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BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES

MT 5: 9

Al estudiar el sermón del monte no podemos olvidar que todo él describe el


carácter delo creyente. Es una exposición de la ética cristiana aplicada a
diversas circunstancias. Sólo aquella persona que ha nacido de nuevo puede
recibir las bienaventuranzas de Dios ya que sólo esta persona ha recibido de
parte de Dios la capacidad para proseguir con lo que Dios demanda. Es sólo a
través del Espíritu Santo que una persona puede verse como un pobre en
espíritu o como alguien que debe formar mansedumbre. Como alguien que
debe ser agente de paz

EL ORIGEN DE LAS GUERRAS Y CONFLICTOS

Pensemos en todas las guerras y conflictos que existen en el mundo, todos


ellos vienen a causa del pecado. Vienen por la lucha de intereses particulares.
Vienen de los corazones dañados por el pecado.

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos
sin lavar no contamina al hombre. Mat 15:19-20

Las guerras son productos del pecado del hombre, así que es necesario tener
un corazón limpio tal cual lo estudiamos hace ocho días. Es necesario nacer de
nuevo. No existe otra cura diferente para la sociedad.

AGENTES DE PAZ

Los creyentes hemos sido llamados a ser verdaderos agentes de paz. Llamados
a hacer la diferencia en una cultura egoísta y hostil.

Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, Y si tuviere


sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza,
Y Jehová te lo pagará. Prov 25:22
No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los
hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos
los hombres. Rom 12:17-18

Esto significa que el cristiano no debe ser el iniciador de un conflicto.

LA ELIMINACIÓN DEL ORGULLO Y DE MIS INTERESES


PARTICULARES

Para comenzar a tener verdadera paz con todos es necesario tener pobreza de
espíritu y poseer un corazón lleno de la mansedumbre de Dios. Reconocer
nuestra bancarrota espiritual. Saber y entender que somos hombres malos por
naturaleza, que no tenemos nada que defender desde nuestro interior y que si
tenemos alguna virtud es producto de la Gracia de Dios en nuestras vidas.

Es necesario ser renovados vez tras vez por el poder del Espíritu del Señor,
por el poder de las Palabra de Dios y entonces todo lo que hagamos sea hecho
para la gloria de Dios.

Negarnos a nosotros mismos y vivir para la gloria de Dios es hacer morir el


orgullo de nuestro corazón. Sin orgullo seremos verdaderos pacificadores.

Negarn9os a nosotros mismos y vivir para la gloria de Dios es dejar de buscar


nuestros intereses particulares a todo momento. Si dejamos los intereses
particulares y buscamos verdaderamente el bien común seremos
verdaderamente pacificadores.

Es aquí donde vemos el orden lógico y consecuente de las bienaventuranzas


expresadas por Jesús. Es aquí donde verdaderamente decimos que sólo alguin
nacido de nuevo puede ser bendecido por Dios en la manera como se expresa
en las bienaventuranzas.

Jesús es el máximo ejemplo de un pacificador, murió en la cruz justamente


para buscar la paz, la reconciliación de la Dios con la Iglesia. Es por Cristo
Jesús en nosotros que podemos en verdad ser pacificadores.

Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están
en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante
la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo
extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os
ha reconciliado. Col 1:20-22

Cuando hacemos paz somos instrumentos de Dios.

RECONOCIENDO LOS LÍMITES

Esta enseñanza de Jesús es una de las grandes paradojas del evangelio. Es


posible que muchos prejuiciosos lo vean como una de esas aparentes
contradicciones de las Escrituras.
Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?
De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta
que se cumpla! ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os
digo: No, sino disensión. Porque de aquí en adelante, cinco en una
familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará
dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra
la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera
contra su suegra. Luc 12: 49-53

Mateo 10:34-39
No podemos tener paz a cualquier precio. Conseguir paz a cualquier modo no
es una virtud, sino por el contrario una debilidad, una necedad, es cobardía y
falta de convicción en la vida. La paz de Dios no es paz a cualquier precio.
Debemos servir primero a Dios antes que a los hombres: Los apóstoles
respondieron así a las autoridades judías. Hch 4: 19ss
Casos de la historia: Martin Lutero y la ruptura con la Iglesia católica.
Adolfo Hitler debía ser resistido y encontró resistencia en Winston Churchill
En todos los anteriores casos conseguir paz a precio de pasar por alto la
justicia es una completa falta de convicción. Por eso la paz se logra es en la
busque de la gloria de Dios no en la búsqueda de la gloria del hombre.
La oferta de paz y reconciliación en Cristo: Tiene una demanda y es creer
en Jesús. Tiene un costo que debe ser calculado y es el arrepentimiento. Mt
18:15
No podemos tener paz con Dios sino hay discipulado (vida cristiana).
No podemos tener paz y unidad dentro de la iglesia a costo de la doctrina.
No podemos tener evangelismo en detrimento del discipulado.
No podemos tener discipulado a costo de la conducta santa.
Paz a cualesquiera precios daña la causa de Cristo y es una falsedad, una
distorsión satánica del propósito del Señor.
Necesitamos sabiduría y discernimiento. Esto se logra solo con estudio y
obediencia disciplinada de las Escrituras.

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