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● Objetivo
Anunciar la Pascua de Jesús como un camino hacia la Vida nueva, alcanzada de modo
valiente y libre a través de las dificultades de la Pasión.
Reconocer a un Jesús cercano a nuestras dificultades, que será la fuente de la propia
fortaleza con el poder de su Resurrección, y el modelo de nuestra dignidad como personas
para afrontar cualquier situación “de muerte”.
Iluminar, de esta manera, las situaciones complejas que las chicas y chicos puedan
estar atravesando, dándoles un mensaje de esperanza ante el dolor, la tristeza y cualquier
forma de desamor.
● Experiencias
A ver… hagamos un ejercicio de imaginación. ¿Qué pasa si hoy, meses más tarde,
volvemos a mirar esa tanda de penales? Quizás pudiera hacernos vibrar un poco como
entonces, pero ya no -seguramente- con la angustia de aquel mediodía. Porque sabemos
que todo terminó con la alegría de la final ganada.
Otro ejemplo -un poco más loco éste-: ¿qué le dirías a la hinchada, que está
sumergida en la angustia por los vaivenes del resultado, si pudieras viajar del presente al
pasado, ya conociendo el resultado final? ¿Cómo le transmitirías esa sensación de
tranquilidad, con la certeza de que todo va a estar bien, como lo soñaron?
● Organizamos el total de chicas y chicas en tres grupos. Cada grupo se hará cargo de la
dramatización de un pasaje de la Biblia, además de hacer la presentación del mismo
al resto de compañeras y compañeros para contextualizar el mensaje y que así se
haga comprensible. Hay quienes harán esta presentación de modo espontáneo,
quienes leerán el guión, quienes interpretarán las escenas, de modo que todo el
grupo tenga una participación activa.
● Tras la dramatización, uno de los animadores del encuentro ayudará a destacar los
puntos más destacados del mensaje de aquel pasaje evangélico, sirviéndose sobre
todo de preguntas a las chicas y chicas para que el aprendizaje del mismo pueda ser
mejor apropiado.
JESÚS: - «Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: «El Maestro dice: Se acerca
mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos».
RELATOR 2: Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al
atardecer, estaba a la mesa con los Doce.
RELATOR 1: Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él,
que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la
Cena, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos
con la toalla que tenía en la cintura.
RELATOR 2: Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les
dijo:
JESÚS: - «¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y
Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los
pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
RELATOR 1: Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a
sus discípulos, diciendo:
JESÚS: - «Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se
derrama por muchos para la remisión de los pecados. Hagan esto en memoria mía».
JESÚS: - «Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he
amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que
ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros».
PAUTAS PARA AYUDAR A DESCUBRIR LOS PUNTOS MÁS DESTACADOS DEL MENSAJE
¿Qué significado creés que tienen estos gestos entre las personas?
La Última Cena sucede en el contexto de una comida familiar, como estaba mandado
según el ritual de la Pascua. En este caso, una comida de amigos que han llegado a ser como
una familia. Suponía una costumbre que se realizaba con frecuencia (una vez al año).
Una rutina existente, sí; pero en este caso resignificada para que no sea sólo una
desgastante rutina, sino redescubriendo su poder de conectar íntimamente a las personas.
Volviendo a recuperar la mirada de los que viven en torno a mí: amigos, compañeros,
familia. Y haciendo uso de las rutinas cotidianas con un espíritu profundo: el de hacerlas con
un amor extremo.
¿Cómo podríamos transformarlos para que -como Jesús- expresen servicio y donación?
PEQUEÑA CELEBRACIÓN
Con tranquilidad me siento y contemplo mis dos manos ante mí. Recuerdo que con
ellas comparto, día a día, la vida con las demás personas. Con ellas saludo, como, trabajo,
juego. A través de ellas puedo ser amable o agresivo, acercarme o distanciarme, dar o tomar.
Ahora echo una segunda mirada a mis manos. Las abro y las contemplo así, abiertas.
