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GARCÍA MÁRQUEZ Por Andrés Pablo Medina

ARTÍCULO:
“UNA BIOGRAFÍA INCOMPLETA”

GARCÍA MÁRQUEZ
POR ANDRÉS PABLO MEDINA

BIOGRAFÍA GENERAL.-

Gabriel José de la Concordia García Márquez, conocido familiarmente como “Gabo”


(también ‘Gabito’) nació en el municipio de Aracataca (Magdalena) en la región Caribe de
Colombia el domingo 6 de marzo de 1928. Sus padres, Gabriel Eligio García, telegrafista y
posteriormente farmacéutico, hijo de inmigrantes y considerado conservador, cortejó a Luisa
Santiaga Márquez Iguarán, la que sería su madre, y cuya familia, que con tradición liberal,
no aprobaba en un principio dicha unión, aducía la fama de mujeriego de su pretendiente.
Sin embargo, la persistencia de éste, a pesar de que la familia de Luisa Santiaga llegara
incluso a enviarla fuera de la ciudad para evitar los encuentros y reencuentros de la pareja,
pues Gabriel Eligio cantaba serenatas con su violín y le escribía cartas y poemas de amor,
produjo la decantación final de los enamorados, y la familia de Luisa Santiaga capituló y
contrajeron matrimonio.
En enero de 1929 sus padres se mudaron a Barranquilla. De una familia numerosa de
doce hermanos, él fue criado por sus abuelos maternos en su municipio natal, Aracataca. Sus
abuelos, el coronel Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán le cuidaron hasta la edad de ocho
años, en 1936, fecha en la que su abuelo murió. Entonces, abandonó Aracataca, y se trasladó
a Sincelejo (Sucre) con sus padres. La figura de sus abuelos fue decisoria para García
Márquez. Su abuelo fue un afamado coronel liberal, y de él obtuvo una influencia social e
ideológica temprana que determinó su obra, y su vida. Su abuela le inspiró el trato de lo
extraordinario como algo natural. Su casa estaba llena de símbolos sobrenaturales con los
que se convivía como si fueran tan reales y naturales como lo más cercano y cotidiano. En
todo caso, la influencia de sus abuelos en sus primeros años de vida, fue de grado notable
para el escritor. Meses después de la muerte de ‘Papalelo’, su abuelo, de Sincelejo se
trasladó solo en régimen de internado a Barranquilla a estudiar. Desde 1940 cursó estudios
de secundaria en el colegio jesuita de San José. Allí publicó sus primeros poemas en la
revista escolar ‘Juventud’. En su infancia, aprendió a escribir con la joven y bella profesora
Rosa Elena Fergusson, de la cual se enamoró. A los cinco años de edad fue la primera mujer
que le perturbó. Le inculcó el gusto por ir a la escuela, además de la puntualidad y de
escribir en una cuartilla sin borrar. Fue en un baile de estudiantes durante una visita a sus
padres en Sincelejo mientras estudiaba con los jesuitas cuando conoció a Mercedes Barcha,

