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Gerard Damiano:
El pornógrafo indie
Paco Gisbert
Gerard Damiano:
El pornógrafo indie
© Editorial Cocó (Eduardo Almiñana Peñalver)
c/ Crevillente 10-13
46020 Valencia (Valencia)
http://www.editorialcoco.com
editorialcoco@gmail.com
I.S.B.N.: 978-84-936781-1-1
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previo y por escrito de los titulares del Copyright.
Agradecimientos:
Manuel Valencia,
José Miguel Villarroya
y Manuela García.
El pornógrafo indie
El pornógrafo indie
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Camino de la gloria
para que algunas copias circularan con escenas de sexo explícito, tal
y como demandaban algunos distribuidores de la época.
En 1969 se estrenó en los Estados Unidos I’m Curious: Yellow, la
película de Vigos Sjörmann que había causado un notable escándalo
en Europa por su liberalizador tratamiento del sexo y su capacidad
para criticar de frente a la sociedad establecida. I’m curious: Yellow
alternaba escenas de sexo con escenas de la vida cotidiana de una
mujer, activista política en Estocolmo, que, por ejemplo, acudía al
aeropuerto de la capital sueca para preguntar a quienes volvían de
haber pasado sus vacaciones en España si no les daba vergüenza ir a
tomar el sol a un país en el que gobernaba un dictador sanguinario
como Franco. Casi el mismo tiempo, también desde Escandinavia,
llegó a Nueva York un documental titulado Pornografía en Dinamar-
ca cuya exhibición corrió a cargo de una sala comercial, no de un
cine para adultos. Quizás porque Pornografía en Dinamarca era un
documental serio, que tenía valores sociales, aunque mostraba pene-
traciones explícitas, a nadie se le ocurrió que aquella película pudiera
transgredir la moral establecida y se pudo proyectar sin que hubiera
ningún tipo de problemas. Estos dos acontecimientos indicaban que
algo estaba cambiando en la sociedad norteamericana en relación a
su tolerancia respecto a la pornografía y, sobre todo, que, al permitir
su exhibición de manera natural, las autoridades habían entrado en
un callejón sin salida en el que no había marcha atrás.
Gerard Damiano y Alex de Renzy, los dos genuinos pioneros del
porno americano en el plano artístico, fueron los únicos que se die-
ron cuenta de que algo estaba pasando para que el porno se con-
virtiera en legal. De Renzy compiló todos los cortometrajes que se
habían realizado en la clandestinidad desde 1910 hasta los años 50 y
montó un instructivo filme al que llamó A history of the blue movies,
en el que se sucedían los más destacados loops clandestinos rodados
en blanco y negro, desde A free ride, el corto X más antiguo que ha
llegado a nuestros días, hasta los filmes nudies de strippers como
Tempest Storm. Damiano fue más creativo. Unos meses después del
Camino de la gloria
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Si le gusta la boca,
le encantará la Garganta
tas?”. Por su parte, Harry Reems siguió con su carrera de actor, pero
se vio envuelto en uno de los juicios más vergonzosos de la historia
de los Estados Unidos. En 1975, el fiscal de Memphis Larry Parrish
rescató la persecución judicial contra el filme, casi tres años después
de su estreno, promoviendo un proceso por obscenidad en el que el
principal acusado, para sorpresa de todo el mundo, fue el actor, es
decir, algo así como si un tribunal hubiera acusado a Clint Eastwood
de incitación a la violencia por protagonizar Harry el sucio. El juicio
alcanzó tal repercusión en todo el país que incluso se organizaron
actos para recaudar dinero con el que ayudar a la defensa de Reems.
Actores como Jack Nicholson o Warren Beatty hicieron campaña
y contribuyeron económicamente para que Reems se librara de la
cárcel. Finalmente, el juez federal Harry W. Wellford absolvió de
todos los cargos a Harry Reems y a todos los demás procesados que
formaban parte del equipo técnico del filme, entre ellos el director
de fotografía Joao Fernandes, y condenó a penas que oscilaban entre
tres meses y un año de prisión a seis encausados: Michael Cherubi-
no, Anthony Novello, Joseph y Louis Peraino, Carl Carter y Mario
De Salvo. Todos ellos con conexiones con el crimen organizado y to-
dos ellos bajo el cargo de producir y distribuir material obsceno. Sin
embargo, la presión mediática que hubo de soportar Harry Reems
y la atención que su proceso suscitó entre los profesionales del cine
convencional acabaron por arruinar la carrera como actor del prota-
gonista de Garganta profunda, que entró en una peligrosa espiral de
alcohol y drogas mientras se relacionaba con estrellas de la talla de
Steve McQueen, Hugh Hefner o Ali McGraw.
En 1976, cuatro años después de que estallara el fenómeno Gar-
ganta profunda, la película más famosa de Gerard Damiano todavía
seguía reportando beneficios. La película permanecía en cartel en
decenas de salas de los Estados Unidos, fue estrenada en Francia
con honores de filme de culto y había recaudado unos 100 millo-
nes de dólares. Hoy en día se estima que el filme ha generado unos
beneficios netos de más de 600 millones de dólares sólo por su ex-
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Si le gusta la boca, le encantará la Garganta
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
El infierno son los otros
Así que siguió haciendo cine. El cine que más le gustaba. Unos
meses después de Garganta profunda, justo cuando la película inter-
pretada por Linda Lovelace comenzaba a convertirse en un filme de
culto, rodó una cinta en la que intentaba mantener el tirón de su
obra más conocida. Lo hizo casi de manera artesanal, con un único
decorado y un grupo de actores que, por aquel entonces, formaba la
gran familia del porno norteamericano: Harry Reems, Andrea True,
Jason y Tina Russell y Marc Stevens.
Meatball era casi una broma, una comedia desenfadada, diver-
tida y alocada que se disfruta durante su poco más de una hora de
metraje gracias a su falta de pretensiones. Su estética, planificación y
resultado son similares a los de los loops que habían vivido su edad
de oro unos años antes, sólo que alargado hasta la duración de un
largometraje. Era una comedia médica (aunque sería más adecuado
calificarla de científica) en la que Damiano aprovechaba las cualida-
des actorales de Harry Reems para desarrollar el personaje del doctor
Young que tan buen sabor de boca (la expresión no es un chiste) ha-
bía dejado en Garganta profunda. En Meatball, Reems interpreta al
excéntrico doctor Schmock, un científico visionario que inventa un
ingrediente secreto para cocinar una enorme albóndiga sueca cuyo
resultado inmediato produce un ilimitado apetito sexual. Tras pre-
parar la albóndiga, el doctor Schmock la prueba en compañía de su
enfermera y ambos sienten el irrefrenable deseo de practicar el sexo.
