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MÓDULO IV. EDUCACIÓN Y PROTECCIÓN ANTE LA
MIGRACIÓN IRREGULAR Y VULNERABILIDAD SOCIAL
Programa de Desarrollo Profesional
Docentes por la Paz
Segunda edición 2019
PRESENTACIÓN
La Secretaría de Estado en el Despacho de Educación presenta este Módulo IV del programa
de desarrollo profesional Docentes por la Paz con el propósito de brindar a los y las docentes
de todos los ciclos de Educación Básica apoyo en su rol docente, fortaleciéndoles en su ánimo,
reconociéndoles, capacitándoles para comprender mejor el contexto en el que se desenvuelven
y dotarles de herramientas que les permitan construir y adaptar sus aulas hacia mejores climas
educativos, para sí mismos como docentes, para sus educandos, para el centro educativo en su
conjunto, para las familias que engloban y, sobre todo, para su patria.
Docentes por la Paz —desarrollado en alianza con la Dirección General de Desarrollo Profesional
Docente dentro del marco del proyecto de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID, siglas en inglés) Asegurando la Educación (ALE)— brinda un proceso de 80
horas de aprendizaje que, mediante cinco módulos, fortalece integralmente las competencias de
docentes, personal directivo, administrativo y de apoyo.
El corazón y motor de este programa son el y la docente frente al aula, quienes se ven cara a cara con
la crisis y conflictos del contexto, laborando en barrios y colonias con comunes denominadores de
pobreza, marginación, abandono, inseguridad física, social y emocional, y que resultan en el trabajo
de atender a población estudiantil con tendencia a comportamientos violentos, a desplazamiento
forzado, deserción estudiantil, desmotivación por el logro académico y personal, y hasta al asocio
riesgoso y la exposición de sus propias vidas.
Asegurando la Educación es un proyecto financiado por USAID que tiene entre sus objetivos
mejorar la capacidad de los centros educativos para prevenir y reducir la violencia mediante un
entorno de aprendizaje seguro.
Con este módulo de Docentes por la Paz, USAID y la Secretaría de Educación dejan a los y las
docentes el contenido y las herramientas necesarias para que sean protagonistas de los cambios
que desean ver en los centros educativos y, por ende, ser agentes de transformación para los NNA
y para toda la comunidad.
INTRODUCCIÓN
El programa Docentes por la Paz integra dentro de la planificación y práctica docente temas
de prevención de la violencia, violencia de género, derechos humanos y evidencia metodológica,
utilizando como base las Guías para la educación en crisis y conflicto de USAID, de la Red
Interagencial para la Educación en Situaciones de Emergencia (INEE, siglas en inglés) y otras.
El programa ha sido diseñado de forma ecológica, lo que significa que comienza en el análisis
de la unidad más básica de la estructura, el individuo (profesorado), y va ampliando su foco de
análisis hacia el contexto escolar hasta llegar a la articulación comunitaria. Es indudable que para
lograr la aplicación exitosa del modelo Docentes por la Paz se requiere poner en práctica todos
los elementos considerados en los módulos que constituyen el programa. Este consta de cinco
módulos de 16 horas cada uno, los que se detallan a continuación:
El módulo está dirigido a docentes quienes día a día son testigos de las conflictividades sociales que
afrontan los y las educandos —e incluso ellos mismos—, y que bajo este marco reflexionan acerca
del rol protector del centro educativo. Está dirigido a aquellos y aquellas docentes que se preguntan
cómo lograrán que la población estudiantil alcance con calidad y equidad una promoción exitosa
después de haber vivido situaciones extremas de vulnerabilidad que han desembocado en un
rompimiento temporal o permanente de su vínculo con el centro educativo; que indagan cómo
podrán desde el aula, construir, gestionar y monitorear las alertas y respuestas tempranas ante estos
riesgos con el resto de sus colegas docentes, con las familias y con miembros de la comunidad,
desarrollar un proceso de reinserción al proyecto educativo y fortalecer en el centro educativo una
cultura de arraigo escolar bajo un enfoque de inclusión.
El Informe sobre la Niñez en el Mundo publicado por Save the Children señala que “una vez más,
estamos muy lejos de cumplir la visión de que toda la infancia sobreviva y prospere, aquellos que
pertenecen a los sectores marginados y vulnerables” (Save the Children, 2018, p. 9).
En el caso de Honduras, “la pobreza infantil alcanza cifras alarmantes, que superan las del conjunto de
la población: el 75,2% de los hogares con niñez y adolescencia es pobre, mientras que el promedio
nacional de hogares pobres es del 61,2%. La extrema pobreza afecta al 50,4% de los hogares con
NNA, en tanto que el promedio nacional de hogares en esta condición es del 37%” (CEPAL, 2013). A
estas amenazas, UNICEF agrega la migración, la desintegración familiar y de comunidades; las diversas
formas o categorías de violencia que hemos analizado en el Módulo 2: Derecho, violencia y género,
entre ellas las violencias de género, explotación sexual o el trabajo infantil y la violencia emocional.
UNICEF, en su informe, además, menciona la propagación del VIH/sida; la mortalidad infantil, la falta
de acceso a los servicios básicos de salud y las condiciones precarias en el acceso a la educación
(UNICEF, 2018).
Como hemos visto en el Módulo III: Aprendizaje socioemocional, estas amenazas son alarmantes
porque afectan la percepción y condiciones socioemocionales del llamado “futuro de Honduras”,
sin embargo, lo son más aún porque se cruzan con estadísticas como la reducción progresiva de la
matrícula escolar que por sí mismo es considerado otro factor de riesgo y exclusión.
Para el y la docente resulta crucial percibir e identificar las situaciones y circunstancias sociales que
se conjugan para desencadenar situaciones de vulnerabilidad y las posibilidades que se dan para
intervenirla desde el ámbito educativo.
El grado en que un niño o una niña puede disfrutar de su niñez depende en gran medida del
cuidado y la protección que recibe —o que no recibe—; esta protección es determinante y significa
una gran responsabilidad para los entes e instituciones de apoyo, máxime si consideran que cuando
los derechos de la niñez entran en conflicto con el interés social, deben ponderarse en un modo
prioritario los intereses de los niños y niñas (Principio del interés superior del niño).
Disponibilidad de recursos
Incapacidad para reaccionar y enfrentarlo
Estrategias
Inhabilidad para adaptarse y recuperarse
activamente Apoyo de organizaciones
Adaptado de: Foschiatti (2004).
