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El Museo Judío de Berlín diseñado por Daniel Libeskind presenta tres ejes axiales para guiar el recorrido de los visitantes. La entrada se encuentra dentro de un edificio barroco y conduce a través de una escalera descendente de 12 metros. El eje del exilio se manifiesta como un laberinto inclinado que dificulta el desplazamiento para representar la violencia y el exilio.
El Museo Judío de Berlín diseñado por Daniel Libeskind presenta tres ejes axiales para guiar el recorrido de los visitantes. La entrada se encuentra dentro de un edificio barroco y conduce a través de una escalera descendente de 12 metros. El eje del exilio se manifiesta como un laberinto inclinado que dificulta el desplazamiento para representar la violencia y el exilio.
El Museo Judío de Berlín diseñado por Daniel Libeskind presenta tres ejes axiales para guiar el recorrido de los visitantes. La entrada se encuentra dentro de un edificio barroco y conduce a través de una escalera descendente de 12 metros. El eje del exilio se manifiesta como un laberinto inclinado que dificulta el desplazamiento para representar la violencia y el exilio.
Daniela A. Botina Paz Los elementos naturales ocultan el proyecto con el fin de no imponerse en el contexto. La altura respeta las construcciones adyacentes siendo discreto.
No se enmarca una entrada.
La entrada se encuentra dentro del edificio barroco en donde a través de una escalera se desciende 12 metros. La composición es una línea continua que se quiebra, encarnando así la violencia.
Presenta tres ejes axiales para su
recorrido. Encuentro de los tres ejes señalados por la luz que enmarca una dirección.
La proporción y el contraste de luz
y sombra es crucial en el recorrido. El eje de la continuidad. Se encuentra una escalera que asciende representando la libertad.
El espacio se amplia verticalmente.
La luz natural tiene un alto contenido simbólico. El eje del exilio se presenta como un laberinto.