Está en la página 1de 9

12 La comparación en las ciencias sociales

otros términos, las respuestas a estas preguntas incumben a todos los PROBLEMAS Y OPCIONES
estudiosos de las ciencias sociales. No existe una lógica de la compa­ EN LA COMPARACIÓN
ración exclusiva de la ciencia política y una diferente en la sociología,
en la economía o en otras ciencias sociales. No existen tampoco op­ Leonardo Morlino
ciones y decisiones de un estudioso perteneciente a un sector de las
ciencias sociales que no deban ser asumidas o no sean relevantes tam­
bién para otros científicos sociales. Cuando se compara, los proble­
mas de la explicación y del análisis del tiempo no son exclusivos de la
ciencia política e irrelevantes para las otras disciplinas. La misma in­
vestigación sobre ciertos desarrollos de la comparación, que se han
dado principalmente en ciencia política, sugiere tambien las influen­
cias recíprocas entre las diferentes disciplinas sociales.
Estas son las principales razones por las que creemos que el pre­
sente trabajo es relevante para todos los cultivadores de disciplinas
sociales en diferentes niveles (estudiantes, estudiosos y analistas),
aunque el volumen haya surgido en el ámbito de la «Rivista Italiana
di Scienza Politica» con ocasión de su vigésimo año, y por lo tanto
los autores de los ensayos son miembros de una específica ciencia
social. De aquí deriva tambien la decisión de titular el volumen La
comparación en las ciencias sociales, en vez de «la comparación en la
ciencia política». Por otra parte, en este aspecto, hemos seguido las Introducción
huellas de un famoso sociólogo, Neil J. Smelser, quien hace algunos
años (1976) publicó un volumen con el mismo título, traducido des­ Primer ejemplo: en los últimos quince años la democracia parece
pués (al italiano'é) (1982) por el mismo editor de estos ensayos. haberse afirmado en diferentes áreas del mundo, desde el sur de Eu­
Si el volumen lograra atraer la atención de un público más amplio ropa hasta América Latina y el este de Europa; pero ¿cuáles son las.
que el interesado sólo en el análisis político, resurgiendo la importan­ democracias que realmente se han consolidado y cómo explicar glo­
cia de la comparación también en otros sectores disciplinarios, habría balmente este fenómeno? Segundo ejemplo: durante 1989 y gran
alcanzado otro -el mas ambicioso- de sus objetivos. Comenzamos parte del año siguiente se han producido las transformaciones en los
analizando los pasos y las opciones elegidas por el comparativista y a regímenes no democráticos en Europa oriental: ¿qué profundos cam­
través de ellos nos introducimos en las diferentes problemáticas desa­ bios políticos han ocurrido en aquellos países y sobre todo con un
rrolladas por otros autores del volumen. ritmo tan rápido? Tercer ejemplo: en Italia, durante los últimos cua­
Los compiladores son respectivamente director (Sartori) y codi­ renta años el Partido Comunista ha sido más fuerte que el Partido
rector (Morlino) de la «Rivista Italiana di Scienza Política», en cuyo Socialista; ¿cómo explicarlo? Cuarto ejemplo: frente a los problemas
ámbito ha nacido y se ha desarrollado el debate sobre la comparación de representatividad y de democracia que Italia tiene, muchos políti­
y del cual este libro es su producto final. cos e intelectuales proponen ciertas reformas institucionales; pero
¿qué reformas son las más adecuadas para el logro de determinados
G. S y L. M objetivos, cuáles aumentan las responsabilidades de los gobernantes y
la capacidad de punición de los gobernados o bien logran mayor efi­
cacia decisional o incluso logran la alternativa en el gobierno de parti­
'' Nota del Traductor. dos o coaliciones partidarias?

