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A MI PADRE

Cuántas cosas contemplo, padre mío,


si repito tu nombre acá en mi mente;
surcada de experiencia veo tu frente,
plateado tu cabello en suave estío.

En mi oído resuenan tus consejos


tan profundos, tan sabios y tan graves,
que parecen salidos de las naves
del templo de Minerva en sus reflejos.

El trabajo como arma me enseñaste,


como escudo me diste la honradez;
como lema el respeto a la vejez;
como meta, Justicia, predicaste.

¡Oh! Que fácil ha sido para ti,


ser un padre que cumple su misión
¿cómo fue que aprendiste esa lección?
¿o es que Dios te ha dotado de su SI?

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