Pero llega un momento en que ese pasatiempo se torna aburrido, por
lo que Schmock pone en funcionamiento otro de sus ingenios: una
máquina que teletransporta a personajes a su laboratorio. De ella
sale, en un primer intento, Miss Carridge, una joven que se presta
a mitigar los calores internos del galeno en compañía de la enfer-
mera Bed. Sin embargo, de nuevo el experimento cae en la rutina
y la máquina mágica de Schmock obrará el milagro: de ella surgen
otros cinco estrafalarios personajes que organizarán una divertida y
libertina orgía después de probar el prodigio alimenticio cocinado
por el médico.
El infierno son los otros
ños pero atractivos pechos, una falda estrecha y unas botas altas.
Damiano no se fijó demasiado en ella, pero sí que comprendió que
se hallaba ante una mujer inteligente y dispuesta a echarle una mano
para sacar adelante el filme. Por eso, cuando al despacho de Damia-
no llegó el actor John Clemens con la intención de hacer una prueba
para incorporarse al reparto de la película, no dudó en pedirle ayuda.
“¿Puedes darle las réplicas que corresponden al personaje de la seño-
rita Jones”, le dijo Damiano a Graham. Ésta aceptó. No era la prime-
ra vez que la requerían para hacer trabajos que no le correspondían.
Shelly Graham había sido bailarina en diversos espectáculos de
Broadway durante años. Protagonizó la comedia musical Juego de
pijamas en su última temporada en los teatros de Nueva York, di-
señó la coreografía de una compañía de ballet que emprendió una
gira por Suráfrica a finales de los setenta y formó parte del elenco de
Cabaret, la obra que unos años más tarde llevaría al cine Bob Fosse.
También había sido actriz, en pequeños papeles de películas en las
que formaba parte del equipo técnico, y tenía formación actoral, por
lo que, en la lectura del guión, puso todos sus conocimientos al ser-
vicio de la persona que la iba a contratar como cocinera. Damiano
jamás había oído a una actriz de verdad leer un papel en un casting
y se quedó impresionado por la dicción de Graham y sus cualidades
como actriz. Cuando acabó la audición, todavía epatado por lo que
había visto y oído, le dijo: “Quieres interpretar el papel de Justine
Jones en la película?”. Shelly aceptó. Durante muchos años había so-
ñado con ser la actriz principal de un filme y esa era la oportunidad
de su vida. Damiano salió del despacho y llamó a Jimmy Boggis para
anunciarle que había encontrado a la señorita Jones. Jimmy acudió
al despacho de Gerry, vio a Shelly y, en un aparte, le dijo a Damia-
no: “Pero Gerry, ¿no ves que tiene casi 40 años y el pecho plano?”.
Al darse cuenta de que Shelly lo había escuchado, se volvió hacia
ella y se excusó: “No te ofendas, te he oído desde el despacho de al
lado y he de reconocer que eres una gran actriz”. Damiano había
pensado en una joven llamada Ronnie para interpretar el personaje
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
las siete escenas de sexo que contiene el filme, casi por el mismo
orden en el que aparecen en la cinta, en tres intensos días llenos de
anécdotas. Claire Lemmiere, la novia de Georgina, se encargó del
casting y la limpieza, además de compartir una escena con su pareja
en la vida real. Marc Stevens apareció en la localización acompañado
de su mascota, algo que no habría tenido consecuencias si no hubie-
ra sido porque la mascota no era un perro o un gato, sino una boa
de tamaño mediano que vivía plácidamente en casa del actor y con
la que Georgina había hecho buenas migas la primera vez que visitó
el hogar de Stevens. Cuando Marc le estaba relatando a Georgina
que no había encontrado canguro para la serpiente, esta comenzó a
juguetear con ella. Damiano los vio y una luz se le encendió en su
cabeza: propuso a Georgie, como la llamaba, compartir una escena
de sexo zoofílico con el reptil. Spelvin aceptó el reto y Damiano
tuvo que introducir la secuencia más célebre de la película, la que
ha pasado a la historia como imagen icónica del descenso al infierno
de la señorita Jones. Aquella en la que Georgina Spelvin seduce y es
seducida por Hermann, que era el nombre de la serpiente. La idea
le costó al director y productor del filme 100 dólares adicionales, los
que exigió Marc Stevens como caché por la actuación de Hermann.
Gracias a su dueño, la boa cobró lo mismo que el resto del reparto.
Una semana más tarde, parte del equipo volvió a reunirse en una fin-
ca de los alrededores de Nueva York para rodar dos secuencias más:
el largo paseo que dan la señorita Jones y el señor Abaca antes de que
finalice su proceso de educación y la escena en la que Georgina Spel-
vin hace acopio de frutas para su placer personal sobre la cama.
Sin embargo, el proceso de realización del filme no fue un ca-
mino de rosas. Parte de las localizaciones pensadas por el equipo de
producción no pudieron ser utilizadas y la cinta hubo de rodarse en
un único escenario, en la casa rural de Pennsylvania, donde transcu-
rren todos los interiores excepto la escena inicial del filme. Además,
el costo final de la cinta excedió los 30.000 dólares que habían ser-
vido como base para el presupuesto inicial. Herb Nitke exigió que
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La señorita Jones no ha muerto
La señorita Jones no ha muerto
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
No eres una mujer, sólo un coño
lectual que físico. La frase “No eres una mujer, sólo un coño”, que
Jason obliga a repetir a Joanna cuando la joven ya está introducida
en los entresijos de ese amor de dominación, es sólo el principio
de una serie de vejaciones mentales que, en la práctica, no tienen
correspondencia con un dolor físico, al menos como lo vemos hoy
en día en aquellos filmes que sí que retratan el pacto del BDSM en
la actualidad. De hecho, la única secuencia de castigos corporales
forma parte de esa humillación psicológica que hace tan especial
y morbosa la relación entre los dos personajes protagonistas de la
película: después de que Jason le haya prometido a Joanna una no-
che de amor y romanticismo y de que, en su lugar, aparezca Griffin
para practicar el sexo con ella, Jason castiga a su amada por haber
cedido a sus impulsos y la somete a una sesión de spanking con una
fusta mientras Joanna está atada, y vestida con elementos fetichistas,
implorando perdón. Este escena sexual y la que explicita los papeles
de dominante y dominada, con Jason sentado en un sillón y blan-
diendo una cadena de hierro cuyo extremo está atado al cuello de su
amada, constituyen los únicos elementos de sadomasoquismo físico
en el filme. Sin embargo, la atmósfera que crea Damiano para narrar
la historia están repletos de ese juego psicológico entre el placer y
el dolor, entre la obligación y la devoción, que forman, en toda su
estructura, la historia de la relación entre Joanna y Jason.
