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Ni LA PAREJA Encuentros, desencuentros, reencuentros Autores: Blina Aguiar - Liligna Braechi de Andino Silvia Cincunegui - Noemi M. de Chebar Yolanda Kleiner de Karasik - Gloria B. de Mendilaharzu - Marta Nusimovieh Carlos Pachuk - Daniel Waisbrot 2. rnp 1800 Qed boo dept gu preven la ey 13.783 Tapeio en a Argent «sen Aeon 1011 A manera de prélogo anne Puget nnn o cry Introduccién. 7 23 1, El encuadre de la pareja matrimonial, Silvia Cincunegui y Noemi M. de Chebar. 27 2. Transferencia y dispositive en psicoandlisis de pareja, Gloria B. de Mendilahareu y Daniel Waishrot 59 8, Sexualidad y conyugalidad, Yolanda Kleiner y Carlos Pachuk vu 107 4, Dissluin de incl comyoga: acto wating, Liliana Bracchi de Andino, 149 5, Separacién matrimonial y segundos matrimonios, Elina Aguiar y Marta Nusimovich. 189 7 INTRODUCCION ‘La tarea de eseribir un libro sobre parejas, estimula- dos por el enorme interés que nos desperté la convocato- ria que nos hizo J. Puget en su momento, ha llegado a su término, Esto nos Ilevé a canformarnos como un grapo de tra- bajo e investigacién durante dos atios, donde cada uno de los autores voles sus hipétesis y sus dudas. ‘Lo més fecundo de estos eneuentros tuvo que ver con que més alla de las teméticas especifieas de cada ea- pitulo, surgieron ejes centrales que atraviesan toda la obra, Pensar en un psicoandlisis de las configuraciones vvineulares supone coneebir al sujeto como producido por ‘una red vineular que le da origen y como productor de ella, Supone también preguntarse acerea dol status me- tapsicol6gico de Io colectiv. Es que cuando se organiza una situacién binaria, 6s- ta suele resultar dilemattica, y transformarla en proble- ‘ma implica romper las relaciones determinismo-azar; acontecimiento-estructura; aparato psiquico abierto-ce- rrado, o desde la 6poca, modernidad-posmodernidad. ‘Buscamos entonces la formula superadora del dilema binario a partir de otras relaciones, por ejemplo, eémo las configuraciones vineulares contienen la estructura y 2 eee a rs | Ia historia y se plasman en el movimiento que genera la actualidad del encuentro, el discurso y la dramatica en uuna escena presente y pretérita, manifiesta e incons- ciente. ¥ si pensamos en la neogénesis o el proceso de retranscripeién que implica toda relacién intersubjetiva ¥y toda produccién vincular inconsciente que se realiza ‘sobre un fondo identificatorio y pulsional, pierde sentido 1 planteo acerca del psiquismo abierto 0 cerrado. ‘Asu vez, la polémica presocraitica acerca de “todo permanece” (Parménides) y el “todo eambia” (Heraclito) se esclareco con Prigogine: “Ni un determinismo a ul- tranza, ni un eaos arrasador. En el medio hay un ca- Tejon por donde deberia transitar el pensamiento cien: tifieo” En cuanto a la cultura de época que inevitablemente impregna nuestros trabajos, dejamos la siguiente refle- xidn: es necesario apartar la posmodernidad del tiempo congelado del presente, y hacerla cireular en un devenir historico como otra etapa de Ia humanidad que también, Hegard a su fin, Un andlisis meramente deseriptivo eon- firma la ideologia posmoderna; en cambio sélo desde una perspectiva dindmica tendra sentido su abordaje y asi Io hicimos en los diferentes trabajos: separacién, segundos matrimonios, encuadre, sexualidad, transferencia, eteé- Estaremos quizés a la espera o en la construccién de una nueva ideologia humanista, refundicion de frag- ‘mentos dispersos que contengan alguna parte de verdad histériea, Quiza nuestros trabajos aporten de forma parcial y fragmentaria ciertos niicleos duros de la teoria del psi- coanalisis de los vinculos: configuraciones vinculares, inconsciente vincular o produceién vincular inconseien- te, los tres espacios de la subjetividad, intra-, inter- y transubjetive, Estos fenémenos son, segin nuestro criterio, fun dantes del psiquiamo y no secundarios a un yo estruc- turado, Plantearlo asf nos eoloca en el campo de una amplia- cién conceptual del psicoanstisis y no de una renovada corriente culturalista. Cuestiones ineludibles vineula- das a la crisis del psicoanslisis en la cultura actual Confiamos en que Ia teoria vineular, aun en estado ‘embrionario y con divergencias internas, implique otro abordaje del inconsciente y otra postura teérico-téenica frente a las demandas actuales. ‘También continua pendiente un desarrollo correlati- vo entre la primera y Ia segunda topica freudiana y nuestros tres espacios psiquicos. Respecto de los nticleos duros, uno de los que genera mayor discusién es el concepto de incanseiente vineu- lar; gqué entendemos por esto?, ges ineonseiente la pro- ‘duccidn vincular? Seguramente no nos referimos a un aparato superestructural estilo “mentalidad grupal” de Bion. :Tiene una tépiea? {La produccién vincular sera la forma de expresién de ese inconsciente vineulat? ‘Nuevos interrogantes, respuestas no sistematizadas hasta el momento, ‘Nuestro tema especifico, In pareja, evoca otras pre- guntas: jes una pura produecién transferencial rect proca? {Mero efecto de repeticion? ;Qué status metapsi colégico cobra lo nuevo en una pareja, tanto en su ‘constitucién como en su devenir? {0 es acaso una zona de potencialidad desconocida que sélo-puede activarse a partir del encuentro inédito con ese otro? Surgieron, a lo largo de los capitulos, eneuadre y se- xualidad, transferencia y dispositivo, separacién y se- gundos matrimonios, términos nuevas que se fueron profundizando y que dan cuenta de fenémenos vinewla- res: predominancias estructurales, objeto inaugural, es- 25 ‘cena primaria circulante, estado onirico, el otro del ‘cuerpo, reducto narcisista, eteétera, que albergan nues- ‘tro modo actual de concebir el psicoanstisis de pareja. Los autores | 26 1. EL ENCUADRE DE LA PAREJA MATRIMONIAL Silvia Cincunegui Noemi M. de Chebar INTRODUCCION Cuando resolvimos investigar el encuadre matrimo- nial, lo hieimos movidas por el interés que nos desperta- ban las frases y las palabras que escogian las parejas para deseribir io que les habia sucedido, aludiendo a la separacién conyugal La mayoria de ellas se referia al hecho usando esta expresign: “Algo se rompio entre nosotros". Qué querfan decir con lo que deeian? Klos mismos no lo sabian precisar. Analicemos la frase y veamos si se esclarece, en parte, la cuestién: Algo, alude a la presentificacién de lo indeterminado, lo contrapuesto a nada y, por Io tanto, lo correspondien- te a.un evento 0 cosa de importancia; se, forma reflexiva del pronombre personal de tercera persona, introduce la terceridad impersonal; rompt6, en un tiempo pasado, se refiere a que se inte- ‘rrumpié una continuidad, se separaron las partes de un todo, se quebr, se hizo pedazos, etestera; centre, preposicién que expresa idea de situacién 0 es- tado en medio de dos, dentro de, expresa un estado in- termedio; a nosotros, pronombre personal de primera persona del plural, alude a ambos miembros de la pareja, Lo que se rompid, se quebré o se despedazé es lo in- determinado, ubicado en medio de los dos, que se deseri- be en una accién pretérita y aparenta ser prescindente de la accién de los dos que suftieron la ruptura. Por otra pparte, lo despedazado no es indiferente para quienes su- fren la experiencia, ya que es lo opuesto a nada y ello ‘marea su importaneia. En una palabra, la frase indica la expresién vivencial de un sufrimiento vincular que les produce una ruptura de algo que esta entre ellos (y que no son ellos), pero «que, al mismo tiempo, es producido por ellos, Provisoriamente diremos que este algo es el encua: dre matrimonial, y sera lo que habremos de demostrar alo largo de este capitulo, asf como sus complejas im- plicancias ‘Todos los vinculos humanos estén enmareados por un encuadre, que es lo que sedala sus limites, sus bordes, ‘su especificidad, y junto con ello, indica los posiciona- rmientos de los sujetos a Tos que contiene y sostiene, mo- delizando la relacién. Ahora bien, el encuadre matrimonial debe diferen- cinrse de otros encuadres de relaciones diddicas, como Tas de amantes, de socios, de amigos, eteétera, La diferencia entre estos encuadres, siguiendo a Pu: get y Berenstein, esti dada en relacién con dos paréme- tros: las relaciones sexuales y las variables espacio-tem- porales que rigen los encuentros. ‘Mientras que las relaciones matrimoniales se carac- terizan por relaciones sexuales y cotidianidad, la rela- cin de amigos, por ejemplo, tiene prohibidas las re- laciones sexuales, y el ritmo de encuentros seria la frecuentacién, en lugar de la cotidianidad, 28 En cambio, en la relacién de amantes el marco espa- cio-temporal es la habitualidad y las relaciones sexuales ‘son no-prohibidas y, simultneamente no-permitidas.