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LOS «GRUNDRISSE»

DE MARX Y LA
«LÓGICA» DE HEGEL
HIROSHI UCHIDA
LOS «GRUNDRISSE»
DE MARX Y LA
«LÓGICA» DE HEGEL
HIROSHI UCHIDA

EDICIONES UNO EN DOS


Este libro no se hizo para languidecer en una estantería o
en una carpeta de ordenador. Por ello te animamos a que lo
compartas o hagas tu propia versión, y te lo lleves de viaje allá
donde desees.

Primera Edición, Madrid, 2023.

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Ahora que está en tus manos, este libro es
instrumento de trabajo para construir tu educación.
Cuídalo, para que sirva también a quienes te sigan.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN DEL EDITOR10

ABREVIATURAS13

PREFACIO14

I. LA INTRODUCCIÓN A LOS GRUNDRISSE Y LA DOCTRINA


DE LA NOCIÓN 20
LA PRODUCCIÓN EN GENERAL Y EL «PROCESO VITAL» 20
CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Y DE LA PRODUCCIÓN EN
GENERAL25
Consumo y producción 25
Distribución y producción 26
Intercambio y producción 26
EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Y EL «MÉTODO ANALÍTICO,
MÉTODO SINTÉTICO, EL SIMPLE Y CLASIFICACIÓN» 28
MODO DE PRODUCCIÓN E IDEOLOGÍA, Y «LA IDEA ABSOLUTA» 36
II. EL «CAPÍTULO SOBRE EL DINERO»
Y LA DOCTRINA DEL SER 38
PRODUCTO, MERCANCÍA Y DINERO, E «IDENTIDAD, DIFERENCIA,
OPOSICIÓN Y CONTRADICCIÓN» 38
LOS DOS ASPECTOS DE LA MERCANCÍA Y «SEMEJANZA Y
DESEMEJANZA»39
EL PROPIETARIO DE MERCANCÍAS Y LA «IDEALIDAD DEL
SER PARA SÍ» 42
EL SUJETO-DINERO Y LA «SUSTANCIA COMO SUJETO» 44
PRECIO Y «QUANTUM» 51
LA FORMA-VALOR Y EL PROCESO DE INTERCAMBIO, Y «UNO Y
MUCHOS».52
MEDIOS DE CIRCULACIÓN Y «MEDIDA» 60
EL TESORO Y «LA CONTRADICCIÓN SE DISUELVE A SÍ MISMA» 62

5
III. EL «CAPÍTULO SOBRE EL CAPITAL» Y LA DOCTRINA DE LA
ESENCIA, PRIMERA PARTE: LA GENERALIDAD DEL CAPITAL 68
LA TRANSICIÓN DEL DINERO AL CAPITAL Y LA «REFLEXIÓN
PONENTE»68
EL INTERCAMBIO ENTRE CAPITAL Y TRABAJO, EL PROCESO
DE TRABAJO Y EL PROCESO DE VALORIZACIÓN, Y «FORMA,
SUSTANCIA, MATERIA Y CONTENIDO» 72
LA FUERZA DE TRABAJO COMO SUSTANCIA GENERAL Y
«RELACIÓN DE SUSTANCIALIDAD» 80
COMPONENTES DEL CAPITAL Y «EL TODO Y LAS PARTES Y LAS
PARTES»84
LA MANIFESTACIÓN COMO FUERZA DEL CAPITAL Y «LA FUERZA
Y SU MANIFESTACIÓN» 86
CAPITAL EXCEDENTE Y «ACTUALIDAD» 87
LA CONVERSIÓN DE LA LEY DE APROPIACIÓN Y LA «NECESIDAD
ABSOLUTA»92
LA REPRODUCCIÓN DE LA RELACIÓN DE CAPITAL Y LA
«CAUSALIDAD»96
PRIMERA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL 97
IV. EL «CAPÍTULO SOBRE EL CAPITAL» Y LA DOCTRINA
DE LA ESENCIA, SEGUNDA PARTE:
LA PARTICULARIDAD DEL CAPITAL 101
PARTICULARIDAD DEL CAPITAL Y «JUICIO» 101
LA DETERMINACIÓN GENERAL Y «EL JUICIO CATEGÓRICO» 103
LA DETERMINACIÓN PARTICULARIZADORA Y «EL JUICIO
HIPOTÉTICO»105
PROPIEDADES DEL CAPITAL CIRCULANTE Y DEL CAPITAL FIJO, Y
«LA FUERZA Y SU MANIFESTACIÓN» 108
LA CONVERSIÓN DE LA LEY DE APROPIACIÓN Y «CAUSALIDAD»110
LA DETERMINACIÓN INDIVIDUAL Y «EL JUICIO DISYUNTIVO» 112
SEGUNDA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL 115
V. EL «CAPÍTULO SOBRE EL CAPITAL» Y LA DOCTRINA
DE LA ESENCIA, TERCERA PARTE:
LA INDIVIDUALIDAD DEL CAPITAL 121

6
BENEFICIO Y «SILOGISMO» 121
BENEFICIO DEL CAPITAL Y «REFLEXIÓN PONENTE, FUNDAMENTO,
IDENTIDAD Y DIFERENCIA» 122
EL CAPITAL PRODUCTIVO Y «EL TODO Y SUS PARTES», «LA
FUERZA Y SU MANIFESTACIÓN» 125
FORMA DE PRODUCCIÓN Y FORMA DE DISTRIBUCIÓN, Y
«CAUSALIDAD»127
TERCERA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL 129
ANEXO134
ANÁLISIS TEÓRICO DE LOS GRUNDRISSE 134
El «Capítulo sobre el Dinero» 134
El «Capítulo sobre el Capital» 134
«I. Generalidad del capital» 134
II. Particularidad del capital 135
III. Individualidad del capital 135

BIBLIOGRAFÍA ESCOGIDA 136


Aristóteles136
G. W. F. Hegel 136
Karl Marx 136
Adam Smith 137
Otras obras 137

NOTAS140

7
A la memoria de
Mi padre, Sokichi Uchida (1902 -62) y
Mi madre, Moto Uchida (1904-76)

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 9


INTRODUCCIÓN DEL EDITOR

Ha sido para mí un gran placer ayudar a Hiroshi Uchida a preparar su pro-


pia traducción de su libro japonés y otros materiales para la prensa, y haber
contado con su compañía durante su año en la Universidad de Bristol. Su obra
es de gran importancia para los estudios contemporáneos sobre Karl Marx, y
la recomiendo encarecidamente a los lectores ingleses.
Los manuscritos de los Grundrisse de Marx, inéditos hasta 1939-41 y prácti-
camente desconocidos en Occidente hasta la década de 1960, han sido objeto
de una creciente atención académica, traducción y comentario. Desde me-
diados de la década de 1970, cuando se pudo disponer fácilmente de una ver-
sión inglesa, el interés ha ido en aumento. La relación del conjunto de la obra
de Marx con la del filósofo G. W. F. Hegel ha sido una cuestión importante en la
interpretación de Marx desde 1859, cuando Friedrich Engels la declaró crucial
por primera vez. Es un punto reiterado por V. I. Lenin y numerosos comenta-
ristas más académicos.
El libro del profesor Uchida es el primer estudio completo que relaciona los
Grundrisse de Marx con la Lógica de Hegel en un análisis textual exhaustivo
que hace explícitas las conexiones. Además, este libro es también la primera
obra publicada en inglés que refleja una viva tradición de erudición y debate
japoneses sobre la naturaleza y las implicaciones del pensamiento de Marx.
Los libros de economistas japoneses sobre Marx llevan algún tiempo tradu-
ciéndose al inglés, pero las investigaciones textuales, metodológicas y filosó-
ficas de mayor alcance no habían llegado hasta ahora al público occidental.
Los «Grundrisse» de Marx y la «Lógica» de Hegel es una obra compleja, pero
gratificante. Los Grundrisse son reconocidos como un texto vital que vincula
las primeras obras de Marx, especialmente los Manuscritos económicos y filo-
sóficos (1844), que revolucionaron el pensamiento occidental sobre Marx en la
década de 1960, con su trabajo posterior en los volúmenes de El Capital, obras
veneradas por los marxistas, pero no tan leídas fuera de los círculos marxis-
tas, o incluso dentro de ellos, como otros textos clásicos de Marx, o Engels.
Para algunos comentaristas occidentales, el carácter «hegeliano» de los
Grundrisse revelaba una continuidad entre el Marx temprano y el tardío que
socavaba la opinión predominante de que había dejado de lado la filosofía en
favor de la ciencia manifestada en su obra sobre la historia, la sociedad bur-
guesa y la dialéctica materialista. Para otros autores, Los Grundrisse fueron
una clave importante para el trabajo de Marx en El Capital sobre la economía
capitalista, su origen histórico y su progreso, y la estructura general y los pro-
cesos del desarrollo social humano. En particular, los Grundrisse arrojaron
algo de luz sobre los misteriosos pasajes de los prefacios de El Capital en los
que Marx, según admitió él mismo, «coqueteó» con la terminología hegelia-

10 HIROSHI UCHIDA
na. Quizás sorprendentemente para alguien que anunciaba su propio trabajo
como científico, empírico y metodológicamente comparable en ciertos as-
pectos a las ciencias naturales, Marx se confesó abiertamente alumno de He-
gel, «ese poderoso pensador».
Estos hechos plantean una serie de interrogantes, y el libro de Uchida pro-
porciona abundante material para ayudarnos a formular respuestas. ¿Hasta
qué punto la ciencia y la filosofía no están relacionadas, o incluso son modos
de pensamiento opuestos? Si están relacionadas y tal vez son compatibles,
¿cómo es esto exactamente? Más concretamente, ¿cuál es la contribución es-
pecial de Marx a ese debate? ¿Qué nos ofrecen exactamente sus críticas a He-
gel en términos de ideas, métodos y resultados?
Estas cuestiones no pueden abordarse sin examinar detenidamente la
obra de Hegel. Su originalidad e incluso su singularidad no se cuestionan,
pero se basa en una amplia síntesis de muchos otros autores, atemperada por
una reinterpretación crítica. Entre estos autores destacan, a nuestros efec-
tos, Aristóteles y Adam Smith. Uchida ha profundizado en estas cuestiones
de erudición textual mucho más que cualquier comentarista anterior, seña-
lando que Marx hizo uso directo de Aristóteles y Smith, al igual que Hegel. Por
consiguiente, en las obras de Marx leemos un complejo diálogo con Hegel y en
torno a él que abarca la filosofía clásica y la economía política clásica.
Ninguno de los escritores clásicos que he mencionado habría considera-
do sorprendente vincular la filosofía y la lógica, por un lado, con la historia
y la economía, por otro, y no tiene mucho mérito para nosotros que, desde
la época de Marx, estos temas se hayan distanciado tanto que la idea misma
de reunirlos para plantear y responder a preguntas comunes sea difícilmente
concebible. Debido a esta deriva, las mismas preguntas relativas a la sociedad
contemporánea que Marx quería plantear, y las técnicas que utilizó para plan-
tearlas y responderlas, se han vuelto difíciles de entender para nosotros, y no
estamos cómodos en esta posición.
Uchida argumenta que la crítica de Marx a la economía política —que da
lugar a su ciencia social del capitalismo— y la crítica de Marx a Hegel —que da
lugar a nuevos presupuestos « materialistas» y al método «dialéctico»— están
doblemente interrelacionados. En primer lugar, Marx adaptó la lógica hege-
liana para analizar las categorías económicas cruciales de la sociedad moder-
na. Pero, en segundo lugar, las propias categorías lógicas de Hegel eran reflejo
de los procesos productivos, incluso de las categorías económicas, de la socie-
dad comercial contemporánea. Así, la crítica de Marx a los economistas polí-
ticos es simultáneamente una crítica a Hegel y a otros filósofos idealistas, y su
crítica a Hegel y al idealismo es simultáneamente una crítica a la economía
política y a la práctica comercial contemporánea.
Uchida revela una estructura conceptual común al mundo aparentemen-
te enrarecido de la lógica conceptual hegeliana y al mundo supuestamente
común de la ciencia económica. Demostrar esto es un logro considerable, y
nos permite considerar precisamente lo que hoy tiene valor en el comentario
crítico de Marx sobre esta estructura conceptual y sobre el tipo de sociedad

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 11


en que se manifiesta. El tema de Uchida, como el de Marx, es «la fuerza del
capital sobre la vida moderna».
Los «Grundrisse» de Marx y la «Lógica» de Hegel es textual en su método y
dramático en sus implicaciones. Lo recomiendo encarecidamente.

12 HIROSHI UCHIDA
ABREVIATURAS

Las referencias completas de las obras citadas a continuación figuran en la


Bibliografía selecta.
Capital:
Karl Marx, El Capital, vol. I, trad. Ben Fowkes; vols 2 y 3, trad. David Fernbach.
Z:
G. W. F. Hegel, Lógica, trad. W. Wallace. Las citas de esta «Lógica menor» se
citan por el número de sección y, cuando es necesario, «Z» (de Zusatz o Suple-
mento). Las citas de esta traducción se han modificado a veces con referencia
al texto alemán en Enzyklopadie der Philosophischen Wissenschaften.
N:
Karl Marx, Grundrisse, trad. M. Nicolaus. Las citas de esta traducción se han
modificado a veces con referencia al texto alemán en Ökonomische Manuskrip-
te 1857/58. Las inserciones sustantivas en el texto se identifican con « —HU»;
las demás inserciones entre paréntesis corresponden al texto original, salvo
cuando he insertado términos alemanes, cuya ortografía se ha modernizado.
M:
Karl Marx, Ökonomische Manuskripte 1857/58.
Manuscritos (1844):
Karl Marx, Manuscritos económicos y filosóficos (1844), trad. Gregor Benton.
Fenomenología del espíritu:
G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu, trad. A. V. Miller.
Ciencia de la lógica:
Ciencia de la lógica de G. W. F. Hegel, trad. A. V. Miller. Las citas de este texto
se han comparado con la traducción de Johnston y Struthers y con el texto
alemán en Wissenschaft der Logik.
Werke:
Marx -Engels Werke, vols 29-31.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 13


PREFACIO

Este libro [1] trata de la relación entre los Grundrisse de Karl Marx y la Lógica
de G. W. F. Hegel [2]. Intento demostrar que la relación es más profunda y sis-
temática de lo que se ha apreciado hasta ahora.
La aplicación de Marx de la Lógica de Hegel a los Grundrisse fue menciona-
da por primera vez en una carta, escrita alrededor del 16 de enero de 1858, a
Friedrich Engels:

En mi método de trabajo [Methode des Bearbeitens] me ha sido de gran uti-


lidad que por mero accidente volviera a hojear la Lógica de Hegel —Freiligrath
encontró unos volúmenes de Hegel que originalmente pertenecían a Bakunin
y me los envió como regalo [3].

Muchos estudiantes de Marx se han referido a la carta y la han discutido,


pero el uso que Marx hace de la Lógica de Hegel en los Grundrisse no ha sido
examinado a fondo. Veamos algunos autores representativos que se han ocu-
pado de esta relación.
Ahí están los editores de la edición original alemana de los Grundrisse
(Grundrisse der Kritik der Politischen Ökonomie (Rohentwurf), Dietz Verlag,
Berlín, 1953). Esta edición fotocopiada de los dos volúmenes originales de
1939 y 1941 tiene notas finales, muchas de las cuales se refieren a la Lógica de
Hegel. Un lector que utilice estas notas, sin embargo, inevitablemente no en-
cuentra el uso oculto de la Lógica de Hegel en los Grundrisse, porque las notas
no se basan en una comprensión correcta de la crítica de Marx. Estas notas
solo crean confusión.
Roman Rosdolsky escribió The making of Marx’s «Capital», el estudio pione-
ro de los Grundrisse, mientras «vivía en una ciudad cuyas bibliotecas conte-
nían muy pocas obras socialistas alemanas, rusas o francesas», por lo que solo
pudo utilizar «los pocos libros que poseía» [4]. Sin embargo, se dio cuenta de la
relación de la Lógica de Hegel con los Grundrisse de Marx, y escribió:

Cuanto más avanzaba el trabajo, más claro me quedaba que solo sería capaz
de tocar el problema más importante y teóricamente interesante que presen-
taba el «Borrador» —el de la relación de la obra de Marx con Hegel, en particular
de la Lógica— y no podría tratarla con mayor profundidad [5].

Aunque pensaba que solo podía «tocar» el problema, y que no podía «tra-
tarlo con mayor profundidad», se aventuró a comentar:

14 HIROSHI UCHIDA
Si la influencia de Hegel en El Capital de Marx solo puede verse explícita-
mente en unas pocas notas a pie de página, el «Borrador» debe designarse
como una referencia masiva a Hegel, en particular a su Lógica —¡independien-
temente de lo radical y materialista que se invirtiera a Hegel! La publicación
de los Grundrisse significa que los críticos académicos de Marx ya no podrán
escribir sin haber estudiado antes su método y su relación con Hegel [6].

El hecho de que la influencia de Hegel en El Capital de Marx es en gran parte


implícita fue sugerido en la carta de Marx del 9 de diciembre de 1861 a Engels:
«... la cosa [Crítica de la economía política 1861-3] está asumiendo una forma
mucho más popular, y el método está mucho menos en evidencia que en la
Parte I» [por ejemplo, Una contribución a la crítica de la economía política de
1859] [7]. Esta carta se refiere a los manuscritos de 1861-3, pero el caso es el
mismo con El Capital. En comparación con El Capital (o los manuscritos de
1861- 3), los Grundrisse tienen muchas referencias explícitas a Hegel, a la Ló-
gica. Rosdolsky, que estudió con «muchas dificultades», sugirió que Marx uti-
lizó críticamente la Lógica de Hegel al escribir los Grundrisse. Sin embargo,
Rosdolsky no cumplió la tarea de demostrarlo en su libro.
Rosdolsky se refirió ocho veces a Hegel en su estudio del «Capítulo sobre el
Dinero» de los Grundrisse, y nueve veces cuando consideró el «Capítulo sobre
el Capital» [8]. Indicó algunos puntos específicos en los que la crítica de Marx a
la economía política se llevó a cabo en referencia a la Lógica. La mayoría de los
ejemplos que Rosdolsky dio a sus lectores son arbitrarios y no son relevantes
para el contexto teórico de los Grundrisse. Esto hay que decirlo, aunque sea a
la luz de las dificultades que tuvo que soportar mientras escribía su estudio de
los Grundrisse, la primera variante de El Capital.
Martin Nicolaus, el traductor al inglés de los Grundrisse en la Biblioteca Pe-
lican Marx, tiene una opinión igualmente alta de la importancia de la Lógica
de Hegel en el «Borrador». En el prólogo a la traducción inglesa de los Grun-
drisse, Nicolaus escribió lo siguiente:

Si se tiene en cuenta no solo el uso extensivo de la terminología hegeliana de


los Grundrisse, no solo los muchos pasajes que reflexionan conscientemente
sobre el método de Hegel y el uso del método, sino también la estructura básica
del argumento en los Grundrisse, se hace evidente que los servicios prestados a
Marx por su estudio de la Lógica fueron realmente muy grandes [9].

Los lectores del prólogo introductorio de Nicolaus [10] esperan natural-


mente que este se refiera a los puntos cruciales en los que los Grundrisse con-
tienen una aplicación crítica de la Lógica. Sin embargo, esta expectativa no se
cumple, aunque los Grundrisse contienen varias notas a pie de página sobre
la Lógica [11]. Esas notas a pie de página nunca son suficientes para explicar
cómo la Lógica fue absorbida críticamente en su conjunto y en detalle en los
Grundrisse. Por ejemplo, aunque Nicolaus señaló correctamente que Marx
relaciona la «producción» con el «fundamento» de Hegel (Grund) [12], no re-
conoció que la referencia está íntimamente relacionada con la concepción de

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 15


Marx del dinero en su tercera determinación como «una contradicción que se
disuelve a sí misma» [13]. La misma expresión aparece justo antes de «funda-
mento» en la Lógica.
Nicolaus tampoco se dio cuenta de que Marx se refiere en la Lógica a los
«medios de producción» como «materia» (Materie) y a la «fuerza de trabajo»
como «forma» (Form), y tradujo erróneamente el término alemán Materie
como «material» [14]. Por lo tanto, puede ser útil recordar a los lectores de la
traducción de Nicolaus que deben consultar el texto original alemán si de-
sean redescubrir la Lógica de Hegel en los Grundrisse [15].
Además de Hegel, Aristóteles debe ser considerado en relación con los as-
pectos filosóficos de los Grundrisse. Alfred Schmidt lo comentó en su excelen-
te obra Der Begriff der Natur in der Lehre von Karl Marx [El concepto de natura
leza en la obra de Marx]: «Aunque los Grundrisse contienen una cantidad ex-
traordinaria de material nuevo sobre la cuestión de la relación de Marx con
Hegel y, a través de Hegel, con Aristóteles, hasta ahora apenas se han utilizado
en las discusiones sobre la filosofía de Marx» [16]. Los comentarios de Marx
en su carta del 21 de diciembre de 1857 a Ferdinand Lassalle son prueba de
que estaba más interesado en Aristóteles mientras escribía los Grundrisse:
«Siempre he tenido gran interés en este último filósofo [Heráclito], a quien
prefiero solo a Aristóteles de los filósofos antiguos» [17].
Schmidt tiene razón al señalar el uso de Aristóteles en el «Borrador», seña-
lando que Marx se acercó a Aristóteles a través de Hegel. Sin embargo, Sch-
midt no encontró ningún uso directo de Aristóteles por Marx. Como veremos
más adelante, Marx se refiere directamente a él, por ejemplo, cuando plantea
la mercancía al principio del «Capítulo sobre el dinero» como la instanciación
concreta (synolon) de la sustancia primaria (prōtē ousia) y la sustancia secun-
daria (deuterai ousiai) [18].
Sin embargo, Schmidt hizo una sugerencia digna de mención en relación
con el uso de Aristóteles en los Grundrisse:

Aquí [en los Grundrisse] Marx intentó captar la relación de Sujeto y Obje-
to en el trabajo utilizando pares de conceptos, como «forma-materia» o «rea-
lidad-posibilidad», que proceden de Aristóteles, a quien tenía en alta estima
como filósofo. En un sentido inmediato, por supuesto, Marx dependía de las
categorías correspondientes de la lógica de Hegel, pero al interpretarlas ma-
terialistamente su origen aristotélico brilla más claramente que en el propio
Hegel [19].

Según Schmidt, Marx utilizó a Aristóteles para construir una base mate-
rialista para su teoría, y utilizó a Hegel para indagar por qué y cómo la vida
moderna está alienada y aparece de forma idealista. Hegel, aunque se creía el
mayor aristotélico, en realidad deformó la filosofía de Aristóteles. Cambió lo
que Aristóteles definía como «razón activa», que existía en cada individuo, por
«sustancia como sujeto» [20].
En mi opinión, Marx intenta reformar la filosofía de Hegel utilizando as-
pectos materialistas de la filosofía de Aristóteles, con el fin de demostrar por

16 HIROSHI UCHIDA
qué y cómo se desarrolla la vida moderna a través de la fuerza del capital. Su
crítica a Hegel no se limita a reducir su idealismo a una base materialista, sino
que consiste en convertir su filosofía de la alienación (Entfremdung) y la rei-
ficación (Versachlichung) en categorías históricas. Las utiliza para aclarar la
vida pervertida en el capitalismo, y lee la «idea» de Hegel como una forma de
conciencia burguesa.
El uso que Marx hace de la Lógica de Hegel en la formación de El Capital
puede resumirse como sigue:
1. En los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) estudia no solo la Feno-
menología del espíritu y la Filosofía del derecho, sino también la Enciclopedia.
Caracteriza la «Lógica menor» como «el dinero del espíritu». Esto significa que
la Lógica es la expresión filosófica más abstracta del espíritu burgués o con-
ciencia del valor. Esta conciencia del valor constituye la relación económica
básica de la sociedad burguesa [21].
2. En La sagrada familia de 1845 discute el modo de presentación de Hegel,
escribiendo, por ejemplo, que existen realmente muchas formas de fruta, por
lo que el «hombre» puede abstraer la «fruta en general» como idea. Hegel, sin
embargo, invierte el proceso, insistiendo en que al principio «la fruta en gene-
ral» existe (ist) como sustancia, y postula muchas formas particulares de fru-
ta como sujetos positivos. Marx revela el secreto de la filosofía de Hegel, que
presupone un sujeto ideal por excelencia, aunque este sujeto sea en realidad
un «producto del pensamiento» o una abstracción que solo existe en la mente.
3. En la Miseria de la filosofía de 1847, Marx implica una crítica simultánea
de la economía política y de la filosofía de Hegel, especialmente de la Lógica,
cuando critica el Sistema de contradicciones económicas, o filosofía de la mise-
ria (1846) de Pierre-Joseph Proudhon.
4. En los Grundrisse de 1857-8 Marx desarrolla por fin su crítica de la econo-
mía política y de la filosofía de Hegel, especialmente de la Lógica, que según
él Proudhon leyó mal. En opinión de Marx, Proudhon fundamentó falsamente
su socialismo. Marx utiliza una lectura crítica de los dos clásicos para socavar
la teoría del socialismo de Proudhon.
5. Mientras escribe la Crítica de la economía política 1861-3, Marx relee la
«Lógica menor» y toma notas de ella [22]. Aunque su método de trabajo en
estos manuscritos es «mucho menos evidente», como ya se ha mencionado,
el hecho de que parece aplicar la Lógica a estos manuscritos no debe pasar-
se por alto.
6. Como es bien sabido, en el postfacio a la segunda edición alemana de El
Capital, Marx recuerda su crítica al «lado mistificador de la dialéctica hegelia-
na» en La sagrada familia, y anuncia:

Yo... me declaré abiertamente discípulo de ese poderoso pensador, e incluso,


aquí y allá en el capítulo sobre la teoría del valor, coqueteé con el modo de ex-
presión que le es peculiar. La mistificación que sufre la dialéctica en manos de
Hegel no le impide en absoluto ser el primero en presentar sus formas genera-
les de movimiento de un modo comprensivo y consciente. En él se encuentra

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 17


cabeza abajo. Hay que invertirla para descubrir el núcleo racional en el interior
de la cáscara mística [23].

Terrell Carver sugirió correctamente que el «núcleo racional» de Marx es


el análisis de Hegel de la lógica y la «noción», y «la cáscara mística» es la con-
fusión de Hegel del movimiento categorial con la realidad [24]. La dificultad
en la lectura de la Lógica de Hegel, sin embargo, consiste en hacer una distin-
ción clara entre estos dos aspectos y dar ejemplos concretos del texto. En el
texto, Hegel describe el proceso de «devenir» (Werden) de la «noción» como
el proceso simultáneo en el que la «idea», el sujeto místico, se postula como
realidad. Los Grundrisse son el primer texto en el que Marx intenta relacionar
el «devenir» del «sujeto» con las categorías de la economía política, y por ello
hay en él más pruebas de su análisis que en El Capital, que muestra su solu-
ción. Los Grundrisse son el texto más adecuado para estudiar la relación de la
crítica de la economía política con la Lógica.
La correspondencia de cada parte de los Grundrisse con la Lógica se resu-
me brevemente como sigue:
1. La Introducción corresponde a la Doctrina de la Noción.
2. El «Capítulo sobre el Dinero» corresponde a la Doctrina del Ser.
3. El «Capítulo sobre el Capital» corresponde a la Doctrina de la Esencia.
Si la relación no se conceptualizara de este modo, nunca se haría visible
como «un todo artístico» [25].
Los temas de los Grundrisse pueden resumirse del siguiente modo:
Para Marx, la Lógica de Hegel es «el dinero del espíritu», el «valor de pensa-
miento [Gedankenwert] especulativo del hombre y la naturaleza» [26]. Esto sig-
nifica que en la sociedad burguesa el «hombre» y la naturaleza, y el cuerpo y la
mente, están separados y reconectados a través de la relación de intercambio
privado. Su relación está alienada de las personas que forman la relación, que
está mediada por el valor. Se convierten en «sujetos-valor» y los que poseen
suficiente valor también gobiernan la sociedad. De hecho, la Lógica describe
el sujeto-valor de forma abstracta.
En la sociedad burguesa el sujeto-valor domina también la naturaleza, con-
dición indispensable de la vida, porque el sujeto monopoliza el trabajo físico y
también el mental, de modo que el no poseedor de la naturaleza se ve obliga-
do a realizar trabajo físico. Esta coacción es aparentemente no violenta y está
jurídicamente mediada a través de la relación de valor en la que se fundamen-
ta la propiedad moderna [27]. En la sociedad moderna existe una aceptación
generalizada de la legitimidad de que una persona controle el producto del
trabajo de otra, y el propio trabajo de la otra, para apropiarse de un producto
excedente. Esta aprobación se basa en la relación de valor y en la «forma» de
la mercancía.
El valor es abstracto e imaginado en la mente, y también encarnado en el
dinero. La Lógica de Hegel atribuye implícitamente una especie de poder al
dinero, y Marx lo presenta como el demiurgo de la sociedad burguesa. Por eso
caracteriza la Lógica como «el dinero del espíritu». Su tarea en los Grundrisse
consiste, pues, en demostrar que la génesis del valor y su desarrollo en capital

18 HIROSHI UCHIDA
se describen en la Lógica, aunque en un sistema aparentemente cerrado que
se reproduce a sí mismo, y en general su obra se dirige a trascender el capita-
lismo en la práctica.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 19


I. LA INTRODUCCIÓN A LOS
GRUNDRISSE Y LA DOCTRINA DE LA
NOCIÓN

LA PRODUCCIÓN EN GENERAL Y EL
«PROCESO VITAL»

Marx comienza la Introducción a los Grundrisse de la siguiente manera: «El


objeto que tenemos ante nosotros, para empezar, es la producción material.
Los individuos que producen en sociedad —por tanto, la producción individual
socialmente determinada— es, por supuesto, el punto de partida» (N 83, M 21).
En la primera parte de la Introducción, Marx no se refiere directamente a
Hegel por su nombre. Más bien critica explícitamente a los economistas po-
líticos (Adam Smith, David Ricardo, etc.) por definir a los individuos históri-
camente determinados, la producción material y la sociedad en términos
generales. En la cita anterior, sin embargo, también implica una crítica a He-
gel. Esto se lleva a cabo mediante una crítica de la economía política de la si-
guiente manera:
1. El objeto de la economía política es la producción material, no en gene-
ral, sino la producción capitalista en particular. El capital necesita activida-
des mentales específicas para mediar, mantener y aumentar el valor. Marx se
pregunta si Hegel capta así la producción material.
2. Marx se pregunta si los individuos participan en la producción material
como seres humanos en un sentido general o en sociedades históricamente
específicas. Simultáneamente indaga sobre las características históricas del
sistema metabólico en el que se organizan el «hombre» y la naturaleza, y se
pregunta si Hegel aborda adecuadamente los problemas que esto plantea.
3. Marx se pregunta cómo se organizan socialmente los individuos para lle-
var a cabo la producción material, e indaga si Hegel reconoce una forma his-
tóricamente específica a través de la cual los individuos se relacionan entre sí.
En la primera parte de la Introducción de Marx a los Grundrisse, Hegel no
parece ser relevante para las cuestiones que se discuten. Sin embargo, si se
compara la primera sección de la Introducción con el trabajo de Hegel sobre
la «vida» bajo la «idea» en la Doctrina de la Noción, se hace evidente que Marx

20 HIROSHI UCHIDA
está considerando implícitamente la teoría de la «vida» de Hegel en la Lógica
en relación con las teorías de los economistas sobre la producción material.
Hegel define al individuo humano como el individuo en general o el indi-
viduo vivo:

El primero es el proceso del ser vivo en su interior. En ese proceso hace una
escisión sobre sí mismo, y reduce su corporeidad a su objeto o a su naturaleza
inorgánica. Esta corporeidad, como agregado de correlaciones, entra en su pro-
pia naturaleza en diferencia y oposición de sus elementos, que se convierten
mutuamente en presa unos de otros, y se asimilan unos a otros, y se retienen
produciéndose a sí mismos. Sin embargo, esta acción de los diversos miembros
[Glieder] no es más que el acto único del sujeto viviente al que revierten sus
producciones; de modo que en estas producciones no se produce nada más que
el sujeto: en otras palabras, el sujeto solo se reproduce a sí mismo (secc., 218).

En la cita anterior, ser humano se define como «ser vivo». El cuerpo hu-
mano está separado de la mente humana. El cuerpo individual se reprodu-
ce como sujeto físico a través de las actividades de sus diversos miembros u
órganos. Hay una analogía con estas actividades en la «capacidad de nutrir»
de Aristóteles. Cuando Hegel habla de la autorreproducción natural de la vida
humana, trata el cuerpo humano aislado de la mente o conciencia humana.
Sin embargo, según Marx la característica específica de la vida humana es
que tiene conciencia. Esto aparece en sus Manuscritos económicos y filosófi-
cos (1844). Piensa que cuando los seres humanos obtienen alimentos no solo
ingieren calorías, sino que también generan y expresan su cultura.
Hegel, por el contrario, define al ser humano como mera existencia y no in-
daga en el modo específico de la vida humana, que varía regional e histórica-
mente. Tras esa definición, aborda la actividad mental de un modo indiferente
a la vida material.
Marx ve en el relato de Hegel la división burguesa del trabajo en actividades
físicas y mentales. Desde el punto de vista de Marx, los seres humanos nacen
no solo con capacidades nutritivas, sino con capacidades mentales que son
inseparables de ellas. Los seres humanos participan en su propio proceso de
reproducción con capacidades materiales y mentales unidas como un todo.
Hegel, por el contrario, trata el proceso de reproducción como espontáneo,
ajeno a la sensibilidad, las necesidades y el pensamiento humanos. En este
punto de vista Marx encuentra ciertas características de la propiedad priva-
da burguesa.
La propiedad privada burguesa separa el trabajo físico del mental mediante
relaciones de intercambio basadas en la propiedad privada, dando por senta-
da la superioridad del trabajo mental sobre el físico. La vida humana se man-
tiene en el proceso metabólico de los individuos con la naturaleza. Sobre este
punto escribe Hegel:

Pero el juicio [Ur-Teil = «división originaria»] de la Noción procede, como


libre, a descargar la naturaleza objetiva [física] o corporal como una tota-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 21


lidad independiente de sí misma; y la relación negativa de lo viviente con-
sigo mismo hace, como individualidad inmediata, la pre-suposición [Vo-
raus-Setzung = «lo prepuesto», alterado en la ortografía para expresar su
sentido objetivo] de una naturaleza inorgánica enfrentada a ella... La dia-
léctica por la que el objeto, siendo implícitamente nulo, se funde, es la
acción del ser vivo seguro de sí mismo, que en este proceso contra una naturale-
za inorgánica se conserva, desarrolla y objetiva a sí mismo (secc. 219) [28].

En la cita anterior Hegel define el proceso metabólico del «hom-


bre» con la naturaleza. El «hombre» trabaja constantemente en la na-
turaleza fuera de «él», y obtiene los medios de vida y disfruta de ellos.
Hegel señala que el «hombre» no solo se mantiene «a sí mismo», sino
que se desarrolla y se objetiva. Sin embargo, este desarrollo y objetiva-
ción dependen de la unidad natural de las actividades físicas y mentales.
Hegel toma al «hombre» como una existencia meramente física y solo más
tarde (secc. 222) introduce las capacidades mentales.
Es una limitación de la obra de Hegel que defina al «hombre» en el pro-
ceso metabólico como una mera existencia física. ¿Puede el «hombre» pro-
ducir riqueza sin capacidad mental? En la concepción del «hombre» de
Hegel se hace evidente un aspecto específico de la economía burguesa.
Este es el aspecto en el que el trabajador físico (asalariado) realiza la produc-
ción material bajo el mando de un trabajador mental (capitalista). Hegel des-
cribe inconscientemente al trabajador asalariado trabajador cuando define al
«hombre» en el proceso metabólico simplemente como una existencia física.
Marx observa que Hegel guarda silencio sobre la separación del trabajo en
físico y mental que es característica del capitalismo. Desde el punto de vista
de Marx es un malentendido aceptar la concepción de Hegel de los elementos
físicos en el metabolismo del «hombre» con la naturaleza como una defini-
ción general común a toda forma de producción.
En opinión de Marx, el «hombre» nace de la naturaleza con capacidades
físicas y mentales unidas. El materialismo de Marx debe entenderse así. La
unidad de las capacidades físicas y mentales es separada posteriormente por
la relación de valor burguesa.
La segunda tarea de Marx es examinar la concepción de Hegel del origen de
la sociedad. Lo encuentra en la relación sexual entre el hombre y la mujer, o en
el «género», como sigue:

El proceso del género [Gattung] lo lleva al Ser-para-sí [Fürsichsein]. Siendo la


vida no más que la idea inmediata, el producto de este proceso se divide en dos
partes. Por un lado, el individuo vivo, que al principio se presuponía [o pre-su-
ponía] como inmediato, se ve ahora como mediado y generado. Por otro lado,
sin embargo, la individualidad viviente, que, debido a su primera inmediatez, se
encuentra en una actitud negativa hacia la generalidad, se hunde en el poder
superior de esta última (secc. 221; cita en gran parte alterada) [29].

22 HIROSHI UCHIDA
En la discusión de Hegel sobre el «ser para sí» en la Lógica se argumenta
que el individuo se expresa en relación con otro, que adopta el papel, por así
decirlo, de espejo. Aquí (secc. 221) el individuo se divide en hombre y mujer, y
se expresan en relaciones sexuales para dar a luz a su hijo, un nuevo individuo.
En realidad, el «ser para sí» es la reproducción del «hombre» como hijo a tra-
vés de la relación sexual entre el hombre como padre y la mujer como madre.
Los padres envejecen y mueren, por lo que «el ser vivo muere» (secc. 221, Z).
Sin embargo, Hegel no se pregunta en qué forma de sociedad los in-
dividuos como hombres y mujeres llevan a cabo esta relación, sino que
toma esta asociación como puramente natural o sexual. Sin embargo, los
hombres y mujeres se relacionan entre sí en una sociedad determinada. A
través del nivel de desarrollo de su sociedad se determina hasta qué punto se
humaniza su relación. La especificidad de la sociedad se manifiesta también
en la relación sexual [30]. Su relación no es simplemente una relación fisio-
lógica, sino una en la que producen un futuro para su hijo. Aunque mueren
como individuos, viven en su hijo, su esperanza. Hegel escribe: «La muerte de
la vitalidad meramente inmediata e individual es el surgimiento [Hervorge-
hen] del espíritu» (secc. 222).
Evidentemente, Hegel piensa que aunque un individuo muera, el espíritu
humano permanece. La «idea» de Hegel muestra la influencia de la teoría de
la «razón activa» de Aristóteles [31]. El espíritu que ha surgido de la muerte
del individuo y se ha independizado es la «razón activa» de Aristóteles, de la
que se apropia Hegel. Sin embargo, tras su muerte, los seres humanos dejan
diversas formas de riqueza espiritual que siguen existiendo al ser apreciadas
por los vivos. Hegel confunde la apropiación de la riqueza espiritual por los
vivos con un espíritu independiente de los seres humanos. No solo dejan atrás
su cultura, sino también la riqueza material o civilización. Sus hijos viven con
un poder que domina la sociedad, la cultura y la civilización que sus padres les
han legado.
Hegel define así al individuo meramente como un ser físico, al proceso de
metabolismo como producción en general, y a la relación social de los indivi-
duos como una relación meramente sexual. Abstrae sus características so-
ciales históricamente específicas. Aunque sus definiciones parecen natura-
listas, en realidad son una abstracción de aspectos específicos de la realidad
histórica. El punto de vista desde el que Hegel considera al «hombre» indica
que da por sentado que la mayoría de los «hombres» están determinados so-
cialmente como una existencia física alienada de la actividad mental. Piensa
que la separación de la actividad mental de la física es natural de hecho y que
la propiedad privada moderna es una manifestación de ello, aunque estos ar-
gumentos no se formulen conscientemente.
En otras palabras, en su Lógica Hegel expresa una forma específica de so-
ciedad como natural o universal. En esa forma de sociedad la capacidad física
(causa efficiens, causa eficiente, arché) y la capacidad mental (causa finalis,
causa final, eidos), están separadas y la capacidad mental es superior y do-
mina sobre la física. Si es posible decir que como el sufijo «-ismo» puede ex-
presar algún tipo de estado en el que algo es dominante, por ejemplo, alco-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 23


holismo o capitalismo, el «idealismo» de Hegel puede interpretarse como un
estado en el que la idea es dominante como sujeto que plantea. Marx ve en el
idealismo de Hegel el reflejo abstracto de la sociedad civil moderna o del ca-
pitalismo, donde domina el sujeto ideal, es decir, el valor creciente. Este es el
tercer punto de su crítica implícita.
Hegel presupone al individuo en general, abstrayéndose de la sociedad
en la que vive realmente. La propia imagen de la persona independiente, por
ejemplo, del tipo Robinson Crusoe, no es sino «la anticipación de la ‹sociedad
civil›, en preparación desde el siglo XVI y dando pasos de gigante hacia la ma-
durez en el siglo XVIII» (N 83, M 21).
Hegel trata el proceso metabólico del «hombre» con la naturaleza como
un proceso natural o de producción en general, es decir, generaliza perver-
samente la producción capitalista. Esta viene determinada por el circuito del
capital productivo, como veremos más adelante en el capítulo III. La defini-
ción de capital dada por Adam Smith y David Ricardo, en la que el capital se re-
presenta como una mera condición de producción, procede de tal reificación
(Versachlichung) del valor autoincrementado. Mientras que Hegel abstrae al
ser humano a una existencia meramente física, Marx ve la división capitalista
del trabajo y la producción acechando tras la abstracción de Hegel.
En la «Lógica menor», Hegel habla de la «vida» (secs. 216 -22) solo como una
vida física llevada a cabo por el trabajo físico, y luego pasa al «reconocimien-
to» (secs. 223-35), que trata como una actividad de la mente humana en un
nivel bastante separado de la vida física. Solo define la actividad mental como
«reconocimiento», y en esto Marx encuentra un problema crucial. Reconoce
este problema, pero no se limita a los aspectos mentales del trabajo humano
en su discusión de la producción en general. Más bien se ocupa de la actividad
mental en la economía capitalista.
Al considerar la producción en general, Marx considera que la mente y el
cuerpo humanos están naturalmente unidos. Esta unidad se rompe por la di-
visión capitalista del trabajo en la que el capitalista aparece como trabajador
mental y el trabajador asalariado como trabajador físico. El capitalista ordena
al trabajador que trabaje en la producción material. El propio capital necesita y
postula una persona específica, el capitalista, que lo media. El capitalista tiene
la misión de medir el valor-capital, que debe mantenerse y aumentar en pers-
pectiva durante la producción. La actividad mental del capitalista continúa en
el proceso de circulación que actualiza esta posibilidad. El capital se personi-
fica en el capitalista, que interioriza su valor en la conciencia capitalista.
Aunque Hegel parece definir el proceso de la vida humana como uno en el
que el «hombre» se involucra solo como existencia física, reproduce incons-
cientemente la producción capitalista desde el punto de vista teórico del capi-
talista, sin reconocerlo. Como veremos más adelante en detalle, el «sujeto» en
las Doctrinas del Ser y de la Esencia es un sujeto ideal por excelencia. En cierto
sentido, Marx encuentra que el sujeto de Hegel implica una persona especí-
fica inmersa en la actividad capitalista. Esa persona aparece como el sujeto
espiritual de un organismo que, según explica Hegel, se reproduce eterna-
mente a sí mismo como proceso de reconocimiento. De hecho, la concepción

24 HIROSHI UCHIDA
de Hegel representa para Marx el demiurgo de la sociedad burguesa: el valor
y el capital.
El idealismo de Hegel, especialmente en la Lógica, expresa abstractamente
el modo de producción capitalista, dando cuenta de su potencial y esencia. Sin
darse cuenta, acusa a la producción capitalista al definir al sujeto del proce-
so metabólico como un trabajador meramente físico, divorciado del trabajo
mental. La ausencia del trabajo mental en su definición de la vida material es
un indicio de ciertas características de su obra. Marx explica lo que Hegel ha
expresado solo implícitamente.

CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Y DE LA


PRODUCCIÓN EN GENERAL

En la segunda sección de la Introducción a los Grundrisse, Marx empren-


de de nuevo una crítica de Hegel en forma de crítica de la economía política,
aunque Hegel no aparezca por su nombre. La validez de esta empresa se hará
evidente cuando consideremos la tercera sección de su Introducción.
Marx considera tres pares de conceptos —consumo y producción, distribu-
ción y producción, e intercambio y producción— derivados de las cuatro ca-
tegorías de la economía política —producción, consumo, distribución e inter-
cambio—. Luego aclara las permutaciones entre cada par de categorías para
mostrar que forman una totalidad autoproductora. Y demuestra que, aunque
los economistas políticos parecen describir la producción en general, en rea-
lidad describen la producción capitalista desde el punto de vista del circuito
del capital productivo (P ... M- D-M ... P), donde las determinaciones del capital
son invisibles.

Consumo y producción

Marx coloca los pares en orden inverso, de modo que la producción es la úl-
tima, y lo mismo ocurre con los otros dos pares. Este orden da una pista sobre
su crítica a los economistas políticos.
Dado que Adam Smith estudia el capital desde el punto de vista del circui-
to del capital productivo, considera que el movimiento del capital parte de la
producción. Por lo tanto, con respecto a la relación de la producción con el
consumo, considera el consumo individual como un acto aparte de la pro-
ducción, y no lo toma en relación con la producción. Piensa que el consumo
individual es improductivo y debe ser restringido para aumentar el stock de
capital, que debe ser invertido como capital en la producción. Se limita a afir-
mar el consumo cuando es productivo, y subraya la parsimonia como hecho
subjetivo en la acumulación capitalista. Aunque afirma que la finalidad de la
producción es el consumo individual, en realidad teoriza la producción por la
producción.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 25


Sin embargo, ¿es siempre improductivo el consumo individual? El indivi-
duo vuelve después al proceso de producción, no solo con las capacidades
físicas reproducidas, sino con cierto conocimiento de la producción y una
moral revitalizada. El economista político omite el aspecto subjetivo de la re-
producción, que suele pasar del consumo a la producción. Pero, ¿por qué el
economista político hace abstracción del factor subjetivo? Esto se debe a que
la producción se considera desde el punto de vista capitalista, por lo que de
este modo cualquier partida para reproducir la vida de los trabajadores apa-
rece como costes a reducir. El factor subjetivo pertenece y está monopolizado
por el capitalista.

Distribución y producción

Aquí encontramos los mismos problemas que antes. Los economistas po-
líticos, como David Ricardo, ponen de relieve la distribución de un producto
neto o plusproducto entre los capitalistas industriales y los terratenientes,
analizando la tasa de distribución del beneficio o plusvalor que determina la
tasa de acumulación capitalista. En este sentido, Ricardo es un economista de
la distribución y de la acumulación capitalista [32].
Sin embargo, para Marx la relación más básica en el capitalismo es la que
existe entre capitalista y asalariado, y es entre ellos entre quienes se distri-
buyen las condiciones de producción. Los medios de producción pertenecen
al capitalista y la fuerza de trabajo al asalariado. Por tanto, las relaciones de
distribución incluyen no solo la distribución del plusvalor, sino la distribución
o separación de las condiciones subjetivas y objetivas de producción, que es
el presupuesto básico del capitalismo. Ricardo solo considera los medios de
producción, dando por supuesta la fuerza de trabajo como presupuesto natu-
ral. En esta laguna radica el problema crucial de la distribución o alienación
de las condiciones de producción en el capitalismo.
Esta distribución o separación se presupone históricamente cuando co-
mienza el proceso de producción capitalista y luego trae estas condiciones
alienadas como efectos, reproduciendo así la relación de capital.
El proceso de producción capitalista es el siguiente:
1. distribución o separación de las condiciones de producción;
2. producción del plusvalor;
3. distribución del plusvalor.
Por el contrario, el orden de cosas de Ricardo es considerar la producción
a través de la distribución de la plusvalor, y volver a la producción en este cir-
cuito del capital productivo.

