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1.32
En el Museo Rodin hay una mujer desnuda con unos pechos muy
eróticos y un culo impresionante. Es dulce y hermosa.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 2.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 3.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 5.32
Una cosa que parece más clara ahora es que las representaciones
culturales recientes de los discapacitados suelen estar mediadas por
aquellos que se encuentran fuera de la experiencia: las fotografías de
Nicholas Nixon de niños ciegos, los documentales de Frederick Wiseman
sobre escuelas para sordos y ciegos y las fotografías de Nancy Burson
de niños con trastornos craneofaciales: debo admitir que todas estas
obras tienen momentos brillantes, sensibles y profundos, pero también
son relativamente incómodas por el hecho de que siguen siendo obras
«documentales». Esto significa que son representaciones que, en el mejor
de los casos, son interpretaciones, como tus fotos. Al mirar estas obras,
la gente permanece en el exterior, observando a través del ojo de la
cámara, observando a través del doble giro de cultura y estética; es decir,
mirando el enredo indisoluble de verdad y ficción, un enredo que nunca
se desenredará, ni podrá hacerlo. Y supongo que tampoco podremos
nosotros.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 6.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 7.32
antes, y muchos ámbitos de la vida cultural contemporánea africana
A pesar de mi resistencia inicial a tu trabajo, presiento que hay algo —lo que se ha teorizado como cultura popular, en particular— no
extraordinariamente atractivo en Los ciegos. Parte de mi ambivalencia se preocupan de esta manera por trascender el colonialismo, por
reside en darme cuenta de que lo que a mí me afecta de forma negativa ir más allá. Efectivamente, podría decirse que es una marca de la
afecta a otros de un modo muy distinto. ¿Es porque yo soy discapacitado cultura popular el hecho de que sus préstamos de formas culturales
y otros no? ¿Es porque veo, y quizá otros no, una relación intrincada entre internacionales sean extraordinariamente insensibles y no tanto
la historia estudiada de la colonización y la historia (en gran parte) no despectivos, sino más bien ciegos al problema del neocolonialismo o al
estudiada de los discapacitados? ¿Es porque veo surgir de estos textos “imperialismo cultural”».
el horror de la colonización doméstica? Naturalmente, «colonización» es
una palabra dura, ya que sugiere el sometimiento a través de la fuerza Y esto (es una cita larga, pero es necesario copiarla entera) es de una
física. Pero también es aterrador —quizás más aterrador cuando uno se declaración de los artistas Houston Conwill, Joseph De Pace y Estella
da cuenta de lo sutil y psicológicamente enrevesado que es— el uso de Conwill Majozo, que acompañaba su instalación de 1992 en el Museo
la lengua como agente colonizador. La opresión de las lenguas nativas y Brooklyn:
los intentos de controlar el origen de un idioma con otros medios (que se
suele apodar «normalización lingüística») son un aspecto innegable de «Creamos mapas de lengua que presentan peregrinajes culturales
la historia de mucha gente oprimida. Es más difícil de reconocer como y viajes metafóricos de transformación que se pueden vivir como
opresión cuando la lengua que un grupo social utiliza para hablar de otro ritos de paso por la vida y la muerte hacia el renacimiento y la
grupo social se califica a sí misma en términos negativos: la identidad resurrección, favoreciendo una mayor conciencia y entendimiento
está «marcada» por la lengua. En particular, la metáfora es una forma de la cultura. Están compuestos por un collage de citas de músicas
de violencia latente que deviene patente en el uso de la ceguera y la del mundo, como spirituals, blues, góspel, soul, jazz, funk, samba,
sordera como metáforas peyorativas para insinuar ignorancia, estupidez merengue, reggae, rap y canciones de protesta en dialecto,
y falta de ingenio. así como declaraciones críticas de portavoces de la cultura
afroamericana. Las palabras proféticas y humanistas reflejan
Este fenómeno está arraigado, es un reflejo de la facilidad con la que se los valores y aspiraciones de la cultura (esperanza, sabiduría,
estereotipa a los discapacitados, y, en su omnipresencia, es un reflejo de templanza, justicia y amor) y funcionan simultáneamente como
cómo los cambios relacionados con el racismo y el sexismo en la lengua crítica y curación, abordando los problemas de la paz en el mundo,
aún no los han sentido los discapacitados. La lengua inglesa aún debe la justicia social, los derechos humanos, los derechos civiles, los
responder al enorme abismo semántico entre no poder ver y no querer derechos de los discapacitados físicos, la libertad, la igualdad,
ver, entre no poder oír y no querer oír. Aquí, por ejemplo, Elaine Showalter la democracia, la historia, la memoria, la identidad cultural,
escribe en Raritan (otoño de 1983): la pérdida, la diversidad cultural, la educación multicultural,
la libertad para elegir, el apoyo público al arte, la ecología y el
«Difícilmente podemos no dar la bienvenida a la crítica feminista cuidado. También se enfrentan a los enemigos universales: la
masculina cuando llevamos tanto tiempo lamentando la ceguera, la guerra, el odio, el racismo, la opresión, el clasismo, la violencia, la
sordera y la indiferencia de de las instituciones críticas masculinas intolerancia, la censura, la enfermedad, la drogadicción, el sexismo,
por nuestro trabajo». la discriminación por la edad, el apartheid, la indigencia, el SIDA, la
codicia, el imperialismo, el colonialismo, el militarismo, la amnesia
Aquí, Kwame Anthony Appiah, en Critical Inquiry (invierno de 1991): histórica y cultural, la ceguera transcultural y el miedo al Otro».
