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Anonimo Aborto PDF
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INTRODUCCION.
II.1 LA EUTANASIA.
II.2 EL ABORTO Y LA EUTANASIA.
II.3 EL SUICIDIO.
II.4 LA PENA DE MUERTE.
CONCLUSIONES.
FUENTES CONSULTADAS.
―Muchas de las cosas que hemos menester tienen espera. El niño no; él está
haciendo ahora mismo sus huesos, creando su sangre y ensayando sus
sentidos... A él no se le puede responder mañana... él se llama ¡ahora!‖
Gabriela Mistral
INTRODUCCION
Entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto
procurado presenta características que lo hacen grave e ignominioso. Actualmente
la percepción de su gravedad se ha ido debilitando en la conciencia de muchos.
La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma Ley
es señal evidente de una crisis moral, que cada vez es incapaz de distinguir entre
el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida.
Ante una situación tan grave se requiere el valor de mirar de frente a la verdad y
de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o
a la tentación del autoengaño. La gravedad moral del aborto procurando se
manifiesta en toda su verdad si se percibe que se trata de un homicidio
considerando las circunstancias específicas que lo cualifican. Quien es eliminando
es un ser humano que comienza a vivir, es decir, lo más inocente que se puede
imaginar: ¡JAMÁS PODRÁ SER CONSIDERADO AGRESOR Y MENOS AÚN UN
INJUSTO AGRESOR!.
Ahora, términos como amor, libertad, entrega sincera e incluso persona, derechos
de la persona y otros, ya no significan lo que realmente por su naturaleza son.
Solamente si la verdad sobre la libertad, la comunión y la comunicación de los
esposos en el matrimonio y entre los miembros de la familia recuperan sus valores
en el esplendor de la verdad, empezará la edificación de una civilización del amor.
Sólo la verdad prepara para un autentico amor. El amor reducido sólo a la
búsqueda de placer o a un reciproco uso del hombre y de la mujer hace a las
personas esclavas de sus debilidades. Ciertos programas culturales modernos
favorecen esta esclavitud, juegan con las debilidades del hombre haciéndolo más
débil e indefenso. Para que estas debilidades se fortalezcan, la familia necesita
recurrir a las fuentes de vida, amor y perdón, que tenemos cerca de nosotros, para
evitar que ideologías e intereses ajenos a la familia la destruyan.
CAPITULO I
EL DERECHO A LA VIDA DE LAS PERSONAS
CAPITULO I
Lo más valioso que posee el hombre es la vida, y lo es aún por encima de sus
derechos personales. El valor de la Vida Humana es tan grande, que se le califica
como ―divina‖, aunque se debe reconocer que tiene limitaciones propias de su
condición de humana. Desde hace siglos los filósofos han afirmado lo anterior, así
tenemos a Séneca que asevera: ―Homo sacra res homini‖ -el hombre es cosa
sagrada para el hombre; y Aristóteles lo reitera diciendo que: ―El embrión humano
es algo divino, en tanto que es un hombre en potencia.‖
La vida humana es sagrada al menos por tres razones: por su origen, por su
naturaleza y por su fin o destino. La divinidad de la vida humana en lo que se
refiere a su origen, se conoce gracias a la lectura del Génesis, donde se narra
además de la creación del universo, cómo Dios formó al hombre a imagen y
semejanza suya, modelando una porción de arcilla, sobre la que luego sopló,
infundiéndole un aliento de vida: el espíritu inmortal. Así, el hombre no es
solamente materia, aunque la materia sea uno de sus componentes; goza de un
alma espiritual, irreducible a lo corpóreo.
El cuerpo del hombre no es como el de los demás miembros del reino animal
porque es personal, con características específicas, y se distingue de las demás
criaturas en que tiene un alma espiritual, la cual, desde el momento de la
concepción, rige todo el desarrollo del embrión y lo llevará a la perfección humana
que puede alcanzar en la tierra. Las almas son creadas directamente por Dios, sin
intermediarios. Entratándose de la generación humana, las criaturas son causa
unas de otras, pero el origen de cada persona humana es muy singular, mientras
los padres engendran poniendo la base material, biológica, a la vez Dios crea
produciendo de la nada el alma espiritual y la infunde en el minúsculo cuerpo
engendrado por los progenitores; de tal modo que es muchísimo mayor la obra de
Dios que la obra del hombre. Por esto cabe decir con todo rigor que cada vida
humana es sagrada, pues desde su comienzo compromete la acción del Creador.
Todos los seres humanos deberían valorar la individualidad de cada una de las
personas como seres únicos e irrepetibles. Las actitudes hostiles a la natalidad
son in-humanas, y absolutamente extrañas a la naturaleza humana. Se requiere
haber perdido de vista lo que el hombre es y el sentido de la vida, para caer en
esa suerte de nihilismo que prefiere la nada al ser; o suscribir el paradójico
hedonismo que desprecia los bienes eternos por mantener, a toda costa, algunas
comodidades provisionales. El problema de la natalidad, hay que considerarlo por
encima de las perspectivas parciales de orden biológico o sociológico, a la luz de
una visión integral del hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena, sino
también sobrenatural y eterna.[1]
Por lo anterior es que se afirma que el infanticidio, el fratricidio, el parricidio y el
homicidio del cónyuge son crímenes especialmente graves a causa de los
vínculos naturales que rompen, y las preocupaciones de eugenismo o de salud
pública no pueden justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las
propias autoridades. El Estado busca como fin esencial el bien común, y la razón
jurídica nos explica que debe defender la vida de los miembros de la sociedad de
manera absoluta y positiva, es por eso que debe a través de sus leyes hacerle eco
a la comprensión y la compasión que necesita una persona cuando se ve envuelta
en una situación límite, de la cual cree salir solamente matando o matándose, y
entonces considera el aborto o la eutanasia como su mejor o única opción. Si se
legalizan estas situaciones, el Estado se convierte en cómplice de un asesinato.
No hay vida humana inútil, por más que las apariencias sugieran lo contrario.
Toda persona, cualquiera que sea su estado físico o psíquico, está eternamente
llamada a ser feliz en la tierra y en el cielo. Aunque cueste entenderlo, también el
dolor conduce a la felicidad si se encamina al bien de los que le aman. Si una
tribulación pasajera y liviana, produce un inmenso e incalculable tesoro de gloria,
¿Qué decir, pues, de una tribulación grave y duradera, como puede ser una vida
con graves deficiencias físicas o psíquicas, tanto para quien la sufre como para
quienes han de protegerla y mimarla? No hay palabras que expresen su grandeza
y el honor eterno que alcanzarán. No se pueden comparar los sufrimientos de esta
vida presente con la gloria futura que se ha de manifestar en nosotros.
El otrora ―Rey del Aborto‖, decidió escribir un libro, en donde confiesa cada
una de las técnicas que usaba para manipular a las personas, quienes una vez
mentalizadas a favor del aborto, se sometían a él. Asimismo, Bernard Nathanson
realizó la sobrecogedora película ―El Grito Silencioso‖, donde permite observar con
todo detalle la escena que él mismo observó y que le ha cambiado la vida: el
crimen del aborto. En esta cinta, claramente se aprecia cómo el feto, movido por el
instinto de supervivencia que posee por el simple hecho de ser humano, sufre y
trata de defenderse como pueda de la agresión del médico cuando éste introduce
en el seno materno el instrumento para matarlo.
Es menester defender la vida que se gesta en el seno materno, utilizando todos
los medios, y para ello es necesario saber exactamente qué es el aborto. Los
medios de comunicación y los libros de ciencias naturales juegan un papel
importantísimo al respecto y se requiere de su seriedad y profesionalismo para
explicar de un modo cierto y real, lo que científicamente es el aborto y las
consecuencias que de él se derivan.[3]
Los seres vivos constituyen un sistema jerárquico, en donde cada uno tiene
operaciones propias, por las que se clasifican en diferentes grados, es por eso que
un ser vivo aislado no tiene ningún sentido. Los grados de vida son rangos de
inmanencia de los seres vivos y de autonomía en sus operaciones, de esto
depende su mayor o menor independencia respecto de factores extrínsecos. Y
estos niveles de autonomía son a su vez categorías de conocimiento y libertad
respecto de su fin. Tradicionalmente se han considerado tres grados de vida: la
vegetativa, la sensitiva y la intelectiva.
Estos grados de vida, son también grados de unidad, ya que a medida que se
ocupe un lugar más alto en la escala de la vida, la unidad se va haciendo más
fuerte, esto es, a medida que el organismo se hace más complejo y sus partes
más heterogéneas, este ser se vuelve más unitario e indivisible. Así tenemos que
la unidad o la individualidad de un mamífero es más intensa que la de las
bacterias o la de las plantas. Si una planta por ejemplo se divide en dos partes, se
convierte en dos nuevas plantas, diferentes e independientes entre sí; pero si un
mamífero es partido en dos, muere.
El segundo grado es la Vida Sensitiva. En éste caben los seres vivos que
están dotados de un sistema perceptivo, cuyas funciones están medidas por el
conocimiento previo, tanto de los alimentos como su entorno. La Nutrición implica
en estos seres, un movimiento en el espacio que se produce por un sistema motor
que le da una mayor o menor autonomía al animal, según la complejidad del
mismo; también tiene un sistema nervioso muy rudimentario, que le proporciona el
mínimo grado posible de subjetividad:
La vida tiene una historia muy larga, pero cada individuo tiene un comienzo
muy preciso: el momento de su concepción.[5] El ciclo vital del hombre se inicia
con la fertilización; una vez fecundado el óvulo, no existe ningún elemento que se
incorpore a ese ser concebido posteriormente, por el cual se transforme en una
persona humana. Es ya una nueva naturaleza individual llamada PERSONA, que
contiene toda su información genética, todas las potencias propias de su esencia
humana, así como toda su sustancia racional.[6]
1er. día.- Es una célula con 23 pares de cromosomas al unirse las células
germinales.
3 a 4 días.- La célula se traslada hacia el útero.
5 a 9 días.- Se implanta por sí mismo en el útero.
10 a 15 días.- Suspende el ciclo menstrual de su madre, mide tan sólo 2
milímetros.
20 días.- Se establecen el cerebro, el sistema nervioso y la columna
vertebral.
21 días.- El corazón empieza a latir, y continuará latiendo hasta la muerte.
28 días.- Se forman músculos y se manifiestan brazos y piernas.
30 días.- Es 10, veces más grande que la célula primera, ahora mide 4.5
milímetros.
40 días.- Se detectan las ondas del cerebro.
42 días.- Comienza a producir células sanguíneas. Sería la segunda
menstruación de la madre de no estar embarazada.
60 días.- Mide 3 centímetros, tiene impulsos eléctricos cerebrales.
Sin embargo, aún cuando el recién nacido es uno de los seres más
dependientes e indefensos de entre todos los que existen, ha sido dotado del
llanto para llamar la atención, de la sonrisa que compensa cualquier sacrificio de
los padres, que dicho sea de paso, aprenden a ser padres forzados por sus hijos.