\To- do lo anterior delimita universos semdnticos que encua- 4dran las relaciones. Al mismo tiempo, se va haciendo ne- cesario acunar nuevas denominaciones, como por ejemplo “amigovios”, “marido cama afuera’, etestera, para otras situaciones no comprendidas en estos universos. Existiria otro tipo de parejas matrimoniales del cual la-eonceptualizacién tedriea no ha podido atin dar cuen- ta, y que est vineulado a las formas de vida contempo- rraneas. Nos referimos al matrimonio de homosexuales, por ejemplo, con o sin hijos. ‘Sin embargo, desde nuestra perspectiva creemos que 1 encuadre matrimonial actiia en estos casos como 80s- ‘én y marco, de a misma forma que en los vinculos he- terosexualles, Antecedentes del concepto En 1966, J. Bleger publica un articulo acerea del en- cuadre en psicoandlisis referido al dispositivo analitico. Parte de la observacién de que para que el proceso psi coanalitico se desarrolle es necesario mantener constan- tes ciertas variables que lo enmarean. Son justamente aguéllas las que posibilitan el tratamiento. { Bloger, cuando se refiere al encuadre; lo denomina “no proveso”, “telén de fondo", “mareo”,y lo vincula al conjun- to de estipulaciones que se establecen entre paciente y tanalista al formular el contrato analitico| incluyendo Ia actitud de rehusamiento del analista y la observancia de Ia ley fundamental, EI movimiento o proceso sélo puede ccaptarse-entenderse en funcién de la quietud del fondo donde éste se desarrolla Bs en este punto donde se jerarquiza la permanencia 29 cestable de variables espacio-temporales, econémicas,fi- sicas, etestera. Este autor se interes6 por el psicoandlisis del encua- dare psicoanalitico a partir de la observacion de los fen6- ‘menos que se presentaban, en ocasién de su ruptura, es decir, cuando dejaba de ser mudo. Advirtié que en el encuadre quedaban silenciados as- pectos del vinculo con su paciente, que irrumpian sorpre- sivamente a partir de algin cambio operado en él, por ejemplo en relacion con horarios, honorarios, encuentros con el analista en otro espacio que el de la sesién. Emergian entonces verhalizaciones y/o actuaciones de una eualidad diferente de la indole neurétiea en que se venia desarrollando el proceso, haciendo peligrar su continuidad, Puesto a analizar tales cuestiones, descubrié.que se relacionaban con Tos aspectos no resueltos de la primiti- vva simbiosis madre-hijo (que habian sido depositados en el encuadre) y que, con viruleneia, se jugaban en ese ‘momento en el vinculo transferencial En la observacién clinica de parejas encontramos que frente a algunos cambios en las regularidades de sus in- tereambios, provoeados por situaciones de crisis, respon- den con comportamientos disruptivas que hacen peli- grar la estabilidad matrimonial. En efecto, aparecen, conductas que aparentemente no guardan relacién con sus interacciones acostumbradas. Ello nos levé a pensar que, al igual que en el trata- ‘miento psicoanalitico, en el matrimonio también se dan los intercambios apoyados sobre un fondo de regularida- des que los enmarean, organizadores del vineulo en los aspectos formales y no formales de sus encuentros. Asi, ‘entonces, estos fenémenos aluden a aspectos del encus dre matrimonial que han dejado de ser estables y mu- dos, transforméndose de fondo, en figura. 20 Creimos adecuada la utilizacién del concepto de en ‘cuadre dado por Bleger para referirse al dispositivo ana- litico haciéndolo extensivo al matrimonio librado al de- ‘curso de la relacién interpersonal cotidiana, y hablar ‘entonces del eneuadre matrimonial ‘No nos dedicaremos a diferenciar las multiples cues- tiones que separan tanto la relacién analista-paciente con la de esposo-esposa, como lo que separa la teoriza- cién de este autor con Ia teorfa de los vineulos. Sélo to- ‘maremos el encuadre en su operatoria y lo haremos tra- bajar en la estructura del vinculo matrimonial con el objeto de estudiar los efectos que se producen en ella, en razén de sus oseilaciones y en ocasién de su ruptura, cuando la pareja se separa. Si bion tradicionalmente en psicoandlisis se ha vin- culado el término “encuadre” a la ortodoxia, Ia norma- tividad y Ia rigidez, pensamos que la nocién es més abarcativa y no se agota en una serie de estipulacio- nes, Siempre habré algo propio de la estructura de ca- da vinculo. No hay, por lo tanto, buenos ni malos en- cuadees, ‘También puede decirse que no hay un solo encuadre posible para el matrimonio. El encuadre que establezea cada pareja es tan singular como el guién argumental ue escriban juntos. Encuadre y juego ‘Todo lo anterior nos Ilevé a pensar en algunas seme- Janzas entre encuadre y juego. = Tanto el encuadre como el juego tienen una legali- dad: por un lado, normas consensuadas, variables fijas 4que los reglamentan y los preceden, y por otro, reglas {que se van armando con el transcurrir del juego mismo, | a a partir de la adopcién y adjudicacién de distintas posi- ciones y roles con el otro y desde el conjunto. = Los intercambios de la pareja se juegan en un esce- nario (fondo estable, constituido por la cotidianidad) en el que se da una puesta en escena argumental. La pareja juega distintos personajes de su historia ‘enarnados y actualizados en el tro y con el otro = Esta puesta en escena leva la marea impresa de la repeticin y también un cierto grado de ereacién, en tan- to existe la posibilidad de jugar de distinta manera y de elegir cémo hacerlo, En este juego creativo siempre hay un plus que va iis alla de lo pactado-acordado, Asi, aquello que queda acallado en el vinculo se juega eon reglas qu, sin saber- lo, pueden llevar a acabarlo cuando son transgredidas. Encuadre, pertenencia y fusion EI ser humano nace de un vineulo, Desde su inicio, construye un vinculo que, a su vez, es constituyente de su subjetividad. Por lo tanto, la pertenencia a los vineu- los comporta un carécter obligatorio, ya que sin ella no habria vida psiquica. (Para Puget [1993], paradoj obligacién de pertenecer-opcién de eleecién,)\No obstan- te lo cual, yal mismo tiempo, el ser humano tiene la op- cidn de elegir, también desde que nace, Ia forma, el mo- do de pertenecer,) Esta paradoja Ia obligacién de pertenecer y la obli- gacién de elegir el modo de pertenecer~va modelando, a lo largo de la vida humana, sus insereiones en el contex- to social, las instituciones, la familia y la pareja Diremos que en este elegir e6mo pertenecer el ser hu- ‘mano ir ereando un estilo idiosinerasico de la experien- cia intersubjetiva. De tal forma dicha experiencia sera 2 r it una resultante de Ia presién social que aportar los pa- trones de pertenencia establecidos por las instituciones aque los rigen y de Ia presién pulsional de la puesta en juego intersubjetiva. La pareja no es una excepeién a esta regla. Por el contrario, es una institucién estable dentro del