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5Libro de los suefios mostrando su relacién 1) con la
ideologia _y las costumbres de la. época y 2) con un
régimen preferencial de aplicacién de procedimientos ret6-
ricos. El Libro procede de una retorica pobre que se hace
patente al analizar cualquiera de los simbolos considera-
los.
132
| Las biografias del Paris-Match
|
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“una promocién o,
“EN VIDRIERA”
Mientras ‘“‘un ex-herrero de Skoda pasa a ser el ntimero
uno de Checoeslovaquia”, “Nixon hace célebre a, Agnew
““Bambuk se consagra gran campeon en
ae en escena del Graduado se queja: tuvo demasiado
siquiera que a Henri Langlois lo
echen de su trabajo, si “los cineastas hacen una manifesta-
ion” para su mayor gloria.
Paris-Match, que gusta exaltar la gloria, tiene como perso-
najes favoritos @ los que acaban de destacarse. Las vidas
que narra esta revista pertenecen preferentemente a los
que han sido distinguidos, en determinado momento, por
jor ‘atin, por la Promocién. Pues el
héroe, segiin Paris-Ma‘ sta ayer sumergido en la masa
anénima,se ve de golpe ubicado en la primera linea. Helo
saul ransformado en “vedette” 0, retomando la expresién
L. Bost tomaba de Francoise Giroud', “en la
Vidriera”:” diferenciado de los otros y destinado a ser
contemplado. Desgraciadamente, no todas las primeras fi-
guras de la actualidad han salido de la sombra a iltima
hora. Montherlant 0 Ventura, ya notorios, no disponen
més de la virginidad de Agnew o de Dubcek (estamos en
el 68), de Charden o de los hermanos Troisgros. La astucia
periodistica, que ya es trampa retérica, consistira en agre-
garles algo que supere su notoriedad banal y en revestirlos
de una nueva inocencia: Moritherlant produce su obra maes-
+ Jacques-Laurent BOST, ‘Du hareng-saur au caviar ou la Passion
selon Frangoise Giroud” (Del arenque ahumado al caviar o la Pasion
segdn Frangoise Giroud), en Temps Modernes, enero-febrero 1953.
133tra Ventura interpreta su mejor papel. En la cumbre de
esta escalada, encontramos a uno de esos viejos cubiertos
de honores que a la larga el exceso de luz habia opacado
un poco en la vitrina, pero que un gesto final, deliberada-
mente paradéjico reanima con su brillo. ‘después de
cincuenta afios de reinado”, Lili Laskine puede permitirse
rechazar los ofrecimientos dorados del otro lado del Atlan-
tico: Paris-Match la glorifica por no aceptar lo que pro-
mueve a otros.
Este tema del éxito” captado de~initicdiato “domifia la
estructura de los relatos que tratan de ello. Esta forma es
por lo demés simplista. En primer lugar, una escena de
actualidad, una instantanea que pone al ‘triunfador en la
vidriera. En el medio, un relato que nos retrotrae a los
origenes y narra la ‘ascencién. Al final, un retorno al
principio que permite ahondar Ciertos rasgos y abrir pers-
pectivas futuras. La permuta entre pasado y presente res-
ponde al principio mismo del género y lo confirma. El
discurso narrativo debe valorizar el advenimiento y hacer
sensible la ruptura. Es por esto que se afsla, se exalta, se
pone en evidencia un presente, en tanto que el pasado de
ese presente es relatado en forma bastante condensada,
reducida. Veremos més adelante cémo se “trata” a este
pasado simulténeamente como un doble que prefigura al
presente (temas conjuntos de la predestinacion y de la
vocacién) y como un anti-presente (el triunfador procede
de la categorfa de los mas humildes).