Cada una de ellas está dotada en cuanto célula, de un núcleo que tiene cierto
número de cromosomas. Cada cromosoma a su vez, contiene un cierto número de
moléculas de ADN (ácido dexosirribonucléico). Cada molécula de ADN contiene a
su vez cierto número de genes, con una disposición interna propia.
Pese a ello, las técnicas de fecundación in vitro son una prueba científica de
que el embrión es considerado humano desde la concepción. Los doctores
Edwards y Steptoe, cuando situaron el embrión de Louis Brown[14] en el seno de
su madre, tenían plena certeza de que era un ser humano en estado embrionario.
El caso de los gemelos, por ejemplo, es singular ya que en la fase inicial del
cigoto se puede desarrollar otro organismo completo, y aún así puede el embrión
ser considerado un organismo individual. Es verdad que en las primeras etapas
del embarazo existe la posibilidad de que sean varios individuos los que se
desarrollen, puesto que el cigoto lleva a cabo una real multiplicación, sin embargo
eso no modifica la obligación de respeto y cuidado. Así pues, en esa primera
etapa hay un individuo o existen más de uno.
El ser humano posee una dignidad que lo distingue. Boecio define a la persona
como: ―rationalis naturae individua substantia‖ esto es, ―substancia individual de
naturaleza racional‖; por Sustancia se refiere a un ser que tiene la peculiaridad de
existir por sí mismo. Individual significa que, unificados sus componentes, se trata
de un ser distinto de los demás, para que sea este sujeto y no otro. Naturaleza no
es otra cosa más que la esencia hecha vida, esto es, la forma de actuar según
cada especie. La Racionalidad procede de las facultades superiores exclusivas del
ser humano: la inteligencia y la voluntad, gracias a las cuales somos capaces de
seguir un fin reflexivamente, de satisfacer las necesidades materiales con la
inteligencia, decidir y, si se ve conveniente, arrepentirse de cualquier decisión.
Ser persona es ser sui iuris, dueño del propio ser. El propio dominio es el
distintivo del ser personal y el fundamento de su dignidad. La humanidad misma
es una dignidad[15], porque el hombre no puede ser tratado por ningún hombre
como un simple medio o instrumento, sino siempre, a la vez, como un fin; y en ello
precisamente estriba su dignidad (la personalidad).
Tomás de Aquino hace radicar la superioridad del hombre sobre el resto de la
creación material en el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de
Dios; y ese mayor grado de similitud se debe a que el hombre posee una voluntad
libre, por la cual puede dirigirse a sí mismo hacia su propia perfección.
En el tema del aborto se pone de manifiesto esa capacidad de elegir que tiene,
y por siempre ha tenido el hombre, por cierto no siempre acertadamente. Por eso
no me parece correcto acudir a la definición de hombre exclusivamente como
―animal racional‖, pues esta descripción no explica la constante irracionalidad con
que sigue actuando tantas veces ese ―animal racional‖, al no prestar atención a la
necesidad que se tiene de hacer un buen uso de la libertad.
En este tenor, las mujeres que por autodefinirse como ―feministas‖, aceptan el
aborto voluntario, están negando su propia feminidad y la misma raíz u origen de
ésta. El ser madre es una tendencia inherente a la naturaleza de la mujer, no es
que la sociedad se lo haya impuesto o que de ella lo haya aprendido. Esta
tendencia anterior al hecho de ser madre, es causa y no efecto, está inscrita en su
ser femenino, y en la hipótesis de que físicamente no llegara a realizarse, no por
esto de disminuiría dicha tendencia.
En todo esto, hay una lección importante que aprender: Todos los esfuerzos
que se realicen para sensibilizar a las personas en cuanto a demostrar que el
bebé es un ser humano desde su concepción, motivará a los que están a favor de
la vida, pero estos esfuerzos no tendrán ningún efecto en aquellos que defienden
el aborto.
Estas personas han endurecido su corazón hacia el ―feto‖ o ―producto‖.
Biológicamente, pueden aceptar que sea un ser humano, pero están convencidos
que el niño no-nacido es menos importante que la mujer. Cualquier información
que se presente, no los hará cambiar su posición. La lucha de los abortistas está
enfocada totalmente hacia la mujer.
Por lo tanto, la única manera de luchar contra ellos, es enfocar los esfuerzos
pro-vida hacia la mujer. Es necesario cambiar el debate del aborto y discutir sobre
su mismo punto de fuerza: los intereses de la mujer. Se deben concentrar todos
los esfuerzos pro-vida en probar que la segunda razón para hacer legal el aborto
es falsa, el aborto no es seguro. El decir que ―el aborto es seguro‖ es la razón más
fuerte de los abortistas.
El aborto lastima a la mujer, En muchos casos, ocasiona un daño irreparable a
la función reproductiva de la mujer. En los últimos diez años, se ha comprobado
que tiene graves daños psicológicos y emocionales. En muchos casos, el trauma
post-aborto es psicológicamente devastador, afectando sus relaciones familiares,
amistades e incluso laborales.
Las sanciones para este delito las contiene el artículo 330 del mismo
ordenamiento, al tenor siguiente: ―Al que hiciere abortar a una mujer se le
aplicarán de uno a tres años de prisión, sea cual fuere el medio que empleare,
siempre que lo haga con consentimiento de ella. Cuando falte el consentimiento, la
prisión será de tres a seis años y si mediare violencia física o moral se impondrán
al delincuente de seis a ocho años de prisión‖.
Posteriormente, el artículo 331 y el 332, nos plantean una serie de hipótesis
por las que aumenta o disminuye dicha sanción. El primero trata del aborto
causado por un médico, cirujano, comadrón o partera, en cuyo caso, además de
las sanciones que le correspondan conforme al artículo 330, se le suspenderá de
dos a cinco años en el ejercicio de su profesión. Por su parte, el 332 dispone que
se impondrán de uno a tres años de prisión a la mujer que voluntariamente
practique su aborto o consienta en que otro la haga abortar.
El aborto en México no admite la tentativa, pues claramente el artículo 333 del
Código Penal para el Distrito Federal expresa que el delito de aborto sólo se
sancionará cuando se haya consumado. Sobre esta cuestión abundaré más
adelante, pues considero que se trata de una situación jurídicamente ilógica por
las razones que expondré posteriormente en el Capítulo IV de este trabajo.
El Código Penal guarda una relación muy estrecha con la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos en materia de aborto. Este último ordenamiento
por su parte señala en su primer artículo que ―todo individuo gozará de las
garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse, ni
suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece‖.
Por tanto, es deseo del Constituyente que conforme al artículo 14, todo ser
humano y en primerísimo lugar el derecho a la vida de cada uno, sea respetado.
Esas garantías -continúa el texto-, ―no podrán restringirse, ni suspenderse, sino en
los casos y con las condiciones que ella misma establece‖. De tal manera que la
protección al no nacido, que otorga la Constitución Federal y precisada en los
códigos civiles de todos los Estados, y tipificada como delito de aborto por los
códigos penales, establece varias excepciones.
Asimismo, dentro del marco del Derecho Laboral federal, se otorga una
especial protección a la vida humana, ya intrauterinamente, al establecer en la
fracción V del Artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que ―Las mujeres durante el embarazo no realizarán trabajo que exijan
un esfuerzo considerable y signifiquen un peligro para su salud en relación con la
gestación‖.
Los Tratados Internacionales son acuerdos celebrados por escrito entre dos o
más Estados o Países, que obligan a las partes que los suscriben y que se rigen
por el Derecho Internacional. En México, los Tratados Internacionales -según
consta en el artículo 133-, se colocan jerárquicamente en el mismo nivel que la
Constitución y las Leyes Federales que de ella emanan y se consideran Ley
Suprema de toda la Unión, por lo que prevalece su aplicación sobre las
disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los
Estados. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido una interpretación
de la legislación mexicana sobre la materia, concluyendo que los Tratados
Internacionales suscritos por la nación, se convierten en derecho interno y
forman parte del derecho vigente.
Existen una serie de tratados internacionales sobre derechos humanos, los
cuales se refieren a la protección de la vida del embrión. Entre ellos, menciono los
siguientes:
―Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente‖.
Cronológicamente, tenemos enseguida al PACTO INTERNACIONAL DE
DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS, ratificado por México el 23 de marzo de
1981 y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de mayo de 1981;
posteriormente al PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES, ratificado por México el 23 de marzo de 1981 y
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo de 1981; y por último
a la CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, adoptada el 20 de
noviembre de 1989, ratificada por México el 21 de septiembre de 1990 y publicada
en el Diario Oficial de la Federación el 25 de enero de 1991.
I.4.G DERECHO CANÓNICO[28]
La dimensión jurídica y ética de la acción ilícita en el delito de aborto
constituye un grave problema moral para la sociedad en general.
Ciertos pecados particularmente graves están sancionados con excomunión, la
pena eclesiástica más severa y cuya absolución, por consiguiente sólo puede ser
concedida, según el derecho de la Iglesia, por el Papa, por el Obispo del lugar, o
por sacerdotes autorizados por ellos[29]. El Código de Derecho Canónico en el
canon 1398 sanciona el aborto provocado y la pena impuesta es la excomunión
latae sententiae. Sólo algunos sacerdotes tienen la facultad de absolver y de
levantar esta pena.
Por eso, es necesario formar la conciencia y esclarecer el juicio moral. Una
conciencia bien formada es recta y veraz, formula sus juicios según la razón,
conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de
la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas
y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas
autorizadas[30].
―No solamente nace el niño de la madre, sino que también la madre, como tal,
nace del niño‖
Firkel, E.
CAPÍTULO II
EL DERECHO A LA MUERTE
II. 1 EUTANASIA.
La eutanasia es una acción por medio de la cual se busca provocar la muerte
de una persona enferma. El reto social y médico, consiste en controlar el dolor y
aliviar el sufrimiento.
La reciente legalización de la eutanasia en Holanda ha provocado la solicitud
por parte de algunos partidos políticos de la legalización de la eutanasia en
España; razones como ésta han motivado las protestas por parte de quienes
defienden la vida, en contra de esta práctica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como aquella
"acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente".
Esta acción puede ser directa (proporcionando una inyección letal al enfermo),
o indirecta (dejando de proporcionar el soporte básico para la supervivencia del
mismo). En ambos casos, la finalidad es la misma: acabar con una vida enferma.
Esta acción sobre un enfermo, con la intención de quitarle la vida, no puede tener
otro nombre que el de homicidio.
Existe también el llamado ―suicidio asistido‖, que consiste en la información y
conocimiento del paciente sobre su enfermedad y la demanda libre y voluntaria de
poner fin a su vida. Pero no por esto deja de ser un homicidio, y de entrar en grave
conflicto con los principios rectores del Derecho y de la Medicina hasta nuestros
días.