conjun- to social, y por ser la eélula de la familia, eslabén in- dispensable para la perpetuacién genealdgica y de la especie constituye uno de los vinculos acerea de los que ‘mas s@ ha hablado, se ha escrito y se ha reglamentado juridicamente, Inmersa en el macrocontexto que, como veremos més adelante; le-va pautanda su obligacion de pertenecer la institucién y como hacerlo, la pareja tambien elige la ‘manera como lo hard teniendo en euenta que en esta “eleccién’ se juegan maltiples determinaciones incons- cientes que examinaremos. : ‘A-este modo de pertenencia al vinculd, particular e idiosinerasico'que “elegirs” cada pareja le daremos el nombre de “encuadre” De esta manera, la pareja elegiré una forma propia de pautar su entorno espacio-temporal, el reconocimien- to de sus estados afectivos y emocionales, sus dependen- cias sexuales y econdmicas y la normativa de su funcio- namiento. tra de las paradojas fundantes del vineulo de pare- 4a, segiin J. Puget (1993), es Ia que se refiere a la cot xxistencia de la fusién-separatividad: “La fusién anula la distancia entre dos yoes y erea un vinculo, y al mismo tiempo, sin distancia no hay vineulo [...] Por otra parte sin este elemento pasional, fusional, no hay pareja ma- ‘rimonial” Lo que antecede toma su modelo del enamoramiento fundante y supone el establecimiento de una ilusion de completud que oclaye el espacio dejado por el sentimien- 33 See eee ee eee eee eee eer eae | aaa to de carencia, equivalente, en este contexto, a la falta fandante Habria que definir, entonces, un estado fundacional del vinculo de pareja, caracterizado por la fusion de dos yoes. Momento de indiscriminacién, de borramiento de los limites y las fronteras corporales, estado de atrave- samiento narcisista y transubjetivo de los psiquismos, indispensable para fandar el sentimiento de pertenen- cia. Atravesamiento transubjetivo, decimos, por tratarse de una doble imposicién social y pulsional que los com- pele a pertenecer a ese determinado vinculo. Imposicién ineludible tanto para cada uno de los sujetos del vinculo de pareja, al ijar sus respectivas posiciones, como para Ja pareja como estructura vincular con el lugar y la posi- cign que el contexto social le otorga, dndole sentido y significacion en el conjunto. ‘Luego veremos e6mo el modo en que ambos encuen- tran de perteneeer, conforme a este doble mandato, constituird el eneuadre que producirén, también sin- gular y Gnico correspondiente a esa determinada pa- reja, este estado lo caracteriza una forma especial de re- lacién entre un yo y un otro y la actividad representa- cional correspondiente. La constitucién de una pareja se basa en un acto pri- mordial, el de la eleccién mutua, que cristaliza en el efecto de encuentro y tiene como paradigma el enamo- ramiento. Esta eleccidn se apoya sobre determinaciones incons- cientes, donde se articulan una estructura relacional nareisista y modelos identificatorios edipicos y sociales. Estos determinantes inconscientes darén origen a acuer- dos y pactos inconscientes, y constituirdn el zécalo in- consciente de la pareja (Puget y Berenstein, 1988). ‘Nos interesa tomar por ahora, con relacién al tema au del encuadre, sélo la estructura relacional nareisista del 26calo inconsciente. Suponemos un estado fundacional del vineulo de pa- reja caracterizado por la fusién, el borramiento de limi: tes, entretejido narcisista que contradice la separativi- dad de dos euerpos que, funcionando a la manera de Ia experiencia con el objeto primordial, posee una activi- dad representacional que le es propia. P. Aulagnier (1977) refiere una modalidad originaria de contacto con el mundo (proceso originario), caracteri- zada por un funcionamiento particular, el postulado de autoengendramiento, y una actividad representacional ligada a las experiencias de placer-displacer en el en- ceuentro con el otro, que denominé “pictograma’, ‘Tomaremos este modelo de actividad psiquiea puesto en marcha con el encuentro de la pareja y veremos cul es la cualidad do esta forma representacional, el picto _grama, cuando el mévil es ahora el deseo y el eratismo, cen lugar del desamparo originario, Esta actividad representacional corresponde a una representacién de Ia cosa corporal, y como tal se da en ausencia del registro de palabra. Se trata del afecto li- gado a la representacién del encuentro y a la represen- tacin del afecto puesto en juego en él de un modo indi- soluble. Siguiendo a P. Aulagnier, se constituiria un pietogra- ‘ma positivo unido a experiencias de placer, y uno nega- tivo, que deja una marca no representacional, de vacio, do no relacién, ligada a la experiencia de displacer. ‘También en este estado fusional del vineulo podemos hablar de bidireccionalidad, ya que el modo, Ia forma ‘especial que adopte esta expresién fusional (originaria), ‘asi como el pictograma que de ella se derive, estaran ‘modelados por el accionar conjunto de los dos sujetos de Ja pareja, haciendo (y eligiendo) su particular manera 35 re de fusionarse e instalando el modo singular de pertene: cer a ese vineulo tnieo (su encuadre). No se nos escapa que esta interveneién activa de am- bos polos del vinculo, a pesar de que su actividad repre- sentacional no corresponda a dos sujetos diferenciados, guarda relacién con la modalidad que eada uno adopté (Celigio”) en el vinculo inaugural fundante en su nuevo ligamen eon el otro, de esta nueva pertenencia vineular, en este nuevo acto de encuentro. Sin embargo, mientras que en el vinculo fusional del comienzo de vida priman la indefensién primaria y la necesidad, lo que lleva a fundar el vinculo de pareja es el sentimiento de carencia y el deseo. La cualidad de estable que adopta el vineulo matri- ‘monial -debido a la permanencia sostenida en el tiempo ya la experiencia de compartir un espacio en la cotidia- nidad~ confiere a las regularidades témporo-espaciales Ia posibilidad de ser lugares privilegiados para el asien- to de Ia actividad representacional conjunta, algo ast co- ‘mo un espacio-tiempo homologable a los cuerpos fusio- nados e indiscriminades. De este modo, la casa, los ritmos de encuentro, los lu- «gares y los habitos, vineulados a las experiencias del par placer-displacer, iran eonfigurando ese particular modo de “clegir” ser, estar y pertenever a ese vinculo de esa singular pareja, que mareard lo Gnico y exclusive de su encuadre. Modalidad presente y, sin embargo, muda, ‘vineulada a los us0s y las costumbres del matrimonio, Detalles tales como los lugares en la mesa, en la ca- ‘ma, la omnamentacién de Ia casa, el orden y el desorden, no necesitan ser redefinidos diariamente, a menos que algin acontecimiento interrampa su continuidad, en eu- ‘yo caso dejan de ser fondo y aparecen ocupando el espa- tio de Ia interaccién, acompaftados muchas veces por ‘maticos emocionales intensos. 