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BOOM, BOOM

El día uno, cual Charlot, terminé sin quererlo casi liderando una protesta por los derechos de los
hombres (masculinos). Entre otras cosas, me ocurrió algo más o menos así...
De repente veo a un viejo sabio, vestido en tonos rituales anaranjados que viene y me saluda
amistosamente, en medio de la protesta. Su cara irradiaba simpatía, con el pelo y barbas abundantes y
canos, y una sonrisa que solo se dibujaba por la cuerda natural entre ambas comisuras.
- “Where are you from?”, me pregunta.
- “From Chile”.
- ”Oooooooooooh, South America!”.
Asentí.
- “Good!”.
Le pregunté por el motivo de la protesta. Mientras me explicaba, retrucaba con su preguntas
para inquirirme. Cuando le dije que quería ir a Parvati exclamo: “¡Aaaaaaaah… boom boom boom!”.
Entornando los ojos y multiplicando su simpática cara a niveles indescriptibles, pues desde el primer
vistazo parecía imposible mayor exaltación facial. Los  cachetes rojos que montaban la barba como que
se inflaron aun más; los ojos se le achinaron, y parece que los globos oculares se sobresaltaron de tal
forma que el iris y las pupilas crecieron; la cuerda se encorvó hacia arriba; los anteojos le colgaban
ahora, de la nariz, y en combinación con los ojos trazaban un destello que revelaba su alma en toda su
espléndida desnudez. Ya se me agotan las palabras para describir la dicha del santón cuando le dije:
- “I am boom boom now”.
- “Do you have?”, preguntó de un latigazo.
- “Yes”.

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