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EL VÍNCULO CON EL CONSULTANTE

¿PACIENTE, CLIENTE O CONSULTANTE?

La palabra PACIENTE viene de la raíz latina patients que designa al que padece, al que sufre,
aunque esta etimología está vinculada también a al concepto de paciencia. De esta forma,
podríamos pensar en alguien que padece de forma paciente. EL CONCEPTO DE PACIENTE NOS
REMONTA a un pasado paternal y pasivo, hasta sumiso diría yo, de roles demasiado marcados y
jerarquizados, donde se sitúa de un lado AL QUE SABE AL FACULTATIVO Y DEL OTRO AL QUE NO
SABE

En el castellano moderno, el termino cliente designa a todo aquel que obtiene un determinado
producto o servicio a cambio de algo, normalmente dinero.

Entonces, se define al paciente como aquella persona que mantiene una posición inicialmente
pasiva y por debajo de aquel que posee el conocimiento. El paciente se convierte en cliente dada
una relación de intercambio económico.

No obstante, en el contexto de la Terapia Holistica, trabajamos por que la persona que solicita esta
atención sea siempre un sujeto activo en su proceso terapéutico, agente responsable de su
cambio y de su crecimiento personal, por esto consideramos que quienes acuden a nosotros son
consultantes. No son meros pacientes que esperan pasivamente una respuesta que provenga de
afuera, ni clientes que sólo paguen para ser escuchados, sino activos participes en el proceso de
auto transformación y autoconocimiento, con una posición predominantemente colaborativa,
orientada en la exploración y el cambio personal.
ESCUCHAR,HABLAR ,ESCRIBIR
La terapia debería pasar por un buen feedback de comunicación que conduce a la empatía. Esta, a
su vez, llevará a una relación de confianza entre terapeuta y consultante.
El terapeuta empático debe saber escuchar, cosa diferente de oír. ESCUHAR SEGÚN la Real
Academia Española, consiste en prestar atención a lo que se oye. Pero para una buena entrevista
esto no basta, ya que además se debe hacer un esfuerzo por entender y, más aún, trasmitir al
consultante que se está comprendiendo el mensaje o, como mínimo, que uno está interesado en
entenderlo..
Sin duda no existe nada más descorazonador que un terapeuta que escucha impávidamente sin
emitir ningún sonido y ni tan siquiera unos gestos de asentimiento, o que escribe como un
TAQUIGRAFO DE JUZGADO

Limitarse a hacer una serie de preguntas o proponer pautas de actuación, o que el tema no sea
interactivo, puede hacer creer al cliente que está ante un técnico y no un colaborador y, por
tanto, posponer su responsabilidad durante la entrevista. Por otra parte, las destrezas de
escucha y atención sirven como modelos para que el consultante los adopte y emplee en su vida
cotidiana, a raíz de haberlos experimentado.

El tema de la escritura es una pregunta frecuente de los alumnos. A mi modo de ver no son
recomendables las anamnesis tipo médico ni naturopático. Representan modelos rígidos de
entrevista destinados a recoger datos que puedan servir al profesional y a otros que más adelante
interactúen con el cliente en algún punto del proceso. Además, un tipo de interrogatorio extenso
ya preestablecido no ayuda a crear un clima donde el cliente pueda explayarse libre y
cómodamente. En pocas palabras, no resulta muy empático y suena un poco burocrático. Cuando
el terapeuta escribe no está muy para el cliente. En mis primeras épocas, si bien no usaba una
anamnesis preestablecida, intentaba registrar la mayor cantidad posible de datos del consultante.
Pero al poco tiempo me di cuenta de que algunos consultantes dejaban de hablar mientras yo
escribía

