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URBANIZACIÓN Y DESPOBLACIÓN,

DEL ARTE Y DEL TERRITORIO

Ponencia de Fernando Ggarcía


en el III Encuentro del Foro Arte&Territorio.
Espacio Tangente (Burgos), 6 de mayo de 2017
URBANIZACIÓN Y DESPOBLACIÓN, DEL ARTE Y DEL TERRITORIO

Estoy muy agradecido a Espacio Tangente y a su proyecto Nodos Territoriales por invitarme a
participar en este encuentro.
A modo de preámbulo, vamos a ver un pequeño vídeo que sirve de presentación al proyecto “In
memoriam communitatis”, que es uno de los seleccionados por Nodos Territoriales y el Laboratorio
987 del MUSAC, en este caso para actuar en el territorio de Las Loras, territorio con el que tengo
un compromiso especial, adquirido desde hace más de una década, cuando iniciamos el proyecto del
Geoparque Las Loras, que, como sabéis, en breve tendrá su reconocimiento formal por la
UNESCO, como geoparque mundial.
El Geoparque y Espacio Tangente tienen un viejo vínculo entre sí, que fue la organización de un
primer Taller de Paisaje en Aguilar de Campoo. Quienes actualmente formamos parte del equipo del
geoparque tenemos el propósito de darle continuidad y profundizar en esa dirección, promoviendo
un espacio de creatividad artística, como un nodo más del Foro Arte y Territorio, en torno a la
cultura que es expresión del vínculo que une a la población con su territorio.

-Proyección del vídeo “In memoriam communitatis”


-Diapo 1. Programa de la intervención en el despoblado de Ceniceros

Quedáis invitados a venir a Ceniceros el próximo día 20 de mayo.

El título de esta ponencia


-Diapo 2
Aunque hablaremos de arte y de territorio, en el fondo esta ponencia trata del olvido, más
concretamente del olvido de la historia que ya fuera profetizado por Francis Fukuyama en 1989, en
un ensayo en el que el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas es identificado como fin de
la historia. Según Fukiyama la disolución del comunismo dejaría como única opción viable la de la
democracia liberal, convertida en pensamiento único, una vez que las ideologías son ya
completamente prescindibles, al ser sustituidas por la economía.
En gran medida acertó en su profecía, porque, por ejemplo aquí, en España, impera la sensación de
que la historia tuvo su inicio con la constitución de 1978 y que, como mucho, podría ser alargado su
inicio con un breve preámbulo, prehistórico, reducido al franquismo y, como mucho, hasta la
segunda república. Más atrás parece que no hubo historia, como tampoco parece que vaya a haberla
más adelante, porque el futuro se ha impuesto como un presente contínuo, con vocación de
eternidad.

Lo que me propongo ahora es hacer una breve reflexión en torno al arte y el territorio, y acerca de
su estrecha relación, en un intento de escudriñar su significación actual. Me apresuro a decir que lo
que diré es mi visión personal y que no representa a nadie más.
Reivindico la reflexión personal como expresión del libre pensamiento, necesariamente individual y
necesariamente autónoma. Creo que sin libertad de pensamiento todo trabajo (incluido el colectivo)
acaba siendo pobre.

Todo ésto viene a cuento porque una de las tesis que fundamentan mi reflexión es que precisamente
la liquidación de la libertad de conciencia es el producto estrella, el mayor logro estratégico de la
actual civilización capitalista; y que sólo a partir del exterminio de la libertad de conciencia se
puede entender la deriva totalitaria y autodestructiva que, desde mi punto de vista, sigue nuestro
humano mundo...Por ahora, sólo pretendo esbozar un apunte de respuesta a esta primera pregunta:
¿arte y territorio han llegado al límite de sus contradicciones?...

