve al tanto de la obra de Hu Yao Bang, Teng Xiao Ping, Hua Kuo Feng y de Jiang Ze
Ming que dieron paso a la modernización de China, a su apertura internacional y a su
desempeño como un miembro mas de la comunidad internacional. Ya para la época de
Jiang, habían eliminado a los comisarios políticos del comando de las unidades y el
ejército se profesionalizaba rápidamente.
2 - La segunda razón es que estoy en la posibilidad de apreciar la extraordinaria
transformación que ha experimentado China en los últimos 25 años, sobre todo en sus
fuerzas Armadas, leyendo e interpretando con ojos ambivalentes el formidable trabajo de
Qiao y Wang.
Qiao Liang es un Coronel Superior, equivalente a uno de nuestros generales de brigada,
que se desempeña en las Fuerzas Aéreas Chinas. Es un escritor muy prolífico, publicó una
obra muy importante que demuestra su preparación, “Shijie Junshi Liquan Bolan”,
(Panorama de las grandes Potencias Militares Mundiales) y el también Coronel Superior
Wang Xiang Sui, pertenece a las Fuerzas Aéreas Chinas, igualmente escritor prolífico, se
graduó en 1970 y escribió la obra “Shijie Lici Dazan Lu” (Inventario de las Grandes
Guerras Mundiales de la Historia)
Ya en agosto de 1982, todavía como Agregado Militar en china, le solicité al diario “El
Nacional” la publicación de un artículo sobre China, en la celebración de su día nacional
el 1º de octubre, con el titulo de “El Mundo Tripolar” donde afirmaba que había pocos
acontecimientos históricos mundiales tan sorprendentes como la incomunicación casi
absoluta, por más de tres milenios entre la civilización que tuvo su origen en el Nilo y la
que nació en el Yang Tse Kian, lo que tenía su explicación tanto en causas geográficas
como ideológicas, entre estas últimas, el contacto único de la civilización China con las
hordas mongolas del norte, nómadas y peligrosas, que les hicieron creer que no había otra
civilización mejor que la de ellos. (Chunguo, China, el centro del mundo)
Para 1912 Sun Yat Sen, el padre de la China moderna, propone como solución para
superar las relaciones asimétricas entre oriente y occidente, tan desventajosas para ellos
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que, para 1900 estaban ocupados militar y comercialmente por ocho potencias
colonialistas occidentales, la transformación de China en un estado democrático moderno,
con parlamento y régimen de partidos, para lo cual derrocó al emperador, terminó con
cuatro mil años de gobierno dinástico y fundó el kuomintan.
Este primer ensayo fracasó por la inexperiencia de la población china a conformarse con
un modelo político importado, “su precio fue sufrir la guerra de los señores, (1916 al
1926) y la pérdida de Manchuria en 1932, frente a los japoneses, quienes mantuvieron su
impulso hasta conquistar casi toda China hacia 1930-40” (“El Nacional” 1º de octubre de
1982)
“En el punto más bajo de la desgracia y casi desintegración de este pueblo, surgen tres
grandes chinos: Mao Tse Dong, el líder carismático; Chu En Lay, el supremo mandarin y
Chu The, el líder militar, quienes por segunda vez tratan de realizar la conjunción entre los
dos mundos, utilizando para eso otro modelo importado, el marxismo-leninismo.” (Ídem)
“Mao, fundador del partido comunista chino, es el guerrillero que en 1945, logra la
rendición de los ejércitos japoneses y con el equipo capturado intacto y su millón de
partidarios, en cuatro años completa la unificación de China bajo un nuevo régimen
político económico y social, para dar origen, formalmente en octubre de 1949, a la actual
República Popular China, uno de cuyos primeros objetivos es el de establecer las ansiadas
relaciones civilizadas con los “Bárbaros, menos Bárbaros”.
En 1959 “Mao descubre que el modelo marxista, pese a sus postulados revolucionarios,
mantiene el enfoque primigenio occidental de dominio hegemónico sobre el oriente.”
“Fue necesario que la sociedad china pasara las horcas caudinas de la “revolución
cultural”, en 1966, para aprender que el único modelo que le calza a China es el “modelo
chino” y que, afortunadamente Chu En Lay se las ingenió para que en vida y después de
muerto, su sombra sutil hiciese respetar las tendencias milenarias de su cultura, de manera
tal que al final de la crisis, China contaba con los recursos extraordinarios que permitieron
predecir un cambio profundo en la estructura geopolítica del mundo. Cambio que permite
a China, imponer a occidente unas relaciones más equilibradas que se muestran como un
abanico de posibilidades, atractivas unas y amenazantes otras.” (Ídem)
“Hoy la República Popular China se presenta con un gran peso en relación a los otros
países del planeta, en términos de relevantes factores de poder. Es el país más grande del
mundo en población: 1050 millones de habitantes, una fuerza de trabajo de 463 millones y
una tasa de crecimiento entre 15 y 20 millones de personas al año. En territorio ocupa el
tercer lugar en el mundo, con 9.567.000 Km2. (Unas diez veces el tamaño de
Venezuela).”
“Hacia el exterior, China se proyecta en hechos tales como la voluntad de desarrollar y
lograr éxito en el lanzamiento de proyectiles nucleares; su ingreso y ejercicio del derecho
a veto en las Naciones Unidas; su decisión de romper la dependencia de la URSS y
permanecer aislada, construyendo su propia tecnología; su imposición de que la verdadera
China es la Continental y no Formosa; las manifestaciones por reivindicar su soberanía
sobre Hong Kong y recuperar Taiwán y finalmente su expedición militar punitiva sobre
Viet Nam, sin menospreciar su intervención en la India y su participación en la guerra de
Korea.” (Ídem)
“Si conciliamos los factores de poder con las manifestaciones independientes y soberanas
de China en el exterior, entre las cuales destaca para nosotros su decidida voluntad de
frenar el expansionismo soviético en América Latina y su apoyo a Argentina en el

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conflicto de las Malvinas, tendremos que concluir que estamos ante la emersión de una
tercera potencia mundial.” (Ídem)
“La emersión de China como tercera potencia mundial tiene dos vertientes contradictorias.
Por una parte hay mayor estabilidad en la estructura de la paz mundial y se aleja la
probabilidad de una tercera guerra mundial. (De hecho los chinos consideran actualmente
remota esa posibilidad) Por la otra, recrudecen los conflictos locales y el uso de fuerzas
convencionales en operaciones de objetivos limitados, dentro de un ablandamiento general
del derecho internacional, ya suficientemente golpeado con los conflictos en el Medio
Oriente, la invasión de Afganistán, la guerra de las Malvinas y los sucesos de Granada.”
“En lo que respecta a las relaciones de China con el tercer mundo, es elocuente la
declaración de Hu Yao Bang, Secretario General del Partido Comunista Chino, el 1º de
septiembre de 1982, en el 12º Congreso Nacional: ^La China socialista pertenece al tercer
mundo. Ella ha conocido los mismos sufrimientos que la mayor parte de los países del
tercer mundo y sigue enfrentándose a los mismos problemas y tareas. La China considera
como su responsabilidad internacional, luchar de una manera resuelta contra todas las
formas de imperialismo, hegemonísmo y colonialismo con la ayuda de las otras naciones
del tercer mundo.^” (Ídem)
En este contexto deben estudiarse “las hipótesis sobre la actitud que asumirán los
dirigentes chinos, una vez que China logre igualar sensiblemente a las dos grandes
potencias mundiales para, en función de la peor hipótesis, diseñar las contramedidas que
corresponda, apoyándose en criterios que, al otorgar mayor peso a una relación
multilateral con China, reduzcan el desbalance de la relación bilateral vigente.”
En relación con Venezuela “se observa que nuestras relaciones diplomáticas con la
República Popular China han tenido un desarrollo creciente, particularmente cuando a los
5 años de establecidas, se extienden hasta el campo militar, con el intercambio de
Agregados Militares y una serie de visitas entre las cuales cabe destacar: la participación
de las Fuerzas Armadas de Venezuela en el 23º Campeonato Mundial de Tiro Militar,
efectuado en Beijing entre el 9 y el 20 de septiembre de 1982. La visita en ese mismo año
del Inspector General de las Fuerzas Armadas, General de División (FAV) Maximiliano
Hernández Vázquez, la visita en mayo de 1983 del Comandante General del Ejército de
Venezuela, General de División Luís Octavio Romero. La visita en septiembre de 1983
del Presidente de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares, General de
Brigada Jesús Santana Quevedo y la visita del actual Comandante General del Ejército,
General de División José Antonio Olavarría.” (Ídem)
“Al gesto de nuestra Embajada en Beijing de traducir al chino la obra “El Libertador” de
Augusto Mijares y de obsequiarla formalmente al Ministerio de Educación Chino, éste
respondió con la traducción al chino de la obra “Bolívar, un Continente y un Destino” del
Dr. Salcedo Bastardo; “Simón Bolívar” del ecuatoriano Rumazo González y de un
compendio de los 60 escritos más importantes que sintetizan el ideario bolivariano, entre
los cuales destacan la Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura”
“Además decretó la obligatoriedad del estudio de la biografía de Bolívar en los niveles de
educación primaria y secundaria ya que, en las palabras del Ministro de Educación de la
República Popular China, “El pueblo chino no podía quedarse ausente de la herencia
histórica de Bolívar”
El artículo concluye afirmando que “ninguna nación puede hoy permitirse el lujo de ser
indiferente ante su presencia en el panorama internacional, tanto mas cuanto se presenta

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como una opción diferente, capaz de modificar la estructura geopolítica bipolar de las
relaciones internacionales, que hasta ahora distinguió la historia contemporánea” (Ídem)
3 - La tercera razón es que, como veremos a continuación, la elaboración teórica de los
Coroneles Superiores Qiao y Wang sobre las transformaciones de la guerra y la aparición
de un nuevo arte militar, se apoya en un análisis exhaustivo de lo que representa la Guerra
del Golfo Pérsico en la transformación del pensamiento militar clásico moderno, que se
originó en las guerras napoleónicas de 1800 y se mantuvo hasta la Segunda Guerra
Mundial y un poco antes de la guerra del golfo, con las adaptaciones debidas a las mejoras
en los armamentos, equipos y técnicas de combate, correspondientes a grosso modo con el
reemplazo de la caballería por los tanques y la artillería por la aviación y precisamente, el
26 de mayo de 1991, a raíz de una interpretación equivocada de las consecuencias de esa
guerra, por parte de un ex ministro de la Defensa de Venezuela, se creyó necesario
publicar un artículo en “El Diario de Caracas” en donde se afirman conceptos que
encontraran, 8 años más tarde, eco en la antípoda de Venezuela: Beijing!
En efecto, el artículo comienza afirmando que “Sobre las arenas movedizas en que
discurren los análisis en torno a la guerra o la paz, la profesión militar sufre unas
transformaciones doctrinarias que harán obsoletas en poco tiempo las concepciones
estratégicas esgrimidas actualmente en las principales escuelas de guerra del mundo.”
“… No habían terminado las explosiones de júbilo por la paz, (Se refiere a la caída del
muro de Berlín) cuando se inicia la guerra del Golfo, una guerra nueva, distinta,
desconocida, exclusiva y al alcance de unos pocos”
Y continúa más adelante: “Hoy se puede afirmar que la esencia en la conducción de la
guerra ha sufrido una transformación que obligará a cambiar casi todas estructuras de
pensamiento de la profesión militar, con sus consecuencias sobre la naturaleza de las
fuerzas armadas, la conducción de estas fuerzas y la concepción política de su uso.”
“… La aparición de la guerra nuclear, química y biológica no cambió la esencia de la
conducción de la guerra –aplicación de la cinemática napoleónica- pero políticamente
creo la disuasión nuclear entre los grandes y se llego a la guerra revolucionaria, irregular o
de guerrillas, junto con la modalidad de las grandes potencias de hacer la guerra a través
de intermediarios, como en el caso de Korea y Viet Nam.”
“El pensamiento militar en los países subdesarrollados se encontraba en alguna fase de
evolución entre la aplicación de los conceptos que se esgrimían en la guerra de posiciones
de 1914 –guerra de masas, conscriptos, movilización industrial, economía de guerra- hacia
la guerra cinemática de 1940-45, con su tendencia a usar hasta la perfección la
combinación de tanques, aviones y barcos, en batallas tradicionales enmarcadas dentro de
maniobras estratégicas. La concepción política para la conducción de las fuerzas armadas
se ubicaba entre los conceptos de guerra larga o de guerra convencional de corta duración,
donde el objetivo de la maniobra estratégica era adquirir el mayor numero de objetivos
políticos, con la idea de obtener ventajas en la mesa de negociaciones, una vez que las
Naciones Unidas, a través de su “cogollo” el Consejo de Seguridad, detuviera las
operaciones y enviara su fuerza de paz de “cascos azules”
“La guerra de las Malvinas representa el primer indicio de cambio en la conducción de la
guerra y las operaciones. Más aún, como el resultado para Inglaterra era incierto, por lo
alejado del teatro de operaciones y como era muy complicado para la situación política
internacional que Inglaterra, miembro de la OTAN, fuera derrotada por Argentina, se
tomaron todo su tiempo para iniciar tímidamente la aplicación de nuevas técnicas en el
combate, como las comunicaciones por satélite, el levantamiento del campo de batalla
enemigo por satélites, el manejo masivo de la información militar por sistemas
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computarizados, los misiles superficie-aire, los equipos de vision nocturna y los
dispositivos de puntería con rayos láser. Inglaterra controló la libertad de expresión,
censuró las noticias y sobre todo se apoyó en la estructura conceptual que rige a las
Naciones Unidas para agregar el ingrediente del poder moral: “Castigar a Argentina por
haber usado la fuerza en la recuperación de las Malvinas” y “una democracia contra una
dictadura.”
La guerra en el Golfo representa una culminación del proceso de cambio en la esencia de
la conducción de la guerra. Aquí la tecnología busca “hacer desaparecer la batalla” como
hecho esencial de la guerra y la reemplaza por la “guerra a control remoto” donde Estados
Unidos trató de destruir al ejército Iraki, sin combatir, en una “operación quirúrgica”
donde se tomo todo su tiempo para ubicar un satélite sobre el teatro de operaciones que, a
la vez de informar al detalle sobre el campo enemigo, -tenían fotografías de Saddam
realizando sus actividades diarias- servía de antena repetidora para garantizar las
comunicaciones entre los puestos de mando de las unidades norteamericanas. Igualmente
colocaron el puesto de mando y control de operaciones por encima del teatro de
operaciones, a bordo de aviones Awacs y desde allí podían eliminar sistemáticamente al
enemigo, sin estar presentes (en tierra), dirigiendo un bombardeo mortífero sin estar al
alcance del fuego enemigo. … “Se llegó a la situación ideal de ganar una batalla sin estar
presente, destruir un enemigo sin permitir que nos combata y guerrear a control remoto.
La tecnología reemplazó a la batalla y todo el conocimiento acumulado de la profesión
militar, desde Aníbal, pasando por César, Napoleón, Foch, Rommel, Patton, Mac Arthur,
ha perdido su objetivo de estudio.”
“Políticamente Estados Unidos repitió el modelo inglés de las Malvinas: se apoyó en los
conceptos moralistas de las Naciones Unidas, “Castigar a un agresor”, controló el Consejo
de Seguridad, logrando el mayor número de condenas contra Irak, suscitó alianzas incluso
con los aliados naturales de Irak, los países árabes y se aprovechó inteligentemente de la
situación de unipolaridad con que se inicia la estructura geopolítica mundial en la década
de los 90. Controló exitosamente los medios de comunicación social y censuró las
noticias para controlar la guerra sicológica.”
El artículo termina planteando: “¿Qué queda para nuestros países subdesarrollados?” y
propone algunos lineamientos entre los cuales:
“Políticamente tendremos que cambiar el escenario de análisis de la política internacional
a la de un modo unipolar, con Estados Unidos y su conjunto de valores existenciales del
mundo occidental como potencia dominante.”
“Ahora la doctrina militar de los países subdesarrollados deberá ser reemplazada por las
técnicas para saber de parte de quien estará Estados Unidos en caso de un conflicto. A su
vez estas técnicas deberán ser lo suficientemente atinadas para saber si las motivaciones
que tendrá USA para inclinarse hacia uno u otro bando, se apoyarán en los valores
existenciales del mundo occidental o serán simples manipulaciones o “lobbies” de sus
empresas transnacionales, interesadas en vender sus excedentes.”
“Será imposible comprar la nueva tecnología requerida para desempeñarse en una guerra
cualquiera, en igualdad de condiciones tecnológicas.”
“Si en un conflicto, uno no es favorecido de antemano por USA, no queda sino defenderse
con la “no guerra” en sus múltiples formas.”
Después de esta larga exposición sobre la importancia que reviste este prólogo, la revision
superficial de lo que ha sido la evolución del pensamiento militar venezolano, después de la
guerra de la Independencia, las experiencias vivenciales en China y las reflexiones

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personales que produjo la guerra del Golfo, queda justificado el agrado que siento como
venezolano de traducir la obra de Qiao y de Wang: “La Guerra fuera de Límites.”

Con relación a la obra, hemos observado cierta incongruencia entre los títulos con que fue
traducida al ingles (“Unrestricted Warfare”) y al francés (“La Guerre hors limites”) y, en una
traducción de tanta importancia para nosotros los oficiales venezolanos, el título de la obra de
Qiao y Wang requiere de un pequeño análisis: en efecto, la traducción al ingles realizada por
el Servicio de Información de Noticias Extranjeras, (FBIS, por sus siglas en ingles), de la
Agencia Central de Inteligencia de los Estado Unidos, más conocida como la CIA, por sus
siglas en ingles, utiliza los términos “Unrestricted Warfare” (“unrestricted”, sin restricción,
sin límites) quizás basados en el comienzo del párrafo que dice “En teoría, traspasar los
límites consiste en no tolerar ninguna restricción e ir mas allá de todo” Pero se observa que
más adelante los autores afirman que “todo traspaso de límites no se puede hacer sino dentro
de límites precisos. “Fuera de límites” no quiere decir ilimitado, sino un alargamiento del
“límite”, dicho de otra manera, se trata del traspaso de los límites inherentes a un
determinado campo (del poder) o a una determinada dirección, la combinación de ocasiones
y de medios en una cantidad mayor de campos y direcciones a fin de alcanzar los objetivos
fijados”
Por otra parte, la traducción francesa, hecha por Hervé Denes, Editorial Rivages, en la
colección dirigida por Lidia Breda, el titulo es “La Guerre hors limites” en donde “hors”
(fuera), refleja mas exactamente el pensamiento de los autores.
Esta obra se presenta en dos partes, cada una con una introducción y cuatro capítulos.
La primera parte plantea la “nueva forma de la guerra,” lo que es más bien la nueva forma de
la “batalla,” la parte concreta del combate de los hombres y la segunda parte plantea el
“nuevo arte de la guerra,” la parte de la guerra que pertenece al espíritu, al alma de los
conductores y los soldados, donde se encuentran los principios!
Para comprender la primera parte, hay que recordar el pensamiento militar de la antigua
Prusia, que identificaba cuatro elementos esenciales en el análisis de un problema táctico: la
misión, el enemigo, el terreno donde se desarrollará la batalla y los medios disponibles para
combatir.
Teniendo en mente estos cuatro elementos los coroneles chinos se pasean de una manera
sorprendente por toda la evolución del combate en el mundo occidental, desde las guerras
primitivas de los egipcios, pasando por la guerra de Troya, distinguiendo la época clásica de
griegos y romanos hasta el tercio español. Luego la época moderna, con Napoleón y la
Primera Guerra mundial y finalmente la época del arma nuclear, con la aparición del arma
absoluta. Es notable como los oficiales chinos manejan fluidamente la bibliografía del mundo
occidental en materia de historia militar, particularmente los grandes capitanes, Alejandro,
Aníbal, Escipion “el africano”; Gustavo Adolfo y Federico II, Napoleón hasta la Segunda
Guerra Mundial, con el Almirante Yamamoto, para finalmente en su tercer capítulo, “Un
clásico que desafía a los clásicos” plantear por qué la guerra del Golfo se convierte en “un
nuevo clásico,” que rompe con la evolución que venían desarrollando los cuatro elementos
esenciales de un problema táctico, al desaparecer el “enemigo “ y el “terreno” de esa
ecuación.
En efecto en la guerra del Golfo el ejército iraki no tenía al frente ningún enemigo, las
fuerzas terrestres no tenían a quien disparar y por otra parte, los norteamericanos no tuvieron
que hacer ningún estudio concienzudo del terreno para desplegar el dispositivo de sus tropas
en el campo de batalla, porque como sabemos combatían a distancia.
Muy interesante es su cuarto capítulo, “Que han descubierto los norteamericanos tanteando el
elefante” donde hacen un análisis critico, muy bien documentado de las vulnerabilidades y
fortalezas de las fuerzas armadas norteamericanas, insinuando que el triunfo en la guerra del

11
Golfo, se debió más que todo a la circunstancia de haber existido una ley de “reorganización”
que aseguró la unidad de mando entre el ejército, la marina y la aviación norteamericanas,
siempre en conflicto y las fuerzas aliadas y lamentarse de los retrocesos subsiguientes, al no
alcanzar igual nivel de excelencia en los conflictos posteriores.
En conclusión la batalla de Irak es un nuevo clásico porque el ejército irakí no tuvo nunca al
frente un ejército equivalente y el ejército de USA excluyó a sus tropas del campo de batalla
y paso desapercibido el hecho de haber eliminado dos de los elementos esenciales para la
solución de un problema táctico, en lo que se considera la nueva forma de hacer la batalla.

En la segunda parte de la obra, se analiza el “nuevo arte de hacer la guerra” donde los
coroneles chinos plantean que un arte militar vivo, debe ser una especie de “totuma vacía” no
debe contar mas que con la “reflexión” y con la “razón” para responder a todos los cambios,
sin que la totuma deje de ser ella misma!
Lo que llaman los chinos “combinación” es justamente esta totuma vacía del pensamiento
militar que difiere de cualquier otra táctica que haya marcado una época en el pasado. Es
solamente cuando uno no tiene la totuma llena de elementos concretos, que ella puede
comenzar a tener una orientación propia.
La clave de la victoria en una guerra no se debe mas que a eso, se debe a lo que uno mete en
la totuma al momento de ejecutar la solución de una situación táctica o estratégica. Los
coroneles chinos, sin saberlo proponen el método de Blas.
Como es conocido, Blas Pascal, afirmaba que había que enfrentar el estudio de un problema
con el cerebro vacío, lo que modernamente se conoce como enfrentar una crisis, sin
soluciones preconcebidas o prejuicios.
En el análisis del nuevo arte de la guerra, los chinos plantean las guerras militares y no
militares y crean el concepto de la omnidireccionalidad, que se aplica a las fuerzas
convencionales, de tierra, mar, aire y espacio sideral. Plantean las batallas en los campos
políticos, económicos, social, cultural y financiero, con un software que los une a todos!
Es innovador la forma como simplifican la interacción de los campos del poder no militares,
aterrizando en las fórmulas que se aplicaron en las guerras de Kosovo o en Irak.
Sorprende la amalgama que hacen los autores entre la espiritualidad oriental y el
racionamiento occidental, cuando identifican la “sección dorada” o relación matemática que
caracteriza las dimensiones del Partenón, con el “número de oro” que identifican en las
batallas de los reinos, durante los antiguos intentos por consolidar los reinos chinos y su
identificación en las batallas occidentales y su conversión y aplicación en la búsqueda de la
“regla de victoria militar”
Después de repasar los grandes principios de la guerra, propuestos por Clausewitz a partir del
análisis de las batallas napoleónicas, los propuestos por el historiador militar J. F. C. Fuller y
los principios en vigencia en las Fuerzas Armadas Norteamericanas, terminan proponiendo
ocho nuevos principios que atienden a la característica esencial de las guerras del futuro: la
onnidireccionalidad.
La onnidireccionalidad es el primer principio y el que rige a todos los demás: Consiste en la
observación, la concepción y el empleo combinado en todas las direcciones. Para los autores.
“en la guerra fuera de limites, la distinción entre el campo de batalla y el “no campo de
batalla” es inexistente” Para los autores el campo de batalla esta en todas partes: “Los
espacios naturales que son la tierra, el mar, el aíre y el espacio, son campos de batalla; los
espacios sociales, que son los campos militar, político, económico, cultural y psicológico,
son también campos de batalla y el espacio técnico, que une estos dos grandes tipos de
espacio, es también un campo de batalla, donde el enfrentamiento de las fuerzas antagónicas
es más descarnado”

12
La guerra del futuro puede ser militar, paramilitar o no militar, puede recurrir a la violencia o
puede ser no violenta, puede ser un enfrentamiento entre militares profesionales, así como
entre fuerzas emergentes, principalmente constituidas por civiles y especialistas.
El segundo principio es la sincronía, que consiste en conducir unas acciones en el mismo
periodo de tiempo y espacios diferentes.
El tercer principio son los objetivos limitados, que son guías de acción fijadas para un
espacio accesible con los medios disponibles.
El cuarto principio se refiere a los medios ilimitados, que es la tendencia al empleo de
medios ilimitados, pero para la satisfacción de objetivos limitados.
El quinto principio se refiere al desequilibrio, buscar los puntos nodales de la acción,
siguiendo una dirección opuesta a la simetría equilibrada.
El sexto principio se refiere al consumo mínimo, que plantea utilizar los recursos guerreros
en el límite inferior, suficiente para alcanzar el objetivo.
El séptimo principio es la coordinación multidimensional, que consiste en coordinar todas las
fuerzas movilizables en los campos militar y no militar, definidos por un objetivo.
Y finalmente el octavo principio, ajuste y control de todo el proceso.
En sus conclusiones los autores esquematizan el ambiente internacional de la siguiente
manera: “Hoy el estado no es mas que un eslabón grande o pequeño, de esa cadena que es la
sociedad humana al interior de la “aldea global” Los estados modernos son cada vez más
numerosos en sufrir la influencia de las organizaciones supranacionales, regionales o
mundiales (como la Unión Europea, la ASEAN, la OPEP, el OCEAP, el FMI, el Banco
Mundial, la OMC, así como la más gigantesca de todas ellas, las Naciones Unidas). Por otra
parte una cantidad de organizaciones multinacionales y de organizaciones no nacionales, de
todo tamaño y de todas formas, (como las sociedades multinacionales, las asociaciones
profesionales, las organizaciones pacifistas y ecologistas, el Comité Olímpico Internacional,
las organizaciones religiosas, las organizaciones terroristas, los grupos de piratas
informáticos, etc.) dominan de la misma manera, la orientación de los estados.”
Los autores concluyen diciendo que “Ya que la frontera que separa lo militar de lo no militar
ha sido abolida y que, del hecho de la tendencia a la mundialización, el foso que separa la
guerra de la no guerra esta casi lleno, todos los problemas se encuentran ligados e
imbricados. Se trata de encontrar una llave capaz de abrir todas las cerraduras, siempre y
cuando estas cerraduras estén incrustadas en el portal de la guerra. Y la talla de esta llave,
debe adaptarse a todos los grados, de la política de guerra a la táctica, pasando por la
estrategia y el arte operacional. En fin esta llave debe estar adaptada a las manos de los
políticos, de los generales y de los simples soldados.”
“Aparte de la “Guerra fuera de limites” no logramos concebir una llave mejor adaptada.”

13
Introducción

Quienes hayan vivido la última década del siglo XX, habrán sentido los profundos cambios
ocurridos en el mundo. Nadie podría afirmar que la historia haya conocido cambios tan
grandes anteriormente. Las causas de estos enormes cambios son muy numerosas para que se
citen todas, pero algunas son evocadas con frecuencia, como es el caso de la Guerra del
Golfo.

La faz del mundo ha sido cambiada por una guerra. Adjudicarle tanta importancia en la
transformación del mundo, cuando es un hecho que se desarrolló en una zona muy limitada
del planeta y que no duró sino cuarenta y dos (42) días, parece un poco exagerado. Sin
embargo, esos son los hechos y no hay necesidad de enumerar todas las expresiones que han
comenzado a aparecer después del 17 de enero de 1991, para demostrarlo. Basta con citar los
nombres de la “ex - Unión Soviética”; “Bosnia Herzegovina”; “Kosovo”; “Clonación”;
“Microsoft”; “Hacker”; “Internet”; “Crisis Financiera del Sudeste Asiático”; “Euro”; sin
obviar, por supuesto a los Estados Unidos como “la única y última superpotencia mundial”.
Estos términos constituyen más o menos los principales temas de preocupación del planeta
durante los últimos diez años.

Nos gustaría agregar que todos estos términos están ligados directa o indirectamente a este
conflicto. Sin embargo no pretendemos hacer un mito de esta guerra, sino todo lo contrario,
tomando en cuenta que ésta fue una guerra particularmente desequilibrada (asimétrica), en
cuanto al poder relativo de los contendientes. Habiendo estudiado profundamente esta guerra,
hemos descubierto que la naturaleza misma de la guerra ha cambiado.

Hemos constatado que una guerra de dominación, que ha sido glorificada y que ha alcanzado
la cima de lo que ha sido posible alcanzar en toda la historia, se ve de repente relegada al
lugar de un actor de segunda categoría.

Una guerra que transforma al mundo y que termina por transformar a la guerra misma, es un
fenómeno difícilmente creíble y por lo tanto, da mucho que reflexionar. No obstante, no se
trata de cambios ocurridos en las herramientas, las técnicas, los métodos o las formas de
hacer la guerra, sino de su rol ¿Quién hubiera podido imaginar que un protagonista histórico
sin par, cuya aparición ha modificado todo, descubriría por si mismo que se ha convertido en
un personaje de cuarta categoría?, además aprendiendo que, aun antes de abandonar la escena
sería improbable que otro hecho guerrero llegara jamás a jugar semejante rol de primer
plano, a menos que fuera un actor único. ¿Qué sentimientos se deberían sentir?

Los norteamericanos conocen posiblemente este sentimiento mejor que nadie, ya que ellos se
cuentan entre las naciones que quieren jugar todos los roles: “salvadores del planeta”,
“bomberos internacionales”, “policías del mundo”, “mensajeros de paz”, etc. Es triste
constatar que después de la “Tormenta del Desierto” el “Tío Sam” no ha podido tener éxito
en ninguna victoria, digna de ese nombre. Ya se trate de Somalia o de Bosnia Herzegovina,
es lo mismo. En particular, en la acción reciente, donde los Estados Unidos y la Gran

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Bretaña, se aliaron para realizar ataques aéreos sobre Irak, en el mismo escenario, con los
mismos medios y siendo los mismos actores, no tuvieron éxito en repetir el drama magnifico
que causó tan honda impresión, ocho años antes. Frente a unos asuntos políticos,
económicos, culturales, diplomáticos, éticos y religiosos, más complejos de los que están
habituados a lidiar los militares del mundo, los límites de los medios militares, que habían
tenido éxito hasta entonces, se han resaltado bruscamente como nunca antes.

Por otra parte, en un período donde “el poder hace el derecho” y la mayor parte de la historia
del siglo, pertenece a este período, tales interrogantes no planteaban inquietudes. El problema
es que las fuerzas multinacionales conducidas por los Estados Unidos en el desierto de
Kuwait, han puesto punto final a este período, marcando el inicio de una nueva era.

A la hora actual es difícil predecir si este período va a producir al desempleo de la mayoría


de los militares o si hará desaparecer a la guerra de la faz de la tierra. Todo esto permanece
indefinido. Lo único cierto es que los conflictos ya no serán lo que eran antes. Lo que
equivale a decir que, si en el futuro la humanidad no tiene otra opción que hacer la guerra,
ella no podrá hacerla más de la manera que le era tan familiar.

Si no podemos seguir negando el impacto que en la sociedad y en el alma humana han hecho
los nuevos valores como la economía liberal, la noción de los derechos del hombre y la
conciencia ecológica, es muy seguro que la metamorfosis de la guerra se realizará en un
contexto más complicado, o el fénix de la guerra, que esta a punto de desaparecer, no
renacerá jamás de sus cenizas.

Cuando se materialice la tendencia, aceptada con alegría, en favor de dar marcha atrás al
empleo de la fuerza armada para resolver los conflictos, la guerra habrá resucitado bajo
alguna otra forma y en otro contexto, convirtiéndose en un instrumento de una enorme
potencia, entre las manos de todos aquellos políticos que manifiestan el deseo de dominar a
otros países y a otras regiones. Esta es una razón que nos permite afirmar que, el ataque
financiero de George Soros contra el Asia Oriental; el ataque terrorista contra los Estados
Unidos por Osama Bin Laden; el atentado con gas al metro de Tokio por los discípulos de la
secta Aum y el caos creado por Morris Jr. y sus colegas en Internet, acciones en donde el
grado de destrucción no es en nada inferior al nivel de una guerra, representan una “semi-
guerra”, una “cuasi-guerra”, una “sub-guerra”, en síntesis la forma embrionaria de un nuevo
tipo de guerra.

Cualquiera que sea el nombre que se le dé a estas nuevas formas de enfrentamiento, no


permiten ser más optimistas que en el pasado, ya que no existe ninguna razón para el
optimismo. La disminución de las funciones de la guerra en el estricto sentido del término,
no significa que la guerra ya no exista, puesto que no será totalmente abolida, aun en una
época que recibe el nombre de posmoderna, postindustrial. La guerra habrá solamente
abrazado a la sociedad humana de una manera mas compleja, más extendida, más oculta y
más sutil. Como decía Lord Byron en el poema donde lloraba la muerte de Shelley “no ha
pasado nada, el agua del mar a cambiado, eso es todo”.

La guerra, que ha pasado por la transformación que ha experimentado la tecnología moderna


y el sistema de mercado, será hecha bajo formas todavía más atípicas. Dicho de otra manera,
mientras se observa una disminución relativa, en la aplicación de la violencia militar, al
mismo tiempo se observa un incremento de la violencia política, económica y técnica.
Además, cualquiera que sea la forma que adquiera la violencia, la guerra es la guerra y aún

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cuando su apariencia sea modificada, obedecerá siempre a los mismos principios; por lo tanto
los nuevos principios de la guerra no consistirán mas en “hacer uso de la fuerza armada para
obligar a un enemigo a plegarse a nuestra voluntad”, sino más bien en “utilizar todos los
medios, fuerzas armadas, fuerzas no armadas, militares o no militares y de medios letales o
no letales, para obligar al enemigo a someterse a nuestros intereses”.

El cambio de la guerra y su práctica es eso, pero ¿Qué lo ha provocado? ¿De que manera? ¿A
dónde nos conduce? ¿Cómo vamos a hacerle frente? Tales son los temas que este libro trata
de abordar y de aclarar y ese es el motivo que nos ha conducido a escribirlo.

QIAO LIANG y WANG XIANGSUI


17 ENERO 1999
8vo. Aniversario del inicio de la Guerra del Golfo.

16
PRIMERA PARTE

La nueva forma de la guerra

“Los reinos antiguos que amaban la guerra, aún los que fueron más
poderosos, han desaparecido. El imperio hace bien en amar la paz,
pero si olvida la guerra estará en peligro”

Zima Ran Ju

La técnica es el tótem del hombre moderno. (1)


No tiene nada de sorprendente que agitada por la tibia brisa del utilitarismo, la técnica sea
más apreciada que la ciencia. La era de los grandes descubrimientos científicos había
concluido ya antes de la época de Einstein. El hombre moderno tiene cada vez mas la
tendencia a pensar que sus sueños se realizaran estando en vida, lo que lo lleva a arriesgar su
propio futuro y a inclinarse delante de la técnica mirándola con una lupa de mil aumentos y
ateniéndose a ella. La técnica ha conocido en muy poco tiempo, desarrollos sorprendentes y
explosivos, con innumerables beneficios para la humanidad, ávida de éxitos rápidos y de
recompensas instantáneas, desarrollos que hemos bautizado orgullosamente con el nombre de
progreso técnico, sin darnos cuenta que vivimos en una época tecnológica cerrada, donde
hemos perdido el alma. (2)

La técnica se hace cada día más enloquecida e incontrolable. Los laboratorios Bell y la
sociedad Sony no dejan de producir nuevos juguetes. Bill Gates abre cada año nuevas
ventanas (Windows) y la oveja “Dolly”, la oveja clonada, prueba que el hombre piensa mas
adelante, en reemplazar a Dios. El temible caza ruso SU-27 no ha combatido todavía, en
ninguna batalla y ya el SU-35 se exhibe en las exposiciones, (3) pero el problema es saber si
después de haber sido exhibido el SU-35, podrá ser desincorporado después de haber rendido
los servicios meritorios para los que fue diseñado y esto cae en el campo de la conjetura. La
técnica se parece a unos “zapatos mágicos” en los pies de la humanidad y una vez que el
invento ha sido elevado a la cúspide, por los intereses comerciales, no nos queda mas que
bailar y zapatear, al ritmo que nos impongan.

Los nombres de James Watt y de Tomas Alba Edison son casi sinónimos de grandes
invenciones técnicas y, emplear los nombres de estos grandes científicos para designar su
época podría parecer razonable. Sin embargo la situación ha cambiado y los innumerables
descubrimientos técnicos de los últimos cien años hacen difícil la aparición de una técnica
nueva cualquiera, que pueda ocupar un lugar importante en la vida de la humanidad. Si las
expresiones de “la era de la maquina a vapor”. “la era de la electrificación.”, podía reflejar la
realidad de su tiempo, hoy, con las nuevas olas técnicas, de distintas clases, que no cesan de
irrumpir en la arena de la playa, al punto que la humanidad no ha tenido tiempo de aplaudir
una aparición, cuando son desbordados por otra ola de técnicas, todavía más elevadas, más
innovadoras, ese tiempo, ilustrado o identificado con una sola técnica, con un solo inventor,
pertenece al pasado. Esta es la razón por la cual, si se llama a la época actual la “era nuclear”
o la “era de la información,” se tiene la impresión de que se utiliza un solo aspecto de la
realidad para designar una totalidad.

No hay duda que la aparición de la informática ha sido una innovación benéfica para la
civilización humana. En nuestros días es la única que puede dar, a la plaga de técnicas que se
han escapado de la caja de Pandora, una energía más grande y al mismo tiempo un poder

17
mágico que permite controlarla. Hoy se plantea la cuestión de saber quien tendrá el poder de
controlar la informática. El punto de vista pesimista plantea que si esta técnica se desarrolla
en una dirección que no pueda ser controlada por el hombre, terminará por hacer de la
humanidad su víctima. (4) Esta conclusión horrorosa, es sin embargo totalmente incapaz de
disminuir el ardor del hombre en su relación con la informática. La perspectiva optimista que
ella abre es extremadamente atractiva para la humanidad, la cual tiene sed del progreso
técnico. Después de todo, sus características excepcionales de intercambio y de participación,
representan la luz de la inteligencia y uno ansia que permita a la humanidad salir de la
“barbarie técnica”.
Pero esto no será suficiente para confundirnos con esos futurólogos, a quienes el árbol tapa el
bosque, que utilizan el nombre de la informática para designar a nuestra época. Sus
propiedades son precisamente las que nos impiden remplazar las diferentes técnicas de las
que disponemos en gran cantidad. Hay unas que acaban justamente de aparecer, en particular
las técnicas biológicas, las técnicas de materiales y las nanotecnologías. Estas técnicas
mantienen un lazo simbiótico con la informática, sobre la cual se apoyan y a la cual ellas
contribuyen.
Después de tres siglos, los hombres se han acostumbrado a adorar ciegamente la novedad y a
descartar lo viejo. La búsqueda incesante de nuevas técnicas se ha convertido en la panacea
para resolver todas las dificultades de la existencia. Atrapado en esta quimera, el hombre se
ha perdido poco a poco. Igual que comete a menudo diez errores para disimular uno, no duda
en crear diez nuevos. (5) Por ejemplo: para disponer de un medio de transporte cómodo, los
hombres han inventado el automóvil, pero un largo rosario de problemas se ha desarrollado
detrás de la estela que dejan los automóviles; la extracción minera y la metalurgia; la
transformación mecánica; la perforación petrolera; la transformación del caucho; la
construcción de vías, etc. que han exigido a su vez, una serie de nuevos medios técnicos para
resolverlos, terminando por crear la polución del ambiente, la destrucción de los recursos, la
ocupación de las tierras arables, los accidentes de la circulación y otros problemas aun más
espinosos. A la larga, si uno compara el objetivo inicial que era utilizar los automóviles para
el transporte, con estos problemas derivados, parece que el beneficio es casi insignificante.

Así, el desarrollo irracional de las técnicas, conduce a la humanidad a abandonar


continuamente sus valores, en las ramificaciones complicadas del árbol de la técnica y a
perderse y a olvidar el medio de hacer marcha atrás. Uno podría bautizar este fenómeno de
“efecto de ramificación”. Felizmente, al mismo, tiempo la informática moderna ha hecho su
aparición y uno puede afirmar con certeza, que es la revolución más importante de toda la
historia de la técnica. Su alcance revolucionario no reside solamente en el hecho de que se
trata de una técnica muy nueva, sino más bien en su rol de lazo permanente, que le permite
franquear suavemente las numerosas barreras que separan las técnicas y de asociar aquellas
que aparentemente no tienen ninguna relación entre ellas. Este lazo permite, no solamente
hacer nacer nuevas técnicas, que no son ni las primeras, ni las segundas, sino además,
representarlas. Más aún, la informática proporciona un enfoque completamente nuevo de la
relación que une al hombre con la técnica.
Es precisamente, con el punto de vista de la informática, que la humanidad puede percibir
claramente la esencia de la técnica como una herramienta. Es así como ella puede convertirse
en esclava, en el proceso de solución de las dificultades que debe afrontar para existir. La
humanidad es totalmente capaz de desarrollar plenamente los poderes de su imaginación, con
tal que, en la utilización de cada técnica, ella agote todas sus posibilidades y no haga como
“el oso ciego recogiendo mazorcas de maíz,” solamente capaz de reemplazar
sistemáticamente una técnica vieja por una nueva. En nuestros días, el empleo independiente
de las técnicas individuales, se ha hecho cada vez más inimaginable. La aparición de la

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informática nos ha ofrecido incalculables posibilidades para la combinación de diferentes
técnicas, antiguas, nuevas y de punta. De hecho hay innumerables pruebas de que el empleo
integrado de las técnicas permite promover el progreso social, mejor aun que inventando
nuevas técnicas. (6)
Los “solos” cantados con fuerza, ceden su lugar a las voces de los “coros.” La fusión general
de las técnicas guía irreversiblemente la tendencia creciente a la mundialización, mientras
que esta última, acelera a su vez el proceso de fusión general de la técnica y esta es una
particularidad fundamental de nuestra época.

Esta particularidad va inevitablemente a proyectar sus características en todas direcciones y


el campo militar no será naturalmente una excepción. Ninguna fuerza militar, deseosa de
modernizarse, podrá eximirse de alimentar las nuevas técnicas, por lo mismo que ellas han
sido siempre el fruto de las exigencias de la guerra. La guerra del golfo exhibió más de 500
tipos de técnicas nuevas y avanzadas desde los años 1980, a tal punto que esta guerra parecía
una feria de exposición y de demostración para los nuevos armamentos. Más impresionantes
para el público no fueron las nuevas armas en sí, sino la tendencia a la sistematización en el
desarrollo y el empleo de las armas. Así, la intercepción de los Scud por los Patriots pareció
tan simple, como dispararle a unos patos con un fusil de caza. Pero en realidad, esta acción
involucraba numerosos equipamientos, desplegados en más de la mitad del globo: Después
que un satélite DSP identificaba el blanco, se enviaba una señal a una estación ubicada en
Australia, luego dirigida al Puesto de Comando Central en Riyad, por intermedio del Puesto
de Comando en el monte Cheyenne, en los Estados Unidos. Después, los operadores del
Patriots recibían la orden de adoptar la posición de combate, todo realizándose en una fase de
alerta de 90 segundos, con la ayuda de multitud de puestos de relevo y sistemas de
coordinación a tierra y de sistemas C3I, que uno puede razonablemente designar por la
formula de “un disparo que sacude a todo el planeta”.
La coordinación en tiempo real, de muchas armas, en grandes distancias, ha proporcionado
una capacidad de combate sin precedente y es un fenómeno que era verdaderamente
inimaginable antes de la aparición de la informática. Si uno pudo decir que, antes de la
segunda guerra mundial, la aparición de las armas individuales podría iniciar una revolución
en el campo militar, hoy, ninguna de estas armas esta en condiciones de imponerse a las
demás.

En la época de la síntesis de las técnicas y de la mundialización, no se podrá en adelante


designar una guerra con el nombre del arma utilizada. La relación entre las armas y la guerra
ha sido reordenada. La aparición de las armas de nueva concepción y sobre todo, las nuevas
concepciones de armas, han embrollado progresivamente la faz de la guerra. Ahora un solo
ataque de hacker puede ser considerado un acto hostil. El empleo de instrumentos financieros
para destruir la economía de un país puede ser considerado como una batalla. La difusión por
CNN del cadáver de un soldado norteamericano, expuesto en las calles de Mogadiscio, ha
resquebrajado la determinación de los norteamericanos de comportarse como gendarmes del
mundo y modificado, al mismo tiempo la situación estratégica mundial y, la evaluación de
las acciones en tiempos de guerra, debe tomar en cuenta los medios o los resultados.
Evidentemente, si uno guarda en su espíritu la definición tradicional del concepto de guerra,
no hay hoy, un solo medio de dar una respuesta satisfactoria a estas interrogantes.

Cuando, sorpresivamente se comprende que todas estas acciones no guerreras, podrían ser los
nuevos factores constitutivos de las guerras del futuro, se debería encontrar otro nombre para
este nuevo tipo de conflicto, una guerra que traspasa todas las fronteras y todos los límites, en
síntesis la guerra fuera de límites, que es el objeto del presente trabajo.

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Si este nombre se llega a establecer, indicará que en esta guerra, todos los medios estarán a la
disposición, que la información será general y que el campo de batalla estará en todas partes.
Significara que todas las armas y todas las técnicas podrán ser aplicadas a placer; que todas
las fronteras que separan los mundos de la guerra y de la “no guerra” serán totalmente
abolidas; igualmente que los principios actuales del combate deberán ser modificados y al
mismo tiempo, que las leyes de la guerra deberán ser re-escritas.

Es difícil sin embargo, tomarle el pulso al Dios de la guerra. Si uno quiere hablar de guerra,
en particular de aquella que explotará mañana en la tarde o pasado mañana en la mañana, no
hay mas que un medio: determinar su naturaleza, reteniendo su respiración y tantear
cuidadosamente el pulso del dios de la guerra de hoy.

NOTAS:

1) En “El hombre y la Técnica” (Traducción del alemán por Anatole Petrowsky,


Gallimar, 1958), Oswald Spengler escribió que “como Dios padre, la técnica es eterna
e inmóvil, como el hijo de Dios, ella salvará a la humanidad y, como el Espíritu
Santo, ella extiende su luz sobre nosotros.” El culto a la técnica del filósofo Spengler,
que era el mismo que el de un teólogo por Dios, no era mas que, en el momento en
que el hombre entraba en la era de la industrialización, la manifestación de una nueva
forma de ignorancia, que se ha extendido de más en más en la era posindustrial
2) Sobre este asunto, el filósofo y sabio francés Jean Ladrière tiene un punto de vista
original. El piensa que la ciencia y la técnica tienen un efecto a la vez destructor y
conductor sobre la cultura. Sometida a este doble efecto, la humanidad tiene grandes
dificultades para tener un juicio claro sobre la técnica y oscila constantemente entre
los dos extremos del fanatismo cientificista y los movimientos “anticiencia.” La
lectura de “Le défi de la science et de la technologie aux cultures” (Aubier-
Montaigne, UNESCO, Liber, 2001), escrito en un estilo oscuro, donde el pensamiento
no carece de profundidad, nos permite medir con un cierto retroceso, el impacto de la
técnica en numerosos aspectos de la sociedad humana.
3) Aún si la evolución de las armas BVR (Alcance de visión extendida) ha provocado
enormes transformaciones en las nociones básicas del combate aéreo, en último
análisis no ha eliminado completamente el combate cercano. El SU-27 capaz de
realizar movimientos de “cobra” y el SU-35 capaz de hacer “torniquetes” son los dos
aviones de combate actual más notables.
4) F. G. Jong es el más virulento de los tecnopesimistas. Desde 1939 ha identificado una
serie de problemas creados por la técnica moderna, entre los cuales el aumento del
control social y la amenaza para el medio ambiente. En su opinión la técnica se ha
convertido en una amenaza diabólica que, no solamente se ha adueñado de la
naturaleza, sino que ha privado al hombre de su libertad. En “L´étre et le temps”
Martin Heidegger ha calificado la técnica de “notable absurdo” invitando al hombre a
regresar a la naturaleza a fin de evitar la técnica como máximo peligro. Los más
célebres optimistas en relación con la técnica fueron Norbert Wiener y Karl
Steinbuch. En diversas obras como “Cybernetics, God and Robots” y “The Human
Use of Human Beings” de Wiener y “The information Society” y “Philosophy and
Cybernetics” de Steinbuch encontramos una descripción del futuro radiante que la
técnica tiene reservada para la sociedad humana.

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5) En su libro “The arrogance of humanism (Oxford University Press, 1981) David
Ehrenfeld da numerosos ejemplos. En “Too Cléber” Schwartz declara que “la
solución de un problema produce una serie de nuevos problemas, los cuales terminan
por impedir la solución del primer problema.” En “Rational Consciousness”, Jenny
Dibb habla de un fenómeno análogo.
6) En “The age of Science and the Future of Mankind” E. Shulman nota que “durante el
desarrollo dinámico de la cultura contemporánea, fundada sobre el desarrollo
explosivo de la técnica moderna, estamos confrontados al hecho de la cooperación
pluridisciplinaria (…) Una ciencia particular no puede guiar nuestra práctica de una
manera suficientemente científica.

21
CAPÍTULO 1

Todo comienza por la revolución de las armas

“A partir de que los progresos técnicos se pueden aplicar a los


objetivos militares y más aun, después que son efectivamente
utilizados, se convierten en obligatorios y se oponen a menudo a la
voluntad de los jefes de provocar cambios o revoluciones en los
modos del combate”

F. ENGELS

La revolución de las armas precede invariablemente en un paso, a la revolución del


pensamiento militar. Cuando aparece un arma revolucionaria, el desarrollo de una revolución
en el pensamiento militar no es más que una cuestión de tiempo. La historia de la guerra
ofrece continuamente la prueba: las lanzas de bronce o de hierro, produjeron las falanges de
infantería y los arcos, las flechas y los escudos, hicieron nacer una nueva táctica a la
caballería. (1) La pólvora negra favoreció la aparición del modo de combate moderno. A
partir del momento en que los fusiles y las balas cónicas (2) aparecieron en el campo de
batalla, como avanzada o vanguardia de la era técnica, las armas han impreso
inmediatamente su nombre sobre el torso de la guerra.

Para comenzar, fue el enorme barco cubierto de planchas de acero que reinaba sobre los
mares, marcando el comienzo de la era de los acorazados, después su hermano, el tanque de
combate, que se hizo el señor de la guerra terrestre, después el avión dominó el cielo, hasta
que nació la bomba atómica, anunciando la llegada de la era nuclear. Hoy, una multitud de
armas nuevas, que emplean técnicas de punta, se abren camino, tanto y tan bien, que se
transforman solemnemente en heraldos de la guerra. Para ponerle un nombre a la guerra del
futuro, se utiliza ya, corrientemente el nombre de ciertas armas y de ciertas técnicas,
hablando de “guerra electrónica”, de “guerra de armas de precisión” o de “guerra de la
información.” Prisioneros en su orbita mental, mucha gente no se ha dado cuenta de que los
cambios son discretos, de gran talla y operan furtivamente.

Nadie tiene el derecho de ponerle un nombre a la guerra

La revolución de las armas es el preludio de una revolución en el pensamiento militar. Lo


que difiere, por referencia al pasado, es que la revolución en el pensamiento militar que se
anuncia, no será conducida más por una o dos fuerzas. Manteniendo la incitación de los
hombres a desear y ha sucumbir al encanto de nuevas armas, las numerosas invenciones
técnicas han eliminado también rápidamente los misterios de cada tipo de arma.
Anteriormente era suficiente con inventar algunos equipos, como por ejemplo el escudo o el
fusil Maxim, (3) para que la guerra fuese modificada. Hoy es necesario un centenar de armas,
que constituyen un cierto “sistema de armas”, para que este cambio tenga un efecto global
sobre el combate.
Por otra parte, a medida que uno más inventa, más disminuye el rol de un arma particular en
la guerra y esta es una paradoja inherente al lazo que existe entre un arma y la guerra. En este
sentido, aparte del empleo todo azimut de las armas nucleares, empleo que se hace cada vez
mas improbable y que uno podría llamar guerra nuclear, ninguna de las otras armas, aun las
que son de naturaleza extremadamente revolucionarias, tienen el poder de calificar o designar

22
con un nombre a la guerra futura. Precisamente, porque se ha admitido esta idea, es que se
oyen designaciones tales como guerra “High Tech” o “guerra de información” cuyo objetivo
es utilizar un concepto técnico amplio, en vez de usar el nombre de un arma precisa. Este es
un método confuso para resolver un problema espinoso, sin embargo, no parece que esta sea
la forma apropiada de resolverlo.

Si profundizamos en este problema, el termino de “alta tecnología” (5) aparecido en el


campo de la arquitectura de los Estados Unidos es bastante vago, ¿Que es la alta tecnología?,
¿Que entendemos por eso?, en el plano lógico, alto y bajo no son mas que nociones relativas
y, emplear esta noción extremadamente variable, de manera irracional para designar la
guerra, que es un fenómeno que evoluciona permanentemente, plantea en sí un problema
considerable. Cuando la alta tecnología de una generación, se convierte al final de su tiempo
útil, en la base de la alta tecnología siguiente entonces, ¿estamos preparados para calificar de
alta tecnología, de “High Tech” los nuevos juguetes que aparecen? Frente a la explosión
técnica actual, ¿no corremos el riesgo mas bien de suscitar un problema utilizando la técnica
y usando su nombre para designar la guerra? Sin entrar a debatir la cuestión de saber cual
debería ser la norma para determinar lo que es alto y lo que no es, en lo que se refiere a las
técnicas mismas, cada una de ellas tiene sus aspectos específicos, lo que implica que ella esta
limitada en el tiempo. Lo “alto” de ayer es razonablemente lo “bajo” de hoy, mientras que lo
“nuevo” de hoy se convertirá en lo “viejo” de mañana.
Comparado con el tanque M-60, con el helicóptero Cobra y con un avión B-52, principales
armas de combate de la década del sesenta, el tanque Abraham, el helicóptero Apache, el F-
117, los misiles Patriots y los misiles de crucero Tomahawk, son de alta tecnología. Sin
embargo, frente a un B-2 o un F-22, al helicóptero Comanche y al sistema mixto (de radar)
de observación y de ataque J-Stars estos últimos son obsoletos.
En estas condiciones la noción de arma “High Tech” que es siempre variable, ¿no sería como
el titulo que uno usa sistemáticamente para llamar a la novia recién casada? Así, lo mismo
que “las flores se abren cada año y que la gente cambia”, High Tech no es mas que un
nombre vacío, una concha vacía, donde se disfraza cada vez a la joven novia recién casada
del momento. Así en la cadena de la guerra, a la cual no paramos de agregarle eslabones,
cada arma puede siempre pasar de lo alto a lo bajo y de lo nuevo a lo viejo. La marcha del
tiempo se niega a detenerse en cualquier lugar, y en consecuencia, ningún arma puede
permanecer largo tiempo, sobre el trono de la alta tecnología.
En estas condiciones, ¿de que alta tecnología hablamos a propósito de dicha guerra High
Tech? La alta tecnología de la cual hablamos, en términos generales, no puede convertirse en
el sinónimo de la guerra del futuro. Por lo mismo, la informática, que es una de las altas
tecnologías de la época actual y que parece ocupar una plaza importante en la concepción de
las armas modernas, no es suficiente para designar la guerra del futuro. Aún si, a pesar de
esto, todas las armas contienen elementos de información y son completamente
informatizadas, uno no podría siempre llamarla “guerra de la información”, aunque en el
extremo podríamos llamarla “guerra por computadoras”. (6) Esto se debe a que cualquiera
que sea la importancia de la informática ella no puede suplantar enteramente las funciones y
los roles de cada técnica en particular. Por ejemplo, el avión de caza F-22 que esta totalmente
informatizado, continua siendo un avión de caza y el misil tomahawk un misil, y uno no
puede meterlos en el mismo saco, bajo el nombre de “armas informáticas”, por lo mismo que
no podemos llamar, a la guerra que es conducida utilizando estas armas, de “guerra de la
información.” (7)

La “guerra por computadoras”, en el sentido extenso y la “guerra de la información”, en el


sentido estrecho, son dos cosas totalmente diferentes. La primera designa las diferentes

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formas de guerra que son conducidas y acompañadas por la informática, mientras que la
segunda designa una guerra donde la informática es utilizada para destruir u obtener
información. Además, el mito contemporáneo creado por el culto de la información, crea
falsamente la idea que ésta sea la única técnica ascendente, mientras que las otras estarían ya
en decadencia. Este género de mitos permite quizás a Bill Gates llenarse sus bolsillos, pero
no puede modificar el hecho de que la informática, se apoya en el desarrollo de las otras
técnicas: la técnica de los materiales, que esta ligada al desarrollo de la informática y sobre la
que ejerce limitaciones y, por ejemplo el desarrollo de la biotecnología, que esta en la vía de
determinar la suerte de la informática. (8)
A propósito de la biotecnología, vamos a regresar a un tema que se trató precedentemente y
hagamos una pequeña hipótesis: si uno utiliza bioarmas, guiadas por informática, para atacar
a un bio-ordenador, ¿debemos hablar de bioguerra o de guerra informática? Yo me temo que
nadie esta en capacidad de responder a esta pregunta en una sola frase. Sin embargo, este es
un caso que podría muy bien producirse. En el fondo es inútil torturarse el cerebro para saber
si la informática va hoy a desplegar sus esfuerzos considerables o no, ya que ella es en si una
síntesis de las otras técnicas. Su aparición y cada paso dado, procede de una mezcla con las
otras técnicas, de manera que la informática forma parte de ellas y ellas forman parte de la
informática y plantean la característica fundamental de la era de la integración y de la
mundialización tecnológica. Naturalmente esta característica probablemente deja su huella en
cada arma moderna, como el sello de un punzón de acero. No negamos absolutamente que en
la guerra futura, ciertas armas avanzadas, jugaran un rol predominante. Además, en lo que se
refiere a determinar el futuro de la guerra, es actualmente muy difícil a cualquiera tener una
posición firme. Esta posición será posiblemente dominante, pero no será la única y menos
será fija. Lo que equivale a decir es que ninguna persona puede, sin ruborizarse, gravar su
nombre en un arma moderna.

“Hacer la guerra que corresponda a sus armas” y “fabricar las armas que corresponda
a la guerra”.

Estas dos frases muestran la demarcación clara que existe entre la guerra tradicional y la
guerra futura y subrayan el lazo que existe entre armas y tácticas en los dos tipos de guerra.
La primera frase refleja la adaptación involuntaria o pasiva, del nexo entre el hombre por una
parte y las armas y la táctica por la otra, en una guerra que se desarrolla en condiciones
naturales, mientras que la segunda, traduce la escogencia consciente o activa, que uno hace
frente a la misma proposición, cuando uno tiene la libertad de escoger.

En la historia de la guerra, la regla general no escrita, ha sido siempre la de “hacer la guerra


que corresponde a sus armas.” Sucede a menudo que sea solamente después de la adquisición
de un arma, que uno comienza a formular la táctica que le corresponde. Cuando las armas
vienen en primer lugar y la táctica en segundo, la evolución de las armas ejerce una
constricción decisiva sobre la evolución de la táctica. Claro, hay ciertamente factores
limitativos que dependen de la época y de la técnica, pero uno no podría afirmar que no
exista ningún lazo entre esta situación y el pensamiento lineal, donde cada generación de
especialistas de la fabricación del arma, se preocupa solamente de saber de la “performance”
del arma en si misma, si es avanzada o no, sin considerar otro contexto. Este es quizás uno de
los factores que explica porque una revolución en las armas precede invariablemente a una
revolución en el pensamiento militar.

Aun cuando la formula “hacer la guerra que corresponde a sus armas” sea por naturaleza
esencialmente negativa, porque los sobreentendidos que ella implica ejercen una especie de

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impotencia, nosotros no tenemos la intención de minimizar la significación positiva que ella
tiene hoy: buscar la táctica optima para las armas que uno tiene, dicho de otra manera, buscar
el modo de combate que corresponda mejor a las armas en cuestión y velar al mismo tiempo
para que ellas den los mejores resultados posibles. Sin embargo, en nuestros días, los que se
ocupan de la guerra, consciente o inconscientemente, han realizado la transición del negativo
al positivo de esta regla. Lo que pasa es que uno continua creyendo erróneamente, que esta es
la única iniciativa que les queda a los países atrasados, en su situación de impotencia. Ellos
tienen dificultades para ver que los Estados Unidos, la primera gran potencia mundial, deben
también hacer frente a esta impotencia. Aún cuando son el país más rico del mundo, no
tienen necesariamente la libertad de utilizar sus armas nuevas y High Tech del mismo tipo,
para conducir una guerra moderna a un costo prodigioso. (9) Los Estados Unidos disponen
solamente de una mayor libertad en la escogencia y en el acoplamiento de armas nuevas y
viejas.
Si se puede lograr un acuerdo aceptable, es decir la táctica más apropiada, el acoplamiento y
uso de armas de nueva y de vieja generación permiten no solamente resolver la
vulnerabilidad de un armamento uniforme, sino también de convertirse en un multiplicador y
de acrecentar la eficacia de las armas. El bombardeo B-52 del cual uno predice hace tiempo
su desaparición, ahora brilla más, después que se asoció a los misiles de crucero y a otras
armas de precisión teleguiadas y hasta hoy no ha dejado de volar. Gracias al empleo de
misiles guiados por infrarrojos, el avión A-10 tiene la posibilidad de realizar ataques
nocturnos, de lo cual no era capaz antes y, asociado al helicóptero Apache, uno y otro se
complementan maravillosamente y aunque esta plataforma de armas apareció a mediados de
1970, es muy impresionante.
Evidentemente “hacer la guerra que corresponda a sus armas” no representa de ninguna
manera una posición pasiva. Por ejemplo: la apertura creciente del mercado actual de armas y
los múltiples canales de aprovisionamiento, ofrecen un gran margen de maniobra en la
escogencia de las armas. La coexistencia de enormes cantidades de armas, que cubren varias
generaciones, ha proporcionado una base más grande y más funcional para las
combinaciones de armas transgeneracionales, que en ningún otro momento del pasado, si
bien requiere romper con nuestros hábitos mentales, consistentes en tratar las generaciones,
los empleos y las combinaciones de armas, como datos fijos del problema, para transformar
cualquier cosa, de podrida a milagrosa.

Si uno piensa que es imprescindible apoyarse en armas avanzadas para hacer una guerra
moderna, estando ciegos y supersticiosos ante los efectos milagrosos de tales armas, se corre
el riesgo de ver transformarse muchas cosas milagrosas en podridas. Nos encontramos en un
momento en donde se produce un salto adelante revolucionario en el dominio de las armas,
que pasa del sistema de armas simbolizado por el cañón de pólvora, a los sistemas
simbolizados por la informática. Este período estará marcado por una larga alternancia entre
los diferentes tipos de armas. A la hora actual no tenemos ningún medio para predecir cuanto
tiempo durara este periodo. Lo que podemos afirmar con certeza es que, mientras esta
alternancia no se haya logrado, hacer la guerra que corresponde a sus armas será el camino
fundamental de todos los países para mantener el lazo que existe entre armas y combate,
incluido los Estados Unidos que poseen las armas más avanzadas.

Lo que hace falta notar es que, el elemento esencial no siempre es aquel que tiene el mayor
futuro. Tomar iniciativas agresivas en precondiciones desfavorables, no es más que un
enfoque específico, en un momento dado y no constituye absolutamente una regla universal.
Entre las manos del hombre, el progreso científico ha pasado desde hace tiempo, del
descubrimiento pasivo a la invención activa. Cuando los norteamericanos propusieron el

25
concepto “fabricar las armas que corresponden a la guerra”, desencadenaron la más grande
transformación que haya conocido la relación entre armas y tácticas, después de la aparición
de la guerra: determinar el modo de combatir y después desarrollar las armas.
A este respecto, la primera medida que tomaron los norteamericanos en este sentido fue la
“batalla aire-tierra”, mientras que el “campo de batalla digitalizado” y las “unidades
digitalizadas,” (10) objeto de un gran debate, representan su tentativa de aplicación mas
reciente. Este enfoque muestra que el concepto, según el cual las revoluciones en las armas
preceden invariablemente al de la revolución en el pensamiento militar, esta hoy vuelto
trizas. La táctica viene primero, seguido después por las armas o los dos elementos se apoyan
mutuamente en el camino y cada quien empuja y jala a su turno. Esto se ha convertido en el
nuevo modo de relación entre armas y tácticas.
Al mismo tiempo las armas han provocado cambios bastantes significativos, como para
marcar época. Su desarrollo no depende ya de las mejoras del performance de cada arma
individual, sino más bien de saber si las armas tienen características que les permitan
asociarse y hacerlas corresponder con otras armas. Fue así como el F-111, que formaba una
clase en sí mismo, porque era muy avanzado y no podía ser asociado a ninguna otra arma,
debió permanecer en su caja de embalaje. Esta lección ya ha sido comprendida y la corriente
de pensamiento que consiste en basarse en una o dos armas, técnicamente avanzadas, para
servir de arma absoluta, que permite a su vez destruir al enemigo, ha quedado obsoleta.