Estas dos dimensiones de la vulnerabilidad nos permiten considerar que la misma no es una
característica estable e inmutable, pues al estar originada por factores contextuales y actitudinales,
éstos pueden tanto provocarse como prevenirse, mitigarse o revertirse a través de una intervención
apropiada. Desde este enfoque ecológico, las causas
de fondo que dan lugar a la vulnerabilidad son En el caso de los niños, niñas y adolescentes, el
procesos en diferentes niveles del contexto que estar expuestos a una continua situación de
afectan el bienestar de las personas y el desarrollo vulnerabilidad sin que se les brinde un sistema
social. de protección a sus derechos básicos puede
desembocar en la privación de su bienestar y
El efecto de la acumulación del riesgo —sobre todo calidad de vida.
si ocurre a lo largo del ciclo de vida— puede ser
dramático, según lo señala la evidencia (Brooks, 2006; Masten, 2001) y tiene como resultado la
exclusión social. En el caso de los NNA, el estar expuestos a una continua situación de
vulnerabilidad sin que se les brinde un sistema de protección a sus derechos básicos puede
desembocar en la privación de su bienestar y calidad de vida. La exclusión social se convierte
para ellos y ellas en un efecto que puede presentar distintas manifestaciones pero que responde a
un mismo patrón de desprotección.
Estos tres tipos de factores —en el entorno, en la familia y personales— constituyen un nivel alto de
vulnerabilidad para el niño, niña o adolescente que los está afrontando, siempre y cuando no exista
ningún tipo de respuesta de apoyo por parte de entes e instituciones protectoras como la familia,
centros educativos, iglesias, patronatos, organizaciones de derechos de la infancia, entidades estatales,
entre otras.
Exclusión social
El término exclusión social, como efecto de los procesos de vulnerabilidad, tiene su origen en
Francia, en la década de los 1970, siendo René Lenoir, secretario de Estado para la Acción Social del
gobierno francés, quien lo utilizó para referirse a determinadas poblaciones carentes de protección
en el marco de la Seguridad Social.
En los contextos con una dinámica social cargada de conflictos ligados a crisis económica, al consumo
de drogas y la violencia, junto con el incremento de los procesos de movilidad humana, los procesos
de exclusión social de los NNA son generados por múltiples factores de vulnerabilidad como los
siguientes:
El carácter dinámico de este fenómeno nos indica que la exclusión social no es tanto una situación
específica, sino más bien un proceso que toma diversa intensidad según personas y grupos. La
exclusión social viene a ser el resultado de la acumulación de la vulnerabilidad generada por los
factores de riesgo, sin que haya existido ningún sistema de protección frente a los mismos.
Los itinerarios del proceso de exclusión se van generando como resultados de una triple ruptura:
económica, social y vital, señalados en el Esquema 2.
Esquema 2: El proceso social de la exclusión
Las tres zonas que se presentan en el esquema nos muestran cómo se va transcurriendo desde un
espacio social más firme —llamado zona de integración— hacia una pérdida de lugar en el espacio
social de tal forma que se es objeto de discriminación o estigmatización (zona de exclusión). El paso
de una zona a otra se va evidenciando en áreas de incidencia o dimensiones sobre las que se va
generando el proceso de exclusión, aquí las presentamos categorizadas en tres:
a) Una dimensión estructural o económica, referida a la carencia de recursos materiales que afecta
a la subsistencia, derivada de la exclusión del mundo del trabajo por parte de las familias.
b) Una dimensión contextual o social, caracterizada por la disociación de los vínculos sociales, la
desafiliación y la debilitación del tejido social; en otras
palabras, la falta de integración en la vida familiar y en La exclusión social no es tanto una
la comunidad a la que se pertenece. situación específica, sino un proceso
c) Una dimensión subjetiva o personal, caracterizada que toma diversa intensidad según
por la ruptura de la comunicación, la debilidad de la personas y grupos.
autosignificación y la erosión de los dinamismos vitales
(pérdida de confianza, dificultades de identidad, problemas de convivencia y reciprocidad, etc.).
El considerar la exclusión social desde este marco explicativo permite a los Docentes por la Paz
comprender la necesidad de asignar a los contextos sociales de los y las educandos una mayor
atención y prioridad, especialmente cuando se analiza y responde a sus comportamientos en el
centro educativo, por ejemplo: podría parecer que un niño, niña o adolescente que no viene seguido
al centro educativo tiene un problema de ausentismo escolar. Pero si analizamos todo lo que ocurre
para que esa situación se esté dando, podríamos encontrar que hay muchos factores que podrían
estar influyendo como problemas económicos de la familia, de transporte, trabajo infantil, entre
otros, afectando la motivación del NNA y su deseo de asistir al centro educativo.
Vulnerabilidad educativa
La perspectiva procesual y ecológica de la exclusión social ofrece un marco referencial para analizar la
vulnerabilidad y exclusión en educación, puesto que la dimensión educativa, así como los fenómenos
de vulnerabilidad asociados a ella, también están presentes en la configuración de trayectorias
procesuales y dinámicas en el proceso de tránsito entre inclusión-exclusión.
De acuerdo con Tezanos y otros, los factores considerados para el ámbito educativo junto con los
distintos contextos escolares y sociales se combinan, agudizan y retroalimentan conformando una
diversidad de trayectorias —más o menos vulnerables— con mayor o menor riesgo de exclusión
(Tezanos, 2001; Subirats i Humet, Gomà Carmona y Brugué Torruella, 2005; Jiménez, Luengo y
Taberner, 2009).
Factores y dinámicas
Entornos escolares
Enseñanza de riesgo Enseñanza
Aprendizaje Aprendizaje
Alumnos en riesgo
de exclusión
Organización
Centro
Profesorado
Medio
Políticas educativas
La trayectoria escolar teórica o ideal implica ingresar a tiempo a la escolaridad, permanecer en ella,
avanzar un grado por año y egresar del sistema habiendo aprendido.
Muchas de las trayectorias escolares de los NNA siguen el modelo de las trayectorias teóricas o
ideales, pero muchas otras no siguen ese modelo, transitando su escolarización de modos variables,
ya sea interrumpidos, discontinuos o no encauzados, con bajos logros de aprendizaje.
Este es el caso de los niños, niñas y adolescentes hondureños que interrumpen su proyecto educativo
para acompañar a sus familias en trabajos estacionales como la corta del café o los que se van y
regresan después de procesos migratorios o desplazamientos internos por razones de violencia
social o los casos de educandos que regresan después de haber abandonado por reprobación
escolar. En todas estas situaciones estaríamos frente a trayectorias discontinuas o interrumpidas; la
exclusión educativa se presentaría en el caso que no regresaran al sistema escolar, provocándose el
riesgo de exclusión social.
Las trayectorias de la exclusión educativa evolucionan por variedad de procesos que reflejan
desajustes o desenganche escolar durante el período de escolarización manifestándose en absentismo,
abandono, dificultades de convivencia en el ámbito escolar, niveles bajos de rendimiento, repeticiones,
hasta llegar al llamado “fracaso escolar” (Escudero Muñoz, González Gonzáles y Martínez Domínguez,
2009).
