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Amigos,
Coincido con los compañeros en el diagnóstico-visibilización sobre el empobrecimiento
(metabolizado, aprehendido y sostenido por los zombies, e intencionado y promovido por los
perversos) de la discusión sobre la realidad del sistema científico en la Argentina, que no escapa al
empobrecimiento generalizado con que se abordan otros temas: el lugar común de buscar
responsables-culpables individuales, la reducción cuantitativa, que como paradoja, forma parte
del paradigma científico actual.
Les cuento que a finales de 2016 se presentó en Rosario un libro provocador: Un futuro sin
porvenir: por qué no hay que salvar la investigación científica, del Grupo Oblomoff (adjunto el
prefacio para indagar en la visión propuesta, fundamentalmente en el prólogo a la edición
argentina). Sin dudas, una consigna tan políticamente incorrecta como necesaria de ser puesta en
consideración. Con espíritu crítico, las siguientes líneas intentan ofrecer mi mirada sobre lo que
leo en el texto "Política científica y un monstruo coreano" como un todo conceptual y llamar a
reflexionar sobre algunos de los aspectos que allí convergen.
Pienso que el documento evita una crítica radical. Parece promover un cambio en el sistema
científico para recuperar una institución que responda a las necesidades de las comunidades.
Venimos sintonizando desde hace tiempo con los escritos y acciones en la denominada revolución
integral (Félix Rodrigo Mora, Carlos Taibo, Ivan Illich, Gustavo Esteva y otros), sobre la necesidad
de repensar y construir comunidades convivenciales, libertarias, autogestivas, autónomas. ¿Es
realmente nuestro horizonte mejorar las instituciones? Creo que esta idea reparadora refuerza el
sistema actual, lo reeduca, lo ayuda modificarse para subsistir.
En esta época particular, en que la derecha es blanco fácil (pegarle no tiene costo político y atrae
el aplauso idiota), la pseudo-revolución antiderecha es la tentación de la militancia vacía. Se trata
por lo tanto de develar las atrocidades de un pensamiento progresista de origen, que hoy engloba
a derechas e izquierdas (individualista casi siempre y corporativo cuando conviene) y que es el que
mejor caracteriza al sistema científico. Y probablemente intensificado, porque tratamos con
fuertes egos que pasaron de ser mandados a lavar platos por el impresentable de Cavallo, al trono
divino en que los situó el progresismo (los ataques por derecha al sistema científico sólo atraen a
un puñado de adeptos)... ¿y ahora, cómo los bajás del pedestal, desde donde se presentan ante el
pueblo (y el pueblo, devenido en consumidor, compra extasiado) como salvadores de la
humanidad, en muchos casos convencidos de tal empresa y en otras para miserablemente
sostener su lugarcito en el sistema?
Convivimos con una ciencia que "ocurre" en los laboratorios, bajo una mirada analítica que
particiona la realidad para comprenderla y dominarla, y que luego propone el abordaje
multidisciplinario (una vez que la partió en pedacitos, pretende reconstruirla haciendo dialogar a
los pedazos). Convivimos con una ciencia hecha por profesionales, que se empeñan en defender
las instituciones que les dan cobijo.
Veo la necesidad de ser duros con lo que entendemos fundamental. Y ser duros no significa ser
agresivos, sino provocar, llamar a la reflexión profunda, al pronunciamiento, sin dejar de marcar
las verdaderas responsabilidades, que en el sistema científico se reparte en diferente medida
entre directivos, investigadores, personal técnico, administrativos y becarios, pero que descansa
en un pensar social compartido.
La misma masa de trabajadores de ciencia que se "rebela" es la que festeja como triunfo el arreglo
conseguido en Diciembre de 2016: ¿se reclama la incorporación de aquellos recomendados que
pasaron las instancias de evaluación, cuando hasta hace 15 minutos se cuestionaban los métodos
de evaluación por considerarlos colonizantes?
Pienso también que el texto deja entrever una aceptación sin discusión de un presupuesto que
sostenga una estructura de investigación científica... ¿por qué? ¿Por qué es un monstruo el
recorte presupuestario? ¿Ataca a la ciencia o al empleo en el sistema científico? Porque si el tema
es defender puestos de trabajo, creo entonces que el texto y la discusión deberán ser otros.
Me hace ruido también esto de "pensar la relación entre ciencia y sociedad", como si fueran cosas
diferentes. Tal vez en este mundo lo sean. ¿Podemos pensar en una ciencia indisoluble de la
comunidad, en una ciencia desde la comunidad?
