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María que desata los nudos

La Novena
La devoción a María que desata los nudos consiste en el rezo del Santo Rosario, intercalando una
súplica, compuesta expresamente, en el tercer misterio, y se reza durante nueve días
consecutivos.

Cada Novena desata un nudo.


Los nudos representan los problemas que paralizan el espíritu y el cuerpo, nos quitan el sueño y
nos causan sufrimiento:
se trata de situaciones de bloqueo, a nivel personal pero especialmente en la vida familiar, y de
difícil solución.
La novena a “ María que desata los nudos” también es conocida como “ la novena que destruye al
diablo”: es una oración muy poderosa y muy escuchada por nuestra Señora.

Indicaciones para la Novena :

- Hacer la señal de la cruz

- Decir el acto de contrición.


- Recitar los tres primeros misterios
del rosario. (Credo)
- Rezar la oración propia del día.
- Recitar los dos últimos misterios
del Rosario.
Oración final.

Señal de la cruz
Acto de contrición*
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta
hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has
de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.
DÍA PRIMERO
Santa madre mía querida, santa María, que desatas los nudos que oprimen a tus hijos,
extiende tus manos misericordiosas hacia mí. Te doy hoy este nudo (…decir el nudo) y
cada consecuencia negativa que este provoca en mi vida.
Te doy este nudo que me atormenta, me hace infeliz y me impide unirme a ti y a tu Hijo
Jesús Salvador. Recurro a ti María que desatas los nudos , porque tengo confianza en ti y
sé que nunca has desdeñado ayudar a un hijo pecador que te suplica.
Creo que tú puedes desatar estos nudos porque eres mi madre. Sé que lo harás porque
me amas con amor eterno.
Gracias, madre mía querida.

Oración final
Madre de Jesús y madre nuestra, María Santísima, Madre de Dios: tú sabes que nuestra
vida está llena de nudos pequeños y grandes.
Nos sentimos sofocados, aplastados, oprimidos e impotentes en la resolución de nuestros
problemas.
Nos confiamos a ti, Señora de paz y de misericordia. Nos dirigimos al Padre por Jesucristo
en el Espíritu Santo, unidos a todos los ángeles y a los santos.
María coronada de doce estrellas, tú que aplastas con tus santísimos pies la cabeza de la
serpiente y no nos dejas caer en la tentación del maligno, libéranos de toda esclavitud,
confusión e inseguridad.
Danos tu gracia y tu luz para poder ver en las tinieblas que nos rodean y seguir el camino
adecuado. Madre generosa, te presentamos suplicantes nuestra petición de ayuda. Te
pedimos humildemente:

Letanías
María, desata los nudos de la envidia.

María, desata los nudos de la falsedad.


María desata los nudos de la vanagloria.
María, desata los nudos de las heridas causadas por los cercanos a mí.
María, desata los nudos de la amarga soledad.
María, desata los nudos de los sentimientos de culpa.

María, desata los nudos del enfermo de indiferencia.


María, desata los nudos de la esclavitud de los sentidos.
María, desata los nudos del vicio de los juegos de azar.
María, desata los nudos del corazón seco.
María, desata los nudos de la lengua que desprecia y critica.

María, desata los nudos de la mentalidad consumista.


María, desata los nudos de la huida de mis responsabilidades.
María, desata los nudos producidos por la separación de los cónyuges.
María, desata los nudos construidos con relaciones equivocadas.
María, desata los nudos del que llora en la viudez.
María, desata los nudos de las traiciones entre los cónyuges.
María, desata los nudos en el ánimo de la madre que aconseja el aborto.
María, desata los nudos del dolor por las decisiones erróneas de los hijos.

María, desata los nudos del padre que se desespera por su hijo suicida.
María, desata los nudos los nudos de la incomprensión entre ancianos y jóvenes en casa.
María, desata los nudos del rechazo de la voluntad divina.
María, desata los nudos de la pereza en los momentos espirituales.
María, desata los nudos queridos por el eterno adversario.

María, desata los nudos presentes en la comunidad parroquial.


María, desata los nudos de las excusas para no hacer el bien.
María, desata los nudos de la tibieza en la oración.
María, desata los nudos de la pretensión de sentirnos indispensables.
María desata los nudos del miedo al “para siempre”.

María, desata los nudos del vicio solitario.


María, desata los nudos del dolor rechazado.
María, desata los nudos de mi yo soberbio.
María, desata los nudos de la doblez de vida.

Suplica
a María que desata los nudos

Santa María, Madre de Dios, tu que has sido mujer y madre, tu que respondiste a Dios:
“Hágase tu voluntad”, infunde en mí tu fuerza, la fuerza de tu fe y de tu amor.
Virgen María, hoy vengo a ti con el corazón lleno de sufrimientos.
Vengo a lamentarme de ellos entre los brazos de la madre que siempre nos escucha, que
soporta todo, que cree todo, y por eso recurro a ti, María, madre mía: libérame y corta los
nudos que me impiden ser feliz, acércame a ti y a tu hijo.
Que mi oración transforme mi corazón de piedra y me permita esperar un mundo mejor y
más generoso.
María, tú que desatas los nudos, escucha mi oración.
Amén.

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