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CUENTO DE VALORES (Parte II)

Había una vez un unicornio que era capaz de ver en los ojos de los niños
todos sus sueños.
Pero un día se encontró a Samuel, un niño raro y solitario...
Samuel no tenía ningún sueño porque no tenía amigos y el unicornio no lo
pudo detectar.
Un día Samuel se encontró con Paco, un niño muy divertido y un poco
misterioso. Samuel y Paco se hicieron “mejores amigos” y empezaron a
compartir tiempo libre juntos. El unicornio los vigilaba desde la distancia
para intentar averiguar cual era el sueño de Samuel.

Tiempo después fueron a un parque de atracciones llamado “El


Diversorio” recién inaugurado.
Allí había un juego nuevo (el destroza hígados) que era una especie de
montaña rusa, que se movía tanto que todos los niños y niñas acababan
vomitando. Samuel quería subirse a toda costa y su amigo Paco lo
acompañó.
Se rompieron los hígados, pero siguieron jugando juntos y lo pasaron
genial, lo malo, es que tuvieron que llamar al 112 porque estuvieron
jugando 4 horas seguidas y se encontraban fatal. Se dieron cuenta que ese
juego NO era el más recomendable y seguro para niños y niñas como ellos.
Pero su amistad había mejorado.

Cuando se encontraron mejor se fueron a casa de Paco pero ahí estaba el


unicornio para intentar ver otra vez sus sueños, pero no podía ver el sueño
de Samuel, ¡como no...!
El unicornio se extrañaba por no poder ver el sueño de Samuel. Quizás
fuera así porque no tenía un sueño fácil y especial.
Pensando, pensando… el unicornio llegó a la conclusión que el sueño de
Samuel era tener amigos y poder pasar mucho tiempo con ellos y divertirse
siempre.

MORALEJA: Cuida a tus amigos y amigas y pásalo bien con ellos y ellas.

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