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ESTE DE ASIA
1.1 El impacto del nacionalismo y del militarismo en
la política exterior japonesa: los orígenes, 1853-
1930
El nacionalismo japonés comenzó en la segunda mitad del siglo XIX cuando Japón
entró en contacto por primera vez con Occidente. Hasta entonces, las islas del Japón
habían permanecido aisladas del mundo exterior en un intento por proteger su
civilización de la amenaza planteada por el cristianismo. Esta había sido la política de los
gobernantes japoneses, el Shogun, que habían gobernado el país ininterrumpidamente
desde 1192.
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China cuando esta intentó resistirse a las demandas occidentales y había sido obligada
a firmar una serie de tratados humillantes, el Shogun en el poder en ese momento,
Tokugawa Yoshinobu, firmó el tratado de Kanawaga con los Estados Unidos en 1854.
Las consecuencias de este tratado para el Japón fueron inmensas. El poder político
retornó al emperador, que se hizo llamar “Meiji” o “el emperador ilustrado”. Su
Gobierno comenzó a modernizar Japón, desmantelando el sistema feudal y
estableciendo una forma limitada de democracia. Las mayores reformas tuvieron lugar
en todas las áreas: industria, educación, moda y, quizás lo más importante, en el Ejército.
A la vez, el Gobierno Meiji promovió la unidad nacional y el patriotismo; las reformas se
llevaron a cabo bajo el lema de “un país rico, un ejército fuerte”.
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¿De qué manera contribuyeron los acontecimientos internacionales al
crecimiento del militarismo y el nacionalismo japonés?
Cuando Japón y Rusia colisionaron por sus intereses en Korea y Manchuria, Japón
fue a la guerra, sorprendiendo a los rusos con un ataque en 1904. Los japoneses tuvieron
Segundo
éxito en todos los frentes, aunque en sus batallas terrestres tuvieron que afrontar una
acontecimiento gran pérdida de vidas; sin embargo, fue la guerra en el mar la que finalmente resultó ser
importante de decisiva en el desenlace de la guerra. La flota rusa recorrió la mitad del globo, desde su
los 4 que base del mar Báltico hasta Vladivostok, para enfrentarse a los japoneses. Cuando llegó
habrá
al estrecho de Tsushima, fue destruido por el Almirante Togo y la nueva y flamante flota
japonesa.
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¿En qué se benefició Japón de la Primera Guerra Mundial?
Con los aliados distraídos, Japón intentó incrementar su influencia en China con
las denominadas 21 demandas. Entre estas las más importantes requería a China a
reconocer la presencia japonesa en Shandong y a garantizar a Japón privilegios
extraordinarios comerciales en Manchuria. China se comprometió igualmente a no
prestar ningún otro territorio litoral a otras potencias, y a aceptar consejeros o asesores
políticos, financieros y militares provenientes del Japón. Estas demandas causaron una
fuerte reacción En Estados Unidos y Gran Bretaña, y también disgustaron aquellos
dentro del Gobierno japonés que pensaban que tales acciones sólo conducirían a un
daño de la reputación del Japón. Como resultado, las demandas fueron modificadas.
Otra oportunidad para Japón para expandirse llegó con la revolución bolchevique
en Rusia en 1917. Después de la retirada rusa de la guerra, y tras haber firmado el
tratado de Brest-Litovsk con los alemanes, los aliados enviaron una fuerza de invasión
para apoyar a los rusos blancos en la guerra civil rusa contra el Ejército rojo bolchevique.
Los blancos Los japoneses enviaron 70000 soldados para apoyar a los blancos, aunque originalmente
iban en
contra de los sólo habían acordado el envío de solo 7500 hombres. Los japoneses se quedaron incluso
bolcheviques tras el final de la guerra civil y después de que las fuerzas británicas, las americanas y las
francesas se hubieran marchado. Al final, sin embargo, fueron derrotados por los
bolcheviques y tuvieron que retirarse en 1922. Estos hechos alentaron la desconfianza
sobre el Japón en Estados Unidos y Gran Bretaña. En el país, hubo ataques al Gobierno
debido al coste de la intervención en Rusia, la pérdida de prestigio y la ausencia de
control sobre el ejército, el cual había actuado en gran medida de manera independiente
del Gobierno durante toda la expedición.
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Sin embargo, a Japón se le recordó que no era un miembro de pleno derecho del
club occidental por su fracaso en obtener cláusulas de igualdad racial en la carta de la
Liga de las naciones. Esto era debido a que los líderes británicos y americanos temían las
implicaciones que esto pudiera tener para la inmigración japonesa en ambos países.
¿En qué medida Japón fue un país pacífico en los años 20?
Este cambio hacia una mayor integración internacional en la política exterior fue
apoyado por ciertos cambios internos que parecían sugerir la idea de un Japón cada vez
más liberal y democrático. El término “democracia Taisho” hacía referencia a una serie
de reformas implantadas durante los últimos años del reinado del emperador Taisho.
Como parte del funcionamiento de la “democracia Taisho”, fue habitual que el cargo de
primer ministro le fuera otorgado al líder de uno de los dos principales partidos políticos
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que controlaban la Dieta en la década de los 20. Este hecho es muy importante porque
significaba que aquellos que ahora detentaban el poder político lo hacía debido a su
mayor experiencia más que al hecho de pertenecer a las antiguas élites. Mientras tanto,
el derecho al sufragio fue ampliándose, hasta el punto de que en 1925 todos los
hombres adultos pudieron votar. La sociedad se hizo más abierta y los medios de
comunicación de masas más influyentes.
