Como el Padre me amó, yo también los he amado; permanezcan en mí amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea perfecto. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. No los llamo ya siervos, porque el siervo nunca sabe lo que suele hacer su amo; a ustedes los he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi padre se los he dado a conocer. No me han elegido ustedes a mí; Más bien los he elegido yo a ustedes, y los he destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto sea duradero; de modo que todo lo que pidan al Padre en mi nombre Él se los conceda. Lo que les mando es que se amen los unos a los otros. Reflexión: La palabra amigo es muy amplia, tengo muchos compañeros de trabajo y muchos conocidos, pero amigos muy pocos. El verdadero amigo es aquel que es leal y transparente, esta contigo en las buenas y en las malas, como reza el refrán “en hospital y la cárcel, es ahí donde se ven los verdaderos amigos”. El Señor me llama amigo y me pide que me entregue a mis hermanos. En este momento de mi vida en la que me encuentro ahora puedo darme cuenta que hay muchas personas que nos necesitan, son tantos los hermanos que requieren de nosotros, los cuales sufren de dolencias tanto físicas como espirituales y es ahí donde tengo que estar dando testimonio de mi Señor Jesús, viéndolo en que sufre y nos necesita , pero esta entrega tiene que ser con un amor profundo y desinteresado, ya que también es un hijo de Dios.