En Suiza, la ley prohíbe la eutanasia activa (a petición del paciente) pero deja
abiertas algunas rendijas. Sobre todo, no regula la ―eutanasia pasiva‖ (interrupción
de cuidados necesarios para permanecer con vida: transfusión, aparato
respiratorio, etc.) y sobre todo consiente, con sutileza jurídica, justamente la
―ayuda al suicidio‖, que sólo está penalizado si se demuestran intereses de
terceros interesados.
No obstante el suicidio, sea asistido o no, había estado prohibido hasta ahora
por una normativa municipal en las residencias de ancianos de Zurich, en las que
estaba vetada la entrada de las asociaciones de ―ayuda a la muerte‖.
Ahora se ha cambiado de línea y esto ha sido visto como un progreso: ―En una
sociedad cambiada que da alto valor al derecho a la autodeterminación -sentencia
Neukomm- no había ya sitio para semejantes prohibiciones‖.
No contentos con ello, se prevé también la manera en la que la persona
acabará con su vida. Antes, los ancianos que deseaban suicidarse, se veían
obligados a dejar la propia residencia para realizar en otro lugar su plan. Ahora
todo se desarrolla en la misma ―atmósfera familiar‖ de la residencia.
La normativa prevé que quien pide el suicidio asistido esté en total posesión de
sus facultades mentales, pero si hubiesen dudas sobre la plena integridad mental
de la persona interesada, o sobre posibles presiones de terceros, la petición de
suicidio no será bloqueada automáticamente, sino que será revisada por una
comisión. En los preparativos no podrá participar el personal de la residencia pero
podrá, si así lo quiere, ―estar presente‖.
En la mayor parte de los casos, esta decisión se toma en un momento de
depresión aguda. Las estadísticas muestran que entre el 85 y el 95% de los
suicidas frustrados (de todas las edades) salvados en el último momento, se
sintieron muy contentos por haber permanecido con vida.
Pero aquel que ve delante de sus ojos un gran número de años, o todo el
curso de su vida, que pasaría en la esclavitud y en el dolor a la vista de sus
conciudadanos, con quienes vive libre y sociable, esclavo de aquellas leyes, de
quien era protegido, hace una comparación útil de todo esto con la incertidumbre
del éxito de sus delitos, y con la brevedad del tiempo que podría gozar sus frutos.
III.1 GENERALIDADES.
El término ―aborto‖, proveniente del latín abortus, está formado por la unión de
los vocablos ab (opuesto a) y orior (nacer) quesignifica la ―privación del nacimiento
u origen de una persona‖[36].
Esta acción ha sido definida de varias formas, como ―todo lo que nace antes
de tiempo‖, ―todo lo que se extirpa del seno materno‖, ―en general todo lo que no
logra su debida madurez, como planes fracasados‖, ―en botánica, es todo defecto
en los órganos de un vegetal, o cuando las flores o frutos caen antes de tiempo‖,
―los viñadores hablan de aborto en las vides, cuando enferman produciendo
zarcillos en lugar de racimos‖, ―la Enciclopedia Espasa Calpe lo define como un
género de delito consistente en el uso voluntario de métodos adecuados para
producir un mal parto con el fin mediato o inmediato de que perezca el feto, sea
cualquiera la época de la preñez‖, ―la Enciclopedia de Biología se refiere a la
interrupción de la gravidez antes de que el feto sea capaz de vivir‖, ―‖el Diccionario
del Cristianismo por su parte, lo describe como la interrupción del embarazo
provocado voluntariamente‖.
Si bien en términos coloquiales se suele utilizar la palabra Crimen para
referirse a un homicidio, esto no es del todo correcto: técnicamente hablando, un
crimen no necesariamente es un homicidio, sino un delito de cualquier tipo. El
aborto es un asesinato, es peligroso, es cosa de mujeres irresponsables, pero a
pesar de que puede ser riesgoso, caro y clandestino, el aborto existe.
Según el Código de la materia, aborto significa la interrupción del embarazo
esta palabra se usa para señalar delitos particularmente repulsivos, los cuales
merecen una condena y el rechazo inalterables por parte de la sociedad.
❖ El legrado y la aspiración.
1° Carta Encíclica Casti connubii del Papa Pío XI -31 de diciembre de 1930.
2° Encíclica Mater et magistra del Papa JuanXXIII -15 de mayo de 1961.
3° Encíclica Pacem in terris del Papa Juan XXIII -11 de abril de l963.
4° Carta Encíclica Humanae vitae del Papa Pablo VI -25 de julio de 1968.
5° Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II -7 de
diciembre de 1965.
6° Exhortación Apostólica Familiaris consortio del Papa Juan Pablo II -22 de
noviembre de 1981-.
7° Instrucción Donum vitae del Papa Juan Pablo II -22 de febrero de 1987-.
8° Carta Encíclica Evangelium vitae del Papa Juan Pablo II -25 de marzo de
1995.
9° Carta a las Mujeres del Papa Juan Pablo II -29 de junio de 1995-.
La pena canónica por su parte, es una sanción que la Iglesia impone a algunas
acciones delictivas, que están tipificadas en el Código de Derecho Canónico,
porque se trata de transgresiones externas, voluntarias y gravemente imputables
de una ley que lleva aneja una pena.
«No queda sujeto a ninguna pena quien, cuando infringió una ley o precepto:
1. aún no había cumplido dieciséis años;
2. ignoraba sin culpa que estaba infringiendo una ley o precepto; y a la
ignorancia se equiparan la inadvertencia y el error;
3.obró por violencia, o por caso fortuito que no pudo preverse o que, una
vez previsto no pudo evitar;
4. actuó coaccionado por miedo grave, aunque lo fuera sólo relativamente,
o por necesidad o para evitar un grave perjuicio, a no ser que el acto fuera
intrínsecamente malo o redundase en daño de las almas;
5. actuó en legítima defensa contra un injusto agresor de sí mismo o de
otro, guardando la debida moderación;
6. carecía de uso de razón, sin perjuicio de lo que se prescribe en los cc.
1324 § 1,2° y 1325;
7. juzgó sin culpa que concurría alguna de las circunstancias indicadas en
los números 4° ó 5°.
Las personas enfermas o deformes, también pueden ser muy felices en esta
vida y alcanzar un alto grado de santidad, de gloria y de felicidad en la vida futura,
pueden prestar grandes servicios a Dios y a los hombres, aunque sean
parcialmente incapaces y nadie puede prever con certeza cómo habrá de ser la
vida de una criatura aún no nacida, ni siquiera la ciencia, porque ésta, al
encontrarse en manos de los hombres, no es absoluta, sino perfectible al igual que
ellos.
La Iglesia, es Madre y Maestra; como Madre, es lenta para la ira y fácil para el
perdón, pero como Maestra no puede desvirtuar el depósito de la doctrina que ha
recibido de Dios, y no puede decir que está bien lo que está mal, ni puede dar pie
a que nadie suponga que actúa de esta manera.
El desafío es lograr un nuevo pacto entre familia y vida, ya que las familias
están atravesando duro ―invierno cultural‖. Se han olvidado de que los hijos son
la primavera de la familia y de la sociedad, y padecen los síntomas de un frío
invierno. Las heladoras ráfagas de viento de este invierno cultural son
conocidas por todo aquel que lee los periódicos. Algunas de ellas son la
―píldora del día después‖ -gravemente abortiva- y la mentalidad que se
esconde detrás de su promoción; la equiparación de todo tipo de unión al
matrimonio, incluyendo la adopción de niños por parte de parejas
homosexuales; el abuso de niños de las maneras más humillantes, incluida la
producción y distribución de material pornográfico; el uso comercial de los fetos
abortados, etc.
Por desgracia, no piensan así los que promueven una filosofía en la que
―familia y vida‖ están separadas por una profunda brecha. Aquí, está la raíz del
problema. Los hijos dejan de ser vistos como un don de Dios y son
considerados, por el contrario, como el producto de una simple decisión.
Por otra parte, siempre existen alternativas menos violentas que el aborto. A
este respecto, las estadísticas nacionales del Centro de Ayuda a la Mujer,
después de 11 años de atención han llegado a la mismo conclusión.
Las razones por las que una mujer decide recurrir al aborto son las siguientes:
1) 51.6% sociales.
2) 22.8% económicas.
3) 14.3% familiares.
4) 5.7% salud.
5) 3.3% personales.
6) 2.2% violación.
Las ayudas que se les ofrecen para salir adelante de su problema sin poner en
riesgo su propia vida y la de su hijo son: orientación educativa sobre el valor de su
persona y autoestima, despensas, bolsa de trabajo post-parto, media beca para
atención prenatal y parto en instituciones públicas y privadas, albergue y respaldo
frente a la familia, canalización a instituciones de salud y atención de embarazos
de alto riesgo, asistencia psicológica para el tratamiento del síndrome post-
violación y canalización a organismos que pueden dar en bebés en adopción.
Gracias a esas ayudas se han podido salvar de la muerte a cientos de bebés,
pues habitualmente las madres optan por su hijo. Pero aun así, algunas personas
estimulan a las mujeres a optar mejor por el aborto, presentándolo como el camino
―más fácil‖ o como la ―única salida‖. Sin embargo esas mismas personas ignoran o
parecen olvidar, que el aborto no es la ―única salida‖, sino la ―peor salida‖.
Stan Sinberg confiesa en The Baltimore Sun estar perplejo, como partidario del
derecho al aborto, desde el día en que supo que él estuvo a punto de ser
abortado: en una reunión su propia madre le confesó que al enterarse que estaba
embarazada, intentó abortarlo; su padre dijo que trataría de encontrar a alguien
que realizara el aborto y al no encontrarlo, lo tuvieron.
Así pues, él debía su existencia a una legislación social a favor de la vida; vive
gracias a que su mamá no tuvo el derecho al aborto, y cuántos no deberán su vida
a una legislación así. No es fácil saberlo.
La mujer que acude a una clínica de abortos, puede tener seguridad de que no
le informarán bien acerca de los traumas que podrá sufrir años más tarde, si toma
la decisión de abortar. Pero en el fondo, en muchos partidarios del aborto existe el
convencimiento de que toda inclinación, si es acogida, tiene derecho a que se
satisfaga, independientemente de si es justa o no la pretensión, y eso no es válido,
pues con qué derecho se niega la vida a quien no ha cometido ningún delito.
Norma Mc Corvey quien es la mujer cuyo caso -en el que intervino con el
seudónimo de Jane Roe- dio origen a la sentencia del Tribunal Supremo Roe
versus Wade en 1973, que liberalizó el aborto en E.U.A., comentó que en 1991
empezó a trabajar en una clínica abortista y conoció de cerca la realidad del
aborto. En 1995 anunció que había cambiado de mentalidad, y dijo: conozco muy
poca gente que pueda presenciar un aborto y después seguir estando a favor de
él.