PROGRAMA DE DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTES POR LA PAZ 15
MÓDULO 1V EDUCACIÓN Y PROTECCIÓN ANTE LA MIGRACIÓN IRREGULAR Y VULNERABILIDAD SOCIAL
Exclusión de mañana
1 3 5
Fuera de Fuera de En riesgo
Educación Educación de salir de
Pre Básica Media Educación
2 4
Media
Fuera de En riesgo
Educación de salir de
Básica Educación
Básica
Exclusión de hoy
Así, el fracaso escolar como forma de exclusión educativa ha de ser analizado con un carácter
procesual, donde existen zonas de mayor o menor vulnerabilidad, que se van gestando y desarrollando
y que, cuanto más tempranamente se detecten y se intervengan, más se disminuyen las posibilidades
de que se consoliden.
Esta mirada más amplia invita a redescubrir al y la educando como persona, como un ser integral,
resaltando la importancia de conocer tanto su historia personal como la derivada de su tránsito por
el centro educativo, observando su punto de partida y los procesos y resultados de todos los factores
que han o no influido en su aprendizaje. Para ello, se toma en cuenta las condiciones y posibilidades
que genera el centro educativo en dichas trayectorias, se abren preguntas para plantear diferentes
propuestas y se considera el impacto que tendrán en los NNA cada una de las decisiones que se
tomen a todos los niveles, incluidas las trayectorias formativas propias como Docentes por la Paz.
En este esfuerzo es importante trabajar junto con las familias promoviéndoles conciencia de las
circunstancias y características de su entorno, que identifiquen las necesidades no sólo individuales
sino colectivas y adopten un verdadero compromiso por modificarlas y mejorar las situaciones que
les rodean. Las familias, el centro educativo y las organizaciones comunitarias articuladas, conscientes
y funcionales se pueden constituir en factores protectores para todos los y las miembros de la
comunidad.
FOTO: USAID
Desde sus orígenes, los sistemas educativos fueron concebidos como un medio para la construcción
de los lazos comunitarios, sirviendo de garantía para el logro del bienestar integral de la ciudadanía.
Esta concepción integral de la educación implica no solamente el derecho a la educación escolarizada,
sino a vivir en un entorno integral, que proporcione contextos educativos que posibiliten el despliegue
de las capacidades del hombre para acceder a los bienes de la cultura y lograr una vida plena.
Tal como señala Thomsen (2002), la investigación sobre la resiliencia educativa nos invita a pensar
que el centro educativo tiene un impacto importante en la vida de los niños, niñas y adolescentes ya
que pasan muchas horas en el centro educativo y no son indiferentes al tipo de contexto escolar en
el que se inserten. En cada uno de los elementos del contexto escolar existen potencialidades para
contribuir a superar las desigualdades de origen familiar y social, compensar los niveles de riesgos y
actuar como factor protector frente a la exclusión social.
PROGRAMA DE DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTES POR LA PAZ 19
MÓDULO 1V EDUCACIÓN Y PROTECCIÓN ANTE LA MIGRACIÓN IRREGULAR Y VULNERABILIDAD SOCIAL
Esto significa, que el niño, niña o adolescente que asiste a sus clases, independientemente de sus
resultados académicos, está beneficiándose del ambiente escolar con sólo el hecho de asistir. Por
supuesto, este efecto se ve multiplicado si se aprovechan las condiciones del entorno escolar.
Una de las potencialidades protectoras que ofrece el centro educativo es la convivencia social que
en ella se da naturalmente. El aprendizaje de la convivencia social se produce en los espacios de
intercambio grupal o en la relación entre pares, mediante el intercambio de información, experiencias
y vivencias en un proceso cooperativo que enriquece y modifica las existentes en cada educando y
entre ellos y ellas y sus docentes, hasta llegar a configurar una red de protección como se representa
en el siguiente esquema:
Fortalecimiento de vínculos
Experimentar relaciones cotidianas
en la comunidad escolar fortalece la
importancia de los vínculos sociales
Cada una de las características planteadas de la educación como factor protector es importante para
que ocurra un proceso de inclusión y se genere el aprendizaje de la convivencia. Sin embargo, para
que su impacto sea más efectivo, éstas deben ser proyectadas y diseñadas intencionalmente en el
proceso de enseñanza-aprendizaje que se desarrollará dentro y fuera del aula de clases.
Tanto las habilidades de adaptabilidad social, bienestar y fortalecimiento de vínculos como uso del
tiempo, así como el desarrollo de un proyecto de vida, ya están incorporados como parte del
currículo escolar y, por tanto, en lugar de constituir actividades paralelas, optativas o extracurriculares,
resulta indispensable que formen parte del día a día dentro de comunidad escolar, por lo que deben
considerarse en el Plan de Convivencia incluido en el Proyecto Educativo de Centro (PEC).
2.2 Los retos de la educación como factor protector ante la vulnerabilidad de los
niños, niñas y adolescentes migrantes
La migración como proceso social es inseparable de los rasgos y desafíos sociales, económicos,
culturales y políticos, que son al mismo tiempo fuente y generación de vulnerabilidades. Históricamente,
la migración es una realidad que ha condicionado la vida de millones de personas en el mundo
entero. Sin embargo, existe una diferencia cualitativa entre los diferentes tipos de migraciones:
• Por el tiempo de duración: migraciones estacionales, migraciones transitorias, migraciones definitivas.
• Por el territorio: migraciones internas, migraciones internacionales.
• Por el tiempo de permanencia: temporal, permanente, circular, estacional.
• Por la dirección: inmigración, emigración, salida, retorno.
• Por el objetivo de la movilidad: migración, refugio, asilo.
• Por la voluntariedad: libres o voluntarias (trabajo, estudios, etc.) o migraciones forzadas (por
razones políticas, religiosas, climáticas, etc.).
• Por la condición documentaria de la persona que la realiza: regular, irregular.
Durand (2016) señala que el “carácter dinámico, cambiante y multipolar de los circuitos migratorios
se refleja en América Latina en la formación de un complejo sistema de ejes migratorios, constituidos
por países y regiones de origen y destino, entre los que se configuran diversos corredores, tanto
interregionales como intrarregionales” (p. 63).
Estos movimientos migratorios también son cada vez más complejos. Tradicionalmente, la mayoría
de las personas migrantes han sido hombres adultos que salen solos en búsqueda de empleo; sin
embargo, los flujos migratorios actuales, sobre todo a partir de 2014, evidencian que el porcentaje
de mujeres y de niños, niñas y adolescentes ha aumentado considerablemente, hasta alcanzar cifras
alarmantes.
Para los sistemas de protección social, incluyendo la educación, el conocimiento de las dinámicas
migratorias no debería ser exclusivamente una actividad académica, dado que las migraciones no
son procesos con un desenlace definido o predeterminado; suponen un alto nivel de riesgo y de
incertidumbre para el estado de bienestar presente y futuro de quienes los viven. Las migraciones
significan, además, un escenario de crisis para la familia: la crianza de los NNA se ve fuertemente
impactada. Ella empieza a desarrollarse en un contexto de inestabilidad económica, incertidumbre
sobre el futuro familiar, pérdida de coherencia de la unidad familiar, desaparición de referentes
familiares o de sus pares generacionales, dificultades escolares generadas por un acceso deficiente
a la escolaridad o la pérdida total de la misma, sobrecarga de la figura materna con el consiguiente
aumento del estrés y depresión de la madre.