36 Podriamos entonces hablar de Las marcas positivas y negativas provenientes de las experiencias, que con el signo placer-displacer proveen de fondo a los inteream- bios de mayor complejidad, correspondientes a los pro- cesos primarios y secundarios, interfantasmatieos, pul- sionales y edipicos, Se refiere a Ia proyeccién témporo-espacial de un estado fusional narcisista, que permanece generando nuevos efectos en cada encuentro, sincrénicamente con funcionamientos primarios y secundarios, y contextuali- zando la estructura del vineulo de pareja. Esta modalidad fusional de contacto eon el otro de la pareja (originario) cuya actividad representacional (pic- tograma) no tiene inseripeién de palabra corresponde a la vertiente relacional narcisista del 26ealo inconseiente de la pareja. A nuestro entender lo pactado-acordado dentro de es- ta vertiente de lo no decible formaria parte de lo incons- ciente del vinculo, y revestiria de una cualidad diferen- te Ios pactos y los acuerdos inconscientes establecidos sobre modelos identificatorios edipicos y sociales, accesi- bles a la posibilidad de concienciacién tras el levanta- miento de la represién, Los efectos de lo inconseiente vineular se vern plas- ‘mados en aquellos elementos de la escena matrimonial {eseenario), que sirven de fondo mudo a los intercambios de mayor complejidad de la pareja. Se trataria de la funcién continente del encuadre. Parece ser que, en muchos casos, las tendencias re- sresivas enmascaradas en la vida amorosa se mantic- nen contenidas durante mucho tiempo y sélo estallan cuando la vida conyugal se desmorona, De este modo, podria verse la funcién del vineulo con- ‘yugal como modo 0 intento de adaptacién que favorece Ja localizacion de ciertos elementos regresivos de eada a Bec uno, elementos éstos eventualmente patégenos y que en cl encuadre matrimonial hallan un modo privilegiado de alojamiento y tramitacién. Ello nos liev6 a coincidir con otros autores al conside- rar que el matrimonio se comporta, entre otras formas, como una suerte de relacién natural terapéutica. Este seria el aspecto terapéutico o preventivo del en- ceuadre conyugal ‘También, como ya dijimos, en el matrimonio encuen- ‘tran un Tugar de manifestacién las demandas narcisis- tas, Si estas demandas aparecieran en otros dmbitos 0 cencwadres que no fuesen los de la vida amorosa, su ex- presién serfa sin duda inadaptada. Eleneuadre de la pareja matrimonial nos enfrenta al siguiente problema: si bien la estabilidad favorece la lo- calizacién en él de aspectos fusionales, al mismo tiempo los promueve, pues debe soportar las contradicciones que este vinculo tiene como condicién de estructura. Ks tas son las de fluetuar entre Ia ansiedad claustrofobica y Ja agorafobiea: por un lado, la pertenencia a ese vinculo donante de identidad y sostén es vivida como encerran- te, y por otro, Ia sensacién de no poder prescindir de él por la ansiedad que surge ante la amenaza del no-vineu- lo (angustia de no-asignacién), por quedar afectado el sentimiento de pertenencia (Puget, 1993), ‘Vemos entonces cémo el encuadre, en cuya constitu: cin intervienen funcionamientos y representaciones ‘muy primarios, sin embargo, una vez constituide fun- ciona como una terceridad simbélica que trasciende el vineulo, Es decir que se trata de una produecién incons- ciente de la pareja, que a la ver la modela y la regula, 38 | | EL ENCUADRE Y BL ESPACIO TRANSUBJETIVO En Ia relacién de los esposos, las estipulacioness reco- nocen su origen en las tradiciones culturales, mitos y ri- tos que, de manera implicita y/o explicita, son transmi- tidos a través de las generaciones, imprimiéndole una determinada fisonomia al vineulo. . Las formas explicitas de las estipulacionés acerca del ‘matrimonio estdn inscritas en los eédigos civiles y/o rei- sgiosos que lo inseriben en la cultura, asi como también ls rituales que lo acompadan, El matrimonio es diferente de otros contratos, en tan- ‘to no puede ser reglado sélo entre las partes sino que se rige en torno a una ley de orden piblic. Prueba de ello lo constituye la necesariedad de la presencia de testigos para realizar la ceremonia. Los Lestigos son los representantes que avalan la pertenen- cia de esos miembros a esa sociedad. De este modo, ve- ‘mos edmo la estabilidad de Ia familia se convierte en un asunto de Estado. Cuando nos referimos a una de las paradojas constic ‘tutivas (obligacién de pertenecer, opeidn de eleccién),vi- mos que en su obligacién de pertenecer se conjugaba un doble mandato pulsional y social Nos referiremos ahora a estos ideales culturales que, ‘como formas no explicitas, ingresan en el psiquismo indi- vidual, atraviesan el ineonsciente vineular como manda- tos y gravitan sobre la estructuracién del encuadre ma- trimonial Los ideales culturales ingresan en ol psiquismo indi- vidual de forma directa y a través de la intermediacién parental, "Asi como el nino que esté por nacer tiene ya un lugar catectizado en Ia estructura familiar por el deseo de los padres, del mismo modo el conjunto social también le de- 29 BO signa, antes del nacimiento, un lugar para ser ocupado por él, a fin de preservar la continuidad generacional y la perpetuacién de los ideales que su discurso proclama. Esta nueva vor, a su vez, se asogura asi la apropia- cién de un diseurso que le habla de sus origenes y le ga- rrantiza su proyeccién en el tiempo futuro. Se trata, entonces, de una doble investidura del ele- ‘mento nuevo por el conjunto social y viceversa, Un con trato (contrato nareisista, P. Aulagnier, 1975) desde el narcisismo individual y colectivo, que sustenta la ilu- siGn de inmortalidad para ambos. Freud, en “Introduccién del narcisismo” (1914), dice que el individuo leva una doble existoncia, on tanto es para si mismo su propio fin, y en tanto es miembro de tuna cadena a Ta que esté sujeto sin que intervenga su voluntad, De este mode, sitia la cuestién dol narcisismo en os- te doble estatuto del sujeto, y es importante destacar que por medio de esta formacién el conjunto mantiene uunidos a los individuos y éstos a su vez mantienen uni- do al conjunto. ‘Asi como para el advenimiento del sujeto singular hay un lugar precatectizado por el conjunto, del mismo modo sucode con los lugares que éste asigna a Las insti- ‘tuciones que rigen su funcionamiento. As{ la pareja tendrd un espacio asegurado, proveedor de portenencia social, que permitiré a sus miembros alejarse del soporte identificatorio familiar y acceder a 1a exogamia, encontrando en el discurso social referen- cias que le permitan proyectarse también como contigu- racién vineular hacia el futur. Este discurso social ingresa en el matrimonio y pauta su encuadre a través de la estipulacién de lo que seran sus renuncias y practieas, aquello permitido y aquello prohibido. 40 fe | | | | | | A través de su encuadre, cada pareja se apropiaré de Jos entunciados del conjunta, produccién inconsciente singular y viniea que pasaré a funcionar respetando 0 no las estipulaciones del “contrato nareisista de la pareja”. El soporte identificatorio que supone la apropiacién de las posiciones de esposo-a, pautado desde el conjunto transubjetivo, tiene una cualidad distinta del de la his- toria identificatoria edipiea, ya que en 61 se juega la per- teneneia social, y rehusarse a ella condena a la pareja a Ja marginalidad ‘Veremos, sin embargo, que existen grados de libertad fen cuanto a la sujecién de la pareja a lo socialmente con- sensuado. Nos ocuparemos de ello cuando hablemos de! distinto comportamiento del encuadre segtin el grado de creatividad que se despliegue en cada vinculo y en cada ocasion. Lo anterior (contrato narcisista de Ia pareja) tendra su contrapartida en un pacto intersubjetivo (pacto dene- gativo) estipulado conforme a las renuncias obligadas y 2 las prohibiciones de précticas censuradas y excluidas de la circulacidn desde el espacio transubjetivo, ‘Una de las funciones del vinculo, descontando la sa- tisfaccién pulsional, es, desde lo imaginario, la negacién de la pérdida, de Ia falta fundante. Es en este sentido que el vinculo de pareja parece implicar un pacto para lenciar todo lo relacionado con esta falta fundante. ‘Nos referimos al pacto denegativo (Kaés), que consti- tuye la contracara de los ideales narcisistas del indivi- duo en particular y del conjunto social. Esta nocién se halla ubicada en el fundamento mis- mmo de todo vinculo (familia-grupos-pareja), Se trata de ‘un pacto sobre lo ineSgnito, lo ineognoscible, la no expe- riencia, el no vineulo.” + “Tres modalldades de lo negativ se encuentran en el principio a ‘ill El pacto denegativo es lo que se silencia por ser aque- Ilo que contradice la combinacién de los aspectos com- partibles y unificables