La película se estrenó en Nueva York el 26 de noviembre de 1975
y, como los anteriores títulos de Damiano, cosechó un aluvión de
alabanzas por parte de la crítica. En esta ocasión, el público respon-
dió con mayor entusiasmo a la propuesta del realizador norteame-
ricano y convirtió rápidamente a Historia de Joanna en un filme de
culto.
Sin embargo, Gerard Damiano volvió a toparse con la censura.
Fue a raíz de una escena de su propia cosecha, que no remitía a nin-
guno de los pasajes del libro en el que estaba inspirada la cinta. En
ella, Jason, tumbado en una camilla, comenta con Griffin, su mayor-
domo, los pormenores de la enfermedad que padece y que le harán
No eres una mujer, sólo un coño
que han producido gana el premio al mejor filme del año, con lo
que podrán saldar la deuda que tienen pendiente. Este es el esquema
argumental de una cinta desmadrada y llena de grandes momentos
que, sin embargo, no llegó a tener el calado que Damiano preveía en
la sociedad norteamericana. Pese a no ser una película porno propia-
mente dicha, ya que no incluye escenas de sexo explícito interpreta-
das por humanos, se trata de una jocosa parodia de los mecanismos
de producción del cine porno, desde los entresijos de la producción
hasta el propio rodaje.
Damiano no deja títere con cabeza, una expresión que se antoja
como literal para un filme de estas características. Introduce, por
primera vez en su filmografía, el tema de las presiones de la Mafia
en la producción de películas porno, un apunte autobiográfico que,
como vimos a la hora de hablar de Garganta profunda, el propio di-
rector vivió en sus carnes con su primer éxito. Sin hacer mención al
crimen organizado, Damiano presenta personajes de origen italiano
para retratar a quienes controlan realmente el tema económico en
el mundo del cine para adultos, una realidad que era patente en la
época en la que fue rodada la película y que el director neoyorquino
revisitaría años después cuando rodó una de sus películas más per-
sonales, Skin Flicks. Pero no se detiene ahí. Damiano utiliza a sus
muñecos para pintar un fresco divertido y sarcástico sobre la indus-
tria del cine para adultos norteamericana, con pinceladas finas que,
sin embargo, producen un efecto fulminante en el espectador que
conoce un poco el tema. Sin ir más lejos, una de las actrices porno
que aparecen en la película es una defensora de los animales que sólo
se satisface cuando su perro le hace el amor, una divertida referencia
a Linda Lovelace, quien, en 1970, rodó un loop zoofílico del que
luego renegó de la manera más abyecta, proclamando que había sido
obligada, con una pistola en su cabeza, a practicar el sexo con el can
delante de las cámaras.
Let my puppets come mezcla además varios géneros cinematográfi-
cos, como una forma de teorizar sobre ese metalenguaje que expresa
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
No eres una mujer, sólo un coño
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Al medio se le llama vida
drews, una actriz de corta pero intensa carrera en el cine X que vol-
vería a trabajar a las órdenes de Damiano en People al año siguiente.
Rodada en diversas localizaciones de la isla de Manhattan, Odys-
sey fue la primera película con personajes de carne y hueso en la que
Damiano no contó con la colaboración de Joao Fernandes, el direc-
tor de fotografía con el que había compartido sus anteriores trabajos.
Lo sustituyó Beyen C. Mitchell, quien ya colaboró con Damiano
en Let my puppets come y que dota de un estilo muy personal a las
imágenes, al emplear diversos focos y tonalidades de luz para cada
una de las tres partes en las que se divide la cinta. Damiano volvió a
contar con Bill Bukowski, en su doble tarea de ingeniero de sonido y
montador, y tuvo como jefe de producción a Irving Graham, quien
ya se había encargado de la planificación del complejo rodaje de
Historia de Joanna.
Tal vez saturado por esa lección de pesimismo vital que encierra
Odyssey, Gerard Damiano se planteó que su siguiente película fuera
un divertimento. Solamente eso. Una película para pasar un buen
rato, sin pretensiones intelectuales, con una gran carga irónica y un
amplio sentido del humor. Tanto que el filme no contiene títulos de
crédito, si exceptuamos el genérico que da nombre a la cinta y el in-
evitable rótulo que anuncia su final. Se llamó Joint Venture, aunque
también es conocida como Erotic Olympics o The Sex Team, y se rodó
en dos días en un local de Manhattan.
Joint Venture arranca como muchas de las películas de la época.
Con una larga secuencia en exteriores. En ella vemos a cuatro chicas,
jóvenes y guapas, que practican el jogging por el Central Park neo-
yorquino. Son Bea, Anna, Charlie y Donna, el cuarteto de amigas
que, al acabar sus carreras matinales, idean un método para man-
tenerse en forma: convocar una fiesta en su apartamento en la que
competirán para ver cuál de las cuatro es la que merece ser conside-
rada la mayor experta en sexo. Como árbitro de tan singular torneo,
llaman a su amigo Peter Cox. La competición se inicia con un con-
curso de felaciones, continúa con la lucha para dilucidar quién llega
Al medio se le llama vida
Mei Ling en Bad Girls, un filme rodado por Svetlana cuatro años
después. Wright, la más veterana del cuarteto, comenzó y acabó su
carrera cinematográfica en esta singular competición erótica.
El póker de estrellas lo completa Paula Morton, quien, como ya
hemos señalado con anterioridad, era ya Paula Damiano en el mo-
mento en el que rodó esta película. Antes de trabajar para su marido
en diversas ocupaciones, desde montadora hasta jefa de producción
o script, Morton desarrolló una interesante carrera como actriz, ge-
neralmente en papeles secundarios, que se inició en 1975 y que cul-
minó con esta película, la única en la que fue dirigida por el que era
entonces su esposo.