Obviamente, existen algunos datos de filiación que necesitan ser anotados, como el nombre, la
edad, dirección, teléfono y algunas cosas más que quedan englobados en el genograma. También
es bien importante apuntar los objetivos terapéuticos, pero ahí parece terminar la cosa, al menos
i situ . En general no resulta muy empático escribir más allá de unas pocas cosas
Pero aún así, asegúrese de que el cliente no lea lo que escribe. Si escucha algo como <<tengo una
relación paralela con otro hombre. Si se entera mi marido, me mata>>, no
lo apunte
Dedique todo el tiempo posible a la escucha activa. Si desea escribir más de lo mínimo
imprescindible, lo mejor es esperar a que salga el consultante. Tómese tiempo entre visita y visita,
escriba, descanse, airéese. Por otra parte, no resulta muy estético para los clientes ver que en cuanto
sale uno entra el siguiente. Puede dar la sensación de que va a destajo, como en una cadena de
montaje, y que solo se interesa por sus pacientes como fuente de ingresos.
Para mí no es conveniente escribir en una computadora durante la visita, ya que introduce algo
artificial (un aparato) entre terapeuta y consultante y, por extendida que esté entre todos
nosotros RECURRA AL anticuado papel y lápiz.

Y ya por último, resulta evidente que no podemos grabar las sesiones sin consentimiento del
cliente (está prohibido) y, aún con él, nadie que esté siendo grabado habla con la misma
espontaneidad que si no lo estuviera. Por otra parte, si esto no lo convence, piense en el tiempo
extra que tendría que destinar para escuchar las grabaciones. ¡Confíe en su olfato de terapeuta y
en las primeras impresiones!

Y SI EL CONSULTANTE NO HABLA, ¿QUE HAGO?

Una de las escenas más temidas por los alumnos que aspiran a convertirse en terapeutas, es que
EL PACIENTE NO DIGA NADA i embargo, los silencios pueden ser muy útiles en terapia, ya que
abren la posibilidad de espacios significativos cargados de sentido, de reflexión, de conciencia. El
temor al silencio no es motivo para que el terapeuta llene con una cháchara nerviosa esos
huecos, ya que el cliente necesita saber que está siendo entendido y aceptado, y gran parte de
este proceso pasa por la mencionada escucha activa.

Una alumna comentó que había hecho una primera visita con un terapeuta que, según ella, no
paró de hablar en toda la sesión, con lo que al final le daba la impresión que debía ser él
quien le pagase. Ya no volvió. No quiere esto decir que el terapeuta deba permanecer mudo, como
comenté al principio, sino encontrar el punto necesario y equilibrado de comunicación.

También existen terapeutas muy expresivos en su lenguaje corporal que trasmiten suficiente
información al cliente y que no hablan mucho. Un buen terapeuta es espontáneo y puede contar
cosas de sí mismo, aunque con la debida discreción. A esto se le llama autorrevelación, destreza
que consiste en todo lo que el terapeuta explica de sí mismo. Sirve para acortar distancias y
mostrar al terapeuta como alguien más próximo al cliente y, por tanto, con más posibilidades de
entenderlo y acompañarlo. Como ya anticipaba implica también tacto, y un uso excesivo puede
mostrar al terapeuta como alguien demasiado autocentrado, indiscreto o con más problemas que
el propio cliente.

LA SESION: ¿SOLO O ACOMPAÑADO?

No es extraño que alguien quiera entrar con el cliente a consulta, y la actitud que debería tener el
terapeuta ante ello es una de las preguntas habituales de mis alumnos.

Recuerdo muy nítidamente un caso, de los primeros que atendí, en el que una clienta de unos 30
años me insistió en que <<su marido podía oírlo todo>>. Ante mi negativa, volvió a plantearlo
una segunda vez, pero él quedó fuera. La siguiente visita ya vino sola, y cuál no sería mi sorpresa
cuando me comentó que tenía una relación extramatrimonial de un año con otro hombre, y que
atravesaba por una situación de duda entre sí seguir con su pareja actual o irse a vivir con su
amante; obviamente, su marido no sabía nada. ¿Alguien cree que me habría contado esto en
presencia de su marido? Dado su carácter, sin duda no.

La terapia es un acto privado, un espacio confidencial para uno, donde es necesaria una intimidad
que devenga en sintonía y más adelante en confianza. Esto no es posible si existe un
observador, por más ligado que esté a nuestro cliente. No resulta admisible tampoco que la mamá
ACOMPAÑE AL adolescentes o incluso adultos.