Un estudio de esta situación en cinco países centroamericanos apuntó que “La niñez es la principal
víctima de la migración forzada: con riesgo de graves consecuencias en el orden psicosocial y
económico” (Petit, 2003, p. 19) como las siguientes:
• Desintegración familiar: la cohesión de las familias, que ya atravesaba por dificultades, se ve
sometida a una fuerte presión cuando el jefe o jefa de familia —o ambos miembros de
la pareja— emigran. No siempre lo que logran construir en los países de destino son
realidades compatibles con el núcleo del cual venían.
• Pérdida de referentes: los NNA sufren particularmente el desarraigo, que implica un cambio
o, en casos más extremos, una ruptura con muchas de sus figuras referentes: abuelos,
amigos, vecinos, modelos de referencia locales.
• Dificultades escolares: algunas veces el acceso a la educación (por problemas de
documentación) puede llegar a dificultarse. A su vez, cuando el niño, niña o adolescente
no emigra y lo hace uno o sus dos progenitores, el rendimiento escolar se resiente, con
los riesgos de bajo rendimiento o abandono escolar.
• Aceleración de la adultez: la llegada a un nuevo medio o el sólo hecho de enfrentar
tantas dificultades en un periodo concentrado de tiempo lleva a que niños, niñas y
particularmente los adolescentes terminen incorporándose tempranamente al trabajo,
sin terminar los ciclos educativos correspondientes y sin la capacitación profesional que
sería deseable, insertándose antes de lo debido en el mundo adulto.
En este contexto, el peligro para los NNA es considerable. La pérdida de cohesión social, las
dificultades vividas en la ruta migratoria, las rupturas de los vínculos entre los padres generan
situaciones de abandono, donde el riesgo de desembocar en la exclusión social es grande y solo
posible de revertir con la intervención oportuna de los sistemas de protección social.
Por complejo y doloroso que parezca este escenario, no todas las personas migrantes, y en
particular los niños, niñas y adolescentes, responden de la misma forma. Al enfrentarse a
situaciones de alto nivel de adversidad, ponen en juego su fuerza vital y la flexibilidad de ajuste
que les permite resistir y rehacerse después de haber vivido situaciones severamente estresantes
y acumulativas. Esta forma de afrontamiento es conocida como resiliencia y según los estudios
se refiere a capacidades que van más allá de hacer frente y adaptarse a las dificultades,
implica la capacidad de superarlas, ser transformado por ellas y reconstruirse (Grotberg, 1996).
Dimensión de
Factores internos
protección
(biológicos, psicológicos,
(biológicos, psicológicos,
neuropsicológicos)
neuropsicológicos)
Interacción=
Mecanismo de protección=
Resiliencia
En el contexto de los procesos migratorios, los estudios demuestran que la instalación del trauma
o duelo migratorio puede revertirse o mitigarse conformando un escenario diferente en el que, al
activarse los sistemas de protección comunitaria, es posible para el niño, niña o adolescente y su familia
construir una respuesta basada en sus habilidades y fortalezas, la que puede resultar transformadora,
al dar una visión y una nueva finalidad a su proyecto de vida.
FOTO: USAID
Canalizar la respuesta educativa integral y oportuna para que los NNA recuperen su trayectoria
escolar, volviendo y permaneciendo en el centro educativo hasta lograr un egreso exitoso se plantea
como una prioridad para las políticas públicas de todos los países, particularmente para aquellos en
los que la educación se mueve en contextos de vulnerabilidad y emergencias.
Los análisis de la situación crítica de los niños, niñas y adolescentes que han vivido o viven una
experiencia de migración irregular viendo afectadas sus trayectorias escolares confirman esa prioridad.
La misma preocupación plantean las altas tasas de deserción, repitencia, reprobación o abandono
escolar de la población infantil o adolescente por razones económicas, de seguridad personal o
familiar, trabajo infantil, embarazo temprano, etc.
En este marco, UNICEF y UNESCO impulsan, desde 2010, la Iniciativa global por los niños y niñas
fuera del centro educativo, considerando que el centro educativo es el espacio privilegiado para
ofrecer la protección a los derechos y el bienestar superior de los NNA y es desde donde se pueden
construir nuevas oportunidades educativas.
Una vez identificado el problema de exclusión y consideradas las posibles respuestas, el desafío del
centro educativo consiste en encontrar las formas más efectivas de implementar las estrategias de
reinserción y retención con equidad, tomando en cuenta los límites y posibilidades de su ámbito de
actuación. Millán Arroyo (1985) define un ámbito de actuación como un conjunto de situaciones
problemáticas ante los cuales el centro educativo tiene responsabilidades que asumir y respuestas
que dar.
Hoy
Antes Aprendizaje de calidad y equidad en su
distribución.
Acceso y retención de educandos en el
sistema escolar.
Muchos estudios han indagado sobre las representaciones que mantienen los y las docentes frente
a las posibilidades de su ámbito de actuación para enfrentar problemáticas de acceso y retención
con calidad y equidad, concluyendo que las expectativas de logro o fracaso que tengan incidirán
directamente en las decisiones que se toman en los establecimientos escolares: las prácticas
pedagógicas, las propuestas didácticas de las instituciones, la valoración y expectativas respecto del
aprendizaje de los y las educandos más vulnerables y la posibilidad o no de recuperar sus trayectorias
escolares.
Estas representaciones actitudinales de la comunidad educativa juegan un papel central para lograr que
un niño, niña o adolescente vuelva al centro educativo, habiendo quienes faciliten las oportunidades o
quienes las dificulten. Siendo que la mayoría de las veces los intentos por volver al centro educativo
pueden resultar muy frágiles o débiles debido a las circunstancias de vulnerabilidad que los rodean, al
chocar con obstáculos para la reinserción, estos intentos se disipan y caen con facilidad, perdiéndose
así una ventana de oportunidades muy valiosa.
Al respecto, Alberto Croce (2005) propone hacer una revisión del clima actitudinal para la reinserción
escolar y la restauración del derecho a la educación de los NNA en aquellos contextos donde sea
necesario facilitar el ámbito de actuación de las respuestas educativas ante las diversas formas de
vulnerabilidad.
Croce propone revisar “las resistencias internas” manifestadas en forma de trabas al interior de los
centros educativos que obstaculizan, de manera consciente o no, la recuperación de trayectorias
escolares interrumpidas o truncadas. De acuerdo con su planteamiento, estas resistencias muchas
veces “se tratan de tensiones internas que dificultan nuevas posturas, pero otras veces son mecanismos
muy profundos que traban en la práctica lo que parece asumirse desde el discurso” (p. 83).