El mapa no es el territorio
-Diapo 3

La imagen es, en este caso, un mapa que representa un territorio. El mapa es un arte que representa
algo, un objeto, un territorio en este caso, que pudiera ser más o menos real, que incluso pudiera ser
imaginado.
En todo caso, la representación es real en sí misma, es esa imagen que adquiere realidad al margen
de si es verdad o no. Así, la verdad y su imagen pueden ser tan igualmente reales como
radicalmente diferentes.
-Diapo 4

A la práctica del arte le convendría un poco de modestia, porque sólo puede aspirar a elaborar una
imagen, una representación de la verdad y nunca la verdad misma. Y, por tanto, el máximo del arte
sería una evocación de la verdad. En este punto, arte y política confluyen en su mal uso, cuando el
arte y la política pretenden sustituir la vida por su representación, por su imagen, cuando tratan la
vida como objeto y no como sujeto.

El botijo como arte y como territorio


-Diapo 5

Desde mucho antes que existiera la teoría y la crítica del arte, de siempre conocimos la relación
directa entre arte y trabajo, el arte como producto del trabajo humano. De siempre hemos sabido
que la obra de arte es, antes que otra cosa, un trabajo bien hecho, más cuanto más apunta a su
perfección; y más aún cuando posee esa cualidad estética y moral a la que llamamos belleza.
Recurro aquí a un texto que habla del cambio de paradigma sobre la práctica artística al que
estamos asistiendo, es el texto de un hacker y bloguero por el que profeso tanta admiración como
discrepancia. Es un texto reciente de David de Ugarte, “Arte sin artistas”:

“Tampoco se trataría de crear estructuras cerradas de creación. Sino desde lo micro y desde la
autonomía de los grupos en los que cada persona realiza su vida cotidiana, conectarse a otros
grupos, formar parte de una red distribuida y descentralizada en la que las ideas, creaciones,
vivencias y conocimiento fluyan con libertad, y en la que cibernéticamente cada grupo fabrique su
identidad y su sentido, sin autarquías ni esencias universales o fundamentalistas. Para lo cual,
resulta imprescindible que ese inmaterial del conocimiento y de la creación, que los saberes
populares y particulares no estén sujetos a apropiación privada.

En este punto extrae las siguientes palabras de la película “Paterson” :


“Nada es original. Roba de cualquier lado que resuene con inspiración o que impulse tu
imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías,
poemas, sueños, conversaciones aleatorias, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles,
nubes, masas de agua, luces y sombras. Selecciona sólo cosas para robar, que hablen directamente
a tu alma. Si haces ésto, tu trabajo (y tu robo) serán auténticos. La autenticidad es incalculable; la
originalidad es inexistente. Y no te molestes en ocultar tu robo, celébralo si tienes ganas. En
cualquier caso, siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard: “No es de donde sacas las cosas,
es en donde las pones”.

“Aquí se sitúa realmente la frontera del arte, la línea difusa y permeable en la que se está
produciendo el proceso de transformación del viejo sistema del arte por un nuevo tipo de
experiencia artística en la que ojalá las obras clásicas, el gran arte y la cultura vinculada a él,
dejen de tener patente de corso sobre la libertad creativa de las personas”.

La silla de ARCO
-Diapo 6

En su blog, dice el dibujante Ernesto Rodera: “Me gustaría que me asombrara la magia en donde
no discierno más que rutina o sandez. Ser entretenido por objetos engendrados, no creados. Como
el Cristo. No imaginármelo, como el resto de entes, con la forma de una criatura previamente
mecanografiada. Es en la vuelta donde la gente se mide o crece o madura. Ir es fácil. Es
inconsciente. Es inevitable. Los viajes de Ulises o el Hijo Pródigo son retornos. Resulta más difícil
y peligroso bajar una montaña que subirla. Así funciona el mecanismo de la memoria: solo
sufrimos o gozamos por comparación. Después de una larga abstinencia todo alimento es golosina,
toda agua es elixir y cualquier acto sexual, por precario que resulte, nos parece las delicias del
Kama Sutra. Quiero volver. Lo que es difícil, claro, cuando no se ha ido a ningún sitio”.

