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“Todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida,

a causa de Cristo. Todo me parece una desventaja comparado con el


inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor…conocerlo a él, conocer
el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante
a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos”
(cfr. Filipenses 3,7-11)

● Objetivo

Anunciar la Pascua de Jesús como un camino hacia la Vida nueva, alcanzada de modo
valiente y libre a través de las dificultades de la Pasión.
Reconocer a un Jesús cercano a nuestras dificultades, que será la fuente de la propia
fortaleza con el poder de su Resurrección, y el modelo de nuestra dignidad como personas
para afrontar cualquier situación “de muerte”.
Iluminar, de esta manera, las situaciones complejas que las chicas y chicos puedan
estar atravesando, dándoles un mensaje de esperanza ante el dolor, la tristeza y cualquier
forma de desamor.

● Experiencias

Dramatizaciones breves de pasajes bíblicos con el fin de contemplar algunos


momentos de la Hora de Jesús, involucrándose vivamente en su mensaje.
Orientaciones sobre el aprendizaje que cada escena nos trae, sumando reflexiones
grupales e individuales sobre su contenido y la relación con la propia existencia.
Pequeñas celebraciones comunitarias para concluir el momento de contemplación y
reflexión.

INTRODUCCIÓN: JESÚS ESTÁ SEGURO DE LA VICTORIA

Por un momento podemos imaginar que estamos otra vez


sentados frente a la final del Mundial, aquel 18 de diciembre de
2022. Argentina gana 2 a 0 y faltan pocos minutos para que el
partido llegue a su fin y nos consagremos ¡campeones del mundo!
Pero, de repente, toda la alegría se convierte en angustia.
Francia convierte un gol de penal, y el resultado se hace más
ajustado. ¿Qué sentiste en ese momento? ¿Y pocos minutos después,
cuando Francia alcanzó el inesperado empate? ¿Qué pasó por tu
cabeza, por tu panza, por tu piel?
Se vino el alargue y una mezcla de alivio y emocionante alegría nos transportan otra
vez a la gloria con el gol del 3 a 2 para Argentina. Pero ¿con qué comparar otra vez el bajón
emotivo al ver que, otra vez, Francia consigue el empate? ¿Y la infartante sensación después
de la salvadora atajada del minuto final?
Al fin, penales. Una locura. Un nudo en la garganta, en las tripas, en donde sea. Pero
después de tanto sufrir ¡somos campeones otra vez! ¡La victoria es nuestra!

A ver… hagamos un ejercicio de imaginación. ¿Qué pasa si hoy, meses más tarde,
volvemos a mirar esa tanda de penales? Quizás pudiera hacernos vibrar un poco como
entonces, pero ya no -seguramente- con la angustia de aquel mediodía. Porque sabemos
que todo terminó con la alegría de la final ganada.
Otro ejemplo -un poco más loco éste-: ¿qué le dirías a la hinchada, que está
sumergida en la angustia por los vaivenes del resultado, si pudieras viajar del presente al
pasado, ya conociendo el resultado final? ¿Cómo le transmitirías esa sensación de
tranquilidad, con la certeza de que todo va a estar bien, como lo soñaron?

Este ejercicio de imaginación es una propuesta para comprender el clima en el que


Jesús compartió con sus discípulos la inminencia de su Pasión, haciéndoles saber que todo
iba a concluir de la mejor manera, a pesar de lo duro del camino que había que atravesar. En
determinado momento de su predicación, “Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que
debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho… que debía ser condenado a muerte”, pero que luego de
esto debía “resucitar al tercer día” (cfr. Mateo 16,21).
Parece que la última parte del anuncio no quedó
muy clara, así que se ocupó de insistir en mostrarles
la meta feliz del difícil camino: “días después, Jesús
tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los
llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró
en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el
sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz”
(Mateo 17,1-2).
El Papa Francisco, usando este pasaje del
evangelio como centro para su mensaje de
Cuaresma, recuerda que “en este acontecimiento
vemos la respuesta que el Señor dio a sus discípulos
cuando estos manifestaron incomprensión hacia Él.
De hecho, poco tiempo antes se había producido un
auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Simón
Pedro, quien, tras profesar su fe en Jesús como el
Cristo, el Hijo de Dios, rechazó su anuncio de la
pasión y de la cruz” (mensaje del Santo Padre
Francisco para la cuaresma 2023).

