El relato policial

Cuando hablamos de relato policial, nos referimos a una historia que presenta un crimen
sin resolver y una investigación.

La historia comienza, por lo general, con un crimen ya cometido (o que está a punto de
cometerse) que claramente deja un enigma al lector y debe ser investigado: ¿Qué ocurrió?
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Quién/es es/son culpable/s? En estos textos, los lectores avanzan en la
investigación al mismo tiempo que el detective la realiza, por eso se mantiene activo,
realizando deducciones y utilizando la lógica.

Los personajes principales que se presentarán en estos relatos pueden variar entre
detectives, investigadores privados, policías, ayudantes (que generalmente tendrán
características opuestas a los detectives), o incluso personas comunes y corrientes que se
encargarán de las investigaciones.

Además, contamos con víctimas –los perjudicados por el crimen-, sospechosos –personas
que están bajo sospecha de ser culpables-, testigos directos –quienes hayan presenciado el
crimen, hayan estado en el lugar, escuchado o visto algo-, testigos indirectos –personas
que puedan aportar información sobre los sospechosos, las víctimas, las escenas del crimen
o las pistas-

Varios elementos son fundamentales en estos textos, como la escena del crimen, las
pistas (que muchas veces pueden ser pistas falsas), los indicios, las coartadas – “excusas”
que utilizan los sospechosos para justificarse y demostrar su inocencia: dónde estaban, qué
hacían y con quién en el momento del crimen. Básicamente son motivos por los que no
pueden ser culpables- y las hipótesis –teorías sobre lo ocurrido-. A lo largo de la historia,
el investigador deberá ir creando distintas hipótesis con ayuda de las pistas y los distintos
testimonios, que deberán ser comprobadas o refutadas hasta llegar a la conclusión
acertada para resolver el caso.

Probablemente, en algún momento de la historia, pueda intervenir el azar (la suerte, la

casualidad) que servirá para ayudar al detective cuando se encuentre perdido. En algunos
casos también puede relacionarse con el crimen o incluso complicar su investigación.

Todo lo mencionado anteriormente, tiene que ver con las generalidades del policial. Pero
también podremos encontrar diferencias muy marcadas entre los mismos, porque existen
tres tipos distintos: relato policial de enigma, policial negro y policial fuera de ley. Cada
uno presenta características específicas en cuanto a sus historias y además, propone
distintos roles en cuanto a la figura del detective/investigador.
Podemos afirmar que los relatos policiales poseen una narración circular: el texto
comienza con un crimen que debe ser investigado y allí comienza la historia de la
investigación, que, luego de algún giro inesperado, concluirá al arrojar la resolución del
caso; indicando al culpable, sus móviles, la forma en la que procedió y todo lo que se
necesite saber para conocer la historia del crimen, es decir, de alguna manera volveremos
al comienzo del relato y por eso hablamos de “narración circular”.
▪ El relato policial de enigma, también conocido como policial clásico, surge a finales del
siglo XIX en Estados Unidos, y ubica al detective como el “héroe” de la historia. Él es quien
llevará a cabo la investigación y no parará hasta resolver el caso utilizando su lógica,
inteligencia e inquebrantable astucia. Esta persona será apasionada por su trabajo, pero
además tomará cada uno de ellos como un obstáculo personal que le servirá para
probarse a sí mismo de lo que es capaz. En algunos casos, a pesar de todas sus
cualidades, necesitará una ayuda del azar para poder lograr su cometido. Lo más
importante es resolver el enigma, mientras que las víctimas, damnificados o culpables
pasan a segundo plano. También se desvaloriza la figura policial.

Los crímenes que suelen verse en este tipo de relatos son asesinatos, robos o estafas,
entre otros. Además, están mayormente ambientados en ciudades. Por último, el lenguaje
que se utiliza en estos textos es meramente formal.

▪ El relato policial negro nace a comienzos del siglo XX también en EE.UU. Estos textos
contraponen sus características a las que se presentan en los policiales clásicos.
Los enigmas, las deducciones y el intelecto quedan de lado, porque la finalidad de estos
es mostrar una sociedad corrompida y agresiva, en la que los personajes que encarnan al
detective (policías en servicio o retirados, investigadores privados) son personas
ambiciosas e interesadas, que realizan la tarea de investigar simplemente por dinero,
para obtener un beneficio personal o por venganza. Ellos no acostumbran a utilizar la
lógica ni la inteligencia, sino la violencia y la fuerza; además manejan un vocabulario
vulgar e informal. En algunos casos, pueden cometer delitos para poder concretar sus
propósitos.

Los casos a resolver que se presentan en el policial negro suelen ser muy duros, como
asesinatos, secuestros extorsivos, violaciones, etc. Los espacios que presentan
generalmente son las grandes ciudades o lugares despoblados, villas de emergencia,
barrios de los suburbios y también pueden ambientarse en noches oscuras, lluviosas o
incluir cualquier otro factor que los haga parecer más tenues o peligrosos.

▪ En cuanto al policial fuera de ley, se presenta una desvalorización policial y el rol

del investigador suele ser adoptado por una persona que no tenga conexión con la ley,
sino que es alguien que de manera casual y espontánea decide averiguar qué sucede.
En cuanto a los “criminales”, en su mayoría son personas que en realidad están haciendo
justicia por mano propia, porque en algún momento fueron víctimas y los verdaderos
culpables no recibieron los castigos correspondientes.
Por eso, cuando los enigmas son resueltos, el “investigador” comprende y contempla lo
sucedido, y, en general, no delata al culpable porque entiende cuáles fueron sus móviles.
De alguna manera, podemos afirmar que la investigación pasa a un segundo plano para dar
más importancia a la motivación del criminal.

Es importante destacar que algunos relatos pueden incluir

características de más de un tipo de policial.