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DE MARX Y LA
«LÓGICA» DE HEGEL
HIROSHI UCHIDA
LOS «GRUNDRISSE»
DE MARX Y LA
«LÓGICA» DE HEGEL
HIROSHI UCHIDA
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Ahora que está en tus manos, este libro es
instrumento de trabajo para construir tu educación.
Cuídalo, para que sirva también a quienes te sigan.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN DEL EDITOR10
ABREVIATURAS13
PREFACIO14
5
III. EL «CAPÍTULO SOBRE EL CAPITAL» Y LA DOCTRINA DE LA
ESENCIA, PRIMERA PARTE: LA GENERALIDAD DEL CAPITAL 68
LA TRANSICIÓN DEL DINERO AL CAPITAL Y LA «REFLEXIÓN
PONENTE»68
EL INTERCAMBIO ENTRE CAPITAL Y TRABAJO, EL PROCESO
DE TRABAJO Y EL PROCESO DE VALORIZACIÓN, Y «FORMA,
SUSTANCIA, MATERIA Y CONTENIDO» 72
LA FUERZA DE TRABAJO COMO SUSTANCIA GENERAL Y
«RELACIÓN DE SUSTANCIALIDAD» 80
COMPONENTES DEL CAPITAL Y «EL TODO Y LAS PARTES Y LAS
PARTES»84
LA MANIFESTACIÓN COMO FUERZA DEL CAPITAL Y «LA FUERZA
Y SU MANIFESTACIÓN» 86
CAPITAL EXCEDENTE Y «ACTUALIDAD» 87
LA CONVERSIÓN DE LA LEY DE APROPIACIÓN Y LA «NECESIDAD
ABSOLUTA»92
LA REPRODUCCIÓN DE LA RELACIÓN DE CAPITAL Y LA
«CAUSALIDAD»96
PRIMERA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL 97
IV. EL «CAPÍTULO SOBRE EL CAPITAL» Y LA DOCTRINA
DE LA ESENCIA, SEGUNDA PARTE:
LA PARTICULARIDAD DEL CAPITAL 101
PARTICULARIDAD DEL CAPITAL Y «JUICIO» 101
LA DETERMINACIÓN GENERAL Y «EL JUICIO CATEGÓRICO» 103
LA DETERMINACIÓN PARTICULARIZADORA Y «EL JUICIO
HIPOTÉTICO»105
PROPIEDADES DEL CAPITAL CIRCULANTE Y DEL CAPITAL FIJO, Y
«LA FUERZA Y SU MANIFESTACIÓN» 108
LA CONVERSIÓN DE LA LEY DE APROPIACIÓN Y «CAUSALIDAD»110
LA DETERMINACIÓN INDIVIDUAL Y «EL JUICIO DISYUNTIVO» 112
SEGUNDA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL 115
V. EL «CAPÍTULO SOBRE EL CAPITAL» Y LA DOCTRINA
DE LA ESENCIA, TERCERA PARTE:
LA INDIVIDUALIDAD DEL CAPITAL 121
6
BENEFICIO Y «SILOGISMO» 121
BENEFICIO DEL CAPITAL Y «REFLEXIÓN PONENTE, FUNDAMENTO,
IDENTIDAD Y DIFERENCIA» 122
EL CAPITAL PRODUCTIVO Y «EL TODO Y SUS PARTES», «LA
FUERZA Y SU MANIFESTACIÓN» 125
FORMA DE PRODUCCIÓN Y FORMA DE DISTRIBUCIÓN, Y
«CAUSALIDAD»127
TERCERA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL 129
ANEXO134
ANÁLISIS TEÓRICO DE LOS GRUNDRISSE 134
El «Capítulo sobre el Dinero» 134
El «Capítulo sobre el Capital» 134
«I. Generalidad del capital» 134
II. Particularidad del capital 135
III. Individualidad del capital 135
NOTAS140
7
A la memoria de
Mi padre, Sokichi Uchida (1902 -62) y
Mi madre, Moto Uchida (1904-76)
10 HIROSHI UCHIDA
na. Quizás sorprendentemente para alguien que anunciaba su propio trabajo
como científico, empírico y metodológicamente comparable en ciertos as-
pectos a las ciencias naturales, Marx se confesó abiertamente alumno de He-
gel, «ese poderoso pensador».
Estos hechos plantean una serie de interrogantes, y el libro de Uchida pro-
porciona abundante material para ayudarnos a formular respuestas. ¿Hasta
qué punto la ciencia y la filosofía no están relacionadas, o incluso son modos
de pensamiento opuestos? Si están relacionadas y tal vez son compatibles,
¿cómo es esto exactamente? Más concretamente, ¿cuál es la contribución es-
pecial de Marx a ese debate? ¿Qué nos ofrecen exactamente sus críticas a He-
gel en términos de ideas, métodos y resultados?
Estas cuestiones no pueden abordarse sin examinar detenidamente la
obra de Hegel. Su originalidad e incluso su singularidad no se cuestionan,
pero se basa en una amplia síntesis de muchos otros autores, atemperada por
una reinterpretación crítica. Entre estos autores destacan, a nuestros efec-
tos, Aristóteles y Adam Smith. Uchida ha profundizado en estas cuestiones
de erudición textual mucho más que cualquier comentarista anterior, seña-
lando que Marx hizo uso directo de Aristóteles y Smith, al igual que Hegel. Por
consiguiente, en las obras de Marx leemos un complejo diálogo con Hegel y en
torno a él que abarca la filosofía clásica y la economía política clásica.
Ninguno de los escritores clásicos que he mencionado habría considera-
do sorprendente vincular la filosofía y la lógica, por un lado, con la historia
y la economía, por otro, y no tiene mucho mérito para nosotros que, desde
la época de Marx, estos temas se hayan distanciado tanto que la idea misma
de reunirlos para plantear y responder a preguntas comunes sea difícilmente
concebible. Debido a esta deriva, las mismas preguntas relativas a la sociedad
contemporánea que Marx quería plantear, y las técnicas que utilizó para plan-
tearlas y responderlas, se han vuelto difíciles de entender para nosotros, y no
estamos cómodos en esta posición.
Uchida argumenta que la crítica de Marx a la economía política —que da
lugar a su ciencia social del capitalismo— y la crítica de Marx a Hegel —que da
lugar a nuevos presupuestos « materialistas» y al método «dialéctico»— están
doblemente interrelacionados. En primer lugar, Marx adaptó la lógica hege-
liana para analizar las categorías económicas cruciales de la sociedad moder-
na. Pero, en segundo lugar, las propias categorías lógicas de Hegel eran reflejo
de los procesos productivos, incluso de las categorías económicas, de la socie-
dad comercial contemporánea. Así, la crítica de Marx a los economistas polí-
ticos es simultáneamente una crítica a Hegel y a otros filósofos idealistas, y su
crítica a Hegel y al idealismo es simultáneamente una crítica a la economía
política y a la práctica comercial contemporánea.
Uchida revela una estructura conceptual común al mundo aparentemen-
te enrarecido de la lógica conceptual hegeliana y al mundo supuestamente
común de la ciencia económica. Demostrar esto es un logro considerable, y
nos permite considerar precisamente lo que hoy tiene valor en el comentario
crítico de Marx sobre esta estructura conceptual y sobre el tipo de sociedad
12 HIROSHI UCHIDA
ABREVIATURAS
Este libro [1] trata de la relación entre los Grundrisse de Karl Marx y la Lógica
de G. W. F. Hegel [2]. Intento demostrar que la relación es más profunda y sis-
temática de lo que se ha apreciado hasta ahora.
La aplicación de Marx de la Lógica de Hegel a los Grundrisse fue menciona-
da por primera vez en una carta, escrita alrededor del 16 de enero de 1858, a
Friedrich Engels:
Cuanto más avanzaba el trabajo, más claro me quedaba que solo sería capaz
de tocar el problema más importante y teóricamente interesante que presen-
taba el «Borrador» —el de la relación de la obra de Marx con Hegel, en particular
de la Lógica— y no podría tratarla con mayor profundidad [5].
Aunque pensaba que solo podía «tocar» el problema, y que no podía «tra-
tarlo con mayor profundidad», se aventuró a comentar:
14 HIROSHI UCHIDA
Si la influencia de Hegel en El Capital de Marx solo puede verse explícita-
mente en unas pocas notas a pie de página, el «Borrador» debe designarse
como una referencia masiva a Hegel, en particular a su Lógica —¡independien-
temente de lo radical y materialista que se invirtiera a Hegel! La publicación
de los Grundrisse significa que los críticos académicos de Marx ya no podrán
escribir sin haber estudiado antes su método y su relación con Hegel [6].
Aquí [en los Grundrisse] Marx intentó captar la relación de Sujeto y Obje-
to en el trabajo utilizando pares de conceptos, como «forma-materia» o «rea-
lidad-posibilidad», que proceden de Aristóteles, a quien tenía en alta estima
como filósofo. En un sentido inmediato, por supuesto, Marx dependía de las
categorías correspondientes de la lógica de Hegel, pero al interpretarlas ma-
terialistamente su origen aristotélico brilla más claramente que en el propio
Hegel [19].
Según Schmidt, Marx utilizó a Aristóteles para construir una base mate-
rialista para su teoría, y utilizó a Hegel para indagar por qué y cómo la vida
moderna está alienada y aparece de forma idealista. Hegel, aunque se creía el
mayor aristotélico, en realidad deformó la filosofía de Aristóteles. Cambió lo
que Aristóteles definía como «razón activa», que existía en cada individuo, por
«sustancia como sujeto» [20].
En mi opinión, Marx intenta reformar la filosofía de Hegel utilizando as-
pectos materialistas de la filosofía de Aristóteles, con el fin de demostrar por
16 HIROSHI UCHIDA
qué y cómo se desarrolla la vida moderna a través de la fuerza del capital. Su
crítica a Hegel no se limita a reducir su idealismo a una base materialista, sino
que consiste en convertir su filosofía de la alienación (Entfremdung) y la rei-
ficación (Versachlichung) en categorías históricas. Las utiliza para aclarar la
vida pervertida en el capitalismo, y lee la «idea» de Hegel como una forma de
conciencia burguesa.
El uso que Marx hace de la Lógica de Hegel en la formación de El Capital
puede resumirse como sigue:
1. En los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) estudia no solo la Feno-
menología del espíritu y la Filosofía del derecho, sino también la Enciclopedia.
Caracteriza la «Lógica menor» como «el dinero del espíritu». Esto significa que
la Lógica es la expresión filosófica más abstracta del espíritu burgués o con-
ciencia del valor. Esta conciencia del valor constituye la relación económica
básica de la sociedad burguesa [21].
2. En La sagrada familia de 1845 discute el modo de presentación de Hegel,
escribiendo, por ejemplo, que existen realmente muchas formas de fruta, por
lo que el «hombre» puede abstraer la «fruta en general» como idea. Hegel, sin
embargo, invierte el proceso, insistiendo en que al principio «la fruta en gene-
ral» existe (ist) como sustancia, y postula muchas formas particulares de fru-
ta como sujetos positivos. Marx revela el secreto de la filosofía de Hegel, que
presupone un sujeto ideal por excelencia, aunque este sujeto sea en realidad
un «producto del pensamiento» o una abstracción que solo existe en la mente.
3. En la Miseria de la filosofía de 1847, Marx implica una crítica simultánea
de la economía política y de la filosofía de Hegel, especialmente de la Lógica,
cuando critica el Sistema de contradicciones económicas, o filosofía de la mise-
ria (1846) de Pierre-Joseph Proudhon.
4. En los Grundrisse de 1857-8 Marx desarrolla por fin su crítica de la econo-
mía política y de la filosofía de Hegel, especialmente de la Lógica, que según
él Proudhon leyó mal. En opinión de Marx, Proudhon fundamentó falsamente
su socialismo. Marx utiliza una lectura crítica de los dos clásicos para socavar
la teoría del socialismo de Proudhon.
5. Mientras escribe la Crítica de la economía política 1861-3, Marx relee la
«Lógica menor» y toma notas de ella [22]. Aunque su método de trabajo en
estos manuscritos es «mucho menos evidente», como ya se ha mencionado,
el hecho de que parece aplicar la Lógica a estos manuscritos no debe pasar-
se por alto.
6. Como es bien sabido, en el postfacio a la segunda edición alemana de El
Capital, Marx recuerda su crítica al «lado mistificador de la dialéctica hegelia-
na» en La sagrada familia, y anuncia:
18 HIROSHI UCHIDA
se describen en la Lógica, aunque en un sistema aparentemente cerrado que
se reproduce a sí mismo, y en general su obra se dirige a trascender el capita-
lismo en la práctica.
LA PRODUCCIÓN EN GENERAL Y EL
«PROCESO VITAL»
20 HIROSHI UCHIDA
está considerando implícitamente la teoría de la «vida» de Hegel en la Lógica
en relación con las teorías de los economistas sobre la producción material.
Hegel define al individuo humano como el individuo en general o el indi-
viduo vivo:
El primero es el proceso del ser vivo en su interior. En ese proceso hace una
escisión sobre sí mismo, y reduce su corporeidad a su objeto o a su naturaleza
inorgánica. Esta corporeidad, como agregado de correlaciones, entra en su pro-
pia naturaleza en diferencia y oposición de sus elementos, que se convierten
mutuamente en presa unos de otros, y se asimilan unos a otros, y se retienen
produciéndose a sí mismos. Sin embargo, esta acción de los diversos miembros
[Glieder] no es más que el acto único del sujeto viviente al que revierten sus
producciones; de modo que en estas producciones no se produce nada más que
el sujeto: en otras palabras, el sujeto solo se reproduce a sí mismo (secc., 218).