Completa la nómina de actrices del filme Sharon Mitchell, quien
se puso de nuevo a las órdenes de Damiano para participar, en un
pequeño papel, en esta película. La escena en la que comparte fluidos
corporales con Peter Andrews delante de un espejo es, sin discusión,
la que mayor carga erótica contiene de todo el filme. El problema es
que dicha escena está exenta de justificación, ya que no forma parte
de ninguna de las pruebas eróticas que deben superar las partici-
pantes para ganar el concurso. En el contexto de la cinta funciona
como una especie de descanso entre la primera parte del torneo y
la segunda, como ese show que, en el intermedio de la Superbowl,
montan los organizadores en pocos minutos para que actúen sobre
el mismo escenario en que dirimen sus fuerzas los dos finalistas de
la NFL Bruce Springsteen, U2, The Rolling Stones o Janet Jack-
son. Es muy posible que este receso formara parte de una película
anterior de Damiano que no se incluyó en el montaje definitivo,
aunque la presencia de Peter Andrews, que también interviene en la
orgía final del filme, pone en duda esta suposición. En todo caso, la
popular Mitchie, la actriz con la carrera más longeva y continuada
de la historia del porno norteamericano, se convertiría desde aquel
año en una habitual en los repartos de las películas de Damiano,
pues estaría presente en algunos de sus filmes más emblemáticos de
los años siguientes, como Skin Flicks, The Satisfiers of Alpha Blue y
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Jodidos directores, quieren hacer una película
épica y yo necesito un porno
Jodidos directores, quieren hacer una película épica y yo necesito un porno
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Nunca hay suficientes coños
trar a la mujer que buscan es acostarse con todas las chicas hasta dar
con aquella que Heffer les ha solicitado. Finalmente, la estriper más
buscada no trabaja en la calle, sino que es la script de un programa
de televisión para adultos.
Damiano se había quejado de la dificultad que encontraba en
el porno de finales de los setenta y comienzos de los ochenta para
encontrar actores y actrices que supieran interpretar escenas dra-
máticas en películas X. Una queja que tropezaba con una realidad
incuestionable: en aquella época la industria acogía en su seno a la
mejor generación de actores que ha dado jamás el porno. Pero la
visión cinematográfica del cine X que tenía el director neoyorquino
le exigía más, que todo el reparto fuera capaz de articular una frase
de guión sin equivocarse. Sin embargo, quizás por la condición de
película para divertirse que tiene Never so deep, Damiano no confió
el papel protagonista a una actriz con talento dramático, sino a una
pequeña y guapa mujer de pelo castaño de 22 años, con escasa ex-
periencia en películas X, llamada Lori Sanders, una antigua modelo
de publicaciones eróticas que llevaba sólo un año trabajando en el
porno. Sanders compartía protagonismo en el filme con el que en-
tonces era su marido, el actor Mike Ranger, que interpreta a Sam
Strong. Ellos fueron los únicos papeles principales que no adjudicó
Damiano a actores con formación académica, ya que le interesaba
que los personajes de Huge Heffer y Carlo Bellafondue, el histrió-
nico productor y director del anuncio televisivo en el que trabaja la
estriper buscada, fueran encarnados por dos actores de su confianza.
Los encontró en Paul Thomas, formado en los escenarios de Broad-
way antes de entrar en el mundo del porno, y Richard Pacheco, un
actor vocacional que trabajaba en el porno por dinero y con el bene-
plácito de su comprensiva esposa. Ambos componen dos de los per-
sonajes cómicos más logrados de la carrera del realizador del Bronx.
Particularmente Pacheco, quien interpreta en el filme dos papeles,
cada cual más desternillante. Por una parte, el padre de familia más
famoso de la historia del porno se pone en la piel de Abdul Jalini,
Nunca hay suficientes coños
Nunca hay suficientes coños
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
El sexo no es lo más importante, es lo único
que se realiza, tiene que estar aprobada por todos los que la ejercen,
aunque sea de manera tácita, lo que la convierte en un placer y no
una situación indeseada para alguno de ellos. Dicha expresión es un
derecho inherente a la sexualidad que contemplan las legislaciones
de los países desarrollados y que sirve, por ejemplo, para determinar
los casos de violación o abusos. Al revés que muchas de las escenas
de porno que se pueden ver hoy en día, que, independientemente
de su adscripción al mundo de la ficción, reproducen relaciones que
no parecen consentidas entre las personas que intervienen en ellas,
el carácter documental de la cinta de Damiano convierte a estas rela-
ciones alternativas en algo consentido entre las partes, en un acuerdo
que explora la realidad del sexo a través de vías poco transitadas por
el común de la sociedad.
El vanguardismo de Consenting adults no se circunscribe solamen-
te a las relaciones sexuales, sino que tiene un componente cinemato-
gráfico que anticipa algunas de las claves de la evolución del porno
en los años siguientes al de la realización del filme. La mayoría de
los historiadores y estudiosos del cine X atribuyen a John Stagliano
el descubrimiento del subgénero que ha marcado tendencia estética
y comercial en el porno moderno: el llamado gonzo. El gonzo na-
ció en 1989 como resultado de la idea de Stagliano de realizar una
película que se diferenciara de las insustanciales cintas de vídeo que
copaban el mercado de cine para adultos a finales de la década de
los 80. El director de Chicago pretendía rodar una película en la que
la cámara fuera un personaje más de la historia que contaba y, con
esa idea, filmó Las aventuras de Buttman, un filme sobre un cama-
rógrafo que recorre la ciudad de Los Angeles persiguiendo mujeres
con traseros apetitosos con la sana intención de llevárselas a la cama.
Casi sin pretenderlo, Stagliano inventó una nueva forma de hacer
películas que rápidamente fue bautizada como gonzo, a causa de las
similitudes formales que tenía con el periodismo ejercido unos años
atrás por el escritor norteamericano Hunter S. Thompson, quien
publicó una serie de artículos para diversas revistas estadounidenses
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
El vídeo mató a la estrella del porno chic
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Sexo, basura y cintas de vídeo
Pero antes de caer en la dinámica del vídeo, de ser uno más de los
miles de directores que en todo el mundo hacían películas directa-
mente con cámaras de Betacam sin haber pisado nunca una escuela
de cine, Damiano tuvo la oportunidad de rodar un filme más en 35
milímetros. Fue una apuesta singular, en una industria que cada vez
más rechazaba los enormes costes que producía rodar cine en celu-
loide, una práctica que hacía mucho más difícil y cara la distribución
del producto.