“Fabricar las armas que corresponden a la guerra”, método que representa las características
distintivas de la época y las características distintivas de un laboratorio, puede ser
considerado no solamente como una escogencia voluntaria, sino como un medio de adaptarse
a los acontecimientos inesperados del futuro y a sostener un principio fundamental. Además
de que es una ruptura importante en la historia de la preparación de la guerra, refleja también
la crisis potencial de la guerra moderna. Adaptar sistemas de armas a una táctica que uno esta
todavía en vías de explorar y de estudiar, es como preparar platos para un banquete sin saber
quien va a asistir; el más pequeño error corre el riesgo de perdernos. Si uno juzga por el
desempeño de las Fuerzas Armadas Norteamericanas en Somalia, donde estaban
desamparadas frente a las fuerzas de Aidid, se puede concluir que la fuerza militar más
moderna, no ha tenido la capacidad de apaciguar el clamor público, ni de enfrentar a un
opositor que opera de manera no convencional. En los campos de batalla del futuro, las
fuerzas digitalizadas corren el riesgo de encontrarse como el gran cocinero, que se esmera en
preparar langostas a la mantequilla, para guerrilleros que se obstinan en comer mazorcas de
maíz, el pobre no tendrá mas que ojos para llorar.
El foso que existe entre las generaciones (11) de armas y las fuerzas militares es tal vez un
tema que exige una atención particular. Mientras el foso es estrecho, el éxito guerrero de la
generación más vieja será notable; a medida que el foso se alarga, cada partido esta en menor
medida de enfrentar al otro y se corre el riesgo de llegar a un punto donde ninguno de los
adversarios tiene éxito en imponerse al otro. Si examinamos los ejemplos precisos de las
batallas, de que disponemos, es difícil para las tropas “High Tech” darle la cara a una guerra
no convencional y a una guerra “Low Tech”. Se trata posiblemente de una regla o al menos
de un fenómeno interesante que vale la pena profundizar. (12)

Las armas de nueva concepción y los nuevos conceptos de armas

Comparada con las armas de nueva concepción, casi todas las armas que hemos conocido
hasta ahora, pueden ser consideradas como armas de vieja concepción. La razón por la cual
se les llama viejas, se debe a que las funciones de estas armas estaban basadas en la
movilidad y en su potencia letal. Hasta armas como las bombas teledirigidas, de alta

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precisión y otras armas High Tech, no tienen en realidad nada mas que el agregado de dos
elementos que son inteligencia y capacidades estructurales. Desde el punto de vista de las
aplicaciones prácticas, ningún cambio en su apariencia puede modificar su naturaleza de
armas tradicionales, es decir, su control desde el comienzo hasta el final por soldados
profesionales y su empleo en determinados campos de batalla. Todas estas armas y las
plataformas de armas que se han producido según este modo de pensamiento tradicional, sin
excepción, han llegado a una especie de callejón sin salida, cuando uno se ha esforzado en
adaptarlos a la guerra moderna y a la guerra futura. El deseo de utilizar la magia de la alta
tecnología para operar, quien sabe que alquimia, sobre las armas tradicionales, a fin de que
ellas sean completamente transformadas, ha terminado por caer en la trampa del High Tech
que implica el gasto incesante de fondos limitados y la carrera armamentista. Tal es la
paradoja a la cual uno se enfrenta inevitablemente en los procesos de desarrollo de armas
tradicionales: para asegurar que estas armas estén siempre a la cabeza de los desarrollo de
armamento, se tiene que continuar aumentando los costos de desarrollos. El resultado de esta
alza continua en el nivel de competencia es que ninguna persona tiene suficiente dinero para
mantenerse en la punta. El resultado último es que, estas armas, destinadas a servir para
defender al país, se convierten de hecho, en la causa del fracaso nacional.

Los ejemplos más recientes son quizás los más convincentes. El mariscal Orgakov, antiguo
Jefe del Estado Mayor Soviético, tenia una conciencia aguda de la tendencia en el desarrollo
de las armas, en la “era post-nuclear” y cuando en el momento oportuno propuso el nuevo
concepto de “revolución de la técnica milita,” sus ideas estaban claramente avanzadas sobre
las ideas de su generación, pero el hecho de estar en avance sobre su tiempo, estuvo lejos de
aportar la felicidad a su país y produjo al contrario resultados catastróficos. (13)

Desde que este concepto que sus colegas, dentro del contexto de la guerra fría, consideraron
como excepcional y transitorio, fue propuesto, se acentuó aun mas la carrera de armamento
que ya duraba cierto tiempo, entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. En esa época,
nadie podía prever que esta situación conduciría a la ruina de la Unión Soviética y a su
desaparición de la carrera de las superpotencias. Un imperio colosal se desmoronó sin
disparar un solo tiro, corroborando de manera aplastante los versos del célebre poema de
Kipling “cuando perecen los imperios eso no ocurre con un gran gruñido, sino con un simple
“puff”. No solo le ocurrió esto a la ex-Unión Soviética, los norteamericanos parecen seguir el
mismo ejemplo de su viejo adversario, proporcionando una nueva verificación de la paradoja
sobre el desarrollo de armamentos que hemos propuesto. A medida que se precisan los
contornos de la era de la integración de las técnicas, ellos insisten en invertir cada vez más en
el desarrollo de nuevos armamentos y el costo de ellos, es cada vez más elevado.

El desarrollo del F-14 y del F-15 en los años 1960 y 1970, costó un millar de dólares, el
desarrollo del B-2 en los años 1980 más de diez millardos de dólares y el desarrollo del F-22
en los años 1990 sobrepasó los 13 millardos de dólares. El B-2, (14) cuyo costo esta entre los
13 a 15 millardos de dólares la unidad, llegó más o menos a tres veces su peso en oro. (15)
Los armamentos costosos como éste, abundan en el arsenal norteamericano, como por
ejemplo el bombardero F-117A, el avión de combate F-22 y el helicóptero de ataque
Comanche. El costo de cada uno de estos armamentos sobrepasa o se aproxima a los cien
millones de dólares y esta enorme cantidad de armamento, a un precio tan irracional a
cubierto a la Fuerzas Armadas Norteamericanas de un blindaje cada vez más pesado,
empujándolo poco a poco hacia la trampa de los armamentos High Tech, en donde los
desafíos del costo de los armamentos no cesan de aumentar. Si esto es verdadero para un país
tan rico y tan seguro de sí mismo como los Estados Unidos, ¿hasta donde, los otros países

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que carecen de dinero, podrán continuar por esta vía? Es evidente que tendrán muchas
dificultades en mantenerse en la competencia y el único medio de salir de este mal paso será
adoptar un enfoque diferente.

Las armas de nueva concepción han aparecido para cumplir esta misión. Sin embargo, lo que
parece injusto es que son precisamente los Estados Unidos los que han tomado la delantera
de este movimiento. Desde la Guerra de Vietnam, el polvo de yoduro de plata, lanzado sobre
la “pista Ho Chi Minh,” que provocó lluvias torrenciales y los defoliantes pulverizados sobre
los bosques sub-tropicales, ubicaron a los “diablos norteamericanos” a la cabeza de los
métodos y la brutalidad de las armas de concepción nueva. Treinta años más tarde, gracias a
la doble ventaja del dinero y de la técnica, las otras fuerzas armadas se encuentran todavía
atrasadas.

Sin embargo los norteamericanos no son forzosamente los mejores en todo. Los nuevos
conceptos de armas, aparecidos después de los armamentos de concepción nueva y que
cubren un extenso campo, han sido el prolongamiento natural de esta tendencia. Además los
norteamericanos no han tenido éxito, en poner orden en sus ideas con relación a este tema, ya
que proponer un “nuevo concepto de arma” no exige que uno utilice las nuevas técnicas
como trampolín; requiere solamente una reflexión lúcida y enérgica. Lamentablemente este
no es el punto fuerte de los norteamericanos, que en sus reflexiones son esclavos de la
técnica. Ellos llevan sus pensamientos hasta la frontera que la técnica no ha alcanzado
todavía. Es innegable que los temblores de tierra, los maremotos, las catástrofes climáticas o
las ondas subsónicas y las nuevas armas biológicas, pueden todas ellas ser alineadas o
comprendidas en los armamentos de concepción nueva; (16) Aún cuando estas armas
presentan grandes diferencias con las armas habituales del pasado, continúan siendo
consideradas como armas cuyo objetivo inmediato es matar y destruir y que conservan un
lazo con el campo militar, los soldados y las municiones. En este sentido no son más que
armamentos no tradicionales, donde los mecanismos han sido modificados y donde la
potencia letal y la capacidad destructiva han sido multiplicadas.

Un nuevo concepto de armamento es otra cosa. Se diferencia completamente de lo que uno


llama un armamento de concepción nueva. Si se puede decir que los armamentos de
concepción nueva, son armamentos que se salen del campo de las armas tradicionales, las
cuales pueden ser manipuladas y controladas a un nivel técnico y pueden infringir daños
materiales o psicológicos a un enemigo, comparadas con el nuevo concepto de armamento,
estos armamentos continúan siendo armas en el estricto sentido de la palabra. Esto se debe a
que el nuevo concepto de armamento es la “visión de un arma en un sentido más extenso,”
que considera como arma, todos los medios que se salen del campo militar, pero que pueden
ser utilizados en combate. Según esta visión, todo lo que puede beneficiar a la humanidad
puede también dañarla. Es decir, que hoy no hay nada en el mundo que no pueda convertirse
en un arma y esto implica que nuestros conocimientos sobre las armas deben estar apoyados
por una conciencia que rompa todas las barreras. El desarrollo tecnológico, siguiendo una
tendencia que apunta a acrecentar estos tipos de armamento, puede hacer que una reflexión
profunda pueda extender de un solo golpe el campo de estos armamentos.
Desde nuestro punto de vista, un solo crac de la bolsa, provocado por el hombre, una sola
invasión por un virus informático, un simple rumor o un simple escándalo que provoque una
fluctuación de la taza de cambio de un país enemigo o exponga los dirigentes de un país en
Internet, todas estas acciones, pueden ser clasificadas en la categoría de armas de concepción
nueva. Un nuevo concepto de armamento proporciona orientaciones sobre las armas de
concepción nueva, mientras que las armas de concepción nueva dan forma fija a un nuevo

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concepto de armamento. Frente a la proliferación de armas de concepción nueva, la técnica
no es ya más el factor principal; este factor es un nuevo concepto relativo a los armamentos.

Lo que debe quedar claro, es que el nuevo concepto de armamento esta a punto de dar
nacimiento a armas estrechamente ligadas a la vida de las poblaciones civiles. Si nuestra
primera observación es que la aparición de los armamentos de concepción nueva, elevaran
seguramente la guerra futura, a un nivel difícilmente imaginable por los individuos y aun por
los militares, la segunda es que, el nuevo concepto de armamento, provocará una gran
sorpresa, tanto en la gente ordinaria, como en los militares, a consecuencia de que las cosas
banales, familiares, podrán convertirse o transformarse en armas de guerra. Creemos que, una
buena mañana, los hombres descubrirán con sorpresa que los objetos amables y pacíficos han
adquirido de repente, propiedades ofensivas y mortíferas.

La tendencia a “suavizar“ las armas

Antes de la aparición de la bomba atómica la guerra se había mantenido en la “época de la


penuria” en lo que se refiere a su potencia de destrucción. Los esfuerzos en el mejoramiento
de las armas tenían por objetivo principal aumentar su capacidad mortífera. Desde las “armas
escasamente mortíferas” representadas por las armas frías y las armas de fuego de un solo
tiro, hasta las “armas altamente mortíferas” como las diversas armas automáticas, la historia
del desarrollo del armamento ha mostrado siempre una tendencia a aumentar la potencia
letal. La larga penuria provocó en los militares una sed de armas cada vez más mortíferas,
difícil de satisfacer. Después que una simple nube roja se elevó en una zona desértica de
Nuevo Méjico, los militares lograron obtener un arma de destrucción masiva que colmaba
sus deseos: no solamente permitía eliminar totalmente al enemigo, podía matarlo cien y hasta
mil veces. Ella dotó a la humanidad de una capacidad de destrucción que excedía la demanda
y por primera vez, la capacidad de destrucción guerrera ofrecía un margen de maniobra.

Los principios filosóficos nos enseñan que cuando las cosas alcanzan la cima, se devuelven
en sentido contrario. La invención de esta “arma súper mortífera” (17) capaz de destruir a
toda la humanidad atrapó a la humanidad en su propia trampa. La potencia nuclear se ha
convertido en la espada de Damocles suspendida sobre la cabeza de la humanidad, lo que nos
obliga a preguntarnos si ¿tenemos verdaderamente necesidad de “armas hiperdestructivas”?
¿Que diferencia hay entre matar un enemigo una vez y matarlo cien veces? ¿Qué significa
derrotar a un enemigo si eso comporta el riesgo de destruir al mundo? ¿Cómo evitar una
guerra que desembocaría en la ruina de todos?
El “equilibrio del terror” que implicaba una “destrucción mutua asegurada” fue el resultado
inmediato de esta retórica. Pero su producto derivado fue el dispositivo de freno de este
bólido loco, cada vez más veloz, que era la mejora en la capacidad destructiva de los
armamentos, con el objeto de que el desarrollo de nuevas armas detuviera esa carrera
demente en la vía que conduce, desde las armas de destrucción ligera, pasando por las armas
de alta destrucción, hasta las armas hiperdestructivas. Los hombres se esforzaron en
encontrar un nuevo enfoque en la construcción de armamentos que fueran, no solo eficaces
sino factibles, de ejercer sobre ellos, un control sobre su capacidad destructiva.

Toda gran invención técnica tiene profundas implicaciones en la vida humana. La


declaración universal de los derechos del hombre, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1948 y la cincuentena de resoluciones adoptadas subsiguientemente, han
establecido una serie de reglas internacionales en materia de derechos del hombre que
estipulan que el empleo de armas de destrucción masiva-en particular el arma nuclear- es una

29
violación grave al “derecho a la vida” y representa un “crimen contra la humanidad.” Bajo la
influencia de nuevas concepciones de orden político, como los derechos del hombre, -a los
que se agregan la tendencia a la integración de la economía internacional, las exigencias y las
posiciones políticas cruzadas, relativas a los intereses de las diversas fuerzas sociales y
económicas- la proposición de una noción de “preocupación última” por el ambiente
ecológico y sobre todo del valor de la vida humana, ha producido dudas sobre la posibilidad
de matar y de destruir y ha llevado a la elaboración de un nuevo enfoque sobre el valor de la
guerra y sobre una nueva ética de la guerra. La tendencia a concebir “armas suaves” (18) no
hace más que reflejar este gran cambio en el trasfondo cultural del hombre, para la
producción y el desarrollo de los armamentos.

Al mismo tiempo, el progreso técnico que ha proporcionado los medios de golpear


directamente el centro neurálgico del enemigo, sin dañar el resto, ha proporcionado nuevas
posibilidades de vencer. Todo esto nos lleva a pensar que el mejor medio de lograr la victoria
es el de controlar y no el de matar. Como se puede ver se han producido cambios en la
noción de la guerra y de las armas. El problema de resolver un conflicto recurriendo a una
masacre descontrolada para obligar al enemigo a una rendición incondicional, no es más que
una reliquia del pasado. La guerra se ha tomado unas vacaciones de los tiempos de la
carnicería de Verdun.

La aparición de “armas letales de precisión” y de “armas no letales” marca un giro en el


desarrollo de los armamentos y muestra por primera vez una inclinación de la política
armamentista hacia formas “suaves” y no “reforzadas.” Las armas de precisión pueden
destruir un blanco bien determinado, reduciendo los daños colaterales; como el bisturí de
rayos gamma que permite extirpar un tumor sin casi derramar sangre, lo que ha producido
nuevas tácticas, entre las cuales los ataques “quirúrgicos.” Es por eso que unas acciones de
combate discretas pueden producir resultados estratégicos extraordinarios. Así, gracias a un
solo misil guiado por la señal de un teléfono celular, los rusos callaron definitivamente al
obstinado de Doudaiev, que representaba para ellos un rompecabezas y al mismo tiempo
facilitar el arreglo del enorme problema creado por la minúscula Chechenia. Las armas no
letales permiten destruir eficazmente la capacidad ofensiva de soldados y de material sin
causar victimas. (19) La tendencia representada por estas armas muestra que la humanidad va
en camino de superar su propio extremismo y de aprender a controlar la potencia destructiva
de que dispone, potencia que continúa siendo excesiva.
A raíz de los bombardeos masivos de la Guerra del Golfo, que duraron más de un mes, las
pérdidas en vidas humanas, de civiles iraquíes alcanzaron solo algunos miles, (20) mucho
menos que la cantidad de victimas del bombardeo de Dresde durante la Segunda Guerra
Mundial. Las “armas suaves” representan la última escogencia consciente de la humanidad,
entre las diferentes opciones en el campo del armamento, al cual, después de haber
introducido el elemento de las nuevas técnicas, agrega el aspecto humano, dando a la guerra
un tono más clemente, hasta aquí desconocido. Sin embargo un arma menos mortífera
continúa siendo un arma y esto no quiere decir que su eficacia se encuentre reducida en el
campo de batalla. Para privar a un tanque de su capacidad de combate uno puede destruirlo
con la ayuda de cañones o de misiles, o emplear un rayo láser que destruirá su equipo óptico
o pondrá ciegos a sus tripulantes. En el campo de batalla un soldado requiere más cuidados si
esta herido que si esta muerto, y las armas operando sin personal pueden eliminar
dispositivos de protección cada vez más costosos. Es seguro que los que ponen a punto las
armas “suaves” han calculado fríamente su relación costo/eficacia. Las pérdidas pueden
destruir la capacidad ofensiva de un enemigo, sembrando en él el pánico y quitándoles el
deseo de combatir; esto puede ser considerado como un medio extremadamente válido de

30
alcanzar la victoria. Hoy, uno dispone igualmente de numerosas técnicas que permiten
aplicar métodos muy eficientes para provocar el terror, como el empleo de un rayo láser que
proyecta en el cielo la imagen de guerrilleros heridos, que será suficiente para aterrorizar a
los soldados muy crédulos. Nada se opone a la fabricación de un arma así, con un poco de
imaginación y la ayuda de la técnica.

Las armas “suaves” constituyen una derivación del nuevo concepto de armamento, siendo la
informática el ejemplo más notable de arma suave. Ya se trate de armas de energía
electromagnética, destinadas a operar sobre la destrucción del material o de ataques
logiciales, operados por bombas lógicas, de virus informáticos o de armas mediáticas, todas
apuntan a paralizar y a minar el potencial enemigo y no a causar pérdida de vidas humanas.
Las armas “suaves” que no podían aparecer en la era de la integración técnica, son
posiblemente la tendencia más prometedora en el desarrollo de los armamentos. Ellas
producirán al mismo tiempo, formas de guerra o provocaran revoluciones en el pensamiento
militar que uno no puede imaginar hoy. Estas armas representan igualmente un cambio en
cuanto a las implicaciones profundas de la historia de la guerra y marcan la línea de
separación entre las antiguas y las nuevas formas de la guerra. Su aparición ha relegado a las
guerras de la era de las armas frías y calientes a la era “antigua.” Sin embargo uno no debe
dejarse embaucar por los fantasmas románticos de la técnica, creyendo que más adelante la
guerra se va a convertir en una confrontación parecida a un juego electrónico. De hecho, la
guerra simulada por computadoras estará sometida a las capacidades globales reales de un
país. Si un coloso, con pies de barro, se presenta con diez planes de guerras simuladas, eso no
será suficiente para amedrentar a un enemigo más poderoso en términos de fuerza real.

La guerra es siempre el terreno de la vida y de la muerte, el camino de la sobrevivencia o de


la destrucción, donde la menor ingenuidad esta excluida. Aún si algún día, todas las armas se
hacen completamente humanas, es decir, una “guerra suavizada” donde toda efusión de
sangre se pueda evitar, continuará siendo una guerra. Ciertamente, el cruel proceso de la
guerra se hallará modificado, pero no hay ningún medio de modificar su esencia, que es
dominar por la fuerza, ni su resultado cruel.

NOTAS

1) “En la época prehistórica, el arco y la flecha fueron un arma decisiva, como la espada
de acero en la época de la barbarie y las armas de fuego en la época civilizada”
Engels, Obras escogidas de Marx y Engels, Vol. 4. Sobre el rol del escudo en la
transformación del modo de combatir, conviene ver la traducción y los comentarios
de Gu Zhun en un articulo titulado “Los escudos y el feudalismo - ¿Crea la técnica a
la Historia? “Los escudos (…) hicieron posible inmediatamente el combate cuerpo a
cuerpo y eso fue un modo de combate revolucionario (…) Raramente se han
producido invenciones tan simples como el escudo, pero también raras han sido las
invenciones que han jugado un rol de catalizador en la historia tan importante como el
simple escudo.” Gu Zhun. Obras Escogidas. Guizhou People Press. 1994. Pág. 293-
309
2) “En relación al desarrollo de la técnica de cualquier arma, el invento entre 1850 y
1860 del fusil de anima rayada y de la bala cónica tuvo el impacto revolucionario
directo más profundo (…) El impacto que tuvo en la época contemporánea la
invención de las bombas de gran potencia, los aviones de combate y los tanques en el
siglo XX es incomparable con el del fusil de anima rayada en su época.” Para más
detalles, ver a T. N. Dupuy “The evolution of weapons and Warfare” III parte, cap.

31
21. y “Le fusil à canon rayé, les balles coniques et les formations dispersées”
Military Science Publishing House. 1985. pp. 238-250
3) El 1º de julio de 1916 en la batalla de la Somme, el Ejercito ingles lanzó una ofensiva
contra los alemanes. Los alemanes utilizaron la ametralladora Maxim para detener a
las tropas inglesas que avanzaban en formaciones serradas, causando en un día
pérdidas del orden de las 60.000 bajas. Desde entonces las cargas en formaciones
cerradas desaparecieron progresivamente del campo de batalla. Ver a Liu Jifeng “Las
armas y la guerra-Evolución histórica de la técnica militar. Ediciones de la
Universidad de ciencias y técnicas para la defensa nacional.1992. pp.172-173
4) Si uno no considera el punto de vista de Wiener sobre las máquinas de juego de
guerra como la primera reflexión sobre las armas informáticas, la frase pronunciada
por Tom Lona en 1976, explicando que la guerra de la información es “una lucha
entre sistemas de toma de decisión” lo convierten en el primero en emplear la
expresión “guerra de información” (Douglas Dearth “Implications, Characteristics
and impact of information warfare” US Military Intelligence Magazine. Enero-marzo
de 1997. En 1990 como producto de investigaciones independientes, Shen Weiguang,
joven investigador chino, con solo diez años de servicio en el Ejercito, publicó “La
Guerra de la Información” que es probablemente la primera monografía sobre el
tema. Después de su “Tercera Ola” en un nuevo best seller titulado “Los Nuevos
Poderes” Alvin Toffler da un vistazo general a la guerra de la información en el
momento en que estalla la Guerra del Golfo y eso le da una gran publicidad a este
tipo de combate. La “Guerra de la Información “ se convierte en un tema de discusión
a la moda.
5) Los especialistas extranjeros estiman que la “alta tecnología” es un concepto que no
esta completamente definido y que es un concepto dinámico y sobre el cual se pone el
acento, dependiendo de cada país. La alta tecnología de uso militar consiste en
principio, en la técnica de aparatos microelectrónicos, las técnicas del espacio, la
técnica biológica, la técnica de los nuevos materiales, la técnica de medios de
infiltración y la técnica de la energía dirigida. La principal característica de las altas
tecnologías militares es la “integración” es decir, que cada una de ellas esta
constituida de diversas técnicas. Ellas son grupos de técnicas. (Para más detalles ver
Waijun Ziliao, Documentos sobre las FA extranjeras, nº 68, 1993. Publicado por el
Departamento de Investigaciones sobre las FA extranjeras del Instituto de Ciencias
Militares.
6) En lo que concierne a la definición de la “Guerra de Información” las opciones son
divergentes. La definición del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y del
Estado Mayor Conjunto es la siguiente: Acción emprendida para interferir en la
información, el tratamiento de la información, los sistemas de información y las redes
de computadores del enemigo para garantizar nuestra superioridad en materia de
información, al mismo tiempo que protegemos nuestra información, nuestro
tratamiento de la información, los sistemas de información y nuestras redes de
computadores. Según el “US Army Field Manual FM- 100-6” “Para el DOD
(Departamento de Defensa) la guerra de la información tiende a designar la influencia
de la información sobre los conflictos reales,” mientras que para el Ejercito de Tierra
“la información impregna ya todos los aspectos, desde e tiempo de paz, hasta las
acciones militares de una guerra mundial” Military Science Publishing House.
Traducción china, pp. 24-25. “En un sentido amplio, la guerra de la información
incluye todas las acciones que utilizan las informaciones para alcanzar los objetivos
nacionales” Esa es la definición que da de la guerra de la información George Stein,
profesor de la Universidad del Aire Norteamericana, que representa una visión más

32
amplia que la definición del Ejercito de Tierra. En un artículo de la edición de verano
de 1997 del “Joint Force Quarterly” el Coronel Brian Fredericks considera que “la
guerra de la información es una cuestión cuyo alcance sobrepasa la Defensa
Nacional” y es posiblemente la definición más precisa de la guerra de información en
sentido amplio.
7) Adoptando lo opuesto de la situación donde las implicaciones del concepto de
“guerra de la información” son cada vez más amplias, ciertos brillantes jóvenes
oficiales, del Ejército americano pusieron en tela de juicio el concepto de guerra de la
información. El Tcnel de la Fuerza Aérea James Royers manifestó que “la guerra de
información no tiene nada de nuevo… los que afirman que las técnicas y las
estrategias de la guerra de la información van inevitablemente reemplazar a la “guerra
armada” ¿no serán ellos demasiado confiados?” (US Marines Magazine, abril 1997).
El Capitán de Fragata Robert Gowerly estima que “las siete zonas de incomprensión
a propósito de la guerra de información son: 1- el abuso del método analógico; 2- la
exageración de la amenaza; 3- la sobreestimación de nuestras propias fuerzas; 4- la
pertinencia y la precisión histórica; 5- el rechazo a las críticas de las tentativas
erróneas; 6- las suposiciones totalmente infundadas y 7- las definiciones no
normalizadas” (Events, sept 1997). El Comandante del Ejercito del Aire Y.
Whitehead escribió en la publicación de otoño de 1997 de “Airpower Journal” que la
información no es todopoderosa y que las armas de la información no son mágicas.
Las interrogantes sobre la guerra de la información no son solamente de los
individuos. Un documento del Ejercito del Aire norteamericano titulado “The
Foundations of Information Warfare” muestra una clara distinción entre la “guerra a
la época de la información” y la “guerra de la información” considerando que la
primera es una guerra que utiliza armas informatizadas, como los misiles de crucero,
mientras que la “guerra de la información” trata la información como un campo
independiente y un arma poderosa. De la misma manera ciertos universitarios
conocidos tienen su opinión sobre el tema. El profesor Eliot Cohen, de la Universidad
John Hopkins, nos recuerda que “de la misma manera que las armas nucleares no
implican la desaparición de las armas convencionales, la revolución de la información
no eliminará la táctica de guerrilla, el terrorismo ni las armas de destrucción masiva.”
8) Los sistemas macromoleculares concebidos y fabricados con la ayuda de la
biotecnología representan los materiales de producción de componentes electrónicos
de orden superior. Por ejemplo, los computadores de moléculas de proteínas tienen
velocidades de centenares de millones de veces superiores a la de los computadores
actuales. (Nuevas perspectivas militares para el próximo siglo. Junshi kexue
chubanshe (Ediciones científicas militares. 1997. pp. 142-145)
9) Aún durante la guerra del Golfo, que ha sido considerada como un banco de pruebas
para armas nuevas, muchas armas viejas y municiones convencionales jugaron un rol
importante. (Para más detalles ver: “The Gulf War-US Department of Defense Final
Report to Congress – appendix.”)
10) A partir de la “guerra aire-tierra” el desarrollo de las armas para las FA
norteamericanas ha estado dividida esquemáticamente en cinco fases: exposición de
los requerimientos, establecimiento de un proyecto, verificación del proyecto,
desarrollo de la ingeniería y de la producción y equipamiento de las unidades. El
desarrollo de del equipamiento de las unidades numeradas sigue el mismo proceso.
(Army. Octubre 1995). En marzo de 1997, el Ejercito de Tierra norteamericano
realizo una prueba de combate de alto nivel a escala de Brigada, a fin de proceder a
los ensayos de 58 tipos de equipamientos numerados (Army Times, 31 marzo, 7 abril
y 28 abril de 1997). Según John E. Wilson Jefe del Comando de Materiales del

33
Ejercito, su misión consiste en cooperar con el Comando de Entrenamiento y
Doctrina a fin de plantear las hipótesis, audaces y nuevas y desarrollar los
equipamientos que respondan a esas necesidades. (Army, octubre 1997)
11) Sliptchenko, Presidente del Departamento de investigación científica de la Academia
del Estado Mayor ruso, piensa que la guerra y las armas han atravesado por cinco
épocas y que estamos entrando en la sexta... (La nueva revolución militar americano-
rusa) Junshi kexue chubanshe (Ediciones científicas militares.). 1996. pp. 6
12) El número de noviembre de 1998 de Guofang daxue xuebao (Boletín de la
Universidad de la Defensa Nacional) publica la entrevista de Chen Bojiang a Philip
Odeen, Presidente del Panel de Defensa Nacional de USA. Odeen menciona varias
veces la noción de “guerra asimétrica” estimando que se trata de una nueva amenaza
para los Estados Unidos. Anturio Echevarría ha publicado en articulo en la revista
“Parameters” donde sostiene que “en la época posindustrial la guerra a la cual será
más difícil hacer frente será a la “guerra popular”
13) Los especialistas de la defensa americana pensaron que Orgakov había previsto que
la electrónica provocaría una revolución en las armas convencionales y que ellas
reemplazarían las armas nucleares en lo que se refiere a los efectos producidos. Sin
embargo, las previsiones de Orgakov referidas a la revolución de los asuntos militares
resultaron superficiales a causa de problemas sistémicos. “Si para hacer frente al
costo muy elevado de una revolución en los asuntos militares, un país excede los
limites soportables para su sistema y sus condiciones materiales, pero continúa
queriendo rivalizar, militarmente con sus adversarios, el solo resultado posible es un
retroceso en materia de fuerzas disponibles. Tal fue la suerte de la Rusia zarista y
soviética: La Unión Soviética se echo encima un fardo militar difícil de soportar y los
militares no quisieron reconocer la necesidad de una estrategia de repliegue. (ver
Steven Blank “Preparing for the Next War: Some Views of the Revolution of Military
Affairs” Strategic Review, Primavera de 1996).
14) En 1981, el Ejercito del Aire Norteamericano estimaba poder producir 132 B-2 con
una inversión de 22 millardos de dólares. Ocho años más tarde este dinero habría
servido para construir un solo B-2. Lo que quiere decir que un B-2 vale tres veces su
peso en oro. Ver Zhu Zhihao. “Análisis de la política Norteamericana en materia de
técnicas furtivas” Asuntos Militares Modernos. Nº 8. 1998. pp. 33.
15) El Ministerio de la Defensa Norteamericano se dedicó a un análisis del ataque aéreo
del 13 de enero contra Irak y piensa que las altas tecnologías poseen muchos límites y
que los efectos producidos por las bombas de efectos combinados era muy superior a
los efectos de las bombas de precisión. (Aviation and Space Technology Weekly. 25
enero 1993)
16) Las armas de nuevo concepto se componen principalmente de armas de energía
cinética, armas de energía dirigida, armas subsónicas, armas geofísicas, armas
meteorológicas, armas solares y armas genéticas. (“Nouvelles perspectives militaires
pour le prochain siecle”) Junshi kexue chubanshe (Ediciones científicas militares.)
17) La idea de reemplazar el concepto de “armas ultramortíferas” por el de “armas de
destrucción masiva” tiene el propósito de acentuar el hecho que la potencia mortífera
de esas armas sobrepasa las necesidades de la guerra y que ellas son un producto
extremo del pensamiento humano.
18) En la expresión “armas suaves” la palabra “suave” significa principalmente que ellas
limitan la masacre y los daños colaterales.
19) En el número de abril de 1993, la revista británica “Internacional Defense Review”
se revela que los Estados Unidos hacían grandes esfuerzos para poner a punto
diversas armas no mortíferas, como las armas ópticas, las armas de micro ondas de

34
alta energía, las armas acústicas y el láser a pulsación. En el número de marzo 6,
1993, de “Jane´s Defense Weekly” uno se entera que una comisión de alto nivel del
Ministerio de la Defensa, sobre las armas no mortíferas había tomado medidas para
definir su desarrollo, el suministro y el empleo de tales armas. Además, según el
“World Military Yearbook” de 1997 (pp. 521-522) el Ministerio de la defensa de
USA creó un “Grupo Director de Investigación sobre armas no mortíferas” cuyo
objetivo era velar porque estas armas figuraran lo más rápido posible en la lista de las
armas disponibles.
20) Ver Waijun Ziliao: “Documents sur les armées étrangeres” Nº 27 del 26 de marzo de
1993, pp. 3 publicado por el Instituto de Ciencias Militares.

35
CAPITULO II

El rostro del Dios de la guerra

“La guerra no ha dejado de evolucionar en el transcurso de la


historia”

ANDRÉ BEAUFRE

Desde la época lejana en que el hombre pasó, de la cacería de animales, a la masacre de sus
semejantes, la bestia gigante que es la guerra ha buscado siempre equiparse para actuar y,
movidos por objetivos diversos, los soldados no han dejado de acampar en campos de batalla
sangrantes. La guerra es asunto de soldados, este es un principio universalmente aceptado.
Durante miles de años los tres elementos materiales indispensables para hacer la guerra han
sido los soldados, las armas y los campos de batalla, con un elemento logicial que los
atraviesa a todos que es el móvil de la guerra. Hasta el presente, nadie ha negado que este
conjunto constituya los elementos esenciales de la guerra. El problema surge, el día que uno
descubre que todos estos elementos esenciales, que parecían inmutables, han cambiado de tal
manera, que hoy en día se han vuelto imperceptibles. Ese día ¿reconoceremos entonces al
rostro del Dios de la guerra?

¿Porque hacer la guerra? y ¿Por quién hacer la guerra?

Si el poema épico de Homero es digno de fe para los griegos antiguos, el objetivo de la


guerra de Troya fue claro y simple: la bella Helena valía la pena de librar una guerra de diez
años por reconquistarla.

Del hecho de su horizonte limitado y de la estrechez de su esfera de actividad, el bajo nivel


de exigencia de su existencia y la débil capacidad destructiva de sus armas, la guerra
conducida por nuestros ancestros, era en su mayoría simple, en términos de objetivos y no
presentaban ninguna complejidad. No era más que, cuando un objeto no podía ser obtenido
por los medios corrientes, sin la menor duda, se recurría a medidas extraordinarias. Es sobre
esta base, que Clausewitz pudo escribir esa frase célebre, que ha servido como acto de fe a
varias generaciones de soldados y de políticos “la guerra es la continuación de la política por
otros medios”. Nuestros antepasados podían combatir para obtener el estatus de la ortodoxia
de una determinada facción religiosa o la extensión de una zona de pastizaje, rica en aguas y
en hierbas. Ellos podían también, sin escrúpulos entrar en guerra por las especias, por alcohol
o por una historia de amor entre un rey y una reina. Los libros de historia abundan en
recuentos las guerras conducidas por especias y por amantes, de rebeliones por cuestiones de
ron, cuentos donde no se sabe si reír o llorar. Esta también la guerra que los ingleses hicieron
al imperio de los Qing, para imponer el comercio del opio y que se convirtió en el más
grande tráfico de drogas organizado por un Estado, sin duda jamás visto en la historia. Estos
ejemplos nos muestran fácilmente, que hasta una época reciente, no había más que un tipo de
guerra en lo que concierne a los motivos y a las acciones emprendidas. Más tarde Hitler
argumentó “la conquista de un espacio vital para el pueblo alemán” y los japoneses tomaron
como pretexto la llamada “construcción de una esfera de coprosperidad en una Gran Asia”.
Si la simple formulación de estos motivos, indica que los objetivos eran un poco más
complicados que aquellos de las guerras precedentes, la realidad es que, estos objetivos

36
disimulaban la voluntad de las grandes potencias que buscaban obtener nuevas esferas de
influencia, en detrimento de antiguas grandes potencias y de apoderarse de los beneficios
suministrados por sus colonias.
Afirmar por qué uno combate hoy en día, por el contrario, no es tan simple. Sobre todo
después del final de la guerra fría, cuando la cortina de hierro que separaba los dos campos,
se desplomó bruscamente y el ideal de “exportar la revolución” y el eslogan de “bloquear la
expansión del comunismo” que había podido movilizar las masas, perdió su fuerza de
atracción. El tiempo de los campos netamente definidos terminó ¿Quienes son sin embargo
nuestros enemigos? ¿Quienes son nuestros amigos? Estas preguntas cruciales para la
revolución y la contra revolución, se han hecho bruscamente fluidas y difíciles de captar. Un
país que era antes un adversario, pasa a convertirse en un socio, un país que era un aliado, se
encuentra quizás enfrentado a nosotros, listo para un próximo conflicto. Irak que en un
determinado año, conducía una guerra feroz contra Irán, en nombre de los Estados Unidos, al
año siguiente, después de la guerra Irak-Irán, se ha convertido el año siguiente en el blanco
de un violento ataque por parte de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. (1) Una guerrilla
afgana, entrenada por la CIA, se convierte de la noche a la mañana, en el blanco de los
misiles de crucero norteamericano. Igualmente Grecia y Turquía, miembros de la OTAN, han
estado varias veces a un pelo de intercambiar ataques en torno a su diferendo por Chipre.
Japón y Corea del Sur, que habían concluido un tratado de alianza, pasaron muy rápido a la
ruptura, a propósito de una isla minúscula.
Todos estos ejemplos confirman una vez mas el viejo dicho “toda amistad es móvil, solo el
interés personal es constante”. En el caleidoscopio de la guerra se mueve el interés personal y
ofrece al observador imágenes que cambian constantemente. Los avances sorprendentes de
las tecnologías de punta, favorecen la mundialización y acentúan las incertidumbres causadas
por la desagregación y la recomposición de intereses particulares.
Los motivos de la guerra pueden ir, de simples querellas sobre cuestiones de territorio, de
recursos, de creencias religiosas, de odios ínter tribales, a querellas ideológicas a propósito de
sectores de un mercado, de reparto de poder, de sanciones económicas o de inestabilidad
financiera. La procura de intereses tan diferentes ha embrollado de tal manera los objetivos
de la guerra, que cada vez es más difícil decir porque uno pelea. (2) Sin que fuera necesario
plantearles la pregunta, todos los soldados que participaron en la guerra del golfo dirían de
entrada, que habían ido al combate para reestablecer la justicia dentro del débil Kuwait. Pero,
la verdadera razón de la guerra era posiblemente diferente de la razón grandilocuente que ha
sido dada. Abrigados bajo el parasol de esta razón, los soldados no tenían porque inquietarse
de enfrentar al sol. En realidad, cada país que participó en la guerra del golfo asociándose a
la “Tormenta del Desierto”, lo hizo después de haber reflexionado sobre sus propios móviles
y objetivos. Desde el principio hasta el final de la guerra, todas las potencias occidentales
comprometidas, se batieron para garantizarse su aprovisionamiento en petróleo. A este
primer objetivo, los norteamericanos agregaron la aspiración de construir un nuevo orden
mundial, marcado por el sello de los Estado Unidos. Hubo quizás también una parte de celo
misionario por defender la justicia. Los Sauditas estuvieron listos a transgredir los tabúes
musulmanes “danzando con los lobos” para eliminar la amenaza que tocaba a su puerta.
Desde el comienzo hasta el final, los británicos reaccionaron con entusiasmo, a cada medida
del presidente Bush, a fin de agradecer al “Tío Sam” por los apoyos proporcionados en la
guerra de las Malvinas. En cuanto a los franceses, decidieron enviar las tropas al golfo en el
último momento, para evitar la pérdida total de su influencia tradicional en el medio oriente.
Es evidente, que una guerra conducida en tales condiciones, no podía reducirse a un
enfrentamiento con un objetivo único. La conjunción de los intereses egoístas de los diversos
países que participaron en la guerra, contribuyó a hacer, de la guerra moderna que fue la
“Tormenta del Desierto,” una competencia que tenía por objetivo reforzar sus diversos

37
intereses. El susodicho “interés común” se convirtió únicamente en el más grande común
denominador de la guerra, aceptable para cada uno de los participantes.

Dado que en una guerra cada país tratará de satisfacer sus propios intereses, será necesario
tomar en consideración el interés de cada uno de ellos, antes de que se alíen para combatir
juntos. Y si uno toma en consideración que en la situación interior de un país dado, cada uno
de los grupos de interés de ese país perseguirá sus propios objetivos, la complejidad de
relaciones de los interese particulares de todos estos grupos, impide afirmar que la guerra del
golfo haya sido conducida por el petróleo, o por un nuevo orden mundial, o por expulsar a
los invasores. Solo un puñado de militares tendrá la suerte de captar el principio que conoce
todo hombre de Estado, a saber que, lo que diferencia principalmente las guerras
contemporáneas de las guerras del pasado, es que en las primeras el objetivo declarado y el
objetivo escondido son a menudo cosas diferentes.

¿Donde Combatir?

“¡Marchemos!” El muchacho, con la mochila en la espalda, se despide de su familia; sus


amigos, sus parientes, le hacen una pizca de despedida con los ojos bañados de lágrimas. Se
trata de la escena clásica de las películas de guerra, poco importa que el joven parta a caballo,
en tren, en barco o en avión. Lo que importa es que, el destino siempre es el mismo, un
campo de batalla, arrasado por las llamas.

Durante el largo periodo que precede a la aparición de las armas de fuego, los campos de
batalla eran pequeños y densos, un terreno plano, un desfiladero o una villa o una ciudad,
eran suficientes para que dos ejércitos se enfrentaran. A los ojos de un soldado de hoy, el
campo de batalla sobre el cual los antiguos se extasiaban, no es mas que un blanco “puntual”
sobre una carta militar, que no tiene nada de particularmente notable y que no podría, en
absoluto abrigar el combate, a gran espectáculo, que se desarrolló recientemente. Fue la
aparición de las armas de fuego lo que condujo a las formaciones dispersas, el campo de
batalla “puntual” se estiró poco a poco, en líneas de tiradores. La guerra de trincheras de la
Primera Guerra Mundial, con sus líneas que se extendían sobre centenares de kilómetros,
llevó el campo de batalla de tipo puntual al lineal, a su apogeo. Al mismo tiempo, lo
transformó en un campo de batalla de tipo zona, extendiéndose sobre varias decenas de
kilómetros en profundidad. Para los combatientes de esa época, el nuevo campo de batalla
significaba, trincheras, fortines (blockhaus), cercas de alambres, ametralladoras y cráteres de
obús. Ellos calificaron la guerra que se desarrollaba sobre este tipo de campo de batalla,
donde las pérdidas eran cuantiosas, de “matadero” o de “bandeja para machacar carne”.

El desarrollo explosivo de la técnica militar prepara siempre el terreno para una extensión
cada vez más grande del espacio donde se combate. La transición del campo de batalla
puntual, al campo de batalla lineal, después, del campo de batalla de dos dimensiones, al
campo de batalla de tres dimensiones, no tomó todo el tiempo que uno pudiera imaginarse,
uno podría decir que, en cada caso la transición se hizo pisándose los talones. Cuando los
tanques, rugiendo comenzaron a cruzar las trincheras, los zeppelines ya habían empezado
poco tiempo antes, a lanzar bombas y los aviones a hélice estaban equipados de
ametralladoras. Sin embargo, el desarrollo del armamento no puede por sí solo explicar
automáticamente los cambios en la naturaleza del campo de batalla; en la historia de la
guerra, todo avance significativo ha dependido siempre en parte, de innovaciones activas de
los estrategas.

38
Los escritos de Fuller en “Los tanques en la gran guerra de 1914 – 1918” y de Giulio Douhet
en “El dominio del aire”, así como las operaciones muy en profundidad, propuestas y
aplicadas bajo el comando de Toukhatcheuski, despegaron brutalmente el campo de batalla,
pegado al suelo durante miles de años, hacia el espacio en tres dimensiones.
Otro personaje que trató de transformar radicalmente la naturaleza del campo de batalla fue
Ludendorff; con la teoría de la “guerra total” que el desarrolló, donde trataba de fusionar en
una sola entidad, el campo de batalla y los elementos que se encontraban fuera del campo de
batalla. Aun si no lo logró, fue sin embargo el precursor de un pensamiento militar similar
que le ha sobrevivido en más de medio siglo. Ludendorff estuvo condenado a no conocer más
campos de batalla que los del lago de Mazurie y Verdun. El destino de un soldado esta
determinado por la época en que vive. En aquel momento, las alas del dios de la guerra, no se
podían extender más allá del alcance de una pieza de artillería Krupp. Era evidentemente
imposible, disparar un obús cuya curva parabólica pudiese cruzar la zona del frente y de la
retaguardia.
Hitler tuvo mas suerte que ludendorff, veinte años mas tarde, ya que disponía de armas de
largo alcance. El utilizó los bombarderos Messerschmitt y los misiles guiados V-1 y V-2 y
rompió en pedazos el record de las Islas Británicas de no haber sido jamás invadidas. Hitler,
que no era ni un estratega, ni un táctico, se fió de su intuición y redujo la importancia de la
línea de separación entre frente y retaguardia, pero no comprendió jamás, verdaderamente, el
alcance revolucionario de haber derribado la pared que separaba los elementos del campo de
batalla, de los elementos de fuera del campo de batalla. Para este loco de la guerra y estratega
amateur, estas consideraciones sobrepasaban, sin duda, las posibilidades de su entendimiento.
Pues bien, esta revolución debía venir tarde o temprano. Y la técnica precede una vez más al
pensamiento militar. Mientras que ningún pensador militar extendió al extremo la noción del
campo de batalla, la técnica ha hecho ya lo máximo por extenderlo, casi hasta el infinito. Hay
satélites en el espacio, hay submarinos en los océanos, los misiles balísticos pueden alcanzar
cualquier punto del globo, las contramedidas electrónicas se pueden tomar en el espectro
electromagnético invisible y hasta el mismo espíritu, último refugio de la especie humana, no
escapa a los ataques de la guerra psicológica. Preso en las mallas de una gigantesca red, el
hombre no tiene ya lugar donde huir. Todas las nociones de longitud, de profundidad y de
altura del espacio operacional, parecen sobrepasadas. Con la expansión de la potencia
imaginativa de la humanidad y de su capacidad de dominar la técnica, el espacio del campo
de batalla ha alcanzado su límite extremo.
A pesar de lo que precede, el pensamiento militar, entrenado por la técnica, se rehúsa siempre
a marcar el paso. El hecho de que la técnica sirva para abrir perspectivas, cada vez mas
prometedoras para el pensamiento militar, contentarse con solo extender la zona del campo
de batalla, en el espacio mezocósmico convencional, no es suficiente. Es imposible que la
transformación futura del campo de batalla se produzca con un simple alargamiento
mecánico del campo de batalla existente. La opinión según la cual la tendencia a la extensión
del futuro campo de batalla se manifestará por guerras conducidas en zonas más lejanas de
los océanos y a más grandes altitudes en el espacio, no es mas que un punto de vista
superficial y una conclusión que se refiere al campo de la física ordinaria.
El desplazamiento, verdaderamente revolucionario, del campo de batalla proviene de la
extensión del espacio no natural. Es, en efecto imposible, considerar el espacio del espectro
electromagnético como un campo de batalla, en el sentido convencional del término. El
espacio del espectro electromagnético es un nuevo tipo de espacio de combate, fundado por
la creatividad técnica y que depende de la técnica. En este “espacio artificial” o “espacio
tecnológico” (3) las nociones de longitud, de anchura y de altura; de tierra; de mar, de aire y
de espacio, no tienen ningún sentido, ya que las señales electromagnéticas tienen la
propiedad especial de llenar y de controlar el “espacio convencional” sin ocupar ellas ¡el

39
menor espacio! se puede entonces prever que cada modificación, o extensión del espacio de
combate del futuro, dependerá de la capacidad de un determinado tipo de invención técnica o
de una determinada combinación de técnicas para crear un espacio técnico totalmente nuevo.
El “espacio Internet” (webspace), que suscita actualmente tanto interés en los militares
modernos, es una técnica constituida de electrónica y de informática, a la cual se agrega la
mejora de métodos combinatorios específicos. Si se estima que una guerra, conducida dentro
de este espacio, es una guerra donde los hombres dominan el “espacio nanométrico”
aparecido en su origen, esto augura la realización del sueño de la humanidad: una guerra sin
hombres.
Algunos militares, extremadamente imaginativos y creativos, se esfuerzan actualmente en
introducir, en la guerra del mañana, espacios constituidos por técnicas. El momento para la
transformación fundamental del campo de batalla, es decir el lugar donde se desarrolla la
guerra, no esta muy lejos, pronto la guerra de redes o guerra nanométrica, que nadie pudo
imaginar en el pasado, se convertirá en una realidad tangible. Será extremadamente intensa,
casi sin efusión de sangre, pero permitirá como en el pasado, determinar quien es el vencedor
y quien es el vencido. En situaciones que se harán cada vez más frecuentes, este tipo de
guerra se desarrollará paralelamente a la guerra tradicional. Los dos espacios de combate, el
espacio convencional y el espacio técnico, se cabalgaran, se entrecruzaran, y se completaran
mutuamente, a medida que cada uno de ellos se desarrolle. Así la guerra evolucionará
simultáneamente en los campos macroscópicos, mezoscópicos y microscópicos, como en
diversidad de campos, de propiedades especificas, lo que contribuirá, en ultimo recurso, a
crear, en materia de campo de batalla, un verdadero fenómeno, sin precedente en la historia
de la guerra.
Al mismo tiempo, con la desaparición progresiva de la distinción entre técnica militar y
técnica civil, entre soldado profesional y combatiente no profesional, el espacio de combate
se superpondrá, cada vez mas al espacio de no combate, contribuyendo a confundir cada vez
más la línea de demarcación entre esos dos espacios. Los campos, políticos, económicos,
sociales, etc. antes separados, se comunicaran entre ellos y la humanidad conferirá, a todo el
espacio, el sentido de un campo de batalla. Basta que sobre un determinado campo se
disponga de la capacidad para lanzar un ataque, con unos determinados medios, a fin de
alcanzar un objetivo, para que el campo de batalla se encuentre en todas partes. Imaginemos
un poco: si a partir de una sala de computadoras o de un corro de la bolsa, se inicia una
guerra que pueda arrasar a un país enemigo, ¿Dónde queda un espacio que no sea un campo
de batalla? Si un soldado conscripto se hiciera la pregunta ¿Donde se encuentra el campo de
batalla? la respuesta sería… ¡en todas partes!

¿Quién combate?

En 1985 las Fuerzas Armadas Chinas emprendieron una “reducción masiva de un millón de
hombres”, que fue el preludio de las disminuciones sucesivas de las Fuerzas Armadas de los
principales países del mundo. Según numerosos especialistas en temas militares, el principal
factor que explicaba esta reducción general de las Fuerzas Armadas en el mundo, fue que,
con el fin de la guerra fría, los países antiguamente hostiles, tenían prisa por disfrutar de los
dividendos de la paz. Estos comentaristas no entendieron que ese factor no era más que la
punta emergida de un iceberg. Los factores que han conducido a esta reducción de las
Fuerzas Armadas no se limitan de ninguna manera a este único punto. La razón profunda es
que, con el desarrollo de la onda informática, en el campo militar hubiera sido necesario
desplegar un esfuerzo colosal, para formar un ejército profesional de gran tamaño forjado
sobre los pilares de la industria y organizado según las exigencias de la guerra mecanizada.
Por esta razón precisa, en el transcurso de la reducción de sus Fuerzas Armadas algunos

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países, con una visión de largo plazo, en lugar de poner el acento en las reducciones de
efectivos, concentraron sus esfuerzos en la calidad del personal militar, aumentando la
cantidad de altas y medianas tecnologías de sus armamentos y renovando el pensamiento
militar y la teoría del combate. La época de los “soldados fuertes y valientes, heroicos
defensores de su patria”, ha evolucionado.
En un mundo donde la misma noción de “guerra nuclear” corre el riesgo de convertirse en
obsoleta en el argot militar, es probable que un investigador de rostro pálido, con anteojos
gruesos, de miope, este mejor ubicado para encarnar al soldado moderno, que un joven
malabar de bíceps sobresalientes. La historia que circula en los círculos militares
occidentales, a propósito de un subteniente que se sirvió de un simple MODEM para
desarmar a toda una escuadra entera, es posiblemente la mejor ilustración. (5)
Bajo el efecto de la ruda prueba que ha sido la explosión técnica, ininterrumpida durante todo
el siglo XX, a la cual falta, posiblemente agregar la influencia saludable de la cultura pop,
rock, rock and roll, disco, Copa del Mundo y películas de Holywood, el foso entre las
generaciones militares es tan flagrante, como aquel que se refiere a la generación de
armamentos, de los cuales hablamos precedentemente.
Este contraste es tan notable en el campo de las capacidades físicas, como en el campo de las
capacidades intelectuales. Aún si la nueva generación de oficiales, nacidos en los años 1970
y 1980, ha sufrido el entrenamiento salvaje de la academia militar de West Point, a él le es
muy difícil deshacerse de su naturaleza frágil y delicada, enraizada en el terreno de la
sociedad contemporánea. Además, la aparición de los nuevos sistemas de armas, ha alejado
aún mas a estos soldados del campo de batalla convencional; ellos están capacitados para
atacar a un enemigo situado bien lejos de su campo de visión y, el hecho de no estar
obligados a ver correr sangre, transforma a cada uno de estos soldados en un modesto
gentleman, oyente, comparable a ese cocinero que controla desde lejos el ballet de sus
marmitas. El combatiente digitalizado está en camino de reemplazar al guerrero “de sangre y
de hierro,” cuyo rol había permanecido inmodificable durante miles de años.

Ahora que el ascenso de la informática ha hecho volar en pedazos, la división del trabajo de
una sociedad fundada sobre la gran industria, la guerra ya no es mas una casta, resguardada
por soldados de profesión y tiene tendencia a civilizarse. (6) La teoría de Mao Zedong, según
la cual “cada ciudadano es un soldado”, no tiene nada que ver en esta tendencia. La corriente
actual no exige una gran movilización de la población, por el contrario, ella solo indica que,
una élite técnica, surgida de la sociedad civil, ha derribado la puerta y se ha instalado en la
mesa de comer de los militares, sin haber sido invitada, obligando a los soldados de
profesión, con sus nociones de guerra profesionalizada, a enfrentar unos desafíos,
embarazosos.
¿Quien tiene la mayor opción de convertirse en el nuevo protagonista, en esta “terra
incógnita” que es todavía la próxima guerra? El primer participante en presentarse y el más
célebre, es el pirata informático. Nuestro hombre, que por lo general no ha recibido ninguna
formación militar, ni ejercido ninguna profesión militar, puede fácilmente amenazar la
seguridad de un ejército o de un país, no contando para eso sino con su competencia
personal. El ejemplo típico nos ha sido suministrado por el reglamento norteamericano
“Operaciones Informáticas FM100-6”.
En 1994 un pirata informático atacó, desde Inglaterra, un centro de desarrollo espacial del
ejército norteamericano instalado en Nueva York, poniendo en peligro la seguridad de treinta
sistemas. Tuvo éxito igualmente, en introducirse en más de cien sistemas diferentes,
dañando, entre otros, al Instituto de Investigación sobre Energía Atómica de Corea (KAERI)
y a la NASA. Lo más chocante no fueron solamente las dimensiones del ataque y la amplitud
de los daños, sino el hecho de que el pirata era un adolescente de casi 16 años. La intrusión

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de un adolescente en estos sistemas, que no buscaba sino divertirse, no puede evidentemente
ser considerado como un acto de guerra. El problema que se plantea es de saber cómo hacer
la distinción, entre destrucciones que son causadas por un simple juego y las destrucciones
ofensivas. ¿Que es lo que separa la acción individual de un ciudadano, de la acción hostil de
un “combatiente no profesional” y aún la misma guerra conducida por piratas dotados de una
organización? En 1994 el Departamento Norteamericano de la Defensa, denunció 230.000
intrusiones en sus redes ligadas a la seguridad, ¿Cuántas eran acciones destructivas
organizadas por combatientes no profesionales?, eso no se sabrá nunca. (7)

Los piratas informáticos presentan la misma diversidad que la sociedad moderna.


Camuflados dentro de redes, vienen de todos los horizontes, portando valores existenciales
extremadamente variados: liceístas curiosos, compradores de oro en línea, empleados
descontentos, terroristas de redes de buen semblante y mercenarios de redes. Por sus ideas y
sus acciones, esta gente se encuentra a cien leguas unos de otros, pero se encuentran juntos
en el mismo mundo de la red. Ellos se activan conforme a sus valores y a sus propias ideas;
algunos no tienen, francamente, ningún objetivo en particular. Que busquen hacer el bien o
dañar, no se sienten obligados a cumplir las reglas de juego adoptadas por la sociedad.
Armados de computadoras, desvían el dinero de las cuentas corrientes de la gente, por trampa
o por obstrucción. Borran datos preciosos, acumulados con grandes esfuerzos, nada más que
para divertirse. Parecido al legendario caballero andante, utilizan sus competencias técnicas
notables, para desafiar las fuerzas del mal.
El gobierno de Suharto, impuso un bloqueo estricto a las informaciones que contenían
amenazas agresivas, dirigidas contra los chinos de ultramar, que vivían en Indonesia. Estas
agresiones fueron hechas públicas en Internet por testigos deseosos de hacer justicia. De
golpe, el mundo entero se sintió escandalizado y el gobierno y los militares indonesios se
encontraron en el banco de los acusados. Antes de eso, otro grupo de hackers, presentándose
con el nombre de milworms (gusanos), se hizo ilustre por sus acciones en Internet. A fin de
protestar por los ensayos nucleares de la India, flanquearon el antivirus de la red
perteneciente al Centro de Investigaciones Atómicas de la India, modificando su página de
bienvenida y telecargando 5 megas de datos. Los piratas se mostraron bastante corteses,
actuaron justo hasta un cierto punto y no causaron daños permanentes a su adversario.
Además de los resultados directos de este tipo de acción, ella tiene un fuerte alcance
simbólico: En la era de la informática, el efecto de una bomba nuclear es posiblemente
menor, que el efecto de una acción producida por un hacker.

Más terrible que los piratas informáticos y más peligrosos para el mundo real son las
organizaciones no estadales, de las cuales, solo evocar su nombre, es suficiente para hacer
temblar a occidente. Todas estas organizaciones que tienen, en diversos grados una
coloración militar, como las organizaciones islámicas, que pregonan la guerra santa, las
milicias blancas de los Estados Unidos, la secta Aun en Japón, y más recientemente, los
grupos terroristas, como los de Osama Bin Laden, que hizo volar las Embajadas
Norteamericanas en Kenia y en Tanzania, son generalmente estimuladas por creencias o
motivaciones extremistas. Las diversas acciones destructivas, monstruosas y casi locas,
conducidas por estos grupos, tienen innegablemente más chance de convertirse en el nuevo
campo de las guerras contemporáneas, que el comportamiento de un pirata informático
solitario. Además, cuando un Estado, un Ejército (que respeta ciertas reglas y que hará un uso
limitado de la fuerza, para alcanzar un objetivo, que también es limitado) se encuentra frente
a este tipo de organizaciones (que no cumplen ninguna regla y no les importa conducir una
guerra ilimitada, recurriendo a medios ilimitados), le es muy difícil imponerse.

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Después de principios de los años 1990 y en competencia con una serie de acciones militares,
conducidas por combatientes no profesionales y organizaciones no estadales, comenzamos a
tener una ligera idea del tipo de “guerra no militar” que podría ser conducida por un tipo
diferente de combatiente no profesional. Este individuo no es, ni un hacker en el sentido
general del término, ni un miembro de una organización cuasi militar. Puede ser un analista
de sistemas, o un ingeniero de computación, o un especulador de bolsa, o aún, un financista
que dispone de una gran masa de capital flotante. Puede incluso ser también, un magnate de
los medios de comunicación social, controlando una gran variedad de medios, un editorialista
célebre o un animador de televisión. Al contrario de los terroristas, ciegos e inhumanos, estos
señores se encuentran dotados firmemente de una cierta filosofía de la vida y su fe no le cede
en nadan a aquella de Bin Laden en términos de fanatismo. Además no carecen de
motivación o de coraje para ir al combate cuando es necesario. Según estos criterios, ¿quien
podría negar que George Soros no sea un terrorista financiero? De la misma forma que la
técnica moderna está en vías de transformar los armamentos y el campo de batalla, también
confunde la cuestión de saber, quiénes son los protagonistas de la guerra. De todas maneras
los soldados ya no tienen más el monopolio de la guerra.

La actividad terrorista internacional es uno de los subproductos de la tendencia a la


mundialización que ha producido la integración tecnológica. Los combatientes no
profesionales y las organizaciones no estadales, representan una amenaza cada vez más
grande sobre los países soberanos, convirtiéndose en adversarios cada vez más temibles para
los Ejércitos Profesionales. Comparado con estos adversarios, los Ejércitos Profesionales se
parecen a unos gigantescos dinosaurios, cuya fuerza no es proporcional a su talla. Sus
adversarios son, por el contrario, roedores dotados de una gran capacidad para sobrevivir y
gracias a sus dientes acerados pueden atormentar a una buena parte del mundo.

¿Combatir porque medios y según qué métodos?

Cuando se trata el tema de los medios y de los métodos que serán utilizados para combatir en
las guerras futuras, la opinión de los norteamericanos es indispensable. Esto no se explica,
únicamente porque los Estados Unidos sean el último señor de la montaña, en el mundo. Es
porque sus puntos de vista sobre este tema, son realmente superiores al que prevalece en los
militares de otros países. Los norteamericanos han resumido en cuatro puntos, las principales
formas que revestirá la guerra en el futuro: la guerra informática, la guerra de precisión, (8)
las operaciones conjuntas (9) y las operaciones militares no guerreras (MOOTW). (10) Este
resumen muestra por si solo, el enfoque a la vez imaginativo y muy pragmático, de lo
norteamericano y nos proporciona al mismo tiempo, una buena comprensión de la manera
como ellos ven la guerra del futuro.

Apartando las Operaciones Conjuntas, que tienen su origen en las operaciones cooperativas
tradicionales y en las operaciones coordinadas, tales como las operaciones aire-tierra, las
otras tres formas de combate pueden ser consideradas como fruto de nuevas reflexiones en
materia militar. El general Gordon R. Sullivan, antiguo Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas
Terrestres Norteamericanas, afirmaba que la guerra informática, sería la forma de combate
fundamental en una guerra futura, y por esta razón, él organizó la fuerza digitalizada más
grande del ejército norteamericano y del mundo. Adelantó además, la noción de guerra de
precisión, apoyado en la idea de que “habrá un balanceamiento general hacia el manejo de
datos y hacia ataques furtivos, a larga distancia, como principio de base de la guerra del
porvenir”. Para los norteamericanos, la llegada del nuevo armamento High Tech que
representa las armas guiadas de precisión, el GPS, los sistemas C4-I y los aviones furtivos,

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permitirá posiblemente a los soldados, escaparse de las pesadillas de las guerras de desgaste.
La guerra de precisión, bautizada por los norteamericanos como “ataque sin contacto” y por
los rusos “combate a distancia”, (11) se caracteriza por la simulación, la velocidad, la
precisión, un alto grado de eficacia y débiles daños colaterales. En la guerra del futuro, donde
el resultado se podrá conocer a poco del inicio de las hostilidades, este tipo de táctica, que ya
mostró su eficacia en la Guerra del Golfo, será el método adoptado con más entusiasmo por
los generales norteamericanos.
Sin embargo, la expresión que traduce verdaderamente el nuevo planteamiento no es ni
“guerra informática”, ni “guerra de precisión”, sino posiblemente “operaciones militares no
guerreras”. Esta noción particular, se apoya claramente en la idea de actuar en el “interés del
mundo,” que invocan constantemente los norteamericanos, noción provista de su
característico abuso de poder, que podría ilustrar la frase “la tierra entera está bajo mi
responsabilidad”. No obstante, esta apreciación no disminuye en nada, el interés que le
damos a esta noción. Ya que, después de todo, ella autoriza, por primera vez a tomar una
serie de medidas, que permitan enfrentar globalmente los problemas que se presentaran a la
humanidad en los siglos XX y XXI, a saber: el mantenimiento de la paz, la represión del
tráfico de la droga, la represión de las revueltas, la ayuda militar, el control de los
armamentos, la asistencia en los casos de desastres naturales, la evacuación de ciudadanos
chinos que vivan en el extranjero, la represión de actos terroristas, etc. Al clasificarlas dentro
de la casilla MOOTW, los militares ya no correrán el riesgo de encontrarse desamparados en
el mundo exterior al campo de batalla. Así, sus antenas intelectuales, entraran casi en
contacto con la guerra, en el sentido más amplio. Es muy lamentable que la casilla en
cuestión, sea un poco exigua como para permitir, en última instancia, hacer entrar la
novísima noción de “operación de guerra no militar”, ya que eso representaría para la
humanidad, un verdadero avance revolucionario en el conocimiento de la guerra.

La diferencia ente las nociones de “operaciones de guerra no militar” y de “operación militar


no guerrera”, es mucho más grande, de lo que las palabras dejan entender y no se trata en
absoluto de un simple juego en el orden de las palabras. Se puede considerar que la noción de
MOOTW, no es más que la designación explícita de misiones y de operaciones conducidas
por las Fuerzas Armadas, fuera de situaciones de guerra. La noción de “operaciones de
guerra no militar”, permite ampliar nuestra comprensión del “estado de guerra” a todos los
campos de la actividad humana, más allá de lo que significa la expresión “operación militar”.
Esta ampliación, es la consecuencia natural de la propensión de los seres humanos, a utilizar
todos los medios imaginables para alcanzar sus objetivos. Aún si los norteamericanos, que
parecen estar en la punta, en todos los campos de la teoría militar, no han sabido ser los
precursores de esta nueva concepción de la guerra, debemos reconocer que la difusión del
pragmatismo norteamericano en el mundo, así como las posibilidades ilimitadas que ofrecen
las nuevas técnicas de punta, han jugado un rol de fuerza motriz en la aparición de esta
noción.

