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I Don - T Like Mondays
I Don - T Like Mondays
(Tell me why...)
Basado en la canción homónima por Bob Geldof de The
Boomtown Rats.
AIXA DE LA CRUZ
I
Yo: Deberían quitarte carne de abajo para ponerla arriba... Esa sería una gran
Brenda: Sí, los de la basura. Son de color chicle. Ahora todas las aceras están
Yo: La mexicana de tu clase también tiene un trasero enorme, pero ella tiene
pecho, dos enormes peras que se mueven de arriba abajo en las clases de
gimnasia. Reconoce que la miran más que a ti. A una pinche mexicana.
Brenda: ¿Por qué chillan tanto? Ni siquiera parece que disfruten. Una matanza
Yo: Cute.
Brenda: No. Beautifull. Dad usa esa palabra. Es más importante.
Brenda: Para nada. Daddy piensa que ya tengo que aprender a disparar.
Brenda: ¡Ya deja eso! Gracias al rifle Dad y yo pasamos mucho tiempo juntos.
degolló. Aún voló unos segundos con un muñón por cabeza y se empotró
frente, que se había mezclado con la resina. Toqué la masa y era viscosa, una
Brenda: Don´t mind. Lo importante es que aquel día daddy me felicitó. Estaba
sabes que Benson siempre está jodiendo con lo fucking perfectos que son sus
Brenda: Daddy dice que en primavera los patos vuelan en bandadas de cien.
hasta que una rama los perfora o simplemente caen, desangrados. Hay árboles
Brenda: Me neither.
II
Daddy: Brenda Ann era una niña ejemplar. Nunca nos faltó al respeto. Nunca.
mujer se mide en el respeto con el que trata a su padre, ya que así es como
paciente esposa. Así la educamos para que lo fuera. Excelente cocinera. A los
llevaba a la cama los domingos a la mañana. ¿Cuántas niñas hacen eso por
sus padres, de iniciativa propia? Y es que a Brenda Ann nunca hubo que
ordenada como nadie. Pasaba horas alineando los frascos de especias en las
Daddy: No exageres, Cathy. Tenía su carácter, pero no puedes negar que era
una niña ejemplar. Muy bien educada. Nunca se unió a esas modas hippies ni
nada por el estilo. Le parecía horrible todo aquello del rock n´ roll y por eso
Señora Spencer: Sí. Ruido. La música era ruido. Como el que hacían los niños
de la escuela.
Daddy: Sin duda era una niña ejemplar, aunque a veces perdía el tiempo
añadía detalles que ella misma inventaba, escenas sangrientas. Pensé que
sería literata, narradora de historias terroríficas. Pero no violenta. No señor.
Porque Brenda Ann siempre fue una niña de las que no quedan, siempre bien
Daddy: ¡Por el amor de Dios, Cathy! ¿Siempre tienes que salir con esa
historia?
Daddy: Exacto. Ocho años. Los niños no son conscientes a esa edad.
llamaban?
pensaste en sacrificarlo.
Señora Spencer: Sí. Una inyección. Un tiro en el cráneo, tal vez. Pero no,
Brenda le ató las patas y lo colgó de la lámpara del techo. Subida a una
llamas. Luego acercó el encendedor. Tenía curiosidad, dijo. Quería saber qué
ocurre cuando se le aplica calor a un cuerpo, durante mucho rato, hasta que la
cebolla.
Señora Spencer: Ella nos guió hasta el cadáver del gato. Estaba orgullosa,
Daddy: Le hice entender que aquello estaba mal. Que cuando fuera mayor
Daddy: Desagradable.
fue culpa suya. Éramos amigas desde el kinder por lo que a mí me costó más
que a nadie distanciarme, pero hay cosas que no se pueden consentir, no way,
Fred’s my boyfriend. Hace poco que le dejo sobarme por debajo del bra. Bren
ya había tenido un novio de ese estilo. Se llamaba Toby y era un poco raro,
nerd, aunque hacían buena pareja, por las gafas y porque los dos eran
demasiado, más que yo, incluso, y el polvo la volvía una persona horrible, de
menos Andy, su hermano pequeño, que tiene intolerancia aguda con el alcohol,
Estábamos muy borrachos cuando Fred abrió la puerta del baño y comenzó a
gritar. Yo fui la primera en correr tras él y cuando vi a Andy con los ojos en
blanco, echando una masa verde por la boca, juro que pensé que estaba
poseído, que tenía al diablo dentro, que todos moriríamos aquella noche y
luego harían una película de terror sobre nuestra historia. Que tal vez Goldie
estómago. Me parece que eran azules, las gomas. Brenda quiso ver la
sick. Entonces una enfermera se acercó a nosotros y preguntó qué era lo que
dijo. Yo contesté que no bebía, que Andy nunca bebía porque se ponía muy
enfermo, le salía espuma por la boca, podía morir de un colapso. Pero Bren se
tragado.