zPero quiénes son los elegidos? Hemos tomado como cam-
cronica presenta regularmente retratos biograficos consa-
grados a primeras figuras y de formato relativamente
estandarizado (término medio, un millar de palabras). Ra-
ros son los niameros que, en 1968, afio al que nos
limitaremos, no contenfan al menos uno de estos articulos;
algunas entregas contaban a veces hasta cuatro pero no
més. Fueron analizados cuarenta casos. ;De quiénes se
trata? Si los repartimos dentro de marcos socio-profesiona-
les vemos sobrerrepresentadas dos categorias por lo demas
poco diferenciadas: El mundo del espectaculo y el de las
artes y las letras. La politica ocupa el tercer lugar. Los
negocios y el comercio
en seis personas, cuatro de las
indos de los dos primeros
, constituyen hoy con
Jos deportes el universo donde uno accede al cartel, donde
hay que aparecer e imponerse, d estar en la vitrina es
la ley del medio, la dindmica del oficio:
134
Espectécul Charden, Sidney Poitier, Katherine Hepburn,
jacqueline’ Maillan, ‘arbre Streisand, Perce. Eka :
Nichols, H. Langlois, Ch. Munch, Isaac Stern, Lily Laskine, H.
‘Tronquoy..
Politica’ A, ‘Dubeok, Chiang Ching, 8. Agnew (dos veces), Sirhan-
‘an, M. H. Foureade, Sra. Nixon.
Negoet jos y comercio: J. Gattegno, hermanos Troisgros, H. Hugues,
Ejerei
Religion: R. P. Bruckberger, Don Mazzi
LAS METABIOSIS
Por modesto que sea en su propésito explicito, un corpus
tal no deja de plantear problemas metodologicos. Sin dete-
nernos en el obstéculo epistemolégico que constituye la
empuja al analista a una reaccién ironic
resulta esencialmente del caracter poco de!
biogrifico, dentro del cual las cronicas aqui consideradas
s6lo ocupan una zona marginal e imprecisa. “‘Historia de la
vida de un personaje”, como dicen los diccionarios, la
afia casi_no ha sido objeto hasta hoy de es!
No es un género propiamente literario (si
atura por la ficcion, por la ausencia de
le), aunque a menudo sea practicado por
literatos, En_ pri la funcién del discurso biografico
es referencial, cogn: de hecho, funcio-
na a menudo como sustituto novelistico o mensaje cona-
tivo: quien ha merecido que se escriba su vida merece
también ser modelo de vida. Naturalmente Paris-Match no
es una revista de ciencias histéricas; no pretende ofrecer
una informacién completa, objetiva, controlada, sobre las
personalidades importantes de nuestro tiempo; suscitadas
por los azares de la actualidad, a veces quizés ordenadas
por una campafia publicitaria, probablemente armadas a
partir de una pobre documentacion, las cronicas participan
sin duda alguna del inmenso y difuso gesto de los olimpi-
cos, cuyo papel fundamental en la cultura de masas sefialo
Edgar Morin. Sin embargo, se integran en forma desigual
jistence de la biographie™, le
Discours social. N- 1" (Burdeos ‘Articulo que resume un
Seminario ‘de investigacion de Ia comisién “Arte y Sociedad” de la
Universidad de Lieja.
135al género, pues" su carécter biogrdfico es a veces poco
marcado. Teniendo en cuenta que se trata de textos relati-
vamente cortos, debemos sefialar que en un continuum
que irfa del retrato estatico a la biografia dindmica, esas
crénicas se situarian més bien hacia el centro, constitu-
yendo lo que podriamos lamar “‘lo biografico”” antes que
biografias explicitas. El hebdomadario de donde se extraen
publica también relatos indiscutiblemente biograficos, ge-
neralmente muy? ilustrados, relativamente largos y presen-
tados como uno de los principales articulos. La mayoria
de las veces se trata de vidas de grandes pintores, de
grandes escritores, de grandes sabios asimilados 0 en vias
de asimilacién por parte de la cultura de masas.
El interés de los textos seleccionados para el presente estudio
reside en especial en el. hecho de que, aunque ligados
a las presiones de la actualidad, se hacen cargo tanto de
primeras figuras ocasionales como de auténticos olimpicos:
Montherlant, pero también Henri Tronquoy, Katherine
Hepburn, pero también Madeleine Fourcade. De hecho, el
coeficiente de notoriedad casi no afecta, como ya vere-
mos, a la estructura del género. De todos modos se pro-
duce una compensaci6n: la presencia de personalidades
renombradas valoriza por contigiiidad a los aspirantes a la
gloria. Por iltimo se ha credo que no se debian retener
en la muestra sino los “retratos” tendientes a constituirse
en relatos que comportaban un minimo de indicios biogra-
ficos tales como fecha de nacimiento, lugar y medio de
origen, afios de aprendizaje, grandes etapas dé la carrera,
consagracién.