En la cita anterior, ser humano se define como «ser vivo». El cuerpo hu-
mano está separado de la mente humana. El cuerpo individual se reprodu-
ce como sujeto físico a través de las actividades de sus diversos miembros u
órganos. Hay una analogía con estas actividades en la «capacidad de nutrir»
de Aristóteles. Cuando Hegel habla de la autorreproducción natural de la vida
humana, trata el cuerpo humano aislado de la mente o conciencia humana.
Sin embargo, según Marx la característica específica de la vida humana es
que tiene conciencia. Esto aparece en sus Manuscritos económicos y filosófi-
cos (1844). Piensa que cuando los seres humanos obtienen alimentos no solo
ingieren calorías, sino que también generan y expresan su cultura.
Hegel, por el contrario, define al ser humano como mera existencia y no in-
daga en el modo específico de la vida humana, que varía regional e histórica-
mente. Tras esa definición, aborda la actividad mental de un modo indiferente
a la vida material.
Marx ve en el relato de Hegel la división burguesa del trabajo en actividades
físicas y mentales. Desde el punto de vista de Marx, los seres humanos nacen
no solo con capacidades nutritivas, sino con capacidades mentales que son
inseparables de ellas. Los seres humanos participan en su propio proceso de
reproducción con capacidades materiales y mentales unidas como un todo.
Hegel, por el contrario, trata el proceso de reproducción como espontáneo,
ajeno a la sensibilidad, las necesidades y el pensamiento humanos. En este
punto de vista Marx encuentra ciertas características de la propiedad priva-
da burguesa.
La propiedad privada burguesa separa el trabajo físico del mental mediante
relaciones de intercambio basadas en la propiedad privada, dando por senta-
da la superioridad del trabajo mental sobre el físico. La vida humana se man-
tiene en el proceso metabólico de los individuos con la naturaleza. Sobre este
punto escribe Hegel:
22 HIROSHI UCHIDA
En la discusión de Hegel sobre el «ser para sí» en la Lógica se argumenta
que el individuo se expresa en relación con otro, que adopta el papel, por así
decirlo, de espejo. Aquí (secc. 221) el individuo se divide en hombre y mujer, y
se expresan en relaciones sexuales para dar a luz a su hijo, un nuevo individuo.
En realidad, el «ser para sí» es la reproducción del «hombre» como hijo a tra-
vés de la relación sexual entre el hombre como padre y la mujer como madre.
Los padres envejecen y mueren, por lo que «el ser vivo muere» (secc. 221, Z).
Sin embargo, Hegel no se pregunta en qué forma de sociedad los in-
dividuos como hombres y mujeres llevan a cabo esta relación, sino que
toma esta asociación como puramente natural o sexual. Sin embargo, los
hombres y mujeres se relacionan entre sí en una sociedad determinada. A
través del nivel de desarrollo de su sociedad se determina hasta qué punto se
humaniza su relación. La especificidad de la sociedad se manifiesta también
en la relación sexual [30]. Su relación no es simplemente una relación fisio-
lógica, sino una en la que producen un futuro para su hijo. Aunque mueren
como individuos, viven en su hijo, su esperanza. Hegel escribe: «La muerte de
la vitalidad meramente inmediata e individual es el surgimiento [Hervorge-
hen] del espíritu» (secc. 222).
Evidentemente, Hegel piensa que aunque un individuo muera, el espíritu
humano permanece. La «idea» de Hegel muestra la influencia de la teoría de
la «razón activa» de Aristóteles [31]. El espíritu que ha surgido de la muerte
del individuo y se ha independizado es la «razón activa» de Aristóteles, de la
que se apropia Hegel. Sin embargo, tras su muerte, los seres humanos dejan
diversas formas de riqueza espiritual que siguen existiendo al ser apreciadas
por los vivos. Hegel confunde la apropiación de la riqueza espiritual por los
vivos con un espíritu independiente de los seres humanos. No solo dejan atrás
su cultura, sino también la riqueza material o civilización. Sus hijos viven con
un poder que domina la sociedad, la cultura y la civilización que sus padres les
han legado.
Hegel define así al individuo meramente como un ser físico, al proceso de
metabolismo como producción en general, y a la relación social de los indivi-
duos como una relación meramente sexual. Abstrae sus características so-
ciales históricamente específicas. Aunque sus definiciones parecen natura-
listas, en realidad son una abstracción de aspectos específicos de la realidad
histórica. El punto de vista desde el que Hegel considera al «hombre» indica
que da por sentado que la mayoría de los «hombres» están determinados so-
cialmente como una existencia física alienada de la actividad mental. Piensa
que la separación de la actividad mental de la física es natural de hecho y que
la propiedad privada moderna es una manifestación de ello, aunque estos ar-
gumentos no se formulen conscientemente.
En otras palabras, en su Lógica Hegel expresa una forma específica de so-
ciedad como natural o universal. En esa forma de sociedad la capacidad física
(causa efficiens, causa eficiente, arché) y la capacidad mental (causa finalis,
causa final, eidos), están separadas y la capacidad mental es superior y do-
mina sobre la física. Si es posible decir que como el sufijo «-ismo» puede ex-
presar algún tipo de estado en el que algo es dominante, por ejemplo, alco-
24 HIROSHI UCHIDA
de Hegel representa para Marx el demiurgo de la sociedad burguesa: el valor
y el capital.
El idealismo de Hegel, especialmente en la Lógica, expresa abstractamente
el modo de producción capitalista, dando cuenta de su potencial y esencia. Sin
darse cuenta, acusa a la producción capitalista al definir al sujeto del proce-
so metabólico como un trabajador meramente físico, divorciado del trabajo
mental. La ausencia del trabajo mental en su definición de la vida material es
un indicio de ciertas características de su obra. Marx explica lo que Hegel ha
expresado solo implícitamente.
Consumo y producción
Marx coloca los pares en orden inverso, de modo que la producción es la úl-
tima, y lo mismo ocurre con los otros dos pares. Este orden da una pista sobre
su crítica a los economistas políticos.
Dado que Adam Smith estudia el capital desde el punto de vista del circui-
to del capital productivo, considera que el movimiento del capital parte de la
producción. Por lo tanto, con respecto a la relación de la producción con el
consumo, considera el consumo individual como un acto aparte de la pro-
ducción, y no lo toma en relación con la producción. Piensa que el consumo
individual es improductivo y debe ser restringido para aumentar el stock de
capital, que debe ser invertido como capital en la producción. Se limita a afir-
mar el consumo cuando es productivo, y subraya la parsimonia como hecho
subjetivo en la acumulación capitalista. Aunque afirma que la finalidad de la
producción es el consumo individual, en realidad teoriza la producción por la
producción.
Distribución y producción
Aquí encontramos los mismos problemas que antes. Los economistas po-
líticos, como David Ricardo, ponen de relieve la distribución de un producto
neto o plusproducto entre los capitalistas industriales y los terratenientes,
analizando la tasa de distribución del beneficio o plusvalor que determina la
tasa de acumulación capitalista. En este sentido, Ricardo es un economista de
la distribución y de la acumulación capitalista [32].
Sin embargo, para Marx la relación más básica en el capitalismo es la que
existe entre capitalista y asalariado, y es entre ellos entre quienes se distri-
buyen las condiciones de producción. Los medios de producción pertenecen
al capitalista y la fuerza de trabajo al asalariado. Por tanto, las relaciones de
distribución incluyen no solo la distribución del plusvalor, sino la distribución
o separación de las condiciones subjetivas y objetivas de producción, que es
el presupuesto básico del capitalismo. Ricardo solo considera los medios de
producción, dando por supuesta la fuerza de trabajo como presupuesto natu-
ral. En esta laguna radica el problema crucial de la distribución o alienación
de las condiciones de producción en el capitalismo.
Esta distribución o separación se presupone históricamente cuando co-
mienza el proceso de producción capitalista y luego trae estas condiciones
alienadas como efectos, reproduciendo así la relación de capital.
El proceso de producción capitalista es el siguiente:
1. distribución o separación de las condiciones de producción;
2. producción del plusvalor;
3. distribución del plusvalor.
Por el contrario, el orden de cosas de Ricardo es considerar la producción
a través de la distribución de la plusvalor, y volver a la producción en este cir-
cuito del capital productivo.
Intercambio y producción
26 HIROSHI UCHIDA
1. intercambio inmediato, que vincula a los trabajadores dentro de una divi-
sión del trabajo, pero sin intercambio de mercancías;
2. intercambio de mercancías, que vincula a los trabajadores dentro de una
división del trabajo en la sociedad mercantil (P ... M-D-M ... P);
3. intercambio independiente, que funciona como un fin en sí mis-
mo (D-M-D’).
Para Marx la naturaleza esencial del intercambio se manifiesta en la ter-
cera forma. El contenido de este tipo de intercambio está representado por
un aumento del dinero o del valor (D’-D=∆M). Este movimiento hacia un valor
creciente subsume la producción (D-M ... P ... D’-M’) y además se convierte en
un movimiento para producir como un fin en sí mismo, es decir, el circuito del
capital productivo (P ... M’-D’-M-D ... P). Es desde este punto de vista que Smith
observa el intercambio.
La tercera forma de intercambio mencionada incluye el proceso de reali-
zación de la plusvalía (M’ D’). Sin embargo, desde el punto de vista de Smith,
es secundario, ya que para él es un proceso para obtener las condiciones de
producción.
La naturaleza del intercambio, cuando sirve para aumentar el valor, no es
visible para Smith, ni le resulta comprensible que el aumento de valor co-
mienza con un intercambio entre la fuerza de trabajo como mercancía y el di-
nero como capital, ambos consumidos productivamente para producir plus-
valía en el proceso de producción capitalista.
Dado que el capital-dinero es lo suficientemente poderoso como para vin-
cular las distintas condiciones de producción, incluidas la ciencia y la tecno-
logía, la fuerza productiva del trabajo social aparece como si fuera un aspecto
del capital. El trabajo mental del capitalista que persigue un aumento del va-
lor del capital también aparece como si produjera riqueza material. Smith no
puede ver debajo del circuito del capital-dinero, que aumenta el valor-capital,
porque se mueve dentro del circuito visible del capital productivo. Por lo tan-
to, define el dinero simplemente como un medio de intercambio.
Marx analiza las determinaciones capitalistas de la producción, el consu-
mo, la distribución y el intercambio como momentos del capital, de modo que
lo que los economistas llaman «producción en general» no es transhistórico,
sino que es de hecho producción basada en el capital, o producción que inclu-
ye las determinaciones del capital. En las lagunas de sus análisis están ente-
rradas las determinaciones capitalistas de estas cuatro categorías.
La naturaleza de esta omisión es la misma con Hegel. Cuando menciona la
«vida» (el individuo humano), el «proceso vital» (el proceso del metabolismo
entre el hombre y la naturaleza) y la «especie» (la relación social) en la que el
individuo está vinculado con otros, trata a los seres humanos como una exis-
tencia meramente física, abstrayendo la mente humana como el sujeto del
«reconocimiento». Guarda silencio sobre la mente humana cuando considera
los tres temas —vida, proceso vital, especie— que en realidad existen como
momentos de la producción capitalista. En la abstracción y omisión que en-
contramos en el relato de Hegel se ocultan las determinaciones capitalistas
de la producción, el consumo, la distribución y el intercambio.
Los economistas del siglo XVII, por ejemplo, empiezan siempre por el todo
viviente, por la población, la nación, el Estado, varios Estados, etc.; pero con-
cluyen siempre descubriendo mediante el análisis [durch Analyse] un pequeño
número de relaciones determinantes, abstractas, generales, como la división
del trabajo, el dinero, el valor, etc. Tan pronto como estos momentos individua-
les estuvieron más o menos firmemente establecidos y abstraídos, comenza-
ron los sistemas económicos, que ascendieron desde lo simple [das Einfache],
como el trabajo, la división del trabajo, la necesidad, el valor de cambio, hasta el
nivel del Estado, el intercambio entre naciones y el mercado mundial. Este últi-
mo es evidentemente el método científicamente [wissenschaftlich] correcto (N
100-1, M 36; cita en gran parte modificada).
Aquí Marx toma la obra de William Petty Political arithmetick de 1690 como
representativa de las obras económicas del siglo XVII. Petty compara tres su-
perpotencias, Francia, Holanda e Inglaterra. Investiga las causas del poder de
28 HIROSHI UCHIDA
las naciones y llega a la conclusión de que reside en el dinero necesario para
emplear asalariados en la manufactura. Así, desciende de la nación al dinero.
Para el método ascendente Marx recurre a La riqueza de las naciones de
Adam Smith de 1776, en el que Smith investiga la naturaleza y las causas de
la riqueza, no solo de Gran Bretaña, sino de todas las naciones, y demuestra
cómo la división del trabajo produce abundancia material incluso entre las
clases medias y bajas de la sociedad. De la simple categoría de «división del
trabajo» asciende al intercambio, la distribución, la acumulación de capital y,
por último, a los ingresos del Estado. La riqueza de las naciones refleja así el
método ascendente.