No hay personas que piensen sinceramente que de esta forma ayudan a las
mujeres, algunas quieren tal vez convencerse de que trabajan por una buena
causa, pero para ellas es sólo un debate intelectual. Todo lo que quieren es hacer
progresar su causa, pues si sintieran verdaderamente algo por las mujeres,
intentarían ayudarlas de otra forma.
El caso también es paradójico, porque esta mujer, relacionada con la muerte
de millones de no nacidos, nunca ha abortado. McCorvey era una mujer soltera de
21 años, embarazada por tercera ocasión, pobre e inculta. Cuando la sentencia
fue favorable al aborto, ya había nacido su hija, así que la dio en adopción, al igual
que las dos niñas anteriores. Ahora está en contra del aborto en cualquier periodo
del embarazo.
Es ilógico luchar cada vez más contra la violencia intrafamiliar, y al mismo
tiempo defender el aborto, porque no cabe peor violencia que matar a un hijo en el
seno materno, y lo que resulta más cruel e inentendible: propiciado por su propia
madre.
Los datos del INEGI, indican que en 1994 se registraron un total de 181,136
defunciones femeninas. Las 5 principales causas fueron: enfermedades del
corazón 16.7%, tumores malignos 13.4%, diabetes mellitus 9.4%, enfermedad
cerebrovascular 6.7%, neumonía e influenza 4.9%, sin especificar la edad.
En cuanto a la mortalidad materna, por cada 10, nacidos vivos fallecieron 4.9
mujeres en 1994. Las principales causas son: Toxemia del embarazo 27.4%,
hemorragia del embarazo 24.1%, complicación del puerperio 10.4%, aborto 6.7%.
Niños nacidos vivos en 1994: 2,903,825.
Por tanto, por razón de maternidad fallecieron en ese año 1,421 mujeres y de
ellas 212 se atribuyeron al aborto.
Ahora bien, no resulta novedoso manipular las cifras para conseguir implantar
el aborto, así lo consiguió Bernard Nathanson, el llamado ―Rey del aborto‖ para
todo Estados Unidos en 1973. Como él mismo lo declaró una vez cambiada su
opinión. En 1968 organizó la ―Asociación Nacional para la Revocación de las
Leyes del Aborto‖, y afirmaba que de 10 a 15 mil mujeres morían cada año debido
a los abortos clandestinos, cuando de hecho él sabía que eran entre 200 y 300 los
casos .
En todo caso, cualquiera que sea la cifra real de mujeres fallecidas por abortos
clandestinos, lo único que significaría es que, tanto la sociedad como el gobierno,
no hemos sabido ofrecer alternativas para las mujeres que han concebido un hijo
no deseado.
En México se tiene la experiencia de que los abortos son evitables si se logra
explicar a las mujeres que el aborto es el homicidio de su hijo.
Y es que el no nacido es débil, inerme, hasta el punto de estar privado incluso de
aquella mínima forma de defensa que constituye la fuerza implorante de los
gemidos y del llanto del recién nacido. Se halla totalmente confiado a la protección
y al cuidado de la mujer que lo lleva en su seno[51].
CAPÍTULO IV
LEGISLACIÓN SOBRE EL DELITO DE ABORTO
IV.1 DIFERENCIA ENTRE DESPENALIZAR Y LEGALIZAR EL ABORTO.
Despenalizar el aborto es sacarlo fuera del ámbito del Código Penal, y
legalizarlo es autorizarlo. Entre estos dos términos cabe una distinción muy
precaria. Al despenalizar el aborto, éste escaparía a una sanción penal, pero no
significaría necesariamente que esté permitido, un ejemplo claro de esto, es el
caso análogo del robo de famélico.
Pero como en un Estado democrático ―todo lo que no está prohibido, está
permitido‖, despenalizar el aborto equivaldría a declararlo no punible, lo que para
efectos prácticos sería autorizarlo o legalizarlo, y con ello pasaría a ser un derecho
más entre las libertades individuales. Despenalizar el aborto es aceptarlo,
legalizarlo, ponerlo bajo la autoridad de la Ley, es privar al niño no nacido de la
protección legal de su propia vida. Así las cosas, el objetivo es la legalización
(facilitar el aborto), y la despenalización (la promulgación de una Ley que lo
autorice), no es más que el medio empleado para lograrlo.
En resumen: ―puesto que en una democracia el prohibir sin prever un castigo
no tiene sentido, una despenalización contribuiría inevitablemente a crear una
mentalidad favorable al aborto, que multiplicaría el número de abortos legales y
clandestinos.
V.2 CONSECUENCIAS DE LEGALIZAR ESTE DELITO.
La legalización del aborto significa más bien, una regresión grave en el largo y
paciente esfuerzo de las mujeres para que se reconozca su dignidad, y una
oportunidad para que los hombres puedan disponer a su antojo, en cualquier
momento, de cualquier mujer, descargándose desde el principio de toda
responsabilidad respecto del niño que pudieron haber engendrado. Mientras no se
fomenten medidas que mejoren la situación de la mujer en la sociedad, éstas se
convierten en meros objetos de explotación, provocándoles un conflicto.
El Bien Jurídico que busca proteger la legislación es el Derecho a la Vida, como
una Libertad inherente del ser humano, que es único e irrepetible en su
individualidad, distinto a los dos seres que lo originan y a la madre que lo forma en
la primera etapa de su desarrollo. El ser humano tiene el derecho de existir, en su
carácter de persona.
IV.3 DERECHO COMPARADO EN LA MATERIA.
El aborto ha sido considerado como delito en casi todo el mundo desde hace
cientos de años. Sin embargo, desde hace aproximadamente ochenta y dos años
a la fecha, se han ido reformando todas estas normas, en el sentido de lograr la
despenalización del aborto.
En realidad, el aborto químico es un sistema que prevé entre tres y quince días
de visitas a un establecimiento y una combinación de drogas con la posibilidad de
complicaciones que ponen en peligro la vida. Lo peor de todo es que la aprobación
del aborto químico aletargará nuestra conciencia ante la violencia del aborto y ante
la eliminación una vida humana inocente. La Iglesia y la comunidad que está a
favor de la vida continuarán anunciando la verdad sobre este fármaco de muerte, y
continuará asistiendo a las mujeres que se encuentran en crisis o que sufren
después de un aborto.
No obstante, hay países excepcionales como Perú, cuya legislación en torno al
tema del aborto es de franco rechazo y por tanto está en favor de la defensa de la
vida desde el momento de su concepción hasta su fin natural. Así lo señala
claramente la Constitución Política del Perú así como su Código Civil y Código
Penal.
IV.3.C EUROPA.
Pero Francia es una sociedad sin debate. En el último año se han adoptado en
este país leyes que atentan contra la familia, como el Pacto de Convivencia Civil
para las Parejas de Hecho (PACS). Los franceses están contentos, sin embargo
ya no hay puntos de referencia objetivos. La única norma es lo que se quiere que
piense la gente.
El Comité Ético ha lanzado un globo sonda para ver qué es lo que pasa con la
eutanasia; se busca llegar a una ley similar a la que ha sido adoptada en Holanda.
Y esto sucede también con la introducción de la píldora abortiva del día después,
la ampliación del plazo legal para abortar o el "despojo de la responsabilidad" de
los padres.
Por otra parte, en España se aprobó que la mujer pueda decidir el aborto si el
embarazo le supone un conflicto personal, familiar o social de gravedad, es decir,
riesgo para su vida o su salud - física o psíquica- semejante estas tres situaciones,
malformaciones en el feto, o violación. Para abortar será preciso recibir un
asesoramiento previo, que informe sobre otras salidas como la adopción.
Además, en este caso el aborto habría que hacerse dentro de las doce
primeras semanas de gestación. Los datos muestran que, en la práctica, el aborto
es ya libre en España invocando el supuesto de peligro para la salud psíquica de
la madre, que los médicos abortistas certifican fácilmente. Las estadísticas revelan
que este motivo es el que se invoca en el 97% de los abortos.[58]
Otro país europeo, Suecia, redujo en el año 1864 la pena máxima prevista
para el aborto procurado, para quedar establecida en seis años de trabajos
forzados. El 1 de enero de 1939, se legaliza el aborto ―terapéutico‖. Desde 1975
está a completa discreción de la mujer hasta la duodécima semana de gestación,
y de ahí a la decimoctava, debe consultar a un asistente social. En períodos
posteriores, la decisión corresponde a la Dirección General de Salud Pública y
Previsión Social. Y las estadísticas mostraron que el número de abortos legales
aumentó de 0.4; 1 mujeres durante el período 1939-43, a 3.7 diez años después.
Los datos de la ONU hasta 1994 atribuyen a Suecia 20.4 abortos inducidos
por mujeres en edad fértil.[59]
IV.3.D ASIA.
En el continente asiático, el país más representativo es Japón, en donde el artículo
14 de la Ley de Protección Eugenésica permite el aborto si la continuación del
embarazo puede significar riesgo para la salud de la gestante, o si el parto puede
significar riesgo físico o económico, lo que ha significado dejar totalmente el aborto
a solicitud de la embarazada, por más que en 1972 se quiso restringir un poco
cambiando las razones económicas por riesgos de salud física o mental. Pero
hasta la actualidad nada se ha hecho por restringirlo en la práctica.
La República Popular de China es sui generis, su Ministerio de Salud legalizó
el aborto a solicitud de la mujer embarazada en 1957, con la indicación de que
debía concederse el aborto a toda solicitud, sin restricciones relativas a la edad de
la gestante, a su número de hijos y sin exigencia de procedimientos especiales de
aprobación; pero limitado al primer trimestre y sin poder repetirse en la misma
mujer más de un aborto al año. Para 1972 se aclaró que el aborto estaba
disponible sin restricciones durante las doce primeras semanas de embarazo, por
enfermeras y en las comunas rurales hasta por parteras adiestradas. En 1983 se
elevó a nivel constitucional la prohibición de tener más de dos hijos, bajo severas
penas, lo que ha hecho mayor aún la práctica del aborto.
En Taiwán el aborto está categóricamente prohibido, sin excepción, pero
aparentemente se puede obtener sin mucha dificultad con algunos médicos de la
isla. En este país, la política del ―hijo único‖ fue obligatoria desde 1979. Las
autoridades centrales se encargan de formular las directrices ideológicas, y los
gobiernos locales concretan las sanciones e incentivos en función de la situación
local. Sobre el número máximo de hijos, en casi todas las regiones residentes en
ciudades, sólo pueden tener uno o dos, si el primero es inválido; a los campesinos
se permite tener dos hijos si el primero es niña. El tercer hijo está vedado en casi
todas las normativas. Si una mujer queda embarazada y es soltera, está obligada
a abortar.[60]
IV.3.E ÁFRICA.
IV.3.F OCEANÍA.
Nueva Gales del Sur aprobó el aborto en 1971 por razones socio- médicas,
con la indicación de la corte para que un médico que estuviera tomando una
decisión acerca de la terminación de un embarazo, debería tener en cuenta no
solamente factores de salud física y mental, sino también indicaciones económicas
y sociales.