En definitiva, la propuesta para este


encuentro con las chicas y los chicos de la escuela es
poder ayudarles a acercarse a un Jesús que les
promete una Vida nueva, plena, pero no exenta del
proceso doloroso de transformarse a través de las
circunstancias que los desafían día a día.
Que puedan redescubrir a un compañero de
camino que les asegura “la victoria” y les dará las
fuerzas en el andar para superar aquellos desafíos,
mientras -como compañeros de viaje de Jesús-
aprenden a saber que Él está con ellos, que el amor
es más fuerte que el odio, que la vida se gana
entregándose, y que no hay dolor que nos impida
seguir sosteniendo la esperanza en Dios.
Porque “en todo obtenemos una amplia
victoria, gracias a aquel que nos amó”, y que nada ni
nadie “podrá separarnos jamás del amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (cfr.
Romanos 8,37-39).
PROPUESTA GENERAL PARA TODOS LOS MOMENTOS DE ENCUENTRO

● Organizamos el total de chicas y chicas en tres grupos. Cada grupo se hará cargo de la
dramatización de un pasaje de la Biblia, además de hacer la presentación del mismo
al resto de compañeras y compañeros para contextualizar el mensaje y que así se
haga comprensible. Hay quienes harán esta presentación de modo espontáneo,
quienes leerán el guión, quienes interpretarán las escenas, de modo que todo el
grupo tenga una participación activa.

● Tras la dramatización, uno de los animadores del encuentro ayudará a destacar los
puntos más destacados del mensaje de aquel pasaje evangélico, sirviéndose sobre
todo de preguntas a las chicas y chicas para que el aprendizaje del mismo pueda ser
mejor apropiado.

● Luego de este plenario, se invitará a que se contesten preguntas de forma personal,


proponiendo un tiempo y un lugar para que en el esparcimiento se pueda lograr esto
con tranquilidad y profundidad. Sólo si alguno de las chicas o chicos lo considera
importante, se compartirá algo de esta reflexión personal al convocar nuevamente al
grupo para la actividad conclusiva de cada momento.

● La conclusión consistirá en una breve celebración que recogerá el tema compartido


en ese bloque expresándose en un gesto simbólico y una oración guiada para realizar
comunitariamente. Luego de lo cual se dará un descanso para reencontrarnos en el
siguiente momento de trabajo, que reiniciará con la dramatización a cargo de otro
grupo.

PRIMER MOMENTO DE ENCUENTRO: LA COMIDA DE JESÚS CON SUS AMIGOS

● Dramatizamos la Última Cena enfatizando:

el lavatorio de los pies, como gesto para


comprender que la vida se realiza sirviendo y
expresión del nuevo mandamiento: “ámense los unos
a los otros” (Juan 13,34);
la institución de la Eucaristía, para entender
también la vida como un don y reconocer que hoy
podemos seguir conectados al acontecimiento y su
gracia.
GUIÓN PARA DRAMATIZAR (Mateo 26,17-20. 26-28; Juan 13,1-14 34-35; Lucas 22,19).

RELATOR 1: Los discípulos fueron a preguntar a Jesús:

DISCÍPULOS: - «¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?».

JESÚS: - «Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: «El Maestro dice: Se acerca
mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos».

RELATOR 2: Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al
atardecer, estaba a la mesa con los Doce.

RELATOR 1: Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él,
que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la
Cena, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos
con la toalla que tenía en la cintura.

RELATOR 2: Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les
dijo:

JESÚS: - «¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y
Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los
pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.

RELATOR 1: Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a
sus discípulos, diciendo:

JESÚS: - «Tomen y coman, esto es mi Cuerpo».

RELATOR 2: Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo:

JESÚS: - «Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se
derrama por muchos para la remisión de los pecados. Hagan esto en memoria mía».

RELATOR 1: Después, Jesús dijo:

JESÚS: - «Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he
amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que
ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros».
PAUTAS PARA AYUDAR A DESCUBRIR LOS PUNTOS MÁS DESTACADOS DEL MENSAJE

¿Quiénes participan en la cena? ¿Qué acciones suceden?

¿Qué significado creés que tienen estos gestos entre las personas?

¿Qué impacto pueden llegar a tener en su relación como amigos, familia?

La Última Cena sucede en el contexto de una comida familiar, como estaba mandado
según el ritual de la Pascua. En este caso, una comida de amigos que han llegado a ser como
una familia. Suponía una costumbre que se realizaba con frecuencia (una vez al año).
Una rutina existente, sí; pero en este caso resignificada para que no sea sólo una
desgastante rutina, sino redescubriendo su poder de conectar íntimamente a las personas.
Volviendo a recuperar la mirada de los que viven en torno a mí: amigos, compañeros,
familia. Y haciendo uso de las rutinas cotidianas con un espíritu profundo: el de hacerlas con
un amor extremo.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

¿Con quiénes comparto el día a día?

¿Qué gestos y palabras tenemos unos con otros habitualmente?

¿Cómo podríamos transformarlos para que -como Jesús- expresen servicio y donación?