Sin embargo, Marx es consciente no solo de Petty y Smith, sino también de
Hegel. Así lo indica el uso que hace Marx de la terminología de Hegel «me-
diante el análisis» y «lo simple» en la cita anterior. Además, cuando Marx afir-
ma que el método sistemático con el que ascendemos de lo abstracto o «lo
simple» a «lo concreto» o lo complejo es científicamente correcto, evidente-
mente sigue a Hegel.
La caracterización que hace Marx del método de los economistas del siglo
XVII se basa en esta definición de «método analítico» de Hegel:
Según Marx, el método de los economistas del siglo XVII coincide con lo que
Hegel define como «método analítico», citado anteriormente. Pero el método
de los economistas del siglo XVIII sigue lo que Hegel llama «método sintético»,
definido de la siguiente manera:
30 HIROSHI UCHIDA
Hegel dice que el método sintético es «el desarrollo de los momentos de la
noción», partiendo de lo abstracto o general y particularizando después hasta
la instancia individual. Marx llama a esto «el método de ascender de lo abs-
tracto a lo concreto». Este orden —de lo general (das Allgemeine) mediante la
particularización (Besonderung) a la instancia individual (das Einzelne)— re-
presenta el método sintético de Hegel. En la obra de Marx esto se refleja en la
composición triádica del «Capítulo sobre El Capital» en los Grundrisse como
«I. Generalidad del capital», «II. Particularidad del capital», «III. Individualidad
del capital» [35].
Lo que Hegel dice en «el desarrollo de los momentos de la noción» signifi-
ca para Marx que la realidad es reproducida mentalmente y apropiada como
el concepto concreto. Se trata de una totalidad de determinaciones múltiples
en la mente, de modo que las categorías de la Doctrina del Ser se convierten
en presupuestos de la noción de capital, y las categorías de la Doctrina de la
Esencia se desarrollan desde la generalidad o la «noción» misma, hacia la par-
ticularidad o el juicio, y hasta la individualidad o el silogismo. Marx convierte
así las dos doctrinas de la lógica objetiva en momentos objetivos de la repro-
ducción mental de lo concreto. Esto refleja la tríada de Hegel —generalidad,
particularidad, individualidad— en la Doctrina de la Noción.
Sin embargo, Hegel considera el método sintético como el proceso en el
que se postula (ist gesetzt) lo real o concreto, porque piensa que el proceso
de pensar es el mismo que el de postular algo en la actualidad. No distingue
entre ambos procesos. Para él, pensar significa actualizar lo real y, por tanto,
el único trabajo que reconoce es el trabajo ajeno, espiritual. La Lógica es la
descripción más abstracta de la «idea», que se objetiva a sí misma como de-
miurgo del universo a través de su trabajo espiritual.
Por el contrario, Marx insiste en que el concepto concreto, la sociedad bur-
guesa, que él y Hegel toman como objeto de estudio, existe realmente fuera de
las mentes de quienes piensan en ella. Entonces, ¿por qué Marx ha compara-
do su método con el de Hegel y de hecho ha alabado su método sintético como
científicamente correcto? ¿Por qué, al construir el «Capítulo sobre El Capital»,
Marx aplica la tríada de Hegel de generalidad, particularidad e individualidad?
Aquí Marx pretende absorber críticamente el idealismo de Hegel, el idea-
lismo a través del cual Hegel describe inconscientemente el capitalismo [36],
en el que el sujeto ideal (valor) es dominante. Marx lee la Lógica como una
obra en la que el sujeto ideal o «idea» se aliena a sí mismo, es decir, plantea lo
concreto o lo real, como la lógica social de la conciencia del valor en la persona
que reconoce el valor en la propiedad. La relación de intercambio privado re-
quiere una actividad subjetiva o ideal para equiparar los productos y efectuar
su intercambio. Por ello, la actividad se convierte en un sujeto que aparece
como si debiera plantear lo concreto o lo real.
Hegel acepta la inversión de ideas y realidad como un hecho natural y lo
describe en la Lógica. Las relaciones de propiedad privada dividen entonces la
actividad humana en trabajo mental y trabajo físico, y el trabajo mental domi-
na sobre el físico. Hegel toma la alienación en la Lógica como natural, porque
ignora que la alienación es histórica por excelencia. En los Manuscritos eco-
32 HIROSHI UCHIDA
cía en dinero y el dinero en capital. Entonces el capital como sujeto postu-
la el producto, la mercancía y el dinero. Los primeros «seres determinados»
(producto, mercancía y dinero) son lo que postula la «esencia» (capital). Son
formas de existencia del capital.
Ni Hegel ni Marx conciben el progreso de «lo simple» a «lo complejo» de
forma unilateral. Más bien «lo simple» se transforma en «lo complejo», y en-
tonces «lo simple» se determina como lo que «lo complejo» ha planteado. Lo
que al principio se «pre-establece» o presupone (voraus-gesetzt) se postula y
reproduce como resultado. Así se forma el círculo de lo «pre-supuesto» o la
presuposición (Voraus-Setzung) y el «planteamiento» o «lo planteado» (Set-
zung). Por tanto, una vez que algo se ha «pre-establecido», se postula repeti-
damente como el siguiente «pre-establecimiento» o presupuesto, formando
una circulación que parece que debería existir para siempre.
El punto en el que Marx se aparta de Hegel es su juicio sobre si esta circula-
ción es meramente lógica, o si las primeras «pre-requisitos» o presupuestos
se manifestaron originalmente en el curso de la historia y luego retrocedieron
a medida que se desarrollaba el capitalismo.
De hecho, tanto Hegel como Marx plantean «lo general» desde el principio,
aunque para cada uno el contenido es diferente. «Lo general» de Hegel es la
«causa propia» que no tiene origen histórico. Es un sujeto eterno, mientras
que el de Marx es histórico en su forma, la relación alienada del intercambio
privado. Este se ha convertido en un sujeto ideal independiente de las perso-
nas que viven dentro de la relación social de intercambio privado.
Marx argumenta que una vez dada la presuposición lógica, postula la misma
presuposición como resultado, y así continúa reproduciéndose. Así es como
se reproduce un sistema orgánico. Sin embargo, se pregunta dónde se dieron
los primeros presupuestos y descubre que se plantearon históricamente. La
circulación lógica de la autorreproducción comienza justo después de que se
hayan establecido los presupuestos lógicos.
Hegel no se pregunta si estos presupuestos lógicos son o no independientes
de su actualidad histórica, aunque escribe mucho sobre la historia, tomando
el sujeto histórico como lo natural. Su sujeto ideal o «idea» es en realidad una
expresión abstracta del valor. Como demiurgo se postula en la Lógica, postula
la naturaleza en la Filosofía de la naturaleza y postula al hombre en la Fenome-
nología del espíritu.
Marx utiliza un método lógico-histórico cuando empieza a demostrar que
la economía burguesa es un sistema que se reproduce a sí mismo. El primer
presupuesto lógico se reproduce a sí mismo y como resultado genera el si-
guiente presupuesto. Utilizando esta demostración muestra cómo se plantea-
ron los primeros presupuestos en el capitalismo temprano: del intercambio
en el siglo XIII, a la manufactura a partir del siglo XVI, a la revolución industrial
a partir de la última mitad del siglo XVIII y, finalmente, a la primera crisis ca-
pitalista en 1825.
«Lo simple» en el método ascendente o sintético de Marx es, por tanto, un
presupuesto que se estableció en la historia. Pero al principio toma «lo sim-
ple» como un presupuesto lógico. Se convierte en el momento inmanente de
34 HIROSHI UCHIDA
cambio, el capitalista aspira a la «forma como contenido», de modo que la
forma del intercambio, que es el valor, se ha convertido en su contenido o fi-
nalidad. El trabajador asalariado, que ahora está subsumido en el proceso de
producción de capital como mero capital variable, debe dedicarse a la produc-
ción material, y el trabajador asalariado está sujeto a la conciencia capitalista,
que se esfuerza por aumentar el valor-capital. Como resultado, el trabajador
asalariado produce no solo plusvalía que pertenece al capitalista, sino tam-
bién una pérdida de propiedad para los propios trabajadores asalariados. El
trabajador asalariado produce la relación capital-trabajo, y se hace evidente
que el propio capital es la acumulación del trabajo excedente de los trabajado-
res asalariados. Nace una nueva conciencia cuando el trabajador asalariado
sospecha que la propiedad capitalista es contraria a los intereses de los tra-
bajadores asalariados. De este modo, la conciencia burguesa común puede
derribarse y puede surgir la conciencia antagonista.
Al considerar el «tiempo disponible», Marx argumenta que la conciencia
del valor surge de la relación de intercambio de mercancías, que se presupo-
ne como el producto del «trabajo inmediato individual». Pero en el curso del
desarrollo capitalista, ese tipo de trabajo es sustituido por el «trabajo cien-
tífico colectivo». Este surge a través de la innovación tecnológica encarnada
en maquinaria o capital fijo. Así, la ley del valor deja de funcionar, porque el
trabajo objetivado en el producto disminuye al mínimo. Entonces la concien-
cia del valor-capital pierde terreno y comienza a desvanecerse, dejando lu-
gar a la conciencia proletaria. Con el tiempo esto se desarrolla hacia una so-
ciedad libre.
De ese modo se desarrolla en los Grundrisse la fenomenología del espíritu
de Marx. Cuando evalúa el método sintético de Hegel como el modo de re-
producir lo real, no lo acepta como una explicación meramente formal, sino
como un modo real de demostración basado en la dramaturgia del nacimien-
to y la muerte de la conciencia del valor. El plan de Marx es el siguiente:
La clasificación (Einteilung) obviamente tiene que ser
1. Las determinaciones generales y abstractas...
2. Las categorías que componen la estructura interna de la sociedad bur-
guesa y sobre las que descansan las clases fundamentales. Capital, trabajo
asalariado, propiedad de la tierra...
3. Concentración de la sociedad burguesa en forma de Estado...
4. La relación internacional de producción...
5. El mercado mundial y la crisis (N 108, M 43; cita parcialmente mo-
dificada) [38].
La discusión de Marx sobre el método y «lo simple», seguida de su plan cla-
sificatorio, refleja el orden que se encuentra en la obra de Hegel en la Doctrina
de la Noción: «La afirmación del segundo momento de la noción, o de la de-
terminabilidad de lo general [das Allgemeine] como particularizante [Beson-
derung], es la clasificación [Einteilung] de acuerdo con alguna consideración
externa» (secc. 230; cita parcialmente alterada) [39].
«Lo simple» al principio de la explicación sistemática es también «lo gene-
ral» o differentia specifica [40], y se particulariza, como se muestra en la cla-
36 HIROSHI UCHIDA
el método, Marx investiga el modo de producción burgués en las tres primeras
secciones de la Introducción a los Grundrisse. Luego busca a tientas su propia
teoría histórica de los modos de producción, aplicando en la cuarta sección
el resumen enumerado anteriormente (puntos primero, tercero y quinto). La
cuarta sección de la Introducción a los Grundrisse evidentemente completa el
esquema de Marx criticando la «idea absoluta».
En su Introducción a los Grundrisse Marx pretende hacer uso del idealismo
de Hegel, que defiende el dominio de un sujeto ideal. Esto ocurre en las Doc-
trinas del Ser y de la Esencia, pero como expresión perversa de la producción
capitalista. Marx revela esta lógica de la conciencia moderna del valor, y por
ello critica la obra de Hegel como ideología [42].
¿Por qué Marx escribe así? Lo hace porque piensa de la siguiente manera.
La identidad (Identität) de un producto simple consigo mismo se diferencia en
dos formas: 1. la «forma natural del ser determinado del producto» (en otras
palabras, el valor de uso; de hecho, Marx se abstiene de utilizar este término
por una razón que se explicará más adelante), y 2. la «forma del valor de cam-
bio». Cuando el producto entra en una relación de intercambio se convierte
(werden) en una mercancía. Cuando el valor de cambio, que persigue el pro-
pietario de la mercancía, se realiza además como dinero, la diferencia inma-
nente entre valor de uso y valor de cambio se convierte en una oposición ex-
terna entre mercancía y dinero. Como veremos más adelante, esta oposición
se convertirá en una contradicción dentro del dinero, y del dinero surge el ca-
pital. Marx vincula así el movimiento «del producto a la mercancía, al dinero y
38 HIROSHI UCHIDA
al capital» con el movimiento «de la identidad a la diferencia, a la oposición y a
la contradicción», como escribe Hegel en la transición del «ser» a la «esencia».
Una mercancía no puede existir simplemente como tal, por lo que se ge-
nera dinero. Del dinero surge el capital. En el párrafo citado anteriormente,
Marx obtiene una perspectiva teórica sobre este desarrollo. En otras palabras,
el producto se define explícitamente como mercancía cuando es el producto
del capital, o cuando el capital plantea o produce un producto. Por lo tanto,
la mercancía es, por naturaleza, mercancía-capital. Esto significa que el pro-
ducto se plantea como mercancía a través de la relación con el capital, en la
que se ha transformado la relación con el valor. Si nos preguntamos por qué el
producto existe como tal, debemos remontarnos al capital. La «reflexión po-
nente» (die setzende Reflexion) al comienzo de la Doctrina de la Esencia es la
determinación que media entre «ser» y «esencia». El «ser determinado» (Da-
sein) se revelará como aquello que la «esencia» (Weser) ha postulado como
«fundamento» (Grund). Es la semblanza (Schein) de la «esencia».