Ahora las cierro y las contemplo cerradas.
Finalmente, dejo una abierta y la otra cerrada ante mi vista.
Y me pregunto: ¿cuál de las dos manos aparece como más grande: la que está
abierta o la que está cerrada?
En este gesto puedo advertir un significado de la vida misma: que la grandeza está en
tener las manos abiertas, que la grandeza está en dar.
Que cuando cierro mis manos mi vida se empequeñece, pero que cuando las abro mi
vida se va expandiendo, se hace más libre.
● Dramatizamos los enfrentamientos que tiene Jesús con sus adversarios al ser
capturado:
RELATOR 1: Después de la cena, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón.
Había en ese lugar un huerto y allí entró con ellos para orar. Judas, el traidor, también
conocía el lugar.
RELATOR 2: Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados llegó allí con faroles,
antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó:
RELATOR 1: Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra.
JESÚS: - «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan».
RELATOR 1: Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: «No he perdido a ninguno de
los que me confiaste».
RELATOR 2: Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada,
diciéndole:
RELATOR 1: Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían
reunido los escribas y los ancianos. Los sumos sacerdotes y todo el tribunal de los judíos
buscaban un falso testimonio contra Jesús para poder condenarlo a muerte, pero no lo
encontraron, a pesar de haberse presentado numerosos testigos falsos.
CAIFÁS: - «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos declaran contra ti?».
CAIFÁS: - «Te conjuro por el Dios vivo a que me digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios».
JESÚS: - «Tú lo has dicho. Además, les aseguro que de ahora en adelante verán al hijo del
hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo».
CAIFÁS: - «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la
blasfemia. ¿Qué les parece?».
PAUTAS PARA AYUDAR A DESCUBRIR LOS PUNTOS MÁS DESTACADOS DEL MENSAJE
¿Qué postura manifiesta sus reacciones ante sus adversarios: temor, seguridad… qué?
PEQUEÑA CELEBRACIÓN
En un papel anoto el nombre de una persona que siento que desafía mis emociones
frecuentemente: alguien con quien tal vez no me llevo bien, alguien que me molesta, sobre
todo alguien -por qué no- que me pudo haber lastimado en el pasado, o actualmente.
Ahora leo atentamente ese papel, el nombre de la persona, imaginando que tengo a
esa persona frente a mí (inclusive puedo dibujar dos ojos y mirar fijamente frente a esos
ojos como si la estuviera verdaderamente observando cara a cara).
Después de esto cierro los ojos, para intentar concentrarme en mí y en mi interior.
Me lleno de valor, dejo atrás los miedos y con mucha humildad, libertad y valentía
voy repitiendo las siguientes palabras (cfr. Isaías 43,1-4; Lucas 23,34):
RELATOR 1: Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado
«del Cráneo». Con Él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.
RELATOR 2: Cuando llegaron, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el
otro a su izquierda. Jesús decía:
BUEN LADRÓN: - «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros
la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo».
RELATOR 1: Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo:
¿Quiénes lo rodean?
Jesús está haciéndose cargo de su verdad hasta el final y cumpliendo con gran
dignidad la misión que decidió afrontar.
Sufre, sí. Pero lo hace sirviendo y amando hasta el fin. En torno a él, algunos lo
acompañan, con compasión, pero otros todavía lo hacen sufrir más.
Aunque ya nadie puede hacer nada por él, sin embargo él intenta hacer algo por
todos ellos. Todas sus palabras son para ofrecer algo bueno. Todo lo que dice es para darse,
entregándose aun por encima de sus sentimientos de dolor.
¿Cómo me siento cuando sufro…me encierro en el dolor o puedo ver más allá de mí?
¿Cómo siento que me ven los que me rodean…qué hago ante ellos ?
PEQUEÑA CELEBRACIÓN
Después de esto, cada cual lleva su cruz junto al crucifijo del altar.