Así entre los numerosos medios, que parecen no tener ninguna relación con la guerra, el que
termine por convertirse en el medio favorito en este otro tipo de guerra, la “operación de
guerra no militar” ¿será la que se conducirá, cada vez más frecuentemente, a la escala de la
tierra entera?

La Guerra Comercial

Si la expresión “guerra comercial”, no era hace una década, más que una formulación
descriptiva, hoy se ha convertido en una herramienta en las manos de numerosos países, para

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hacer la guerra a través de medios no militares. Esta guerra es utilizada, en particular, por los
norteamericanos, con mucha habilidad y brío: invocación de la ley de Comercio Interior, para
influir en la escena internacional; imposición o supresión arbitraria de barreras aduanales;
recurso a sanciones comerciales, redactadas con premura; embargo sobre exportaciones de
tecnologías sensibles; recurso a la ley “sección especial 301”; aplicación del tratamiento
acordado a la nación más favorecida; etc. Cualquiera de estos medios puede tener efectos
destructivos equivalentes a los de una operación militar. El embargo global de ocho años,
impuesto a Irak por los Estados Unidos, es el caso emblemático en este campo.

La Guerra Financiera

Después que se ha vivido la crisis financiera del sudeste asiático, nadie más que los asiáticos
han experimentado los efectos de la guerra financiera. A decir verdad, no han sido
simplemente afectados sino más bien ¡verdaderamente aplastados! Una ofensiva financiera
sorpresa, planificada a propósito y ejecutada por los dueños de los capitales flotantes
internacionales, terminó por enviar, uno tras otro, al suelo, países que poco tiempo antes, el
mundo colmaba con el título de “pequeños tigres” y de “pequeños dragones”. Una
prosperidad económica, que hacía poco tiempo había suscitado la constante admiración de
occidente, se trostracó, muda en depresión, tan bruscamente, como las hojas de un árbol, que
son arrancadas de la noche a la mañana, por el viento de otoño.

Al comienzo del primer “round” las economías de esos países hicieron un salto atrás de diez
años. Lo que es mas, esa derrota económica provoca casi el derrumbe del orden político y
social. Las pérdidas causadas por este caos prolongado, no son inferiores a las pérdidas
producidas por una guerra regional y el mal, hecho al cuerpo social, es aun más grave, que el
que hubiese podido producir una guerra regional. Esta fue la primera guerra conducida por
organizaciones no estadales, para atacar a países soberanos, sin el empleo de la Fuerza
Armada y utilizando medios no militares. De esta manera, la guerra financiera es una forma
de guerra no militar, que se revela tan altamente destructiva como una guerra sangrante, aún
cuando no se vierta ninguna gota de sangre. La guerra financiera ocupa oficialmente el
puesto que, después de miles de años, no había sido ocupado más que por soldados, armas,
sangre y muertos. Se puede asegurar que no pasará mucho tiempo sin que la expresión
“guerra financiera” figure en los diferentes diccionarios consagrados al vocabulario militar
oficial.
Por otra parte, cuando a comienzos del siglo XXI, revisemos los libros de historia sobre la
guerra del siglo XX, el capítulo de la guerra financiera despertará una gran atención en el
lector. (12) El principal protagonista de este capitulo no será un hombre de Estado, ni un
Estratega, sino George Soros. Es verdad, Soros no tiene el monopolio exclusivo del uso del
arma financiera en la guerra. Antes que él, Helmut Kohl había utilizado ya el marco para
abrir una brecha en el muro de Berlín, que ningún tiro de artillería había podido perforar. (13)
Después de él, Lee Teng-Hui, aprovechó la crisis financiera del sudeste Asiático, para
devaluar el dólar Taiwanés, a fin de torpedear al dólar y a la bolsa de Hong Kong, en
particular las “acciones rojas” (acciones de compañías afiliadas a la Bolsa de Hong Kong,
pero controladas por los intereses de China Continental). Además no se debe olvidar la masa
de pequeños y grandes especuladores, que se sumó a este festín pantagruélico y a las
sociedades de tipo Morgan Stanley y Moody´s, célebres por sus registros financieros sobre
las empresas, que sirven a los grandes financistas del mundo, para localizar sus blancos más
valiosos. (14) Los dos son el ejemplo típico de esas sociedades que participan indirectamente
en el festín y se llevan los beneficios.

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A partir del verano de 1998, mientras la guerra financiera hacía tabla raza, después de un año
pleno, la segunda fase de la guerra comenzó en un campo de batalla más extendido todavía.
Esta vez no fueron solamente los países del sudeste Asiático, (que ya habían sufrido una
cruel derrota el año precedente), los que fueron arrastrados en la tormenta, sino dos titanes:
Japón y Rusia. De un solo golpe, la situación económica mundial pareció más sombría y más
difícil de controlar. El fogón invisible terminó por incendiar la camisa de aquellos que habían
querido jugar con fuego. Se reporta que Soros y su “Fond Quantum” habrían perdido, nada
más que en Rusia y en Hong Kong, varios millares de dólares. (15) Se adquiere así, una
percepción de la potencia destructiva de la guerra financiera, ahora que las armas nucleares
se han convertido en adornos de chimeneas terroríficas, que pierden poco a poco su valor real
operacional, a medida que pasan los días. La guerra financiera se convierte por el contrario,
en un arma “hiperestratégica” que llama la atención del mundo entero, ya que es fácil de
poner en práctica, permite actuar secretamente y es también, terriblemente destructiva.
En medio del caos que sacudía a Albania no hace mucho, se ha podido descubrir, el rol que
juegan en esta guerra, los diferentes tipos de fundaciones, creadas por las multinacionales y
los millonarios, cuya riqueza rivaliza con la de los Estados. Estas fundaciones pueden
controlar los medios de comunicación social, financiar organizaciones políticas, oponerse a
los poderes locales e incluso, provocar el derrumbe del orden social y la derrota de gobiernos
legales. Por esto podríamos designar a este tipo de guerra con el nombre de “guerra con
fondos monetarios”. El hecho de que este tipo de guerra sea cada vez más frecuente, cada vez
más intenso y hay cada vez más países y organizaciones no estadales, que recurren a ella, es
motivo de grave preocupación y hay que hacerle frente.

La nueva guerra terrorista comparada con la guerra terrorista tradicional

Si por su escala reducida, la guerra del terror, en el sentido corriente del término, ha
ocasionado pérdidas menores que una guerra o una campaña bélica tradicional, ella presenta
una imagen violenta mucho más grande y en relación con las operaciones, no esta sometida a
ninguna regla de la sociedad tradicional. Desde el punto de vista militar, se caracteriza por el
empleo de recursos limitados para conducir una guerra ilimitada. Por el contrario las fuerzas
nacionales deben siempre obedecer ciertas reglas y pueden utilizar sus recursos limitados,
solamente para conducir una guerra limitada y esta característica las pone siempre, en una
posición extremadamente desfavorable. Es lo que explica que una organización terrorista,
constituida por un puñado de imberbes, apenas salidos de la infancia, pueda producirle tanto
dolor a un país tan poderoso como los Estados Unidos y también que, “el empleo de un
martillo para matar una hormiga”, se revele a menudo tan ineficaz. Los dos atentados,
cometidos simultáneamente contra las Embajadas Norteamericanas en Nairobi y Dar es
Salam, han proporcionado una prueba reciente. El acto terrorista “a la Bin Laden” ha
reforzado la impresión de que, una Fuerza Armada Nacional, por más poderosa que sea, tiene
muchas dificultades para imponerse en una partida donde no existen reglas. Y mas aún, si
este país se convierte asimismo en terrorista, en lo que esta en camino de convertirse los
Estados Unidos. Y… no es seguro que triunfe.

No obstante, si los terroristas limitaran sus operaciones a las acciones habituales, como el
atentado con bombas, los secuestros, el asesinato y el desvío de aviones, no podrían ejercer el
terror máximo. Lo que provoca verdaderamente terror en el espíritu de la gente, es el empleo
por los terroristas, de diversas técnicas nuevas, que pueden transformarse en armas nuevas y
sofisticadas. Tenemos ya una percepción de esta perspectiva inquietante. Cuando los
integrantes de la secta Aum lanzaron el gas Serin en el metro de Tokio, las víctimas de este
veneno no han representado más que una pequeña parte del terror. Este asunto llamó la

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atención del público, por el hecho de que las tecnologías bioquímicas modernas, permiten
fabricar armas mortales para el uso de terroristas que quieran producir destrucciones masivas.
(16) Por el contrario los asesinos enmascarados, que recurren a las masacres indiferenciadas
de inocentes para extender el terror, como el grupo italiano de “las falanges armadas” es un
tipo de organización terrorista High Tech totalmente diferente. Sus objetivos son explícitos y
sus medios notables. Este grupo se ha especializado en la invasión de las redes informáticas
de los bancos y de los órganos de prensa y para desviar sus datos, retardar los programas y
difundir falsas informaciones. Se trata de acciones terroristas clásicas contra las redes
informáticas y los medios de comunicación social. No hay ninguna objeción en designar a
estas operaciones, que hacen uso de las últimas invenciones técnicas, en los campos más
avanzados, y se dirige contra toda la humanidad en su conjunto, con la denominación de
“nueva guerra por el terror”.

La guerra ecológica

La guerra ecológica designa un nuevo tipo de guerra no militar. La técnica moderna es, en
este caso, utilizada para actuar sobre el estado de los ríos, de los océanos, de la corteza
terrestre, del casco glacial, de la circulación atmosférica, y de la capa de ozono, por métodos
capaces de provocar temblores de tierra, modificar las precipitaciones, la composición de la
atmósfera, el nivel del mar y la radiación solar, con el objeto de degradar el ambiente físico
de la tierra o de crear localmente un nuevo ambiente ecológico. Puede ser que en un futuro
próximo, los efectos del tipo el Niño o la Niña, sean nuevas superarmas entre las manos de
ciertos países o de organizaciones no estadales. Es más que probable que una organización
no estadal, será la primera en utilizar la guerra ecológica, cuya naturaleza terrorista excluye
todo sentimiento en relación con la población o la sociedad. Por otra parte las organizaciones
no estadales han demostrado ya que ellas se niegan a observar las reglas del juego. Pero dado
que el ambiente ecológico mundial estará frecuentemente, al límite de la catástrofe, debido a
la competencia por el desarrollo, existe un peligro real, de que un pequeño aumento o
disminución en una de estas variables, sea suficiente para desarrollar un holocausto
ecológico.
Además de los ejemplos que preceden, se podrían citar numerosos métodos diferentes que
existen ya y que podrían aparecer en el futuro: la guerra psicológica, donde se reparten
rumores para desalentar al enemigo y quebrar su voluntad; la guerra del contrabando, que
consiste en perturbar los mercados y en sacudir el orden económico; la guerra mediática que
actúa sobre lo que la gente ve y oye, para manipular la opinión; la guerra de la droga, que
obtiene inmensos beneficios, sembrando la catástrofe en los otros países; la guerra de redes,
contra la cual es casi imposible protegerse y permite actuar en secreto, sin ser reconocido
jamás; la guerra tecnológica, que crea sus propias armas y monopoliza las licencias; la guerra
virtual, donde se muestra al enemigo una fuerza virtual; la guerra de los recursos, que tiene
por objetivo enriquecerse saqueando las reservas de recursos de la tierra; la guerra de la
“ayuda económica” donde se acuerda oficialmente una asistencia económica, para ejercer un
control por debajo de cuerdas; la guerra cultural, donde se lanzan modas, a fin de asimilar la
disidencia; la guerra del derecho internacional, donde se aprovechan las ocasiones para crear
nuevos resoluciones, etc. Existen todavía otros tipos de guerra no militares, muy numerosas
para ser citadas aquí.
En una época, donde la plétora de nuevas técnicas, puede dar nacimiento a una multitud de
armas nuevas, de nuevos medios de hacer la guerra (sin hablar de su combinación y de su uso
creativo), enumerarlas una a una, no tiene sentido y sería un desperdicio de energía. Lo que
cuenta es que, todos estos medios que han aparecido, así como sus aplicaciones, están en la

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vía de entrar y entraran, en la lista de los medios que servirán para hacer la guerra. Ya han
comenzado sin ruido, a modificar la concepción de la guerra.
Frente a una elección casi infinita ¿Porque el hombre se enreda en su propia tela de araña y
se limita a la Fuerza Armada y al campo militar para hacer la guerra? Estos métodos, que no
se caracterizan por el empleo de la fuerza de las armas, ni por el empleo de la potencia
militar, ni tampoco por la presencia de víctimas y de efusión de sangre, tienen mucho más
chance de alcanzar los objetivos de la guerra. Está claro que esta perspectiva ha conducido a
revisar la afirmación según la cual, “la guerra es la aplicación de la política con sangre” y ha
conducido de un golpe a revisar también la idea de que, la guerra hecha por la fuerza de las
armas, es el medio último de resolver los conflictos. Es evidente que la multiplicación de los
medios ha ampliado la concepción de la guerra, y ampliado el campo militar. Si nos
limitamos a la guerra, en el sentido estricto de la batalla tradicional, tendremos muchos
inconvenientes para enfrentar con seguridad el futuro. Todo conflicto que explote mañana, o
más tarde, se caracterizará por una guerra en el sentido amplio -a saber, un cóctel de
combates, conducido por la fuerza de las armas y por otros medios.- El objetivo de este tipo
de guerra, no se limitará a “recurrir a los medios, incluyendo las fuerza de las armas, para
doblegar el enemigo a nuestra voluntad”. Consistirá más bien en “utilizar todos los medios
posibles -con o sin la fuerza de las armas, con y sin el poder militar, con y sin víctimas- para
obligar al enemigo a satisfacer nuestros intereses”.

NOTAS

1) Sobre las relaciones estrechas que unieron Irak y los Estados Unidos el lector se
puede remitir a (Guerrero del desierto-opinión personal de la Guerra del Golfo por un
oficial del Estado Mayor del Ejercito Aliado) Junshi yiwen editor, pp. 112. “Irak
había establecido relaciones estrechas con los Estados Unidos. Irak recibió de los
Estados Unidos armas e inteligencia preciosa relativas a los movimientos iraníes, así
como apoyo militar contra la marina iraniana.
2) Un articulo del antiguo ministro de la defensa Lee Aspin titulado “On the Sea Change
in the Security Environment” fue publicado en el número de febrero de 1993 de
Officer Magazine.

Comparación entre el antiguo y el


Nuevo ambiente de seguridad

Ambiente geopolítico
Antiguo ambiente Nuevo ambiente
Bipolar Multipolar (Compleja)
Previsible Incierta
Comunismo Nacionalismo y extremismo religioso
USA primera gran potencia occidental USA primera potencia militar
Alianza fija Alianza provisional
Naciones Unidas paralizadas Naciones Unidas dinámicas

Amenazas a las cuales USA debe enfrentar


Única (URSS) Múltiple
Amenaza contra la supervivencia de USA Amenaza contra los intereses de USA
Clara Vaga
Disuasión posible Disuasión imposible

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Europa Otros países
Riesgo de escalada elevado Débil riesgo de escalada
Empleo de armas nucleares estratégicas Empleo de armas nucleares por terroristas
Publico Secreto
Empleo de la fuerza Armada

Guerra de desgaste Ataques decisivos contra objetivos claves


Guerra por procuración Refuerzo directo
Recurso principal a la alta tecnología Empleo integral de tecnología, baja, media,
alta
Despliegue adelantado Proyección de fuerzas
Acantonamiento avanzado Acantonamiento en el propio territorio
Apoyo logístico por el país huésped Autosuficiencia

Los cuadros anteriores permiten medir la sensibilidad de los americanos a los cambios en su
ambiente de seguridad así como las diversos tipos de fuerzas y de factores que intervienen en
la evolución de la situación mundial después del final de la guerra fría.

3) El “Espacio Tecnológico” es un nuevo concepto que nosotros proponemos para


distinguir este tipo de espacio del espacio físico.
4) Según el informe sobre la defensa nacional del Ministerio de la Defensa americano,
para el año fiscal 1998 la nómina del personal militar fue reducido un 32% desde
1989. Además los Estados Unidos has desincorporado una gran cantidad de material
obsoleto, aumentando así en una cierta medida su capacidad de combate a pesar de la
fuerte reducción de las tropas disponibles. El Ministerio de la Defensa ha publicado
su “Reporte Cuatrienal de Inspección de la Defensa” de mayo de 1997. El Reporte
pone el acento sobre la necesidad de “tomar en cuenta el futuro y reformar las FA
norteamericanas” Preconiza reducir el personal y construir las FA según las nuevas
teorías militares. Recomienda también presupuestos elevados para la compra de
material.
5) Esta historia apareció por primera vez en el periódico británico “Sunday Telegraph”
Según este reporte, el Ejército americano organiza sus maniobras llamadas “Joint
Warrior” (Guerreros Conjuntos) del 18 al 25 de septiembre de 1995, a fin de probar
sus sistemas electrónicos de defensa. En el transcurso de estas maniobras un oficial
del Ejercito del Aire logró introducirse por efraccion en el computador del Sistema de
Comando de la Marina. (ver Hu Yong y Fan Haiyan “ La red reina” Ediciones
Hainan, pp. 258-259) Existen multitud de historias similares, pero los especialistas
estiman que ellas no sirven sino para sembrar más confusión.
6) En su libro “Guerre et Contre-guerre” (Guerra y Contraguerra) Alvin y Heidi Toffler
han escrito que “si los implementos de la guerra no son mas los tanques y la artillería,
sino los virus informáticos y los microrobots, no podemos seguir diciendo que los
países son los únicos grupos armados, ni que los soldados son los únicos que poseen
herramientas para la guerra.” En su articulo publicado “¿Que aporta la revolución de
los asuntos militares? - La forma que adoptará la guerra en el 2020” un Coronel de las
fuerzas de autodefensa japonesa de nombre Shoichi Takama ha visto que la
desmilitarización de la guerra será una de las características importantes de la guerra
del siglo XXI.
7) Numerosos piratas informáticos adoptan una nueva táctica que podríamos llamar
“Guerrilla en la Red”

49
8) La guerra de precisión es una nueva forma de guerra. Es el resultado de la
combinación del aumento en la precisión de las armas y de la transparencia del campo
de batalla. (Ver Coronel Richard J. Dunn III. “From Gettysburg to the Gulf and
Beyond” citado en los Anales Militares del Mundo. 1997. pp. 294-295
9) “Joint Vision 2010” (Vision Conjunta 2010). Documento emitido por el Joint Chiefs
of Staff. (Estado Mayor Conjunto) ver: Joint Force Quarterly. Verano de 1996.
10) Ver la edición de 1993 de “Operations Essentials” (Operaciones Esenciales).
Publicación del Ejército de tierra americano. Ver también la revista “Army” de junio
de 1993
11) Después de haber estudiado la guerra del golfo, el especialista ruso de la táctica I. N.
Vorobyev afirma que el combate a distancia tiene un fuerte potencial. Ver “Pensée
Militaire” en ruso, 1992. Cap 11.
12) Wang Jiannan (“¿Quien ha entrado en la apuesta?” H. Kohl) Zhongguo guangbo ed.
1997, pp. 275,232,357
13) Wang Jiannan (“¿Quien ha entrado en la apuesta?” H. Kohl) Zhongguo guangbo ed.
1997, pp. 275,232,357
14) Un artículo titulado “A New York Corporation that Affects the Economy” aparecido
en el The Christian Science Monitor del 29 de julio de 1998 revela como los informes
de la agencia de verificación Moody´s influyen y manipulan las tendencias
económicas en Italia, Korea del Sur, Japón y Malasia.
15) George Soros derramó su bilis en el libro “The Crisis of Global Capitalism.” Sobre la
base de su preocupante rendición de cuentas de sus inversiones en 1998, Soros extrae
las lecciones que se deben aprender de esa crisis económica.
16) Ciertos especialistas americanos de la seguridad han aconsejado a los gobiernos
constituir stocks importantes de antídotos a fin de prevenirse contra un ataque
químico sorpresivo de alguna organización terrorista.

50
CAPITULO III

Un clásico que desafía los clásicos

“La naturaleza particular de la guerra del golfo (…) ¿ha iniciado


una “revolución en el pensamiento militar?” En definitiva se trata de
una cuestión de perspectiva”.

Antony Coberman y Abraham Wagner.

Comparada con cualquier otra guerra en la historia, la guerra del Golfo puede ser considerada
como una guerra mayor. En ella participaron más de 300 barcos de guerra, pertenecientes a
seis escuadras, comandadas por un porta aviones; 4.000 aviones, 12.000 tanques y 12.000
vehículos blindados, así como cerca de 2 millones de soldados, originarios de más de treinta
países. De los 42 días que duró la guerra, 38 fueron consagrados a los bombardeos aéreos y
la guerra terrestre duro solamente cien horas. La fuerza multinacional, conducida por los
Estados Unidos, aplastó 42 divisiones iraquíes y las tropas iraquíes perdieron 30.000
hombres y dejaron 80.000 prisioneros; 3.847 tanques, 1.450 vehículos blindados y 2.917
piezas de artillería fueron destruidas. Por el contrario las fuerzas norteamericanas perdieron
solamente 184 soldados, pero gastaron la colosal suma de 61 millardos de dólares. (1)

Quizás, en razón de la facilidad con la cual se alcanzó la victoria, son muy raras las personas,
en el campo entusiasta del “Tio Sam” que hayan captado con precisión las consecuencias de
esta guerra. Unos se aprovecharon para crear rápidamente el mito de la invencibilidad de los
Estados Unidos, otros más moderados, en la mayor parte generales y comentaristas que no
pudieron participar en la “Tormenta del desierto” y, por este hecho, poseían un punto de vista
a la vez complejo y discreto, consideraron que la Guerra del Golfo, no había sido una guerra
típica y que una guerra como esa, conducida en condiciones casi ideales, no podía servir de
modelo. (2) Escuchando este tipo de discurso, uno piensa en el zorro de la fábula exclamando
“están muy verdes…”,
De hecho, desde un punto de vista tradicional la “Tormenta del desierto” no fue una guerra
clásica, en el sentido propio del término, pero como se desarrolló en el momento justo en que
se desarrollaba la más grande revolución en el pensamiento militar de la historia, no podría
ser evaluada con las normas tradicionales, ya obsoletas. En el momento, en que esta nueva
forma de intervención, exigía un nuevo modelo “clásico,” las fuerzas aliadas, conducidas por
los Estados Unidos, la crearon justo a tiempo en el golfo. Solo los que se aferraron por rutina
al pasado, no pudieron apreciar el sentido que tenía de clásico para la guerra del futuro. Hay
que tener presente que los clásicos de la guerra futura, no pueden nacer sino de una ruptura
con los modelos tradicionales. No se tiene, de ninguna manera, la intención de ayudar a los
norteamericanos a crear un mito de esta guerra, pero cuando la “Tormenta del desierto” se
desarrollo y se logró, bajo la mirada sorprendida del mundo entero, con sus numerosos países
participantes, la amplitud de los medios empleados, su corta duración, la pequeña cantidad de
pérdidas humanas y los resultados sorprendentes, ¿quien hubiera podido afirmar que esta
guerra clásica, anunciando la entrada de la guerra en la era de integración tecnológica y de la
mundialización, no se había introducido por la puerta grande de la historia extraña y
misteriosa de la guerra, aún si esta guerra, no era más que un clásico creado por la tecnología
y el estilo de combate norteamericano?

51
Ahora que tratamos de apoyarnos en las guerras del pasado, para tratar de saber lo que será la
guerra en la era de integración técnica y de la mundialización, sólo la “Tormenta del
desierto” puede proporcionarnos un ejemplo real. A la hora actual, ella ofrece desde todo
punto de vista, no solamente un ejemplo único, pero si un “clásico”. Es por consiguiente un
fruto digno de un análisis minucioso.

La “asociación libre”

Para Saddam Husein, la anexión de Kuwait era más, un asunto doméstico en el seno de la
gran familia árabe, que el secuestro de los rehenes norteamericanos, durante la revolución
Iraní, a pesar de que él había hecho el anuncio antes. Sin embargo, Husein no midió las
diferencias entre las dos acciones. Cuando Irán capturó los rehenes eso fue, ciertamente una
pantomima para los norteamericanos, pero con la anexión de Kuwait, Irak estrangulaba a
todo occidente por la garganta. Las vías de aprovisionamiento en petróleo son, evidentemente
más importantes que las cuestiones de honor y los Estados Unidos, no tenían otra escogencia
que tomar este asunto en serio. En cuanto a los otros países, que se sentían amenazados por
Irak, tampoco podían dejar de tomar este asunto en serio. Aliándose con los Estados Unidos,
la gran mayoría de los países árabes, tenían el proyecto de desembarazarse, de la herejía
islámica que representaba Saddam Husein, a fin de impedir que dañara sus interese en el caso
que no encontrara obstáculos y se hiciera más poderoso. Además, es muy difícil afirmar que
ellos querían, verdaderamente restablecer la justicia en Kuwait. (3)

Sus intereses, comunes con los de los Estados Unidos, permitieron a estos últimos, tejer
rápidamente una red para capturar Irak. Los grandes países occidentales están perfectamente
familiarizados con los hilos de la política internacional moderna, y la alianza contra Irak fue
creada sobre la égida de las Naciones Unidas. El halo de la justicia tuvo éxito en disipar las
resistencias religiosas de los árabes, aunque el proyecto de Saddam Husein, planteaba jugar
el rol de un moderno Saladino, que podía conducir la Guerra Santa contra los herejes
cristianos. Numerosos países se ofrecieron voluntarios, para desempeñar el rol de puntos
nodales, en esta red de aliados. A pesar de sus reticencias, Japón y Alemania, terminaron por
aceptar la apertura de sus bolsillos generosamente y, más importante aun que dar el dinero, ni
uno, ni otro dejó de pasar esa oportunidad para enviar tropas, atravesando así, calmamente, el
paso simbólico que hacía de ellos, de nuevo, potencias mundiales. Egipto tuvo éxito en
convencer a Libia y a Jordania de permanecer neutros y no apoyar más a Irak, de manera que
Saddam Husein se encontró completamente aislado. Gorvachov, que quería obtener el apoyo
de los norteamericanos para reforzar su posición, en ese momento débil, en su propio país,
terminó por aceptar tácitamente los ataques que las fuerzas multinacionales, desencadenaron
contra su viejo aliado. Por más poderoso que sea un país, como los Estados Unidos, tiene
necesidad del apoyo de sus aliados. Este apoyo se manifestó en el otorgamiento de una
legitimidad a su acción y a un apoyo logístico, más que al envío de tropas suplementarias.

La razón por la cual, la política del presidente Bush obtuvo el apoyo de la opinión pública
norteamericana, se debe en gran parte al hecho que había obtenido un gran éxito en constituir
una gran alianza internacional. Mostraba así, a sus conciudadanos, que no se trataba
solamente para los Estados Unidos, de sacar el mejor provecho del juego y que los
norteamericanos no eran los únicos a financiar esa guerra y a arriesgarse en derramar la
sangre de sus soldados. USA llegó hasta a enviar el VII Cuerpo de Ejército, emplazado en
Alemania, a Arabia Saudita y a movilizar 465 trenes, 312 plataformas y 119 flotillas de los
países de la OTAN. Al mismo tiempo Japón suministró las piezas de repuesto electrónicas,
de las cuales los Estados Unidos tenían una necesidad urgente, para su material militar, lo

52
que constituía una prueba más de que podía confiar en sus aliados. En esta nueva época, ir
solo a un quebradero de cabeza, no hubiese sido prudente y tampoco hubiese sido una
escogencia realista. (4) Por el contrario, tal como fue constituida, la alianza fue una
necesidad común. De la resolución 660 del Consejo de Seguridad, exigiendo a Irak retirarse
de Kuwait, a la resolución 678, que autorizaba a los países miembros de la alianza, a tomar
todas las medidas necesarias, la comunidad internacional se identificó largamente en esta
alianza, que se había formado más o menos. 110 países aplicaron el embargo contra Irak y
más de treinta países participaron en la acción armada, entre los cuales, numerosos países
árabes. Antes de comprometerse, cada país había evidentemente medido cuidadosamente,
donde se encontraba su interés.

La intervención, todo azimut de las Naciones Unidas no fue suficiente para que esta alianza
frágil, como una tela de araña que se había formado en tan poco tiempo, resistiera al choque
de la guerra. Se podría decir que, para los políticos, la alianza no era mas que una reunión
única, de alto nivel, que resultaba de una apreciación prudente de los interese de cada uno, de
la firma de un contrato único, o de una promesa verbal, trasmitida por teléfono rojo. Sin
embargo, para las tropas encargadas de combatir, ningún detalle podía ser subestimado. Para
evitar que los soldados norteamericanos infringieran los mandamientos de la religión
musulmana, además de las órdenes que estipulaban que cada uno debía conformarse
estrictamente, a las costumbres del país donde estaba estacionado, las Fuerzas Armadas
Norteamericanas, alquilaron un crucero gigantesco llamado el “Cunnar Princess” y lo
anclaron en la costa, para proveer, fuera del territorio musulmán, las diversiones de estilo
occidental que necesitaban sus soldados. Para impedir que los israelitas no tomaran medidas
de represalias, por los ataques de misiles scud y no sembraran la confusión en el campo que
atacaba a Irak, los Estados Unidos hicieron esfuerzos considerables para darles un apoyo
aéreo, a fin de garantizar la cohesión de la alianza.
A un nivel más fundamental, la transformación de la alianza en unión libre, marcó el fin de
una época, la época de las alianzas fijas, inaugurada con la firma de la alianza entre Alemania
y Austria – Hungría en 1879. Con el fin de la guerra fría, el período en donde las alianzas se
formaban sobre la base de la ideología llegó a su fin y las alianzas basadas en el interés
tomaron su lugar. Bajo la égida de la “real polítik” donde privan los intereses nacionales,
toda alianza no puede hacer otra cosa, que poner el acento crudamente sobre los interese de
cada uno, olvidándose algunas veces de esgrimir la bandera de la moral. El fenómeno de las
alianzas continuará evidentemente existiendo, pero no serán sino débiles coaliciones de
intereses a corto plazo. Lo que equivale a decir que, el fundamento principal de toda alianza
será el interés y no la moral o la ética. Los intereses y los objetivos variaran según los
períodos, sin embargo las alianzas se constituirán o no según esos factores. Cada vez más
pragmáticas y cada vez menos constreñidas por las exigencias morales, esas serán las
características de las alianzas modernas. Todas las fuerzas estarán unidas por una red de
intereses, con alianzas de corta duración, pero muy eficaces. Las relaciones de interés entre
los estados modernos, así como entre las organizaciones internacionales y aún entre fuerzas
regionales, se han hecho cada vez más temporales, como lo canta el roquero chino Cui Jian
“no es que yo no comprendo, es que el mundo cambia muy rápido”. El modo de combinación
de fuerzas, en un mundo en perpetuo cambio, asociado a un período de integración técnica y
de mundialización, ellos mismos, en perpetuo cambio, han dado nacimiento así a alianzas
tácitas, que no son de ninguna manera fortuitas. La alianza en unión libre, constituida para la
Guerra del Golfo, ha levantado oficialmente el telón de una nueva época en esa materia.

Una “ley de reorganización” oportuna

53
El complejo de superioridad conduce a los norteamericanos a menudo, a lanzarse en acciones
que les obligan a posteriori, a reflexionar sobre sus errores y esta disposición, que podría
parecer contradictoria, sorprende algunas veces a aquellos que desearían ver sufrir a esta
nación arrogante. Eso les permite también, a los norteamericanos sacar inmensos beneficios.
En realidad, pareciera que los norteamericanos tienen éxito, cuando encuentran la llave que
les provee la solución de la intervención militar en el futuro, en las lecciones militares del
pasado. Desde hace tiempo, los enfrentamientos oponen las diferentes facciones de las
fuerzas armadas, a las concepciones y a los intereses divergentes, igual que en otras partes,
en todos los países. La competencia entre las diferentes fuerzas, celosas de sus intereses y
sedientas de gloria, es bien conocida de todos, y ningún país puede igualarlos en este terreno.
A este respecto, es particularmente impresionante constatar como, durante la guerra contra el
Japón, hace sesenta años Mac Arthur y Nimitz querían revalorizar el rol de sus respectivas
fuerzas, proponiendo cada una de ellas una estrategia diferente en el pacífico. El mismo
presidente Roosevelt, que era circunspecto y que veía lejos, se vio muy comprometido para
establecer un equilibrio entre las posiciones de estos dos hombres.
Otro ejemplo que ilustra al respecto, es el de un avión norteamericano, que bombardeaba
Vietnam hace treinta años, que debía obedecer, al mismo tiempo, las órdenes de cuatro
Estados Mayores diferentes, lo que parece difícil de creer. Hasta hace 15 años, existían
sistemas de comando, separados e independientes, sin que uno supiese claramente quien tenía
la autoridad suprema, lo que tuvo consecuencias desastrosas, para las tropas estacionadas en
Beirut y fue la causa directa de la muerte de más de doscientos infantes de marina.
El General Schwarzkopf, que era el Segundo Comandante de la Fuerza de Intervención
durante la Operación de Granada, donde cada una de las Fuerzas de aire, mar o tierra,
obedecía órdenes de sus respectivos comandantes de Fuerza, tenía presente en su espíritu el
problema planteado durante esta intervención, aún después que llegó a ser Comandante en
Jefe de las Tropas Aliadas durante la campaña “Tormenta del desierto”. La pregunta era:
¿Durante las operaciones conjuntas, quien obedece las órdenes de quien? La ironía del asunto
es que, este problema, que existía entre las Fuerzas Armadas Norteamericanas, durante
décadas no fue resuelto por los generales, que tenían una larga experiencia de combate, ni
por los expertos, emblanquecidos dentro de la burocracia del Estado, sino por dos
parlamentarios de apellidos Goldwater y Nichols. La ley de Reorganización del Ministerio de
la Defensa, (5) propuesta por estos dos personajes y adoptada por el congreso en 1986, fue el
método utilizado en resolver el problema del comando unificado de las diferentes fuerzas,
cuando debían combatir juntas.

En seguida, para arreglar los problemas que permanecían en suspenso, era necesaria una
guerra. Ni muy temprano, ni muy tarde. Pero justo en ese momento, Saddam Husein tuvo la
idea estúpida de invadir Kuwait, y esta fue una ocasión bendita para los norteamericanos que
tenían prisa de verificar si la ley de reorganización funcionaba. En este sentido, en vez de
decir que la Ley de Reorganización fue oportuna, sería más justo decir que la Guerra del
Golfo fue oportuna.

Powell y Schwarzkopf tuvieron la suerte de ser los beneficiarios de esta ley y de convertirse
al mismo tiempo, en los dos generales más poderosos de la historia de la guerra, en los
Estados Unidos. En su condición de Presidente del Estado Mayor Conjunto, Powell ocupaba
por primera vez, la plaza de Consejero Militar en Jefe del Presidente, lo que le permitía
recibir directamente órdenes del Presidente y del Ministro de la Defensa, así como dar
órdenes a las tres fuerzas. Schwarzkopf no tuvo que jugar más el rol de mediador en las
disputas incesantes, entre los Jefes de Estado Mayor de cada Fuerza. En su condición de
Comandante del Campo de Batalla, Schwarzkopf estaba libre de querellas estériles y reunió

54
todo el poder entre sus manos. Frente a las habladurías incesantes, provenientes del
pentágono, estaba libre de oír lo que quería y de emprender lo que quisiera hacer, según el
célebre estribillo “un general fuera de su país puede ignorar ciertas órdenes del príncipe”. Por
el contrario el gran ejército que bullía en el golfo, los satélites en el espacio, los hombres
ranas debajo del agua y aún la más mínima chalana de desembarco, debían obedecer sus
órdenes. Eso le permitió ejercer sin dudar, cada vez que fuera necesario, la autoridad
interfuerza que le confería la Ley de Reorganización del Ministerio de la Defensa al
Comandante del Estado Mayor. Por ejemplo, cuando los Comandantes de la Infantería de
Marina, le exigieron de urgencia realizar un desembarco anfibio en las costas de Kuwait, el
examinó la situación general y puso resueltamente su veto y después continuó concentrado
en la operación “gancho de izquierda”, el plan maduramente reflexionado, que él había
adoptado desde el principio.

Que una ley, adoptada desde hacía apenas cinco años, pudiese ser aplicada tan
completamente en una guerra, no se puede explicar de otra manera que por el espíritu
contractual de los hombres que viven en esa sociedad legalista, que encarna los Estados
Unidos y el nuevo modo de comandar, que se derivaba de ella, se convirtió en la solución
más oportuna para el éxito del comando militar, desde que se distinguen las diferentes
fuerzas. El resultado directo fue el de reducir la cadena de comando, realizar una verdadera
delegación de mando y favorecer la evolución, desde el viejo sistema de comando
arborescente, tan profundamente enraizado en los usos de la fuerzas armadas, hacia una
estructura de comando en red. El efecto secundario de esta evolución fue el de permitir a una
mayor cantidad de unidades combatientes, de participar de las informaciones de primera
mano, concernientes al campo de batalla.

Si se examina la Ley de Reorganización, frente al campo más amplio de la época de los


planes anteriores, no es difícil ver que, esta reorganización no fue de ninguna manera un
producto del azar, mas bien venía a punto, para responder a las exigencias naturales
planteadas por la época, frente a las relaciones antiguas del comando interfuerzas. Re-
combinando la autoridad, originalmente repartida entre las diferentes fuerzas, para crear las
bases de una autoridad suprema, que comandara con el fin de alcanzar ciertos objetivos
puntuales, hacía posible estar a la altura de cualquier situación, sin importar el tipo de
enfrentamiento armado. La adopción de la Ley de Reorganización en los Estados Unidos y
los efectos que ella produjo, en las Fuerzas Armadas Norteamericanas, ofrecen materia de
reflexión. Todo país que espere ganar una guerra en el siglo XXI, deberá inevitablemente
enfrentar esta escogencia: “reorganizarse” o ser derrotado, no habrá otro camino.

Ir más allá de la batalla aeroterrestre

En su origen, la batalla aeroterrestre era una estrategia, imaginada por las Fuerzas Armadas
Norteamericanas para obstruir la ruta a un enemigo, cuando las masas de tanques del Pacto
de Varsovia, se arrojaran bruscamente sobre las planicies de Europa. Los militares
deploraban sin embargo, no haber tenido jamás la ocasión de verificar su eficacia. La Guerra
del Golfo ofreció a ciertos oficiales de las fuerzas armadas norteamericana, llenos de
creatividad y de voluntad, la oportunidad de despejar la incógnita, en un teatro a lo grande.
Pero las condiciones reales del campo de batalla, fueron bastante diferentes de lo que habían
anticipado. La “Tormenta del Desierto” fue esencialmente una campaña toda “aire” sin
“tierra” que duró varios decenas de días y tuvieron, escasamente la posibilidad de utilizar “el
sable del desierto” que no sirvió sino en el último momento y en donde el famoso y

55
esplendido “gancho de izquierda” se aplicó, antes que todo hubiera terminado, en una
centena de horas solamente. La guerra terrestre no fue en absoluto el “bouquet” que esperaba
la Fuerza Terrestre, sino más bien un concierto interrumpido, después de la ejecución del
primer movimiento. (6) La predicción de Douhet según la cual “el campo de batalla aéreo
(será) el campo de batalla decisivo”, encontró aparentemente una confirmación tardía. Por
otra parte, todo lo que se produjo en el aire, por encima del golfo, sobrepasó de lejos las
previsiones de este partidario de la victoria del aire. Tanto en Kuwait, como en Irak, los
combates aéreos no reprodujeron los duelos caballerescos, que tenían por objeto asegurar la
supremacía en el aire; más bien fue una campaña aérea integrada, que asoció todas las
operaciones de combate, tales como el reconocimiento, la alerta, el bombardeo, el combate
próximo, las comunicaciones, los ataques electrónicos, el comando y el control y que incluyó
también la lucha por el espacio y por el ciber espacio.

En esta situación, los norteamericanos partidarios de la concepción del “combate


aeroterrestre” fueron mucho más lejos que el propio Douhet. A pesar de todo, les faltaran
varios años para comprender que, desde que uno apela a la teoría de las operaciones
integradas en el combate real, ella va más allá, mucho más lejos, por su amplitud de lo que se
había previsto inicialmente y recubre un vasto dominio que comprende la tierra, el mar, el
aire, el espacio sideral y el ciber espacio. Aún si todavía falta tiempo para asimilar los
resultados de la guerra del Golfo, esta guerra ya esta destinada a convertirse en el punto de
partida de la teoría del “combate omnidimensional” propuesto por la élite de las Fuerzas
Armadas Norteamericanas, cuando abran bruscamente los ojos.

El aspecto interesante del asunto es que, estimando que la toma de conciencia de las Fuerzas
Armadas Norteamericanas se hizo bastante tarde, esto no tiene en realidad ninguna
incidencia sobre la adquisición rápida de la clave necesaria para la comprensión del
“combate omnidimensional”, a saber el célebre “plan de ataque aéreo.” (7) Este plan que
alcanzaba hasta 300 páginas cada día, redactado conjuntamente por las Fuerzas Terrestres, la
Marina y la Aviación y que permitió a Schwarzkopf Comandante Supremo de las Fuerzas
Aliadas, salido de las fuerzas terrestres, dar órdenes a las fuerzas aliadas todas, fue el alma de
la campaña aérea. El seleccionaba cada día, los mejores blancos para el conjunto de la
aviación, conforme al plan de ataque operacional general. Cada día, más de mil aviones
aliados despegaban de la península arábica, de España, de Inglaterra y de Turquía y, a partir
del “plan de ataque aéreo”, concebido por computador, hacían los ataques aéreos interfuerzas
y transfronterizos, precisos y coordinados. Aún cuando a los ojos de la Marina, este
programa de comando estaba excesivamente “fijado sobre el eje de la aviación” lo que de
paso, condujo a la Marina a la acción mezquina de retener en Catimini, cierta cantidad de
aparatos, para utilizarlos cuando la ocasión de brillar se les ofreciera, aún así, esta nunca se
presentó, y permitió a fin de cuentas, organizar con éxito la campaña aérea más masiva y más
compleja de la historia de la guerra.

Además el “plan de ataque aéreo” proporcionaba también un modelo de comando


organizacional para todas las operaciones de combate ulteriores. Un “plan” representaba un
proyecto óptimo de combinación de fuerzas combatientes de diferentes armas y la
complejidad y el éxito de estas combinaciones transnacionales, demostró mejor que todo, su
excelencia. En este punto solamente, su alcance sobrepasaba ya largamente lo que habían
previsto los arquitectos de la teoría de la “batalla aeroterrestre”. Lo que equivale a decir que,
involuntariamente los soldados norteamericanos hicieron entrar al dios de la guerra, en un
campo virgen, donde el nunca había penetrado.

56
Quien es el rey de la guerra terrestre

Yamamoto Isoroku fue innegablemente el “prodigio” militar más innovador de su época; la


utilización de portaaviones, en el ataque sorpresa contra Pearl Harbor y la gran victoria que
alcanzó, representa su rasgo de genio, que plasmó en la historia del combate naval. Lo
incomprensible es que, este mismo Yamamoto, fue incapaz de captar la significación
histórica de su propia táctica creativa. Después de haber comandado la flota combinada que
asestó un golpe tan severo a la marina norteamericana, permaneció atado a la creencia de que
solo los navíos de guerra eran la fuerza decisiva en el mar, arrojando así la llave que le habría
abierto la puerta de la victoria y que, sin embargo estaba a su alcance en el océano pacífico.
Si la primera persona que comete un error, puede suscitar la piedad, la segunda que comete el
mismo error es simplemente de una increíble estupidez, en particular la persona que repite un
error, sin ser capaz de evitarlo mediante la previsión. Es lamentable que en la historia de la
guerra abunden ejemplos donde la reflexión viene después de la acción. Como Yamamoto en
su tiempo, mientras que las Fuerzas Terrestres Norteamericanas habían utilizado a los
helicópteros, para aplastar a las unidades blindadas Iraquíes, cuando el humo de las armas se
disipó, en función de lo que se cuenta, durante toda la guerra terrestre, apartando el combate
desesperado, librado por la división blindada “Medina” de la Guardia Republicana Iraquí,
cuando se encontró atrapada al sur de Basora, por el VII Cuerpo de Ejército Norteamericano,
no hubo, por así decir, ninguna batalla de tanques digna de este nombre.
De manera inexplicable, se regresó al nivel de reflexión anterior a la guerra y se hicieron a un
lado los helicópteros, que hubieran podido convertirse en los favoritos de la guerra. Los
norteamericanos, que evidentemente habían iniciado una nueva era en la Guerra Terrestre
utilizando los helicópteros, aumentaron los recursos para la investigación sobre otros
armamentos, especialmente los tanques, mientras que la única reducción de presupuesto se
hizo sobre los helicópteros. Bloqueados por sus métodos ya obsoletos, siguieron
considerando a los tanques, como el arma decisiva en la guerra terrestre del futuro. (8) Sin
embargo, desde la guerra de Vietnam, los helicópteros habían demostrado su eficacia en las
manos de los norteamericanos.
Poco después, la Unión Soviética demostró las cualidades excepcionales de los helicópteros,
en las regiones escarpadas de Afganistán, de la misma manera como los británicos, lo habían
hecho en el archipiélago de las Malvinas. El hecho, de que el adversario estaba
principalmente compuesto de guerrilleros y de infantería a pie, retardó en una veintena de
años, el desafío que representaban los helicópteros para los tanques. La Guerra del Golfo dio
a los helicópteros la oportunidad de demostrar de qué eran capaces. Esta vez, sin contar con
la unidad de helicópteros de las fuerzas aliadas, el Ejército Norteamericano desplegó en el
golfo 1.600 aparatos de diversos modelos. Esa cantidad es suficiente para constituir un
Ejército de Helicópteros. No obstante en ese momento, los norteamericanos que siempre se
han vanagloriado de su espíritu inventivo, no dieron prueba de ninguna originalidad, y como
los franceses, que durante la Segunda Guerra Mundial habían dispersado sus tanques y los
habían colocados entre las tropas de infantería, colocaron sus helicópteros al servicio de las
unidades mecanizadas, blindadas y otras tropas. Felizmente las acciones realizadas por estos
aparatos, que les dieron renombre después de la guerra, impidió que esta decisión les quitase
su prestancia real. Los norteamericanos en CNN daban loas a las ventajas de sus vedettes en
el campo de batalla tales como el Patriot, el F-117 y el misil Tomahawk, relegando fría e
injustamente a los helicópteros. (El Apache, que era el chuchu de los helicópteros obtenía
solo la nota de, pasable).

Apartando a las personas que tuvieron conocimiento del Reporte Final dirigido al congreso y
redactado por el Ministerio de la Defensa, después de la guerra, muy raros son los que se

57
recuerdan que fueron los helicópteros y no los -yo no se qué- de otras armas favoritas, los
que jugaron un rol de primer orden en la “Tormenta del desierto”. En los veinte minutos que
precedieron a los bombardeos, que debían durar más de un mes, y después de haber cumplido
muchas horas de vuelo rasante, los helicópteros MH-53J y AH-54, se dedicaron a la
destrucción preventiva de los radares de alerta iraquíes y con la ayuda de los misiles Helfire,
abrieron un pasaje seguro a las escuadrillas de bombarderos y demostraron la notable
capacidad de penetración de los helicópteros.
Esta plataforma volante, la más flexible del campo de batalla, cumplió además, una gran
cantidad de misiones de transporte y de reavituallamiento, de evacuación sanitaria, de
búsqueda y recuperación, de reconocimiento del campo de batalla y de contra medidas
electrónicas y, durante la batalla de Khafji, la fuerza principal, que bloqueo rápidamente y
terminó por rechazar el ejército iraquí, fueron los helicópteros. Durante esta guerra, fue la
“Operación Cobra” la que dejó verdaderamente, una profunda impresión y demostró el fuerte
potencial de los helicópteros. La 101 División Aeroportada utilizó más de 300 helicópteros
para cumplir la más larga operación “salto de pulga” de la historia de la guerra, instalando
una base operacional de vanguardia, con los “Cobras”, a más de cien kilómetros en el interior
del Irak. Enseguida, la 101 se pudo apoyar en esta base, para cortar la única vía del repliegue
de los soldados iraquíes dispersos detrás del valle del río Éufrates e interceptar las tropas
iraquíes que huían a lo largo de la ruta del dique Hamal. Fue, innegablemente la operación
táctica terrestre más extraordinaria de esta guerra. Permite afirmar que los helicópteros son
perfectamente capaces de conducir operaciones independientes, de gran envergadura.
Cuando las masas de soldados iraquíes salían corriendo de las fortificaciones destruidas por
los helicópteros y se arrodillaban para rendirse, eran reunidos por los pilotos de los
helicópteros, como una manada de bisontes, en las llanuras del oeste y la concepción según la
cual “solo la infantería puede como último recurso concluir una batalla” fue radicalmente
negada por estos “cowboy volantes”.

Por otra parte, en su origen, el proyecto sobre entendido para esta “operación salto de pulga”
realizada por los helicópteros, era solamente para proveer un apoyo a las unidades blindadas
que debían conducir la ofensiva principal; pero el éxito imprevisto de las unidades de
helicópteros condujo a revisar el plan, en vista de la evolución de la situación en el terreno.
Por esta razón, Schwarzkopf debió dar al VII Ejército la orden de atacar quince horas antes
de lo previsto. Aun cuando, bajo las órdenes del general Frank, la velocidad de progresión
del VII Cuerpo, a través del desierto, fue bastante más rápida que la de Guderian, que se hizo
célebre en su época por sus ataques relámpagos con tanques, lejos de mejorar su reputación,
gracias a este tipo de blitzkrieg, el general fue criticado por avanzar muy lentamente, paso a
paso, como una “vieja”. Después de la guerra, el general Frank refutó las críticas que
emanaban del Cuartel General Aliado en Riyad, argumentando que, el ejército iraquí tenía
todavía capacidad de combate. (9) En realidad, ni las críticas, ni el que las refutó, habían
captado la esencia del problema. La razón por la cual, la movilidad de los tanques
comandados por Frank fue criticada fue, precisamente por su comparación con los
helicópteros.
Hasta hoy, no hay ejemplo de combate que pruebe que los tanques de cualquier tipo, puedan
seguir el ritmo del combate de los helicópteros. De hecho no se trata nada más que de
movilidad. En todos los planes, el estatuto de los antiguos “reyes de la guerra terrestre” se
encuentra contradicho por los helicópteros. Los tanques deben sufrir constantemente, para
superar el coeficiente de fricción de la superficie de la tierra, mientras que el espacio de
combate del helicóptero, se encuentra al nivel de la cima de los árboles; se encuentran libres
de los obstáculos de la superficie, siendo su excelente movilidad suficiente para compensar la
vulnerabilidad de no tener blindaje pesado. Por otra parte, en tanto que plataforma de armas

58
móviles, su potencia de fuego, no tiene nada que envidiarle a la de los tanques y eso explica
la gran crisis que sufren, por primera vez los tanques, después que recibieron precisamente el
nombre de tanques, cuando ingresaron al campo de batalla. Lo que hace a los tanques todavía
más difíciles para gerenciar, es la energía requerida para organizar un asalto con un grupo
suficientemente importante, transportar una cierta cantidad de tanques, a una gran distancia,
hasta un teatro dado es todavía, hoy en día, un rompecabezas enorme, y los riesgos que se
corren son muy grandes: cuando los tanques se reúnen son extremadamente vulnerables a los
ataques preventivos. Comparados con los helicópteros, que excelen en desplegarse
ampliamente y en lanzar ataques sorpresas, los tanques reagrupados para realizar un ataque
convencional o dispersos para librar un combate de guerrillas, no representan ninguna
ventaja que valga la pena mencionar. De hecho, los tanques y los helicópteros son
antagonistas naturales, pero los primeros están lejos de ser rivales de los segundos. No
hablaremos de los helicópteros AH-64 que son verdaderos “asesinos de tanques”, sino de los
simples cobra AH-1, hoy obsoletos. Durante la Guerra del Golfo destruyeron hasta cien
tanques sin experimentar una sola pérdida. Frente a la potente capacidad de destruir de los
helicópteros ¿Quién podrá decir todavía, que los tanques representan la mejor arma contra los
tanques? (10)

Se afirma que el helicóptero es el verdadero liquidador de los tanques. Esta nueva vedette,
que ha ascendido progresivamente, por encima de las olas del golfo pérsico, está en vías de
proceder a su propio coronamiento, gracias a sus ilustres logros durante la Guerra del Golfo.
No hay ninguna duda de que es una cuestión de poco tiempo, que el helicóptero elimine al
tanque del campo de batalla, y antes de que “ganar una batalla terrestre desde el aire” deje de
ser un eslogan sensacional. Los Comandantes de las Fuerzas Terrestres están cada vez más
de acuerdo sobre este punto. Las nuevas nociones de “Ejército de tierra volante” y de “guerra
terrestre aérea volante” (donde el helicóptero es la principal arma de la batalla) formará
pronto parte de la jerga militar estándar y figurará en todos los diccionarios militares.

Otro jugador escondido detrás de la victoria

Si uno deja de lado el hecho, de que el presidente Bush, en tanto que Jefe de las Fuerzas
Armadas Norteamericanas, conocía perfectamente la hora del ataque, se puede decir que los
telespectadores de CNN del mundo entero y el Presidente norteamericano, fueron ubicados
prácticamente en el mismo teatro, en relación a lo que ellos vieron, en el mismo momento: el
espectáculo del comienzo de la guerra. En la era de la información, un Presidente no goza
verdaderamente de más privilegios que un ciudadano común. Es ahí donde la guerra
moderna, con sus exhibiciones en tiempo real o casi, que hace de la guerra, una escena de
televisión, que puede ser vista en directo por el gran público, es allí donde difiere de todas las
demás guerras del pasado. Los medios de comunicación social se han convertido así en un
elemento constitutivo de la guerra y no sirven, solamente para dar informaciones sobre el
campo de batalla.

Contrariamente a la transmisión, en directo de un match de la Copa Mundial de Fútbol, todo


lo que el público vio a debido pasar por el tamiz de la seguridad, en las oficinas de prensa,
instaladas en Dhahran y en Riyad, además de lo que estaba ya censurado por la perspectiva
subjetiva de los propios periodistas de televisión (los 1.300 periodistas enviados al frente,
conocían todos la existencia de las “Reglas revisadas relativas a las informaciones sobre la
guerra del golfo”), que fueron publicadas por el pentágono, aún cuando cada, uno medía en
su interior, lo que creía que podía ser mostrado o no. El medio militar norteamericano y los
medios de comunicación social, tuvieron la oportunidad de obtener muchas enseñanzas de la

59
guerra de Vietnam, donde la discordia entre las dos instancias era tan viva. Esta vez, las
agencias de prensa y los militares se entendieron de maravilla. Una cifra permite ilustrar este
hecho. De los 1.300 reportajes difundidos cada día durante toda la duración de la guerra, solo
cinco fueron enviados a Washington para examen; cuatro obtuvieron una autorización en las
horas que siguieron y el quinto fue anulado por el mismo organismo de prensa. Con la ayuda
concertada de los periodistas, los Comandantes Operacionales tuvieron éxito en influir en la
visión que se dio al mundo entero de la guerra, mostrando a los telespectadores todo lo que
los militares querían que se les mostrara y prohibiéndoles o impidiéndoles ver, lo que ellos
querían ocultar.
La prensa norteamericana abandonó como un solo hombre, la imparcialidad de la cual se
sienten tan orgullosos, para sumarse con entusiasmo al campo anti-iraquí y se entendió con
los militares norteamericanos. Como en un dúo cómico, lograron tácita y eficazmente, la
misma versión de la guerra. La fuerza mediática y las fuerzas armadas aliadas formaron una
coalición en el ataque contra Irak. (11) Poco después que Irak invadió a Kuwait, aparecieron
rápidamente reportajes en los diversos medios, sobre el desembarco ininterrumpido de una
fuerza norteamericana en Arabia Saudita, lo que hizo retroceder al Ejército Iraquí a la
frontera koweitosaudiana, creando, sin remordimiento, las condiciones necesarias a una
acción de bloqueo. La noche anterior al debut de la operación “Tormenta del Desierto”, los
medios occidentales, pregonaron la noticia del cruce del canal de Suez por una flota
americana de portaaviones, noticia que sembró la confusión en Saddam Husein y le hizo
creer, al riesgo de una catástrofe, que las fuerzas norteamericanas no se habían desplegado
todavía. Igualmente, ninguna de las llamadas, armas de alta tecnología, enviadas para servir
en el golfo, hubieran parecido tan horrorosas como se creyó sin un “embellecimiento” por los
medios.
Después de 98 conferencias de prensa, organizadas a lo largo de la guerra, los telespectadores
pudieron ver imágenes de misiles de precisión, penetrando por los conductos de ventilación
de los inmuebles antes de explotar. Los Patriots interceptando a los scud y numerosos
reportajes que produjeron una profunda impresión. Todo esto causó un shock visual intenso
en el mundo entero e incluso en Irak, y es de estas imágenes, que nació el mito de la potencia
excepcional de las armas fabricadas en los Estados Unidos y la certeza de que “Irak debía
perder y los Estados Unidos ganar”. De toda evidencia, los medios ayudaron enormemente a
los norteamericanos. Se podría decir que voluntariamente o no, las Fuerzas Armadas
Norteamericanas y los medios occidentales, se asociaron para amarrar la soga con la cual, el
Irak de Saddam Husein iba a ser colgado. En el “resumen” operacional que fue escrito
después de la guerra, los norteamericanos hicieron bastantes esfuerzos por dar la impresión
de que “la fuerza de los reportajes de los medios, habían creado un efecto dinámico sobre la
dirección estratégica y la amplitud de las operaciones militares”. En cuanto al Reglamento de
Campaña ME-100-6 “Operación de Información” recientemente publicado, los
norteamericanos van a hacer, de la guerra del golfo un ejemplo de guerra de información.
Aparentemente en todas las guerras futuras, aparte de los recursos básicos que son los
ataques militares, los medios de comunicación social intervendrán cada vez más, en tanto que
actores de la guerra, en un rol comparable a los ataques militares.

Contrariamente a la propaganda del campo de batalla, fuertemente teñida de subjetividad y


fácilmente rechazada por el adversario y por las personas neutrales, porque estaban
hábilmente maquilladas, en resumen, el impacto de los medios, discretos, es difícil de
evaluar. De la misma forma que las fuerzas aliadas, conducidas por los norteamericanos,
privaron a Irak de sus derechos de hablar militarmente, la fuerza de los medios de
comunicación occidentales, les privó de sus derechos de hablar y de defenderse y más aún,
de sus derechos a la simpatía o al apoyo. Comparada con la débil voz de la propaganda

60
iraquí, que desdeñaba Bush apelando a la imagen de un “gran diablo” culpable de todos los
pecados del mundo, la imagen de Saddam Husein, agresor y profundamente belicoso, fue
presentada con una exageración mucho más convincente. Fue precisamente la fuerza parcial
de los medios, asociados a la fuerza parcial de las fuerzas armadas, la que asestó a Irak un
“izquierda-derecha” militar y moral, que selló la derrota de Saddam Husein.

No obstante, los medios de comunicación permanecen siempre como un arma de propaganda


a doble vía. Esto quiere decir que, aun cuando va dirigida en contra del enemigo, puede al
mismo tiempo convertirse en una espada acerada, dirigida contra su propio campo. Según las
informaciones divulgadas después de la guerra, la razón por la cual la guerra terrestre, se
paró bruscamente a las cien horas, fue que el Presidente Bush, influido por la evaluación
apresurada del desarrollo del combate, anunciado a la televisión por el oficial encargado de
las declaraciones a la prensa, en el terreno, lo llevó a tomar personalmente una decisión
sumamente imprevista, que “recortó radicalmente el tiempo entre la toma de decisión
estratégica y la detención de la guerra”. (12) Por este hecho, Saddam Husein, que tenia los
días contados, escapó a una muerte cierta y dejó a Clinton, que asumió el poder después de
Bush, la tarea de ejecutar una serie de “golpes de trueno del desierto” que finalmente no
explotaron nunca.

El impacto de los medios sobre la guerra será cada vez más habitual y cada vez más directo,
al punto que, aun una decisión tan importante tomada por el Presidente de una superpotencia
como los Estados Unidos, de parar el combate, resulta, en una gran medida, de la reacción a
una simple emisión de televisión. Este ejemplo da una buena percepción de la importancia de
los medios de comunicación en la vida social actual. Se podría afirmar, sin exagerar, que un
rey sin corona se ha convertido en la fuerza principal, capaz de ganar cualquier guerra.
Después que la “Tormenta del desierto” ha barrido el golfo, no es posible ganar una guerra
sin hacer intervenir la fuerza de los medios de comunicación social.

Un fruto de múltiples facetas

La “tormenta del desierto”, guerra caracterizada por la integración de las tecnologías, que ha
cerrado la época antigua y ha inaugurado una nueva, es un clásico que puede aclarar, en
todos los campos, a los militares de todos los países.

Todo individuo a quien le interese el análisis de las cuestiones militares, podrá siempre sacar
alguna luz o lección de esta guerra, cualquiera que sea el aspecto que investigue. Es sobre
esta base, que comparamos esta guerra, rica en múltiples sentidos, por la experiencia y por
las esperanzas, a un fruto de múltiples facetas. Lo que es más importante, las vistas en corte
de este fruto, están lejos de limitarse a lo que ya hemos planteado y basta con aproximarse a
este fruto, con un espíritu agudo, para descubrir cada vez un nuevo aspecto, en un corte
imprevisto.

En la ocasión en que, con una indignación legítima, el Presidente Bush se dirigió a los
Estados Unidos y al mundo entero, en relación a la responsabilidad moral que se tenía en
relación a Kuwait, ningún economista responsable, habría podido predecir, que para cubrir
los gastos militares de esta guerra los Estados Unidos propondrían un programa de
“repartición de responsabilidades” con un “reparto del costo de la guerra a partes iguales”,
inaugurando así una nueva forma de repartición de costos en una guerra internacional, que
uno puede resumir en la fórmula “combatir juntos, compartir los gastos”. Sin ser un hombre
de negocios, uno esta obligado a descubrir el espíritu de Wall Street. (13)

61
La guerra psicológica no tiene nada de original en materia táctica, pero la “Tormenta del
desierto” hizo acto de creatividad a este nivel. Después de lanzar una bomba extremadamente
potente, los aviones dejaban caer folletos de propaganda, advirtiendo a los soldados iraquíes
que temblaban en sus botas, a algunos kilómetros de allí, el mensaje contentivo de “la
próxima será para ti”. Esta simple medida fue suficiente para provocar el derrumbe de
divisiones iraquíes enteras. Un general iraquí, detenido en un campo de prisioneros de guerra,
reconoció que el impacto de la guerra psicológica sobre la moral de las tropas, venía justo
después de los bombardeos de las fuerzas aliadas. (14)
Cuando la guerra explotó, los norteamericanos consideraron, ellos mismos que el A-10 era
un avión de ataque a tierra, obsoleto. Después de haber formado lo que se llamó una “unión
mortal” con el helicóptero Apache y eliminado una gran cantidad de tanques iraquíes, logró
superar su propia eliminación, al punto de convertirse en una de las numerosas y
verdaderamente sorprendentes, vedettes del aire. Asociando un arma que no tenía nada de
moderna a otras armas, se logró así obtener resultados milagrosos como este y la concepción
y el empleo de estas armas, ha podido ser una suerte de inspiración difícil de resumir en
pocas palabras.
En lo que se refiere al general Mac Peak, que fue nombrado Jefe del Estado Mayor del
Ejército del Aire en forma apresurada, poco antes del inicio de las hostilidades, fue durante la
guerra misma, que dejó la marca de sus dientes en este fruto. Logró un éxito al realizar su
sueño de derribar las barreras entre las fuerzas aéreas estratégicas y las tácticas, con el objeto
de crear escuadrones mixtos y aplicar, después de la guerra la formula “menos siete + cuatro”
y realizar la reforma más original en la estructura de comando de toda la historia del Ejército
del Aire. Así, después de haber suprimido los siete comandos estratégicos, tácticos, de
transporte, logístico, de sistemas, de comunicaciones, y de la seguridad del ejército del aire,
los distribuyó en cuatro comandos: combate aéreo, movilidad, material e informaciones. (15)
Sin la Guerra del Golfo es difícil imaginar cómo los colegas del general Mac Peak hubieran
podido innovar de una manera tan ruda. (16)En cuanto a los que hemos permanecido
externos a esta guerra, obviamente tenemos menos posibilidades de obtener las revelaciones
y de extraer las lecciones, cualquiera que éstas sean.

Si se extrema el razonamiento, se podrían distinguir una gran cantidad de facetas de este


fruto, pero no todas se podrían señalar u obviar. A decir verdad, sus defectos y sus aspectos
dudosos, son tan numerosos como sus ventajas. Como sea, esto no nos conduce a tratarlo con
desconfianza. Aún si esta guerra, rica en significados no puede todavía ser considerada como
una enciclopedia de la guerra moderna, al menos nos ha provisto de respuestas completas
sobre el tema. En el fondo, después de la aparición masiva de las armas de alta tecnología
nuevas, este ha sido el primer campo de experimentación concentrado, a partir del cual se ha
operado una revolución en el pensamiento militar. Este solo punto es suficiente para
asegurarle el puesto de un clásico de la historia de la guerra y a proveer a nuestra reflexión de
un terreno enteramente nuevo.