Utilizando esta lógica Marx conecta la mercancía con el capital de esta ma-
nera. La mercancía como «ser determinado» es de hecho el producto que el
capital ha planteado. Como el producto se convierte en mercancía, la mercan-
cía da lugar al dinero, y el dinero da lugar al capital. Pero ahora el capital plan-
tea el producto como mercancía. Por lo tanto, el producto al comienzo de este
análisis es de facto lo que el capital ha planteado.
Para el capital, el producto como «lo simple» o «lo supuesto» es un resulta-
do. El producto se postula o reproduce al final para convertirse en la siguiente
presuposición. Marx ha obtenido esta perspectiva sobre la relación circular de
la presuposición o «lo supuesto» de la «reflexión ponente» de Hegel.
Marx capta la relación entre el «Capítulo sobre el Dinero» y el «Capítulo so-
bre el Capital» de manera similar. La relación lógica entre la presuposición
como «lo simple» o el producto, y «lo supuesto» como «lo complejo» o el ca-
pital, ya está establecida en la Introducción a los Grundrisse. Esta es la fase
lógica de la circulación lógico-histórica a través de la cual lo que es histórica-
mente postulado se reproduce como la siguiente presuposición en lógica.
Marx utiliza esta perspectiva metodológica en el «Capítulo sobre el dinero».
En esa obra interpreta la Doctrina del Ser de Hegel como la génesis de la con-
ciencia del valor compartida entre la burguesía, en efecto, una fenomenología
del espíritu burgués.
40 HIROSHI UCHIDA
Marx considera detalladamente cómo se genera y transforma el valor
de cambio:
Equiparo cada una de las mercancías con una tercera [ein Drittes]; es decir,
a diferencia [ungleick] de ellas mismas. Esta tercera, que difiere de ambas [las
dos mercancías en intercambio], existe inicialmente solo en la cabeza [de los
propietarios de mercancías], como una concepción, ya que expresa una re-
lación [ein Verhältnis]; al igual que las relaciones en general solo pueden ser
pensadas [gedacht], cuando deben ser fijadas, a diferencia de los sujetos que se
relacionan entre sí (N 143, M 77-8; cita en gran parte alterada).
Hegel no explica más «el tercero», pero Marx supone que se trata de la con-
ciencia del valor de los propietarios de mercancías que inconscientemente
proyectan sobre sus productos y consideran una característica original de la
propia mercancía.
EL PROPIETARIO DE MERCANCÍAS Y LA
«IDEALIDAD DEL SER PARA SÍ»
Hegel deriva el «ser para sí» de la relación entre «algo» y «otro algo». «El ser
para sí» es la relación ideal por excelencia, es decir, el «ser para sí» es la idea-
lidad que media la realidad del «ser determinado» o «algo».
Sin embargo, Hegel no investiga qué es lo que realmente causa la relación
entre «algo» y «otro algo», ni se pregunta por qué la realidad del «ser para sí»
42 HIROSHI UCHIDA
no puede subsistir como tal y debe descender a la idealidad. Por el contrario,
Marx investiga la causa, porque la idealidad en cuestión es la característica
específica de la propiedad privada moderna.
Lo que Hegel llama «realidad» son los atributos naturales y la identidad de
un producto cuando se observa desde el punto de vista de la economía polí-
tica. Es el «valor de uso», según la terminología de Smith, la riqueza material
obtenida a través del proceso metabólico con la naturaleza mediante «trabajo
y esfuerzo». El producto no puede seguir existiendo como mero valor de uso
cuando se introduce en la relación de intercambio privado.
Lo que Hegel llama «idealidad» es la abstracción que los que intercambian
tienen en cuenta al equiparar sus productos. Forman una relación de inter-
cambio y abstraen la «desemejanza» real de sus productos en una «semejan-
za» ideal, en pocas palabras, el valor de cambio.
Marx interpreta así la realidad del «ser determinado» y la idealidad del «ser
para sí» como valor de uso y valor de cambio respectivamente. Un producto
tiene esos dos factores porque el proceso de metabolismo entre los seres hu-
manos y la naturaleza se lleva a cabo mediante una separación y reintegra-
ción en el curso del intercambio privado.
Marx también critica directamente a Hegel:
Este símbolo [el dinero], este signo material del valor de cambio, es un pro-
ducto del intercambio mismo, y no la ejecución de una idea concebida a priori
(N 144, M 79).
Estas relaciones de dependencia objetiva [diese sachlichen Abhangigkeits-
verhältnisse] aparecen también, en oposición a las de dependencia personal...
de tal manera que los individuos se rigen ahora por abstracciones [Abstraktio-
nen], mientras que antes dependían unos de otros. La abstracción, o idea [Idee],
sin embargo, no es más que la expresión teórica de esas relaciones materiales
que son su amo [Herr]. Las relaciones solo pueden expresarse, por supuesto, en
ideas... (N 164, M 96) [47].
44 HIROSHI UCHIDA
de los Grundrisse (N 140, M 75), coloca la cosa «individual» (Individuum) [48] (N
235, M 158) o «una cosa tangible» (ein handgreifliches Ding) (N 263, M 187) en
el orden del día como «el producto». Lo llama «sustancia» en el sentido de «
sustancia primaria» (prōtē ousia) mencionado por Aristóteles. Aristóteles dis-
tingue la sustancia primaria de la secundaria (deuterai ousiai):
Aquí en los Grundrisse Marx hace una distinción entre las contradicciones
que pueden ser trascendidas y las que simplemente se representan en otra
forma (N 123, M 58) [53]. La contradicción antes mencionada pertenece a esta
última categoría, porque genera una forma en la que se representa. El valor
de cambio de todas las mercancías se separa e independiza de las sustancias
naturales originales en las que ha existido, y el valor de cambio se expresa
finalmente en la sustancia natural particular de una mercancía-dinero. Los
valores de cambio se fundan en sus propias sustancias particulares, pero en
la mercancía-dinero son representadas en una sustancia específica que po-
see atributos naturales adecuados para satisfacer determinadas necesidades.
Estos atributos incluyen la inalterabilidad (inoxidabilidad) (N 166, M 98), la se-
parabilidad, la recomponibilidad y la transportabilidad [54].
Esta representación se realiza a través de la práctica de los propietarios de
mercancías. Equiparan los valores de cambio de sus mercancías con una sus-
tancia natural concreta de una mercancía, como el oro o la plata. Esta acción
común convierte a la mercancía en «la sustancia general» en la que se expre-
san los valores de cambio de todas las mercancías, a la que se transfieren y
en la que existen. Una mercancía se convierte así en dinero. La contradicción
teórica de la mercancía entre sus dos aspectos se resuelve mediante la prácti-
ca inconsciente de los propietarios de mercancías de generar una forma —el
dinero— a través de la cual se representa la contradicción.
Marx analiza la situación en la que los valores de cambio de las mercancías
se separan y se expresan en la sustancia natural particular de una mercancía:
el dinero. Utiliza dos categorías: alienación (Entfremdung) y reificación (Ver-
sachlichung):
—está claro para los economistas que la existencia del dinero presupone la
reificación [Versachlichung] de la conexión social... Pero por qué [las personas]
tienen fe en la cosa [Sache] En efecto, obviamente [tienen fe en la cosa] solo
como relación reificada entre personas [als versachlichtem Verhältniss der Per-
sonen unter einander]... y ella [el dinero] puede tener un atributo social [Eigens-
chaft], solo porque los individuos han alienado [haben entfremdet] su propia re-
lación social como objeto de sí mismos (N 160, M 93; cita en gran parte alterada).
46 HIROSHI UCHIDA
Aunque en la cita anterior, las dos categorías —reificación y alienación— su-
gieren una progresión de la reificación a la alienación, el orden en que ambos
fenómenos se producen en la realidad es el opuesto: de la alienación a la reifi-
cación. «... una relación mutua entre las actividades productivas de las perso-
nas» (N 160, M 93) aparece separada e independiente de los sujetos humanos
en la relación de intercambio, porque su práctica equipara mutuamente sus
productos como equivalentes. Los que intercambian pueden equipararlos de
este modo porque se presupone que su trabajo general o abstracto se objetiva
en ellos como sustancia del valor. A través de esta práctica, la relación de in-
tercambio entre individuos «privados» se separa y se independiza como valor
de cambio. Marx llama a esta separación la alienación (Entfremdung) median-
te la cual la relación de intercambio se abstrae de los sujetos humanos que
la forman.
El sentido de la palabra alienación es el mismo que en los Manuscritos eco-
nómicos y filosóficos (1844). En esos manuscritos Marx critica a Hegel, seña-
lando que capta el trabajo humano «dentro de la alienación» o «dentro de la
abstracción» de manera similar a los economistas políticos. La primera crítica
de Marx se refiere a una situación en la que el dinero se genera a través de
la práctica inconsciente y omnipresente llevada a cabo por los propietarios
de mercancías al alienar o abstraer su propia relación como valor de cambio.
Estos que intercambian introducen sus productos en el intercambio como
mercancías, porque creen conscientemente que tienen valor de cambio. Así,
su práctica inconsciente de alienar su propia relación como valor de cambio
aparece invertida en su conciencia. De este modo, sus mercancías parecen
tener ellas mismas valor de cambio, porque los que intercambian confían en
que sus productos son la forma fenoménica del propio valor. Marx quizás esté
recordando un análisis similar en la Fenomenología del espíritu de Hegel:
48 HIROSHI UCHIDA
Esto se desprende de lo que se ha desarrollado hasta ahora: Un determinado
producto (mercancía) (material) debe convertirse en el sujeto del dinero, que
existe como atributo de todo valor de cambio. El sujeto en el que se representa
este símbolo no es una cuestión indiferente, ya que las pretensiones del suje-
to representante están contenidas en las condiciones —determinaciones con-
ceptuales, relaciones determinadas— de lo que ha de ser representado (N 173-
4, M 104; cita parcialmente alterada).
50 HIROSHI UCHIDA
PRECIO Y «QUANTUM»
LA FORMA-VALOR Y EL PROCESO DE
INTERCAMBIO, Y «UNO Y MUCHOS».
52 HIROSHI UCHIDA
circulación, el dinero se determina, en primer lugar, como medida del valor
de una mercancía y, en segundo lugar, como medio de circulación.
Hegel define el «mal infinito» como un proceso interminable de renova-
ción entre una finitud y otra, o entre «algo» y «otro algo», formando una con-
tradicción entre finitudes que deben ser superadas hasta el infinito. En lo que
Hegel llama el «mal infinito», Marx traza las acciones de obtener valor de uso
en el proceso de circulación y consumirlo fuera del proceso económico.
En referencia a Hegel, Marx define entonces la circulación como un mo-
vimiento continuo que tiene su propio propósito [71]: «Está en la naturaleza
de la circulación [Kreislauf] que cada punto aparezca simultáneamente como
punto de partida y como punto final» (N 203, M 132; cita parcialmente alte-
rada). Hegel llama a esta circulación «el verdadero infinito», que forma una
circulación. Su punto final está conectado con el siguiente punto de partida.
Define «el verdadero infinito» como sigue: «... el verdadero [wahrhaft] infinito,
que más bien consiste en ser consigo mismo en su otro, o, si se enuncia como
un proceso, en llegar a sí mismo en su otro» (secc. 94, Z; cita parcialmente
alterada) [72].
¿La forma de circulación M1-D-D-M2 corresponde al verdadero infinito? Esta
forma permite obtener un valor de uso para el consumo individual que se rea-
liza fuera del proceso económico. Por lo tanto, no se define ni como «ser con-
sigo mismo en su otro», ni «como proceso... que llega a sí mismo en su otro».
¿Cuál es la forma económica que corresponde al verdadero infinito? Es el
tipo opuesto de circulación D1-M-M-D2. ¿Cuál es la finalidad del segundo tipo
de circulación? La circulación comienza con dinero (D1) y termina en dinero,
lo mismo (D2). No hay diferencia cualitativa entre el principio y el fin, sino una
distinción cuantitativa, es decir, D2-D1= ∆D, que Marx llama más tarde «plus-
valor» (Mehrwert) (N 315, M 233). Se considera que D2 es más que D1, y entonces
D2 volverá inmediatamente como el siguiente D1. Si D2<D1 , entonces el dinero
desaparece, y la segunda forma de circulación no puede subsistir. El dinero
aumenta sin cesar, trayendo como consecuencia el plusvalor. La finalidad de
este proceso es la «forma como contenido», es decir, un contenido en el que
el tipo de circulación —la circulación de valor— ha cambiado. El dinero en el
segundo tipo de circulación tiene esa finalidad especial.
Sin embargo, el dinero no es más que una forma particular (al igual que
la mercancía) de valor creciente. El sujeto general aquí es un proceso de au-
mento de valor, por lo que es abstracto. La mercancía y el dinero son formas
concretas particulares dentro de las cuales se mantiene el sujeto abstracto,
metamorfoseándose de una forma a otra. No solo la mercancía, sino también
el dinero descienden a la «finitud», sujetos a la «verdadera infinitud» o valor
creciente. De este modo, Marx fundamenta la definición abstracta de Hegel
del «verdadero infinito» en la actualidad económica.
A continuación, Marx aborda la tercera determinación del dinero como
«reserva» o «tesoro» (Schatz). Esto se analiza en detalle en la siguiente sección
del presente trabajo. Aquí Marx se pregunta cómo se genera el dinero e inten-
ta resolver el problema de la forma-valor en relación con el proceso de inter-
cambio. Lo hace con referencia a la «verdadera infinitud» o circulación sin fin.