13
Iá IS

Los ejernplos podrfr,n ,nultiplicársc. No obstante. 1os propuestos just;\1hC'.nte el posteri <)r )/ decisivo ap<.lyú e,npfl'ico d;1.do por el con­
arribJ deberí:,n ser suficiente!\ para sostener que: ;t) cualquiera que sc2. trol d<.· los otros casos Sugerirá cu,·U es la hipótesjs 1ná.s adecuada y
el nh·el de genculichd de nllestro proble111,1 (muv airo e,, d pri,ner preferible.
cj(·1nplo, ,nenor en el segu,11,i o y tod;;\\"Í..l ,n�ís bajo e n los otros do5}; .
Oe tal ,nodo que cornparar ts 11nportante. I�:ty u� a larga 1 r.,d1-
b) l'u.,lquicra que �e:1 el interés que nos n1uéYL\ t•xplicarivo (pri rner )' .
ción de con1pan.1�ión expl icita, a l rnenos l:n el pens:1n1Jenco oc,,dc:n­
tercer cjcrnplo} ) cognoscitivo (segundo cjcn1plo) o con jnc.enciones tal, co1ncnz.ando por la famosa ch1sificaci6n de . .\ristórcJesde los regí­
,nis c-xplí1...' ita1ne111c aplicadas, corno succd<! en el cuartD; e) cualquier3 n)enes . Polúicos. Pero r.,n1bién se coo1p�ra i 111¡�lí�it�-une11te, )' cou
qve sei el pt1ntü <le \·ists, n,ás esrricrantente 11:\l�ional (tercer y cu�u'tú frecuencia de n):-tnera inconscientc 1 en la vida coud,ana. En este sen­
e.jcmpltls ú bien referido :t fcnón,enos 1ná.s o rn(·nos arnplios (pfin,�r tido conlpar:u: es el ejercicio b.isico <le tod.'l. �,ctivid,td cognos<_:iti,., a,
y segundo ejen,plos), lil. CClll'lp;aracjón éS' siempre p,1rtic1.1l�n,)Cute. útil P<.· ro si nos qucd,,1ltos e11 este punto penn,lnc� en1os en lo ob': 'º: )'3.
par.1 alcanzitr los objetivos d e estudio y de i n vestig.1ción que nos que lo que nos intcr<.·s,, es esc.uci�1hne1ue el co�11onro de p1:octdun1<::·n­
pl,11r.em1os. A propósiro del ,ercer ejemplo, sólo un cuidadoso :ni.íli­ cos que pern.1ireu hl realización de con1pa1-.,c1ones exphcn.as y cons­
sis nos perruite explicar J.i. ntayor fuerza del Partido Con)unisc:i en c.ien tes t'n ciencia polític:i.
lralit,, puesto que en todos los de,nás paíst·s europeos prevaleren los En esta primera f.:lSe la cuestión n1::is: jruportante sigue: si� n.do <1:por
partidos socialisr.as: en e.ft·ctú, sólo la cornparación puede per1nitirnos .
qué con1parar:11. La ..1iront,, S:01rtúrl jusra1nente desde el 1n1c10 de su
Jis\�ernir se1ncjanzas y diferencias entre el caso italiano r los otros> contribución. ·�, es evidente. que una definición genCr':\l de �".:l)n1para­
orie11rnntic1 al investig<1dor hacia un an:iJisi$ 111ás profund < > de las dife­ tión, a pesar de su utilid�d, es sóJ("I el prin1er paso 1 . Lo (J\lC s� nece·
ren,:i.1s-. .En lo que concierne ill cuarto eje1nplo, del 1nis1no ,nodo, �ófo sit,1 es la indicacián dt los proble{nas pot afrontar, de las opc1one.s 3
una a.1npli.1 invest.igación sobre ias cxperjcncia.s institucionales de los efectual', de los proc<'dimie,;tos a seguir cuando buscamos respuestas
otros países pennite -nulitltt's >nNc,indis- obtener sugerencj:,.s para O cuestiones como las cjcmplificad,,s al principio. S, es así, el mc¡or
el c�so italiano. n1odo d<· proceder consiste en asu1nir co1np1etamente ti pun � o d.<.�.
En resun1.en, cuando se aír-0n1an aspectos ccncrales dtl proceso vlsra rle un investigador y pl'cgl1ntarse qué problentAS )1 opc.1one.s
cogJ1osc:i.ci,·o, con10 la cJaboraclón de nuevas hip6resis de investiga .. debe afrontar y qué procedi1nienro.s necesita. El r�sto de esc;;1 111rro­
ción y la txplicación fle un fcn61ncno dertrn1in,,do, la con1paración .
ducción tnltará de h�ci:r fODl�)render có1no los d1tC'rentes autorc-s dt
nos pern1ite alc.ln.zar r'l'SUlt..tdos dt gran relev,1ncia. Si la elabor.1ci(>n este trabajn colertivo han contribuido a responder a las cuestiones
de hipótesis es rnmbién pc>sible recurriendo :1 otros mérodos. Jo qu<: plamcadas.
rnejor caracteriza a l a co1np.iraci.ón es la posibitidad de conlrol.,r Ja
l1ipócesis fonnulada. !vhis ex.act1 H11er1re, ante túdo i cuando se rrara de
explicar Lu1 fenónleno d�1do o bien dt decidir cu�l es n1ás· digna de 1:l problerna de la investigaci,Sn
consider:,.ción de enrrt' un conjunto de hipótesis 1odas igual i nenre
plausibles, sólo la con1p,1n1ción nos per,ni1c defender una hipótesis Dtspués de lo que :'lt!aban1os de exponer, el p�so siguiente con­
Jn,is que <>tra, graci�-1.s al control de 111.'ls casos. Consldérese- nueva­ .
siste en precisar con atención la pregunta (y los ob¡cuvos) que dcbe­
n1ente el tercer e}CJYiplo. Efectiv:::1nence, ¿ c6rno es posible afir1nar Jnos afroHtar: qué dese.-tnlos s;1ber, describir, t•xplitar o bi� n roJn�
<¡uc es l.i iue1·za de l., ideología, la organiz,1ció;1 típica de un Partido prender tn J.1s difcre-ntes a,epciones recordad:1s por Panl'b1anco t�n
Comunista o bs relaciones e.s1�blecidas en el interior del sistcrnn de L'"Ste voh1n1en.
p.1rridos l.,s caracterís1icas que per111iten ¡_·xplic.-tr la n)ayor futrza de Es1:1 operación, <¡ue puede ser definida como lo idcntific:,ción del
los co1nunisras, si HOS lin1it:11nos " tonsider.1r sólo ei .:.nso italiano? pL·oblc,na de iHvest ig.ición, exige rnucho t1c1npo y lcctura.s. E,; bien
Contaremos con difrrentes hipóresis. ,odas igu.,lmcnte plausihb; y
el r"esult: ado 111ás prob.able será J:t ccndencj;a <\ considerar todas aci.'p­
I f:nrn� etrr,;,s ¿cfir<iciones dc c�Hl� p.;.rz,:i·5n, \'t'.ts-t" la ,lt. (\.J.uTadl tl'iS2. 1 3}: ..:(..:. i:on­
c,tl,Ics, c.s decir� l:1 tendencia ,, J.1 subr,·txplic: ación. Por úl conrrari�), li<1)¡H,1�ió:t de k,:: �Sl.h'..(l; de do. ; objc�O$ sobn· t.n.> propic-d.td».
16 Leonardo Morlino . Problemas y opciones en la comparación 17

conocido que las primeras opciones, frecuentemente implícitas, tie­ cual es posible llegar a las comparaciones más significativas y, en
nen lugar en este momento. i cualquier caso, el sector que puede jactarse de poseer la mayor tradi­
Indudablemente en esta primera fase se pueden imaginar cuestio­ ción de investigaciones comparadas.