NOTAS

1) Ver “The Gulf War – Final Report of the Department of Defence to Congress”
“Defence in the New Age: Experience and Lessons from the Gulf War” y otros
trabajos de investigación.
2) El primer capítulo (“A Unique War”) del informe de investigación “Military
Experiences and Lessons of the Gulf War” publicado por el US Center for Strategic
and International Studies afirma: “De hecho, el carácter excepcional de la guerra del

62
golfo nos impide en gran medida de sacar lecciones… en realidad la amplitud de
experiencias importantes, a largo plazo, que se pueden extraer de la guerra del golfo
es de gran magnitud.” (La Guerra del Golfo). Vol. II Junshi kexue ed. 1992. difusión
interna, pp. 55
3) La alianza anti Saddam Hussein del mundo árabe estaba centrada en torno a Arabia
Saudita, Egipto y Siria. Según el General Khalid, Jefe de Estado Mayor de las
Fuerzas Aliadas durante la “Tormenta del Desierto” Irak representaba una enorme
amenaza para estos países, de modo que “ellos no tenían otra opción que solicitar la
ayuda de fuerzas amigas, en particular de los Estados Unidos” (Ver Shamo yongshi,
“Guerrero del Desierto” Junshi yiwen ed. Pág. 227). Los norteamericanos le
concedían una gran importancia a la alianza. (Para mas detalles ver “Anexos al
Informe Final del Ministerio de la Defensa al Congreso” nº 9. (Construcción de la
alianza, Coordinación y Combate)
4) El capitulo II (“US Military Reliance”) del informe “Military Experience and Lessons
of the Gulf War” (op. cit.) explica que: “Esta guerra ha demostrado sin ninguna duda
que, tanto desde el punto de vista político como en lo relativo al apoyo logístico, que
las FA norteamericanas deben contar con países amigos y países aliados. Sin la ayuda
considerable de los otros países los Estados Unidos carecen de los medios para
montar una vasta operación de urgencia. Fuera de pequeñas operaciones, la opción de
ir solo es impracticable y todas las decisiones diplomáticas y de defensa deben
basarse en esta idea.
5) Los informes de investigación sobre la guerra del golfo emitidos para la Cámara de
Representantes por L. Aspin y W. Dickinson resalta los grandes beneficios de la ley
Goldwater-Nichols de reorganización del Ministerio de la Defensa; uno lee que “esta
ley ha permitido asegurar que los tres ejércitos se unieran para ejecutar la misma
guerra” El informe cita igualmente las declaraciones del Ministro Cheney, declarando
que esta ley “es el acto legislativo que ha tenido los mayores efectos sobre el
Ministerio de la Defensa, después de la ley de Seguridad Nacional” Los generales
también resaltaron los beneficios. El Almirante Owen, antiguo vicepresidente del
Estado Mayor Conjunto declaro que “la ley Goldwater-Nichols, una de las tres
grandes revoluciones en los asuntos militares de los Estados Unidos” y que “esta ley
ha estipulado que en todos los conflictos, el combate sería ejecutado por una fuerza
conjunta y ella también ha clarificado la decisión de que los Jefes de Estado Mayor de
las diferentes fuerzas no serían mas los responsables de ejecutar los combates. Los
responsables de los combates son los cinco Comandantes en Jefe de los Teatros”
(Boletín de la Universidad de la Defensa Nacional. Nº 11. 1998, pp. 46-47 y Asuntos
militares modernos. Nº 12. 1998, pp.24)
6) El General Merill McPeak que era Jefe de Estado Mayor del Ejercito del Aire durante
la guerra del golfo, ha declarado que esta fue “una guerra que implicó el uso masivo
de la potencia aérea y fue una victoria alcanzada por la aviación norteamericana y
multinacional” y “fue la primera guerra de la historia donde la potencia aérea derrotó
a las fuerzas terrestres” (Air Force Journal. Mayo 1991). En una declaración anterior
a la guerra su predecesor, Michael J. Dugan afirmaba que “la única forma de evitar
las grandes efusiones de sangre en una guerra terrestre es utilizar la aviación.” Aún
cuando Dugan fue acusado de abuso de autoridad y despedido, no se había
equivocado en esta afirmación.
7) El informe del Ministerio de la Defensa, igual que el de Aspin al Congreso aprecia
altamente “el orden en la intervención de la aviación” que “permite organizar una
batalla aérea integral y planificada con precisión”

63
8) Según las previsiones de los especialistas militares rusos y occidentales “hoy la
duración de la vida útil de un tanque, como blanco individual en un campo de batalla
no excede de dos a tres minutos y su vida útil al descubierto como parte de una
compañía o batallón de tanques, de 30 a 50 minutos” A pesar de estos tiempos de
estimación de expertos, la mayoría de los países continúan utilizando los tanques
como arma principal. (“Soldado.” En ruso, Nº 2, 1996). En un artículo intitulado “The
Future of the Armored Warfare”, Ralph Peters declara que “los tanques volantes son
una herramienta que los soldados piden desde hace mucho tiempo, pero si se toma en
consideración el uso racional del combustible y los factores sicológicos durante el
combate, tendremos todavía necesidad de sistemas terrestres en el futuro. Cuando
vemos que los helicópteros de ataque forman ya una concentración de diferentes tipos
de ataques blindados volantes, pensamos que efectivamente pueden venir a
complementar a los vehículos blindados pero no a reemplazarlos”. (Parameters, otoño
1997)
9) “Into the Storm: A Study in Comand” es un libro que el General Franks ha escrito
después de su pase al retiro. Allí señala que la velocidad a la que el VII Cuerpo
atravesó el desierto no era un error y que las críticas de Riyad no eran
razonables”(Ver “Army Times” Nº 18, agosto 1997)
10) Ver “Appendix to the Final Report of the Department of Defence to Congress,”
pp.522
11) Ibíd., Section 19 “News Report”
12) La sección “Guerra de la información” del Manual de Campaña del Ejercito de
Tierra Norteamericano FM-100-6 revela los detalles de este episodio dramático (ver
pág. 68-69). Las escenas televisadas de “la autopista de la muerte” tuvieron un fuerte
efecto sobre la finalización rápida de la guerra.(“Joint Force Quarterly,” otoño
invierno 1997-1998)
13) La sección 16 del “Appendix to the Final Report of the Department of Defence to
Congress,” presenta un debate sobre la “responsabilidad compartida.” Al contrario de
la opinión general, la razón principal de los norteamericanos de compartir los gastos
de la guerra con los países aliados, no residía en el factor económico, sino en
consideraciones de orden político. En su “21st Century Rivalries,” Lester Thurow
afirma que, en lo que concierne a los 61 millardos de dólares que costo la guerra,
“comparado con el presupuesto anual de la defensa de seis trillones de dólares, esa
cifra apenas vale la pena mencionarla. La razón por la cual ellos querían que los
países que no habían mandado tropas para combatir suministrasen un apoyo
financiero apuntaba únicamente a convencer la opinión publica norteamericana que
esta guerra no era conducida por los Estados Unidos únicamente sino que era una
operación conjunta.
14) En la revista “Special Operations” el Comandante Jack Sam examina las
circunstancias de la guerra sicológica conducida por el 4º Psyops Grup durante la
guerra del golfo (ver el Nº de octubre de 1992). En el número de diciembre 1991 del
“Journal of Eastern Europe and Middle Eastern Military Affairs” se lee también un
articulo consagrado a la guerra sicológica durante la guerra del golfo.
15) El Jefe de Estado Mayor del Ejercito del Aire. McPeak era favorable al empleo de
“escuadrillas mixtas” constituidas por aviones de varios tipos para reemplazar a las
escuadrillas formadas por un tipo único. El declaró que “si debimos proceder de
manera diferente en Arabia Saudita, hoy no utilizaríamos más escuadrillas de 72 F-16
sino aviones de ataque, cazadores de defensa aérea, aviones de ocultamiento
operando fuera de la zona de defensa aérea de “Wild Weasels” y de aviones de

64
reavitallamiento en vuelo. Esta táctica podría ser útil en caso de conflicto armado en
cualquier región del mundo.
16) El Ministro del Aire Donald Rice ha estimado que “la guerra del golfo ha demostrado
este punto de manera remarcable: la potencia aérea puede dar la más grande
contribución en la planificación y la ejecución, unificadas y integradas de las
operaciones de combate.” El General Michael Lowe, Comandante en Jefe del
Comando Aéreo Táctico ha resaltado que “el empleo de las diversas terminologías
como “táctica” y “estrategia” para delimitar los tipos y las misiones de los aviones
dificulta de desarrollo de la potencia aérea y ha llegado el momento de realizar las
reformas organizacionales y estructurales.” (Ver “Teoría de la Base Aeroespacial del
Ejercito del Aire norteamericano.” AFM1-1, pp328. nota 8). El Jefe de Estado Mayor
Adjunto para los programas de operaciones, Jenny V. Adams ha reconocido que la
lección a extraer de la guerra del golfo era “modificar y no revisar nuestros
reglamentos de combate.” El Jefe de Estado Mayor Adjunto del Ejercito del Aire para
la Política y la Ingeniería, Henry Richelor, ha aprobado también la ejecución de
reformas que apuntan a reducir la debilidad de los lazos de la zona de apoyo. Ver
Jane´s Defence Weekly, 9 marzo de 1991

65
CAPITULO IV

Que han descubierto los norteamericanos “tanteando al elefante”

“El combate aéreo fue el factor determinante de la victoria en la


guerra contra Irak (…) las armas de alta tecnología fueron utilizadas
eficazmente; no solamente ellas son la razón clave de los notables
combates conducidos por las tropas aéreas y terrestres sino que ellas
explican también porque los ejércitos aliados tuvieron pérdidas tan
minúsculas”

L. Aspen

Si la historia militar puede ser comparada a una operación de cacería, la guerra del golfo fue
para los Estados Unidos, la presa más grande después de decenas de años. Apenas la guerra
terminaba, los militares norteamericanos, los parlamentarios y los diversos organismos
civiles se dedicaron, partiendo de diferentes puntos de vista, a un examen detallado de esta
presa. Los resultados de estos informes, publicados y cada una de las medidas tomadas
enseguida por las Fuerzas Armadas Norteamericanas, son impresionantes. Además, este
examen es extremadamente precioso para los ejércitos y para los soldados del mundo entero
y ameritan que nos aboquemos a él sin más demora. Las investigaciones conducidas por los
norteamericanos que aprecio enormemente, tienen forzosamente puntos teóricos ciegos y
errores de razonamiento, causados por su fibra nacionalista y en particular, por los fuertes
prejuicios de casta que reinan desde hace mucho tiempo entre sus diferentes fuerzas. A tal
punto que, la investigación sobre una guerra grandiosa, se ha transformado en un tanteo
parecido al de los ciegos, que tanteaban el elefante. El tema exige en consecuencia un
minucioso re-examen de nuestra parte. Esta situación no debería servir, por otra parte de
pretexto para negar el valor de estas investigaciones. Pero en fin ¿Que han descubierto los
norteamericanos palpando a este paquidermo?, Miremos de cerca, antes de pronunciarnos.

La mano extendida bajo la “barrera de las rivalidades interfuerzas”

No solamente la barrera existente, entre las Fuerzas Terrestres y la Marina Norteamericana


después de la guerra de secesión, no ha desaparecido después de la creación del Ejército del
Aire, sino que, se ha transformado por el contrario en una barrera que separa las tres Fuerzas.
Como una enfermedad histórica crónica, ella constituye un verdadero rompecabezas, tanto
para el Presidente, como para el Pentágono. Aun si la eficaz “ley de Reorganización” se
aplicó durante la Guerra del Golfo su rol, fue mas que todo, crear un precedente para
encontrar una solución provisoria, frente a un obstáculo invisible, una formula milagro para
resolver el problema de raíz. Después que las cosas se calmaron y que las Fuerzas regresaron
a su casa, las puertas se cerraron, y cada quien continuó actuando por su cuenta. Sin embargo
los oficiales superiores de las tres Fuerzas no son un amasijo de cretinos obstinados. Si el
desarrollo y el resultado de la Guerra del Golfo, que sobrepasó todo lo esperado, sacudió al
mundo entero, también sacudió a los decisores de la “Tormenta del desierto”.
El sentimiento de desarraigo que produjo la desaparición de un adversario, al momento de la
desintegración de la Unión Soviética y, la voluntad firme de crear un nuevo orden mundial,
dirigido por los Estados Unidos, hicieron sentir plenamente, a los dirigentes de las Fuerzas, la
urgencia de una reforma, aun si no estaban dispuestos a abandonar sus prejuicios. Si se
analizan las diferentes reglas de combate de los años 90, todas sin excepción tienen como

66
punto de partida, las numerosas experiencias y las lecciones recientes extraídas de la Guerra
del Golfo. De la misma forma que cada quien ve el mediodía en su puerta, lo que se
desarrolló frente a los ojos de las tres Fuerzas de la Armada Norteamericana, fueron tres
Guerras de Golfo diferentes. En el transcurso de esta guerra, que no fue la última de una
época revuelta, pero ha sido la guerra inaugural de los tiempos modernos, cada una de las tres
Fuerzas se aferró a sus posiciones y se esforzó en encontrar los argumentos mas convincentes
para su propia Fuerza, sin comprender que la mano que salía de detrás de la barrera que
aislaba a cada Fuerza, no conocería jamás al elefante, que fue la Guerra del Golfo.

El general Sullivan tanteó lo que podría haber sido una de las piernas arrugadas del elefante.
Aun cuando, a los ojos de este oficial, que al momento de la Guerra del Golfo, era Jefe de
Estado Mayor Adjunto de las Fuerzas Terrestres y que no se transformó en Jefe de Estado
Mayor, sino algunos meses más tarde, al final de las hostilidades, el servicio que prestó el
Ejército de Tierra durante la “Tormenta del desierto” no fue sin mérito, aunque no tuvo nada
de excepcional. Comparado con el rol de vedette que jugó la Fuerza Aérea combatiendo
durante 38 días y haciendo un bombardeo demencial, los cuatro días de guerra terrestre,
durante los cuales el Ejército de Tierra barrió los obstáculos, no fueron suficientes para darle
a su Fuerza la gloria que esperaba. Como oficial que conocía al Ejército Norteamericano,
como la palma de su mano, el sabía mejor que cualquiera, cual era el nudo del problema
relativo a las tres Fuerzas venerables, al momento de esta guerra que habría de marcar época.

Si el prestigio del Ejército de Tierra estaba en su apogeo cuando recibió su cargo para la
operación “Tormenta del desierto”, y si esta Fuerza se había convertido en una Fuerza militar
aún superior, a pesar de que ya no tenían rival con el declinar del Ejército Soviético, lo que
no era secreto para nadie, el expresó con gran claridad una inquietud profética para los
alistados. Su principal temor era que, con la caída de repente de la tensión de la guerra fría, la
estructura del Ejército de Tierra diese signos de envejecimiento y que los políticos,
presionados de obtener los dividendos de la paz, impidieran a este ejército franquear el límite
del siglo XXI y mantener su preeminencia entre los ejércitos del mundo. El único medio de
renovarle la vida, era hacerle beber un potente remedio y hacerle sufrir un remodelaje
completo. Con este objetivo presentó diversos proyectos de construcción de una “Fuerza de
Tierra del siglo XXI” totalmente nueva, donde cada elemento, “desde los abrigos
subterráneos, hasta las empresas” sería reformado. (1) A fin de reducir al máximo, los efectos
de las prácticas burocráticas perniciosas en los diversos escalones, comenzó por crear una
“Fuerza de Intervención y de Maniobra de Luisiana” de 1.100 efectivos, bajo su comando
directo y se apoyó en la experiencia y en las lecciones obtenidas de la Guerra del Golfo, para
modelar esta fuerza especial, a menudo llamada, “fuerza digitalizada”. Además se aprovechó
del éxito de una experiencia de reemplazar un grueso efectivo, por un efectivo reducido, pero
suficientemente eficaz, para conducir al Ejército de Tierra a los límites de la Guerra de la
Información, colocándolo de un solo golpe a la vanguardia de las demás fuerzas armadas.
Simultáneamente condujo el Ejército de Tierra sobre una vía, es cierto, rudamente,
innovadora, pero con perspectivas difíciles de prever.

Durante todo este proceso, lo que él no capto claramente, fue que procediendo a una reforma,
no importa lo seductora como fuese, no debía haber hecho abstracción de las motivaciones
egoístas de la cada una de las otras Fuerzas. La parte de la torta, reservada a los gastos
militares había disminuido hacía algunos diez años y la parte prevista para las Fuerzas
Terrestres, seguía siendo más importantes que las de las otras Fuerzas.
El sucesor del general Sullivan, el general Reimer conocía bien su trabajo y profundizó las
reformas sobre la base de los planes establecidos por su predecesor. (2) Cada uno sabía, que

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la creación de una fuerza digitalizada traería como consecuencia gastos gigantescos y fue ahí
donde Sullivan y Reimer demostraron una gran habilidad y sacaron provecho del hecho que,
gastar más dinero permite precisamente, solicitar más. De “El ejército de Tierra del siglo
XXI” a “El Ejército de Tierra, después del 2010” hasta “el Ejército de Tierra del Futuro”, es
decir, dos pasos para subir tres escalones, utilizaron como cebo, objetivos de desarrollo, muy
convincentes y obtuvieron, con el apoyo del Capitolio, un aumento de los gastos militares,
para construir este Ejército de Tierra. En cuanto a los políticos, totalmente ignorantes de las
cuestiones militares, que no habían llegado a nuevas conclusiones y no habían encontrado
nuevos métodos para imponer su punto de vista a los militares, temían más que todo a
parecer ridículos y ninguno de ellos se atrevió a hablar libremente, frente de un hombre que
podría ser el próximo Presidente. En fin, cualquiera que sea el tumulto causado por el
“Ejército digitalizado”, el momento en que se tome una decisión final sobre la validez de este
proyecto es una cuestión muy lejana. Si uno se atiene al método estándar del Ejército de
Tierra Norteamericano, en donde el ciclo de compra de un nuevo armamento va, de la
necesidad expresada por los militares, hasta los estudios y la fabricación por el sector
industrial, después por los ensayos del Ejército, uno se da cuenta que este es un proceso que
puede tomar unos diez años. Además, los dos ritmos incompatibles la “ley de los 18 meses
para el desarrollo de un computador” y la “regla de los sesenta días” para la tecnología de
redes, hace muy difícil para la “Fuerza digitalizada” la concepción de una técnica y la
creación de una Fuerza militar. Por esto, obligados a adoptar continuamente nuevas técnicas,
el Comandante del Ejército se encuentra encaramado en un verdadero trompo y, en estas
rondas desgastantes para intentar hacerle frente, es imposible saber a qué santo
encomendarse y finalmente no se hace nada. (3) Sobre este solo punto, querer ligar la suerte
de una Fuerza (el Ejército de Tierra) a la popularidad de un cierto tipo de técnica -proyecto
rudo y de vanguardia- no es verdaderamente el medio más idóneo para el desarrollo del
Ejército del futuro. Además, ¿quien podría afirmar con certeza, que en las guerras futuras,
estos pesados gastos no se conviertan en una “línea Maginot electrónica” cuya vulnerabilidad
vendrá precisamente de un gasto excesivo, por referencia a una técnica única? (4)

En lo que concierne al Ejército del Aire, el general Dugan, que fue su portavoz, fue relevado
de su cargo y fue un general del Ejército de Tierra, el que comando las Fuerzas Aéreas
durante la “Tormenta del desierto”, lo que no les impidió a los dos, de convertirse en los
grandes triunfadores de la Guerra del Golfo. (5) El principio fundamental del Ejército del
Aire, “alargamiento mundial y potencia mundial”, fue por primera vez sometido a una prueba
de fuego. El Ejército del Aire fue la Fuerza que, sola cumplió las misiones estratégicas y
ofensivas, planificadas en todos los frentes. Se puede decir que la Fuerza Aérea nunca tuvo
una posición de potencia tan marcada. (6) Esta situación incitó al general Mac Peak,
estimulado por sus éxitos, así como a su sucesor, a ir un poco más lejos. Los dos estimaron
que una sola victoria sería suficiente para mantener el primer rol, en el seno de las tres
Fuerzas Armadas. El Ejército del Aire, creado hace cincuenta años, a partir de una cuota
tomada al Ejército de Tierra, no es mas el pariente pobre, -las alas, lo habían de repente
elevado, hasta que tocó al elefante en el golfo-.
Aun cuando los Jefes de Estado Mayor del Ejército del Aire y del Ejército de Tierra,
Fogleman y Reimer mantenían el mismo estado de espíritu y habían vivido la Guerra del
Golfo “las dos Fuerzas tenían una buena comprensión de las operaciones en tiempo de guerra
para el siglo XXI”, las relaciones entre el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire se tensaron
cuando los dos Ejércitos trataron de concretar y poner en práctica las enseñanzas de la Guerra
del Golfo. (7) La razón es muy simple: ni el Ejército del Aire cuyas alas se habían hecho más
largas y potentes, ni el Ejército de Tierra, que se consideraba como la autoridad suprema
sobre la tierra estaban dispuestas a abandonar al otro, el derecho de controlar el Comando

68
Operacional. Esta rivalidad entre las dos Fuerzas, donde aquellos que se aferraban a su punto
de vista, se veían justificados a hacerlo, pero descubrían, después de haber superado sus
dificultades y sus diferencias, como eran de perjudiciales, hizo que cada reunión entre los
jefes, destinadas a organizar estas Fuerzas Unificadas, se convirtieran en una pura
formalidad, que no arregló ningún problema y que impidió aprovechar eficazmente las
numerosas enseñanzas de la Guerra del Golfo. Basta con dar una mirada a los planes y a las
reglamentaciones sucesivas, publicadas por las dos Fuerzas, después de la guerra, para darse
cuenta de eso.
Lo que es necesario ver bien es que, después de la guerra, el Ejército del Aire no se contentó
evidentemente, con participar en la lucha de poder con las otras dos Fuerzas. Extrayendo
lecciones positivas de sus campañas ofensivas, -el objetivo principal de la “Tormenta del
desierto” los jefes del Ejército del Aire, organizaron todas sus tropas de combate en
escuadrones mixtos, conforme a los modelos que ya habían probado. Luego utilizaron el
método “menos siete + cuatro” para reorganizar completamente el mecanismo de comando
del Ejército del Aire, completo. Ellos se encuentran actualmente probando la formación de
un Cuerpo Expedicionario del Ejército del Aire, capaz de alcanzar, no importa qué zona del
mundo, en 48 horas y de conservar su capacidad de combate, durante toda la duración de una
crisis o de un conflicto. El Ejército del Aire, que ha mostrado siempre un gran entusiasmo
por la guerra electrónica y aun por la guerra informática, fue la primera en crear un Centro
para la Guerra Informática, antes que el mismo Sullivan, no creara su Fuerza digitalizada.
Estas medidas están ligadas directamente a los resultados de la Guerra del Golfo. Lo que es
lamentable, es que una tentativa de tanto provecho, no haya tenido éxito en derribar las
fronteras entre las Fuerzas de los Estados Unidos, trayendo como consecuencia que el
antiguo llamado a “las operaciones combinadas interfuerzas” haya quedado como una simple
palabra vacía, tanto como antes. Sin embargo esto no impidió a los generales del Ejército del
Aire a seguir el ejemplo de sus colegas del Ejército de Tierra y a utilizar los cambios
positivos en el seno de cada Fuerza y las lucha positivas en el exterior como, dos ruedas
motrices para hacer avanzar sus propios intereses. Una Fuerza rígida, sin nuevos proyectos,
es incapaz de obtener un céntimo de la escarcela de parlamentarios encargados de la
asignación de los presupuestos reservados a las Fuerzas. A este respecto, el Ejército del Aire
tiene su pequeño método de cálculo personal. (8) En la lucha cada vez más viva de estas
Fuerzas, por la atribución de los presupuestos, los sistemas de Armas Espaciales, son un
medio poderoso para que el Ejército del Aire obtenga recursos. Aun si el proyecto de “Guerra
de las galaxias” propuesto por el presidente Reagan apareció como un “bluff” y si dos
presidentes más tarde, no presenta ninguna capacidad de combate, el entusiasmo de los
norteamericanos, por la construcción de una verdadera Fuerza de Combate en el espacio, no
se ha enfriado todavía. (9) Aprovechándose de ese entusiasmo, algunos jefes del Ejército del
Aire tuvieron éxito en obtener el máximum de crédito para su Fuerza. El jefe del Estado
Mayor de la Fuerza Espacial, el General Estes dijo un día: “Los servicios de las Fuerzas
Espaciales durante la guerra del golfo, probaron que ellas tenían el potencial necesario para
ser utilizadas independientemente”. En cuanto a saber si la realidad esta conforme a esta
declaración solo Dios lo sabe.

Si consideramos la Guerra del Golfo como un gran elefante, uno podría decir que la proa de
la Marina Norteamericana apenas le ha rozado los pelos, quiere decir que no ha tocado al
elefante. Esta puede ser justamente la razón de la transformación del pensamiento estratégico
más doloroso de toda la historia de la marina, que comenzó con el retorno de los fieros y
arrogantes marinos, que estaban jugando banco durante la “Tormenta del desierto”. Durante
año y medio, este sufrimiento atormentó a estos soldados dotados de branquias. Después, un
libro blanco titulado “de la mar a la tierra” presentado por varios capitanes de fragata y de

69
corbeta, fue colocado sobre el escritorio del Secretario de Estado de la Marina. Este
documento se apartaba netamente del dogma del padre espiritual de la marina
norteamericana, Mahan. Después que este escrito venerable fue puesto en duda, las batallas
navales decisivas, para el dominio de los mares, no debía constituir más, la misión sagrada y
eternamente inmodificable de la marina. Al contrario, por la primera vez, el apoyo dado a los
combates costeros y terrestres se convertía en la misión principal. Esto equivalía a
transformar, los tiburones de larga cola cruzando a lo largo de las costas, en cocodrilos o en
caimanes de trompa corta, pataleando en un charco. Lo más sorprendente es que estas
disposiciones heterodoxas fueron ratificadas por el Secretario de Estado de la Marina, el
Secretario de Estado de las Operaciones Marítimas, y el Jefe del Estado Mayor de la
Infantería de Marina, llegando a convertirse en la contribución escrita más remarcable para la
marina después de ”La Influencia del Poder Naval en la Historia”, de Mahan.

Estos cambios estratégicos, bruscos y rudos han favorecido una importante mejora de esta
Fuerza que estaba a la búsqueda de una vía regeneratriz, que tenía como fondo los trastornos
en la estructura de la configuración mundial. Aunque los objetivos que se fijó la Marina, no
eran tan radicales, como los que se fijó el Ejército de Tierra, ni tan ambiciosos como los del
Ejército del Aire, su transformación es de toda evidencia, más fundamental y más completa.
Haciendo sus cálculos la Marina, que no es en nada, inferior al Ejército de Tierra y al
Ejército del Aire, quiere evidentemente matar dos pájaros de un solo tiro: transformarse y
aumentar el presupuesto. Pero para una Fuerza que no jugó un rol significativo, en una guerra
mayor, es necesario presentar un proyecto tan seductor como posible y de proceder a la
reforma la más profunda posible, para asegurar una parte fija de la torta de los beneficios de
la post-guerra y además, tratar ambiciosamente de obtener un poco más.

Así, dos años después de haber sido publicado “de la mar a la tierra”, la Marina publica un
nuevo libro blanco, “posición avanzada…del mar a la tierra” (10) e inyecta nuevas hormonas
en la estrategia de la Marina, bajo la forma de textos más dinámicos, como por ejemplo: “La
existencia de la posición avanzada,” “El despliegue de la posición avanzada” y “El combate
de la posición avanzada.” Dos años más tarde el Comandante Operacional de la Marina, el
almirante Borda, presenta “Nuevos conceptos navales para el año 2020”. Después que se
suicidó, por dañar el honor de sus soldados, que había ensuciado, su sucesor, el almirante
Johnson, siguió aplicando las reglas establecidas, para emprender las reformas prometidas
por todos sus predecesores. El escogió “La intervención en tiempos de paz, la amenaza y la
prevención de conflictos y el combate victorioso” como responsabilidades mayores de la
Marina en el siglo XXI. Lo que no cambia es que, en la senda de sus predecesores, hizo de la
Marina el eje principal de todos sus proyectos y de sus excepciones. Esta vez, su
razonamiento fue que, en las numerosas misiones que el Ejército Norteamericano, debe
desempeñar en el extranjero, el Ejército de Tierra tiene la necesidad de contar con el apoyo
de numerosas zonas territoriales para desplegarse y que el Ejército del Aire depende
demasiado de las bases en otros países. Solo la Marina tiene la libertad de cruzar, no importa
que espacio marítimo y la capacidad de utilizar numerosos medios para participar en el
combate. La conclusión evidente es que la Marina debe convertirse en el nodo de una Fuerza
de Combate Combinada. La idea de este almirante es extremadamente clara; basta que su
teoría tenga el beneplácito de los jefes de las tres Fuerzas y del Ministerio de la Defensa y la
consecuencia lógica será la atribución prioritaria de presupuestos a su fuerza. De lo que ha
sido divulgado del presupuesto de la defensa americana para 1998, en el curso de los últimos
diez años, la Marina y los Cuerpos de Infantería de Marina, son los dos componentes de
todas las Fuerzas Armadas que han sufrido la menor reducción en su presupuesto. Los jefes
de la Marina han obtenido siempre lo que han exigido. (11)

70
Lo que ha sido analizado y subrayado precedentemente, es la orientación general de las
Fuerzas Armadas Norteamericanas después de la Guerra del Golfo y la situación actual de
fractura entre las diferentes fuerzas. Es posible que uno se emocione por los esfuerzos de los
militares norteamericanos en resumir esta guerra y quede posiblemente influido, por los
diferentes métodos que adoptan para proteger los intereses de su Fuerza respectiva. Sin
embargo, uno lamenta al mismo tiempo que tantos soldados fuera de lo común y tantos
espíritus remarcables, estén tan divididos en el seno mismo de una Fuerza y pierdan su
tiempo poniéndose zancadillas los unos a los otros, oponiéndose a las acciones de unos y
otros, a tal punto que sus Fuerzas, cada una, aparentemente tan poderosa, terminen por
constituir unas Fuerzas Armadas Americanas, a pesar del ritmo general turbulento, de tantos
sones discordantes.

Síndrome de la extravagancia y cero muertos

Utilizar armas costosas para alcanzar sus objetivos y reducir las pérdidas humanas, sin fijarse
en el gasto, -tipo de guerra reservada a los países ricos- es un juego en el cual son excelentes
los norteamericanos. La “Tormenta del desierto” manifestó una vez más la extravagancia
desbordada de los norteamericanos en materia de guerra, que ha alcanzado el nivel de la
costumbre y de la manía. Aviones que cuestan en promedio 25 millones de dólares cada uno,
ejecutaron bombardeos demenciales, durante un período de 42 días, destruyendo la sede del
partido Baas mediante misiles guiados Tomahawk, donde cada ejemplar cuesta 1.3 millones
de dólares y destruyendo abrigos subterráneos, con bombas guiadas de precisión, que valen
decenas de miles de dólares. Aunque los generales americanos hubiesen sabido al principio,
que no era necesario gastar tanto en este fastuoso banquete guerrero, que llegó a la suma de
61 millardos de dólares, ni de adoptar este estilo de batalla ostentatorio, que consiste en
“dispararle a los pájaros con balas de oro”, no habrían escapado al sentimiento de haber
hecho prueba de una extravagancia excesiva. Un bombardero fabricado por los
norteamericanos es como una montaña de oro volante, -él cuesta más, que cualquiera de sus
blancos-. El hecho de destruir blancos de apariencia insignificantes, con toneladas de dólares
norteamericanos, ¿no debería hacerlos dudar? A lo que habría que agregar que, durante un
largo periodo de 161 días, más de 520 mil hombres y más de ocho millones de toneladas de
material, fueron transportados, noche y día de América y de Europa, hasta el frente,
acompañados de miles de sombreros para protegerse del sol, inútiles, apelmazados en el
fondo de los depósitos, después de décadas y de frutos norteamericanos, que se pudrieron en
contenedores completos, en el puerto de Riyad. Para el Comandante en Jefe, encargado del
Apoyo Logístico, el general de brigada Pagonis estas actividades de salvaguarda, de amplitud
fenomenal, a la vez caótica y extravagante, representa un ejemplo de transporte naval y aéreo
“sin duda desconocido en la historia”. Según la formulación expresiva del Ministerio
Norteamericano de la Defensa, eso equivalió a transportar a Arabia Saudita, todas las
comodidades de la ciudad de Jackson, capital del estado de Missisipi. De todos los soldados
del mundo, es probable que solo los soldados norteamericanos consideren esta extravagancia
necesaria para ganar una guerra. (12)
Lo que sorprende es justamente este punto. El Pentágono, que, dentro de un espíritu
comercial, había sido enteramente reorganizado por Mac Namara, no ha sabido hacer otra
cosa que guerras fastuosas, donde uno no se preocupa por los gastos. (13) Ni siquiera la
Comisión de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, instancia que se libra
frecuentemente a juegos oratorios, con generales de cuatro estrellas sobre las cuestiones de
presupuesto, dijo una palabra sobre los gastos extraordinarios ocasionados por esta guerra.
En los informes y en las encuestas respectivas, que publicaron sobre la Guerra del Golfo, el

71
rol clave de los armamentos de alta tecnología fue objeto de apreciaciones casi todas
elogiosas. El Secretario de la Defensa Cheney declaro “nosotros tenemos una buena
generación de avance en el dominio de la técnica de los armamentos”. Y el miembro del
congreso, Aspen respondió “las ventajas demostradas por el armamento Hig Tech han
sobrepasado nuestras estimaciones más optimistas”. Si no se percibe el tono discordante de
esta autoglorificación y se considera simplemente que estos personajes están satisfechos de
haber alcanzado plenamente sus objetivos guerreros, infringiendo una derrota a Irak por
medios de armas de alta tecnología, no se piensa sino que, estos son los propósitos
insensatos, típicos de los poseedores de la teoría según la cual, la técnica garantiza la victoria,
sin comprender el sentido verdadero de la guerra a la norteamericana. Lo que es necesario
saber es que, esta es una nación que no ha querido jamás pagar el precio de la vida y que
siempre ha reivindicado la victoria, cualquiera que sea el precio material que haya que pagar.

La aparición de las armas de alta tecnología permitió, sin embargo satisfacer esta loca
pretensión del pueblo norteamericano. Durante la guerra del golfo, de los 500.000 soldados
presentes, no hubo más que 48 muertos y 458 heridos. El objetivo con el cual soñaban desde
hacía tanto tiempo -cero muertos- fue casi alcanzado. Después de la guerra de Vietnam, tanto
el Ejército, como la sociedad norteamericana, son de una sensibilidad casi mórbida, con
respecto al riesgo de que las acciones militares puedan producir victimas. Reducir las
pérdidas y alcanzar los objetivos militares pesa igualmente en la balanza militar
norteamericana. Los simples soldados norteamericanos, que deberían ser los combatientes en
un campo de batalla, se han convertido actualmente, en el valor más precioso de la guerra y
se han transformado en especies de vasos de porcelana, que se tiene terror de romper. Todos
los adversarios que se han enfrentado con las Fuerzas Armadas Norteamericanas han
comprendido sin duda el secreto del éxito: si uno no puede llegar a derrotar a este Ejército, es
necesario matarle los soldados de las filas. (14) Este punto fue, innegablemente confirmado
por las declaraciones sin ambigüedad, de un reporte del congreso insistiendo sobre el hecho
de que “reducir las pérdidas humanas es el objetivo más importante en el diseño de un plan”.

Alcanzar “cero muertos”, eslogan simple, lleno de conmiseración, se ha convertido en el


principal argumento en la creación de la guerra extravagante a la norteamericana. Así el
empleo inmoderado de aviones furtivos, de municiones de precisión, de nuevos tanques y
helicópteros, lo mismo que los ataques a larga distancia y el alfombrado de bombas, todo
esto -tanto las armas como los procedimientos- tienen este doble objetivo casi contradictorio:
alcanzar la victoria sin sufrir pérdidas.

La guerra concebida dentro de estos términos equivale a sangrar un pollo, con un cuchillo
hecho para decapitar un buey. Sus características, alta tecnología, inversión elevada, fuerte
consumo, fuerte retorno de la inversión, hacen que las exigencias en materia de estrategia y
del arte del combate sean más elevadas, que las exigencias en materia de ejecución técnica
del armamento. Aún en esta guerra victoriosa, donde la amplitud fue de solo una simple
campaña, no hubo una sola batalla digna de elogio. Con relación a las técnicas avanzadas de
que se disponía, las Fuerzas Armadas Norteamericanas están netamente estancadas en el
aspecto técnico e incapacitado para aprovechar las ocasiones que ofrecen las técnicas nuevas,
para innovar en materia de táctica. Fuera de la selección del empleo eficaz de los armamentos
Hig Tech, no se ve ninguna diferencia, entre el pensamiento militar norteamericano, revelado
en esta guerra y el de los otros países; en todo caso, si hay diferencias éstas no son tan
importantes como la diferencia entre los diversos equipamientos militares. Esta es,
posiblemente, la razón por la cual esta guerra no ha sido una obra maestra del arte militar,
pero si, en gran medida, un salón de exposiciones lujoso de armas Hig Tech, donde los

72
Estados Unidos eran los representantes. Y es a partir de allí que se ha comenzado a propagar
a escala mundial, el síndrome de la extravagancia guerrera norteamericana. Enormes
cantidades de dólares han aplastado a Irak, mientras dejaban aturdidos, por un tiempo, a los
militares del mundo entero. Como los primeros proveedores de armas del mundo, los
norteamericanos quedaron evidentemente satisfechos. Frente a esta guerra típica,
caracterizada por el empleo de técnicas avanzadas, un tipo de combate único y gastos
enormes, parecida a un largometraje Holliwoodense, -intriga simple, efectos especiales
complicados y modelos repetitivos- se ha requerido bastante tiempo, después de la guerra,
para comprender los principales resortes de este asunto complejo. Creyeron que la guerra
moderna se debe hacer de esa manera, haciendo experimentar un sentimiento de inferioridad
a los pueblos que no pueden conducir este género de guerra extravagante. Es lo que explica
que, después de la guerra del golfo, los foros militares de todos los países fueron invadidos
por una facción que reclama armas High Tech y apela a las guerras High Tech.

A propósito del genial inventor Thomas Edison, el poeta Jeffers escribía “Nosotros (…)
somos hábiles con las máquinas y apasionados por los artículos de lujo”. Los
norteamericanos poseen una tendencia innata por estos dos elementos y una tendencia a
investigar la excelencia, la perfección de la técnica y a transformar las maquinas, incluyendo
a las armas, en artículos de lujo. El general Patton, que gustaba de exhibir revólveres con
empuñadura de marfil, tenía este típico comportamiento. Esta inclinación les conduce a
manifestar de manera rígida una pasión que esta confinada en una especie de superstición con
relación a las técnicas y a las armas y a pensar siempre que, por este medio, encontraran el
camino hacia la victoria. Les conduce también a temer siempre que su posición dominante,
en materia de armamento, se desplome y se dedican continuamente a reducir esta inquietud,
fabricando cada vez mas, armas nuevas y complejas. El resultado es que, cuando los sistemas
de armas se hacen más pesados y más complejos y entran en contradicción con los principios
simples del combate real, los norteamericanos privilegian siempre las armas. Ellos preferirían
considerar a la guerra como una especie de carrera de maratón, donde el competidor fuera la
técnica militar, en vez de verla como una prueba del espíritu, del coraje, de la sabiduría y de
la estrategia. Ellos piensan que, en tanto que los Edison de hoy no se duerman, la vía de la
victoria la tendrán siempre abierta. Parecida confianza en sí mismos, les ha hecho olvidar una
realidad simple: la guerra no es tanto una carrera, donde rivalizan las técnicas y las armas,
sino un terreno de juego, donde la bola cambia continuamente de campo, en razón de
numerosos factores indeterminados. Llevar vestidos Adidas o zapatos Nike, no garantiza la
victoria.

Los norteamericanos no parecen comprender esto. El Tio Sam, que durante la Guerra del
Golfo gustó las delicias de una victoria, alcanzada gracias a las técnicas de punta,
evidentemente ha decidido conservar su posición dominante en el dominio técnico, sin fijarse
en los costos. A pesar de un grave problema financiero que corre el riesgo de impedirles que
continúen a ese ritmo, los norteamericanos no han logrado moderar su pasión que se confina
hasta la terquedad, por las nuevas tecnologías y las armas. Por lo que parece, la lista de armas
de un costo vergonzoso, exigido permanentemente por las Fuerzas Armadas Norteamericanas
y aprobadas por el congreso, no va a cesar de expandirse (15) y las listas de las pérdidas
norteamericanas en las guerras futuras no serán forzosamente “cero”, por la gracia de un
simple deseo piadoso.

Grupo -cuerpo expedicionario- Fuerza Integrada¿De qué tipo de Ejército, las Fuerzas
Terrestres Norteamericanas tendrán necesidad en el siglo XXI?, Esta es la pregunta que los
ha preocupado en los últimos diez años del siglo XX. (16)

73
Durante la Guerra del Golfo, su pétrea performance, sobre el ritmo del combate, a
consecuencia de las armas de alta tecnología, ha producido un contraste marcado. El Ejército
de Tierra Norteamericano, que ha sido siempre mucho más conservador que la Marina o el
Ejército del Aire, ha terminado por captar la necesidad de emprender una reforma del sistema
de gestión de sus efectivos. Lo que es interesante es que, esta vez la resistencia no vino de las
altas esferas, sino de los antiguos generales de división, recientemente promovidos a grados
superiores y los nuevos generales de división que los habían sucedido. Ellos sufrieron los
ataques de un grupo de coroneles y de tenientes coroneles que habían sido elogiados por el
Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra. La lucha secular entre el “clan de los
divisionarios” y el “clan de los brigadieres” se encrespó de nuevo; cada quien se mantenía en
sus posiciones y nadie quería ceder. Los “divisionarios” que en su mayoría tenían, dos o tres
estrellas sobre sus hombros, consideraban que los efectivos de las divisiones que acababan de
pasar la prueba de la guerra, deberían ser ligeramente modificados, pero que no era necesario
sacudirlos y los “brigadieres” portando insignias en forma de águila y de hoja de arce, tenían
un punto de vista diametralmente opuesto, considerando que eran justamente las divisiones
de la Fuerza de Tierra, las que no habían podido pasar el test de la guerra y que debían sufrir
una operación mayor. Tres proyectos, las “tropas de elite”, las “tropas en modulo” y “las
tropas a base de brigada” fueron presentados al general Sullivan. A pesar de que este Jefe del
Estado Mayor, encarnó admirablemente la “nueva reflexión para las operaciones futuras”, del
tercer proyecto, no logró hacerlo aceptar por la mayoría de los generales. El resultado fue
que, después de haber sido relevado de su cargo, se llegó a un compromiso entre los
conservadores y los reformistas. En enero de 1996, sobre la base de la 4a División
Mecanizada, el Ejército de Tierra Norteamericano, organizó una nueva División
Experimental de 15.800 hombres. (17) La posición del “clan de los divisionarios” había
ganado netamente, sin embargo los brigadieres, no tenían la intención de quedarse quietos.
Persistieron en considerar que “los efectivos de la división eran demasiados numerosos y
demasiado pesados y que se tendrían muchos inconvenientes para responder a las exigencias
del combate del siglo XXI”.
Los efectivos de la división, que habían comenzado a constituirse en la época de los fusiles
de corto alcance, debían ser completamente abandonados y reemplazados por un nuevo tipo
de Ejército de Tierra formado para el combate a base de nuevas brigadas de 5 a 6 mil
hombres. Para atenuar el sentimiento de rechazo entre los generales, se les manifestó un
gesto de viejo uso en materia de respeto, con relación a los sentimientos humanos,
conservando en el proyecto, la misma cantidad de puestos de generales que en la
organización del antiguo Ejército de Tierra. (18)
En el momento crítico del inacabable debate entres los “divisionarios” y los “brigadieres”, el
Director del Laboratorio de Comando de Combate del Ejército de Tierra, el coronel Mike
Leigh hizo escuchar otro repique de campana. En su libro “Destruir las falanges” preconizó
abandonar los dos sistemas de la división y de la brigada y reemplazarlo por doce
agrupamientos de combate de cinco mil hombres cada uno. La novedad de su proposición
consiste en salir del esquema repetido de efectivos más o menos numerosos y optar por el
método del “juego de construcción,” según las necesidades de la guerra, para constituir unos
efectivos adaptados a la misión que se va a cumplir.

El impacto, causado en el Ejército de Tierra por su punto de vista, sobrepasó de una cierta
manera las previsiones, al punto que el general Reimer aconsejó a todos los generales leer su
libro. (19) El actual Jefe del Estado Mayor a hecho posiblemente prueba de una gran claridad
al reconocer que, aun si las ideas del coronel no eran la píldora milagrosa para resolver las
dificultades, tampoco eran el remedio mágico para provocar que los viejos soldados, vestidos
de general, pudieran salir de su cocón intelectual.

74
De hecho el concepto de “agrupamiento de combate”, no tenía nada de nuevo para el Ejército
de Tierra. Se consideraba generalmente que, las reformas de las “divisiones atómicas, en
cinco agrupamientos” (20) de los años 1950-60, había sido un ensayo fracasado e incluso, se
había reprochado como una de las causas indirectas de la mala performance del Ejército
Norteamericano de la guerra de Vietnam. Pero para Mike Leigh, un niño nacido
prematuramente, no necesariamente es incapaz de convertirse en adulto. Si se considera que
el “agrupamiento” nacido hace treinta años, no nació en el buen momento, hoy podríamos
decir en su favor que su nacimiento sería bienvenido. El armamento moderno ha sido
suficiente para que una fuerza de efectivos relativamente reducidos, no sea en nada inferior a
las fuerzas mucho más numerosas de antes, por su potencia de fuego y su movilidad. La
aparición del C4-I, permitió en particular, al combate integrado de diferentes armas que se
complementan mutuamente, el convertirse en el nuevo punto de crecimiento, en términos de
poder de combate.

Si la época actual no ha renunciado al sistema de las divisiones y de las brigadas completas,


con sus 18 tipos de armas se puede decir, realmente, que este sistema es incompatible con las
necesidades actuales. Y aún, si el desarrollo de la técnica militar, marca la emergencia de
nuevas técnicas de punta, esto no es más que un doblez, que no producirá automáticamente
un pensamiento militar avanzado y nuevas creaciones institucionales. De la misma manera
que una buena noticia, esconde cien malas, la posición dominante, en materia de técnica
militar y de armamento, esconde la realidad. El Ejército Norteamericano, en materia de
creación institucional y de teoría militar no es en nada diferente y está en los dos casos,
netamente en retardo, con relación a las técnicas de punta de la cual dispone. En este sentido,
recurrir al “agrupamiento” para destruir las falanges organizadas en divisiones y brigadas, es
la idea más creativa relativa a los efectivos del Ejército de Tierra, después de la Guerra del
Golfo, y representa la nueva corriente reformista del Ejército Norteamericano en materia de
efectivos. A diferencia del Ejército de Tierra, el Ejército del Aire y la Marina no tienen la
tradición de las falanges, tan profundamente enraizada. El ritmo de sus reorganizaciones es
relativamente más flexible. En particular el Ejército del Aire ha utilizado oportunamente el
impulso de la “Tormenta del desierto” para desembarazarse de un solo golpe del sistema de
divisiones y ha aprovechado la ocasión para reemplazar todas las divisiones de combate, por
divisiones integradas. Ella ha sido la primera en llevar a cabo la primera serie de reformas de
los efectivos. Después que el nuevo objetivo estratégico “alcance mundial, potencia mundial”
se estableció, el Ejército del Aire continuó agitando las alas de la reforma y comenzó a
probar el proyecto de creación de “un cuerpo expedicionario aéreo”, propuesto por el general
de división John Jumper. Según este oficial, el susodicho “cuerpo expedicionario aéreo” es
una fuerza eficaz de 1.175 hombres y 34 aparatos, reunidos para asegurar el dominio del aire,
operar ataques aéreos, neutralizar la defensa antiaérea enemiga, reaprovisionarse en vuelo,
etc. capaz de ubicarse sobre un teatro de operaciones en 48 horas y de conservar su capacidad
de combate aéreo durante toda la duración del conflicto. A este respecto, se puede decir que,
la velocidad de reacción del Ejército del Aire Norteamericano es supersónica. Actualmente
ha creado tres “fuerzas expedicionarias aéreoespaciales” y ha igualmente logrado el
despliegue de tropas reales. Después que comenzó a constituir la 4a y la 5a fuerza de este
tipo, las tres precedentes habían ya jugado un rol de primer plano en las operaciones como la
“Vigilia del sur” y el “Trueno del desierto.” (21)
En lo que se refiere a la Marina, como ella dispone ya de nuevas estrategias, llamadas
“posición avanzada del mar a la tierra”, la constitución de una fuerza expedicionaria,
combinando la flota y las fuerzas terrestres se ve lógica. Al contrario del Ejército de Tierra,
que hace grandes esfuerzos para salir de las dificultades y al Ejército del Aire que carga
como un huracán, la Marina esta más inclinada a pulir su concepto de “fuerza expedicionaria

75
naval”, a través de maniobras y de combates reales repetidos. Después de la creación en
mayo de 1992, de la operación “Riesgo oceánico” del Cuartel General del Atlántico, “Doble
asalto” del Cuartel General Europeo, “Asesino silente” del Cuartel General del Pacifico y la
ejecución de la maniobra “Dragón del mar” de fuerzas terrestres, hasta la instalación de la
zona de exclusión aérea “Vigilia del sur”, al sur de Irak o el lanzamiento del “Guerrero
vigilante”, operación destinada a ejercer una amenaza contra Irak, así como la operación
“Restablecer la esperanza” en Somalia, “Guardia capaz” en Bosnia Herzegovina y “Preservar
la democracia” en Haití, cada vez la Marina se dedica incansablemente a experimentar su
nuevo tipo de organización. (22) La misión asignada a su fuerza expedicionaria naval,
compuesta de una escuadra de combate apoyada por un portaavión, de una fuerza de
protección anfibia y de una fuerza de intervención, del cuerpo de infantería de marina, tenía
por objeto el control rápido de los mares, asociados al combate en las regiones costeras. Lo
que más llamó la atención y sorprendió agradablemente a la Marina, fue la aprobación por el
congreso, del presupuesto necesario para la adquisición de material de desembarco anfibio,
con el cual equipar a estos cuerpos expedicionarios. (23) La parcialidad de los políticos
norteamericanos, por la Marina, parcialidad vecina a una especie de complejo y sobre todo,
la infantería de marina, que habían sido tratados con frialdad, después del final de la Guerra
del Golfo, una vez adoptado su nuevo sistema organizacional, la Marina esta plenamente
convencida de ocupar el primer lugar en el seno de las Fuerzas Armadas Norteamericanas.

La reforma organizacional, puesta en práctica después de la Guerra del Golfo, ha permitido


no solamente armonizar las estructuras internas de las Fuerzas Armadas Norteamericanas,
sino también estimular las transformaciones relativas a la concepción de los armamentos y de
la táctica y aun, de ejercer una influencia considerable en la estrategia general de los Estados
Unidos. Un “Cuerpo Expedicionario” de pequeña talla, flexible y rápido, que pudiese ser
utilizado para ataques militares y para cumplir misiones militares no guerreras, se ha
convertido en el modelo del nuevo tipo de organización, buscada por los militares de cada
Fuerza, así como en una herramienta cómoda y eficaz entre las manos del gobierno
norteamericano. Hemos descubierto que la aparición de algunas de estas “masas mortíferas”,
altamente manejables, ha estimulado una tendencia peligrosa, que no deja de ser inquietante:
para arreglar los problemas internacionales, el gobierno norteamericano favorece cada vez
más las intervenciones militares, interviene cada vez, más rápidamente y ejerce represalias
por una bagatela. Esta interacción entre Fuerzas Armadas y Gobierno, entre lo militar y lo
político, está en vías de suscitar en las Fuerzas Armadas Norteamericanas un cambio
profundo y uno podría preguntarse, si este cambio de una concepción organizacional, a un
pensamiento estratégico, no sería catastrófico.
Actualmente el Ministerio de la Defensa está en camino de ensayar, la organización de las
diferentes fuerzas expedicionarias terrestres, aéreas y navales en unas “fuerzas
expedicionarias unificadas”, integradas. Se trata de la última medida inducida por este
cambio. (24) Sin embargo en este momento, es difícil prever si estas fuerzas enteramente
integradas, cumpliendo con prontitud la misión mundial asignada por el gobierno
norteamericano, no va de la misma manera a arrastrar a la Fuerzas Armadas Norteamericanas
y, aun a los Estados Unidos a un pantano, de donde no sabrán como salir.

De campañas unificadas a la guerra omnidimensional: un paso hacia la comprensión


total.

Después de afirmar que la teoría militar norteamericana esta en retardo, es necesario aclarar,
que lo esta, en relación al avance de su tecnología militar. Comparada a la de los otros países,
la teoría militar norteamericana, totalmente marcada por la tecnología, ocupará

76
evidentemente una posición dominante difícil de sobrepasar en materia de guerra Hig Tech y
además frente a las hipotéticas guerras del futuro. La escuela soviética de Orgakov, que fue
el primero en hablar de una “nueva revolución en el pensamiento militar”, es quizás la única
excepción.

Concebida después de la Guerra del Golfo, “la revolución en el pensamiento militar” ha


aparecido con un realismo cautivante. No solo en el seno de las Fuerzas Armadas
Norteamericanas, sino también en los militares del mundo entero, estas tres palabras se han
convertido en el eslogan de moda, que todo el mundo repite como un loro, ya que no exige
mucho esfuerzo, envidiar la tecnología de otros y entonar cierto eslogan. Los únicos que
aportan un esfuerzo son los norteamericanos. Si a la ocasión de esta revolución en el
pensamiento militar, que ya ha comenzado y que se va a operar de manera global, los
norteamericanos quieren conservar su primer lugar, lo primero que deben resolver es la
separación que existe entre pensamiento militar y tecnología militar. De hecho la “polvareda
de la guerra, apenas aplacada”, el Ejército Norteamericano no había terminado de retirarse
del Golfo Pérsico, cuando comenzaba ya una “transfusión intelectual”, completa; lo que
significa que, una vez que se emprendió la revolución de la técnica militar se organizaron
“cursos de actualización” del pensamiento militar, que no ha seguido el mismo ritmo. Si aún,
en último análisis, los norteamericanos no han logrado abandonar totalmente el gusto
pronunciado por la tecnología, se encuentran, a pesar de todo, en una fase de “ruptura del
encierro”, bastante inhabitual y han obtenido resultados ventajosos, tanto para las Fuerzas
Armadas Norteamericanas como para los militares del mundo entero: de primero, la
elaboración del concepto de “campaña unificada”, luego la formación de la idea de la “guerra
omnidimensional”.
La formula “campaña combinada”, apareció en el número uno, de la publicación conjunta del
reglamento intitulado “operaciones unificadas de las fuerzas militares de los Estados
Unidos”, difundida en noviembre de 1991, por el Consejo de los Estados Mayores de las
Fuerzas Armadas Norteamericanas. Este nuevo concepto que sobrepasa claramente el soplido
de la Guerra del Golfo, realiza una neta ruptura, en relación a las nociones corrientes, ya
viejas, de la “guerra cooperativa” y de la “guerra contractual” y sobrepasa aun más la teoría
de la “batalla integrada aire-tierra”, considerada por los norteamericanos como el arma
mágica. Este reglamento subrayaba en forma neta, los cuatro elementos fundamentales, que
se deben poner en práctica, simultáneamente en una “campaña combinada”: el comando
centralizado, la igualdad de Fuerzas, la unificación total y la profundidad total. Por primera
vez se afirmó claramente la necesidad de la autoridad para el comando del Jefe de Estado
Mayor Unificado de la Zona de Combate. Se estipuló que según la situación, no importaba
cual de las diferentes Fuerzas podía desempeñar el rol principal. La “guerra integrada tierra-
aire”, se había extendido a la “guerra integrada tierra-mar-aire-espacio”.
El reglamento ponía el acento en el combate ofensivo simultáneo, en profundidad, en todos
los espacios del combate. Bajo la impulsión enérgica de la Conferencia Unificada de Estados
Mayores, cada Fuerza pudo sucesivamente dedicarse a establecer las reglas que
corresponderían a la regla unificada, a fin de identificar públicamente la táctica nueva, que
representaría la orientación de las guerras futuras. Aún si en privado, las diferentes Fuerzas
no evitaban poner en evidencia su rol central, deseaban sobre todo, realizar una unificación
donde las fronteras estuviesen bien delimitadas, es decir, establecer plenamente sus dominios
y sus autoridades respectivas, sobre las base del reglamento, del derecho y de las diferencias
en sentimiento de honor propio a cada una de ellas. El presidente de la Junta de Jefes de
Estado Mayor Shalikashvili, no tenía aparentemente la intención de lograr un compromiso
entre los Jefes del Estado Mayor de las diferentes Fuerzas. Aceptando la difusión del texto
intitulado “Proyecto de Fuerzas Combinadas para el año 2010,” (25) que representaba el

77
“modelo” para conducir las Fuerzas Armadas Norteamericanas actuando conjuntamente, jugó
resueltamente el rol de un Moisés moderno: exigiéndole a las Fuerzas Armadas
Norteamericanas la destrucción de las “barreras interfuerzas” y a comprometerse en la vía
difícil, de realizar plenamente operaciones unificadas integradas, aunque en un cielo
crepuscular nacía la duda.

Aun cuando uno se encuentre en un país como los Estados Unidos, donde es fácil propagar y
aceptar las innovaciones, la situación no fue tan simple como lo pensó Shalikashivili.
Después de su retiro, las críticas con relación a su “proyecto de combinación” fueron cada
vez más numerosas, en el seno de las Fuerzas Armadas Norteamericanas y el escepticismo
levantó cabeza. La infantería de marina consideró que ellos no debían rendirle culto a la
“combinación” y silenciar las futuras discusiones sobre la organización de las Fuerzas
Armadas; “el carácter unívoco de la combinación conducirá a la desaparición de las
especificidades de las diferentes Fuerzas”, lo que contradice el espíritu norteamericano que
consiste en “poner el acento en la competencia y la diversidad”. El Ejército del Aire sugirió
con mucho tacto, que “el proyecto de unificación para el 2010” debía ser desarrollado a
medida que se realizaran las prácticas y a comprometer las diferentes armas a tomar modelos
las unas de las otras, “en una época de transformación y experimentación, nuestra reflexión
debe ser, a veces flexible y firme”. (26) Sobre ese tema, los puntos de vista de la Marina y las
Fuerzas Terrestres, estaban bastante vecinos y mostraron su capacidad para anular los
esfuerzos dolorosos de Shalikashivili en un santiamén. Aparentemente, no es nada más que
en oriente, en donde las reformas son abandonadas, tan pronto salen los individuos que las
han propuesto. Como observadores externos, lamentamos que se sacrifique una idea valiosa
para el beneficio estrecho de un grupo. Ya que en esencia las “campañas combinadas” y los
“proyectos combinados” no reside en la confirmación o en la pérdida de una ventaja por tal o
cual Fuerza, sino en la voluntad de permitirle a cada Fuerza combatir realmente de manera
unificada, en un espacio de combate centralizado y de reducir, en la mayor medida posible,
los efectos negativos de las iniciativas separadas de cada uno.

En espera de que aparezca un acuerdo sobre el método, que permita unificar verdaderamente
a las tropas, se debe tratar de una táctica de primer orden concebida por los hombres. Sin
embargo los limites de esta idea apreciable, están en que su punto de partida y su objetivo, se
sitúan en el nivel de la guerra armada, y no se extienden a su “combinación”, y a todos los
conflictos que la humanidad puede producir. La insuficiencia de esta idea, reside en el hecho
de que, ahora que el siglo XX toca a su fin, uno ha comenzado a concebir la guerra, en un
sentido más amplio: Si el Ejército de Tierra Norteamericano en su edición de 1993, de
“Elementos del Combate”, no hubiera anunciado el concepto de “combate
omnidimensional”, nos hubiéramos sentido golpeados por la “anemia” en el pensamiento
militar norteamericano.

Este documento programático, que se encuentra en su décima tercera revisión, y ofrece una
visión muy penetrante de los diversos desafíos a los cuales se van a tener que enfrentar las
Fuerzas Armadas Norteamericanas, en los años por venir, fue el primero en evocar el
concepto, enteramente nuevo de las “operaciones militares no guerreras”. Este concepto
permite a los militares visualizar la posibilidad de conducir una guerra todo azimut, y a las
Fuerzas Armadas Norteamericanas de encontrar un nuevo vocablo, extremadamente
ambicioso, de “guerra omnidimensional”. Lo más raro, es que la persona encargada de
revisar la edición de 1993, de “Elementos del combate” y que dio pruebas de un espíritu
fuertemente innovador, no es otro que el general Frank, a quien se le había reprochado su
conservatismo, en materia de operaciones, cuando el comandaba el VII Ejercito en el Golfo.

78
Si las circunstancias ulteriores no hubieran modificado la orientación de la reflexión de los
norteamericanos, este Jefe del Estado Mayor, encargado del Entrenamiento y de la Doctrina,
asignado por primera vez a ese puesto, después de la guerra, hubiera podido fallar en plantear
una ruptura histórica, en el pensamiento militar norteamericano. Aun cuando en esa edición
de los “Elementos del combate”, Frank y los oficiales del equipo, encargados de redactar las
reglas militares, fueron incapaces de suprimir la inmensa incoherencia entre las dos frases
“puesta en práctica de operaciones centralizadas aire, tierra y mar, sostenidas por la totalidad
del teatro operacional” y “utilización en todas las operaciones donde es posible, de todos los
medios disponibles guerreros o no guerreros, a fin de cumplir resueltamente, al menor costo,
toda misión recibida”, fueron menos capaces aun de descubrir que, fuera de la guerra como
actividad militar, existe también la posibilidad de acciones de guerra no militares, mucho
más amplias. No obstante este documento señala al menos, que la guerra omnidimensional
debía presentar características particulares, de “profundidad total, altura total, fachada total,
tiempo total, frecuencia total, medios múltiples” y esa es precisamente, la característica más
revolucionaria de este tipo de combate, jamás aparecida en la historia de la guerra. (27)

Es muy lamentable que los norteamericanos y más exactamente las Fuerzas Terrestres
Norteamericanas hayan interrumpido tan temprano esta revolución. Emitiendo una voz
discordante, Holder, antiguo comandante de un regimiento, bajo las órdenes del general
Frank, luego Jefe del Estado Mayor, encargado de la combinación de las armas en el Estado
Mayor, encargado del entrenamiento y de la doctrina del Ejército de Tierra, puso seriamente
en tela de juicio la idea de su superior. ¿En que se había convertido el teniente general
Holder, que no era más el fogoso coronel Holder del campo de batalla? Esta vez
desempeñaba el rol de portavoz de la tradición conservadora del Ejército de Tierra. Desde su
punto de vista “la idea, según la cual las operaciones no guerreras, obedecen a una serie de
principios propios, no era bienvenida entre las tropas combatientes; numerosos oficiales
rechazaban la diferenciación entre las operaciones no guerreras y las operaciones militares,
en su sentido original,”
Después de la muerte de Holder “hubo un consenso en el Ejército de Tierra, para decir que
diferenciar y tratar aparte las operaciones no guerreras era un camino erróneo”. Se considero
que si uno estipulaba las “operaciones no guerreras” en los reglamentos de base, eso
debilitaría la especificidad militar de las fuerzas y se correría el riesgo de crear confusión en
las operaciones militares. En este nivel de evolución de la situación, fue inevitable que la
revolución lanzada por el general Frank abortara.

Bajo el impulso del general Hartzog, nuevo Jefe del Estado Mayor, encargado del
Entrenamiento y la Doctrina, el general Holder y el equipo de redacción responsables de la
edición de 1998, de los “Elementos del combate”, terminaron por aportar un correctivo
importante a la nueva versión del texto, tomando como base, la idea de “un principio único,
para todos los tipos de operaciones militares del ejército de tierra”.

Su método consistió en no distinguir mas entre las operaciones no guerreras y las operaciones
militares corrientes, pero clasificar las operaciones de combate en cuatro categorías, -ataque,
defensa, estabilización y apoyo,- y a reubicar las misiones de salvaguarda y de protección,
que la versión original había clasificado como operaciones no guerreras, en la antigua
categoría de operaciones de combate, a fin de que ellas pudieran ser regidas por los
principios del combate unificado y abandonar francamente el concepto de “combate
omnidimensional”. (28) En apariencia, esta era una medida de reforma radical y una
simplificación. Pero en realidad era la versión norteamericana de la inconsciencia, que
consiste en tirar al bebe, junto con el agua del baño por el sumidero. Eliminando la confusión

79
teórica, aportada por el concepto de las “operaciones militares no guerreras”, que no había
llegado todavía a su madurez, la edición revisada de los “Elementos”, descartaba de un solo
trazo, los frutos de una reflexión muy valiosa, coleccionada inconscientemente. Un paso
adelante y dos pasos hacia atrás, es aparentemente como las naciones hacen su aprendizaje.