«Todos los aspectos de la vida cultural africana —incluida la música ¿Ceguera transcultural? Sophie, es casi irónico que la gente que sigue
y algo de escultura y pintura, incluso alguna narrativa ampliamente utilizando estas metáforas peyorativas también sean las personas
desconocida para Occidente— se han visto influidos, a menudo que han hecho más cosas para abrir nuestra conciencia cultural a la
intensamente, por la transición de las sociedades africanas a diversidad humana. Casi irónico; ¿qué más podría significar, Sophie?
través del colonialismo, pero no todas son poscoloniales en un
sentido relevante, ya que el pos- en “poscolonial”, como el pos- en Atentamente,
“posmodernismo”, es el pos- del gesto de separación del que hablaba Joseph
Querida Sophie: 8.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 9.32
Hoy tengo un poco más que decir sobre la lengua, en particular sobre la
semántica, es decir, significados y connotaciones.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 10.32
Cada vez que consigo un poco de espacio para relajarme, ese eco vuelve
una y otra vez: Dado que tu cara no está disponible para mí, ¿por qué
debe mi cara estar disponible para ti? Estas palabras tienen algo que
es inquisitivo y desafiante a la vez, algo que casi llega a la resistencia
absoluta. Quizá sea el bucle del signo de interrogación lo que nos desafía,
agarrado a la palabra final: ti.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 11.32
«Mi madre me dijo que parara de tocar cosas. Me decía: “No toques, te
hace parecer una persona ciega”».
... ¿«simples»?
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 12.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 13.32
Una noche, una conocida mía que estaba visitando Nueva Orleans se
fue directa al Barrio Francés por los motivos por los que la gente va
a Nueva Orleans: por las vibraciones del jazz, los ritmos del blues y el
ambiente carnavalesco que convierte al Barrio Francés en lo que es. Para
ella era algo atrayente, y, de hecho, siguió siéndolo durante un tiempo.
Pero entonces pasó algo, por la noche temprano. Un policía se había
percatado de su paso inestable y la paró para hacerle unas preguntas.
Sin embargo, ella no lo entendía muy bien y él tampoco sus respuestas.
Era un policía inteligente y reconocía una intoxicación en cuanto la veía.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 14.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 15.32
Creo que mi última postal fue un poco dura. Lo siento. La verdad casi
nunca es cortés. Debes de estarte preguntando cuál es el propósito de
Joseph, cuál es el propósito de esta persona que cuestiona y vilipendia a
Sophie Calle por su estética y su parco gesto de magnanimidad.
Intentaré explicártelo.
Una parte del problema está (como sugería en una postal anterior)
relacionada con las representaciones de los discapacitados y el debate
general de lo que entendemos como representaciones «auténticas» e
«inauténticas» de las diferencias raciales y sexuales. Estos son términos
realmente difíciles de evaluar y solo tienen valor porque proporcionan
la base para un debate cultural continuo, por cuya tensión la cultura
forzosamente se sustenta, se perpetúa y se rehace.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 16.32
«En pocas palabras, Los ciegos, con su abierta empatía hacia sus
sujetos, parece un síntoma de la creciente confianza de Calle en sí
misma como artista».
R. Pincus en Art in America, octubre de 1989
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 17.32
«El verde es hermoso porque, cada vez que me gusta algo, me dicen
que es verde».
«El mar también debe de ser hermoso. Me dicen que es azul y verde y
que, cuando el sol se refleja en él, te hace daño en los ojos».