Nosotros no sonreíamos.
Aunque era difícil evitarlo, porque Brenda Ann Spencer nos miraba por encima
del hombro, se veía radiante, victoriosa. No remorse. Creo que reía por dentro.
Creo que según cruzó la calle y nadie pudo verla rompió a reír con esas
ella.
Desde esa noche nadie en el instituto volvió a dirigirle la palabra a Brenda.
Llegaba sola y regresaba a su casa sola. All by herself. Una vez la escupieron
por los pasillos. No parecía que le importara demasiado pero yo intercedí por
simplemente caminaran junto a ella como si fuera invisible. Era tan silenciosa
han decidido hacer novillos. El autobús número 12 los lleva al centro comercial
filial de Virgin y Master Records, pasan frente a la carnicería, que está llena de
Pero su amigo está distraído observando a un bebé que juega con un caballito
Jon se acerca a James Bulger, de dos años: muy rubio, pecoso y risueño.
El bebé le regala una sonrisa y dice que sí, con mucha energía
- Sí.
Jon le ofrece su mano al bebé y Robert, que aún no comprende, los acompaña
bajan corriendo las escaleras con la sangre subida a los pómulos y dosis de
adrenalina en cada poro. Alcanzan la salida y la sensación de victoria es más
bolsillo de su cazadora
Pregunta. Jon está menos eufórico que su amigo porque lleva minutos
- Jimmy.
El paso del cercanías junto a Walton es una zona rural poco transitada. Los
pide al bebé que corra, siguiendo la trayectoria de las vías. Le dice que así
comienza el juego.
Robert Thompson. Este se enoja y le pisa la cara con tal brutalidad que la suela
- Me parece que este cerdo se ha cagado. Ey, Rob, ¿tienes tus baterías a
mano?
está inmóvil sobre las vías del tren. Robert siente un escalofrío.
Dice.
Dice.
desaparición.
Porque James Bulger, de dos años, ha aparecido sobre las vías del tren,
Yo: Entiendo.
moralmente correcto.
Brenda: Ellos también lo piensan. Todos lo habían pensado alguna vez. Pero
Brenda: Sí, pero ni siquiera maté a ese imbécil. Sólo vomitó algo de papilla. Él
mismo debía sentir curiosidad. No basta con creer ciegamente en lo que nos
Yo: Lo engañaste.
Brenda: I was afraid! Tuve miedo de que no estuviera enfermo, de que todo
fuera mentira.
Brenda: Sí, ese puerco de Toby. Aún lo recuerdo frotándose contra mis
piernas como un perro. No le gustaban mis tetas, decía que eran pequeñas, el
Yo: En realidad estás bien así. Sólo echas en falta los cigarritos de Meg.
pensé que era distinta. Pero ese estúpido de Fred le ha destruido las pocas
Brenda: Otra vez el maldito dolor de cabeza. Close the window, close the
window.
Brenda: Dile a daddy que venga a cuidarme. Dile que estoy muy enferma.
intenta hacer un agujero para escapar. Anyday soon logrará reventar las
paredes.
Brenda: Háblame de ese día en que papá nos llevó al rancho. De los conejos y
las codornices.
las presas el perro Lucas. Sus enormes colmillos chorreando sangre de conejo,
Brenda: Claro que sí. Tengo suerte. Mucha. Cada día estoy más cerca de mi
yo ilógico, del verdadero. Más lejos de Brenda. Más lejos del pudor, de las
profundamente deseamos.
Brenda: So free...
Señora Spencer: Nos tuvimos que mudar a otro barrio, bajo una identidad
falsa. Ahora somos los Malloy de las afueras de San Diego. Nunca tuvimos una
algo así, debió haber nacido hombre. El vecindario no hubiera sido tan duro
con nosotros porque se supone que los hombres hacen cosas así. Es normal
Señora Spencer: No. Somos los Malloy. Wendy Malloy, la mayor de mis hijas,
Señora Spencer: Gracias a la policía federal, somos los Malloy. Pero una vez
al año, cada 29 de enero desde 1979, visitamos la cárcel con gafetes que dicen
Mary Flora Bell (26 de mayo de 1957, Newcastle, Inglaterra) nunca supo quién
era su papá. Como su madre Betty era prostituta la lista de posibilidades era
criminal arrestado por robo a mano armada que se había casado con Betty
La mamá de Flora tenía 16 años cuando ésta nació y trató varias veces de
No hubo oportunidad.
Flora tuvo una infancia triste y bastante solitaria hasta que conoció a Norma, su
gran amiga. Era confidente de todas sus historias. De las más terribles. A ella
perpetrado por Flora un día antes de cumplir los 11 años. Sin embargo, días
Según el reporte policial, tras el asesinato, Mary Bell regresó al lugar del
Asimismo, armada con unas tijeras, mutiló el cadáver; le cortó los testículos.