Y yo me permito apostillar: ¡cuidado con la perfección en el arte, que también decimos de un


crimen que es perfecto cuando está bien ejecutado!
-Diapos 7, 8 y 9
Berger y Agamben
-Diapo 10

Jonh Berger había abandonado el arte, según sus propias palabras, “porque pintar cuadros no era
una manera lo suficientemente directa de luchar contra las armas nucleares”. En “Páginas de la
herida” escribía: “Todos los artistas modernos han creído que sus innovaciones ofrecían una visión
más próxima a la realidad, una manera de hacer la realidad más evidente. Es aquí, y solamente
aquí -en ese lugar y en ese instante-, donde el artista moderno y el revolucionario se han
encontrado, a veces, codo con codo”.

-Diapo 11

Giorgio Agamben sentenciaba así el fracaso del pensamiento contemporáneo que, a la postre, es el
sustento del arte (en éste como en cualquier otro momento de la historia):

“Convirtiéndose en mercancía, el arte de la civilización capitalista ha topado con el límite de sus


contradicciones. Ha sido expropiado, desposeído de su territorio propio y ha creado un monstruo,
el artista, que ya no es él ni su obra, sino una marca. Su trabajo y su producto, en paralelo a los
del campesino, al verse desarraigado, asalariado, separado del resultado de su obra, ha sido
mercantilizado y con él toda su vida es ya una mercancía que pugna en el mercado del arte por ser
una marca”.
Desarraigo, emigración, despoblación

-Diapos 12 y 13

Pienso que éste es el rasgo más definitorio de nuestro tiempo: el desarraigo. El individuo
urbanizado y desarraigado es el producto estrella de la civilización capitalista. Desarraigado del
producto de su trabajo y del trabajo mismo, el individuo urbanizado es un ciudadano desarraigado
que ha perdido los vínculos esenciales (con la naturaleza y con la comunidad) que durante miles de
años otorgaron sentido a su existencia. Este es, a mi entender, el más grave de entre todos los costes
ocultos del llamado “progreso”, impuesto como pensamiento único y hegemónico, como nueva
religión económica, que tiene depositada toda su fe en el crecimiento ilimitado y el desarrollismo
tecnológico.

-Diapos 14 y 15

Es el desarraigo de millones de personas, forzadas a abandonar sus comunidades y territorios de


origen, cualquiera que sea la razón, sea la guerra o la pobreza (que vienen a ser la misma causa)...es
el desarraigo y el inmenso dolor que lo acompaña.
Pero en el contradictorio y confuso tiempo que vivimos, el dolor del desarraigo no es menos
contradictorio, porque no es menos doloroso el desarraigo de aquellos que no emigraron y que se
sienten atrapados en su propia tierra, ese desarraigo de aquellos que quisieron emigrar pero no se
sintieron capaces. Lo vemos en nuestra propia tierra, aquí, en nuestros pueblos, gente arrepentida
de no haber emigrado, de no haber escapado a tiempo..., ese desarraigo es aún peor y, si cabe, es
aún más doloroso y más dañino a largo plazo.
Abundancia y belleza
-Diapo 16

La despoblación del territorio no es el problema, al menos no lo es para la Tierra ni para la Vida,


que tienen su continuidad asegurada por muchos miles, millones, de años más.. La vida, la
abundancia y la belleza seguirían prosperando en la Tierra aunque desapareciera la especie humana.

-Diapo 17

El problema es sólo humano, consiste en ese desarraigo del individuo y del conjunto de la especie
humana, respecto de la Tierra y respecto de la vida.