Intercambio y producción

Encontramos aquí los mismos problemas. Smith ve el proceso desde el


punto de vista del circuito del capital productivo, incluso cuando considera el
intercambio. Marx define tres tipos de intercambio:

26 HIROSHI UCHIDA
1. intercambio inmediato, que vincula a los trabajadores dentro de una divi-
sión del trabajo, pero sin intercambio de mercancías;
2. intercambio de mercancías, que vincula a los trabajadores dentro de una
división del trabajo en la sociedad mercantil (P ... M-D-M ... P);
3. intercambio independiente, que funciona como un fin en sí mis-
mo (D-M-D’).
Para Marx la naturaleza esencial del intercambio se manifiesta en la ter-
cera forma. El contenido de este tipo de intercambio está representado por
un aumento del dinero o del valor (D’-D=∆M). Este movimiento hacia un valor
creciente subsume la producción (D-M ... P ... D’-M’) y además se convierte en
un movimiento para producir como un fin en sí mismo, es decir, el circuito del
capital productivo (P ... M’-D’-M-D ... P). Es desde este punto de vista que Smith
observa el intercambio.
La tercera forma de intercambio mencionada incluye el proceso de reali-
zación de la plusvalía (M’ D’). Sin embargo, desde el punto de vista de Smith,
es secundario, ya que para él es un proceso para obtener las condiciones de
producción.
La naturaleza del intercambio, cuando sirve para aumentar el valor, no es
visible para Smith, ni le resulta comprensible que el aumento de valor co-
mienza con un intercambio entre la fuerza de trabajo como mercancía y el di-
nero como capital, ambos consumidos productivamente para producir plus-
valía en el proceso de producción capitalista.
Dado que el capital-dinero es lo suficientemente poderoso como para vin-
cular las distintas condiciones de producción, incluidas la ciencia y la tecno-
logía, la fuerza productiva del trabajo social aparece como si fuera un aspecto
del capital. El trabajo mental del capitalista que persigue un aumento del va-
lor del capital también aparece como si produjera riqueza material. Smith no
puede ver debajo del circuito del capital-dinero, que aumenta el valor-capital,
porque se mueve dentro del circuito visible del capital productivo. Por lo tan-
to, define el dinero simplemente como un medio de intercambio.
Marx analiza las determinaciones capitalistas de la producción, el consu-
mo, la distribución y el intercambio como momentos del capital, de modo que
lo que los economistas llaman «producción en general» no es transhistórico,
sino que es de hecho producción basada en el capital, o producción que inclu-
ye las determinaciones del capital. En las lagunas de sus análisis están ente-
rradas las determinaciones capitalistas de estas cuatro categorías.
La naturaleza de esta omisión es la misma con Hegel. Cuando menciona la
«vida» (el individuo humano), el «proceso vital» (el proceso del metabolismo
entre el hombre y la naturaleza) y la «especie» (la relación social) en la que el
individuo está vinculado con otros, trata a los seres humanos como una exis-
tencia meramente física, abstrayendo la mente humana como el sujeto del
«reconocimiento». Guarda silencio sobre la mente humana cuando considera
los tres temas —vida, proceso vital, especie— que en realidad existen como
momentos de la producción capitalista. En la abstracción y omisión que en-
contramos en el relato de Hegel se ocultan las determinaciones capitalistas
de la producción, el consumo, la distribución y el intercambio.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 27


Como acabamos de ver, el proceso de producción capitalista comienza con
un intercambio entre capital y fuerza de trabajo para vincular las condiciones
de producción distribuidas que se consumen productivamente en el proceso
de producción.
El orden de análisis de Marx, «A. Consumo» a «B. Distribución» a «C. Inter-
cambio» en la segunda sección de la Introducción a los Grundrisse, es de he-
cho el orden analítico correcto para revelar las determinaciones capitalistas
de las cuatro categorías que prima facie constituyen la «producción en gene-
ral». El intercambio, al final de este progreso, es la determinación a partir de
la cual se origina el capital. La naturaleza esencial del intercambio se muestra
en la forma de circulación, D-M-M’-D’, que significa un aumento de valor.
La siguiente tarea de Marx es, por tanto, indagar cómo demostrar la génesis
del capital, por lo que se plantea su método y sistema o plan. Se ocupa de esta
tarea en la tercera sección de la Introducción a los Grundrisse, pero emplea un
orden sintético —intercambio o circulación, luego distribución o separación
y reconexión, y finalmente consumo, incluyendo el industrial e individual—
que es contrario al orden analítico en el que consideró estas categorías en la
segunda sección.

EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Y EL


«MÉTODO ANALÍTICO, MÉTODO SINTÉTICO, EL
SIMPLE Y CLASIFICACIÓN»

Al principio de la tercera sección de la Introducción a los Grundrisse de Marx,


«El método de la economía política», encontramos el siguiente párrafo. Se cita
a menudo porque en él Marx habla de métodos ascendentes y descendentes:

Los economistas del siglo XVII, por ejemplo, empiezan siempre por el todo
viviente, por la población, la nación, el Estado, varios Estados, etc.; pero con-
cluyen siempre descubriendo mediante el análisis [durch Analyse] un pequeño
número de relaciones determinantes, abstractas, generales, como la división
del trabajo, el dinero, el valor, etc. Tan pronto como estos momentos individua-
les estuvieron más o menos firmemente establecidos y abstraídos, comenza-
ron los sistemas económicos, que ascendieron desde lo simple [das Einfache],
como el trabajo, la división del trabajo, la necesidad, el valor de cambio, hasta el
nivel del Estado, el intercambio entre naciones y el mercado mundial. Este últi-
mo es evidentemente el método científicamente [wissenschaftlich] correcto (N
100-1, M 36; cita en gran parte modificada).

Aquí Marx toma la obra de William Petty Political arithmetick de 1690 como
representativa de las obras económicas del siglo XVII. Petty compara tres su-
perpotencias, Francia, Holanda e Inglaterra. Investiga las causas del poder de

28 HIROSHI UCHIDA
las naciones y llega a la conclusión de que reside en el dinero necesario para
emplear asalariados en la manufactura. Así, desciende de la nación al dinero.
Para el método ascendente Marx recurre a La riqueza de las naciones de
Adam Smith de 1776, en el que Smith investiga la naturaleza y las causas de
la riqueza, no solo de Gran Bretaña, sino de todas las naciones, y demuestra
cómo la división del trabajo produce abundancia material incluso entre las
clases medias y bajas de la sociedad. De la simple categoría de «división del
trabajo» asciende al intercambio, la distribución, la acumulación de capital y,
por último, a los ingresos del Estado. La riqueza de las naciones refleja así el
método ascendente.
Sin embargo, Marx es consciente no solo de Petty y Smith, sino también de
Hegel. Así lo indica el uso que hace Marx de la terminología de Hegel «me-
diante el análisis» y «lo simple» en la cita anterior. Además, cuando Marx afir-
ma que el método sistemático con el que ascendemos de lo abstracto o «lo
simple» a «lo concreto» o lo complejo es científicamente correcto, evidente-
mente sigue a Hegel.
La caracterización que hace Marx del método de los economistas del siglo
XVII se basa en esta definición de «método analítico» de Hegel:

Mientras que el reconocimiento finito presupone lo que se distingue de él


como algo ya encontrado y que se le enfrenta —los diversos hechos [Tatsachen]
de la naturaleza externa o de la conciencia—, tiene, en primer lugar, 1. la iden-
tidad formal o la abstracción de la generalidad [Allgemeinheit] por forma de su
acción. Su actividad consiste, pues, en analizar lo concreto dado [das gegebene
Konkrete], aislar sus diferencias y darles la forma de generalidad abstracta. O
bien deja lo concreto [das Konkrete] como fundamento y, dejando de lado las
particularidades de aspecto inesencial, pone de relieve un general concreto, el
Género [Gattung] o Fuerza y Ley. Este es el método analítico (secc. 227; cita en
gran parte modificada) [33].

Según Marx, el método de los economistas del siglo XVII coincide con lo que
Hegel define como «método analítico», citado anteriormente. Pero el método
de los economistas del siglo XVIII sigue lo que Hegel llama «método sintético»,
definido de la siguiente manera:

El movimiento del método sintético [syntizetische Methode] es el inverso del


método analítico. Este último parte de lo individual [das Einzelne] para llegar a
lo general [das Allgemeine]; en el primero, el punto de partida viene dado por lo
general (como una definición), de la que se procede particularizando [Besonde-
rung] (en la clasificación) hasta lo individual (el teorema). El método sintético se
presenta así como el desarrollo de los momentos de la Noción sobre los objetos
(secc. 228, Z; cita ampliamente alterada) [34].

La riqueza de las naciones refleja sistemáticamente el método sintético.


Parte de la definición más simple, la división del trabajo o de la producción,
y continúa con el intercambio, la distribución y la reproducción o acumula-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 29


ción de capital. Funciona en espiral porque subsume las definiciones que se
han planteado como presupuestos («lo pre-supuesto» [Voraus-Setzung]). Por
ejemplo, en el Libro II la reproducción se desarrolla en el siguiente orden: de
la división de las existencias o del capital (Capítulo 1), a la división de los ingre-
sos (Capítulo 2), al trabajo productivo (Capítulo 3), a los beneficios e intereses
(Capítulo 4), a la inversión de capital (Capítulo 5). Estos temas se consideran en
espiral como factores de reproducción.
Sin embargo, como podemos ver en la discusión de la reproducción en el
Libro II de La riqueza de las naciones, Smith no explica las determinaciones
del capital, sino que las describe en términos físicos como naturales o como
«producción en general», por lo que materializa el capital-valor. Marx critica
la «producción en general» tal como se define en La riqueza de las naciones y
la redefine como históricamente determinada. Esta tarea abarca también una
crítica de la Lógica de Hegel, argumentando que ambos autores clásicos to-
man la producción capitalista como natural. Marx piensa que Smith muestra
el aspecto material de la producción capitalista, pasando por alto el aspecto
formal, mientras que Hegel expresa el aspecto formal o ideal. Lo hace demos-
trando la autocreación de la «idea», que es de hecho la conciencia del valor
característica del burgués. De este modo, el aspecto material se somete al for-
mal. La Lógica de Hegel es la autocreación de la «idea», pero Marx la expone
como producción capitalista descrita desde el punto de vista del capitalista,
aunque Hegel la describa como natural.
Marx hace una valoración crítica del método sintético de Hegel:

Lo concreto [das Konkrete] es concreto porque es la concentración de mu-


chas determinaciones, de ahí la unidad de lo diverso. Aparece en el proceso del
pensar [im Denken], por tanto, como proceso de concentración, como resulta-
do, no como punto de partida, aunque sea el punto de partida en la realidad y,
por tanto, también el punto de partida de la intuición [Anschauung] y la con-
cepción. Por el primer camino la concepción plena se evaporaba para dar lugar
a una determinación abstracta; por el segundo, las determinaciones abstractas
conducen hacia una reproducción de lo concreto por medio del pensamiento.
De este modo, Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real [das Reale] como el
producto del pensamiento [Denken] concentrándose en sí mismo, sondeando
sus propias profundidades y desplegándose fuera de sí, por sí mismo, mientras
que el método de ascender de lo abstracto a lo concreto es solo el modo en que
el pensamiento se apropia de lo concreto, lo reproduce como lo espiritualmen-
te concreto [als ein geistig Konkretes]. Pero esto no es en absoluto el proceso por
el cual lo concreto mismo llega a ser (N 101, M 36; cita parcialmente alterada).

Hegel define el método analítico como analizar lo concreto y encontrar una


forma general abstracta, mientras que Marx define «el primer camino», es
decir, el método de descender de lo concreto a lo abstracto, como el proceso
en el que lo concreto se disuelve en una determinación abstracta. Lo que Marx
llama «el primer camino» se basa en el método analítico de Hegel.

30 HIROSHI UCHIDA
Hegel dice que el método sintético es «el desarrollo de los momentos de la
noción», partiendo de lo abstracto o general y particularizando después hasta
la instancia individual. Marx llama a esto «el método de ascender de lo abs-
tracto a lo concreto». Este orden —de lo general (das Allgemeine) mediante la
particularización (Besonderung) a la instancia individual (das Einzelne)— re-
presenta el método sintético de Hegel. En la obra de Marx esto se refleja en la
composición triádica del «Capítulo sobre El Capital» en los Grundrisse como
«I. Generalidad del capital», «II. Particularidad del capital», «III. Individualidad
del capital» [35].
Lo que Hegel dice en «el desarrollo de los momentos de la noción» signifi-
ca para Marx que la realidad es reproducida mentalmente y apropiada como
el concepto concreto. Se trata de una totalidad de determinaciones múltiples
en la mente, de modo que las categorías de la Doctrina del Ser se convierten
en presupuestos de la noción de capital, y las categorías de la Doctrina de la
Esencia se desarrollan desde la generalidad o la «noción» misma, hacia la par-
ticularidad o el juicio, y hasta la individualidad o el silogismo. Marx convierte
así las dos doctrinas de la lógica objetiva en momentos objetivos de la repro-
ducción mental de lo concreto. Esto refleja la tríada de Hegel —generalidad,
particularidad, individualidad— en la Doctrina de la Noción.
Sin embargo, Hegel considera el método sintético como el proceso en el
que se postula (ist gesetzt) lo real o concreto, porque piensa que el proceso
de pensar es el mismo que el de postular algo en la actualidad. No distingue
entre ambos procesos. Para él, pensar significa actualizar lo real y, por tanto,
el único trabajo que reconoce es el trabajo ajeno, espiritual. La Lógica es la
descripción más abstracta de la «idea», que se objetiva a sí misma como de-
miurgo del universo a través de su trabajo espiritual.
Por el contrario, Marx insiste en que el concepto concreto, la sociedad bur-
guesa, que él y Hegel toman como objeto de estudio, existe realmente fuera de
las mentes de quienes piensan en ella. Entonces, ¿por qué Marx ha compara-
do su método con el de Hegel y de hecho ha alabado su método sintético como
científicamente correcto? ¿Por qué, al construir el «Capítulo sobre El Capital»,
Marx aplica la tríada de Hegel de generalidad, particularidad e individualidad?
Aquí Marx pretende absorber críticamente el idealismo de Hegel, el idea-
lismo a través del cual Hegel describe inconscientemente el capitalismo [36],
en el que el sujeto ideal (valor) es dominante. Marx lee la Lógica como una
obra en la que el sujeto ideal o «idea» se aliena a sí mismo, es decir, plantea lo
concreto o lo real, como la lógica social de la conciencia del valor en la persona
que reconoce el valor en la propiedad. La relación de intercambio privado re-
quiere una actividad subjetiva o ideal para equiparar los productos y efectuar
su intercambio. Por ello, la actividad se convierte en un sujeto que aparece
como si debiera plantear lo concreto o lo real.
Hegel acepta la inversión de ideas y realidad como un hecho natural y lo
describe en la Lógica. Las relaciones de propiedad privada dividen entonces la
actividad humana en trabajo mental y trabajo físico, y el trabajo mental domi-
na sobre el físico. Hegel toma la alienación en la Lógica como natural, porque
ignora que la alienación es histórica por excelencia. En los Manuscritos eco-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 31


nómicos y filosóficos (1844) Marx ya había detectado el carácter perverso de la
Lógica, escribiendo que Hegel capta el aspecto positivo del trabajo «dentro de
la alienación o abstracción».
Por lo tanto, la crítica de Marx al idealismo de Hegel es una crítica al pseu-
donaturalismo y al pseudohistoricismo. La absorción crítica de la Lógica por
Marx es uno de los factores importantes de su crítica de la economía política,
y debe entenderse como una lectura de la Lógica como relato de la conciencia
del valor en personas que representan el carácter ideal de la propiedad priva-
da moderna. El trabajo de Marx se complementa con una crítica de la econo-
mía política de Smith y Ricardo, que describen los aspectos materiales de la
producción capitalista, pero son indiferentes a sus aspectos ideales, incluido
el impulso a la autoexpansión. Esto se debe a que estos economistas incons-
cientemente reifican (versachlichen) o transubstancian la conciencia del valor
en productos materiales, y la confunden con lo que es puramente material.
En resumen, Marx revela las determinaciones del capital dentro de lo que los
economistas tratan como un sistema de producción puramente material. Así
como Hegel es «un idealista vulgar», Smith y Ricardo son «materialistas vul-
gares» (N 687, M 567; cita parcialmente modificada).
Marx considera por dónde debe empezar una crítica sistemática de la eco-
nomía política, retomando «la categoría económica más simple» (N 101, M 36),
es decir, el valor de cambio, la posesión (Besitz), el dinero, el intercambio y el
trabajo en general, que extrae del capítulo 5 sobre el dinero del Libro I de La
riqueza de las naciones. Los remonta a su punto de partida, preguntándose
dónde y cómo se genera el dinero, y señalando que del dinero surge el capital.
Aceptando la opinión de Hegel de que el final de un análisis es el mismo que
el punto de partida de una síntesis, es decir, «lo simple», Marx lo confirma en
las categorías económicas. Hegel escribe:

Lo general es en sí y para sí el primer momento de la Noción porque es el


momento simple, y lo particular solo le es posterior porque es el momento me-
diado; e inversamente lo simple es lo más general, y lo concreto, como en sí di-
ferenciado y así mediado, es lo que ya presupone la transición de un primero
[37].

«Lo general» es lo suficientemente simple y abstracto como para desarro-


llarse mediando determinaciones particulares bajo sí mismo. «Lo concreto»
es «lo múltiple» o «lo complejo» (das Viel-Fache), una instancia «individual»
compuesta de momentos particulares. Al principio lo concreto se abstrae en
«lo simple» (das Ein-Fache), y luego «lo simple» se desarrolla en la «noción»,
procediendo desde «lo general» por particularización hasta los momentos de
«lo individual» o «una totalidad determinada». Hegel define el «ser determi-
nado» (Dasein) o «lo que hay» como una reproducción de «lo que ya ha sido»
(ge-wesen) o como la existencia de la «esencia» (Wesen). El «ser determinado»
es lo que ha sido planteado por la «esencia».
Empleando esta demostración, Marx argumenta en términos económicos
que el producto experimenta una transformación en mercancía, la mercan-

32 HIROSHI UCHIDA
cía en dinero y el dinero en capital. Entonces el capital como sujeto postu-
la el producto, la mercancía y el dinero. Los primeros «seres determinados»
(producto, mercancía y dinero) son lo que postula la «esencia» (capital). Son
formas de existencia del capital.
Ni Hegel ni Marx conciben el progreso de «lo simple» a «lo complejo» de
forma unilateral. Más bien «lo simple» se transforma en «lo complejo», y en-
tonces «lo simple» se determina como lo que «lo complejo» ha planteado. Lo
que al principio se «pre-establece» o presupone (voraus-gesetzt) se postula y
reproduce como resultado. Así se forma el círculo de lo «pre-supuesto» o la
presuposición (Voraus-Setzung) y el «planteamiento» o «lo planteado» (Set-
zung). Por tanto, una vez que algo se ha «pre-establecido», se postula repeti-
damente como el siguiente «pre-establecimiento» o presupuesto, formando
una circulación que parece que debería existir para siempre.
El punto en el que Marx se aparta de Hegel es su juicio sobre si esta circula-
ción es meramente lógica, o si las primeras «pre-requisitos» o presupuestos
se manifestaron originalmente en el curso de la historia y luego retrocedieron
a medida que se desarrollaba el capitalismo.
De hecho, tanto Hegel como Marx plantean «lo general» desde el principio,
aunque para cada uno el contenido es diferente. «Lo general» de Hegel es la
«causa propia» que no tiene origen histórico. Es un sujeto eterno, mientras
que el de Marx es histórico en su forma, la relación alienada del intercambio
privado. Este se ha convertido en un sujeto ideal independiente de las perso-
nas que viven dentro de la relación social de intercambio privado.
Marx argumenta que una vez dada la presuposición lógica, postula la misma
presuposición como resultado, y así continúa reproduciéndose. Así es como
se reproduce un sistema orgánico. Sin embargo, se pregunta dónde se dieron
los primeros presupuestos y descubre que se plantearon históricamente. La
circulación lógica de la autorreproducción comienza justo después de que se
hayan establecido los presupuestos lógicos.
Hegel no se pregunta si estos presupuestos lógicos son o no independientes
de su actualidad histórica, aunque escribe mucho sobre la historia, tomando
el sujeto histórico como lo natural. Su sujeto ideal o «idea» es en realidad una
expresión abstracta del valor. Como demiurgo se postula en la Lógica, postula
la naturaleza en la Filosofía de la naturaleza y postula al hombre en la Fenome-
nología del espíritu.
Marx utiliza un método lógico-histórico cuando empieza a demostrar que
la economía burguesa es un sistema que se reproduce a sí mismo. El primer
presupuesto lógico se reproduce a sí mismo y como resultado genera el si-
guiente presupuesto. Utilizando esta demostración muestra cómo se plantea-
ron los primeros presupuestos en el capitalismo temprano: del intercambio
en el siglo XIII, a la manufactura a partir del siglo XVI, a la revolución industrial
a partir de la última mitad del siglo XVIII y, finalmente, a la primera crisis ca-
pitalista en 1825.
«Lo simple» en el método ascendente o sintético de Marx es, por tanto, un
presupuesto que se estableció en la historia. Pero al principio toma «lo sim-
ple» como un presupuesto lógico. Se convierte en el momento inmanente de

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 33


la circulación lógica, por ejemplo, el circuito del capital-dinero y la acumula-
ción de capital en los Grundrisse, y sobre esa prueba fundamenta su relato del
origen histórico y el desarrollo de «lo simple» como la comunidad primitiva y
la acumulación primitiva. En esta demostración utiliza un orden lógico-his-
tórico. Utilizando esa metodología critica a Hegel, que asume que la presu-
posición y el resultado, o la causa y el efecto, deben continuar infinitamente
formando una circulación lógica. Hegel hace esto en su teoría de la «reflexión
ponente» y de la «causalidad» en la Doctrina de la Esencia con respecto a la
economía burguesa.
Marx afirma que la circulación reproductiva fue el presupuesto histórico
de la economía burguesa, y desciende analíticamente hasta la acumulación
primitiva. Esto demuestra que la forma-valor genera capital. El capital vincula
los presupuestos o condiciones de la producción, que se separan en la acu-
mulación primitiva. Y dejará de existir, como Marx argumenta más tarde, por
la anulación de la ley del valor. Esto se debe al desarrollo del capital fijo, que
deja tiempo disponible para ser disfrutado cuando se alcance la emancipa-
ción humana.
En resumen, la sociedad burguesa no es una sociedad cerrada, sino que de-
pende del pasado y está abierta al futuro. Por el contrario, Hegel la describe
inconscientemente en la Lógica como un sistema cerrado que el sujeto ideal
regenera y reproduce infinitamente como su propio organismo. Al leer la
«idea» de Hegel como la conciencia intersubjetiva del valor de la burguesía,
Marx descubre la propia economía capitalista en la Lógica.
Marx lee la Lógica como la fenomenología o génesis de la conciencia del
valor descrita en el «Capítulo sobre el Dinero» y en el «Capítulo sobre el Ca-
pital» de los Grundrisse. En el «Capítulo sobre el dinero» revela la forma en
que esta conciencia burguesa se expresa idealmente a través de la relación de
intercambio privado, que es análoga a la definición de Hegel de «ser para sí».
Esta es, de hecho, la relación de los propietarios de mercancías en el mercado.
En el mercado, el valor se separa de ellos mediante la ecuación de su mercan-
cías, en la presunción de que sus mercancías tienen un valor equivalente en
primer lugar. Marx aborda cómo los que intercambian mercancías participan
en la formación del dinero sin ser conscientes de esta ecuación, y comien-
za su demostración de la génesis del dinero considerando la forma-valor y el
proceso de intercambio. En este punto, los propietarios de mercancías com-
parten su conciencia del valor intersubjetivamente en el dinero en el que se
materializa su conciencia.
Al principio del «Capítulo sobre El Capital» Marx define el capital como la
generalidad que aumenta el valor, cambiando sus formas temporales. A tra-
vés de relaciones alienadas, el valor produce conciencia de valor, que media-
tiza el capital. El capital-valor plantea entonces la conciencia capitalista como
un capitalista que identifica idealmente formas concretas particulares de va-
lor con un capital-valor abstracto. El capitalista media estas formas concretas
de valor como la encarnación del capital-valor en un movimiento circular.
El capitalista lleva a cabo un intercambio con el trabajador asalariado como
propietario privado con un título igual. Sin embargo, a través de este inter-

34 HIROSHI UCHIDA
cambio, el capitalista aspira a la «forma como contenido», de modo que la
forma del intercambio, que es el valor, se ha convertido en su contenido o fi-
nalidad. El trabajador asalariado, que ahora está subsumido en el proceso de
producción de capital como mero capital variable, debe dedicarse a la produc-
ción material, y el trabajador asalariado está sujeto a la conciencia capitalista,
que se esfuerza por aumentar el valor-capital. Como resultado, el trabajador
asalariado produce no solo plusvalía que pertenece al capitalista, sino tam-
bién una pérdida de propiedad para los propios trabajadores asalariados. El
trabajador asalariado produce la relación capital-trabajo, y se hace evidente
que el propio capital es la acumulación del trabajo excedente de los trabajado-
res asalariados. Nace una nueva conciencia cuando el trabajador asalariado
sospecha que la propiedad capitalista es contraria a los intereses de los tra-
bajadores asalariados. De este modo, la conciencia burguesa común puede
derribarse y puede surgir la conciencia antagonista.
Al considerar el «tiempo disponible», Marx argumenta que la conciencia
del valor surge de la relación de intercambio de mercancías, que se presupo-
ne como el producto del «trabajo inmediato individual». Pero en el curso del
desarrollo capitalista, ese tipo de trabajo es sustituido por el «trabajo cien-
tífico colectivo». Este surge a través de la innovación tecnológica encarnada
en maquinaria o capital fijo. Así, la ley del valor deja de funcionar, porque el
trabajo objetivado en el producto disminuye al mínimo. Entonces la concien-
cia del valor-capital pierde terreno y comienza a desvanecerse, dejando lu-
gar a la conciencia proletaria. Con el tiempo esto se desarrolla hacia una so-
ciedad libre.
De ese modo se desarrolla en los Grundrisse la fenomenología del espíritu
de Marx. Cuando evalúa el método sintético de Hegel como el modo de re-
producir lo real, no lo acepta como una explicación meramente formal, sino
como un modo real de demostración basado en la dramaturgia del nacimien-
to y la muerte de la conciencia del valor. El plan de Marx es el siguiente:
La clasificación (Einteilung) obviamente tiene que ser
1. Las determinaciones generales y abstractas...
2. Las categorías que componen la estructura interna de la sociedad bur-
guesa y sobre las que descansan las clases fundamentales. Capital, trabajo
asalariado, propiedad de la tierra...
3. Concentración de la sociedad burguesa en forma de Estado...
4. La relación internacional de producción...
5. El mercado mundial y la crisis (N 108, M 43; cita parcialmente mo-
dificada) [38].
La discusión de Marx sobre el método y «lo simple», seguida de su plan cla-
sificatorio, refleja el orden que se encuentra en la obra de Hegel en la Doctrina
de la Noción: «La afirmación del segundo momento de la noción, o de la de-
terminabilidad de lo general [das Allgemeine] como particularizante [Beson-
derung], es la clasificación [Einteilung] de acuerdo con alguna consideración
externa» (secc. 230; cita parcialmente alterada) [39].
«Lo simple» al principio de la explicación sistemática es también «lo gene-
ral» o differentia specifica [40], y se particulariza, como se muestra en la cla-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 35


sificación anterior. Después del plan que acabamos de citar, Marx hizo otros
planes en el «Capítulo sobre el dinero» (N 227-8, M 151-2) y en el «Capítulo
sobre el Capital» (N 264, M 187; N 275, M 199). Los planes del «Capítulo sobre
el Capital» son más claros. Siguiendo a Hegel, estos planes se componen en
el orden triádico «I. Generalidad del capital», «II. Particularidad del capital» y
«Individualidad del capital». Este plan triádico se manifiesta en todo el «Capí-
tulo sobre el Capital» de los Grundrisse.

MODO DE PRODUCCIÓN E IDEOLOGÍA, Y «LA


IDEA ABSOLUTA»

En la cuarta y última sección de la Introducción a los Grundrisse Marx hace


ocho anotaciones sobre los problemas que ha tenido en mente:
1. La guerra se desarrolló antes que la paz; la forma en que ciertas relacio-
nes económicas como el trabajo asalariado, la maquinaria, etc. se desarrollan
antes, debido a la guerra y en los ejércitos, etc....
2. Relación de la historiografía ideal anterior con la real. A saber, de las llama-
das historias de la cultura, que solo son historias de religiones y estados...
3. Materias secundarias y terciarias; en general, relaciones de producción
derivadas, heredadas, no originales...
4. Acusaciones sobre el materialismo de esta concepción. Relación con el ma-
terialismo naturalista.
5. Dialéctica de los conceptos fuerza productiva (medios de producción) y re-
lación de producción...
6. El desarrollo desigual de la producción material en relación con, por ejem-
plo, el desarrollo artístico. En general, el concepto de progreso no debe con-
cebirse en la abstracción habitual. Arte moderno, etc. ... el derecho romano
privado...
7. Esta concepción aparece como un desarrollo necesario. Pero legitimación
del azar. Cómo. (De la libertad también...)...
8. El punto de partida obviamente de la característica natural ... (N 109-10, M
43-4; cita parcialmente modificada).
Los ocho puntos ya han sido analizados en detalle [41]. Por ello, solo men-
cionamos su relación con la Lógica de Hegel.
Hasta ahora en su discusión Marx ha reflejado la consideración de Hegel de
la vida individual, el proceso vital y el «género» como se discute en la «vida»
bajo la «idea» en la Doctrina de la Noción, el último libro de la Lógica. Y ha
estudiado el método, «lo simple» y la clasificación. Después de reflexionar crí-
ticamente sobre la «vida» y el «reconocimiento» en las tres primeras seccio-
nes de la Introducción a los Grundrisse, Marx aborda la «idea absoluta» en la
cuarta sección.
Siguiendo a Hegel, que en su Lógica trata temas como la naturaleza y el es-
píritu, el arte y la religión, la filosofía, el «principio», la dialéctica, el sistema y

36 HIROSHI UCHIDA
el método, Marx investiga el modo de producción burgués en las tres primeras
secciones de la Introducción a los Grundrisse. Luego busca a tientas su propia
teoría histórica de los modos de producción, aplicando en la cuarta sección
el resumen enumerado anteriormente (puntos primero, tercero y quinto). La
cuarta sección de la Introducción a los Grundrisse evidentemente completa el
esquema de Marx criticando la «idea absoluta».
En su Introducción a los Grundrisse Marx pretende hacer uso del idealismo
de Hegel, que defiende el dominio de un sujeto ideal. Esto ocurre en las Doc-
trinas del Ser y de la Esencia, pero como expresión perversa de la producción
capitalista. Marx revela esta lógica de la conciencia moderna del valor, y por
ello critica la obra de Hegel como ideología [42].

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 37


II. EL «CAPÍTULO SOBRE EL DINERO»
Y LA DOCTRINA DEL SER

PRODUCTO, MERCANCÍA Y DINERO, E


«IDENTIDAD, DIFERENCIA, OPOSICIÓN Y
CONTRADICCIÓN»

Como se señaló en el Prefacio de la presente obra, el «Capítulo sobre el Di-


nero» en los Grundrisse de Marx corresponde a la Doctrina del Ser en la Lógica
de Hegel. Sin embargo, al principio del «Capítulo sobre el Dinero» encontra-
mos el siguiente párrafo, que está escrito con referencia a la descripción de
Hegel de «Identidad, Diferencia, Oposición y Contradicción» al principio de la
Doctrina de la Esencia [43]. Marx escribe:

El simple hecho de que la mercancía exista doblemente, en un aspecto como


producto específico cuya forma natural de ser determinada [natürliche Dasein]
contiene idealmente (contiene latentemente) su valor de cambio (dinero), en
el que se despoja de nuevo de toda conexión con la forma natural de ser de-
terminada del producto —esta existencia doble, diferenciada [Existenz] debe
desarrollarse en una diferencia [Unterschied], y la diferencia en oposición [Ge-
gensatz] y contradicción [Widerspruch] (N 147, M 81; cita parcialmente alterada).

¿Por qué Marx escribe así? Lo hace porque piensa de la siguiente manera.
La identidad (Identität) de un producto simple consigo mismo se diferencia en
dos formas: 1. la «forma natural del ser determinado del producto» (en otras
palabras, el valor de uso; de hecho, Marx se abstiene de utilizar este término
por una razón que se explicará más adelante), y 2. la «forma del valor de cam-
bio». Cuando el producto entra en una relación de intercambio se convierte
(werden) en una mercancía. Cuando el valor de cambio, que persigue el pro-
pietario de la mercancía, se realiza además como dinero, la diferencia inma-
nente entre valor de uso y valor de cambio se convierte en una oposición ex-
terna entre mercancía y dinero. Como veremos más adelante, esta oposición
se convertirá en una contradicción dentro del dinero, y del dinero surge el ca-
pital. Marx vincula así el movimiento «del producto a la mercancía, al dinero y

38 HIROSHI UCHIDA
al capital» con el movimiento «de la identidad a la diferencia, a la oposición y a
la contradicción», como escribe Hegel en la transición del «ser» a la «esencia».
Una mercancía no puede existir simplemente como tal, por lo que se ge-
nera dinero. Del dinero surge el capital. En el párrafo citado anteriormente,
Marx obtiene una perspectiva teórica sobre este desarrollo. En otras palabras,
el producto se define explícitamente como mercancía cuando es el producto
del capital, o cuando el capital plantea o produce un producto. Por lo tanto,
la mercancía es, por naturaleza, mercancía-capital. Esto significa que el pro-
ducto se plantea como mercancía a través de la relación con el capital, en la
que se ha transformado la relación con el valor. Si nos preguntamos por qué el
producto existe como tal, debemos remontarnos al capital. La «reflexión po-
nente» (die setzende Reflexion) al comienzo de la Doctrina de la Esencia es la
determinación que media entre «ser» y «esencia». El «ser determinado» (Da-
sein) se revelará como aquello que la «esencia» (Weser) ha postulado como
«fundamento» (Grund). Es la semblanza (Schein) de la «esencia».
Utilizando esta lógica Marx conecta la mercancía con el capital de esta ma-
nera. La mercancía como «ser determinado» es de hecho el producto que el
capital ha planteado. Como el producto se convierte en mercancía, la mercan-
cía da lugar al dinero, y el dinero da lugar al capital. Pero ahora el capital plan-
tea el producto como mercancía. Por lo tanto, el producto al comienzo de este
análisis es de facto lo que el capital ha planteado.
Para el capital, el producto como «lo simple» o «lo supuesto» es un resulta-
do. El producto se postula o reproduce al final para convertirse en la siguiente
presuposición. Marx ha obtenido esta perspectiva sobre la relación circular de
la presuposición o «lo supuesto» de la «reflexión ponente» de Hegel.
Marx capta la relación entre el «Capítulo sobre el Dinero» y el «Capítulo so-
bre el Capital» de manera similar. La relación lógica entre la presuposición
como «lo simple» o el producto, y «lo supuesto» como «lo complejo» o el ca-
pital, ya está establecida en la Introducción a los Grundrisse. Esta es la fase
lógica de la circulación lógico-histórica a través de la cual lo que es histórica-
mente postulado se reproduce como la siguiente presuposición en lógica.
Marx utiliza esta perspectiva metodológica en el «Capítulo sobre el dinero».
En esa obra interpreta la Doctrina del Ser de Hegel como la génesis de la con-
ciencia del valor compartida entre la burguesía, en efecto, una fenomenología
del espíritu burgués.

LOS DOS ASPECTOS DE LA MERCANCÍA Y


«SEMEJANZA Y DESEMEJANZA»

Al principio del «Capítulo sobre el Dinero» de los Grundrisse, Marx define la


mercancía de la siguiente manera:

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 39


La mercancía no se plantea como constantemente intercambiable, ni inter-
cambiable con cualquier otra mercancía en sus propiedades naturales [Eigens-
chaften]; ni en su semejanza natural [Gleichheit] consigo misma, sino como di-
ferente [ungleich] de ella misma, como algo diferente [Ungleiches —sic] de sí
misma, como valor de cambio (N 142, M 77; cita en gran parte modificada).

¿Qué es la «semejanza natural» en la cita anterior? Marx utiliza la palabra


«natural» como antónimo de «social». Significa algo que está libre de determi-
naciones sociales, o libre de la relación mercancía-dinero. En otras palabras,
las determinaciones históricas y sociales se abstraen de las «naturales». Por lo
tanto, la «semejanza natural» o las «propiedades naturales» de la mercancía
significan el valor de uso o «el producto como tal», que las personas obtienen
de la naturaleza mediante el trabajo.
Mientras persistan las relaciones de la comunidad primitiva, el ser huma-
no, como fuerza natural o forma natural, está directamente unido a la natura-
leza misma o materia natural. Cuando los miembros de la comunidad se diso-
cian en individuos modernos, se relacionan entre sí mediante el intercambio
de sus productos. Entonces el producto deja de ser una mera «semejanza» na-
tural para convertirse en una mercancía. El producto como mercancía no se
plantea en su semejanza natural a sí mismo o como valor de uso, sino como
diferente a sí mismo o como valor de cambio. Su valor de uso se convierte
ahora en «valor de uso para otros», o valor de uso social.
Esta doble determinación del producto como mercancía se basa en la «re-
flexión pura» de Hegel: «La semejanza [Gleichheit] es una identidad solo de
aquellas cosas que no son iguales, no idénticas entre sí; y la desemejanza [Un-
gleichheit] es una relación [Beziehung] de cosas que son diferentes [Unglei-
chen]» (secc. 118; cita parcialmente modificada) [44].
Tanto la semejanza como la desemenjanza se definen, no en el sentido de
que estén separadas y sean indiferentes la una a la otra, sino en el sentido de
que se tienen la una a la otra como elemento propio e indispensable, conecta-
das en su propia definición. Continúa Hegel:

En el caso de la diferencia, en suma, nos gusta ver la identidad, y en el caso


de la identidad nos gusta ver la diferencia. Sin embargo, dentro del ámbito de
las ciencias empíricas, a menudo se permite que una de estas dos categorías
ponga a la otra fuera de la vista y de la mente. Así, el problema científico en un
momento dado es reducir las diferencias existentes a la identidad; en otra oca-
sión, con igual unilateralidad, descubrir nuevas diferencias (secc. 118, Z).

Marx no intenta descubrir una definición de identidad sin diferencias, ni


una de diferencias sin identidad, sino una en la que tanto la «semejanza»
como la «desemejanza» estén mutuamente mediadas. Lo hace en su crítica
de la economía política, una de las ciencias empíricas típicas, tratándola como
el autorreconocimiento de la sociedad burguesa. Su crítica de Hegel también
limita la validez de la Lógica a la sociedad burguesa.

40 HIROSHI UCHIDA
Marx considera detalladamente cómo se genera y transforma el valor
de cambio:

Equiparo cada una de las mercancías con una tercera [ein Drittes]; es decir,
a diferencia [ungleick] de ellas mismas. Esta tercera, que difiere de ambas [las
dos mercancías en intercambio], existe inicialmente solo en la cabeza [de los
propietarios de mercancías], como una concepción, ya que expresa una re-
lación [ein Verhältnis]; al igual que las relaciones en general solo pueden ser
pensadas [gedacht], cuando deben ser fijadas, a diferencia de los sujetos que se
relacionan entre sí (N 143, M 77-8; cita en gran parte alterada).

Utilizando la definición de Hegel de «semejanza», es decir, la identidad de


lo que no es idéntico, Marx considera las mercancías en un nuevo nivel. Llama
a su «semejanza» valor de cambio.
¿Qué es en realidad el valor de cambio? Marx piensa que es la relación de
intercambio privada, que está inconscientemente separada de los sujetos que
forman la relación. El valor de cambio surge a través de la acción de equipa-
rar productos como mercancías. Esto puede ocurrir debido a la presunción de
que existe originalmente un valor de cambio equivalente en cada mercancía.
El valor de uso de una mercancía para su propietario es un no-valor de uso.
Pensando en las explicaciones de Adam Smith sobre el intercambio y la divi-
sión del trabajo en La riqueza de las naciones, Marx escribe lo siguiente: «El
intercambio y la división del trabajo se condicionan recíprocamente. Puesto
que cada uno trabaja para sí mismo, pero su producto no es nada [Nichts] para
él» (N 158, M 91). El propietario de la mercancía aporta su producto al inter-
cambio. El valor de uso es un no-valor de uso o «nada» para el propietario de
la mercancía, pero puede ser un valor de uso o «ser» para otros. Cada valor de
uso es diferente, pero para poder ser intercambiado, cada uno debe equipa-
rarse a otro a través de «un tercero». ¿Qué es «el tercero»? Lo que realmente
existe en la relación de intercambio es el valor de uso de cada mercancía. Por
lo tanto, «el tercero» solo puede ser otra relación a través de la cual se vinculan
productos con diferentes valores de uso. Esta relación solo existe en la mente
de las personas. Es lo que se piensa (gedacht).
Cabe destacar que la relación «del tercero» solo llega a existir cuando las
personas, que se relacionan entre sí, la tienen presente. Sin embargo, no se
dan cuenta de esta acción mental. Aunque forman la relación de intercam-
biadores de mercancías, suponen que el valor de cambio existe originalmente
en una mercancía, sin ser conscientes de que el valor de cambio deriva de un
reflejo inconsciente de la relación real de intercambio entre sus productos. El
valor de cambio es una relación que se abstrae inconscientemente del inter-
cambio y se transforma en un factor inmanente de la propia mercancía. De
este modo, la relación de intercambio real se aleja como valor de cambio de
los intercambiadores y se materializa en la mercancía.
Al escribir las frases citadas, Marx seguramente está recordando el si-
guiente pasaje de Hegel:

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 41


La diferencia es 1. diferencia inmediata, es decir, diversidad [Verschieden-
heit]. En la diversidad cada una de las cosas diferentes es por sí misma lo que es,
y es indiferente a su relación con cualquier otra. Esta relación es, por tanto, ex-
terior a ella. Debido a la indiferencia de las cosas diversas a la diferencia entre
ellas, la diferencia cae fuera de ellas en un tercero [ein Drittes], algo comparable
[Vergleichendes] (secc. 117; cita ampliamente alterada) [45].

Hegel no explica más «el tercero», pero Marx supone que se trata de la con-
ciencia del valor de los propietarios de mercancías que inconscientemente
proyectan sobre sus productos y consideran una característica original de la
propia mercancía.

EL PROPIETARIO DE MERCANCÍAS Y LA
«IDEALIDAD DEL SER PARA SÍ»

En la sociedad burguesa, una persona debe comprometerse en un metabo-


lismo con la naturaleza a través de la relación mercancía-dinero. La naturale-
za privada de este proceso requiere que la persona realice esta práctica iden-
tificando los productos con «el tercero», el valor de cambio. Esto se debe a que
el intercambio privado de productos, que son diferentes en valor de uso unos
de otros, se realiza a través de una ecuación. En dicha ecuación, la relación de
intercambio se separa como valor de cambio de las personas que forman la
relación. Esta ecuación es una determinación (Bestimmung) del propietario
de la mercancía cuya «causa final» es la especulación en términos de valor,
una forma de pensamiento y comportamiento alienados.
El «ser para sí» (Fürsichsein) en la Lógica de Hegel se ocupa precisamen-
te de este asunto. El «ser determinado» (Dasein) se convierte en «ser para sí»
(Fürsichsein) cuando se define como «algo» (Etwas) en relación con otro «ser
determinado», «otro algo» (anderes Etwas). Es «ser para sí» o «algo» que se
relaciona con «otro algo» y se determina a sí mismo en relación con él. He-
gel escribe:

En el ser para sí entra la determinación de la idealidad [Idealität]. El ser de-


terminado tiene realidad [Realität] en primera instancia cuando es aprehen-
dido solo en su ser o afirmación (secc. 91); y así incluso la finitud en primera
instancia está en la determinación de la realidad (secc. 95; cita ampliamente
alterada) [46].

Hegel deriva el «ser para sí» de la relación entre «algo» y «otro algo». «El ser
para sí» es la relación ideal por excelencia, es decir, el «ser para sí» es la idea-
lidad que media la realidad del «ser determinado» o «algo».
Sin embargo, Hegel no investiga qué es lo que realmente causa la relación
entre «algo» y «otro algo», ni se pregunta por qué la realidad del «ser para sí»

42 HIROSHI UCHIDA
no puede subsistir como tal y debe descender a la idealidad. Por el contrario,
Marx investiga la causa, porque la idealidad en cuestión es la característica
específica de la propiedad privada moderna.
Lo que Hegel llama «realidad» son los atributos naturales y la identidad de
un producto cuando se observa desde el punto de vista de la economía polí-
tica. Es el «valor de uso», según la terminología de Smith, la riqueza material
obtenida a través del proceso metabólico con la naturaleza mediante «trabajo
y esfuerzo». El producto no puede seguir existiendo como mero valor de uso
cuando se introduce en la relación de intercambio privado.
Lo que Hegel llama «idealidad» es la abstracción que los que intercambian
tienen en cuenta al equiparar sus productos. Forman una relación de inter-
cambio y abstraen la «desemejanza» real de sus productos en una «semejan-
za» ideal, en pocas palabras, el valor de cambio.
Marx interpreta así la realidad del «ser determinado» y la idealidad del «ser
para sí» como valor de uso y valor de cambio respectivamente. Un producto
tiene esos dos factores porque el proceso de metabolismo entre los seres hu-
manos y la naturaleza se lleva a cabo mediante una separación y reintegra-
ción en el curso del intercambio privado.
Marx también critica directamente a Hegel:

Este símbolo [el dinero], este signo material del valor de cambio, es un pro-
ducto del intercambio mismo, y no la ejecución de una idea concebida a priori
(N 144, M 79).
Estas relaciones de dependencia objetiva [diese sachlichen Abhangigkeits-
verhältnisse] aparecen también, en oposición a las de dependencia personal...
de tal manera que los individuos se rigen ahora por abstracciones [Abstraktio-
nen], mientras que antes dependían unos de otros. La abstracción, o idea [Idee],
sin embargo, no es más que la expresión teórica de esas relaciones materiales
que son su amo [Herr]. Las relaciones solo pueden expresarse, por supuesto, en
ideas... (N 164, M 96) [47].

Marx reinterpreta la «idea» de Hegel. La ve como una abstracción que las


personas privadas generan inconsciente, pero inevitablemente como factor
igualador cuando se relacionan entre sí en un intercambio de productos o en
«dependencia objetiva». Piensa que el sujeto en la sociedad burguesa no es en
realidad la «idea», sino la relación con la mercancía o forma de la mercancía.
La «idea» de Hegel es una expresión abstracta de esta relación.
Para Marx, la «propensión al intercambio», que Adam Smith destacaba en
la naturaleza humana, se ha convertido en un axioma para la burguesía. Vi-
ven dentro de la relación con la mercancía o «sociedad mercantil». El valor
de cambio es lo que expresan idealmente en la relación con la mercancía,
su «causa final». La capacidad productiva que se otorga a los seres humanos
en la historia se aliena en la práctica y luego se define para expresar el valor
de cambio, una idealidad. Hegel confunde esta idealidad con la «idea», el de-
miurgo del universo.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 43


La burguesía es consciente del valor de cambio en la forma de precios, por
lo que su conciencia está determinada como conciencia del valor. Pero a este
nivel suponen que el valor de cambio como infinito (Unendlichkeit) es inma-
nente al producto como finito (Endlichkeit). La obra de Marx se relaciona con
este comentario de Hegel: «La verdad de lo finito es más bien su idealidad»
(secc. 95).
El producto (finito) se determina de modo que se equipara (como, gleich) a
través de un «tercero» ideal con su realidad como valor de uso (desemejanza,
Ungleichheit). En la frase anterior, Hegel afirma que el producto se convierte
en mercancía en el intercambio privado. La mercancía se determina enton-
ces no solo como valor de uso (finitud o realidad), sino como valor de cambio
(infinitud o idealidad). Sin darse cuenta describe una situación en la que las
personas deben expresar sus intereses privados de una manera determina-
da. Supone que la situación es natural, aunque de hecho está históricamente
determinada.
Marx ve los dos aspectos de la mercancía —valor de uso y valor de cambio—
en las definiciones de Hegel de «realidad del ser determinado» e «idealidad
del ser para sí». Critica el pseudonaturalismo expresado en la Doctrina del ser
de Hegel, y sostiene que este pseudonaturalismo es compartido por los eco-
nomistas políticos. No critica trascendentalmente el idealismo de Hegel, sino
que ve en él una expresión ideal de la actividad privada y alienada, la forma
social de la producción privada.

EL SUJETO-DINERO Y LA «SUSTANCIA COMO


SUJETO»

En el «Capítulo sobre el Dinero» de los Grundrisse, Marx encuentra la géne-


sis del dinero en una circulación de mercancías y dinero. Intenta hacerlo ape-
lando a una contradicción dentro del propio dinero, aunque, como veremos
más adelante, toca la forma-valor y el proceso de circulación.
Marx se centra en dos aspectos de la mercancía, la «semejanza natural» y el
«valor de cambio». Sin embargo, como se ha señalado anteriormente, algunos
lectores del «Capítulo sobre el Dinero» se avergüenzan por el hecho de que se
abstiene de utilizar el término popular «valor de uso», a pesar de que a menu-
do utiliza el término opuesto «valor de cambio». No cabe duda de que conocía
bien el término «valor de uso». No obstante, utiliza otros términos en su lu-
gar, como «propiedades naturales» (die natürliche Eigenschaften), «existencia
natural» (die natürliche Existenz), «ser natural determinado» (das natürliche
Dasein), etc. (N 141, M 76).
¿Cuál es la intención de Marx al adoptar esta terminología? Evidentemente,
pretende considerar la génesis del dinero utilizando términos que se encuen-
tran en las obras de Aristóteles, uno de los primeros pensadores que examinó
el dinero. Al principio de las secciones teóricas del «Capítulo sobre el Dinero»

44 HIROSHI UCHIDA
de los Grundrisse (N 140, M 75), coloca la cosa «individual» (Individuum) [48] (N
235, M 158) o «una cosa tangible» (ein handgreifliches Ding) (N 263, M 187) en
el orden del día como «el producto». Lo llama «sustancia» en el sentido de «
sustancia primaria» (prōtē ousia) mencionado por Aristóteles. Aristóteles dis-
tingue la sustancia primaria de la secundaria (deuterai ousiai):

Se deduce, entonces, que la sustancia tiene dos sentidos, a. el sustrato últi-


mo, que ya no se predica de ninguna otra cosa, y b. lo que es un «esto» y sepa-
rable [chōriston] —y de esta naturaleza es la forma [morphē] o forma [eidos] de
cada cosa [49].

Marx considera el valor de cambio con referencia a la sustancia secunda-


ria de Aristóteles. La mercancía se compone, pues, de la sustancia primaria
o natural y de la sustancia secundaria, el valor de cambio. La mercancía es la
instanciación concreta (synolon) de las dos sustancias. Como ya se ha dicho, la
sustancia secundaria es «separable» (chōriston, abrennbar) [50], (abgetrennt)
[51]. Aristóteles no estipula si la sustancia o forma separable (eidos) es natural
o social. Marx lo entiende como social por excelencia. En realidad, es la rela-
ción de intercambio separada como valor de cambio de personas que se rela-
cionan entre sí de una manera específica. Se materializa en un producto, que
se convierte así en mercancía. El valor de cambio es también separable de la
sustancia o materia primaria de la mercancía. Marx escribe:

Además de su existencia en la mercancía, el valor de cambio adquirió una


existencia propia en el dinero, fue separado [getrennt] de su sustancia [natural]
justamente porque la determinabilidad natural de esta sustancia contradecía
su determinabilidad general como valor de cambio (N 150-1, M 84; cita amplia-
mente alterada).