El presente estudio tiene como propésito poner en eviden-
cia el funcionamiento retérico de esas biografias 0 casi bio-
grafias. En primer lugar, destacaremos el hecho de que
nuestros relatos responden al principio de “poeticidad”
descubierto por Jakobson en su célebre estudio: en tiltima
instancia lo que estos textos transmiten es el mensaje en si
mismo. En otros términos, esos discursos apuntan_ menos
(transitivamente) a esas vidas ejemplares que a utilizarlas
Para constituirse a si mismos.
Por cierto el bidgrafo es también un predicador. Hay
siempre una intencion como hagiografica que subyace en el
curriculum vitae: en esas cronicas se transparenta una
ideologia con su ética correspondiente. Del mismo modo,
el célebre slogan politico “I like Ike” (Quiero a Ike) que
empleé Jakobson en su demostracién, tenia por fin atraer
electores al General Eisenhower, al pO que utilizaba
en forma notoria un procedimiento retérico.
Toda metdbola, toda transformacién retérica se define
136
inicialmente por el elemento sobre el que recae. La articu-
lacién de la materia biografica no es determinable actual-
mente —zes necesario decirlo? — con el relativo rigor que
la lingitfstica ha permitido introducir en el anilisis del
lenguaje propiamente dicho. Como mucho se adivina que
una vida narrada es divisible en unidades que podriamos
lamar, para respetar la costumbre, biografemas. Podriamos
decir también por simetria que el bidgrafo-retérico emplea
metabiosis que tienen como efecto transformar por supre-
sién, adjuncién, sustitucién y permutacién los biografe-
mas supuestamente normales de una comunicacién biogré-
fica de grado cero’. Como lo sefialamos al pasar més atrés,
vemos con bastante claridad en qué punto las cronicas de
Paris-Match se alejan de lo que podria ser un discurso
puramente informativo sobre la vida de un individuo. En
la practica corriente, existen por lo demés escritos que se
pues, biosis: el nacimiento, los estudios, el casamiento, la noche de
Pascal, el encuentro de Stanley y Livingstone, etc. En una palabra,
utilizade por Dracoulidés), pero también existen, por cierto, conven-
ciones del género: por ejemplo, un obituario académico no’ toma en
‘al menos en. principio, los acontecimientos de la vida pr
modo 11), Cada biosis se descompone a su
Ta biosis “estudios™ comprende, “maestr
: . Los discursos biogriticos ti
Shonte a caracterizar segin el modo es decir, a.conterir a las biosis
- Por ejemplo, cuando decimos de alguien que
ién atribuye en cierto mode sna
de hecho se articula en varios
elementos. Todas tienen por funcién semantizar la vida.
137aproximan a este ideal denotativo: por ejemplo, un infor-
me de un experto destinado a justificar la promocion de
una persona para una funcién determinada o también una
ficha de encuesta, etc. Excepcionalmente tomaran la apa-
riencia de relatos de ese género: en la consagrada al
mercenario Roger Faulques el mimetismo es flagrante.
poca amplitud. Es necesari
sea, en este aspecto, cauteloso. Aumentar la imprevisibi
dad del mensaje, elevar el umbral de legibilidad cultur:
no entra por cierto en la légica de Paris-Match. Record
mos que hay dos tipos de alteracién del grado cero: los
desvios propiamente dichos, generadores de un efecto de
sorpresa y las convenciones de las cuales el metro y la
rima son el modelo en poesia. También podemos esperar a
priori no descubrir mas que “una retérica escasa y pobre”
semejante a la que Roland Barthes descubrié en la escritu-
ra de moda. Las figuras estaran, pues, fuertemente estereo-
tipadas, dado que estan destinadas a confirmar al lector de
Paris-Match en el pensamiento que se piensa a través de él.