-Diapo 18
El problema es la civilización que produce ese desarraigo, esa separación brutal del individuo
respecto de sí mismo (al verse privado de libertad de conciencia), respecto de la naturaleza (al verse
privado de la abundancia, la que produce la naturaleza y la resultante de su trabajo), privado del
producto de su trabajo, privado del sentido trascendente y comunitario de la vida, convertido en un
ser débil e irresponsable, cuya vida es absolutamente dependiente, cuya existencia ha sido
transformada en obsoleta e intrascendente, perfectamente prescindible, manipulable y recambiable
en el mercado de trabajo, como cualquier otra mercancía, intercambiable y prescindible en la lista
de electores y contribuyentes a la hacienda del Estado, una existencia tan perfectamente anónima
como irrelevante, sólo un dato más, en cualquier lista de clientes y consumidores, de bancos o
supermercados.

Contra el olvido de la historia

-Diapo 19

Se dice que no hay peor enfermedad que el alzheimer, que el olvido de la propia historia. Que la
vida no se sostiene sin esa memoria. Y se dice con razón que el dolor que produce lo es, sobre todo,
para quienes conviven con el individuo enfermo de alzheimer, más que para él mismo, que junto
con la memoria también ha perdido la consciencia de su enfermedad y de su propio dolor.

Se olvida la historia - y además se falsifica- cuando, por ejemplo, es simplificado el relato de la


época altomedieval, al menos seis siglos de historia despachados, reducidos, etiquetados como
“oscuro tiempo feudal”. Sólo puede ser deliberado el olvido de que en paralelo al feudalismo existió
una sociedad campesina que se autogobernaba en concejo, en asamblea de iguales, tanto en aldeas
como en ciudades...y que eso sucedió durante muchos siglos a partir del VI...y que su huella ha
llegado hasta nuestros días, como mínimos residuos de vida y autogobierno comunal.
Se olvida que junto al dominio territorial de monarcas, de señores feudales y eclesiásticos, existió
un enorme dominio comunal, una enorme extensión de tierras y bienes comunales que fueron
sistemática y violentamente expropiados por los estados emergentes de la revolución industrial y
burguesa, que inauguraban la modernidad. Se olvida que fue la Constitución Liberal de 1812 la que
institucionalizó esa expropiación histórica, se olvida que los comunales y la democracia en concejo
han perdurado en el mundo campesino tradicional hasta llegar a nuestros días, eso sí, como una
mínima y desvaída sombra del pasado.
De igual modo, se olvida la significación revolucionaria que tuvo el monacato cristiano durante
siglos, su práctica del trabajo y de la vida comunitaria, su modelo de vida alternativa, que sirvió de
ejemplo al pueblo campesino...y es más grave ese olvido cuando viene del progresismo
reaccionario, que mete toda la historia humana en un mismo y simple saco de materialismo
histórico. Se olvidan las numerosas rebeliones campesinas en defensa del territorio y los comunales,
en defensa de su libertad y autonomía, incluso se olvida que en la guerra civil hubo un tercer frente,
campesino y libertario, combatido igualmente por la Guardia Civil de la II República como por el
Ejército franquista...Son demasiados y muy importantes olvidos para no ser deliberados.

-Diapo 20

Se olvida que el gran éxodo rural hacia las ciudades comenzó en Europa a mediados del siglo XIX y
que al empezar el siglo XX, en un país tan agrícola como Francia sólo quedaban ocho millones de
campesinos de entre un total de 41 millones de habitantes.
El pueblo deshabitado y abandonado ha sido casi siempre, y lo es hoy con toda certeza, una
característica del medio rural: representa el escenario de los que no han sobrevivido.
Ellos, los campesinos, los que pueden alimentarse a sí mismos, siempre se han visto obligados a
alimentar a los demás. Tal injusticia no puede haber existido siempre, todas las revueltas
campesinas espontáneas tuvieron siempre como objetivo la restauración de una sociedad justa e
igualitaria. El paraíso, tal como hoy lo entendemos, fue seguramente invención de una clase social
desocupada, porque en el sueño campesino, el trabajo no deja de ser necesario y es condición de la
igualdad.