Sin embargo, apuntar con el dedo del juicio a la corta vista de los norteamericanos, no
significa que la teoría del combate omnidimensional este al abrigo de la crítica. Al contrario,
ella tiene defectos evidentes, tanto en lo que concierne a la “extensión” que a la
“comprensión”, en el sentido lógico del concepto. En efecto, la noción de combate
omnidimensional, es más amplia que la contenida en todas las teorías anteriores, pero en lo
que concierne a su naturaleza, ella no se sale finalmente, de la categoría de “militar”. Así la
noción de “operaciones de combate no militar” a la cual nos hemos referido anteriormente,
tiene mucho más sentido que la operación de combate militar y puede, al menos, estar
ubicada en el mismo plano de los campos y de los métodos de combate comparables, es
decir, fuera del campo de visión de los militares norteamericanos, y es precisamente en este
vasto dominio, donde los futuros militares y políticos deberán aplicar su imaginación y su
creatividad. Sobretodo, no se podría considerar como omnidimensional, en el verdadero
sentido del término si al igual que en las Fuerzas Armadas Norteamericanas, no se ha
establecido claramente, si en último análisis, la palabra omnidimensional designa las
dimensiones espaciales de la geometría, o todos los elementos imbricados en la guerra o los
dos. Es lo mismo que decir que permanece fluido y confuso. Si no se tiene éxito en esclarecer
lo que designa ese término y cuales son los lazos entre las diferentes dimensiones, será
evidentemente imposible desarrollar plenamente este concepto, en su origen, tan rico en
potencialidades. De hecho, nadie esta en la posibilidad de lanzar una guerra en el espacio
tridimensional, a 360 grados, juntando los tiempos y todos los factores, no físicos que entran
en la noción de omnidimensionalidad. Toda guerra real pone siempre el acento sobre un
elemento u otro y se desarrolla en una dimensión limitada y concluye en otra. La sola
diferencia es que, en un futuro previsible, las acciones militares no representaran la totalidad
de la guerra y no serán mas que una dimensión de lo multidimensional y aún, si uno agregara
solamente las “acciones militares no guerreras” propuestas por el general Frank, uno no entra
siempre en el dominio de la omnidimensionalidad. Es solamente agregando todas las
“acciones de combate no militares” que uno accederá a la guerra omnidimensional, en el
pleno sentido del término.

Lo que hace falta hacer notar, es que, después del fin de la Guerra del Golfo, esta idea no ha
vuelto a aparecer en las investigaciones teóricas militares de las Fuerzas Armadas
Norteamericanas. (29)Aún cuando los conceptos de “acción militar no guerrera” y de
“combate omnidimensional” promueven ideas originales y están bastante próximos del
pensamiento militar originado por la revolución de las tecnologías militares, se puede decir
que estamos aún al pie de la última pared a escalar y que aún queda mucho camino por
recorrer para alcanzar la gran revelación. Encontrándose en esta etapa, los norteamericanos
se han detenido. Las liebres norteamericanas, que han estado siempre a la vanguardia de
todos los países en el dominio de la tecnología y del pensamiento militar, comenzaron a
cansarse. Poco importa que después de la Guerra del Golfo los Sullivan o los Franks hallan
gritado “adelante liebres” en las múltiples tesis militares que escribieron, no podrán
distanciarse de todas las tortugas.

Posiblemente ha llegado el momento para que el teniente coronel Lonnie Henley (30) y los
norteamericanos que habían emitido sus dudas, sobre la capacidad de otros países para

80
emprender una revolución del pensamiento militar para preguntarse, en su alma y conciencia
¿porque la revolución no se llevó a cabo?

NOTAS

1) El “21º Century Army” (Las Fuerzas Armadas del Siglo XXI) es obra de Sullivan.
Desde el momento que el ocupó su puesto hasta que lo dejó, su entusiasmo no
decreció por este cambio de situación. Aún cuando mucha gente en el seno de las
Fuerzas Armadas Norteamericanas y de otras fuerzas han asimilado su “Ejercito del
siglo XXI” a una “Fuerza Numerada,” Sullivan no ve las cosas de la misma manera.
El cree que los ejércitos norteamericanos deben comprometerse continuamente a
reformas en el sentido de la “integración” y que el ejercito del siglo XXI debería ser
considerado como una “una actitud y una dirección” que como un “plan definitivo”
La “integración de unas Fuerzas Armadas del Siglo XXI comprende diversos
aspectos: teoría del combate, sistema de organización, entrenamiento, formación de
oficiales superiores, equipamientos y soldados, así como las instalaciones de base.
(United States Military Theory, mayo-junio de 1995). Según el punto de vista general
adoptado por la Fuerzas Armadas norteamericanas, “las Fuerzas Armadas del Siglo
XXI es la fuerza armada actual que tiene la experiencia operacional de campaña de la
era de la información, investigaciones teóricas y planes de adquisición de equipos
para permitir a las tropas de combate en tierra estar preparadas para cumplir las
misiones hasta el 2010” (Coronel Robert Jillbour, Jefe de Estado Mayor Adjunto del
Cuartel General encargado de la doctrina y del entrenamiento del Ejercito de Tierra,
“Armed Forces Journal” octubre 1996.
2) El General Dennis J. Reimer ha declarado: “El concepto de Fuerzas Armadas del
Siglo XXI es también el nexo teórico entre las Fuerzas Armadas del Siglo XXI y
Fuerzas Armadas del mañana.” “Las Fuerzas Armadas del Siglo XXI es el plan que
sigue actualmente el Ejercito de Tierra… “Las Fuerzas Armadas del mañana son el
plan a largo plazo que se encuentra actualmente en fase de discusión … la
coordinación entre las tres (fuerzas) ha determinado una serie de cambios continuos y
ordenados, que apuntan a garantizar que el Ejercito de Tierra se desarrolle de acuerdo
a un orden metódico” (Ver el informe “The 2010 Army Concept” 1997)
3) La renovación tecnológica es un fenómeno más rápido que el de los armamentos y
que oculta una contradicción más profunda: “Los vanguardistas pueden fácilmente
encontrarse atrasados” (Este punto puede verificarse con los desarrollos del sector de
las telecomunicaciones y de los computadores). Es posible que se trate de una de las
contradicciones difíciles de resolver entre un ejército profesional y la tecnología de la
información, construida sobre el modelo de la gran industria. Por eso es que los
norteamericanos son muy sensibles en relación con la difusión de todas las novedades
tecnológicas de guerra y aún de las civiles.
4) En el seno de las Fuerzas Armadas norteamericanas muchos tienen dudas sobre este
punto. El Coronel Allen Campen cree que “es arriesgado adoptar a la ligera
novedades tácticas que son mal comprendidas y que no han sido probadas todavía” y
“eso podría transformar una revolución militar beneficiosa en un riesgo para la
seguridad nacional” (“Signal” julio de 1995)
5) Aún cuando el Comando del Escuadrón Aéreo de la Fuerza Armada Conjunta
dirigido por el General Charles Horner recibía las ordenes de Schwarzkopf, al final,
fue ese general el que se convirtió en la vedette durante la guerra del golfo.
6) “Extensión mundial, potencia mundial” ese era el proyecto estratégico del Ejercito
del Aire norteamericano después de la guerra fría, publicado en junio de 1990 en

81
forma de un libro blanco. Seis meses más tarde la base de ese principio fue sometido
a prueba y verificado durante la guerra del golfo.
7) Ver “Army and Air Force Joint War” en el numero de diciembre de la revista “Army”
8) En 1997 los Estados Unidos propusieron una nueva estrategia de desarrollo, la
“Participación mundial – Proyecto para el Ejercito del Aire Norteamericano en el
siglo XXI” “Nuestro plan estratégico puede ser resumido en una frase: el Ejercito del
Aire Norteamericano se convertirá en una fuerza aeroespacial eminente en el
mundo… será una fuerza mundial que le permitirá a los Estados Unidos verse en
todas partes.” (Ver “Global Participation – The Plan for the United States Air Force
in the 21º Century.)
9) A pesar de que el Presidente Clinton anunció la anulación de del proyecto de “guerra
de las galaxias” en realidad los Estados Unidos no han disminuido el ritmo de
militarización del espacio. “Participación mundial – Proyecto para el Ejercito del Aire
Norteamericano en el siglo XXI” señala en particular que “el primer paso de esta
transformación revolucionaria es que el ejercito del aire norteamericano se transforme
en una fuerza aérea y espacial y después en una fuerza espacial y aérea.” Estas
transformaciones sucesivas se traducen evidentemente en un reacomodo fundamental.
En cuanto al Cuartel General de vuelos espaciales, el pone más el acento sobre el rol
del ejército en el espacio. (Para más detalles ver “United States Military Space Flight
Troops” y “Unified Space Flight Theory.” En abril de 1998 el Cuartel General de
Vuelos Espaciales publicó un plan a largo plazo, “Plan Tentativo para el año 2020” y
propuso cuatro conceptos operacionales para los vuelos espaciales militares: control
del espacio, beligerancia mundial, consolidación total de fuerzas y cooperación
mundial. Desde el 2020 el control del espacio debe haber alcanzado cinco objetivos:
asegurar la entrada y la salida al espacio, vigilar estrechamente el espacio, proteger
los sistemas espaciales de los Estados Unidos y de sus aliados, impedir a los
enemigos de usar los sistemas espaciales de los Estados Unidos y de sus aliados e
impedir al enemigo el uso de estos sistemas espaciales. (Modern Military Affairs, nº
10, 1998, pp.10-11)
10) “El libro blanco From Sea to Land publicado en 1992 por la marina y los marines
marca un cambio esencial y la insistencia sobre la estrategia… La insistencia sobre la
realización del despliegue adelantado es la diferencia principal entre Forward
Position… From Sea to Land… y from Sea to Land.” (Almirante J. M. Borda, Revista
del Cuerpo de Infantería de Marina, marzo de 1995) Este Almirante exigió de frente
que “la preferencia en materia presupuestaria se le debía dar a la Marina”
11) Ver US Department of Defence´s Nacional Defence Report para el año fiscal 1998.
12) Ver “The Gulf War – Final Report of the US Department of Defence to Congress” y
el anexo nº 6.
13) McNamara, que paso del cargo de Presidente de la Sociedad Ford al cargo de
Ministro de la Defensa, introdujo el sistema de contable de una empresa privada y la
noción de “análisis y comparación de costos” en el Ministerio de la Defensa. El
obligo a las fuerzas a aprender a gastar menos para comprar armas, pero en lo que se
refiere a la manera de hacer la guerra, las fuerzas manejan otros criterios. “El objetivo
del Ministerio de la Defensa es el siguiente: cambiar la seguridad de nuestro país
contra el mínimo riesgo, los gastos mínimos y en caso de guerra, el mínimo de
perdidas.” (McNamara, Robert Strange, “Avec le recul: la tragédie du Vietnam et ses
leçons” Le senil, 1996.)
14) El Coronel S. C. Dunlop observo que “las pérdidas son un medio eficaz para debilitar
la influencia norteamericana… En consecuencia el enemigo querrá a no importa que
precio causarnos perdidas ciegamente para alcanzar una victoria táctica” (Análisis

82
desde el punto de vista del enemigo de “Unification Concept for 2010” Joint Force
Quarterly, otoño-invierno 1997-1998)
15) Según el US Department of Defence´s Nacional Defence Report para el año fiscal
1997, veinte proyectos tecnológicos de concepción avanzada han obtenido la
aprobación del Congreso: 1- Sistema de proyección de fuerza rápida. 2- Sistema de
lanzamiento de misiles de cañones múltiples para ataques de precisión. 3- Aparatos
volantes sin pilotos de gran radio de acción y alta altitud. 4- Aparatos volantes sin
pilotos de gran radio de acción y mediana altitud. 5- Sistema de señal de captación de
blancos de precisión. 6- Defensa contra misiles de crucero. 7- Simuladores de campo
de batalla. 8- Antiminas terrestres (submarinas) conjuntas. 9- Intercepción de misiles
balísticos por armas de energía cinética. 10- Planes unificados de alto nivel para
apoyo de tecnologías avanzadas. 11- Comprensión del campo de batalla y transmisión
de datos. 12- Anti armas de destrucción masiva. 13- Bases aéreas (puertos) para la
defensa contra las armas biológicas. 14- Sistemas de navegación avanzados. 15-
Distinción entre los combates. 16- Logística conjunta. 17- Capacidad de
sobrevivencia en vehículos de combate- 18- Helicópteros de transporte de tipo medio
con ciclos de vida baratos. 19- Tratamiento de imágenes semi automático y 20-
Blancos simulados de talla mediana.
16) S. N. Neil examina esta cuestion en detalle en “What Kind of Army Does the US
Army Need in the 21º Century?” Army Times, 16 octubre, 1995.
17) Según Army Times “después de cinco años de análisis, de estudios y de discusiones
internas las autoridades del Ejercito de Tierra ha establecido una nueva formación de
unidades blindadas y de unidades de infantería mecanizada. La nueva formación de
unidades pesadas ha sido bautizada con el nombre de “Formación para el siglo
XXI”… compuesta por tropas repartidas en secciones, de una brigada blindada, de
dos brigadas de infantería mecanizada, de una unidad de artilleros de la división (de
nivel brigada), de una brigada aérea y de un estado mayor de apoyo, encargado de la
logística. El conjunto de la división consta de 15.719 hombre, (de los cuales 417 de
reserva)” La gente encargada de la creación de esta unidad explican: “la nueva
formación creada no tiene nada de revolucionaria (…) en realidad uno ve en ella una
formación bastante conservadora” (Ver Jim Tyson, “Army Times” junio 1998.)
18) Ver John R. Brinkerhoff “The Brigada – based New Army” Parameter Quarterly,
invierno de 1997.
19) Para un comentario detallado del libro “Break Localized Fronts” ver el artículo de S.
N. Neil en el Army Times de junio de 1997.
20) En 1957, para responder a las necesidades de la guerra nuclear y tratar de permitir a
las tropas la sobrevivencia en un campo de batalla nuclear, el ejército de tierra
norteamericano reorganizo sus tropas en divisiones atómicas o en divisiones de cinco
grupos. La división completa tenía entre 11.000 y 14.000 hombres, repartidos en
cinco grupos de combate fuertemente motorizados, todos equipados de armas
nucleares tácticas; pero sobre un campo de batalla no nuclear, la capacidad de
combate de este tipo de división es relativamente débil.
21) A propósito del concepto norteamericano de fuerza de intervención aérea, ver el
artículo del General de Brigada aérea William Lonnie en Air Power Jornal, invierno
de 1996.
22) Como lo ha declarado el jefe de la Oficina Naval de Guerra y el Comandante en Jefe
del Ejercito de Tierra, ya que los gastos y las bases militares en el extranjero no cesan
de disminuir, “los Estados Unidos tienen necesidad de una fuerza de combate
combinada que sea de talla relativamente pequeña, pero de despliegue rápido y fácil

83
de constituir y de entrenar.” (Naval Institute Journal, mayo 1993) A propósito de la
fuerza de intervención naval, ver Marine Corps Magazine, marzo de 1995.
23) Ver “From Over the Horizon to Over the Beach” Sea Power, noviembre de 1995.
“Unos fondos presupuestarios más elevados que los previstos – El Congreso
norteamericano ha aceptado recientemente asignar los fondos del año fiscal de 1996
para construir el séptimo sistema de buque de combate anfibio multiuso, lo que alegro
a la Marina. A consecuencia de las limitaciones presupuestarias la Marina
norteamericana esperaba el año 2001 para solicitar el voto de autorización para este
buque. La Marina había previsto inicialmente rechazar la solicitud de fondos para la
construcción del primer barco de transporte anfibio LPD-17 para el año fiscal de 1998
y no 1996. Pero para la gran sorpresa, el Congreso aprobó la asignación de 974
millones de dólares para este buque de guerra.”
24) En 1993 el “United States Report on the Complete Investigation of Defence”
estimaba que “el “lote” de tropas siguientes debía ser suficiente para gerenciar un
conflicto regional de gran extensión: cuatro o cinco unidades del ejercito de tierra,
cuatro o cinco unidades terrestres de intervención, diez unidades mecanizadas de
combate del ejercito del aire, cien bombarderos pesados del ejercito del aire, cuatro a
cinco batallones de combate embarcados en un portaavión de la Marina, fuerzas
especiales… Además hemos propuesto un nuevo concepto para las tropas
estacionadas en ultramar: “unidad combinada de despliegue especial autoadaptable”
Según las necesidades del comando de la zona de combate, ella seria organizada a
partir de tropas del ejercito del aire, de tierra, de fuerzas especiales y de la marina,
especialmente concebidas para estos fines.”
25) A propósito de la “Joint Doctrine 2010” adelantada en 1996 luego de una reunión
conjunta de las Fuerzas Armadas, ver Joint Force Quarterly, verano 1996. En el
número de invierno de 1996 de Joint Force Quarterly el Comandante en Jefe de las
Fuerzas Navales Johnson y el Jefe de Estado Mayor del Ejercito del Aire Fogleman
aprobaron la “Joint Doctrine 2010.” El Jefe de Estado Mayor del Ejercito de Tierra,
Reimer inmediatamente propuso el “Army Concept for 2010” en respuesta.
26) Ver el artículo del Capitán de Fragata Hoffman “Reform Will Not Be Smooth
Sailing” (La reforma no será suavemente), aparecido en la revista Naval Institute
Journal, enero 1998.
27) Se encuentra una presentación detallada de “Total Dimensional Warfare” en el War
Military Almanac de 1997, pp. 291-294.
28) Según el artículo “Changes to the Newly Publisher Draft of “Essentials of War” de S.
N. Neil, aparecido en Army Times, 18 de agosto de 1997.
29) No existe sin duda sino un artículo “A Military Theoretical Revolution: The Various
Mutually Active Dimensions of War” de Anturio Echevarria, quien ha señalado que
las “dimensiones diversas” de la guerra no son tanto la longitud, la anchura y la
profundidad utilizada por la geometría y la teoría del espacio. Se trata más bien de
factores íntimamente ligados a la guerra como la política, la sociedad, la técnica, el
combate y la logística. Es sin embargo lamentable que se continúe insistiendo sobre el
eje militar para examinar la guerra y no se produzca ninguna ruptura en la definición
de la guerra
30) Para la conferencia sobre estrategia que se desarrolló en el Army War College
(Escuela de Guerra del Ejercito de Tierra), en abril de 1996, el Teniente Coronel
Lonnie Henley redacto un informe titulado “21st Century China: Strategic Parner…
Or Oponent” (La China en el siglo XXI: Copartícipe… o Adversario Estratégico). La
conclusión fue: “Durante los primeros 25 años del próximo siglo, al menos, la China
no estará en capacidad de realizar una revolución militar.” (Ver Waijun ziliao

84
(Documentos sobre los Ejércitos extranjeros) número 6, 1997 publicado por el Centro
de Investigaciones sobre los asuntos militares de los países extranjeros del Instituto de
Ciencias Militares.)

85
SEGUNDA PARTE

El nuevo arte de la guerra

“Un ejército no tiene un dispositivo rígido, de la misma manera que


el agua no tiene forma fija. El que alcance la victoria sabiendo
aprovecharse de las maniobras del adversario, posee realmente un
arte divino”

ZUN ZI
“La conducta en la guerra es un arte, parecido al del médico que
ausculta su paciente”

J. F. C. FULLER

En el ambiente militar de los países del mundo entero, la expresión “revolución del
pensamiento militar” flota en el aire, de la misma manera como el nombre de Mikel Jordan
esta en los labios de los fanáticos de la liga del Basketball norteamericano. Apartando el
hecho de que, una necesidad es la que preside siempre el nacimiento de una innovación, es
probable que lo que priva aquí, sea el talento que tienen los norteamericanos para crear
modas. Ellos, que han mantenido en todo momento el deseo de ocupar el primer lugar en el
mundo, en todos los campos, sobresalen en darle un bonito embalaje a las innovaciones, para
luego regarlas en el mercado mundial. Aún cuando gran parte de los países se sienten
inseguros frente a la cultura norteamericana y tratan de resistir a su invasión, la mayoría ha
adoptado y reproducido fielmente, sus concepciones en materia de revolución en el
pensamiento militar. El resultado, fácilmente previsible, es que, cuando los norteamericanos
se enferman de gripe el mundo entero estornuda.
Unos Investigadores chinos que fueron de visita a los Estados Unidos, le preguntaron a
William Perry “cuales eran los resultados importantes y las rupturas teóricas en el
pensamiento militar norteamericano”. El antiguo Secretario de Defensa, célebre bajo el
nombre de “padre de lo furtivo” porque había puesto el acento en las tecnologías furtivas,
respondió sin dudar: “son evidentemente las tecnologías furtivas y la informática”. Esta
respuesta de Perry refleja bien el punto de vista dominante en los medios militares
norteamericanos: –la revolución del pensamiento militar-, es, la revolución de las tecnologías
militares. A los ojos de Perry, era suficiente con encontrar la solución técnica que permite a
los soldados, colocados delante de una montaña, de saber “lo que hay detrás de la montaña”
para considerar que ya se ha cumplido con una revolución en el pensamiento militar. (1)

Observar, considerar y resolver los problemas desde el punto de vista técnico, es


característico del pensamiento norteamericano. Las ventajas y los inconvenientes de esta
manera de pensar son tan evidentes, como el carácter de los norteamericanos. El punto de
vista que consiste en asimilar, revolución tecnológica a revolución en el pensamiento militar,
demostrado durante la Guerra del Golfo, tuvo un fuerte impacto en los militares del mundo
entero. Raros fueron los que supieron mantener la sangre fría y la lucidez, frente a esta
situación y menos numerosos todavía, aquellos que vieron que, el malentendido creado por
los norteamericanos, había provocado a su vez, un malentendido general en el tema de una
revolución que afecta a toda la tierra. Parecido a los tifones del océano pacífico, el eslogan
“construir el ejército gracias a la alta tecnología” alcanzó cada vez mas a los diferentes países

86
(2) y sobre el borde occidental del pacífico, hasta China parece que devolvió el eco
inmediatamente.

No se puede negar que la revolución en las técnicas militares sea la piedra angular de la
revolución en el pensamiento militar, pero no se puede, de ninguna manera, estimar que ella
sola la constituye, ya que, en la mayoría de lo casos ella no es mas que la primera fase de este
torbellino demente. La expresión más alta y el logro de la revolución de las cuestiones
militares, no son menos que una completa revolución en el pensamiento militar que no se
limita a las transformaciones concretas de la tecnología militar y del sistema organizacional.
En el fondo, la revolución de la tecnología militar es una revolución de las formas y de los
métodos de combate.

Ya se trate de una revolución en las técnicas militares o de la reforma del sistema


organizacional eso no conducirá sino a una transformación de las formas y de los métodos
del combate. Después que esta transformación haya tenido lugar, es que los efectos de la
maduración de la revolución del pensamiento militar serán sensibles. (3)

Considerando que la revolución de las tecnologías militares es la primera fase de la


revolución del pensamiento militar, vemos que ya pasamos a la segunda etapa esencial de
esta revolución. La cercanía de la culminación de la revolución de la tecnología militar es, en
gran medida, el signo que señala una nueva etapa. Pero esta situación plantea un serio
problema a los investigadores encargados del trabajo de reflexión en esta primera etapa ya
que, permitiéndonos escoger los medios de actuar en un campo mucho más extenso, la
revolución de la tecnología militar, nos plantea la amenaza de someternos a sus medios, ya
que actualmente es más difícil conservar el monopolio de una técnica que inventar otra. Estas
amenazas no han sido nunca tan grandes como hoy, porque los medios son numerosos y
varían hasta el infinito, lo que da verdaderamente la impresión de ver a un enemigo detrás de
cada árbol. No importa la dirección, no importa el medio, no importa que individuo, puede
representar una amenaza potencial para la seguridad nacional. Aún cuando esta amenaza
puede ser claramente percibida, es muy difícil establecer de inmediato de donde viene.

Desde hace mucho tiempo los militares, tanto como los políticos, tienen el hábito de seguir el
siguiente razonamiento: los elementos principales de las amenazas contra la seguridad de una
nación, son las fuerzas militares de un Estado enemigo declarado o de un Estado enemigo en
potencia. Sin gritar ¡atención! las guerras y los grandes acontecimientos ocurridos en los
últimos diez años del siglo XX nos han probado lo contrario: a menudo no son, las amenazas
militares, los principales factores que influyen en la seguridad nacional. Aún cuando las
diferencias territoriales, los enfrentamientos nacionalistas, los conflictos religiosos, así como
la delimitación de zonas de influencia –tan antiguos como la historia de la humanidad- siguen
siendo los grandes móviles de la guerra, estos agentes internacionales están cada vez más
ligados a los factores económicos, como la apropiación de los recursos naturales, la captura
de mercados, el control de los capitales, la sanciones comerciales, al punto que se convierten
en secundarias en relación a estas últimas, las cuales constituyen una nueva forma de
amenaza contra la seguridad política, económica y militar de un Estado o de varios Estados.
Desde un punto de vista exterior, estas nuevas formas no tienen posiblemente el menor
carácter militar y pueden por este hecho ser calificadas por algunos observadores de “guerras
secundarias” o “guerras por analogía”. (4) No obstante, los daños que ellas pueden causar en
los campos que son su blanco, no tienen nada de secundario con relación a una guerra
puramente militar. A este respecto, nos bastara con citar los nombres de dementes tales

87
como: George Soros, Osama Bin Laden, Pablo Escobar Gaviria, Chizuo Mazumoto, y Kevin
Mitnik. (5)
Puede ser que no podamos indicar con precisión desde cuándo los principales factores de la
guerra ya no sean solamente los Estados soberanos. La secta japonesa Aum Shinriu, la mafia
italiana, las organizaciones terroristas musulmanas extremistas, el cartel de la droga
colombiano o el “Croissant de Oro”, los Hackers malintencionados y los financistas que
controlan enormes cantidades de fondos agresivos, así como los desequilibrados mentales,
polarizados sobre ciertos blancos, obsesionados u obstinados, pueden convertirse en factores
de guerra, militar o no militar. Las armas a su disposición son: los aviones, los cañones, los
gases nocivos, las bombas, los agentes bioquímicos, así como los virus informáticos, los
motores de investigación y los útiles para el desvío de fondos financieros. En una palabra, los
nuevos modos de guerra y los nuevos medios de agresión que promueven las nuevas
tecnologías, pueden ser utilizadas por estos locos para todo tipo de ataques financieros,
ataques por Internet, ataques mediáticos o ataques sorpresa, terroristas. La mayoría de estos
ataques no son acciones militares, pero todos pueden ser clasificados como acciones de
guerra que persiguen obligar a otro Estado a satisfacer nuestros propios intereses y
exigencias. Así, tan destructoras o, mas aun que una guerra, en el sentido estricto del término,
estas fuerzas representan una grave amenaza, multidireccional, diferente de lo que hemos
podido conocer, sobre lo que nosotros consideramos que compete a la seguridad nacional.
En esta situación, basta con ampliar ligeramente nuestro campo de visión para ver que la
seguridad nacional fundada sobre el regionalismo es de toda evidencia obsoleta. En lo
sucesivo, las principales amenazas contra la seguridad nacional estarán lejos de limitarse a
las agresiones militares de fuerzas hostiles contra el espacio natural de nuestro territorio. Si
uno compara, en términos de caída del índice de seguridad nacional, las situaciones de
Tailandia y de Indonesia, que en unos meses sufrieron una devaluación de más del 10% de su
moneda y una casi quiebra económica, con Irak, que ha sufrido a la vez, de ataques militares
y de embargo económico, es de temer que no haya ninguna diferencia entre los dos. Los
Estados Unidos, única superpotencia que ha sobrevivido a la guerra fría, han comprendido
que el país más poderoso es, a menudo el que tiene más enemigos y el que tiene más
amenazas. Aparte del repertorio de las 10 amenazas principales, constituidas por los “Estados
fuertes hostiles a los intereses norteamericanos” el “Informe sobre la Defensa Nacional
norteamericana” de varios años fiscales consecutivos, considera igualmente como peligros
“el terrorismo, las actividades subversivas, las situaciones anárquicas que amenazan la
estabilidad del Gobierno Federal, las amenazas contra la prosperidad y el crecimiento
económico de los Estados Unidos, el comercio ilegal de la droga y el crimen internacional.”
Por esta razón los Estados Unidos han ampliado el campo de la investigación multiespacial
de eventuales atentados a su propia seguridad. (6) De hecho, no solamente los Estados
Unidos, todos los países que practican el culto a su potencia, han inconscientemente
ampliado ya la frontera de su seguridad a numerosos campos como el político, los recursos
naturales, las minorías, la religión, la cultura, las redes de Internet, la geografía, el ambiente y
el espacio. (7)

Esta “visión pansectorial” es una de las condiciones para la sobrevivencia y el desarrollo de


los Estados soberanos modernos, así como de su influencia en el mundo. En comparación
con lo anterior, la visión de la defensa nacional como principal objetivo de la seguridad
aparece bastante obsoleta y en rigor, muy incompleta.
A esta visión pansectorial, se debe hacer corresponder la nueva noción de la “seguridad
omnidireccional” que incluya los intereses del Estado. El acento, no se limita en lo absoluto a
las cuestiones de la seguridad y de la defensa, comprende también en su zona de
intervención, la seguridad política, la seguridad económica, la seguridad cultural y la

88
seguridad de la información. Se trata de una “visión de seguridad extendida,” ampliada, que
eleva la noción de seguridad del aspecto territorial a la noción de campo de interés del
Estado.
El aumento de esa carga, la “visión de la seguridad extendida,” lleva aparejada una
complicación en la definición de los objetivos, de los medios y de los métodos para
alcanzarla, en consecuencia, la estrategia nacional que asegura la realización de los objetivos
de la seguridad nacional, es decir, la que uno llama, corrientemente la gran estrategia, exige
igualmente acomodos que van más allá de la estrategia militar y aún de la estrategia política.
Exige también, tomar en cuenta todos los aspectos del índice de seguridad que se relaciona
con los intereses del Estado como un todo y la superposición de factores políticos (voluntad,
valores y cohesión nacional) y militares, a los parámetros que son la economía, la cultura, la
diplomacia, la tecnología, el ambiente, los recursos naturales y las minorías, para poder trazar
un campo extendido o “campo amplio” completo, que acumule interés nacional y seguridad
nacional, en una gran carta de situación estratégica.

Quien se ubique delante de esta gran carta de situación sentirá el mismo sentimiento de
pequeñez que se siente frente a un océano: ¿donde encontrará uno los medios y los métodos
unificados y únicos, para cubrir un campo tan vasto y múltiple, para garantizar intereses tan
complejos y aún contradictorios y para alcanzar objetivos tan intrincados y aún antagónicos?

Por ejemplo ¿como podrían ser utilizados los medios militares de la “política de sangre” que
pregonaba Clausewitz para resolver la crisis financiera del Sudeste Asiático? Utilizando el
mismo método, ¿como hacer frente a los piratas informáticos que van y vienen sobre
Internet?, la conclusión es clara: no es suficiente poseer una espada, para garantizar la
seguridad nacional en el campo de una visión de seguridad amplia. Como dice el proverbio
“un pilar no sostiene una casa”. El único pilar de las Fuerzas Armadas está lejos de poder
sostener la cúpula secular del edificio de la seguridad nacional moderna. La solución, que
impedirá que se desplome la cúpula, residirá, en buena parte, en la capacidad de constituir
una fuerza completa, que reagrupe todos los campos que tocan el interés nacional. Una vez
en posesión de estas fuerzas, será necesario encontrar un método, que permita disponer de un
instrumento utilizable en las situaciones reales.

Éste deberá ser un “método operacional extendido” que ligue todas las dimensiones y todas
las capacidades de los grandes campos militares y no militares, que permiten hacer la guerra.
A partir de que esta nueva estrategia haga su aparición, diferente de las estrategias derivadas
de las guerras del pasado, convendrá imaginar una forma de guerra totalmente nueva, que
incluya y que sobrepase la dimensión de la seguridad nacional.

El principio no tiene nada de complicado: se reduce a una palabra muy simple: combinación
(como decía Lao Tse:) “el Tao crea el uno, el uno crea el dos, el dos crea el tres y el tres crea
el infinito de los seres.” Poco importa que uno tenga dos, tres o una infinidad de elementos,
ellos son el resultado de una combinación. Solo la combinación permite la abundancia, ella
sola permite las múltiples transformaciones, ella sola permite la diversidad. La combinación
ha aumentado los medios de hacer la guerra moderna casi al infinito y ha, fundamentalmente
transformado la definición de la guerra moderna que nos habían legado los hombres del
pasado: una guerra hecha con armas y con métodos de combate moderno. Esto significa que,
reduciendo el rol de las armas, la multiplicación de los medios ha ampliado la noción de
guerra moderna. Frente a una guerra que, desde la escogencia de los medios, al teatro de la
guerra, se ha desarrollado considerablemente, debemos temer que la ignorancia, que consiste
en “solamente querer encontrarse de este lado de la montaña,” que traiciona las antiguas

89
aspiraciones para alcanzar la victoria contando solo con los medios militares, sufrirá una gran
decepción. Lo que todos los militares y políticos que nutren la loca ambición de alcanzar
victorias deberán hacer, es ampliar su campo de visión, evaluar el momento y la situación,
agarrar el bastón de la gran estrategia y descartar las miasmas de la visión guerrera
tradicional, en resumen: ir al otro lado de la montaña a contemplar el amanecer.

NOTAS

1) Cuando el Coronel Superior Chen Bojiang, investigador del Instituto de Ciencias


Militares Chino visitaba a sus colegas en los Estados Unidos, se reunió con oficiales
de alto rango. Chen Bojiang le preguntó a Perry “¿Cuáles fueron los resultados
obtenidos y las rupturas mas importantes producidas por la revolución de los asuntos
militares norteamericanos? Perry respondió: “La ruptura más importante fue sin duda
la tecnología furtiva. Es una ruptura formidable. Me gustaría agregar, sin embargo,
que en un campo completamente diferente, el descubrimiento de la informática es
también importante. La informática ha respondido a la pregunta que los soldados se
hacían durante centenares de años, a saber: ¿Qué hay del otro lado de la montaña?
Los progresos para resolver este problema han sido muy lentos durante siglos. El
progreso de la técnica ha sido ha sido muy rápido en el curso de los últimos diez años,
durante los cuales se han adoptado métodos revolucionarios para resolver este
problema. (National Defence University Journal, nº 11, 1998, pp.44) Como profesor
del College of Engineering de la universidad de Stanford, Perry se encuentra en
situación privilegiada para observar y comprender la revolución militar desde un
punto de vista técnico. El es sin duda un partidario de la tecnología en la revolución
militar.
2) En su “Resumen de la Situación Militar” del World Military Yearbook de 1997 se
subraya que: “Un rasgo resaltante ha caracterizado la situación militar en 1995-1996 a
saber que la mayoría de los países han comenzado a poner el acento en “el empleo de
la alta técnica para organizar sus ejércitos” en busca de un ejército de calidad. Para
alcanzar el objetivo de la numeración del campo de batalla, los Estados Unidos
adoptaron una política de construcción del Ejército a base de altas tecnología; el
Japón ha planteado un nuevo programa de reorganización y de equipamiento de sus
tropas de autodefensa y exigido la creación de una “una fuerza militar eficaz de alta
tecnología”; Alemania ha publicado un informe destinado a favorecer una ruptura en
ocho tecnologías de punta; para mejorar la “calidad técnica” de sus ejércitos, Francia
ha planteado un nuevo plan de reformas; Inglaterra y Rusia han igualmente tomado
medidas; ciertos países medianos y pequeños han comprado armamento de punta para
que sus ejércitos “alcancen de un salto” un alto nivel técnico.” (1997, World Military
Affairs Yearbook)
3) Aparte del punto de vista que asimila la revolución de la tecnología militar a la
revolución de los asuntos militares, muchos especialistas prefieren considerar la
revolución de los asuntos militares como el producto combinado de técnicas nuevas,
de una nueva organización de las tropas y de un nuevo pensamiento militar. Por
ejemplo, Steven Maze y Thomas Keywitt, del centro de investigaciones estratégicas
del Instituto Militar del Ejército de Tierra, estiman en su informe titulado “Strategy
and the Military Revolution – From Theory to Policy” que “la llamada revolución
militar esta hecha de cambios simultáneos y mutuamente enriquecedores en los
campo de la tecnología militar, de los sistemas de armas, de los métodos de combate
y del sistema de organización de las tropas, gracias a lo cual se opera un salto (o un

90
brusco cambio) en la eficacia operacional del ejército.” Así mismo lo consideran en
un informe de investigación de la American Research Center for Strategy and
International Issues sobre el tema cuando afirman que la revolución de los asuntos
militares es el resultado de la combinación de numerosos factores. En cuanto a la
idea de Toffler según la cual la revolución de los asuntos militares equivale a un
reemplazo de la civilización, eso es algo evidentemente exagerado e impracticable.
4) Ver Zhao Ying, “La nueva concepción de la seguridad nacional.
5) George Soros, especulador; Bin Laden, terrorista islámico; Escobar, célebre traficante
de droga a distancia; Chizuo Matsumoto, fundador de la secta Aum en Japón y Kevin
Mitnik, célebre pirata informático.
6) El Ministro de la Defensa de los Estados Unidos ha enumerado las diversas amenazas
que pesan sobre los Estados Unidos en los informes sobre la defensa nacional de los
años fiscales 1996, 1997 y 1998. Sin embargo esta larga vision no se sitúa a un nivel
de observación que los norteamericanos puedan retener concientemente. En mayo de
1997 se nota en “The Global Security Environment” primera parte de Four Year
Defence Report, publicado por el Ministerio de la Defensa de los Estados Unidos, que
la seguridad del país sería sometida a una serie de desafíos. Están las amenazas
provenientes de Irak, de Irán, del Medio Oriente y de la península de Korea. En
segundo lugar habrá la difusión de las técnicas sensibles, tales como las armas
nucleares, biológicas y químicas así como las técnicas de lanzamiento, las técnicas de
la guerra de la información y las técnicas furtivas. En tercer lugar habrán las
actividades terroristas, el tráfico de droga, el crimen organizado internacional y la
pérdida del control de la inmigración. En cuarto lugar habrá la amenaza de las armas
de destrucción masiva sobre el territorio de los Estados Unidos. “Los países con
capacidad de rivalizar con los Estados Unidos no aparecerán, sin duda antes del 2015,
pero después del 2015 es posible que aparezca una gran potencia regional o un
enemigo mundial de fuerza igual. Ciertos especialistas consideran que si aún las
perspectivas de Rusia y de China son imprevisibles, es posible que ellos se
transformen en ese tipo de enemigo.” Este informe, que es el fruto de los esfuerzos
conjuntos del gabinete del Ministro de la Defensa y de la Junta de Jefes del Estado
Mayor Conjunto continúa siendo las delicias de una llamada amenaza militar, mitad
real, mitad imaginaria. En el análisis de las amenazas contenido en el artículo
“Estrategia Militar Nacional” de los Estados Unidos para 1997 de este informe, una
sección especial trata de los “factores desconocidos” y muestra que los
norteamericanos están inquietos y temen amenazas futuras.
7) El australiano S. M. H. Malik ha dicho que las siete tendencias que afectarán la
seguridad nacional en el transcurso del siglo XXI serán: la economía mundial, la
difusión mundial de las técnicas, la mundializacion de la ola democrática, la
multipolarización de la política internacional, el cambio de naturaleza del sistema
internacional, los cambios en la noción de seguridad y los cambios en los puntos
focales de los conflictos. El rol global de estas tendencias esta en el origen de dos
categorías de conflictos que amenazan la seguridad de la región Asia-Pacífico. La
primera categoría será el origen de los conflictos tradicionales: luchas hegemónicas
de grandes potencias, expansión del nacionalismo en los países que lo logren, litigios
por derechos e intereses territoriales y marítimos, competencia económica y difusión
de armas de destrucción masiva. La segunda categoría será la fuente de conflictos
futuros: el nacionalismo, (racismo) en países decadentes, conflictos por creencias
religiosas y culturales, difusión de armas mortíferas ligeras, litigios por petróleo, la
pesca y los recursos de agua, olas de refugiados y flujos de población, catástrofes
ecológicas y terrorismo. Todos estos factores representaran amenazas para la

91
seguridad de los estados en el siglo XXI. Este australiano tiene una visión más
elevada de la seguridad nacional que los norteamericanos. (Para más detalles ver la
revista United States Comparative Strategies,1997, Nº 16)

92
CAPITULO V

Nueva martingala para el juego estratégico

“Los grandes maestros del arte de la guerra del siglo XXI serán
aquellos que utilizaran métodos innovadores para asociar, de una
manera diferente, las posibilidades de alcanzar los objetivos tácticos y
estratégicos de una campaña”

Y. Tearfood

Todo cambia, explosión tecnológica, reemplazo de armas, alargamientos de la noción de


seguridad, ajuste de los objetivos estratégicos, confusión en las fronteras del campo de
batalla, extensión de la amplitud de medios no militares y de personas no militares
implicados en la guerra. Ahora que todos estos hechos se hallan concentrados en un punto,
creemos que la era de una revolución en el arte militar ha llegado. Esta revolución no
pretende producir un arte militar propio a cada una de estas transformaciones, si no a
encontrar un arte militar que le sea común. Se trata de hallar una martingala universal, para
hacer frente a todas las situaciones sobre el tablero eminentemente cambiante, de las guerras
del futuro. (1)

Eliminar la neblina producida por las nubes guerreras

¿Quien ha visto ya la guerra de mañana? Nadie, sin embargo hace mucho tiempo que, gracias
a los propósitos de todo tipo de profetas, de la especie de los brujos, sus diferentes escenas
han sido fijadas sobre la pantalla de nuestros cerebros, como las imágenes de un dibujo
animado de segundo orden. De la guerra de estrangulamientos de satélites, en orbitas en el
espacio, a la persecución angular de submarinos nucleares, en lo más profundo del océano,
de bombas de precisión lanzadas por bombarderos furtivos a misiles de crucero, lanzados por
un crucero de escudo “Zeus”, los elementos de esta cobertura total del cielo como de la tierra,
son innumerables. Lo más representativo de ellos no va más allá de la descripción de un
ejercicio, realizado en el Centro de Entrenamiento de Fort Irwin, por una unidad digitalizada
del Ejército Norteamericano.

En el centro de comando de la unidad digitalizada que juega el rol del “ejército azul”, los
computadores no cesan de recibir y de procesar las informaciones recibidas de los satélites y
de los aviones Joint Star. Los aviones de alerta controlan la totalidad del espacio aéreo
guiados por los satélites y los aviones de alerta, los cazabombarderos lanzan sus misiles de
precisión, contra sus blancos. Las fuerzas blindadas y los helicópteros armados, lanzan
alternativamente ataques tridimensionales contra el enemigo. Los infantes reciben sus
órdenes por computador portátil y lanzan sus ataques con armas automáticas, acopladas a
aparatos de visión, pegados en sus cascos. La escena más magnifica: un soldado ataca
sucesivamente cinco blancos y guía la enorme potencia de fuego de la artillería y de la
aviación de su sector hacia un grupo de tanques enemigos, situados al otro lado de una cresta.
Treinta segundos más tarde, la pantalla de su computador muestra un mensaje, “tanques
enemigos destruidos”.

93
Durante este ejercicio, conducido en el desierto de Mojave, el “ejército azul”, dotado de un
equipamiento totalmente digitalizado y bautizado para la ocasión de “Ejército de Tierra del
siglo XXI”, fue finalmente derrotado por el “ejército rojo”, dotado de un equipamiento
tradicional con el resultado de, una victoria, un nulo y seis perdidos. Esto no impidió de
ninguna manera que el Ministro de la Defensa Cohen, anunciara en la declaración a la prensa
que siguió inmediatamente después de la realización del ejercicio, lo siguiente “yo estimo
que acabamos de asistir aquí a una revolución en el pensamiento militar”. (2) Evidentemente
lo que Cohen designaba con el nombre de revolución del pensamiento militar y la guerra,
anunciada por los profetas a los cuales nos referíamos al comienzo de este capítulo, son dos
cosas absolutamente idénticas.

Los triunfadores quieren siempre deslizarse sobre las huellas de la victoria. De la misma
forma como el ejército que había ganado la Primera Guerra Mundial, atravesando las
trincheras de Verdun, suponía que la guerra siguiente, se desarrollaría de la misma manera a
lo largo de la línea Maginot, el Ejército Americano, vencedor de la Guerra del Golfo espera
continuar dedicándose a su vicio tipo “Tormenta del desierto” en relación con las guerras del
siglo XXI, aun cuando todos los generales norteamericanos, que desean cubrirse de gloria,
como el general Schwarkopf, saben perfectamente que las guerras del siglo XXI, no tienen
ningún chance de ser la simple replica, de la Guerra del Golfo. Es por esta razón, que han
comenzado a renovar los equipamientos del ejército, aun antes que las armas de la guerra del
golfo hayan dejado de echar humo y han procedido a modificar sus teorías de combate y sus
sistemas organizacionales. Del “Proyecto de fuerzas combinadas del año 2010” a “del
Ejército de Tierra del mañana”, todos los militares del mundo entero, conocen la
organización, del futuro Ejército Norteamericano y los proyectos de guerra a la
norteamericana. Eso les permite entrever proyectos grandiosos, de una amplitud
completamente excepcional.

Hasta el presente, podemos ver que las tendencias en el desarrollo del armamento del
Ejército Norteamericano, las transformaciones de la política de defensa, la evolución de las
teorías del combate, la renovación de los Reglamentos y de los Estatutos y la declaración de
los oficiales superiores, avanza rápidamente en la misma dirección. Todos estos elementos
confirman que los medios militares, son el medio final de arreglar los conflictos del porvenir
y que las diferencias entre los estados, se arreglaran siempre por el encuentro de dos grandes
ejércitos, sobre un campo de batalla. Sobre esta base, el Ejército Norteamericano, se exige a
si mismo ganar la guerra, casi simultáneamente en dos zonas de combate y ha hecho
preparativos completos en este sentido. (3)

La cuestión que se plantea es de saber, si hay alguien todavía en el pentágono, como el


general Bauer, antiguo Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, capaz de reconocer
claramente esto: los Estados Unidos están en la vía de concentrar lo esencial de su energía,
para hacer de nuevo una “guerra del tipo de guerra fría, como no debería haber de nuevo” y
muy probablemente, gasten sus fuerzas en una dirección errada. (4) La tendencia
internacional del final del siglo XX, ha mostrado claramente, en tanto que realidad existente,
que la época en donde todas las guerras consistían en “desplazar soldados y sables”, todavía
no se ha quedado muda en la historia, pero en tanto que concepto, comienza a estar
claramente en retraso. A medida que la multiplicación de los tratados internacionales limitan
la carrera de las armas y la proliferación de las armas y las Naciones Unidas y las
Organizaciones Internacionales Regionales, acrecientan su capacidad de intervención en
todas la guerras locales y en los conflictos regionales, las amenazas de orden militar contra la
seguridad de los estados han disminuido de la misma manera. Mientras tanto, la aparición de

94
numerosas técnicas de punta, aumenta grandemente la posibilidad de realizar acciones no
militares, que amenazan la seguridad de los Estados. La comunidad internacional,
desamparada frente a las amenazas no militares de destrucción, no menos graves que las
causadas por una guerra carece, por lo menos, de los medios necesarios y eficaces de
limitarla. Esto a, objetivamente acelerado la aparición de situaciones de guerra, no militares y
al mismo tiempo, a casi hecho volar en pedazos los viejos conceptos relativos a la seguridad
de los Estados. Además de los ataques terroristas cada vez más graves, los ataques por la
piratería informática, por virus informáticos y las guerras financieras que dominaran
largamente el futuro, hay también la categoría de “guerras de concepto nuevo” a las cuales es
difícil darles un nombre y que hacen, que de un día para otro la visión de la seguridad del
tipo “mantener al enemigo fuera del estado”, pertenezca al pasado.

No se puede decir que los medios militares norteamericanos, no hayan tomado conciencia de
la disminución de las amenazas militares y del aumento de las amenazas no militares (este
punto ha sido ya demostrado en el “Informe sobre la Defensa Nacional,” de varios años
fiscales, publicado por el Ministerio de la Defensa de los Estados Unidos, que fue citado
precedentemente). Pero los Estados Unidos ha relegado todos estos problemas en los
políticos y en la C.I.A. apartándose así de los conceptos que rigen las nuevas formas de
guerra y las acciones militares no guerreras. Ellos se han acurrucado cada vez mas, al punto
de parecerse a un árbol al acecho, doblado por el peso de todo tipo de armas, como si fueran
frutos, esperando a que un conejo descerebrado venga y choque con él.

Después que Saddam Husein se topó al pie de este árbol ¿Quién querría todavía desempeñar
el papel del segundo conejo?

Encontrándose en el estado de espíritu de aquel que “desdeña su espada, ve para todos lados
y se encuentra desamparado”, los soldados norteamericanos, privados de adversarios,
después de la desintegración de la Unión Soviética, buscan a todo precio una razón para no
encontrarse “desempleados”, ya que desde el general hasta el simple soldado, de la lanza
ofensiva, al escudo defensivo, de la gran estrategia, a la simple táctica, las Fuerzas Armadas
Norteamericanas todas se preparan para una gran guerra donde puedan alcanzar la victoria.
Después que ya no existe el fenómeno de dos Ejércitos frente a frente, hasta el Congreso
Norteamericano, sin descartar los medios militares norteamericanos, sienten el sentimiento
de vacío que ha dejado la ausencia de un adversario. El resultado de que no exista mas un
enemigo de su talla, los ha obligado a inventar uno. Así, aun cuando se trate de una región
minúscula como Kosovo, no dejan escapar la ocasión de ensayar sus hojillas afiladas. Se
diría que los medios militares norteamericanos, donde se tergiversa hasta el infinito, para
saber que vale mas la pena, si recurrir a la fuerza, o no hacer nada, después de haber
extendido sus tentáculos, del campo de la guerra, al campo de las acciones militares, no
guerreras, perdieron el deseo de lanzar operaciones, en el campo mucho más basto de la
guerra no militar, que esta en vías de constituirse.

Eso se debe quizás a una falta de sensibilidad con relación a las prácticas nuevas y a ciertos
hábitos de trabajo, pero es ciertamente consecuencia de limitaciones intelectuales. Cualquiera
que sea la razón, los militares norteamericanos reducen su campo de visión al campo cubierto
por las nubes de la guerra; y esta es una realidad indiscutible.

Aún si los Estados Unidos son los primeros, tocados por la amenaza de una guerra no militar
y han sido su víctima en varias ocasiones, uno se sorprende, de que un país tan grande, no
disponga de una estrategia unificada, ni de un organismo de comando para controlar esta

95
amenaza. Y uno se pregunta si debe reír o llorar, al constatar que disponen curiosamente de
49 servicios (ministerios y direcciones) encargados de la acción antiterrorista y que entre
ellos exista tan poca coordinación y cooperación entre ellos. A este respecto, los otros países
se encuentran apenas mejor dotados. Los capítulos presupuestarios, destinados a las
necesidades de la seguridad, permanecen solamente atribuidos al Ejército y a los servicios
encargados de la información y de la política y las inversiones en las otras direcciones
permanecen dolorosamente pobres. Para citar todavía ejemplos de los Estados Unidos, los
subsidios dedicados a la lucha antiterrorista, se elevan a siete millardos de dólares por año, o
sea simplemente el 1/35 de los 250 millardos consagrados a los gastos militares totales.

Poco importa, la manera en que cada país se hace el sordo frente a la amenaza urgente de la
guerra no militar, este hecho objetivo ejerce su presión sobre la existencia de la humanidad
amplificándose según sus reglas y a su propio ritmo. Inútil decir que cada quien puede
constatar que, mientras la humanidad concentra su atención sobre los llamados a la paz y a la
limitación de la guerra, muchos elementos que constituyen en su origen, un componente de
nuestras vidas apacibles, comienzan poco a poco a transformarse en armas mortíferas,
dañinas para la paz. Hasta las reglas de oro y los principios sagrados, con los cuales nos
hemos comprometido siempre, comienzan a tomar un cariz de sentido contrario, sentido que
utilizan ciertos países para lanzar ataques contra los otros países y contra ciertas
organizaciones, así como también ciertos individuos, enemigos de toda la sociedad. Por lo
mismo que, allí donde hay computadores hay virus, allí donde hay una moneda, existe la
especulación, al lado de la libertad de culto, el extremismo religioso y las sectas heréticas, los
derechos del hombre, pero también la soberanía nacional, la libertad económica y la
protección del comercio, la autonomía nacional y la mundialización, las empresas nacionales
y las sociedades multinacionales, la liberalización de la información y el control de la
información, la participación del conocimiento y del saber y el monopolio de ciertas técnicas,
cada campo puede mañana, no importa en que momento, iniciar una guerra encarnizada entre
diferentes grupos.

El campo de batalla se encuentra a nuestra puerta y el enemigo está “en línea”, uno no siente
ni el olor de la pólvora, ni el sabor de la sangre. Sin embargo, es la guerra permanente, ya
que el fenómeno de la guerra moderna, consiste en obligar al enemigo a satisfacer nuestros
intereses. Evidentemente cualquier militar, de cualquier país que sea, no tiene la preparación
mental suficiente, para este nuevo tipo de guerra que sobrepasa totalmente el campo militar.
Se trata de una grave realidad a la cual todos los militares deben hacer frente:

Las nuevas amenazas exigen una nueva concepción de la seguridad nacional y ésta exige a su
vez, que los militares alarguen su campo de visión antes de alcanzar sus victorias. Es decir
que eliminen la estrecha banda de neblina que las nubes guerreras han puesto delante de sus
ojos.

La decadencia de las reglas y el terreno de la pérdida de eficacia

En tanto que es una manera extrema de arreglar los conflictos, entre la sobrevivencia y el
interés, la guerra ha sido siempre una bestia salvaje, jamás verdaderamente domada por la
humanidad. Por una parte, ella juega el rol de escoba en la cadena ecológica de la sociedad, y
por la otra, constituye una amenaza directa para la sobrevivencia de la humanidad, ¿Como
disciplinarla sin que ella nos alcance? Durante milenios y sobre todo después del siglo XX,
entre los intervalos de los incendios guerreros, el hombre se ha esforzado siempre por meter
esa bestia en una jaula. En ese sentido ha establecido innumerables reglas y ha elaborado

96
numerosos tratados. Desde la Convención de Ginebra, a las diversas Resoluciones sobre la
guerra, adoptadas sin cesar por las Naciones Unidas, el hombre ha creado una tras otra,
barreras para evitar las guerras sangrientas y demenciales, con la esperanza de que la
reglamentación internacional reduzca al mínimo los daños causados a la humanidad. Se
pueden citar la prohibición efectiva de recurrir a las armas bioquímicas, la prohibición de
masacrar a la población civil sin discriminación, la prohibición de maltratar a los prisioneros,
la limitación en el empleo de las minas, etc., sin olvidar la oposición general al empleo de la
Fuerza Armada o a la amenaza de recurrir a la Fuerza Armada para arreglar los conflictos
internacionales. Todas estas reglas han sido admitidas progresivamente, por todos los países.
Los más importantes, son los tratados sobre la no proliferación de armas nucleares, la
prohibición de los ensayos nucleares, la reducción bilateral y multilateral de las armas
nucleares, etc. Todo esto, ha evitado hasta el presente, el “invierno nuclear” a la humanidad.
Después del fin de la guerra fría, el mundo entero se alegró, creyendo que había salido de “la
paz en el terror”. Después que Schwarzkopf utilizó el ataque de la “Tormenta” para poner
K.O. a Saddam, sobre el ring del Golfo, el Presidente Bush se enorgullecía de su éxito. “El
nuevo orden mundial ha pasado su primera prueba”. Al momento en que Chamberlain
regresaba de Munich en 1938, anunció que la humanidad se “iba a reunir en un mundo lleno
de esperanzas de paz”, ¿Donde estamos hoy? Uno constata que, como Chamberlain, Bush
canto victoria muy pronto. (5)

El fin de la guerra fría, como el de la Guerra del Golfo, no trajo aparejado el nuevo orden
internacional prometido por los políticos y esperado por la humanidad. El desplome del
mundo bipolar hizo salir de sus jaulas a las bestias salvajes, las guerras regionales, inundando
de sangre uno tras otro, países y regiones, tales como Rwanda, Somalia, Bosnia-
Herzegovina, Chechenia, El Congo y Kosovo. Hoy el hombre descubre de nuevo que, los
esfuerzos de paz, desplegados en centenas y de miles de años, pueden ser reducidos a la nada
de un solo golpe.

La aparición de este tipo de situaciones esta ligada a la aptitud pragmática observada por
cada país, en relación con el establecimiento de las reglas internacionales. La aceptación o el
rechazo de las reglas internacionales por cada país, depende a menudo de su propio interés.
Los países pequeños tratan de utilizar estas reglas para protegerse, mientras que los grandes
países buscan utilizar estas reglas para controlar a los pequeños. Cuando estas reglas no
coinciden con sus intereses, todos los países, pequeños o grandes, no dudan en infringir las
reglas para alcanzar sus objetivos.

De una manera general, la infracción de las reglas por los pequeños países, puede ser
corregida por los grandes países, en nombre de la aplicación de la ley. Y cuando los grandes
países infringen la ley, ellos hacen como los Estados Unidos en Panamá, aplican leyes
supranacionales para capturar a un Jefe de Estado y llevarlo a su país, a fin de juzgarlo o
como en el caso de la India, abofeteando los tratados de prohibición de los ensayos nucleares,
para anexarse el estado Himalaya de Zikkin, de la misma manera como Irak se anexó a
Kuwait. La comunidad internacional se contenta con lanzar suspiros de impotencia, no
teniendo ninguna solución que aplicar. (6) Pero los fanfarrones, encuentran su señor y todo
justiciero, su enemigo natural. Como dice el proverbio chino la “salmuera hace cuajar la soja
y una cosa, arrastra a la otra”.

La impotencia de la comunidad internacional, frente a las grandes potencias, que fijan y


aplican las reglas internacionales, o no las toman en cuenta, cuando son contrarias a sus
intereses y mas aun, llegan hasta a desconocerlas, contrasta con la irrupción de las “fuerzas

97
no estadales” que no respetan ninguna regla y que tienen por objetivo la destrucción del
orden estatal existente. Como enemigos naturales de la comunidad internacional y
particularmente, de ciertos grandes países, producen efectos sutiles sobre el equilibrio de la
ecología social, amenazando la sobrevivencia de la humanidad. Dicho de otra manera, son
fuerzas destructivas de la sociedad que, a la vez que trastornan el orden internacional
constituido, frenan la destrucción de la comunidad internacional por las grandes potencias,
divirtiéndose con ello.

Citemos la intrusión, a titulo de advertencia, de los piratas informáticos anónimos, (7) sobre
el sitio de Internet del Ministerio de la Defensa Nacional de la India, después que este país
retomó sus ensayos nucleares y la serie de actos terroristas, comandado por el rico musulmán
Osama Bin Laden, para protestar por la presencia de los Estados Unidos en el medio oriente.
Si todavía es difícil hacer el balance, entre los efectos positivos y negativos de estos actos,
podemos sin embargo afirmar, que ellos representan todos, fuerzas destructivas,
caracterizadas por actos irresponsables, cometidos a espaldas de las reglas establecidas.

El resultado directo de esta actitud es la pérdida de legitimidad de los territorios delimitados


por las fronteras visibles e invisibles, reconocidas por la comunidad internacional. Porque los
actores principales de las fuerzas no estatales, que recurren a actos de guerra no militar, para
conducir su guerra de propaganda contra la comunidad internacional, se esconden bajo
organizaciones supranacionales, que traspasan los límites habituales. Las fronteras visibles de
los estados, los espacios invisibles de Internet, el derecho internacional, el derecho nacional,
las reglas deontológicas y los principios éticos, no tienen sobre ellos ningún efecto disuasivo.
No son responsables ante ninguna persona; no se detienen por ninguna regla. En la
escogencia de sus blancos, nada es indigno; en el empleo de los medios, no retroceden ante
nada. Sus movimientos, muy discretos, les permiten actuar en el más grande secreto; sus
acciones, de una extrema violencia, provocan daños de una gran amplitud; en fin, hacen
demostración de una crueldad inhabitual cometiendo ciegamente atentados que dañan a la
población. Gracias a la propaganda, asegurada por la cobertura en directo y continua de los
medios modernos de comunicación social, todos los efectos del terrorismo se hallan
reforzados. La guerra contra estos grupos, se tendrá que hacer, sin propaganda de guerra, ni
campo de batalla fijo, ni cuerpo a cuerpo, ni enfrentamientos directos y en la mayoría de los
casos, sin pólvora, ni humo, ni tiros de cañón, ni sangre vertida. Sin embargo las
destrucciones y los terribles sufrimientos infligidos a la comunidad internacional, no serán en
nada inferiores, a aquellas que resultan de una guerra de tipo militar.

Con la desaparición progresiva de los viejos terroristas, especializados en secuestros,


asesinatos y desvíos de aviones, nuevas fuerzas han hecho rápidamente su aparición y han
llenado el vacío dejado por las generaciones precedentes. En una decena de años, una
generación de terroristas, totalmente desconocidos, se ha transformado en una perturbación
mundial de primer orden, en el cual figuran los piratas informáticos. La proliferación de los
computadores personales y sobre todo, de la constitución de la red de Internet, ha permitido a
los hackers perturbar cada vez más el orden social vigente con sus acciones mal
intencionadas. Cuando hablamos de hackers, con eso designamos a los criminales que se
sirven de Internet para robar informaciones, falsear documentos, repartir virus, transferir
fondos y destruir los programas de computación. Individuos que valdría mejor calificar con
el termino de “piratas informáticos”, a fin de no confundirlos con los que se “pasean por la
red” y otros, desprovistos de malas intenciones. La capacidad de destrucción, de las
operaciones de piratería informática en el mundo de hoy, es sorprendente. Desde 1998 al
comienzo de las actividades de estos piratas, cuando se ignoraba todo sobre su capacidad de

98
dañar, el muy pequeñito “gusano” concebido por Robert Morris, logró en una mañana
solamente, paralizar 6.000 computadoras del Sistema Informático Civil y Militar
Norteamericano, incluidos los computadores de la Agencia de Planificación a Largo Plazo
del Ministerio de la Defensa, el centro de investigaciones de la Rand Corporation y de la
Universidad de Harvard. A partir de ahí, el fenómeno no deja de extenderse a todos los países
y territorios ligados por la red de Internet. Después que, en 1990 el gobierno norteamericano
comenzó a sancionar duramente a los delincuentes informáticos, la actividad de los piratas no
ha disminuido en nada. Como en el encendido de una mecha de pólvora, ha ganado la tierra
entera. Vale la pena hacer notar que, después de la publicación por las Fuerzas Armadas
Norteamericanas del Reglamento titulado “El combate informático”, colocando en un mismo
plano, ejércitos enemigos o adversarios del mundo político por una parte, y usuarios no
autorizados, personal interno, terroristas, organizaciones no estadales y servicios de
información extranjeros, por la otra parte, el todo constituyendo las seis amenazas posibles
para la red, se comienzan a percibir las manifestaciones de piratas que vienen de la función
pública o de las fuerzas armadas. (8) Esto no solamente reforzó las filas de los piratas o los
actos aislados de los hackers errantes (bandidos de la red), que se elevaron rápidamente al
nivel de una acción organizada, los “hackers de estado” (tiranos de la red), sino que los
países (incluidos aquellos que protegían a los hackers estatales y a los provenientes de los
ejércitos) se encontraron frente a una amenaza cada vez más grande y cada vez más difícil de
prevenir y eliminar. Lo único previsible fue, que el peligro que amenazó a los Estados
Unidos, el más vasto territorio de la red, sería mucho más agudo que en otras partes. Frente a
esta perspectiva, el responsable de las investigaciones del crimen informático en el FBI,
declaró mitad confiado, mitad inquieto lo siguiente “denme diez hackers al azar y en el
espacio de tres meses yo obligo a este país, los Estados Unidos, a rendirse”.

Comparado a lo que representan los “bandidos de la red”, los terroristas de Internet, el terror
ejercido por las bombas de Bin Laden esta, en apariencia más próximo del terrorismo
tradicional. Pero esto no nos impide clasificar este terrorismo en la categoría de nuevo
terrorismo. Ya que, con Bin Laden, además del fondo religioso o sectario y la tendencia a
oponerse al control de las grandes potencias, se pueden ver las sombras de los viejos
combatientes engañadores, que adoran convertirse en vedettes utilizando armas ligeras y
utilizando siempre el mismo método. Pero en los otros campos no se pueden meter todos
juntos. Antes de los grandes atentados contra las embajadas de los Estados Unidos en Nairobi
y en Dar es Salam, que sacudieron al mundo, el nombre de Bin Laden estaba ausente de la
lista de las treinta organizaciones terroristas, publicadas por la Organización Antiterrorista
Internacional. Aún cuando antes se le habían atribuido numerosos asesinatos, no se había
dado jamás a conocer y se mantenía como un “héroe anónimo” del mundo musulmán. Y a
pesar de que los norteamericanos le lanzaron misiles de crucero y emitieron órdenes de
arresto contra él, continuó negando todo nexo con los atentados ocurridos.