Í. .
nes muy específicas que no exigen recurrir al método comparativo.
En este sentido la pregunta que surge termina por sugerir tambien el
método que se ha de usar. En este volumen Sartori recuerda que el ' Conceptos y clases
método estadístico, el histórico y el experimental permiten responder • 1

a ciertas cuestiones sin necesidad de recurrir al método comparativo. 1 Desde el comienzo, al plantear el problema de investigación, y,
Por otra parte, Sartori y los demás autores saben bien que el método fposteriormente, cuando se deciden los casos a incluir o las variables a
comparativo se usa provechosamente con datos estadísticos y análisis '. analizar ( véanse los próximos apartados), el aspecto conceptual es
temporales o históricos2 . Y hasta tal punto es así que, según Ragin y Í crucial. Se trata no sólo de comprender bien lo que se desea estudiar
Zaret (1983 ), las principales formas de comparación son la «estadís­ · definiendo propiedades y atributos, sino tambien de clasificar correc­
tica» y la «histórica». Ellas configurarían dos enfoques completa­ tamente para identificar las variaciones empíricas del fenómeno en las
mente diferentes de la comparación, derivados, respectivamente, de diferentes realidades. La «lección» de Sartori sobre este aspecto re­
Durkheim y de Weber. Panebianco en su capítulo clarifica el signifi­ sulta inequívoca, y lo subraya su contribución: el perro-gato existe
cado de esos enfoques. fundamentalmente por defecto de conceptualización (el «estiramiento
Por otra parte, en los últimos veinte años se han producido pro­ "de los conceptos») y de clasificación (exactamente el «mal clasificar»).
gresos y estímulos relevantes para la comparación política como el En la experiencia concreta del investigador no se puede decir si la
método cuasi-experimental, ciertas innovaciones estadísticas o el es­ puesta a punto de los conceptos y la clasificación se llevan a cabo an­
tudio de casos únicos. Collier lo pone de manifiesto muy bien en su tes o después de la selección de los casos o del arco temporal que se
contribución a este volumen. ·va a analizar. Simplemente puede suceder una u otra cosa, y con fre-
Si el problema de investigación es tan importante que puede con­ ,cuencia se produce un proceso mental de retroalimentación entre da­
dicionar el método usado y, dentro de la comparación, también el en­ J tos y teoría. Diferentes autores lo recuerdan en sus escritos.
foque seguido (durkheimiano o weberiano), ¿qué «preguntas» se Son importantes también otros aspectos. Ante todo, las dos fun­
prestan mejor a la comparación? Puede afirmarse que son, ante todo, ciones de la clasificación. La primera se refiere a la puesta a punto
aquellas preguntas más generales que afectan a instituciones, grupos conceptual que permite individualizar los casos comparables. Prestar
sociales, normas, vistas también en sus relaciones y en el contexto en , tención a los casos comparables es otra de las recomendaciones de
que se forman y permanecen. En otras palabras, la macropolítica pa­ L.ijphart (1971); retomada por Collier en este volumen, y es superfluo
rece ser el terreno preferido por los comparatistas, el campo en el subrayar su importancia.
En este ámbito, estrechamente relacionado al ejercicio clasificato-
2
No es posible, sin embargo, usar el método comparativo junto al estadístico o al rio, está el correcto uso de la escala de abstracción. Sartori le otorga
histórico (siempre que se acepte -no todos los autores lo hacen- la existencia de un I un lugar central en su propuesta de cómo comparar. Utilizar la escala
método histórico). Defiende lo contrario quien confunde entre método comparativo y ,de abstracción en relación a la clasificación significa trasladarse desde
comparación sustantiva, método estadístico y datos estadísticos, método histórico y
datos cualitativos referidos a un solo caso: otro problema es si los criterios lógicos que , • nceptos, clases e hipótesis más generales y empíricamente inclusi­
están detrás de la comparación sean los mismos que caracterizan a la estadística, o bien ·vos a conceptos, clases e hipótesis más particulares y' exclusivos (o vi­
';,:_:
si los dos métodos sean asimilables. Sobre este punto -véase más adelante- las posi­ ' eversa) según precisas reglas de transformación: a mayor extensión o
ciones de los diferentes autores, en este trabajo, son distintas. Quien escribe sostiene inclusividad corresponde menor intención o espacio de los atributos3 •
que si la única diferencia entre estos métodos se debiese al número de casos (pocos en
la comparación, muchos en la estadística, uno en el método histórico), tal diversidad
tendría -y de hecho tiene- implicaciones profundas en los procedimientos y en los " Esta relación intensión/extensión o bien connotación/denotación es recordada
objetivos de la investigación empírica. por Sartori en su contribución en este volumen y presentada en su ensayo de 1971.
Problemas y opciones en la comparación 19
18 Leonardo Morlino