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la que supo nada más ver sería su esposa. En 1943 se le concedió una beca para asistir al
Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, estancia que Gabriel García Márquez recuerda con
cierta desazón, (1944 - 1946) entre las somnolientas lecturas de Salgari y Verne. No
obstante, su profesor de literatura, Carlos Julio Calderón Hermida, le animaba ya con
insistencia a dedicarse a escribir. Tras su graduación en 1947 marchó a Bogotá con la
intención de estudiar derecho. Inició los estudios de derecho, pero su voluntad era ser
escritor. Entonces, publicó su primer cuento ‘la tercera resignación’ que apareció el 13 de
septiembre de 1947 en el diario ‘El Espectador’. A las pocas semanas apareció un segundo
cuento: ’Eva está dentro de un gato’. Aunque su pasión era la literatura, continuó durante
algunos años, hasta 1950, cursando estudios de derecho, especialmente para satisfacer a su
padre. Algunos incidentes que se desataron a raíz del “Bogotazo” (1948 - asesinato de Jorge
Eliécer Gaitán) como el cierre de su universidad y la quema de su colegio-hospedería, le
obligaron a trasladarse a Cartagena para continuar con los estudios, circunstancia que con la
ayuda de Manuel Zapata Olivella y fomentado por los cambios sociales que habían surgido,
propició su dedicación final al periodismo. En 1948 y 1949 escribió para el diario ‘El
Universal’ de Cartagena. En 1950, a consecuencia de una neumonía se estableció en
Sincelejo (Sucre) con sus padres, y abandonó definitivamente los estudios de derecho
después de haber completado los cinco años. A principios de los años 40 se gestó en
Barranquilla un movimiento llamado el Grupo de Barranquilla, al que García Márquez se
vinculó. Su relación con los miembros del Grupo fue intensa. Escribía para el periódico del
grupo, ‘Crónica’. Una vez abandonados los estudios universitarios escribió hasta 1952 una
columna titulada ’La jirafa’ en el periódico local ‘El Heraldo’ de Barranquilla firmada con el
seudónimo de ‘Septimus’. En 1954 regresa a Bogotá para trabajar en el diario ‘El
Espectador’ como reportero y crítico de cine. Se convierte en el primer columnista
colombiano de cine, y en un excelente cronista y reportero. La publicación de ‘El relato de
un náufrago’ en 1955 que desató las iras del gobierno, conllevó el envío como corresponsal a
Europa. En 1958, después de un largo periplo por toda Europa, inclusive Europa del Este,
regresa a América acuciado por la llamada de sus raíces. La estancia en Europa, la vieja
Europa, ha propiciado un nuevo entendimiento de la realidad del continente americano.
Durante su estancia en Europa su actividad literaria ha sido muy profusa, y ha trabajado con
verdadero ahínco. Su nuevo destino, Venezuela; a trabajar como redactor de la revista
‘Momentos’. Es ahora que aunque su actividad periodística es muy intensa, no abandona el
quehacer literario, relegado tan sólo a los domingos. Es en 1958, durante un viaje a
Barranquilla, que contrae matrimonio con la que será su esposa, Mercedes Barcha, con la
que pronto tiene dos hijos: Rodrigo, que nació en Bogotá en 1959, y actualmente de
profesión director de cine y televisión, y Gonzalo, que nacería en México tres años más
tarde, y que profesa como diseñador gráfico. Con el triunfo de la revolución cubana vivió en
La Habana por un período de seis meses (1960) y trabajó para la agencia ‘Prensa Latina’ del
nuevo gobierno cubano. Meses antes, creó la sede de esta agencia en Bogotá, y durante su
estancia en La Habana entabló una gran amistad con Ernesto Guevara, el Che. En 1961 se
instala en Nueva York como corresponsal de ‘Prensa Latina‘. Al recibir amenazas y críticas
de la CIA y de los exiliados cubanos se trasladó a Ciudad de México. Allí se desvincula de la
agencia por desavenencias con la dirección. Y es aquí en México que García Márquez se
introduce en la industria del cine como guionista. Abrirse camino en la industria del cine no
es fácil. Transitoriamente trabaja en una revista de señoras ‘La Familia’, y otra de sucesos
sensacionalistas ‘Sucesos’, llegando a ser director de las mismas. Trabajará en la publicidad,
hasta que en 1963 consigue estrenarse como guionista. Su primer guión fue ‘El gallo de oro’
en colaboración con Carlos Fuentes a partir de un relato de Juan Rulfo. Dos años después,