LAS VIDAS PARALELAS.
Marcel Schwob prologaba sus Vidas imaginarias reprochan-
do a Plutarco el haber intentado hacer paralelos, “ jcomo
es su fuerte: el proyecto de Plutarco esta aqui radicaliza-
do: todas esas aventuras individuales siguen rigurosamente
la misma direccién. Cada vida es asi una metéfora de las
otras y todas particularizan el mismo recorrido. Para Paris-
Match la vida es un match, evidentemente. La vieja imagen
(Voltaire, Hugo, Romain Rolland, etc.) florece con inocen-
cia: “toda su vida es un combate” (Bambuck). Si Bond:
chouk “ha pagado el precio de su lucha con el Angel
Katherine Hepburn “‘continta su batalla de gata salvaj
en tanto que las apuestas se comprometen en “la batall
de la cinemateca francesa”: “;Quién gani eaux 0
Langlois?” En este universo estratégico, el éxito de un
campeén de golf, quiere ganar su dltimo match con la
138
historia de su juventud”. Los combatientes, a decir verdad,
no corren riesgos serios: el match esta arreglado, arreglado
por el discurso y sus figuras. Veremos mds adelante me-
diante qué procedimientos el narrador prepara para sus
héroes desenlaces sin sorpresa.
Algunos relatos, es verdad, parecen contradecir este Opti-
mismo. La vidriera acoge a veces a algunos fracasados y el
precio del éxito es a veces elevado. Laurent Dauthuile, ex
€ampeon de boxeo, “recorre a la inversa todas las etapas””.
Primero catcher, luego corredor de seguros, chofer particu-
lar, changador ‘de mudanzas, descargador de mercados,
finalmente leg6 al ultimo extremo: desocupado”. Pero
‘este asombroso resumen es evidentemente la imagen inver-
sa del destino normal. Cuando lleg6 a set empleado de una
estacion de servicio, gracias a Radio Luxemburgo y a los
“empleadores de buena voluntad”, el ex Tarzan de
Buzenval, a quien habian drogado en’el ring, respeta la ley
del género: esta permutacién por inversion remite fécil-
mente a la norma. Por su parte, Serge Bondartchouk, en
un pais comunista, es verdad, “ ivi stoi”
(al punto que se identifica i pero
“Yoza la muerte”. El infarto que le deja la realizacién de
La Guerra y la Paz parece sugerir que en las orillas del
Moscova, donde “la lucha es terrible” més que en otras
partes, el éxito se paga caro. Pero la muerte no es nada en
comparacién con la gloria y el “hijo del koljosiano” al
menos habré rounido “ante la pantalla gigante de Mos-
film” “a todos los criticos moscovitas”.
Es que todas estas vidas se parecen, por encima de toda
diferencia, en que nos muestran voluntades (por lo demas,
predestinadas) integramente tendidas hacia una meta pre-
Cisa, Gnica, imperativa, justamente la que el padre Trois-
gros restaurador de Roane, sefialaba, parece, a sus tres
hijos: “No importa lo que vayan a elegir en la vida, lo
Lamartine (
therlant “siempre quiso estar en lo alto”.
Tronquoy, disefiador, el destino sera ser “un nuevo Ray-
mond Loewy”. Cuando se trata de un campeén de carrera
a pie fondista (Bambuck), el “triunfo absoluto” se mide
100 metros en 9 segundos
9/10. Si se trata de escritor, las tiradas aportan la
claridad de sus cifras: “Frederic Dard bate records: cien
millones de ejemplares”; pero para un hombre de letras, la
139cleccién de la Academia Francesa sigue siendo un valor
seguro: la vida de Paul Morand no tenia otra meta.
Sin embargo, la mejor manera de hacer sentir en vivo el
privilegio del triunfador es, en cuanto se pueda, cotizar
alto su gloria: los mejores laureles son los laureles dorados.