En agosto de 1957 las dos niñas fueron acusadas de dos cargos de asesinato
en primer grado.
Flora alegó en su defensa los abusos a los que había sido sometida por su
madre.
Yo: Ya entiendo, por eso no te crecen las tetas, porque estás rejuveneciendo,
¿eh?
los kids no tienen límites, actúan sin pensar en las consecuencias, ejercitan su
libre voluntad.
como una figurita de plastilina. Yo quiero volver a ser amorfa, casi líquida.
Infantil.
Yo: Entiendo. Brenda vuelve a la niñez, a la pureza. Muy bien, ¿y qué harás?
Brenda: Tú no estarás.
Charles Manson.
Yo: Brenda...
Yo: Brenda, ¡escúchame! Estás muy fea. Deberías cambiar tu rifle por un
sujetador hinchable.
el mirror.
Brenda Ann en las news. Que aquello nos marcaría a todos, forever. Y así fue.
sino la esposa de Mr. Anybody. Nosotros dejamos de ser quienes éramos para
convertirnos en “la amiga de Brenda”, “el exnovio de Brenda”, “el panadero que
charlaba con Brenda todas las mañanas”. Lo que hizo fue terrible, pero los
periodistas, las vecinas chismosas, los sociólogos, todos ellos nos hicieron
sentir que lo más extraordinario que había ocurrido en nuestras vida había sido
conocer a Brenda Ann Spencer. Desde entonces no pude evitar sentirme actriz
Cathy iba a pasar el día en el rancho de su hermana. Llevaba una cesta llena
policía. Excusé a Brenda ante sus profesores, dije que estaría enferma, que
seguro se había sentido indispuesta y había decidido guardar cama. Eran las
10 de la mañana.
que Brenda se quejaba del alboroto, de los gritos, las risas, las carreras. Se
había vuelto muy sensible a cualquier ruido. Ni siquiera podía escuchar música.
Meg: Todo era irreal, como en una película absurda, porque yo no podía dejar
de reír. Una risa floja y reiterativa. Comencé a fumar hierba frente al televisor y
apenas pestañeaba. La única vez que había visto uno de esos informativos
que San Diego no era noticia, ni siquiera por los baldes de reciclaje chicle. Fred
vino a casa y trajo palomitas. Seguimos con atención los pasos de Brenda Ann
historia.
Daddy: Brenda tomó su rifle y se apostó en la ventana. Vio a los niños y a sus
maestros como patos que andaban por una charca rodeados por vacas gordas,
niños, habían pagado con sus vidas. Brenda se reía mientras disparaba. Eso
debía guardar reposo. Charlamos unos minutos sobre los remedios naturales
estaba rodeada por una cinta de plástico amarilla. Todavía se escuchaba algún
disparo.
Señora Spencer: Brenda sale en la tele, dijo mi hermana. El sitio duró cinco
horas. Se le acabaron las balas, o se aburrió. Al fin y al cabo todo aquello era
un juego.
los Beatles.
Meg: Algo hizo usted mal, señora. Brenda la odiaba con todas sus fuerzas.
Meg: Sí, los lunes: muy mala programación. Y clase de gimnasia. Todos los
ejercicios eran por parejas y ella siempre estaba sola, la profesora tenía que
demasiado relajada, tal vez. Pero tenía los ojos encendidos, todas las venas
- Correcto.
- Correcto.
- Negativo.
Como llevaba el pelo muy largo pensé que sería hippie o terrorista-ecologista,
pero no le interesaban las flores, ni las faldas largas, ni los mensajes de Bob
porque aquella escena se parecía más a una charla amigable con alguno de
rubita? Pues es una lástima que la vayas a desperdiciar tras las rejas de
- Afirmativo.
Fue la primera vez que escuché su risa y la abofeteé con más motivo porque
era una risa mezquina, escapaba por la estrecha abertura de sus paletas
molesto, la voz de una niña. ¡Era una niña! Me di cuenta entonces. Fue un
ataque de realidad. Una niña. Me llenó de furia y jalé su larga melena hasta
sudor por la frente y alguna lágrima cuando apretaba con fuerza los ojos, pero
ni siquiera suplicó.
- ¿Me vas a decir por qué lo hiciste? ¿Por qué, Brenda Ann? ¿Por qué a
Dijo, haciéndome burla, forzando los agudos de su voz, fingiendo ser apenas
una niña, sólo para desquiciarme, para hacerme sentir un policía hijo de puta
ella.
- Sí.
- Sacaste tu rifle por la ventana y disparaste al patio de recreo de una
escuela.
- Sí.
- No.
- ¿Entonces?
fue firmando, uno por uno, cada informe a cerca de sus movimientos en aquella
feliz. Según dijo, nunca antes había sido tan sencillo lograr una declaración de
que no los tuviera o que simplemente hubiera dicho la verdad, que los lunes,
agrado.