Avanzar enmascarados, poner el acento sobre la eficacia, sin buscar una reputación
injustificada, puede ser la característica principal de los nuevos terroristas a lo Bin Laden.
Por lo demás, habiendo aprendido a utilizar los medios económicos, a deslizarse en las fallas
de la economía liberal instaurada por occidente, se han asegurado ingresos estables, creando
empresas y aun bancos y dedicándose al tráfico de las drogas y al contrabando en gran
escala, revendiendo municiones e imprimiendo grandes cantidades de dinero falsificado y
recolectando las contribuciones de sus fieles. (9) A partir de ahí, las nuevas organizaciones
terroristas han extendido sus tentáculos a campos aun más vastos, sus medios se han
diversificado, entre ellos, el empleo profundo de organizaciones religiosas y de sectas, que
les permiten desarrollar sus propias herramientas mediáticas de propaganda, crear milicias

99
anti-gubernamentales, etc. Su fuerte poder de compra, les garantiza la posibilidad de adquirir
y de dominar una gran cantidad de medios de alta tecnología, que les permiten matar más
gente en todo el mundo, con una gran facilidad. Aún cuando hoy, la gran mayoría de los
atentados realizados apuntan hacia los países ricos y hacia los países occidentales, sobre
todo, hacia las grandes potencias, que tienen la capacidad de controlar a otros países, sus
ataques contra el orden existente y su enfrentamiento a las reglas corrientemente admitidas,
representan una amenaza general para la comunidad internacional. Se sabe que las nuevas
organizaciones terroristas, presentadas como tales actualmente, son solamente comparables a
aquellas mareas negras, resultantes de las nuevas actividades terroristas a escala mundial. Se
puede afirmar sin embargo que existen también, perturbaciones corrientes mucho más
importantes de las cuales no sabemos nada, que se encuentran hirviendo debajo del agua.
Los que se han zambullido recientemente en esta contracorriente, son los especuladores
financieros internacionales. Aunque por los momentos, no figuran en el rango de terroristas,
comparados con estos vivarachos personajes, agarrados con alfileres, autores de acciones
sucesivas en Gran Bretaña, en México y en Asia del sudeste, donde las consecuencias han
sido catastróficas, los “bandidos de Internet” y los “Bin Laden” están lejos de llegarles a sus
rodillas. Gracias a los capitales golondrina cuyo volumen de transacciones diarias excede los
1.200 millares de dólares, los grandes tiburones de las finanzas, representados por un señor
llamado George Soros, han utilizado las reglas de la economía liberal y los medios
derivados, para provocar tempestades en los mercados mundiales y provocar una seguidilla
de trastornos financieros. El resultado ha sido que, después de los países del sudeste Asiático,
han agregado a la lista de víctimas a Rusia y Japón y que Europa y los Estados Unidos, que
observaban con indiferencia la desgracia de los otros, han tenido que poner sus barbas en
remojo. El sistema financiero y el orden económico mundial actual, se encuentran sacudidos
en sus fundamentos y es un nuevo desastre el que amenaza a la humanidad y a la seguridad
internacional. (10) Las características del fenómeno -trasnacional, escondido, sin reglas y
terriblemente destructor-, típico del terrorismo, nos autoriza a designarlo con el nombre de
“terrorismo financiero”.

Comparado con la enormidad de los aparatos del estado, los terroristas y sus organizaciones,
son posiblemente de una talla insignificante en términos de efectivos y de medios, sin
embargo, ningún Estado los toma a la ligera, debido a sus actos dementes. La razón es que
ellos actúan fuera de toda regla. Una organización terrorista que disponga de un arma
nuclear, es mucho más peligrosa que un estado que disponga de la misma arma. El credo de
Bin Laden, “si yo muero nadie mas debe vivir”, permite comprender que ellos, no tienen el
menor escrúpulo en sumergir en un baño de sangre, decenas de miles de inocentes, para
matar una docena de norteamericanos, empleando como lógica el “si yo te puedo robar, es
porque tu no has cerrado tu puerta con llave”, George Soros no se siente responsable de la
destrucción de la economía, ni del trastorno del orden político de los otros países.

A los ojos de un Bin Laden, escondido en las montañas del integrismo islámico, de un
George Soros, disimulado en el bosque de la economía liberal, así como un pirata
informático, camuflado detrás del velo azul de las redes, no existe ninguna frontera, y ningún
límite territorial tiene valor. Hay que esperar de ellos que destruyan a su gusto, en los campos
regidos por las reglas, y que actúen brutalmente y sin la menor contención en los campos
privados de reglas. Frente a estas fuerzas terroristas de un tipo nuevo, que han hecho nacer
dudas en relación a la racionalidad del orden establecido, el orden mundial actual se
encuentra ante un desafío grave e inédito. Los que dominan la destrucción de las reglas y los
que las corrigen, son posiblemente tan necesarios los unos como los otros. Toda abolición de
las reglas suscita necesariamente una reflexión rigurosa. Cuando un orden antiguo está a

100
punto de desaparecer, los oportunistas están siempre listos a seguir las tendencias
destructivas de ese orden. En el terreno, los nuevos terroristas representan evidentemente una
vanguardia de la sociedad internacional.

Frente a un enemigo que desprecia las reglas, no hay por cierto otra mejor táctica para
defenderse que transgredirlas también. Recientemente, para enfrentar a los enemigos que van
y vienen sobre el terreno de la guerra, no militar, los norteamericanos han utilizado misiles
de crucero; el gobierno de Hong Kong a recurrido a las reservas de divisas y a otras medidas
administrativas y el gobierno británico, infringiendo las reglas establecidas, a autorizado a
sus Servicios Secretos a asesinar “legalmente” a los Jefes de Estados extranjeros que ellos
consideraron como terroristas. Conjunto de signos que testimonian la actualización de las
reglas y la transformación de métodos de combate. Pero esto revela igualmente, una
debilidad de pensamiento y unos medios únicos. Los norteamericanos decidieron utilizar la
piratería informática para localizar y bloquear las cuentas de Bin Laden en los bancos de
todos los países del mundo, a fin de cortarle radicalmente sus fuentes de financiamiento. Se
trata sin duda de una ruptura en los métodos del combate, fuera del campo militar. Se podría
agregar a este respecto, que los terroristas, nuevos o viejos, familiarizados con el principio de
recurrir a todos los medios posibles, son los mejores maestros para los gobiernos.

El cóctel en la copa del gran maestro

El rey Wu de Zhou hace tres mil años, Alejandro el Grande, hace más de dos mil años,
ignoraban sin duda lo que era un cóctel. Sin embargo, el uno y el otro se mostraron como
expertos del “cóctel” sobre los campos de batalla. Ya que fueron muy hábiles en combinar
ingeniosamente, más de dos elementos en el campo de batalla y lanzarlos a la pelea, hasta
alcanzar la victoria. “Uno más uno”, es la más elemental y la más antigua de las
combinaciones. La lanza y el escudo permitieron al soldado atacar y defenderse, avanzar y
retroceder. Dos hombres forman una escuadra “los soldados con las armas largas sirven para
la defensa, los soldados con las armas cortas, sirven para mantener una posición”. Un par de
soldados que saben coordinarse, forman la más pequeña unidad táctica. (11) La asociación
del caballero Don Quijote y de su escudero Sancho Panza, significaba que la división de las
tareas, entre la caballería y el tren funcionaba ya en su época y que, su equipo podría
emprender una campaña lejana, contra ejércitos de malhechores, por los bellos ojos de una
princesa imaginaria. Una asociación tan simple, revela toda la magia de las transformaciones
infinitas de las operaciones guerreras. De las armas blancas a las armas de fuego, después a
las armas nucleares, para llegar a la combinación actual, de armas llamadas de alta
tecnología, este cóctel, instrumento ritual, ubicado en las manos divinas de la victoria, ha
estado siempre presente a lo largo de la historia de la guerra. Apoyando desde las sombras,
al vencedor de cada batalla.

Cuando el rey guerrero (de Zhou) partió para la guerra contra el rey cruel de Shang, alineó
300 carros, 3.000 caballeros de la guardia y 45.000 coraceros (a pie), o sea un número
bastante inferior a las decenas de miles de infantes de su adversario. Pero la combinación
apropiada de los carros y los infantes de este pequeño ejército, aumentó considerablemente
su potencia ofensiva. Fue así como la batalla de Muye, una estela inaugural, marcó el inicio
de la dinastía de los Zhou y 3.120 años más tarde se mantiene para nosotros como el ejemplo
más antiguo de la “guerra combinada” que uno puede hallar.
Si fue así en Oriente, Occidente no fue la excepción a esta regla. La razón por la cual,
Alejandro tuvo éxito en vencer a Darío en la batalla de Arbelas fue que se supo adaptar a los
cambios en plena guerra, modificando la configuración de la falange que, justo hasta ese

101
momento había sido utilizada para ejercer una embestida lineal, de manera que el adversario
fue sorprendido de improviso. Su método fue muy simple, consistió solamente en desplazar a
su caballería en diagonal hacia la retaguardia, a lo largo de las dos alas de la falange, para
formar un “gran cuadro vacío” y este despliegue singular, permitió juntar de la mejor manera
posible, las cualidades de movilidad de la caballería y de estabilidad de la infantería, El
resultado fue, evidentemente que Alejandro, cuyas fuerzas se hallaban en una posición
desventajosa, pudo vaciar alegremente la copa de la victoria. (12)

Cuando uno recorre las historias de la guerra en Oriente y en Occidente, ninguna descripción,
relativa al arte de la guerra menciona la “combinación” de fuerzas. Sin embargo, en todas las
épocas los grandes maestros de la guerra, han instintivamente profundizado en esta vía. El
rey Gustavo de Suecia, fue un reformador militar de lo más admirado al principio de la época
de las armas de fuego. En todas las reformas que el hizo relativas a la formación de tropas y a
la posición de las armas, el acudió al recurso del método combinatorio. El comprendió, desde
el principio que, en una formación donde los lanceros permanecían detrás y se mezclaban
con los fusileros, los primeros ofrecían una cobertura a los segundos, en los intervalos entre
dos salvas de fusilería, lo que le permitía extraer la mejor parte de las ventajas de cada
categoría de soldados. A menudo utilizaba también unidades mixtas, compuestas de
caballeros ligeros, de dragones y de fusileros, que cargaban alternativamente sobre las líneas
de los tiradores enemigos, abrigados por el espeso humo de la artillería. Este rey que fue
llamado a continuación “el primer gran experto de la artillería de campaña”, comprendió
mejor la función y el empleo de la artillería, como fundamento para las batallas decisivas. El
concibió la artillería ligera como una combinación de la “artillería del regimiento” con la
infantería, manteniendo a la artillería pesada como una unidad independiente; y el despliegue
aparentemente separado de la artillería ligera y de la artillería pesada, formaba una asociación
perfectamente integrada en el conjunto del campo de batalla. De esta manera se puede decir
verdaderamente que en esta época, el empleo de la artillería alcanzo la cima. (13)

Sin embargo, todo eso es anterior a la aparición del gran especialista de la artillería, que fue
Napoleón. Si se compara al pequeño corzo, capaz de alinear más de veinte mil cañones en un
campo de batalla con Gustavo Adolfo y sus 200 cañones, el primero adquiere las
dimensiones de un gigante. De 1793 a 1814, es decir, durante 20 años exactamente, ningún
jefe de guerra estuvo tan versado en el arte del cañón como Napoleón, ninguno como él
comprendió también a sus hombres. Nadie supo mejor que él ligar la potencia mortal de la
artillería y la maniobrabilidad de la caballería, la bravura de un mariscal Davout y la
brutalidad de un mariscal Murat, para forjar una fuerza ofensiva, que arrinconaba a todos los
enemigos y los empujaba a huir y a hacer del ejército francés, una máquina de guerra con la
cual a ningún país de Europa se le ocurriría rivalizar, máquina que desde Austerlitz hasta
Borodino forjó el mito de la invencibilidad de Napoleón. (14)

El general Schwarzkopf que, en la operación “Tormenta del desierto”, logró el milagro de


conducir una gran guerra, no perdiendo más que un centenar de hombres, no es un militar al
que se podría clasificar en la categoría de los grandes maestros. Parece solamente haber sido
favorecido por la suerte que tienen los grandes maestros del arte de la guerra. Sin embargo, lo
importante no fue la suerte, fue que este jefe, que comandaba un ejército moderno, supo
como sus predecesores, ver mejor que ellos, y poner el acento sobre la necesidad de asociar
los elementos esenciales de la guerra. Ya que, en la última década del siglo XX, el tuvo entre
sus manos una cantidad más grande de cartas que sus predecesores. Para él, en esta guerra,
donde debía eliminar al ejército iraquí de Kuwait, restablecer la línea de aprovisionamiento
de petróleo de occidente y restaurar la influencia de los Estados Unidos en el medio oriente,

102
la clave de la victoria residía en su habilidad para emplear los medios de que disponía, -el
empleo de la alianza internacional, la manipulación de los medios de comunicación, el
bloqueo económico- así como en reagrupar el comando de unas Fuerzas Aliadas, compuestas
de Fuerzas Terrestres, Marítimas, Aéreas, Espaciales y Electrónicas, proporcionada por una
treintena de países y hacer con ellas, una fuerza de choque poderosa, dirigida contra Saddam
Husein. Lo logró y cosa sorprendente, ¡su adversario ni se dio cuenta, absolutamente de
nada! Un ejército de varios centenares de miles de hombres, varios miles de tanques, varios
centenares de aviones, distribuidos en un frente de una longitud y de una profundidad de
varios centenares de kilómetros, parecidos a una cercas de concreto armado, de arenas y de
cemento, fueron fundamentalmente incapaces de resistir a los ataques fulgurantes del viejo
puño norteamericano, duro como las estructuras de concreto armado, después que se pudo
hacer una combinación completa. Sin entrar en detalles sobre la cuestión de los rehenes
occidentales, primero atrapados y luego liberados, que constituyen el primero y luego el
segundo error de Saddam Husein, respuesta lamentable para tratar de romper el aislamiento
político y el bloqueo económico internacional.

Hasta el presente, que se trate de guerras de hace 3000 años o de guerras de la última década
del siglo XX, parece que todas las victorias presentan las mismas características, la de haber
sido conducidas por hombres que se habían convertido en maestros en el arte de la
combinación de fuerzas.

A la hora actual, debido al aumento creciente y al perfeccionamiento ininterrumpido de los


medios de hacer la guerra, simultáneamente con el crecimiento rápido de la “extensión” de la
guerra su “comprensión” comienza también a profundizarse. Numerosos factores, que no
habían aparecido jamás en las guerras del pasado, ahora entran en el mundo de la guerra,
gracias a toda suerte de combinaciones. La agregación de cada nuevo elemento posiblemente
provoca una trasformación del campo de batalla y del modo de hacer la guerra, así como una
revolución en el pensamiento militar. Si se rehace la historia de las armas de guerra, que se
trate del estribo, de la carabina, del cañón cargado por la culata, de la pólvora sin humo, del
teléfono de campaña, de la telegrafía sin hilos, del submarino, del tanque, del avión, del misil
guiado, de la bomba atómica, del computador, de las armas no letales, o mas aún, del sistema
de armas organizado en divisiones, de los sistemas de Estado Mayor, de “la táctica, de la
jauría”, (15) del “blitzkrieg,” de la alfombra de bombas, de las contramedidas electrónicas y
de la guerra aire-tierra, la aparición de todos estos elementos, combinados con los elementos
claves del campo de batalla del pasado, han creado unas ventajas hibridas y enriquecido a
diversos grados el mundo de la guerra actual.

Pero desde hace 20 años, la informática, los virus, Internet, las herramientas de desvíos
financieros y otras técnicas que, fundamentalmente no son medios militares, hacen todavía
más difícil prever cual será el destino de la guerra del mañana. Pero hoy, para la gran
mayoría de los soldados y de los oficiales, combatir según el modo de la combinación de los
elementos, es un acto inconsciente. En consecuencia, las combinaciones se detienen
generalmente al nivel de las armas, de los métodos de despliegue y del campo de batalla; y
los planes de guerra que se planifican, se limitan a menudo al campo militar y con eso se dan
por complacidos. Solo los genios militares pueden, como los meteoros, levantarse e infringir
las reglas, cruzar los límites y combinar sabiamente el conjunto de los medios disponibles del
momento, para interpretar la obra maestra memorial que cambia la tonalidad de la guerra.

Sí se pudo afirmar que en las guerras del pasado, la combinación no era más que la fórmula
secreta, de una minoría de genios para alcanzar la victoria, más adelante la tendencia a

103
concebir la combinación como un método de combate se hace cada vez más evidente.
Además la guerra esta en vías de extenderse a unos campos muchos más vastos y de unos
alcances mucho más grandes. Todo lo que ofrece la época de la integración tecnológica abre,
al arte de la combinación, un espacio de posibilidades casi ilimitadas. Se puede entonces
afirmar que, aquel que sepa preparar un cóctel al gusto único del banquete de la guerra
futura, tiene asegurado coronarse con los laureles de la victoria.

Utilizar la suma para dominar el juego.

Hoy todas las cartas están echadas. Sabemos que la guerra no será mas lo que ella era. En una
gran medida, la guerra no será más nunca la guerra, sino mas bien algo que nosotros no
hemos considerado jamás como guerra, como un intercambio de ataques en Internet, un
enfrentamiento en los medios de comunicación social, un conflicto sobre el mercado a
término, de divisas, etc. lo que corre el riesgo de dejarnos petrificados. Es decir, que ni el
enemigo, ni las armas, ni el campo de batalla, serán lo que fueron. Nada es seguro. La sola
certeza es la incertidumbre. El juego ha cambiado. En esta situación de incertidumbres
múltiples, nos va a hacer falta definir una nueva regla de juego. Esto no será una poción
única, capaz de mejorar todos los males, pero si un producto hibrido que toma de todos los
remedios y que, reúne todas las ventajas, de manera que el peral de primero melocotones y
después manzanas. Esto es lo que nosotros llamamos la combinación. De hecho, es una carta
que hemos jugado en grande, hace mucho tiempo.

Hay otro término que no hemos pronunciado todavía, “suma”. La suma es el arte de la
combinación.
En el ring, el boxeador que desde el principio hasta el fin del match, no utilice mas que un
solo golpe, frente a su adversario, es evidentemente incapaz de enfrentar a un adversario que
combine “directos”, “jab”, “swing” y “ganchos” y de hacer llover un diluvio de golpes.
Nuestro propósito es simple: “uno más uno es superior a uno.” El problema es que este
principio tan simple, que podría ser comprendido por un niño de edad preescolar, ha
permanecido sorprendentemente confuso, para muchos responsables de la seguridad nacional
y de la guerra. Estos profesionales pueden defender su causa, diciendo que están justamente
en la vía de aplicar el método del boxeador contra su adversario. Ellos no olvidan jamás
sumar en el campo de batalla las diversas técnicas, tácticas, armas y medios. Ellos también
pueden llegar, con desdén, a la conclusión que la combinación no es verdaderamente una
mercancía muy fresca. Se ha hecho siempre eso, desde Alejandro a Napoleón, hasta
Schwarzkopf. Ellos no saben, que el hecho de comprender o no lo que es la combinación, no
es la clave del problema. El asunto verdaderamente esencial es el de saber combinar que, con
quien, y además, de saber cómo combinarlas. (Qué con quien y como)

El último punto, pero de ninguna manera el menos importante, es saber si uno ha pensado en
combinar el campo de batalla y el no campo de batalla, el guerrero y el no guerrero, el militar
y el no militar o más concretamente, los aviones furtivos, los misiles de crucero, y los
asesinos de Internet, la amenaza nuclear, la guerra financiera y los atentados terroristas o de
frente… Schwarzkopf + George Soros + Morris Júnior + Bin Laden.

Esto es lo que nosotros llamamos mostrar verdaderamente el juego. Pero que se trate de la
combinación o de la suma, la una o la otra no son mas que conchas vacías. No es, sino
cuando ellas se llenan de elementos sangrantes o crueles, que las cosas se vuelven graves y
que comienza a expandirse un olor de estupefacción.

104
Frente a esta concepción enteramente nueva de la guerra, no hay ninguna duda, de que la
visión de la guerra a la cual uno se ha acostumbrado, se va a sacudir. Los modelos de la
guerra tradicional, así como las teorías y los métodos que se aplican, se van a encontrar frente
a un desafío. El resultado de esta prueba, si no es el desplome de la torre “tradición”, será el
desorden de un nuevo terreno en construcción. Desde el punto de vista de las reglas, la mayor
parte de nosotros veremos un desmoronamiento.

A este nivel, es como si nosotros hubiésemos encontrado el porque ha tardado tanto en


aparecer esta revolución del pensamiento militar, que hizo su debut, con la entrada en escena,
de la “alta tecnología” Si se compara la historia de la humanidad y la historia de la guerra, se
constata que no ha ocurrido jamás una revolución de tal magnitud, acompañada de una
simple revolución técnica u organizacional. Será, a continuación de una revolución del
pensamiento militar, que traduzca la culminación suprema de esta evolución, que se podrá
poner punto final a este proceso global, que es la revolución del pensamiento militar. Como
en el pasado, la cuestión de saber si la nueva revolución del pensamiento militar engendrada
por la alta tecnología, llegará a su conclusión, dependerá de la distancia que deberá recorrer
en la vía de la revolución del pensamiento militar y todo esto si, esta vez, ella se sale de los
carriles profundos, dejados durante miles de años por las ruedas del carro del Dios de la
guerra.

Para lograrlo, no se tendrá sino que recurrir a la suma. Pero antes de hacerlo, deberá atravesar
todas las trabas políticas, históricas, culturales y morales y de emprender una reflexión
profunda. Sin eso, no habrá una revolución total. Sin una reflexión militar profunda, no
puede haber una revolución en el pensamiento militar total. Y en el pasado, Sunzi y
Clausewitz estaban encerrados en los límites del campo militar; solo Maquiavelo supo
aprovechar este espacio de reflexión. Durante mucho tiempo “El príncipe” y su autor, fueron
despreciados por los caballeros y por los soberanos, tan avanzado estaba Maquiavelo para su
tiempo. Ellos no podían comprender que, cruzar todos los límites y todas las fronteras eran
justamente los preliminares de una revolución del pensamiento e incluía el pensamiento
militar.

Hasta hoy, los hombres que saben solamente disponer de tropas impresionantes sobre un
campo de batalla, que creen además que la guerra es matar, que el arte de la guerra es un
método para matar y para quien nada mas, es digno de su interés, estos hombres tampoco han
comprendido nada.

Los norteamericanos no han sido tan obtusos como para no reaccionar del todo a esta
situación. Dos especialistas del Centro de Investigaciones Estratégicas de la Academia
Militar del Ejército de Tierra que han planteado la cuestión del “ancho de banda de la nueva
revolución del pensamiento militar” y han estado sensibles a este punto. Midieron la
separación que existe entre el pensamiento militar del Ejército Norteamericano y las
amenazas reales que pesan sobre la Seguridad del Estado. El retardo del pensamiento sobre la
realidad, sin entrar a hablar de su desfase, no es solamente falla de los militares
norteamericanos, sino su característica “Cuando un Ejército se concentra demasiado en los
medios para hacer frente a un enemigo particular, ella corre el riesgo de ser atacada y
derrotada por otro enemigo exterior a su campo de visión”. Los mismos expertos, han
expresado con justicia su preocupación a este sujeto. Ellos, han dicho “aun si los documentos
oficiales ponen el acento sobre el Ejército de Tierra (uno puede entender por eso, las Fuerzas
Armadas Norteamericanas todas) es necesario romper con los esquemas de pensamiento
occidental, a fin de ampliar la representación de los conflictos futuros. Pero si uno se apoya,

105
en la mayoría de las descripciones, sobre la manera como los Ejércitos digitalizados del siglo
XXI, harán la guerra, parece que se refirieran a una guerra de blindados, contra los países del
pacto de Varsovia, conducida por medios técnicos, nuevos.

El ejército norteamericano, que se prepara para la guerra, guiado por este tipo de
pensamiento militar, espera evidentemente que el enemigo vendrá a lanzarse sobre sus
fusiles, como ellos lo esperan. Un deseo pío como ese, tan alejado de la realidad, no puede
desembocar sino sobre una sola perspectiva, “la gran mayoría de los proyectos actuales de
desarrollo del Ejército Norteamericano, tales como “el ejército de tierra del siglo XXI”, etc.
se polarizan en el enfrentamiento a un enemigo blindado pesado clásico. Y, si al principio del
siglo próximo, los Estados Unidos se enfrentan a enemigos de una tecnología poco avanzada,
a enemigos de una categoría mediana o a enemigos de fuerza equivalente a la de ellas, un
problema de insuficiencia de bandas corre el riesgo de plantearse. (16)

De hecho, cuando el próximo siglo esta simplemente a la vista, los norteamericanos han
encontrado ya esta dificultad, frente a enemigos que no se limitan a los tres tipos
mencionados anteriormente. Ya se trate de ataques por piratas informáticos, del atentado
contra el Word Trade Center o de atentados tipo bomba a lo Bin Laden, todos sobrepasan
ampliamente la anchura de banda intelectual, de las Fuerzas Armadas Norteamericanas.
Cualquiera que sea la manera de enfrentar a este tipo de enemigo, la evidencia muestra que la
preparación del Ejército Norteamericano es insuficiente, tanto sobre el plan psicológico,
como en el de los medios, sobre todo en materia de teoría militar y del arte de la guerra que
se desprende de esto. Dado que por respeto a la tradición, no han visualizado jamás y aun, se
han negado a visualizar la escogencia de medios de combate diferentes a los medios de
combate militares, no han podido evidentemente, saber combinar estos medios para crear
nuevos, ni crear nuevos métodos de combate. En realidad, bastaría con entreabrir los ojos,
flexibilizar ligeramente su modo de reflexión, para autorizarse a emplear como clavijas, las
numerosas técnicas y factores nuevos surgidos en nuestra época de integración tecnológica,
lo que permitiría desbloquear la rueda de la revolución del pensamiento militar, roída por el
retardo del pensamiento. Aquí se aprecia la profundidad de la vieja máxima: “La piedra de
otras montañas puede servir para pulir nuestro Jade”.

No podemos rehusarnos a ser duros, batir todas las cartas que tenemos a mano, a fin de
proceder a un nuevo envite y ver que saldrá de eso.

Imaginemos que dos países desarrollados, totalmente informatizados, se hacen la guerra.


Según el arte de la guerra tradicional, el agresor utilizará generalmente el modelo “gran
profundidad, largo frente, alta intensidad y tridimensionalidad”, para emprender la batalla.
Los medios puestos en práctica, no irán más allá del reconocimiento por satélite, el ruido
electrónico, los bombardeos aéreos de gran amplitud, acompañados de ataques precisos, de
desbordamientos terrestres, de desembarcos anfibios y de operaciones de paracaidistas, detrás
de las líneas enemigas… Y si el resultado, no es la rendición del enemigo, será la retirada de
su propio ejército. Por el contrario, con el arte combinatorio uno tendría sin duda otro tablero
completamente diferente y otros resultados. Por ejemplo: cuando el enemigo no se lo espera,
el asaltante movilizará una masa de capitales golondrina y lanzará un ataque sorpresa contra
sus mercados financieros; después de haber provocado una crisis financiera, el operará un
ataque a sus redes, gracias a los virus implantados con anterioridad en los sistemas
informáticos del adversario y a la intervención de equipos de piratas informáticos. Provocará
así, la desarticulación total de las redes eléctricas civiles, de las redes de regulación de los
transportes, de las redes de transacciones de la bolsa, de las redes de telecomunicaciones y de

106
las redes mediáticas, desatando un pánico social, turbulencias civiles y una crisis
gubernamental. Para terminar, un “ejército poderoso, concentrado en las fronteras”,
aumentara progresivamente, el empleo de los medios militares, hasta arrinconar al enemigo y
obligarlo a firmar un tratado bajo coacción.

Este método, no alcanza ciertamente el nivel tan grato a Sun Zi, que consiste en “someter al
adversario, sin necesidad de combatir” pero uno podría decir que el consiste en “someter al
otro ejército, combatiendo hábilmente”. Cuando uno compara estas dos tácticas, la
superioridad de la una, con relación a la otra salta a los ojos.

No se trata más que de una idea, pero es innegablemente una idea realizable. Según esta idea
nos es suficiente con agitar el caleidoscopio de la suma, para combinar una variedad de
armas verdaderamente alucinantes.

Militar Supra Militar No Militar


Guerra Nuclear Guerra Diplomática Guerra Financiera
Guerra Convencional Guerra de Redes Guerra Comercial
Guerra Bioquímica Guerra de Información Guerra de Recursos
Guerra Ecológica Guerra Sicológica Guerra de Ayuda Económica
Guerra Espacial Guerra Tecnológica Guerra Reglamentaria
Guerra Electrónica Guerra de Contrabando Guerra de Sanciones
Guerra de Guerrillas Guerra de la Droga Guerra Mediática
Guerra Terrorista Guerra Virtual (disuasión) Guerra Ideológica

No importa cuál de las tácticas enumeradas precedentemente pueda sumarse y combinarse


con, no importa que otra, para crear una táctica enteramente nueva. (17) Que sea voluntario o
no, el arte militar, que consiste en asociar diferentes métodos de combate y a sacarlos de sus
campos y categorías, ha sido ya utilizado por diversos países en guerras reales. Así, el arte de
la guerra, utilizado por los norteamericanos contra Bin Laden ha sido una combinación de:

Guerra terrorista + guerra de información, + guerra financiera, + guerra de redes, + guerra


reglamentaria

De igual forma, frente a la crisis de la Federación Yugoslava de Kosovo, los países de la


OTAN han utilizado los medios de la amenaza armada + guerra diplomática (alianza), +
guerra reglamentaria

Antes las Naciones Unidas, bajo la influencia de los Estados Unidos habían utilizado frente a
Irak, un arte militar múltiple, hecho de:

Guerra convencional, + guerra diplomática, + guerra de sanciones, + guerra reglamentaria, +


guerra mediática, + guerra psicológica, + guerra de información.

También hemos observado que el gobierno de Hong Kong, en su guerra por la protección
financiera de agosto de 1998, lanzó sobre los especuladores los siguientes medios:

Guerra financiera, + guerra reglamentaria, + guerra psicológica, + guerra mediática.

107
Aún si el costo de esta guerra fue elevado, a fin de cuentas, los resultados fueron excelentes.
Además, el método utilizado por Taiwán que consistió en falsificar grandes cantidades de
billetes de banco chinos, puede fácilmente convertirse en un medio de guerra, combinando
guerra financiera + guerra de contrabando.

A partir de estos ejemplos, uno ve el rol extraordinario que puede jugar el arte de la guerra
por suma y combinación. Si en el pasado, a consecuencia de los medios limitados y de las
condiciones técnicas existentes, los responsables de las guerras no podían combinar
libremente todos los factores importantes, aptos para triunfar, en nuestros días, la gran
explosión de técnicas, donde la informática es la punta de lanza, nos proporciona sin
embargo esta posibilidad. Basta quererlo y, con no dejar que las intenciones subjetivas, nos
desvíen de las reglas objetivas; podríamos, según las necesidades, arreglar las cartas que
tenemos en mano, de todas las formas posibles y a final de cuentas, ganar la partida.

Sin embargo, nadie es capaz de emitir una directiva que garantice la victoria para todas las
guerras del porvenir.

Todo tipo de tácticas han aparecido en la historia de la guerra de la humanidad y la mayoría


de ellas, con el paso del tiempo han caído en el olvido. La razón es que, estas tácticas fueron
hechas para responder a un objetivo preciso; una vez que el objetivo ha desaparecido, el
método pierde su razón de ser. Un arte militar verdaderamente vivo, debe ser una especie de
“concha vacía”. Esta “concha vacía” no debe contar más que con la reflexión y la razón, para
poder “responder a todos los cambios, sin cambiar ella misma”, lo que llamamos
combinación, es justamente, “esta concha vacía del pensamiento militar” que difiere de, no
importa que táctica fuertemente orientada del pasado. Es solo cuando no se ha llenado la
concha de elementos concretos, que ella puede comenzar a tener una orientación. La clave de
la victoria en una guerra no se debe más que a eso; depende solamente de lo que uno le ha
metido a la concha.

Yue Fei, el estratega chino de la dinastía de los Song, decía a propósito del arte de la guerra,
que “la excelencia de su empleo, depende de la existencia de una voluntad única”. Aunque, a
primera vista, esta frase parece oscura, es en efecto la sola explicación precisa del empleo
exacto del método combinatorio. Es solamente cuando uno haya comprendido esto, que
logrará una táctica que sobrepase a todas las otras, por muy numerosas que ellas sean. Es lo
que resume la formula “diez mil métodos se reducen a uno solo”. Esta es la concreción final
del arte de la guerra. Además de la posibilidad de traspasar, ofrecida por el método
combinatorio, él mismo, libre de toda traba, es imposible imaginar una táctica que escape a la
red de la combinación.

La conclusión es tan simple como esa, pero ella no puede, ciertamente salir del cerebro de un
simple.

NOTAS

1) La guerra es el juego más característico de todos, pero raramente se adapta a la


clásica teoría de los juegos. Ya que la guerra es por naturaleza una actividad
irracional del hombre y cuando ella se fundamenta en las conjeturas del “hombre
racional” ella cae fácilmente en el fracaso. Los efectos terroríficos de las armas
nucleares empujaron a la humanidad a investigar progresivamente la racionalidad

108
perdida desde hace tiempo, en acciones extremadamente irracionales. El proceso de
globalización condujo a la humanidad, que aspira a la seguridad nacional, a
abandonar la “maldición del prisionero” y no caer mas en la “pelea de gallos” de tipo
hegemónico de los Estados Unidos y la Unión Soviética, según el modo de pensar del
“hombre racional.” El juego de la economía, unas veces cooperativa y otras
competitiva, comienza a impregnar el campo militar y a influir sobre la guerra de una
nueva época. (Ver a Zhang Weiying “Teoría de juegos y economía de la información”
Shanghai sanlian shudian y Shanghai renmin ed. 1996.)
2) A partir del 15 marzo de 1997, las fuerzas armadas norteamericanas organizaron unas
maniobras de alto nivel con una fuerza de intervención compuesta de una brigada
numerada durante 14 días en el Centro Nacional de Entrenamiento en Fort Irwin,
California. Según las observaciones del Gral. Reimer, Jefe de Estado Mayor del
Ejército de tierra, el objetivo de este experimento era determinar si en la práctica la
tecnología de un ejército del siglo XXI respondía o no a las tres preguntas decisivas
siguientes: ¿Dónde estoy? ¿Dónde están mis camaradas? ¿Dónde esta el enemigo? A
partir de esta prueba, las tropas que habían sido modificadas y utilizaban las armas y
las técnicas numeradas operaban más rápido, tenían una mayor potencia destructora y
una capacidad de supervivencia superior. Se puede leer un informe completo sobre
estas maniobras en Defence News, del 17-23 marzo, 1997.
3) El número de 1997 de Strategy Review insiste de nuevo sobre el hecho de que las
tareas y el nivel de capacidad militar de las fuerzas armadas norteamericanas han
ganado simultáneamente dos combates regionales de gran amplitud. Eso marca de
hecho la continuidad de la estrategia militar y de la política de construcción de las
fuerzas armadas de a época de la guerra fría. En el artículo titulado “Building a
Military Revolution-Tipe United Status Army – A Troop Reform Plan Different from
the “Four Year Military Examination Report,” James R Blacker subraya que esta
política “era un proyecto militar concebido hace veinte años y escogido para el
periodo que había concluido hacia diez años.” (Strategy Review, verano 1997)
4) Ver el informe de investigación del Strategic Research Institute del War Collage del
Ejército de Tierra Norteamericano, “Strategy and the Military Revolution: From
Theory to Policy, sección 8.
5) De hecho se trataba de un problema iraki, que Bush era igualmente incapaz de
resolver completamente. Sadan era cada vez más un tema de preocupación del cual
los norteamericanos no sabían como salir.
6) La operación “Zorro del Desierto” recientemente conducida por los Estados Unidos y
Gran Bretaña es también una evidente violación grave de la Carta de las Naciones
Unidas.
7) El sentido original de “hacker” era neutro y no tenía connotación peyorativa. A partir
de su obsesión por la técnica y de sus buenas intenciones hacia la sociedad, los
primeros piratas informáticos establecieron reglas particulares a las cuales se
adhirieron muchas generaciones de hackers. Pero en la red de hoy, donde la
degeneración moral se acentúa cada día, esta actitud de caballero ya no existe.
8) En 1996 el Ministerio de la Defensa de los Estados Unidos creó una oficina de
Sistemas de información para reforzar la protección de los sistemas de información
militar. El mismo año se anunció la creación del Comité Presidencial de Protección
de Estructuras Claves. Este comité esta encargado de proteger las telecomunicaciones
y los sistemas financieros, la producción de electricidad, de agua, oleoductos y los
transportes. Todo eso esta destinado a responder a amenazas reales. El FM 100-6
Comando de Campo de Operaciones de información de las Fuerzas Armadas
Norteamericanas ha establecido claramente que “las amenazas que se ciernen sobre

109
las estructuras de información son reales, que ellas emanan del mundo entero, que
ellas se manifiestan en numerosos campos técnicos y que además estas amenazas
están en vías de aumentar. Ellas provienen de individuos y de grupos y persiguen
ventajas militares, políticas, sociales, culturales, religiosas tanto individualistas como
corporativistas. Estas amenazas provienen también de locos de la información.
9) Lo más irónico del asunto, es que la compañía de construcción del clan de Bin Laden
construyo los cuarteles de los norteamericanos en Arabia Saudita.
10) El aspecto más preocupante del terrorismo financiero, son los fondos volátiles que
permiten lanzar en pocos días un ataque contra la economía cualquier país, siendo los
blancos desde los bancos centrales hasta las poblaciones más humildes.,
11) “Historia de la Guerra en China,” Junshi Yiwen ed. Vol. I, pp. 78. Capítulo sobre la
batalla de Muye.
12) J. F. C. Fuller “Las batallas decisivas del mundo occidental” Berger-Levrault, 1980.
13) T. N. Dupuy “The evolution of Weapons and Warfare.” pp. 169-176.
14) Tearly, “Biografía de Napoleón.” John Roland Ross, “Biografía de Napoleón.”
15) Técnica de ataque de barcos mercantes, con la ayuda de submarinos, desarrollada por
el Almirante Donitz, Comandante de la Flota de Submarinos alemanes durante la
Segunda Guerra Mundial. El método era el siguiente: Tan pronto un submarino
detectaba un grupo de barcos enemigos, avisaba a los otros submarinos que, una vez
reunidos, se lanzaban sobre su presa como una jauría de lobos.
16) “Strategy and the Military Revolution: From Theory to Policy,” (op. cit.)
17) En nuestra opinión los tres tipos de guerra descritos son guerra bien reales y no meras
metáforas o descripciones. Las guerras de tipo militar son siempre guerras
tradicionales y clásicas que recurren a las armas. Los diversos tipos de guerra
pertenecientes a la categoría de no militares no tienen nada de excepcional en tanto
que enfrentamiento, pero en tanto que guerras son de una gran novedad. Las guerras
supramilitares se sitúan entre las dos. Ellas incluyen ciertas técnicas antiguas como la
guerra sicológica y la guerra de información y otras completamente nuevas como la
guerra de redes, la guerra virtual etc.

110
CAPITULO VI

En búsqueda de la regla de la victoria:

Colocar la espada en el costado del adversario

“Cuando yo hago de la sorpresa una regla, el enemigo espera una


sorpresa, yo lo ataco entonces según la regla, cuando yo hago de la
regla una sorpresa, el enemigo se espera un ataque según la regla, yo
lo ataco entonces por sorpresa”

Li Shimin

Sería bueno discutir combinaciones hasta el infinito, pero no vale la pena concentrarse en
eso, más bien conviene estrechar el punto de vista y tratar de descubrir en la combinación, un
secreto más fundamental. Sin descubrir ese secreto, ejecutar cien combinaciones, sin atrapar
lo esencial, no serviría de nada.

En la historia de la guerra, uno no ha conocido jamás una sola victoria alcanzada


suavemente. Por eso es que, en todas las ediciones de los “discursos militares” éstos
contienen términos técnicos tales como “dirección del ataque principal”, “objetivo del asalto
principal”, “ataque de finta”, “movimiento de finta”, “desbordamiento-envolvimiento”,
términos que permiten distinguir las acciones principales, de las acciones secundarias. Lo que
se esconde detrás de estos términos técnicos, no surge solamente de las consideraciones que
“en la guerra todas las trampas están permitidas”, ni sobre el empleo racional de la fuerza.
Guiándose de sus instintos los generales célebres o los combatientes oscuros, que hayan
obtenido innumerables victorias, han constatado la existencia de lo que uno podría llamar las
“reglas de la victoria” y se han aproximado miles de veces a ellas. Pero hasta hoy, ningún
estratega, ningún sabio a osado decir “yo las he encontrado”, ni siquiera han conducido bien
la tarea de darles un nombre. En efecto ellas se esconden en las realidades militares sucesivas
que ha conocido la humanidad. Se podría decir que cada victoria clásica, ha permitido
verificarla. Salvo que, cada vez, los hombres no han querido reconocer estas reglas, u osado
afirmar que las han visto funcionar. Prefieren a menudo, atribuir los efectos de la victoria, a
una especie de suerte misteriosa.

Numerosas monografías sobre la historia de la guerra, escritas “después de la batalla”,


proveen descripciones de tal manera abstrusas que en fin de cuentas, uno no logra captar lo
esencial. De todas maneras, las reglas de la victoria existen y muy bien. Ellas están ahí. Ellas
han acompañado a cada una de las guerras de la humanidad, como un ser invisible. El jefe,
hacia quien la victoria apunta con su mano de oro, es aquel que cruza el arco de triunfo,
arrodillando a sus pies, a los vencidos afligidos. Sin embargo, aún vencedor, no ha visto
jamás su verdadero rostro.

Saber conformarse, en secreto a la regla de la sección dorada

“Todo es cuestión de números” (1) siguiendo esta vía de reflexión, fue que el antiguo sabio
Pitágoras, encontró por azar un grupo de cifras misteriosas: 0,618 y fue así como descubrió la
regla de la ¡sección dorada!

111
(√ 5-1)/2 ≈ 0,618,

Desde entonces, hace 2500 años, esta fórmula es considerada por los artistas plásticos como
la regla de oro de la estética.

Como lo demuestra la historia del arte, de manera convincente, casi todas las obras reputadas
de obras maestras, que hayan sido hechas por una inspiración o con aplicación, todas tienen
características fundamentales cercanas a, o conformes a esta fórmula. Desde hace mucho
tiempo, los hombres se extasían delante de la belleza del Partenón, inclinados a atribuirle un
origen divino. Pero por una serie de medidas y de cálculos, se descubrió que la relación entre
las líneas verticales y las líneas horizontales de este edificio, correspondían exactamente a la
relación 1/ 0,618.

En su obra “Hacia una arquitectura”, el gran arquitecto contemporáneo Le Corbusier partió


igualmente de la regla del número de oro, para establecer su importante teoría sobre “la
escala de base de la construcción”, que ha influido profundamente en los arquitectos del
mundo entero. (2) Infelizmente esta teoría, que el Creador seguramente ha utilizado para
revelarle a la humanidad una regla aplicable en todos los campos, no ha salido nunca del
campo de la creación artística.

Apartando a las musas, excepcionalmente dotadas, ¿quien ha adivinado que esta regla
estética, que vale oro, podría también convertirse, o es ya, una regla a seguir dentro de los
otros campos? No fue sino en 1953, que el americano J. Kieffer utilizó el número de oro para
investigar puntos experimentales. El matemático chino Hua Luo Geng obtuvo de este
descubrimiento, la “ley de la selección óptima”, llamada también ley del 0,618. Este método
fue largamente difundido en china durante cierto tiempo. Aunque según nuestro
conocimiento, el movimiento de difusión, de tipo táctico del mar humano haya dado
resultados débiles, ha abierto perspectivas para el empleo de la regla del número de oro en
campos distintos del artístico. (3)

En realidad, mucho tiempo antes del conocimiento de la regla del número de oro, los
hombres seguían su instinto y la habían aplicado en muchas oportunidades, en los campos
prácticos propios, sin excluir evidentemente el campo militar.

Es fácil encontrar las trazas efemérides, de las patas de esta bestia misteriosa, en las celebres
campañas excepcionales en la historia de la guerra.

Sin necesidad de extender la mirada muy lejos, se puede descubrir que los ejemplos, de
hechos de armas, conforme a esta regla abundan. Desde el arco del filo de corte de un sable
de caballería, hasta el apogeo de la trayectoria descrita por una bala, un obús o un misil
balístico, de la altitud y la distancia optima de lanzamiento de la bomba de un avión en
picada, (4) que se coloca en modo de bombardeo, hasta la relación entre la longitud de la
línea de aprovisionamiento y el vaivén de la guerra, la sombra del número 0,618 planea por
todas partes.

Recorriendo la historia de la guerra, uno se sorprendería de descubrir que el numero 0,618


aparece por intermitencias, serpenteando como un hilo de oro, entre las guerras del pasado y
del presente, tanto en china como en el extranjero. En la época de las primaveras y los
otoños, durante la guerra de los estados de Jin y de Chu, el duque Li de Jin condujo un
ejército contra el estado de Sheng y dio una batalla decisiva en Yanling contra el ejército de

112
Chu que había venido a prestarle socorro a Zheng. Obedeciendo a la sugestión de Miao
Penghuang, tránsfuga de Chu, el duque Li atacó al ejército de la izquierda de las tropas de
Chu, con una parte de su Ejército Central. Con la otra parte, el ataca el ejército central de
Chu y reunió el ejército de lo alto, el ejército del bajo, el nuevo ejército y la tropa de la
nobleza, para atacar el ejército de la derecha de las tropas de Chu. (5) La escogencia del
punto de ataque principal caía exactamente sobre el punto definido por el número de oro.

Nosotros hemos mencionado precedentemente la batalla de Arbelas que opuso Alejandro a


Darío. (6) Los macedonios escogieron como punto de ataque la unión entre el ala izquierda y
el centro de las tropas persas. El azar ha querido que esta porción correspondiese justamente
al punto de oro del conjunto de la línea del frente.

Después de centenares de años, los hombres han tenido dificultades para explicarse porque
los caballeros mongoles de Gengis Khan tuvieron tanto éxito en extenderse por todo el
continente euroasiático como un huracán. Los factores como el salvajismo, la crueldad y la
perfidia de los bárbaros, así como la movilidad de su caballería, no son suficientes para dar
una explicación totalmente convincente. De repente, ¿hay otra razón más importante? El
lector lo duda, pero el número de oro hizo una vez más de maravillas. En efecto, hemos
descubierto que el orden de batalla de los caballeros mongoles, difería enormemente del
cuadrado tradicional occidental. La formación en cinco rangos estaba compuesta por dos
rangos de caballeros pesados, acorazados y con caparazones, por tres rangos de caballeros
ligeros, rápidos y móviles, ¡lo que es una proporción que corresponde al número de oro!

El nivel de comprensión genial, de este pensador a caballo despierta admiración. Es natural


que un gran ejército, comandado por un jefe de este valor, tenga una mayor potencia de
choque que las fuerzas europeas que afrontaba. Parece que, aparte del don de nacimiento con
el cual aplicaron la regla del número de oro a las artes religiosas, los cristianos de Europa
tomaron mucho tiempo para entrever la posibilidad de la aplicación del numero de oro a
otros campos. En la época de la pólvora negra, cuando los mosquetes remplazaban
progresivamente a las picas, el jefe de guerra holandés Mauricio de Nassau, que había sido el
primero, en transformar el cuadrado tradicional, mezclando el mismo número de
mosqueteros y de lanceros, no había tomado conciencia de este punto. Fue solamente
después que el rey Gustavo de Suecia, reorganizó el frente, con un centro fuerte y dos flancos
débiles, que el Ejército Sueco, se convirtió en el ejército de Europa que poseía la más grande
potencia de combate. Su método fue el siguiente: a la tropa central, compuesta en su origen
de 216 lanceros y 198 mosqueteros Mauricio de Nassau agregó 96 mosqueteros. Este
cambio, dio de inmediato la preeminencia al uso de las armas de fuego, marcando así la línea
de división entre el tiempo de las armas blancas y el tiempo de las armas de fuego. No es
necesario decir que la proporción entre 198 + 96 mosqueteros y 216 lanceros nos hace ver de
nuevo la aureola de la regla del número de oro.
Pero eso no es todo, veamos un poco como, en diferentes oportunidades, ella se ha
manifestado con obstinación, como ella nos a dado signos claros, antes que reconozcamos
que no es solamente una regla estética.

En junio de 1812, Napoleón atacó a Rusia. En septiembre después de la campaña de


Borodino donde no logro aplastar a las fuerzas vivas del ejército ruso, entró en Moscú. En
ese momento napoleón no imaginó que el genio y la suerte lo abandonaban poco a poco y
que la cima y el declinar de su carrera llegaban simultáneamente. Un mes más tarde, las
tropas francesas se retiraban de Moscú bajo la borrasca de la nieve. Tres meses de avance
victorioso, más dos meses entre éxito y la caída. En relación con el eje del tiempo, cuando el

113
emperador de Francia contempló la ciudad de Moscú, arrasada por las llamas, el tenía el pie
colocado justo sobre la línea trazada por el numero de oro.

En otro mes de junio, 130 años más tarde, la Alemania nazi lanza el plan “Barba roja” contra
la Unión Soviética. (7)Durante dos buenos años el Ejército Alemán mantuvo la ofensiva,
hasta el mes de agosto de 1943 donde, con el fin de la operación “ciudadela” empezó su
repliegue, mostrándose incapaz de conducir, contra el ejército soviético, una sola ofensiva
digna del nombre de campaña. Quizás deberíamos nosotros entonces considerar este otro
hecho como una coincidencia: la batalla de Estalingrado, que todos los historiadores
consideran como el giro en la guerra patriótica soviética, se produjo exactamente a los 17
meses después de iniciada la guerra, es decir en el mes de noviembre de 1942, o sea en el
“punto de oro” sobre el eje del tiempo que comprendía los 26 meses entre el éxito y el
repliegue del Ejército Alemán.

Examinemos ahora la Guerra del Golfo. Antes de las hostilidades, los especialistas de los
asuntos militares, habían previsto que si las perdidas infligidas por los bombardeos aéreos a
los equipamientos y a los hombres de la Guardia Republicana, alcanzaba o sobrepasaba el
30%, ella perdería lo esencial de su capacidad ofensiva. Para que las pérdidas sufridas por el
Ejército Iraquí alcanzaran este límite, las Fuerzas Armadas Norteamericanas, no cesaron de
extender la duración de los bombardeos. En el momento en que el “sable del desierto” salió
de su horno, 38% de los 4.280 tanques, 32% de los 2.280 vehículos blindados y 47% de las
3.100 piezas de artillería del Ejército Iraquí, presentes en la zona de combate, habían sido
destruidos. La capacidad del Ejército Iraquí había descendido un 60% más o menos. Al alba
del 24 de enero de 1991, la luz misteriosa del número de oro 0,618 comenzó a parpadear a
través de estos datos crueles. Cien horas más tarde se anunciaba el fin de los combates
terrestres de la “Tormenta del desierto”.

Estos ejemplos, perdidos en las nubes de la historia, parecen increíbles. Tomados


aisladamente parecen todos frutos del azar, pero el Creador no hace nada sin razón. Cuando
una gran cantidad de hechos al azar se traducen en un mismo fenómeno, ¿puede uno seguir
reconsiderándolos tranquilamente como azar? No, uno está obligado a reconocer que eso
obedece a una regla.

La gramática de la victoria, la regla “lateral frontal”

En la gramática china existe una estructura de frase fundamental. En esta estructura la frase o
el grupo de palabras se dividen en dos partes, la palabra central y el calificativo. La relación
entre las dos es de calificante a calificado, el primero califica al segundo y determina la
orientación y las características del segundo. Para ser más precisos el primero es la apariencia
y el segundo es el organismo. Uno determina generalmente la diferencia entre dos personas o
dos objetos. No por su existencia, en tanto que organismos, sino por sus apariencias y sus
aspectos. En esta perspectiva, en relación con la palabra central, el calificativo debería, en
una gran medida, ser considerado como el centro de la frase o del grupo de palabras. Por
ejemplo: manzana roja. Antes de ser calificada de “roja,” como roja, la palabra “manzana”
no hace mas que designar vagamente, esa suerte de fruto que no es mas que un carácter
general, mientras que “roja” le confiere a esta manzana una especificidad, que permite
determinar que es “ella”. Evidentemente el “rojo” juega un rol significativo en este grupo de
palabras. Otro ejemplo: Zona Económica Especial. Sin la palabra “económica” el grupo de
palabras “zona especial” no es mas que una noción de división territorial. Una vez que ha
sido calificada de “económica”, ella adquiere una pertenencia y una orientación particular,

114
ella se convierte en el punto de apoyo de la clavija económica, utilizada por Deng Xiao Ping
para reformar a China. Pues bien, esta estructura es uno de los modos fundamentales de la
gramática china, que uno podría llamar, la estructura de tipo lateral-frontal.

La presencia de esta estructura, donde el costado, califica el frente, esta tan extendida en la
lengua china, que la gente que la habla no sabría expresarse, sin usarla. Si en efecto, no
hubiera en una frase, más que palabras sustantivas, sin calificativo dominante, la frase
perdería su claridad, a causa de la ausencia de los factores como el grado, el lugar y el modo,
que permiten percibirla concretamente. Si por ejemplo, en los grupos de palabras tales como
“bravo tipo”, “sucio asunto”, “gran edificio”, “bandera roja” y “carrera rápida”, suprimimos
todos los calificativos, las palabras centrales que las acompañan, se convertirán en nombres
neutros, sin designación concreta. Esto nos muestra que en la estructura de tipo lateral-
frontal, el “lateral” ocupa en relación con el “frontal” un puesto determinante, para la frase o
para el grupo de palabras. Es decir que, en cierto sentido, uno puede considerar que la
estructura lateral-frontal, hace de la palabra central el sujeto y del adjetivo la palabra
dominante o todavía, que la “cara” es el cuerpo del “costado” y que el “costado” es el alma
de la “cara”. Una vez establecido que el cuerpo es una especie de premisa, el alma toma, a la
evidencia, un sentido más positivo. Esta relación, donde el sujeto esta subordinado al
elemento dominante, es la base de la existencia de la estructura lateral-frontal. Al mismo
tiempo, en tanto que modo estructural del sistema simbólico correspondiente al mundo
objetivo, parece sugerirnos un elemento que traspasa la regularidad del campo del lenguaje.

Si se continua en esta vía, uno ve rápidamente que la relación lateral-frontal existe


masivamente, no solamente en los grupos de palabras como “bravo tipo”, “sucio asunto”,
“gran edificio” o “bandera roja”, sino también en los términos militares como por ejemplo,
porta avión, misil de crucero, avión furtivo, transporte de tropas blindadas, cañón
autopropulsado, bomba de precisión o aun más, fuerza de reacción rápida, guerra integral
aire-tierra u operación combinada. En el mundo exterior al campo lingüístico, esta relación es
omnipresente. Es ahí, en nuestra teoría, donde reside el sentido de nuestra empresa, se trata
estrictamente de una empresa y no de una copia del método retórico, presente solamente en
los sistemas de lenguaje humano. No tenemos la intención de hacer coincidir por fuerza,
guerra y retórica, sino solamente tomar el doblete “lateral-frontal”, para explicar el elemento
que esta encuentra en el corazón de nuestra teoría, ya que consideramos que, la relación
lateral-frontal esta presente en los movimientos y en el desarrollo de numeroso fenómenos.
Además, en esta relación, es a menudo el aspecto “lateral” y no el aspecto “frontal” el que
juega el rol dominante, rol que describimos por el momento, como una “modificación del
frontal por el lateral”. (No se trata del sentido propio de la estructura lateral-frontal en tanto
que método retórico, sino solamente en el sentido que nosotros le damos) Por ejemplo, en un
país, el pueblo es el sujeto y el gobierno el elemento dominante; en un ejército, los soldados,
los suboficiales y los oficiales de rango mediano, son el sujeto, mientras que el comandante
en jefe, es el elemento dominante; en una explosión nuclear el uranio o el plutonio es el
sujeto, mientras que los medios de bombardeo, son el elemento dominante que provocan la
reacción en cadena; en una crisis financiera como la que afectó al sudeste asiático, los países
víctimas son el sujeto, mientras que los especuladores financieros son el elemento dominante
que ha causado la crisis. Sin el elemento dominante que es el gobierno, el pueblo no es mas
que una masa de granos de arena dispersos; sin el elemento dominante, que es el comandante
en jefe, los soldados no son mas que una tropa desordenada; sin un medio para bombardear,
el uranio y el plutonio no son mas que minerales; sin la actividad perturbadora de los
especuladores financieros, los mecanismos reguladores de los países víctimas, podrían haber
permitido evitar una catástrofe financiera. En este tipo de relación, si uno descarta el factor

115
de interacción bidireccional, la respuesta a la pregunta de saber quien es el elemento lateral y
quien es el elemento central, -quien determina a que- cae por su propio peso.

Esta estructura de tipo lateral-frontal es una estructura asimétrica y existe en consecuencia


una relación de desequilibrio entre estos dos elementos. En este punto, ella es muy parecida a
la regla del numero de oro: el numero 0,618 y el número 1, constituyen una estructura
asimétrica y mantienen entre ellos una relación desequilibrada. Estamos entonces,
perfectamente justificados para considerarlos como otra manera diferente de expresar la
formula lateral-frontal. Ya que, en la estructura lateral-frontal, lo importante es el lateral y no
el frontal. Pasa lo mismo en la regla del número de oro, lo importante es el 0,618 y no el 1.
Esta es la característica común a los dos. La regla nos enseña que, entre dos hechos que
posean una característica semejante, existe necesariamente una regla parecida y, si existe una
regla común al número de oro y a la estructura lateral-frontal, ella debe ser la siguiente:

0,618 = lateral.

Quizás no haya mejor ilustración para esto, que la historia clásica de la alusión literaria a la
carrera de caballos de Tian Ji. (8) En una situación general de inferioridad, el gran estratega
Sun Bin, desplegó su táctica clásica, representativa de la sabiduría con la cual se jugaba en la
china antigua. El comenzó por hacer correr el peor caballo de Tian Ji, contra el mejor caballo
del rey Qi. Después de haber inevitablemente perdido la carrera, el utilizó un caballo
mediano y después un caballo superior de su propiedad; así, el derroto simultáneamente al
caballo malo y al caballo mediano del adversario, asegurándose así, la ventaja en dos carreras
necesarias para lograr la victoria. Este método, que consiste en recurrir a la estrategia,
“perder uno y ganar dos”, como elemento dominante, para ganar toda la partida, como
elemento principal, puede ser considerado como una estructura lateral-frontal típica. Y el
resultado de dos victorias por tres partidos, correspondió a la proporción 2/3, que es el
número de oro. Vemos aquí la perfecta confluencia y unidad de las dos reglas:

La regla del oro = lateral frontal.

Encontrar una regla es a la vez la culminación y el inicio del estudio de un problema. Al


momento en que creemos, que una noción llamada la regla lateral-frontal, puede ser
observada en el funcionamiento de las cosas, debemos también creer que esta regla, como la
regla del número de oro, no podría haber dejado en blanco al campo militar.

Esa es la realidad.

Tomemos la batalla de Changshao, entre los Estados de Qi y de Lu. Los dos ejércitos se
encontraban frente a frente, el ejercito de Qi se mostraba muy ofensivo, mientras que el
ejercito de Lu permanecía imperturbable, por tres veces el ejército de Qi batió los tambores y
por tres veces se lanzó a fondo sobre el frente adverso, pero no logro sacudir la posición de
Lu, lo que trajo como consecuencia una baja en el vigor de sus rangos. El ejército de Lu
aprovechó la ocasión para contraatacar y alcanzó una victoria total. Después de la batalla, el
concejero Cao Gui reveló al Duque Zhuang de Lu, las razones de la derrota de Qi y de la
victoria de Lu; el ejército enemigo “estaba lleno de energía, al primer redoble de tambores,
su energía había bajado en el segundo y en el tercero estaba ya agotada. El adversario estaba
extenuado y nosotros estábamos desbordantes de energía; es la razón por la cual hemos
ganado.”

116
Si uno examina el desarrollo de la batalla en su conjunto, se la puede dividir en cinco fases:
primer redoble de tambores del ejército de Qi, segundo redoble de tambores de Qi, tercer
redoble de tambor de Qi, contraataque de Lu y persecución de Qi por Lu. De la primera a la
tercera fase Cao Gui utilizó la táctica que consiste en evitar el ataque del enemigo, tan bien,
que el ejercito de Qi cruzó rápidamente el punto de oro de su potencia ofensiva, sin haber
obtenido el menor resultado, mientras que el ejercito de Lu, escogió precisamente este punto
como momento oportuno para lanzar su contraataque, lo que nos permite verificar
perfectamente, la regla del numero de oro (3:5 ≈ 0,618) en un campo de batalla de hace 2700
años. (9) Se puede estar seguro que a esa época, Cao Gui, no podría tener, con dos siglos de
anticipación, el conocimiento de Pitágoras y de su teoría del número de oro. Si hubiese
conocido esta teoría, hubiese sido para él imposible, en medio del combate determinar con
precisión donde se encontraba su punto 0,618. Pero encontró por instinto, este punto de
intercepción, titilando como una luz dorada, ya que todos los militares de genio participan de
este don.

En la batalla de Cannas Aníbal tuvo exactamente la misma idea de Cao Gui. (10) Igual que
este último, el conocía perfectamente el secreto del descenso de la fuerza ofensiva del
enemigo. También contrariamente a la costumbre, desplegó su ejército galo y los infantes
españoles, sus tropas más débiles, en el medio del frente, allí donde el debería haber
dispuesto sus tropas de elite, para responder de frente, al asalto del Ejército Romano. Cuando
esas tropas comenzaron a ceder, el frente se ahuecó poco a poco, en forma de media luna.
Que eso haya sido resultado de la voluntad de Aníbal o que haya sido el fruto del azar, esta
especie de “croissant” se transformó en un enorme tapón, donde desapareció la potencia de
ataque del ejército romano. Cuando esta fuerza, disminuida por el alargamiento del frente,
terminó por agotarse, cuando alcanzaba los límites del frente cartaginés, el ejército
cartaginés, cuyas fuerzas eran más débiles en general, pero superiores en términos de
caballería, no perdieron la ocasión de lanzar sus dos alas de caballería, que pudieron
fácilmente encerrar al ejército romano, transformando Cannas en una carnicería, donde irían
a perecer 70.000 hombres.

En estas dos batallas, que alcanzaron el mismo éxito, por medios diferentes, la táctica
dominante fue la de esquivar el hierro de la lanza del enemigo y socavar su arrogancia. Uno
opta por el modelo operacional que consiste en evitar los ataques frontales decisivos y
escoger el debilitamiento de la potencia ofensiva del enemigo, como momento ideal para
lanzar un contraataque. Sobre el plan táctico, se vio claramente, que este método obedecía a
la regla de oro y a la regla lateral-frontal.

Si uno no ve solamente, en estos dos ejemplos, las coincidencias o los fenómenos aislados, se
dará cuenta entonces, que la historia de la guerra es una malla de numerosos casos, donde
parpadean las luces de la regla de oro y de la regla lateral-frontal.

Esto puede ser, todavía más evidente, en las guerras modernas. En el curso de la Segunda
Guerra Mundial, la invasión de Francia por Ejército Alemán, estuvo, desde el inicio, al final,
impregnado de la esencia de las reglas que hemos explicado. Que se tratase del pase de los
tanques, de su rol auxiliar de la infantería, al rol de arma principal, del abandono de las
prácticas de la Primera Guerra Mundial en provecho de las guerras relámpago, como doctrina
militar mayor o, de la escogencia de la travesía del bosque de las Ardenas, como eje principal
de la ofensiva alemana, que trastornó las previsiones no solamente del enemigo, sino también
de los viejos generales aferrados a concepciones superadas, en el seno del Estado Mayor
Alemán y a los ojos de los hombres de la época, todos estos hechos parecieron contrarios a la

117
ortodoxia, estando todos marcados por su orientación “lateral”. Es precisamente esta
orientación lateral la que provoca las transformaciones fundamentales del pensamiento
militar, en el conjunto del Ejército Alemán, y transformó el sueño del conde Von Schlieffen
de “barrer el canal de la mancha con un revés de la mano”, en una pesadilla para los
británicos en Dunkerque. No obstante, nadie podría imaginar que este plan insólito, era el
fruto de dos oficiales de relativamente poco grado, como Erich Von Manstein (11) y Heinz
Guderían.

A propósito de esta misma guerra, uno podría también citar el ejemplo del ataque de Pearl
Harbor por el Japón, que es verdaderamente un reflejo de la operación militar, de tendencia
netamente lateral-frontal, que fue la invasión de la Francia por Alemania. El empleo de
portaaviones por Isuroko Yamamoto, fue lo mismo que el de los tanques por Guderían.

A pesar de que Yamamoto continuó considerando los navíos de guerra, como las fuerzas
decisivas en las batallas navales del futuro, el mostró mucha finura y justeza escogiendo los
portaaviones con sus aviones embarcados, como el arma dominante, en el combate contra la
marina norteamericana.

Lo más admirable es que, al momento de atacar la flota norteamericana, el descartó la idea de


un ataque frontal contra el largo borde pacífico del territorio de los Estados Unidos.
Simultáneamente tomó en cuenta plenamente, el radio de acción de la flota, es decir la mejor
posición accesible para su fuerza. De ahí, el escogió como punto de ataque a Hawai, que era
una posición clave para controlar el Océano Pacifico y donde los norteamericanos se
rehusaron a creer que podría haber sido escogida como blanco, a pesar de las informaciones
que les habían llegado. Vale la pena hacer notar que, para la primera gran batalla, que iba a
producir una gran incidencia en el curso futuro de la guerra, este ferviente adepto de las
batallas decisivas sobre el mar, escogió, no la batalla naval, cara a su corazón, sino un ataque
sorpresa contra Pearl Harbor. De un solo golpe, coloco la espada en el flanco del adversario y
alcanzó una victoria no esperada. (12)

En este punto de nuestro análisis, se debe haber comprendido que, la regla de oro, como la
regla lateral-frontal no se debe entender literalmente en un sentido estrecho. Es fundamental
captar su espíritu. Un campo de batalla en evolución constante, no dejara jamás tiempo
suficiente, ni proveerá suficiente información a un Jefe de Estado Mayor, a un Comandante,
para evaluar con precisión donde se encuentra el punto de la sección dorada, ni resolver de
manera exacta el problema de la proporción lateral-frontal. Aún los factores claves de esta
dos reglas que son el número 0,618 y el lateral-frontal no son constantes en el sentido
matemático. Ellos son los múltiples avatares del Dios de la victoria, que no cesan de aparecer
y desaparecer en las guerras, en los campos de batalla y en las situaciones de conflicto, de
formas siempre cambiantes.

Algunas veces, este espíritu se manifiesta en la escogencia de los medios: así, durante la
Guerra del Golfo Schwarzkopf optó por los bombardeos aéreos, como medios privilegiados y
atribuyó un rol secundario al sujeto principal, que había sido siempre el Ejército de Tierra y
la Marina Norteamericana.