Lo que se denomina «su sustancia [del valor de cambio]» en la cita anterior


es la «sustancia natural» en la que existe el valor de cambio. De hecho, es un
valor de uso. Los valores de uso son «los portadores materiales [Trager] del...
valor de cambio» [52]. El valor de uso no debe confundirse con el «trabajo hu-
mano abstracto», la sustancia social del valor.
En el «Capítulo sobre el Capital» encontramos un uso similar del término
sustancia: «la sustancia en la que [el capital] existe». Aquí sustancia se refie-
re a formas particulares de alguna sustancia natural, por ejemplo, la sustan-
cia del dinero, las mercancías y las condiciones de producción a través de las
cuales se media el valor-capital. Marx utiliza la palabra sustancia, en lugar de
valor de uso, porque pretende entender la mercancía como una contradicción
entre la sustancia primaria y el valor de cambio.
Marx afirma que las dos determinaciones de la mercancía se contradicen.
«Contra-dicción» significa que la mercancía contiene dos aspectos contra-
rios. La mercancía en su conjunto está determinada como sustancia natural
y, al mismo tiempo, como valor de cambio. Ambos aspectos son verdaderos,

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 45


pero se excluyen mutuamente. Forman entonces una contradicción. ¿Cómo
se resuelve o «disuelve» la contradicción? Marx responde:

Esta contradicción solo puede disolverse objetivándola: es decir, planteando


la mercancía en una doble forma, primero en su forma natural, inmediata, y
luego en su forma mediada, como dinero. Esto último solo es posible porque
una mercancía concreta se convierte, por así decirlo, en la sustancia general de
los valores de cambio [die allgemeine Substanz der Tauschwerte], o porque los
valores de cambio de las mercancías se identifican con una mercancía concre-
ta distinta de todas las demás (N 168, M 100; cita parcialmente modificada).

Aquí en los Grundrisse Marx hace una distinción entre las contradicciones
que pueden ser trascendidas y las que simplemente se representan en otra
forma (N 123, M 58) [53]. La contradicción antes mencionada pertenece a esta
última categoría, porque genera una forma en la que se representa. El valor
de cambio de todas las mercancías se separa e independiza de las sustancias
naturales originales en las que ha existido, y el valor de cambio se expresa
finalmente en la sustancia natural particular de una mercancía-dinero. Los
valores de cambio se fundan en sus propias sustancias particulares, pero en
la mercancía-dinero son representadas en una sustancia específica que po-
see atributos naturales adecuados para satisfacer determinadas necesidades.
Estos atributos incluyen la inalterabilidad (inoxidabilidad) (N 166, M 98), la se-
parabilidad, la recomponibilidad y la transportabilidad [54].
Esta representación se realiza a través de la práctica de los propietarios de
mercancías. Equiparan los valores de cambio de sus mercancías con una sus-
tancia natural concreta de una mercancía, como el oro o la plata. Esta acción
común convierte a la mercancía en «la sustancia general» en la que se expre-
san los valores de cambio de todas las mercancías, a la que se transfieren y
en la que existen. Una mercancía se convierte así en dinero. La contradicción
teórica de la mercancía entre sus dos aspectos se resuelve mediante la prácti-
ca inconsciente de los propietarios de mercancías de generar una forma —el
dinero— a través de la cual se representa la contradicción.
Marx analiza la situación en la que los valores de cambio de las mercancías
se separan y se expresan en la sustancia natural particular de una mercancía:
el dinero. Utiliza dos categorías: alienación (Entfremdung) y reificación (Ver-
sachlichung):

—está claro para los economistas que la existencia del dinero presupone la
reificación [Versachlichung] de la conexión social... Pero por qué [las personas]
tienen fe en la cosa [Sache] En efecto, obviamente [tienen fe en la cosa] solo
como relación reificada entre personas [als versachlichtem Verhältniss der Per-
sonen unter einander]... y ella [el dinero] puede tener un atributo social [Eigens-
chaft], solo porque los individuos han alienado [haben entfremdet] su propia re-
lación social como objeto de sí mismos (N 160, M 93; cita en gran parte alterada).

46 HIROSHI UCHIDA
Aunque en la cita anterior, las dos categorías —reificación y alienación— su-
gieren una progresión de la reificación a la alienación, el orden en que ambos
fenómenos se producen en la realidad es el opuesto: de la alienación a la reifi-
cación. «... una relación mutua entre las actividades productivas de las perso-
nas» (N 160, M 93) aparece separada e independiente de los sujetos humanos
en la relación de intercambio, porque su práctica equipara mutuamente sus
productos como equivalentes. Los que intercambian pueden equipararlos de
este modo porque se presupone que su trabajo general o abstracto se objetiva
en ellos como sustancia del valor. A través de esta práctica, la relación de in-
tercambio entre individuos «privados» se separa y se independiza como valor
de cambio. Marx llama a esta separación la alienación (Entfremdung) median-
te la cual la relación de intercambio se abstrae de los sujetos humanos que
la forman.
El sentido de la palabra alienación es el mismo que en los Manuscritos eco-
nómicos y filosóficos (1844). En esos manuscritos Marx critica a Hegel, seña-
lando que capta el trabajo humano «dentro de la alienación» o «dentro de la
abstracción» de manera similar a los economistas políticos. La primera crítica
de Marx se refiere a una situación en la que el dinero se genera a través de
la práctica inconsciente y omnipresente llevada a cabo por los propietarios
de mercancías al alienar o abstraer su propia relación como valor de cambio.
Estos que intercambian introducen sus productos en el intercambio como
mercancías, porque creen conscientemente que tienen valor de cambio. Así,
su práctica inconsciente de alienar su propia relación como valor de cambio
aparece invertida en su conciencia. De este modo, sus mercancías parecen
tener ellas mismas valor de cambio, porque los que intercambian confían en
que sus productos son la forma fenoménica del propio valor. Marx quizás esté
recordando un análisis similar en la Fenomenología del espíritu de Hegel:

La autoconciencia cultivada [gebildete] que atravesó el mundo del Espíri-


tu autoalienado ha producido, mediante su exteriorización [Entausserung], la
Cosa [das Ding] como su propio yo; por lo tanto, aún conserva su propio yo en
ella y sabe que la Cosa carece de autosubsistencia, que esencialmente solo es un
ser para otro; o, para dar expresión completa a la relación [Verhältnis], es decir,
a lo que constituye la naturaleza del objeto aquí, la Cosa cuenta para ella como
algo que existe por sí mismo; declara que la certeza de los sentidos es la verdad
absoluta, pero este ser para sí mismo se declara a sí mismo como un momento
que simplemente se desvanece y pasa a su opuesto, a un ser que está a dispo-
sición de un «otro» [55].

El paréntesis «dinero» (Geld ), insertado por Marx en sus extractos de la Fe-


nomenología, es una prueba de que entiende que «la cosa» (das Ding) de He-
gel, con la que se relaciona la autoconciencia, no es una mera cosa, sino una
mercancía: «Cuando [el espíritu] declara que lo que hace, lo hace por convic-
ción del deber, esta declaración es la validación (dinero) [das Gelten (Geld)] de
su acción» [56].

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 47


Marx lee el enunciado (Spruch) del «espíritu» como acción económica y la
validación de su acción (das Gelten seines Handeln) como dinero. De hecho, su
enunciado es una expresión de valor económico [57], porque el «espíritu» es
el de los propietarios de mercancías que inconscientemente alienan su pro-
pia relación de sí mismos como valor de cambio, y luego se convierten en sus
mediadores. Son portadores de la conciencia del valor, aunque no reconocen
cómo se forma. De este modo, Marx analiza la omnipresente conciencia de
valor de los propietarios de mercancías utilizando el concepto de «autocon-
ciencia» de la Fenomenología de Hegel.
Marx pone de relieve la reificación (Versachlichung) al pasar de la aliena-
ción al valor de cambio. El valor de cambio es en sí mismo invisible e intan-
gible, por lo que: «Como objeto general, solo puede existir simbólicamente...»
(N 168, M 99). El valor de cambio debe estar representado en la «cosa» (Sa-
che) o en el «cuerpo» (Körper) de una mercancía concreta, que es la forma más
adecuada de expresarlo. Marx describe la materialización del valor enajenado
(entfremdet) en «la cosa» o «cuerpo», su «reificación» (Veraschlichung) o «en-
carnación» (Verkörperung) (N 142, M 77). Este proceso, en el que los sujetos
humanos en una relación de intercambio de mercancías plantean el valor «a
través de la abstracción» (N 142, M 77) [58] o a través de la alienación, se produ-
ce simultáneamente con el proceso en el que pierden su subjetividad. Están
inconscientemente comprometidos en la abstracción del valor y en la identi-
ficación de este con «la cosa» (Sache) o «el cuerpo» (Körper). Sin darse cuenta
generan dinero a través de su acción común, y se convierten en sujetos del
mismo. El dinero es su intersubjetividad alienada reificada en una sustancia
natural particular como el oro o la plata, que es ahora «la sustancia general»
del valor de cambio. Más adelante en El Capital, Marx define el dinero, gene-
rado de esta manera, como una «materialización» (Materiatur) [59] en la que
el valor, es decir, una forma social, se expresa en una sustancia natural es-
pecífica o materia. En términos de Aristóteles, la sustancia secundaria (eidos,
forma) se separa (chōriston) de la sustancia primaria u original, y se encarna
en otra sustancia primaria. Marx escribe: «El dinero es el medio objetivo [das
sachliche Medium] en el que se sumergen los valores de cambio y en el que
obtienen la forma [Gestalt] correspondiente a su determinación general» (N
167, M 99; cita parcialmente alterada).
El dinero como medio objetivo o «expresión objetiva» (der sachliche Aus-
druck) (N 169, M 100) es «el sujeto-dinero» (das Geldsubjekt) (N 167, M 99,
etc.) o «el sujeto del dinero» (das Subjekt des Geldes) (N 173, M 104). La rela-
ción de intercambio de mercancías se aliena como valor de los sujetos huma-
nos que forman la relación, y el valor se materializa en una sustancia natural
concreta, como el oro o la plata. Una mercancía concreta se convierte así en
«el sujeto-dinero»: «De la esencia misma del valor de cambio surge que una
mercancía concreta aparece como el sujeto-dinero del atributo-dinero [die
Geldeigenschaft] de todas las mercancías» (N 167, M 98-9; cita en gran parte
modificada).

48 HIROSHI UCHIDA
Esto se desprende de lo que se ha desarrollado hasta ahora: Un determinado
producto (mercancía) (material) debe convertirse en el sujeto del dinero, que
existe como atributo de todo valor de cambio. El sujeto en el que se representa
este símbolo no es una cuestión indiferente, ya que las pretensiones del suje-
to representante están contenidas en las condiciones —determinaciones con-
ceptuales, relaciones determinadas— de lo que ha de ser representado (N 173-
4, M 104; cita parcialmente alterada).

Dentro de la relación mercancía-intercambio las personas pierden incons-


cientemente su subjetividad y se subordinan al dinero como sujeto. La relación
de intercambio se separa como valor, porque lo abstraen inconscientemente.
Esta abstracción se objetiva y se identifica con una sustancia particular, por lo
que aparece como el sujeto-dinero. Al rastrear la génesis del dinero como su-
jeto, Marx ha aclarado por qué una sustancia específica, como el oro o la plata,
se convierte en el sujeto-dinero, y por qué existe el fetichismo de que el oro es
dinero por naturaleza. Utilizando esta crítica, revela el verdadero fundamento
de la tesis de Hegel de que la «sustancia» es «sujeto». Hegel escribe:

Es a partir de este juicio [Ur-Teil = división original] que la Idea es en primer


lugar solo la única sustancia general [Substanz]; pero su actualidad desarrolla-
da y verdadera ha de ser como sujeto [Subjekt] y por tanto como espíritu [Geist]
(secc. 213; cita en gran parte alterada).

En los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) Marx sostiene que la


«sustancia» de Hegel es «la alienación» (lógicamente: de lo infinito, lo abs-
tractamente general) o «la abstracción absoluta y fija» [60]. La categoría
más crucial en la tesis de Hegel es «la relación espiritual» (das geistige Ver-
halten) [61] o «el (trabajo) abstractamente espiritual» (die abstrakt geistige
[Arbeit]) [62], a través del cual la «sustancia» como «saber» (Wissen) se con-
vierte en «sujeto». El trabajo que Hegel reconoce es simplemente «saber»
(wissen). En los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) Marx escribe que
para Hegel «el conocer es su única relación objetiva [Verhalten] [de la con-
ciencia]» [63]. Para Hegel, el «conocer» se conoce a sí mismo y, por tanto, la
conciencia es autoconciencia. La autoconciencia confirma que todo existe
en el «conocer» objetivándose a sí misma como sujeto. Lo que aparece como
objeto a la autoconciencia (conocimiento fenomenológico) no es más que au-
toconciencia en la forma de su propio objeto-conciencia.
En los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) Marx revela que la «sus-
tancia» de Hegel en la Fenomenología es de hecho la relación alienada de la
propiedad de mercancías como «valor en potencia» (an sich). En otras pala-
bras, Hegel ha leído en la «sustancia» una situación económica específica en
la que el propietario de la mercancía reifica la conciencia del valor en el pro-
ducto. Marx comprende que la «autoconciencia» de Hegel es «solo el hom-
bre concebido abstractamente, el hombre producido por la abstracción». «El
hombre es egoísta», o un «egoísta abstracto» [64]. El «hombre» es el propieta-
rio de mercancías.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 49


Para Marx, la «conciencia de objeto» o «cosidad» (Dingheit) de Hegel es el
egoísmo reificado o la conciencia del valor. Según Hegel, la «conciencia de ob-
jeto» es la «autoconciencia exteriorizada» [65] o «una cosa abstracta, una cosa
de abstracción» [66]. Lo abstracto que el propietario de mercancías reifica es
expresado por Marx en los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) como
«dinero, como noción existente y activa de valor» [67], o «el dinero del Espíritu»
(das Geld des Geistes). Marx llama a la reificación del valor por parte de los pro-
pietarios de mercancías en su conciencia de la «cosidad» (Dingheit), utilizando
uno de los términos de Hegel. Esta «reificación» (Versacklichung) es valor que
que aparece en una cosa, y es la conciencia del valor reflejándose en el pro-
ducto, su propiedad.
En opinión de Hegel, la «sustancia», que se convierte en «sujeto» median-
te la autoobjetivación o el autoconocimiento, es ideal y abstracta, mientras
que Marx solo menciona la sustancia natural concreta. Consciente de esta
de esta limitación, introduce otra categoría —el tiempo de trabajo:

El dinero es el tiempo de trabajo como objeto general, o la reificación del


tiempo de trabajo general, el tiempo de trabajo como mercancía general. Pare-
ce, pues, muy sencillo que, mientras el tiempo de trabajo regula los valores de
cambio, no es solo la medida inherente a los valores de cambio, sino también su
sustancia misma [ihre Substanz selbst] (pues, como valores de cambio, las mer-
cancías no tienen otra sustancia, ningún atributo natural)... (N 168-9, M 100; cita
en gran parte modificada).

Marx define el tiempo de trabajo como la sustancia del valor de cambio.


Un poco más tarde llama a la nueva categoría «sustancia social» (die gesells-
chaftliche Substanz) (N 207, M 135), distinguiéndola de la «sustancia natural»
(die natürliche Substanz) (N 206, M 134). Utilizando estos términos básicos, es
capaz de demostrar que la sustancia social como «trabajo general» (die allge-
meine Arbeit) (N 205, M 134) se reifica en los productos del trabajo concreto
mediante la separación de la relación de intercambio como valor. Esto suce-
de a través de las acciones inconscientes de los propietarios de mercancías.
Mediante esta práctica común, los valores de las mercancías se encarnan y
reifican en una sustancia natural concreta, como el oro o la plata, que apare-
ce así como el sujeto-dinero. El argumento de Hegel de que la «sustancia» se
convierte en «sujeto» es entendido por Marx en términos económicos como la
reificación de una relación alienada. Esta reificación es el valor encarnado en
una sustancia natural particular. Esa sustancia, la materialización de la con-
ciencia del valor, aparece como el sujeto-dinero.

50 HIROSHI UCHIDA
PRECIO Y «QUANTUM»

Después de utilizar la obra de Hegel para describir la transformación de los


productos en mercancías y la transformación de las mercancías en dinero,
Marx define el «precio» de la siguiente manera:

El valor de cambio, postulado en la determinabilidad [Bestimmtheit] del dine-


ro, es el precio. El valor de cambio se expresa en el precio como un cierto quan-
tum [Quantum] de dinero. El dinero como precio aparece en primer lugar como
la unidad [Einheit] de todos los valores de cambio; en segundo lugar, aparece
como la unidad [Einheit] de la que todos ellos contienen una determinada can-
tidad [Anzahl], de modo que la ecuación con el dinero expresa la determinabi-
lidad cuantitativa de los valores de cambio, su relación cuantitativa entre sí (N
189, M 120; cita parcialmente alterada) [68].

Al escribir el pasaje anterior, Marx está evidentemente recordando las si-


guientes frases en el trabajo de Hegel sobre el «quantum» bajo la «cantidad»
en su Doctrina del Ser:

En el número [Zahl] el quantum [Quantum] alcanza su desarrollo y perfec-


ta determinabilidad. El número tiene al uno como elemento, y contiene en sí
mismo cantidad [Anzahl] según los momentos de discreción, y unidad [Einheit]
según los momentos de continuidad, como sus momentos cualitativos (secc.
102) [69].

Los dos párrafos citados comparten ciertos términos como «quantum»,


«unidad» y «cantidad». Y hay otra característica común: «quantum» se sitúa
en el mismo nivel lógico que «unidad» y «cantidad». Al final de su discusión
sobre la «cualidad», Hegel explica que el «ser para sí» o «ser determinado»,
que se determina a sí mismo en relación con otros, tiende a expresarse como
uno (Eins) a través de otros, «los muchos» (viele Eins), en la medida de lo posi-
ble. En un extremo, cada «uno», que ha asumido el papel de material objetivo
en el que se expresa lo subjetivo, quiere expresarse con los «muchos» otros
como un sujeto igual. Entonces los «muchos» repelen al «uno». Ningún «uno»
puede encontrar ninguna diferencia entre sí mismo y los «muchos», porque
son lo mismo que el «uno». Por lo tanto, son un reflejo del propio «uno». La
relación de «uno» con «muchos» no es sino una relación de «uno» consigo
mismo. Cada «uno» de «muchos» atrae mutuamente a los demás, de modo
que la «cualidad» se abstrae en la «cantidad», la transición de la cualidad a
la cantidad.
Utilizando las relaciones lógicas entre «uno y muchos» y «repulsión y
atracción», Marx demuestra que el dinero se genera a partir de la relación
con la mercancía. Luego, utilizando el «quantum» de la concepción de «canti-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 51


dad» en la Lógica, define el precio, asumiendo que el dinero ya está dado como
presupuesto.
Hegel escribe: «Quantum; cantidad limitada» (secc. 101). Marx señala que la
mercancía tiene valor en una cantidad limitada o quantum. Se expresa con di-
nero en una cantidad determinada, y así expresa un precio. Todo valor se ex-
presa solo con dinero, por lo que en ese sentido el dinero es unidad. El dinero
tiene a la vez una cualidad particular y una cantidad fija, es decir, una unidad,
por lo que se compone de una cantidad determinada. La primera función del
dinero es medir el valor de la mercancía.

LA FORMA-VALOR Y EL PROCESO DE
INTERCAMBIO, Y «UNO Y MUCHOS».

Marx pasa de la primera determinación del dinero como medida de valor a


su segunda determinación como medio de circulación y realizador de precios.
Estas dos determinaciones del dinero se basan ambas en el primer tipo de cir-
culación: Mercancía-Dinero-Dinero-Mercancía (M-D-D-M). Escribe:

A primera vista, la circulación aparece como un proceso malamente infinito


[ein schlecht unendlicher Process]. La mercancía se cambia por dinero, el dinero
se cambia por la mercancía, y esto se repite sin fin. Esta renovación constante
del mismo proceso constituye, en efecto, un momento esencial [wesentlich] de
la circulación. Pero, visto de forma más precisa, revela también otros fenóme-
nos; los fenómenos de finalización, o, el retorno del punto de partida a sí mis-
mo. La mercancía se cambia por dinero; el dinero se cambia por la mercancía (N
197, M 126 7; cita parcialmente modificada).

El pasaje citado más arriba se basa en la definición de «devenir» (Werden) y


en el «mal infinito» de la Lógica de Hegel [70]: «Algo se convierte en otro; pero
el otro es en sí mismo un algo; por tanto, también se convierte en otro, y así ad
infinitum» (secc. 93; cita parcialmente alterada).

Este infinito es el infinito malo o negativo: no es más que la negación de un


finito: pero el finito vuelve a surgir igual que siempre, y nunca es trascendido.
En otras palabras, este infinito solo expresa el deber [Sellen] de trascendencia
de lo finito (secc. 94; cita parcialmente alterada).

Marx ve el «mal infinito» en el proceso formal M-D-D-M. Mientras aparezca


como un proceso interminable y sin finalidad, la primera mercancía es prima
facie la misma que la última. Sin embargo, si conectamos la venta (M-D) con la
compra (D-M), se hace evidente que la finalidad oculta del proceso consiste en
el consumo del valor de uso de la segunda mercancía fuera del propio proceso
de circulación. El proceso no es más que un medio. Dentro de este proceso de

52 HIROSHI UCHIDA
circulación, el dinero se determina, en primer lugar, como medida del valor
de una mercancía y, en segundo lugar, como medio de circulación.
Hegel define el «mal infinito» como un proceso interminable de renova-
ción entre una finitud y otra, o entre «algo» y «otro algo», formando una con-
tradicción entre finitudes que deben ser superadas hasta el infinito. En lo que
Hegel llama el «mal infinito», Marx traza las acciones de obtener valor de uso
en el proceso de circulación y consumirlo fuera del proceso económico.
En referencia a Hegel, Marx define entonces la circulación como un mo-
vimiento continuo que tiene su propio propósito [71]: «Está en la naturaleza
de la circulación [Kreislauf] que cada punto aparezca simultáneamente como
punto de partida y como punto final» (N 203, M 132; cita parcialmente alte-
rada). Hegel llama a esta circulación «el verdadero infinito», que forma una
circulación. Su punto final está conectado con el siguiente punto de partida.
Define «el verdadero infinito» como sigue: «... el verdadero [wahrhaft] infinito,
que más bien consiste en ser consigo mismo en su otro, o, si se enuncia como
un proceso, en llegar a sí mismo en su otro» (secc. 94, Z; cita parcialmente
alterada) [72].
¿La forma de circulación M1-D-D-M2 corresponde al verdadero infinito? Esta
forma permite obtener un valor de uso para el consumo individual que se rea-
liza fuera del proceso económico. Por lo tanto, no se define ni como «ser con-
sigo mismo en su otro», ni «como proceso... que llega a sí mismo en su otro».
¿Cuál es la forma económica que corresponde al verdadero infinito? Es el
tipo opuesto de circulación D1-M-M-D2. ¿Cuál es la finalidad del segundo tipo
de circulación? La circulación comienza con dinero (D1) y termina en dinero,
lo mismo (D2). No hay diferencia cualitativa entre el principio y el fin, sino una
distinción cuantitativa, es decir, D2-D1= ∆D, que Marx llama más tarde «plus-
valor» (Mehrwert) (N 315, M 233). Se considera que D2 es más que D1, y entonces
D2 volverá inmediatamente como el siguiente D1. Si D2<D1 , entonces el dinero
desaparece, y la segunda forma de circulación no puede subsistir. El dinero
aumenta sin cesar, trayendo como consecuencia el plusvalor. La finalidad de
este proceso es la «forma como contenido», es decir, un contenido en el que
el tipo de circulación —la circulación de valor— ha cambiado. El dinero en el
segundo tipo de circulación tiene esa finalidad especial.
Sin embargo, el dinero no es más que una forma particular (al igual que
la mercancía) de valor creciente. El sujeto general aquí es un proceso de au-
mento de valor, por lo que es abstracto. La mercancía y el dinero son formas
concretas particulares dentro de las cuales se mantiene el sujeto abstracto,
metamorfoseándose de una forma a otra. No solo la mercancía, sino también
el dinero descienden a la «finitud», sujetos a la «verdadera infinitud» o valor
creciente. De este modo, Marx fundamenta la definición abstracta de Hegel
del «verdadero infinito» en la actualidad económica.
A continuación, Marx aborda la tercera determinación del dinero como
«reserva» o «tesoro» (Schatz). Esto se analiza en detalle en la siguiente sección
del presente trabajo. Aquí Marx se pregunta cómo se genera el dinero e inten-
ta resolver el problema de la forma-valor en relación con el proceso de inter-
cambio. Lo hace con referencia a la «verdadera infinitud» o circulación sin fin.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 53


Marx analiza una relación equivalente entre simples mercancías que sub-
yace a la definición del dinero como medida de valor:

Si digo que una libra de algodón vale 8d., entonces estoy diciendo que 1 libra
de algodón = 1/116 oz. de oro (la onza a 3£ 17s. 7d.) (913d.)... Esta relación original
de la libra de algodón con el oro, por medio de la cual se determina la cantidad
de oro contenida en una onza de algodón, está fijada por la cantidad de tiempo
de trabajo realizado en uno y otro, la verdadera sustancia común de los valores
de cambio [die wirkliche Gemeinsame (sic) Substanz der Tauschwerte] (N 203-4,
M 132).

¿Dónde se reducen de hecho la mercancía y el dinero (que Marx considera


en última instancia como oro) al tiempo de trabajo como «sustancia real co-
mún de los valores de cambio» o «sustancia social» (N 207, M 135)? Marx supo-
ne que la reducción se realiza en la propia economía burguesa.

La competencia equipara los demás días laborables con aquel [una cantidad
determinada de oro —HU], modificandis modificatis. Directa o indirectamente.
En una palabra, en la producción directa de oro, una cantidad definida de oro
aparece directamente como producto y, por tanto, como el valor, el equivalente,
de una cantidad definida de tiempo de trabajo (N 204, M 132).

La competencia se abstrae de los atributos naturales de las mercancías y el


dinero (oro) para equipararlos al tiempo de trabajo necesario para producir-
los. Es la abstracción en acción. El mercado en el que se realiza la abstracción
se ha formado en la práctica:

La forma de trueque en la que el desbordamiento [Überfluss] [73] de la propia


producción se intercambia casualmente por la de otros es solo la primera apari-
ción del producto como valor de cambio en general, y está determinada por ne-
cesidades accidentales, caprichos, etc. Pero si llegara a continuar, a convertirse
en un acto continuo que contiene en sí mismo los medios de su renovación, en-
tonces poco a poco, desde el exterior y también por azar, la regulación del inter-
cambio recíproco surge por medio de la regulación de la producción recíproca,
y los costes de producción, que en última instancia se resuelven en tiempo de
trabajo, se convertirían así en la medida del intercambio. Esto muestra cómo se
produce el intercambio y el valor de cambio de la mercancía (N 204-5, M 133).

Las relaciones competitivas en la sociedad burguesa se remontan a una re-


lación original, accidental en el intercambio de productos excedentes entre
comunidades. Si esta relación accidental estimula una división del trabajo en
el seno de las comunidades, su plusproducto se convierte en el medio de su
propia reproducción, y así producen más plusproducto en términos de valor
de uso, intercambiando incluso parte del producto del trabajo necesario. La
producción y el intercambio recíprocos de productos excedentes entre comu-
nidades se repiten progresivamente con frecuencia y regularidad. La relación

54 HIROSHI UCHIDA
de intercambio penetra entonces en las comunidades y las transforma en so-
ciedades productoras de mercancías.
Marx ha definido el proceso de intercambio en la lógica y la historia. Su
siguiente tarea es aclarar la regla lógica que el propietario de una mercan-
cía sigue inconscientemente en el proceso práctico del intercambio. ¿En qué
consiste? ¿En qué se basa? Marx demuestra ahora la forma-valor o la génesis
del dinero. Aquí, en los Grundrisse, es capaz de llevar a cabo un análisis bási-
co de la forma-valor, haciendo un uso crítico de la lógica de Hegel de «uno y
muchos». Al final de la discusión de Hegel sobre el «ser determinado» en la
Lógica, el «ser» se define como lo que ha llegado a ser independiente o «algo»
(Etwas), y se distingue de un «otro» (ein Anderes) independiente. El «otro» es
«otro algo» y no es sino «algo» en sí, con lo que se relaciona negativamente.
Por tanto, la relación de «algo» con «otro» es una relación de autorreflexión.
El «ser» se define como «ser para sí» (Fürsichsein). «Algo» se define entonces
como «uno» y «otro», es decir, «algo» se ha convertido en dos, dos y luego cua-
tro. Así, «uno» se convierte en «muchos». Cada uno de los «muchos» es tam-
bién «uno», los «muchos» son muchos «unos». Hegel escribe:

El Uno... solo se excluye a sí mismo y se postula como los Muchos. Cada uno
de los Muchos es, sin embargo, en sí mismo Uno. Así como se comporta como
tal, así también esta repulsión total se convierte en su oposición, la atracción
(secc. 97, Z; cita ampliamente modificada) [74].

¿Qué imagen tiene Hegel en mente del «ser para sí» cuando se repele y se
atrae a sí mismo? De hecho, la imagen real es la siguiente:

Tenemos el ejemplo más inmediato de Ser para sí en el Yo [Ich]. Nos conoce-


mos a nosotros mismos como existentes [daseiend], en primer lugar, distingui-
dos de otros existentes y relacionados con ellos. Pero también llegamos a saber
que esta amplitud [Breite] del ser determinado [Dasein] se agudiza, por así de-
cirlo, hasta la forma simple [einfache Form] del Ser para sí. Cuando decimos Yo,
es la expresión de la infinitud y, al mismo tiempo, de la autorrelación negativa
(secc. 96, Z; cita ampliamente modificada) [75].

Aquí tenemos al individuo moderno. Hegel imagina a las personas moder-


nas, que se repelen y atraen mutuamente, como dependientes de sus relacio-
nes sociales, aunque se creen independientes. No pueden vivir sin relaciones
sociales. A través de la competencia y la dependencia trascienden su «yo fini-
to» exclusivo por el «nosotros infinito». Hegel piensa que su intersubjetividad
se expresa de forma simple, pero no la explica con más detalle en la Lógica.
Sin embargo, en su temprana nota, Primera filosofía del espíritu (1803-4),
no conocida por Marx, Hegel considera la situación real de «uno y muchos»
en las relaciones económicas que inevitablemente generan dinero como una
forma simple:

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 55


Este múltiple trabajar en las necesidades como cosas debe igualmente rea-
lizar su concepto, su abstracción; su concepto general debe convertirse en una
cosa como ellas, pero que, qua universal, representa todas las necesidades; el
dinero es este concepto materialmente existente, la forma de la unidad, o de la
posibilidad de todas las cosas necesarias [76].

Por lo tanto, se puede decir que cuando Hegel escribe «una forma simple»
en la Lógica, sostiene la imagen más concreta del dinero como «la forma de la
unidad». Esta imagen deriva de su lectura crítica de La riqueza de las naciones,
de Adam Smith, donde este explica que la verdadera medida del intercambio
es el trabajo, «una noción abstracta». Posteriormente, Smith escribe sobre ella
como «un objeto llano y palpable», es decir, el dinero fue introducido por «per-
sonas prudentes». Hegel encuentra una brecha crucial entre el trabajo como
medida real y el dinero como conveniencia, e intenta llenarla con una visión
o reconocimiento del dinero como «la forma de unidad» que existe como «lo
general» en una cosa material y representa todas las necesidades. Sin em-
bargo, Hegel no logra demostrar por qué y cómo se abstrae el trabajo, y cómo
el trabajo abstracto se convierte en dinero, aunque escribe que «este trabajo
múltiple de las necesidades [división del trabajo]» debe realizar el concepto
general en una cosa material.
Aunque escribe ignorando la crítica de Hegel a la teoría del dinero de Smith
en la Primera filosofía del espíritu, Marx encuentra la realidad social en la «for-
ma simple» de Hegel y revela que el «ser para sí» no es un fenómeno natural,
sino que se relaciona con personas históricamente determinadas en relacio-
nes sociales específicas.
Marx ve la sustancia natural o el valor de uso en la definición de Hegel de
«realidad del ser determinado», y ve el valor de cambio en la «idealidad del ser
para sí» de Hegel. Las personas independientes (daseiend) en la sociedad bur-
guesa existen como propietarios de mercancías que utilizan estas determina-
ciones. El propietario de mercancías existe «en sí mismo» (an sich) como un
«yo finito», que corresponde a la existencia inmediata de la mercancía como
producto o sustancia natural. Sin embargo, el propietario de la mercancía
debe formar la relación de intercambio de mercancías con otras personas, a
través de la cual y en la que «él» sustituye la «finitud como yo» por la «infinitud
como nosotros». El propietario individual de mercancías comparte ahora esta
intersubjetividad con otros en las relaciones mercantiles.
Marx asocia la imagen de Smith de la persona como sujeto económico con
las definiciones de Hegel de «ser determinado» y «ser para sí». Smith piensa
que el «hombre» nace con la propensión al intercambio dada por la naturale-
za que fija una determinada división del trabajo [77]. Smith insiste en que esto
desemboca inevitablemente en la sociedad civilizada o sociedad comercial,
que es de hecho el capitalismo.
Esta imagen naturalista del capitalismo se encuentra también en Hegel. Él
tiene el mismo tipo de imagen, confundiendo lo que es específico del capita-
lismo con lo que es común a todas las formas de sociedad. En la «Lógica me-
nor» escribe lo siguiente:

56 HIROSHI UCHIDA
La distinción entre Naturaleza y Espíritu [Hombre] no se concibe impropia-
mente, cuando la primera se remonta a la realidad, y el segundo a la idealidad
como su determinación fundamental. La Naturaleza, sin embargo, está lejos de
ser tan fija y completa como para subsistir incluso sin el Espíritu: en el Espíritu
alcanza primero, por así decirlo, su meta y su verdad. E igualmente, el Espíritu
por su parte no es meramente un abstracto otro mundo de la Naturaleza, sino
que solo es primero verdadero y probado como Espíritu, en la medida en que
contiene a la Naturaleza como trascendida en sí misma (secc. 96, Z; cita am-
pliamente alterada).

Hegel estaría en lo cierto si tomara lo anterior en el nivel del «naturalismo


o humanismo consecuente» o «vida de la especie» detallado por Marx en los
Manuscritos económicos y filosóficos (1844) [78]. En la obra de Marx, el «hom-
bre» desarrolla «su» naturaleza explorando la esencia de la naturaleza objeti-
va (causa material) mediante la poiēsis (causa formal).
Sin embargo, la transición de Hegel de la realidad del «ser determinado» a
la idealidad del «ser para sí» no expresa una humanización de la naturaleza en
la historia, como vemos en Marx. Hegel salta a la dimensión histórica sin me-
diación alguna. Lo que él define abstractamente como «ser para sí» implica la
alienación moderna o la división de la vida de la especie humana en trabajo
físico y mental. En la vida alienada, las personas se repelen mutuamente en
la competencia y, sin embargo, se atraen en el intercambio. Hegel lo expresó
implícitamente en «uno y muchos».
Marx traduce «repulsión y atracción» en la Lógica en términos económicos
como competencia entre los propietarios de mercancías y su dependencia
mutua en el intercambio de mercancías. ¿Cómo se articulan la competencia
y la dependencia? Smith no tiene en cuenta este aspecto, ya que se conforma
con una visión del dinero que carece de pruebas de por qué y cómo el trabajo
se vuelve abstracto, y si existe o no alguna relación entre esta abstracción y
el dinero.
Por el contrario, Hegel afirma que la persona independiente da lugar a
«una forma simple» con la que «él» trasciende la existencia finita como un
«yo» para «nosotros» y se organiza así como «el yo superado», es decir, la con-
ciencia intersubjetiva abstracta. Hegel es consciente del problema de la for-
ma-valor o de la génesis del dinero en su propia lógica del «ser para sí» o «uno
y muchos». Pero no desarrolla esta conciencia en un análisis de la forma más
simple de valor, la relación de una mercancía con otra, en la que la mercancía
como sujeto expresa su propio valor en el valor de uso de otra mercancía.
Marx comienza a analizar la forma del valor en el «Capítulo sobre el Dine-
ro» de los Grundrisse, obteniendo sus resultados utilizando la Lógica de Hegel.
Hegel define la característica especial del «espíritu», que se distingue de la
«naturaleza», como «idealidad». La sustancia de esta definición es específica
de la propiedad privada moderna o conciencia del valor, que el propietario de
la mercancía objetiva inconscientemente en su producto como valor de cam-
bio, y que el propietario de la mercancía supone erróneamente que es inhe-
rente a él.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 57


Esta conciencia del valor es el pensamiento alienado de las personas mo-
dernas que forman la relación de intercambio. No es una determinación
específica del proceso de trabajo como tal (causa formal natural), sino una
determinación específica de las personas en las relaciones prácticas de mer-
cancías (causa formal alienada). Aunque Hegel no define explícitamente la
«idealidad del ser para sí» en ese sentido, implica este contenido sustantivo.
Al leer la definición de Hegel de «uno y muchos» en ese contexto, Marx la
aplica a su estudio de la forma-valor. Analiza la primera forma de valor, en la
que el valor de una mercancía se expresa en el valor de uso de otra, de la si-
guiente manera:

Una mercancía es valor de cambio solo en la medida en que se expresa en


otra, es decir, como relación [Verhältnis]. Una fanega de trigo vale tantas fane-
gas de centeno; en este caso, el trigo es valor de cambio en la medida en que
se expresa en centeno, y el centeno es valor de cambio en la medida en que se
expresa en trigo (N 205, M 134; cita parcialmente modificada).

En esta cita Marx hace una clara distinción entre la mercancía como valor
de cambio y la mercancía como equivalente. El propietario del trigo, de hecho,
hace un valor-cosa (ein Wertding) del trigo expresando su valor en centeno. El
propietario especula que el trigo puede estar relacionado con el centeno de
esta manera, porque el trigo tiene un valor de cambio en el centeno, o alterna-
tivamente el propietario especula que el valor de cambio está originalmente
en el propio trigo, Esta especulación de facto abstrae el valor de cambio de la
relación de intercambio y lo mediatiza. Este pensamiento (Sache) es una abs-
tracción de valor, y el pensamiento tiene una generalidad porque es ideal.
El trigo se relaciona no solo con el centeno, sino con todas las mercancías
excepto consigo mismo, según la abstracción específica que haga su propie-
tario. Repele y atrae a otras mercancías como medios para expresar su va-
lor. El valor de una mercancía se expresa en el valor de uso de muchas otras.
Una mercancía puede intercambiarse con muchas otras, por lo que alcanza la
intercambiabilidad general.
Aquí vemos el gran avance de Marx al abordar el problema de la forma-va-
lor. Debido a la idealidad y generalidad de la primera forma de valor —la ex-
presión del valor de una mercancía en el valor de uso de otra—, la primera for-
ma de valor conduce necesariamente a la segunda en el análisis de Marx. En
la segunda forma de valor, el valor de una mercancía se expresa en los valores
de uso de muchas otras. El «ser para sí» de Hegel y «uno y muchos» revelan
el carácter lógico de la transición de la primera forma de valor a la segunda,
aunque el «ser para sí» en la Lógica de Hegel no está explícitamente relacio-
nado con el valor. La referencia a la Lógica de Hegel también nos muestra que
la presentación de Marx de la forma-valor en los Grundrisse está mucho más
cerca de su visión final, que se encuentra en la segunda edición de El Capital,
de lo que parece a primera vista.
¿Qué ocurre en la segunda forma de expresión del valor, el valor de una
mercancía expresado en los valores de uso de muchas otras? Cada una de las

58 HIROSHI UCHIDA
«muchas» otras mercancías es también una «una», y cada una ha sido utiliza-
da para la expresión del valor de una mercancía. Hay «muchas». Cuantas más
de estas otras mercancías asumen el papel de medio para la expresión del
valor, más fuerte es su impulso de expresar su propio valor. Cada una de las «mu-
chas» se convierte también en «una», con la misma orden de expresar su pro-
pio valor. Esto ocurre en proporción a la madurez de la segunda forma de valor.
segunda forma de valor. Estas reivindicaciones mutuas de ser el sujeto de va-
lor provocan la conversión de la segunda forma en la tercera. En la tercera for-
ma, las mercancías como «muchas» expresan sus valores en el valor de uso de
una sola mercancía, a la que repelen y atraen en común.
Marx define la mercancía «una» como «una general» de la siguien-
te manera [79]:

Se plantea como una relación [Verhältnis], más precisamente como una


relación en general [allgemein], no a una mercancía sino a toda mercan-
cía, a todo producto posible. Expresa, por tanto, una relación general [ein all-
gemeines Verhältnis]; el producto que se relaciona consigo mismo como la
realización de un quantum determinado [ein bestimmtes Quantum] de tra-
bajo general, de tiempo de trabajo social, y es por tanto el equivalente de
cualquier otro producto en la proporción expresada en su valor de cambio.
El valor de cambio presupone el trabajo social como sustancia [Substanz] de to-
dos los productos, independientemente de su naturalidad [Natürlichkeit]. Nada
puede expresar una relación [ein Verhältnis] sin relacionarse con Uno [zu Ei-
nem], y no puede haber ninguna relación general [kein allgemeines Verhältnis]
a menos que se relacione con una cosa general [zu einem Allgemeinen] (N 205,
M 133-4; cita ampliamente alterada).

Esta conversión se define como el paso de la segunda forma de valor a la


tercera en El Capital. En ese contexto, así como en Una contribución a la crítica
de la economía política de 1859, Marx dice que la segunda forma contiene la
tercera, que se puede entender más fácilmente con referencia al «uno y mu-
chos» de Hegel, como se interpretó anteriormente. En Una contribución a la
crítica de la economía política Marx escribe lo siguiente:

Por lo tanto, el valor de cambio de esta única mercancía [diese einzelne Ware]
se expresa exhaustivamente solo en las infinitamente numerosas ecuaciones
[in den unendlich vielen Gleichungen], donde los valores de uso de todas las de-
más mercancías forman su equivalente. Solo en la suma de estas ecuaciones o
en la totalidad de las diferentes proporciones donde una mercancía es inter-
cambiable con cualquier otra mercancía, y se expresa exhaustivamente como
equivalente general [80].

El estudio de Marx de la forma-valor en el «Capítulo sobre el Dinero» se


acerca así a su texto final cuando explica la transición de la segunda forma
de valor a la tercera. Sin embargo, su trabajo en el «Capítulo sobre el Dine-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 59


ro» tiene claras limitaciones en comparación con la versión final, porque la
forma-valor y el proceso de intercambio se entienden como inmediatamente
relacionados, por lo que su análisis de la expresión teórica del valor y la rea-
lización simultánea de valor de cambio y valor de uso no están claramente
separados en los Grundrisse. Esto se debe a que aún no ha distinguido entre
valor y valor de cambio [81].

MEDIOS DE CIRCULACIÓN Y «MEDIDA»

Después de analizar la forma-valor y su relación con los dos tipos de circu-


lación, Marx pasa al dinero en sus tres determinaciones. Retoma su análisis
con la segunda determinación, el dinero como medio de circulación y realiza-
dor de precios:

Cuando ahora repasamos la segunda determinación [Bestimmung] del di-


nero, el dinero como medio de cambio y realizador de precios, entonces hemos
encontrado que en este caso debe estar presente en una cierta cantidad; que el
peso dado de oro y plata que ha sido postulado como unidad [Einheit] es reque-
rido en una cierta cantidad [Anzahl] para ser adecuado a esta determinación (N
208, M 136; cita parcialmente alterada).

En la segunda determinación del dinero «esta realidad» (N 211, M 139), «la


sustancia material» (N 212, M 140) o « sustrato material» (ibid.) del dinero
existe temporalmente en la mano del vendedor, y pronto se desvanece (vers-
chwinden) de ella. La finalidad del dinero en el primer tipo de circulación M1-
D-D-M2 es intercambiar M1 con M2, u obtener M2 con M1. Aquí el dinero es «una
apariencia, una mediación fugaz» (ein Schein, verschwindende Vermittlung) (N
210, M 138), que actúa para realizar esta finalidad.
Confirma que la primera determinación del dinero (medida del valor) y la
segunda (medio de circulación y realizador de los precios) parecen, por el mo-
mento, independientes entre sí:

«... dentro del proceso [de circulación], como hemos visto, la cantidad, la
cuantía de estos símbolos objetivos de la unidad monetaria es esencial [en la
segunda determinación del dinero]. Por tanto, mientras que la sustancia ma-
terial del dinero, su sustrato material como una cierta cantidad de oro o plata,
es indiferente dentro de la circulación, donde el dinero aparece como algo que
existe en oposición a las mercancías... es allí solo un símbolo para una cierta
cantidad de esta unidad; en su [primera] determinación como medida, sin em-
bargo, donde se introdujo solo idealmente, su sustrato material era esencial,
pero su cantidad e incluso su existencia como tal eran indiferentes (N 212, M
140; cita parcialmente alterada).

60 HIROSHI UCHIDA
Estas dos determinaciones del dinero se analizan a partir de dos hechos, la
persona (Person) y la cosa (Sache). En la primera determinación —medida de
valor— la persona o el propietario de la mercancía se preocupa por la existen-
cia o sustancia material del dinero (cosa) como entidad puramente teórica (in
der Theorie o theoria). Sin embargo, en la segunda determinación —medio de
circulación y realizador de precios— la persona es indiferente en la práctica
(in der Praktik o praxis) a la sustancia material del dinero, sino que se interesa
por una determinada cantidad nominal de dinero.
El «metalismo» o realismo monetario y el nominalismo monetario se de-
rivan de la representación ideal de la existencia real del dinero (dinero en su
primera determinación como medida de valor), y la realización práctica del
dinero imaginado en una cierta cantidad de dinero nominal (dinero en su se-
gunda determinación como medio de circulación y realizador de precios).
El metalista o realista especula que el dinero, que una persona representa
en la mente como una idea de valor, existe en realidad en la mercancía, y se
realiza en la práctica del intercambio; mientras que el nominalista presume
que el valor del dinero en circulación deriva de un valor que no existe real-
mente en la mercancía, sino que es meramente una idea en la mente de los
intercambiadores.
Las dos determinaciones del dinero son externamente independientes,
una fase analítica basada en la «medida» en la Lógica de Hegel:

La identidad entre la cualidad [= la primera determinación] y la cantidad [= la


segunda determinación], que se encuentra en la Medida, al principio solo está
implícita [an sich], y todavía no se plantea explícitamente. En otras palabras,
cada una de estas dos determinaciones, cuya unificación es la Medida, se hacen
igualmente independientes. Por una parte, las determinaciones cuantitativas
del ser determinado pueden ser alteradas, sin que ello afecte a su cualidad. Por
otra parte, este indiferente aumento y disminución tiene su límite al sobrepa-
sar el cual se modifica la calidad (secc. 108, Z; cita en gran parte modificada).

Aunque Hegel da un ejemplo del cambio de agua a vapor o hielo en la mis-


ma sección anterior, Marx sigue considerando el dinero en sus dos deter-
minaciones:

Son estas determinaciones contradictorias del dinero, [primero] como


medida, [y segundo] como realización de los precios y como mero medio de
cambio, las que explican el fenómeno, por lo demás inexplicable, de que el en-
vilecimiento de la moneda metálica, del oro, de la plata, por mezcla de metales
inferiores, provoca una depreciación del dinero y una subida de los precios (N
212, M 140).

Aquí Marx está pensando en la disputa entre John Locke y William Lowndes
sobre la nueva acuñación de la plata [82]. Lowndes, el nominalista monetario,
propuso una devaluación, es decir, cambiar el nombre de las antiguas mo-
nedas a un chelín, a pesar de que se habían devaluado a cuatro quintos de su

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 61


valor estándar en plata. Su propuesta pretendía zanjar la cuestión de la depre-
ciación real de la moneda de plata con un cambio meramente nominal. Locke,
por otro lado, era un realista monetario o metalista, que insistía en la restau-
ración de la moneda, es decir, restaurar la cantidad de plata en la moneda de
un chelín desde su estado degradado al antiguo estándar isabelino. Defendía
un ajuste real de la moneda mediante el aumento de la cantidad de plata que
contenía. Locke ganó la batalla.
Marx retomó el caso de la reacuñación para demostrar que las dos deter-
minaciones del dinero se influyen mutuamente. Si la calidad del dinero mate-
rial como oro o plata disminuye, su cantidad como moneda aumenta.

EL TESORO Y «LA CONTRADICCIÓN SE


DISUELVE A SÍ MISMA»

Marx avanza entonces a la tercera determinación:

Pasamos ahora a la tercera determinación del dinero [tesoro], que resulta


de la segunda forma de circulación: D-M-M-D; en la que el dinero aparece no
solo como medio [segunda determinación], ni como medida [primera determi-
nación], sino como fin en sí mismo [tercera determinación] (N 215, M 142; cita
parcialmente alterada).

¿Por qué el dinero aparece como un fin en sí mismo? Porque el segundo


tipo de circulación no presenta ninguna diferencia cualitativa en su final. Al
principio, el dinero es de la misma calidad que al final. La finalidad del segun-
do tipo de circulación, D1-M-M-D2 es obtener un D2 superior a D1 , o realizar un
excedente (D2-D1=∆M). En caso contrario, D2<D1 , y el dinero disminuye a cero,
por lo que la segunda forma de circulación dejará de existir. O si el dinero se
degrada en calidad, se producirán las mismas consecuencias.
La finalidad del primer tipo de circulación es el consumo individual fuera
del proceso económico, mientras que la finalidad del segundo tipo es un mo-
vimiento infinito, por lo que el dinero aumenta sin cambio cualitativo. Marx
describe la tercera determinación del dinero de la siguiente manera:

La tercera determinación del dinero en su desarrollo completo presupone


las dos primeras y es su unificación. El dinero, por tanto, tiene una existencia
independiente fuera de la circulación; ha salido de ella. Como mercancía parti-
cular [besondre] puede transformarse de su forma de dinero en la de artículos
de lujo, joyas de oro y plata... o, como dinero, puede acumularse para formar un
tesoro [Schatz] (N 216, M 143; cita parcialmente modificada).