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García Márquez y Carlos Fuentes volverán a trabajar juntos. También con una adaptación de
Juan Rulfo ‘Pedro Páramo’. Manifiestamente, ambos admiran la obra de este autor mexicano
escueto y eficaz, uno de los precursores del realismo mágico que pronto el propio García
Márquez abanderará con su obra insigne ’Cien años de soledad’. Otros trabajos como
guionista son ‘Tiempo de morir’ de Arturo Ripstein, “H.O.”, también con Arturo Ripstein,
‘Patsy, mi amor’ y una adaptación de un relato suyo ‘En este pueblo no hay ladrones’. Su
experiencia en el cine, al que consideraba hasta entonces el medio de expresión perfecto, no
fue lo suficientemente satisfactoria como para abandonar la literatura, es más, éste le valió
para reconocer las posibilidades ilimitadas de la novela.
En 1965 durante un viaje a Acapulco desde Ciudad de México, dio la vuelta al
automóvil y regresó a casa sin más dilaciones. Vendió asimismo su automóvil para que su
familia tuviera con que sustentarse, y de este modo poder concentrarse en su tarea de
escritor. Llevaba cuatro años sin escribir ni una sola línea de creación literaria. No obstante,
había encontrado el flujo narrativo que andaba buscando desde hacía diecisiete años para su
novela ejemplar. La escritura de la novela se extendió más tiempo del esperado; más de
dieciocho meses trabajando todos los días incluso más de ocho y nueve horas diarias. Su
esposa hubo de pedir crédito a los tenderos, así como nueve meses de renta de alquiler al
propietario de la vivienda. Envía el manuscrito a Buenos Aires, concretamente a la editorial
Sudamericana de Francisco Porrua, y para su envío debe empeñar los tres últimos objetos
que le quedan: una batidora, un secador de pelo y una estufa. Finalmente, la novela se
publicó en junio de 1967. El éxito es fulminante. En tres años se venden más de medio
millón de ejemplares. ‘Cien años de soledad’, en palabras del poeta Pablo Neruda, llega a ser
“la mejor novela que se ha escrito en castellano después del quijote”.
Es ahora que puede dedicarse íntegramente a la literatura. De 1968 a 1974 regresa a
Europa y se instala en Barcelona para alejarse de la persecución de la fama. Consciente de su
responsabilidad como intelectual liberal de izquierdas, a partir de 1974, alterna su residencia
entre México, Cartagena de Indias, La Habana, y en Europa, París. Viaja y estrecha lazos
con mandatarios de tendencias progresistas, tales como Fidel Castro, Torrijos, Carlos Andrés
Pérez, los sandinistas, e incluso últimamente, Hugo Chávez. En 1971, teniendo su residencia
en Barcelona, la Universidad de Columbia le otorgó el título doctor honoris causa, y al año
siguiente recibe el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos.
Son años prolíficos, de dedicación literaria e intensa actividad política, hasta que en
1982 le conceden el Premio Novel de Literatura. El escritor Juan Rulfo, opinó: “Por primera
vez después de muchos años se ha dado un premio de literatura justo”. Según se supo
después disputó el galardón con Graham Greene y Gunther Grass. La ceremonia se celebró
en Estocolmo, los días 8, 9, y 10 de diciembre. A la entrega del premio fue vestido con un
clásico e impecable liquiliqui de lino blanco, por ser el traje que usó su abuelo y que usaban
los coroneles de las guerras civiles, y que seguía siendo considerado de etiqueta en el Caribe
continental. El discurso, que leyó el miércoles 8 de diciembre ante la Academia Sueca en
pleno y ante cuatrocientos invitados, traducido simultáneamente a ocho idiomas, al que
intituló ‘La soledad de América Latina’, fue una denuncia contra el cliché que existe en
Europa referente a Latinoamérica, y la desatención que sufre el continente por parte de las
superpotencias.
Desde 1985, comparte con el cineasta argentino Fernando Birri, la dirección de la
‘Escuela Internacional de Cine de La Habana‘. A los mejores alumnos, García Márquez, los
beca en México para trabajar en otro taller de guiones con carácter profesional. Aquí realizan
guiones para la televisión y, con parte de los beneficios, consiguen financiar la Escuela.
Su actividad como periodista es incansable, y la alterna con la creación literaria.

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En el año 1994, junto a Tomás Eloy Martínez, funda el taller de periodismo la


‘Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano’. Se trata de una escuela internacional
para estudiantes de periodismo en la que profundizar sobre temas que en las escuelas y las
redacciones de los periódicos se suelen omitir, sobre una profesión que considera “el mejor
oficio del mundo”.
En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático. Tras la quimioterapia realizada en
Los Ángeles, la enfermedad entra en remisión. En el año 2000 se anuncia su muerte en el
diario peruano ‘La República’. Sin embargo, se trata de una serpiente de verano. Su supuesta
despedida, el poema ‘La marioneta’ fue publicado en varios periódicos, y García Márquez,
debió negar su autoría.
Actualmente trabaja en sus memorias, de las que ‘Vivir para contarla’ (2002) será la
primera entrega de la trilogía, y en tres novelas, una de las cuales, ‘Memoria de mis putas
tristes’ vio luz en 2004.
Se espera en este año 2009 la edición de la segunda de sus novelas pendientes.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA.-