de los miembros de la pareja, Pacto inconseiente que rechaza lo que necesariamente debe ser dejado de lado para hacer posible este vinculo. Implica, pues, renuncias obligadas. De este modo, se reprime, niega, reniega 0 foreluye todo sobre lo que no hay acuerdo, eoncordancia, posibili- dad de ser 0 complementariedad, para los sujetos a los que une y para el conjunto al que estin encadenados. acto cuyo enunciado jamés seré formulado; acuerdo té- cito que debe permanecer inconsciente. Este ultimo es el niicleo irreductible del pacto denegativ. Habria, sin embargo, otro aspecto de lo negativo a la ‘espera de entrar en juego con el compatiero, Se trataria de aspectos que se interjuegan con el otro ala manera de micleos no elaborados y que se desplie- gan, obligatoriamente, en el espacio conjunto de la re- peticién. En este espacio conjunto donde tienen lugar los movi- mientos de la pareja, las repeticiones se alternan con el ensayo de algo nuevo a través del chequeo del otro y con al otro. Este espacio de creacién y de re-creacin siempre se da articulado con un otro, quien puede aceptar, rechazar el trabajo de la igazn intrapsquies: a primera abedees a la ol tecion para la peigue de product algo negative: le wcqunda define luna psicn relaiva de la negstivo por referencia a algo porble; la tercera corresponde alo que no eaten el expaci piguicn esta e- sgstivdad rales] puede, en certs ocasiones, eer pensada como lo {imposible Ee decir que esto autor cancluye que e espacio densgativo ses Wis eobr tres tips de negatividad de obliga, relativy radical Esta ultima se refiere alo NO LIGADO irreductble se dstingue por esto de lo DES-LIGADO que fect las otras tndelades den negative (Kacs, 1901, pag, 197. 2 i o condicionar el juego y funcionar asi cof tope de sus" proyeeciones. (ier Me ‘Sintetizando, tanto el pacto denegatiyg-como st4on- ; |! trapartida, el contrato narcisista, son forhaciones tran-// subjetivas que atraviesan el psiquismo indvidual-y” también a la pareja, en tanto pertenecientes al conjun- to, cumpliendo una fancin onganizadora del vineulo, ijimos anteriormente que, en relacién con el tema del encuadre, tomariamos tan silo la estructura relacio- nal narcisista del z6ealoinconscionte de Ia pareja. Bn tse apartado nos referimos al juego intersubjetivo de los dos yoes en la experiencia fusional Aqui intentamos mostrar cémo se juegan, en la es- tructuracién del encuadre, los componentes narcsistas de la pareja, sujeta a las determinaciones del conjunto social al que pertencee, influyéndolo o modificéndolo al mismo tiempo. Podria entonces pensarse en un reducto narcisista de Ja pareja, conformado por las experiencias de este orden provenientes de los tres espacios de Ia subjetividad (n- tra inter-ytransubjetivo) que quedaria contenido e n- ‘movilizado en el encuadre de la pareja y que serviia de ‘marco a sus interacciones, To narcisista como telin de fondo, aquello mudo & inefable que constituye el sostén y el continente por donde circulan la experiencia eotidiana, los inteream- bios gnitalesy ls emocionales. Deimos, una vez més, experiencia narcisista del presente de In pareja en su ‘combinatoria actual, que encierra experiencias histéri- fas actualizadas en este nuevo encuentro y por él, resi: nifca ol pasado individual y se abre hacia et porvenir Ta experiencia clinica con parejas parece mostrar, fentonees, quo su reducto nareisista,continente de expe- Tencias, de lo eriginaioy lo mas fusional de ella, queda Alojadoe inmovilizado en el encuadre. 8 invevtaste WAT TOPOGRAFA Bo Ge Ello arrojarfa luz sobre los fenémenos, a veces inex: plicables, que vemos aparecer Iuego de ciertas rupturas ‘matrimoniales (con las consiguientes rupturas del en- cuadre). ‘Nos referimos especificamente a la entrada en esce- na de “actuaciones” y de “psicosomatosis", es decir, fe- némenos carecientes de mediacién simbética en su ma- nifestacién, Modelo epocal del encuadre Los ideales sociales varian segtin las diferentes épo- cas, Al estar el encuadre matrimonial en estrecha rela ign con ellos, habria entonces un modelo epocal del en- cuadre. Este modelo, a su vez, impregna a los eényuges y al vineulo establecido entre ellos, en Ia medida en que atraviesa la identidad de los géneros. Por ejemplo, re ‘montindonos en la historia, nos encontramos eon el dis. tinto valor otorgado a la fidelidad entre los griegos, y el discurso posterior del eristianismo, Es la época romana el momento histérico en el que se establece el matrimonio como institucién natural y se organiza una moral sexual universal, ‘Mas tarde, en el trénsito hacia la familia burguesa, se producen también modificaciones tendientes a remar- ‘car la identidad personal, la intimidad, la individuacion, En la sociedad industrial, lo pablico y lo privado se reestructuran y dan lugar a un nuevo tipo de encuadre, xya que las parejas no son convenidas por intereses pa- ‘rimoniales, religiosos o de status, sino sobre un modelo de amor roméntico basado en la libre eleecién, y donde se tiende a hacer eoincidir el contrata matrimonial con 1a palsién, Desde entonces, el matrimonio constituye un ideal “4 — social jerarquizado, ya que, al prescribir el intercambio heterosexual exogimico, perpetia la especie humana, instaldndose en la base del armado social. Los idealesy Tos valores imperantes en cada momen. to condicionan el discurso social, y ello a su vex revierte sobre la constitucidn de la subjetividad y de los vineutos, El sujeto actual, producto de Ia crisis de la moderni- dad, se halla desereido, sin ideales totalizantes, frag- mentado, y su nocién temporal varié en el sentido de privilegiar lo inmediato por sobre el proyecto a largo plazo, con Ia consiguiente pérdida de la capacidad de es- pera y del valor de Ia palabra, desplazado por la imagen, Se trata de un sujeto que ha investido el yo ideal (nareisista) por sobre el ideal del yo, que privilegia Ia imagen corporal y el consumo, en desmedro de una inte- rioridad eada vez més vacia, lo pragmétieo, en lugar de Jo racional, y un contacto superficial a cambio de un vineulo mas profundo. En las ultimas décadas del siglo asistimos a cambios vertiginosos en los paradigmas cientificos y culturales, con los efectos consecuentes, El intereambio heterosexual preserito para el matri- monio parece haber dejado de ser imprescindible en cuanto a perpetuar Ia especie humana con la institucio- nalizacién del vinculo matrimonial homosexual, asi co- ‘mo con las précticas de fertilizacién asistida, Adin no nos es posible estimar cémo todos estos cam- bios impactardin el proceso de subjetivacién individual y su repercusin en el entramado social, e inversamente, ccudl seré la catectizacién que el conjunto haga de estos nuevos modelos. Lo que ai podemos aseverar es que, sin lugar a dudas, ellos han dado una nueva forma a las modalidades de vinculacién (encuadre) del matrimonio y de la familia. Asimismo el encuadre se verd afectado por las dife- 45 incapar de levaraeabo la acelin espcsen,” (pe 962, 2989, tn ‘mo “Introduecin del nares" (Amorrortu) die: “Es un supuosto 158 En general, hay una antinomia entre pensamiento y accién, hay una pregnancia actual al ideal racional en el que accién se vineula a conclusién de un razonar. La actuacién esta vinculada a la repeticin, Asi, un acting en torno a la separacién serfa en fun- cin de no sopararse. Al estar al servicio de la repeti- ign, impide la transformacién en algo diferente, Hablar de actuar lleva a pensar en el agieren que Freud plantea en el Caso de Dora; tiene que ver con lo {que se repite para no recordar, Etchegoyen, analizando Ia estructura del acting, con- luye que hay dos tipos: ‘necesario que no esté on el comienao en el individuo una unidad comparable al yo,0l yo tiene que sor desarrillade-» algo tione que ‘agregarss al eatacrotiem, ana nueva accion peiguica pare que el ‘arcisismo se constituya..” (pa, 74, tomo XIV, 0.