El dinero es una forma específica de comunidad (Gemeinwesen). En la so-


ciedad burguesa, las capacidades humanas que se derivan de las relaciones

62 HIROSHI UCHIDA
sociales se deforman en dinero. El dinero no es solo una presuposición (Vo-
raus-Setzung), sino una resultante («lo planteado») en la segunda forma de
circulación. El dinero transforma todo en mercancía, incluida la fuerza de tra-
bajo, porque los productos necesarios para su reproducción se convierten en
mercancías como propiedad ajena, que los trabajadores deben comprar con
su salario-dinero:

Para funcionar productivamente, el dinero en su tercera determinación,


como hemos visto, debe ser no solo el presupuesto sino igualmente el resulta-
do de la circulación... Es inherente a la simple determinación del dinero mismo
que solo puede existir como momento desarrollado de la producción allí donde
[wo] existe el trabajo asalariado; que en este caso, lejos de disolver la formación
social, es más bien una condición para su desarrollo y una rueda motriz para el
desarrollo de todas las fuerzas de producción, materiales y espirituales (N 223,
M 147-8; cita parcialmente modificada).

Como consecuencia del trabajo asalariado, «la laboriosidad del individuo


no tiene límite» (N 224, M 148; cita parcialmente modificada). La determina-
ción «sin límite» aplicada al trabajo asalariado se refiere a su polo opuesto,
el capital:

Allí donde no surge de la circulación —como en España— sino que tiene que
descubrirse corporalmente, la nación se empobrece, mientras que las nacio-
nes que tienen que trabajar para obtenerlo de los españoles desarrollan las
fuentes de riqueza y se enriquecen realmente (N 225, M 149; cita parcialmente
alterada).

A diferencia del mercantilismo español, el capital comercial de los Países


Bajos e Inglaterra desarrolló «las fuentes de riqueza» en su industria lanera.
El capital comercial transformó a los pequeños productores independientes
en asalariados mediante el sistema de putting-out [83], aunque estos produc-
tores siguieran pareciendo independientes tras el cambio. Una gran afluencia
de oro y plata procedentes del Nuevo Mundo también provocó disminuciones
reales de los salarios y las rentas, lo que benefició aún más al capital comer-
cial. Así pues, el capital comercial era originalmente capital acumulado, y se
transformó en capital industrial a través de la manufactura.
En los Grundrisse Marx traza el camino por el que los productores indepen-
dientes se convirtieron en capitalistas industriales, y argumenta que esto fue
excepcional, sin importancia para su relato histórico [84]. Su visión de la tran-
sición del feudalismo al capitalismo cambió, sin embargo, en la tercera ver-
sión manuscrita de El Capital, que data de 1863-5 [85], aunque este cambio co-
menzó durante 1861-3, mientras escribía la segunda versión manuscrita [86].
El capital comercial busca más dinero sin límite. Por esa razón obliga a los
productores inmediatos a trabajar sin límites, y estos se convierten poco a
poco en asalariados. Su trabajo asalariado forzado se convierte en «sin medi-
da», una expresión que proviene de Hegel:

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 63


Sin medida [das Masslose] es, en primer lugar, un exceso cuantitativo de una
medida cualitativamente determinada. Sin embargo, esta relación cuantitativa
que carece de Medida, sigue siendo también cualitativa, por lo que lo Sin Medi-
da es también una medida. Estas dos transiciones, de cualidad al quantum y del
quantum a cualidad, pueden representarse como un progreso infinito, como la
abrogación y restauración de la medida en lo Sin Medida (secc. 109, cita en gran
parte alterada) [87].

En la transición de la «cualidad» al «quantum», Marx traza la primera deter-


minación del dinero (medida del valor) en su transición a la segunda (medio
de circulación). En la transición del «quantum» a «otra cualidad», traza la ter-
cera determinación (tesoro) como una unificación de la primera y la segun-
da. El dinero en su tercera determinación es dinero excedente retirado de la
circulación. ¿Cómo se unifican la primera y la segunda determinación en la
tercera? Marx escribe lo siguiente:

El dinero... en la forma en que se sitúa independientemente fuera y en contra


de la circulación, es la negación (unidad negativa) [die Negation (negative Ein-
heit)] de su determinación como medio de circulación y medida (N 228, M 152).

¿Por qué están unificadas negativamente? Porque subsisten por negación


mutua. El dinero en una determinación es negado por el dinero en sus otras
determinaciones, como sigue:

1. El dinero como medida de valor (primera determinación) niega al dine-


ro como medio de circulación (segunda determinación), porque la primera es
cualitativa y la segunda cuantitativa.
2. El dinero como medida de valor (primera determinación) niega al dinero
como medio de realización de los precios (segunda determinación), porque la
primera es cualitativa y la segunda cuantitativa.
3. El dinero como medida de valor (primera determinación) es negado por el
dinero como medio de circulación (segunda determinación), porque la segun-
da es cuantitativa y la primera cualitativa.
4. El dinero como medida de valor (primera determinación) es negado ade-
más por el dinero como dinero excedente (tercera determinación), porque la
tercera es cuantitativa y la primera cualitativa.

Marx escribe:

Como dinero en esta tercera determinación, la cantidad de sí mismo como


de un quantum material definido es esencial. Si se da su cualidad de riqueza
general, entonces no hay más diferencia en ella que la cuantitativa. Represen-
ta una cantidad mayor o menor de riqueza general, según posea un quantum
dado de la riqueza general en mayor o menor cantidad (N 229, M 153; cita en
gran parte alterada).

64 HIROSHI UCHIDA
Por lo tanto, el dinero busca más dinero con una calidad estándar, y no tie-
ne medida. ¿Cómo podemos verlo históricamente? Los capitalistas comercia-
les agruparon a los productores, que pasaron a ser solo nominalmente inde-
pendientes y, de hecho, se transformaron en asalariados de la manufactura.
En correspondencia con ese cambio, los capitalistas comerciales se transfor-
maron en capitalistas industriales, lo que dio lugar a la transición del mercan-
tilismo al capitalismo industrial.
Presuponiendo esta transición histórica, Marx busca el comienzo de la
transición lógica del dinero al capital, y lo encuentra en la tercera determina-
ción del dinero, el tesoro. Esto lo logra utilizando la concepción de Hegel «la
contradicción se disuelve a sí misma».
Como acabamos de señalar, el dinero en la tercera determinación es la uni-
dad negativa de las determinaciones primera y segunda, en la que cada de-
terminación es negada por su opuesta: «El dinero en su determinación final,
completa aparece ahora en todos los aspectos como una contradicción que
se disuelve a sí misma y conduce a su propia disolución» (N 233, M 157; cita
parcialmente modificada).
Ya sea en su primera o en su segunda determinación, el dinero niega al di-
nero en sus determinaciones opuestas mediante un proceso de autodeter-
minación. En otras palabras, cada determinación alcanza la autoafirmación
mediante la negación de su opuesta, que la niega, por lo que niega su propia
negación. Por tanto, la determinación «calidad» (la primera determinación) es
la negación de su opuesta «cantidad», es decir, la negación de «calidad», por
lo que, en resumen, la determinación «calidad» equivale a la negación de su
propia negación, «cantidad».
Del mismo modo y en el mismo sentido, la determinación «cantidad» niega
su determinación opuesta «cualidad», es decir, la negación de «cantidad». Así
pues, la determinación «cantidad» equivale a la negación de su propia nega-
ción, «cualidad». Cada una de las dos determinaciones es una determinación
o afirmación mediada por la negación de la negación. La cita de Marx de la
tesis de Spinoza de que «la determinación es negación» (determinatio est ne-
gatio) (N 90, M 27) se utiliza en sus análisis de la unidad negativa de las dos
primeras determinaciones del dinero.
La «cualidad» persiste ahora a través de la mediación, o la negación de la
negación, y no es autosubsistente. No es una cualidad particular fija, sino la
cualidad abstracta o la generalidad que media y se mantiene a través de tan-
tas clases concretas de cualidad como sea posible. La «cantidad» también está
mediada. No es un quantum fijo en una cualidad particular, sino una cantidad
variable, de hecho una cantidad que aumenta a través de metamorfosis.
Marx analiza el dinero en su tercera determinación como tesoro de acuer-
do con la descripción de Hegel de la transición del «ser» a la «esencia» en la
última sección de la «Lógica Menor»:

El Infinito, la afirmación como negación de la negación [die Affirmation als


Negation der Negation] tiene ahora sus aspectos en Cualidad y Cantidad, en lu-
gar de los aspectos más abstractos de Ser y Nada o Algo y Otro. Estos aspectos

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 65


a. han transitado [übergegangen] en primer lugar de la cualidad a la cantidad
(secc. 98), y de la cantidad a la cualidad (secc. 105), y así se muestran ambos
como negaciones [Negationen]. b. Pero en su unidad (en medida [dem Masse])
son ante todo distintos, y el uno solo es por medio [vermittels] del otro. Y c. des-
pués de que la inmediatez de esta unidad ha resultado ser autoanulable, esta
unidad se postula ahora como lo implícito [an sich], como simple relación en sí,
que contiene al Ser en general y a las formas que se anulan en él. —El ser o la in-
mediatez, que es mediación consigo mismo y relación consigo mismo a través
de la negación de sí mismo, y que en consecuencia es igualmente una media-
ción que se anula a sí misma en relación consigo misma, o en inmediatez, es la
Esencia [das Wesen] (secc. 111; cita en gran parte alterada) [88].

Marx capta la tercera determinación del dinero como una «afirmación


como negación de la negación». El dinero en la tercera determinación está
doblemente mediado por la primera y la segunda determinación.
En primer lugar, en la tercera determinación el dinero ya no se limita a me-
dir el valor de una mercancía, sino que se transforma en un valor que subsiste
a través de una transición incesante de una forma a otra.
En segundo lugar, el valor ya no es un quantum nominal, fijo, sino un quan-
tum variable, una cantidad creciente.
Por lo tanto, el dinero en su tercera determinación ya no es simple dine-
ro, sino implícitamente una forma de capital. En consecuencia, la conciencia
del valor implica ahora una conciencia del valor creciente o una conciencia
capitalista.
Marx encuentra estas implicaciones del capital en el valor mismo utili-
zando la definición de Hegel de «esencia» como «ser e inmediatez», que es
«mediación con sí mismo y relación consigo mismo a través de la negación de
sí mismo». Marx concluye su discusión en el «Capítulo sobre el Dinero» de la
siguiente manera:

Con la circulación se presupone el precio determinado, y la circulación como


dinero lo plantea solo formalmente. La determinación del valor de cambio mis-
mo, o la medida [das Mass] del precio, debe aparecer ahora como un acto de
circulación. Así planteado, el valor de cambio es capital [das Kapital], y la circu-
lación se plantea al mismo tiempo como un acto de producción (N 235, M 158).

En el primer tipo, simple, de circulación M1-D-D-M2, el propietario de la


mercancía M1 determina su precio. Este precio, determinado idealmente, se
realiza en dinero, que se utiliza para comprar otra mercancía M2. Por lo tanto,
en la circulación simple, el precio o valor de cambio no es como tal la finalidad
de la actividad, sino una mera forma temporal que media una transición ma-
terial de M1 a M2. Sin embargo, en la tercera determinación del dinero como
tesoro, el dinero tiene otra misión potencial. La cumple en un acto de circula-
ción, cuya finalidad es un aumento del propio valor de cambio a medida que
se mide el valor y se realizan los precios. Este segundo tipo de circulación es el
capital. Puesto que el capital es una relación de valor en expansión en la que

66 HIROSHI UCHIDA
el intercambio se lleva a cabo en términos de valores equivalentes, el capital
no puede subsistir meramente mediante «un acto de circulación». Debe estar
mediado por «un acto de producción», en el que extrae plustrabajo y lo realiza
como plusvalor en circulación. De este modo, el capital puede subsistir.
Como se señaló anteriormente, Marx capta el dinero en su tercera deter-
minación como una unidad negativa o «una contradicción que se disuelve a sí
misma, una referencia a Hegel, quien escribió que la contradicción se disuel-
ve a sí misma en el «fundamento»:

Este lado contradictorio, por supuesto, se disuelve en la nada, se repliega en


su unidad negativa. Ahora bien, la cosa [das Ding], el sujeto, la Noción, es jus-
tamente esta unidad negativa misma; es intrínsecamente autocontradictoria,
pero no por ello deja de ser la contradicción disuelta [der aufgelöste Widers-
pruch]: es el fundamento [der Grund] que contiene y sostiene sus determina-
ciones [89].

Marx capta la contradicción del dinero de la siguiente manera. La contra-


dicción del dinero como «unidad negativa» se disuelve cuando el dinero apar-
tado de la circulación como tesoro vuelve a la circulación para transformar las
condiciones de producción como «fundamento» del valor de cambio. Marx de-
sarrolla esta idea al principio del «Capítulo sobre el Capital» en los Grundrisse.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 67


III. EL «CAPÍTULO SOBRE EL
CAPITAL» Y LA DOCTRINA DE LA
ESENCIA, PRIMERA PARTE: LA
GENERALIDAD DEL CAPITAL

LA TRANSICIÓN DEL DINERO AL CAPITAL Y LA


«REFLEXIÓN PONENTE»

Al principio del «Capítulo sobre el Capital» en los Grundrisse (N 250, M 173)


[90],
Marx define una nueva, cuarta determinación del dinero, «dinero como
capital», distinguiéndola de la tercera determinación —«tesoro» o «dinero
como dinero» o «dinero como fin en sí mismo». Luego considera la relación
entre valor y capital tal como se desarrollaron en la teoría y en la historia:

Así como en la teoría [in der Theoriel] la noción [Begriff] de valor precede a la
de capital, pero por otra parte pre-supone [voraus-setzen] un modo de produc-
ción basado en el capital, para su puro desarrollo, lo mismo ocurre en la práctica
[in der Praxis]... La existencia del valor en su pureza y generalidad pre-supone
un modo de producción en el que el producto individual ha dejado de existir
para el productor en general y aún más para el trabajador individual, y donde
nada existe a menos que se realice a través de la circulación... Esta determi-
nación del valor, por lo tanto, pre-supone una etapa histórica dada del modo
de producción social y es algo dado con ese modo, por lo tanto, una relación
histórica.
Al mismo tiempo, los momentos individuales de las determinaciones del va-
lor se desarrollan en las etapas anteriores del proceso histórico de producción
social y aparecen como su resultado.
De ahí que, en el sistema de la sociedad burguesa, el capital siga inmediata-
mente al dinero.
En la historia [in der Geschichte], otros sistemas preceden [a la sociedad bur-
guesa] y constituyen la base material de un desarrollo aún incompleto del valor
(N 251-2, M 174-5; cita parcialmente modificada).

68 HIROSHI UCHIDA
En el orden teórico, el valor precede al capital, y «el capital sigue inmediata-
mente al dinero». En otras palabras, el dinero, que se ha desarrollado a partir
de relaciones de mercancías, avanza hacia el capital, y el capital estructura
la producción material y plantea la circulación de mercancías. Esto forma un
proceso circular: la presuposición lógica (Voraus-Setzung), luego la presupo-
sición (Setzung), que se convierte en la siguiente presuposición.
Sin embargo, para que el dinero se convierta en capital, las cuatro condicio-
nes siguientes deben presuponerse (voraus-gesetzt):
1. El libre intercambio debe haberse generalizado en toda la sociedad (Ge-
meinwesen).
2. La mayor parte de los fondos para la producción y el consumo deben ha-
berse convertido en fondos libres.
3. Debido a la transformación de los fondos para el consumo en mercan-
cías, la mayoría de los productores inmediatos deben haberse convertido en
trabajadores asalariados y la mayor parte de la fuerza de trabajo debe haberse
convertido en una mercancía [91].
4. El dinero debe haberse acumulado hasta tal punto que se habrá formado
el capital.
Cuando Marx escribe que el capital sigue inmediatamente (unmittelbar) al
dinero, está presuponiendo que las cuatro condiciones lógicas enumeradas
anteriormente existen en la sociedad burguesa. Estas cuatro condiciones han
sido planteadas de hecho por el capital comercial en el curso de la historia y se
han convertido en presupuestos (Voraus-Setzungen) para la transformación
del dinero en capital. Queda por demostrar cómo el capital comercial plantea
entonces los presupuestos para el desarrollo del capital industrial en el curso
de la historia. Una vez hecho esto, Marx puede escribir que el capital sigue
inmediatamente después del dinero, aunque más tarde anexa a esta transfor-
mación lógica una discusión de las formaciones económicas que preceden a
la producción capitalista, una sección de los Grundrisse conocida como «For-
maciones económicas precapitalistas» (N 459-515, M 367-417) [92].
Cuando las cuatro condiciones lógicas se establecen en la realidad, el di-
nero ha madurado en sus tres determinaciones: medida de valor, medio de
circulación, tesoro o dinero excedente. Tiene un impulso para completar la
transformación en capital porque la fuerza de trabajo, y no simplemente su
producto, se ha convertido en mercancía.
En su análisis, Marx aborda la transformación lógica del dinero en capital,
antes de considerar las condiciones históricas de esa transformación. Presu-
poniendo esas condiciones históricas —la destrucción de la comunidad pri-
mitiva y el proceso de acumulación primitiva de capital— desarrolla o plantea
la transformación lógica del dinero en capital. Ese desarrollo consiste en el
proceso de producción de plusvalor y de acumulación de capital. Luego, con
esas demostraciones teóricas como criterio, busca el desarrollo de las cuatro
condiciones históricas enumeradas anteriormente que aclaran su relato del
desarrollo lógico del capital. El orden de análisis para el capital que Marx uti-
liza en los Grundrisse es el orden lógico-histórico empleado previamente en

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 69


los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) [93], luego utilizado de nuevo en
El Capital.
En los Grundrisse Marx explora la formación general de un sistema social
en la historia:

Hay que tener en cuenta que las nuevas fuerzas productivas y relaciones de
producción no surgen de la nada [Nichts], ni caen del cielo, ni del vientre de la
Idea autoponente [die sich selbst setzende Idee]; sino del interior y en oposición
al desarrollo existente de la producción y a las relaciones de propiedad hereda-
das y tradicionales. Mientras que en el sistema burgués completado cada rela-
ción económica presupone [voraus-setzen] a todas las demás en su forma eco-
nómica burguesa, y todo lo que se presupone [jedes Gesetzte] es también, por
tanto, una presuposición [Voraus-Setzung], lo mismo ocurre con todo sistema
orgánico. Este sistema orgánico mismo, como totalidad, tiene sus presupues-
tos, y su desarrollo hasta su totalidad consiste precisamente en subordinar a sí
mismo todos los elementos de la sociedad, o en crear a partir de ella los órga-
nos de los que aún carece. El sistema orgánico se convierte históricamente en
una totalidad. El proceso de llegar a ser esta totalidad constituye un momento
de su proceso de llegar a ser, de su desarrollo (N 278, M 201; cita en gran parte
modificada).

En la cita anterior, Marx reflexiona sobre la lógica de la «reflexión ponente»


de Hegel. Hegel escribe: «La reflexión ponente parte de la nada [Nichts]» [94], y
Marx critica esta concepción, argumentando que el sistema económico bur-
gués no se ha desarrollado ni a partir de la «idea autoponente» ni a partir de
la «nada». Hegel también comenta que «el planteamiento no tiene presuposi-
ciones» [95], y Marx utiliza esta idea de forma constructiva en su crítica.
Una vez establecido o postulado el sistema económico burgués, el capital
postula los presupuestos (Voraus-Setzungen) de su existencia continuada
como resultados de la actividad del propio capital. Por lo tanto, lo que se pos-
tula (das Gesetzte) es lo mismo que lo que se presupone (voraus-gesetzt). Este
orden —de la presuposición al planteamiento (Setzung) a lo que se plantea o
es un resultado— lo hace una forma circular. De este modo, la autorreproduc-
ción de la economía burguesa comparte una lógica circular con la «reflexión
ponente» de Hegel. Son lo mismo en la medida en que median sus presupues-
tos en su interior. A través de esa mediación, su existencia se determina me-
diante la autorreproducción. La presuposición y «lo planteado» adquieren su
identidad en esta circulación, y la «identidad» es la determinación más simple
de la «esencia». Esta autoidentidad es análoga a la autorreproducción en la
economía burguesa.
Hegel afirma que la «reflexión ponente» no tiene presuposición, sugiriendo
que lo que precede a la presuposición es idéntico a lo que postula. Sin embar-
go, en lo que respecta al sistema económico burgués, los propios presupues-
tos de su existencia se plantearon originalmente en el proceso histórico por
el que se destruyeron las formas precapitalistas de la sociedad, y fue a partir
de esos elementos que se construyó la sociedad burguesa. Lejos de no tener

70 HIROSHI UCHIDA
presupuestos, la economía burguesa tiene presupuestos históricos derivados
directamente del pasado. Los presupuestos lógicos de la autorreproducción
del sistema económico burgués se plantean en la historia y son independien-
tes de los presupuestos lógicos identificados por Marx.
Al principio del «Capítulo sobre el Capital» en los Grundrisse, Marx con-
firma esta metodología. Cuando presupone las condiciones para la transfor-
mación del dinero en capital, sigue el movimiento del capital hasta la fase de
acumulación, y luego traza cómo se desarrollaron las condiciones en el pro-
ceso histórico por el que se produjo la acumulación primitiva y se destruyó la
comunidad primitiva. Después de esa confirmación, centra su análisis en el
sistema económico burgués: «Pero aquí se trata de la sociedad burguesa de-
sarrollada, que ya se mueve sobre sus propios cimientos» (N 253, M 175).
Sobre esta base presenta el siguiente problema, formulado más tarde como
el «problema de Rhodus» en El Capital:
1. El capital procede inicialmente de la circulación y, además, su punto de
partida es el dinero (N 253, M 175).
2. Por otra parte, es igualmente evidente que el simple movimiento de los
valores de cambio, tal como se da en la circulación pura, no puede nunca rea-
lizar el capital (N 254, M 176).
Este es el «problema de Rhodus»: la transformación del dinero en ca-
pital debe realizarse tanto dentro como fuera del proceso de circulación,
En palabras de Marx, «Estas son las condiciones del problema. Hic Rhodus,
hic salta! [96].
En un pasaje de los Grundrisse que aparece justo después del punto 2 an-
terior, Marx vuelve a referirse a la contradicción dentro del dinero que se re-
suelve por sí misma: «Tan pronto como el dinero vuelve a la circulación, se
disuelve en una serie de procesos de intercambio con mercancías que se con-
sumen, por lo que se pierde tan pronto como se agota su poder adquisitivo» (N
254, M 176; cita parcialmente alterada).
Estos dos problemas —el «problema de Rhodus» y la contradicción en el
seno del dinero— son el mismo, y ambos existen en la esfera de la circulación,
al margen de la producción. Las condiciones para la transformación del di-
nero en capital no pueden cumplirse enteramente en la circulación. Cuando
el dinero vuelve a la circulación, se encuentra con el «problema de Rhodus»,
es decir, cómo generar un excedente para la acumulación de capital cuando
solo se intercambian equivalentes. Para resolver el problema, el dinero debe
transformarse en condiciones de producción:

La circulación, por tanto, no lleva en sí misma el principio de autorrenovación.


Los movimientos de esta le son pre-supuestos [voraus-gesetzt], no postulados
por ella... Su ser inmediato es, pues, pura apariencia. Es el fenómeno [Phäno-
men] de un proceso que tiene lugar detrás de él (N 254-5, M 177; cita parcialmente
modificada).

En un pasaje sorprendentemente parecido al de Marx citado anteriormen-


te,. Hegel escribe: «Es [la Inmediatez] mera Inesencia [Unwesen], o Semblanza

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 71


[Schein] [97]. «La Semblanza en la Esencia no es la Semblanza de un Otro, sino
la Semblanza en sí misma, la Semblanza de la Esencia misma...» [98].
Marx piensa que las mercancías y el dinero en simple circulación son re-
sultados del «principio de autorrenovación» o reproducción, y que al principio
aparecen independientemente como «inmediatos» no mediados por nada.
Esa apariencia, sin embargo, es una mera apariencia de la verdad. El dinero
debe volver a la circulación, no para permanecer en ella, sino para transfor-
marse en condiciones de producción. De este modo Marx traza el camino del
valor en un proceso que va de la no circulación a la circulación y de ahí a la
producción.
En resumen, la contradicción del dinero en su tercera determinación —el
dinero como «tesoro» o «dinero excedente»— se disuelve en el «fundamento»
de la producción. Este orden lógico —de la contradicción al «fundamento»—
se basa en la Lógica de Hegel: «La contradicción se disuelve a sí misma» [99]. La
contradicción disuelta es, por tanto, el fundamento [Grund] [100].
Marx traza el movimiento por el que el valor, para aumentar, debe pasar
de la no circulación a la circulación y de ahí a la producción. Y conecta este
proceso con la lógica de que «la contradicción se disuelve a sí misma» en
«fundamento»:

Mientras que, en su origen, el acto de producción social aparecía como plan-


teamiento de valores de cambio y este, en su desarrollo posterior, como cir-
culación —como movimiento recíproco de valores de cambio completamente
desarrollado—, ahora, la circulación misma retorna de nuevo a la actividad que
plantea o produce valores de cambio. Vuelve a ella como a su fundamento. [Sie
geht darein zurück als in ihren Grund] (N 255, M 177).

El dinero se transforma en las condiciones de producción y luego vuelve al


punto en el que se han producido o planteado los valores de cambio en for-
ma de mercancías y dinero. Al principio del «Capítulo sobre el Capital», Marx
se refiere a la «reflexión ponente» de Hegel o a la lógica circular que va de la
presuposición (Voraus-Setzung) al planteamiento (Setzung). Pero lo hace so-
bre la base de su propia presuposición de que las cuatro condiciones para la
transición del dinero al capital ya se han establecido en el curso de la historia.
El paso de la contradicción al «fundamento» al comienzo de la Doctrina de
la Esencia de Hegel es relacionado por Marx con el movimiento del «dinero
como capital» de la no circulación a la circulación y de ahí a la producción,
para resolver la contradicción entre el «dinero como capital» y la «barrera
cuantitativa» (Schranke) que debe atravesar entre la equivalencia y el aumen-
to o excedente (N 270, M 194).

EL INTERCAMBIO ENTRE CAPITAL Y


TRABAJO, EL PROCESO DE TRABAJO Y EL

72 HIROSHI UCHIDA
PROCESO DE VALORIZACIÓN, Y «FORMA,
SUSTANCIA, MATERIA Y CONTENIDO»

Al trazar el movimiento del «dinero como capital» desde la circulación a


la producción, Marx aplica la máxima lógica de Hegel según la cual la con-
tradicción se disuelve en el «fundamento». El «dinero como capital» se au-
totransforma en condiciones de producción (trabajo productivo y medios de
producción), y así vuelve de la circulación a la producción, lo que corresponde
al «fundamento» en la Doctrina de la Esencia [101].
Con el fin de investigar las conexiones adicionales entre los Grundrisse de
Marx y la Lógica de Hegel, debemos señalar que Hegel describe una compleja
subsunción de sustancia, materia y contenido bajo el concepto «forma» de la
siguiente manera:

La Forma se opone en primer lugar a la Esencia [Wesen = Sustancia] [102],


y es entonces Relación fundamental en general, y sus determinaciones son el
fundamento y lo fundamental. Además se opone a la Materia [Materie], y enton-
ces es la Reflexión Determinante, y sus determinaciones son la Determinación
de la Reflexión, ella misma y su persistencia. Por último, se opone al Contenido
[Inhalt], donde sus determinaciones son de nuevo él mismo y la Materia. Lo que
antes era primero el Fundamento idéntico a sí mismo, luego la persistencia en
general y, por último, la Materia, pasa bajo el dominio de la Forma [Herrschaft
der Form] y vuelve a ser una de sus determinaciones» [103].

Hegel sostiene que la «forma» subsume a la «esencia» o «sustancia», la


«materia» y el «contenido» concomitantemente bajo sí misma. Por el contra-
rio, Marx reorganiza esas cuatro categorías en tres pares:

1. forma y fondo;
2. forma y contenido;
3. forma y materia.

Marx ya ha analizado las implicaciones económicas de «forma y fondo» en


el «Capítulo sobre el Dinero». Explica el significado económico de «forma y
contenido» en el intercambio entre capital y trabajo, y el de «forma y materia»
en su consideración del proceso de trabajo.
Como hemos visto en nuestro análisis del «Capítulo sobre el Dinero», el
«trabajo en general» se abstrae inconscientemente en las relaciones de mer-
cancías como «sustancia social»: «La sustancia [Substanz] del valor no es en
absoluto la sustancia natural particular [die besondre natürliche Substanz],
sino el trabajo objetivado [die vergegenständlichte Arbeit]» (N 299, M 219). Los
propietarios de los productos del trabajo los equiparan entre sí como valor
en el intercambio privado, y mediante esa equiparación, cada forma concreta
de trabajo se abstrae como trabajo objetivado, una sustancia social, que fun-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 73


damenta y regula el valor. Los que intercambian suponen que equiparan sus
productos entre sí como valores, porque como valores parecen equivalentes.
Así, los actos inconscientes de los que intercambian se reflejan de forma per-
versa en su conciencia. Lo que les parece valor es solo una expresión ideal
de su relación en el intercambio privado. Esa relación, que se plantea cuando
igualan sus productos, les es ajena como valor. Marx llama más tarde a esta
relación alienada «forma» o «forma-valor» en El Capital.
En los Grundrisse Marx apenas aborda el análisis de la forma-valor, pero
todavía no la desarrolla desde su primera a su cuarta y última forma como
monedas y divisas. Más bien comienza el estudio del valor, utilizando el tér-
mino «sustancia» en dos sentidos: «sustancia natural» en el sentido de valor
de uso, y «sustancia social» en el sentido de trabajo abstracto. La razón por
la que adopta la palabra «sustancia» en esos dos sentidos es que entiende la
sustancia social como algo mediado o materializado en una sustancia natural.
Los términos «sustancia natural» y «sustancia social» son una adaptación de
los conceptos de Aristóteles «sustancia primaria» y «sustancia secundaria».
Marx equipara la sustancia primaria con la sustancia natural, y la sustancia
secundaria con la sustancia social.
Sin embargo, la forma y el fondo todavía no están emparejados en los Grun-
drisse, como lo están en la teoría posterior de la forma-valor en El Capital,
porque en los Grundrisse Marx todavía no ha distinguido el valor del valor de
cambio. Utiliza la palabra «relación» en el sentido de «forma-valor» (N 143, M
77-8), y por lo tanto es posible decir que de hecho utiliza el par «forma y sus-
tancia» en los Grundrisse.
Marx entiende lo que Hegel llama idealidad del «ser para sí» como la ex-
presión lógica de la relación alienada de intercambio o «forma» como valor.
Ve la relación alienada o forma-valor en el «ser para sí». La «forma» o relación
y la sustancia social son históricas por excelencia en los Grundrisse, donde las
relaciona con el intercambio de mercancías. «Forma» y «sustancia» son de-
terminaciones del intercambio de mercancías, consideradas abstractamente.
La «forma» es lo que se aliena e independiza de las personas que intercam-
bian mercancías, y la «sustancia» es lo que fundamenta y regula la «forma»,
porque se abstrae del trabajo concreto cuando las mercancías se equiparan a
los valores.
Este par «forma y sustancia» está conectado con el siguiente par, «forma
y contenido» [104]. La relación alienada o «forma» se separa (chōriston) como
valor y se materializa como dinero a través de los actos inconscientes de los
propietarios de mercancías. El valor se transustancia (N 308, M 228) en otra
sustancia natural, oro o plata, de modo que la contradicción entre valor de uso
y valor se convierte en una oposición exterior entre mercancía y dinero.
«Forma» y «contenido» son determinaciones de la mercancía y el dine-
ro en las relaciones de intercambio. El dinero es «forma», que tiene el valor
como componente principal y el valor de uso como componente subordinado,
mientras que la mercancía es «contenido», que tiene, por el contrario, el valor
de uso como componente principal y el valor como componente subordinado.

74 HIROSHI UCHIDA
A continuación, Marx distingue dos formas de relación entre el dinero
como «forma» y la mercancía como «contenido». Lo hace en relación con los
dos tipos de circulación: M-D-D-M y D-M-M-D. El primer modo es la determi-
nación de «forma y contenido» en el caso de la circulación simple M1 D-D-M2 ,
que se compone de dos tipos de intercambio, primero de venta (M1-D) y luego
de compra (D-M2). La segunda vía es la determinación de dinero y mercancía
en el intercambio entre capital y trabajo, que refleja el segundo tipo de circu-
lación. En su expresión completa es D-M(Lp+ Pm) ... P ... M’-D’, donde Lp = «fuer-
za de trabajo» (o en los Grundrisse «capacidad de trabajo») y Pm = «medios de
producción».
Marx describe la circulación simple, a través de la cual los individuos obtie-
nen los medios de consumo, de la siguiente manera:

... dinero por mercancía: es decir, el valor de cambio de la mercancía desa-


parece [verschwinden] a cambio de su contenido material [ihr materielle Inhalt]
o mercancía por dinero, es decir, su contenido [Inhalt] desaparece a cambio de
su forma [Form] como valor de cambio. En el primer caso, la forma de valor de
cambio se extingue; en el segundo, su sustancia [ = contenido]; en ambos, por
tanto, su realización es su desaparición (N 260, M 184; cita parcialmente alte-
rada).

En la circulación simple, un contenido obtenido a través del intercambio se


convierte en un valor de uso o en un objeto de consumo individual, y la forma
del intercambio es la simple en la que se termina el intercambio, ya sea un
intercambio equivalente o no. Esa «forma» desaparece tras mediar el «conte-
nido» del intercambio. Por lo tanto, esa «forma» no subsiste por sí misma, sino
que media con «contenidos» de diversos tipos. De ese modo no se produce
«una relación real de valor de cambio y valor de uso» (N 269, M 193; cita am-
pliamente alterada), como ocurre en el segundo tipo de circulación.
En el segundo tipo de circulación, el intercambio entre capital y el trabajo
es diferente en cuanto a «forma» y «contenido»:

Esto [= el intercambio simple] concierne solo a la forma [Form] del inter-


cambio; pero no forma su contenido [Inhalt] . En el intercambio de capital por
trabajo, el valor no es una medida para el intercambio de dos valores de uso,
sino el contenido [Inhalt] del intercambio mismo (N 469, M 376-7).

El intercambio entre capital y trabajo es lo mismo que un simple intercam-


bio desde el punto de vista del trabajador asalariado, porque los trabajadores
asalariados venden su mercancía, la fuerza de trabajo (M1) por dinero y luego
compran mercancías que constituyen los medios para el consumo individual
(M2). Sin embargo, desde el punto de vista del capitalista, las cosas son dife-
rentes. Para el capitalista, el valor de uso de la fuerza de trabajo es el valor de
uso único en sí mismo, «valor de uso para el valor» (N 469, M 376), una posibi-
lidad de plantear el valor y el plusvalor. En el segundo tipo de circulación «el
valor es... el contenido, y esta forma [es] el valor» (N 272, M 196). Por lo tanto,

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 75


la «forma» del intercambio se convierte en su «contenido». El «contenido» del
intercambio entre capitalista y trabajador, desde el punto de vista del capita-
lista, es la «forma como contenido» [105]. Se trata de una «forma» que persiste
como su propio «contenido», o que se convierte en su propio «contenido», a
través de una mediación de sí misma con diversos «contenidos» que son sus-
tancias naturales o valores de uso. De este modo se desarrolla la relación real
entre valor de cambio y valor de uso.
Presuponiendo la existencia de los medios de producción como «contenido
del capital» (Inhalt des Kapitals), Marx expresa los resultados inmediatos del
intercambio entre capital y trabajo. Este «contenido» del capital se distingue
de su «relación formal» (Formbeziehung) (N 302, M 221). El «contenido» del ca-
pital incluye los elementos del «proceso de producción en general» (N 303, M
223), y la relación entre la «materia» (Materie) o materia prima e instrumento,
y la «forma» o trabajo (N 302, M 221). No se trata de la «forma como contenido»
del intercambio entre capital y trabajo. Estos elementos del «contenido» del
capital son más bien factores del proceso de trabajo (N 304 y ss., M 223 y ss.).
A continuación, Marx considera la propia «relación formal» del capital con
sus elementos (N 302, M 222), tanto en el proceso de valorización como en el
proceso de producción del plusvalor relativo. Después, en su consideración
del doble carácter del trabajo —trabajo como creador de nuevo valor y conser-
vador de viejos valores—, retoma la relación entre el «contenido» del capital y
su «forma».
En el proceso de valorización Marx traza la realización de la «forma como
contenido». En ese proceso, la fuerza de trabajo representa la posibilidad (Mö-
glichkeit) de valorización, pero se trata de una posibilidad simple o abstracta.
Se convierte en real en conexión con los medios de producción y consumo, y
realiza la «forma como contenido» cuando se invierte como capital. El plusva-
lor o «forma» se plantea así a través del consumo de fuerza de trabajo.
Al considerar el proceso de valorización, Marx pone de relieve un aspec-
to de la realización de la «forma como contenido» o valor creciente. Al consi-
derar el plusvalor relativo, incluye momentos de valor de uso o «contenido»
como medio de subsistencia para el trabajador. El «contenido» como valor
de uso está mediado por la «forma» como plusvalor. Si la cantidad de trabajo
objetivada en una determinada cantidad de medios de consumo individual o
«contenido» disminuye, porque la productividad ha aumentado, entonces el
plusvalor o «forma» aumenta proporcionalmente.
En el doble carácter del trabajo —trabajo como creador de nuevo valor y
conservador de viejos valores— se introduce otro momento del valor o «for-
ma» de los medios de producción. El trabajo vivo o concreto se subsume en el
proceso de producción del capital para producir un nuevo valor de uso o con-
tenido. Al mismo tiempo, el valor o la «forma» de los medios de producción se
transfiere y se conserva mediante el consumo de los antiguos valores de uso
o «contenidos» concretos de los medios de producción.
Hay tres tipos de valor de uso relacionados con la producción de la mercan-
cía como capital: el valor de uso de la fuerza de trabajo, el valor de uso de los
medios de vida del trabajador y el valor de uso de los medios de producción.

76 HIROSHI UCHIDA
Están mediadas de forma compleja en el producto como capital-mercancía
(C+V+P), y se introducen una a una como momentos determinantes del pro-
ceso de valorización, del proceso de producción de plusvalor relativo y del do-
ble carácter del trabajo.
La «forma como contenido» es un mero potencial dentro de la unidad ne-
gativa del dinero en su tercera determinación, el tesoro o «dinero como dine-
ro», pero la «forma como contenido» surge realmente en el intercambio de
«dinero como capital» por trabajo. Se realiza a través de la mediación de los
tres tipos de valor de uso enumerados anteriormente, formando una estruc-
tura compleja de «forma y contenido» en el producto del trabajo como capital.
Cada «contenido» o valor de uso del capital se convierte (umschlagen) a través
de la mediación en su propia «forma» o valor. La conversión se produce en la
acumulación de capital, que se examina a continuación.
Pasemos a «forma y materia». Como se cita en el Prefacio de este libro, Al-
fred Schmidt ha llamado la atención de sus lectores sobre este par de concep-
tos. Este par tiene su origen en la obra de Aristóteles, y Hegel los ha adaptado
de Aristóteles como «fundamento» en su Lógica.
Aristóteles define «forma» y «materia» como causas de un producto de la
siguiente manera: un productor imagina qué y cómo producir, utilizando sus
capacidades mentales (telos, causa finalis, causa final) antes de que tenga lu-
gar la producción real. El productor realiza esta imagen utilizando su capaci-
dad física (archē, causa efficiens, causa eficiente) y sirviéndose de materiales
(hylē, causa materialis, causa material) que existen fuera de él (eidos, causa
formalis, causa formal).
Hegel desarrolla las cuatro causas de Aristóteles (eidos, telos, archē y hylē)
en otros conceptos bajo «actualidad» (Wirklichkeit) en la Lógica, cambiando
telos por «asunto» o «cosa» (Sache), archē por «actividad (Tätigkeit) y hylē por
«condición» (Bedingung) (secc. 148).
¿A qué nivel se apropia Marx de la interpretación que hace Hegel de Aristó-
teles? En primer lugar, la interpreta en un nivel transhistórico como tres fac-
tores del proceso de producción en general o del proceso de trabajo. Interpre-
ta lo que Hegel llama «asunto» y «actividad», ambas «formas», como factores
mentales y físicos de la fuerza de trabajo, e interpreta la «condición» como
«materia» o medios de producción:

... en relación con el trabajo como actividad [Tätigkeit], la materia [Stoff], el


trabajo objetivado, solo tiene dos relaciones, la de la materia prima, es decir, la
de la materia sin forma [formlos], la mera materia para la actividad propositiva
de la forma [Formsetzend], y la del instrumento del trabajo, el medio objetivo
que la actividad subjetiva interpone entre sí y un objeto, como su conductor (N
298 -9, M 219).

«Forma» y «sustancia» son determinaciones históricas en el intercambio


privado, mientras que «forma» y «materia» son determinaciones transhis-
tóricas en el proceso de trabajo. ¿Cómo se relacionan entre sí estos dos pa-
res? Marx analiza la conexión entre ellos de la siguiente manera: la «forma» o

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 77


valor, que se ha fundamentado en la sustancia social y se ha mediado con la
sustancia natural, se separa ahora de una sustancia natural no específica y se
transustancia en una sustancia natural específica como el oro o la plata como
el «sujeto-dinero» (N 167, M 99, etc.). Esta sustancia es, de hecho, el «dinero
como capital». El «dinero como capital» o «forma» se vincula entonces a las
condiciones de producción o «contenido», que se analiza en un primer mo-
mento desde un punto de vista transhistórico. En ese análisis aparece como
la relación entre «forma» y «materia». De este modo, «forma y sustancia» y
«forma y materia» están mediadas y vinculadas entre sí:

Ahora bien... en el proceso de producción, el capital se distingue a sí mismo


como forma [Form] de sí mismo como sustancia [Substanz] [natural] . Es ambos
aspectos a la vez, y al mismo tiempo la relación de ambos entre sí. Pero... toda-
vía solo apareció como esto es relación en sí [an sich]. La relación no se plantea
todavía, o se plantea inicialmente solo en la determinación de uno de sus dos
momentos, el momento material, que se divide internamente como materia
[Materie] (materia prima e instrumento) y forma [Form] (trabajo), y, que, como
una relación entre ambos, como un proceso real, es en sí misma solo una re-
lación material de nuevo —una relación de los dos elementos materiales que
forman el contenido del capital [Inhalt des Kapitals] a diferencia de su relación
formal como capital [Formbezichung als Kapital] (N 301-2, M 221).

Marx considera a continuación la fuerza de trabajo y los medios de pro-


ducción. Estos son estructurados por el capital-dinero en una «relación mate-
rial», «el contenido del capital a diferencia de su relación formal como capital»
o «forma y materia». Utilizando los dos términos, derivados originalmente de
Aristóteles, Marx se refiere al momento subjetivo del proceso de trabajo como
«forma», y a los momentos objetivos como «materia», y luego a la relación en-
tre los dos tipos de momento como una «relación material».
Utilizando estas definiciones, Marx aclara la doble relación entre «forma»
y «materia». El hombre es «forma» (eidos) en relación con la naturaleza como
«materia» (hylē). Esta «forma» (eidos) se analiza en telos (causa final) y archē
(causa eficiente). La causa final es la mente humana, y la causa eficiente es el
cuerpo humano. La mente y el cuerpo humanos se definen a su vez como eidos
y hylē, mostrando la superioridad de la mente sobre el cuerpo, de modo que la
naturaleza humana subsiste porque la mente gobierna al cuerpo del modo en
que el «hombre» como «forma» (eidos) gobierna a la naturaleza como «mate-
ria» (hylē). Por lo tanto:

1. La mente humana (telos) es «eidos como eidos» (eidos como tal).


2. El cuerpo humano es archē como hylē en su relación determinada con
la mente humana (telos); pero:
3. Mientras los seres humanos cambien las formas dadas de la naturaleza
(hylē) en otras nuevas determinadas por la mente humana (eidos como tal), el
cuerpo humano es «archē como eidos» en relación con la naturaleza, y:
4. La naturaleza es «hylē como hylē» (hylē como tal) [106].

78 HIROSHI UCHIDA
Analizando la compleja relación presentada, Marx demuestra cómo se or-
ganizan estos cuatro factores en la producción capitalista. de cómo se organi-
zan estos cuatro factores en la producción capitalista.
Para Marx es la propiedad privada capitalista la que divide la unidad natural
del «hombre» y la naturaleza, y divide la unidad inmediata de los seres huma-
nos en la sociedad. Debido a la expropiación capitalista de la naturaleza (hylē
como tal) —es decir, la tierra y los productos del trabajo—, el capitalista mo-
nopoliza la mente humana (telos o «eidos como eidos»). Por el contrario, los
trabajadores asalariados existen como tales, porque son alienados de la na-
turaleza por el capitalista, y el trabajador asalariado también debe alienar la
fuerza de trabajo, confinándola al cuerpo humano (en lugar de incluir la men-
te) y a su relación productiva con la naturaleza, porque el trabajador asalaria-
do debe subordinar el trabajo al capitalista. En el capitalismo, el ser humano
como «forma» parece depender de la naturaleza como «materia», la inversa
de la dependencia real del trabajador asalariado con respecto al capitalista.
El capitalista se dedica como mente humana (telos o eidos) a esta función,
enajenando la capacidad física natural —la relación productiva del cuerpo
con la naturaleza— al trabajador asalariado. La actividad propia del capitalista
consiste en medir, mantener y aumentar el valor, por lo que la actividad capi-
talista es diferente del telos natural. El telos del capitalista se limita a estructu-
rar las relaciones de valor, y el capitalista identifica las metamorfosis del capi-
tal con las relaciones de valor que se tratan abstractamente en la mente, por
lo que el capitalista «obtiene esta determinación ideal» del capital (seine ideal
Bestimmung erhalten) (N 298, M 218). Cuando se distingue entre el capitalista
y las condiciones de producción, el primero aparece como la personificación
del capital y el segundo como una «relación material». El trabajo asalariado
aparece como «archē como hylē», los medios de producción como «hylē como
hylē», y ambos aparecen como hylē frente al capitalista, que aparece como ei-
dos por excelencia.
Sin embargo, esto representa una distinción externa entre momentos
formales y materiales. Más tarde se ven mediatizados dentro del proceso
de producción capitalista en el que se reordenan los cuatro factores antes
mencionados.
En primer lugar, el trabajador asalariado no aparece como eidos en el pro-
ceso de trabajo, sino como «archē como hylē» para el capitalista, y como «ar-
chē como eidos» o como agente para los medios de producción, que aparecen
como «hylē como hylē». El trabajador asalariado actúa como un doble archē.
En segundo lugar, el trabajo vivo subsumido en la producción capitalista
tiene un doble carácter. Aquí Marx acierta por primera vez al analizarlo. El tra-
bajo no solo añade nuevo valor (V+D), sino que conserva y transfiere el anti-
guo valor (C) de los medios de producción.
El doble carácter del trabajo y su doble archē están relacionados de la si-
guiente manera. En primer lugar, el archē del trabajador funciona como un
«eidos natural» y produce un nuevo producto («hylē como hylē»), y conserva
la «sustancia natural» de los medios de producción («hylē como tal») en una
«sustancia con otra forma» (N 312, M 230). Al mismo tiempo, como agente del

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 79


capitalista (eidos como tal), el archē del trabajador («archē como eidos») obje-
tiva el nuevo valor (V+P) y conserva el viejo valor ya objetivado en los medios
de producción (C) mediante el consumo de su propio valor de uso. Actúa como
«la actividad mediadora a través de la cual el capital se valoriza a sí mismo» (N
305, M 225; cita parcialmente alterada) en relación con los medios de produc-
ción («hylē como tal»). Reproduce el valor (V), aumenta el valor (P) y conserva
la «sustancia social» como capital constante (C). El doble carácter del trabajo
o archē es la actualidad a través de la cual el «contenido» del capital (que in-
cluye el valor de uso de la fuerza de trabajo y de los medios de producción)
se convierte en la «forma» del capital, es decir, en el valor del capital como
producto [107].

LA FUERZA DE TRABAJO COMO


SUSTANCIA GENERAL Y «RELACIÓN DE
SUSTANCIALIDAD»

El capital puede persistir porque subsume el trabajo como «sustancia ge-


neral» (die allgemeine Substanz), por lo que Marx considera ahora la fuerza de
trabajo (Arbeitsvermogen) como sustancia general. A través de la subsunción
de la fuerza de trabajo, el capital mantiene su existencia:

El capital es, por su noción, dinero, pero no meramente dinero en la forma


simple de oro y plata, ni meramente como dinero en oposición a la circulación,
sino en la forma de todas las sustancias —mercancías... La sustancia común de
todas las mercancías, es decir, su sustancia no como materia material, como
determinación física, sino su sustancia común como mercancías y, por tanto,
valor de cambio, es que son trabajo objetivado. Lo único que se distingue del
trabajo objetivado es el trabajo no objetivado, el trabajo que sigue objetivándose
a sí mismo, el trabajo como subjetividad... El único valor de uso, por tanto, que
puede formar el polo opuesto es el trabajo (N 271-2, M 195-6; cita parcialmente
modificada).
... el valor de uso que él [el trabajador] ofrece, existe solo como capacidad,
habilidad [Fähigkeit, Vermögen] de su existencia corporal; no tiene existen-
cia [Dasein] aparte de eso. El trabajo objetivado, que es necesario no solo para
mantener la sustancia general [die allgemeine Substanz] sobre la que existe su
fuerza de trabajo [Arbeitsvermögen], es decir, para mantener corporalmente al
propio trabajador, sino también para modificar [modifizieren] esta sustancia
general para desarrollar su capacidad particular, es el trabajo objetivado en él
(N 282-3, M 205; cita parcialmente alterada).