Entre las resistencias internas que podrían convertirse en obstáculos para la restauración de las
trayectorias escolares, Croce describe las siguientes:
• La especulación: se describe como especulación porque tiene que ver con el cálculo referido
a las consecuencias sociales que puede tener para determinado centro educativo el que se
pueda ingresar o reingresar a ciertos educandos que podrían hacer descender el nivel del
centro o provocar situaciones conflictivas. Este cálculo es especulativo por cuanto está basado
en prejuicios o estereotipos que pueden amenazar los principios de la universalidad de la
educación. Los prejuicios surgen a partir del desconocimiento, el cual puede ser superado
generando en la comunidad educativa procesos de aprendizaje significativo y de empatía
acerca de las causas y efectos de la vulnerabilidad y exclusión.
• La comodidad: acompañar trayectorias escolares de un niño, niña o adolescente que —por
diversas razones— ha tenido que dejar el centro educativo y desea volver a él requiere esfuerzo
y dedicación. Desarrollar este proceso de restitución del derecho a la educación exige poner
en juego flexibilidad y perspicacia para superar trabas burocráticas o administrativas; creatividad
especial y diligencia para encontrar estrategias curriculares pertinentes; y paciencia y empatía
para comprender que sus avances se darán de una manera particular y a su propio ritmo.
A veces, al visualizar este escenario, algunas autoridades o familiares deciden no esforzarse
ni invertir la energía necesaria. Cuando lo hacen, la retribución supera lo esperado y toda la
comunidad educativa sale favorecida.
• El desaliento: no siempre los esfuerzos realizados en un proceso de restitución de trayectorias
escolares dan los frutos en el tiempo y forma esperados. Debido a la acumulación de
vulnerabilidades o a las presiones de los factores de exclusión, un niño, niña o adolescente que
ha retomado su trayectoria podría volver a abandonarla. En estos casos, podemos pensar que
no ha valido la pena el esfuerzo y caer en el desaliento, eliminando posibilidades de volver a
intentarlo. Sin embargo, incluso en estas circunstancias hay que considerar que lo que puede
parecer “un fracaso” es relativo por cuanto —independientemente de los logros que hayan
sido esperados— la revinculación con el centro educativo posibilita de por sí, como ha sido
señalado, reconstruir estructuras vitales más allá de lo meramente académico, aun cuando no
lo podamos visualizar de forma inmediata.
La Respuesta Compacta Global (GCR) para la niñez y adolescencia refugiada de UNICEF, planteada
desde 2016, expone que la situación de esta población ha crecido en tal cantidad y complejidad que
se requiere toda la protección, asistencia y servicios que puedan brindarse en cada uno de los países.
Esta respuesta es válida no sólo para la niñez y adolescencia refugiada, sino para todos aquellos que
se ven obligados a irse de nuestros centros educativos, a los que somos llamados a apoyar para
continuar su proyecto escolar y su proyecto de vida.
Desde el principio del interés superior del o la menor, el desafío para los centros educativos con
respecto a los riesgos de la migración irregular es intervenir antes, detectar las señales de alerta
y gestionar la emergencia del proceso migratorio, comenzando con una conciencia colectiva de
protección a partir de la cual se genere una red de recursos, servicios, posibilidades y conexiones,
tanto dentro como fuera de la comunidad escolar.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2019)
“suministrar educación no es sólo una obligación moral de quienes son responsables de ello, sino
también una solución práctica a muchos de los efectos causados por las migraciones”. También
considera que “la migración y los desplazamientos requieren sistemas educativos que atiendan a las
necesidades de quienes migran y de quienes se quedan” (p. 4).
Para construir esa conciencia colectiva de protección, UNICEF (2017) propone en primera instancia
“ajustar los lentes” de cómo perciben los cuidadores —entre ellos los y las docentes— a los niños,
niñas y adolescentes que transitan o han transitado por un proceso migratorio. Estos lentes son
las miradas o enfoques desde los cuales las personas que interactúan con ellos y ellas articulan esa
interacción.
Fuente: Adaptado de Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), (2017).
Como una respuesta educativa para poder abordar los riesgos de exclusión educativa por distintas
formas de vulnerabilidad —entre ellas la migración irregular— en este módulo se plantea una
estrategia de cuatro componentes que puede ser aplicada por el sistema educativo, desde las
unidades directivas hasta los y las docentes frente a aula:
• Señales de alerta y primeras respuestas (antes de salir del sistema educativo): implican acciones
con las que se pueda detectar y abordar a tiempo —desde el aula de clases y desde el
Los cuatro componentes de la estrategia se proponen para impulsar que el centro educativo participe
como factor protector en cada uno de los momentos de las vulnerabilidades, especialmente de las
relacionadas a la exclusión social antes del proceso migratorio o de exclusión, durante la movilidad
y posterior a la misma, estos ponen en juego acciones de prevención y de intervención desde el
ámbito de actuación escolar con un enfoque de protección, bajo el principio del interés superior de
la niñez y el respeto al derecho a migrar de forma segura.
Esquema 8: Logros esperados de la Estrategia de respuesta educativa ante la vulnerabilidad y exclusión educativa
ANTES DE
SALIR
FACTORES DE
PROTECCIÓN
Retorno
Fuente: Elaboración propia
FOTO: USAID
La meta para cada docente es favorecer estrategias de intervención exitosas que impacten en las
trayectorias escolares de sus educandos, logrando la culminación de su escolaridad en los tiempos
previstos y con la calidad esperada. Para que esto sea posible es necesario identificar oportunamente
señales de alerta temprana que permitan intervenir a tiempo en situaciones de vulnerabilidad de
niños, niñas y adolescentes, y minimizar o evitar la exclusión educativa a la que podrían estar expuestos
o expuestas.
Es importante recalcar que existe un carácter acumulativo que tienen las trayectorias de exclusión
(Escudero Muñoz, 2015) que hace que, cuando no se las previene a tiempo, las respuestas tardías
se topen con dificultades mucho más complejas. Por ello es determinante la anticipación, y ante la
necesidad de esta anticipación surgen tres interrogantes:
1. ¿Dónde es posible detectar e intervenir a tiempo situaciones que afecten a los NNA en el
ámbito educativo?
2. ¿Cómo podemos detectar estas señales de alerta?
3. ¿Qué acciones adoptamos una vez identificadas las señales de alerta?
Para tener una visión comprensible del problema es necesario contemplar el conjunto de procesos
de retención o ruptura a nivel de aula, a nivel del centro educativo y a nivel del sistema en general,
contando con indicadores claves que permitan desagregar las señales de alerta en las trayectorias de
los y las educandos.
