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EL OBRERO ES DIGNO DE SU SALARIO

(V.5) Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: … (V. 9) No lleven oro ni plata
ni cobre en el cinturón,  ni bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni
bastón; porque el trabajador merece que se le dé su sustento. (Mateo 10:5-9,10)

El llamado de Dios al ministerio es una de las encomiendas más loables que pueda existir,
pero también exige desafíos que pocos están dispuestos a asumir.

Si un día nos dijeran que haremos un largo viaje hacia un destino del cual hemos oído
pero que no conocemos, lo que humanamente haríamos sería prepararnos con todo el
equipamiento que sea necesario para así estar preparados en caso se presente alguna
dificultad en el camino. Jesús, al contrario, nos invita a que nos despojemos de cualquier
tipo de equipamiento humano, pues él nos capacita y sostiene durante todo este viaje.

“No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré,
ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia”. (Isaías 41:10)

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