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 18.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 19.32
¿Has visto alguna vez las fotografías del siglo xix de Eadweard
Muybridge de humanos y animales en movimiento? Si miras de cerca
las fotografías en serie de personas andando, especialmente las de las
personas discapacitadas, verás que, en todas ellas, la idea de «caminar»
es una generalización de la locomoción humana, de mover el cuerpo del
punto A al punto B utilizando solamente la realidad fisiológica propia.
Independientemente de si la persona es un niño o un joven, una mujer con
esclerosis múltiple cerebroespinal o un niño con una doble amputación
de las piernas (Muybridge fotografió a toda esta gente), no hay manera
de definir la normalidad, excepto a través de la idea abstracta de
locomoción: todo el mundo llega de A a B, y esto es lo que es sumamente
importante, no el hecho de que lleguen de formas diferentes.
Lo que uno descubre con esto es una idea general de las diferencias.
Como Paul Souriau observó en L’esthétique du mouvement («La estética
del movimiento», publicado por primera vez en 1889), el movimiento es
un producto de la fisiología (o una «estructura orgánica»): no existen los
cuerpos «normales» ni los movimientos concomitantes, sino una serie de
diferencias que se reflejan en diferentes movimientos. Lo que es normal
es el hecho de que la locomoción es generalmente posible y que el cuerpo
se adaptará a sus recursos disponibles, agotándolos si es necesario,
para asegurarse esta posibilidad, de la manera más extraordinaria —o
quizá debería decir ordinaria— en el caso del doble amputado. Por este
mismo motivo, uno podría alegar que el habla no es normal para los
humanos, sino que la base del habla es la lengua y el cerebro encontrará
otra manera de producirla en aquellos para los que el habla no es
posible. Incluso Rousseau pensó en esto en su Ensayo sobre el origen de
las lenguas y tuvo dificultades, pero no tenía el tipo de prueba que las
lenguas de signos de los sordos nos ofrecen actualmente.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 20.32
Harlan Lane,
The Mask of Benevolence («La máscara de la benevolencia»)
John Hull,
Ver en la oscuridad
Georges Canguilhem,
Lo normal y lo patológico
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 21.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 22.32
Hay algo que es más que un poco atractivo en la idea de que vivir, en sí
mismo, pueda asumir una identidad estética, cómo el acto de vivir puede
suplantar el mero objeto como ideal estético. En el momento actual de
la historia cultural nos enfrentamos al fin de un siglo de «objetualidad»,
el fin de un periodo en que (especialmente en la década de 1980) el
objeto artístico se convirtió en un objeto de proporciones exageradas,
física y económicamente. Rechazar este arte no es un signo de simple
descontento o marxismo residual, sino que es un acto de dar la vuelta, un
gesto en dirección a algún tipo de modestia no declarada hasta ahora,
en la que el arte está definido por un sentido sincero de propósito, por un
deseo de ser todo, excepto esta ficción a la que llamamos arte. Seguro
que no es el único tipo de arte que hay ni que habrá, pero es un arte
pertinente y no accesorio a nuestra conciencia cultural contemporánea.
Puede que sea esto lo que tú misma estás queriendo decir en Los ciegos.
Si es así, es un hermoso fracaso.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 23.32
17 de abril. He vuelto. Las caras, las voces, ahora conocidas... casi una
familia. Ahora les dedico más tiempo a los textos, más espacio, y, cuando
he entrado hoy en la galería, me he sentido atraído de inmediato por
el texto en braille azul de Claude Jaunière. De todas las fotografías
de objetos, relieves, lugares y gente que constituyen tu ejercicio
hermenéutico, el texto en braille es el que más pertenece a este sitio,
aunque, aplanado en una fotografía, de alguna manera se contradice a
sí mismo, casi como si fuera un oxímoron. Cuando me acerco (y tengo
que acercarme porque este texto, hecho para leerlo tocándolo, está
protegido por un cristal), me doy cuenta de que este icono del alfabeto
ciego está montado al revés.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 24.32
Hace un año, una conocida me envió una postal de una serie de Señales
de tráfico para sordos del pintor Martin Wong. En las zonas frecuentadas
por sordos, especialmente cerca de escuelas para sordos, Estados
Unidos tiene por tradición colocar señales de tráfico para alertar a los
motoristas. Las señales, normalmente compuestas por letras negras
sobre un fondo amarillo, son claras y concisas: «Peatones sordos», «Niño
sordo», «Niños sordos». La postal de Wong mostraba un intento de
presentar textos bilingües escribiendo «Escuela para sordos» en inglés
(School for Deaf) y en el alfabeto deletreado para sordos. Te envío una
copia. Mi conocida, artista también, pensó que me gustaría este pequeño
acto de intercambio cultural, y al principio me gustó. Pero, cuando miré
la postal de cerca, me di cuenta de que ambas «f» estaban mal: en lugar
de estarse tocando el pulgar y el índice, como debería ser en una «f»
correcta, Wong había representado el pulgar tocando el meñique, que es
el número 6. En vez de decir «School for Deaf», la señal rezaba «School
6or Dea6».