Este espíritu se manifiesta algunas veces en la escogencia de la táctica; Donitz reemplazó los
combates entre navíos, por los ataques de submarinos contra los cargueros; esta táctica de la
“Jauría de lobos” representó una amenaza mucho más grande para Inglaterra, que las batallas
navales.

118
También puede manifestarse, algunas veces en la escogencia de las armas; es así como en la
artillería de Napoleón, los tanques de Guderian, los portaaviones de Yamamoto y las
municiones de precisión, utilizadas en la operación “Golden Canyon”, se escogieron armas
dominantes, capaces de modificar el equilibrio de la guerra. Se manifiesta algunas veces en la
escogencia del punto de ataque; en la batalla de Trafalgar, (13) Nelson tomó como punto
principal de ataque, la retaguardia y no la vanguardia de la flota francesa, dando nacimiento,
con una victoria naval, a un imperio marítimo.

Se manifiesta en la escogencia del momento. En la cuarta guerra del medio oriente, Sadad
escogió como día “J” para cruzar el canal de Suez con el ejército egipcio, el 6 de octubre, que
caía a mediados del mes de ramadán y fijó el inicio del ataque al mediodía, al momento
donde la luz del sol, dirigida hacia el oeste, golpeaba de frente los ojos de los israelíes,
borrando de un trazo, el mito de la invencibilidad de Israel. (14)

Se manifiesta en el despliegue desigual de las fuerzas: el plan Schlieffen, el plan de invasión


de Francia, establecido antes de la Segunda Guerra Mundial por el Alto Comando Alemán,
preveía la maniobra ruda de concentrar 59 de las 68 divisiones disponibles, sobre el ala
derecha, para conducir una ofensiva principal y de asignarles a las 9 divisiones restantes, el
ala izquierda y el centro, desplegadas sobre todo la longitud del frente. Fue así que este
ejercicio, sobre cajón de arena, jamás realizado en la práctica, se convirtió en el más célebre
Plan de Guerra de toda la historia.

Se manifiesta en fin, en el empleo de una estratagema, tal como en el 260 AC., en el conflicto
que oponía a los estados de Qin y de Zhao. Lejos de apresurarse en atacar al enemigo, el rey
Zhaoxiang de Qin, siguió el consejo de Fan Sui. Comenzó por atacar Shangdang en el estado
de Han, para privar a Zhao de su apoyo; después hizo amago de negociar un acuerdo, aunque
los feudatarios cesaron de apoyar a Zhao; utilizó entonces la estratagema de sembrar la
discordia en el enemigo, lo que condujo al rey de Zhao a destituir al general Lian Po en sus
funciones y a nombrar en su lugar al estratega de salón Zhao Kuo. Finalmente infligió una
gran derrota al ejército de Zhao en Chaugping. La razón de la victoria de Qi sobre Zhao debe
ser atribuida a la estratagema “lateral” de Fan Cui más que a la fuerza frontal del ejército de
Qin. (15)

Otro signo que amerita nuestra atención y vale la pena que lo estudiemos de cerca: una
cantidad creciente de países, dirigen sus miradas más allá del campo militar, para tratar
cuestiones importantes, como la Política, la Economía y la Seguridad Nacional. Y utilizan
otros medios, distintos de los medios militares, para completar, enriquecer y digamos
reemplazar, los medios militares, los que les permite alcanzar objetivos inaccesibles por la
sola fuerza de las armas. Se trata de la mas grande “revisión del frontal por el lateral”,
producida en el campo de la guerra. Al mismo tiempo, esto anuncia la tendencia futura de la
guerra, a la integración cada vez más frecuente, sobre el modo lateral-frontal de los medios
militares con los otros medios.

Los ejemplos escogidos precedentemente, cualquiera de ellos, presentan todos, una


particularidad, su “lateralidad”. La regla lateral-frontal, como la regla de oro, se opone a
todas las formas de yuxtaposición paralela, de simetría, equilibrada, de rutina, así como al
examen de un problema, en todos sus aspectos y preconiza por el contrario “llevar la espada
al flanco del adversario”. Es solamente al evitar las colisiones frontales, como la espada

119
penetrará; como la hoja de Bao Dinjen la carne del buey, con una facilidad perfecta. Tal es la
gramática de base de la victoria, para descifrar el texto secular de la guerra.

Si uno llama la regla de la sección dorada en las bellas artes, la regla de la belleza, ¿porque
no designar su reaparición en el espejo, en el campo militar, como la regla de la victoria?

Lo dominante y la totalidad, sentido principal de la “combinación del tipo lateral-


frontal”

Entre los numerosos factores internos que constituyen un hecho, siempre hay un factor que
ocupa una posición sobresaliente o dominante. Si la relación entre este factor y los otros es
armoniosa, perfecta, ella corresponderá de una manera o de otra, a la formula 0,618:1 y
corresponderá también, evidentemente a la regla lateral-frontal porque aquí, “el conjunto de
factores” es el elemento principal, mientras que “un cierto factor” es el elemento dominante.
El elemento lateral es aquí el elemento dominante. Cada vez que un hecho o un elemento,
posee una finalidad determinada, el lateral y el frontal, anudan una relación entre principal y
subordinado. Cuando dos vacas se pelean, el frontal son las vacas, el lateral son los cuernos;
cuando dos sables se cruzan, el frontal son los sables, el lateral son sus puntas y los filos.
¿Quien es el principal? ¿Quien es el subordinado? La respuesta sale de sí. Cuando el objetivo
cambia, un nuevo factor dominante reemplaza al antiguo, anudando una nueva relación
lateral-frontal, con el conjunto de factores. Captar la relación principal-totalidad, en un hecho
o en un elemento, equivale a captar el sentido fundamental de la regla de oro y de la regla
lateral-frontal. A partir de ahí, uno puede rápidamente distinguir cinco ejes mayores en la red
compleja de la guerra: “Armas dominantes y armas totales”, “medios dominantes y medios
totales”, “fuerzas dominantes y fuerzas totales”, “dirección dominante y dirección total”,
“campo dominante y campo total”. Estas relaciones, entre cinco elementos dominantes y
cinco elementos totales, resumen fundamentalmente las relaciones lateral-frontal que existen
corrientemente en la guerra.

Si uno toma la Guerra del Golfo como ejemplo, las armas dominantes utilizadas por los
aliados en la “Tormenta del desierto”, fueron los aviones furtivos, los misiles crucero y las
bombas de precisión, el conjunto de las otras armas jugaba un rol subordinado. Los medios
dominantes fueron los bombardeos aéreos durante 38 días consecutivos, los otros medios
jugaron un rol complementario. La fuerza dominante fue el Ejército del Aire, las otras
fuerzas jugaron un rol de apoyo. La dirección dominante fue la de tomar como blanco
principal a la Guardia Republicana, el conjunto de los otros objetivos, estaban subordinados a
este último. El campo predominante fue el campo militar, los otros campos estaban
representados por el apoyo global de las sanciones económicas, de medidas de aislamiento
diplomático y de ofensivas mediáticas.

Sin embargo nuestro objetivo no se limita a explicar este nivel de relación. Para los
responsables de la guerra, lo más importante no es aclarar, sino dominar y utilizar estas
relaciones. Sabemos que los recursos consagrados a la guerra son limitados, aun para un país
tan poderoso como los Estados Unidos. En una guerra se toma en cuenta, permanentemente
la relación costo-eficacia, según el principio del “consumo de energía mínima” y el deseo de
hacer la guerra más bonita posible, con los resultados más sorprendentes posibles. Así la
asignación y el empleo de la manera más racional y táctica de los recursos consagrados a la
guerra, es una necesidad absoluta, para no importa que país. Conviene por tanto hallar un
método correcto y saber, en una guerra, utilizar la regla lateral-frontal con pleno
conocimiento. De hecho, una buena cantidad de países la han utilizado ya, sin saberlo.

120
Después de la desintegración de la ex Unión Soviética, la capacidad militar de Rusia no ha
cesado de declinar. No solamente ha perdido su posición de superpotencia, capaz de hacer
frente a las Fuerzas Armadas Norteamericanas, sino que se ve, en muy malas condiciones
para garantizar la seguridad actual del Estado. En estas condiciones, aun cuando el Alto
Comando Ruso se haya reducido a la pasividad, ajustó su futura estrategia de manera
oportuna, haciendo de sus armas nucleares tácticas y aun estratégicas, las armas dominantes
para emplear, en caso de guerra, en primer lugar. Igualmente Rusia ha modificado
globalmente la estructura de despliegue de las armas clásicas y nucleares alrededor de esta
decisión. Al contrario del Ejército Ruso, el Ejército Norteamericano, el único en mantenerse
en la cúspide, ha tomado como nuevo objetivo estratégico para las tres Fuerzas Armadas lo
siguiente: “La ventaja global” (Ejército de Tierra), (16) “Del mar a la tierra” (Marina) y
“Compromiso mundial” (Ejército del Aire). (17) Además ha seleccionado, a partir de esos
objetivos los unidades digitalizadas, el nuevo modelo de embarcación de asalto anfibio y los
aviones de combate furtivos, de gran radio de acción, como armas de nueva generación, que
tienen grandes chances de reemplazar a los equipos actuales, que son los tanques de la serie
M-1, los portaaviones y los F-16 para convertirse en las armas dominantes del arsenal
norteamericano.

A partir de los reajustes estratégicos realizados respectivamente por Rusia y los Estados
Unidos, en términos de armas dominantes, uno ve que la escogencia de estas armas, sobre la
base de su potencia destructiva, es sin embargo obsoleta. En la selección de estas escogencias
la potencia destructiva, no es más que una, de las numerosas performances técnicas que se
deben tomar en cuenta. Las consideraciones fundamentales en materia de, objetivos de la
guerra, de objetivos operacionales y de ambiente de seguridad son, sin embargo más
importantes que la capacidad técnica. En consecuencia, las armas dominantes deben ser las
armas más eficaces, para alcanzar los objetivos expuestos: estas deben ser, además, armas
que permitan las combinaciones orgánicas, con otras armas para constituir el factor
dominante de un sistema de armas completo. En las condiciones técnicas modernas, las
armas dominantes no son mas armas únicas, sino una “integración de sistemas” y son, al
mismo tiempo, parte de sistemas más grandes. (18) La producción de una gran cantidad de
tecnologías nuevas y el ajuste continuo de los objetivos de la guerra, que abre un espacio
suficiente, tanto sobre el plano espiritual, como en el plano material, ha hecho mucho más
compleja la relación dominante-subordinado, entre las armas dominantes y el conjunto de las
otras armas. (19)

Factores similares influencian igualmente el empleo de los medios de guerra. En la guerra, la


concepción según la cual, las acciones militares son automáticamente los medios
predominantes y todos los otros medios son complementarios está en vías de ser superada.
Dentro de poco, los norteamericanos descubrirán que posiblemente en la guerra contra los
terroristas, como Bin Laden, los medios militares no son mas que uno entre otros, y que los
más eficaces para aplastar a este enemigo, no son los misiles de crucero, sino una guerra de
exterminio financiero, conducida a través de Internet y asociado a este último medio o a
otros.

El aumento continuo de la complejidad de los medios, a conducido a una situación de


resultados imprevistos para todos los militares: “la civilización” de la guerra. De este hecho,
aquí la cuestión de las fuerzas totales y las fuerzas dominantes de las cuales hemos hablamos
precedentemente, comprende, además de las regulaciones, asignación y el empleo de fuerzas
militares, al interior de un ejército y en las acciones de combate, a considerar un cierto grado
de participación de toda la población. Ya que las actividades de guerra o de cuasiguerra,

121
conducida por no-profesionales, se hacen cada vez mas un factor que afecta a la Seguridad
Nacional, la cuestión de saber cual será el arma dominante de la guerra se convierte, a escala
mundial, en una cuestión que no se había dado nunca en el pasado. Los acontecimientos
como el ataque de los centros informáticos del Ministerio de la Defensa Indio y
norteamericano por piratas de redes, a los cuales nos hemos referido muchas veces, son la
prueba.

Que se trate de acciones puras de guerra o de acciones militares no-guerreras o todavía de


acciones guerreras no militares, desde que son acciones que tienen un carácter de combate, la
cuestión se plantea de saber como escoger, precisamente la principal dirección operacional y
el principal punto de ataque, es decir, la cuestión de [saber determinar] la orientación
principal, tomando en cuenta la orientación total del conjunto de la guerra, de los campos de
batalla y de los frentes. Se trata, parece, del peor rompecabezas de todos los Comandantes en
Jefe que dispongan de las mejores armas, de medios variados y de fuerzas suficientes. No
obstante los hombres del temple de Alejandro, Aníbal, Nelson, Nimitz, así como los
estrategas de la antigüedad china como Sun Wu y Sun Bin, se mostraron maestros en la
escogencia de una dirección de ataque principal que tomó al enemigo de improvisto. Liddel
Hart ha hecho la misma observación. El ha llamado la escogencia de la dirección de acción,
menos previsible para el enemigo y que ofrezca la menor resistencia, la” estrategia
indirecta”. Hoy, que el campo de la guerra ha sobrepasado los campos terrestres, marítimo,
aéreo, espacial y electrónico, para extenderse a los dominios de la sociedad, de la política, de
la economía, de la diplomacia, de la cultura y aun de la psicología, la interacción entre los
diferentes factores, hacen muy difícil la preponderancia del campo militar, como campo
dominante en todas las guerras. La idea de que la guerra pueda desarrollarse en campos no
guerreros, es muy extraña a la razón y difícil de admitir, pero los acontecimientos muestran
cada vez más que, esa es la tendencia. De hecho, desde la antigüedad, las guerras no han
estado limitadas a un solo campo. Así la guerra diplomática al estilo de Lin Xiangru tuvo
éxito al “devolverle el jade intacto a Zhao”, o la guerra virtual que opuso Mozia Gongshu
Ban, son ejemplos característicos de guerras ganadas, a las cuales se les dio fin fuera del
campo militar. Esta manera de resolver el problema de la guerra, saliendo de su campo
propio, debería ser una fuente de inspiración para los hombres de hoy.

La época de integración de las técnicas altamente desarrolladas, nos ha abierto un campo


mucho más vasto que en el pasado, para desplegar nuestra sabiduría y nuestros medios, tanto
y tan bien, que el sueño de alcanzar las victorias militares, en dominios no militares y de
ganar las guerras por medios no guerreros, se encuentra en el orden de lo posible. Si
queremos asegurarnos la victoria en las guerras del porvenir, debemos estar preparados
intelectualmente para esta perspectiva; debemos conducir una guerra que afecte todos los
campos de la vida de los países relacionados, sin que la acción militar sea el elemento
preponderante. Se ignora todavía que armas, que medios y que personal serán utilizados en
estas guerras, y en que dirección y en que campo serán conducidas.

Un solo punto es ya conocido: cualquiera que sea el modo de combate, la victoria pertenecerá
siempre al partido que aplique, con justeza la regla del lateral-frontal, por dominar la relación
entre el “dominante y el total”.

Una regla y no una fórmula establecida

La guerra es la cosa más difícil de explicar y la más inabarcable que existe. Exige un dominio
de la técnica, pero la técnica no puede reemplazar al espíritu y a la capacidad humana. Exige

122
una sensibilidad artística, pero excluye todo romanticismo y todo sentimiento. Exige una
precisión matemática, pero ocurre que la precisión la hace sombrear en la repetición
mecánica y en la rigidez. Exige la abstracción de la filosofía pero, el puro debate intelectual
no es ninguna ayuda para captar las oportunidades fugitivas, en medio del hierro y el fuego.

La guerra no obedece a ninguna fórmula. Nadie osaría, a propósito de la guerra, decir la


sentencia “la mitad de Linyu administra el imperio”, nadie ha ganado todas las guerras con
una táctica única; pero eso no significa que la guerra no tenga reglas.

Una pequeña cantidad de hombres han marcado su nombre en el registro de los generales
siempre vencedores, porque supieron descubrir y dominar las reglas de la victoria. Estos
raros nombres prueban la existencia de las reglas de la victoria, aunque nadie haya revelado
su misterio. Desde hace mucho tiempo, casi tanto tiempo como la historia de la guerra, los
hombres han sentido un relámpago atravesándoles el cerebro a los jefes geniales y muy pocos
han tenido conciencia que estas reglas se esconden en las carnes sangrantes causadas por el
choque de las espadas y por la cañonada. En realidad, las reglas son como el “papel de
ventana”, todo depende si uno logra atravesarlo.

La regla lateral-frontal es una hoja de papel de este tipo. Es a la vez, simple y complicada, a
la vez inestable y estable; a menudo un dedo juguetón la atraviesa sin darse cuenta y la puerta
de la victoria se abre con estruendo. Es tan simple que uno podría expresarla con un grupo de
números o con una regla de gramática. Es tan complicada que, siendo un experto en
matemáticas o en gramática, uno no pueda explicarlas. Es tan móvil que, como las nubes,
uno no logra distinguir los contornos. Es tan estable que, como una sombra ella acompaña la
elevación del sol de cada victoria. Es por eso que consideramos la regla lateral-frontal como
un principio y no como un teorema. Tenemos plena conciencia de la relatividad de este
principio. Las cosas relativas, no pueden aplicarse mecánicamente, ni exigen medidas
precisas. Lo relativo no es un blanco absoluto, el no teme entonces, a la excepción que
representa un cisne negro, en la mitad de un vuelo de cisnes blancos. (10) Sin embargo, si
nuestras investigaciones sobre la historia de la guerra, nos permiten afirmar, que el doblete
lateral-frontal es la regla de la victoria, su aplicación correcta es una cuestión que depende de
la manera como cada operador concreto, va a saber encontrar la ocasión de aplicarla. Ya que
en las guerras, los fenómenos de “oposición entre dos reglas” han confundido siempre a los
que buscan la victoria: los que enfrentan a las reglas, es seguro que van a fracasar, pero los
que siguen la rutina tienen muy poco chance de alcanzar la victoria,”seis veces seis, treinta y
seis”; hay variantes en el método y un método en las variantes. El principio de interacción
entre el Ying y el Yang, es ahí donde reside el funcionamiento de los fenómenos. Pero este
funcionamiento es imprevisible. Quien quiere prever todo, no logra jamás sus fines, esta
frase, de las “treinta y seis estratagemas” revela el secreto de la manera como las cosas
funcionan. Lo que quiere decir que, cualquiera que sea la cantidad de ejemplos de guerras,
que prueban que las causas de la victoria están ligadas al número 0,618, el próximo estratega
que prevea una guerra, una batalla o un combate, conformándose estrictamente a la regla de
la sección dorada, gustara seguramente el fruto amargo de la derrota. Que se trate de la regla
de oro, de la regla lateral-frontal, lo importante es captar la esencia y de aplicar el principio y
no utilizar las ideas sin haberlas asimilado, ni imitarlas ciegamente, de una manera grotesca.

En las batallas de Rossbach y de Lucerna, célebres en la historia europea, el asaltante utilizó


en los dos casos la “formación de ataque oblicua” a la manera de Alejandro, pero los
resultados fueron totalmente diferentes. En la batalla de Rossbach el Comandante en Jefe de
las Fuerzas Aliadas FrancoAustríacas copió fielmente el modelo histórico. Hizo maniobrar

123
sus tropas y dispuso sus frentes, bajo la mirada de Federico el Grande, previendo operar
aplicando una formación oblicua, para atacar el ala izquierda del Ejército Prusiano. El
resultado fue que, los prusianos, habiendo realizado a tiempo, el redespliegue necesario los
derrotaron. Un año más tarde, en Lucerna, Federico encontró de nuevo al Ejército Austriaco,
y era tres veces más numerosos que el de él. Esta vez fue él quien apelo al recurso de la
formación de ataque oblicua, pero lo hizo tan brillantemente que aplastó totalmente al
Ejército Austriaco. El hecho de que el mismo método, haya podido dar dos resultados
diferentes, tiene hondo sentido. (21) Nos indica que no existe una táctica universalmente
correcta y que existe solamente una regla universalmente justa. Nos enseña también que una
regla justa no sabría de ninguna manera garantizar la victoria. El secreto de la victoria
consiste en la aplicación correcta de las reglas, incluida la regla lateral-frontal.

Si el acento se debe colocar en la modificación del elemento frontal por el elemento lateral,
eso no quiere decir que este procedimiento conduzca a la victoria. De hecho no es el
elemento el que debe ser lateral, es principalmente el pensamiento el que debe ser “lateral”,
se trata, en efecto de una lateralidad de fondo y no de forma. En las condiciones reales de la
guerra, eso no significa que se falle cada vez al escoger el punto de ataque de una manera
rígida, según la relación 1/0,618, para estar conforme con la regla de la victoria. En tales
circunstancias, la regla de la victoria exigirá posiblemente realizar una ruptura frontal. Esta
vez es el “frontal” el que será “lateral”. Ahí reside el carácter artístico de la guerra, carácter
que ni los matemáticos, (22) ni los filósofos, ni otra técnica científica puede reemplazar. Es
en este sentido que osamos afirmar que una revolución de las técnicas militares, no podrá
reemplazar una revolución del arte militar.

Hace falta también subrayar que si es inevitable, por ciertos aspectos, que el doblete lateral-
frontal recubra el método “sorpresa-regla”, preconizado por los estrategas de la antigüedad
china, no se podría afirmar que la una, coincida totalmente con la otra, ya que para los
antiguos estrategas chinos, la sorpresa y la regla eran medios a utilizarse alternativamente.
Como decía Zun Zi “en el combate es necesario emplear movimientos no sorpresivos para
ganar fortaleza y usar maniobras sorpresivas para lograr la victoria. El combate comprende
maniobras sorpresivas y no sorpresivas. Hay un cambio interminable en el empleo de las
maniobras de sorpresa y de no sorpresa” El elemento lateral y el elemento frontal no son dos
métodos que se puedan emplear separadamente porque son la expresión de una ley objetiva.
La distinción más importante es la siguiente: es absolutamente cierto que en la historia de la
guerra los casos de victorias mediante maniobras sorpresivas han sido todos maravillosos por
su excelente ejecución. Pero no todas las victorias se han logrado mediante maniobras
sorpresivas. Ha habido también muchos ejemplos de victorias obtenidas mediante maniobras
no sorpresivas. El principio lateral frontal es diferente. Mediante el análisis, el rastro de la
regla de la victoria se puede ver en cada victoria, aún cuando la victoria haya sido lograda
mediante maniobras sorpresivas o no sorpresivas. Esto significa que la victoria es el efecto de
aplicar el principio lateral-frontal, demostrado indistintamente en una maniobra sorpresiva o
no sorpresiva.

Sin importar la claridad con que se explique el principio lateral frontal o regla de la victoria,
no podemos sino proceder a aplicar el principio de una manera “nebulosa”. Algunas veces,
siendo uno “nebuloso” encuentra la manera de obtener claridad. Solo la “nebulosidad” es
buena para ser captada de manera general. Este es el estilo occidental de pensar. Pero de una
manera peculiar se ha enfrentado la sabiduría de occidente con la regla dorada 0.618
Como resultado, la lógica occidental, el razonamiento y la precisión y el instinto oriental,
comprensión e intuición, han aportado las bases para juntar la sabiduría militar occidental y

124
la sabiduría militar oriental y han generado la regla de la victoria que acabamos de explicar.
Ella brilla con destellos, tiene tanto del misterio oriental como del rigor occidental, como si
el palacio Taihe estuviera emplazado cobre una columna del Partenón, luciendo majestuoso y
vibrante.

NOTAS:

1) Pitágoras fue un filósofo y matemático de la Grecia Antigua cuyo famoso axioma era:
“Todo es cuestión de números” queriendo decir que todas las cosas existentes se
pueden observar, en un análisis final, como relaciones entre números. En la teoría de
Pitágoras las cosas racionales y no racionales estaban mezcladas, pero su teoría
ejerció una profunda influencia en el desarrollo de la antigua filosofía griega y en el
pensamiento europeo medieval. Copérnico reconoció los conceptos astronómicos de
Pitágoras como precursores de su proposición. Galileo también fue considerado un
abogado de las teorías de Pitágoras. Usar la sección dorada para demostrar las
relaciones armoniosas en el mundo fue una aplicación específica del pensamiento de
Pitágoras.
2) Ver Summerson “Classical Language of Architecture.” Pág. 90.
3) Dividir una recta de longitud “L” en dos secciones de manera que la relación de una
sección con respecto a la longitud total de L sea igual a la relación de la otra sección
con respecto a la primera sección, es decir:
X : L = (L-X) : X
Tal división ha sido denominada “la regla de la sección dorada” y la relación es
aproximadamente 0.618. Desde la Grecia Antigua hasta el siglo XIX, la gente creyó
que esta relación tenía un valor estético en la formación del arte. Su aplicación actual
un método simple con valores aproximativos como 2 :3, 3:5, 5:8, y 8:13 que se
obtienen a base de la serie de números 2,3,5,8,13,21 … Ver Ci Hai “A Grand
Dictionary.” Shangai Dictionary Press. 1980. pág. 2057-2058
4) El bombardeo en picada es el método principal usado por los aviones de ataque para
lanzar misiles de corto alcance, cohetes y bombas con o sin guía. Durante el ataque, el
avión de combate vuela a baja altura hasta alcanzar la distancia de ataque (40 a 50
Km. del blanco), luego se eleva de 2.000 a 4.000 m enfilando en la dirección de
ataque. De 5 a 10 Km. del blanco el avión comienza la picada y dispara de 1.300 a
1.600 m y de 600 a 1.000 m, desde ángulos de 30 a 50 grados. En los ataques en
picada, la precisión de las armas destructivas es máxima. Ver la revista periódica rusa
Foreign Military Revision Nº 10 (1992) (Se omite el gráfico)
5) Ver “The History of War of China.” (Military Translation Press. Vol. I. pág. 257-273)
6) Ver Fuller, “A Military History of the Modern World.” Vol. I. Pág. 117. Este libro
ofrece un buen análisis de la batalla de Arbelas con ilustraciones que explican
gráficamente la evolución de la situación en el campo de batalla.
7) Marcel Bidot (bajo la dirección de) “Enciclopedie Historique de la Seconde Guerre
Mondiale” La Guerra de la URSS contra Alemania.
8) Shiji (“Los Anales Históricos”) Biografía de Zun Zi y de Wu Qi
9) Ver Zuozhuan (Uno de los 13 clásicos) “Cao Gui Lunzhan” (Análisis de la Guerra
por Cao Gui)
10) La batalla de Cannas, que es la más célebre de la historia occidental, se menciona en
casi todas las obras referidas a la historia de la guerra. El libro del norteamericano
Bevin Alexander “How Great Generals Win” describe la batalla de Cannas de manera
impactante con la ayuda de ilustraciones y permite comprender mejor la regla lateral
frontal que hemos explicado.

125
11) En 1937-1938, Manstein era el primer Jefe de Estado Mayor Adjunto del Ejercito
Alemán. Debido a conflictos internos en el seno del Ejército, Manstein fue excluido
del Alto Comando y colocado a la cabeza de la XVIII División. En 1939 el Alto
Comando del Estado Mayor Alemán diseñó un plan de operaciones para el frente
occidental, llamado el “Plan de Operaciones Amarillo” que contemplaba conducir un
asalto frontal con un flanco derecho poderoso contra las fuerzas Franco Británicas,
extendidas en Bélgica y utilizar fuerzas menores para cubrir los flancos de este
ataque. Evidentemente, se trataba de una reedición del “Plan Schlieffen” diseñado
antes de la guerra 1914-18. Manstein, para entonces Jefe de Estado Mayor del Grupo
de Ejércitos A, diseñó su propio Plan de Operaciones. Sometió a consideración del
Ato Comando, varias veces su plan, en forma de memorandums y de bosquejos de
planes de operaciones. Pero cada vez el plan era rechazado por los oficiales del Alto
Comando. Manstein aprovechó una reunión con Hitler para hablarle de su plan y lo
convenció de sus fundamentos, ya que Hitler era un ignorante del tema militar pero
tenía una gran capacidad para comprender. El punto central del plan, llamado “Plan
Manstein” por Basilio Liddel Hart, después de la guerra, era lanzar un ataque de
sorpresa a través del bosque de las Ardenas y de realizar ataques selectivos sobre el
flanco izquierdo con la ayuda de fuerzas blindadas concentradas. Ver Manstein, “la
Batalla Perdida” Instituto de Ciencias Militares del Ejercito Popular de liberación.
1980. Guderian comandaba el XIX Ejercito Blindado y fue el mejor ejecutante del
plan de operaciones. Ver Heinz Guderian, “Blitzkrieg” (La Guerra Relámpago)
12) Después de convertirse en Comandante de la Flota, Yamamoto Isuroko rechazó la
idea del estado mayor de la marina japonesa de atacar primero las Filipinas,
considerando que era necesario primero lanzar un ataque por sorpresa contra la
primera flota norteamericana del Pacífico, para paralizarla. El 7 de diciembre de
1941, 6 portaaviones, transportando 423 aviones, bajo el comando del General
Nagumo, atacaron Pearl Harbor según el plan establecido por Yamamoto, hundiendo
al crucero Arizona y otros tres buques norteamericanos, destruyendo 188 aviones de
combate, lo que afectó gravemente a la flota del Pacífico. Ver Liddel Hart, Sir Basil
H. “Historia de la Segunda Guerra Mundial” Trad. Jean Paul Constantin, Fayard,
1973
13) Antes de la batalla de Trafalgar, Nelson confía una “formula secreta” a los oficiales
que tenía bajo sus ordenes; consistía en modificar la táctica en línea tradicional de la
guerra naval y adoptar una formación en dos grupos de buques. Un grupo atacaría
perpendicularmente la flota enemiga en el medio, a fin de separar su retaguardia del
centro de la flota. Fuerzas concentradas atacarían entonces esta porción de la
retaguardia de la flota enemiga. Otro grupo separaría la porción central de la
vanguardia y conduciría un ataque concentrado sobre el centro. Los navíos de la
vanguardia no tendrían entonces tiempo de dar la vuelta para venir al rescate. La
batalla de Trafalgar se desarrolló exactamente como lo previó Nelson. Aún cuando
Nelson murió en la batalla, la flota británica obtuvo una victoria total. (Ver Ding
Chaobi, “Historia de las batallas navales modernas en el mundo”, Haiyang ed. 1944.
pp. 143-155)
14) Gerhard Kanzermann, “La 4º guerra del Medio Oriente” (en alemán), John Jink et al.
Middle East Wars.
15) Zhongguo lidai zhanzhengshi “Historia de la Guerra en China” op. cit.
16) La “Ventaja” global era el objetivo estratégico fijado por las fuerzas armadas
norteamericanas en el documento Conception of the Army in 2010.
17) El “compromiso mundial” era la estrategia de desarrollo del Ejército del Aire para el
siglo XXI, propuesto a fines de 1997, para reemplazar la doctrina estratégica “Fuerza

126
Global para Alcance Global” preconizada para responder a la situación pos guerra
fría. A este respecto el acento se puso sobre seis capacidades cruciales: superioridad
aérea y espacial, alcance mundial, movilidad mundial, ataque preciso, superioridad de
la información y apoyo operacional flexible. Ver “Global Engagement and the
Conception of the US Air Force in the 21º Century”
18) La Noción de “sistema de sistemas” fue el resultado de una investigación conjunta
hecha por el Almirante Owens, antiguo Presidente Adjunto del Estado Mayor
Conjunto y su consejero de alto rango Black. Owens consideraba que la revolución
tecnológica militar contemporánea no era una revolución sobre los buques de guerra,
los aviones, los tanques y otras plataformas armadas, que había que agregar otros
factores como el sistema de captación , los sistemas de comunicación y los sistemas
de armas guiadas de precisión. La adopción de estos sistemas debe producir una
revolución fundamental en la estructura de las Fuerzas y de su modo operacional.
Puede ser que en el futuro no haya separación entre ejército de tierra, marina y
ejército del aire, sino una separación entre “fuerza de captación,” “fuerza de choque
móvil” y “fuerza de apoyo inteligente.” Ver la entrevista de Owens por Chen Bojiang
en la revista Guofang daxue xuebao (Boletín de la Universidad de la Defensa
Nacional), Xiandai junshi (Asuntos Militares Modernos) y Shijie junshi (Asuntos
Militares Mundiales)
19) No compartimos la vision optimista de la facción tecnológica sobre la revolución de
los asuntos militares. No pensamos que la tecnología puede penetrar la neblina de la
“probabilidad” de la guerra, ya que la probabilidad de la guerra no se sostiene sobre
los obstáculos físicos o geográficos, sino sobre el espíritu humano.
20) La regla lateral frontal no es un teorema del tipo de las afirmaciones como “todos los
hombres van a morir” o “todos los cisnes son blancos” Es quizás una regla que
permite guiar a los hombres hacia la victoria.
21) Ver Fuller, “Las batallas decisivas del mundo occidental” op. cit. Vol. 2. Pág. 86.
22) No negamos, ni subestimamos el análisis matemático, sobre todo en una época de
difusión de computadores y en nuestro país, con su gusto tradicional por lo fluido y su
disgusto por la precisión. En su “Guoji zhenghi yu junshi wenti ruegan shulianghua
fenxi fangsa” (Diversos métodos de análisis cuantitativo de la política internacional y
de cuestiones militares) Li Hongzhi cita el empleo de uno de estos métodos por
Nicolás Schweiter para analizar la guerra de Viet Nam, el conflicto sino-soviético y
las guerras arabo israelíes. En 1993 Li Hongzhi y otros hicieron por este método, la
previsión exacta de la guerra de Bosnia-Herzegovina.
23) Cita del capítulo “Potencia Estratégica” del “Arte de la Guerra” de Zun Zi. El
principio “sorpresa, no sorpresa” es una noción importante del arte de la guerra
utilizada por los estrategas de la antigüedad. Realizar movimientos imprevistos por el
enemigo constituye el método de la “sorpresa;” enfrentar al enemigo de manera
visible es el método de la “no sorpresa.” El emperador Taizong de Tang dominaba el
principio de la “sorpresa no sorpresa” La Batalla de Weiqing de un buen ejemplo. El
“dialogo entre el emperador Taizong y Li Weigong” recuerda las diversas
explicaciones de este principio por Li Shimin y Li Ping.

127
CAPITULO VII

Todos los métodos reducidos a uno solo: la combinación fuera de límites

“Las guerras actuales podrán afectar el precio del petróleo en los


oleoductos, el precio de los alimentos en los supermercados y el valor
de las acciones en la bolsa. También podrán romper el equilibrio
ecológico y hacer irrupción en nuestros hogares por intermedio de las
pantallas de televisión“

Alvin Toffler

Lo mismo que, adquirir el conocimiento para realizar una carrera de fondo, no quiere decir
que uno se vuelva un campeón de maratón, conocer las reglas de la victoria no significa de
ninguna manera que tengamos la victoria “atornillada”. El descubrimiento de las reglas de la
victoria permite profundizarlas, con el conocimiento de las reglas de la guerra y elevar el
nivel práctico del arte militar. Pero los hombres capaces de alcanzar la victoria, no serán
forzosamente más numerosos, sobre los campos de batalla por el simple hecho de que hayan
podido descubrir el secreto de las reglas de la victoria. La cuestión clave es saber si ellos
lograron descifrarlas.

En una guerra futura, las exigencias que las reglas de la guerra impondrán al vencedor
correrán el riesgo de ser extremadamente severas. Además de su dominio total, como en el
pasado, del conjunto del saber, necesario para correr detrás de la victoria en el campo de
batalla, estas reglas impondrán igualmente, exigencias a las cuales, la mayoría de los
militares, estarán insuficientemente preparados, o se sentirán desamparados a saber: ganar la
guerra, haciendo la guerra fuera de la guerra y alcanzar la victoria, en un campo de batalla,
distinto al campo de batalla clásico.

En este sentido específico, aun los militares modernos como Powell, Schwarzkopf, Sullivan
o Shalikashvili, no podrán parecer “modernos”, ellos correrán el riesgo más bien de pasar por
militares tradicionales. Porque existe un foso, entre lo que llamamos militares modernos y
militares tradicionales. Aún si este foso no es infranqueable, exige para cruzarlo que se opere
un salto radical en el pensamiento militar. Pero para muchísimos militares profesionales, este
salto parece imposible de alcanzar, aun consagrándole una vida entera. En verdad, el método
es muy simple, consiste en jugar por una vez, el rol de un Maquiavelo de los asuntos
militares.

Ya que, esta idea, de que el fin justifica los medios, continúa siendo la herencia espiritual
más importante de este pensador político italiano del renacimiento. (1) Al final de la edad
media, esa idea representaba una ruptura con relación a la tradición romántico caballeresca,
por otra parte, en el declinar de la nobleza de la espada. Utilizar todos los medios disponibles
para alcanzar el objetivo, incluso cuando uno hace la guerra, no constituye sin duda la fuente
más antigua de un pensamiento “fuera de limites” (el chino Han Feizi, es anterior a
Maquiavelo) (2) pero es la más clara.

Lo previo a la diferenciación es la existencia de límites. En un mundo donde todos los


elementos son interdependientes, los límites no tienen más que un sentido relativo. Lo que

128
nosotros entendemos por “fuera de limites” designa el salirse de lo que esta establecido o, lo
que puede ser entendido como límite. Poco importa que este sea de orden material, espiritual
o técnico; poco importa también que uno lo llame “grado”, “determinación”, “limite”,
“frontera”, “regla”, “ley”, “techo” o “prohibido”.

En lo que se refiere a la guerra esos pueden ser los límites entre el campo de batalla y el no
campo de batalla, armas y no armas, militares y no militares, estático y no estático o trans-
estático. Posiblemente haga falta también incluir los límites técnicos, científicos, teóricos,
psicológicos, éticos, del orden de la tradición y aun de las costumbres. En conclusión se trata
del conjunto de límites que colocan a la guerra en un campo específico. La noción de
traspasar los límites a los cuales hicimos referencia, se refiere sobre todo, a un traspaso
ideológico. No es, sino en segundo lugar, que esto designa, al momento de la acción, la
escogencia de los medios más apropiados (e incluidos los medios extremos), en la medida en
que un traspaso es necesario y posible y no la utilización sistemática de medios extremos, en
todas las circunstancias.

Para los militares de la era de la integración de las técnicas, la multiplicación de las facetas
de la realidad, la riqueza de posibilidades en el empleo de los recursos (a saber, el conjunto
de recursos psicoquímicos y no psicoquímicos), es tal, que los límites, a los cuales se debe
hacer frente, pero también los medios que permite cruzar estos límites, son más numerosos
que lo eran, en la época de Maquiavelo. Igual las exigencias que se imponen, en materia de
“pensamientos fuera de límites” son mucho más radicales. Como lo hicimos notar
precedentemente, la combinación es un cóctel en la copa de los maestros de la guerra. Pero
en las guerras del pasado, las combinaciones de armas, de medios, de órdenes de batalla, así
como las estratagémas consistían, en combinaciones realizadas al interior de los “límites” del
campo militar. En nuestros días, este tipo de combinación, en sentido estrecho, es
completamente insuficiente. Si uno quiere ganar la guerra de hoy o de mañana y tener la
victoria entre las manos, es necesario “combinar” el conjunto de recursos guerreros de los
cuales uno dispone, para combatir, sabiendo que eso no es suficiente.

Conviene también hacer esta combinación, conformándose a las exigencias de las “reglas de
la victoria”. Pero esto tampoco es suficiente, ya que las “reglas de victoria” no garantizan que
esta última caiga dentro de la cesta, como un fruto maduro. Hace falta también una mano
hábil para recogerlo. Pero esta mano es, justamente el “traspaso de límites”, es decir, el arte
de combinar la guerra, saliendo del conjunto de límites, pero obedeciendo a las exigencias de
la regla de victoria. Llegamos así a un concepto total, a una denominación de la guerra
completamente nueva, la “guerra combinada fuera de límites en el modo lateral-frontal”.

La combinación Supra Estatal

Parece que nos encontramos frente a una nueva paradoja: en teoría, traspasar los límites
consiste en no tolerar ninguna restricción, e ir más allá de todo. Pero en realidad, el traspaso
de los límites es un objetivo inalcanzable. Todo traspaso de límites no se puede hacer sino
dentro de límites precisos. “Fuera de limites” no quiere decir ilimitado, sino únicamente un
alargamiento del “límite”, dicho de otra manera, el traspaso de los límites inherentes a un
determinado campo o a una determinada dirección, la combinación de ocasiones y de medios
en una cantidad mayor de campos y de direcciones, a fin de alcanzar los objetivos fijados.

Esta es la definición que damos a la “guerra combinada fuera de límites”. En el plano del
método operacional donde las características principales son “Traspasar-límites” el principio

129
de esta “guerra combinada fuera de límites” exige encontrar la solución de un problema, en
un campo más vasto que el problema mismo, movilizando medios más numerosos de los que
se requieren habitualmente. Por ejemplo, cuando la Seguridad del Estado se encuentre
amenazada, no se tratará de escoger el enfrentamiento militar, entre el estado amenazado y el
estado agresor, sino de utilizar un modo de “combinación supra estatal” para resolver la
crisis.

En la historia, el Estado ha sido la forma más alta de la noción de seguridad. Para los chinos
el Estado fue el gran concepto, equivalía a la totalidad del mundo civilizado.

Hoy el estado no es más que un eslabón grande o pequeño, de esa cadena que es la sociedad
humana al interior de la “aldea mundial”. Los Estados modernos, son cada vez más
numerosos en sufrir la influencia de las organizaciones supra nacionales, regionales o
mundiales (como la Unión Europea, la ASEAN, la OPEP, el OCEAP, el FMI, el Banco
Mundial, la OMC, así como la más gigantesca de todas ellas, la ONU). Por otra parte, una
cantidad de organizaciones multinacionales y de organizaciones no nacionales, de todo
tamaño y de todas formas, (como las sociedades multinacionales, las asociaciones de
profesionales, las organizaciones pacifistas y ecologistas, el Comité Olímpico Internacional,
las organizaciones religiosas, las organizaciones terroristas, los grupo de piratas informáticos,
etc.), dominan de la misma manera, la orientación de los estados.

Estas organizaciones multinacionales, no nacionales y supra nacionales, forman todo un


sistema de poder mundial en plena expansión. (3)

No sería notable que los factores enumerados precedentemente, hayan abierto una época de
transformación, donde la política de las grandes potencias está en el momento de ceder el
paso, delante de la política supranacional. Este periodo es principalmente un periodo de
transición: numerosos índices están en vías de aparecer y numerosos procesos comienzan a
desarrollarse. La incertidumbre sobre la cuestión de saber, si es la potencia estatal o la
potencia supranacional, multinacional y no nacional la que domina la escena internacional
permanece.

Por otra parte, las grandes potencias juegan todavía un papel dominante; en particular la gran
potencia total que son los Estados Unidos, las grandes potencias económicas que son Japón y
Alemania, la gran potencia emergente que es China y la gran potencia declinante que es
Rusia, que se esfuerzan, a pesar de todo en ejercer su influencia sobre la situación general.
Además ciertas grandes potencias, animadas de visiones a largo plazo, comienzan a
beneficiarse del poder de actores trasnacionales, multinacionales y no gubernamentales, para
extender su propia influencia, consciente de que su sola potencia, no es suficiente para
alcanzar sus objetivos. La Unión Europea que está en vías de realizar su unidad, gracias al
euro, es el ejemplo más reciente. Este proceso dinámico no se desvía, viene justo de atravesar
un periodo de flotación, y está lejos de alcanzar su término. El hecho de que su orientación a
breve plazo y sus perspectivas a largo plazo permanezcan difusas es un fenómeno normal.
Sin embargo, ciertos signos indican ya una tendencia, a saber, que el periodo donde la
decisión final, resultaba de una prueba de fuerza entre Estados, está en vías de concluir,
mientras que el telón se abre sin ruido para un periodo, donde las cuestiones serán resueltas y
donde los objetivos serán alcanzados sobre una escena mucho más amplia que la de los
Estados y por medios supraestatales. (4)

130
Sobre esta base, consideramos la “combinación supranacional” como uno de los factores
esenciales de la guerra combinada fuera de límites.

En un mundo de interpenetración entre los dominios de la política, la economía, las


ideologías, de la técnica y de la cultura, donde las redes, los clones, Hollywood, el cyber
espacio y la Copa del Mundo atraviesan alegremente los límites territoriales, marcados por
los bordes fronterizos, la Seguridad y la garantía de los beneficios, en el sentido estrictamente
nacional, se hace muy difícil de alcanzar. Solo un simple de espíritu, como Saddam Husein
ha podido desear lograr sus ambiciones, ocupando de frente un territorio. Como lo ha
demostrado la realidad, parecida manera de actuar en este fin del siglo XX, marca
evidentemente un retardo sobre su tiempo y conduce obligatoriamente a la derrota.

Buscando ella también garantizar su Seguridad Nacional y asegurar sus beneficios, la gran
potencia desarrollada que representa los Estados Unidos, se ha mostrado mucho más viva que
Irak. Desde el día en que se montaron sobre la escena internacional, los norteamericanos, por
la trampa o por la fuerza, han obtenido provecho de otros países, nadie sabe cuántas veces
superiores, a los obtenidos por Irak en Kuwait. Entre las razones que explican esto, no esta
solamente la idea de que la “fuerza es el derecho” y tampoco reposa nada mas en la violación
de las reglas internacionales. Ya que, en todas sus operaciones de ultra mar, los Estados
Unidos se han esforzado siempre, de arrastrar a la mayor cantidad posible de aliados, a fin de
no encontrarse solos y sin apoyo. Fuera de las situaciones donde han recurrido directamente a
los recursos y a las acciones netamente militares, contra países pequeños, como Granada y
Panamá, en la mayoría de los casos han empleado el modo supranacional para proteger sus
intereses.

Frente al problema iraquí, el método empleado por los norteamericanos fue de una excelente
combinación supranacional. A todo lo largo del proceso interpretaron los textos de la ley a su
provecho, jugaron todo tipo de combinaciones diplomáticas y obtuvieron el apoyo de casi
todos los países de las Naciones Unidas, para llevar a la primera organización internacional, a
votar una resolución, que les autorizaba a intervenir militarmente y a arrastrar en su
seguimiento, a una alianza de mas de 30 países contra Irak. Después de la guerra, tuvieron
éxito en organizar un bloqueo económico, que dura ya 8 años, y se sirvieron de la inspección
de armamentos para mantener una presión político-militar contra Irak, que hundió por mucho
tiempo al país, en un estado de aislamiento político y de destrucción económica.

Después de la Guerra del Golfo, la tendencia a la combinación supranacional en las guerras o


en los conflictos es cada vez más evidente. A medida que el tiempo pasa, esta estrategia se
hace cada vez más preponderante y la usan cada vez una mayor cantidad de países. En el
curso de los últimos diez años, ella se ha transformado en el telón de fondo de los trastornos
de la comunidad internacional. La integración económica mundial, la internalización de las
políticas interiores, la puesta en práctica de redes de recursos informáticos, la aceleración del
renovamiento de técnicas, la disimulación de conflictos de civilización y el aumento de la
influencia de las organizaciones no estadales, han proporcionado a la sociedad humana, tanto
ventajas como inconvenientes. Esta es la razón por la cual las grandes potencias y aun ciertos
países medianos y pequeños, se han orientado, sin concertarse, hacia las combinaciones
supranacionales, para tratar de resolver sus problemas. (5) Es precisamente por esta razón,
que las amenazas que pesan sobre los estados modernos, provienen de potencias
supranacionales y no de uno o dos países definidos. Frente a estas amenazas, no habrá mejor
medio, que el recurso a las combinaciones supranacionales. De hecho, no hay nada nuevo
bajo el sol. La combinación supranacional no es de ninguna manera un continente nuevo.

131
Desde la época de las primaveras y los otoños (722 a 481 a.c.), los Reinos combatientes
(entre 403 y 221 a.c.) y la Guerra del Peloponeso (entre 431 al 404 a.C.) la “liga y la alianza”
es decir, la unión común de sus fuerzas, constituye el método mas antiguo y la más clásica
utilización de la combinación supranacional por los estrategas de la antigüedad, en oriente y
en occidente. (6)

En nuestros días, este método no ha perdido nada de su atractivo. Hasta la Guerra del Golfo
uno puede decir que la combinación supranacional a la Schwarzkopf, es la versión moderna
de la antigua “alianza + coalición”. Si hiciera falta trazar el foso generacional que separa la
antigüedad de nuestra época y establecer lo que las distingue uno podría decir, que en los
antiguos, no existía más que combinaciones de Estados y no de combinaciones verticales,
horizontales, y cruzadas entre organizaciones supranacionales, multinacionales y no
nacionales. (7) Apartando ciertos principios intangibles, la aparición de esas tres fuerzas que
los antiguos no hubieran podido imaginar, ha provocado una transformación revolucionaria
de la táctica moderna, tanto desde el punto de vista de los medios técnicos, como su empleo.
El completamente nuevo modelo que conjuga:

“Estado + supranacional + multinacional + no estadal

va a transformar fundamentalmente el aspecto y el resultado de las guerras y aun la


naturaleza militar de la guerra, que ha permanecido inmodificable desde la antigüedad. Este
modo de resolución de conflictos o de conducción de la guerra, no solamente por la fuerza de
los Estados, sino también por la combinación de las tres fuerzas, supra, multi y no estadal, es
lo que designamos con el término general, de “combinación supranacional”. El análisis de
algunos ejemplos de éxito, permiten prever que, la combinación supranacional se va a
convertir en el arma más potente de la cual dispondrá un Estado para tratar de alcanzar sus
objetivos de seguridad y servir sus intereses estratégico, en un cuadro mucho más grande que
del Estado mismo. (8)

En tanto que única gran potencia a nivel mundial los Estados Unidos son el Estado por
excelencia para utilizar la combinación supranacional como arma. Ellos no han dejado
escapar jamás una ocasión para actuar sobre las organizaciones internacionales, ligadas a los
intereses norteamericanos. Dicho de otra manera, ellos han considerado siempre que la
acción de todas las organizaciones internacionales estaba estrechamente ligada a sus
intereses. Que se trate de organizaciones europeas, americanas, asiáticas, así como de otras
organizaciones regionales o mundiales, los Estados Unidos se han esforzado siempre por
manipularlas. El “Informe del Ministerio de la Defensa de los Estados Unidos de 1996” no
plantea ningún misterio “a fin de proteger y de servir los intereses norteamericanos, el
gobierno de los Estados Unidos debe tener la capacidad de influir la política y la acción de
los otros países. Esto exige que los Estados Unidos continúen interviniendo en el extranjero,
en particular en las zonas donde los principales intereses de los Estados Unidos se ven
amenazados”. Por ejemplo, a propósito de la creación de la Organización para la
Cooperación Económica de la Zona Asia – Pacifico, el Primer Ministro Australiano Robert
Hawke, que era el iniciador, había en principio previsto que ella no reuniese mas que países
de Asia, Australia y nueva Zelanda. Pero se encontró enfrentado de repente con la viva
oposición del Presidente Bush y la organización debió ser ampliada para incluir a los Estados
Unidos y a Canadá. En la misma época, a fin de reducir la influencia de la Cooperación
Económica de la Zona Asia-Pacifico, los Estados Unidos incitaron formalmente, a una parte
de los países asiáticos, a firmar individualmente acuerdos con la Zona de Libre Intercambio
con América del Norte (ALENA). Así, introduciéndose de un lado y haciendo salir ciertos

132
países del otro, uno puede decir que los Estados Unidos practica una táctica de combinación
doble.

La actitud y el método, adoptado por los norteamericanos en el tratamiento de la crisis


financiera asiática, ha sido un secreto muy bien guardado. Cuando la tempestad explotó los
Estados Unidos se opusieron inmediatamente a la proposición japonesa de crear un fondo
monetario asiático; ellos apoyaron la puesta en práctica de un plan de salvamento, sometido a
las condiciones y a la intermediación del Fondo Monetario Internacional, donde ellos son uno
de los principales accionistas, con la intención de forzar a los países asiáticos a aceptar la
política de liberalización económica de la cual ellos eran los promotores. Así ellos pusieron
como condición para la asignación por el Fondo Monetario Internacional, de un préstamo por
55 millardos de dólares a Korea, la apertura total de su mercado, ofreciendo a los capitales
norteamericanos, la ocasión de recomprar empresas coreanas a precios irrisoriamente bajos.

Exigir, por este método de gánsters, la apertura de mercados o la exclusión de otros países de
estos mercados, en provecho de países desarrollados, conducidos por los Estados Unidos, se
parece a una forma disimulada de los Estados Unidos para una ocupación económica. (10) Si
uno reprocha las prácticas del gobierno norteamericano, los ataques financieros lanzados
contra los países de Asia por los tiburones del equipo de George Soros, el aumento del monto
global de fondos comunes, de colocación de norteamericanos, que han pasado en 10 años de
810 millardos a 5 trillones de dólares y que continua a aumentando a razón de 30 millardos
por mes, (11) el descenso en la calificación de Moody´s, Stándar and Poor´s y Morgan
Stanley para Japón, Hong Kong y Malasia en el momento más crítico o en el más delicado
para estos países, la preocupación de Alan Greenspan preguntándose si el contraataque del
Gobierno de Hong Kong, contra los fondos agresivos, no arriesgaría modificar las reglas de
juego, la excepción hecha a la regla, por la Reserva Federal Norteamericana para ayudar a la
sociedad LTCM (Long Term Capital Managment), a salir del desastre donde la había
conducido la especulación y en fin, el hecho de que la palabra “no” que había sido proferida
a grandes gritos en Asia, durante un tiempo y la expresión “siglo de Asia”, ceden poco a
poco el sitio al silencio, uno descubre hasta que punto el conjunto de estos diversos
fenómenos, forman una ingeniosa malla sin la menor discontinuidad. (12) Suponiendo que
ellos hayan sido combinados científicamente y utilizados para atacar a un blanco largamente
deseado, ¿No podríamos nosotros ver allí la acción combinada de una organización:

Supranacional + multinacional + no estadal

perfectamente exitosa? Aún cuando no se dispone de ninguna prueba directa de que el


gobierno norteamericano y la Reserva Federal Norteamericana hayan juntos, científicamente
concebido y utilizado esta arma, extremadamente poderosa y discreta, según los elementos de
los cuales se dispone, uno puede al menos afirmar que ciertas acciones se han beneficiado
suficientemente de sus estimulaciones y de sus consentimientos tácitos. Sin embargo, la
cuestión clave de la cual queremos hablar, no es de saber si los norteamericanos lo han
utilizado con conocimiento de causa, sino de saber si en tanto que súper arma, eso puede
funcionar.

Nuestra respuesta es: seguramente.

La combinación fuera de los campos

133
El campo es una noción derivada del territorio, para distinguir las zonas de actividad de la
humanidad. En este sentido, el campo de la guerra es la limitación del sector de la guerra que
se refiere a la guerra. Como la “combinación supranacional”, la “combinación fuera de los
campos” de la cual hablamos es una abreviatura. Para ser más precisos, se debería agregar la
palabra “acción guerrera” para expresar completamente el sentido de la noción, que hemos
forjado y que empleamos. Precisar este punto, apunta a circunscribir a la guerra y a sus
acciones conexas, con la proposición “combinación fuera… ” sobreentendida por la idea de
traspasar los límites.

La noción de combinación fuera de los campos se sitúa, entre la noción de combinación


supranacional de la cual ya hemos hablado y la combinación “fuera de los medios” que
expondremos más adelante. Como la posición que ocupa en nuestra exposición, la noción de
combinación fuera de los campos, la exposición fuera de los medios es un eslabón
indispensable de la reflexión sobre la idea innovadora del traspaso de los límites. De la
misma manera que un avión debe romper la barrera del sonido, para volar a una velocidad
supersónica, asimismo, no es más que rompiendo los límites de los campos, que los hombres
que se ocupan de la guerra, encontraran la suficiente libertad de espíritu, para reflexionar
sobre la guerra.

Cruzar las fronteras ideológicas es un prerrequisito para cruzar las fronteras de la acción. Sin
ruptura ideológica, aun teniendo éxito gracias a la intuición en lograr una ruptura en la
acción, será difícil, en último recurso, concluir con un resultado satisfactorio. Por ejemplo, la
teoría del Ejército Norteamericano de la “guerra omnidimensional” y nuestra “combinación
fuera de los campos” buscan un mismo resultado por vías diferentes. (la expresión
omnidimensional equivale a “en todos los campos”), pero como la noción norteamericana de
“guerra omnidimensional”, se presta mejor a las bruscas elucubraciones de los militares
inteligentes y no ha sido construida sobre la base de una reflexión totalmente innovadora,
esta chispa ideológica, que hubiese podido desencadenar una revolución en el pensamiento
militar se ha rápida y lamentablemente apagado. (13)

La extensión del campo de la guerra es el resultado de la expansión continua del campo de


las actividades humanas y de su fusión reciproca. El reconocimiento de este fenómeno ha
estado siempre en retardo, con relación al fenómeno mismo. Aún cuando hombres que han
tenido una claridad excepcional como Caogui en una época pasada y Collin (John M. Collin:
Grand Strategy: Principles and Practics) en nuestros días, han mostrado cada, uno a su nivel,
los nexos restrictivos recíprocos, de los diferentes campos de la guerra, hasta el presente. La
mayoría de quienes se interrogan sobre la guerra consideran que todos los campos, no
militares son campos accesorios que deben necesariamente responder a las necesidades de la
guerra. Esta estrechez de visión explica porque la ampliación del campo de batalla y la
transformación del arte militar, continúa limitado a un solo campo. De Kutuzov que redujo
Moscú a cenizas y destruyó sin lamentarse, mas de la mitad del país, con el objetivo de
reforzar sus defensas y de privar de recursos a su enemigo Napoleón, hasta el bombardeo
masivo de Dresde a la destrucción ciega de Hiroshima y Nagasaki por la bomba atómica para
asegurar una victoria absoluta, pasando por las proposiciones estratégicas de “represalias
masivas” y de “destrucción mutua asegurada”, ningún ejemplo ha sobrepasado este modelo.

Llegó el momento de corregir esta tendencia errónea. La gran fusión de las técnicas ha
proporcionado un pretexto para la interpretación de los campos políticos, económicos,
militares, culturales, diplomáticos y religiosos. La tendencia a la unificación de todos los
campos, se hace extremadamente clara, a lo cual se agrega la influencia de la toma de

134
conciencia creciente, sobre la noción de los derechos del hombre y sobre la ética de la guerra;
todo eso hace que la idea de confinar la guerra al campo militar y de medir la intensidad de
una guerra, en función del número de víctimas, se hace cada vez más obsoleto. La guerra está
en el camino de salir de los límites de la masacre sangrante y muestra una tendencia a la
disminución del número de víctimas, mas bien que hacia su reducción a cero, asociada a una
intensidad elevada: se trata de un modelo de guerra completamente nuevo, representado por
la guerra informática, la guerra financiera, la guerra comercial, etc., desarrollándose en un
nuevo espacio, abierto en el campo de la guerra, En este sentido no existe ningún campo que
no pueda servir a la guerra y no existe casi ningún campo que no presente el aspecto ofensivo
de la guerra.

El 19 de octubre de 1987, un navío de la Marina Norteamericana atacó una plataforma de


perforación iraní en el Golfo Pérsico. Llegada a la bolsa de Nueva York, la noticia provocó
inmediatamente el más terrible crack bursátil en la historia de Wall Street. Este escalofriante
“lunes negro” causó una perdida contable de 560 millardos de dólares en el mercado de la
bolsa norteamericana, equivalente a la pérdida neta de un país como Francia. En el curso de
los años siguientes, diversas operaciones militares han provocado catástrofes en la bolsa, que
han producido, en varias oportunidades, un pánico económico.

En 1995-96, en dos ocasiones, la China Continental anunció que iba a realizar ensayos de
lanzamiento de misiles y a organizar maniobras militares en el estrecho de Taiwán. En el
momento en que los misiles dejaban su traza en el cielo, los mercados de la bolsa de Taiwán
se fundieron, produciendo una reacción en cadena parecida a una avalancha. Aunque estos
dos ejemplos no sean, absolutamente lo que nosotros hemos llamado de “combinación fuera
de los campos”, en particular el primero, que pertenece mas bien a la categoría de acciones
estúpidas, como dejarse caer una piedra en el pie, el desenlace imprevisto incita a plantearse
la cuestión siguiente: si se combinara intencionalmente dos campos o mas, aparentemente sin
nexos entre ellos, a fin de utilizarlos como medios tácticos, el resultado ¿no sería mejor?
Desde el punto de vista del pensamiento fuera de los limites, la “combinación fuera de los
campos” significa la combinación de campos de batalla. Como el campo militar, todos los
campos van, posiblemente a convertirse en campos de batalla dominantes, de la guerra del
futuro. Y uno de los objetivos de la “combinación fuera de los campos” va a consistir en
estudiar y a escoger que campo, como campo de batalla dominante, será el más ventajoso
para alcanzar los objetivos de la guerra. De la experiencia en el enfrentamiento,
norteamericano-iraquí, después de 42 días de acción militar, el mantenimiento durante ocho
años de:

Presión militar + bloqueo económico + control de armamento,

fue la táctica adoptada contra Irak por los Estados Unidos bajo la forma de una “combinación
fuera de campos” y sobre un nuevo campo de batalla.

Sin detenernos a considerar los enormes daños no militares, causados a Irak por el bloqueo
económico, los solos ataques realizados contra el potencial militar iraquí durante varios años,
por las inspecciones y la eliminación de las armas de destrucción masiva, conducidas por la
comisión especial de inspección de las Naciones Unidas, dirigida por Butler, han largamente
superado todos los resultados obtenidos por los bombardeos aéreos, efectuados durante la
Guerra del Golfo. Estos hechos demuestran que la guerra, no es más una acción estrictamente
limitada al campo militar y que el desarrollo y la resolución de, no importa que guerra,
puede ser decidida o modificada por factores políticos, económicos, diplomáticos, culturales,

135
técnicos y otros factores no militares. Frente a los conflictos militares y no militares que
afectan todos los rincones del planeta, es, solamente rompiendo las diversas barreras que
aprisionan nuestros modelos de pensamiento, transformando todos los campos tocados por la
guerra, en un juego de cartas manipulable con destreza y utilizando todos los recursos
guerreros de la combinación de tácticas fuera de los campos, que tendremos en mano los
laureles de la victoria.

La combinación fuera de los medios

Cuando dos países se hacen la guerra, cuando dos ejércitos se matan mutuamente, ¿es
necesario emplear medios especiales para conducir una guerra psicológica contra los
miembros de la familia de los soldados enemigos, instalados lejos, en la retaguardia? (14)
Con el objetivo de proteger la Seguridad Financiera de un país, ¿debe uno recurrir al
asesinato para contrarrestar a los especuladores? (15) ¿Puede uno operar ataques quirúrgicos
contra los centros de tráfico de drogas o de contrabando sin declarar la guerra? ¿Para ejercer
una influencia sobre el gobierno o el parlamento de un país extranjero, debe uno crear fondos
especiales, a fin de aplacar a los grupos de presión? (16) ¿Puede uno en fin, utilizar el
método consistente a recomprar o a controlar el capital de los periódicos, de la cadena de
televisión de otro país, para convertirlos en herramientas de una guerra mediática contra ese
país? (17)

Apartando la legitimidad del empleo de esos medios, es decir su conformidad con las reglas
comúnmente admitidas, el otro punto común a las cuestiones planteadas aquí es el problema
del empleo de medios trasnacionales y medios fuera de los campos, es decir, lo que hemos
llamado la “combinación fuera de los medios”. Para precisar lo que entendemos por “fuera
de los medios” y porque ir más allá de los medios, se debe comenzar por responder
claramente a la cuestión siguiente: ¿Que es un medio?
En apariencia esta cuestión no es una sola. Todo el mundo sabe, en efecto que un medio es el
método y la herramienta necesaria para alcanzar un objetivo. Pero si parámetros tan
importantes como un país o un ejército, tan parciales como una estratagema o un arma, son
de manera imprecisa llamados medios, la cuestión está lejos de ser simple.

La relatividad de los medios es un problema al cual hemos consagrado bastante esfuerzo.

El se manifiesta en que a un cierto nivel un elemento puede ser un medio, mientras a otro
nivel se convierte en un objetivo. En términos de una acción supranacional, un país es un
medio, mientras que en términos de una acción nacional, el Ejército o cualquier otra Fuerza
nacional es un medio y es el país entonces que es un objetivo. Si se continua este
razonamiento, los medios de tallas diferentes son como las muñecas cigüeñas: un medio de
no importa que nivel, puede ser a la vez y servir para alcanzar un objetivo más elevado y ser
un objetivo para un medio de nivel inmediatamente inferior.

Sin hablar de los objetivos, la complejidad de los medios proviene de que, no importa que
objeto, considerado bajo no importa que ángulo y no importa a que nivel, puede ser
considerado como un medio.

Desde el punto de vista de los campos, el militar, el político, el diplomático, el económico, el


cultural, el religioso, el psicológico y los medios de comunicación social, pueden todos ser
considerados como medios. Si se prosigue con la subdivisión de un campo, el campo militar
por ejemplo, la táctica y la estrategia, la amenaza militar, la alianza militar, las maniobras

136
militares, el control de los armamentos, el embargo sobre las armas, el bloqueo armado, así
que los recursos a la fuerza, todos estos elementos son evidentemente medios militares.

En cuanto a diferentes medios como son, la ayuda económica, las sanciones comerciales, la
mediación diplomática, la aculturación, la propaganda mediática, el establecimiento y el uso
de reglamentos internacionales, el recurso a las Resoluciones de las Naciones Unidas etc.,
todos ellos constituyendo campos anexos de la política, de la economía y de la diplomacia,
son cada vez más, medios paramilitares al servicio de los políticos.

Desde el punto de vista de los métodos, filosóficos, técnicos, matemáticos, científicos o


artísticos, ellos representan medios que contribuyen a la felicidad de la humanidad, pero que
pueden también ser utilizados como medios de guerra. Tomemos el ejemplo de las técnicas
nuevas como la informática, las técnicas de los materiales, la técnica espacial, la ingeniería
genética: desde su aparición, ellas han ampliado el campo de los medios. Otro ejemplo son
las matemáticas. Entre los términos técnicos que son la disposición de las fuerzas, las cifras
de base (utilizadas para prever el consumo) de municiones, el cálculo de la trayectoria de los
proyectiles, el cálculo de probabilidad de las perdidas, el radio de acción, el equivalente en
toneladas de explosivos, prácticamente ninguna escapa aparentemente a la influencia de
métodos matemáticos.