El exigir intimidad no es tan raro, si pensamos que la terapia no es exactamente como una
conversación en Facebook donde otros pueden ver y opinar. Incluso en la mencionada red
social uno puede mantener un diálogo privado con alguien. Si usted no es un terapeuta de pareja,
o está formado para hacer trabajo de grupo, no se meta en líos, porque podría llegar a vivir
episodios patéticos. La terapia, el cliente y usted mismo merecen respeto, y el respeto implica
privacidad.

Si le resulta violento impedir el paso de un acompañante, suele funcionar el decir que uno trabaja
de forma individualizada, de uno en uno. Normalmente nadie es tan prepotente como para querer
pasar de todas formas y, si así fuera, usted siempre puede negarse a trabajar en esas condiciones.
EL TIEMPO DE LA CONSULTA

A lo largo de mi experiencia, he observado cómo muchos terapeutas noveles hacen primeras


visitas larguísimas . Creo que todos detestamos los
viejos usos de la medicina pública y sus masificadas y deshumanizadas consultas con visitas de
pocos minutos, pero esto no debería servir de excusa para realizar sesiones tediosas e
interminables.

Más tiempo de consulta no significa mejor asistencia. Pero, por diferentes motivos, esta
estrategia no resulta casi nunca una buena idea. Cuando alguien acude a una terapia, sea de
reflexología podal, quiromasaje, shiatsu, psicoterapia, o terapia floral, la idea que tiene es la de
una hora de duración. Casi nadie pregunta antes de ir a consulta cuánto tiempo durará la visita,
por lo que hace sus preparativos en función de un tiempo aproximado de 60 minutos. Y esos
preparativos pueden implicar dejar el niño al cuidado de una vecina, puede que el acudir ese día a
consulta
no sea el único acontecimiento en la vida de ese paciente. Probablemente, a la salida de la terapia
tiene que estar en algún lugar para alguna cosa. ¿Se imagina dónde estará la mente de su cliente
cuando pasa el tiempo y usted sigue y sigue… y sigue? EL PACIENTE puede
estarse preguntando si acaso será el único que tiene usted ese día y si verdaderamente habrá
hecho una buena elección.

Claro que existen excepciones, como cuando al final de la sesión el paciente está muy movido
emocionalmente y necesita un poco más de tiempo; pero yo ahora estoy hablando de cuando el
terapeuta inseguro intenta compensar su inexperiencia regalando tiempo. Una hora es un espacio
estupendo, incluso en ocasiones excesivo. Por otra parte, esta duración puede ayudar a los
pacientes más habladores a aprender a resumir y jerarquizar contenidos. Si la idea del terapeuta
es tener más tiempo para averiguar cosas de la vida del cliente, probablemente no lo conseguirá.
¡Desengáñese! Si hace primeras visitas de terapia holistica de dos o tres horas está en todo su
derecho, pero es importante que entienda que lo más probable es que se trate de una necesidad
suya y no del cliente. Es frecuente que este último esté pensando en que a lo mejor lo están
multando por no actualizar el parquímetro o que llegará tarde a recoger al niño, o que tiene
que hacer la compra para la cena... Si realmente se siente incómodo con visitas más cortas, le
recomiendo que al menos intente leer el lenguaje no verbal del cliente, detectando posibles signos
de impaciencia o preocupación o, mejor aún, pregúntele si dispone de ese tiempo.

En cuanto a la finalización del tratamiento, esto dependerá de varios factores relacionados con
cada consultante en particular, y generalmente es él mismo quien comienza a dar las pautas de
que ya se obtuvo el efecto deseado.

ATENDER A AMIGOS O PARIENTES

Esto de los vínculos terapéuticos nos permite ir un poco más lejos y es la cuestión de si es
conveniente atender a parientes y amigos. ¿Uno es eficaz como terapeuta de alguien muy
cercano? Depende.

Para una indicación transitoria no creo que haya problemas. Pero para un tratamiento más
profundo debemos pensar que toda involucración emocional conduce a cierta pérdida de
objetividad con la consiguiente disminución de eficacia diagnóstica y terapéutica.