El uso de la escala de abstracción es crucial para la comparación por­ Perrera subraya la ejemplaridad de la contribución de Alber (1982), el
_ cual usa datos cualitativos y en el control sistemático de sus hipótesis
que permite efectuar con mayor rigor -siguiendo reglas de transfor­
mación- controles sucesivos de las hipótesis en el mismo nivel de procede justamente per genus et differentiam, reconstruyendo las se­
abstracción para todos los casos en examen, y luego, a diferentes ni­ cuencias causales y descartando hipótesis falsificadas por la compara-
veles de abstracción. Permite formular así hipótesis más generales, '· ción entre sus quince casos europeos.
pero frecuentemente menos significativas, o bien, al contrario, articu­ Se mencionaba en el parágrafo precedente y ahora lo subrayo vi­
lar las mismas hipótesis, especificándolas a medida que se desciende gorosamente: para llevar a cabo una investigación comparativa resulta
en los detalles de los casos y las variables consideradas aumentan, esencial elaborar una estructura teórica o al menos una serie de hipó­
mientras disminuyen los potenciales referentes empíricos 4. '. tesis que también pueden obtenerse de estudios precedentes. No obs­
La segunda función principal de la clasificación se refiere a la pa­ _tante, en la medida en que es más rigurosa y consistente la estructura
rametrización: de la lección de Sartori se puede extraer no sólo el rol · teórica, mayores serán las posibilidades de focalizar mejor la investi-
de descripción que puede ser desarrollado por la clasificación y por el ración sobre algunas hipótesis más precisas y de un número más li­
uso de la escala de abstracción respecto del fenómeno analizado, sino ,mitado. Si bien la parsimonia es una virtud que tiene altos costos por
también las potencialidades explicativas de la operación conceptual Jos límites que impone a la investigación, es necesaria en realidad para
por medio de la parametrización. Este problema es uno de los más no extraviar al investigador en largas, y frecuentemente inútiles, listas
espinosos de los encontrados por el comparatista, sobre todo cuando , de hipótesis, también alternativas. Una buena construcción teórica
se compara entre casos tratados cualitativamente. Si no se quiere re­ ; rienta excelentemente la selección de las hipótesis, la focalización de
cu:rir al m�s bien débil experimento mental, ¿cómo se puede evaluar la investigación y permite gastar mejor las propias energías.
_
la mc1denc1a de un factor dado sobre otro que queremos explicar? Si
estuviésemos en el ámbito estadístico, la operación sería obvia: se pa­
rametriza, es decir, se convierten en constantes todos los otros facto­
res que potencialmente podrían influir sobre el fenómeno que desea­
Decidir cuántos y cuáles casos deseamos incluir en la investiga­
�os exp�icar. Por ejemplo, si queremos comprender el impacto de la . ·ión, es decir, determinar la dimensión horizontal de la comparación
diferencia de sexo sobre el comportamiento electoral, es suficiente
�acer no significativa la influencia de la edad, lugar de residencia o, •. (el espacio), da lugar a decisiones y pasos ulteriores. Con la excepción
mcluso, clase social y en el interior de clases determinadas de esta del condicionamiento ocasionado por la elección del problema, éstas
· son las decisiones más importantes y, frecuentemente, más difíciles
�orma ver las diferencias en el comportamiento entre hombres y mu­ · para el investigador. Respecto de este punto, Collier recuerda la es­
Jeres. Pero resulta evidente que en el tratamiento estadístico la clasifi­
cación desempeña una parte determinante en la parametrización. trategia sugerida por Lijphart (1971 ): aumentar en la medida de lo
Si nos trasladamos al más difícil tratamiento cualitativo, la clasifi­ J sible el numero de casos. La razón de la recomendación es clara:
cación y, luego, en el interior de cada clase, la individualización de ,, o recer mayores posibilidades de controlar las hipótesis formuladas o
subclases -y, pues, en este específico sentido el uso de la escala de bien alcanzar hipótesis mas precisas y localizadas. Desde el punto de
abstracción- desarrollan una función efectiva de parametrización no vista de Lijphart, tal recomendación implica lo siguiente: la lógica de
obstante todos los problemas y las dificultades que se afrontan con­ "OJ1do de la comparación es la misma que la lógica de la estadística;
cretamente. Brevemente, la clasificación y la escala de abstracción debemos, por lo tanto, buscar variaciones para explicar de modo más
pueden ser útiles para controlar empíricamente hipótesis sobre causas )ido y riguroso las relaciones causales; y para hacer esto resulta in-
hipotetizadas y aún por demostrar. En esta perspectiva, por ejemplo, c' dispensable aumentar los casos considerados. La identificación entre
I s lógicas comparativa y estadística no es compartiqa por_qu,ie;;_n atri­
4
l uye identidad lógica exclusiva a la comparación, ro bier p�/quien
Sobre la importante noción de escala de abstración, ver también Sartori (1971 y
1984). ,1dopta posiciones en relación a la explicación, sal:wi:)iom.Qlógico y
!:., . • -� ' '·. :-, .. : ,)
20 Leonardo Morlino 21
, roblemas y opciones en la comparación

