En un mundo secular donde impera la maldad en el corazón de la mayoría de las

personas; un cristiano es como un vaso con agua en el desierto, pero; ¿Por qué
las personas desean la maldad y rechazan la bondad?, es algo muy fácil de
responder: es porque si no son de Dios son del diablo.

El camino que recorre un cristiano está lleno de obstáculos que buscan corromper
lo que se lleva en el corazón y dichos obstáculos son colocados de una forma muy
atractiva por el demonio, hago referencia a lo atractivo porque el enemigo conoce
cada una de nuestras debilidades y se aprovecha de ellas para lanzar su dardo
cargado de veneno espiritual.

El cristiano rechaza en espíritu lo del mundo y aunque vivimos en el mundo no

somos del mundo eso significa como lo dije en el inicio del escrito que nosotros le
pertenecemos a Dios.

La pertenencia a Dios es algo muy profundo amado hermano pues muchas veces
queremos pertenecer a Dios y seguir en prácticas especificas del mundo, somos
un pueblo que de labios honra pero de acción contradice sus palabras. Sin más
preámbulos les contaré la historia del “Joven Pastor”

En un pueblo llamado Villa Cruz, profundamente católico donde imperaba la

idolatría y la amistad con el mundo, se llevaban a cabo prácticas desagradables a
Dios, le rendían culto a los santos y a la virgen morena del Tepeyac, existía el
libertinaje espiritual pues manipulaban el evangelio a su conveniencia además de
considerar los deseos de la carne como algo saludable de satisfacer.

Los días pasaban con cierta comodidad hasta que en una mañana de verano llego
al pueblo Héctor un joven que se había ido a EUA a trabajar para sacar adelante a
su familia pues no tenía papá, este los había abandonado a temprana edad.

Cuando Héctor se fue dejo cierta reputación en villa Cruz, era una joven
parrandero, borracho, mujeriego, etc. Y al saber de su regreso sus antiguas
amistades no perdieron tiempo visitarlo. El primero en buscar su compañía fue
Víctor un joven seducido por los regalos y maldiciones del alcohol.

- ¡hola Hector, ¿cómo estás?