El primer nivel —el del aula— permite acercarse a los procesos de interacción directa entre los y las
docentes y el alumnado, identificando de manera casi inmediata información acerca de condiciones
claves para el aprendizaje como asistencia, desempeño académico y conductas asociadas. Los otros
dos niveles —centro educativo y sistema general— ofrecen un acercamiento a la dinámica general
del tránsito escolar desde el ingreso al sistema educativo hasta su egreso con la posibilidad de
identificar las posibles brechas entre los diferentes ciclos y modalidades, con indicadores más globales.
La importancia de las señales de alerta en el primer nivel o a nivel de aula radica en que, en
este ámbito, la toma de decisiones a tiempo ejerce mayor incidencia en la dinámica de afiliación o
desafiliación a los procesos de aprendizaje.
¿Qué se detecta?
Las características, circunstancias o situaciones que pueden desencadenar trayectorias de exclusión
educativa pueden ser muchas y de diversa índole. Sin embargo, para el o la docente hay algunas
categorías de riesgo inminente que le resultan más susceptibles para identificar e intervenir en su
ámbito de incumbencia, entre ellas: la asistencia, el desempeño académico y el comportamiento de
los y las educandos.
Categoría de
Señales de alerta Umbral crítico
análisis
Asistencia Abandonos temporales Mayor o igual al 10% en cada
Abandonos intermitentes período de evaluación o según
Deserción lo determine el equipo docente
Buen desempeño Bajo desempeño en algunos contenidos Dos materias nucleares
Bajo desempeño en algunas áreas del reprobadas más una no nuclear
currículo en el periodo de evaluación, o
Desempeño por debajo de lo esperado según lo determine el equipo
en todas las áreas curriculares docente.
Comportamiento Falta de motivación para completar tareas Dos reportes de conducta
Conductas desafiantes dentro del aula “violenta” o una suspensión
Conductas agresivas dentro y fuera del de clases en el periodo de
aula evaluación, o según lo considere
el equipo docente
Adaptada de Movimiento Yo no Abandono (México).
¿Cómo se detecta?
La construcción del diagnóstico de las señales de alerta responde a un proceso dinámico, reflexivo
y participativo a partir de un trabajo sistemático que se realiza como parte de la gestión del aula,
en el marco de las tareas del o la docente acerca del seguimiento y registro de datos de los y las
educandos a su cargo. Incluye también los servicios de orientación y tutorías en aquellos centros
educativos que cuenten con tales servicios.
Este proceso requiere incluir al menos las siguientes actividades detalladas en la Tabla 5.
La ocurrencia de cualquiera de estas situaciones o la combinación entre ellas, relacionadas con las
observaciones que pueda aportar el equipo docente y los padres, madres, tutores/as o encargados/
as (PMTE), indica que el riesgo educativo del o la educando se ha incrementado. Por lo tanto, marca
el momento adecuado para una intervención pertinente.
Es importante señalar que la participación de los y las educandos en este proceso de análisis aporta
una perspectiva que merece ser tomada en consideración. La comunicación entre el o la docente y
educando sobre sus preocupaciones puede ayudar al conocimiento preciso de sus obstáculos si se
articula en torno a preguntas personalizadas como:
• ¿Quién es responsable de resolver este problema?
• ¿Qué consecuencias puede tener para mi futuro mi problema de calificaciones/conducta/faltas
en mi asistencia?
• ¿A qué se deben mis resultados?
• ¿Cómo puedo solucionarlos?
• ¿Cómo puede ayudarme el o la docente o el centro educativo en la solución?
• ¿A qué otras personas puedo recurrir para la solución de mi problema?
Esquema 9: Principios que sustentan las Primeras Respuestas ante los riesgos de exclusión educativa
El desarrollo de la Primera Respuesta debe incluir un análisis de situación en el cual se examinen las
características del riesgo, una valoración de las necesidades no atendidas implicadas en la aparición del
riesgo, un análisis de las estrategias que se han utilizado anteriormente para atender estas necesidades
(si es que se ha utilizado alguna) y una definición de prioridades.
En el centro educativo
En la comunidad
Este análisis de la situación no requiere una evaluación formal nueva o adicional a la derivada de los
registros ya realizados por el o la docente. Puede ser realizado con la participación del o la educando
o con los padres y madres de familia, de ser posible.
A partir de allí, se disponen las estrategias de respuesta educativa conforme la naturaleza de los
riesgos detectados. En la Tabla 7 se presenta un ejemplo de Intervención del Proyecto Yo No
Abandono de México.
Tabla 7: Dimensiones de intervención
Dimensión
Dimensión académica Dimensión psicosocial
socioeconómica
Cuando los niños, niñas o adolescentes se movilizan, ya sea solos o con sus familias, hay una serie de
intervenciones que se pueden llevar a cabo desde el centro educativo para ayudarles a acceder a
los servicios de protección durante el viaje. Save the Children (2018) recomienda que —ya sea que
se trabaje en contextos de desarrollo o humanitarios o dentro o fuera de las fronteras nacionales
con migrantes, refugiados o desplazados internos— debe tomarse en cuenta qué marcos jurídicos y
mecanismos de coordinación de la protección son más pertinentes.
Docentes por la Paz actúa como catalizador para que tanto los y las docentes como la comunidad
educativa en general no se mantengan indiferentes ante el conocimiento de los riesgos que puedan
estar enfrentando los niños, niñas, adolescentes y sus familias durante la ruta migratoria, y actúen en
consecuencia.
Save the Children (2018) señala que aun cuando existan dificultades para llegar a los NNA migrantes
y refugiados que evaden las rutas formales y los procesos de registro a fin de evitar ser detectados
por las autoridades, se necesitan maneras creativas de establecer alguna relación con ellos y ellas, al
tiempo que nos aseguramos de que no se vean expuestos a mayores riesgos.
Aun cuando la problemática del abandono escolar no es nueva, los aumentos en los flujos de regreso
a nuestro país de los NNA que retornan de la ruta migratoria, unido a los altos índices de deserción
y repitencia escolar, están provocando nuevas consideraciones acerca de las oportunidades de
reintegración que debe ofrecer el sistema educativo para acogerlos.
El momento del retorno de la ruta migratoria, sea voluntario o no, requiere una cuidadosa consideración
en torno a la reintegración, las oportunidades de subsistencia y el acceso no discriminatorio a
los servicios básicos de educación, salud y protección integral de derechos de los niños, niñas o
adolescentes y sus familias.
Una actitud de apertura y empatía es la base para desarrollar los procesos de acogida en el retorno
de los NNA. Son numerosas las investigaciones que demuestran que las condiciones de acogida en
el retorno importan más que el trauma sufrido durante la ruta migratoria, abriendo las posibilidades
de la generación de resiliencia para darle sentido a las experiencias vividas, afrontarlas y superarlas.