teorías locales, como las que se desprenden de la contribución de Pa­ está, frecuentemente, por debajo de ocho y por encima de los cinco­
nebianco. iete casos. El volumen de Lijphart sobre las democracias (1984) es
Además, la recomendación puede aumentar en vez de disminuir no de los escasísimos ejemplos en los que un autor ha logrado com­
los problemas de la investigación. En efecto, incrementar el número atibilizar aspectos cualitativos y cuantitativos en el ámbito de un es­
de casos supone también aumentar -a veces notablemente- el nú­ üdio de área con más de veinte casos.
mero de las variables relevantes fuera de las hipótesis que se desea Si, en definitiva, la elección más importante se refiere al número
controlar, las que son llamadas «terceras variables» 5• Por último, el los casos, no debe descuidarse tampoco la consideración de cuáles
aumento de los casos ha hecho mucho más difícil la comparación en sea más oportuno elegir. Por ejemplo, si la pregunta es cuáles son las
el sentido de que recoger datos y noticias para un número elevado de e. ndiciones que favorecen la instauración de la democracia, será ade­
casos es dispendioso, y tal vez imposible. Con este fin, no obstante, cuado elegir casos en los que se haya producido la instauración de­
en años más recientes tales dificultades fueron atenuadas por el ocrática para controlar la presencia de las condiciones hipotetizadas
enorme progreso en las comunicaciones, pero tambien más banal­ , esperadas, y casos de ausencia de instauración democrática para
mente, por el recurso a investigaciones colectivas en las cuales partici­ ;ntrolar la ausencia de aquellas condiciones. Si, en cambio, la pre­
pan estudiosos de diferentes nacionalidades. En este sentido limitado, I nta se refiere a los posibles tipos de instaur�ción de�ocráti� a, e�­
y en cualquier caso, en modo imperfecto y aproximativo en los resul­ t 11ces sólo los casos en que ésta se ha producido deberan ser rnclm­
tados6, el consejo de Lijphart ha sido escuchado. Por otra parte, a pe­ s en el análisis.
sar del aumento de las potenciales unidades nacionales -casi 180 paí­ Además la elección de los casos se refiere también a los factores
ses independientes en los años noventa- en esta estrategia de nsiderados comunes y los considerados diferentes en cada con­
aumento de casos todo el tercer mundo ha quedado sacrificado. Ex­ to de casos elegidos. Se requiere la aplicación de la conocida cláu-
cluyendo alguna excepción (Diamond, Linz y Lipset, 1988-89), son , a ceteris paribus, es decir, justamente que aspectos del análisis pue-
muy escasas las investigaciones comparativas de los últimos veinte 11 considerarse «pari» o bien constantes y cuáles no 7. En cualquier
años en las cuales se incluyan los países de África o de Asia. , es oportuno recordar que la elección de los casos, la aplicación
El número de casos no es en absoluto indiferente respecto de los la cláusula ceteris paribus y el recurso a los cánones de Mill depen­
resultados de la comparación, aun desde otro punto de vista: la elec­ ante todo del diseño de la investigación, de lo que interesa pro­
ción de la profundización de un solo caso, aunque esté sustentado dizar y de las hipótesis realizadas (véase arriba).
por hipótesis comparadas presentes en la literatura publicada, obe­
dece a ciertas preguntas y objetivos (estudio de caso); la comparación
de dos casos, en especial de los que son muy diferentes entre sí (com­
paración binaria), responde a otras cuestiones y objetivos; el análisis
de tres-cinco países pertenecientes a una misma área geográfica (com­ l La definición de cuáles y cuántos casos elegir está inevitablemente
paración de área), responde a otros -y los países escandinavos han \11 ulada tanto a la dimensión longitudinal, o sea, a la extensión del
sido con frecuencia objeto de investigación de área-. Después, con p dodo que se quiere considerar (el tiempo) como a las variables que
el aumento del número de los casos, generalmente, se transforma í d cide analizar. La elección del tiempo significa en realidad elegir
también el tipo de comparación: se va desde una predominantemente lo . asos en un momento dado o bien incluir en el análisis diferentes

f,�':·•
cualitativa a una predominantemente cuantitativa, y apoyada por el nentos sucesivos. En la primera hipótesis se realiza comparación
análisis estadístico. La frontera entre los dos tipos de comparación í'Ónica si optamos por considerar diferentes casos en el mismo
5
El mismo Lijphart se muestra consciente de este problema algunos años después ,,. . .,
(1975); y Bartolini (1987) subraya las implicaciones del problema. 7 l.:t dáusula puede ser expresa da tamb'1én en termmos
, . de parametnzac10n de v�-
6 En efecto, sobre este aspecto ha sido más difícil mantener unidad y coherencia en
rnrafi� • '• hip6"sis q"e se desea comrnlac. Sobce "" P"º'º• ,&se mis ad,
las investigaciones comparativas.
22 Leonardo Morlino 23
füoblemas y opciones en la comparación

