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Hemos de denotar que la frase “ojo por ojo y diente por diente” se
encuentra en Éxodo 21:24, y la usó Moisés dirigiéndose a los hijos de Israel, no con
el propósito de que cada israelita tomara la ley por su propia mano, sino con la
intención primordial de evitar los excesos en el área de la ira, la violencia y el
deseo de venganza.
Era para controlar el deseo natural del hombre de vengar y “ALGO MAS”
lo que le habían hecho, ya que su instinto le llevaba siempre a tomar en
venganza más de lo que le habían hecho; no era ojo por ojo, sino ojo por diente
o vida por mano, lo cual también era injusto dentro del parámetro divino. Como
ejemplo de esto son nuestros propios niños cuando se maltratan, siempre le
hacen al otro algo más grave que lo que el primero hizo al segundo y nunca
terminan de hacerse daño.
B. NO DEBEMOS IR A PLEITO
C. LA INTENCIÓN DE SU CUMPLIMIENTO
3. Dios requiere del esfuerzo del creyente pero más que todo de
nuestra dependencia de Él. Él nos ha capacitado con su
Espíritu para que no tengamos excusa alguna para no cumplir
su santo mandamiento.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Cada vez que pensemos, no podemos, miremos a la cruz de CRISTO.
Recordemos lo que el mismo Señor dijo en Mateo 5:20: “Porque os digo que si
vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el
reino de los cielos”.
La Ética del Sermón del Monte
Para muchos podría parecerles interesante que, tratando el tema de la ética cristiana,
presentáramos situaciones particularmente críticas y ofreciéramos las soluciones
cristianas de distintas coyunturas a que pudiera conducirnos la vida.
Seguramente que el análisis de situaciones críticas sería muy provechoso, pero se
adaptaría más para el diálogo, ya que los problemas éticos espinosos pueden
presentar matices tan sutiles, que solamente la agilidad del intercambio de opiniones
podría permitirnos examinarlos en una situación concreta particular, que es la única
manera de resolverlos.
Es que la moral cristiana no puede reducirse a un código. A veces se ha pretendido
que el Sermón del Monte sea el código de ética de Jesús, entendiendo por código, una
recopilación sistematizada de leyes morales. Creemos que el Sermón del Monte está
estrechamente relacionado con la ética, pero no precisamente por ser un sistema
codificado, sino en cambio, por ofrecernos un concepto nuevo de lo que es vivir la
clase de vida que agrada a Dios.
Pablo dice que "Dios nos ha hecho capaces para servirle bajo un nuevo pacto, que no
se basa en leyes escritas sino en una vida recibida del Espíritu. La ley escrita condena
a muerte, pero el Espíritu da vida" (2 Co.3:6).
Y esto es lo que nos enseña el Señor en el Sermón del Monte: que la conducta del
cristiano no está referida a cumplir mandamientos, sino a una actitud interior que debe
conducirlo a realizar lo que Dios espera de él en las circunstancias de la vida.
Los fariseos estaban muy satisfechos porque pretendían cumplir con la ley, pero Jesús
dijo a los discípulos que debían lograr una justicia mayor que la de los fariseos para
entrar en el reino de los cielos (Mt.5:20). ¡Una justicia mayor que cumplir la ley! Sí, por
supuesto, porque ¿Quién puede pretender que cabalmente cumpla la ley? Pues "No
hay justo ni aún uno…por cuanto todos pecaron y están destituidos de la Gloria de
Dios".
Y la justicia mayor que podemos adquirir y por la que habremos de entrar en el reino
de Dios, es la justicia de Cristo, que nos es adjudicada cuando conscientes de nuestra
culpa venimos a él, e impulsados por el Espíritu Santo lo recibimos como Salvador y
Señor de nuestras vidas.
Recibir a Cristo es recibir la vida de Dios, es nacer de nuevo por el Espíritu y obtener
una nueva naturaleza y un poder que nos permite vivir en el espíritu del Sermón del
Monte, que es el Espíritu de Cristo. Todo lo que Jesús nos enseña en ese largo
discurso, representa la imagen viva de su actitud frente a la vida. No es una teorización
lo que por ejemplo hallamos en las Bienaventuranzas, sino la expresión de su forma de
ser y de pensar.
Todo el mensaje es un espejo de su alma, y es la elevadísima meta que nos propone a
los creyentes: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto".
1. Bienaventurados los pobres en Espíritu
Esto es, los que teniendo o no riquezas, espiritualmente viven desprendidos de ellas.
Jesús era el Creador del Universo y "siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo".
Nació y vivió pobre, aunque era dueño del mundo. Las riquezas no son moralmente
malas, el dinero no es malo, pero el amor al dinero es la raíz de todos los males.
Vivamos alerta para no ser atrapados por las riquezas que esclavizan.
En conclusión