En un sistema que mayoritariamente "produce" tecnociencia directa (artefactos) y pensamiento
tecnocientífico (metodología y conducta), y por ende que sus líneas de investigación estén
orientadas en ese paradigma y sustentadas en presupuestos específicos, sólo quedarían algunas
pocas de las líneas de investigación actuales (tal vez en formato autogestivo) sise volviera
genuinamente a la pregunta por la necesidad de las comunidades desde el seno de las mismas. Si
habrá algún día una ciencia nueva, ésta deberá construirse comunitariamente, al margen de toda
institucionalización moderna, recuperando su liga original con el misterio, el asombro y la
espiritualidad. Así será un modo diferente de reconocernos mundo y surgirá como un saber más,
que convivirá con los demás sin privilegios ni concesiones. Y sin su carácter moderno de expansión
y lógica de control. Pero... ¿tenemos el coraje de pensar una ciencia fuera del marco institucional?
Lamentablemente no nos hemos dado como grupo un espacio para "socializar" (al decir de Adolfo
Boy) la experiencia que vivimos en México.
Allí, la insurgencia crea una nueva universidad que por una parte (San Cristóbal de las Casas) es
una escuela de artes y oficios (los que la misma comunidad define como necesarios para transitar
su convivencialidad) y por otra (Oaxaca), un espacio de aprendizaje autónomo, donde no hay
títulos ni currículas específicas y donde el investigar-conversar está integrado a la formación. La
Universidad de la Tierra es en gran medida el aporte de aquellos científicos disidentes que,
formados en la "universidad pública", imaginaron un mundo radicalmente diferente, trabajando
junto a otros para darle forma y materialidad a la idea primigenia.
Pensé también (antes de la última versión) sobre la cuestión de ¿a quién va dirigido este texto? En
la aclaración de Andrea sobre el carácter del mismo va un poco este tema. Puedo entender
(aunque no comparta), que si el texto está dirigido a trabajadores del sistema científico, tenga un
tono prudente, que evita poner de manifiesto las miserias y complicidades de todos los actores,
así como la inmersión del sistema científico en una lógica tecno-capitalista. Parece un texto para
acercar, cuidándose de una crítica fuerte. Si hablamos al común, al pueblo, creo que falta peso en
la crítica y la chance de generar algunos interrogantes. Creo que el grupo tiene que hablarle al
común.
De no dar por sentado la necesidad de instituciones científicas (como de ninguna otra institución
moderna). Y planteo otra pregunta para abrir debate... ¿desde el GRR, construimos documentos
"para ir a hablar con", o para hacer pública nuestra mirada sobre lo complejo? ¿No nos es posible
sentarnos a dialogar con otros desde nuestra mirada crítica, abriéndola al conversar?
Una discusión profunda sobre una revolución integral necesita como condición fundamental poder
criticarnos a nosotros mismos en la tarea diaria, para cuestionarla, para preguntarnos por el
sentido.
Para encontrar lo que haya que encontrar. Y con lo encontrado, aventurarse a una construcción
genuina. Imagino un mensaje de revolución, donde pongamos en evidencia que lo alarmante no es
la situación de la investigación sino el paradigma que nos sigue llevando puestos, marcando los
propios límites inclusive cuando pensamos en cambios.
Por todo lo expuesto, y dada la complejidad y las múltiples aristas que tiñen la situación, que
entiendo deben ser puestas en debate, sugiero tomar este documento en estado de construcción
como inicio de una discusión plural al interior del grupo antes de su lanzamiento público, para así
explorar la posibilidad de bucear en algunas cuestiones de base y sí luego exteriorizar un
pensamiento común que en todo caso nos enriquezca con las diferencias.
Saludos, Mariano
Nota al pie: luego de planteado lo que a mí entender es la discusión primordial, van algunas
consideraciones en lo estrictamente concerniente al documento:
1) Escrito en la manera que está escrito, se corre el riesgo de imponer ser a la película lo que uno
ve en ella. Por ahí podría modificarse levemente para salvar esta situación.
2) Esbozaría tal vez un análisis de la película menos detallado, porque en la medida en que se
define con mayor precisión, la analogía se debilita (ej: en la película, el monstruo es "consecuencia
de una praxis irresponsable", mientras que el recorte presupuestario no lo es. Noto además alguna
ambigüedad con el tema del monstruo, personificando a veces al recorte (párrafo VI) y otras al
escenario completo (V, "... desnaturalizar al monstruo")
3) No "necesitamos" del cine... pero el cine sí puede ayudarnos a pensar la situación.
[GRRactivistas] escribió:
Buenas...
En primer lugar, gracias a todos los que se tomaron el tiempo de leer el texto y enviar sus
comentarios. Todas las intervenciones enriquecieron la mirada y algunas quedaron plasmadas en
la nueva versión que estamos enviando acá. Esperamos que sientan que sus aportes fueron
incorporados.