momento; y comparación diacrónica cuando decidimos analizar el ien los procesos de democratización en diversa? áreas del mundo
mismo caso en momentos diferentes y sucesivos con el objetivo de (, uropa occidental, América del Norte, Aménc� latina, �u ropa
ver la influencia de ciertos fenómenos acaecidos. También se realiza -
· ·iental) y la explicación de diferentes procesos de mstauracJ�)Il Y de
comparación diacrónica cuando se estudian diferentes casos en mo­ ,
1,s diferentes democracias consolidadas efectivamente en vanos pa1-
mentos diferentes. II s. Bartolini propone soluciones a estos problemas en las cuales se
Con esta distinción, sin embargo seguimos en un ámbito de «es­ e· idencia cómo la dimensión espacial y la dimensión temporal (es de­
cuela», en realidad poco útil. Las comparaciones más significativas Ct , el uso de casos diferentes y la consideración de un cierto período _
son -y han sido- las que han tomado en consideración un período b ' 11 definido) deben utilizarse conjuntamente para un mayor rend1-
mas bien largo, el desarrollo del fenómeno estudiado en el período ento en la comparación.
considerado y para casos distintos, incluso con la puesta a punto de . . .
No se debe olvidar, por último, que desde un ámbito c1_1ahtat�vo,
series temporales que se prestan mejor a tratamientos estadísticos. En ce tipo de comparaciones puede basarse con prove�ho en mves�1ga­
estas comparaciones diacrónicas el punto central es que no se ve un c nes históricas ya existentes. En el caso, en camb10, ei:i que dicho
solo «momento» que en cualquier caso sería presupuesto en abs­ t��o de investigaci?nes no existieran, en cua�to -por eJ emp�o- se
tracto, sino que se quiere observar la mutación en el tiempo a través _
r ieren a años recientes no afrontados todavia por los h1stonadores
de una aproximación de distintos momentos. d la época contemporánea, será necesar�o �e algún modo integr� r lo
El ensayo de Bartolini analiza con justeza este tipo de compara­ e falta con datos cualitativos y cuant1tauvos diferentes, recogidos
ción, que quizá es la que mayor tradición posee en ciencia política y d. hoc. Desde este punto de vista el trabajo �el comparati_sta se su­
la que ha alcanzado los resultados mas interesantes. Bartolini coloca Qrpone, hasta el punto de ser poco dif erenciable del realizado por
en el centro de su «discurso» adecuadamente el tiempo, agregando las l historiador.
premisas de la comparación estadística, tal como ha sido claramente
descrita por Panebianco. Luego considera los tres principales proble­
mas que todo comparatista del «largo período» debe resolver en sus ' opiedades y variables
investigaciones: 1) cómo definir y delimitar las unidades temporales
sobre la base de las que observar el pasado o bien cómo es posible ha­ ,¡ Después del espacio y del tiempo, la tercera d_ecisión concreta _ que
cer periodizaciones, es decir, dividir en fases diferentes el tiempo to­ , investigador debe asumir ?e refiere a las «v i
r_ ables» considerar .
mado en examen -como se ha hecho, por ejemplo, en las teorías del
� -�
·· uevamente Collier recuerda otra recomenda c10n de L1¡phart: redu­
desarrollo político-; 2) si las relaciones establecidas entre variables . - 1· el número de las variables a analizar. El asunto de fondo también
observadas en el tiempo tienen algo de específico respecto a asocia­ q uí es el indicado arriba: comparación igual� estadística. en cuanto a
ciones establecidas entre variables observadas sincrónicamente; y, en iterios inspiradores. El número de _ �as prop1eda?es-vana�les p�ede
relación a esta cuestión, el problema relativo a cómo se identifican las r reducido a través de una reducc10n del espaoo de atnbutos , es
secuencias temporales entre fenómenos y también fases diferentes; Dcir acudiendo en concreto a las clases, poniendo los casos y los da­
por último, 3) cómo considerar la multicolinealidad, es decir, la pre­ . · r�lativos en un número de clases reducido gracias a un aumento
sencia de numerosos factores que están fuertemente conectados y se e el nivel de generalidad 9, incrementando de este modo el núm��o
han desarrollado paralelamente; qué consecuencias tiene esta situa­ l. los casos pertenecientes a una cierta clase. De este m�do tamb1en
ción para el análisis de macrofenómenos generales; y, de aquí, ante 1 precedente recomendación de Lijphart (aumentar el numero de ca-
1

todo, la oportunidad de estudiar las diversidades en el interior de


aquellos fenómenos en general similares. Por ejemplo, en el ámbito , La noción de «espacio de. atributos» es la sugerida por Laza�sfeld y Barton
del desarrollo de los movimientos obreros en toda Europa occiden­ 19 t ), y se refiere al conjunto de características que atañen y especifican una clase o
tal, explicar las diversidades en términos de características o debili­ un cipo.
·,
. 1a contn'b uc10n
·, Sobre este punto, considérese el próximo apartado, y en especial
dad/fuerza de determinados partidos obreros en países concretos. O ·v Sartori en el volumen.
24 roblemas y opciones en la comparación 25
Leonardo Morlino