Si es necesario algunas sinécdoques precisaran las fabulosas
recompensas de las primeras figuras. Aunque de un gusto
dudoso, una formula atribuida a Barbra Streisand fiia asi
el criterio: “haber triunfado es pedir diez melones en un
restaurant para comer sélo un bocado de cada uno”. “Mil
millones de alhajas para ella”: se trata de Madame Derval, *
propietaria de la compafifa Folies Bergére; esta riqueza
prodigiosa es semnticamente pobre; por ello es inmediata-
mente corregida con un montaje casi arcimboldiano:
“Cuando viaja en avion se pone todos los collares alred
dor del cuello de modo que no puede hablar ni moverse”.
Esta mujer de los mil millones es literalmente una mujer
de oro. No es raro, sospechamos, que esté asi dotado de
las mismas propiedades auriferas. Mercenario muchas veces
mutilado, pero siempre muy solicitado, Roger Faulques
vale lo que pesa en francos oro y el articulo concluira con
esta notacién inequivoca: ‘Tarifa sin modificaciones: el
ojo, el brazo o la pierna valen siempre 33.333,33 francos
cada uno en caso de pérdida; la muerte da derecho a una
prima de 100.000 francos a repartir entre los que tienen
derecho a ello”. Naturalmente, no todos los éxitos se
aprecian tan faciimente en términos de dinero: Henri Lan-
glois no es rico, por cierto no mas que Don Mazzi, “el
cura de los pobres”, pero en ocasién del ‘‘levantamiento
de la cinamateca” estuvieron de su lado Charlie Chaplin,
Orson Welles, John Ford: “el cine del mundo entero
protest6”. En cuanto al segundo, hay “10.000 florenti-
nos” que corren en su ayuda. Y como ya lo hemos hecho
notar, dado que para un francés la maxima exquisite es
rechazar “fabulosos cachets”, gloria a Lily Laskine que “se
niega a extraer una fortuna de su arpa”. Esta figura, que
se relaciona con la litote, debe parangonarse con la utili-
zada por este titulo “Nichols, 36 afios, el hombre que
puso en escena al Graduado se queja: este filme tiene
demasiado éxito”. Compadezcdémonos también del desdi-
chado Charden (Cincuenta millones) quien, en su cabina
de grabacién ultramoderna, confiesa: “el éxito... es el
presidio”.
Alrededor de un quinto de la muestra seleccionada con-
cierne a mujeres (del mundo del espectéculo o de la
politica). Vimos mas atrés que el éxito profesional y su
sancion financiera no les eran indiferentes. De todos mo-
140
dos, se podia esperar que el tema especificamente femeni-
no de la felicidad se agregara al de la gloria. Efectiva-
mente, las grandes triunfadoras han sido grandes
enamoradas apasionadamente o fielmente amadas. El
colmo es alcanzado, también aqui, por Madame Derval,
propietaria de las Folies Bergére: “Paul me era fiel en
medio de mujeres desnudas”. La connotacién frivola de la
figura es conjurada por el ideal conyugal; el contenido no
responde al continente. Pareciera que aqui también el
régimen comunista hace excepcién a la regla: todo lo que
sabemos sobre la vida sentimental de Chiang Ching, la
tercera mujer de Mao, es que fue “‘starlette en Shangai por
los afios treinta”, elipsis semanticamente pesada.
LLEGA A SER LO QUE ERES
En la novela tradicional, el autor finge ignorar el final de
la aventura, En la biografia clisica, por el contrario, el
autor asume su preconocimiento: renuncia, asi, a ese re-
sorte del género narrativo que es la espera’o el’ suspenso.
Es, pues, facilmente comprensible que una biografia ponga
de’ manifiesto este cierre del relato permutando la ubica-
Gién del desenlace al colocar el presente antes del pasado.
Pero no por ello se ve privada de todo devenir ni renuncia
‘a plantear un interrogante practico puesto que stbsiste la
pregunta: ,cémo Hegé hasta alli el personaje? Es asi como
eden valorizar el éxito; las vacilaciones, la
jos desvios, 1a Megada.
Sin embargo, esto no sucede en Paris-Match. Al narrar una
vida, el periodista liquida de un golpe toda expectativa:
“Desde ese instante Alain Resnais no tiene més biografia. A los
doce afios ya es lo que seré siempre: un nifio de Vannes que hace
cine”.