La película es un curioso experimento que, como en sus dos fil-
mes del año anterior, retomaba una de las películas clásicas del direc-
tor neoyorquino. En este caso, la revisión de Damiano se centraba
en El diablo en la señorita Jones, la película que concedió a Damiano
la pátina de cineasta de autor dentro del cine X.
Pasados sus años de esplendor, cuando pretendía erigirse como
un verdadero autor en el cine X, Gerard Damiano sobrevivió en los
80 con la añoranza de que cualquier tiempo pasado había sido me-
jor. Su personal manera de entender el porno exigía la utilización del
soporte de cine como condición indispensable para construir imagi-
nativas historias en las que el sexo estuviera presente, aunque tuviera
que abandonar las ambiciones artísticas de sus primeros filmes, con-
vertidos en clásicos con el tiempo.
Pero Damiano era un privilegiado, pues pudo seguir haciendo
películas en formato de cine y conservaba en la recámara un particular
pesimismo vital que, escondido en un tono de comedia, seguía haci-
endo de su cine un vehículo indispensable para entender el sexo más
allá de un simple ejercicio gimnástico. Sobre esa base, Damiano volvió
sus ojos hacia uno de los tópicos más exitosos de sus tiempos glorio-
sos para, revirtiendo el papel de protagonista, ofrecer una dimensión
diferente a su amargada visión del infierno en la tierra. Flesh & Fantasy
comienza de manera similar, al menos temáticamente, que El diablo
en la señorita Jones, pero en lugar del lirismo del suicidio de Georgina
Spelvin dentro de una bañera aquí hay comedia pura y dura, con un
Ron Jeremy cenizo y poco diestro en cumplir su siniestro destino.
Sexo, basura y cintas de vídeo
cuyos dos principales ejes son los diálogos y las fantasías sexuales que
rememoran cada uno de los componentes del cuarteto protagonista.
Cravings es la película en la que es más fácil identificar al Damiano
clásico, el que se erigió en paladín del porno de autor durante más
de doce años, gracias a su estructura y su brillante trabajo detrás de la
cámara. Hay un buen número de diálogos que ponen de manifiesto
la importancia del texto en la historia, porque, al fin y al cabo, Cra-
vings es una película sobre la decadencia de la pareja contemporánea.
No es casual que uno de los matrimonios protagonistas conmemore
siete años de unión, el espacio de tiempo que los psicólogos atribu-
yen a las crisis sentimentales y que tan bien expresó en el cine con-
vencional Billy Wilder en La tentación vive arriba.
Rodada en su querida Nueva York, Cravings recupera al Damia-
no sensible, que mueve la cámara con delicadeza y cuyos planos es-
tán repletos de significación. La primera secuencia sexual del filme,
que nos presenta a la pareja formada por Johnny Nineteen y Sharon
Kane, es un buen ejemplo de ello, ya que el director la filma con
primeros planos y un exquisito gusto para retratar una verdadera
relación amorosa, como si realmente quisiera transmitir mediante
sus elecciones de plano y emplazamientos de cámara lo que la pareja
comunica. Es una continuación de esos diálogos cargados de frases
memorables, de las fantasías que aparecen y desaparecen en la cinta,
de las confesiones que unos personajes hacen a otros y de los recuer-
dos que hacen comprensibles las secuencias posteriores. Un ejemplo
de cine que sólo se podía realizar en 35 milímetros y que Damiano
aprovechó al máximo para trazar un retrato que el espectador con-
temporáneo calificaría de cine indie. Aquel en que no ocurre gran
cosa pero lo que ocurre nunca deja de tener interés.
Pero quizá lo más sorprendente de esta suerte de canto de cisne de
Gerard Damiano como autor es el apego a la realidad que contiene
la película. Damiano evita la tentación de relacionar a las dos pare-
jas entre sí más allá de las meras confidencias sexuales que se hacen
entre ellas. Pero esa desnudez de mente nunca se corresponde con
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
una desnudez corporal. Las dos parejas que retrata con maestría el
director neoyorquino podrían ser perfectamente muchas de las que
cualquier conoce en un vida diaria. Gente que se casó enamorada y
que, con los años, ha ido dejando por el camino ese amor para que
afloren fantasías y fantasmas sexuales que, en un principio, parecían
superados. En una época en la que el porno huye definitivamente
de la realidad, al renunciar a contar historias y privilegiar el sexo por
encima de todas las cosas, Damiano apuesta por verbalizar el sexo y
aproximarlo a la cotidianidad. Una apuesta arriesgada que sólo una
mente como la suya podía asumir.
Los méritos de Cravings se completan con un excepcional reparto
que contradice el pensamiento de Damiano de que los actores no
saben interpretar papeles dramáticos, y una factura visual impecable,
fruto de la dedicación y el trabajo del director por dejar en imágenes
un auténtico resumen de su filosofía vital y cinematográfica.
La vuelta a la realidad, a la grabación en vídeo, se produjo en
Ruthless women, la siguiente película de Damiano. Con un tono de
comedia que había abandonado desde la tragicómica y sorprendente
Flesh & Fantasy, la película relata las aventuras de un avispado em-
presario que contrata a tres mujeres despiadadas para atraer a ricos
inversores y ganar dinero con su negocio de manera fácil y rápida.
Las mujeres en cuestión se dedicarán a convencer a sus inocentes
presas con un método infalible: cortejarlos para compartir una bue-
na cena, regada con buen vino, y llevárselos a la cama. A destacar, so-
bre todo, el personaje interpretado por Mike Horner, un excéntrico
y repentino millonario que acaba de ganar cinco millones de dólares
a la lotería y que, en su histriónico comportamiento, recuerda a al-
gunos memorables caracteres surgidos de la imaginación de Damia-
no, como los doctores Schmock y Young, a los que dio vida Harry
Reems en Garganta profunda y Meatball respectivamente.