¢, Amorrart “sla importancia del sistema Ce (Pree) para el acceso al des prendimiento de fectoy ln accion nos permite comprende el pap ‘que tce a a representacin sutitatva en la confurmacion de Ia en Termedad..” CLo Tnconeiente, pig, 175, tte XIV, O.C., Amo prone) “la representacin reprimida sigue teniendo capasidad de ac- ‘ion dentro del Inconcente.” Apartado TV ties y dininiea de La represién) “Lo Inconcente,& XIV, 0.0, Amorvrta “cenisten acfos paguicos de muy diversadignidad que sin em Dargo coincide on cuanto al eardcter de ser inconscientes..” (cap, 11,168, lam. de"Lo Taconciento”y el Punto de vista Tépic, tom XI, 0.6, Amorrorty “es neces porque los dato de Is eoncenca son en alto gra- Ao Iagunosos, en sanosy enfermos aparecen a tendo fos pou ‘os euya explicacin prosupone otras acto de lot que, empero, la ‘onciencia no es tstgo"(Justieacién del concept de inconsiete, ig, 163, "Lo Inconeente, tomo XIV, O.C, Amorrore. *. un acto psquen atravieea por dos fasos de estado entre las cuales opers como un selector una suerte de examen.” (Lem. de lo Inconsciente yal panto de vista tapes. “ART: Aeto.. Handlung: Asi6n, Leistung: Operacién” Se dan or ‘no sindnimos en sobre Vrain casteians, 0.C, Amorrortu, Buenas ‘Aires, 1981 159 a) Una accién que aparece en lugar de la comunica- cion, el pensamiento, el recuerdo, en relacién con el agieren de Freud, ) Como una forma de expresar lo que nunea se puso en palabras, Lo no decible. Lacan, en el Seminario sobre 1a Angustia, sostiene que “el acento demostrativo, la orientacién hacia el Otro del acting out debe ser destacado”, Aqui me interesa destacar en el acting el componente de repeticion y el ser dirigido a un Otro. La necesidad de un espectador, Diferenciaré “acto de deseneuentro”, “acto de sepa: rrarse”, “accién’ y “actuacién’”, Para que se concrete la di- solueién del vinculo es necesario llevar a cabo acciones tendientes a un fin. Dichas aeciones se hacen posibles a partir de producirse una cierta desinvestidura del obje- to privilegiado (acto de desencuentro). El proceso eom- pleto podré cursar en torno a un acto en tanto ceremo- nial y origen de algo nuevo, o en torno a una actuacién ligado a una continua repeticién. Aun cuando la separacién conyugal se realice con predominio de un acto, la disolueién nunca es completa ¢n tanto no se desinvista el objeta privilegiado, De cada vinculo quedan mareas. Es importante diferenciar esas mareas de una estructura de repetieién. La clinica nos trae cotidianamente la actualidad que tienen para algunos pacientes las parejas de las cuales se han “separado”. Dice un paciente: “Cuando Clarita [su ex mujer desde hace 10 aos} se entere de que Hevo 2 José (el hijo de ambos) a Europa no lo podira eveer. No puede creer que haga las cosas mejor que ella [eon rabia ¥ satisfaccién]”. Anto una situacién as{ uno se pregunta, el viaje ca quién esta dirigido?, jal hijo 0 a Ia ex mujer?, Ges una eleceién? En este trabajo utilizaré el concepto de acto como eo- sa fecha. Hecho atravesado por un fin, que deja una ‘marea, que implica un corte, ya sea como acto de desen- ceuentro o acto de separacién. Accién: Como medida a través de la eual se ejerce una posibilidad. ‘Actuacién: Como repeticién, como lo no puesto en pa- labras, como dirigido a un Otro. Bs a partir de los acontecimientos posteriores en el ‘curso de la vida de los sujetos que constituyen el vineu- lo disuelto, que pueden significarse esas acciones con- juntas de la pareja como acting o acto. ‘Salo aprés coup se puede significar el acto de sepa- racién. IV, SEPARACION CONYUGAL a. Acto de separarse 1s eondicién de estructura que el winenlo de pareja puede disolverse. Bs lo gue hace la diferencia entre incu de lanes y vines consanguinen Tab del n= Cento mediante, se produ la sala sn exogamia. THabituslmte, las pares hablan de separarse, on imap oportunidades como reproche, en atas com parte de eternos mlentonddoso como frm de eloguecr al otro. Le uilzaion que hacen de exe tesa puede no tov come objetivo la disluion del vneulo sno slo Fn epuri o defosivo. Como deca, af com la pareja es un efecto de una prouecinconjunte la sparacn en una resulante del incu Mao ala de quo ls yoesplantaen Ia problems ten emo proveniente de uno de los polo, el resutade fun efeto que crtiulan juntos. com I isolacion se 161 ogra efetuar un corte, se sbren nuevas posibiidades fur cas persons, Sesto no ocr, e pera un fate TSopredomnio de repetcin de mayor 0 tmenor inns Gad en rlaion eon el grado de complejdad vincular ue hubior leanzado a pareja a isolucion del vacuo leva implica algunas de ine wsntades de su costtucin y modalidad pareu- Tar Se desarma en torno de parametrossemejantes @ tee que se ard implica cre, una desorganizacion 9 nevasorgenizacones. [En entetctojuogen, como en todo Tos avatars dl vincla euestions prevents ot los aoverdonfandantes Yoccocnfoan alguns de fo acuerdos que munca Hie ron paras “Ato de encuentro y acto de sepuraié, en tanto ae ta, tienen cuatidades ierenten ‘in todo at el sue renace por de modo diferente Noes elmismo antes que despues. Bl acto de eparacion team proceso de diolucton del vineloetrvesado por trove a) Desinvestidura mutua: Bl otro deja de ser objeto de deseo, y se deja de ser sujeto de deseo del otro (“Hubo tun momento en que lo dejé eaer [...1, no me interes6 mas ud, se produjo un elie [...", relata una paciente acerca de su ex marido). b) Corte vincular: Decision y accion de separarse (Bse dia se terminé, agarré las valijas y me fui"). ©) Reconocimiento de los otras: Familiar y social; ests relacionado con ocupar otra posicién (*..el ex marido...; In ex mujer... 4. Bl core vineulr, en esta eno, impli terminacén; os dial «lin dl vineulo no de un agar, como enc acto de encuentro 162 1) Desinvestidura mutua El acto de desinvestidura es el origen del acto de se- paracién. Me refiero al acto de deseneuentro, homolo- ‘gandolo al acto de encuentro en tanto apertura y cierre de un vineulo de pareja. Es el primer paso. Si bien Ia desinvestidura del otro es un proceso, existe un momen- to que sefiala un ito y que el mito popular nombra al decir que un cristal se quiebra. Por la cotidianidad y la estabilidad del vineulo de pa- reja conyugal, se abren posibilidades permanentes para {que el encuentro con la autonomia del deseo del otro ge- ere sufrimiento. La investidura del otro es biisqueda de placer a la ver que fuente de sufrimiento, porque implica un movi- ‘miento de desinvestidura. La paradaja que se plantea es que la desinvestidura provoca un suftimiento mayor. Paradoja que en la pareja es fundante, provoca sufri- miento investir erdticamente a un otro al que es necesa- rio reconocer auténomo en su desear, en relacién con {que puede dejar de ser soporte de investidura en cual- 4quier momento. De las paradojas depende la fragilidad de la vida de las parejas, debido a Ia inestabilidad y el ppasaje brusco de un estado 2 otro y Ia ilusién frustrada respecto de que, al armar una pareja, se resolversa el malestar vinculado a la soledad (Puget, 1992), Cada vez que el mundo, que e8 soparie de investidue ray fuente de suftimiento, revela un dolor se busea un ‘motivo para explicar ese malestar. Es necesario un velo para la castracién, El otro de la pareja, toda vez que no coincide con lo esperado, ofrece situaciones y aconteci ‘mientos para creer justificado el malestar, ya que corre el velo de la castracin (Cémo no vas a poder!” Kjemplo: Miki y José mientras desayunan comentan el estreno de una pelfeula. A Ia noche, cuando se en- 183 cuentran, é1 espera ansiosamente Ia cona, ella que la busquen para iral cine. Elestreno de la pelicula para él significa: “En cuanto cesté en video Ia alquilamos”; para ella: “Esta noche va- ‘mos al eine”, Desarmar el malentendido fue el trabajo de un sesién, Seguin Miki, 61 no la escucha, nunca la es- ceuché, sélo eseucha a la hija de un matrimonio anterior, Para José, ella es como una nena maleriada, habituada ‘a que su paps le dé los gustos. Se hacen reproches mu- ‘wos sin suponer que cada uno se esti escuchando a si ‘mismo e invistiendo un objeto pensado que no coincide ‘con el real En esta situacion de fragilidad como elemento fundan- te, se desarrolla el vineulo de pareja; hay muchos mo- rmentos de desencuentros. Puede haber crisis, pero suele haber un acto de desinvestidura que marea el cierre. Si esa pareja vuelve a encontrarse sera a partir de un nuevo vineulo, Siel acto de separacién no se produce, la pareja vuelve @ vineularse desde la misma posicién, con predo- ‘minio de la repeticién, y algunos trozos de la vida en pa- rreja quedan como escenas de una pelicula detenida. El acto de desinvestidura nunca es total, porque se- ria equivalente al borramiento definitivo del otro. Se desinviste como objeto privilegiado, Pasa a formar parte de la historia subjetiva, aunque ese otro nunea sera igual a los demas “otros” Este proceso se realiza a través del trabajo de duelo; “1. de la realidad emana la exhortacién de quitar la li- Dido de sus enlaces con el objeto ...", ya que no se aban- dona fécilmente una posicién libidinal, aun cuando un sustituto asoma (Freud, 1914). 2) Corte vineular:decieién y acién de separarse El corte tiene que ver con el momento de la toma de 164 decision y pasaje a la accién. Para separarse hay que realizar una operacién sobre la realidad (irse a vivir a otro lado, Ilevarse la ropa, cambiar de casa o de Ilave...). Esa accién se realiza con un fin y parece condensar el cierre de la vida en pareja. ‘Una pareja después de un aio de tratamiento habia decidido separarse, pero no encontraban la forma ni el ‘momento, Finalmente decidieron esperar a que In ma- dre de uno de ellos volviera de un viaje, para comunicar- selo, y a partir de alli, no vivir més juntos. ‘Ast lo hicieron, aun cuando podian hablar acerca de ‘qué significaba esperar a esa madre. Sentian que era la linica forma de hacerlo. ¥ asi Io hicieron. La operacién pudo realizarse en presencia de la madre de él ‘En un momento se hace necesario pasar a la accién y sélo puede significarse aprés coup. Cuando oeurre, tiene algo de mudo y es el momento en el que hay euestiones ‘que se escenifican, 9) Mirada de toe otros, familiar y social Ubico aed el reconocimiento de la separacién, a) por Ja familia formada por la pareja (hijos/nietos), b) por la familia de origen de cada uno (padre, madre, hermanos) -¥ ©) por los amigos y grupo social. Es un nuevo recorte, desde que A y B estuvieron en pareja (cada yo pasa a ser mi ex..). ste es el lugar don- de lo privado de la pareja pasa a ser puiblico, hecho que ‘puede favorecer el proceso al ayudar a la discriminacién © entorpecerla dando nuevos argumentos para aumen- tar los malentendidos. Siguiendo a Hesselnberg, 1980, el proceso de separa- cidn se puede dividir en tres fases: a) de decisién, b)juridiea, ©) posjuridiea El acto de separarse (atravesado por los tres ejes: Desinvestidura mutua, Corte Vineular, Mirada de los Otroa) corresponde a la primera fase: de decision. La ‘etapa juridica estaria relacionada con la sancién social {que atraves6 el vinculo con la firma del contrato matri- monial, y la etapa posjuridica coincidiria con el cierre del proceso y el duelo, La separacién produce una marea que determina en potencia los nuevos vineulos de pareja. ‘Asf como en torno del encuentro, las parejas recuer- dan un momento, también lo recuerdan en torno de la separacién. Respecto de la separacién se construye una nueva estructura mitiea que ineluye: el mito de origen atravesado aprés coup por el acto de separacién en una Tectura particular que haco cada uno de los yoes. El mi- to de origen Io construyen juntos, el mito de separacién To construyen de forma independiente uno de otro cada uno de los yoes. Asi, la separacién marca un hito de transformacién donde eada yo vuelve a ser uno pero rnunea el que fue 0 el que pudo ser antes del vinculo (Quiero separarme para tener los novios que no tuve, vivir la adolescencia que no viv..”, dice una paciente de 43 aftos eazada desde hace veinte ais). El significado de ese acto de cierre se articula con la estructura de la pareja y es una suerte de sintesis entre Jos acuerdos fundantes y la historia de las separaciones de ellos y entre ellos. Bl acto de separarse es la resultan- te de todo el proceso, y s6lo podra significarse a poste- riori, Hay una serie de euestiones (pérdida de posicio- res, cambios de lugares, desorganizaciones y nuevas organizaciones) que sélo adquioren significado cuando resultan “cosa hecha"” 166 Sélo la ausencia del otro y Ia decision do no volver ‘is, abren la dimensién posible de un nuevo estado, Sé- lo entonces puede realizarse el duelo, Es necesario que todo el movimiento completo sea una accién tendiente a un fin que posibilite un corte y, en tanto tal, la apertura hacia una situacién nueva. Hito fundante de un otro es tado. Cambio vital. Es necesario recordar que el proceso de desinvestidura no se produce de modo total: en parte, porque hay aspectos que mas alla de que se haya efec- ‘uado un corte sélo pueden er objeto de duelo en otros momentos de la vida y, en parte, porque ese hombre 0 esa mujer que han constituido un vineulo de alianza tendrdn siempre una cualidad que los hard diferentes de los otros hombres y mujeres. En la separacién en tanto proceso, habré distintas acciones y actuaciones. Lo importante es que apunten a un fin, y que la separacién sea algo elegido por los ssujetos que arman esa pareja y pueda levarse a cabo. ‘Sino se pone en acto el deseo de cada yo en torno de la separacién, ese vineulo no podra disolverse; dejara a los sujetos entrampados en una especie de divorcio sin fin o brindaré la imagen de una separacién y producira en los sucesivos encuentros de Ia pareja destellos de re- peticién, a la manera de la pelicula en la que ciertas imagenes quedan cristalizadas. En este caso, juega la compulsién a la repeticién. Estas parejas separadas desde mucho tiempo si se encuentran, por ejemplo, en la consulta de un hijo, vuelven a expresar sus conflic- tos con la misma intensidad y vivacidad que antes de separarse, b. Disolucién de pactos y aeuerdos La estructura de pactos y acuerdos, en general, se construye y sostiene en tanto vineulo constituido, EL 167 proceso de desinvestidura se produce en torne de los pa- rrémetros definitorios, en todo o en parte de acuerdo con 1a tipologia vincalar. ‘Los parametros definitorios —proyeeto vital comparti- do, vida sexual, tendencia monogémica y eotidianidad-, alrededor de los cuales se establecen pactos y acuerdos inconscientes, pueden ser disfuncionales por separado (0 rno) euando el vineulo matrimonial se deteriora (Puget y Borenstein, 1988). Se hace duelo por lo compartido, lo no compartido y lo incompartible articulado con los pardmetros definito- ‘Asi, los pardmetros que a manera de especificaciones nos sirven para comprender la complejidad vineular, en Ja separacién son iitiles para dar cuenta del proceso que se est produciendo. La cotidianidad se modifica abruptamente; eambian Jos lugares en la mesa, Ios euerpos en la cama. Los ho- rarios de encuentro, los ritmos y los espacios que en la ultima parte de la vida en comin eran motivos de des- ‘encuentro, desaparecen dando lugar ahora al vacio. El proyecto vital “compartido” es no compartir el futu- Ja expectativa es alejar de este modo el sufrimiento, La tendencia monogamica es proclive a cambiar de sentido en tanto el atro yo deja de ser objeto privilegiado. Algunas parejas pretenden conservar la