La obra de García Márquez es extensa. Su primer cuento ‘La tercera resignación’,


apareció en el diario ‘El Espectador’ el 13 de septiembre de 1947. A las pocas semanas, en
este mismo diario, se publicó ‘Eva está dentro de un gato’. Fue en 1950 que publicó ‘Ojos de
perro azul’, sólo el cuento. Y en 1955 publicó su primera novela, ‘La Hojarasca’. Aquí nace
Macondo. Su nombre proviene del bantú, makonde, plural de likonde, y que significa ‘frutos
del diablo’. La primera asistencia a Macondo la debemos a un entierro. En ‘La Hojarasca’ ha
fallecido un extraño personaje, se ha suicidado un médico al que todos odian y no quieren
dar sepultura, pero un viejo coronel retirado, por cumplir una promesa, se ha empeñado en
enterrar a pesar de la negativa de todo el pueblo. A través de los monólogos del coronel, la
hija y su nieto, se reconstruye fragmentariamente la historia de un hombre solitario
enfrentado a la sociedad. El relato es una clara alusión al mito griego de Polinices, de hecho,
el libro lleva como lema una cita de Antígona de Sófocles. Es desde esta tradición clásica
desde la que García Márquez abre el abanico de la sublime y vivaz riqueza que aporta el
continente latinoamericano a la cultura universal.
Son de este mismo año, ‘Relato de un naufrago’, informe periodístico, ‘El caníbal’,
un nuevo relato, y ‘Un día después del sábado’, relato en el que el realismo mágico parece
determinarse. No es hasta 1961 que publica ‘el coronel no tiene quien le escriba‘, su segunda
novela, rechazada en un principio por varios editores, la cual supone un paso decisivo en su
estilo literario; logra una mayor expresividad y rigor técnico, conformándose una maestría
originaria en el uso ordinario del lenguaje. La obra trata el sentimiento de la esperanza como
fundamento básico para la supervivencia. Con ‘La mala hora’ (1962), su tercera novela, obra
en la que se reflexiona sobre la paz y la provocación, la incitación a la violencia y la
intolerancia, el miedo colectivo como sentimiento instigador, García Márquez ha aprendido
el oficio, y sabe construir un texto literario autóctono sin caer en localismos. Ha pasado ya
por varias redacciones periodísticas, y desde que se ingresó en el Grupo de Barranquilla ha
consolidado su espíritu creador. Es un escritor comprometido con la realidad de su pueblo y
de América Latina, y a su vez, es un creador literato efectivo y comprometido con las
corrientes de estilo y de su época.
En este mismo año (1962) publica ‘Los funerales de la Mamá Grande’, novela corta
que da título al libro que recopila otros siete relatos más. Aquí, los elementos mágicos,