The erotics adventures of Candy, una película de Gail Palmer rea-
lizada en 1978 que contaba las correrías de una joven sureña que
vive una odisea sexual después de perder la virginidad con un jardi-
Sexo, basura y cintas de vídeo
ella está enamorada de Jack, un joven más apuesto pero sin oficio ni
beneficio. Paula se plantea trabajar en un burdel como única forma
de amortizar la deuda, pero finalmente se decide a buscar otras vías
de financiación, que le procurarán el dinero que le falta. De nuevo
Damiano se interna en el territorio de la comedia para realizar un fil-
me sin demasiadas pretensiones pero no falto de un sincero sentido
del humor. Britt Morgan, una actriz habitual en las películas del rea-
lizador norteamericano de finales de los ochenta, encarna a la joven
emprendedora e independiente que sale adelante con la ayuda de sus
amigos, como si de un remake desmadrado y pornográfico de ¡Qué
bello es vivir! se tratase. Suya es una de las frases más memorables de
la película y de la filmografía de Damiano: “Tú no me quieres; todo
lo que quieres es mi cuerpo, 3’2 veces a la semana, que es la media
nacional”, le espeta al malvado Dan cuando se siente agobiada por el
acoso de su pretendiente.
Con Dirty movies, Gerard Damiano cerró su travesía por el desier-
to del porno norteamericano hecho en vídeo. Fue la última película
de una larga serie que le había llevado, entre 1986 y 1989, a rodar
más vídeos que películas había filmado en los años anteriores. Era
una nueva parábola futurista que recurre al viejo planteamiento de
situar la acción en un futuro muy lejano, el año 2729, donde tres ar-
queólogos descubren vestigios de una civilización que datan de 750
años atrás. Esos vestigios consisten en una cápsulas que contienen
cinco videocassettes que han permanecido enterradas durante todo
ese tiempo. El contenido de ese tesoro arqueológico servirá a Da-
miano para estructurar su película con la fórmula de las vignettes, es
decir, cinco historias diferentes cuyo nexo de unión es que todas ellas
forman parte del legado de la antigüedad. Las enseñanzas aprendidas
de ese pasado ignoto servirán de mucho a los investigadores pues,
tras el visionado de las cintas, se dedicarán a poner en práctica lo
aprendido en un jugoso trío sexual. De lo chapucero del proyecto da
idea un dato: la mayoría de los actores y actrices interpretan varios
papeles en el filme, saltando del pasado al futuro con una facilidad
Sexo, basura y cintas de vídeo
que sólo el cine de serie Z puede conseguir. Quizás por ello y por su
pobre factura, Dirty movies es considerada por la crítica como una de
las películas más flojas del realizador neoyorquino.
Gerard Damiano tardaría algo más de un año en volver a rodar
una película. Cansado de luchar con presupuestos irrisorios, actores
y actrices incapaces de recitar dos líneas de guión y productores a
los que sólo les importaba el rendimiento económico de los filmes y
no su vertiente artística, el director de Nueva York decidió tomarse
un año sabático para replantearse su futuro. Tenía en mente inten-
tar conseguir financiación para rodar una película como las que le
habían procurado fama y prestigio en todo el mundo. La vida, sin
embargo, le tenía preparados otros planes.
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Feliz cumpleaños, Mister Damiano
En The last couple, rodada a la vez que Moana sólo para hombres
y con el mismo equipo técnico y artístico, Damiano se permitía un
pequeño autohomenaje al versionar libremente uno de sus clásicos:
Garganta profunda. Moana acude a la consulta de un doctor para
que le cure sus trastornos sexuales, que le impiden gozar del sexo con
plenitud. Al igual que en el filme en el que está inspirado, The last
couple plantea una serie de situaciones sexuales que se resuelven con
el convencimiento de que la protagonista tiene el centro de sensibili-
dad en la garganta. En poco más se parece esta versión del clásico
de Damiano a su original. El realizador ha perdido su sentido del
humor a la hora de abordar el tema y Peter North no es, ni de lejos,
Harry Reems, por lo que el personaje del doctor no tiene ninguna
gracia. Eso sí, Moana Pozzi supera en belleza, presencia y entrega a
Linda Lovelace, aunque su técnica sexual no esté tan trabajada como
la de la estrella de Garganta profunda.
Manbait 2, la continuación de Moana sólo para hombres, reincidía
en la historia de la joven europea que llega a los Estados Unidos en
busca de fama y tropieza con una industria del cine X contaminada
por personajes difícilmente clasificables. Damiano volvía a sacar el
máximo partido de las aptitudes actorales de la actriz genovesa, en
un espectacular tour de force que incluía todo tipo de prácticas sexu-
ales toleradas por el mainstream norteamericano de la época. Peter
North, Tom Byron o Buck Adams compartían fluidos corporales con
la estrella italiana en una película que reforzó la imagen de Moana en
los Estados Unidos en una época de crisis de rostros nuevos para el
porno norteamericano.
Le proffesoresse de sessuologia applicata, también titulada Eccitazi-
one fatale, fue una coproducción con Italia en la que Moana Pozzi
compartió honores al frente del reparto con Angelica Bella, una de
las primeras actrices húngaras que triunfaron en el porno europeo
y que también fue conocida por los aficionados al cine X por el
nombre de Gabriella Dari. Pozzi y Bella interpretan a dos doctoras
en sexología que reciben a sus pacientes para escuchar los problemas
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Filmografía completa de Gerard Damiano
We all go down
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Bill Doukas, Alice Harvey, Justine Simmon, Kelly Kurtis, Da-
niel Monge, Bob Shoffuer, James Burnette, Ada McAllister,
Jayson Troy, Sylvia Brown, Marie Hoff, Donnie Lee, Xona
Knodoff, Michael Hall, Jayson Stone, Gerard Damiano.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Eric Breibart.
Montaje: Jerry Gerard (Gerard Damiano)
Sonido: Tony Fresto.
Año: 1969.
Duración: 73 minutos. Blanco y negro.
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Teenie Tulip
Producción: George DeLemos
Intérpretes: Brenda Baines, Steve Dickenson, Larry Hunter, Susan Lan-
dow, Donny Lee, Richard Lipton, Don Nardo, Lucy Rey, Jac-
kie Richards, Hack Rightor, Peggy Simpson, Linda Southern,
Anita Ventura, Ron Wertheim.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Jay Ryder.
Montaje: Gerard Damiano.
Jefe de producción: Charles Carmello.
Sonido: Tony Foresta y Stewart Roy.
Año: 1970.
Duración: 80 minutos.
Marriage manual
Producción: Gerard Damiano.