monogamia sis alld de la separacién, como muestra de la no disolu- ‘eign y quizé como articulador que los “enlace” en la ac- ‘tualidad, resto de aquella ilusién de casarse para toda Ia vida, [La conyugalidad prescribe las relaciones sexuales. I encuentro de los euerpos marca uno de los maximos puntos de tonsién de In paradoja unién-separatividad: Solo la aceptacidn de las diferencias y la complementa- viedad dan lugar al hito maximo de fusién en el encuen- 168 tro sexual. Esto sustenta la ilusién sobre la que se sos- tiene el vineulo, Las relaciones sexuales, en la separacién, suelen ser ‘motor de encuentro aunque hayan sido causa de conic. to, En algunas parejas es el primer pardmetro disfun- cional. En Ia eliniea se observa que cuando el motor de Ja separacién es un acto de infidelidad de uno de los ‘miembros, la sexualidad no suele ser motivo de encuen- tro, En otros casos parece ser, por el contrario, el reser- vorio narcisista del vinculo, En las parejas que no tienen sexvalidad ~algunas que ‘no han llegado incluso a consumar el matrimonio por la cendogamia que sustenta la vincularidad, la separacién permite el encuentro de los cuerpos. Otras veces, habi do permanecido el ejercicio de la sexualidad como una prohibicién en tanto permanecieron juntos, al iniciarse la vida sexual se produce la disoluciéa del vinculo. Cuatidades de la eleccién durante el proceso Durante el proceso de deseatectizacién del otro como objeto privilegiado, Ia posibilidad de elegir a otro se ro- Dustece y elegir a alguien diferente empieza a aparecer como motor de liberacién y no de sufrimiento, eomo lo fue en la constitucion del vineulo. ‘Tener que elegir -riesgo temido por cada uno de los yyoes como condicion de estructura, riesgo alejado por hhaberse elegido mutuamente— se instala nuevamente como eatexia positiva, Elegir a otro conllova una cuota de sufrimiento inhe- rente a la opcién de decisién, pero en el malestar que predomina en el vineulo en proceso de disolucién estar con el otro se ha tornado causa de dolor y no de placer. Piera Aulagnier, al hablar del amor como prototipo de lo que llama “relaciones de simetria”, dice que poder 169) Brame ‘amar exige Ia eatectizacién del otro, y en tanto esto ocu- re, pensar que se pueda elegir a otro no sélo es absurdo sino causa de suftimiento. En estos easos, el estado amoroso se acompafa de Ia ilusin de que no hace falta volver a elegir, aun cuando ‘esto no fancione como eerteza. Si se desea cambiar de objeto privilegiado habré que apropiarse del capital libidinal ocupado en eatectizar all ‘tro, trabajo de duelo mediante, para obtener de esta forma una nueva posibilidad de eleccién. Cada vinculo puede poner en juego una nueva pot calidad, ¢, El contrato matrimonial en la separacién El contrato matrimonial es, dentro de esta estructura vincular, un elemento mas que da cuenta de la relacion de Ia pareja con el grupo. La pareja mantiene con el me- io social una determinada relacién en la que estan en juego los ideales que comparten, el conflicto entre esos ideales y/o las cuestiones vineuladas a su marginacion, El contrato de matrimonio funciona a la manera de ‘un contrato narcisista entre Ia pareja y el grupo, que se- ‘in el momento y la cultura podra regirse por enuncia- dos miticos sagrados 0 cientificos. Puede funcionar como tuna ley que ayude a concretar la alianza o puede tener lun uso espurio; puede servir a los efectos de sellar el ac- to de encuentro o de desencuentro o para incorporar un elemento tandtico tendiente a una continua repeticion, En la etapa juridica los términos del eontrato se vuel- ven argumentos de contrincantes, y de esta forma son usados por los abogadas en los juicios En mi experiencia, es diftcl la eliniea durante el pro- ceso de disolucién si coincide con la etapa juridiea, ya que hay acciones y actuaciones dentro de Ia modalidad 170 vincular que en ese momento se juegan con todos los profesionalos intervinientos, Solo apres coup este proceso puede ser significado co- ‘mo una separacién con predominio de acto o acting La condicién de disolucién en tanto vicisitud inheren- te ala alianza necesita ser investida por los sujetos que constituyen el vineulo, ast: ) En tanto vinculo constituido haré lugar para una mayor complejizacin, b) En tanto disolucién permitira legar a un acto de separacién, “La puesta en acto implica un resultado ya investi- do”, dice Piera Aulagnier. Caso eltnico 1 José y Marta consultan para un fin de aio, Bs una consulta de urgeneia, dicen. ‘J: Marta no me seduce y yo necesito que me seduzcan. ‘M: Noes eso, él quiere siempre salir eon la suya, El sonrfe, intenta seducir al analista, El discurso es violento, El denigra a la mujer: "Nunca supo arreglaree. Se viste mal. Parece una vieja”, Ella se defiende, ahora 8 distinto (ella esta vestida con atuendo adolescente, pollera muy corta, aspecto grotesco). Los ataques verbales contintan; finalmente ella se invita y comienza a gritar, Bl la mira y diee eon nivel de violencia, “Conmigo no va" La analista interviene para mostrar el despliegue de ‘ambos en ol intento de mostrar que hay una mujer eul- ppable de los problemas que sufren, m Se sorprenden, Hace un aito consultaron a otro ana- lista de pareja. Cuando retomaron luego de las vacacio- nes, hubo una pelea entre ellos porque él tenia una amante. Discutieron en sesién. Relatan que el analista tech a la mujer y luego lo tomé a 6! en andlisis indivi- dual Ellos actiian y promueven actuaciones, pero la esce- nna es la misma, Hay una mujer responsable, loca, grito- nna o que debe hacerse cargo, ‘Una escena en la que hay un elegido, el hombre. Ella fue abandonada por sus padres por ser mujer. El fue el elegido por su madre por ser varsn. Cuando se conocieron, él buscaba a otra mujer; como 1o La encontré salié con ella, Durante el tratamiento aparece que murié la hija de 6len un accidente antes de la consulta. La madre de él vio por tltima vez a su propia madre en la guerra, Fue victima del Holocausto. Para ellos, separacién es muerte; las mujeres, res- ponsables, y los hijos, eternos adolescentes. Bs ne- cesario discriminar estas cuestiones. Solo ast podran separarse, dejar este lugar de esposa-esposo, discutir posiciones y, en el futuro, ocupar otras. En algunos casos parece necosario un trabajo por el cual pueda ser investida la posible separacién, En estos ‘casos estaria indicado el tratamiento de la pareja en proceso de separarse. El tratamiento permitiria investir el vinculo de alian- 2a diferenciarlo del vineulo de sangre para permitir la disolucién a posterior Para disolver un vineulo es necesario que exista la posibilidad de disolucién. $i el vinculo esta armado eon predominio endogémico, no permite que se eonerete la separacién. Para que el acto de separarse tenga ua real sentido simbdlico y permita un corte debe estar precedi im, do por una adecuada salida a la exogamia, Muchas vee ces vemos en clinica que se utiliza In separacién de la primera pareja como salida a la exogamia. Caso elinico 2 Juan y Maria, de 47 y 42 atios respectivamente, con- sultan a un analista de parejas, para un “diagndstico”, Lo hablaron con el psiedlogo de Ia hija. Hablan entre ellos eordialmente, dieiendo que el psi- c6logo esté muy sorprendido, no tiene antecedentes de 4que la pareja tenga problemas y ahora hablan de sepa- Ellos quieren saber qué le pasa a Ia pareja y quieren hhacer las cosas bien. Si deciden separarse, quieren ha- cerlo bien porque son gente adulta. Siempre se levaron muy bien, por lo tanto ahora es necesario hacer las ¢0- sas de la misma manera. Durante la entrevista relatan de forma eategsrica ue hace siete meses que estin separados y dicen: tamos separados desde el 20 de octubre a las 17:30", El analista piensa,

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