No hay suficiente espacio psíquico para pensar. Se mezcla con nuestros propios sentimientos
Puede haber lucha de poderes, ofensas, incumplimientos. Desafíos inconscientes o puestas a
prueba que interfieren en el tratamiento. Sin descartar la inversión de roles: el terapeuta que
tiene que rendir examen para demostrar la eficacia de su trabajo, mientras que el paciente se
convierte en su examinador.

EL PAGO

Otro tema a incluir dentro del vínculo terapéutico es el de los honorarios de la consulta. Esta es
una tarea, pero también es un trabajo y como tal, debe cobrarse. No cobrar, hacerlo sólo por
amor, encubre otro tipo de sentimientos subjetivos.

El pago sella determinado compromiso mutuo y el encuadre debe quedar claro desde el
principio. De lo contrario, interferirá en la evolución y en la relación.
El paciente que no abona la consulta, por supuesto dentro de sus posibilidades, suele sentirse
ENDEUDADO DE AÑGUNA manera:
- PUEDE REACCIONAR TRANDO SE IRSE ENSEGUIDA PARA QUE EL TERAPEUTA esté contento con él,
- abandonando porque no lo puede soportar,
- no tomando el tema como algo serio, tal vez con esa idea tan frecuente de que si no se cobra es
porque no vale,
- faltando a las entrevistas o llegando fuera de los horarios pactados, porque no está
comprometido realmente con la situación,
- haciendo regalos como compensación,
- etcétera.

EL ENCUADRE TERAPEUTICO

El encuadre terapéutico es lo que hacemos, con el consultante, en la primera sesión: encuadrar la


terapia, darle un marco de referencia a los encuentros. ¿Qué comprende?

1. Saber que le pasa al consultante y que quiere conseguir con el proceso


Cuál es la demanda
2. Saber que expectativa tiene de cómo será satisfecha su demanda
Cuanto tiempo cree el cliente que necesitara para llegar a donde quiere llegar, que
esfuerzo le va a suponer, etc
3. Explicación sobre en que consiste un proceso de Terapia Holistica
Dejamos saber que trabajamos por que la persona que solicita esta atención sea siempre
un sujeto activo en su proceso terapéutico, agente responsable de su cambio y de su
crecimiento personal
4. El protocolo de trabajo que utiliza el terapeuta
Cuánto cobra por sesión, frecuencia de visitas, política de anulación, puntualidad
5. Confidencialidad y otras cosas que le parezcan importantes
6. Día y hora para la próxima visita

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ANEXO

El triángulo dramático

Lo principal para todo profesional de ayuda consiste en no caer en el juego llamado por Karpman
Triángulo Dramático. Karpman, discípulo de Eric Berne (creador del Análisis Transaccional) lo
expresa con este gráfico:

El Triángulo Dramático representa tres roles diferentes, en los que suele manifestarse el
profesional de las relaciones de ayuda: Salvador, Perseguidor y Víctima.

Estos son roles que se ejercitan de manera inconsciente y repetitiva. Se producen mediante
intercambios verbales y no verbales. A estas transacciones comunicacionales del Triángulo
Dramático se les llama juegos psicológicos o de relación; éstos se aprenden durante la infancia en
el seno de la familia y escuela y se utilizan para confirmar los mitos existenciales de cada uno. Por
ejemplo, EN LA VIDA SE HA VENIDO A SUFRIR O NO TE PUEDES FIAR DE NADIE¿Por qué SIEMPRE
ME OCURRE LO MISMO ?

También se utilizan para manipular a los demás, es decir, para que los otros hagan algo sin
pedírselo directamente y para evitar la intimidad, pues los juegos del Triángulo distancian de
forma conflictiva a las personas, alejándolas de tener encuentros abiertos y sinceros.
Distinguir los papeles
Cada vez que una persona representa de forma inconsciente uno de los papeles del Triángulo
Dramático está entrando en un juego emocional y acabará sintiéndose mal. Para poder detectar
cuando estamos entrando en el Triángulo Dramático, debemos aprender a distinguir entre los
papeles representados de forma consciente y auténtica, donde el resultado suele ser positivo, y
los papeles representados de forma inconsciente e inautenticas, donde el resultado es negativo.

