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Georg Cantor

ããGeorg Cantor (1845 - 1918)

Es interesante observar la fuerte influencia que puede ejercer, en la propia actividad, los
temas que uno trabaja con más cariño en la juventud. Para Gauss, con toda su fecundi-
dad en tantos campos de la matemática, la teoría de números (su amor de juventud) fue
siempre «la reina de las matemáticas». Einstein, ya en su adolescencia, andaba rumiando
las ideas que luego se convertirían en la Teoría de la Relatividad.
Cantor, el creador de los modernos métodos de tratamiento del infinito, comenzó tam-
bién a interesarse por tales temas incluso mucho antes de que pensara en su dedicación a
la matemática. Había nacido en San Petersburgo en 1845, en una familia procedente de
Dinamarca. En 1856 se trasladaron a Frankfurt, siendo en Alemania donde transcurrió la
mayor parte de su vida.
Georg se interesó, además de por las matemáticas, por el estudio de la filosofía y la teología
medievales y, especialmente, por el problema del infinito. Estudió en Zürich, Göttingen y
Berlín, filosofía, física y matemáticas, de cuya mezcla surgieron sus profundas ideas sobre
el infinito. Es considerado el padre de la teoría de conjuntos y también le debemos la
formalización y sistematización del conjunto de los números reales.
En 1874 comenzó a publicar una serie de artículos innovadores y controvertidos que
contenían formas muy novedosas del tratamiento matemático de la noción de «infinito
actual». Hasta entonces el infinito matemático era el «infinito potencial»: algo que se va
haciendo y que nunca se acaba de hacer, como los números naturales. Cantor comenzó
a considerar los números naturales «en su totalidad» como un nuevo objeto de conside-
ración matemática, estableciendo, por ejemplo, formas de comparación entre diversos
conjuntos infinitos.
En 1904 fue galardonado con una medalla de la Sociedad Real de Londres y admitido en
la Sociedad de Ciencias de Gotinga y en la Sociedad Matemática de Londres. A pesar de
sus reconocimientos, las ideas de Cantor, siendo muy novedosas, encontraron una fuerte
resistencia que amargaría sus días. En 1913 sufrió una fuerte depresión (que se repitió más
adelante) y en 1918 murió en una clínica mental.

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