El primer ministro del gobierno Hara duró entre 1918 y 1921 e introdujo
reformas sociales y económicas. El ejército fue contenido y el gobierno Hara introdujo a
Japón en la Liga de las Naciones, donde su pertinencia al Consejo de la Liga de las
Naciones demostró que había sido aceptado como una de las potencias mundiales más
destacadas.
A esto hay que sumar el temor al radicalismo de la extrema izquierda. El año que vio
la extensión del sufragio también se pudo ver al gobierno, en virtud de la Ley de
Preservación de la Paz, tomando medidas drásticas contra cualquiera que se opusiera al
sistema político de Japón. Tales medidas estaban dirigidas especialmente al Partido
Comunista, que había sido fundado en 1920. La aprobación de estas dos leyes, una
extendiendo el voto y la otra limitando el derecho de libertad de expresión, mostraba el
dilema al que se tenía que enfrentar el gobierno Meiji en cuanto a cuánta libertad
permitir.
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La oposición de los conservadores a las políticas de Shidehara se vio confirmada
cuando los Estados Unidos aprobaron una limitación anual de 150.000 inmigrantes
procedentes de otros países, excluyendo específicamente a los “asiáticos” de la cuota.
Esta medida fue extremadamente ofensiva para los japoneses y provocó una fuerte
protesta en la prensa japonesa que lo calificó como un “grave insulto” y una “deliberada
bofetada en la cara”. Este hecho fue utilizado por los militares y el resto de opositores a
las políticas de Shidehara, que vieron en la limitación a la inmigración una provocación
de Occidente.
El boom económico de los años de la guerra duró solo hasta la mitad de 1921,
cuando Europa comenzó a reabrir y a regresar a los mercados perdidos durante la
guerra. El desempleo y la agitación social de los obreros industriales creció y, en 1921,
una dura huelga paralizó los muelles del país. Hubo una profunda división entre las áreas
rurales y las urbanas, y los agricultores sufrieron por la caída del precio del arroz causada
por las buenas cosechas y la importación de arroz barato. Cuando los agricultores y los
trabajadores intentaron organizarse políticamente, fueron duramente reprimidos por la
policía. Esto incrementó de nuevo la insatisfacción con un sistema político que aplastaba
a la izquierda y que parecía estar íntimamente asociado con las grandes compañías
empresariales y los terratenientes. La crisis económica real, sin embargo, llegó con el
estallido de la Gran Depresión que siguió a crash de Wall Street en 1929.
En efecto, al final de la década de los 20, Después de una serie de crisis nacionales y
extranjeras, el Gobierno japonés se inclinaría por la represión en lugar de la democracia.
En el curso del siglo XIX, mientras las potencias europeas competían para
obtener más colonias, China había sido forzada por Occidente a abrir su comercio.
Aunque esto mismo había pasado en Japón, tras la llegada del almirante Perry, este
había conseguido sacar ventaja de esta situación tomando prestadas de Occidente las
ideas qué le permitirían convertirse en un país poderoso después de 1868.
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Sin embargo, China acabó convirtiéndose en un país semi-colonial. Tras la
derrota de China a manos de los británicos en las guerras del opio, las potencias
europeas obtuvieron extraordinarios privilegios legales, militares y económicos en
territorio chino, especialmente a lo largo de la costa en los puertos del tratado.
Oficialmente, el imperio chino era todavía una potencia independiente, pero en realidad
estaba a merced de otras potencias y sus tratados, que fueron respaldados por una
denominada “diplomacia de la cañonera”. A todo esto, además, los misioneros
cristianos inundaron el país.
Como ya hemos visto, Japón aspiraba a alcanzar una posición de igualdad con
Occidente, lo cual por supuesto también significaba adquirir colonias. La ambición Meiji
de ser un país de primera clase ayudó a alentar La expansión en el continente.
Naturalmente, esto ayudaría a obtener beneficios económicos: Las materias primas y
los mercados De Asia oriental. Los japoneses contemplaban a las potencias europeas
repartiéndose el botín de China y estaban preocupados porque eran conscientes de que
saldrían perdiendo si no exigían su parte del territorio chino. Estratégicamente, Japón
también estaba alarmada por la posibilidad de que otras potencias pudieran tener el
control político de Corea (que era vista como una daga clavada en el corazón de Japón)
y de China; se creía que la seguridad de Japón dependía de tener una influencia
dominante en dichas áreas. La guerra chino-japonesa se produjo para precisamente
obtener el control de Corea, y la debilidad de China, comparada con el recientemente
modernizado Japón, era evidente en el hecho de su rápida derrota. Una revolución en
China en 1911 derribó a la dinastía manchú. Sin embargo, el país siguió débil y dividido.
estaba dominado por señores de la guerra qué luchaban entre ellos y evitaron cualquier
tipo de unidad nacional.
Durante los años 20, la principal fuerza política en China fue el Kuomintang que,
después de 1925, estuvo liderado por el general Chiang Kai-shek. En cambio, el PCCh se
había creado en 1921. La rivalidad entre ambos movimientos fue la principal causa de
inestabilidad en las décadas de los veinte y los treinta, como podrás leer en el siguiente
apartado.
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