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4. Simplifica:
En danza, menos es más. Mantén tus movimientos simples, claros y limpios. Sigue el
ritmo y marca aquello que pide ser acentuado. No dobles el tiempo ni marques acentos
que no existen. Deja que el cuerpo responda al instrumento de la manera que el músico
lo está tocando, sosteniendo y sintiendo. Los brazos siguen a las Flautas, los hombros al
Violín y al Req, el pecho al acordeón, el vientre al Oud y al Qanún, las caderas al
derbake y los pies al Doholla.
9.- Cuando los desafíos técnicos se aprenden bien, se convierten más adelante en
instrumentos de creación.
Técnica y rutinas requieren de una total focalización total al momento de aprenderlas. El
cuerpo tiene una increíble memoria celular. Práctica, práctica, práctica. Primero, los
pasos de baile, giros y transiciones capturan la atención de tu mente analítica. Sin
embargo, una vez dominado, se convierte luego en una experiencia creativa y
entretenida. Empiezas a olvidarte de la mecánica y a disfrutar de los sentidos. Una vez
que tu cuerpo aprende la técnica de la Danza del Vientre, ésta pasa a ser natural y parte
de tu proceso creativo.