PEQUEÑA CELEBRACIÓN

Con tranquilidad me siento y contemplo mis dos manos ante mí. Recuerdo que con
ellas comparto, día a día, la vida con las demás personas. Con ellas saludo, como, trabajo,
juego. A través de ellas puedo ser amable o agresivo, acercarme o distanciarme, dar o tomar.
Ahora echo una segunda mirada a mis manos. Las abro y las contemplo así, abiertas.
Ahora las cierro y las contemplo cerradas.
Finalmente, dejo una abierta y la otra cerrada ante mi vista.
Y me pregunto: ¿cuál de las dos manos aparece como más grande: la que está
abierta o la que está cerrada?
En este gesto puedo advertir un significado de la vida misma: que la grandeza está en
tener las manos abiertas, que la grandeza está en dar.
Que cuando cierro mis manos mi vida se empequeñece, pero que cuando las abro mi
vida se va expandiendo, se hace más libre.

Para terminar, repetimos un fragmento de la oración simple de San Francisco:

Señor, haz de mí un instrumento de Tu Paz.

Donde hay odio, que lleve yo el Amor.

Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.

Donde haya duda, que lleve yo la Fe.

Maestro, que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;

ser comprendido, sino comprender;

ser amado, como amar.

Porque es dando, que se recibe;

Perdonando, que se es perdonado;

Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.

SEGUNDO MOMENTO DE ENCUENTRO: JESÚS FRENTE A SUS ADVERSARIOS

● Dramatizamos los enfrentamientos que tiene Jesús con sus adversarios al ser
capturado:

en el huerto de los Olivos, cuando le preguntan por


su identidad, de la que no reniega y de la que hace uso
para cuidar a sus demás amigos;
en los tribunales donde no reniega de sus dichos, ni
miente y no se resigna ante la violencia y la mentira ajena.
GUIÓN PARA DRAMATIZAR (Juan 18,1-12. 19-24; Mateo 26,57-66).

RELATOR 1: Después de la cena, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón.
Había en ese lugar un huerto y allí entró con ellos para orar. Judas, el traidor, también
conocía el lugar.

RELATOR 2: Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados llegó allí con faroles,
antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó:

JESÚS: - «¿A quién buscan?».

SOLDADOS: - «A Jesús, el Nazareno».

JESÚS: - «Soy yo».

RELATOR 1: Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra.

RELATOR 2: Jesús les preguntó nuevamente:

JESÚS: - «¿A quién buscan?».

SOLDADOS: - «A Jesús, el Nazareno».

JESÚS: - «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan».

RELATOR 1: Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: «No he perdido a ninguno de
los que me confiaste».

RELATOR 2: El destacamento de soldados se apoderó de Jesús y lo ataron. Lo llevaron


primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.

RELATOR 1: El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza.


Jesús le respondió:

JESÚS: - «He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo,


donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me interrogas a
mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho».

RELATOR 2: Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada,
diciéndole:

GUARDIA: - «¿Así respondes al Sumo Sacerdote?».


JESÚS: - «Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me
pegas?

RELATOR 1: Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían
reunido los escribas y los ancianos. Los sumos sacerdotes y todo el tribunal de los judíos
buscaban un falso testimonio contra Jesús para poder condenarlo a muerte, pero no lo
encontraron, a pesar de haberse presentado numerosos testigos falsos.

RELATOR 2: El Sumo Sacerdote, poniéndose de pie, dijo a Jesús:

CAIFÁS: - «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos declaran contra ti?».

RELATOR 1: Pero Jesús callaba. El Sumo Sacerdote insistió:

CAIFÁS: - «Te conjuro por el Dios vivo a que me digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios».

JESÚS: - «Tú lo has dicho. Además, les aseguro que de ahora en adelante verán al hijo del
hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo».

CAIFÁS: - «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la
blasfemia. ¿Qué les parece?».

RELATOR 2: Ellos respondieron: «Merece la muerte».

PAUTAS PARA AYUDAR A DESCUBRIR LOS PUNTOS MÁS DESTACADOS DEL MENSAJE

¿Qué pasa con Jesús, qué le hacen?

¿Qué le pasa a él propiamente, cómo ves que se siente?

¿Qué postura manifiesta sus reacciones ante sus adversarios: temor, seguridad… qué?

Jesús es arrestado y procesado injustamente a raíz de la traición de uno de sus


compañeros. Esto sucede después de rezar en aquel huerto donde toma fuerzas ante el
inminente momento de dolor. Aunque es presionado por todos lados, se ha hecho fuerte y
responde siempre con dignidad: no se deja atropellar.
Siempre tienen en sus labios la verdad, y a pesar de que tiene que soportar lo malo
que hacen personas que son injustas con él, manifiesta su dignidad siempre. Él se mantiene
firme y seguro mientras ellos tambalean y vacilan.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

¿Qué personas o situaciones siento que me presionan, me lastiman, me desafían?