Un aborto realizado sobre una mujer sin su consentimiento, implica una pena
de tres a diez años de prisión. Las penas agravadas se imponen por la realización
de un aborto ilegal sobre una mujer que ha consentido bajo dudosas
circunstancias. Por lo tanto, la pena para la realización de tales abortos se
aumenta de uno a cuatro años de prisión, si la mujer no es mayor de catorce años
de edad; la mujer está mentalmente enferma o retrasada mental; o si el
consentimiento de la mujer ha sido obtenido por medios fraudulentos, amenazas
graves, o violencia.
El caso en el que hay que elegir entre la vida de la madre o la del niño,
actualmente se presenta muy rara vez. En ningún caso se sacrifica
deliberadamente a un ser humano para salvar a otro, pero puede ocurrir que al
intentar salvar a uno de los dos, el otro muera. Lo que se quiere es, ante todo,
salvar las vidas que puedan ser salvadas. Al llevar a cabo un acto con doble
efecto, uno positivo y otro negativo, éste último nunca se quiere, solamente se
tolera.
El aborto no se justifica por deficiencias físicas; se afirma que la vida sólo vale
la pena vivirla a partir de un cierto nivel de calidad. Si se observa que un niño que
viene ―en camino‖ va a nacer en un ambiente que no le será favorable a su
felicidad, la solución más humana no es eliminarlo, sino esforzarse en crearle unas
mejores condiciones de existencia. A fin de cuentas, la calidad de vida es
subjetiva, no existe un claro límite entre la felicidad y lo insoportable; cada cual es
feliz con diferentes cosas, y cada uno encuentra soluciones diferentes a su
infelicidad, que van desde una sonrisa hasta el suicidio, esto está muy
directamente relacionado con la educación de cada persona, a la escala de
valores que se le inculque al niño desde pequeño, dentro de su familia y en la
misma sociedad.
Por otra parte, como ha quedado explicado en el primer capítulo del presente
trabajo, el Derecho Civil coloca al concebido bajo la protección de la ley y muestra
el deseo del legislador de darle la mayor protección posible, al considerarlo como
nacido. La materia Penal clasifica el delito de aborto dentro del título de los delitos
contra la vida. En ese mismo apartado se encuentran las lesiones, el homicidio,
etc. De manera semejante es tratado en todos los estados de la República
mexicana y se maneja como legal el aborto por violación, en el que se corre
peligro para la vida de la madre y el llamado aborto terapéutico. En resumen, la
legislación mexicana sí protege al no nacido, sin embargo, es necesario señalar
que carece de claridad, pues por una parte defiende la vida humana hasta
descender al detalle de considerar nacido al concebido; y por otra, no expresa de
manera contundente, en la Constitución por ejemplo, el respeto que se le debe.
Contrario a lo que se piensa, la Ley que castiga el aborto no es odiosa para la
mujer ni ignora sus derechos. Las leyes que reprimen el aborto no cuestionan en
absoluto los derechos de la mujer, pero ponen de relieve el derecho de la vida del
niño concebido, derecho que hoy se escamotea. Lo que afirman dichas leyes es
que nadie puede disponer de la vida de un inocente. Estas leyes ponen en
práctica simplemente el principio general que caracteriza a toda sociedad
democrática: la igualdad de derechos de todos los seres humanos en cuanto a la
vida. Por lo tanto, el carácter penal de estas leyes no es más que la consecuencia
de un derecho anterior, inalienable, del niño por nacer, y es la violación de este
derecho lo que provoca y justifica una sanción penal. En toda sociedad, algunos
factores favorecen la vida en común y otros la dificultan.
La reformas a la ley penal, pretenden que el aborto sea legal por los que sí lo
deseen y si alguno no está de acuerdo, que no lo haga, pero no quiera imponer su
criterio sobre los demás. A esto añaden el argumento de que el actual régimen
legal que penaliza el aborto está en desuso, a nadie se persigue por aborto. No
hay que olvidar que las leyes cumplen una determinada función, que es lograr un
Estado de Derecho. Al declarar un precepto como conveniente se postula un
criterio social de comportamiento, que de hecho, puede ir en beneficio o no de los
fines de los ciudadanos. En el caso del aborto, es claro que no censurarlo va en
perjuicio de la persona humana.
Algunos afirman que mientras el aborto no sea permitido habrá más abortos
clandestinos. A esas personas habría qué preguntarles si piensan seriamente que
habrá menos gente que se drogue cuando la droga sea permitida, o si habrá
menos asaltos cuando robar sea legal; se deben entonces legalizar los delitos que
el pueblo recurrentemente cometa. En tal caso, en Estados Unidos deberían ir
pensando en legalizar que los niños de escuelas de enseñanza básica acribillen a
sus compañeros.
Por otro lado, es un hecho que en aquellos países en los que es legal el
aborto, continúa la práctica ilegal, para no aparecer como madre soltera; para
cubrir una aventura; por odio al padre; porque no se reúnen los requisitos para un
aborto legal; o simplemente porque una clínica clandestina resulta ser más barata.
En México una solución semejante se podría fundamentar en la aplicación del
último párrafo del artículo 4º de la Constitución Política que señala: ―la ley
determinará los apoyos a la protección de los menores, a cargo de las
Instituciones Públicas‖. Esas pobres mujeres lo que necesitan es apoyo, pero esa
ayuda no debe consistir en matar a los hijos. Permitir el aborto por razones
económicas, no significa ningún progreso o adelanto social, sino todo lo contrario:
la civilización que promueve el aborto por razones económicas es totalmente
antisolidaria y descubre una gran pobreza y miseria humanas.
Los que se plantean que para ayudar hay que abortar, simplemente porque no
son personas aptas para gobernar. En los países más desarrollados se practica el
aborto a petición. Prohibir, sólo sirve para condenar a las mujeres sin recursos a
un grave riesgo para sus vidas, pues a ellas no les sirve que los abortos sean
considerados delito. Resulta evidente que no se está tomando en cuenta a quien
se elimina. Es verdad que en la actualidad son muchos países los que han
autorizado la práctica del aborto a petición, pero también lo es que esos cambios
legislativos constituyen un retroceso al permitir la supresión de vidas inocentes.
Es grato sin embargo ver cómo frente a toda esta apología del aborto, existen
reacciones favorables a la vida. Prueba de ello son las llamadas operaciones
rescate que dificultan pacíficamente, la entrada a las clínicas abortistas en
Estados Unidos, con el objeto de rescatar de una muerte segura al menos a
algunos no nacidos. Esto se ha llevado a cabo, a pesar de que el Congreso
norteamericano aprobó una ley que establece penas para los responsables de
manifestaciones delante de clínicas abortistas. Los castigos pueden llegar hasta
un año de prisión y 100, dólares de multa la primera vez, o hasta tres años y
250, dólares para los reincidentes, si concurre violencia.
Resulta poco razonable suponer que porque los países del primer mundo lo
realizan debe ser imitada esa conducta; es tanto como decir que si en Estados
Unidos el SIDA ocupa una de las principales causas de muerte, y otro tanto en lo
que respecta a drogadictos, homicidios en escuelas, también debe ser así en
México.
Hay, sin duda, el relativo consuelo de pensar que otras veces ha sucedido lo
mismo, o incluso cosas peores. Pero se habla quedado en que la civilización es un
esfuerzo hacia lo mejor, un común intento de hacer la tierra más humana y más
habitable. Cuando el utilitarismo y el pragmatismo de vía estrecha hacen que el
esfuerzo moral no esté de moda y que la afirmación cínica pase por realismo, las
mores se repliegan en su caparazón, como el caracol esconde los cuernos ante el
peligro.
No hay sociedad que se mantenga sin la cohesión de las mores, que operan
como raíces capilares. Esto es una comprobación formal, estructural. Se trata de
que esas mores sean buenas, las mejores, centradas en el atento y vigilante
respeto a la dignidad de cada persona. El error radical de una ley que legaliza el
aborto estriba en que no sólo impide, sino que positivamente va en contra de unas
mores buenas: porque muy pocos se sentirán movidos a respetar la dignidad de
una vida que cualquiera puede suprimir cuando ni siquiera cuenta con medios
para defenderse.
En esos casos cabe la pregunta ¿por qué el aborto será legal? ¿cuál es el
motivo por el que alguien está o no a favor de él? ¿existe la información
necesaria? ¿es una causa humanitaria? Actualmente no existe duda de que el no
nacido es un ser humano; así lo declara la genética, la embriología, la
inmunología, los estudios por ultrasonido, etc. Aún así, no faltan personas que
sostienen que el no nacido es humano a partir de que la corteza del cerebro está
completamente desarrollada y empieza a funcionar, colocando este evento
alrededor de los siete meses de gestación , por tanto, ¿habría qué tirar a los
seismesinos?
Ante este curioso caso es de suponer que, además de la búsqueda de la
verdad sobre este asunto pueda existir otro motivo, no precisamente filantrópico,
porque ¿qué humanitario será eliminar al ser humano más indefenso? ¿habría qué
tirar a seismesinos?
¿Se tutela eficazmente con las normas jurídico-penales la vida del concebido?
Fue especialmente a partir de los años setentas cuando se inicia un cambio
contrario a la vida en las legislaciones de algunos países de occidente, al no
considerar antijurídico el aborto para el caso de violación, ni tampoco cuando está
en riesgo la vida de la madre. Últimamente se ha ido a más, al autorizar
legalmente el aborto eugenésico y cuando peligra la salud de la madre, abriendo,
en la práctica, cualquier posibilidad de aborto, hasta llegar al momento actual, en
el que muchos países lo admiten a petición de la madre.
Ahora bien, es verdad que el legislador establece las sanciones penales según
el valor que le otorga a los bienes jurídicos protegidos, que en el caso del aborto,
considera al concebido de menor valor que uno ya nacido, pero esto es anticuado,
fuera de la realidad científica; por eso mismo es necesario adecuar la legislación a
los avances del conocimiento, así como evaluar la situación de angustia por la que
puede atravesar una mujer soltera y embarazada, o con problemas serios, para
quien la presencia de un nuevo hijo representa otro problema más. Debemos mirar
cuidadosamente a las especiales circunstancias de una víctima de violación
embarazada, porque ¿podrá un aborto resolver el problema? Por lo tanto, no es
suficiente la adición a la Constitución para conseguir mayor justicia, se requiere
también atender a la legislación secundaria, como lo es específicamente el código
Penal que regula el delito del aborto.