¿Qué significa realmente la «sustancia general» antes mencionada? En ge-


neral, el capital depende de la fuerza de trabajo. Pero, ¿por qué se habla de

80 HIROSHI UCHIDA
«sustancia general»? Aquí Marx contrasta «general» con «particular». El tra-
bajador consume sustancias particulares como medios para el consumo in-
dividual y se dedica a un trabajo particular. El obrero es una sustancia parti-
cular como trabajo con respecto al capital, y el obrero produce una sustancia
o producto particular utilizando sustancias particulares como medios de
producción. Hasta ahora, la conexión entre los diversos tipos de sustancias
particulares aparece meramente como una relación entre el capitalista y los
trabajadores como individuos.
Sin embargo, el obrero debe realizar diversos tipos de trabajo y tiene que
vivir dentro de los términos de la movilidad laboral en la sociedad capitalista:

... el trabajo es, por supuesto, en cada caso concreto, un trabajo específico,
pero el capital puede entrar en relación con todo trabajo determinado; se en-
frenta a la totalidad de todos los trabajos potencialmente [dunamei], y el par-
ticular al que se enfrenta en un momento dado es accidental. Por otra parte,
el propio trabajador es absolutamente indiferente al carácter determinado de
su trabajo; no tiene interés para él como tal, sino solo en la medida en que es
de hecho trabajo y, como tal, un valor de uso para el capital (N 296 7; M 217; cita
parcialmente modificada).

El capitalista y el obrero están relacionados, no solo en una determinación


particular, sino en general. Como miembro de la clase de los trabajadores, el
obrero debe tener habilidades para realizar los diferentes tipos de trabajo que
se ofrecen a los individuos. A través de la adaptación a diferentes tipos de tra-
bajo, se desarrolla el potencial de los trabajadores para poder realizar cual-
quier tipo de trabajo. Ese potencial es lo que Marx llama la «sustancia general»
dentro del trabajador.
En la vida real, el trabajador consume la determinabilidad concreta del tra-
bajo ya objetivado en los medios de consumo. Esto ocurre a través del consu-
mo individual realizado para generar trabajo abstracto. Este trabajo abstracto
se objetiva para mantener la vida y reproducir así el trabajo como sustancia
general. La sustancia general o materia (mater) en el trabajador desarrolla las
formas particulares de fuerza de trabajo que existen potencialmente en él.
Los términos de Marx «sustancia particular» y «sustancia general» impli-
can una crítica del idealismo y pseudohistoricismo de Hegel, tal como se en-
cuentra en su discusión de la «relación de sustancialidad» en la Lógica:

Lo necesario es en sí mismo relación absoluta, es decir, el proceso desarro-


llado... en el que la relación también se sustituye a sí misma a la identidad ab-
soluta [ = forma].
En su forma inmediata es la relación de sustancialidad y accidentalidad. La
autoidentidad absoluta de esta relación es la Substancia como tal, que como
necesidad es la negatividad de esta forma de interioridad, y así se plantea como
actualidad , pero que es la negatividad de esta exterioridad. En esta negatividad,
la actualidad como inmediata es solo una cosa accidental que a través de esta

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 81


simple posibilidad transita a la actualidad; transición que es la identidad sus-
tancial como forma-actividad (secc. 150) [108].

Hegel insiste en que la «sustancia» está determinada como «necesidad»,


«sujeto» y «forma absoluta» (secc. 149), y se convierte en «actualidad» a tra-
vés del «asunto» o «cosa» (Sache = telos), la «actividad» (Tätigkeit = archē) y la
«condición» (Bedingung = hylē). ¿Su análisis se aplica al proceso de trabajo o
al proceso de valorización? De hecho, no hace ninguna distinción válida, sino
que los confunde.
Marx resuelve esta confusión distinguiendo «forma» y «sustancia». Para
él, el «sujeto» no es «sustancia» sino «forma», tanto en el proceso de trabajo
como en el proceso de valorización, aunque el término «forma» tiene dife-
rentes sentidos en cada proceso, como ya hemos visto. La «forma» en el pro-
ceso de trabajo es el productor, y su opuesto es la «materia», que significa los
medios de producción. La otra «forma» se da en el proceso de valorización,
donde se entiende que es el capital o el capitalista, su personificación, cuyo
opuesto es el «contenido» o capital. El capitalista atribuye a las cosas concre-
tas la abstracción capital-valor cuando se encuentran en sus metamorfosis
productivas.
Sin embargo, Hegel confunde «relación» y «proceso» con «sustancia». En
efecto, la relación de intercambio se independiza para él como valor y luego
como «sujeto» en sí, concebido al margen de las personas que lo generan. Pero
la «sustancia» no se convierte en «sujeto», sino que fundamenta el valor, y el
valor subsiste como «sustancia». El proceso en el que la relación de intercam-
bio privado se aliena como valor va acompañado simultáneamente de un pro-
ceso de consumo en el que el trabajo concreto se transforma en «trabajo en
general», la sustancia social del valor. El capital-valor como sujeto del proceso
económico altera las sustancias naturales concretas en las que aparece para
mantener su identidad subjetiva como valor basado en la sustancia social, el
trabajo en general, que el trabajador materializa en sustancias naturales.
La identificación que hace Hegel de la «sustancia» con el «sujeto» se de-
riva de su idealismo. Evidentemente piensa que todo el mundo o cosmos es
creación de la «sustancia» a través de su actividad de conocerse a sí misma. La
sustancia es «saber» (Wissen) y, por tanto, es ideal por excelencia. Se demues-
tra a sí misma a través de su actividad especial, el «saber». La sustancia como
«saber» se convierte en «sujeto» a través de conocerse a sí misma. Por lo tanto,
según Hegel, todo en el cosmos es esencialmente la existencia de lo ideal.
El desarrollo o «devenir» de la «sustancia» en «sujeto» esbozado por He-
gel se corresponde con el sistema económico burgués, en el que la conciencia
del valor de las personas reales rige como idea sobre las sustancias naturales.
Para esta conciencia, todo parece estar determinado por el valor. La transfor-
mación del producto en mercancía aparece de forma invertida como si el va-
lor como «sustancia» en el producto fuera un «sujeto», mientras que el valor
es en realidad la alienación de la relación de intercambio entre los productos
del trabajo concreto, y la sustancia social es el trabajo concreto hecho abstrac-

82 HIROSHI UCHIDA
to como trabajo en general. Esta es la verdadera razón por la que Hegel dice
que la «sustancia» es «sujeto».
En la sección de la Lógica citada anteriormente, Hegel comprende que la
«relación» se convierte en «proceso», «sustancia» y «actualidad». Juntos son
«sujeto». De hecho, no hace una distinción clara entre «sustancia» y «suje-
to», sino que supone que la «sustancia» se convierte en «sujeto» al plantearse
a sí misma.
Por el contrario, Marx distingue entre «sustancia» y «sujeto». Para él, el
«sujeto» es la relación de valor o «forma», que se basa en el trabajo abstracto
como sustancia social. Una vez que el dinero se ha generado históricamente,
la relación de valor se forma entre las mercancías y el dinero, y desaparece
tras el intercambio. El valor requiere la sustancia social de la que se deriva.
Al cambiar de forma dentro de la relación de valor, el capital también cambia
su sustancia natural o valor de uso en el que se encarna la sustancia social. El
capitalista, como personificación del capital, desempeña la función de identi-
ficar el capital como valor en relación con sus diversas formas. Con respecto a
la distinción entre «sustancia» y «sujeto», Marx escribe:

Por su parte, la materia prima y el instrumento se conservan no en su forma


[Form], sino en su sustancia [Substanz] [natural], mediante la simple relación
de que el instrumento como instrumento se utiliza y la materia prima se pos-
tula como materia prima del trabajo, mediante el simple proceso de que entran
en contacto con el trabajo, postulándose como su medio y objeto y, por tanto,
una objetivación del trabajo vivo, momentos del trabajo mismo; y considera-
do económicamente, su sustancia [social] es el tiempo de trabajo objetivado (N
360, M 271; cita parcialmente alterada).

El trabajo vivo conserva la sustancia natural en el proceso de trabajo. Tra-


baja como «sujeto», llevando a cabo cambios materiales, por ejemplo, de algo-
dón a hilo, luego a textiles y finalmente a prendas de vestir. La «forma externa
de su sustancia natural» (N 360, M 271), es decir, la materia prima, es consu-
mida y abstraída como «accidental» (zufällig) (N 360, M 272) por el trabajo vivo,
por lo que llega a representar un aumento de la riqueza.
Sin embargo, en el proceso de valorización, en el que el trabajo se subsume
en el capital como sustancia general, el trabajo vivo tiene el doble carácter de
objetivar nuevo valor (V + P) y conservar el valor antiguo en el capital constan-
te (C). El capitalista, o la conciencia del capital, ordena al trabajador objetivar
más valor del que ha sido objetivado en la propia fuerza de trabajo del traba-
jador y, al mismo tiempo, mantener el trabajo ya objetivado en los medios de
producción sin más recompensa.
La forma-capital, sin embargo, es histórica, y el capitalista es históricamen-
te un tipo particular de individuo. El capital es inevitablemente innovador en
tecnología, por el afán de obtener beneficios crecientes, y tiende a eliminar el
trabajo vivo del proceso de producción, sin darse cuenta de que hace posible
una trascendencia de sí mismo a medida que se acerca a un punto extremo
en el que no existe trabajo vivo en el proceso de producción. El capital es una

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 83


forma histórica basada esencialmente en la sustancia social. A pesar de ello,
también repele la fuente misma de la sustancia social, el trabajo vivo, expul-
sándolo del proceso económico. El capital tiende a socavar su propia «base» a
través de su desarrollo dinámico.

COMPONENTES DEL CAPITAL Y «EL TODO Y


LAS PARTES Y LAS PARTES»

Marx pasa ahora del proceso de trabajo al proceso de valorización. Escribe:

Hasta ahora, el capital ha sido considerado desde su lado material como un


simple proceso de producción. Pero, desde el lado de su determinismo formal,
este proceso es el proceso de autovalorización [Selbstverwertungsprozess]. La
autovalorización incluye la conservación del valor previo, así como su multipli-
cación (N 310-11, M 229; cita parcialmente alterada).

Este orden de análisis, de la relación material a la determinación formal,


aparece en la Lógica de Hegel:

La Esencia debe aparecer. Su semblanza en ella es la trascendencia de esta


a la inmediatez. Mientras que como reflexión sobre sí misma la inmediatez es
subsistencia (materia) [Bestehen (Materie)], es también forma, reflexión sobre
lo otro, subsistencia que se trasciende a sí misma (secc. 131; cita parcialmente
alterada).

Marx considera a continuación las formas de existencia en las que apare-


ce el capital y los contenidos o valores de uso con los que se relacionan estas
formas de capital o valor. El capital aparece primero en forma de dinero, luego
se transforma en un «modo material de existencia» (N 313, M 231; cita parcial-
mente alterada), es decir, en los elementos de producción, y cambia su forma
en el producto. Por lo tanto: «Los diferentes modos de existencia de los valores
eran pura apariencia [Schein]; el valor mismo formaba constantemente esen-
cia autoidéntica dentro de su desaparición» (N 312, M 231).
El capital-dinero se transforma en capital-producción, y el conjunto del ca-
pital-dinero se disuelve ahora en varias partes. Sin embargo, los diversos mo-
dos de existencia son apariencias (Schein). De hecho, son formas de aparien-
cia del capital-valor, porque el capital mantiene su carácter de valor a través
de una metamorfosis de los elementos de producción en productos y luego en
mercancías y dinero.
Las determinaciones «apariencia» y «apariencia» mencionadas por Hegel
también son relevantes para la discusión de Marx:

84 HIROSHI UCHIDA
La existencia, planteada en su contradicción, es la Apariencia [Erschtinung].
La Apariencia no debe confundirse con la mera Semblanza. La Semblanza es la
verdad próxima del Ser o de la Inmediatez. Lo inmediato no es lo que, como su-
ponemos, es algo independiente, que descansa sobre sí mismo, sino una mera
Semblanza, y como tal se resume en la simplicidad de la esencia que es en sí
misma (secc. 131, Z; cita ampliamente alterada) [109].

La inmediatez y la independencia de la existencia son mera «semblanza».


Cuando la semblanza está mediada por la «esencia», se convierte en «aparien-
cia». Marx adopta esta lógica cuando escribe que los diversos modos mate-
riales de existencia son «semblanza». Si estas cosas materiales se convierten
en productos, persisten en su identidad como valor. Aparecen como diversas
partes de la totalidad del valor-capital: «El único proceso en relación con el
valor [es] que una vez aparece como un todo [ein Ganzes], unidad; luego como
división de esta unidad en cantidad determinada [Anzahl]; finalmente, como
suma [Summe]» (N 314, M 232).
De este modo, el dinero como capital aparece al principio como cualitativa-
mente lo mismo, un todo o unidad. Luego se diferencia en diversas formas, a
saber, materiales para el trabajo, instrumentos de trabajo y fuerza de trabajo
humana. Finalmente, las «partes componentes» (Bestandteile) (N 314, M 232;
cita en gran parte modificada) del capital se unen de nuevo en una suma a
través del consumo productivo. La forma en que Marx traza la transformación
del valor-capital proviene de la discusión de Hegel sobre «el todo y las partes»
en su Lógica:

La relación inmediata es la del Todo [das Ganzes] y las Partes [die Teile]. El
contenido [Inhalt] es el todo, y consta de las partes (la forma) [Form], su contra-
parte. Las partes son diversas entre sí e independientes. Pero son partes, solo
en su relación idéntica entre sí, o en la medida en que, tomadas en conjunto,
constituyen el todo (secc. 135; cita parcialmente alterada) [110].

A primera vista, el uso de Marx es el mismo que el de Hegel. Sin embar-


go, si lo examinamos detenidamente, vemos que ambos difieren en un punto
crucial. Hegel define «contenido» como equivalente al todo, y «forma» como
equivalente a las partes. Por el contrario, Marx vincula el «contenido» a las
partes y la «forma» al todo. Como ya se ha indicado, Hegel especula que la
«sustancia», la «materia» y el «contenido» están subsumidos en la «forma»,
uno por uno. Esto constituye una estructura compleja en la que la «forma» es
el «sujeto» dominante, sin tener en cuenta los diferentes tipos de forma. He-
gel no analiza los tres tipos de «forma» que aparecen en «forma y sustancia»,
«forma y contenido» y «forma y materia». Como categorías transhistóricas, el
último par constituye el «contenido». El relato de Hegel es engañoso, porque
la «forma» pasa de lo transhistórico a lo histórico. El «contenido» se confunde
entonces con algo histórico.
En términos económicos, Hegel indica que el «contenido» cambia de valor
de uso a valor y que la «forma» se convierte en el modo de existencia del valor.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 85


Por el contrario, Marx afirma que el «contenido» es el valor de uso o, estricta-
mente definido, el valor de uso en la mercancía, y que la «forma» es el valor,
estrictamente definido, el valor en dinero. Por lo tanto, la forma o el conjun-
to abstracto del valor-capital aparece en diferentes factores de producción.
Como veremos más adelante, Marx es capaz de comprender la ley de la apro-
piación haciendo uso de los términos «forma» y «contenido», cada uno de los
cuales se transforma en el otro. La incapacidad de Hegel para distinguir entre
los dos tipos de «forma» —histórica y transhistórica— da lugar a su pseudona-
turalismo [111] y pseudohistoricismo.

LA MANIFESTACIÓN COMO FUERZA


DEL CAPITAL Y «LA FUERZA Y SU
MANIFESTACIÓN»

En el «Capítulo sobre el Capital» Marx traza el proceso de desarrollo del


capital desde su origen en el dinero, a través de sucesivas transformaciones
como factores de producción, luego productos y así hasta el dinero (D-M(La+
Pm) ... P ... M’-D’), es decir, el circuito del capital-dinero o capital circulante
(N 250-66, M 173-88). A continuación analiza el intercambio entre capital y
trabajo (N 266-97, M 188-217), considera el proceso de trabajo (N 297-310, M
218-29), capta el proceso de valorización (N 310-26, M 229-42) y retoma las
primeras teorías del plusvalor (Ur-Theorien) (N 326-33, M 242-8). A continua-
ción, define el concepto de plusvalor relativo (N 333-53, M 248-66). En las dos
partes de «Resultados del proceso inmediato de producción» (N 366-401, M
277-309; N 423-34, M 336-45) estudia los motivos y los resultados de la inver-
sión capitalista en maquinaria [112].
El siguiente pasaje relativo al doble carácter del trabajo merece ser exami-
nado por su relación con la Lógica de Hegel:

Como cualquier otra fuerza natural o social del trabajo, a menos que sea el
producto de un trabajo anterior, o de un trabajo anterior que no necesite re-
petirse (por ejemplo, el desarrollo histórico del trabajador, etc.), esta animado-
ra fuerza natural del trabajo [Naturkraft der Arbeit] —a saber, que al utilizar el
material y el instrumento, los conserva en una u otra forma, incluido el trabajo
objetivado en ellos, su valor de cambio— se convierte en una fuerza del capital
[Kraft des Kapitals], no del trabajo. Por lo tanto, no es pagada por el capital. Por
poco que se pague al obrero por el hecho de que pueda pensar, etc.... (N 358, M
270; cita parcialmente modificada).

Como es bajo el mando del capitalista que el trabajo vivo consume produc-
tivamente los medios de producción y produce así «una sustancia con otra
forma» (N 312, M 230), además de reproducir el trabajo ya objetivado en sí

86 HIROSHI UCHIDA
mismo, así la fuerza natural en el trabajo se manifiesta como si fuera una par-
te del capital, una fuerza en el capital: «Esta fuerza conservadora del trabajo
aparece, pues, como la fuerza autoconservadora del capital [Selbsterhaltungs-
kraft]» (N 364, M 275). «La fuerza y su manifestación» sugiere evidentemente
a Marx una manera de ver a través de esta inversión, cuando la fuerza en el
trabajo aparece como fuerza en el capital:

La Manifestación de la Fuerza [Ihre Äusserung] misma es la trascendencia


de la variedad de los dos lados, que está presente en esta relación, y es plan-
teamiento de identidad, que en sí mismo constituye el contenido. La verdad de
la Fuerza y la Manifestación es, por tanto, la relación, en la que los dos lados se
distinguen solo como interior y exterior (secc. 137; cita en gran parte alterada).
A través de la manifestación de la fuerza, lo interior se postula en la existen-
cia; esta postulación es la mediación a través de abstracciones vacías; lo interior
desaparece en sí mismo a la inmediatez... (secc. 141; cita en gran parte modifi-
cada) [113].

La lógica de Hegel en la segunda de estas dos citas es aplicada por Marx


para explicar cómo la fuerza en el trabajo, lo «interior», se plantea en la exis-
tencia «exterior» del producto. Sin embargo, este planteamiento del producto
está mediado o estructurado por el capital, y la fuerza del trabajo desaparece
como tal, pero se manifiesta como la fuerza del capital.
En el primer nivel en el que Marx considera el proceso de trabajo, el «conte-
nido» se opone exteriormente a la «forma», pero en el nivel del doble carácter
del trabajo, ambos se median interiormente. Esto ocurre en el cuerpo humano
o archē, que está alienado del telos. El cuerpo humano actualiza el telos capita-
lista actuando como su agente. En relación con el hylē como tal, produce riqueza
material o «contenido». Como agente de la conciencia de valor del capitalista,
objetiva el nuevo valor (V + P) y conserva el antiguo capital constante o «forma»
(C). En la realización de un metabolismo con la naturaleza, este doble archē
del trabajo asalariado es un factor de mediación del capital en sus relaciones.
relaciones. Por lo tanto, la fuerza que el trabajo actualiza con respecto a la na-
turaleza se invierte cuando aparece como fuerza del capital.

CAPITAL EXCEDENTE Y «ACTUALIDAD»

Tras la primera parte de sus «Resultados del Proceso de Producción», en su


primera variante, Marx esboza el siguiente plan:

El proceso de realización del capital — Uno;


Resultados del Proceso de Producción — Dos;
El proceso de realización del capital — Dos;
La Formación de la Tasa General de Ganancia;
El Proceso de Reproducción mediante el Intercambio;

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 87


El Proceso de Realización del Capital — Tres;
Plusproducto y Capital Excedente;
La Conversión de la Ley de Apropiación;
La Reproducción de la Relación de Capital;
Las Formaciones Económicas Precapitalistas (Véanse pp. 143-4 puntos
9-180)

Aquí el uso que Marx hace de la Lógica de Hegel se centra en la acumula-


ción de capital a través de la acumulación primitiva. La acumulación de capi-
tal consiste en:

1. el plusproducto y el capital excedente (N 450-6, M 360-5);


2. la conversión de la ley de apropiación (N 456-8, M 365-7);
3. la reproducción de la relación de capital (N 458, M 367).

En la primera parte de los «Resultados» Marx pone en primer plano el pro-


ducto excedente como resultado del proceso inmediato de producción bajo
el capital. Los plusproductos, que de hecho son el resultado del trabajo desde
el punto de vista del trabajador asalariado, no son más que una etapa en la
transformación del capital en capital excedente y son fondos para la repro-
ducción de la relación capital-trabajo.
En los Grundrisse Marx utiliza la Lógica de Hegel cuando escribe sobre el
trabajo alienado que produce un plusproducto. Al hacerlo se refiere a una dis-
cusión previa en sus Manuscritos económicos y filosóficos (1844):

Cuando el trabajo es considerado desde el punto de vista del trabajo mismo


[Vom Standpunkt der Arbeit aus betrachtet], aparece ahora, pues, como actuan-
do [tätig] en el proceso de producción de tal modo que repugna simultánea-
mente a su actualización [Verwirklichung] en las condiciones objetivas como
realidad ajena [fremd], y por tanto se postula como insustancial, como mera
fuerza de trabajo penosa [Arbeitsvermögen] frente a esta realidad que le es alie-
nada [entfremdet], que no le pertenece, sino que pertenece a otros; que plantea
su propia actualidad no como ser para sí [Sein für sich], sino como simple ser
para otros [blosses Sein für andres], y por tanto también como simple ser otro
[Anderssein] o ser de otros opuesto a sí mismo. Este proceso de actualización
[Verwirklichungsprocess] del trabajo es al mismo tiempo el proceso de desac-
tualización [Entwirklichungsprocess] del trabajo... Vuelve sobre sí mismo como
simple posibilidad [blosse Möglichkeit] de valor añadido [Wertsetzung] o valori-
zación (N 454, M 363; cita en gran parte modificada).

En los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) Marx utiliza un método


analítico descendente para explicar el concepto de trabajo enajenado, con el
fin de indagar en su causa y resultado reales: el trabajo enajenado real, la pro-
piedad privada moderna y el capital. Analiza la relación alienada de separa-
ción entre el producto del trabajo y el trabajo mismo al final del proceso de

88 HIROSHI UCHIDA
producción. Aunque el capital aparece como la causa del trabajo alienado o
de la propiedad privada moderna, concluye que el trabajo alienado es la causa
real de la propiedad privada moderna o del capital. En otras palabras, el obre-
ro, el trabajador sin propiedad, es la causa, y el no-obrero o propietario es su
efecto. Una vez establecida históricamente esta relación entre el trabajador y
el no- trabajador, la relación aparece teóricamente de forma invertida: el ca-
pital como causa y el trabajo alienado como efecto. Al final del primero de sus
manuscritos de 1844, Marx escribe que considerará la relación del no-traba-
jador o capitalista con el trabajador a partir del punto de vista del capitalista.
Lo cumple cuando considera la conversión de la ley de apropiación.
La cita de los Grundrisse citada anteriormente demuestra que la visión bá-
sica de Marx del trabajo alienado como causa del capital no había cambiado
desde 1844. Un extracto de los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) ci-
tado a continuación muestra una continuidad entre esos manuscritos y los
Grundrisse que incluye terminología básica:

El producto del trabajo es el trabajo encarnado y materializado [sachlich ge-


macht hat] en un objeto, es la objetivación [Vergegenständlichung] del traba-
jo. La actualización del trabajo es su objetivación. En el ámbito de la economía
nacional, esta actualización del trabajo aparece como pérdida de actualidad
[Entwirklichung] para el trabajador, objetivación como pérdida y esclavitud al
objeto, y apropiación como alienación [Entfremdung], como exteriorización [En-
täusserung] [114].

Utilizando esta concepción del trabajo alienado, Marx monta una crítica de
Hegel en su tercer manuscrito de 1844 de la siguiente manera:

... al captar el significado positivo de la negación que tiene relación consigo


misma, aunque una vez más en forma alienada, Hegel capta la autoalienación
del hombre, la exteriorización del ser, la pérdida de objetividad y la pérdida de
actualidad [Entwirklichung] como autoapropiación [Selbstgewinnung], expre-
sión del ser, objetivación y actualización [Verwirklichung]. En resumen, consi-
dera el trabajo —dentro de la abstracción— como el acto de autocreación del
hombre y la relación del hombre consigo mismo como ser extraño y la mani-
festación de sí mismo como ser extraño como el surgimiento de la conciencia
de la especie y la vida de la especie [115].

Por lo tanto, el trabajo en el sistema económico burgués es trabajo aliena-


do. La concepción del trabajo de Marx demuestra no solo una crítica de la vi-
sión del trabajo de Adam Smith —que es por naturaleza desutilidad o sacrifi-
cio que el «hombre» debe hacer para obtener la utilidad del producto— sino
también una crítica de Hegel, que aprueba la visión del trabajo de Smith sin
una evaluación crítica: «Hegel adopta el punto de vista de la economía nacio-
nal moderna» [116].
Al igual que Smith, Hegel no puede haber tenido ningún conocimiento de la
forma histórica del trabajo que Marx identifica como trabajo alienado. La pér-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 89


dida de actualidad del trabajo aparece para Hegel como la actualización del
trabajo. La crítica de Marx a la visión del trabajo de Hegel en los Manuscritos
económicos y filosóficos (1844) relaciona el trabajo de Hegel en la Fenomenolo-
gía del espíritu con la teoría de la división del trabajo de Smith. Hegel escribe:

Pero, en la sustancia general [die allgemeine Substanz], el individuo tiene


esta forma de subsistencia no solo por su actividad como tal, sino no menos
también por el contenido de esa actividad; lo que él hace es la habilidad y la
práctica habitual de todos. Este contenido, en la medida en que está completa-
mente particularizado, está, en su existencia real, confinado en el marco de la
actividad de todos. El trabajo [Arbeit] del individuo para sus propias necesida-
des es tanto una satisfacción de las necesidades de los demás como de las su-
yas propias, y la satisfacción de sus propias necesidades solo la obtiene a través
del trabajo de los demás. Como el individuo [das Einzelne] en su trabajo indivi-
dual [seine einzelne Arbeit] ya realiza inconscientemente [bewusstlos] un trabajo
general [ein allgemeine Arbeit], así también realiza el trabajo general como su
objeto consciente [bewusst] [117].

El punto de vista de Smith sobre la división del trabajo y el intercambio pri-


vado en un sistema económico en el que los individuos trabajan unilateral-
mente y consumen de forma multifacética, ha sido apropiado por Hegel en
su Fenomenología: en primer lugar, los trabajadores individuales son incons-
cientes del hecho de que sus trabajos divididos se articulan a través del inter-
cambio privado en trabajo social o «trabajo general», del que dependen todos
los miembros de la sociedad; en segundo lugar, el «trabajo general» del que
son conscientes, es el trabajo que produce valor de uso para otros y, por tanto,
valor de cambio; en resumen, el trabajo que produce mercancías.
La noción de trabajo de Hegel implica que se trata de un trabajo abstraído
o alienado. Esta abstracción o alienación surge de la relación de intercambio
privado que divide y luego vincula la producción y el consumo. El trabajo hu-
mano se abstrae además en «trabajo en general» y se separa en aspectos físi-
cos y mentales. Para Hegel, la forma dominante del trabajo es el trabajo abs-
tracto o mental, que subsume al trabajo concreto o físico. El trabajo concreto
solo puede existir o ser significativo en la esfera del trabajo mental. La «idea»
de Hegel es, de hecho, el trabajo abstracto o mental, es decir, la conciencia del
valor. En La riqueza de las naciones de Smith, Hegel solo ve el mundo de las
mercancías.
En cambio, en el trabajo que produce mercancías Marx ve una pérdida de
actualidad, mientras que Hegel encuentra allí la actualidad del trabajo. En la
Fenomenología Marx ve una filosofización de la visión económica de Smith de
la sociedad comercial o sociedad civilizada, que, según predice Smith, nunca
deja de surgir de los sistemas feudales o mercantiles. De ahí que Marx con-
cluya en los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) que «Hegel adopta el
punto de vista de la economía nacional moderna». De este modo, la visión de
Marx de la pérdida de actualidad del trabajador se basa en su crítica de Smith
y Hegel en los manuscritos de 1844.

90 HIROSHI UCHIDA
Además, en sus manuscritos de 1844, Marx critica y reordena la definición
de «actualidad» (Wirklichkeit) de Hegel. Lo vemos en su consideración del pro-
ceso de trabajo y del proceso de valorización. Hegel convierte la teoría de la
causalidad de Aristóteles en una teoría de la actualidad: hylē se convierte en
«condición» (Bedingung), archē en «actividad» (Tätigkeit), telos en «asunto»
o «cosa» (Sache). En el párrafo citado anteriormente, se utilizan las palabras
clave «actividad» y «condición». Marx asocia la producción de mercancías y la
pérdida de actualidad con la exposición de Hegel de la «actualidad» en la Doc-
trina de la Esencia. El término «cosa» (Sache) es significativo en este pasaje de
los Grundrisse:

La fuerza de trabajo se ha apropiado para sí solo de las condiciones subjeti-


vas [Bedingungen] del trabajo necesario —los medios de subsistencia para pro-
ducir activamente fuerza de trabajo, es decir, para su reproducción como mera
fuerza de trabajo separada de las condiciones de su actualización [Verwirkli-
chung]— y ha planteado estas condiciones mismas como cosas [Sachen], valo-
res [Werte], que se enfrentan en ella a una personificación ajena, dominante (N
452 -3, M 362; cita parcialmente alterada).

El trabajador asalariado produce bajo las órdenes del capitalista. Esto in-
cluye incluso la producción del «producto necesario», el fondo de reproduc-
ción del trabajador asalariado, el fondo para la reproducción de la fuerza de
trabajo. Esta es la propiedad del capitalista como «cosa» o valor, es decir, el
capital variable con el que el capitalista gobierna al trabajador asalariado en
el proceso de producción. En ese contexto el término «cosa» (Sache) de Hegel
es desviado por Marx hacia otro sentido. Hegel ha tomado el telos de Aristó-
teles y lo ha redefinido como Sache, en primer lugar en el sentido subjetivo
de «asunto». Cuando este «aunto» se actualiza a través de la «actividad» y la
«condición», se convierte en una «cosa» objetiva. En el Sache de Hegel, Marx
ve el propósito y la voluntad del capitalista, es decir, la conciencia de valor
que tiene como objetivo el aumento del valor del capital, es decir, el ánimo
de lucro. Marx llama Sache a la actualización del motivo de ganancia, y define
las circunstancias en las que la Sache se transforma en «condiciones», como
«condiciones objetivas» (sachliche Bedingungen) (N 453, M 362; N 454, M 364).
Para Marx, la reificación (Versachlichung) (N 160, M 93) se refiere a la situación
en la que la conciencia del valor, incluida la conciencia capitalista, se reifica en
la materia o en una sustancia material, la comodidad [118].
Como hemos visto antes, Marx penetra en la confusión de Hegel respecto a
lo transhistórico y lo histórico, típicamente mostrada en la demostración de
Marx de la «sustancia» como «sujeto» (natura naturans) o «forma». A diferen-
cia de Hegel, Marx define la «forma» como histórica por excelencia, de modo
que es el valor reificado de facto el que aparece como «sujeto eterno». Uno de
los temas principales de su crítica de la economía política es la génesis de las
dos «formas», el valor y el capital.
Hegel define los tres términos «condición», «asunto» (Sache) y «actividad»
de la siguiente manera: «Todo lo que es necesario lo es a través de un Otro, que

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 91


se descompone en el terreno mediador (el Asunto [Sache] y la Actividad) y una
actualidad inmediata o una circunstancia accidental, que es al mismo tiempo
condición» (secc. 149) [119]. Para Hegel «condición» es actualidad inmediata, y
«condición» (hylē) está mediada a través de dos cosas subjetivas, «asunto» (te-
los) y «actividad» (archē), ya que se actualiza como producto. Desde este punto
de vista, el «asunto» y la «actividad» están inmediatamente relacionadas, por
lo que sus factores subjetivos no están alienados, como lo están en el trabajo
alienado. Marx retoma el punto de vista de Hegel en su análisis del proceso de
trabajo en general.
Sin embargo, Marx considera otro proceso de valorización, en el que el
«asunto» y la «actividad» se separan entre capitalistas y asalariados, perte-
neciendo las «condiciones» a los capitalistas. Entonces el «asunto» se trans-
forma en una conciencia que se dedica a producir un excedente y a aumentar
el valor del capital, y al mismo tiempo se encarna en las «condiciones». En la
relación entre el plusproducto y el trabajador asalariado, que está alienado
del plusproducto porque es un mero efecto o resultado de la producción capi-
talista, se repite la cosificación (Versachlichung). Por «condiciones objetivas»
Marx entiende que en el proceso de valorización el «asunto» (Sache) se con-
vierte en el trabajo mental del capitalista preocupado por aumentar el valor
del capital, y la «actividad» es el trabajo físico del obrero. Las «condiciones»
se convierten en la «cosa» (Sache) en la que el «asunto» del capitalista es ma-
terializado. Por lo tanto, «cosa» y «condiciones», ambas pertenecientes al ca-
pitalista, se vinculan y aparecen como «actualidad inmediata», y «actividad»
aparece como «simple posibilidad» (N 454, M 363).

LA CONVERSIÓN DE LA LEY DE APROPIACIÓN


Y LA «NECESIDAD ABSOLUTA»

Marx considera entonces el plusproducto «desde el punto de vista del capi-


tal» (N 456, M 365). Demuestra la primera conversión de la ley de la apropia-
ción. Al principio del «Capítulo sobre el Capital» en los Grundrisse, el dinero,
que es capital en potencia, se presupone de tal manera que es trabajo acumu-
lado que pertenece solo al propietario de la fuerza de trabajo. El dinero o «el
capital original no excedentario» (das ursprïngliche —Nicht-Surpluscapital—
sic) (N 455, M 365; cita parcialmente alterada) produce «capital excedente I» (N
456, M 365) al final del primer circuito (Kreislauf), en el que una mercancía se
cambia por dinero y ese dinero por otra mercancía. Al comienzo del segundo
circuito, en el que el dinero se intercambia por una mercancía y esa mercan-
cía por más dinero, el «capital excedente I (P) se divide en Pc + Pv en proporción
al capital original. El intercambio entre el capital variable excedente (Pv) y la
fuerza de trabajo, desde el punto de vista de la clase obrera en su conjunto, no
es un intercambio de nada más que de su propio trabajo. Lo que el capitalista
da al obrero no es más que un retorno del propio plustrabajo del obrero. El ca-

92 HIROSHI UCHIDA
pitalista compra nueva fuerza de trabajo con capital variable excedente (Pv) o
antiguo plustrabajo. Esta compra convierte la ley de apropiación basada en el
propio trabajo del obrero en un intercambio «formal» (N 456, M 365).
En segundo lugar, Marx muestra cómo la ley de la apropiación basada en el
«intercambio de equivalentes» (N 457, M 366) se transforma en su contrario.
Al final del segundo circuito, «el capital excedente I» se apropia del producto,
que se analiza como Pc + Pv + Pp.»El capital excedente I» ha comprado entonces
P, es decir, «capital excedente II» (N 457, M 366). En el punto de partida del cir-
cuito, se supone que el dinero se convierte en capital mediante el intercambio
de equivalentes. Sin embargo, el «capital excedente II» no es más que lo que el
«capital excedente I» ha postulado. En otras palabras, el «capital excedente II»
se obtiene a partir de su no equivalente, el «plusvalor I». Así, la ley de la apro-
piación basada en el intercambio de equivalentes se ha convertido en «mera
semblanza» (blosser Schein) (N 458, M 367) y se ha convertido en su contrario:

El derecho de propiedad convierte [umschlagen], por un lado, en derecho


de apropiación del trabajo ajeno, y por otro, en deber de respetar el producto
del propio trabajo, y el propio trabajo, como valores ajenos. Sin embargo, el in-
tercambio de equivalentes, que aparece como la operación original, operación
a la que el derecho de propiedad dio expresión jurídica, ha dado la vuelta de
tal modo que solo se intercambia en apariencia [nur zum Schein ausgetauscht
wird] (N 458, M 367; cita en gran parte modificada).

El intercambio entre capital y trabajo aparece al principio como un simple


intercambio entre equivalentes creados por el propio trabajo del obrero. La
finalidad del intercambio, desde el punto de vista del trabajador asalariado, es
obtener valor de uso para el consumo individual. Sin embargo, desde el punto
de vista del capitalista, la finalidad del intercambio no aparece como simple
valor de uso, sino como un valor de uso específico que realiza la «forma como
contenido» o la «forma» como valor, que se convierte en el «contenido» del
intercambio. El valor de uso especial de la fuerza de trabajo es el valor de uso
específico realizado en la valorización. El capitalista pretende apropiarse del
trabajo sobre la base de la ley del intercambio de equivalentes. En sentido es-
tricto, el trabajo ajeno incluye un incremento sobre el trabajo necesario, por lo
que es trabajo excedente ajeno, propiedad del capitalista.
En la apropiación del capitalista del plustrabajo ajeno, la fuerza de trabajo
es «simple posibilidad» (N 454, M 363). Solo es capaz de objetivar el plustraba-
jo a través de su conexión con los medios de producción capitalistas (actua-
lidad inmediata) o de las «condiciones» en las que se materializa el «interés»
(Sache) del capitalista o su afán de lucro. Además, la fuerza de trabajo está se-
parada de los medios de consumo (otra «actualidad inmediata»), que también
pertenecen al capitalista. En el proceso de producción capitalista, la «simple
posibilidad» como fuerza de trabajo, combinada con la «actualidad» como
medio de producción, es sustituida por uno de los elementos de la «actuali-
dad» como producto. En el proceso de consumo individual, la «mera posibili-
dad» como fuerza de trabajo se reproduce como sustancia general a través del

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 93


consumo de otra «actualidad» como medio de subsistencia. Esto se subsume
en la producción capitalista. Los presupuestos «posibilidad» y «actualidad»,
que han estado en una relación «externa», se plantean ahora como resultados
«internos» del proceso de producción.
Este método de comprensión de la producción capitalista se deriva de la
«necesidad absoluta» de Hegel de la siguiente manera:

Así, la forma [Form] en su realización ha penetrado todas sus diferencias y se


ha hecho transparente y es, como necesidad absoluta [absolute Notwendigkeit],
solo esta simple autoidentidad del ser en su negación, o en esencia. —También
se ha desvanecido la diferencia del contenido [Inhalt] y de la forma misma;
porque esa unidad de posibilidad en la actualidad [Einheit der Moglichkeit in
der Wirklichkeit], y a la inversa, es la forma que en su determinabilidad o en su
planteamiento es indiferente [gleichgültig] hacia sí misma, es la cosa llena de
contenido [inhaltsvolle Sache], en la que la forma de la necesidad corrió su cur-
so externo... Pero la disolución de esta diferencia es la necesidad absoluta cuyo
contenido es esta diferencia que en esta necesidad penetra en sí misma... La
necesidad absoluta es, pues, el reflejo o la forma de lo absoluto: la unidad del ser
y de la esencia, la simple inmediatez que es la negatividad absoluta. En conse-
cuencia, por un lado, sus diferencias no existen como determinaciones de la
reflexión, sino como multiplicidad existente o actualidad diferenciada que tiene
la forma de otras independientes entre sí. Por otra parte, puesto que su relación
es identidad absoluta, es la conversión absoluta [das absolute Umkehren] de su
actualidad en su posibilidad y de su posibilidad en actualidad [120].

En la cita anterior, Hegel afirma que la forma de la necesidad absoluta,


que penetra (durchdringen) todo contenido, es «cosa llena de contenido». «La
Cosa» (Sache) en este nivel es la preocupación capitalista o conciencia de valor
que pretende valorizarse a sí misma a través de sus propias metamorfosis.
Como se ha demostrado anteriormente en este capítulo, el contenido o valor
de uso del capital se transforma (umschlagen) en su «forma» o valor en tres
fases: el proceso de valorización, la producción de plusvalía relativa y el doble
carácter del trabajo. Son resultados que el capital realiza al final del proceso
de producción. Todos los «contenidos» como valores de uso están ahora me-
diados y, por tanto, llenos de «la preocupación [Sache] del capital» (N 356, M
268; cita parcialmente modificada). Los «contenidos» están penetrados por la
«forma», que se ha convertido en «forma como contenido».
Esta «conversión absoluta» (absolute Umkehren) entre «posibilidad» y «ac-
tualidad» en la «Lógica Mayor» corresponde a la «conversión absoluta» (das
absolute Umschlagen) (secc. 151) en la «Lógica Menor». Por tanto, Umkehren
equivale a Umschlagen, término utilizado por Marx en su exposición de la for-
ma en que se convierte la ley de apropiación.
Esta doble conversión de la ley de la apropiación —dinero del capitalis-
ta = plustrabajo del trabajador, e intercambio de equivalentes = intercambio
de no equivalentes— también está relacionada con las definiciones de Hegel
de «forma» y «contenido». Como se ha señalado anteriormente, el capitalista

94 HIROSHI UCHIDA
realiza un propósito, la apropiación del plustrabajo ajeno, mediante la con-
versión del «contenido» del capital en «forma» en tres fases: el proceso de va-
lorización, la producción de plusvalía relativa y el doble carácter del trabajo
(creador de nuevos valores y conservador de los antiguos). Como resultado, el
plusvalor se convierte en capital excedente al comienzo del segundo circuito:
D1-M-M-D2, D2>D1.
Ahora Marx pone de relieve el intercambio entre el capital variable exce-
dente (una parte del capital excedente) y la fuerza de trabajo. El capital varia-
ble excedente es la «forma» en la que se ha convertido el «contenido» o va-
lor de uso de la fuerza de trabajo. La «forma» rige ahora como el poder de los
capitalistas sobre el «contenido», la fuerza de trabajo como valor de uso. En
la producción capitalista, la «forma» se convierte en «contenido» y viceversa.
Esta lógica corresponde a la conversión de la ley de apropiación. El intercam-
bio de capital con fuerza de trabajo, que se presupone como una simple for-
ma de intercambio, es en realidad un tipo específico de intercambio en el que
el «contenido» es la «forma», es decir, el valor. La «forma como contenido»
se realiza mediante la apropiación del plustrabajo ajeno, es decir, del propio
plustrabajo del trabajador.
El trabajo excedente se convierte en capital excedente por la acción del ca-
pitalista, que es un vendedor (M’-D’). Este acto en la esfera de la circulación
convierte el «contenido» como mercancía en «forma» como dinero. Por lo
tanto, la ley de apropiación basada en el propio trabajo del obrero se convierte
en su contrario, un intercambio de trabajo ajeno en la «forma» de capital va-
riable excedente con trabajo ajeno como valor de uso, el contenido de fuerza
de trabajo. De nuevo vemos aquí la conversión de «forma» en «contenido» .
El intercambio de capital con fuerza de trabajo da lugar a la segunda con-
versión de la ley de la apropiación. Esto ocurre al final del segundo circuito
(Kreislauf) del capital-dinero, donde el capital ha absorbido la plusvalía aje-
na. Al principio del primer circuito del capital-dinero, el dinero, para conver-
tirse en capital, se presupone como el trabajo acumulado de su propietario.
Por lo tanto, el propietario del trabajo podría alegar que la plusvalía al final
del primer circuito del capital-dinero es el resultado de la propia actividad del
trabajador.
Pero, ¿qué ocurre con el plusvalor al final del segundo circuito del capi-
tal-dinero? No es el resultado de la propia actividad del trabajador, sino que se
trata más bien de plustrabajo ajeno, que ha pasado a ser propiedad del capi-
talista. El capitalista lo ha obtenido utilizando el trabajo del que se apropió al
final del primer circuito. El plustrabajo ajeno se convierte en pluscapital, que
a su vez produce plustrabajo ajeno. El capital es una acumulación de plustra-
bajo ajeno.
La ley de la apropiación basada en el intercambio de equivalentes se con-
vierte así en su contrario. La conversión es absoluta y necesaria, porque la
unidad externa de «forma» y «contenido» en el intercambio simple se ha
transformado en «forma como contenido» o capital. En el intercambio del
capital con la fuerza de trabajo, la «forma» se ha convertido en «contenido»
determinado, el «contenido» está penetrado en su totalidad por la «forma».

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 95


Por lo tanto, la «forma» del simple intercambio basado en el propio trabajo del
obrero se ha convertido en «forma sin contenido», y el intercambio de equiva-
lentes también se ha transformado en una «mera apariencia» (blosse Schein)
(N 458, M 367).
En su demostración de la conversión de la ley de la apropiación en El Capi-
tal, Marx retoma la «necesidad absoluta» de Hegel:

La relación de intercambio entre el capitalista y el trabajador se convierte en


una simple semblanza [blosse Schein] que solo pertenece al proceso de circula-
ción, se convierte en una mera forma [Form], que es ajena al contenido [Inhalt]
de la transacción en sí misma, y no hace más que mistificarla. La compraventa
constante de fuerza de trabajo es la forma [Form]; el contenido [Inhalt] es la
apropiación constante por parte del capitalista, sin equivalente, de una parte
del trabajo ajeno ya objetivado, y su intercambio repetido de este trabajo por la
mayor cantidad de trabajo vivo ajeno [121].

LA REPRODUCCIÓN DE LA RELACIÓN DE
CAPITAL Y LA «CAUSALIDAD»

Después de vincular la doble conversión de la ley de apropiación a la «con-


versión absoluta» entre «forma» y «contenido» bajo la «necesidad absoluta»,
Marx avanza hacia la reproducción de la relación-capital, refiriéndose a la
«causalidad» al final de la Doctrina de la Esencia de Hegel.
Marx escribe sobre los resultados del proceso de producción del capital
desde el punto de vista de la reproducción: «Cada uno se reproduce a sí mis-
mo, reproduciendo su otro [sein Anderes], su negación. El capitalista produce
el trabajo como ajeno; el trabajo produce el producto como ajeno. El capitalis-
ta produce al obrero, y el obrero al capitalista, etc.». (N 458, M 367). Debido a la
alienación del trabajador con respecto al producto del trabajo (n 458, m 367).
El producto del trabajo (hylē como tal) obliga al obrero a externalizar (entäus-
sern) la fuerza de trabajo como mera «posibilidad» (archē), y el obrero trabaja
como trabajo ajeno. En consecuencia, el producto del trabajador pertenece a
otro, el capitalista, y el trabajador debe volver a poner a la venta su fuerza de
trabajo. El capitalista como no-trabajador, la personificación del «interés del
capital» o el eidos social alienado, gobierna sobre el trabajo de los demás. El
capitalista se apropia del producto, en el que se encarna el plustrabajo, y lo
convierte en un fondo para controlar de nuevo el trabajo de los demás. Cada
capitalista y cada trabajador es un «ser para sí» (Fürsichsein): «... el capital en
su Ser para sí es el capitalista... Como obrero no es más que trabajo en su Ser
para sí» (N 303-4, M 223).
Tanto el capitalista como el obrero solo existen en relación el uno con el
otro. Marx caracteriza al capitalista como «valor egoísta» (selbstischer Wert)

96 HIROSHI UCHIDA
(N 303, M 223; cita parcialmente alterada), refiriéndose a los Manuscritos eco-
nómicos y filosóficos (1844), en los que señala que lo que Hegel define como
«yo» en la Fenomenología no es sino el «egoísta abstracto» o burgués... [122].
El «valor egoísta» es otra expresión de la conciencia de valor capitalista que
identifica al trabajador con el capital variable.
Pero el obrero, como agente del capitalista, no solo produce el producto del
trabajo, sino que, junto con el capitalista, reproduce la relación de capital, en
la que el obrero trabaja como no-apropiador, y el capitalista como no-traba-
jador y apropiador. El obrero produce pobreza para los obreros, riqueza para
los capitalistas.
En las relaciones económicas, según Marx, los resultados o efectos se con-
vierten en presupuestos o causas. Su modelo de un sistema orgánico de auto-
rreproducción circular depende del relato de Hegel de la «causalidad»:

... la sustancia pasiva misma es doble, a saber, un otro [Anderes] indepen-


diente y también algo presupuesto y en sí mismo ya idéntico a la causa activa, la
acción de la sustancia, también, es doble; es dos acciones en una: la transcen-
dencia de su determinación, es decir, de su condición, o la trascendencia de la
autosubsistencia de la sustancia pasiva; y trascendiendo así su identidad con la
sustancia pasiva sustancia pasiva, se presupone a sí misma o se postula como
otra [Anderes] [123].

Debido a la alienación del trabajador de la riqueza como producto del tra-


bajo, el trabajador es formalmente independiente como propietario de mer-
cancías. El trabajador es una «simple posibilidad» o una «sustancia pasiva»
con respecto a la riqueza. El trabajador es también «otro» (Anderes), separado
de las condiciones reales de la riqueza y, por tanto, separado de la «actuali-
dad» en forma de medios de producción y consumo. En realidad, el trabajador
depende de otra persona para las condiciones de autorrealización, por lo que
la independencia del trabajador no es más que una semblanza. La fuerza de
trabajo se convierte en «causa activa» cuando se vende a otro, y tiene un doble
efecto: produce pobreza para sí mismo y riqueza para otro.

PRIMERA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL

La relación causal entre capital y trabajo, en la que el resultado o efecto se


convierte en presupuesto o causa sucesiva, ¿es en realidad un sistema cerra-
do tal como lo define Hegel? ¿Es un progreso ad infinitum? Marx sostiene que
no es así.
Después de considerar la reproducción de la relación de capital en los Grun-
drisse, Marx considera las formas económicas que preceden a la producción
capitalista (N 459-515, M 367-417). En esa discusión ofrece una crítica implí-
cita a la «causalidad» de Hegel como eterno movimiento circular. Como Marx
ya ha captado la relación causal entre capital y trabajo, a través de la cual se

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 97


reproducen repetidamente las condiciones reales de la producción capitalis-
ta, la presuposición o causa es planteada incesantemente por él como resul-
tado o efecto.
Hegel escribe:

En la esfera finita la diferencia de las determinaciones de forma en su re-


lación se suspende [stehengeblieben wird]: la causa se determina alternativa-
mente también como lo que se plantea o como efecto; este tiene de nuevo otra
causa, y así se genera también el progreso de los efectos a las causas ad infini-
tum (secc 153; cita en gran parte alterada) [124].