La profecía de Francis Fukiyama

-Diapo 21
“Vencido el comunismo, hemos llegado al fin de la historia”. No hay más evolución posible. Y el
pasado es innecesario, ya sólo existe un presente contínuo, un mundo de progreso perpetuo, de
crecimiento económico y tecnológico ilimitado, ...ya sólo queda espacio para este pensamiento
único.

-Diapo 22

No caben en esta comunicación todos los olvidos que nos han traído hasta el momento en que
vivimos. A mayores de los olvidos ya mencionados, cabría remontarse a tiempos mucho más
remotos. Se olvida, por ejemplo, que la agricultura creó la primera ciudad. Que los primeros
ciudadanos fueron campesinos de Mesopotamia, antíguos recolectores y cazadores que con la
experiencia de los siglos aprendieron a cultivar la tierra y a criar ganado en un lugar al que llamaron
Ur, urbe, ciudad. Que dejaron su deambular errante por la tierra en busca de recursos con los que
poder subsistir y reproducirse. Lo más probable es que se hicieran sedentarios por un elemental
sentido de progreso, tras acumular un enorme conocimiento extraído de su experiencia de siglos en
su relación con la naturaleza. Lo más probable es que aquellos campesinos, antes recolectores y
cazadores nómadas, no se sintieran desarraigados en un mundo que hasta entonces habían
compartido con sus iguales, sin sentido de propiedad. Durante miles de años habían aprendido de la
naturaleza el modo en que ésta producía abundancia y el modo en que ésta podía ser reproducida.

-Diapo 23

Hace diez mil años abandonaron aquella vida errante. Y hoy vemos cómo gran parte de los
humanos que hoy pueblan la tierra vuelven a tener una vida igualmente errante, vuelven a ser
recolectores y cazadores nómadas, ahora errantes y desarraigados a la fuerza, compitiendo
ferozmente a escala global, por los recursos financieros unos pocos (los que dominan el mundo), o
por un mínimo salario de subsistencia otros (la inmensa mayoría).Cuando así lo vemos, como
mínimo no podemos sino sospechar que lo que llamamos modernidad no es progreso sino
“regreso”, un colosal paso hacia atrás.
Si hay alguien que representa al completo el espíritu que mueve al foro Arte y Territorio ese es Jonh
Berger, ya fallecido, artista y crítico de arte, agitador cultural y campesino, que hizo de su vida y
obra una reflexión constante sobre el arte y el territorio:

“Los campesinos del siglo XIX eran todavía una clase de supervivientes, con la diferencia de que
aquellos que desaparecían ya no eran los que huían o morían a resultas de las hambrunas y las
pestes, sino los que se veían forzados a abandonar el pueblo para convertirse en asalariados”.

Decía Jonh Berger, refiriéndose al tránsito del siglo XIX al XX, cuando las revoluciones y las tropas
disparando a las masas estaban a la orden del día en toda la Europa central y oriental, que

“Nunca antes había habido tanta gente desarraigada. La emigración, forzada o escogida, a través
de fronteras nacionales o del pueblo a la capital, es la experiencia que mejor define nuestro
tiempo, su quintaesencia. El inicio del mercado de esclavos en el siglo XVI profetizaba ya ese
transporte de hombres (y mujeres) que, a una escala sin precedentes y con un nuevo tipo de
violencia, exigirían más tarde la industrialización y el capitalismo”.

Un pequeño poema abre la segunda parte de su libro “Un séptimo hombre”, dice así:

“Esta ciudad es excepcional.