Pero todo avance requiere de una adecuación. El derecho penal -como todas
las ramas del derecho-, tutela bienes que se ponen de manifiesto en normas
jurídicas para su mejor protección; y si bien de alguna manera las convicciones
culturales de la comunidad se reflejan en ellas, aprobando o desaprobando ciertas
conductas en base a lo que se percibe como adecuado, ello no resta -sino al
revés, lo confirma-, el que se modifiquen cuando se consideran menos justas que
las nuevas propuestas. Sin embargo, la justicia o la falta de ella, no se puede
medir sólo en base a la opinión de una mayoría en el Congreso, porque no
garantiza que la dignidad del hombre sea debidamente respetada y promovida; en
esto se precia un Estado democrático, en el que todos tienen el derecho de
exponer y defender su opinión.
Es cierto que la democracia es el mejor de los sistemas de organización
política, porque garantiza, mediante el sufragio universal, el relevo pacífico en el
ejercicio del poder, pero la democracia y su instrumento, la regla de la mayoría, no
es un método para la investigación de la verdad. La verdad se puede adquirir por
la evidencia, la demostración concluyente o el fidedigno testimonio ajeno; lo que
no se puede hacer es someterla a votación. De aquí que existan leyes que, aun
siendo promulgadas democráticamente, no merecen ese nombre. La ley, según la
definición clásica, es la ordenación racional, para el bien común, promulgada por
quien tiene potestad para ello. De acuerdo con esta definición, las leyes, entre
otras, la del aborto, no son leyes sino corrupciones de ley, ya que no están
inspiradas en la razón, sino en la voluntad de la mayoría; no producen el bien
común que es el bien de todas y cada una de las personas; ni han sido decididas
por quien tiene potestad para ello, porque ningún poder legislativo, aunque tuviera
el respaldo de los que estén en turno, tiene potestad para derogar un derecho de
la persona tan primario y fundamental como lo es el derecho a la vida y a su
protección por el Estado.
Así sucede con el aborto, que aun cuando es considerado como un delito
contra la vida y la integridad de las personas, resulta poco adecuado el tratamiento
que se da al no nacido, debido a que la legislación no lo valora como un ser
humano igual a los demás. La prueba más clara de esto es la experiencia en las
legislaciones que tienden, cada vez más, a admitir la práctica del aborto libre, a
pesar de que la ciencia, como medio auxiliar del derecho Penal, ha demostrado
que el ―ser en gestación‖ tiene impresas todas las características humanas desde
el momento de la unión de los gametos femenino y masculino, constituyendo un
individuo de nuestra misma especie.
Esto, que resulta importante para cualquiera de los tres poderes, es más
apremiante para el caso del legislativo. Siendo que la misión del Estado ha de
estar dirigida a asegurar el mínimo existencial de cada persona, la meta es un
orden que pueda ser sentido como justo, incluso según las cambiantes
circunstancias, puesto que las decisiones de ahora, influyen en las condiciones de
vida de las generaciones venideras, pues lo que hoy se decide no es corregible
inmediatamente, sino tan sólo en un futuro más o menos lejano; y en caso de
cometer equivocaciones, no basta con desandar lo andado y eliminar las causas
para que no se repitan los errores. En la medida de lo posible, los problemas
habrán de ser anticipados con el fin de que el daño o los perjuicios, ni siquiera
lleguen a producirse.
Por eso, el Derecho es algo más que la forma en la que son declaradas como
generalmente vinculantes las decisiones adoptadas por la dirección del Estado.
También el propio Estado está de alguna manera dominado por el Derecho. El
Derecho contiene determinados principios fundamentales a los que todo el mundo
-incluso el Estado- debe estar sometido. Los derechos subjetivos públicos del
gobernado, es decir, aquellas garantías individuales y sociales que la Constitución
establece en su parte dogmática, constituyen una limitación a la potestad del
Estado. La dignidad y el respeto a la vida del ser humano, es un valor excelso y
por tanto, debe ser reconocido expresamente en la Ley Fundamental. La decisión
a favor de la propiedad privada, o la especial protección a la familia, se fundan
necesariamente en posiciones de valor. Cuando constan en la propia Constitución
responde al objetivo de fortalecer la eficacia de los derechos fundamentales.
De ordinario, este orden de valores, es una descripción del contenido normativo de
los derechos fundamentales.
El ser humano no nacido, por ser persona, goza de una dignidad propia. Lo
más suyo que tiene es la vida, por lo que este derecho debe ser protegido y hecho
respetar. Por tanto, ser considerado persona humana, no debe ser una
característica que aparece sólo a partir de un cierto intervalo de tiempo después
del nacimiento, y que se puede perder en el transcurso de la vida. Si en materia de
Derecho Penal es preferible que se escape algún culpable a que sea condenado
un inocente, ¿qué justificación tendrá dejar de proteger al no nacido, en cualquiera
de los posibles atentados a su vida?
Por tanto, con el objeto de sentar las bases para un cuerpo de leyes sólido y
acorde a la dignidad humana, que exprese de manera clara la protección a la vida
del no nacido, se propone la reforma por adición a la Constitución, para quedar
como sigue. Toda persona tiene derecho a la protección de la vida y
la salud desde el momento de la concepción hasta su muerte. Defender la vida a
nivel Constitucional, desde el momento de la concepción hasta la muerte, no es un
programa político ni una alternativa cultural, supone alejarse de la violencia y una
manera concreta de alcanzar la paz.
Con estas reformas se intenta dar una mayor protección a la mujer. Respecto
al Código Penal, podemos analizar lo siguiente: Es necesario distinguir entre la
sanción para la mujer que aborta y los otros sujetos del delito. La decisión de
abortar en una mujer soltera y embarazada, o con problemas serios, para quien la
presencia de un nuevo hijo representa agravar las cosas, es, sin duda, signo de
que está muy afectada. Pero ese no es el caso de quienes lucran ante la crisis de
esa mujer. Para ella, el aborto supondrá un daño a sí misma, por esa unión natural
que existe desde el seno materno entre una madre y su hijo. Ella es quien, en
condiciones normales, más goza su embarazo. Es una experiencia que una madre
no cambia, y que si la destruye, se perjudica a sí misma.
Por ese mismo deterioro, habrá qué reducir la pena privativa de la libertad para
la madre y proporcionarle una terapia encargada a especialistas, ya que es la
mujer quien tiene la custodia natural de la vida humana desde sus inicios, y si
voluntariamente la interrumpe, queda emocionalmente perturbada para esa tarea.
Matar a un ser humano indefenso, en el lugar que la naturaleza lo proveyó de
seguridad, implica obrar con las agravantes de responsabilidad penal, por lo que
se deberá aumentar la pena a los autores del delito. Sin embargo, se prescinde de
la suspensión en el ejercicio profesional, con el propósito de asegurar la inmediata
reintegración a la vida laboral, sin estigmas posteriores a la privación de la
libertad. Así se protege más a la mujer, también alejándola del aborto:
I. Reduciendo la pena privativa de libertad para ella.
II. Impidiendo que se hagan un daño psicológico y en ocasiones físico.
III. Al evitar que las mujeres sean orilladas a abortar por parte de quienes no
aceptan la responsabilidad ante un embarazo inesperado.
Planteamiento de la reforma.
Esta iniciativa fue conocida como ―Ley Robles‖, debido a que fue presentada a
dicha Asamblea, por la entonces Jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario
Robles.
No se puede aprobar una reforma como esta. Entrando a una lectura rápida
del dictamen y haciendo una revisión del mismo, se encuentran serias deficiencias
jurídicas y contenidos graves que alarman a cualquier jurista, mismos podemos
resumir en las siguientes consideraciones:
Por otro lado, dejan a las instituciones de salud pública del Distrito Federal la
práctica del examen que compruebe la existencia del embarazo y su interrupción,
lo que entre otras cosas, implica necesariamente de hospitales, medicamentos,
instrumentos y personal para atender a la demanda de servicios; infraestructura
que en realidad no tiene nuestro sistema de salud. Estamos hablando de un
compromiso y una responsabilidad que es muy poco probable que el Gobierno
que propone esta disposición asuma. El problema es de aplicación real de la
reforma.
―Juro por Apolo, Médico, por Asclepio, Higia y Panacea, por todos los dioses y
todas las diosas a cuyo testimonio apelo, que yo, con todas mis fuerzas y con
pleno conocimiento, cumpliré enteramente mi juramento: respetaré a mi maestro
en este arte como a mis progenitores, que, compartiré con él, el sustento y que le
daré todo aquello de que tuviese necesidad; que consideraré a sus descendientes
como a mis propios hermanos y que a mi vez enseñaré sin compensación y sin
condiciones este arte; que dejaré participar en las doctrinas e instrucciones de
esta disciplina en primer lugar, a mis hijos, luego a los hijos de mi maestro y luego
a aquellos que con escritura y juramentos que se declaren escolares míos y a
ninguno más fuera de éstos.
Es triste que lo que mueva a nuestros legisladores a tocar estos temas, sea un
afán protagonista, motivado por la desilusión por la conformación de la siguiente
legislatura. Analizando el tema con seriedad y madurez, podremos reconocer que
estas disposiciones en el fondo se traducen en permisibilidad, es decir,
disfrazadas de causa excluyente de responsabilidad se autorizará la práctica de
abortos y lo que es peor, se obligará a los médicos a realizarla. Vivimos en una
sociedad que es plural y por ello merece respeto; no debe ser agredida
imponiéndole una medida unilateral que además resulte inaceptable en su
contenido y en su forma jurídica.
Quien tiene una alteración genética o congénita, con un daño físico o mental,
es una persona con discapacidad intelectual o con discapacidad física. Estamos
hablando de un bebe con Síndrome de Down, estamos hablando de mil personas,
en la que hace dos años se instaló en la Primera Legislatura una comisión, a
propósito de tratar con seriedad y prudencia, que no quiere decir no actuar, sino
actuar como se debe, con Ley firmeza o con la ligereza que se deba en el tema de
las personas con discapacidad. Cerca de 40 millones de mexicanos en el país,
vivimos de manera directa o indirecta la discapacidad, que esto ha aparecido en
nuestras vidas, adquirida o de nacimiento, y la fracción como tal,
desgraciadamente esta dedicada a la posibilidad de que una madre diga si quiere
o no tener una persona que sufra un síndrome, parálisis cerebral con los brazos
cortos, con los brazos largos, sin una pierna, ciego, sordo, mudo, qué se yo...
Es preocupante que se vea con ligereza y parcialidad un tema tan
trascendente y que se aborde desde el ámbito del Derecho Penal. El derecho a la
maternidad, se debe discutir, se debe debatir, pero no a propósito de una fracción
del artículo 334 del Código Penal, cuando no se tiene definida una política
criminal.
CAPÍTULO V
Las mujeres fueron durante años -incluso siglos- consideradas como objetos
por sus maridos y la sociedad en general, sin voz ni voto, sin derecho a estudiar,
ni a trabajar. Solamente se limitaban a las labores domésticas, a tocar algún
instrumento musical o a hacer manualidades. Fue entonces cuando algunas
mujeres iniciaron una lucha para ser ciudadanas y sujetos de derechos políticos y
ser candidatas a trabajos que originalmente eran sólo para caballeros y para que
pudieran estudiar lo que prefirieran según sus intereses.