Si digo que una libra de algodón vale 8d., entonces estoy diciendo que 1 libra
de algodón = 1/116 oz. de oro (la onza a 3£ 17s. 7d.) (913d.)... Esta relación original
de la libra de algodón con el oro, por medio de la cual se determina la cantidad
de oro contenida en una onza de algodón, está fijada por la cantidad de tiempo
de trabajo realizado en uno y otro, la verdadera sustancia común de los valores
de cambio [die wirkliche Gemeinsame (sic) Substanz der Tauschwerte] (N 203-4,
M 132).
La competencia equipara los demás días laborables con aquel [una cantidad
determinada de oro —HU], modificandis modificatis. Directa o indirectamente.
En una palabra, en la producción directa de oro, una cantidad definida de oro
aparece directamente como producto y, por tanto, como el valor, el equivalente,
de una cantidad definida de tiempo de trabajo (N 204, M 132).
54 HIROSHI UCHIDA
de intercambio penetra entonces en las comunidades y las transforma en so-
ciedades productoras de mercancías.
Marx ha definido el proceso de intercambio en la lógica y la historia. Su
siguiente tarea es aclarar la regla lógica que el propietario de una mercan-
cía sigue inconscientemente en el proceso práctico del intercambio. ¿En qué
consiste? ¿En qué se basa? Marx demuestra ahora la forma-valor o la génesis
del dinero. Aquí, en los Grundrisse, es capaz de llevar a cabo un análisis bási-
co de la forma-valor, haciendo un uso crítico de la lógica de Hegel de «uno y
muchos». Al final de la discusión de Hegel sobre el «ser determinado» en la
Lógica, el «ser» se define como lo que ha llegado a ser independiente o «algo»
(Etwas), y se distingue de un «otro» (ein Anderes) independiente. El «otro» es
«otro algo» y no es sino «algo» en sí, con lo que se relaciona negativamente.
Por tanto, la relación de «algo» con «otro» es una relación de autorreflexión.
El «ser» se define como «ser para sí» (Fürsichsein). «Algo» se define entonces
como «uno» y «otro», es decir, «algo» se ha convertido en dos, dos y luego cua-
tro. Así, «uno» se convierte en «muchos». Cada uno de los «muchos» es tam-
bién «uno», los «muchos» son muchos «unos». Hegel escribe:
El Uno... solo se excluye a sí mismo y se postula como los Muchos. Cada uno
de los Muchos es, sin embargo, en sí mismo Uno. Así como se comporta como
tal, así también esta repulsión total se convierte en su oposición, la atracción
(secc. 97, Z; cita ampliamente modificada) [74].
¿Qué imagen tiene Hegel en mente del «ser para sí» cuando se repele y se
atrae a sí mismo? De hecho, la imagen real es la siguiente:
Por lo tanto, se puede decir que cuando Hegel escribe «una forma simple»
en la Lógica, sostiene la imagen más concreta del dinero como «la forma de la
unidad». Esta imagen deriva de su lectura crítica de La riqueza de las naciones,
de Adam Smith, donde este explica que la verdadera medida del intercambio
es el trabajo, «una noción abstracta». Posteriormente, Smith escribe sobre ella
como «un objeto llano y palpable», es decir, el dinero fue introducido por «per-
sonas prudentes». Hegel encuentra una brecha crucial entre el trabajo como
medida real y el dinero como conveniencia, e intenta llenarla con una visión
o reconocimiento del dinero como «la forma de unidad» que existe como «lo
general» en una cosa material y representa todas las necesidades. Sin em-
bargo, Hegel no logra demostrar por qué y cómo se abstrae el trabajo, y cómo
el trabajo abstracto se convierte en dinero, aunque escribe que «este trabajo
múltiple de las necesidades [división del trabajo]» debe realizar el concepto
general en una cosa material.
Aunque escribe ignorando la crítica de Hegel a la teoría del dinero de Smith
en la Primera filosofía del espíritu, Marx encuentra la realidad social en la «for-
ma simple» de Hegel y revela que el «ser para sí» no es un fenómeno natural,
sino que se relaciona con personas históricamente determinadas en relacio-
nes sociales específicas.
Marx ve la sustancia natural o el valor de uso en la definición de Hegel de
«realidad del ser determinado», y ve el valor de cambio en la «idealidad del ser
para sí» de Hegel. Las personas independientes (daseiend) en la sociedad bur-
guesa existen como propietarios de mercancías que utilizan estas determina-
ciones. El propietario de mercancías existe «en sí mismo» (an sich) como un
«yo finito», que corresponde a la existencia inmediata de la mercancía como
producto o sustancia natural. Sin embargo, el propietario de la mercancía
debe formar la relación de intercambio de mercancías con otras personas, a
través de la cual y en la que «él» sustituye la «finitud como yo» por la «infinitud
como nosotros». El propietario individual de mercancías comparte ahora esta
intersubjetividad con otros en las relaciones mercantiles.
Marx asocia la imagen de Smith de la persona como sujeto económico con
las definiciones de Hegel de «ser determinado» y «ser para sí». Smith piensa
que el «hombre» nace con la propensión al intercambio dada por la naturale-
za que fija una determinada división del trabajo [77]. Smith insiste en que esto
desemboca inevitablemente en la sociedad civilizada o sociedad comercial,
que es de hecho el capitalismo.
Esta imagen naturalista del capitalismo se encuentra también en Hegel. Él
tiene el mismo tipo de imagen, confundiendo lo que es específico del capita-
lismo con lo que es común a todas las formas de sociedad. En la «Lógica me-
nor» escribe lo siguiente:
56 HIROSHI UCHIDA
La distinción entre Naturaleza y Espíritu [Hombre] no se concibe impropia-
mente, cuando la primera se remonta a la realidad, y el segundo a la idealidad
como su determinación fundamental. La Naturaleza, sin embargo, está lejos de
ser tan fija y completa como para subsistir incluso sin el Espíritu: en el Espíritu
alcanza primero, por así decirlo, su meta y su verdad. E igualmente, el Espíritu
por su parte no es meramente un abstracto otro mundo de la Naturaleza, sino
que solo es primero verdadero y probado como Espíritu, en la medida en que
contiene a la Naturaleza como trascendida en sí misma (secc. 96, Z; cita am-
pliamente alterada).
En esta cita Marx hace una clara distinción entre la mercancía como valor
de cambio y la mercancía como equivalente. El propietario del trigo, de hecho,
hace un valor-cosa (ein Wertding) del trigo expresando su valor en centeno. El
propietario especula que el trigo puede estar relacionado con el centeno de
esta manera, porque el trigo tiene un valor de cambio en el centeno, o alterna-
tivamente el propietario especula que el valor de cambio está originalmente
en el propio trigo, Esta especulación de facto abstrae el valor de cambio de la
relación de intercambio y lo mediatiza. Este pensamiento (Sache) es una abs-
tracción de valor, y el pensamiento tiene una generalidad porque es ideal.
El trigo se relaciona no solo con el centeno, sino con todas las mercancías
excepto consigo mismo, según la abstracción específica que haga su propie-
tario. Repele y atrae a otras mercancías como medios para expresar su va-
lor. El valor de una mercancía se expresa en el valor de uso de muchas otras.
Una mercancía puede intercambiarse con muchas otras, por lo que alcanza la
intercambiabilidad general.
Aquí vemos el gran avance de Marx al abordar el problema de la forma-va-
lor. Debido a la idealidad y generalidad de la primera forma de valor —la ex-
presión del valor de una mercancía en el valor de uso de otra—, la primera for-
ma de valor conduce necesariamente a la segunda en el análisis de Marx. En
la segunda forma de valor, el valor de una mercancía se expresa en los valores
de uso de muchas otras. El «ser para sí» de Hegel y «uno y muchos» revelan
el carácter lógico de la transición de la primera forma de valor a la segunda,
aunque el «ser para sí» en la Lógica de Hegel no está explícitamente relacio-
nado con el valor. La referencia a la Lógica de Hegel también nos muestra que
la presentación de Marx de la forma-valor en los Grundrisse está mucho más
cerca de su visión final, que se encuentra en la segunda edición de El Capital,
de lo que parece a primera vista.
¿Qué ocurre en la segunda forma de expresión del valor, el valor de una
mercancía expresado en los valores de uso de muchas otras? Cada una de las
58 HIROSHI UCHIDA
«muchas» otras mercancías es también una «una», y cada una ha sido utiliza-
da para la expresión del valor de una mercancía. Hay «muchas». Cuantas más
de estas otras mercancías asumen el papel de medio para la expresión del
valor, más fuerte es su impulso de expresar su propio valor. Cada una de las «mu-
chas» se convierte también en «una», con la misma orden de expresar su pro-
pio valor. Esto ocurre en proporción a la madurez de la segunda forma de valor.
segunda forma de valor. Estas reivindicaciones mutuas de ser el sujeto de va-
lor provocan la conversión de la segunda forma en la tercera. En la tercera for-
ma, las mercancías como «muchas» expresan sus valores en el valor de uso de
una sola mercancía, a la que repelen y atraen en común.
Marx define la mercancía «una» como «una general» de la siguien-
te manera [79]:
Por lo tanto, el valor de cambio de esta única mercancía [diese einzelne Ware]
se expresa exhaustivamente solo en las infinitamente numerosas ecuaciones
[in den unendlich vielen Gleichungen], donde los valores de uso de todas las de-
más mercancías forman su equivalente. Solo en la suma de estas ecuaciones o
en la totalidad de las diferentes proporciones donde una mercancía es inter-
cambiable con cualquier otra mercancía, y se expresa exhaustivamente como
equivalente general [80].
«... dentro del proceso [de circulación], como hemos visto, la cantidad, la
cuantía de estos símbolos objetivos de la unidad monetaria es esencial [en la
segunda determinación del dinero]. Por tanto, mientras que la sustancia ma-
terial del dinero, su sustrato material como una cierta cantidad de oro o plata,
es indiferente dentro de la circulación, donde el dinero aparece como algo que
existe en oposición a las mercancías... es allí solo un símbolo para una cierta
cantidad de esta unidad; en su [primera] determinación como medida, sin em-
bargo, donde se introdujo solo idealmente, su sustrato material era esencial,
pero su cantidad e incluso su existencia como tal eran indiferentes (N 212, M
140; cita parcialmente alterada).
60 HIROSHI UCHIDA
Estas dos determinaciones del dinero se analizan a partir de dos hechos, la
persona (Person) y la cosa (Sache). En la primera determinación —medida de
valor— la persona o el propietario de la mercancía se preocupa por la existen-
cia o sustancia material del dinero (cosa) como entidad puramente teórica (in
der Theorie o theoria). Sin embargo, en la segunda determinación —medio de
circulación y realizador de precios— la persona es indiferente en la práctica
(in der Praktik o praxis) a la sustancia material del dinero, sino que se interesa
por una determinada cantidad nominal de dinero.
El «metalismo» o realismo monetario y el nominalismo monetario se de-
rivan de la representación ideal de la existencia real del dinero (dinero en su
primera determinación como medida de valor), y la realización práctica del
dinero imaginado en una cierta cantidad de dinero nominal (dinero en su se-
gunda determinación como medio de circulación y realizador de precios).
El metalista o realista especula que el dinero, que una persona representa
en la mente como una idea de valor, existe en realidad en la mercancía, y se
realiza en la práctica del intercambio; mientras que el nominalista presume
que el valor del dinero en circulación deriva de un valor que no existe real-
mente en la mercancía, sino que es meramente una idea en la mente de los
intercambiadores.
Las dos determinaciones del dinero son externamente independientes,
una fase analítica basada en la «medida» en la Lógica de Hegel:
Aquí Marx está pensando en la disputa entre John Locke y William Lowndes
sobre la nueva acuñación de la plata [82]. Lowndes, el nominalista monetario,
propuso una devaluación, es decir, cambiar el nombre de las antiguas mo-
nedas a un chelín, a pesar de que se habían devaluado a cuatro quintos de su
62 HIROSHI UCHIDA
sociales se deforman en dinero. El dinero no es solo una presuposición (Vo-
raus-Setzung), sino una resultante («lo planteado») en la segunda forma de
circulación. El dinero transforma todo en mercancía, incluida la fuerza de tra-
bajo, porque los productos necesarios para su reproducción se convierten en
mercancías como propiedad ajena, que los trabajadores deben comprar con
su salario-dinero:
Allí donde no surge de la circulación —como en España— sino que tiene que
descubrirse corporalmente, la nación se empobrece, mientras que las nacio-
nes que tienen que trabajar para obtenerlo de los españoles desarrollan las
fuentes de riqueza y se enriquecen realmente (N 225, M 149; cita parcialmente
alterada).
Marx escribe:
64 HIROSHI UCHIDA
Por lo tanto, el dinero busca más dinero con una calidad estándar, y no tie-
ne medida. ¿Cómo podemos verlo históricamente? Los capitalistas comercia-
les agruparon a los productores, que pasaron a ser solo nominalmente inde-
pendientes y, de hecho, se transformaron en asalariados de la manufactura.
En correspondencia con ese cambio, los capitalistas comerciales se transfor-
maron en capitalistas industriales, lo que dio lugar a la transición del mercan-
tilismo al capitalismo industrial.