Los centros educativos deben poner en marcha los protocolos, iniciativas y recursos pertinentes para
ofrecer un apoyo integral en esta fase, hasta lograr la reinserción completa y exitosa en el proyecto
educativo de los niños, niñas y adolescentes migrantes retornados y sus familias. Estas acciones deben
orientarse bajo el marco de las buenas prácticas recomendadas internacionalmente para la atención
educativa de NNA migrantes retornados:
• Reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes migrantes retornados como sujetos titulares de
derechos: implica la responsabilidad de los actores de respetar todos los derechos de los NNA,
a sabiendas de que ninguno es más importante que otro: no se pueden dividir ni jerarquizar
de ninguna manera. También implica que cualquier acción o procedimiento debe contar con la
participación del niño, niña o adolescente y su familia como protagonistas y no como recipientes
pasivos. Resalta el carácter de obligatoriedad versus cualquier actitud que considere como favor
o como posibilidad de abstención al cumplimiento de los derechos que los NNA migrantes
retornados poseen.
• Reconocimiento de las diferentes capacidades y características de los niños, niñas y adolescentes: este
enfoque plantea que no es posible aplicar respuestas y acciones estandarizadas para la totalidad
de NNA que han vivido una experiencia de migración sin tomar en cuenta sus motivaciones
para migrar, su idioma, su condición de género, su edad, su orientación sexual, su identidad de
género, etc. Incluye reconocer vulnerabilidades, amenazas y riesgos diferenciados de acuerdo con
la intensidad, duración y naturaleza de la experiencia migratoria.
El seguimiento a los y las educandos que transitan de una modalidad educativa a otra también debe
incluirse en este principio para asegurar que no se pierda la continuidad de las trayectorias educativas.
Adecuación y pertinencia. La intervención debe ofrecer opciones metodológicas que respondan a las
características educativas de la población destinataria.
Reparación de competencias educativas. Las intervenciones de reinserción deben tener como fin la
preparación y orientación de los y las participantes hacia la continuidad de sus trayectorias educativas.
Este principio implica el construir y planificar dispositivos y secuencias didácticas destinadas
específicamente a recuperar o fortalecer aprendizajes y habilidades perdidos o debilitados, por
ejemplo:
• Utilizando alternativas flexibles de evaluación como pruebas orales, pruebas demostrativas,
pruebas para la casa, etc.
• Facilitando actividades de compensación o enriquecimiento en áreas específicas como lectura,
escritura o matemáticas dentro o fuera del aula de clases.
• Adecuando los niveles de alcance de las competencias esperadas al adaptar objetivos o
contenidos temáticos.
puede obtenerse por donaciones o becas de organizaciones que provean kits básicos de
materiales y útiles escolares, ayuda para transporte, alimentación, etc.
• Coordinar el proceso de reintegración con todos los actores de la comunidad educativa. El acceso
a una intervención coordinada, que aborde los riesgos identificados y las respuestas educativas,
debe considerarse como parte del Proyecto Educativo del Centro. En éste deben adoptarse
normas y procedimientos específicos, las formas de capacitación del personal para afrontar el
proceso y los roles a seguir por cada uno de los actores.
• Acompañar el tiempo suficiente para que el NNA que regresa pueda asimilar la experiencia de
retorno. Esto se debe realizar mediante un seguimiento durante los primeros meses después de
su llegada. Los servicios de orientación —o una persona destinada al efecto— pueden actuar
como tutores del seguimiento.
El monitoreo y evaluación del proceso de reinserción. Los docentes, las autoridades escolares y otros
interlocutores involucrados en los procesos de reinserción, por ejemplo, en los de la migración de
retorno, pueden aportar mucho conocimiento y propuestas al efectuar evaluaciones más exhaustivas
y consecuentes de la reintegración. Al respecto se proponen buenas prácticas como las siguientes:
• Todos los proyectos deberán incluir, como elemento esencial, evaluaciones de los distintos
aspectos de la reintegración. Esta práctica permite determinar el grado de contribución de la
ayuda para la reintegración al retorno sostenible, las brechas que deben cubrirse y, por tanto, los
aspectos sobre los cuales habría que hacer ajustes o modificaciones.
• La identificación de logros a través de evidencias continuará sirviendo de base para la concepción
de proyectos que redunden en su interés y facilitará la apertura de otros proyectos de apoyo para
la misma comunidad educativa. Obtener, registrar y analizar los datos del proceso de reinserción
permitirá al sistema educativo en general, y al centro educativo en particular, crear indicadores y
perfiles que sustenten estrategias y políticas informadas y efectivas.
La vinculación con redes de apoyo. Los proyectos de reintegración deben vincularse a estructuras e
iniciativas existentes, ya sean marcos institucionales, programas estatales o iniciativas de desarrollo
local, incluidas las del sector privado, ya que ello aumenta las perspectivas de reintegración. Dentro
del centro educativo podrían aprovecharse los siguientes espacios:
• La integración a grupos de actividades lúdicas o deportivas como los clubes de todo tipo,
actividades extraescolares, etc. Estos permiten que utilicen sus habilidades creativas y también
funcionan como espacios de desahogo y liberadores de estrés.
• La participación como voluntarios o voluntarias para apoyar servicios dentro o fuera del centro
educativo como apoyo para otros niños, niñas o adolescentes. El actuar como protagonistas de
apoyo evita el sentimiento de victimización y equilibra la dependencia, favoreciendo la capacidad
de autonomía.
• Sostener que la educación es un derecho trae consecuencias insoslayables para todos los
actores involucrados: el Estado, la sociedad, las familias, los y las docentes y los y las educandos.
Garantizar perfiles de egreso y niveles de logro para niños, niñas y adolescentes con trayectorias
interrumpidas obliga a la construcción de procesos de reinserción sólidos y equitativos.
Una propuesta de acciones para cada fase del Proyecto de Reinserción Educativa sería la siguiente:
• Otra clave importante es el rol transformador de los y las docentes, ya que para lograr resultados
educativos de los y las educandos que retornan las condiciones de enseñanza deben incluir
diversidad de opciones tanto de estrategias de aprendizaje como de métodos de evaluación.
Una sola estrategia no abarcaría los distintos perfiles y necesidades de los y las educandos.
• Las tutorías académicas y el enriquecimiento del currículo con actividades extraescolares son
formas de personalizar las estrategias de restauración de competencias académicas.
• Por otro lado, si no se cuenta con ninguna estrategia de restauración de las competencias
académicas y se acude únicamente al proceso tradicional de enseñanza, tienden a reaparecer
los factores de riesgo de abandono y el niño, niña o adolescente puede volver a desvincularse.
• Al respecto es importante destacar el papel que juegan las expectativas positivas de los y las
docentes respecto al desempeño de los y las educandos que han tenido trayectorias interrumpidas
o de abandono, concebidas como fracaso escolar. Cuando los niños, niñas o adolescentes no
perciben esas expectativas positivas tienden a no sentirse entusiasmados con la idea de volver
al centro educativo.