Guión: Gerard Damiano.
Montaje: Gerard Damiano.
Año: 1970.
Duración: 65 minutos.
Changes
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Marty Adler, Carol Barr, Marcea Blackman, Jim Buckley, Lige
Clark, Gerard Damiano, Gerard Damiano Jr., Miky DeMaris,
Melvin Frest, Al Goldstein, Rita Gonzoles, Arthur Greenspan,
Larry Hunter, Arthur Irving, Susan Landau, Mona Liza, Alex
Mann, Nancy, Jack Nichols, Mary Philips, Kim Pope, Grace
Tarpey, Tallie Cochrane, Patrick M. Wright.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Arthur Marks.
Montaje: Gerard Damiano y Mark Ross.
Jefe de producción: Mark Ross.
Sonido: Bernie Brandt.
Año: 1970.
Duración: 70 minutos.
Filmografía completa de Gerard Damiano
Sex USA
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Martin Anderson, Arlene Auber, Gerard Damiano, Berton
Goldwater, Jack Nichols, Ron Wertheim, Barbara Benner,
Barbara Grumet, Fred J. Lincoln, Paul Matthews, Darby Llo-
yd Rains, Harry Reems, Jason Russell, Tina Russell.
Guión: Gerard Damiano.
Año: 1971.
Duración: 69 minutos.
Deep Throat
Título en español: Garganta profunda.
Producción: Phil Perry (Anthony Peraino) y Lou Perry (Louis Peraino)
Intérpretes: Linda Lovelace, Harry Reems, Carol Connors, Dolly Sharp,
Bill Harrison, William Love, Bob Philips, Ted Street, John
Byron, Michael Powers (Jack Birch), Al Gork (Gerard Damia-
no).
Guión: Jerry Gerard (Gerard Damiano)
Dirección de fotografía: Harry Flecks (Joao Fernandes)
Montaje: Jerry Gerard (Gerard Damiano)
Jefes de producción: Ron Wertheim y Chuck Traynor.
Sonido: Morris Gottlieb.
Año: 1972.
Duración: 61 minutos.
Meatball
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Harry Reams (Harry Reems), Singe Low (Andrea True), Lin-
da Sanderson (Tina Russell), Al Packer (Marc Stevens), G.I.
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Legacy of Satan
Producción: Lou Parish (Louis Peraino) y Gerard Damiano.
Intérpretes: John Francis, Lisa Christian, Paul Barry, Jarrar Ramze, Ann
Paul, James Procter, Deborah Horlen, Christa Helm, Richard
Bexfield, Pat Coba, Stan Hollan, Carol Jurgens, Melinda
Parks, Sandra Peabody, Darryl Peck, Kelly Piper, Beryl Jo Tit-
le, Elle Wylek.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Joao Fernandes.
Año: 1974 (rodada en 1972)
Duración: 68 minutos.
Portrait
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Jody Maxwell, Jamie Gillis, David Christopher.
Guión: Gerard Damiano y Jerry de Bono.
Año: 1974.
Joint Venture
Producción: Gerard Damiano
Intérpretes: Vanessa del Rio, Susaye London, Paula Morton, Jennifer
Wright, Bobby Astyr, Peter Andrews, David Christopher, Ge-
rard Damiano, Michael Gaunt, Robert Kerman, Sharon Mit-
chell, Ben Pierce, David Pierce, Pepe Valentine.
Guión: Gerard Damiano.
Filmografía completa de Gerard Damiano
Año: 1977.
Duración: 67 minutos.
People
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Serena, Jaime Gillis, Bill Berry (Herschel Savage), Kasey Rod-
gers, Eric Edwards, Susan McBain, Kelly Green, Vince Ben-
ton, Ellyn Grant, Samantha Fox, Gerard Damiano, Bobby
Astyr, Heather Young, Marlene Willoughby, Christie Ford,
Robert Kerman.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Joao Fernandes y Jim McCalmont.
Jefe de producción: Vince Benedetti.
Sonido: Steve Rodgers.
Montaje: Gerard Damiano y James Wentzy.
Año: 1978.
Duración: 79 minutos.
Skin-Flicks
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Tony Hudson, Sharon Mitchell, Coleen Davis (Heather
Young), Beth Anna, Jamie Gillis, Jill Monroe, Marisa Lyon,
Loel Laiter (Herschel Savage), Tony Mansfield, Beerbohn
Tree, Victoria Corsaut, Gina Harlow, Joseph Scott (Joey Silve-
ra), Joan Parker, Robert Kerman, Gerard Damiano.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Arthur Ben (Ron Dorfman).
Sonido: Ginger McDaniel.
Montaje: Michael Biseau.
Año: 1978.
Duración: 83 minutos.
Fantasy
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Georgina Spelvin, Nicole O’Neal (Kitty Shane), Dorothy
LeMay, Jane Lindsay, Michael Morrison, Liza Dwyer, Susan
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Never so deep
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Lori Sanders, Mike Ranger, Paul Thomas, Maria Tortuga,
Richard Pacheco, Don Hart (Mike Horner), Jean Damage
(Lynx Canon), Lysa Thatcher, Sonya Summers, Art Tranash,
Joel Holzman, Anna Turner, Jesse Adams, Chelsea McClane
(Tigr), Ingrid Pierce, Victoria Slick, Tara Aire, Tess Finlandia,
Isabella, Jon Martin, Carol Doda, Serena, Brooke West, Ge-
rard Damiano.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Harry Flex (Joao Fernandes)
Jefe de producción: Paula Morton.
Sonido: Steve Rogers.
Montaje: Gerard Damiano y Paula Morton.
Año: 1981.
Duración: 87 minutos.
Consenting adults.
Producción: Gerard Damiano y Chuck Vincent.
Intérpretes: Annie Sprinkle, Veronica Vera, Don Allen, Dixie Doll, Buddy
Hatton, Annette Heinz, Ron Jeremy, Jack Munroe, Victoria
Sands, Marc Stevens, Jessie Stewart (Jamie St. James), Jeni-
fer Thomas (Angelique Ricard), Michael Cycle, Nellie Gold,
Bunny Hatton, Ron Hudd, Sharon Mitchell, Jill Monroe, Ro-
bin Sane, Miranda Stevens, Super Fluff, Sparky Vasc, Cham-
pagne, Carol Connors, Gerard Damiano, Joey Carson, Paula
Morton, Joey Silvera, Jim Ward.