Presuponiendo esta transición histórica, Marx busca el comienzo de la
transición lógica del dinero al capital, y lo encuentra en la tercera determina-
ción del dinero, el tesoro. Esto lo logra utilizando la concepción de Hegel «la
contradicción se disuelve a sí misma».
Como acabamos de señalar, el dinero en la tercera determinación es la uni-
dad negativa de las determinaciones primera y segunda, en la que cada de-
terminación es negada por su opuesta: «El dinero en su determinación final,
completa aparece ahora en todos los aspectos como una contradicción que
se disuelve a sí misma y conduce a su propia disolución» (N 233, M 157; cita
parcialmente modificada).
Ya sea en su primera o en su segunda determinación, el dinero niega al di-
nero en sus determinaciones opuestas mediante un proceso de autodeter-
minación. En otras palabras, cada determinación alcanza la autoafirmación
mediante la negación de su opuesta, que la niega, por lo que niega su propia
negación. Por tanto, la determinación «calidad» (la primera determinación) es
la negación de su opuesta «cantidad», es decir, la negación de «calidad», por
lo que, en resumen, la determinación «calidad» equivale a la negación de su
propia negación, «cantidad».
Del mismo modo y en el mismo sentido, la determinación «cantidad» niega
su determinación opuesta «cualidad», es decir, la negación de «cantidad». Así
pues, la determinación «cantidad» equivale a la negación de su propia nega-
ción, «cualidad». Cada una de las dos determinaciones es una determinación
o afirmación mediada por la negación de la negación. La cita de Marx de la
tesis de Spinoza de que «la determinación es negación» (determinatio est ne-
gatio) (N 90, M 27) se utiliza en sus análisis de la unidad negativa de las dos
primeras determinaciones del dinero.
La «cualidad» persiste ahora a través de la mediación, o la negación de la
negación, y no es autosubsistente. No es una cualidad particular fija, sino la
cualidad abstracta o la generalidad que media y se mantiene a través de tan-
tas clases concretas de cualidad como sea posible. La «cantidad» también está
mediada. No es un quantum fijo en una cualidad particular, sino una cantidad
variable, de hecho una cantidad que aumenta a través de metamorfosis.
Marx analiza el dinero en su tercera determinación como tesoro de acuer-
do con la descripción de Hegel de la transición del «ser» a la «esencia» en la
última sección de la «Lógica Menor»:
66 HIROSHI UCHIDA
el intercambio se lleva a cabo en términos de valores equivalentes, el capital
no puede subsistir meramente mediante «un acto de circulación». Debe estar
mediado por «un acto de producción», en el que extrae plustrabajo y lo realiza
como plusvalor en circulación. De este modo, el capital puede subsistir.
Como se señaló anteriormente, Marx capta el dinero en su tercera deter-
minación como una unidad negativa o «una contradicción que se disuelve a sí
misma, una referencia a Hegel, quien escribió que la contradicción se disuel-
ve a sí misma en el «fundamento»:
Así como en la teoría [in der Theoriel] la noción [Begriff] de valor precede a la
de capital, pero por otra parte pre-supone [voraus-setzen] un modo de produc-
ción basado en el capital, para su puro desarrollo, lo mismo ocurre en la práctica
[in der Praxis]... La existencia del valor en su pureza y generalidad pre-supone
un modo de producción en el que el producto individual ha dejado de existir
para el productor en general y aún más para el trabajador individual, y donde
nada existe a menos que se realice a través de la circulación... Esta determi-
nación del valor, por lo tanto, pre-supone una etapa histórica dada del modo
de producción social y es algo dado con ese modo, por lo tanto, una relación
histórica.
Al mismo tiempo, los momentos individuales de las determinaciones del va-
lor se desarrollan en las etapas anteriores del proceso histórico de producción
social y aparecen como su resultado.
De ahí que, en el sistema de la sociedad burguesa, el capital siga inmediata-
mente al dinero.
En la historia [in der Geschichte], otros sistemas preceden [a la sociedad bur-
guesa] y constituyen la base material de un desarrollo aún incompleto del valor
(N 251-2, M 174-5; cita parcialmente modificada).
68 HIROSHI UCHIDA
En el orden teórico, el valor precede al capital, y «el capital sigue inmediata-
mente al dinero». En otras palabras, el dinero, que se ha desarrollado a partir
de relaciones de mercancías, avanza hacia el capital, y el capital estructura
la producción material y plantea la circulación de mercancías. Esto forma un
proceso circular: la presuposición lógica (Voraus-Setzung), luego la presupo-
sición (Setzung), que se convierte en la siguiente presuposición.
Sin embargo, para que el dinero se convierta en capital, las cuatro condicio-
nes siguientes deben presuponerse (voraus-gesetzt):
1. El libre intercambio debe haberse generalizado en toda la sociedad (Ge-
meinwesen).
2. La mayor parte de los fondos para la producción y el consumo deben ha-
berse convertido en fondos libres.
3. Debido a la transformación de los fondos para el consumo en mercan-
cías, la mayoría de los productores inmediatos deben haberse convertido en
trabajadores asalariados y la mayor parte de la fuerza de trabajo debe haberse
convertido en una mercancía [91].
4. El dinero debe haberse acumulado hasta tal punto que se habrá formado
el capital.
Cuando Marx escribe que el capital sigue inmediatamente (unmittelbar) al
dinero, está presuponiendo que las cuatro condiciones lógicas enumeradas
anteriormente existen en la sociedad burguesa. Estas cuatro condiciones han
sido planteadas de hecho por el capital comercial en el curso de la historia y se
han convertido en presupuestos (Voraus-Setzungen) para la transformación
del dinero en capital. Queda por demostrar cómo el capital comercial plantea
entonces los presupuestos para el desarrollo del capital industrial en el curso
de la historia. Una vez hecho esto, Marx puede escribir que el capital sigue
inmediatamente después del dinero, aunque más tarde anexa a esta transfor-
mación lógica una discusión de las formaciones económicas que preceden a
la producción capitalista, una sección de los Grundrisse conocida como «For-
maciones económicas precapitalistas» (N 459-515, M 367-417) [92].
Cuando las cuatro condiciones lógicas se establecen en la realidad, el di-
nero ha madurado en sus tres determinaciones: medida de valor, medio de
circulación, tesoro o dinero excedente. Tiene un impulso para completar la
transformación en capital porque la fuerza de trabajo, y no simplemente su
producto, se ha convertido en mercancía.
En su análisis, Marx aborda la transformación lógica del dinero en capital,
antes de considerar las condiciones históricas de esa transformación. Presu-
poniendo esas condiciones históricas —la destrucción de la comunidad pri-
mitiva y el proceso de acumulación primitiva de capital— desarrolla o plantea
la transformación lógica del dinero en capital. Ese desarrollo consiste en el
proceso de producción de plusvalor y de acumulación de capital. Luego, con
esas demostraciones teóricas como criterio, busca el desarrollo de las cuatro
condiciones históricas enumeradas anteriormente que aclaran su relato del
desarrollo lógico del capital. El orden de análisis para el capital que Marx uti-
liza en los Grundrisse es el orden lógico-histórico empleado previamente en
Hay que tener en cuenta que las nuevas fuerzas productivas y relaciones de
producción no surgen de la nada [Nichts], ni caen del cielo, ni del vientre de la
Idea autoponente [die sich selbst setzende Idee]; sino del interior y en oposición
al desarrollo existente de la producción y a las relaciones de propiedad hereda-
das y tradicionales. Mientras que en el sistema burgués completado cada rela-
ción económica presupone [voraus-setzen] a todas las demás en su forma eco-
nómica burguesa, y todo lo que se presupone [jedes Gesetzte] es también, por
tanto, una presuposición [Voraus-Setzung], lo mismo ocurre con todo sistema
orgánico. Este sistema orgánico mismo, como totalidad, tiene sus presupues-
tos, y su desarrollo hasta su totalidad consiste precisamente en subordinar a sí
mismo todos los elementos de la sociedad, o en crear a partir de ella los órga-
nos de los que aún carece. El sistema orgánico se convierte históricamente en
una totalidad. El proceso de llegar a ser esta totalidad constituye un momento
de su proceso de llegar a ser, de su desarrollo (N 278, M 201; cita en gran parte
modificada).
70 HIROSHI UCHIDA
presupuestos, la economía burguesa tiene presupuestos históricos derivados
directamente del pasado. Los presupuestos lógicos de la autorreproducción
del sistema económico burgués se plantean en la historia y son independien-
tes de los presupuestos lógicos identificados por Marx.
Al principio del «Capítulo sobre el Capital» en los Grundrisse, Marx con-
firma esta metodología. Cuando presupone las condiciones para la transfor-
mación del dinero en capital, sigue el movimiento del capital hasta la fase de
acumulación, y luego traza cómo se desarrollaron las condiciones en el pro-
ceso histórico por el que se produjo la acumulación primitiva y se destruyó la
comunidad primitiva. Después de esa confirmación, centra su análisis en el
sistema económico burgués: «Pero aquí se trata de la sociedad burguesa de-
sarrollada, que ya se mueve sobre sus propios cimientos» (N 253, M 175).
Sobre esta base presenta el siguiente problema, formulado más tarde como
el «problema de Rhodus» en El Capital:
1. El capital procede inicialmente de la circulación y, además, su punto de
partida es el dinero (N 253, M 175).
2. Por otra parte, es igualmente evidente que el simple movimiento de los
valores de cambio, tal como se da en la circulación pura, no puede nunca rea-
lizar el capital (N 254, M 176).
Este es el «problema de Rhodus»: la transformación del dinero en ca-
pital debe realizarse tanto dentro como fuera del proceso de circulación,
En palabras de Marx, «Estas son las condiciones del problema. Hic Rhodus,
hic salta! [96].
En un pasaje de los Grundrisse que aparece justo después del punto 2 an-
terior, Marx vuelve a referirse a la contradicción dentro del dinero que se re-
suelve por sí misma: «Tan pronto como el dinero vuelve a la circulación, se
disuelve en una serie de procesos de intercambio con mercancías que se con-
sumen, por lo que se pierde tan pronto como se agota su poder adquisitivo» (N
254, M 176; cita parcialmente alterada).
Estos dos problemas —el «problema de Rhodus» y la contradicción en el
seno del dinero— son el mismo, y ambos existen en la esfera de la circulación,
al margen de la producción. Las condiciones para la transformación del di-
nero en capital no pueden cumplirse enteramente en la circulación. Cuando
el dinero vuelve a la circulación, se encuentra con el «problema de Rhodus»,
es decir, cómo generar un excedente para la acumulación de capital cuando
solo se intercambian equivalentes. Para resolver el problema, el dinero debe
transformarse en condiciones de producción:
72 HIROSHI UCHIDA
PROCESO DE VALORIZACIÓN, Y «FORMA,
SUSTANCIA, MATERIA Y CONTENIDO»
1. forma y fondo;
2. forma y contenido;
3. forma y materia.
74 HIROSHI UCHIDA
A continuación, Marx distingue dos formas de relación entre el dinero
como «forma» y la mercancía como «contenido». Lo hace en relación con los
dos tipos de circulación: M-D-D-M y D-M-M-D. El primer modo es la determi-
nación de «forma y contenido» en el caso de la circulación simple M1 D-D-M2 ,
que se compone de dos tipos de intercambio, primero de venta (M1-D) y luego
de compra (D-M2). La segunda vía es la determinación de dinero y mercancía
en el intercambio entre capital y trabajo, que refleja el segundo tipo de circu-
lación. En su expresión completa es D-M(Lp+ Pm) ... P ... M’-D’, donde Lp = «fuer-
za de trabajo» (o en los Grundrisse «capacidad de trabajo») y Pm = «medios de
producción».
Marx describe la circulación simple, a través de la cual los individuos obtie-
nen los medios de consumo, de la siguiente manera:
76 HIROSHI UCHIDA
Están mediadas de forma compleja en el producto como capital-mercancía
(C+V+P), y se introducen una a una como momentos determinantes del pro-
ceso de valorización, del proceso de producción de plusvalor relativo y del do-
ble carácter del trabajo.
La «forma como contenido» es un mero potencial dentro de la unidad ne-
gativa del dinero en su tercera determinación, el tesoro o «dinero como dine-
ro», pero la «forma como contenido» surge realmente en el intercambio de
«dinero como capital» por trabajo. Se realiza a través de la mediación de los
tres tipos de valor de uso enumerados anteriormente, formando una estruc-
tura compleja de «forma y contenido» en el producto del trabajo como capital.
Cada «contenido» o valor de uso del capital se convierte (umschlagen) a través
de la mediación en su propia «forma» o valor. La conversión se produce en la
acumulación de capital, que se examina a continuación.
Pasemos a «forma y materia». Como se cita en el Prefacio de este libro, Al-
fred Schmidt ha llamado la atención de sus lectores sobre este par de concep-
tos. Este par tiene su origen en la obra de Aristóteles, y Hegel los ha adaptado
de Aristóteles como «fundamento» en su Lógica.
Aristóteles define «forma» y «materia» como causas de un producto de la
siguiente manera: un productor imagina qué y cómo producir, utilizando sus
capacidades mentales (telos, causa finalis, causa final) antes de que tenga lu-
gar la producción real. El productor realiza esta imagen utilizando su capaci-
dad física (archē, causa efficiens, causa eficiente) y sirviéndose de materiales
(hylē, causa materialis, causa material) que existen fuera de él (eidos, causa
formalis, causa formal).