Lo que se postula en el pasado lógico como presupuesto se reproduce en el


presente lógico como resultado. La reproducción es la actualidad del trabajo
que reproduce el pasado en el presente. En esta fase lógica, Marx comparte la
visión de Hegel de la causalidad circular.
Sin embargo, Marx también sostiene que algo más se reproduce en el re-
sultado además del pasado lógico. Este es el pasado histórico. Después de de-
mostrar que el pasado lógico o presupuesto se reproduce repetidamente en el
presente lógico o resultado, Marx indaga, de manera metodológica, cuándo y
dónde se plantearon los presupuestos originales. Va más allá del pasado lógi-
co e investiga el origen histórico de los primeros presupuestos lógicos, cómo
surgieron en el pasado histórico.
La reproducción causal no solo trae el pasado lógico, sino que también reve-
la los orígenes históricos enterrados bajo la apariencia superficial del presen-
te. Marx sitúa la comunidad primitiva y la acumulación primitiva en su discu-
sión de las formaciones económicas precapitalistas, que sigue a su relato de la
acumulación de capital (plusproducto y capital excedente) y la reproducción
de la relación de capital. Sostiene que el capitalismo no es un sistema cerrado,
sino abierto, en el sentido de que surgió de ciertas condiciones en el período
precapitalista y no las generó por sí mismo. De este modo, Marx ofrece una
crítica implícita del sistema cerrado de Hegel, el sistema en el que Hegel traza
inconscientemente la lógica del valor y del capital, aunque en orden inverso.
La crítica de Marx se complementa con una exposición del concepto de
«tiempo disponible» (N 397, M 305), con el fin de demostrar que el capitalismo
es también un sistema abierto con respecto a su futuro. Para Marx, el capita-
lismo está determinado teóricamente de tal manera que en algún momento
dejará de funcionar y, por tanto, de existir. Utilizando su trabajo sobre las for-
maciones económicas precapitalistas y sobre el tiempo disponible, Marx de-
muestra que el capitalismo tiene una existencia histórica: un origen histórico
y un límite histórico.
Al hablar del «tiempo disponible», Marx retoma una sugerencia de un folle-
to titulado «El origen y el remedio de las dificultades nacionales, deducido de
los principios de la economía política en una carta a Lord John Russell, 1821»
[125], que había leído en 1851. De este panfleto cita la tesis: «La riqueza es tiem-
po disponible y nada más» (N 397, M 305). El tiempo disponible es apropiado
exclusivamente por el capitalista en forma de plusvalor. Sin embargo, el capi-

98 HIROSHI UCHIDA
talismo es un sistema paradójico. Los capitalistas individuales aumentan la
productividad del trabajo para obtener plusvalor adicional. Con este motivo
como causa eficiente, el capitalismo en su conjunto se impulsa a sí mismo de
tal manera que la ley del valor acaba por carecer de fundamento. Esto suce-
de porque casi todo el producto se produce con una cantidad decreciente de
trabajo, la base misma de la ley del valor. Por lo tanto, el capitalismo dejará de
existir. Después del capitalismo, predice Marx, un alto nivel de productividad
será controlada por los trabajadores libremente asociados.
Marx escribe:

La fuerza de trabajo se relaciona con su trabajo como con un extraño, y si el


capital estuviera dispuesto a pagarle sin hacerle trabajar, aceptaría el trato con
gusto. Así, su propio trabajo le es tan ajeno —y realmente lo es, en cuanto a su
dirección, etc.— como lo son el material y el instrumento. Por lo tanto, el pro-
ducto se le presenta como una combinación de material extraño, instrumento
extraño y trabajo extraño, como una propiedad extraña, y después de la pro-
ducción, se ha empobrecido por las fuerzas vitales gastadas, pero por lo demás
comienza de nuevo el duro trabajo, existiendo como simple fuerza de traba-
jo subjetiva separada de las condiciones de su vida. El reconocimiento de los
productos como propios, y el juicio de que su separación de las condiciones de
su realización [Verwirklichung] es impropia —impuesta por la fuerza— es una
enorme conciencia [ein enormes Bewusstsein], producto ella misma del modo
de producción que descansa sobre el capital, y tanto como el toque de gracia a
su perdición, ya que, con la conciencia que el esclavo tiene de sí mismo de que
no puede ser propiedad de un tercero, con su conciencia de persona, la escla-
vitud vegeta hasta una existencia meramente artificial y ha dejado de poder
prevalecer como base de la producción (N 462 3, M 370-1; cita en gran parte
modificada).

Los sujetos humanos que trascienden la «forma» plusvalía y llegan al «tiem-


po disponible» son los productores inmediatos. Están organizados y forma-
dos bajo el mando de los capitalistas. Paso a paso toman conciencia de que la
propiedad capitalista es solo lo que ellos mismos han producido y, por tanto,
son sus verdaderos propietarios. El desarrollo de esta conciencia y esclareci-
miento están relacionados con la concepción de Hegel de «amo y esclavo» en
la Fenomenología [126]. Aquí podemos ver cómo la fenomenología de la mente
o el espíritu de Marx se basa en la crítica de la economía política.
Como ya se ha señalado, el trabajador asalariado está determinado por
una doble existencia. El trabajador asalariado no es solo «archē como hylē»
en relación con el capitalista, sino «archē como eidos» en relación con los me-
dios de producción. En la conciencia del trabajador surge una contradicción
antagónica. Esta es entre ser un agente para el capitalista y ser una persona
productiva, o entre ser un productor de valor y ser un productor de valor de
uso. El trabajador comparte una conciencia de valor con el capitalista en las
relaciones de intercambio. Estas se basan en la premisa de que lo que se inter-
cambia es el producto del propio trabajo del obrero, y que el intercambio se

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 99


realiza sobre la base de equivalentes. Sin embargo, en el capitalismo, los pro-
ductores inmediatos se ven alienados de los resultados de su trabajo, y poco
a poco llegan a creer que algo va mal. Para aclarar sus intuiciones, Marx ha
demostrado la forma en que el capital procede de un intercambio entre capi-
talista y trabajador. Si los productores inmediatos siguen esta demostración,
sabrán cuál es la causa de la propiedad capitalista y comprenderán la base de
su intuición de que algo va mal. Este reconocimiento teórico da lugar a una
nueva conciencia entre los productores, una conciencia de las posibilidades
de la libertad humana.
El tratamiento que hace Marx de este material al principio del «Capítulo so-
bre el Capital» está relacionado con la «reflexión ponente» de Hegel, en la que
se presuponen las condiciones para la transición del dinero al capital. Sobre
estos presupuestos Marx demuestra la transición, mostrando las condiciones
indispensables para la génesis del capital. Después de ese desarrollo lógico,
sigue el proceso histórico en el que las condiciones se plantearon realmente.
Su tarea termina cuando habla de las formaciones económicas precapitalis-
tas. En otras palabras, la transición del dinero al capital está ahora mediada
por las formaciones económicas precapitalistas en las que Marx rastrea los
orígenes del libre intercambio, la fuerza de trabajo libre, los fondos libres y
la acumulación de dinero. En este sentido, muestra que el capitalismo es un
sistema lógico-histórico abierto, a diferencia del sistema lógico de Hegel, ce-
rrado y atemporal.

100 HIROSHI UCHIDA


IV. EL «CAPÍTULO SOBRE EL
CAPITAL» Y LA DOCTRINA DE LA
ESENCIA, SEGUNDA PARTE: LA
PARTICULARIDAD DEL CAPITAL

PARTICULARIDAD DEL CAPITAL Y «JUICIO»

Marx ha esbozado la génesis del capital en términos generales a partir de


la transición del valor al dinero y de ahí al capital, trazando así el proceso en el
que el capital se convierte (werden) en la «noción» (Begriff). Su exposición se
centra en el intercambio entre capital y trabajo, la producción de plusvalor y la
acumulación de capital. Pero la forma representativa del capital moderno es
el capital industrial, que surge de otras mediaciones en los procesos de pro-
ducción y circulación, es decir, de la circulación del capital. Su siguiente tarea
es rastrear el modo en que el capital desarrolla la industria mecanizada, dar
cuenta de las formas que adopta y analizar sus movimientos en los procesos
de producción y circulación. Estos temas se abordan en la segunda parte del
«Capítulo sobre el capital» de los Grundrisse.
Esta parte del «Capítulo sobre el Capital» puede dividirse en tres secciones,
que tratan del capital circulante y del capital fijo, como sigue:

1. determinaciones generales del capital circulante y fijo (N 516-618, M 417-


505) [127];
2. determinaciones particulares del capital circulante y fijo (N 618-721, M
505-97);
3. determinaciones individuales del capital circulante y fijo (N 721-43, M 597-
616).

Esas tres secciones corresponden al contenido económico de los tres libros


del segundo volumen de El Capital, como sigue:

1. «Circuito del capital» (Kreislauf des Kapitals);


2. « Rotación de capital»;
3. «Reproducción del capital».

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 101


Sin embargo, hay que señalar que la reproducción del capital tal y como
Marx la traza en los Grundrisse se basa en «un capital» solamente, mientras
que en las Teorías de la plusvalía escritas en 1861-3, «un capital» se trasciende
y se convierte en «todo el capital social» o «muchos capitales».
Las tres determinaciones aquí consideradas son expresiones en términos
de capital circulante y fijo que reflejan la estructura triádica «generalidad»,
«particularidad» e «individualidad» que Marx toma de Hegel.
En la «generalidad del capital», el circuito del capital-dinero (D...D’) produce
la determinación general del capital, y Marx escribe que «el capital circulante
es la primera forma de capital» (N 253, M 176). Un poco más tarde caracteriza
el capital como «generalidad» en constante metamorfosis, o como «identi-
dad» que se media con sustancias naturales particulares (N 262, M 185).
En la «particularidad del capital», Marx define el capital como capital cir-
culante, en la medida en que se mueve incesantemente y aumenta el valor.
Sin embargo, no circula sin forma, sino que adopta formas particulares como
condiciones de producción, mercancías y dinero. Sin embargo, el valor del
capital es fijo mientras tenga una forma determinada. En este sentido, todo
capital es capital fijo, es decir, la negación del capital circulante. Al utilizar los
términos capital circulante y capital fijo de esta forma tan inusual, Marx me-
diatiza la determinación del capital como «generalidad». Lo hace para trazar
el capital en su circuito como capital-dinero, utilizando los términos capital
fijo y circulante en sus significados «esenciales», pero pretende redefinir el
capital y sus dos aspectos como capital productivo (P...P).
En la determinación del capital como «individualidad» Marx sigue el proce-
so de reproducción a través de la circulación. En ese proceso, el valor del capi-
tal se particulariza como capital circulante y fijo. Estos dos tipos de capital se
transforman mutuamente en la reproducción y sustitución del valor y en su
valorización o aumento. Se convierten en una totalidad o en una entidad «in-
dividual» al tiempo que mantienen sus diferencias. En esta particularización
a través de la transformación mutua, el capital circulante y el capital fijo se
convierten en «uno». El «uno» se convierte en «dos», luego los «dos» se unen
de nuevo, en «uno» con múltiples determinaciones.
Al considerar la «individualidad» del capital, Marx critica las teorías de Smi-
th sobre el beneficio y el interés, que se encuentran en el capítulo 4 del Libro
II de La riqueza de las naciones, donde Smith considera el beneficio en rela-
ción con la reproducción. Para Marx, el capital se particulariza en múltiples
formas, uniéndose en «uno» o un «individuo» cuando resulta el plusvalor, es
decir, el beneficio. Cada aspecto del capital aparece como igualmente produc-
tivo, por lo que la teoría de la ganancia en los Grundrisse se basa en una visión
de la reproducción del capital a través de su circulación.
El análisis de Marx está relacionado con la Lógica de Hegel, porque Hegel
escribe que el «juicio» (Ur-Teil = «división original») se demuestra en el «par-
ticularizar» (Besonderung) (secc. 166, Z), y el «juicio» es una exteriorización de
un momento negativo inmanente en la «noción». En un extremo, el «parti-
cularizar» se convierte en «uno» o en un «individuo» a través de una trans-
formación mutua de momentos opuestos. El «círculo de su particularización

102 HIROSHI UCHIDA


autoexcluyente» (secc. 177) en el «juicio» equivale a la «totalidad de su parti-
cularización» (secc. 191, cita parcialmente alterada) en el «silogismo». La de-
mostración de Marx de la reproducción del capital a través de la circulación se
basa en la lógica interna del «juicio» y el «silogismo» de Hegel.

LA DETERMINACIÓN GENERAL Y «EL JUICIO


CATEGÓRICO»

Al principio de la discusión de la «Generalidad del Capital», Marx reflexio-


na sobre la diferencia entre la simple circulación de mercancías y dinero, y la
circulación de capital. Para Marx, la circulación de mercancías y dinero es el
«infinito malo», en el que el punto de partida no está vinculado con el punto
final, por lo que la circulación es «meramente formal» (N 536, M 435). Pero la
circulación del capital es el «verdadero infinito», en el que el punto de partida
y el punto final están mediados por la conciencia del valor capitalista como
«contenido» de su «forma» (die Inhaltsvolle) (N 517, M 418). Este es otro uso de
«forma» y «contenido» como conceptos recíprocos:

El capital se plantea así como valor de transformación, que es capital en


cada momento. Se plantea, pues, como capital circulante; en cada momento ca-
pital, y circulando de una determinación a la siguiente. El punto de retorno es
al mismo tiempo el punto de partida y viceversa, es decir, el capitalista. Todo
capital es originariamente capital circulante (N 536, M 435; cita parcialmente
modificada).

El capital es identificado por Marx como valor abstracto mientras se en-


cuentra en el proceso de circulación. En ese proceso persiste como capital a
través de las metamorfosis que se producen entre su punto de partida y su
retorno. Por esta razón, el capital requiere un «portador» humano que reco-
nozca esta identidad: el capitalista:

En tanto que sujeto que se superpone a las diferentes fases de este movi-
miento, en tanto que valor que se sostiene y se multiplica en él, en tanto que
sujeto de estas metamorfosis que siguen un curso circular —en tanto que ca-
pital, en tanto que círculo en expansión—, el capital es capital circulante. Por
lo tanto, el capital circulante no es inicialmente una forma particular de capi-
tal, sino que es el capital mismo [das Kapital], en un aspecto más desarrollado,
como sujeto del movimiento que acabamos de describir, que él mismo es como
su propio proceso de valorización. En este sentido, por tanto, todo capital es
capital circulante (N 620, M 507; cita parcialmente alterada).

Como valor en un proceso continuo, todo capital es capital circulante, pero


también es capital fijo, siempre que conserve una forma determinada:

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 103


Pero mientras que el capital, como conjunto de la circulación, es capital cir-
culante, es el paso de una fase a otra, está al mismo tiempo, dentro de cada fase,
planteado en una determinación específica, restringido a una forma particu-
lar, que es la negación de sí mismo como sujeto de todas las diversas transfor-
maciones. Capital no circulante. Capital fijo, en realidad capital fijado, fijado en
una de las diferentes determinaciones particulares, fases, a través de las cuales
debe circular (N 620-1, M 507; cita parcialmente modificada).

En la «generalidad» del capital circulante y fijo de Marx podemos ver que


el capital es por naturaleza capital circulante en el sentido de que debe sufrir
incesantes metamorfosis para valorizarse. Pero es, al mismo tiempo, capital
fijo en la medida en que se fija en formas particulares. Estas determinacio-
nes revelan la dependencia de Marx del «juicio categórico», el primer juicio de
«necesidad» en la Lógica de Hegel:

El Juicio de la Necesidad, es decir, de la identidad del contenido en su dife-


rencia, contiene en el predicado, en parte la sustancia o naturaleza del sujeto,
lo general concreto [das konkrete Allgemeine], el género [die Gattung]; en parte,
mientras que este general contiene también la determinabilidad como negati-
va, la determinabilidad esencial exclusiva —la especie [die Art]—; este es el jui-
cio categórico (secc. 177; cita parcialmente alterada) [128].

En el circuito de producción y circulación, el capital se determina como


«género», es decir, todo capital es capital circulante. Sin embargo, el capital no
es «lo general concreto», sino la determinación «lo general abstracto». Tam-
bién contiene una determinación negativa, es decir, la negación del capital
circulante. Esta negación es el capital fijo, por lo que el capital conserva am-
bos aspectos en sí mismo. Esta «generalidad del capital» corresponde al «jui-
cio categórico» de la Lógica de Hegel.
De este modo, Marx comienza con la circulación (C), que presupone la pro-
ducción (P), y traza un proceso en el que la circulación plantea la producción,
y luego la producción plantea la circulación (C-P-C). Luego traza un proceso
inverso en el que la producción es estructurada por la circulación del capital, y
la circulación plantea entonces la producción (P-C-P), de modo que cada fase
contiene las mediaciones del capital de las fases precedentes:

Las fases por las que transita el capital, que forman un circuito [Umlauf] del
capital, comienzan conceptualmente con la transformación del dinero en las
condiciones de producción [D- C(Lp + Pm )]... Ahora, sin embargo, que comen-
zamos no con el capital en proceso de devenir [werdend], sino con el capital
devenido [geworden]... (N 618-19, M 505-6; cita parcialmente modificada) [129].

Marx capta la génesis del capital como concepto, en primer lugar, al tra-
zar el circuito del capital-dinero (D-M, P ... M’-D’), y luego, en segundo lugar,
en el circuito del capital productivo (P... M’ D’-M ... P). En otras palabras, sigue
el proceso en el que el capital produce plusvalor y lo acumula como capital

104 HIROSHI UCHIDA


excedente. Luego cambia de punto de vista para examinar la forma en que el
capital estructura la producción mecanizada para valorizarse.
Debido a que la naturaleza del capital está internalizada en el circuito del
capital productivo, y debido a que el capital es captado como un sujeto perma-
nente en un sistema circular de presuponer y plantear, el trabajo de Marx so-
bre el capital está conectado con la «reflexión ponente» en la Lógica de Hegel.

LA DETERMINACIÓN PARTICULARIZADORA Y
«EL JUICIO HIPOTÉTICO»

Marx avanza hacia la «particularidad» del capital, para examinar las defini-
ciones de Ricardo de capital circulante y fijo:

El mismo capital aparece en el mismo negocio en las dos formas diferentes,


los modos particulares de existencia de fijo y circulante, por lo tanto existe do-
blemente. Ser fijo o circulante aparece como una determinación particular del
capital aparte de la de ser capital. Sin embargo, debe proceder a esta particula-
rización [Besonderung] (N 645, M 529; cita parcialmente modificada).
La naturaleza particular del valor de uso, en el que existe el valor, o que ahora
aparece como cuerpo del capital, aparece aquí como determinante en sí mis-
ma de la forma [Formbestimmend] y de la acción del capital; como dando a un
capital un atributo particular [eine besondre Eigenschaft] frente a otro; como
particularizándolo (N 646, M 530; cita parcialmente alterada).

Un capital único se divide en tipos particulares de capital, circulante y fijo.


En la «generalidad del capital», el capital tiene estos dos aspectos. En su as-
pecto de capital circulante, la naturaleza del capital es transformarse lo más
rápidamente posible; pero al mismo tiempo es también capital fijo, en el sen-
tido de que debe permanecer dentro de una forma determinada durante un
período más o menos largo. La «generalidad del capital» expresa los dos as-
pectos que muestra el capital cuando se mueve como «un» capital.
Sin embargo, cuando el capital se invierte en condiciones reales de pro-
ducción, esos períodos deben diferenciarse, porque el capital como mate-
ria prima puede permanecer en esa forma durante algún tiempo más corto,
mientras que puede permanecer mucho más tiempo en forma de maquina-
ria. Tanto el valor de uso como el valor de las materias primas se eliminan
por completo y de una sola vez del proceso de producción cuando adoptan
la forma de producto. Pero el valor de la maquinaria se transfiere al producto
solo poco a poco, y mientras sigue funcionando, su valor de uso permanece
en su totalidad durante el proceso productivo hasta que la máquina se agota
por completo. La provisión para los trabajadores (aprovisionamiento), la for-
ma real que adoptan los salarios, también se comporta como materia prima
en el proceso productivo, y pertenece al capital circulante.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 105


Cuando Marx está considerando la «generalidad del capital», llama a este
proceso en el que el capital se mueve como un solo capital «todo el proceso de
producción del capital» (N 620, M 506) o «todo el proceso» (N 673, M 555). Pero
ahora todo el proceso se ha dividido en «circulación a gran escala» y «circula-
ción a pequeña escala», en las que el capital se mueve a diferentes velocidades
según los diferentes tipos de valor de uso en los que se materializa su valor:

Circulación a pequeña escala [die kleine Circulation —sic] entre el capital y


la fuerza de trabajo. Acompaña al proceso de producción y aparece como con-
trato, intercambio, forma de relación, bajo cuyos presupuestos se desarrolla el
proceso de producción. La parte del capital que entra en esta circulación —el
aprovisionamiento— es capital circulante por excelencia. Está determinado no
solo en cuanto a su forma; además, su valor de uso, es decir, su determinación
material como producto consumible y que entra directamente en el consumo
individual, constituye en sí mismo una parte de la determinación de la forma.
Circulación a gran escala [die grosse Circulation —sic); el movimiento del ca-
pital fuera de la fase de producción, donde su tiempo aparece en oposición al
tiempo de trabajo, como tiempo de circulación. De esta oposición entre el ca-
pital comprometido en la esfera de la producción y el capital que sale de ella se
produce la distinción entre capital fluido y capital fijo. Fijo es el que se fija en el
proceso de producción y se consume en él; sale de la circulación a gran escala,
ciertamente, pero no vuelve a ella, y, en la medida en que circula, circula solo
para ser consumido en, confinado en, el proceso de consumo (N 678, M 559; cita
ampliamente alterada).
Mientras que, hasta ahora, el capital fijo y el capital circulante aparecían
simplemente como diferentes determinaciones pasajeras del capital, ahora se
han endurecido en dos modos particulares de su existencia [besondre Existen-
zweisen], y el capital circulante aparece junto al capital fijo. Ahora existen dos
clases particulares de capital [2 besondre Arten Capital]. En la medida en que un
capital [ein Capital] es considerado en una rama particular de la producción,
aparece como dividido en estas dos porciones, o se divide en estas dos clases de
capital en una determinada proporción.
La diferencia dentro del proceso de producción, originalmente entre los
medios de trabajo y los materiales para el trabajo, y finalmente el producto del
trabajo, aparece ahora como capital circulante (los dos últimos) y capital fijo.
La distinción del capital en cuanto a su aspecto simplemente material se lleva
ahora a su forma misma, y aparece como diferenciándolo (N 702-3, M 579; cita
en gran parte modificada).

Todo este proceso corresponde a la «generalidad del capital», y la circula-


ción a pequeña y gran escala son los procesos reales en los que un capital se
particulariza y diferencia en dos tipos de capital. El valor de un capital aparece
en «las dos clases particulares (Arten) de capital», es decir, el capital circulan-
te y el capital fijo. Se trata de aspectos positivos y negativos de la «generali-
dad del capital». El aspecto positivo aparece como capital circulante cuando
es materia prima y provisión de salarios; y el aspecto negativo aparece como

106 HIROSHI UCHIDA


capital fijo cuando es maquinaria. Esta forma de comprender los conceptos se
basa en el «juicio hipotético» de la Lógica de Hegel:

Según su sustancialidad, los dos términos reciben la forma [Gestalt] de la ac-


tualidad independiente. Su identidad es solo interior; y así la actualidad del uno
[= el sujeto] es al mismo tiempo no la suya propia, sino el ser del otro [= el predi-
cado]; —este es el Juicio Hipotético (secc. 177; cita en gran parte alterada) [130].

Al igual que en el «juicio categórico» anterior, Hegel vuelve a equiparar


aquí la sustancialidad con un sujeto independiente. Sin embargo, al pensar en
términos económicos, Marx no considera que el «sujeto» sea la «sustancia».
La «sustancia» es el trabajo objetivado en un determinado producto material,
y el trabajo objetivado se abstrae a través de la relación de valor del trabajo
concreto encarnado en el producto. El «sujeto», sin embargo, es la «forma» del
valor que existe en la relación de intercambio privado y parece pasar de una
relación de intercambio a otra. De este modo, los aspectos positivos y negati-
vos del capital se exteriorizan en dos apariencias externas, el capital circulan-
te y el capital fijo.
Marx considera el capital circulante y fijo como un desarrollo a partir de las
partes componentes del capital en el proceso de valorización. Divide el valor
total del capital en capital constante y capital variable, y al hacerlo se refiere al
«todo y las partes» de Hegel. Hace lo mismo al considerar el capital circulante
y el capital fijo.
En el proceso de valorización, el valor y el valor de uso aún no están media-
dos con respecto al capital: «... este lado material —o, su determinación como
valor de uso y como proceso real— no coincidía en absoluto con su determi-
nación de forma [ = capital constante y variable]» (N 691, M 570; cita parcial-
mente alterada). Ahora bien:

... con la distinción entre capital circulante (materia prima y producto) y capi-
tal fijo (medios de trabajo), la distinción de los elementos como valor de uso se
plantea simultáneamente como una distinción dentro del capital como capital,
en su determinación de la forma (N 692, M 571; cita parcialmente alterada).

En la consideración de Marx de la «rotación del capital» en los Grundris-


se, las diferencias en el valor de uso parecen determinar el flujo del valor del
capital productivo. Todo el valor de un capital se particulariza en dos partes,
capital circulante y capital fijo.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 107


PROPIEDADES DEL CAPITAL CIRCULANTE
Y DEL CAPITAL FIJO, Y «LA FUERZA Y SU
MANIFESTACIÓN»

En el proceso de valorización Marx capta que las fuerzas productivas del


trabajo se manifiestan como fuerza del capital. Utilizando «la fuerza y su ma-
nifestación» de Hegel, caracteriza las propiedades del capital circulante y fijo
de la siguiente manera:

... en el capital fijo, la fuerza productiva social del trabajo [se] postula como
propiedad [Eigenschaft] inherente al capital; incluyendo el poder científico así
como la combinación de fuerzas sociales dentro del proceso de producción, y fi-
nalmente, la habilidad transpuesta del trabajo directo a la máquina, a la fuerza
productiva muerta. En el capital circulante, por el contrario, el intercambio de
trabajo, de las diferentes ramas del trabajo, su entrelazamiento y formación de
sistemas, la coexistencia de trabajos productivos, aparece como una propiedad
del capital (N 715 - 16, M 592).

Las fuerzas productivas del trabajo social, que se realizan con ayuda de la
ciencia, son absorbidas por la maquinaria y se manifiestan como propiedad
del capital fijo. El trabajo individual se combina socialmente a través del capi-
tal variable circulante en forma de prestación salarial. Por lo tanto, las fuerzas
productivas, que derivan de las relaciones sociales se manifiestan como una
propiedad del capital circulante. El análisis de Marx de estas manifestaciones
de la fuerza del capital como una reificación (Versachlichung) de las fuerzas
productivas del trabajo está relacionado con «la cosa y sus propiedades» de
Hegel en la Doctrina de la Esencia:

Una cosa [ein Ding] tiene la propiedad de efectuar esto o aquello en otra cosa
y de expresarse de un modo peculiar en su relación con ella. Demuestra esta
propiedad solo bajo la condición de que la otra cosa tenga una constitución co-
rrespondiente, pero al mismo tiempo la propiedad es propia [eigentümlich] de
la primera cosa y es su sustrato autoidéntico; es por esta razón que esta cuali-
dad reflejada se llama propiedad [Eigenschalt] [131].

Para Hegel, la propiedad pertenece a la cosa misma. Sin embargo, para


Marx, lo que parece ser la propiedad de una cosa es en realidad una reifica-
ción (Versachlichung) del trabajo social en forma de poder científico o fuer-
za colectiva materializada en cosas como la maquinaria o la prestaciones de
salarios. En el capitalismo esas fuerzas se realizan a través de los objetos que
caracterizan al capitalista (Sache).

108 HIROSHI UCHIDA


La aplicación crítica de Marx de «la cosa y sus propiedades» de Hegel a la
rotación del capital se corresponde con su uso de «la fuerza y su manifesta-
ción» al considerar el proceso de valorización. Hegel supone que una cosa en
sí es una existencia independiente que expresa sus propias propiedades en
relación con otras cosas. Marx critica este punto de vista, sugiriendo que en la
esfera económica moderna que Hegel describe inconscientemente en térmi-
nos abstractos en la Lógica, ha sido influenciado por los economistas políticos
británicos, por ejemplo, Smith y Ricardo. En opinión de Marx, las propiedades
de las cosas de Hegel no son propiedades de las cosas como tales, sino propie-
dades que las formas del capital en la producción y la circulación han mediado
para que aparezcan en las cosas materiales.
La crítica de Marx a Hegel también es aplicable a los economistas políticos.
Están obsesionados con la apariencia de la rotación del capital, que muestra
una expansión incesante de la producción material a medida que se repite el
proceso circular de la producción a través de la circulación y de vuelta a la pro-
ducción. En ese proceso, la rotación del capital productivo desde la circulación
a través de la producción y de vuelta a la circulación se hace inmanente a la
rotación del capital productivo. En consecuencia, los economistas políticos
confunden las propiedades del capital circulante con propiedades de cosas
como materias primas o prestaciones salariales, o las propiedades del capital
fijo por las de cosas como la maquinaria en la que se materializa el capital.
Marx critica a los economistas políticos, utilizando términos de «la cosa y sus
propiedades»:

El burdo materialismo de los economistas, que consideran las relaciones so-


ciales de producción entre los hombres, y las determinaciones que pertenecen
a los objetos de que se ocupan los capitalistas [Sachen], al estar subsumidos
bajo estas relaciones, como propiedades naturales de las cosas [natürliche Ei-
genschaften der Binge], es igualmente un burdo idealismo, incluso fetichismo,
que imputa las relaciones sociales a las cosas como determinaciones inma-
nentes, y así las mistifica (N 687, M 567; cita en gran parte alterada).

Por ejemplo, en los Grundrisse la maquinaria es capital circulante mientras


circule como mercancía. En ese sentido, es capital fijo potencial en circula-
ción. Sin embargo, los economistas políticos, como Ricardo, distinguen entre
capital circulante y capital fijo según las propiedades físicas naturales inhe-
rentes a ellos, las propiedades físicas en las que se ha encarnado el valor del
capital. Ricardo atribuye el rendimiento anual del capital, por ejemplo el be-
neficio o el interés, a las propiedades naturales de las cosas por analogía con
un árbol que da frutos. Marx escribe:

El capital en sí mismo, en tanto que proceso —es decir, en tanto que realiza-
ción de una rotación— se considera capital productivo, y los frutos [por ejemplo,
beneficios o intereses] que se supone que debe producir se calculan en función
de su tiempo de trabajo— el tiempo total de circulación de una rotación. La mis-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 109


tificación que se produce de este modo reside en la naturaleza del capital (N
640, M 525; cita parcialmente modificada).

Los economistas están obsesionados con un materialismo burdo, porque


sin darse cuenta confunden propiedades inherentes a la relación de valor o a
la relación de capital con propiedades de las cosas materiales, y de ese modo
malinterpretan la materialización de la «preocupación» capitalista (Sache).
También están aquejados de un idealismo burdo, porque no se dan cuenta de
que la relación de valor y la relación de capital, que son ideales por excelencia
y son mediaciones alienadas del poder del pensamiento (telos), se materiali-
zan en cosas materiales. Por el contrario, suponen que una cosa en sí misma,
por ejemplo el oro, es el origen de una propiedad ideal, por ejemplo, el valor.
Así, Marx demuestra que la conciencia del valor capitalista es inherente a la
rotación del capital productivo, y luego muestra cómo se transforma en una
conciencia impregnada de materialismo crudo y de idealismo.
Para Marx, el materialismo nunca se entiende en términos de teoría del re-
flejo, como ocurre en el marxismo estalinista. Más bien significa que los seres
humanos surgen de la naturaleza, y de ese modo la naturaleza es su mater
(madre), o «materia»; los seres humanos también deben derivar un sustento
de la naturaleza o «materia». El «material-ismo» de Marx indica que los seres
humanos tienen una dependencia sustancial de la naturaleza o la materia, y
en otras palabras, es un «naturalismo» asociado con el «humanismo» mani-
festado en los Manuscritos económicos y filosóficos (1844).
Además, en la prehistoria de la sociedad moderna, la vida material a la que
deben dedicarse los seres humanos adopta formas alienadas en la historia.
Sin embargo, a pesar de la alienación, un proceso de desarrollo social prepara
gradualmente una posibilidad real para la emancipación humana. La aliena-
ción en la sociedad de clases, típicamente relaciones de valor y relaciones de
capital, gobierna y desarrolla las fuerzas materiales de la propia naturaleza y
los poderes de la naturaleza humana. Esto procede hasta un punto extremo
en el que la alienación deja de existir. Por lo tanto, el materialismo de Marx
tiene otro sentido, en el sentido de que las formas históricas predominan so-
bre la «materia» natural, como los seres humanos y la propia naturaleza. Pero,
en su opinión, las estructuras formales a través de las cuales se ejerce este
predominio están destinadas al colapso.

LA CONVERSIÓN DE LA LEY DE APROPIACIÓN


Y «CAUSALIDAD»

Marx discute de nuevo la conversión de la ley de la apropiación, esta vez


con respecto a su división de «todo el proceso» de circulación del capital en
«circulación a pequeña escala» y «circulación a gran escala». Mediante el in-
tercambio de capital con fuerza de trabajo en la circulación a pequeña esca-

110 HIROSHI UCHIDA


la, el capital absorbe el plusproducto y lo realiza como plusvalía. Cuando este
circuito de dinero-capital se repite al menos dos veces, la ley del intercambio
de equivalentes se convierte en meramente formal, porque se apropia de un
no-equivalente, a saber, la plusvalía.
Al explicar la conversión de la ley de la apropiación al final de su discusión
sobre la «generalidad del capital», Marx se refiere a la «necesidad absoluta»
de Hegel. Aquí (N 673-8, M 555-9), sin embargo, la conversión está vinculada
a la «causalidad o reciprocidad entre causa y efecto» de Hegel, que sigue a la
«necesidad absoluta» en su Lógica.
Para Marx, el valor de uso de una mercancía funciona como «causa», por-
que los medios de consumo reproducen la vida humana, y los medios de pro-
ducción se consumen para proporcionar nuevos productos. El valor de uso
específico de la fuerza de trabajo es la causa de la valorización del capital,
porque solo la fuerza de trabajo puede crear el nuevo valor del que se deriva
en última instancia el plusvalor. Por el contrario, considera el valor de cam-
bio de una mercancía como «efecto», debido a su relación con el valor de uso
como «causa».

En este intercambio [entre capital y trabajo], entonces, el obrero recibe el


equivalente del tiempo de trabajo objetivado en él, y da su tiempo de traba-
jo vivo creador de valor e incrementador de valor. Se vende a sí mismo como
efecto [Effect]. Como causa [Ursache], como actividad es absorbido y encarna-
do [incarniert] en el capital. Así, el intercambio se convierte en su contrario, y
las leyes de la propiedad privada —libertad, igualdad, propiedad: propiedad del
propio trabajo y libre disposición sobre él— se convierten en la falta de propie-
dad del trabajador y en la exteriorización [Entäusserung] de su trabajo, en su
relación con él como propiedad ajena y viceversa (N 674, M 556; cita en gran
parte modificada).

En su consideración de la producción capitalista como un sistema diná-


mico, Marx no aplica una causalidad unilateral, moviéndose simplemente de
causa a efecto. En su lugar, utiliza una causalidad orgánica, por ejemplo, en
su discusión del proceso de reproducción de un sistema económico. Se trata
de un tipo de causalidad que Hegel captó en su Lógica, en la que el efecto se
convierte en causa a medida que un proceso avanza de una fase a la siguiente.
Debido a la falta de propiedad del trabajador o a su alienación del producto del
trabajo, el trabajador se ve obligado una vez más a trabajar y a reproducir esta
falta de propiedad, que aparece como la apropiación por parte del capitalista
del trabajo no remunerado.
Sin embargo, Marx no repite su discusión sobre la conversión de la ley de
apropiación, sino que redefine su punto de vista incluyendo en él la forma
concreta de provisión para el trabajador en términos de capital circulante:

El aprovisionamiento del trabajador surge del proceso de producción, como


producto, como resultado; pero nunca entra como tal en el proceso de produc-
ción, porque es un producto acabado para consumo individual, entra inmedia-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 111


tamente en el consumo del obrero y se intercambia inmediatamente por él.
Este es, pues, a diferencia de la materia prima y del instrumento, el capital cir-
culante por excelencia (N 675, M 556; cita parcialmente modificada) [132].

Aquí la descripción de Marx avanza hasta la reproducción de la relación en-


tre capital y trabajo (N 676-8, M 557-9), porque relaciona la conversión de la ley
de apropiación con la «reciprocidad entre causa y efecto» de Hegel. Pero una
vez más divide todo el proceso en circulación a pequeña y gran escala. Esto
precede a su consideración de la rotación del capital (N 618-721, M 505-97). A
continuación aborda el proceso de reproducción a través de la circulación, es
decir, la determinación del capital fijo y circulante como «individualidad». Por
lo tanto, su tratamiento de la conversión de la ley de la apropiación con refe-
rencia a la «causalidad» de Hegel se considera propiamente como parte de la
discusión de la reproducción a través de la circulación (N 721 -43, M 597-616).

LA DETERMINACIÓN INDIVIDUAL Y «EL


JUICIO DISYUNTIVO»

Marx pasa ahora a la tercera determinación «individualidad», en la que en


la que aclara el proceso de reproducción de un capital [133] a través de la sim-
ple circulación en la que el valor de uso es simplemente sustituido:

Puesto que hablamos aquí del capital como tal [das Kapital], del capital en
proceso de devenir [das werdende Kapital], no nos ocupamos todavía de nada
más por añadidura —en la medida en que los muchos capitales no están toda-
vía presentes para nosotros—, nada más que de él mismo y de la simple circu-
lación [es selbst (= das Kapital in allgemeinen) y die einfache Circulation —sic]...
(N 729, M 605).

Marx aborda la relación entre el «capital en general» y la simple circulación


cuando vuelve a considerar la determinación «generalidad»:

Como mercancía, el capital se arroja de su propia circulación a la circulación


general; y, de nuevo como mercancía, el capital sale de la circulación general y
entra en su propio curso, emitiéndose en el proceso de producción. La circula-
ción del capital contiene así una relación con la circulación general, de la que
su propia circulación forma un momento, mientras que esta última aparece
igualmente como planteada por el capital. Esto se examinará más adelante (N
619-20, M 506).

«Esto se examinará más adelante» se refiere a la consideración de Marx del


proceso de reproducción de un capital a través de la simple circulación, que se
produce en la discusión de la «particularización del capital» en los Grundrisse.

112 HIROSHI UCHIDA


En primer lugar, el producto del capital (capital-mercancía o M’) se define
como capital circulante. En el capital circulante, a través del doble carácter
del trabajo, se reproduce íntegramente el capital variable circulante (V), se
crea plusvalía (P) y se conserva la totalidad del capital constante circulante
(Cc) y una parte del capital constante fijo (Cf), por lo que M’= V + P + Cc + Cf. En
la circulación a gran escala la mercancía como capital circulante se vende y se
transforma en dinero como capital circulante, por lo que M’- D’.
En segundo lugar, el capital adquiere las condiciones objetivas y subjetivas
de su reproducción en el mismo proceso de circulación donde D-M(Lp + Pm).
Siguiendo a Smith, Marx presupone que un capital como «sujeto» en la socie-
dad burguesa produce sus medios de consumo y se abastece de ellos median-
te la circulación a gran escala. En ese proceso de circulación simple compra:

1. los medios de producción, que consisten en materias primas como capital


circulante, considerado como el producto de un productor abstracto abasteci-
do de provisiones y materias primas del capital circulante;
2. los medios de trabajo, especialmente la maquinaria que también ha sido
producida y vendida del mismo modo que las materias primas; la maquinaria
se vende como capital circulante, y se convierte en capital fijo in actu en el pro-
ceso de producción.

La fuerza de trabajo se vende en el curso de la circulación a pequeña esca-


la, y se reproduce a través del consumo individual de los medios para la vida;
en la circulación a gran escala se vende como capital circulante. El capitalista
obtiene una parte del plusvalor como fondo para la vida individual, y el capi-
talista adquiere los medios de consumo para autorrenovarse como mediador
para el capital.
Un capital reproduce así su propio valor y valor de uso, así como la relación
capital-trabajo; esto ocurre en las formas de capital circulante y fijo. Lo que no
debe pasarse por alto aquí es el hecho de que tanto el capital circulante como
el capital fijo, en el que se particulariza un capital, se transforman en valor
y valor de uso en el proceso de reproducción a través de la circulación, y sin
embargo se mantienen las diferencias entre capital circulante y capital fijo.
Este proceso, por el que el capital se reproduce a través de la circulación,
incorpora una reciprocidad tal que el capital fijo, por ejemplo la maquinaria,
se produce con capital circulante, por ejemplo provisiones y materias primas,
y el propio capital circulante se reproduce a continuación mediante el uso de
capital fijo.

... aunque el capital circulante y el capital fijo aparezcan ahora como dos cla-
ses diferentes [2 verschiedne Arten], el capital circulante se sigue planteando a
través del consumo, del desgaste del capital fijo; mientras que el capital fijo, por
su parte, solo existe como capital circulante transformado en esta forma deter-
minada (N 738, M 612; cita parcialmente alterada).

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 113


Dado que la determinación del capital como tal proviene de la circulación,
el capital como «noción» comienza en forma de dinero como capital poten-
cial. La forma sustancial de este capital potencial es el capital circulante. Las
provisiones y las materias primas deben adoptar la forma de capital circulan-
te, al igual que la maquinaria:

Suponiendo el proceso de producción de capital: Todo capital retorna solo


en forma de capital circulante; por lo tanto, el capital fijo solo puede renovar-
se mediante un proceso en el que una parte del capital circulante se convierte
en fijo; por lo tanto, mediante el empleo de una parte de las materias primas
producidas, y una parte del trabajo consumido (por lo tanto, también una parte
del aprovisionamiento intercambiado por trabajo vivo) para la producción de
capital fijo (N 734, M 609).

Los dos tipos de capital —circulante y fijo— en los que se particulariza un


capital, se han convertido de nuevo en un capital o «individualidad» a través
de una transformación recíproca entre ellos en términos de valor y valor de
uso. El punto de vista de Marx sobre la mediación del valor de uso por el valor,
introducido al principio del «Capítulo sobre el Capital», está así en uso con-
tinuo hasta este punto. El capital aparece ahora en la forma determinada de
capital circulante como un todo, manteniendo momentos particulares de los
dos tipos de capital —circulante y fijo— dentro de sí mismo, por lo que el as-
pecto positivo de la «generalidad» emerge una vez más, y «todo el capital es
capital circulante». La «individualidad» como unidad de «generalidad» y «par-
ticularidad», tal como se traza en el «juicio disyuntivo» de Hegel, es aplicada
por Marx a la reproducción de un capital a través de la simple circulación:

Si, en esta exteriorización [Entäusserung] de la noción se postula al mismo


tiempo su identidad interior, lo general es el género [Gattung] autoidéntico en
su individualidad exclusiva. Este juicio, que tiene este general para sus dos tér-
minos, una vez como general, la otra vez como el círculo de su particularización
autoexcluyente en el que O bien/ O Así como es el género, es el Juicio Disyuntivo.
La generalidad, al principio como género [Gattung], y ahora también como el
circuito de su especie [Arten], se determina así como planteada como totalidad
(secc. 177; cita ampliamente alterada) [134].

A través de su diferenciación o bien en capital circulante o bien capital fijo,


un capital se une ahora como individualidad, un estado en el que es capital
circulante tanto como capital fijo. Las diferencias entre ambos se mantienen
en este proceso de reproducción a través de la circulación. En el proceso de
«particularización», un capital se convierte en «individualidad» en forma de
capital circulante en su conjunto. Se trata de una individualidad que se unifica
como totalidad, incluidos los momentos particularizadores que se conservan
en ella. Este «juicio disyuntivo» es más evidente cuando Marx capta el proceso
de reproducción de un capital a través de la simple circulación.

114 HIROSHI UCHIDA


SEGUNDA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL

Hasta ahora un capital ha resurgido de la circulación como un capital o una


totalidad, en la que el capital circulante y el fijo vuelven a excluirse mutua-
mente. Pero ya no se trata de un simple todo (ein blosses Ganze) de dinero-ca-
pital, como al principio de la consideración de Marx de la «generalidad del ca-
pital». El «dinero como capital» se ha convertido primero en la noción general
de capital, y luego el capital como noción general comienza a particularizarse
como dos tipos de capital —circulante y fijo— según el momento material es-
pecífico en el que se media el valor del capital. En la cúspide de su particu-
larización, los dos tipos de capital se transforman el uno en el otro, de modo
que el proceso de reproducción de un capital forma entonces una estructura
compleja como una totalidad (eine Totalität) con determinaciones particula-
res conservadas. El método de Marx para construir una crítica de la economía
política, definido en su Introducción a los Grundrisse, consiste en apropiarse
de lo concreto para reproducir teóricamente la estructura de la sociedad bur-
guesa en la que domina el capital.
Este proceso de convertirse (werden) en una totalidad es presupuesto ló-
gica e históricamente por Marx. Al principio de su consideración de la «ge-
neralidad del capital», Marx se refiere a la «reflexión ponente» de Hegel para
aclarar la relación recíproca entre presuposición y postulación en el sistema
económico burgués tal como se reproduce a sí mismo. Luego añade que el
sistema tiene presupuestos históricos que fueron planteados en el pasado.
Por lo tanto, el origen histórico del capitalismo se describe después de con-
siderar la acumulación de capital, y forma un criterio para determinar qué
condiciones básicas se requieren para el capitalismo. Este análisis se lleva a
cabo en la sección de los Grundrisse denominada «Formaciones económicas
precapitalistas».
Este análisis implica una crítica de la visión de Hegel de los sistemas circu-
lares como cerrados. Marx demuestra que el capitalismo es un sistema abier-
to con respecto al pasado, porque sus condiciones de existencia se plantearon
en un periodo precapitalista. Pero con su teoría del «tiempo disponiblr», tam-
bién predice que el capitalismo contiene en sí mismo la posibilidad de que
deje de existir en el futuro. Así demuestra que el capitalismo es un fenómeno
histórico abierto tanto al pasado como al futuro.
Al final de la discusión de Marx sobre la «particularidad del capital», con-
firma que el intercambio entre el capital y el trabajo es indispensable para
la acumulación de capital, y se pregunta cómo llegaron a existir trabajado-
res libres en el pasado. Esos trabajadores son «libres» en un doble sentido,
en el sentido de que son ciudadanos con los mismos derechos en la sociedad
moderna, y también son libres, es decir, ajenos a los medios de producción
que siguen siendo propiedad de otros. Citando la obra de Sir Frederick Mor-
ton Eden The state of the poor, or an history of the labouring classes in England
from the Conquest, etc., Marx señala que las instituciones civilizadas garan-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 115


tizan el derecho de un pequeño número de no trabajadores a apropiarse de
los productos fabricados por los trabajadores, dejando parte de su trabajo sin
remunerar:

Nuestra zona requiere trabajo para la satisfacción de las necesidades y, por


tanto, al menos una parte de la sociedad debe trabajar siempre incansablemen-
te; otros trabajan en las artes, etc., y algunos, que no trabajan, siguen teniendo
los productos de la laboriosidad a su disposición. Por ello, estos propietarios
solo tienen que dar las gracias a la civilización y al orden; son puramente criatu-
ras de instituciones civilizadas (N 735, M 610).

Marx también señala que la «legislación sangrienta» de Enrique VII, Enri-


que VIII, Eduardo VI e Isabel I obligó de facto a los campesinos a convertirse
en trabajadores asalariados para los capitalistas. Pero también reconoce que
el «tiempo disponible» es un potencial dentro del plusvalor producido por el
capitalismo, y que este potencial se desarrolla aún más a medida que aumen-
ta el capital fijo. Este tiempo disponible corresponde como potencial al desa-
rrollo de las organizaciones obreras, y pronostica que estas tomarán concien-
cia de sus propias capacidades y poderes, de los que durante tanto tiempo se
han apropiado los capitalistas. Así describe una fenomenología de la mente o
del espíritu que se desarrolla hacia la libertad humana.

La creación de una gran cantidad de tiempo disponible aparte del tiempo de


trabajo necesario para la sociedad en general y para cada uno de sus miembros
(es decir, espacio para el desarrollo de todas las fuerzas productivas de los indi-
viduos, y por lo tanto también de las de la sociedad), esta creación de tiempo de
no-trabajo aparece en la etapa del capital, como en todas las anteriores, como
un tiempo no-obrero, tiempo libre, para unos pocos. Lo que el capital añade es
que aumenta el tiempo de trabajo excedente de la masa por todos los medios
del arte y la ciencia, porque su riqueza consiste directamente en la apropiación
del tiempo de trabajo excedente; ya que el valor directamente es su propósito,
no el valor de uso. Así, a pesar suyo, contribuye a crear los medios del tiempo
social disponible, con el fin de reducir el tiempo de trabajo de toda la sociedad
a un mínimo decreciente, y liberar así el tiempo de cada uno para su propio
desarrollo. Pero su tendencia es siempre, por un lado, a crear tiempo disponible
y, por otro, a convertirlo en plustrabajo... Cuanto más se desarrolla esta contra-
dicción, más evidente se hace que el crecimiento de las fuerzas de producción
ya no puede estar ligado a la apropiación de trabajo ajeno, sino que la masa de
trabajadores debe apropiarse ella misma de su propio plustrabajo. Una vez que
lo han hecho, y el tiempo disponible deja así de tener una existencia opuesta... (N
708, M 583-4; cita parcialmente modificada).