La construyeron vertical
y no se apoya en la tierra”

En “Puerca tierra” habla de los que lograron quedarse o no pudieron irse, sobre quienes siguieron
apegados a sus tierras mientras una exótica civilización paralela surgía a pocos kilómetros de sus
casas. “Una vez en Europa” trata de aquellos a los que no obligaron a irse a sangre y fuego, sino que
abandonaron el campo en un melancólico goteo carente de heroicidad.
En “Lila y Flag” acompaña a los que llegaron a la metrópolis, tarde para el fordismo, la
escolarización y la seguridad social, y justo a tiempo para la cárcel, la delincuencia y la
marginación.
En Puerca tierra, Jonh Berger acompaña y describe la existencia de esos millones de cuerpos que se
cruzan, solos en la ciudad, donde aún reverbera una silenciosa inercia milenaria y campesina, una
memoria de antíguos tiempos, donde se expresa una sentencia que suscribo al completo:

“Despachar la experiencia campesina como algo que pertenece al pasado y es irrelevante para la
vida moderna; imaginar que miles de años de cultura campesina no dejan una herencia para el
futuro, sencillamente porque ésta cultura casi nunca ha tomado la forma de objetos perdurables;
seguir manteniendo, como se ha mantenido durante estos últimos siglos, que es algo marginal a la
civilización; todo ello es negar el valor de demasiada historia y de demasiadas vidas. No se puede
tachar una parte de la historia como el que traza una raya sobre una cuenta saldada”.

Aquella primera ciudad, Ur, era un pueblo grande. Pero todo pueblo ya fue una ciudad desde el
primero momento. Pueblo y ciudad, hoy como ayer, son el mismo proyecto irrealizado de sociedad
en convivencia, en comunidad con la tierra y con los iguales. En esencia, su única diferencia sería
de tamaño, condicionado éste a los recursos disponibles en el territorio habitado.
Repoblar es necesario, pero no suficiente

Diapo 24

La gran ciudad masificada, producto del Estado y del Mercado, es hoy enemiga de ese proyecto
ancestral, es enemiga del territorio, de la naturaleza y de la comunidad. Me rebelo contra los
proyectos institucionales de un medio rural subsidiario y funcional a los intereses de la gran ciudad.
Coincido plenamente con la sentencia antidesarrollista de Miguel Amorós cuando afirma que el
territorio y no la clase social, es el nuevo campo de batalla en la lucha por la emancipación.
Hoy es el escenario de la ancestral y permanente confrontación entre el pensamiento autónomo
(democrático) y el pensamiento heterónomo (totalitario).

-Diapo 25

No basta con repoblar el campo y deshabitar las ciudades masificadas, no basta un trasvase
meramente cuantitativo. No basta con reconstruir casas y aumentar el padrón municipal, con
subvencionar la vivienda a nuevos pobladores y ofrecer subsidios o rentas básicas. Nada de eso
servirá por sí solo para solucionar el DESARRAIGO que está en el origen profundo de la
despoblación rural como de la masificación urbana.
-Diapo 26

No bastará, sin rescatar los comunales universales que son el conocimiento y el territorio.
No sin revertir la privatización del Conocimiento (del que forma parte la experiencia creativa
humana, el arte), no sin revertir la privatización del planeta Tierra (de la que forman parte los
territorios habitados).
No sin revertir su expropiación, forzada a lo largo de muchos siglos y consolidada en los tres
últimos, los de la civilización estatal-capitalista.
No sin reconstruir la individualidad y la comunidad que han sido sistemáticamente aniquiladas por
la modernidad industrial y mercantil, colonial y estatal, totalitaria y militar en esencia.

Epílogo

-Diapo 27

No quiero añadir mucho más, permitidme un breve epílogo para hablar del territorio que media
entre mi casa y esta ciudad de Burgos. Son Las Loras, un territorio de siempre escasamente
habitado, que desde hace mucho tiempo sigue perdiendo población, que ya tiene demasiados
pueblos vacíos de gente y muchos más amenazados de lo mismo.
-Diapo 28

Entre Burgos y mi casa existe un territorio casi despoblado, que tiene más de doscientos millones de
años de historia grande, iniciada en el fondo de un antíguo océano. La mayor parte de su historia el
territorio estuvo deshabitado. Entonces, ni los ríos ni los montes tenían nombre, que una vez
habitados son siempre los primeros en tenerlo: Ebro, río de los iberos, Peña Amaya, Monte
Bernorio, de las tribus cántabras y luego romanas (como el río Pisuerga, Pisoraca); y alguien le
puso Odra a otro río, el mismo nombre que a un río de Polonia, el Oder...¿acaso los que le pusieron
ese nombre venían de allí?, ¿o es que hubo una lengua común hablada en toda Europa hace muchos
siglos?...