Hegel desarrolla las cuatro causas de Aristóteles (eidos, telos, archē y hylē)
en otros conceptos bajo «actualidad» (Wirklichkeit) en la Lógica, cambiando
telos por «asunto» o «cosa» (Sache), archē por «actividad (Tätigkeit) y hylē por
«condición» (Bedingung) (secc. 148).
¿A qué nivel se apropia Marx de la interpretación que hace Hegel de Aristó-
teles? En primer lugar, la interpreta en un nivel transhistórico como tres fac-
tores del proceso de producción en general o del proceso de trabajo. Interpre-
ta lo que Hegel llama «asunto» y «actividad», ambas «formas», como factores
mentales y físicos de la fuerza de trabajo, e interpreta la «condición» como
«materia» o medios de producción:
78 HIROSHI UCHIDA
Analizando la compleja relación presentada, Marx demuestra cómo se or-
ganizan estos cuatro factores en la producción capitalista. de cómo se organi-
zan estos cuatro factores en la producción capitalista.
Para Marx es la propiedad privada capitalista la que divide la unidad natural
del «hombre» y la naturaleza, y divide la unidad inmediata de los seres huma-
nos en la sociedad. Debido a la expropiación capitalista de la naturaleza (hylē
como tal) —es decir, la tierra y los productos del trabajo—, el capitalista mo-
nopoliza la mente humana (telos o «eidos como eidos»). Por el contrario, los
trabajadores asalariados existen como tales, porque son alienados de la na-
turaleza por el capitalista, y el trabajador asalariado también debe alienar la
fuerza de trabajo, confinándola al cuerpo humano (en lugar de incluir la men-
te) y a su relación productiva con la naturaleza, porque el trabajador asalaria-
do debe subordinar el trabajo al capitalista. En el capitalismo, el ser humano
como «forma» parece depender de la naturaleza como «materia», la inversa
de la dependencia real del trabajador asalariado con respecto al capitalista.
El capitalista se dedica como mente humana (telos o eidos) a esta función,
enajenando la capacidad física natural —la relación productiva del cuerpo
con la naturaleza— al trabajador asalariado. La actividad propia del capitalista
consiste en medir, mantener y aumentar el valor, por lo que la actividad capi-
talista es diferente del telos natural. El telos del capitalista se limita a estructu-
rar las relaciones de valor, y el capitalista identifica las metamorfosis del capi-
tal con las relaciones de valor que se tratan abstractamente en la mente, por
lo que el capitalista «obtiene esta determinación ideal» del capital (seine ideal
Bestimmung erhalten) (N 298, M 218). Cuando se distingue entre el capitalista
y las condiciones de producción, el primero aparece como la personificación
del capital y el segundo como una «relación material». El trabajo asalariado
aparece como «archē como hylē», los medios de producción como «hylē como
hylē», y ambos aparecen como hylē frente al capitalista, que aparece como ei-
dos por excelencia.
Sin embargo, esto representa una distinción externa entre momentos
formales y materiales. Más tarde se ven mediatizados dentro del proceso
de producción capitalista en el que se reordenan los cuatro factores antes
mencionados.
En primer lugar, el trabajador asalariado no aparece como eidos en el pro-
ceso de trabajo, sino como «archē como hylē» para el capitalista, y como «ar-
chē como eidos» o como agente para los medios de producción, que aparecen
como «hylē como hylē». El trabajador asalariado actúa como un doble archē.
En segundo lugar, el trabajo vivo subsumido en la producción capitalista
tiene un doble carácter. Aquí Marx acierta por primera vez al analizarlo. El tra-
bajo no solo añade nuevo valor (V+D), sino que conserva y transfiere el anti-
guo valor (C) de los medios de producción.
El doble carácter del trabajo y su doble archē están relacionados de la si-
guiente manera. En primer lugar, el archē del trabajador funciona como un
«eidos natural» y produce un nuevo producto («hylē como hylē»), y conserva
la «sustancia natural» de los medios de producción («hylē como tal») en una
«sustancia con otra forma» (N 312, M 230). Al mismo tiempo, como agente del
80 HIROSHI UCHIDA
«sustancia general»? Aquí Marx contrasta «general» con «particular». El tra-
bajador consume sustancias particulares como medios para el consumo in-
dividual y se dedica a un trabajo particular. El obrero es una sustancia parti-
cular como trabajo con respecto al capital, y el obrero produce una sustancia
o producto particular utilizando sustancias particulares como medios de
producción. Hasta ahora, la conexión entre los diversos tipos de sustancias
particulares aparece meramente como una relación entre el capitalista y los
trabajadores como individuos.
Sin embargo, el obrero debe realizar diversos tipos de trabajo y tiene que
vivir dentro de los términos de la movilidad laboral en la sociedad capitalista:
... el trabajo es, por supuesto, en cada caso concreto, un trabajo específico,
pero el capital puede entrar en relación con todo trabajo determinado; se en-
frenta a la totalidad de todos los trabajos potencialmente [dunamei], y el par-
ticular al que se enfrenta en un momento dado es accidental. Por otra parte,
el propio trabajador es absolutamente indiferente al carácter determinado de
su trabajo; no tiene interés para él como tal, sino solo en la medida en que es
de hecho trabajo y, como tal, un valor de uso para el capital (N 296 7; M 217; cita
parcialmente modificada).
82 HIROSHI UCHIDA
to como trabajo en general. Esta es la verdadera razón por la que Hegel dice
que la «sustancia» es «sujeto».
En la sección de la Lógica citada anteriormente, Hegel comprende que la
«relación» se convierte en «proceso», «sustancia» y «actualidad». Juntos son
«sujeto». De hecho, no hace una distinción clara entre «sustancia» y «suje-
to», sino que supone que la «sustancia» se convierte en «sujeto» al plantearse
a sí misma.
Por el contrario, Marx distingue entre «sustancia» y «sujeto». Para él, el
«sujeto» es la relación de valor o «forma», que se basa en el trabajo abstracto
como sustancia social. Una vez que el dinero se ha generado históricamente,
la relación de valor se forma entre las mercancías y el dinero, y desaparece
tras el intercambio. El valor requiere la sustancia social de la que se deriva.
Al cambiar de forma dentro de la relación de valor, el capital también cambia
su sustancia natural o valor de uso en el que se encarna la sustancia social. El
capitalista, como personificación del capital, desempeña la función de identi-
ficar el capital como valor en relación con sus diversas formas. Con respecto a
la distinción entre «sustancia» y «sujeto», Marx escribe:
84 HIROSHI UCHIDA
La existencia, planteada en su contradicción, es la Apariencia [Erschtinung].
La Apariencia no debe confundirse con la mera Semblanza. La Semblanza es la
verdad próxima del Ser o de la Inmediatez. Lo inmediato no es lo que, como su-
ponemos, es algo independiente, que descansa sobre sí mismo, sino una mera
Semblanza, y como tal se resume en la simplicidad de la esencia que es en sí
misma (secc. 131, Z; cita ampliamente alterada) [109].
La relación inmediata es la del Todo [das Ganzes] y las Partes [die Teile]. El
contenido [Inhalt] es el todo, y consta de las partes (la forma) [Form], su contra-
parte. Las partes son diversas entre sí e independientes. Pero son partes, solo
en su relación idéntica entre sí, o en la medida en que, tomadas en conjunto,
constituyen el todo (secc. 135; cita parcialmente alterada) [110].
Como cualquier otra fuerza natural o social del trabajo, a menos que sea el
producto de un trabajo anterior, o de un trabajo anterior que no necesite re-
petirse (por ejemplo, el desarrollo histórico del trabajador, etc.), esta animado-
ra fuerza natural del trabajo [Naturkraft der Arbeit] —a saber, que al utilizar el
material y el instrumento, los conserva en una u otra forma, incluido el trabajo
objetivado en ellos, su valor de cambio— se convierte en una fuerza del capital
[Kraft des Kapitals], no del trabajo. Por lo tanto, no es pagada por el capital. Por
poco que se pague al obrero por el hecho de que pueda pensar, etc.... (N 358, M
270; cita parcialmente modificada).
Como es bajo el mando del capitalista que el trabajo vivo consume produc-
tivamente los medios de producción y produce así «una sustancia con otra
forma» (N 312, M 230), además de reproducir el trabajo ya objetivado en sí
86 HIROSHI UCHIDA
mismo, así la fuerza natural en el trabajo se manifiesta como si fuera una par-
te del capital, una fuerza en el capital: «Esta fuerza conservadora del trabajo
aparece, pues, como la fuerza autoconservadora del capital [Selbsterhaltungs-
kraft]» (N 364, M 275). «La fuerza y su manifestación» sugiere evidentemente
a Marx una manera de ver a través de esta inversión, cuando la fuerza en el
trabajo aparece como fuerza en el capital:
88 HIROSHI UCHIDA
producción. Aunque el capital aparece como la causa del trabajo alienado o
de la propiedad privada moderna, concluye que el trabajo alienado es la causa
real de la propiedad privada moderna o del capital. En otras palabras, el obre-
ro, el trabajador sin propiedad, es la causa, y el no-obrero o propietario es su
efecto. Una vez establecida históricamente esta relación entre el trabajador y
el no- trabajador, la relación aparece teóricamente de forma invertida: el ca-
pital como causa y el trabajo alienado como efecto. Al final del primero de sus
manuscritos de 1844, Marx escribe que considerará la relación del no-traba-
jador o capitalista con el trabajador a partir del punto de vista del capitalista.
Lo cumple cuando considera la conversión de la ley de apropiación.
La cita de los Grundrisse citada anteriormente demuestra que la visión bá-
sica de Marx del trabajo alienado como causa del capital no había cambiado
desde 1844. Un extracto de los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) ci-
tado a continuación muestra una continuidad entre esos manuscritos y los
Grundrisse que incluye terminología básica:
Utilizando esta concepción del trabajo alienado, Marx monta una crítica de
Hegel en su tercer manuscrito de 1844 de la siguiente manera:
90 HIROSHI UCHIDA
Además, en sus manuscritos de 1844, Marx critica y reordena la definición
de «actualidad» (Wirklichkeit) de Hegel. Lo vemos en su consideración del pro-
ceso de trabajo y del proceso de valorización. Hegel convierte la teoría de la
causalidad de Aristóteles en una teoría de la actualidad: hylē se convierte en
«condición» (Bedingung), archē en «actividad» (Tätigkeit), telos en «asunto»
o «cosa» (Sache). En el párrafo citado anteriormente, se utilizan las palabras
clave «actividad» y «condición». Marx asocia la producción de mercancías y la
pérdida de actualidad con la exposición de Hegel de la «actualidad» en la Doc-
trina de la Esencia. El término «cosa» (Sache) es significativo en este pasaje de
los Grundrisse:
El trabajador asalariado produce bajo las órdenes del capitalista. Esto in-
cluye incluso la producción del «producto necesario», el fondo de reproduc-
ción del trabajador asalariado, el fondo para la reproducción de la fuerza de
trabajo. Esta es la propiedad del capitalista como «cosa» o valor, es decir, el
capital variable con el que el capitalista gobierna al trabajador asalariado en
el proceso de producción. En ese contexto el término «cosa» (Sache) de Hegel
es desviado por Marx hacia otro sentido. Hegel ha tomado el telos de Aristó-
teles y lo ha redefinido como Sache, en primer lugar en el sentido subjetivo
de «asunto». Cuando este «aunto» se actualiza a través de la «actividad» y la
«condición», se convierte en una «cosa» objetiva. En el Sache de Hegel, Marx
ve el propósito y la voluntad del capitalista, es decir, la conciencia de valor
que tiene como objetivo el aumento del valor del capital, es decir, el ánimo
de lucro. Marx llama Sache a la actualización del motivo de ganancia, y define
las circunstancias en las que la Sache se transforma en «condiciones», como
«condiciones objetivas» (sachliche Bedingungen) (N 453, M 362; N 454, M 364).
Para Marx, la reificación (Versachlichung) (N 160, M 93) se refiere a la situación
en la que la conciencia del valor, incluida la conciencia capitalista, se reifica en
la materia o en una sustancia material, la comodidad [118].
Como hemos visto antes, Marx penetra en la confusión de Hegel respecto a
lo transhistórico y lo histórico, típicamente mostrada en la demostración de
Marx de la «sustancia» como «sujeto» (natura naturans) o «forma». A diferen-
cia de Hegel, Marx define la «forma» como histórica por excelencia, de modo
que es el valor reificado de facto el que aparece como «sujeto eterno». Uno de
los temas principales de su crítica de la economía política es la génesis de las
dos «formas», el valor y el capital.
Hegel define los tres términos «condición», «asunto» (Sache) y «actividad»
de la siguiente manera: «Todo lo que es necesario lo es a través de un Otro, que
92 HIROSHI UCHIDA
pitalista compra nueva fuerza de trabajo con capital variable excedente (Pv) o
antiguo plustrabajo. Esta compra convierte la ley de apropiación basada en el
propio trabajo del obrero en un intercambio «formal» (N 456, M 365).
En segundo lugar, Marx muestra cómo la ley de la apropiación basada en el
«intercambio de equivalentes» (N 457, M 366) se transforma en su contrario.