¿Creo que la mejor respuesta es hacerme fuerte para no responder


al mal inadecuadamente, o hay otra respuesta mejor…cuál?

¿Qué es aquello que me hace en verdad fuerte, bueno y auténtico?

PEQUEÑA CELEBRACIÓN

En un papel anoto el nombre de una persona que siento que desafía mis emociones
frecuentemente: alguien con quien tal vez no me llevo bien, alguien que me molesta, sobre
todo alguien -por qué no- que me pudo haber lastimado en el pasado, o actualmente.
Ahora leo atentamente ese papel, el nombre de la persona, imaginando que tengo a
esa persona frente a mí (inclusive puedo dibujar dos ojos y mirar fijamente frente a esos
ojos como si la estuviera verdaderamente observando cara a cara).
Después de esto cierro los ojos, para intentar concentrarme en mí y en mi interior.
Me lleno de valor, dejo atrás los miedos y con mucha humildad, libertad y valentía
voy repitiendo las siguientes palabras (cfr. Isaías 43,1-4; Lucas 23,34):

Mi vida tiene gran precio. Yo soy importante.

Yo soy alguien con un gran valor.

Y Dios, el que me creó, me salva.

Si cruzo por las aguas, Él está conmigo,

y los ríos no me ahogarán;

si camino por el fuego, no me quemaré.

Porque Dios me creó y me ama.

Padre, perdoná a quienes me lastiman

porque no saben lo que hacen.


TERCER MOMENTO DE ENCUENTRO: ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ

● Dramatizamos la crucifixión y las últimas palabras que Jesús


tiene con:
el ladrón a quien promete el paraíso;
María y Juan a quienes da mutuamente.

GUIÓN PARA DRAMATIZAR (Lucas 23,32-34. 39-42; Juan 19,17. 25-27).

RELATOR 1: Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado
«del Cráneo». Con Él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.

RELATOR 2: Cuando llegaron, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el
otro a su izquierda. Jesús decía:

JESÚS: - «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

RELATOR 1: Uno de los crucificados lo insultaba, diciendo:

MALHECHOR: - «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

RELATOR 2: Pero el otro lo increpaba, diciéndole:

BUEN LADRÓN: - «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros
la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo».

RELATOR 1: Y decía a Jesús:

BUEN LADRÓN: - «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino».

JESÚS: - «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».

RELATOR 2: Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María,


mujer de Cleofás, y María Magdalena.

RELATOR 1: Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo:

JESÚS: - «Mujer, aquí tienes a tu hijo».

RELATOR 2: Luego dijo al discípulo:

JESÚS: - «Aquí tienes a tu madre».

RELATOR 1: Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.


PAUTAS PARA AYUDAR A DESCUBRIR LOS PUNTOS MÁS DESTACADOS DEL MENSAJE

¿Qué hace Jesús en la cruz, aunque


ya no puede hacer nada con sus pies y manos clavadas?

¿Quiénes lo rodean?

¿Qué significan sus palabras?

Jesús está haciéndose cargo de su verdad hasta el final y cumpliendo con gran
dignidad la misión que decidió afrontar.
Sufre, sí. Pero lo hace sirviendo y amando hasta el fin. En torno a él, algunos lo
acompañan, con compasión, pero otros todavía lo hacen sufrir más.
Aunque ya nadie puede hacer nada por él, sin embargo él intenta hacer algo por
todos ellos. Todas sus palabras son para ofrecer algo bueno. Todo lo que dice es para darse,
entregándose aun por encima de sus sentimientos de dolor.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

¿Cómo me siento cuando sufro…me encierro en el dolor o puedo ver más allá de mí?

¿Cómo siento que me ven los que me rodean…qué hago ante ellos ?

¿Qué cosas buenas puedo dar aún cuando siento dolor?

PEQUEÑA CELEBRACIÓN

Reunidos en torno a un pequeño altar que muestra un crucifijo, tomamos un


pequeño papel en blanco. A través de dobleces y cortes quedará formada una cruz.
Con ella en la mano, nos tomamos un momento para pensar en las respuestas a las
preguntas personales: situaciones de dolor, personas que rodean esas situaciones (ya sea
que estén ayudando o lastimando), gestos de alivio en medio del dolor.
Una vez que identifiqué esas emociones, y las deposité de algún modo en esa
crucecita de papel, repetimos juntos la siguiente oración:
Padre, me pongo en tus manos como Jesús.

Haz de mí lo que sabés que me hará bien.

Sea lo que sea, desde ya te doy las gracias.

Lo acepto con tal que tu amor y paz lleguen a mí.

No deseo nada más, y aunque cueste,

te ofrezco mi corazón y los dolores de esta cruz.

Te los doy con todo el amor del que soy capaz

con una confianza ilimitada, porque eres mi Padre.

Después de esto, cada cual lleva su cruz junto al crucifijo del altar.

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