Guión: Annie Sprinkle.
Dirección de fotografía: Larry Revene.
Jefe de producción: Paula Morton.
Música: Jonathan Hannah (Ian Shaw).
Sonido: Vernon Carle.
Montaje: Gerard Damiano, James Macreading y Paula Morton.
Año: 1982.
Duración: 76 minutos.
Night Hunger
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Eric Edwards, Sharon Mitchell, Sharon Kane, Jerry Butler,
Alan Adrian, Michael Bruce, Laurien Dominique, Nellie
Gold, George Payne, Candida Royalle, Joe Santini, Velvet
Summers, Honey Wilder, Polly Hampton, Ricky Morgan, Ve-
ronica Vera, Dan Stephens, Randy Manning, Steve Skinner,
Gerard Damiano.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: Larry Revene.
Jefe de producción: Per Sjostedt.
Música: Eric Bouchet.
Montaje: Paula Morton.
Filmografía completa de Gerard Damiano
Año: 1983.
Duración: 79 minutos.
Forbidden bodies
Producción: Gregory Dark.
Intérpretes: Janette Littledove, Ellie Rio, Candy Evans, Krista Lane, Buffy
Davis, Keisha, Rudolf Eckman, Jack Baker, Robert Bullock,
Herschel Savage, Tom Byron, Randy West, Buck Adams, Ron
Jeremy, Marc Wallice, Brenda Starr, Dorothy Ann Warren,
Anne-Marie Bates, Donald A. Colonna, Marc Ocender, Paul
Swift.
Guión: John Blaise y S. Moro.
Dirección de fotografía: Rick Christopher (Richard Pepin).
Jefe de producción: Dan Deal.
Sonido: Don Gray.
Montaje: Alexander Craig.
Año: 1986.
Duración: 76 minutos. Vídeo.
Ultrasex
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Barbara Dare, Tasha Voux, Adia, De-Ahna, Michael Gaunt,
Sharon Kane, Bobby Spector (Bill Landis), Tony Mansfield,
Ashley Moore, David Morris, Setina Ray, Buck O. Rogers,
Frank Serrone, Marc Stevens, Ashley Welles.
Guión: Gerard Damiano.
Año: 1987.
Duración: 75 minutos. Vídeo.
Slightly used
Producción: Lester Rambienkie.
Intérpretes: Sharon Kane, Ona Zee, Gina Gianetti, Tiffany Storm, Tanya
Filmografía completa de Gerard Damiano
Lessons in lust
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: F.M. Bradley, Tom Byron, Danielle, Buffy Davis, Billy Dee,
Robbie Dee, Jeanna Fine, Porsche Lynn, François Papillon,
Viper.
Guión: Gerard Damiano.
Año: 1987.
Duración: 90 minutos. Vídeo.
Future Sodom
Producción: Gerard Damiano y Lester Rambienkie.
Intérpretes: Britt Morgan, Frankie Leigh, Laurel Canyon, Jesse Eastern,
Frank James, Peter North, Blake Palmer, Sunny Daye, Jace
Rocker, Dan T. Mann, Maritza Hernández, Tom Foxx, Viper,
William Margold, Bambi Allen.
Guión: Paula Morton.
Dirección de fotografía: Ralph O.
Montaje: Jim Enright.
Año: 1987.
Duración: 79 minutos. Vídeo.
Cravings
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Johnny Nineteen, Sharon Kane, Tasha Voux, Michael Gaunt,
Chelsea Blake, Nikki Wright, Scarlett Scharleau, Melanie Sco-
tt, Barbie Dahl, David Christopher, K.Y. Lee, Bobby Spector
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Ruthless women
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Ariel Knight (Tammy White), Nina Hartley, Jerry Butler, Britt
Morgan, Mike Horner, Robert Bullock, Rene Morgan, Randy
Spears, Brandy Wine.
Guión: Gerard Damiano.
Año: 1988.
Duración: 80 minutos. Vídeo.
Perils of Paula
Título español: Los peligros de Paula
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Britt Morgan, Randy West, Sharon Kane, Mike Horner, Jesse
Eastern, Holly Daze, Kassi Nova, Billy Dee, Peter North, Jace
Rocker.
Guión: Gerard Damiano.
Dirección de fotografía: O.S. Rolff.
Jefe de producción: Lester Rambienkie.
Sonido: Jim O’Reilly.
Dirección artística: Shirley Thompson.
Montaje: Gerard Damiano.
Año: 1989.
Duración: 84 minutos. Vídeo.
Dirty movies
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Britt Morgan, Jesse Eastern, Billy Dee, Tom Byron, Holly
Gerard Damiano: el pornógrafo indie
Manbait
Título español: Moana, sólo para hombres
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Moana Pozzi, Buck Adams, Leanna Foxx, Ed Powers, Marc
Wallice, Nina Hartley, PJ Sparx, Peter North, TT Boy, Alex-
andria Quinn.
Guión: Gerard Damiano.
Jefe de producción: Lester Rambienkie.
Montaje: Gerard Damiano.
Año: 1991.
Duración: 84 minutos. Vídeo.
Manbait 2
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Moana Pozzi, Buck Adams, Tom Byron, Tom Chapman,
Leanna Foxxx, Heather Hart, Cal Jammer, Peter North, Ed
Powers, Alexandria Quinn, Cheri Taylor, Randy West, K.C.
Williams.
Filmografía completa de Gerard Damiano
Momenti duri
Producción: Gerard Damiano.
Intérpretes: Jessica Rizzo, Mario Toto.
Guión: Gerard Damiano.
Año: 1992.
Duración: 85 minutos. Vídeo
Bibliografía
Libros
Revistas
Índice
El pornógrafo indie 11
Camino de la gloria 17
Si le gusta la boca, le encantará la Garganta 29
El infierno son los otros 41
La señorita Jones no ha muerto 53
No eres una mujer, sólo un coño 65
Al medio se le llama vida 79
Jodidos directores, quieren hacer una película épica
y yo necesito un porno 93
Nunca hay suficientes coños 109
El sexo no es lo más importante, es lo único 125
El vídeo mató a la estrella del porno chic 135
Sexo, basura y cintas de vídeo 147
Feliz cumpleaños, Mister Damiano 165
Filmografía completa de Gerard Damiano 175
Bibliografía 193
Gerard Damiano: el pornógrafo indie