Esto pudo haber sido muy benéfico para que las mujeres se superaran, pero
los problemas surgieron cuando estos deseos de superación se convirtieron en
una competencia radical con los hombres y descuidaron totalmente la familia por
su deseo de salirse de la casa, dejaron de encargarse de las labores domésticas y
educativas de los hijos, y comenzaron a perder la motivación para casarse o tener
hijos, porque sienten que eso las ata y no las deja ser libres; pero tomar esta
actitud no las libera... no deberían buscar un crecimiento en sentido contrario u
opuesto, sino uno paralelo al de los hombres.
Una sociedad que, impulsada por oscuros motivos a ignorar el valor de la vida
incipiente, entra en un engranaje mental que, casi ineludiblemente, conduce al
desprecio de la vida en su totalidad. Entre otras cosas, ello significa – las
estadísticas son claras al respecto- un progresivo menosprecio a la familia, una
creciente soledad de la mujer ante el entrañable misterio de la maternidad y la
contemporánea exaltación del egoísmo masculino, una degradación de las
relaciones físicas entre el hombre y la mujer, la abulia mental y ética en jóvenes
que afrontan el mundo – de por sí tan hermoso y enriquecedor- de las relaciones
interpersonales sin el suficiente sentido de responsabilidad, una grave inversión de
la profesión médica que de ser servidora de la vida, se ha transformado en
instrumento de la muerte, y de muerte violenta y prematura, abriendo así el
camino a otras intervenciones – como la eutanasia o el eugenismo- contrarias al
derecho a la vida.
Esto ha traído como ineludible consecuencia el fomentar a su vez otras
realidades más profundas y sutiles, como el abandono de cualquier inspiración
ética personal por parte de ciertos políticos, la progresiva privatización total de
cuanto hace referencia a la vida del hogar y la desconfianza de largos estratos
sociales en los profesionales de la política y de la medicina, considerados
potenciales aliados de sistemas de vida alienantes y al límite, creadores de falsas
libertades que a plazo más o menos largo, se convierten en verdaderas prisiones
mentales[70].
La frase ―El ser humano es un ser social por naturaleza‖, se refiere a que la
persona tiene una dimensión social desde que nace, porque la lleva en su
estructura en cuanto que es llamada desde lo más íntimo de sí, a la comunión y
entrega con los demás. ―Dios, que cuida de todos con paterna solicitud, ha querido
que los hombres constituyan una sola familia y se traten entre sí con espíritu de
hermanos[71].‖ La sociedad es una comunidad formada por personas,
interdependendientes y recíprocas respecto de la misma sociedad; es así como
todo lo que se realiza a favor de la persona representa un beneficio para la
sociedad, y visceversa.
En todo el mundo, los promotores del aborto han seguido como método de
lucha aquel que consiste en presentar cifras exageradas para impactar a los
incautos. Por ejemplo han declarado que a principios de esta década se producían
aproximadamente unos 850, abortos al año [73]. Sin embargo no son capaces de
probar sus afirmaciones, y esto se debe a que son falsas. El médico Bernard N.
Nathanson, quien durante años llevó el título de ―El Rey del aborto‖ (el cual se
ganó a pulso) reconoce que él y su gente, para impactar a la población utilizaban
esta táctica de la exageración, multiplicando las cifras reales. En 1979 Nathanson
escribió: ―Confieso que sabía que las cifras que revelábamos eran totalmente
falsas... pero en la moralidad de nuestra revolución, eran cifras muy útiles,
ampliamente aceptadas...‖
V.1.A TESTIMONIOS.
* ―Soy Luci, una de las jóvenes religiosas que ha sido violada por los soldados
serbios. Le escribo, Madre, después de lo que nos ha sucedió a mis hermanas
Tatiana, Sandria y a mí. Permítame no entrar en detalles del hecho, hay en la vida
experiencias tan atroces que no pueden confiarse a nadie más que a Dios, a cuyo
servicio, hace apenas un año, me consagré. Mi drama no es tanto la humillación
que padecí como mujer, ni la ofensa incurable hecha a mi vocación de
consagrada, sino la dificultad de incorporar a mi fe un evento que ciertamente
forma parte de la misteriosa voluntad de Aquél, a quien siempre consideraré mi
Esposo divino.
Madre, le escribo no para buscar consuelo, sino para que me ayude a dar
gracias a Dios por haberme asociado a millares de compatriotas ofendidas en su
honor y obligadas a una maternidad indeseada. Mi humillación se añade a la de
ellas, y porque no tengo otra cosa que ofrecer en expiación por los pecados
cometidos por los anónimos violadores y para reconciliación de las dos etnias
enemigas, acepto la deshonra sufrida y la entrego a la misericordia de Dios. No se
sorprenda, Madre, si le pido que comparta conmigo un "gracias" que podría
parecer absurdo. En estos meses he llorado un mar de lágrimas por mis dos
hermanos asesinados por los mismos agresores que van aterrorizando nuestras
ciudades, y pensaba que no podría sufrir más, qué tan lejos estaba de imaginar lo
que me habría de suceder!
Desde ese momento la señora tuvo que someterse a una serie de controles,
tratamientos y cuidados intensivos; se controló su alimentación para que el bebé
no creciera más de lo indispensable y poco antes de los seis meses de gestación
se le practicó una cesárea, difícil y delicada, y la niña, aunque viva y ya
desarrollada, nació con fuertes deficiencias pulmonares, ya que el aparato
respiratorio es lo último que se le forma a los niños durante la preñez.
- Por eso es mejor ni pensar en hijos que impidan nuestra libertad, vivamos
sólo el momento y no nos preocupemos por qué pasará mañana...
Ella continuó así sus estudios de Oceanografía y él siguió por su lado con
programaciones de computación para las compañías pesqueras del puerto;
durante el día poco se llegaban a ver pero, por las noches o en los fines de
semana, ―gozaban‖ como pareja sin más compromiso que ―apoyarse‖ y ―hacer el
amor‖, de acuerdo con los tiempos. Así pasaron siete años. Ernestina terminó sus
estudios y encontró un trabajo bien remunerado en una de las compañías
pesqueras; ya andaba cerca de los veinticuatro años y las huecas relaciones con
Alfonso no le satisfacían ya; se sentía vacía y la mayor parte del tiempo lo
ocupaba en el trabajo para no pensar; sin embargo, casi siempre estaba cansada
y sin ilusiones. Todo explotó el día en que le vino una tremenda hemorragia
vaginal por la que fue a parar hasta el hospital. De inmediato la revisaron y
notaron que el ―DIU‖ le había perforado las paredes del útero por lo que tuvieron
que retirárselo y realizaron labores de corretaje. Estuvo bastante delicada.
Al salir del centro de salud reflexionó acerca de su vida y decidió dejar a
Alfonso. Quince días después estaba de vuelta en la casa de su padre y como
buena ―liberada independiente‖, tomó un trabajo y pensó que había llegado el
momento de tener un hijo, se le antojaba tenerlo para ella sola, sería ―suyo‖ y de
nadie más.
El ansia de dar y recibir el cariño que le había faltado durante toda su niñez y
en el resto de su vida, la impulsaban a ello. Fue así que buscó y conoció a un
joven que le gustó y pronto se casó con él, claro que sólo por lo civil; no le
preocupaba mucho como fuese, siempre y cuando le sirviera para alcanzar el
embarazo que se le había metido entre ceja y ceja. El tiempo pasaba y a pesar de
todos los intentos, los resultados eran negativos, ya que no quedaba encinta.
"El Rey del Aborto" defiende ahora el derecho a la vida del feto. Después de
ser uno de los principales promotores de la legislación del aborto en los Estados
Unidos, hasta el punto de ser conocido en Nueva York como "el rey del aborto", el
Dr. Bernard Nathanson experimentó un cambio radical. El conocimiento de los
avances médicos que demuestran la existencia de una vida humana en el feto le
abrió los ojos. Un hombre que ha realizado personalmente casi cinco mil abortos,
afirma ahora: "Dramáticamente tengo que reconocer que el feto no es un trozo de
carne: es un paciente".
Para que un lema sea eficaz debe esgrimirse un argumento. En este caso, el
de que la Iglesia no debe inmiscuirse en los asuntos del Estado. Sin embargo,
todos sabemos que Martín Luther King era un ministro protestante y llevó a cabo
una de las revoluciones sociales más profundas en los Estados Unidos. También
recordaremos que algunas de las personas más activas en la abolición de la
esclavitud en Boston fueron miembros del clero. También escucharán ustedes que
el aborto es un problema médico, que debe dejarse en manos de los doctores.
Pero el que el aborto sea una técnica médica no lo convierte en un problema
médico, del mismo modo que la pena de muerte no es un asunto de los ingenieros
electricistas por el hecho de que se use la silla eléctrica. Cada año se practican en
Estados Unidos 1,300. abortos, a un promedio de 350 dólares por aborto, hacen
500 millones de dólares anuales, que van a parar a los bolsillos de los médicos y
de los responsables de las clínicas. Dejar una cuestión como la del aborto en
manos de los más interesados en ella económicamente es locura e
irresponsabilidad.
También tenemos bastantes experiencias en Nueva York sobre los comités del
"aborto terapéutico", cuando antes de 1970 el aborto sólo era posible por
necesidad médica. Estos comités, formados por tres doctores en cada hospital,
dictaminaban sobre la validez de cada solicitud de aborto. Aquellos comités bien
pronto se convirtieron en una farsa. Las solicitudes de aborto iban invariablemente
acompañadas de dos certificados extendidos por psiquiatra, manifestando que la
mujer en cuestión tenía tendencias suicidas a causa del embarazo. Naturalmente,
siempre que tenía una paciente que deseaba abortar, la enviaba a dos psiquiatras
amigos míos. Estos extendían los certificados acostumbrados –una tarea rutinaria
que no les llevaba más de cinco minutos- y cobraban los cien dólares
acostumbrados. Yo enviaba los informes al comité que los revisaba les estampaba
su sello y la paciente obtenía rápidamente el aborto solicitado. Los comités eran
algo absolutamente vacío, invitaban al descrédito y al abuso de la ley, y cuando
ésta fue abolida en 1970 se desbandaron.