Esta anticipacién del destino, nos enfrenta a algo esencial:
el relato se echa a pique al comenzar. A partir de ese
momento, se entrega a una amplia redundancia en que
cada una’ de sus fases, cada uno de sus puntos egntrales
repite de uno u otro modo un dato inicial. En relacion
con un referente o en relacién con una cierta norma
narrativa, este sistema repetitivo implica que se procede
primero ‘a efectuar numerosas supresiones puesto que se
tiende a eliminar toda divergencia y toda distraccién. Que-
dan entonces los puntos centrales repetidos, cuyo status
retorico es evidente. Se nos explica el comienzo por el
141final, para mejor explicarnos el final por el comienzo.
Puesio que el pequefo Resnais ya era el autor de Hiro-
shime, lego a ser el autor de Hiroshima.
Dos figuras son la clave de béveda del sistema: la vocacion
y la convocacién. Nuestras biografias se construyen a
partir de una o de la otra; raramente de ambas a la vez. Es .
facil describir la vocacién que es una repeticion anticipato-
ria. Ya de joven, el héroe era, en miniatura o en esbozo,
lo que es hoy. A veces incluso su ascendiente lo prefigu-
raba. “A los tres afios (H. Hughes, hombre de negocios)
a la edad del Liceo Janson, el pequefio Henri tae ‘Monther-
lant) vive en la calle Lauriston. En su habitacién, ‘donde
rincipe, hay reproducciones de retratos de reyes
Luis XVII, el rey de Roma, y Alfonso XIII de su
discurso puede duplicar el relato para
ter redundante y anticipatorio, como en
La figura de convocacién es menos simple de definir, pero
no menos facil de reconocer. Responde al siguiente esque-
ma: el .personaje, de apariencia anodina, vegetaba. Una
iempre fulgurante, de aspecto més 0 menos
Janza al caming real'de la realizacion, reveldn-
mismo. Esta intervencién adopta dos formas
distintas: exterior en el caso corriente (algtn poderoso
convoca al héroe y le asigna su interior a veces (el
hhéroe es iluminado por una revelacién que es como un
Uamado divino).
Ejemplos del primer caso:
“Entusiasmado por el talento del guitarrista,
voca para el dia siguiente en su despacho de
ictor) lo con-
Lafitte.
Ocho dias después Pierre Etaix abandona la guitarra y el music-hall
por el cine. Al afio siguiente gana el Oscar de los corto-metrajes”.
“Una noche, antes de dormirse, el presidente, en la Casa Bl:
de maqiinalmente su receptor. Mira « Barbra, escucha su voz
‘ives dias después Barbra es su invitada. Es en 1963. Los cachets de
Barbra ascienden «1000 délares.”
Ejemplo del segundo caso:
Henry Tronquoy (cuarenta y tres afios, vasco, artista
onocido) entrevé, en un momento de inspiracion fulgu-
rante, el principio de un collar formado por piezas que encajan unas
en otras y se articulan en todos los sentidos”.
En cierto modo, la convocacion se opone a la vocacién
como la linea quebrada a la linea recta. La convocacién es
la bifurcacion del destino y no su continuidad. La fase del
éxito rompe la fase de la mediocridad. Pero este contraste
se ofrece para afirmar mejor y para valorizar més el acto
repetitivo fundamental: en tanto hecho mégico, la con-
vocacién es una metamorfosis, un segundo nacimiento
que proyecta en el pasado a un héroe actual. Slavik “nacié
a los veinte afios en un subsuelo de un gran almacén
de golpe legé a ser lo que es, sin evolycion ni
ni antes ni después.