La forma en que el tiempo disponible se quita de las manos de los capitalis-


tas y se libera para el disfrute de los trabajadores se demuestra teóricamen-
te de la siguiente manera. En el capitalismo los trabajadores están separados
de los productos de su trabajo, que incluyen los medios de producción y los

116 HIROSHI UCHIDA


medios de consumo. Esos productos se producen de la «materia» por su pro-
pio trabajo como «forma». Su alienación de los productos de su propio trabajo
equivale a una separación indefendible de la «materia» o naturaleza, que es
vital para la vida humana. Debido a su alienación de la materia» (hylē), y debi-
do a su acuciante necesidad de medios de vida, deben alienar su propia fuerza
de trabajo una vez más al capitalista, que tiene el dominio exclusivo sobre los
medios de producción. En virtud de ello, el capitalista controla la producción
como mediador del capital y monopoliza así el trabajo mental. El capitalista
obliga a los trabajadores a realizar trabajo físico, y esta alienación de la «ma-
teria» provoca una alienación del trabajo como «forma» (telos).
La verdad universal de que los seres humanos surgen del mundo natural
y no pueden vivir sin contacto material con la naturaleza se deforma bajo el
capitalismo, porque los capitalistas tienen la propiedad exclusiva de la «ma-
teria» como tierra y productos del trabajo. Desesperados por los medios de
subsistencia, los trabajadores asalariados deben enajenar su fuerza de traba-
jo por horas y se convierten en obedientes a las órdenes capitalistas.
Esta relación entre capitalista y trabajador puede expresarse en términos
de la teoría de la «causa» de Aristóteles de la siguiente manera. La «causa fi-
nal» (telos) para los trabajadores es una representación anticipada del pro-
ducto final de su actividad. Este es enajenado al capitalista. El trabajador ob-
tiene la «causa material» (hylē) como medio de consumo y realiza un trabajo
meramente físico. Esto es «causa eficiente» (archē) bajo control capitalista.
El capitalista tiene la propiedad exclusiva sobre los medios de producción o
«causa material» (hylē), y luego asume la tarea del trabajo mental como «cau-
sa final» (telos). No se trata de la misma «causa final» que se da en el proceso
de trabajo, sino más bien de una práctica alienada y abstracta que persigue
un aumento del valor del capital mediante la identificación y manipulación
de sus diversas formas. De este modo, las cuatro causas de Aristóteles están
vinculadas al proceso de producción del capital, que se lleva a cabo a través de
la relación de intercambio de mercancías.
Debido a que existe un motivo para obtener ganancias excedentes, cada
capitalista individual gestiona y controla el proceso de producción a nivel mi-
cro a través de una planificación racional. La práctica capitalista a ese nivel
es la «causa final». A nivel macro, sin embargo, la práctica de los capitalistas
considerada en su conjunto se convierte en «causa eficiente» [135], y esto trae
consigo dos efectos inesperados: el plusvalor relativo y la disminución de la
tasa general de ganancia. Cada capitalista pretende reducir el valor de cada
producto individual para obtener un margen entre el valor socialmente esta-
blecido y el valor de un producto individual, obteniendo así un excedente de
beneficio, por el que los capitalistas compiten entre sí. Para obtener este mar-
gen, los capitalistas introducen maquinaria con el fin de aumentar la produc-
tividad del trabajo, con lo que el valor de un producto individual disminuye.
Este aspecto innovador de la competencia transforma el proceso de produc-
ción en un proceso científico de desarrollo industrial. También empuja a los
trabajadores individuales a darse cuenta de su poder colectivo en términos
de conocimiento científico. El capitalista debe educar al obrero como gestor

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 117


y controlador de este proceso de producción científica, por lo que un proceso
de educación, que inicialmente redunda en interés del capitalista, paradóji-
camente realiza parte del poder potencial del obrero. Este cambio se produce
en el desarrollo de los medios de producción, que van desde las herramientas,
utilizadas por trabajadores cualificados, hasta la maquinaria, en la que las ha-
bilidades humanas son superadas por un análisis científico de la producción
como proceso mecanizado. El trabajo físico cualificado es sustituido por la
maquinaria, que es la fuerza de la ciencia puesta de manifiesto. En términos
de Aristóteles, la «causa eficiente» del proceso productivo ya no es la mano del
hombre, sino la maquinaria. Marx escribe:

El trabajador ya no inserta un objeto natural modificado como vínculo inter-


medio entre el objeto y él; más bien, inserta el proceso de la naturaleza [Natur-
process] que transforma en un proceso industrial, como medio entre él y la na-
turaleza inorgánica, dominándola. Se pone al lado del proceso de producción
en lugar de ser su principal agente [Hauptagent]. En esta transformación, no es
ni el trabajo humano directo que él mismo realiza, ni el tiempo durante el cual
trabaja, sino más bien la apropiación de su propia fuerza productiva general,
su comprensión de la naturaleza y su dominio sobre ella a través de su exis-
tencia [Dasein] como cuerpo social [Gesellschaftskörper], es, en una palabra, el
desarrollo del individuo social lo que aparece como la gran piedra angular de la
producción y de la riqueza. El robo de tiempo de trabajo ajeno, en el que se basa
la riqueza actual, parece un fundamento miserable frente a este nuevo, creado
por la propia gran industria (N 705, M 581; cita parcialmente modificada).
Este [el capital fijo]... [ahora] existe meramente como agencia [Agent] para la
transformación de la materia prima en el producto (N 691, M 570).
... en la medida en que se desarrolla la gran industria, la creación de riqueza
real pasa a depender menos del tiempo de trabajo y de la cantidad de trabajo
empleado que de la fuerza de los agentes [die Macht der Agentien] puestos en
movimiento durante el tiempo de trabajo, cuya poderosa eficacia es a su vez
desproporcionada en relación con el tiempo de trabajo directo empleado en su
producción, sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del
progreso de la técnica, o de la aplicación de esta ciencia a la producción (N 704-
5, M 581).

En el proceso de producción, la «causa eficiente» o «agente» se transfor-


ma así de trabajo físico en maquinaria. Al mismo tiempo, el obrero, y no el
capitalista, asume el papel de «causa final». El obrero pasa de «causa eficien-
te» (archē) a «causa final» (telos), y las herramientas se convierten de «causa
material» (hylē) en maquinaria o «causa eficiente». Simultáneamente, el tra-
bajo físico como «causa eficiente» se convierte en trabajo mental o «causa fi-
nal». La principal «causa eficiente» del proceso de producción capitalista pasa
del trabajo cualificado o «trabajo vivo» a la maquinaria automática o «traba-
jo muerto».
Esta transición sugiere que el «trabajo vivo», que hasta ahora ha sido la
«sustancia general» del capital y el mediador en la reproducción de las con-

118 HIROSHI UCHIDA


diciones materiales y subjetivas de la relación con el capital, comienza ahora
a desaparecer del proceso de producción. Esto significa que el desarrollo ca-
pitalista tiende a dejar que la sustancia del valor disminuya casi hasta cero,
destruyendo así su propia base:

... el valor objetivado en la maquinaria aparece como un presupuesto frente


al cual la fuerza creadora de valor de la fuerza de trabajo individual es una mag-
nitud infinitesimal que se desvanece [als ein unendlich kleines verschwindet]...
(N 694, M 573; cita parcialmente modificada).

Mientras que la productividad del trabajo aumenta sin límite, el «trabajo


vivo» o V + P añadido al producto tiende a disminuir casi hasta cero. Al mismo
tiempo, la durabilidad de la maquinaria mejora, por lo que el capital constante
fijo, que se transfiere al producto y se conserva en él, disminuye, y el capital
constante circulante se abarata, debido al aumento de la productividad del
trabajo. De este modo, el valor del producto o M + V + P disminuye. Paradójica-
mente, la capacidad de innovación de cada capitalista, derivada de la búsque-
da del beneficio excedente, hace colapsar la ley del valor y, por tanto, el modo
de producción capitalista. Después de esto no hay capital, y por tanto no hay
capitalista ni asalariado. En su lugar hay trabajadores libres, que se organi-
zan en un sistema científico de producción. Dirigen y controlan el sistema de
acuerdo con normas elevadas, por lo que ahora son «sujetos» libres en la pro-
ducción social, recuperando su propia «causa final» (telos). El tiempo de tra-
bajo excedente, ampliado bajo la producción capitalista, pasa entonces a estar
disponible para que los trabajadores lo repartan en fondos materiales para la
inversión social y en «tiempo disponible» para el desarrollo individual y social.
En la historia, hasta ahora, los productores han sido alienados de su «causa
final» y obligados a trabajar como «causa eficiente» a través de la relación con
el capital. Pero en opinión de Marx, los seres humanos surgieron con las dos
causas unidas. Es gracias al afán de lucro que el capitalismo desarrolla sus
capacidades mentales («causa final») mediante un sistema educativo y una
red de comunicación. Por fin pueden recuperar esta «causa final» en una for-
ma muy avanzada. Lo que la naturaleza ha dado a los seres humanos («causa
final») puede ser separado de ellos por la acción humana en la sociedad, pero
esta «causa final» puede ser recuperada, y Marx incluye estas nociones en su
materialismo.
Como ya se ha explicado, la «causa eficiente» como capacidad física es, por
así decirlo, la «causa material» en relación con la «causa final» como capaci-
dad mental. La capacidad mental es «causa formal» (eidos) como tal, que se
genera sobre la base de la «causa material» en el cuerpo humano. La «causa
eficiente» puede suspenderse temporalmente dentro de las relaciones socia-
les, pero en el relato de Marx está destinada a reunirse con su «causa mate-
rial» y «causa final» originales tras su cultivo a través del desarrollo histórico
de las sociedades alienadas. La capacidad mental del trabajador asalariado
experimenta un proceso de desarrollo a través de la alienación en la sociedad
capitalista. Esto puede llamarse la fenomenología de la mente de Marx, que

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 119


desarrolla a partir de la Fenomenología de Hegel, y se aplica a la crítica de la
economía política.
Para Marx, el ser humano surge de una «causa material» como tal (natura
naturans), se desarrolla como «causa formal», que vuelve a formar la «mate-
ria» (naturaleza) y desarrolla la propia naturaleza humana. El materialismo
de Marx está asociado a la opinión de que la alienación humana como «causa
formal» está destinada a ser superada a través de su propio desarrollo [136].El
propósito de la crítica de Marx a la economía política es, entre otras cosas, de-
mostrar la validez de su materialismo. En los Grundrisse comienza por prime-
ra vez a llevar a cabo esta tarea de forma sistemática.

120 HIROSHI UCHIDA


V. EL «CAPÍTULO SOBRE EL
CAPITAL» Y LA DOCTRINA DE LA
ESENCIA, TERCERA PARTE: LA
INDIVIDUALIDAD DEL CAPITAL

BENEFICIO Y «SILOGISMO»

En «I. Generalidad del Capital» Marx considera el desarrollo o «devenir»


(werden) de la «noción» de capital. Y en «II. Particularidad del capital» sigue
el rastro de un capital, como representante de la «noción», hasta su diferen-
ciación en dos tipos de capital. Lo hace con referencia al «juicio» tal y como se
esboza en la Lógica de Hegel.En la sección final «III. Individualidad del capital»
de su estructura triádica, Marx capta el capital como una totalidad o «indivi-
dualidad», con referencia al «silogismo» de Hegel.
En la conclusión de «II. Particularidades del capital», Marx establece la divi-
sión del capital en dos tipos: fijo y circulante. Estos dos tipos de capital sufren
transformaciones mutuas en la simple circulación dentro del proceso de re-
producción de un capital. La compleja estructura de esta totalidad correspon-
de al «juicio disyuntivo» de Hegel.
Sin embargo, como explica Hegel: «Esta perturbación de la noción, plan-
teada por su actividad propia en la diferenciación de sus momentos, es el jui-
cio, cuya significación después de esto debe ser comprendida como la par-
ticularización de la noción» (secc. 166, Z; cita en gran parte alterada) [137]. El
contenido real del juicio disyuntivo es algo más que el del juicio como tal, ya
que demuestra que lo «general» se convierte en lo «individual» a través de su
extrema «particularización». Para Hegel esto constituye el «silogismo»:

... lo real es un individuo que, a través de la particularidad, se eleva a la gene-


ralidad y se hace idéntico a sí mismo. —Lo real es uno [Eines], pero es también
la divergencia entre sí de los momentos de la noción, y el Silogismo es la cir-
culación de la intermediación de sus momentos, a través de la cual se postula
como uno [Eines] (secc. 181; cita en gran parte alterada).

El silogismo de Hegel consta de «silogismo cualitativo», «silogismo de la


reflexión» y «silogismo de la necesidad». La forma en que lo «general» se con-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 121


vierte en «individuo» mediante la «particularización» es el silogismo final de
la «necesidad», equivalente al juicio disyuntivo. Los dos son equivalentes por-
que Hegel define el juicio disyuntivo como «el círculo de su particularización
autoexcluyente» (secc. 177), y el silogismo de la necesidad como la «totalidad
de sus particularizaciones [Totalität seiner Besonderungen] [de lo general]»
(secc. 191; cita parcialmente alterada).
Marx considera el proceso de reproducción del capital al final de «II. Parti-
cularidad del capital», y trata el beneficio en «III. Individualidad del capital».
Este orden corresponde a la relación entre el «juicio» y el «silogismo» en la Ló-
gica de Hegel. El proceso de reproducción se sitúa tanto en la sección II como
en la III, y esto corresponde a la equivalencia entre « juicio» y «silogismo».
Este modo de pensamiento silogístico, en el que la actualidad se entiende
como una estructura orgánica que se autorreproduce, es común a los Grun-
drisse y a La riqueza de las naciones de Smith [138]. La teoría de la reproduc-
ción de Smith está contenida en los capítulos del Libro I sobre la división del
trabajo y en el Libro II sobre la inversión. Además, cada capítulo del Libro II se
describe como teoría de la reproducción. Es notable que Smith considera no
solo las condiciones materiales de la reproducción, sino también el beneficio
y el interés en relación con la reproducción en el Libro II, por lo que la estruc-
tura de la teoría de Smith se puede ver en el trabajo de Marx en los Grundrisse.
Marx desarrolla el proceso de reproducción al final del «II. Particularidades
del Capital», donde investiga las condiciones materiales de la reproducción,
citando a Smith. Y en el transcurso de «III. Individualidad del capital» trata el
beneficio en relación con la reproducción del capital. Los Grundrisse tienen
una estructura silogística y un contenido económico que muestra la apropia-
ción por Marx de ambos autores clásicos, Hegel y Smith.

BENEFICIO DEL CAPITAL Y «REFLEXIÓN


PONENTE, FUNDAMENTO, IDENTIDAD Y
DIFERENCIA»

Marx comienza su discusión sobre «III. Individualidad del Capital» o «el ca-
pital como fructífero» de la siguiente manera:

El capital se plantea ahora como la unidad de producción y circulación... El


capital se realiza ahora no solo como valor que se reproduce a sí mismo y es,
por tanto, perenne, sino también como valor que plantea valor. A través de la
absorción del tiempo de trabajo vivo y a través del movimiento de su propia
circulación... se relaciona consigo mismo como poseedor de nuevo valor, como
productor de valor. Se relaciona como fundamento [Grund] con el plusvalor,
algo fundamentado [Begründete] por ella. Su movimiento consiste en relacio-
narse consigo mismo, mientras se produce a sí mismo, como el fundamento de

122 HIROSHI UCHIDA


sí mismo al mismo tiempo que lo que está fundamentado, como valor que se
presupone a sí mismo como plusvalor, o [valor que se presupone] al plusvalor
como planteado por él (N 745, M 619; cita parcialmente alterada).

Como se ha demostrado anteriormente, Marx define la relación entre el ca-


pital y el plusvalor con referencia a la «reflexión ponente» y al «fundamento»
de Hegel. Aquí el capital se ha planteado como una totalidad, y se ha estable-
cido como valor que produce incesantemente nuevo valor, convirtiendo los
diversos momentos de la producción y la circulación en factores creadores de
valores. El capital aparece como valor que se autoincrementa. Sin embargo,
el valor mismo es la acumulación de plusvalía extraída de un trabajador asa-
lariado explotado mediante la conversión de la ley de apropiación. En otras
palabras, los presupuestos del capital son lo que el propio capital ha postula-
do. Esto confirma que la «reflexión ponente», a la que Marx se refiere aquí por
tercera vez, aclara la reciprocidad entre presuposición y postulación.
En el pasaje de los Grundrisse antes citado, hay otra referencia a la Lógica
de Hegel. Como se menciona al principio del «Capítulo sobre El Capital», la
contradicción dentro de la tercera determinación del dinero —el dinero como
tesoro o «el dinero como dinero»— se disuelve en el «fundamento» (Grund),
es decir, en la producción. Se trata de facto de la producción de mercancías
estructurada por el capital en el punto en el que las mercancías se producen
para la simple circulación.
Sin embargo, el capitalista no pretende producir valor de uso por sí mismo,
sino la obtención de plusvalor, la «forma como contenido» del valor. Tras la
realización de esta «forma como contenido», Marx redefine el «fundamento»,
no como simple producción de mercancías, sino como «fundamento» en re-
lación con el capital y el plusvalor.
Dado que el plusvalor es planteado por el capital, el capital es el «funda-
mento» del plusvalor, y el plusvalor es lo que está «fundamentado» por el ca-
pital. Hegel describe el «fundamento» y «lo fundamentado»:

La determinación de la esencia como fundamento es doble, la del fundamen-


to y la de lo fundamentado. Es, en primer lugar, la esencia como fundamento,
determinada como esencia frente a la positividad, determinada, es decir, como
no positividad. En segundo lugar, es lo fundamentado, lo inmediato, que, sin
embargo, no es en sí y para sí; es lo puesto en cuanto puesto [139].

La relación entre el «fundamento» y «lo fundamentado» continúa, por-


que el capital se identifica a sí mismo como tal a través del planteamiento
del plusvalor, por lo que el capital está «fundamentado» por el plusvalor, y el
plusvalor es el «fundamento» del capital. El «fundamento» del plusvalor, que
«fundamenta» el capital, es el propio capital. La reciprocidad entre el «fun-
damento» y «lo fundamentado» se desarrolla aún más en la transformación
del plusvalor en capital. El plusvalor se convierte en capital. Así, el plusvalor
«fundamentado» por el capital se transforma en capital, su «fundamento», y
ahora plantea el plusvalor. El capital excedente presupone el plusvalor, o el

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 123


capital excedente «fundamenta» el plusvalor. El capital se transforma así en
plusvalor, y la relación entre capital y plusvalor es de identidad.
Hegel continúa su exposición con una discusión sobre la «identidad propia»:

Esto, por lo tanto, es igualmente autoidéntico, pero es la identidad de lo ne-


gativo consigo mismo. El negativo autoidéntico y el positivo autoidéntico son
ahora una misma identidad. Pues el fundamento es la identidad de lo positivo
o incluso de la posición consigo mismo; lo fundamentado es la posición como
posición, pero su reflejo en sí mismo es la identidad del fundamento [140].

El «fundamento» del comienzo de «I. Generalidad del Capital» se refiere


simplemente a la producción de mercancías. Allí se disuelve la contradicción
del dinero en su tercera determinación —el dinero como tesoro o «el dine-
ro como dinero»— y el capital plantea el plusvalor. Sin embargo, aquí tanto
«fundamento» como «lo fundamentado» ilustran la relación entre el capital
y el plusvalor. Marx define el beneficio como una relación dentro del propio
plusvalor:

—el capital se relaciona consigo mismo como valor que aumenta por sí mis-
mo; es decir, se relaciona con el plusvalor como algo que él mismo plantea y
fundamenta; se relaciona como fuente [Quelle] de producción [de plusvalor],
consigo mismo como producto [de plusvalor]; se relaciona consigo mismo
como productor [de plusvalor], como [plus]valor producido. Por tanto, ya no
mide el [plusvalor] recién producido por su medida real, la relación del trabajo
excedente con el trabajo necesario, sino por sí misma como su presupuesto. Un
capital [ein Kapital] de un determinado valor produce en un determinado pe-
ríodo de tiempo un determinado plusvalor. El plusvalor se mide así por el valor
del capital presupuesto, el capital así planteado como valor que se autorreali-
za— es la ganancia (N 746, M 620; cita parcialmente alterada).

El plusvalor ya no se mide con respecto al capital variable, porque el capital


se manifiesta como plusvalor acumulado y transformado. El capital se mide
ahora como un todo, es decir, toda el plusvalor como valor acumulado, porque
lo que se acaba de plantear es idéntico a lo que ya se ha planteado. El plusva-
lor como presupuesto es la misma que el plusvalor acumulado en el pasado;
ahora se demuestra que no difiere del nuevo plusvalor. En consecuencia, el
nuevo plusvalor se mide dentro del capital de la misma manera que el viejo
plusvalor. Marx redefine así el plusvalor como ganancia:

Después de haber distinguido la ganancia, como nuevo valor reproducido,


de sí misma como valor presupuesto, autorrealizado, y de haber planteado la
ganancia como la medida de su realización [Verwertung], trasciende de nuevo
la separación [es decir, transforma la ganancia en capital], y la plantea en su
identidad [Identität] consigo misma como, capital que, crecido por el importe
de la ganancia, comienza ahora de nuevo el mismo proceso en dimensiones
mayores (N 746, M 620; cita parcialmente alterada).

124 HIROSHI UCHIDA


Al principio de «I. Generalidad del Capital», donde Marx comienza a expli-
car la transición del dinero al capital, se refiere a la «identidad» y la «diferen-
cia». Lo hace para definir el capital tal como existe en la esfera de la circula-
ción. El capital es la «identidad» del valor que persiste a través de la mediación
por parte del capitalista de diversas «diferencias» en sus metamorfosis. Marx
utiliza estos dos términos —«identidad» y «diferencia»— en su definición ini-
cial del capital. Aquí los utiliza para ayudar a comprender la relación entre el
capital y el plusvalor cuando lo redefine como ganancia.

EL CAPITAL PRODUCTIVO Y «EL TODO


Y SUS PARTES», «LA FUERZA Y SU
MANIFESTACIÓN»

Marx define entonces el capital como «lo igualmente productivo», refirién-


dose de nuevo a «el todo y sus partes» y «la fuerza y su manifestación» de Hegel:

Mientras que el capital se postula como generador de beneficios, como fuente


de riqueza independientemente del trabajo, cada parte [Teil] del capital se asu-
me como igualmente productiva [gleichmässig productiv]. Del mismo modo que
el plusvalor en forma de beneficio se mide con respecto al valor total [Gesam-
twert] del capital, este parece ser creado igualmente por sus diferentes partes
componentes [Bestandteile]. Así parte circulante [Teil]... no aporta más ganan-
cia que la parte componente que forma el capital fijo; es decir, la ganancia se
relaciona igualmente [gletchmässig] con estas partes componentes en propor-
ción a su magnitud (IN 759-60, M 632; cita parcialmente alterada).

Puesto que el capital se ha convertido en «una totalidad», cada parte del


capital aparece igualmente productiva como factor de producción produc-
tor de beneficios. El trabajo ya no aparece como la fuente de la ganancia, y
las fuerzas productivas del trabajo se «manifiestan» perversamente como la
«fuerza» del capital. Todo el capital, y no sólo una parte, aparece como «fruc-
tífero». También en este caso Marx piensa evidentemente en «la fuerza y su
manifestación» de Hegel.
En el proceso de valorización, tal como Marx lo presenta en «I. Generalidad
del capital», relaciona los términos de Hegel con la relación entre los compo-
nentes del capital-valor —capital constante y capital variable— y el plusvalor
resultante. Aquí, sin embargo, Marx incorpora su análisis de «II. Particularidad
del capital», demostrando que las fuerzas productivas del trabajo social —co-
lectivo y científico— aparecen como propiedades del capital circulante y fijo.
y del capital fijo. Luego demuestra que el tiempo de circulación, así como el
tiempo de producción, aparecen como igualmente productivos con respecto

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 125


a la generación de ganancia. Todos los momentos del capital «se manifiestan»
como factores de la «fuerza» del capital.
El uso que Marx hace de «la fuerza y su manifestación» está ligado a su uso
de «el todo y sus partes» mencionado anteriormente. Puesto que cada com-
ponente del capital parece ser igualmente productivo, el valor del capital no
parece estar dividido en varias partes, sino unido en una totalidad. El valor
del capital aparece como «un todo simple» (ein blosses Ganze) en la transición
del dinero al capital, pero ahora parece haberse convertido en «una totalidad
determinada» (an bestimmte Totalität) [141] para nosotros (für uns), que hemos
seguido todos los movimientos del capital después de la transición. Como el
capital parece ser «uno», el beneficio parece ser lo que cada parte del capital
ha producido por igual. Así desaparecen los componentes del capital y este
aparece como «uno».
Como ya se ha demostrado, Hegel confunde el «todo» con el «contenido»
y las «partes» con las «formas», pero Marx sugiere en el proceso de valoriza-
ción que el «todo» es la «forma» del capital y las «partes» son su «contenido»
o valor de uso. Y lo aclara para la rotación del capital en «II. Particularidad del
Capital», de modo que el «todo» es también su «forma» y las «partes» son su
«contenido». En ese «contenido» se media la «forma» o valor del capital, y el
capital se divide en dos tipos: circulante y fijo. Aquí, en la discusión de Marx
sobre el beneficio en «III. Individualidad del capital», los dos tipos de capital se
transforman el uno en el otro para convertirse en «una totalidad determina-
da», de modo que el capital vuelve a ser «uno» y se relaciona con el plusvalor
como ganancia:

Puesto que el capital entra de lleno (ganz) en la producción, y puesto que,


como capital, sus diversas partes componentes son solo formalmente distintas
entre sí, son igualmente sumas de valor, se deduce que la postulación del va-
lor parece serles igualmente inherente. Además, puesto que la parte del capital
que se intercambia por trabajo actúa productivamente solo en la medida en que
las otras partes del capital se postulan junto con él —y puesto que la relación de
esta productividad está condicionada por la magnitud del valor, etc., las diver-
sas relaciones de estas partes entre sí (como capital fijo, etc.)—, resulta que la
postulación del plusvalor, de la ganancia, parece estar determinada por todas
las partes del capital por igual (N 822, M 685-6).

De este modo, Marx demuestra la razón por la que el plusvalor se determina


como ganancia. Esto se debe a que el capital se ha convertido en «igualmente
productivo» o en «una totalidad determinada», y además ha demostrado que
el capital y el plusvalor se encuentran en una doble relación entre sí basada en
« el fundamento» y «lo fundamentado»: el capital está «fundamentado» por
el plusvalor, cuyo «fundamento» es el capital; y el plusvalor, «fundamentado»
por el capital, se convierte en capital, su «fundamento».

126 HIROSHI UCHIDA


FORMA DE PRODUCCIÓN Y FORMA DE
DISTRIBUCIÓN, Y «CAUSALIDAD»

La siguiente tarea de Marx es trazar la transformación de la ganancia:

El producto del capital es, pues, la ganancia. Al relacionarse consigo mismo


como ganancia, se relaciona como fuente de producción de valor, y la tasa de
ganancia expresa la proporción en que ha aumentado su propio valor. Pero el ca-
pitalista no es solo capital. Tiene que vivir, y como no vive del trabajo, debe vivir
de la ganancia, es decir, del trabajo ajeno del que se apropia. Así, el capital se
postula como fuente de riqueza. Puesto que ha incorporado la productividad en
sí mismo como su atributo inmanente, el capital se relaciona con la ganancia
como ingreso (N 758, M 630; cita parcialmente alterada).

El plusvalor se determina ahora no solo como ganancia, sino también como


renta. Sin embargo, Marx aún no ha distinguido entre la renta del capital en sí y
la renta como fondo para mantener al capitalista como individuo. Como se ha
definido anteriormente, la renta forma parte de la ganancia, que se distribuye
al capitalista como fondo para su subsistencia. El beneficio se divide ahora
en renta individual para el capitalista y fondo para la acumulación de capital.
Para la conversión de la ley de la apropiación, se supuso que toda el plusvalor
estaba en transformación en capital excedente, y allí se demostró que cuanto
más plusvalor se transforma en capital, menos «capital original no exceden-
te» queda. Disminuye gradualmente hasta una magnitudo evanescens [142].
En el proceso de reproducción considerado al final de «II. Particularidad del
capital», el valor de uso es sustituido por la circulación, de modo que ahora es
teóricamente posible dividir el beneficio en fondos para la acumulación de
capital y fondos para el mantenimiento del capitalista como individuo. Enton-
ces, el capital original, que se supone no contiene plusvalor, se paga de vez
en cuando para la subsistencia. Pero con el tiempo se sustituye por plusvalor.
De este modo, el fondo original del capitalista no es independiente —como a
veces pretendían los economistas políticos— del plusvalor generado por los
trabajadores.
Desde el punto de vista del trabajador, el capital variable es un salario-fon-
do para mantener la vida del trabajador, por lo que una parte del beneficio es
renta para el capitalista. Por lo tanto, las condiciones de reproducción se plan-
tean ahora no solo en términos objetivos, sino también subjetivos:

Así, el beneficio aparece como una forma de distribución, como el salario.


Pero como el capital solo puede crecer mediante la retransformación de la ga-
nancia en capital —en capital excedente—, la ganancia es al mismo tiempo una
forma de producción para el capital; exactamente igual que el salario es una
mera relación de producción desde el punto de vista del capital, una relación

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 127


de distribución desde el punto de vista del trabajador. Esto demuestra que las
relaciones de distribución son a su vez producidas por las relaciones de pro-
ducción, y representan a estas últimas desde otro punto de vista. Demuestra
además que la relación de la producción con el consumo es planteada por la
producción misma (N 758, M 631).

El beneficio como ingreso, es decir, como fondo para el mantenimiento del


capitalista, es una forma de distribución. El beneficio, sin embargo, es una for-
ma de producción desde el punto de vista del capitalista, ya que, por un lado,
reproduce al capitalista como mediador del capital y, por otro, se transforma
en capital excedente. La situación es la misma con los salarios. Aunque el sa-
lario aparece como una forma de distribución para el trabajador, también es
una forma de producción para el capitalista, que organiza y dirige la produc-
ción, y bajo la cual el trabajador es subsumido como mediador real del capital
a través del doble carácter del trabajo: creador de nuevos valores y conserva-
dor de los antiguos. Como hemos visto anteriormente en la Introducción a los
Grundrisse, las formas de distribución están vinculadas a las formas de pro-
ducción a través del proceso de reproducción, que incluye el consumo pro-
ductivo y el consumo individual para la subsistencia.
Las formas de distribución, como el beneficio y los salarios, son resultados
de la producción de capital, y se convierten en presupuestos para la siguiente
ronda en la producción:

Mientras que el beneficio aparece así, por un lado, como el resultado del ca-
pital, por otro, aparece como el presupuesto de la formación del capital. Así se
plantea de nuevo el movimiento circular en el cual el resultado aparece como
presupuesto (N 759, M 631).

Esta relación circular entre resultado y presupuesto, o efecto y causa, se


basa en la «relación de causalidad» de Hegel en la Lógica: «... según su iden-
tidad con la causa misma, el efecto se define como causa, y al mismo tiempo
como otra causa, que de nuevo tiene otro efecto, y así eternamente» (secc. 153;
cita en gran parte alterada).
La relación causal en la que el «efecto» en la forma de distribución aparece
como presupuesto en la forma de producción, es similar a la relación de «cau-
salidad» descrita por Hegel más arriba [143]. En la discusión de Marx sobre la
reproducción al final de «I. Generalidad del Capital», Marx aclara la acumula-
ción de valor y la reproducción del capital. Al tratar de nuevo la reproducción
al final de «II. Particularidad del Capital», examina el proceso de acumulación
de valor y la sustitución del valor de uso. Aquí, al final de «III. Individualidad
del capital» demuestra no solo la reproducción de los objetos, sino también la
reproducción de los sujetos dentro de la relación capital, ya que la producción
y la distribución son recíprocas.

128 HIROSHI UCHIDA


TERCERA CRÍTICA DEL SISTEMA DE HEGEL

Al final de «III. Individualidad del Capital», Marx critica de nuevo el sistema


circular de Hegel, porque refleja el capitalismo en términos abstractos. Argu-
menta que el sistema lógico cerrado de Hegel es en realidad histórico —tiene
un origen en el pasado y desaparecerá en el futuro—, por lo que está abierto
en ambas direcciones. Para ello recurre a sus teorías de la acumulación primi-
tiva y del «tiempo disponible».
Al hablar de la acumulación de capital al final de «I. Generalidad del Ca-
pital», Marx presenta el proceso de reproducción del capital como aparen-
temente eterno, pero luego revela la forma en que la acumulación depende
de determinadas condiciones históricas. Al principio de su «Capítulo sobre el
Capital» en los Grundrisse, parte de la base de que las condiciones básicas del
capitalismo están presupuestas, y las traza lógicamente a medida que la re-
producción tiene lugar a través de la acumulación de capital. Esto hace nece-
saria otra discusión sobre la forma en que estas condiciones «primitivas» se
plantean históricamente. En otras palabras, su teoría de la acumulación pri-
mitiva [144] requiere una teoría de la acumulación de capital, que utiliza como
criterio para descubrir qué tipo de condiciones dieron lugar al capitalismo en
el pasado.
El estudio de Marx sobre la acumulación primitiva se limita a dar cuenta de
la forma en que se genera el plusvalor a medida que tiene lugar la acumula-
ción primitiva. Las formas predominantes de capital eran el capital mercantil
y la usura. Ambas formas estaban a menudo vinculadas, ya que el plustrabajo
de los pequeños productores independientes era absorbido como ganancia
mercantil o interés a través del sistema de putting-out. De este modo, los pro-
ductores independientes se transformaron en asalariados, ya que su inde-
pendencia pasó a ser meramente nominal. Con el tiempo se organizaron en
la manufactura, que a su vez se transformó en capital industrial.
La relación con la mercancía gana terreno, y el grado de esta transforma-
ción —«acumulación primitiva»— puede medirse. Cuando la relación con la
mercancía abarca no solo un producto excedente, sino también el producto
necesario —el fondo para reproducir la fuerza de trabajo del productor—, la
propia fuerza de trabajo se convierte en mercancía. Cuando el producto ne-
cesario se ha convertido en mercancía, la fuerza de trabajo es alienada de los
productos necesarios para su propia reproducción, porque son propiedad de
otra persona, es decir, del capitalista. Los trabajadores compran los productos
necesarios con el dinero que ganan como salario. En resumen, hay cuatro ca-
sos de transformación: el capital mercantil en capital industrial; el plusvalor
de la ganancia mercantil en ganancia industrial; los productos necesarios en
mercancías; y la fuerza de trabajo en mercancía [145].
Marx cita las descripciones de Smith sobre el capital comercial en La rique-
za de las naciones a partir de notas que hizo sobre la edición francesa, justo
antes de escribir los Manuscritos económicos y filosóficos (1844). Marx preten-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 129


de demostrar que el capitalismo nunca es un sistema cerrado y eterno, sino
que tiene un origen en el pasado.
Luego, con su teoría del «tiempo disponible», Marx pone en perspectiva el
futuro del capitalismo. Ya ha demostrado por qué, en su opinión, el capitalis-
mo dejará de existir. Lo ha hecho a través de su análisis en «II. Particularida-
des del Capital» de la forma en que se desarrolla la maquinaria o el capital fijo.
También aquí señala que el capitalismo desaparecerá en el futuro, perdiendo
sus presupuestos. Estos son los presupuestos en los que se fundamenta la re-
lación de alienación entre el capitalista y el trabajador asalariado:

... esta tergiversación e inversión [es decir, la conversión de la realización del


trabajo en pérdida de actualidad] es un [fenómeno] real, no uno meramente su-
puesto que existe solo en la imaginación de los trabajadores y los capitalistas.
Pero, evidentemente, este proceso de inversión es una necesidad meramen-
te histórica [bloss historische Notwendigkeit], una necesidad del desarrollo de
las fuerzas productivas únicamente a partir de un punto de partida determi-
nado [es decir, la acumulación primitiva], o base, pero de ningún modo una
necesidad absoluta [eine absolute Notwendigkeit] de la producción; más bien,
una necesidad evanescente, y el resultado y la finalidad (inmanente) de este
proceso es trascender esta base misma, junto con esta forma del proceso. Los
economistas burgueses están tan encerrados en las representaciones de un
determinado estadio histórico de desarrollo de la sociedad que la necesidad
de la objetivación [die Notwendigkeit der Vergegenständlichung] de las fuerzas
sociales del trabajo les parece inseparable de la necesidad de su alienación [die
Notwendigkeit der Entfremdung] respecto al trabajo vivo (N 831 2, M 698; cita
parcialmente modificada).

Evidentemente, Marx pretende criticar no solo a los economistas políticos


burgueses, sino también a Hegel, ya que comenta que la alienación de los tra-
bajadores asalariados nunca es «una necesidad absoluta», sino «una necesi-
dad meramente histórica». Por lo tanto, no es «un supuesto» fenómeno «que
solo existe en la imaginación de los obreros y los capitalistas», sino «un [fenó-
meno] real» .
Para Marx, el idealismo de Hegel no es una mera especulación filosófica.
Es más bien una expresión real de las relaciones de la propiedad privada mo-
derna. Es una expresión filosófica de su propio trasfondo económico, es decir,
la relación de valor y capital. Como relación básica de la sociedad burguesa
moderna, está inevitablemente condicionada por las personas reales cuando
aparece realmente. Por esa razón Marx sugiere críticamente que la Lógica de
Hegel, en la que un sujeto ideal o «idea» parece plantearse a sí mismo y a to-
dos los demás objetos, es similar a la economía política, en la que el valor y el
capital hacen lo mismo .
Marx prevé la trascendencia de la alienación capitalista y la posibilidad de
la realización de la libertad:

130 HIROSHI UCHIDA


Pero con la trascendencia del carácter inmediato del trabajo vivo, como me-
ramente individual, o como general meramente interno [es decir, espiritual] o
meramente externo [es decir, físico] [146], con el planteamiento de la actividad
de los individuos como actividad inmediatamente general o social, los momen-
tos objetivos de la producción son despojados de esta forma de alienación; se
plantean así como propiedad, como el cuerpo social orgánico [der organische
gesellschaftliche Leib] dentro del cual los individuos los autorreproducen como
individuos, sino como individuos sociales (N 832, M 698; cita parcialmente mo-
dificada).

Ya hemos visto que la teoría de la causa de Aristóteles es aplicada por Marx


en su demostración del modo en que la alienación del trabajador asalariado
será superada a medida que se desarrolle la sociedad capitalista. Aquí, en «III.
Individualidad del capital», lo relaciona también con el «tiempo disponible».
En la producción del plusvalor relativo, escribe:

... cuya posibilidad [es decir, mayor fuerza productiva del trabajo] ya está
planteada en el supuesto crecimiento de la población y [su] capacitación para
el trabajo (con lo que también se plantea un determinado tiempo libre [bestim-
mte freie Zeit] para la población no trabajadora, no directamente trabajadora,
de ahí el desarrollo de las capacidades espirituales, etc.; apropiación espiritual
[geistig] de la naturaleza) (N 774, M 645; cita en gran parte alterada).

El tiempo libre potencial en la sociedad capitalista aparece bajo formas


alienadas y solo es parcialmente apropiado por la población no trabajadora.
Sin embargo, los trabajadores van tomando conciencia de que el tiempo libre
potencial es una forma enajenada de su propia fuerza productiva, y que se es-
timula a medida que las fuerzas productivas desarrollan su trabajo colectivo y
científico. Este proceso, en el que se desarrolla la conciencia de los trabajado-
res, es también el proceso en el que se recuperan sus fuerzas. El «tiempo dis-
ponible» libre se realizará para ellos como verdadera riqueza. La perspectiva
de Marx se basa en su reconocimiento de la alienación capitalista y la falta de
propiedad como una «necesidad meramente histórica». Entiende la historia
de la alienación como un proceso fenomenológico, por lo que la libertad se
hace posible cuando la alienación capitalista se reconoce como una necesi-
dad histórica. Esa necesidad histórica, en opinión de Marx, acabará desapare-
ciendo, y apoya ese juicio con su crítica de la economía política.
Por el contrario, Hegel afirma que la libertad consiste en conocer la «nece-
sidad absoluta» y nada más:

... el proceso de la necesidad se dirige de tal manera que supera la rígida exte-
rioridad que tenía al principio y revela su interioridad, por la cual presenta en-
tonces lo que está unido no como fácticamente ajeno entre sí, sino como otros
momentos de un todo [ein Ganze], cada uno de los cuales, en su relación con el
otro, está y se combina consigo misma. Esta es la transfiguración de la necesi-
dad en libertad (secc. 158, Z; cita en gran parte modificada).

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 131


El «proceso de necesidad» mencionado anteriormente parece a primera
vista muy similar a la forma en que Marx ve el capital. Parte del capital-dinero
como «un todo» y al final lo revela como «una totalidad determinada» en la
que diversos momentos están ligados entre sí. Y comparte con Hegel la idea
de que el conocimiento implica trazar un proceso de necesidad.
Sin embargo, Hegel se mantiene dentro de la esfera de la cognición, porque
para él «conocer» (wissen) es la práctica misma. Piensa que el mundo o cos-
mos está creado de tal manera que el «conocer» se objetiva a sí mismo, y que
el «conocer» llega a conocerse a sí mismo. Para él, el universo es lo que el «sa-
ber» conoce. Lo que se objetiva no es otra cosa que el propio «conocer», por lo
que para él solo el conocimiento puede contar como práctica. El «conocer» es,
pues, la sustancia de todo lo objetivado (es decir, de lo que tiene apariencia de
objeto) y se presenta como sujeto a través de su trabajo espiritual de objetiva-
ción. Para Hegel, la necesidad implica este proceso del «conocer» que llega a
conocerse a sí mismo. Cuando el «saber» llega a conocerse a fondo, se transfi-
gura en libertad, que es, en otras palabras, «saber absoluto» (absolute Wissen).
Para Hegel, la necesidad no desaparece, sino que reaparece como libertad.
Para Marx, la necesidad como objeto de conocimiento histórico es una ne-
cesidad histórica, por ejemplo, el capital. En el proceso de rastrear el capital
desde «un todo» hasta «una totalidad determinada», revela la posibilidad real
de la trascendencia práctica. Exponer la génesis del capital indica a los traba-
jadores asalariados una posibilidad de emancipación. Los trabajadores asa-
lariados desarrollarán paso a paso una conciencia alternativa a la conciencia
burguesa del valor que prevalece en la sociedad capitalista. De este modo, lle-
gan a reconocer que la fuerza del capital es, de hecho, una forma perversa de
su propio potencial. La tarea de Marx consiste en comprender el capitalismo
como una necesidad histórica, que desaparecerá en el futuro, y mostrar que
va acompañado del descubrimiento del sujeto humano real en la práctica y de
la posibilidad de realizar la libertad para todos.
Para Hegel, la libertad se limita a la teoría de la «necesidad absoluta». Para
Marx, el reconocimiento teórico de la posibilidad de la libertad encarna una
pretensión específica. Su pretensión es que la posibilidad de la libertad puede
convertirse en una realidad y que ese criterio de realización es el adecuado
para poner a prueba su teoría [147]. Señala así la misión (Aufgabe) de realizar
esta posibilidad de libertad humana que incumbe a la clase obrera. En su críti-
ca de la economía política caracteriza el capitalismo contemporáneo como el
último sistema de propiedad privada, o la última etapa de la prehistoria (Vor-
geschichte) de las sociedades de clases en la historia natural de la humanidad.
Las condiciones subjetivas y objetivas para avanzar hacia la historia humana
propiamente dicha, una sociedad sin clases, maduran así en el capitalismo:

... es evidente que la fuerza productiva material ya presente, ya elaborada,


existente en forma de capital fijo, junto con la potencia científica y la pobla-
ción, etc., en suma, todas las condiciones de la riqueza, que las condiciones más
grandes para la reproducción de la riqueza, es decir, el desarrollo abundante
del individuo social —que el desarrollo de las fuerzas productivas provocado

132 HIROSHI UCHIDA


por el propio desarrollo histórico del capital, cuando llega a un cierto punto,
trasciende el valor autocreciente [Selbstverwertung] del capital, en lugar de
plantearlo. Más allá de cierto punto, el desarrollo de las fuerzas productivas se
convierte en una barrera [Schranke] para el capital; por tanto, la relación de ca-
pital [se convierte] en una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas
del trabajo. Cuando ha llegado a este punto, el capital, es decir, el trabajo asala-
riado, entra en la misma relación, [tendente] al desarrollo de la riqueza social y
de las fuerzas productivas, que el sistema gremial, la servidumbre, la esclavitud
[Zunftwesen, Leibeigenschaft, Sklaverei], y es necesario arrancarlo como unas
cadenas. La última forma de servidumbre [die letzte Knechtsgestalt] que asume
la actividad humana, la del trabajo asalariado, por un lado, y la del capital, por
otro, se desprende así como una piel, y este desprendimiento es en sí mismo el
resultado del modo de producción correspondiente al capital; las condiciones
materiales y mentales de la negación del trabajo asalariado y del capital, en sí
mismas ya la negación de formas anteriores de producción social no libre, son
en sí mismas resultados de su proceso de producción (N 749, M 622-3).

En el pasaje anterior de los Grundrisse Marx llega a una conclusión que le


permite reescribir su manuscrito «Capítulo sobre el Dinero». Esa versión re-
escrita es el llamado texto original de Una contribución a la crítica de la eco-
nomía política, y después de completar ese borrador, preparó el manuscrito
terminado para su publicación. En el famoso Prefacio [148] a esa obra, publica-
da en 1859, describe el capitalismo como última etapa de la prehistoria de la
humanidad, punto de entrada en su historia universal.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 133


ANEXO

ANÁLISIS TEÓRICO DE LOS GRUNDRISSE

Este análisis divide los principales capítulos de los Grundrisse en


secciones que se relacionan temáticamente con el trabajo posterior de Marx
en El Capital.

El «Capítulo sobre el Dinero»

1. Crítica de Alfred Darimon (N 115-40, M 49-75).


2. Transformación del producto en mercancía (N 140-3, M 75-7).
3. Transformación de la mercancía en dinero (N 143-56, M 77-89).
4. La interdependencia económica en la historia (N 156-71, M 89-102).
5. Economía del tiempo (N 171-3, M 102-4).
6. Circulación de mercancías - 1 (N 173-203, M 104-32).
7. Forma-valor y proceso de intercambio (N 203-8, M 132-6).
8. Circulación de mercancías - 2 (N 208-15, M 136-42).
9. Transición del dinero al capital - 1 (N 215-50, M 142-73); véase el capí-
tulo 3, nota 1 infra.

El «Capítulo sobre el Capital»

«I. Generalidad del capital»

1. Transición del dinero al capital - 2 (NN 250-66, M 173-88).


2. Intercambio entre capital y trabajo (N 266-97, M 188-217).
3. Proceso de trabajo (N 297-310, M 218-29).
4. Proceso de valorización (N 310-26, M 229-42).
5. Teorías anteriores del plusvalor - 1 (N 326-33, M 242-8).
6. El plusvalor relativo (N 333-53, M 248-66).
7. Doble carácter del trabajo (N 354-66, M 266-77).
8. Resultados del proceso de producción - 1 (N 366-401, M 277-309).
9. Proceso de realización del capital - 1 (N 401-23, M 315-36).
10. Resultados del proceso de producción - 2 (N 423-34, M 336-45).
11. Proceso de realización del capital - 2 (N 434, M 345).
12. Formación de la tasa general de beneficio (N 434-9, M 345-50).
13. Proceso de reproducción a través del intercambio (N 439 -47, M 350-7).

134 HIROSHI UCHIDA


14. y de apropiación (N 456-8, M 365-7).
15. Reproducción de la relación con el capital (N 458, M 367).
16. Formaciones económicas precapitalistas (N 459-515, M367-417); véa-
se el capítulo 3, nota 3 infra.

II. Particularidad del capital

1. Circuito del capital (N 516 -49 , M 417-46).


2. Teorías anteriores de la plusvalía - 2 (N 549-618, M 446-505).
3. Rotación del capital (N 618-721 , M 505-97).
4. Reproducción de un capital por simple circulación (N 721-43, M
597 -616).

III. Individualidad del capital

1. Capital y beneficio (N 745-6, M 619-20).


2. Disminución de la tasa general de ganancia - 1 (N 746-58, M 620-30).
3. Forma de producción y forma de distribución (N 758-9, M 630-2).
4. Coste de producción (N 759-61 , M 632-3) .
5. Disminución de la tasa general de ganancia - 2 (N 761-4, M 633-6).
6. Cooperación, división del trabajo y maquinaria (N 765-78, M 636-47).
7. Teorías anteriores sobre el dinero - 1 (N 778-818, M 648-83).
8. Maquinaria (N 818-31 , M 683-97).
9. Alienación del trabajo (N 831-3 , M 697-9).
10. Teorías anteriores sobre el dinero - 2 (N 833-51, M 699-714).
11. Beneficios, intereses y riqueza de los comerciantes (N 851-61,
M 714-23).
12. Teorías anteriores sobre el dinero - 3 (N 861-78, M 72-38).
13. Capital e interés (N 878-80 , M 738-9).