s?:) 10 .1,medeapli~arse gracias a esta operación conceptual de reduc- rofundamente analizadas. En este caso ciertas críticas sobre los lími-
c10n. S1, en cambio, hubo un aumento efectivo de los casos analiza- es y sobre la veracidad de las series temporales, la exigencia de pro-
dos, la reducción de las variables compensa el casi inevitable aumento undización e, inevitablemente, la necesidad de acrecentar el número
de las mismas, introducido justamente por el crecimiento de los casos lile las variables analizadas para alcanzar una más plena comprensión
empíricos. el fenómeno han resultado favorecidas por lo realizado anterior-
Col!ier sugiere_ ,que la r~ducción del espacio de atributos puede ·1ente, siguiendo una estrategia perfectamente acorde con las suge-
ser realizada ta~b1en ~ecu:nendo a teorías o bien a hipótesis fuertes , ncias de Lijphart.
co~ apoyo en la rnves~igac1ó1; con el fin de reducir los factores expli- U na última cosa antes de concluir este apartado: las variables ele-
ca~n'.os que es necesano considerar y alcanzar una mayor parsimonia ·das, por pocas o numerosas que sean, son medidas por datos cuan-
teonca. Este aspecto en realidad implica también una ulterior reco- titativos si son variables en sentido propio; de otro modo son defini-
menda_ción de Lijphart (1971), orientar el análisis comparativo sobre clas por datos cualitativos y la variación puede ser identificada gracias
las vanables claves. Desde esta óptica, pues, se está más allá de la an- . la clasificación. A este respecto, Bartolini sugiere que la configura-
terior recomendación, la reducc_ión del es12acio de atributos. Simple- :ón de la comparación se organice a través de una matriz de datos
mente volvemos a sub_rayar la 1mportanc1a del aspecto teórico, que ;\Je permita especificar con mayor rigor tanto las dimensiones tem-
debe ser claramente ubtcado en primer plano. ral y espacial elegidas como las propiedades y las variables sobre
. En esta fase ot:o problema concreto se le plantea al investigador. s que se quiere llevar a cabo la comparación. Con tal procedimiento
Si s~ aumenta e_l numero d: lo~ casos y, cuando es necesario, se alarga - sostiene Bartolini- resulta sustancialmente irrelevante si las varia-
el tiempo considerado y dismmuye el número de las variables anali- ~les son acompañadas por datos cuantitativos o datos soft o cualitati-
zadas, entonces para o~tener un buen resultado el aparato teórico , s. El procedimiento de comparación será el mismo. No obstante,
c?,nceptual del cual se sirve deb~ ~star bie? articulado, la investiga- rego inmediatamente, que en todos los casos, también en la «sim-
cio~ de~e tener unfocus muy defmido y qmzá se puede apoyar en in- le» recolección de «números» estadísticos, mantener el aspecto teó-
vestigaciones precedentes. Cuando no fuese así, es decir, en el caso en co está necesariamente en primer plano, incluso en «alcanzar» un
el que 1:º sea po~ible disponer de teorías o conceptos estructurados, eterminado número en vez de otro. Una vez más, entonces, tenemos
n.~ hubiese una hteratura de refe_renci~ y se tratase de una investiga- ' e volver a la dimensión teórica.
cron muy «nueva», entonces el mvestrgador estaría inevitablemente
~<empujado» hacia el aumento del número de aspectos a considerar e
r~almente, ~eterminado a disminuir los casos y quizá también el pe~
nodo a exammar.
En realidad, sin embargo, en algún sector ha ocurrido también lo Realizadas las diferentes opciones sobre la dimensión espacial (los
contrar~o. Más exactai_nente, la contribución de Ferrera muestra que , sos por considerar) y sobre la temporal, y formuladas las hipótesis,
h~ segmdo la estrategia opuesta en los estudios sobre el Estado del lle pueden tambien ser sugeridas por un primer análisis comparado
Bienestar, quizá inconscientemente. Para analizar lo que ha sido uno el fenómeno en el que estamos interesados, se llega al corazón del
de los fenómenos más importantes de las democracias modernas, con ;ocedimiento comparativo: el control de las hipótesis. También aquí
el cual se ha buscado dar un contenido sustancial a la democracia en · lección de Sartori es muy clara: el procedimiento de control es el
el mundo occidental, el itinerario de la investigación ha comenzado pecto más importante y distintivo de la comparación. Por esta ra-
con hipó~esis _muy específ!cas y series temporales cuantitativas para, a r.6n debe ser ubicado en el centro de ella. En el caso que se busque
postenon, onentarse hacia estudios cualitativos de los casos indivi- n generalización, más o menos localizada, o que el objetivo con-
duales en los cuales las diferentes relaciones resultaban mejor y más 1· i ta en lograr una explicación local, según la. sugerencia de Pane-

bi, neo, o bien sólo el de describir un cierto fenómeno en más casos y,


10
Véase el apartado anterior sobre este punto. uáá, nudm difmntes ,soci,ciones enue un, v,,-iab]e dependiente

I
27
26 Leonardo Morlino Problemas y opciones en la comparación

ante to d o, en el _se g� i­
y más v ari abl es in de p endient es , el con trol de l as hipóte si s sigu e · am ente ambi ciosos. Esto s e ha traducido,
ible s modelos �e c1enc1 a�
siendo esencial y típico de l a comparación. ; iento perfec cioni sta y utópico de impos
ha revelado al �m contr�
Cu ales s ean ef ectiv amente los proc edimientos con c retos que se [al «exceso de fines » (y de espe ranzas) se
s e stu d1� s'? s des1-
adoptan p ar a efectuar tal control se deduce del ap artado sobre «con­
P.rodu cente y h a alejado de la comparación a _m�c ho
· t o tan arnb1c1osos y
11µs1onados , que no s e i dentific ab an con obJe
ceptos y clases» a propósito de l a clasific ación, de la escala de abstrac­ 1h 1v s

ción, de la p ara me triz ación y de la explic ación. Po r otra parte, e i n­ ab stractos. . . .


tentando s er más precisos, se puede agreg ar que t ales pro cedimientos muc h año s de invest1g ac10.nes y de e�
pen ��-
f Hoy , de s pués de os
cambian en parte según los objetivos cognoscitivos tr az ados , genera­ aas no todas negativas, corno demuestran
muy bren l a co _ ntnbuc10n
lización o teoría loc al siguiendo las enseñanz as de Durkheim o de de Collier sob re el plano de l méto do y de tod as la s ul � ore s po�en­
e n
Weber, es decir, según las opciones metodológicas de fondo adopt a­ c;:alidades de progres o y la cont ribución 1e Ferr e � a a mv el sust a�t1vo,

do aliento ª ª co� tmuar


das, e incluso en relación a los contenidos mis mos de l a investig ación. e�ta introducción puede finalizar infund1e� _
P;
10 ne s aqu1 publicadas .
P: r la vía trazada en las diferentes contnbuc
iencia de los problemas,
E, ta vez, s in embargo, con un a mayor conc
lo q� e se puede �btener,
Expectativas, desilusiones y dificultades dl: las opciones y t ambién de los límites de ,
tamb1en a los parciales re-
gracias justamente a la exper iencia hech a y
Si todo e s as í de claro, ¿ cómo es posi ble que la comp aración no se a. ltados positivos que s e han alcanzado.
haya desarrollado más e n cienci a polític a ? E sta es l a pregunta plan­
tead a en el ensayo de ape rtu ra por Sartori, y s obre l a que retorna Pa­
nebi anco. La explic ación más elemental es ante todo la sugerida por RJ ferencias bibliográficas
el primero: comparar es simplemente difí cil. La componente teóric a
ssta t. An alysen ur Entwic­
en l a comparación e s muy desta cada y difícil de «ma nejar»: «quien A :ber J. (1982), Vom Armenhaus zum Wohlfahrt � furt/Mam, �
Campus
n avega al azar y sin brújula se arriesga en cada momento a naufragar» ung in W steur opa, Frank
. klun g der Sozia lvers icher e