El café me consuela. El texto en braille de Jaunière del revés. Esta «f» que
no es una «f». No son simples errores, sino un deseo fuera de lugar.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 25.32
30 de abril. Según la New York Gallery Guide, Los ciegos ha cerrado, pero
las obras de arte de las paredes de la galería dicen que aún continúa. Es
la sexta semana. Hoy no me he quedado mucho rato: la comodidad de
las caras y voces conocidas traiciona mi incomodidad.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 26.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 27.32
¿Por qué no veo ningún encanto ni valor favorable en el uso que hace
Sam Messer del alfabeto deletreado en sus pinturas? Un amigo me dijo
que al menos debería sentirme agradecido por el hecho de que diera a
conocer la lengua de signos, y quizá debería. Pero ¿qué tipo de atención
se está atrayendo aquí? ¿Qué percepción o visión de la lengua de signos
ofrece? Los textos son ambiguos, como probablemente deberían ser: uno
entra, descodifica y se enfrenta con una transcripción: «Para. Escucha.
Mira. El infierno duele».
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 28.32
Los cuadros de Messer, como tu obra de Los ciegos, suscitan una (uno, un idioma natural; el otro, un sustituto del alfabeto), tienden a
pregunta sobre el privilegio de las opiniones: ¿quién «posee» el braille, marcar sus diferencias de una manera que o bien se exagera por sus
quién «posee» la lengua de signos, quién tiene derecho a las percepciones diferencias (como en la obra de Messer) o que se reprime porque las
y a las visiones mentales de los sordos y los ciegos? diferencias ofenden el sentido de normalidad en la comunidad humana,
el mismo tipo de actividad represiva que contribuye al hecho de que
La pregunta en sí, aunque parezca simple, no tiene fácil respuesta. Las la mayoría de escuelas para sordos y ciegos, como las instituciones
revisiones de la apropiación de las mitologías africana y asiática por mentales, están ubicadas en entornos rurales.
parte de la modenidad, tienden a castigar la condescendencia intrínseca
en la actividad (la noción de «primitivismo», por ejemplo) al reconocer los Atentamente,
objetos estéticos que resultaron de esta interacción cultural —como en Joseph
Las señoritas de Aviñón de Picasso— y las nuevas direcciones que hicieron
posibles. Este paradigma revisionista también se puede encontrar en
obras críticas, como las de Fred Wilson, en las que se hace una crítica
manifiesta, casi implacable, de la expropiación occidental de las culturas
extranjeras, con los museos considerados como una especie de ojo
de cerradura cultural. El deseo de mirar también abarca los objetos
fabricados en masa para el consumo occidental. Si echas un vistazo a
los mercadillos que hay por toda Europa, encontrarás cajas de zapatos
llenas de viejas postales de la gente de África del Norte, tituladas
Scènes et Types, donde se mide la originalidad de las mujeres tunecinas
y marroquíes según sus joyas y sus pechos al aire. Estas postales no
pertenecen a la tradición del risqué (aunque en catálogos de postales
contemporáneos y listas de subastas están clasificadas como risqué),
sino que intentan proclamar su inocencia explorando y comercializando
las diferencias culturales. Incluso Fred Wilson no puede deshacer la
historia de la museología sin que él mismo se convierta en parte del
contexto museológico o sin tomar parte en el uso de los mismos objetos
culturales, que, como crítica, parecen claramente más incómodos en
una galería comercial como Gracie Mansion o Metro Pictures que en un
museo.
¡Hola, hola!
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 30.32
Nadie, Sophie Calle, puede ser más «otro» que otra persona. Ni tú ni yo.
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 31.32
Atentamente,
Joseph
Querida Sophie: 32.32
Tras ocho visitas a Los ciegos, tras 32 postales, puede que haya llegado el
momento de terminar mi «monospondencia». No quiero decir que haya
agotado las posibilidades de seguir. No, eso no. Un final es una mera
formalidad, el punto en el que la narrativa se detiene, el punto en el que
el escritor, como personaje, sale de su texto.
Tengo un amigo que me anima a ser directo, franco y preciso. Dado que
tu cara no está disponible para mí, ¿por qué debe mi cara estar disponible
para ti?
Atentamente,
Joseph