De acuerdo a su declaración, la acusada indica que recibió llamadas a las
8:30 y 10:30 las cuales se registró en la celda activa en el cerro Chipapampa en el sector de Oropesa, es así que el último registro que se tuvo gracias a la ubicación de celdas activas, figura que recibió llamadas a las 3 de la tarde dirigiéndose a devolver disfraces que se usaron en el colegio donde laboraba, corroborando esto la persona encargada de la tienda de disfraces. Posteriormente a la devolución de los disfraces, la señora afirma que se dirigió a la derrama magisterial, y luego recién a su domicilio, donde recibe una llamada y se le ubica a la acusada en inmediaciones de la Av. La Cultura N°1236 del distrito de San Sebastián. Primero: Que de acuerdo al seguimiento que se le realizo a través de la ubicación de celdas activas, la acusada estaba cerca del domicilio de los menores, podemos entender que fue el último punto donde se registro fue en una antena ubicada en la Av La Cultura 1236, por lo que podemos deducir que efectivamente estaba de camino a la derrama magisterial. Segundo Que el hecho de que la persona no se haya comunicado después de la última llamada no es prueba suficiente para inculpar sobre el delito cometido en contra de los menores, ya que no podemos guiarnos por la localización de solo llamadas ya que estas siempre presentan un ligero margen de error, es por esto que la localización por celdas activas no vendría a ser prueba fundamental al momento de acusar, esto debido a que mediante la carta cursada por América Móvil indica que la ubicación de celdas activas es “la localización de la estación de telecomunicaciones, antena de telefonía o celda más cercana al móvil (…), cada una de las antenas teniendo un alcance de uno a dos kilómetros Tercero De acuerdo a lo narrado en los hechos no se le haya identificado en la Derrama Magisterial por cuestión de la cantidad de maestros que ingresan a dicha institución al día, por lo que es difícil identificar plenamente a cada uno de los que ingresan a dicha institución