Por otra parte, los métodos filosóficos, científicos y artísticos, son igualmente medios
eficaces para apoyar la sabiduría militar, tanto como la acción militar. Esta es la razón por la
cual, se designa a menudo el pensamiento, la teoría y las prácticas militares con los términos
de filosofía ciencia y arte militares. Liddel Hart definió a propósito la palabra estrategia
como “arte de utilizar los medios militares para alcanzar objetivos políticos”.

Todo esto nos muestra que la noción de medio, tiene sentidos múltiples, implica numerosos
niveles, posee funciones interdependientes y no es fácil de captar. No es, sino alargando
nuestro conocimiento de los medios, a partir de nuestro campo de visión y admitiendo el
principio de que no existe nada que no pueda servir, lo que evitará que nos encontremos en
una situación inexplicable y de ser reducidos a la impotencia en lo que se refiere al empleo
de los medios.

En 1978, a partir de la crisis provocada por el secuestro captura de los rehenes, en la


embajada norteamericana en Irán, los Estados Unidos no supo en principio, hacer uso más
que de medios militares brutales, y no fue sino, solamente después de su fracaso, que
cambiaron de método. Comenzaron por congelar los bienes iraníes en el extranjero, luego
impusieron un embargo sobre las armas. Además apoyaron a Irak en su guerra contra Irán;
agregaron a eso las negociaciones diplomáticas, intervinieron en todos los planos y la crisis
termino por resolverse. (18) Eso muestra que, en un mundo que no había sido jamás tan
complejo, los tipos de medios y sus campos de utilización conocen una evolución constante.
Muestra también que el mejor de los medios no podría representar una ventaja mayor que el
empleo conjugado de diferentes medios. De este hecho, la combinación fuera de los medios
se convierte en absolutamente necesarias. Raros son los países que están conscientes, de esto
son quizás, las organizaciones no estadales movidas por intereses diversos las que se
esfuerzan por utilizar combinaciones de medios. Así la mafia rusa combina asesinatos,
secuestros contra rescate y piratería informática de sistemas electrónicos de bancos para
enriquecerse. Ciertas organizaciones terroristas combinan la colocación de bombas, la
captura de rehenes y los raids en las redes para alcanzar sus objetivos políticos. Los
individuos del equipo de Soros navegan en las aguas turbulentas de los mercados financieros,

137
combinando la especulación en los mercados de cambio, los mercados bursátiles y los
mercados a futuro. Ellos utilizan además la opinión pública para mostrar su poder y para
domar a los “mastodontes” que son Merrill Linch, Fidelity y Morgan Stanley, (19) a fin de
asociarse a ellos y de constituir en los mercados, aglomerados gigantescos, capaces de
conducir, una detrás otra guerras financieras de una amplitud escalofriante.

Estos diversos medios no tienen la menor naturaleza militar, aun si tienen a menudo la
tendencia a ser violentos, pero para nosotros, que nos preguntamos como utilizar eficazmente
en las guerras, medios militares y no militares, su modo de combinación no deja de ser una
fuente de inspiración. Ya que en nuestros días, medir la eficacia de un tipo de medio no
consiste en preguntarse a que categoría pertenece, ni si él respeta ciertas normas éticas, sino a
ver si él está conforme a un principio, es decir, el principio de la mejor forma de alcanzar un
objetivo. A partir de que obedezca a este principio, este es el mejor medio.

Aunque uno no pueda descartar completamente los otros factores, el alcance de los objetivos
debe ser tomado como prioritario. Es decir que la combinación fuera de los medios lo que
debe traspasar en primer lugar, son justamente las normas éticas, o, los principios que
conducen a desconfiar del medio. Lamentablemente esto es bastante más difícil y
complicado que combinar un medio con otro.

Es solamente, después de haber roto las nociones existentes, que podríamos desembarazarnos
de los tabúes y comprometernos en el terreno libre fuera de límites, en la escogencia de los
medios. Porque para nosotros, contentarse con los medios existentes para alcanzar los
objetivos es insuficiente. Y todavía es necesario encontrar la mejor manera de alcanzarlos, es
decir como utilizar estos medios con justeza y eficacia. Dicho de otra manera, saber como
combinar conscientemente los diferentes medios y en crear nuevos, para alcanzar el objetivo.
Por ejemplo, imaginemos que en nuestra época de unificación económica, una potencia
quiera atacar la economía de otro país y atacar simultáneamente sus medios de defensa. Ella
puede hacer a un lado a los medios que tiene a su disposición, que son el bloqueo económico,
las sanciones comerciales o la amenaza militar y el embargo sobre las armas y podrá
contentarse con ajustar su propia política financiera, utilizando principalmente la inflación
monetaria o una devaluación, combinada con otros medios, como la manipulación de la
opinión y la modificación las reglas. Eso será suficiente para crear turbulencia financiera y
una crisis económica en el país o la región blanca y debilitar su potencia general incluida su
potencia militar. El ejemplo del Sudeste Asiático nos muestra que la crisis financiera produce
lentitud en la carrera de las armas de la región. Se ve entonces que esta posibilidad existe
realmente, aún si se afirma que esta crisis no fue voluntariamente provocada por determinada
gran potencia, para modificar el valor de su moneda. Una gran potencia en vías de
mundialización como la China, tiene ya la capacidad de sacudir la economía mundial,
simplemente modificando su política económica. Si la China se hubiese mostrado egoísta y
hubiese incumplido su palabra de 1998, devaluando el Yuan, es seguro que eso hubiera
contribuido a meterle gasolina al fuego de la economía de los países de Asia y habría
provocado un cataclismo en el mercado de capitales del mundo. El resultado fue que, aun los
Estados Unidos, primer país endeudado del mundo, donde la prosperidad económica depende
de la inyección de capitales extranjeros, habrían forzosamente sufrido grandes pérdidas
económicas. En una tal hipótesis, el resultado sería ciertamente superior al de un ataque
militar.

La realidad de los intercambios de información y la mezcla de los intereses, acrecienta sin


cesar la “extensión” de la guerra y provee, a no importa que país la capacidad de pesar en una

138
balanza, su capacidad de amenazar a otro país por numerosos medios y no solamente por el
medio militar. La utilización de un medio único, será cada vez menos eficaz, mientras que el
empleo conjugado de medios diversos, presentará ventajas evidentes. Esta situación abre la
puerta a las combinaciones fuera de los medios y a su uso en la guerra o en las acciones para
guerreras.

La combinación fuera de los grados

Cuando una guerra entra en la historia de la guerra, como el acero en fusión que se enfría
progresivamente, el proceso de la guerra puesto en práctica emerge poco a poco. Desde los
combates antiguos, de débil amplitud, hasta las campañas compuestas de batallas conjugadas,
todo azimut, pasando por las guerras formadas por numerosas campañas, para llegar en fin a
las grandes guerras o que de una simple guerra, entre dos países, uno pase a una guerra
continental, mundial, la guerra ha evolucionado alcanzando uno a uno invisibles grados y
evolucionará todavía. Cada grado está asociado a soldados heridos gimiendo o reducidos al
estado de cadáveres, asociado también a cañones vestidos de vencedores y de fusiles
abandonados de vencidos, asociados también, en fin, a numerosos planes, proyectos,
estratagemas, estúpidas o sabias. Si hojeamos la historia de la guerra, comenzando por la
última página, descubriríamos que el proceso completo es una acumulación y que todos los
desenlaces, son el resultado de acumulaciones sucesivas. La victoria es el resultado de una
acumulación, lo mismo que la derrota. Si uno compara estos términos de la guerra, la ruta
que conduce a uno, o a otro es única. La sola diferencia a observar: los grados inscritos
¿condujeron a levantarse o a caer? Pero es a menudo, cuando uno pone el pie en el último
escalón, que se producen los saltos y los cambios bruscos.

Parece que esto es una regla.

Pero las reglas deben ser respetadas. Violar una regla o infringirla exige prudencia.

El problema es que nos interrogamos justamente sobre el medio de infringir esta regla.
Nosotros no pensamos que todas las guerras deben progresar gradualmente hasta que la
acumulación desemboca en el “momento decisivo”. Nosotros pensamos que “el momento”
puede ser creado. En cuanto al método, que permite siempre crear este momento, sin esperar
haber acumulado y de hacerlo un útil seguro, es lo que intentaremos establecer.

Sabemos que un combate no constituye una guerra, lo mismo que un soldado no forma un
ejército, pero no es de esto, de lo queremos hablar. La cuestión que nosotros planteamos es la
siguiente, ¿Cómo utilizar un método que rompa con todos los grados y que los conjugue a
voluntad? Por ejemplo: ¿como combinar y hacer corresponder directamente, un combate o
una acción de orden táctico, con una guerra, o con una acción de orden estratégico? Igual que
coordinamos voluntariamente los movimientos de nuestros miembros, de nuestro torso, y de
nuestra cabeza, transformaríamos la guerra en una especie de dragón donde podríamos
combinar a placer las diferentes partes articuladas y hacerlas mover libremente, no importa
en que dirección.

Este método es lo que llamamos la “combinación fuera de los grados”. El grado es también
una especie de límite, análogo a las fronteras de un país, de un territorio, o de un medio,
fronteras que es necesario traspasar, cuando uno conduce realmente una guerra combinada
fuera de los límites.

139
Herman Kahn, ha dividido el estado preliminar de una guerra nuclear, en un cierto número de
grados o fases, estas fases existen también en otras formas de guerra, pero si uno sigue de
verdad la línea de pensamiento de kahn, uno se apercibe que la separación en 44 grados es
muy precisa y de un empleo complicado. (20) Además, su análisis de la esencia de los grados
de la guerra, carece de penetración a consecuencia del hecho de insistir demasiado sobre la
idea de dividir la guerra en fases según su intensidad. Desde nuestro punto de vista, si uno
parte de dos aspectos que son la amplitud de la guerra y la potencia de la técnica militar que
le corresponde, la división en grados puede ser enormemente simplificada, es decir reducida
a cuatro grados. Sobre este punto, nuestra opinión es, a grueso modo, idéntica a la de los
ciertos analistas militares; solo la formulación difiere. Concretamente esta división es la
siguiente:

Gran Guerra - Política Guerrera


Guerra - Estrategia
Campaña - Arte Operacional
Combate – Táctica

Primer grado: “gran guerra-política guerrera”. En términos de amplitud, se trata de una


acción guerrera militar o no militar, cuyo límite superior es lo supranacional y el límite
inferior el país. La técnica militar que le corresponde es lo que llamamos la “política
guerrera”, es decir, lo que Collins designa como la “gran estrategia”. Esta técnica militar
concierne principalmente la estrategia política de la guerra.

Segundo grado: “guerra-estrategia”. Las acciones militares del nivel nacional, comprenden
las acciones guerreras no militares de este grado. La técnica guerrera correspondiente es la
“estrategia”, es decir la estrategia militar o la estrategia guerrera de un país.

Tercer grado: “campaña-arte operacional”. Por su amplitud ella es inferior a la guerra, pero
es superior a las acciones de combate. No ha habido nunca una designación para el método
de combate, que corresponde a este grado; a menudo uno utiliza la noción de campaña, lo
que crea evidentemente el riesgo de confusión, entre la amplitud de combate y método
utilizado para conducirlo. Es por lo que hemos escogido utilizar la expresión “arte
operacional” para designar el método. Este grado operacional se sitúa, debajo de la estrategia
y encima de la táctica y exigiría que explicáramos el sentido.

Cuarto grado: “combate-táctica”, se trata de la acción operacional de base, la cual responde al


método operacional que llamamos “táctica”. A primera vista se ve, que a cada nivel de
amplitud operacional, corresponde un método operacional. Para los militares tradicionales la
gran lección de su vida, ha sido posiblemente la de entrenarse en dominar estos métodos
operacionales y hacerlo bien, cualquiera que sea el nivel donde ellas se sitúan.

Pero para los militares del siglo XXI limitarse a un entrenamiento según estos métodos
operacionales correspondientes a grados fijos es evidentemente muy insuficiente. Para ganar
las guerras, deben aprender a reinvertir el orden de los grados y a combinar todos los factores
desde las acciones supranacionales, hasta los combates concretos. No se trata de una tarea
imposible. Es simple a decir verdad. En tanto que método que apunta a conjugar libremente
política guerrera, estrategia, arte operacional y táctica, el principio de la combinación fuera
de los grados, no es más que una cuestión de intercambio de roles. Por ejemplo, utilizar el
medio estratégico de una cierta acción no militar y asociarla a una tarea de combate o
todavía, utilizar un cierto medio táctico, para alcanzar un objetivo del orden de la política

140
guerrera. Si se juzga por la tendencia actual de la guerra, un signo es cada vez más neto: no
es siempre por medio de tal nivel, que uno puede resolver un problema de ese mismo nivel.
Poco importa que uno utilice un martillo pilón para aplastar una mosca o una pluma para
enfrentarse a un mamut, lo que cuenta es la habilidad con la cual uno se desenvuelve.

Bin Laden se sirvió de un simple medio de nivel táctico, representado por dos vehículos
cargados de explosivos, para amenazar los intereses nacionales de los Estados Unidos a nivel
estratégico. En cuanto los norteamericanos, no tuvieron éxito en alcanzar el objetivo de
garantizar su propia seguridad más que, ejerciendo contra él una acción de represalias de
nivel táctico. Otro ejemplo: contrariamente a las guerras del pasado, donde el más pequeño
elemento de combate era la combinación “hombre-máquina” y donde el rol no traspasaba
generalmente la escala del combate, la combinación “hombre-máquina” de la guerra fuera de
límites, ofrece múltiples capacidades ofensivas de niveles que van de la táctica a la política
de guerra. Un pirata informático + un MODEM pueden causar pérdidas apenas inferiores a
las de una guerra. Y como el tiene la amplitud de espectro y el carácter secreto del combate
fuera de grados, este tipo de combate individual, puede fácilmente dar resultados de orden
estratégico y aún del orden de la política de guerra.

Tales son los puntos esenciales de la combinación fuera de grados.

En una guerra de carácter dominante nacional y supranacional y una guerra no militar, no hay
fronteras que no puedan ser traspasadas, no hay medios que no puedan ser utilizados para
combatir y no hay campos, ni medios que no puedan ser combinados. La adaptación de los
actos de guerra a la corriente de la mundialización se manifiesta en el prefijo “supra” que
introdujo una noción de omnipotencialidad. Este prefijo tradujo bien la idea expresada en el
encabezamiento del capítulo, según la cual todos los métodos se reducen a uno solo.

Subrayaremos de nuevo que en la guerra fuera de límites, es la reflexión que priva sobre el
método, el cual viene después.

NOTAS

1) Bertrand Russell dijo a propósito de Maquiavelo “Él le choque siempre a la gente y


en efecto él es chocante. Pero si ellos se desprendieran de su hipocresía como él lo
hizo, muchos de ellos pensarían la misma cosa (…)” (De Maquiavelo)… si un
objetivo es juzgado como bueno, uno debe absolutamente escoger los medios
necesarios para alcanzarlo. La cuestion de los medios puede ser resuelta por una
aproximación puramente científica, sin preocuparse de si el objetivo es bueno o
malo.” Ver “El Príncipe”
2) Nacido en la época de los reinos combatientes (475-221), Han Feizi fue el mejor
producto de la escuela de los legistas. La frase “El blanco al que apunta el discurso y
la acción son los resultados” no hay otro objetivo o límite. (Ver Hou Wailu et al.
Zhongguo sixiang tongshi. (Historia General del Pensamiento Chino), Renmin
chubanshe ed. 1957, pp. 616.
3) En su libro “Los nuevos poderes: saber, riqueza y violencia en la víspera del siglo
XXI, op. cit. Alvin Toffler evoca estos “nuevos tipos de organización mundial”
“Somos testigos de un desplazamiento del poder extremadamente significativo, de
países aislados o de bloques a luchadores mundiales.” Por “Luchadores mundiales” el
se refiere a las entidades no estadales, grandes o pequeñas, que van de la Comunidad
Europea a las sociedades trasnacionales. De acuerdo con las estadísticas del informe

141
sobre las inversiones del año 1997, publicado por las Naciones Unidas, existen
44.000 sociedades matrices internacionales y 280.000 filiales extranjeras y empresas
anexas en el mundo. Estas sociedades trasnacionales controlas 1/3 de la producción
mundial, dominan el 70 % de las inversiones directas en el extranjero, 2/3 del
comercio mundial y más del 70 % de las licencias y otras transferencias de
tecnología. (Citado por el cotidiano Guangming del 27 de septiembre de 1998, 3º
edición, en un artículo titulado “La dualidad de la mundialización de la economía”,
firmado Li Dalun.)
4) Según Brzezinski, un cierto grupo de países aparecerá en el siglo XXI, tal como el de
Norteamérica, el grupo europeo, el grupo de Asia Oriental, el grupo musulmán y el
grupo de la Europa del Este. La lucha entre estos grupos dominará los conflictos
futuros. (Ver: Out of Control: Global Turmoil on the Eve of the XXI Century”) La
utilidad de las Naciones Unidas no va a dejar de crecer, tendencia que aparece desde
ya. (Ver Zouxiang 21 shiji de lianheguo: “Las Naciones Unidas en marcha hacia el
siglo XXI” Shijie zhishi ed.
5) Por ejemplo, la ASEAN, la OUA y otras que están en vías de convertirse en
organizaciones supra nacionales, capaces de cumplir tareas regionales que no se
pueden ignorar.
6) La “Alianza Norte Sur” (la unión de seis estados contra Qin) y la “Alianza Este
Oeste” (la unión de Qin con uno o varios estados contra otro estado), durante el
periodo de los Reinos Combatientes, son ejemplos célebres de alianzas entre estados.
(Comentarios sobre el Zhanguoce). Zhonghua shuju, ed. 1990. pp. 4.
7) Las organizaciones supraestadales contemporáneas no son solamente organizaciones
constituidas por estados. Ellas incluyen organizaciones constituidas por
organizaciones estadales, organizaciones trasnacionales y aún de organizaciones no
estadales. A partir de la crisis financiera del Sudeste asiático se ha podido observar
una cooperación tacita entre países, el FMI así como de fondos agresivos.
8) En su nuevo libro “El Gran Tablero de Ajedrez: América y el resto del mundo” (trad.
M. Bessiere y M. Herpe-Voslinsky, Bayard, Paris, 1997) Brzezinski prescribe como
nueva receta para la seguridad mundial, la creación de un “Sistema de Seguridad
Euroasiático” El nodo de este sistema estaría constituido por los Estados Unidos,
Europa, la China, el Japón, Rusia y la India. Sin prejuzgar sobre los resultados que se
obtendrían, esta solución abre al menos una perspectiva análoga a la nuestra, a saber,
resolver los problemas de la seguridad nacionales en cuadro regional más amplio.
Carl Doe estima que “Las organizaciones internacionales son a menudo consideradas
como la mejor vía que permite a la humanidad salir de la época de los estados
nacionales.” La tarea principal de la integración es “mantener la paz” (Ver: Guoji
guanxi fenxi “Análisis de las Relaciones Internacionales” Shijie Zhishi ed. Pp. 332)
9) Annual Report of the Secretary of Defence, año fiscal 1996
10) En un artículo titulado “Discusiones sobre la nueva resistencia de Asia frente al
extranjero” de la revista japonesa Bungei shunju (Anales literarios y artísticos), de
agosto de 1998, Shintaro Ishiwara estima que las diferentes medidas adoptadas por
los Estados Unidos revelan la existencia de un complot estratégico contra Asia. Si las
opiniones de este “señor no” (Él es el coautor de un libro nacionalista titulado “El
Japón que puede decir no”) pueden parecer ultrajantes, pero no son aisladas.
11) Ver Cankao Xiaoxi del 29 septiembre 1998, pp. 11 reproduciendo un artículo de la
revista Fortuna.
12) La cantidad de observadores que comparten los puntos de vista de Shintaro Ishiwara
esta lejos de se despreciable. El observador económico Constantin Sorotchine ha
expresado una opinión similar en un artículo intitulado ·¿Qué rol ha jugado el CIS en

142
la crisis financiera del Sudeste Asiático? Publicado el 16 de julio de 1998 en la revista
rusa Forum.
13) En el Ejército de Tierra Norteamericano hoy, la “omnidimensionalidad” es un
concepto limitado al campo militar. Así, en el principio de “protección
omnidimensional” del “Proyecto de fuerzas Armadas Conjuntas 2010” se trata
principalmente de reforzar la protección de la información en las Fuerzas Armadas.
Según la opinión del General J. E. Wilson del Estado Mayor encargado del material
del Ejército de Tierra Norteamericano, un “Ejército de Tierra del Futuro” capaz de
desplazarse en el mundo entero es un “ejército omnidimensional.” Se ve que para el
ejército de los Estados Unidos la “omnidimensionalidad” es un vocablo vacío de
sustancia. (Ver “Joint Forces Quarterly,” verano 1996)
14) El Ministro de la Defensa norteamericano ha reforzado el control de los sitios de
Internet a fin de impedir a las potencias hostiles, para fines inconfesables, utilizar las
direcciones de correo personales, números de seguridad social y cartas de crédito de
su personal.
15) Ya que el gobierno británico ha autorizado a sus agentes secretos a asesinar a los
dirigentes de los países considerados como terroristas, si ciertos países consideraran a
los especuladores financieros, que lanzan ataques destructivos contra sus economías,
como criminales de guerra o de terroristas, ¿Encontrarían ustedes conveniente que
tales países actuaran de la misma forma contra estos especuladores?
16) Los parlamentos de los países democráticos no pueden escapar a las maniobras de
encierro conducidas por los grupos de presión. Así, las organizaciones judías
norteamericanas y la Rifle Association constituyen grupos de presión muy conocidos.
De hecho han existido en China prácticas análogas desde la antigüedad. Así, cuando
el enfrentamiento entre los estados de Chu y de Han, al final del reinado de los Qin,
(209-202 antes de nuestra era), Liu Bang dio una fuerte suma de dinero a Chen Ping
para que matara a Xiang Yu, fuera del campo de batalla.
17) Un artículo ha confirmado que George Soros controla la escena política de Albania a
través de la prensa.
18) Ver a Carl Doe, “Analysis of International Relations”
19) Barton Biggs analista de estrategia mundial en Morgan Stanley, esta considerado
como el estratega en inversiones más poderoso del mundo, ya que es presidente de
una sociedad con un capital de 30 millardos de dólares, en donde posee el 15 % de las
acciones. Antes de la tempestad financiera que afecto a Tailandia y a Hong Kong, él y
su sociedad tomaron medidas que dieron indicaciones a los especuladores. (Ver Song
Yuhua y Xu Yilin, “Exploración preliminar de las reglas de movimientos de capitales
internacionales contemporáneo”. Ciencias Sociales Chinas. Nº 6, 1998)
20) A propósito de “De la escalada, metáforas y escenarios” de Herman Kahn, Calmann-
Levi, 1966, ver Carl Doe, op. cit. Las Fuerzas Armadas Norteamericanas distinguen
generalmente tres niveles de combate: estratégico, de campaña y táctico. (Ver “Basic
Aerospace Doctrine of the United States Air Force.” US Air Force Manual AFM 1-1,
1992.

143
CAPITULO VIII

Principios Esenciales

“Los principios constituyen un código deontológico, pero no tienen


un valor absoluto”

Yor Kenan

En la historia de la guerra, entre los hombres que argumentaron los principios para definir la
manera de combatir, uno debe citar primeramente a Sunzi. Sus principios como “quien se
conoce a si mismo, y conoce a su adversario no perderá ninguna batalla”, “atacar al enemigo
ahí donde el no lo espera y tomarlo por sorpresa”, “evitar el lleno y atacar el vacío”, etc. son
todavía actos de fe para los estrategas contemporáneos. Y, 2400 años más tarde en occidente,
Napoleón confesó su deseo, delante de los cadetes de la célebre escuela militar de Saint Cyr,
de escribir una obra destinada a todos los soldados, que anunciara precisamente los principios
de la guerra. Desgraciadamente en tanto que volaba de victoria en victoria, no tuvo el tiempo
para hacerlo y vencido no tuvo la disposición de espíritu requerida. Como jefe que había
alcanzado más de cien victorias en toda su vida, debió sentirlo mucho. Pero cuando un
hombre ha conocido la gloria en vida, y sabido acumular tantas victorias, sus descendientes
pueden siempre extraer la quinta esencia de su herencia y resumir la vía mediante la cual se
obtiene la victoria. No fue sino 100 años más tarde, que un general británico, J. F. C. Fuller,
extrae de las guerras conducidas por este enemigo secular, (después de su muerte todavía
despertaba el temor de los ingleses) cinco principios de comando aplicables a la guerra
moderna. (1) Todos los principios que rigen la guerra moderna, en occidente, se desprenden
de esos. Los autores de los reglamentos militares una buena cantidad de países agregaron
sucesivamente otros principios, que no se diferencian de los principios establecidos en primer
lugar por Fuller. (2) Esto se debe a que, después de la guerra de Napoleón, hasta las guerras
que preceden la del golfo, aparte del aumento continuo de la potencia mortífera y destructiva,
nada permite reconocer un cambio fundamental en la naturaleza de la guerra. Las cosas han
cambiado durante o después de la guerra del golfo.

La introducción y el uso de armas guiadas de precisión, de armas no mortíferas y de armas no


militares, han desviado a la guerra de su tendencia forzada a acrecentar su capacidad
mortífera y destructiva y ha mostrado el primer cambio de orientación con su historia. Esta
nueva orientación corre el riesgo de desconcertar a los militares profesionales y abre la vía
sobre la cual se emprenderá la guerra en el siglo próximo.

Ningún principio escapa a su crítica y con más fuerte razón, los principios de la guerra. Que
sean frutos de la cogitación de un pensador militar, o de un reglamento militar es, en todo
caso un producto forjado en la guerra y batido cien veces sobre el yunque del combate. Sin
las guerras de la época de las primaveras y de los otoños, Sunzi no hubiese podido anunciar
sus principios sobre la guerra. Sin la guerra napoleónica, Fuller no habría podido enunciar los
suyos. Por lo mismo sin las guerras militares, paramilitares o no militares, pequeñas o
grandes, surgidas a la escala del planeta, después de la guerra del golfo, el concepto de
“operación omnidimensional” formulado por los norteamericanos y nuestro concepto de
guerra combinada fuera de limites, no hubieran podido ser enunciados, sin olvidar,
evidentemente los principios operacionales aparecidos simultáneamente.

144
Si lamentamos vivamente que la teoría de las “operaciones omnidimensionales” haya sido
abandonada en el camino, estamos resueltos a que la guerra combinada, fuera de límites, no
permanezca en el nivel de la teoría, sino que acceda al rango de método operacional aplicable
a la realidad. Aún si la idea de ir “más allá de los limites”, que apunta fundamentalmente a
traspasarlos todos, hay una limitación que es absolutamente necesario observar, que es,
respetar los principios esenciales de las acciones del combate, aparte de las circunstancias
excepcionales, donde estos mismos principios deben ser infringidos. Cuando de las
consideraciones sobre las reglas de la guerra se desemboca en un método operacional, al
punto de convertirse en un método, un principio nace automáticamente de ese proceso. Aún
si cuando antes de quesea sometido a la prueba de la realidad, es difícil de afirmar que ese
método operacional, ese principio, conduzca a la próxima victoria, el hecho de afirmar un
principio, es seguramente el proceso teórico indispensable, para la elaboración de un método
operacional Hic Rhodus, hic salta.

Veamos ahora lo que los principios que vamos a explicar a continuación podrán aportar a la
guerra combinada fuera de límites: omnidireccionalidad, sincronía, objetivos limitados,
medios ilimitados, desequilibrio, consumo mínimo, coordinación omnidimensional, y control
de todo el proceso.

Omnidireccionalidad,- observación, concepción y empleo combinado de todos los factores


correlacionados en 360 grados.

La omnidireccionalidad es el punto de partida de la ideología de la guerra fuera de límites.


En tanto que es el principio general para la conducción de la guerra, la exigencia de base que
se impone es la de considerar todos los factores ligados a la guerra en cuestión. Se debe tener
entonces una visión sin zonas ciegas, una concepción sin obstáculos y una orientación sin
ángulos muertos, observando el campo de batalla real o potencial, estableciendo los planes y
utilizando los medios, combinando todos los recursos guerreros utilizables.

En la guerra fuera de límites, la distinción entre el campo de batalla y el no campo de batalla


no existe. Los espacios naturales que son la tierra, el mar, el aire y el espacio son campos de
batalla; los espacios sociales que son los campos militar, político, económico, cultural y
psicológico, son también campos de batalla y el espacio técnico, que une estos dos grandes
tipos de espacio, es también un campo de batalla donde el enfrentamiento entre las fuerzas
antagónicas es más descarnado. (3) La guerra puede ser militar, paramilitar o no militar; ella
puede recurrir a la violencia y puede también ser no violenta; ella puede ser un
enfrentamiento entre militares profesionales, así como un enfrentamiento entre las fuerzas
emergentes, principalmente constituida de civiles o de especialistas. Estas características
marcan la línea de separación entre la guerra fuera de límites y la guerra tradicional, y trazan
la línea de partida para las nuevas formas de guerra.

En tanto que principio de fuerte carácter pragmático, la “omnidireccionalidad” se aplica a


todos los niveles de la guerra combinada fuera de límites. Al nivel supremo de la política de
guerra, ella señala el empleo combinado de la potencia de combate de un país, hasta la
potencia de combate supranacional, en el cuadro de una confrontación intercontinental o
mundial. En el plan estratégico ella señala el empleo combinado en la guerra de los recursos
nacionales ligados a los objetivos militares. En el plano operacional, ella señala el empleo
combinado de un ejército o de un conjunto de la talla de un ejército, para alcanzar los
objetivos de campaña, en un campo de batalla definido, frente a diferentes tipos de medios;

145
Al nivel táctico ella señala el empleo combinado de unidades o, de elementos de su misma
talla, para cumplir misiones determinadas, dentro de los combates frente a diferentes tipos de
armamentos o de métodos de combate. Además no debe olvidarse que las diferentes
combinaciones enumeradas aquí, deben incluir también las combinaciones cruzadas entre
niveles.

Para terminar, uno debe precisar que, en cada guerra, el cuadro operacional no se extiende
forzosamente a todos los espacios y campos pero, el examen “omnidireccional” y el dominio
de la situación de combate, es el primer principio de la guerra combinada fuera de límites.

Sincronía, -conducir unas acciones en el mismo periodo de tiempo y en espacios diferentes.

Los medios técnicos de los cuales dispone la guerra moderna, sobre todo gracias a la difusión
de la informática, la aparición de técnicas de guerra a distancia, el aumento en la capacidad
de transformación del campo de batalla, el reagrupamiento de campos de batalla extendidos,
repartidos y de naturaleza muy diversa, así como la introducción de la paridad de fuerzas
militares y no militares de todo tipo, han conducido a un fuerte acortamiento del proceso de
la guerra. Numerosos objetivos que eran antes alcanzados por etapas, por medio de campañas
o de combates sucesivos, pueden en nuestros días ser alcanzados rápidamente, después que
se pone como condición el acceso simultáneo, la ejecución simultánea y el logro simultáneo.
Sin embargo el acento se coloca sobre la “sincronía” de las operaciones mas que su
realización por fases. (4)

Gracias a una planificación previa, minuciosa, los factores de la guerra repartidos en


diferentes espacios y campos, rodean los objetivos de la guerra y, en un periodo de tiempo
determinado, proceden a un ataque combinado, concentrando las fuerzas diseminadas y
coordinándolas en secreto, a fin de producir el efecto de sorpresa, furtividad y eficacia. Una
acción sincronizada sobre toda la profundidad del frente, no será más que una breve
operación fuera de límites, pero ella será suficiente para decidir la suerte de una guerra. “La
sincronía” de la cual hablamos aquí, no es la “simultaneidad” al segundo, pero se refiere a
una misma fase de tiempo. En este sentido la guerra fuera de límites merita el nombre de
“guerra convenida en el tiempo”.

Según esta norma, la capacidad de acción de las Fuerzas Armadas Norteamericanas en el


campo militar es la que mas se aproxima a este nivel. A partir de los equipamientos y de las
técnicas que poseen las Fuerzas Armadas Norteamericanas, un sistema de informático de
campaña, puede proporcionar en un minuto, a 1.200 aviones, datos sobre 4.000 objetivos, a
lo que habría que agregar el empleo masivo de sistemas de armas de ataque a gran distancia.
Todo esto conduce a proponer de la noción operacional del “ataque simultaneo sobre toda la
profundidad”. Los norteamericanos han comenzado a abandonar el viejo sistema de guerra
consistente en el plan espacial, a avanzar progresivamente de la periferia hacia la
profundidad y en el plan temporal, a recurrir a las acciones secuenciales. Pero, según ciertos
documentos públicos revelados en el ambiente militar, hoy, la reflexión sobre este tema
permanece limitada al campo de las acciones militares y no ha logrado extenderse a otro
campo de batalla fuera del campo militar.

Objetivos limitados,- Guías de acción fijadas para un espacio accesible con los medios
disponibles. Los objetivos limitados señalan lo que corresponde a los medios disponibles. En
consecuencia, el principio que permite fijar los objetivos limitados es que, los objetivos
deben ser siempre inferiores a los medios.

146
Cuando uno señala uno objetivos, debe considerar plenamente la capacidad de alcanzarlos y
no tratar de alcanzar objetivos que no han sido delimitados. Solo la delimitación del objetivo
permite que una acción sea precisa, realizable y operable. Al mismo tiempo, una vez que un
objetivo ha sido alcanzado, se debe poder conservar la flexibilidad que permite encadenar
con el objetivo subsiguiente. (5) Cuando se fija un objetivo se debe evitar un optimismo
excesivo, buscar conscientemente un objetivo limitado, descartar todo objetivo inaccesible,
es decir, hacer que el objetivo escogido sea razonable. Ya que todo objetivo realizable es
limitado. Cualquiera que sea la razón, escoger un objetivo que se sale del cuadro permitido
por los medios no puede conducir más que a un resultado desastroso. El error cometido por
Mac Arthur, durante la guerra de Corea, es el ejemplo más típico de alargamiento de un
objetivo ilimitado. A continuación, los errores análogos cometidos por los Estados Unidos en
Vietnam y por la Unión Soviética en Afganistán, prueban que cualquiera que sea la fuerza
armada, cualquiera que sea la acción, cuando el objetivo sobrepasa los medios, la derrota es
inevitable. No obstante los políticos y los militares contemporáneos están lejos de haber
comprendido eso. El informe del Ministerio de la Defensa de los Estados Unidos de 1996 cita
esta frase pronunciada por el presidente Clinton “como el país más poderoso del mundo,
tenemos la obligación de dirigir y de tomar medidas cuando nuestros intereses y valores estén
amenazados”. En el momento en que estas palabras eran pronunciadas, era evidente, que el
mismo Clinton no estaba consciente que los intereses y los valores son dos objetivos
estratégicos diferentes. Si los primeros son un objetivo que los norteamericanos pueden
mantener gracias a su acción, lo segundos no son un objetivo que sus capacidades les
permitan alcanzar y que están fuera del territorio de los Estados Unidos. A medida que su
influencia crece, la ideología de los “primeros del mundo” que corresponde a su
“aislamiento”, nutre la tendencia de los Estados Unidos a fijarse objetivos ilimitados. Una
sociedad de capital ilimitado que sin embargo se carga responsabilidades ilimitadas no puede
ir más que a la quiebra.

Medios ilimitados, la tendencia al empleo ilimitado de medios, limitados a la satisfacción de


objetivos limitados.

Los medios ilimitados tienen una estrecha relación con objetivos los limitados. Al calificarlos
de “ilimitados”, designamos una tendencia a ampliar continuamente el marco de escogencia
de los medios y no al empleo inmoderado de medios y menos aún, al empleo “absolutista” de
los medios, ni al empleo de medios absolutos. El empleo de medios ilimitados para alcanzar
objetivos limitados representa la frontera última.

Los medios son inseparables de los objetivos. La ausencia de límites en la escogencia de los
medios, conduce a franquear los límites para alcanzar un objetivo determinado. Esto no
quiere decir que los medios puedan ser escogidos libremente, sin tomar en cuenta los límites
fijados por los objetivos. El arma atómica, como medio capaz de destruir la humanidad, fue
considerada como un arma absoluta. Fue precisamente porque ella infringía el principio
según el cual un medio debe servir a su objetivo que fue hecha a un lado. El empleo de
medios ilimitados no puede mas que obedecer a esa frase de Confucio que dice: “a placer
pero sin infringir las reglas”, pero estas “reglas” son los objetivos. La ideología fuera de
limites ha ampliado “a placer” el cuadro de escogencia y el modo de empleo de los medios.
Sin embargo, esto no quiere decir extender los objetivos “a placer” sino simplemente utilizar
los medios más allá de los límites y de las fronteras a fin de alcanzar unos objetivos
limitados. A la inversa, un general inteligente no debería limitar sus medios por el hecho de
que sus objetivos sean limitados, ya que en un momento crítico, eso le conduciría a la

147
derrota, aun cuando la victoria este al alcance de su mano. Es esto, lo que significa la
búsqueda de, el “límite” por medio de, lo “ilimitado”.

En el transcurso de la Guerra de Secesión Sherman, cuando el avanzaba sobre Savannah, no


buscaba combatir, sino incendiar y saquear. Con esto trataba de recurrir a un medio que
consistía en destruir la economía de la retaguardia del ejército Sudista, a fin de socavar la
capacidad de resistencia de la población y de las tropas, y permitir así alcanzar el objetivo
guerrero del ejército del norte.

Nosotros tenemos ahí un ejemplo del empleo exitoso de medios ilimitados para alcanzar un
objetivo limitado. A la inversa, durante la cuarta guerra del medio oriente “la guerra de
Kippur, en 1973”, el objetivo fijado a los oficiales de la vanguardia, por el Alto Comando del
Ejército Egipcio era ocupar la casi isla del Sinaí. El plan operacional correspondiente era el
de mantener el Sinaí, después de haber penetrado las defensas de la línea Barlev. La
intención era alcanzar un objetivo limitado con la ayuda de medios limitados. El resultado
fue que los egipcios dejaron escapar una victoria que tenían ya entre sus manos. (6)

Desequilibrio,- buscar los puntos nodales de la acción, siguiendo una dirección opuesta a la
simetría equilibrada.

Como principio, el “desequilibrio” es un punto de apoyo importante de la regla lateral


frontal, en la teoría de la guerra fuera de límites. Lo esencial consiste en seguir la idea
inversa de la simetría equilibrada, para conducir las acciones operacionales. De la repartición
y del empleo de las fuerzas, a la escogencia de la dirección de la ofensiva principal y del
centro de gravedad del ataque, pasando por la disposición de las armas, uno debe plantearse
la cuestión del efecto de los factores desequilibrados y de la utilización del desequilibrio
como medio de alcanzar los objetivos.

Como idea o como principio de dirección de las operaciones, el desequilibrio se puede


manifestar en todos los aspectos de la guerra. Con tal que uno domine y utilice correctamente
el principio del desequilibrio, uno logra siempre encontrar y explotar los puntos débiles del
enemigo. Cuando los países pobres, de débil potencia militar, así como las entidades
guerreras no estadales, resisten a potencias superiores como, Chechenia a Rusia, Somalia a
los Estados Unidos, Irlanda del Norte a la Gran Bretaña y los guerrilleros del Yihad islámico
a todo el occidente, no hay ejemplo donde estos combatientes no empleen la táctica del
desequilibrio asimétrico, “el ratón que juega con el gato”. La astucia les conduce a rechazar
sistemáticamente, el cara a cara brutal con los ejércitos de las grandes potencias y de utilizar
por el contrario, las diversas formas del combate que son la guerrilla (principalmente
urbana), (7) la guerra terrorista, la guerra santa, la guerra prolongada y la guerra de redes,
para mantenerse en el teatro de las operaciones. Ellos escogen a menudo como dirección de
sus ataques, los campos y los frentes en los cuales el adversario no los espera y, el centro de
gravedad de sus ataques, son siempre escogidos en puntos susceptible de provocar una
inmensa conmoción psicológica en el adversario. Este método, que consiste en utilizar unos
medios basados en el desequilibrio, para afirmar su potencia, da a menudo excelentes
resultados y conduce al adversario, cuya fuerza principal está constituida de ejércitos
regulares y de medios regulares, a parecerse a un elefante, en una tienda de porcelana, a no
saber a que santo encomendarse y a encontrarse completamente desamparado.

Además de la eficacia manifiesta de su empleo, el desequilibrio es en sí mismo una regla de


los fenómenos que se dejan adivinar de la aplicación de la regla de oro. Entre todas las

148
reglas, el desequilibrio es la sola regla que da coraje a los hombres para infringir los
principios que deben utilizar, y es también el remedio soberano para sanar esa enfermedad
crónica del pensamiento que es la rutina.

Consumo mínimo,- utilizar los recursos guerreros en el límite inferior, suficiente para
alcanzar el objetivo.

El “principio de consumo mínimo”, significa que:


1) La racionalidad priva sobre el ahorro (8)
2) El modo operacional determina la amplitud del consumo (9)
3) Uno debe “multiplicar” (los medios) para “disminuir” (el consumo).

La racionalidad reside en dos mandamientos: fijar racionalmente los objetivos y utilizar


razonablemente los recursos. Además de determinar los objetivos a la medida de los medios,
la definición de objetivos racionales exige también reducir las cargas que ellos exigen a fin
de hacerlos lo más simples y precisos posible. Utilizar razonablemente sus recursos significa
evidentemente encontrar el método más apropiado para alcanzar esos objetivos y no para
exigir unilateralmente ahorrarlos.

El ahorro -es decir, el empleo de los recursos al mínimo- no tiene sentido si el no responde a
lo anterior, que es el alcanzar los objetivos.

La manera de aplicar un principio esencial es más importante que el conocimiento profundo


que uno tenga de él. El empleo o no, de unos recursos guerreros para alcanzar unos objetivos,
depende de la selección del modo operacional. Que la batalla de Verdun haya sido calificada
de carnicería, por todos los historiadores de la guerra, se explica por la escogencia por parte
de los dos protagonistas, de conducir una guerra de desgaste insensata. Por el contrario la
razón por la cual los alemanes, después de haber flanqueado la línea maginot, barrieron al
ejército aliado franco-británico, fue que ellos supieron conducir una guerra relámpago,
combinando en un tiempo mínimo, un itinerario óptimo y las armas más poderosas. Uno ve
entonces que la búsqueda de un modo operacional que permita emplear razonablemente los
recursos de la guerra, es la clave “del consumo mínimo”.

Frente a la multiplicación y a la complejidad actual e inédita de los objetivos y de los medios


para alcanzarlos, actuar en un campo único y utilizar un medio único, son la muestra evidente
de un perfecto irrealismo. El método que permite salir de este impase consiste en utilizar a
“mucho” para alcanzar “poco”, es decir: hacer que las ventajas, de varios recursos de guerra
existentes en varios campos, se completen y se conjuguen en un modo operacional
enteramente nuevo, que permita consumir el mínimo para alcanzar los objetivos.

Coordinación multidimensional,- coordinar todas las fuerzas movilizables, en los campos


militar y no militar, definidos por un objetivo.

La “multidimensionalidad” es aquí otra manera de hablar de la multiplicidad de campos y de


fuerzas y no tiene nada que ver, con el sentido que la palabra dimensión tiene, en
matemáticas o en física. La “coordinación multidimensional” designa así la cooperación
entre campos y fuerzas diferentes definidas para alcanzar un objetivo. En apariencia estas dos
palabras no dicen nada de nuevo; uno encuentra expresiones análogas en ciertas ediciones de
numerosos reglamentos operacionales, obsoletos o recientes. La única diferencia, muy
importante, con lo que describen todas esas obras, es la introducción directa y no indirecta de

149
factores no militares y no guerreros en el campo de la guerra. Dicho de otra manera, cuando
no importa que campo se convierta en un campo de batalla y no importa que fuerza sea
empleada para hacer la guerra, uno desarrolla la tendencia a concebir la coordinación
multidimensional como la coordinación entre la dimensión militar y las otras dimensiones,
guiadas para alcanzar un objetivo preciso, y a no pensar mas que, en todas las guerras, es la
acción militar la que predomina necesariamente. El hecho que frente a la guerra, todas las
dimensiones sean iguales, se va a convertir en la formula que permitirá tratar el tema de las
guerras futuras. (10)

La noción de coordinación multidimensional no puede aparecer más que en relación a un


objetivo preciso. Sin objetivo, no puede existir coordinación multidimensional. Y la amplitud
del objetivo decide igualmente la amplitud y profundidad de la coordinación entre las
diferentes dimensiones. Por ejemplo, si el objetivo fijado es de ganar una guerra al nivel de la
política guerrera de un país, los campos y las fuerzas que será necesario coordinar
comprometerán quizás al país entero, o a una entidad supranacional. Uno puede concluir que
toda acción militar o no militar, cualquiera que sea la profundidad y la cantidad de campos y
de fuerzas que se relacionan, necesitan absolutamente la coordinación entre las diferentes
dimensiones. Sin embargo eso no significa que mientras mayores sean los medios utilizados
para conducir cada acción mejor será, sino que, es la necesidad la que fija el límite. El
empleo excesivo o insuficiente de cada dimensión no hace más que oscilar la acción entre
inflarse y desinflarse y, finalmente comprometer el alcance del objetivo mismo. Aquí la vieja
sabiduría oriental que dice “el exceso no vale más que la carencia” nos ayuda a comprender y
a aplicar este principio.

Además, es urgente que alarguemos nuestro campo de visión relativo a las fuerzas
movilizables, en particular a las fuerzas no militares. Aparte de dirigir la atención, como en el
pasado, sobre las fuerzas convencionales, materiales, deberíamos poner atención especial al
empleo de “recursos estratégicos” intangibles como los factores geográficos, el rol histórico,
las tradiciones culturales, el sentimiento de identidad étnica, así como el control y el empleo
de la influencia en las organizaciones internacionales, etc. (11)

Pero eso no es siempre suficiente. Debemos también conducir una acción fuera de límites
con relación al empleo de este principio y transformar las coordinaciones multinacionales
que tienen más chance de operar en casos corrientes de ejercicios y suscitar unas
combinaciones que se entrecrucen en los diferentes grados, de la política, de guerra a la
táctica.

Ajuste y control de todo el proceso,- a todo lo largo del proceso de la guerra -inicio,
desarrollo y culminación-, obtener informaciones, ajustar la acción y controlar la situación,
sin interrupción.

La guerra es un proceso dinámico lleno de elementos aleatorios y de creatividad. Toda


tentativa de querer hacer entrar una guerra en un cuadro preestablecido rayaría en lo absurdo
y en la ingenuidad. Es necesario disponer de una retroalimentación de la información y de
realizar las revisiones necesarias “en el tiempo en que ellas de desarrollan”, a fin de mantener
siempre la iniciativa. (12) Esto es lo que llamamos “ajuste y control de todo el proceso”.

Con la introducción del principio de sincronía, este “todo el proceso” no debe ser
comprendido como un proceso prolongado. Del hecho de la existencia de medios de alta
tecnología, este proceso no debe durar más que el tiempo de un parpadeo. Como lo

150
indicamos precedentemente, el tiempo de un combate es suficiente para concluir una guerra.
Así el proceso completo de una guerra se va a convertir en muy corto y al mismo tiempo
aumentará considerablemente la dificultad de realizar ajustes y controles.

Hoy, la informática ha anudado al mundo en una gran red, y los factores que intervienen en
la guerra (13) son mucho más numerosos que en el pasado. La mezcla de los diferentes
factores y su influencia en la guerra son tan estrechas, que la pérdida de una sola de estas
mallas, corre el riesgo de producir el mismo efecto que el de, aquel clavo en la herradura de
aquel caballo, que condujo a la pérdida de toda una batalla. (14) En consecuencia, frente a la
modernización de la guerra, lista para explotar como un globo de goma, bajo el efecto del
desarrollo de las nuevas tecnologías, de nuevos medios y de numerosos campos, “el
ajustamiento y control de todo el proceso” se convierte cada vez mas en un arte y no en una
técnica. Este arte exige recurrir mas a la intuición que a la deducción matemática, para
dominar los cambios espectaculares de situación en el campo de batalla; exige que las
transformaciones no se limiten al ajuste de las fuerzas armadas, a la modificación del modo
del despliegue o al renovamiento de los armamentos, sino mas bien sobre el conjunto de las
reglas de guerra que arrastran el desplazamiento del campo de batalla hacia los campos no
militares. El resultado será que nos encontraremos en un campo de batalla desconocido, para
conducir una guerra desconocida contra un enemigo desconocido. Y es gracias a un
“ajustecontrol” de este proceso desconocido, que nosotros podremos alcanzar una victoria,
igual ella misma desconocida.

La guerra combinada fuera de límites es precisamente la guerra conducida por este método
desconocido y totalmente nuevo.

Todos los principios especificados precedentemente se aplican a no importa que tipo de


guerra combinada fuera de límites.

La adopción de estos principios no garantiza ciertamente la victoria, pero infringirlos


conduce a la derrota. Para ganar una guerra los principios son siempre una condición
necesaria pero no la condición suficiente.

No hay principios que garanticen la victoria, no hay más que principios necesarios. Esto debe
quedar grabado en nuestra memoria.

NOTAS

1) Los cinco principios de las guerras napoleónicas resumidos por Fuller son: El ataque,
la maniobra, la sorpresa, la concentración y la protección. Además Fuller ha extraído
de las concepciones de Clausewitz siete principios análogos a los de las guerras
napoleónicas: mantener el objetivo, seguridad en la acción, movilidad, reducción de
las capacidades ofensivas del enemigo, conservación de las fuerzas, concentración de
las fuerzas y sorpresa. Estos principios se han convertido en la base de los principios
militares modernos. (Ver Fuller, “La conducción de la guerra de 1789 hasta nuestros
días: estudio de las repercusiones de la revolución francesa, de la revolución
industrial y de la revolución rusa, sobre la guerra y la conducción de la guerra” Payot.
1990.
2) Por ejemplo los nueve grandes principios de las Fuerzas Armadas Norteamericanas:
Objetivo, ofensiva, concentración economía de fuerzas, movilidad, seguridad,

151
sorpresa, simplicidad y unidad. Son muy parecidos a los principios de la guerra
napoleónica.
3) El campo de batalla de la guerra fuera de limites no es el mismo que en el pasado.
Esta constituido por los espacios naturales, el espacio social y el espacio en pleno
crecimiento de la tecnología, como el espacio nanométrico. Sin embargo estos
diferentes espacios se interpenetran. Así, el espacio extra terrestre puede ser
considerado como un espacio natural y también como un espacio tecnológico, ya que
su proceso de militarización es inseparable de los avances tecnológicos. De igual
manera, la interpenetración de la técnica y de la sociedad es cada vez más visible,
donde el efecto característico es la informatización de la sociedad. Uno ve entonces,
que el campo de batalla esta en todas partes y que él no puede ser visualizado sino de
una manera “omnidimensional”
4) En relación con el espacio, las guerras del pasado se desarrollaban según un proceso
que iba de las zonas fronterizas hacia la profundidad y en relación al tiempo, ellas se
dividían en fases. En términos de espacio la guerra fuera de límites va directo al
corazón del objetivo y términos de tiempo ella obedece al principio de “sincronía.”
Presenta la particularidad de no dividirse en fases.
5) No hay ejemplo más característico que los cuatro principios de las Fuerzas Armadas
Norteamericanas contenidos en el Joint Vision 2010 – “movilidad, precisión en el
ataque, protección omnidimensional y logística concentrada” que son todos nuevos
principios destinados a la guerra militar.
6) Fijar unos objetivos limitados no tiene relación con el hecho de saber si uno esta
restringido subjetivamente, sino de saber si uno sobrepasa los limites impuestos por
los medios. Los medios son los “límites” intraspasables cuando uno fija los objetivos.
7) Ver Bevin Alexander “How Great Generals Win”, op. cit. Pp. 101-125.
8) Antes de la 4º guerra del medio oriente, el “Plan Badr” de Egipto fue dividido en dos
etapas. La primera consistía en franquear con fuerza el canal de Suez, romper la línea
Bar Lev y tomar el control de una faja de 15-20 Km de ancho sobre la ribera oriental
del canal. La segunda consistía en adueñarse de una línea que iba del paso de Mitla al
paso de Gildi y al paso de Khatmiya, asegurar la protección de la ribera oriental del
canal y después, según la situación, progresar en profundidad. En la realidad, desde
que los egipcios atravesaron el canal se encontraron a la defensiva. Requirieron cinco
días para pasar de nuevo a la ofensiva, lo que dio tiempo a los israelitas para
resarcirse.
9) El célebre especialista en el desarrollo de la sociedad capitalista, Fernand Braudel,
adjudicaba una gran importancia a la “función organizativa” de las grandes ciudades
en el mundo capitalista. Tan grande como sea ese mundo, sus puntos cruciales no son
otros que los grandes centros urbanos como Nueva York, Londres, Brucelas y quizás
Hong Kong. Bastaría que fueran simultáneamente atacadas o que fueran victimas de
la guerrilla urbana para que el mundo entero entre en caos. (F. Braudel, “La Dinámica
del Capitalismo” Arthaud, Paris, 1985.)
10) Todos los principios militares conocidos en la historia incluyen la noción de
“economía de fuerzas” lo que designa la necesidad en una guerra de controlar el
consumo de hombres y recursos. En la guerra fuera de limites, solo el “uso racional”
constituye una exacta economía de fuerzas.
11) La Guerra fuera de límites deja un gran margen de maniobra en la escogencia de las
formas de combate. Hay evidentemente una gran diferencia entre el costo de una
guerra militar convencional y una guerra donde las finanzas juegan el rol principal.
En consecuencia, el costo de una guerra futura dependerá sobre todo de la forma de
guerra que sea seleccionada.

152
12) Para mantener la igualdad entre las dimensiones, será necesario principalmente
sobrepasar el concepto de “prima lo militar” En las guerras del futuro, los medios
militares no serán mas que una escogencia entra otros.
13) A este respecto la China esta ricamente dotada por la naturaleza. Una tradición
cultural antigua, una ideología pacífica, la ausencia de una invasión en su historia, la
fuerte potencia económica de los chinos, así como un sillón en el Consejo Permanente
de las Naciones Unidas que son todos “recursos estratégicos” importantes.
14) En la guerra moderna, los factores fortuitos influyen sobre el resultado del combate,
como lo hacían en la antigüedad, por ejemplo un fusible que se chamusca en un
momento crucial en un computador de un centro de comando. (Se trata de una
hipótesis perfectamente plausible. Esta fue la causa de un ataque errado de un F-16 en
el golfo. Se produjo porque el circuito eléctrico de los aparatos de identificación
amigo-enemigo, a bordo de los helicópteros Blackhawk tenían la tendencia a
recalentarse y los pilotos se ocupaban de vez en cuando de enfriarlos.) Esto puede ser
la versión moderna de la historia del caballo que perdió una herradura. Por esta razón
“la regulación y el control de todo el proceso es una necesidad”

153
CONCLUSIONES

“la informatización y la mundialización (…) han producido varios


miles de empresas multinacionales y de decenas de miles de
organizaciones internacionales e intergubernamentales”

E. Laszlo

“la humanidad progresa, y no cree que la guerra sea una eventual


corte de apelaciones”

Bloch

A la hora en que el ideal milenario de la humanidad de un “mundo como una gran familia”,
se ha convertido en el eslogan publicitario de IBM “mundialización” no es una predicción de
futurólogos. Entre el crepúsculo del siglo XX y el alba del siglo XXI lentamente se abre una
nueva época. Movido por la gran tendencia a la integración técnica, que materializa la plétora
de etiquetas informativas, agitada por corrientes oceánicas cálidas y fría creadas por el
choque y la fusión de civilizaciones, turbada por una sucesión ininterrumpida de guerras
locales, por crisis financieras en cadena, parecidas a un castillo de naipes, y por el hueco en
la capa de ozono, por encima del polo sur, esta época nos parece a todos, incluidos los
profetas y los adivinos, tan desconocida como imprevista.

La integración mundial es total y profunda. Frente a sus efectos correctivos implacables, las
situaciones de autoridad y de soberanía de los estados y las barreras de interés deberán
transformarse o desaparecer. El “Estado nación” -noción moderna nacida del tratado de
Westfalia de 1648- no es el único representante que ejerce su supremacía sobre las
organizaciones sociales, políticas, económicas y culturales. La emergencia de un gran
número de organizaciones supranacionales, transnacionales y no nacionales, así como las
contradicciones inherentes en las relaciones entre los países, someten a la autoridad nacional,
al interés nacional y a la voluntad nacional a un desafío desconocido en la historia.

A partir del nacimiento de los primeros Estados nacionales, la mayoría de ellos conocieron
guerras de hierro y de sangre que jugaron el rol de partos históricos. Igualmente, a partir de la
transición de los Estados nacionales hacia la mundialización, la colisión entre los enormes
bloques de interés parece inevitable. La diferencia, es que hoy para deshacer el “nudo
gordiano”, no hay mas que la espada. Por consecuencia, estamos obligados a hacer como
nuestros ancestros, que no conocían como último recurso más que acudir a la fuerza de las
armas. No importa que medio, político, económico, diplomático, sea tan potente como para
suplir a los medios militares. La humanidad no tiene ninguna razón para sentirse aliviada, ya
que no hemos hecho otra cosa que reemplazar, tanto como sea posible, la guerra sangrante,
por la guerra no sangrante. El resultado, es que, reduciendo el espacio del campo de batalla,
en el sentido estrecho del término, hemos transformado a todo el mundo en un campo de
batalla en el sentido amplio. En este campo de batalla, continuamos combatiéndonos,
saqueándonos y masacrándonos como en el pasado. Las armas son más modernas, los medios
más sofisticados. No hay mas que un poco menos de sangre, pero igual cantidad de
brutalidad. Frente a esta realidad, el sueño de paz de la humanidad permanece incierto y tan
lejano como antes. Uno no puede pensar, aún, siendo optimista que la guerra sangrante o no,

154
tenga chance de desaparecer bruscamente en un futuro previsible. Los acontecimientos que
se deberán producir terminaran siempre por producirse, lo que debemos y podemos hacer, es
preguntarnos como alcanzar la victoria.

Frente a una guerra en el sentido amplio, conducida en un campo de batalla sin fronteras, es
sin embargo, imposible asegurar la Seguridad de un Estado y garantizar sus intereses
nacionales, contando simplemente con un ejército y con armas militares. Evidentemente, la
guerra se sale del campo de las armas y de los asuntos militares y se convierte en un
problema de políticos, de científicos y hasta de banqueros. La manera de conducir una guerra
no es ya mas una cuestión que interesa solamente a los militares. Desde el principio del siglo
XX, George Clemenceau declaraba: “la guerra es un asunto muy serio, para ser confiado
únicamente a los militares”. La historia de los últimos 100 años nos ha, sin embargo,
mostrado que confiar la guerra a políticos solos, tampoco era la solución ideal del problema.
Los hombres volvieron sus ojos a la técnica con la esperanza en que, su desarrollo proveería
una válvula de escape contra la guerra. Pero es desesperante constatar que este siglo llega
casi a su término, que la técnica ha hecho progresos considerables y que la guerra continua
siendo un potro indomable. Los hombres esperan todavía milagros de una revolución en el
pensamiento militar; ellos esperan que las armas de alta tecnología, las armas no mortíferas,
permitan reducir la cantidad de víctimas entre los civiles y los militares, disminuyendo la
crueldad de la guerra. No obstante una revolución en el pensamiento militar ha ocurrido.

Esta revolución y otras, han intervenido en los diez años finales de este siglo; el mundo no es
el mismo que era y la guerra continúa tan brutal como antes. La única cosa que ha variado, es
que esta brutalidad se ha extendido a causa de la variabilidad en los modos de enfrentamiento
que oponen los ejército; como por ejemplo, la catástrofe aérea de Lockerbie, los dos
atentados de Nairobi y de Dar Es Salam, sin olvidar la crisis financiera del sudeste asiático.
Así no tiene uno ninguna dificultad para comprender lo que es esta nueva brutalidad.

Es la mundialización. Es la guerra a la hora de la mundialización. Aun si este no es sino mas


que un aspecto, el es chocante. Cuando los militares, en el pase de los siglos se encuentra
confrontados, cada uno de ellos podría preguntarse: “¿que podemos hacer?”. Si uno
considera a individuos como Morris Jr., Bin Laden o George Soros como soldados de las
guerras del mañana, preguntamos ¿Todo el mundo no se podría considerar también como
soldado? Si uno considera a Powell, a Schwarzkopf, a Dayan y a Sharon como políticos de
uniforme, ¿Todo el mundo no podría considerarse igualmente como político? Esta es la
confusión donde se encuentran sumergidos los militares en la era de la mundialización y en
la mundialización de la guerra.

Ya que la frontera que separa a lo militar de lo no militar ha sido abolida y que, del hecho de
la tendencia a la mundialización, el foso que separa la guerra de la no guerra esta casi lleno,
todos los problemas se encuentran ligados e imbricados.

Se trata ahora de encontrar una llave. Esta llave debe poder abrir todas las cerraduras,
siempre y cuando estas cerraduras estén incrustadas en el portal de la guerra. Y la talla de
esta llave, debe adaptarse a todos los grados, de la política de guerra a la táctica, pasando por
la estrategia y el arte operacional. En fin esta llave debe estar adaptada a las manos de los
políticos, de los generales y de los simples soldados.

Aparte de la “guerra fuera de límites”, no logramos concebir una llave mejor adaptada.

155
NOTAS

1) Término general que designa los tratados europeos firmados en 1648, que ponía fin a
la guerra de los 30 años y donde los grandes beneficiarios fueron Francia, Suecia, las
Provincias Unidas y Suiza, en detrimento del imperio de los Habsburgo. También se
le considera como la base de los tratados que marcaron el desmoronamiento del Santo
Imperio Romano Germánico.
2) La posición del estado como entidad última esta en discusión por varios factores. El
más representativo y el más inquietante de todos es la interrogante sobre el
monopolio de la fuerza armada. Según “Nations and Nationalism” el estado es la
única entidad que puede recurrir a la fuerza legalmente. Según una encuesta de
opinión realizada en 1997 en los Estados Unidos por la revista Newsweek sobre la
pregunta para saber “¿De donde vendrá una amenaza para la seguridad en el siglo
XXI?” 32 % de las personas respondieron que vendría del terrorismo, 26 % del
crimen internacional y de los traficantes de droga y 15 % del odio racial, los estados
nacionales ocupando el cuarto lugar. En un pequeño folleto colocado en Internet por
las Fuerzas Armadas Norteamericanas, pero no publicado, (Tradox Pamphlet 525-5:
Force XXI Operations), las fuerzas no estadales son identificadas como “enemigos
futuros” la amenazas no estadales contra la seguridad, utilizando técnicas modernas
les dan posibilidades análogas a las de los estados nacionales, son cada vez más
visibles y plantean un desafío para el ambiente tradicional representado por los
estados nacionales. Esas amenazas se pueden dividir en cuatro categorías,
correspondientes al marco de sus acciones: 1- Subestadales. Las amenazas
subestadales son los conflictos políticos, raciales, religiosos, culturales y étnicos que
ponen en tela de juicio el carácter reglamentario al interior de los estado nacionales.;
2- No estadales. Las amenazas no estadales no guardan ninguna relación con los
estados a los cuales pertenecen. Estas entidades no forman parte de los estados
nacionales y tampoco aspiran a alcanzar ese nivel. Estas amenazas están constituidas
por el crimen organizado de carácter regional, la piratería y las actividades
terroristas. 3- Supraestadales. Las amenazas supraestadales sobrepasan las fronteras
de los estados nacionales y se ejercen a una escala interregional, véase mundial. Esta
amenazas incluyen los movimientos religiosos, las organizaciones criminales
internacionales, así como las organizaciones no oficiales que contribuyen a la
proliferación de armas en el mundo. (Ver Wang Xiadong “Mapa del mundo en la era
de la información” Zhongguo renmin daxue ed. 1997, pp. 44-46). Las fuerzas
Armadas Norteamericanas no consideran como amenazas las sociedades
trasnacionales que obtienen beneficios monopolísticos. Además de su profunda
atadura a la libertad económica, eso se debe a que ellos limitan la amenaza al campo
militar. Pero las sociedades multinacionales, como Microsoft y la Standard Oil-Exxon
cuya riqueza rivaliza con la de los estados, podrían constituir una amenaza real para
la autoridad de esos estados, o ejercer una gran influencia sobre los asuntos
internacionales.
3) Según la leyenda, en el 334, al comienzo de la campaña contra los persas, Alejandro
llego a Gordion (Capital de la Frigia) y habría cortado con su espada el “nudo
gordiano” que amarraba el yugo al carro de Gordias, dedicado a Zeus. Un oráculo
habría prometido el imperio de Asia a quien desamarrara ese lazo tan complicado.
4) En las guerras futuras, las hostilidades del tipo de guerra financiera, donde un país es
subyugado sin derramar una gota de sangre se van a multiplicar. ¿Puede uno imaginar
un instante, los efectos desastrosos que sufrirían las economías de Hong Kong y aún
de la China, si la batalla de agosto de 1998, destinada a proteger las finanzas de Hong

156
Kong hubiera fracasado? Pues bien, esta situación no tiene nada de imposible. Si el
mercado financiero ruso no se hubiera derrumbado, amenazando a los especuladores
financieros en su frente y en la retaguardia, es difícil imaginar lo que hubiera podido
suceder.
5) Que se trate de Hitler, Musolini, Truman, Johnson o de Sadan Husein, ninguno de
ellos llego a dominar la guerra. Esta observación también es valida para Clemenceau.

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