Incluso mujeres que están decididamente en pro del aborto, cuando estén
embarazadas y se someten a pruebas tales como un ultrasonido, saldrán
impresionadas. Es tremenda la sacudida que se recibe al ver al feto tan cerca, en
el monitor, moviéndose, respirando, chupándose el dedo o rascándose la nariz ya
a los dos meses y medio o tres de vida. Es una revelación conmovedora, y estoy
convencido de que pasar por esta experiencia se convertirá en el argumento más
poderoso para detener la matanza. La falsedad de los lemas abortistas ¿Qué
queda, pues, de los slogans abortistas?. Tomemos ése de la "Libertad de
elección". Todos estamos a favor de la elección. Siempre y cuando, claro está,
que la elección sea una elección ética. Si una de las alternativas no es éticamente
aceptable, la elección no soporta el escrutinio: de hecho, no es una elección, y por
tanto, la "libertad de elección" es lema vacío. Supongamos que estoy en quiebra:
puedo elegir entre trabajar para pagar dinero, o robar un banco, o asaltarle a usted
para quitarle la cartera; pero las dos últimas no son elecciones éticas. El del
"derecho al dominio del propio cuerpo" es otro lema de gran atractivo. Hoy gracias
a la inmunología, se sabe con absoluta certeza que el feto no es una gran parte
del cuerpo de la madre. Los glóbulos blancos de la sangre son capaces de
reconocer cualquier cuerpo extraño al organismo y de poner en marcha los
mecanismos de defensa para destruirlo.
* Mireya vive en la delegación Iztacalco, tiene 19 años y dio a luz a una niña hace
tres. Ahora trabaja como vendedora de ropa en un tianguis. No supo el riesgo que
representaba un embarazo a su edad. Ella admite que se arrepiente un poco
porque, ni ella ni el padre de su hija pudieron terminar una carrera profesional.
Acepta que intentó abortar con una inyección; sin embargo no funcionó por lo que
ambos decidieron tener a su bebé. Mireya reconoce que nunca acudió a pláticas
sobre prevención o salud sexual y mucho menos habló con sus padres de lo que
significaba tener relaciones sexuales. Según reportes del Programa Mundial de las
Naciones Unidas contra el Sida, la educación sexual logra que 42% de jóvenes
retrasen el comienzo de su vida sexual y reduzca el número de embarazos no
deseados y enfermedades de transmisión sexual. En el caso del Distrito Federal
se estima que las jóvenes tienen su primera relación a los 17 años, mientras que
los varones a los 15.
Ante la ―cultura de muerte‖ que impera en nuestros días es necesario que la mujer
siga siendo signo de vida y amor, que no se deje engañar por quienes equiparan
maternidad y esclavitud, aborto y libertad, incitándola a convertirse en dadora de
muerte. El principio femenino, es el de dar nueva vida, es tendencia a centrar el
interés en el ser humano concreto, el signo de la mujer es un signo de vida y de
amor a la vida. Es por eso que los pueblos eligen símbolos femeninos para
representar su fecundidad y permanencia. Para que no se deje arrastrar debe
reencontrarse de nuevo a sí misma y su misión en el mundo, sólo aceptándola,
afrontándola y cumpliéndola podrá realizarse plenamente como mujer.
Dice el texto de la Evangelium Vitae que cuando la Libertad no reconoce ni
respeta su vínculo constitutivo con la verdad, está renegando de sí misma, se
autodestruye y se dispone eliminar al otro. Cada vez que la Libertad, queriendo
emanciparse de cualquier tradición y autoridad, se cierra a las evidencias
primarias de una verdad objetiva y común, fundamento de la vida personal y
social, la persona acaba por asumir como única e indiscutible referencia para sus
propias decisiones no ya la verdad sobre el bien o el mal, sino sólo su opinión
subjetiva y mudable o, incluso, su interés egoísta y su capricho.
Para poder convencer a estos padres, no es suficiente darles datos acerca del
desarrollo del bebé, sino los efectos destructivos que provoca el aborto en las
adolescentes. Deben estar informados de los riesgos de un daño permanente en
el aparato reproductivo y de los traumas psicológicos post- aborto.
Los familiares de adolescentes embarazadas deben saber que más del 90%
de las mujeres que han abortado tienen problemas de autoestima. Cerca del 50%
han incrementado el uso de drogas y alcohol. El 60% han tenido tendencias a
suicidarse. Otros problemas son promiscuidad, depresión, problemas de
concentración, tensión emocional, stress y cambios de personalidad entre otros
problemas.
La Moral General y el sentido común, nos dicen que entre dos males
inevitables, hay que elegir el menor. Pero cuando las dificultades de la mujer son
extremas, no cabe considerar el aborto como un mal menor. Esto es evidente: no
se puede elegir matar a un niño con la esperanza de que ello mejore la situación
de su madre, por difícil que ésta sea. No se está ante un conflicto de valores: la
Vida es, incuestionablemente, el primero de los bienes, el primer valor que
condiciona el acceso a todos los demás valores. Por lo tanto, el Derecho a la Vida
del niño, está antes de todos los derechos que tiene su madre respecto a los
demás valores.
I. Prevenir.- educar la voluntad con responsabilidad, ya que una persona que
es responsable, enfrenta siempre las consecuencias de sus actos.
II. Ofrecer alternativas a la mujer que concibió un hijo ―no deseado‖, tales
como Asistencia Social, ayuda económica, psicológica y espiritual
fundamentada en el derecho a la maternidad y a la vida del nuevo ser
humano, desde el embarazo hasta la crianza; la Adopción Plena a favor del
nuevo ser humano y de parejas dispuestas a acoger esa nueva vida.
Lograr que todas las personas crean que la verdad fundamental es que
cuando lastimamos a un bebe que no ha nacido, también lastimamos a su mamá y
lo contrario: cuando ayudamos a la madre, también ayudamos al bebe. Por lo
tanto, la solución de un embarazo no deseado, o de una adolescente embarazada,
no es el aborto, sino estar bien informada acerca de los daños que le ocasionará a
ella misma y a las personas que la quieren.
El aborto en Estados Unidos, así como en muchas partes del mundo, ha sido
legalizado basándose en dos razones falsas: Una de ellas dice que el aborto
únicamente destruye ―un grupo de células‖, no una vida humana. La segunda
razón es que el aborto es seguro, y que ayuda a la mujer a controlar y mejorar su
vida. Durante las últimas dos décadas, el movimiento pro-vida ha concentrado
todos sus esfuerzos para probar que la primera de estas razones no es válida.
Millones de dólares se han invertido en campañas publicitarias, libros, anuncios, e
importantes películas como El Grito Silencioso, para demostrar a la gente que el
niño no-nacido es una vida humana.
En todo esto, hay una lección importante que aprender: Todos los esfuerzos
que se realicen para sensibilizar a las personas en cuanto a demostrar que el
bebe es un ser humano desde su concepción, motivará a los que están a favor de
la vida, pero estos esfuerzos no tendrán ningún efecto en aquellos que defienden
el aborto. Estas personas han endurecido su corazón hacia el ―feto‖.
Biológicamente, pueden aceptar que sea un ser humano, pero están convencidos
que el niño no-nacido es menos importante que la mujer. Cualquier información
que se presente, no los hará cambiar su posición. La lucha de los abortistas está
enfocada totalmente hacia la mujer. Por lo tanto, la única manera de luchar contra
ellos, es enfocar los esfuerzos pro-vida hacia la mujer. Es necesario cambiar el
debate del aborto y discutir sobre su mismo punto de fuerza: los intereses de la
mujer.
Por lo tanto, se deben concentrar todos los esfuerzos pro-vida en probar que la
segunda razón para hacer legal el aborto es falsa, el aborto no es seguro. El decir
que ―el aborto es seguro‖ es la razón más fuerte de los abortistas. El aborto
lastima a la mujer, En muchos casos, ocasiona un daño irreparable a la función
reproductiva de la mujer. En los últimos diez años, se ha comprobado que tiene
graves daños psicológicos y emocionales. En muchos casos, el trauma post-
aborto es psicológicamente devastador, afectando sus relaciones familiares,
amistades e incluso laborales.
El Papa: sí a las adopciones; no a tener hijos a todo precio, dijo Juan Pablo II
presidió en la tarde de ayer, sábado, la vigilia del Jubileo de las familias en la que
se superaron todas las expectativas: 250 mil personas, de todos los continentes,
en una plaza de San Pedro que se quedó pequeña. El encuentro recordó las
imponentes Jornadas Mundiales de la Juventud del mes de agosto pasado. Hasta
el clima de la tarde era veraniego. La gente llegó en mangas de camisa. Niños por
todos los sitios se escapaban de las manos de sus padres para jugar --y a veces
perderse-- con sus amiguitos recién encontrados. Niños italianos jugaban con
pequeños de franceses, a pesar de que no se entendían ni una sola palabra. El
Papa llegó con algo de anticipación a la plaza de San Pedro. Dado que muchos no
tenían espacio para entrar, recorrió la Vía de la Conciliación en «papamóvil», de
pie, para a saludar de cerca a los peregrinos.
Cuando ya había oscurecido, y la plaza de San Pedro se iluminó por las 250
mil velas de los presentes, Juan Pablo II tomó la palabra para dejar su mensaje
para este Jubileo de las familias, que giró en torno al tema: «Los hijos, primavera
de la familia y de la sociedad». Un mensaje que se enfrenta con una realidad
difícil, en especial en los países más ricos: «Parecería que en ocasiones los niños
son vistos más como una amenaza que como un don. Pero vosotros estáis aquí
esta noche para testimoniar, con vuestra convicción, que es posible invertir estas
tendencias». «En nuestro tiempo --añadió el Papa-- el reconocimiento de los
derechos del niño ha experimentado progresos, pero permanece el dolor por la
negación práctica de estos derechos, que se manifiesta en numerosos atentados
contra su dignidad».
Por ello, consideró, «es necesario vigilar para que el bien del niño se ponga
siempre en el primer lugar, comenzando por el momento en que se desea tener un
hijo». «La tendencia a recurrir a prácticas moralmente inaceptables en la
generación revela la absurda mentalidad de un "derecho al hijo", que ha sustituido
al justo reconocimiento de un "derecho del hijo" a nacer y a crecer de manera
plenamente humana». Frente a la mentalidad de quien quiere tener un hijo a
cualquier precio, el Papa presentó más bien el camino de la adopción: «un
auténtico ejercicio de caridad que apunta al bien de los niños antes que a las
exigencias de los padres». Por último, en una referencia implícita a algunas
políticas familiares que discriminan los derechos de los matrimonios o a los
programas de control coercitivo de la población, el Papa pidió «tanto a los
Parlamentos nacionales, como a las Organizaciones internacionales y, en
particular a la Organización de las Naciones Unidas, que nunca olviden esta
verdad».
Estas pueden venir incluso de familiares, sobre todo si son padrastros, tíos, o
primos mayores que vivan en la misma casa. Esta confianza se consigue desde
que los hijos son muy pequeños. Para lograrla, tenemos que superar el miedo a
hablarles sobre educación sexual; podemos pedir ayuda a profesionales, maestros
con más experiencia u otros papás. Esto no debe hacerse una o dos veces, debe
ser constante desde que son pequeños. Influye mucho también, el tono de voz
que utilizamos al llamarles la atención. Mientras más gritamos menos autoridad
moral conseguimos y nuestros hijos se alejan.
―La auténtica realización personal es y será siempre entrega a los demás... sólo
cuando es capaz de negarse a sí mismo en ofrenda a los otros‖
Emma Godoy.
CONCLUSIONES