A) La persona SALVADORA va por la vida prestando ayuda, a cambio de mantener la dependencia


de los otros hacia él. Por una parte, necesita Víctimas y, si no las encuentra, las crea
La percepción interna del Salvador es que los otros le necesitan y asume la responsabilidad de
solucionar los problemas de la Víctima, pues cree que la Víctima no puede pedir ayuda ni resolver
su situación. Según Steiner el Salvador hace por los otros más de lo que le corresponde y, a
menudo, se obliga a sí mismo a hacerlo, aunque sienta que no quiere hacerlo. Prioriza las
necesidades de los demás por encima de las suyas, porque no tiene conciencia de lo que quieren
realmente.
El Salvador actúa bajo el influjo de la culpa y por la necesidad de sentirse superior. Lo que consigue
haciéndose cargo de los problemas de los demás es evitar sentir su propio sufrimiento: ojos que
no ven, corazón que no siente. Un profesiosal de la salud medico, psicólogo, asisteste social,
etc puede representar el rol de “salvador cuando empieza a hacer horas extras y ni las cobra ni
las recupera. También, cuando se extralimita en sus funciones, cuando se esfuerza más que el
usuario o paciente, cuando se responsabiliza de los casos de sus compañeros, etc.

Es fácil saber si uno ha caído en este papel, cada vez que el profesional se siente mal en relación
con sus clientes, cuando experimenta sentimientos de tristeza, decepción, impotencia, cansancio o
rabia es señal de haber asumido un papel que no le corresponde.
Otra de las formas que tiene el profesional para darse cuenta de que está haciendo más esfuezzo

que el usuario y, por tanto, que está vivenciando el papel de Salvador consiste en atender y

escuchar el propio cuerpo, éste no engaña nunca. Por ejemplo, el caso del profesional que está
intentando covencer de algo al usuario éste último le sigue la corriente con un tiene razón,
pero…. “i el profesional empieza a notar dolor de espalda, cansacio físico, dolor de caeza,
mareo o cualquier otro mensaje corporal durante la entrevista o al finalizar ésta, entonces es que
ha asumido el papel de Salvador.mareo o cualquier otro mensaje corporal durante la entrevista o
al finalizar ésta, entonces es que ha asumido el papel de Salvador.

B) La VÍCTIMA se las arregla para no acertar en hacer bien las cosas; envía mensajes verbales y/o
no verbales quejándose, de su indefensión; su comportamiento es autodestructivo, y provoca su
humillación o sufrimiento y finge estar desconcertado. La actitud de la Víctima se suele
representar por algunos usuarios de Servicios de la Administración que intentan poner el cebo al

profesiosal para que represente el papel de l salvador. La actitud de la Víctima suele ser: Yo
estoy mal, tú estás mal y vamos a arreglárnoslas para que yo esté peor; o, yo estoy mal, tú estás
mal y quiero que te hagas cargo de mi malestar. La Víctima siente culpa, inferioridad, tristeza y
tiene una baja autoestima.

Su sentimiento básico es de resentimiento contra la vida que le hace sufrir y contra los Salvadores
que siguen incapacitándola con su ayuda.
En términos generales, podríamos decir que un niño depende de los adultos y, por tanto, puede
ser una auténtica Víctima; por el contrario, la persona adulta tiene capacidad de decisión y es
responsable de cambiar su situación.

C) El PERSEGUIDOR se comporta bajo el influjo de la agresividad, quiere satisfacer sus necesidades


y actúa en interés propio, poniendo a los demás en situaciones difíciles o de sufrimiento. Su lema
es pisa antes de que te pise . Su juego preferido se llama te pillé . El juego de Perseguidor
establece unas pautas de comportamiento rígidas, por lo estrictas o por lo poco prácticas; exige
que se cumplan a rajatabla y suele cebarse en personas dotadas de una personalidad vulnerable,
aquellas se complementarán con el Juego que marque el Perseguidor, haciendo de Víctimas.