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aparecen con toda su “delirançia”, sin menoscabo de la fluidez natural del lenguaje literario,
ese lenguaje afectado por la narración y sus expresiones. García Márquez, no es un autor
histórico, sino social. En sus novelas no se narra una historia, ni se pretende exponer la
misma, sino que se retratan unos personajes en sus circunstancias sociales y políticas, y para
ello, crea Macondo, una ciudad mental, que contiene la realidad a la que apunta el autor. En
‘Los funerales de la Mamá Grande’ se muestra, por vez primera, a este auténtico Macondo,
esta ciudad mental que representa la proyección de los pueblos de América Latina. Ha
logrado al fin el principio arquetípico del realismo mágico.
En 1963 comienza a trabajar como guionista de cine, y tras algunos años de silencio
literario, comienza a escribir tras la gestación de diecisiete años en preparación, la que será
la novela ejemplar del realismo mágico, ’Cien años de soledad’ (1967). Su estructuración
como un best-seller, que narra la historia de una saga, con toda su ironía intraliteraria, su
exégesis sobre el Génesis y el Apocalipsis, con el tratamiento desmitificador del propio mito,
su cotidianeidad y su ambientación mágico-simbólica, y su lenguaje preciso y fluido que
roza la oralidad, entre la filigrana romántica y la concisión clasicista, sitúa a esta novela
como la prueba fehaciente de la reconciliación de los opuestos milenarios que se han dado
lugar en la cultura occidental desde la antigua Grecia. El espíritu mágico-simbólico frente al
lógico-formal encuentra aquí el registro necesario para su disolución y su dilucidación.
En 1968 escribe ‘Un señor muy viejo con unas alas enormes’ que bajo el título ‘Al
tercer día de lluvia’ fue llevado al ballet con coreografía de Humberto González Toledo por
el Ballet Nacional de Cuba en el año 1984. La historia relata la peripecia de un pobre ángel
que por causa de una tormenta cae en el patio de una casa. Los propietarios de la casa abusan
de esta naturaleza, y lo instalan en un gallinero, donde llegan incluso a cobrar a sus vecinos
por ver al ángel. La aparición de una mujer con cuerpo de araña hace que todos tomen
desinterés por el ángel, al cual comienzan a brotarle plumas nuevas, y consigue abandonar la
estancia. Es una metáfora sobre el concepto de extranjería en las sociedades capitalistas de
consumo. También es de este mismo año el ‘Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo’,
tiempo climático y cronométrico se conjugan como dimensiones interactivas, y no paralelas,
conceptuando un ambiente apocalíptico en el que la realidad se deforma para expresar no tan
sólo lo natural sino lo sobrenatural.
‘La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada’ (1972)
es una novela corta que relata el sentimiento del amor adolescente. En 1973 publica ‘Cuando
era feliz e indocumentado’ y ‘Ojos de perro azul’, el recopilatorio. Es de 1974 ‘El golpe y los
gringos’ y de 1975 ‘El otoño del patriarca’, de todas sus novelas la que García Márquez ha
declarado haber invertido mayor esfuerzo y dedicación. Es en ‘El otoño del patriarca’ donde
se manifiesta su involucración sociopolítica como escritor, con un discurso de tratamiento
literario cuyo estilo ha configurado en sus escritos y novelas anteriores, aportando un
concepto de retórica y experimentando con el lenguaje formal desde la construcción mágico-
simbólica o poética del texto.
Tras la recopilación de ‘Todos los cuentos (1947-1972)’ publicada en 1976, aparece
un informe sobre su viaje por Europa, concretamente sobre los países socialistas, ‘De viaje
por los países socialistas’ (1978). En este informe declara su posición política frente al
marxismo y las democracias populares, junto a su desacuerdo con el comunismo ruso, al que
no considera una dictadura del proletariado sino una oligarquía. No es hasta 1981 año en el
que se edita ‘Crónica de una muerte anunciada’, novela basada en un hecho real acontecido
en Aracataca durante su niñez. La redacción de un hecho real es una experiencia definitoria
en su literatura que no sólo no exime a García Márquez del tratamiento técnico mágico-
simbólico, sino que le impele a superar sus propios límites expresivos. La deconstrucción de

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las dimensiones de espacio y tiempo y la dialéctica iconográfica entre mito y realidad, es