(Sartori e n el ensayo siguiente). Una segunda explicación se sugiere Verlag. . . · · ·


rica, en G . p asqumo
.. rto¡·lTII· s . (1986) ' Meto dologia della ricerca
empi
en el en sayo de Panebi anco : en sus tanci a, frente a la gran mayoría de ll
1a, l1 M'-:r m<?, PP· 39- 82 ·
.

estu di osos ideográfic os y teóricos, los comparatistas se divide n res­ '- (comp.), Manuale di Scienza della Política, �olo� , .
Mad nd, Alian za Ed1to nal, 1988
pecto a «qué constituye una explicación acept able en las cien cias so­ Trad. es p. Manual de ciencia política,
d, L., J · J · Linz y S.M. Lipset (comps.) (1988-89),
Dem. ocracy D_e-
m
D amon . e R1enner pu bl 1s-
c i ales», en un contexto en e l cual el s aber poli tológi co es poco acu­ ) Lynn
. ve lopin g Countrie s, vol. 2, 3, 4, Boulder (Col.
mulativo y su objeto s e redefine y se transforma c ada ve z. Pero tal hers.
- ent tn· th e so­
1- " 11.arsfeJd, p · F· Y A· H · Barton (1951) '. Qualitativ s, en D · L erner Y H · D ·
divis ión y la reducid a acumulabilidad conducen una vez más a con­ e Measurem
d ·
cial Scien ces: Classification, Typologies, an d ¡
cepciones diferentes acerca del mejor modo de hacer ciencia política, n ice
evelopment m Scop e and
qu e se ponen de manifiesto en el ámbito de la comparación por las Lasswell (comp.), The Policy Sciences: Recent D
dos es trategi as fundamentales (la comparación estadístic a y la histó­ Method Stanford, Stanford University Press
.
A'. (1971 ), ve Polit ics and Comparativc Method, en
rica), in di cadas por Ragin y Zaret (1983) e ilus tradas por Pan ebianco L,i),phart Com p arati
. 682-693
«American Political Science Rev1e w», LXV , pp :
en su contri buc ión, o bien por las po siciones de Bartolini, q uien Strate gy in Comparative Research, en
e-- '(1975 ), The comparable-C�ses
tiende a poner sordina a las diferencias entre esas es trategias. Quizá 77.
junto a la difi cultad de comparar tanto en e l plano del correcto uso de Comparative Political Stud1es», VIII,. p�- 158-1
of Ma7o ntari a a n d Con sensus G_ove�n ­
1984), Democraci es. Patter n s n
,
los conceptos y de la escala de abstracción (Sartori), como en el que tne nt in Tw enty-on e Countries,
Londres y New Haven, Yale Unners 1ty
se refiere a la recolecc ión de datos sobre muchos casos, como a las di­
visiones de los comparat is tas (Panebianco), hay también un «exceso on e, introducción a la edi-
to, •. �:�:\,.• (1982), Forme e scopi della comparazi thods in Social Science,
de fines », en el sentido de proponer objetivos de investigación excesi- · ¡·1ana de N. J . Smelser, Comparative Me
:, ita
1011
28 Leonardo Morlino

Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1976, La comparazione nelle scienze so­ COMPARACIÓN Y MÉTODO COMPARATIVO
ciali, Bolonia, Il Mulino.
Sartori, G. (1971), «La politica comparata: premesse e problemi», en Rivista
Italiana di Scienza Política, I, pp. 7-66.
Giovanni Sartori
- (1984), Guidelines for Concept Analysis, en íd., comp., Social Science Con­
cepts: A systematic Analysis, Beverly Hills, Sage Publications, pp. 15-85.
Ragin, C., y D. Zaret (1983), Theory and Method in Comparati'Ve Research:
Two Strategies, en «Social Forces», LXI, pp. 731-754.

Hace ya veinte años (casi) que escribí sobre política comparativa


y sobre el método en que se funda 1• Escribí por qué era partidario de
ella. Sin embargo, debo admitir que el resultado es hoy enormemente
inferior a las expectativas de entonces. ¿Porqué?, ¿ se debe a una so­
brevaloración inicial?, ¿a que hemos tenido abundantes tropiezos en
el curso del camino?, ¿o se debe a otras razones? Responder estas
cuestiones nos conduce a un balance más general. ¿Dónde estamos?
¿Hacia dónde nos conviene ir? Es un debate a reabrir. En mi escrito,
digamos originario, me preguntaba en el siguiente orden: 1) por qué
comparar; 2) qué es comparable; 3) cómo comparar. Es conveniente
repetir las mismas preguntas en el mismo orden.

Por qué comparar

¿Por qué comparar? Entonces respondía: «La comparación es un


método de control de nuestras generalizaciones...o leyes del tipo si...

1
«La Política Comparata: Premesse e Problemi» (1971, 7-66). Es el escrito con el
cual comenzaba la Rivista Italiana di Scienza Política; y constituía, al menos en la

29

También podría gustarte