Existen tres clases de comportamiento Perseguidor:


1. Activos, actúan para satisfacer sus necesidades, pero pasando por encima de los otros.
2. Vengativos, su propósito es castigar a los otros y tener la sensación de triunfo, de haber
ganado.
3. Pasivos, éstos persiguen por defecto, al no hacer lo que les toca o no cumplir con sus
obligaciones, ponen a los demás en serios apuros, provocándoles ansiedad o preocupación.

Si llevásemos la actuación de cada rol al dramatismo máximo, podríamos decir que el Perseguidor
puede ser un homicida, la Víctima puede llegar a suicidarse y el Salvador puede llegar a enfermar
psicológica o físicamente por cuidar a los demás.

Dar vueltas en el triángulo dramático


Karpman decía que como las personas que interpretan los tres roles del Triángulo acaban siempre
sintiéndose mal, generalmente intentan mejorar cambiando de rol:
• El “salvador cansado de salvar pasará a perseguir a la Víctima.
• La Víctima intentará salir de su pasividad persiguiendo al Perseguidor o al “salvador.
• El Perseguidor acabará teniendo mala conciencia y esto le llevabá a hacer de Salvador..

En el campo de las drogodependencias, estos papeles son siempre representados por las familias,
por ejemplo el caso típico de un padre que hace de Perseguidor, la madre que va de Salvadora y el
hijo que hace indistintamente los papeles de Perseguidor de la familia y de Víctima de la droga; la
esposa o el esposo de la persona con problemas de alcoholismo suele hacer en casa el papel de
Salvadora, mientras que ante el profesional hace el papel de Víctima
Cuando una persona que está en posición de Víctima es Salvada por otra, se da perfecta cuenta de que
está en inferioridad, de que el Salvador la está manteniendo así, y de que la está imposibilitando para
ser poderosa. Por lo tanto, la persona que ha tenido el rol de Víctima respecto a otra que la ha Salvado,
también se pondrá furiosa. Entonces, cabe pronosticar que toda transacción Salvador – Víctima se
convertirá en una transacción Perseguidor – Víctima (Steiner, 1992, Los guiones que vivimos).

Las personas atrapadas en el Triángulo Dramático intentan cambiar su situación, pero sólo logran
reajustes, no salen del sistema del Triángulo Dramático, sólo cambian de roles. Es una
comunicación patológica que se auto-perpetúa basada en la inmadurez emocional.

Salir del Triángulo Dramático consiste en salir del sistema creando nuevos papeles, lo que Acey
Choy denominó el Triángulo del Ganador (1990) o lo que Steiner (1980) llamó Alfabetización
emocional.

Algunas recomendaciones en la relación transferencial paciente- terapeuta son generales a toda


relación de ayuda que trabaje desde un enfoque profundo de terapia:
1. Poner el foco continuo en el cómo nos sentimos frente al paciente.
2 .Estar atentos a cuando este sentir es más intenso de lo haitual, ya sea agradanle o
desagradablemente (me enfada sobremanera, me gusta mucho más atenderle que a otros
pacientes, me preocupa por encima de la media de los pacientes, me viene mucho a la cabeza,
me
arreglo más cuando tengo sesión con él/ella, hablo en la sesión mucho más que con otros
pacientes, me quedo con culpa, con ansiedad, etc.).
desagradablemente (me enfada sobremanera, me gusta mucho más atenderle que a otros
pacientes, me preocupa por encima de la media de los pacientes, me viene mucho a la cabeza, me
arreglo más cuando tengo sesión con él/ella, hablo en la sesión mucho más que con otros
pacientes, me quedo con culpa, con ansiedad, etc.).
3. Observar en qué medida nos hemos podido quedar atrapados en el rol de salvador o
perseguidor (del triángulo dramático).
4. Llevar el caso a supervisión para ponerle luz a lo que está sucediendo. Ante la sospecha de
contra-transferencia no actuar hasta supervisar.
5. Hacer mucha terapia para ir separando lo mío de lo del paciente. Es la responsabilidad
inherente a nuestra profesión.
LA SESION DE TERAPIA HOLISTICA

Con todos los elementos teóricos desarrollados y aprendidos hasta aquí, ya cuentas con las
herramientas necesarias para llevar a cabo una sesión de Terapia Holística. Ahora bien,
seguramente te estarás preguntando cómo es que llevas a la práctica todo esto.