decir, la alteridad y fusión entre el lenguaje lógico-formal y mágico-simbólico, logran una
novela que si ‘Cien años de soledad’ es estructuralmente la expresión sublime del realismo
mágico, esta obra, ‘Crónica de una muerte anunciada’, es la depuración en la técnica del
oficio como escritor del maestro del realismo mágico. En ella se observan los elementos
característicos del estilo con rigor, eficacia, precisión y supremacía. En este mismo año edita
también ‘Textos costeños’.
Su trayectoria firme y consuetudinaria, le vale el Premio Novel de Literatura en 1982
por “sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un
tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”.
García Márquez dijo a un corresponsal tras obtener el premio: “Yo tengo la impresión de que
al darme el premio han tenido en cuenta la literatura del subcontinente y me han otorgado
como una forma de adjudicación de la totalidad de esta literatura”. El realismo mágico,
aunque tiene ciertamente su ceca en Latinoamérica, puede considerarse un movimiento
cultural de índole universal. Su aporte es vital, por ejemplo, al problema de la globalización.
Su capacidad de síntesis y su sincretismo lo sitúan como el movimiento esencial a través del
cual las culturas encuentran el equilibrio entre desarrollo e idiosincrasia sin menoscabos.
Este movimiento no es únicamente literario, aunque la nominación ‘realismo mágico’ haga
exclusive referencia a la literatura y el arte. García Márquez, con su declaración, reconoce su
designación simbólica como exponente de un movimiento o corriente social que trasciende a
lo establecido, en tanto que promulga cambios en la cultura que afectan a las instituciones
mismas. Son de este año las obras ‘Viva Sandino’, ‘El olor de la guayaba’ y ‘El secuestro’.
En el 83 escribe ‘El asalto: el operativo con el que el FSLN se lanzó al mundo’ y
‘Eréndira’.
Es en 1985 cuando edita ‘El amor en los tiempos del cólera’, una obra que ha sido
llevada al cine, a pesar de haber sido desconsiderada en Hollywood. Su guionista es Ronald
Harwood. Es esta obra una novela folletinesca, una entrega romántica, una tragedia con final
feliz, un melodrama de consumo, la antítesis de la literatura de García Márquez. Es por esto
que la obra se escribe inclusive con un tiempo lineal y en un espacio local, a través del cual,
García Márquez, fantasea de tal modo, con tal maestría, que convierte a estos elementos en
una prosa desbordante, que roza la alucinación y el delirio, la exaltación de la belleza, que se
consigue conjugando los recursos antagónicos a su estilo con precisión descriptiva, y, que,
precipita al final feliz con tal verismo, que justifica fuera de toda estructura novelesca como
un artesano magistral.
En 1986 vuelve al periodismo, profesión que le apasiona, con el documento, ‘Las
aventuras de Miguel Littín clandestino en Chile’.
Es en 1989 que edita la polémica novela histórica ‘El general en su laberinto’, sobre
la vida de Simón Bolívar. A pesar de ser una novela histórica no faltan los elementos
imaginarios característicos de la literatura de García Márquez. Es quizá la obra más
controvertida de su bibliografía, pero no por ello nuestro autor ha dejado de lograr con
perspicacia construir en un género tan actual como la novela histórica con inventiva y
acierto. Probablemente, la obra relate los hechos desde la construcción de un personaje con
sus conflictos internos naturales y humanos.
En 1992 edita ‘Doce cuentos peregrinos’ que viene escribiendo desde largo tiempo
atrás. Y en 1994, siguiendo en la línea de investigación abierta en ‘El general en su laberinto’
sobre la naturaleza del personaje, prueba suertes en el teatro con la obra ‘Diatriba de amor
contra un hombre sentado’, monólogo sobre la inevitable infelicidad matrimonial. Muchas
de sus novelas, e incluso relatos, se han adaptado para la escena. Pasa directamente del

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teatro, templo de la cultura, como acto colectivo y ceremonioso, a plantearse la religión y sus
contradicciones como institución social, tema central en ‘Del amor y otros demonios’, que
surge a partir de un descubrimiento arqueológico relacionado con un antiguo mito local.
Periodismo y literatura, interaccionan en esta novela.
García Márquez, como periodista colombiano, implicado en los turbulentos designios
de su región, se arriesga con el tratamiento del tema del narcotráfico, y escribe en 1996
‘Noticia de un secuestro’. La totalidad de su obra periodística también está editada, así como
su biografía, que escribe en la actualidad, bajo el título de ‘Vivir para contarla’.
Su última novela, ‘Memoria de mis putas tristes’ (2004) es una historia de amor y
soledad. Un antecedente a esta novela en modo relato lo podemos observar en ‘El avión de la
bella durmiente’ de la recopilación ‘Doce cuentos peregrinos’.

EL REALISMO MÁGICO Y EL BOOM DE LA NOVELA.-

El realismo mágico es la culminación posmodernista de un conflicto milenario que se