-Diapo 29

En la península ibérica todos los lugares que se llaman Loras son como castillos, grandes mesas de
piedra, fortalezas naturales, habitadas sólo para la defensa. Los romanos llamaron “lauras” a
algunas de esas fortalezas naturales, lauras de laureadas, por invictas, tal era su cualidad defensiva.
Y los árabes pronunciaban “lawras” cuando a ellas se referían.Y nosotros decimos Loras, en
castellano, que según creo, viene del latín “laura” y del árabe “lawra”.
-Diapos 30, 31, 32, 33, 34

-Diapos 35, 36, 37, 38 y 39

...Pues eso, que hoy, como antaño, Las Loras siguen siendo un territorio a defender, en heroica
resistencia frente al abandono y frente a su propia decadencia.
-Diapo 40

Voy terminando...A este poema de las casas sin vida, de Alfredo Reyes, amigo y poeta canario, le
quiero añadir una modesta propuesta programática, política y poética:

-Diapo 41 (28+29)

Re-conocer la Tierra

Para no olvidar que por millones de años los lugares estuvieron deshabitados. Que aunque había
montañas y llanuras por donde corrían las aguas de los ríos, éstos vagaban por la tierra hasta morir
en la mar, sin historia y sin nombre.
Para profundizar en la geología híbrida de rocas y palabras, amontonadas en estratos que componen
épocas y cuentan historias, que se olvidan y renuevan, como leyendas, sedimentos de la memoria al
fin y al cabo.
Para saber que existe un río en Las Loras con el nombre bíblico de Jordán, afluente del Brullés...y
otro que se llama Odra, al igual que en polaco y en checo llaman al río Oder.
Que sólo los nombres de los ríos sobreviven a los estragos-estratos de la historia. Y que aún siguen
vivos, desde el día en que un clan del paleolítico llegó al lugar y le puso nombre a los ríos de
Europa...como Úr-bel, que decían los iberos, el río (ur) de aguas oscuras (beltz)

Re-conocer la Tierra
Para aprender de sus misterios, de los bichos marinos incrustados en las peñas, de los fértiles pastos
que inundan vallejos y laderas, de los cerrados montes privados de encinas, de cabras y ovejas, de
los pueblos con dos iglesias y ninguna cantina...¿cómo pudieron plegarse los páramos hechos de
piedra?, ¿cómo surgieron del fondo oceánico y se alzaron aquí, todavía hoy, a más de cien
kilómetros de la playa más cercana?, ¿y porqué dejamos que se cerraran las escuelas?...
Para comprender nuestro sitio en el mundo, en la Tierra pequeña que compartimos con nuestros
vecinos y paisanos, en la Tierra grande que compartimos con todos los seres vivos.

Re-conocer la Tierra
En los trabajos otoñales que preparan los campos para el invierno, en los cuidados tejados de las
casas, las que ya humean llegando la tarde, las que permanecen habitadas al abrigo de las peñas, las
que, a pesar de todo, nos anuncian su modesta celebración de la vida

Re-conocer la Tierra
... Y reiniciar la vida, estrenarla cada nuevo día, con esa sabiduría recién adquirida

Re-conocer la Tierra
Para averiguar sus honduras...de dónde y porqué brotan bajo las peñas los manantiales y las aldeas

Re-conocer la Tierra
Para hallar la raíz común de las palabras...país, paisaje, paisanía...
Para, sin olvido de la historia, reinventar nuevos presentes y futuros

-Diapo 42

Muchas gracias por vuestra atención.

Fernando Ggarcía
www.blognanin.blogspot.com

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