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10 Secretos para Bailar Mejor Un artículo para disfrutar y mejorar tu técnica la

bailar. Por Keti Sharif

1- Marca el ritmo con tus pies:


Todo tiene su origen en el ritmo, es el pulso, la base, el marco de trabajo para tu danza.
Primeramente sientes el ritmo con tus pies y la parte inferior de tu cuerpo: piernas y
caderas. Cuando tus pies sientan el ritmo y pisen en los DOMS y se eleven con los
TAKS, tu cuerpo entenderá el ritmo. Aplica este principio ya sea al danzar en la
posición o al deslizarte.

2- Relaja tu mandíbula, relaja tus manos:


El bailar con la mandíbula LEVEMENTE abierta relajará tu cuerpo entero. En Yoga, la
mandíbula esta conectada con el área pélvica. Así, al relajar la mandíbula, la garganta y
el cuello ayudarán al traspaso de energía hacia tus caderas. Las bailarinas egipcias
siempre bailan así. De esta manera, bailarás mucho más relajada. También relaja tus
manos, déjalas sentir y fluir con la música. Para comprobar esto, trata de hacer un
shimmy con las manos y la mandíbula apretadas, luego relájalas.
3.- Está presente, en tono con la música:
Sumérgete totalmente en la música de manera que tu cuerpo te dicte. Debes entender tu
cuerpo, conociendo instintivamente su propio tiempo y técnica. Deja que tu mente
analítica descanse para dar paso a la mente creativa. Los secretos son: ESCUCHAR,
RESPIRAR, FOCALIZAR, FLUIR. Estas son las maneras más fáciles para centrarte y
engancharte enteramente con la música y el movimiento.

4. Simplifica:
En danza, menos es más. Mantén tus movimientos simples, claros y limpios. Sigue el
ritmo y marca aquello que pide ser acentuado. No dobles el tiempo ni marques acentos
que no existen. Deja que el cuerpo responda al instrumento de la manera que el músico
lo está tocando, sosteniendo y sintiendo. Los brazos siguen a las Flautas, los hombros al
Violín y al Req, el pecho al acordeón, el vientre al Oud y al Qanún, las caderas al
derbake y los pies al Doholla.

5. Varía tus movimientos en espacio, nivel y tiempo:


Soher Zaki es maestra en el arte de usar sólo algunos simples movimientos, pero hace
que se vean como muchos. Hace que el mismo movimiento se mantenga hipnótico
cuando de pronto cambia su nivel, por ejemplo: las rodillas se inclinan para disminuir
altura o la bailarina se pone en punta de pie para elevarlo. Ese mismo movimiento puede
también doblarse en tiempo cuando el ritmo se acelera o aparece con una frecuencia
más rápida. Puede reducirse a la mitad o doblarse para crear el acento al ritmo. Por
último, utiliza el espacio cuando bailas. Aprende a girar bien, aprende giros definidos y
que hagas con facilidad, crea patrones en el suelo para tu desplazamiento.

6.- Usa tus brazos como un director de orquesta:


Cuando la música es profunda y grave, deja que tus brazos permanezcan bajos y con
pose al danzar. Cuando la escala musical vaya subiendo, levanta tus brazos para
seguirla. Para el crescendo, levanta los brazos al cielo. Por ejemplo, cuando el Qanún
juega con altos y bajos, síguelo con tus brazos y manos así como describiendo la caída
de la lluvia. Levanta los brazos con la música así como si la estuvieras levantando tú
misma.
7.- Visualiza la música, deja que tus ojos se iluminen:
Las bailarinas árabes usan sus ojos de una relajada pero muy poderosa manera. Ellas
visualizan la música. Haz lo mismo cuando bailes. Cuando las melodías se agudicen y
se agranden, mira hacia arriba, como hacían los persas, quienes creían que la danza era
para los dioses. Durante los dinámicos y terrenales tambores, mira tus caderas y disfruta
el movimiento. Durante la etapa de “pregunta y respuesta” dentro de la música,
representa tú misma dos personalidades entablando una conversación. Una es recatada,
la otra es robusta. Deja que el cambio de carácter de la música llene tu cuerpo y
exprésala con tus ojos. Sé vergonzosa y triunfante, melancólica y apasionada, tímida y
traviesa.

8.- Practica SIN espejo lo que más puedas:


Acostúmbrate a sentir la música, generando un estado de ánimo, estando totalmente
presente al bailar. Lo que ves en el espejo es el reverso de como realmente te ves. Un
video es una imagen mucho más precisa de ti misma, es por eso que cuando nos vemos
en video ¡sentimos que estamos viendo a una extraña! El danzar en frente de un espejo
hace que nuestra mirada se dirija hacia adelante, lo que hace que la cabeza, hombros y
pecho no se relajen como debieran hacerlo al bailar en forma natural.

9.- Cuando los desafíos técnicos se aprenden bien, se convierten más adelante en
instrumentos de creación.
Técnica y rutinas requieren de una total focalización total al momento de aprenderlas. El
cuerpo tiene una increíble memoria celular. Práctica, práctica, práctica. Primero, los
pasos de baile, giros y transiciones capturan la atención de tu mente analítica. Sin
embargo, una vez dominado, se convierte luego en una experiencia creativa y
entretenida. Empiezas a olvidarte de la mecánica y a disfrutar de los sentidos. Una vez
que tu cuerpo aprende la técnica de la Danza del Vientre, ésta pasa a ser natural y parte
de tu proceso creativo.

10.- Separa y focaliza al tiempo que te rindes a la música:


Danzar es una especie de meditación. En la meditación, debes separar tu mente de los
pensamientos y permanecer clara y abierta a través de focalizarte en la respiración y la
postura. Lo mismo se aplica en la Danza del Vientre. Al rendirte a la música y dejarla
que guíe tu cuerpo, liberas “trancas” mentales (si está lindo o feo, bueno o malo) que te
alejan de la creatividad. En vez de eso, focalízate en la pureza de cada movimiento y en
la unión con la música. En este estado meditativo, la mente no interfiere con el juicio y
así produces la más auténtica expresión de tu danza.

Desde la perspectiva de la audiencia, músicos y bailarinas:


- Una bailarina relajada y en tono con la música es la que más se disfruta mirar.
- Una bailarina relajada y en tono con la música es a la que el músico más disfruta tocar.
- Una bailarina relajada y en tono con la música es la que más se disfruta ser.

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