To"que viene después, ya se trate de vocacién o de
convocacién, es el ascenso hacia el triunfo jalonado por
una sucesion de hechos notables. Engendrada por la repeti-
cion, la gesta slo conoce la repeticion como medio de
ja enumeracién de batallas, de records,
ferido nuevamente en Dien-Bien-Phu-
jonero. Nuevamente liberado” (Faulques)
o “La Liberacion, una sala ubicada en plaza de Jena, luego
en avenida Messina. El Instituto Pedagogico, en la calle de
Ulm. Chaillot” (Langlois). En ciertos casos, habria que
hablar mAs bien de repeticion analogica: el héroe actiia de
igual modo en situaciones similares. Lino Ventura se pre-
senta como el mismo sombrio luchador en la pantalla,
sobre -el ring y en la vida cuando se ocupa de obras de
benficencia. Por poco que, como en este ejemplo, se
acentiie el aspecto analogico y supere el aspecto repetitivo,
surge una figura singular equivalente a una puesta en
abismo. El caso se da cada vez que los biografemas esen-
ciales se ven reflejados, dentro del relato, por otros ele-
mentos algo mas exteriores. El ejemplo banal es el de la
obra (filme, novela) dada como reflejo de la vida (Monther-
143lant o Sidney Poitier). La treta consiste en novelar la viw.
para que se inscriba més claramente en un espejo cono-
cido: asi se produce entre Resnais y sus filmes un sutil
juego de espejos. Para el almirante Patou las cosas son mas
simples; son sus partidas de golf las que repiten analogica-
mente sus andanzas guerreras:
proximaciones precisa, putting concentrado. Rxcelen-
Ninguna o casi ninguna mencién en todo esto acerca de
los obstdculos o los reveses. Estas biografias componen un
mundo sin dramas y sin conflictos aun cuando ostente la
divisa del match y de la lucha. Sin duda tanto Monther-
lant como Pauvert fueron expulsados de Ja escuela, Katherine
Hepburn vive atormentada por su “fealdad”:’ pero por
cierto percibimos que se trata de aguijones del tunfor Si
a Langlois, Don Mazzi y Fouchet se los dejé cesantes, el
fracaso es visiblemente el trampolin de la gloria. Sélo'un
negro norteamericano ey Poitier), un comunista so-
viético (Bondartchouk) y un ex embajador de Vichy
(Morand) aparecen como victimas de algin golpe duro, de
reveses y desdichas. Pero, en esencia, ellos no pertenecen
al mundo “normal” de la Francia de Paris-Match.
EL PERSONAJE TOTAL
Pocos dramas reales y, por lo tanto, pocos personajes de
‘opositores. Aun cuando se relatan
de Patou, el adversario,
, slo hay dos que alcanzan un status sdlido.
el que obtiene el triunfo, el sujeto de la
, Por otro, un personaje que oscila entre el que
adjudica el’triunfo y el ayudante. Pero este segundo actan-
144
te sdlo aparece en los casos de convocacién. Es facilmente
comprensible que este convocador presente una imagen
ambigua, entre ayudante y atribuyente. Como simple ayu-
dante no confiere prestigio al ascenso del héroe; pero si es
en exceso amo del destino, tiende a aplastar al héroe
mismo. Nixon que “hace célebre a Agnew en 24 horas” lo
aureola, pero al mismo tiempo lo priva de un cierto
herofsmo; por el contrario, cuando se minimiza el rol de J.
mégico del acto de convocacién. Existen,
algunos casos privilegiados en que “el arbitraj:
de una suerte de sublimacién. Distinguido por arbitros
excepcionales, el héroe accede a la altura de los mismos
para dialogar con ellos. As{ ocurre entre Kennedy y la
cantante Barbra, entre De Gaulle y el R. P. Bruckberger y
aun entre De Gaulle y el almirante Patou. Barbra “‘sub-
yugo a John F. Kennedy, cuyo recuerdo asocia a su
propia gloria”. “Desde hace ‘un cuarto de siglo, cada entre-
vista del General con el Dominicano es atravesada por el
hilito de la historia”. De hecho ya estamos en vias de una
cierta metaforizacion de las relaciones sociales en el fend-
meno de la promocién y del éxito. Un trato familiar con
los grandes de ese mundo es la imagen de una existencia
exitosa. La sustitucion es completa cuando se trata de
simples referencias de prestigio como las que rodean fre-
cuentemente a nuestros héroes. Dard tiene una propiedad
nto de Henri Tronquoy; Bondartchouk, que
puso en es vena La Guerra y la Paz, aparece reiteradamente
vinculado a la figura de Eisenstein, de Tolstoi, de Napo-
leén y de Beethoven.
Estando en relacion con los “