Al final del segundo circuito, «el capital excedente I» se apropia del producto,
que se analiza como Pc + Pv + Pp.»El capital excedente I» ha comprado entonces
P, es decir, «capital excedente II» (N 457, M 366). En el punto de partida del cir-
cuito, se supone que el dinero se convierte en capital mediante el intercambio
de equivalentes. Sin embargo, el «capital excedente II» no es más que lo que el
«capital excedente I» ha postulado. En otras palabras, el «capital excedente II»
se obtiene a partir de su no equivalente, el «plusvalor I». Así, la ley de la apro-
piación basada en el intercambio de equivalentes se ha convertido en «mera
semblanza» (blosser Schein) (N 458, M 367) y se ha convertido en su contrario:
94 HIROSHI UCHIDA
realiza un propósito, la apropiación del plustrabajo ajeno, mediante la con-
versión del «contenido» del capital en «forma» en tres fases: el proceso de va-
lorización, la producción de plusvalía relativa y el doble carácter del trabajo
(creador de nuevos valores y conservador de los antiguos). Como resultado, el
plusvalor se convierte en capital excedente al comienzo del segundo circuito:
D1-M-M-D2, D2>D1.
Ahora Marx pone de relieve el intercambio entre el capital variable exce-
dente (una parte del capital excedente) y la fuerza de trabajo. El capital varia-
ble excedente es la «forma» en la que se ha convertido el «contenido» o va-
lor de uso de la fuerza de trabajo. La «forma» rige ahora como el poder de los
capitalistas sobre el «contenido», la fuerza de trabajo como valor de uso. En
la producción capitalista, la «forma» se convierte en «contenido» y viceversa.
Esta lógica corresponde a la conversión de la ley de apropiación. El intercam-
bio de capital con fuerza de trabajo, que se presupone como una simple for-
ma de intercambio, es en realidad un tipo específico de intercambio en el que
el «contenido» es la «forma», es decir, el valor. La «forma como contenido»
se realiza mediante la apropiación del plustrabajo ajeno, es decir, del propio
plustrabajo del trabajador.
El trabajo excedente se convierte en capital excedente por la acción del ca-
pitalista, que es un vendedor (M’-D’). Este acto en la esfera de la circulación
convierte el «contenido» como mercancía en «forma» como dinero. Por lo
tanto, la ley de apropiación basada en el propio trabajo del obrero se convierte
en su contrario, un intercambio de trabajo ajeno en la «forma» de capital va-
riable excedente con trabajo ajeno como valor de uso, el contenido de fuerza
de trabajo. De nuevo vemos aquí la conversión de «forma» en «contenido» .
El intercambio de capital con fuerza de trabajo da lugar a la segunda con-
versión de la ley de la apropiación. Esto ocurre al final del segundo circuito
(Kreislauf) del capital-dinero, donde el capital ha absorbido la plusvalía aje-
na. Al principio del primer circuito del capital-dinero, el dinero, para conver-
tirse en capital, se presupone como el trabajo acumulado de su propietario.
Por lo tanto, el propietario del trabajo podría alegar que la plusvalía al final
del primer circuito del capital-dinero es el resultado de la propia actividad del
trabajador.
Pero, ¿qué ocurre con el plusvalor al final del segundo circuito del capi-
tal-dinero? No es el resultado de la propia actividad del trabajador, sino que se
trata más bien de plustrabajo ajeno, que ha pasado a ser propiedad del capi-
talista. El capitalista lo ha obtenido utilizando el trabajo del que se apropió al
final del primer circuito. El plustrabajo ajeno se convierte en pluscapital, que
a su vez produce plustrabajo ajeno. El capital es una acumulación de plustra-
bajo ajeno.
La ley de la apropiación basada en el intercambio de equivalentes se con-
vierte así en su contrario. La conversión es absoluta y necesaria, porque la
unidad externa de «forma» y «contenido» en el intercambio simple se ha
transformado en «forma como contenido» o capital. En el intercambio del
capital con la fuerza de trabajo, la «forma» se ha convertido en «contenido»
determinado, el «contenido» está penetrado en su totalidad por la «forma».
LA REPRODUCCIÓN DE LA RELACIÓN DE
CAPITAL Y LA «CAUSALIDAD»
96 HIROSHI UCHIDA
(N 303, M 223; cita parcialmente alterada), refiriéndose a los Manuscritos eco-
nómicos y filosóficos (1844), en los que señala que lo que Hegel define como
«yo» en la Fenomenología no es sino el «egoísta abstracto» o burgués... [122].
El «valor egoísta» es otra expresión de la conciencia de valor capitalista que
identifica al trabajador con el capital variable.
Pero el obrero, como agente del capitalista, no solo produce el producto del
trabajo, sino que, junto con el capitalista, reproduce la relación de capital, en
la que el obrero trabaja como no-apropiador, y el capitalista como no-traba-
jador y apropiador. El obrero produce pobreza para los obreros, riqueza para
los capitalistas.
En las relaciones económicas, según Marx, los resultados o efectos se con-
vierten en presupuestos o causas. Su modelo de un sistema orgánico de auto-
rreproducción circular depende del relato de Hegel de la «causalidad»:
98 HIROSHI UCHIDA
talismo es un sistema paradójico. Los capitalistas individuales aumentan la
productividad del trabajo para obtener plusvalor adicional. Con este motivo
como causa eficiente, el capitalismo en su conjunto se impulsa a sí mismo de
tal manera que la ley del valor acaba por carecer de fundamento. Esto suce-
de porque casi todo el producto se produce con una cantidad decreciente de
trabajo, la base misma de la ley del valor. Por lo tanto, el capitalismo dejará de
existir. Después del capitalismo, predice Marx, un alto nivel de productividad
será controlada por los trabajadores libremente asociados.
Marx escribe:
En tanto que sujeto que se superpone a las diferentes fases de este movi-
miento, en tanto que valor que se sostiene y se multiplica en él, en tanto que
sujeto de estas metamorfosis que siguen un curso circular —en tanto que ca-
pital, en tanto que círculo en expansión—, el capital es capital circulante. Por
lo tanto, el capital circulante no es inicialmente una forma particular de capi-
tal, sino que es el capital mismo [das Kapital], en un aspecto más desarrollado,
como sujeto del movimiento que acabamos de describir, que él mismo es como
su propio proceso de valorización. En este sentido, por tanto, todo capital es
capital circulante (N 620, M 507; cita parcialmente alterada).
Las fases por las que transita el capital, que forman un circuito [Umlauf] del
capital, comienzan conceptualmente con la transformación del dinero en las
condiciones de producción [D- C(Lp + Pm )]... Ahora, sin embargo, que comen-
zamos no con el capital en proceso de devenir [werdend], sino con el capital
devenido [geworden]... (N 618-19, M 505-6; cita parcialmente modificada) [129].
Marx capta la génesis del capital como concepto, en primer lugar, al tra-
zar el circuito del capital-dinero (D-M, P ... M’-D’), y luego, en segundo lugar,
en el circuito del capital productivo (P... M’ D’-M ... P). En otras palabras, sigue
el proceso en el que el capital produce plusvalor y lo acumula como capital
LA DETERMINACIÓN PARTICULARIZADORA Y
«EL JUICIO HIPOTÉTICO»
Marx avanza hacia la «particularidad» del capital, para examinar las defini-
ciones de Ricardo de capital circulante y fijo:
... con la distinción entre capital circulante (materia prima y producto) y capi-
tal fijo (medios de trabajo), la distinción de los elementos como valor de uso se
plantea simultáneamente como una distinción dentro del capital como capital,
en su determinación de la forma (N 692, M 571; cita parcialmente alterada).
... en el capital fijo, la fuerza productiva social del trabajo [se] postula como
propiedad [Eigenschaft] inherente al capital; incluyendo el poder científico así
como la combinación de fuerzas sociales dentro del proceso de producción, y fi-
nalmente, la habilidad transpuesta del trabajo directo a la máquina, a la fuerza
productiva muerta. En el capital circulante, por el contrario, el intercambio de
trabajo, de las diferentes ramas del trabajo, su entrelazamiento y formación de
sistemas, la coexistencia de trabajos productivos, aparece como una propiedad
del capital (N 715 - 16, M 592).
Las fuerzas productivas del trabajo social, que se realizan con ayuda de la
ciencia, son absorbidas por la maquinaria y se manifiestan como propiedad
del capital fijo. El trabajo individual se combina socialmente a través del capi-
tal variable circulante en forma de prestación salarial. Por lo tanto, las fuerzas
productivas, que derivan de las relaciones sociales se manifiestan como una
propiedad del capital circulante. El análisis de Marx de estas manifestaciones
de la fuerza del capital como una reificación (Versachlichung) de las fuerzas
productivas del trabajo está relacionado con «la cosa y sus propiedades» de
Hegel en la Doctrina de la Esencia:
Una cosa [ein Ding] tiene la propiedad de efectuar esto o aquello en otra cosa
y de expresarse de un modo peculiar en su relación con ella. Demuestra esta
propiedad solo bajo la condición de que la otra cosa tenga una constitución co-
rrespondiente, pero al mismo tiempo la propiedad es propia [eigentümlich] de
la primera cosa y es su sustrato autoidéntico; es por esta razón que esta cuali-
dad reflejada se llama propiedad [Eigenschalt] [131].
El capital en sí mismo, en tanto que proceso —es decir, en tanto que realiza-
ción de una rotación— se considera capital productivo, y los frutos [por ejemplo,
beneficios o intereses] que se supone que debe producir se calculan en función
de su tiempo de trabajo— el tiempo total de circulación de una rotación. La mis-
Puesto que hablamos aquí del capital como tal [das Kapital], del capital en
proceso de devenir [das werdende Kapital], no nos ocupamos todavía de nada
más por añadidura —en la medida en que los muchos capitales no están toda-
vía presentes para nosotros—, nada más que de él mismo y de la simple circu-
lación [es selbst (= das Kapital in allgemeinen) y die einfache Circulation —sic]...
(N 729, M 605).
... aunque el capital circulante y el capital fijo aparezcan ahora como dos cla-
ses diferentes [2 verschiedne Arten], el capital circulante se sigue planteando a
través del consumo, del desgaste del capital fijo; mientras que el capital fijo, por
su parte, solo existe como capital circulante transformado en esta forma deter-
minada (N 738, M 612; cita parcialmente alterada).
BENEFICIO Y «SILOGISMO»
Marx comienza su discusión sobre «III. Individualidad del Capital» o «el ca-
pital como fructífero» de la siguiente manera:
—el capital se relaciona consigo mismo como valor que aumenta por sí mis-
mo; es decir, se relaciona con el plusvalor como algo que él mismo plantea y
fundamenta; se relaciona como fuente [Quelle] de producción [de plusvalor],
consigo mismo como producto [de plusvalor]; se relaciona consigo mismo
como productor [de plusvalor], como [plus]valor producido. Por tanto, ya no
mide el [plusvalor] recién producido por su medida real, la relación del trabajo
excedente con el trabajo necesario, sino por sí misma como su presupuesto. Un
capital [ein Kapital] de un determinado valor produce en un determinado pe-
ríodo de tiempo un determinado plusvalor. El plusvalor se mide así por el valor
del capital presupuesto, el capital así planteado como valor que se autorreali-
za— es la ganancia (N 746, M 620; cita parcialmente alterada).
Mientras que el beneficio aparece así, por un lado, como el resultado del ca-
pital, por otro, aparece como el presupuesto de la formación del capital. Así se
plantea de nuevo el movimiento circular en el cual el resultado aparece como
presupuesto (N 759, M 631).
... cuya posibilidad [es decir, mayor fuerza productiva del trabajo] ya está
planteada en el supuesto crecimiento de la población y [su] capacitación para
el trabajo (con lo que también se plantea un determinado tiempo libre [bestim-
mte freie Zeit] para la población no trabajadora, no directamente trabajadora,
de ahí el desarrollo de las capacidades espirituales, etc.; apropiación espiritual
[geistig] de la naturaleza) (N 774, M 645; cita en gran parte alterada).
... el proceso de la necesidad se dirige de tal manera que supera la rígida exte-
rioridad que tenía al principio y revela su interioridad, por la cual presenta en-
tonces lo que está unido no como fácticamente ajeno entre sí, sino como otros
momentos de un todo [ein Ganze], cada uno de los cuales, en su relación con el
otro, está y se combina consigo misma. Esta es la transfiguración de la necesi-
dad en libertad (secc. 158, Z; cita en gran parte modificada).
Aristóteles
G. W. F. Hegel
Karl Marx
El Capital, vol. 1, trad. Ben Fowkes; vol. 2, trad. David Fernbach; vol. 3 trad.
David Fernbach, Penguin Books, Harmondsworth (1976-8).
Manuscritos económicos y filosóficos (1844), trad. Gregor Benton en Early
writings, Penguin Books, Harmondsworth (1975).
Grundrisse: fundamentos de la crítica de la economía política (borrador),
trad. Martin Nicolaus, Penguin Books, Harmondworth (1973).
Los Grundrisse de Marx, trad. y ed. David McLellan, Macmillan, Londres (1971).
«Marx’s précis of Hegel’s doctrine of being in the Minor Logic», ed. F. E.
Schrader, intro. F. E. Schrader, intro. J. O’Malley, International Review of Social
History, vol. XXII (1977), pp. 423-31.
Marx-Engels Werke, vols 29-31, Dietz Verlag, Berlín Este (1963-5).
Die Ökonomisch-philosophische Manuskripte, Marx-Engels Gesamtausgabe
(MEGA), 1/2, Dietz Verlag, Berlín Este (1982).
Adam Smith
Otras obras