origina con la humanidad. La nueva era surge retomando sustratos más o menos caducos u
obsoletos que se reproducen en la actualidad renovados como tradiciones históricas. La
contemporaneidad se sustrae componiéndose con extralimitaciones desconcertadas. Surgen
estilos desbordados, escuelas de diseño, movimientos estereotipados. Sin embargo, en este
panorama caótico donde emergen todas las posibles corrientes surge el realismo mágico en
el arte como expresión concluyente de la dialéctica de opuestos. Ha sido tradición occidental
oponer el bien al mal o el signo al significado. En occidente no se ha concebido ni la cultura
ni el saber sin la antítesis de la tesis como expresión dialogética para su consecuente análisis.
El realismo mágico como síntesis es una conclusión sincrética que afecta al modus operandi.
El lenguaje mágico-simbólico y lógico-formal (clasicismo/romanticismo) se complementan
en nuestros orígenes prehistóricos interactuando entre sí como una unidad constitutiva por el
equilibrio de las partes, y no por su oposición. Este ha sido el secreto a través del cual el
realismo mágico ha logrado su quintaesencia entre realidad y mito. Retrotraer de los
orígenes este equilibrio y extrapolarlo a la actualidad ha sido la labor del realismo mágico.
El pensamiento lógico-formal es un pensamiento reflexivo, y como tal evolucionó hasta
surgir el logoi. Comienza pues la cultura de oposiciones, la cultura occidental, la
Civilización. En occidente, el pensamiento racional, ha polarizado el espíritu en dos
corrientes opuestas: apolínea y dionisíaca. Pues bien, el realismo mágico es la expresión
sincrética de éstas. En el realismo mágico, la embriaguez Apocalíptica de los sentidos se
suma a la severidad de los hechos y las consecuencias que sobre los humanos personajes se
suceden.
El realismo mágico surge en la antesala de la nueva era, culminando, al menos,
nuestra tradición clásica (Grecia Siglo IV a.C.), pero que se podría inscribir perfectamente
en la historia milenaria de la humanidad.
En oriente la cultura con una tradición de 4.000 años de historia no distingue entre
mito y razón desde los orígenes de la civilización hace 25.000 años. Son éstos elementos
principales constitutivos de una dialéctica de los contrarios. Mito y razón son los oponentes
fundamentales de la cultura en occidente. Sin embargo, en oriente, se unen más allá de la
parábola metonímica o el simbolismo metafórico para construir una iconografía mitográfica
que interactúa y se renueva según la necesidad humana en la cultura o en su desarrollo. Al
igual que en el realismo mágico, mito y razón (mito y realidad) se reúnen para constituir,
mediante la literatura, una unidad común. Rabindranāth Tagore, poeta oriental de la nueva

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mística, asienta la poética que unifica romanticismo con clasicismo, opuestos de la cultura
modernista, reflejo de la oposición milenaria mágico-simbólica y lógico-formal. Es aquí
donde se configura la referencia histórica consecutiva del realismo mágico, desde la cual se
proyecta su alquimia entre lo apolíneo y lo dionisiaco.
El boom de la novela ha logrado vehicular un aspecto de la cultura universal, que por
sus características se ha cultivado en Latinoamérica con especial énfasis, pero que se hacía
necesario en todas las culturas. De hecho, esa es la razón por la que es recibido y adoptado.
No es este boom una casualidad que surge y fomenta el movimiento, sino que obedece a la
misma selección de la realidad Latinoamericana como electa en la estructura sociocultural
para proyectar el realismo mágico latente en la cultura universal.
El boom, aunque pudiera considerarse de algún modo como un fenómeno editorial,
sería quizá más acertado considerarlo como un fenómeno estructural, puesto que industria y
movimiento cultural se asocian diligentemente sin asperezas. Es encomiable que editores y
escritores aborden el mercado y la creación con puntos de vista propios.

MACONDO Y LAS CIUDADES IMAGINARIAS.-

La creación literaria es un acto de enajenación consciente. La inmanencia del delirio


y la alucinación la asemeja a ser un remanente optativo de la esquizofrenia. Crear es un acto
divino que el hombre emula en el arte. Este es una triste consecuencia de la suplantación
divina. La enfermedad y el mal se integran en la naturaleza para humanizar al ser humano y
determinarlo constitutivamente. Inventar es demoníaco, y, a su vez, podría ser una revelación
divina. El artista -como el enfermo poseso- se crea y se recrea a sí mismo en cada obra, en
cada expresión, en cada reflexión de la Creación. Es el actor el primer artista, quizá el único,
el necesario para el arte; no hay arte sin actor, porque no hay nada si no hay acto. Se recrea
el hombre con el arte, reconstruyéndose, imaginándose. Entonces el hombre hace al hombre,
y hace todas las cosas del hombre; hace la ciudad del hombre, con su hombre y su Dios, con
sus enfermedades y sus males, con sus artistas y sus posesos.
Las ciudades imaginarias, lejos de ser las lejanas islas donde se refugian los posesos
y enfermos de la realidad, son las únicas referencias que los creadores, en este escenario de
dobles, a lo más iconos representativos, poseen; donde la realidad se ausenta para reflejar la
verdad que aún trasluce en lo que permanece. Posesos, enfermos y artistas se conjuran en la
busca de Ítaca o Macondo entre la elocuencia y la verosimilitud. Es en el mágico instante de
la creación, con toda su maldad, en su revelación sobrenatural, posesa y enfermiza, en el que
reconstruimos las cenizas de la secreta Babel.

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