Lo primero que debes saber es que no hay un modelo que debas seguir , sino que cada sesió
será totalmente única como lo son las personas. Lo que sí podemos establecer de antemano son
ciertas pautas o momentos que conviene respetar para obtener mejores resultados. Y de esto te
voy a contar a continuación:

PASO 1: DIAGNOSTICO

Este es el momento en que se debe prestar especial atención al vínculo terapeuta-consultante. Es


indispensable ofrecer un espacio acorde para que la persona se sienta cómoda en todo sentido, de
manera que pueda abrirse a expresar lo que siente y lo que necesita.

Podemos valernos de varios conocimientos en esta etapa de la terapia: Anatomía Energética y


sentimientos o sensaciones

PASO 2: TRATAMIENTO
En esta fase, ya con un diagnóstico inicial realizado, vamos a brindarle al consultante las
herramientas más adecuadas para su caso en particular, de manera que pueda comenzar a
resolver su problema.puede también dejarse guiar por tarot angélico

Aquí se puede incluir Gemoterapia, Aromaterapia, Sanación Angélica, Meditaciones Guiadas.


Las nociones de Ayurveda pueden aportar tanto en el diagnóstico como en el tratamiento.

¿QUÉ CRITERIO USAR PARA ELEGIR?

Intuición y tu sentido común para seleccionar tanto las técnicas de diagnóstico como las de
tratamiento. También puedes elegir por resonancia, quizás te identifiques o te sientas más segura
con unas que con otras. O podrías tener en cuenta las características del paciente y elegir de
acuerdo con lo que a él/ella le resulte más afín (Por ejemplo, puede ser que la persona sienta
especial afinidad con los Angeles, con lo cual sería muy adecuado recurrir a la Sanación Angélica
para realizar el tratamiento).
SEGUIMIENTO DE LA TERAPIA

¿Cuántas SESIONES incluyen un tratamiento? Una vez más, no hay algo que pueda
establecerse de antemano, porque no existen dos personas iguales.

Cada ser es único, con un universo de experiencias en su memoria, un entorno que lo afecta
y un potencial particular. Por eso no podemos adelantarnos a asegurar en cuánto tiempo
podría resolver el conflicto por el cual llegó a la consulta. Es prudente y aconsejable observar
su evolución cada 21 días aproximadamente, pero puede ocurrir que la persona necesite
acortar ese período.

En ese caso se debe respetar y darle el espacio para una nueva entrevista. En ese
reencuentro se retoman los dos pasos citados anteriormente: se vuelve a establecer un
diálogo en el que se pueda indagar hacia un nuevo diagnóstico y realizar ajustes en el
tratamiento si fuera necesario. (Por ejemplo, utilizar otra herramienta que no se haya usado
antes, o volver a usar la misma pero reformulándola en respuesta a lo que esté necesitando
el paciente)

-¿Cuánto tiempo puede llevar el tratamiento completo?

Esto dependerá de muchos factores: el grado de apertura y disponibilidad del paciente, el


estado etc
mi experiencia, en general es el propio consultante quien nos viene a asegurar que ya se
siente liberado de su problema y da por terminado el tratamiento. Sin embargo, es
importante tener en cuenta que esto no se trate de una vía de escape para evitar
enfrentarse con el trabajo interior que implica. Para no equivocarse, lo más efectivo es
volver a recurrir a las herramientas de diagnóstico y evaluar qué tan certero es lo que el
paciente afirma.

LA FICHA DEL PACIENTE

Para poder llevar un control ordenado de la evolución de cada paciente, es necesario contar con
un registro en que se vaya dejando asentada la evolución de cada caso en particular. Te
sugiero

Datos personales
• Nombree y Apellido
• Teléfono de
• Edad
• O cupac ió
Datos de salud (Esta información se renueva en cada sesión)
• Fecha
• • Motivo de con sulta
• • Diagnóstico
• • Tratamiento indicado
• • Otras (si hubiera algo llamativo que consideras importante incluir)

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