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 135


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LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 139


NOTAS
[1]  Para los detalles bibliográficos de mis escritos japoneses, que yo mismo he
traducido al inglés e incluido en el presente volumen, véanse los Agradecimientos y
las entradas bajo Uchida, H., en la Bibliografía escogida.
[2]  Hay dos textos de la Lógica de Hegel: la llamada «Lógica Mayor» (Ciencia de la
lógica) y la «Lógica Menor» (una sección de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas).
Se supone que la Lógica que Marx leyó mientras escribía los Grundrisse fue la «Lógi-
ca Mayor». Sin embargo, las citas en este libro son principalmente de la «Lógica Me-
nor», para facilitar la interpretación. Las referencias a la «Lógica Mayor», así como a
la «Lógica Menor», se adjuntan a cada cita.
[3]  Werke, vol. 29, p. 260.
[4]  Rosdolsky, The making of Marx’s Capital, p. XI.
[5]  Rosdolsky, op. cit., p. XI.
[6]  Rosdolsky, op. cit., p. XIII.
[7]  Werke, vol. 30, p. 207 .
[8]  En el «Capítulo sobre el dinero»: «negación de la negación» (p. 103), «me-
diación» (p. 112), «devenir» (p. 114), «contradicción lógica» (p. 119), «intermediario»
(p. 127), «contradicción» (entre valor de uso y valor de cambio) (p. 133), «simple pro-
ceso infinito» (p. 142). En el «Capítulo sobre el Capital»: «quedarse en casa consi-
go mismo (Beisichbleiben) (p. 187), «límite» (Grenze) y «barrera» (Schranke) (p. 188),
«para sí» (p. 210), «ardid» (List) (p. 228), «contradicción viva» (p. 249), «realización» o
«actualización» (Verwirklichung) y «desrealización» o «pérdida de actualidad» (En-
twirklichung) (p. 259), «recuerdo» (p. 325), «indiferencia» (p. 332), «la esencia debe.
aparecer» (p. 368).
[9]  N 32. Véase también el «Comentario sobre Jean-Yves Calvez Hegel y Marx»
de David McLellan, en O’Malley et al. (eds.), El legado de Hegel, p. 107: «En este escrito
único [Grundrisse] la deuda de Marx con Hegel y su método, con énfasis en la Lógica
más que en la Fenomenología, se manifiesta de manera tan sorprendente como en
los Manuscritos de París. Hay en él un enorme número de elementos hegelianos».
[10]  Martin Nicolaus señala que en la Lógica la «identidad» y la «mediación» son
incondicionales y absolutas (cf. N 41). Esto se relaciona con la «forma» de Hegel, que
subsume bajo sí la «sustancia», la «materia» y el «contenido» (véase el capítulo 3,
apartado 2 de la presente obra). Sin embargo, Hegel presenta inconscientemente el
proceso lógico como mediador absoluto o pensador abstracto, que tiene el privile-
gio de existir tanto dentro del proceso como fuera de él.
[11]  En el «Capítulo sobre el dinero»: «identidad abstracta» (N 137), «infinito
malo» (N 197), «ser para sí y «ser para otro» (N 244). En el «Capítulo sobre el Capital»:
«volver al fundamento» (N 255), «devenir y finitud» (N 260), «mecanismo» (N 301,
312), «juicio» (N 310), «límite y barrera» (N 334), «forma y materia» (N 360), «nece-
sidad relativa» (N 401), «ser para sí» en «medida» (N 448), «universalidad» o «gene-
ralidad» (Allgemeinheit), «particularidad» e «individualidad» (N 450), «proceso que
altera la forma sin plantear un nuevo contenido» (N 536), «teleología» (N 734).
[12]  N 255, M 177.
[13]  N 233, M 157.
[14]  N 302, M 221. La misma traducción errónea se encuentra en una recien-
te traducción inglesa de Ernst Wangermann de la primera mitad de los Grundrisse
bajo el título «Economic manuscripts of 1857-58 (First Version of Capital)» en Karl

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 141


Marx and Frederick Engels, Collected Works, vol. 28 (Londres: Lawrence & Wishart,
1986), p. 228. Wangermann ignora la mayoría de las notas a pie de página de Nico-
laus que hacen referencia a la Lógica de Hegel. Por ejemplo, aunque Nicolaus no
reconoce la conexión entre «fundamento» y «una contradicción que se disuelve a sí
misma», anota a pie de página el término «fundamento» en la Lógica de Hegel, un
vínculo que Wangermann ignora. Wangermann solo señala una conexión entre la
Ciencia de la lógica y los Grundrisse, probablemente siguiendo los Marx-Engels Ge-
samtausgabe (MEGA), II/1. Cf. «Índice de la literatura citada y mencionada», Marx y
Engels, Collected Works vol. 28, p. 570.
[15]  Los lectores también deberían consultar McTaggart, A commentary on He-
gel’s Logic, o Mure, A study of Hegel’s Logic. Las dificultades para traducir la termino-
logía de Hegel son analizadas, por ejemplo, por Martin Milligan en su «Nota del tra-
ductor» a Karl Marx, Economic-philosophic manuscripts (Nueva York: International
Publishers, 1964), y por Arthur en una nota a su Dialectics of labour.
[16]  Schmidt, El concepto de naturaleza en Marx, p. 213.
[17]  Werke, vol. 29, p. 547. El filósofo japonés Kitaro Nishida ha estudiado la re-
lación Marx-Aristóteles. Escribiendo antes de la Segunda Guerra Mundial, utilizó el
antiguo MEGA, publicado en las décadas de 1920 y 1930. Nishida sostiene que Marx
concedió más importancia a Aristóteles que a Hegel, pero la relación no ha sido muy
tenida en cuenta en otros lugares.
[18]  Martin Nicolaus señala: «La cuestión del comienzo adecuado sigue sin re-
solverse en la Introducción de Marx... Para encontrar el comienzo adecuado... hay
que dirigirse a la última página del séptimo cuaderno de los Grundrisse [N 881], una
sección que Marx subtituló «1) Valor [Wert]» (N 37). Sin embargo, este comentario es
insuficiente. En primer lugar, es en virtud de la comprensión del doble carácter del
trabajo que Marx pudo definir el producto del capital como la mercancía (C + V + P).
La determinación más abstracta de esto es la mercancía simple, que es el punto de
partida apropiado. Abandona así la idea de comenzar por la «producción en gene-
ral». En segundo lugar, Nicolaus pasa por alto el hecho de que Marx comenzó con
«lo concreto, lo determinado y, por tanto,... lo contradictorio en sí mismo» (N 38) en
el «Capítulo sobre el Dinero». El «producto del intercambio», que Marx puso al prin-
cipio del «Capítulo sobre el Dinero», es lo que Nicolaus afirma que es «un comienzo
materialista» (N 38), refiriéndose a las categorías de Aristóteles de sustancia prima-
ria y secundaria.
[19]  Schmidt, Concept of nature in Marx, p. 234.
[20]  Cf. «Eine Übersetzung Hegels zu De Anima III, 4-5, mitgeteilt und erläutert
von Walter Kern», Hegel Studien, vol, 1 (1961), pp. 49-88.
[21]  Cf. Uchida, «El dinero del espíritu». C. J. Arthur ha aclarado la relación entre
Marx y Hegel (y entre Marx y el socialismo francés) en los Manuscritos económicos y
filosóficos (1844) con respecto a la Fenomenología de Hegel, pero no ha reconocido
otros usos importantes de la «Lógica menor» en los manuscritos. Se limita a señalar
diversos aspectos de la Lógica de Hegel tal como Marx los utiliza en la formación de
El Capital, cf. Dialectics of labour, p. 125: Marx utiliza la Lógica de Hegel para «dar for-
ma a su economía», pero para Arthur esto es «demasiado críptico para interpretarlo
fácilmente».

142 HIROSHI UCHIDA


[22]  Cf. la Introducción a O’Malley y Schrader, «Marx’s précis of Hegel’s doctrine
of being in the Minor Logic», pp. 423-31.
[23]  El Capital, vol. 1, pp. 102-3 .
[24]  Carver, «Marx y la Lógica de Hegel». Véase también su Marx’s social
theory, p. 47.
[25]  Werke, vol. 31, p. 133. Cf. «un todo relativo» en la carta de Marx del 11 de mar-
zo de 1858 a Ferdinand Lassalle (Werke, vol. 29, p. 554), o «un todo» en su carta del 2
de octubre de 1859 a Lassalle (Werke, vol. 29, p. 613).
[26]  Manuscritos (1844), p. 383.
[27]  Cf. Takeyoshi Kawashima, Teoría del derecho de propiedad (Shoyukenho no
Riron) (Tokio: lwanami Shoten, 1949).
[28]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 764-72.
[29]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 767 y ss.
[30]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 772-4.
[31]  Cf. «En la cópula perece la inmediatez de la individualidad viviente; la muer-
te de esta vida es la procesión del espíritu» (Ciencia de la lógica, p. 774). Véase la nota
20 del Prefacio de la presente obra; véase también Spicer, Aristotle’s conception of
ths soul, pp. 103-17, 130-4.
[32]  Cf. Yoshiki Yoshizawa, «The consummation of the classical political eco-
nomy - 1817 and David Ricardo», en Yuzo Deguchi (ed.), The history of economic theo-
ries (Keizaigakushi), (Kyoto: Minerva, 1952). En su artículo, el profesor Yoshizawa de-
fine la teoría de la distribución de Ricardo como la consumación de la teoría clásica
de la acumulación, utilizando la segunda sección de la Introducción a los Grundris-
se de Marx.
[33]  Cf. Ciencia de la lógica, p. 786 y ss.
[34]  Cf. Ciencia de la lógica, p. 793 y ss.
[35]  Cf. Los dos planes en el «Capítulo sobre El Capital» (N 264, M 187; N 275-6, M
199 -200). En el proceso en el que «el capital en general» en los Grundrisse subsume
«la generalidad, la particularidad y la individualidad» bajo sí mismo a través de la
negación, Marx sigue esta definición de «generalidad» de Hegel: «Como negatividad
en general o conforme a la negación primera, inmediata, lo general [das Allgemeine]
contiene la determinabilidad en general como particular; como segunda negación,
es decir, como negación de la negación, es determinación absoluta o individualidad
y concreción» (Ciencia de la lógica, p. 603; cita parcialmente modificada).
[36]  Es de destacar que Marx rara vez utiliza el término «capitalismo» (Kapita-
lismus). No aparece en absoluto en los Grundrisse, solo unas pocas veces en la Críti-
ca de la economía política 1861-3, por ejemplo, Marx-Engels Werke, vol. 26.2, p. 493, y
solo una vez en El Capital, vol. 2, p. 199. El término se utiliza por mera conveniencia
en el presente trabajo.
[37]  Ciencia de la lógica, pp. 801-2; cita parcialmente modificada.
[38]  Cf. O’Malley, «Marx’s ‹economics› and Hegel’s Philosophy of right». En este
artículo, O’Malley analiza la relación entre el plan de la Introducción a los Grundrisse
y la Filosofía del derecho y la Enciclopedia de Hegel.
[39]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 803 y ss., donde Einteilung se traduce por
«división».
[40]  N 450, M 359.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 143


[41]  Cf. Hiroshi Uchida, «A study of the Introduction to the Grundrisse» («Kei-
zaigakuhihanyoko Jyosetsu no Kenkyu»), en Annual Bulletin of the Institute for Social
Sciences of Senshu University (Tokio), 1977.
[42]  Hans-Jürgen Krahl escribe que la conciencia metafísica, que oprime nues-
tra individualidad, es el capital o el valor de cambio, que no son más que abstraccio-
nes, y que Hegel define el capital metafísicamente. También sugiere que la Lógica
de Hegel indica la intersubjetividad y las formas de relación que representaron la
emancipación en la revolución burguesa («Bemerkungen zum Verhältnis von Kapi-
tal und Hegelscher Wesenlogik» pp. 145, 147).
Siguiendo a Krahl, Walter Neumann afirma que las determinaciones de la socie-
dad son económicas por excelencia, tal y como Marx las analizó, y que esto también
es cierto para Hegel, aunque no fuera consciente de ello y no pensara que estaba
utilizando la «producción» como paradigma. Cf. Der unbewusste Hegel, p. 11. Neu-
mann sostiene que la mercancía simple en El Capital corresponde a la «doctrina del
ser» en la Lógica de Hegel, de la que surge la «conciencia de mercancía» (Waren-
bewusstsein), que él define como «el espíritu del hombre como propietario privado,
el espíritu o el carácter de mercancía» (p. 23).
Thomas T. Sekine, traductor de Kozo Uno, Principles of political economy: theory
of a purely capitalist society (Brighton: Harvester Press, 1980), intenta aclarar la co-
rrespondencia de El Capital con la Lógica de Hegel, reordenando El Capital según la
teoría de Uno. Pero Sekine no explica por qué su El Capital reordenado corresponde
a la Lógica más directamente que el propio El Capital; cf. Dialectics of capital.
[43]  Cf. Lógica de Hegel, secc. 115 («Identidad»), secc. 116 («Diferencia»), secc.
119 («Oposición»), secc. 120 («Contradicción»); Hegel, Ciencia de la lógica, pp. 411 y
ss. («Identidad»), pp. 417 y ss.(«Diferencia»), pp. 424 y ss. («Oposición»), pp. 431 y ss.
(«Contradicción»).
[44]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 419 y ss.
[45]  Cf. «Tienen [semejanza y desemejanza], a saber, el [meramente] reflejo im-
plícito fuera de ellas, o son la semejanza y la desemejanza de una tercera parte [ein
Drittes], de un otro que ellos» (Ciencia de la lógica, p. 421).
[46]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 157 y ss.
[47]  En una nota a la Ideología Alemana, Marx escribe: «Relación para los filóso-
fos = idea. Solo conocen la relación ‹del hombre› consigo mismo, y por eso todas las
relaciones reales se convierten en ideas de ellos para ellos»; Die deutsche Ideologie,
ed. W. Hiromatsu (texto alemán y aparato crítico japonés), Tokio: Kawadeshobos-
hinsha, 1974. W. Hiromatsu (texto alemán y aparato crítico japonés) (Tokio: Kawa-
deshoboshinsha, 1974), p. 150; mi traducción —HU; cf. capítulo 5, nota 8 infra.
En la Crítica de la economía política, 1861-3, segunda versión del borrador de El
Capital, Marx escribe: «El valor se basa en el hecho de que los hombres relacionan
sus trabajos como trabajo igual y general y como trabajo social en esta forma. Esto
es una abstracción como todo pensamiento humano, y las relaciones sociales solo
existen entre los hombres, en la medida en que piensan y poseen esta capacidad de
abstracción de la individualidad sensual y de la accidentalidad» (Marx-Engels Ge-
samtausgabe (MEGA), 11/3.1, p. 210.

144 HIROSHI UCHIDA


[48]  Cf. «como forma puramente objetiva, [como] individuos externos y acci-
dentales a la forma de la riqueza [als einer rein dinglichen Form, den Individuen ge-
genüber äusserlichen und zufälligen Form des Reichtums] (N 235, M 158).
[49]  Aristóteles, Metafísica 1017b 23-6; cf. Las obras completas de Aristóte-
les, p. 1607.
[50]  Metafísica de Aristóteles, vol. 2, Libro VII(Z)-XIV(N), trad. Hermann Bonitz
(Hamburgo: Felix Meiner Verlag, 1980), p. 81.
[51]  Metafísica de Aristóteles, ed. y trans. Franz F. Schwarz (Ditzingen, Alemania
Occidental: Reclam, 1970), p. 208.
[52]  El Capital, vol. 1, p. 126.
[53]  Cf. El Capital, vol. 1, p. 198.
[54]  Cf. Smith, La riqueza de las naciones, vol. 1, p. 25.
[55]  Fenomenología del espíritu, p. 481; cita parcialmente modificada.
[56]  Fenomenología del espíritu, p. 482.
[57]  Cf. «el lenguaje de las mercancías» (El Capital, vol. I, p. 143).
[58]  El término «abstracción» procede del trabajo de Marx en los Manuscritos
económicos y filosóficos (1844) y sigue utilizándose en los Grundrisse, junto con otros
términos, como «alienación», «cosidad» (junto con «reificación»), «sustancia como
sujeto», «atributo del dinero», «poder del dinero», «desvanecimiento» y «hombre
egoísta» (junto con «valor»).
[59]  El Capital, vol. 1, p. 144.
[60]  Manuscritos (1844), p. 382.
[61]  Manuscritos (1844), p. 388.
[62]  Manuscritos (1844), p. 386; cita parcialmente modificada.
[63]  Manuscritos (1844), p. 392.
[64]  Manuscritos (1844), p. 387.
[65]  Manuscritos (1844), p. 388; cita parcialmente modificada.
[66]  Manuscritos (1844), p. 389.
[67]  Manuscritos (1844), p. 379.
[68]  Con referencia a la «magnitud» (Grösse) de Hegel (Lógica, seccs. 99-100)
en la «Doctrina del ser», Marx escribe: «Mientras que un producto (o actividad) se
convierte en valor de cambio, no solo se transforma en una relación cuantitativa
definida, un número de relación [ein Verhäniszahl]... sino que al mismo tiempo debe
transformarse cualitativamente, transponerse en otro elemento, de modo que am-
bas mercancías pasen a denominarse magnitudes [benannte Grassen], de la misma
unidad, es decir, conmensurables» (N 143, M 78; cita en gran parte modificada).
[69]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 202 y ss; «Cantidad y unidad constituyen los mo-
mentos del número»; Ciencia de la lógica, p. 203.
[70]  «Lo que está claro de la discusión de los Grundrisse sobre el valor... es que
Marx está discutiendo categorías en el contexto de su proceso de llegar a ser» (Mei-
kle, Essentialism in the thought of Karl Marx, p. 146). Aquellos que rechazan la opi-
nión de que el uso de Hegel por Marx en los Grundrisse es significativo, invariable-
mente citan el siguiente comentario de Marx: «Será necesario más tarde, antes de
que se abandone esta cuestión, corregir la forma idealista de la presentación, que
hace que parezca como si se tratara simplemente de determinaciones conceptuales
y de la dialéctica de estos conceptos. Sobre todo en el caso de la frase: producto (o

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 145


actividad) se convierte en mercancía; mercancía, valor de cambio; valor de cambio,
dinero» (N 151, M 85). Sin embargo, este comentario no significa que Marx aban-
donara su uso de Hegel, sino que indica la necesidad de sustituir «la mercancía se
convierte en dinero» por «la forma-valor y el proceso de intercambio», ¡donde Marx
aplica la lógica de Hegel de «uno y muchos»!.
[71]  Cf. «... la imagen de la verdadera infinitud, replegada sobre sí misma, se con-
vierte en el círculo [Kreis], la línea que se ha alcanzado a sí misma, que está cerrada
y totalmente presente, sin principio ni fin» (Ciencia de la lógica, p. 149).
La comparación de Marx del «proceso de trabajo», cuyo fin consiste en el con-
sumo del producto del trabajo, con «la circulación del valor», cuyo fin consiste en
la circulación misma o «valor en proceso», se basa en una distinción entre poiēsis y
praxis hecha por Aristóteles: «... mientras que el crear [poiēsis] tiene un fin distinto
de sí mismo, la acción [praxis] no puede; porque la buena acción misma es su fin»
(Ética a Nicómaco 1140b 6-7, Las obras completas de Aristóteles, vol. 2, p. 1800). Sin
embargo, Marx piensa que la acción (praxis) que media en la circulación del valor no
es más que praxis alienada.
[72]  Cf. «... pues [el infinito] contiene esencialmente a su otro y es, por consi-
guiente, en sí mismo el otro de sí mismo» (Ciencia de la lógica, p. 146).
[73]  En uno de los comentarios de Marx sobre los economistas políticos escribe
que el intercambio de mercancías se origina en los productos excedentes intercam-
biados entre comunidades, y que tan pronto como la conversión del producto en
mercancía se extiende a los productos necesarios, comienzan a surgir los factores
de la producción capitalista (Marx, «Extractos de los Elements of political economy de
James Mill», trad. Rodney Livingstone, en Early Writings, pp. 269-70).
[74]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 170 y ss.
[75]  Cf. «Yo [Ich] es por yo, ambos son lo mismo, el yo se nombra dos veces, pero
de modo que cada uno de los dos es solo un «para uno», es ideal; el espíritu es solo
para el espíritu... La autoconciencia, sin embargo, como conciencia, entra en la dife-
rencia de sí misma y de un otro —o de su idealidad, en la que produce concepciones,
y de su realidad, en cuanto que su concepción tiene un contenido determinado que
tiene el lado de ser conocido como el negativo no sublimado, como un ser real, de-
terminado» (Ciencia de la lógica, p. 160; cita parcialmente alterada).
[76]  Hegel, Primera filosofía del espíritu, p. 249; cita parcialmente modificada.
El momento exacto en que Hegel conoció La riqueza de las naciones de Smith es
objeto de debate. Georg Lukács escribe: «Es... casi seguro que Hegel conoció a Adam
Smith desde el principio de su período en Jena [1801-6 —HU]», El joven Hegel, p. 172.
Sin embargo, H. S. Harris es más preciso: «Fue traducido [La riqueza de las naciones
de Smith] por Garve y publicado en alemán entre 1796 y 1799. Hegel se refiere a ella
explícitamente por primera vez en su primera «Filosofía del espíritu» de 1804. La
edición que cita parece ser la de Basilea de 1791 (en inglés). Poseía esta edición, pero
no sabemos cuándo la adquirió; obviamente, sin embargo, sería más probable que
la comprara mientras estaba en Suiza [es decir, su período en Berna 1793-6 —HU], y
antes de que la traducción alemana estuviera disponible (Hegel, Primera filosofía del
espíritu, p. 95; véase el capítulo 3, nota 28 infra).

146 HIROSHI UCHIDA


[77]  En La riqueza de las naciones Smith presupone tres propensiones que sub-
yacen en la sociedad civilizada: intercambiar (Libro I, Capítulo 2), ser industrioso en
el trabajo (Libro I, Capítulo 8) y ahorrar e invertir (Libro II, Capítulos 3, 5).
[78]  Manuscritos (1844), p. 389. Marx adopta el punto de vista de Aristóteles so-
bre la historia natural de «De anima», cuando escribe: «También vemos que solo el
naturalismo es capaz de comprender el proceso de la historia del mundo» (Manus-
critos (1844), p. 389).
[79]  Cf. «Tal particular [Einzelne] que contiene en sí todas las especies [Arten]
realmente presentes de la misma entidad es un general [ein Allgemeine]»; de «La
mercancía», capítulo 1 de la primera edición (1867) de El Capital, vol. 1, en Valor — Es-
tudios de Marx, p. 27; Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA), 1115, p. 37.
[80]  Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA), II/2, p. 117.
[81]  La «forma-valor» y el «proceso de intercambio» son separados más tarde
por Marx en la primera edición (1867) de El Capital, vol. 1, después de haber termi-
nado su Crítica de la economía política 1861-3. Allí cambió su plan para el «capital
en general» o «un capital» introduciendo nuevos momentos de competencia entre
«muchos capitales» y su interdependencia en el proceso de reproducción. En el ni-
vel más abstracto de la teoría, esto hace que el «proceso de intercambio» y la «for-
ma-valor» se separen. El «proceso de intercambio» es la determinación más simple
de la reproducción del valor y del valor de uso a través de la circulación, mientras
que la «forma-valor» es el reflejo más simple de la acumulación inmediata de valor.
[82]  Cf. N 801 y ss., M 668 y ss.
[83]  El putting-out system es un sistema de subcontratación del trabajo. His-
tóricamente, también se conocía como sistema de taller y sistema doméstico. En
el putting-out, el trabajo es contratado por un agente central a subcontratistas que
completan el proyecto mediante trabajo a distancia. Se utilizó en las industrias tex-
tiles inglesa y estadounidense, en la fabricación de calzado, en los oficios de cerraje-
ría y en la fabricación de piezas para pequeñas armas de fuego desde la Revolución
Industrial hasta mediados del siglo XIX. Tras la invención de la máquina de coser en
1846, el sistema perduró para la confección de prendas masculinas confeccionadas.
[N. del T.]
[84]  Cf. «Vimos que el dinero puede acumularse en parte [zum Teil] mediante
el mero intercambio de equivalentes; pero esto constituye una fuente tan insigni-
ficante [eine so unbedeutende Quelles] que no vale la pena mencionarlo histórica-
mente, si se presupone que este dinero se obtiene mediante el intercambio del pro-
pio trabajo» (N 504, M 407).
«La formación del capital no surge de la propiedad de la tierra (aquí a lo sumo
del arrendatario [Pächter] en la medida en que es comerciante de productos agrí-
colas); ni del gremio (aunque hay una posibilidad en el último punto); sino más bien
de la riqueza del comerciante y del usurero [Kaufmanns und Wuchervermögen]» (N
505, M 407).
[85]  Cf. El Capital, vol. 3 , pp. 452 y ss.
[86]  Entre los Grundrisse de 1857-8 y los principales manuscritos para El Capi-
tal, vol. 3 (escritos entre 1864 y 1865), Marx cambia drásticamente su opinión sobre
la génesis histórica del capitalismo. En los Grundrisse Marx escribe: «... el capital
solo surge allí donde el comercio se ha apoderado de la producción misma, y don-

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 147


de el comerciante se convierte en productor, o el productor en mero comerciante...
Pero el surgimiento del capital en su forma adecuada lo presupone como capital co-
mercial» (N 859, M 721). Sin embargo, en los manuscritos para El Capital, vol. 3, escri-
be lo contrario: «El productor puede convertirse en comerciante y capitalista... esta
es la vía realmente revolucionaria. Alternativamente, sin embargo, el comerciante
puede tomar él mismo el control directo de la producción... no puede provocar por
sí mismo el derrocamiento del viejo modo de producción, sino que lo preserva y lo
mantiene como su propia condición previa» (El Capital, vol. 3, p. 452).
Este cambio deriva de su reconocimiento, en Una contribución a la crítica de la
economía política de 1859 y en la Crítica de la economía política de 186 -3, de que la
fórmula del circuito del capital-mercancía (M’ ... M’) como unidad de la producción
y la circulación del capital es el paradigma básico a utilizar para comprender el ca-
pital, y que la categoría más abstracta para ello es la simple mercancía, la unidad de
las determinaciones de la producción y la circulación. Este punto de vista se expresa
por primera vez en forma publicada en el comienzo de Una contribución a la crítica
de la economía política de 1859, y se desprende de su descripción de la mercan-
cía bajo «1) Valor» en su séptimo cuaderno de los manuscritos de los Grundrisse.
Los sujetos económicos que unen la producción y la circulación eran los pequeños
productores independientes de la mercancía simple, que debían dividirse entre dos
polos opuestos, capitalista y asalariado. Esta división es la «manera realmente revo-
lucionaria» de Marx de comprender la génesis histórica del capitalismo.
Cabe destacar que en el capítulo 20 de El Capital, vol. 3, Marx cita el mismo mate-
rial de La riqueza de las naciones de Smith que en los Grundrisse (N 857-8; El Capital,
vol. 3, pp. 443- 52).
En su obra Spirit of capitalism, el profesor Hisao Otsuka insiste en que en una
«zona de mercado local» la ley del valor provoca la desigualdad económica entre los
pequeños productores independientes que, supone, forman la base de la relación
de capital. Sin embargo, su aplicación de la ley del valor a una supuesta «zona de
mercado local» es incoherente con el procedimiento de Marx en los Grundrisse y
en la primera (1867) y segunda (1872) ediciones alemanas de El Capital, ya que Marx
sostiene que la ley del valor comienza a operar justo cuando se realiza la relación
de capital, por lo que, en su opinión, coinciden las siguientes transformaciones: la
mercancía en dinero, el dinero en capital y la fuerza de trabajo en mercancía.
[87]  Cf. Ciencia de la lógica, p. 371 y ss.
[88]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 383 y ss.
[89]  Ciencia de la lógica, p. 442; cita parcialmente modificada.
[90]  En mi artículo «Un problema editorial de los Grundrisse» («Keizaigakuhi-
hanyoko no Henshumondai»), en The Grundrisse Commentaries (Comentaries Kei-
zaigakuhihanyoko), II (Tokio: Nihonhyoronsha, 1974), he señalado que los editores
de los Grundrisse (Berlín Este: Dietz Verlag, 1953), se equivocaron al juzgar que el
«Capítulo sobre el Dinero» termina al final del Cuaderno II, p. 7, y que el «Capítulo
sobre el Capital» comienza al principio de la p. 8 del mismo cuaderno. Los editores
de los Ökonomische Manuskripte 1857/58, repitieron el error. Aunque Marx escribió
el título «Capítulo sobre el Dinero como Capital» en la cabecera de la p. 8, no discutió
entonces nada relacionado con el título, sino que escribió sobre «el dinero como
dinero» hasta la mitad de la p. 12 (Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA) II/1.1, p. 173,

148 HIROSHI UCHIDA


1. 30). Después empezó a escribir sobre el «dinero como capital». Las pruebas de mi
opinión son las siguientes:
a. Cartas de Marx a Engels del 2 de abril de 1858, en las que Marx reveló que su
plan para el «Capítulo sobre el Dinero» termina en (d) [la ley de apropiación inclu-
yendo una crítica a F. Bastiat, H. C. Carey y los proudhonistas]. Esto corresponde a su
material entre la p. 7 y la mitad de la p. 12 del Cuaderno II (Marx-Engels Gesamtaus-
gabe (MEGA), II/1.1, pp. 160- 73).
b. Índice de Marx de sus siete cuadernos, que muestra que tenía la intención de
discutir, como penúltimo punto del «Capítulo sobre el dinero», (5) la ley de la apro-
piación, que aparece en la circulación simple (Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA),
11/2, p. 7.
c. En el Urtext de Marx de la Crítica de la economía política, bajo (5) el fenómeno de
la ley de apropiación en la circulación simple, encontramos muchas de las mismas
frases que se encuentran entre las pp. 7 y 12 del Cuaderno II, y ningún material de
pasajes posteriores del «Capítulo sobre el Capital»,
d. Las «Referencias (Remites) a mis propios cuadernos» de Marx, en las que escri-
be «Cuaderno II. Intercambio simple. Relaciones de los que intercambian. Igualdad.
Libertad, etc. Armonías. (7-9, 10). (Bastiat. Proudhon.) (11-12)/ El Capital. La Cuantía
del Valor. (12) La propiedad y el Capital. (13) El Capital se origina en la circulación. El
valor de cambio [es] contenido» (Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA), 11/2, p. 275).
e.La carta de Marx del 1 de febrero de 1859 a Joseph Weydemeyer, en la que ex-
plicaba: «En estos dos capítulos [el capítulo sobre la mercancía y el capítulo sobre el
dinero o la simple circulación], el socialismo proudhonista ahora de moda en Fran-
cia, que quiere conservar la producción privada, pero organiza el intercambio de
productos privados, es decir, que quiere mercancía, pero no necesita dinero, debe, al
mismo tiempo, ser completamente destruido. El comunismo tiene, ante todo, que
deshacerse del ‹falso hermano›» (Werke, vol. 29, p. 573).
Esta evidencia indica que la edición revisada de los Grundrisse debería publicarse
con los manuscritos desde la parte superior de la p. 8 hasta la mitad de la p. 12 del
Cuaderno II que aparecen en el «Capítulo sobre el Dinero» y no en el «Capítulo sobre
el Capital».
[91]  La transformación del producto en mercancía está relacionada con la
transformación de la fuerza de trabajo en mercancía. Cuando la mayoría de los pro-
ductos, que constituyen los medios de producción y consumo, se han convertido en
mercancías, la fuerza de trabajo se reproduce a través de la compra y el consumo
de los medios de vida, que son mercancías bajo el control de los capitalistas. En ese
punto tenemos la relación capital-trabajo. Si los medios de consumo pertenecieran
a los propios trabajadores, no tendría sentido que los vendieran y luego los volvie-
ran a comprar, porque en primer lugar los necesitan para reproducir sus vidas. De
hecho, los trabajadores están obligados a comprar y consumir los medios de vida
como mercancías porque esos medios de vida les son ajenos.
[92]  Las formaciones económicas precapitalistas sólo se entienden correcta-
mente representa desde el punto de vista del circuito del capital-dinero, que expan-
sión del capital en el mercado mundial. Este manuscrito de los Grundrisse (N 459
línea aparece en Marx 8-515 línea 40, M 367 línea 34-417 línea 21) como «las Formas
ampliadas», sobre las que fundamenta su comprensión materialista de la historia y

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 149


del mundo contemporáneo, tal como se resume en el Prefacio a Una contribución a
la crítica de la economía política de 1859.
[93]  Manuscritos (1844), p. 364.
[94]  Ciencia de la lógica, p. 405, cita parcialmente alterada.
[95]  Ciencia de la lógica, p. 406.
[96]  El Capital, vol. 1, p. 269.
[97]  Ciencia de la lógica, p. 395; cita ampliamente modificada.
[98]  Ciencia de la lógica, p. 398; cita en gran parte modificada.
[99]  Ciencia de la lógica, p. 433.
[100]  Ciencia de la lógica, p. 435; cita parcialmente alterada.
[101]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 444 y ss; Lógica de Hegel, secc. 121-2
[102]  Cf. Sekisuke Mita, Studies of Hegel’s Major Logic (Hegel Daironrigaku
Kenkyu) vol. 2 (Tokio: Otsuki Shoten, 1980), pp. 212-22. Aunque este estudio está lle-
no de sugerencias sobre la relación de los Grundrisse (o de El Capital) con la Lógica
de Hegel, muchas referencias son meramente fragmentarias y no tratan la relación
de forma sistemática.
[103]  Ciencia de la lógica, p. 455; cita ampliamente alterada.
[104]  Cf. «Los dos [contenido y materia] se distinguen entre sí en que, aunque
la materia en sí no carece de forma, se manifiesta indiferentemente con respecto a
cualquier forma que exista, mientras que el contenido es lo que es, sólo en cuanto
incluye en sí la forma desarrollada» (Lógica de Hegel, secc. 133, Z; cita en gran parte
modificada).
[105]  Cf. «[D-M-M-D] Es el primer movimiento en el que el valor de cambio,
como tal, forma el contenido [der Inhalt]; es solo forma [Form], pero también su pro-
pio contenido [Gehalt] (N 253, M 176). Sobre las diferentes maneras en que Marx y
Hegel entienden la «forma como contenido» véase Michael Brie, «Zur Dialektik von
Inhalt und Form in den Grundrissen der Kritsk der politischen Ökonomie», Wissens-
chaftliche Zeitschrift der Humbolt-Universität zur Berlin, XXXII (1983), p. 31.
En la primera edición (1867) de El Capital, vol. 1, Marx escribe: «No es de extrañar
que los economistas hayan pasado por alto la forma-contenido [Forminhalt] de la
expresión del valor relativo (sometidos como están a la influencia de los intereses
materiales), si los lógicos profesionales anteriores a Hegel pasaron por alto incluso
el contenido de la forma [Formgehalt]l en los paradigmas de juicios y silogismos»
(«La mercancía», en Value-Studies by Marx, p. 22).
[106]  Cf. «Aristóteles pensaba que todo lo concreto se compone de dos elemen-
tos [ex amphoin]; es decir, forma y materia. El caso es el mismo con el ser humano.
Se compone de cuerpo y mente, el primero lo entiende como forma, la segunda
como materia. Tiende a comprender los dos juntos, entendiendo la materia o el
cuerpo como posibilidad, y la forma o la mente como realidad» (Kiyoshi Miki, «De la
metafísica en el futuro» («Keijijyogaku no Shorai nitsuite»), en Obras completas de
Kiyoshi Miki (Mai Kiyoshi Zenshu), vol. 5 (Tokio: Iwanami Shoten, 1967), p. 43).
[107]  Cf. Gould, Marx’s social ontology, pp. 45-6, donde confunde el proceso
de trabajo con el proceso de valorización. Sin embargo, Gould discute la relación
Marx-Aristóteles y hace muchas sugerencias valiosas en su libro.
[108]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 555 y ss.
[109]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 499 y ss.

150 HIROSHI UCHIDA


[110]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 513 y ss.
[111]  Véase la crítica de Marx al pseudonaturalismo de Ricardo en los Grundris-
se (N 331, M 246).
[112]  Marx ya había considerado las dificultades en la sección (3) «Las mercan-
cías como producto del capital» en Resultados del proceso inmediato de producción,
en El Capital, vol. 1, pp. 949-75, donde sus Resultados manuscritos están ordenados
como él los escribió. Véase también Value-Studies by Marx, pp. 159-82, donde este
material se edita de acuerdo con las intenciones de Marx tal como se revelan en los
manuscritos.
En la versión original de los Resultados, tal como aparece en los Grundrisse, Marx
discute, en primer lugar, la relación entre el plusvalía relativo y la ganancia, y en se-
gundo lugar, la relación entre el motivo para invertir en maquinaria y los resultados
de tal inversión. Estos dos puntos forman «el doble problema del capital constante»,
que se refiere al problema de la reproducción del capital a través del intercambio (N
439-43, M 350-3).
Este doble problema tiene un profundo efecto en la reordenación de los manus-
critos de los Grundrisse para ajustarlos al «Proyecto de plan de 1859» y en la inter-
pretación del orden en que fueron escritos los manuscritos de la Crítica de la eco-
nomía política 1861-3, especialmente el capítulo 3 «Capital y ganancia». De hecho,
estos manuscritos se escribieron antes de Teorías de la plusvalía y de la sección (8)
«Maquinaria», contrariamente a la versión recién publicada en Marx-Engels Gesam-
tausgabe (MEGA). Cf. Hiroshi Uchida, «El alcance teórico efectivo del doble problema
del capital constante» («Nijyuno Fuhenshihon Mondai no Rironshatei»), Economic
Bulletin of Senshu University (Tokio), vol. 21 (1986).
[113]  Ciencia de la lógica, pp. 518 y ss.
[114]  Manuscritos (1844), p. 324; cita ampliamente modificada.
[115]  Manuscritos (1844), p. 395; cita ampliamente modificada.
[116]  Manuscritos (1844), p. 386; cita parcialmente modificada.
[117]  Fenomenología del espíritu, p. 213; cita parcialmente modificada. Hegel ya
había reconocido la interdependencia de los individuos que surge a través del inter-
cambio de los productos del trabajo, con referencia a La Riqueza de las naciones de
Smith, que tal vez había leído durante su estancia en Berna 1793-6. En su Primera
filosofía del espíritu (1803-4) escribe: «... el hombre ya no elabora lo que él mismo
utiliza, o ya no utiliza lo que él mismo ha elaborado; eso se convierte solo en la po-
sibilidad de su satisfacción en lugar de la satisfacción real de sus necesidades; su
trabajo se convierte en un general formalmente abstracto, en un [factor] singular;
se limita a trabajar para una de sus necesidades, y lo cambia por lo que sea nece-
sario para sus otras necesidades. Su trabajo es por necesidad [en general], es por la
abstracción de una necesidad padecida como en general, no para su necesidad; y la
satisfacción de la totalidad de sus necesidades es un trabajo de todos. Entre la gama
de necesidades del [agente] individual, y su actividad por cuenta de ellas, entra el
trabajo de todo el pueblo, y el trabajo de cualquiera es respecto a su contenido, un
trabajo general de las necesidades de todos, de modo que es apropiado para la satis-
facción de todas sus necesidades; en otras palabras, tiene un valor... la necesidad y el
trabajo se elevan a la forma de la conciencia; se simplifican, pero su simplicidad es
formalmente simplicidad abstracta general... la división del trabajo aumenta la masa

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 151


de (objetos) manufacturados; dieciocho hombres trabajan en una fábrica de alfile-
res inglesa [Smith, (La riqueza de las naciones —HU, p. 8]» (Hegel, Primera filosofía
del espíritu, pp. 247-8; cita parcialmente alterada).
[118]  Martin Nicolaus puede tener razón en su traducción del alemán Versa-
chlichung como «cosificación» (N 160), si es consciente de sus implicaciones. Sin
embargo, da a sachliche Bedingungen dos traducciones: «condiciones objetivas» (N
453) y «condiciones materiales» (N 454), por lo que no está claro si comprende ple-
namente sus implicaciones.
[119]  Cf. «Cuando todas las condiciones de un asunto de interés [alle Bedingun-
gen einer Sache] están completamente presentes, entra en la realidad; la comple-
titud de las condiciones es la totalidad como en el contenido, y el asunto de interés
mismo [die Sache selbst] es este contenido determinado como lo más real posible»
(Ciencia de la lógica, p. 548; cita parcialmente alterada).
[120]  Ciencia de la lógica, pp. 551-2.
[121]  El Capital, vol. 1, pp. 729-30.
[122]  Cf. «Pero el yo es solo el hombre concebido abstractamente, el hombre
producido por la abstracción. El hombre es egoísta [selbstlich]. Sus ojos, sus oídos,
etc., son egoístas; cada una de sus potencias esenciales tiene la propiedad del egoís-
mo. Pero, por lo tanto, es totalmente erróneo decir que la autoconciencia tiene ojos,
oídos, poder esencial» (Manuscritos (1844), p. 387; cita parcialmente alterada). Marx
piensa que lo que Hegel llama «yo» es la conciencia de la propiedad burguesa de
las cosas (Sachen), incluido el propio cuerpo. Cf. Uchida, «The money of the spirit»,
p. 23. Siguiendo con los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) Marx escribe en
los Grundrisse: «[El hombre tiene fuerza de trabajo en la medida en que se denomi-
na capital del trabajador, ya que es un fondo, que no consume en un intercambio
aislado, sino que siempre puede repetir de nuevo durante su vida. Por lo tanto, todo
lo que es capital, es decir, el fondo para un proceso repetido] experimentado por el
mismo sujeto; así, por ejemplo, la sustancia del ojo es el capital de la vista» (N 293,
M 212; el texto entre corchetes se da solo en. Marx-Engels Gesamtasugabe (MEGA),
II/1.1, p. 212). Marx critica la opinión de que la vista, que viene dada al nacer, se toma
por una determinación del capital. Este malentendido perverso ya se había mani-
festado en la teoría de John Locke de que la propiedad se basa en el «propio trabajo».
Locke atribuye la legitimidad de la propiedad privada a que es un resultado del tra-
bajo o actividad del propio cuerpo, algo que Dios otorga imparcialmente a cada ser
humano como propiedad.
[123]  Ciencia de la lógica, p. 567; cita ampliamente modificada.
[124]  Cf. «Por tanto, aunque la causa tiene un efecto y es al mismo tiempo ella
misma efecto, y el efecto no solo tiene una causa sino que es también él mismo cau-
sa, sin embargo el efecto que tiene la causa y el efecto que es la causa son diferentes,
como lo son también la causa que tiene el efecto y la causa que es el efecto» (Ciencia
de la lógica, pp. 565-6).
[125]  El profesor Shiro Sugihara ha establecido que el autor de este panfleto es
Charles Wentworth Dilke (1789-1864); véase su Economics and economists (Keizai-
gaku to Keizaigakusha), (Tokio: Nihonkeizaihyoronsha, 1985), pp. 55 y ss. Véase tam-
bién Sir Charles Wentworth Dilke (1843-1911, nieto del autor), The paper of a critique,

152 HIROSHI UCHIDA


vol. 1 (Londres: John Murray, 1875), pp. 14-15; y Dictionary of national biography, ed. L.
Stephen, vol. XV (Londres: Smith, Elder & Co., 1888), p. 76.
[126]  Cf. Fenomenología del espíritu, pp. 111 y ss.
[127]  N 549-618, M 446-505 constituyen la sección sobre las teorías anteriores
de la plusvalía (Ur-Theorien).
[128]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 650 y ss.
[129]  D-M<Aa +Pm es la notación del presente autor.
[130]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 652 y ss.
[131]  Ciencia de la lógica, p. 488; cita parcialmente modificada.
[132]  Cf. «El lugar de donde procede todo capital, tanto circulante como fijo,
no solo originaria sino continuamente, es la apropiación del trabajo ajeno. Pero
este proceso presupone, como hemos visto, una circulación continua a pequeña
escala, el intercambio de salarios por fuerza de trabajo, o aprovisionamiento» (N
734, M 609).
[133]  »Un capital» es una de las determinaciones del «capital en general» en los
Grundrisse; otras son «la totalidad de diversas determinaciones», «la abstracción de
formas concretas de capital», «el capital total de una nación (capital de toda la so-
ciedad)», etc.
[134]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 653 y ss.
[135]  Podría decirse que el «ardid de la razón» de Hegel, su método para captar
resultados sociales inesperados, se parece al método de Smith. Smith distinguió la
causa eficiente de la causa final cuando consideró los fenómenos sociales y econó-
micos en La teoría de los sentimientos morales y en La riqueza de las naciones.
[136]  El materialismo de Marx puede describirse de la siguiente manera: «La
doctrina de que la naturaleza significa creación y criatura a la vez, y además que la
naturaleza significa la creación de la criatura, es una de las doctrinas tradicionales
de Europa, que deriva de la antigua Grecia. Todo es simultáneamente criatura y está
comprometido en la creación (historia de la naturaleza); los seres humanos son la
esencia de la naturaleza; el entorno natural está humanizado por la naturaleza hu-
mana (creación), que a su vez es resultado de la creación (determinaciones recí-
procas de la historia de la humanidad y de la naturaleza). Una buena comprensión
de esta doctrina es indispensable para entender la ‹naturaleza› o ‹esencia huma-
na› en los Manuscritos económicos y filosóficos (1844)»; véase Yoshihiko Uchida, El
concepto de sociedad en proceso (Shakaininshiki no Ayumi) (Tokio: Iwanami Shoten,
1971), pp. 83-4.
[137]  Cf. Ciencia de la lógica, pp. 629 y ss.
[138]  Queda por investigar hasta qué punto el estudio de Hegel sobre La rique-
za de las naciones ejerció una influencia formativa en la Ciencia de la lógica. El Libro
I de La riqueza de las naciones parece corresponder a la «doctrina del ser» en la Cien-
cia de la lógica, y el Libro II a la «doctrina de la esencia».
[139]  Ciencia de la lógica, p. 447; cita parcialmente modificada.
[140]  Ciencia de la lógica, p. 447; cita parcialmente modificada.
[141]  La concepción de Marx del capital como «una totalidad determinada» o
«un capital» con determinaciones complejas está relacionada con la definición de
Hegel del silogismo como «uno» formado a través de una circulación mediadora.
[142]  El Capital, vol. 1, p. 734.

LOS «GRUNDRISSE» DE MARX Y LA «LÓGICA» DE HEGEL 153


[143]  El lujo está contenido en los medios de consumo del capitalista como
símbolo de clase. La reproducción social del capital, incluidos los lujos capitalistas,
requiere el cambio de «un capital» a «muchos capitales», que es uno de los pun-
tos de transición de los Grundrisse a la Crítica de la economía política 1861-3. En los
Grundrisse «un capital» representa toda la sociedad capitalista, pero cuando se ana-
liza en el proceso de reproducción, representa un sector industrial. Véase el análisis
de Marx del intercambio entre «capital a» y «capital b» (N 730-1, M 606).
[144]  El primer intento de Marx de describir la acumulación primitiva fue en La
ideología alemana, cf. Karl Marx y Friedrich Engels, Die deutsche Ideologie, Primera
parte, Volumen Uno, ed. W. Hiromatsu (Tokio: Kawadeshoboshinsha, 1974), pp. 90-
112. Esta edición se basa en una reevaluación crítica de las principales ediciones
alemanas, incluida la de V. V. Adoratskij, que el profesor Hiromatsu condena como
«una falsificación de facto». El uso de la edición de Hiromatsu es indispensable para
profundizar en el estudio de La ideología alemana.
[145]  Estas transformaciones van acompañadas de la subsunción de los pro-
ductores inmediatos bajo el capital. En los Grundrisse se definen como «formales»
los dos tipos de subsunción siguientes: (a) la subsunción de los pequeños produc-
tores (tejedores e hilanderos) bajo el capital comercial, que produce telas e hilos,
mediante el intercambio de mercancías con los productores, y (b) la subsunción de
los trabajadores asalariados bajo el capital manufacturero. La subsunción de los tra-
bajadores asalariados bajo el sistema de producción mecanizada se define como
«real». En la Crítica de la economía política de Marx 1861-3 se excluye de la «subsun-
ción formal» la conexión entre los productores aparentemente independientes y el
capital comercial a través de una relación de compraventa. Esa alteración se pro-
duce como resultado de la conversión de Marx de captar «un capital», lo que hace
desde el punto de vista del circuito del capital-dinero en los Grundrisse (cf. N 586-7,
M 477 -8; N 853-4, 858-9, M 716-17, 721) a desarrollar «muchos capitales». En la Crí-
tica de la economía política 1861-3 lo hace desde el punto de vista del circuito del
capital-mercancía.
[146]  Cf. «La idea inmediata es la vida. Como alma, la noción se realiza en un
cuerpo, de cuya exterioridad [von dessen Äusserlichkeit]... (Lógica de Hegel, secc. 216).
[147]  Cf. Wataru Hiromatsu, La composición de la teoría de la reificación (Versa-
chlichung)(Busshokaron na Kozu), (Tokio: Iwanami Shoten, 1983), pp. 125 y ss.
[148]  El profesor Kiyoaki Hirata interpreta correctamente el comentario de
Marx sobre saldar «cuentas [abzurechnen] con nuestra antigua conciencia filosófi-
ca [Gewissen]» (del Prefacio a Una contribución a la crítica de la economía política de
1859), cuando escribe que ello no significa anular la conciencia filosófica, sino cua-
drar las cuentas de la conciencia filosófica, cuadrar créditos y débitos. Cf. K. Hirata
(ed.), La historia del pensamiento social (Shakaishisoshi) (Tokio: Seirinshoin Shinsha,
1979), p. 342. Si el alemán abzurechnen significa «anular», ¿por qué Marx sigue estu-
diando las obras de Hegel, incluida la Lógica, después de 1859?

154 HIROSHI UCHIDA


AL LECTOR
La Editorial quedará muy agradecida si le comunica
su opinión de este libro que le ofrecemos, informa de
erratas, problemas en la traducción, presentación o de
algún aspecto técnico, así como cualquier sugerencia que
pudiera tener para futuras publicaciones.
Los Grundrisse de Marx son reconocidos como el vínculo vital entre la
obra temprana y tardía de Marx. También es un texto crucial para diluci-
dar la deuda de Marx con el filósofo idealista G. W. F. Hegel.
Este libro es el primer estudio completo de esa relación, en un minucioso
análisis textual que hace explícitas las conexiones y también las relacio-
nes de los Grundrisse con las obras de Adam Smith y Aristóteles.
Este libro sostiene que la crítica de Marx a la economía política y su crí-
tica a Hegel están doblemente interrelacionadas. No solo adaptó Marx la
lógica hegeliana para analizar las categorías económicas cruciales para
la sociedad moderna, sino que se argumenta que esas mismas categorías
lógicas eran vistas como reflejos de los procesos productivos de la socie-
dad comercial contemporánea.
Uchida revela una estructura conceptual común al mundo aparentemen-
te enrarecido de la lógica conceptual hegeliana y al mundo supuestamen-
te común de la ciencia económica. Demostrar esto es un logro considera-
ble, y nos permite considerar precisamente lo que es valioso hoy en día
en el comentario crítico de Marx sobre esta estructura conceptual y sobre
el tipo de sociedad en la que se manifiesta. El tema de Uchida, como el de
Marx, es «la fuerza del capital sobre la vida moderna».

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