El hecho de que las diversas formas de vulnerabilidad actúen como factores del abandono o
interrupción de las trayectorias escolares coloca sobre el centro educativo la responsabilidad social
de romper este círculo de exclusión facilitando un proceso de reinserción como el que hemos
descrito (sistemático, intencionado y acompañado) que permita a los y las educandos acceder y,
sobre todo, que finalicen su trayectoria escolar para reconstruir un proyecto de futuro personal y
colectivo.
Tabla 8: Fases del Plan de Acogida
• Anticipar la llegada del • Presentación del NNA al • Designar tutores del NNA
NNA al centro educativo. equipo de bienvenida. entre los miembros del
• Organizar el Comité de • Recorrido por el centro Comité de bienvenida.
bienvenida y establecer sus educativo y entrega de una • Acompañar al NNA
roles. carpeta de información en recesos, actividades
• Ambientación del centro básica. curriculares y
educativo y el aula. • Presentación a su aula extracurriculares.
• Preparar la bienvenida en de clase y realización de • Ser un referente constante
el aula. actividades de bienvenida. para cualquier dificultad
• Incorporación de la familia cotidiana.
APF y Escuela de Padres, • Monitorear la efectividad
Madres, Tutores/as o del acompañamiento.
Encargados/as.
Para mantener su legitimidad y presencia en las comunidades de alta vulnerabilidad, las instituciones
de protección como los centros educativos, ante estas circunstancias de desarraigo, requieren
responder de manera consistente, conforme avanza el tiempo, en la atención a los niños, niñas o
adolescentes que han sido desarraigados o que podrían llegar a serlo.
Para lograr lo anterior es importante que en el centro educativo se lleven a cabo procesos continuos
y sostenidos del sentido de pertenencia e interacción. Es decir, no basta con realizar procesos
individuales de reinserción escolar, sino que también es fundamental formar una cultura del arraigo
en la que todos y todas se sientan incluidos, aceptados y comprometidos.
Muchas conductas de riesgo en los y las educandos pueden interpretarse como producto de intentos
equivocados de pertenencia, a costa a veces de su propia seguridad. Un ejemplo de esto podría
ser la afiliación a barras, maras o pandillas. Por otro lado, el desarrollo de las conductas saludables
tiene mayor posibilidad cuando los y las educandos perciben que sus docentes saben “ganarse su
confianza” y respeto cuando:
• Se preocupan por sus problemas familiares y personales y emprenden acciones que intentan
aportar soluciones.
• Promueven espacios de convivencia y trabajo en equipos dentro del aula de clase.
• Detectan y atienden situaciones problemáticas a partir del seguimiento de su asistencia y
rendimiento escolar.
• Se interesan por sus planes de futuro, acercando alternativas.
• Ofrecen diferentes espacios flexibles de apoyo pedagógico.
En el plano de la acción institucional (más allá de las prácticas de aula localizadas) las iniciativas que
promueven el involucramiento afectivo de los NNA y nutren el lazo de pertenencia con el centro
educativo y sus miembros, entre otras, son:
• La actividad de apropiación de la historia del centro educativo, su evolución y sus logros.
• El contacto directo con los adultos significativos de la comunidad escolar.
• La participación en actividades del gobierno escolar.
• La representación de su centro educativo en actividades extraescolares.
• Las actividades recreativas, campamentos o salidas pedagógicas.
• Los proyectos de mediación estudiantil en los conflictos entre pares.
Tabla 9: Ejemplo de la lista de verificación de cumplimiento de actividades de ciudadanía y democracia según el CNB
Algunos centros educativos que mantienen programas de pertenencia estiman el logro general
alcanzado, con el autorreporte de los y las educandos sobre su propia valoración del centro educativo,
como el planteado en la Tabla 10.
Tabla 10: Valoración general del sentido de pertenencia al centro educativo
Satisfacción
Aspecto del sentido de pertenencia
sí/no
Voy contenta/o a mi centro educativo todos los días
Fuente: Adaptado de Castillo Riquelme, Rodríguez Garcés y Escalona Burgos (2018, p. 121).
Como podemos ver, el sentido de pertenencia al centro educativo se va formando con un continuo
de compromisos entre los y las educandos, consigo mismos, con otros y con el centro educativo en
un ambiente de apoyo y reciprocidad.
El hecho de tener que ir al centro educativo tiende a ser asumido como una dificultad en aquellas
circunstancias de vulnerabilidad ya explicadas, volviendo frágil el lazo de vinculación, debiendo éste,
revisarse y reconstruirse continuamente.
PROGRAMA DE DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTES POR LA PAZ 47
MÓDULO 1V EDUCACIÓN Y PROTECCIÓN ANTE LA MIGRACIÓN IRREGULAR Y VULNERABILIDAD SOCIAL
Siendo el grupo social clave para la formación de la socialización y el carácter, la familia puede aportar
los elementos básicos para un adecuado funcionamiento escolar, como los planteados a continuación:
• La implicación de los padres y madres en las tareas educativas de sus hijos e hijas ayuda a
mantener la motivación hacia el aprendizaje y la formación de hábitos de estudio.
• Participar en las actividades escolares a las que son convocados mantiene a los padres y madres
enterados de las demandas y oportunidades que ofrece el centro educativo a la vez que modelan
el tipo de acercamiento deseable entre las dos instituciones sociales.
• El diálogo continuo entre padres e hijos permitirá a los primeros identificar señales de alerta y
anticipar la intervención requerida sobre riesgos de abandono o interrupción de la trayectoria
escolar de los niños, niñas o adolescentes.
Sin embargo, para muchas de las familias actuar como factor protector resulta un rol muy difícil de
desempeñar dada la multiplicidad de problemas a los que se enfrentan: laborales, económicos, de
salud, etc. Es aquí donde la cooperación entre el centro educativo y la familia resulta indispensable.
Las relaciones entre padres, madres y docentes deben servir para trazar una estrategia común, para
que el o la educando mejore no sólo en la vida escolar, sino también en la vida social, pues mejores
notas redundan en una mejor confianza del niño, niña o adolescente y le brindan un refuerzo de
seguridad personal para seguir adelante con su proyecto educativo.
Para lograr esta colaboración y participación de la familia en el centro educativo, los y las docentes
deben adoptar actitudes que den a la familia un mensaje de confianza como las siguientes:
• Explorar y potenciar los recursos de las familias: si los padres y madres sienten que el o la docente
conoce a la familia, confían en que son capaces de movilizar recursos afectivos o de otra índole
para apoyar a sus hijos e hijas, lo creerán y lo llevarán a cabo satisfactoriamente.
• Buscar soluciones y alternativas: las intervenciones de los y las docentes u orientadores/as deben
ir encaminadas a conseguir solucionar los problemas y no sólo planteárselos a los padres y
madres, sobre todo a manera de quejas. La Escuela de Padres y Madres es un buen espacio para
encontrar juntos alternativas a los diversos retos que se presenten.
• Tomar en cuenta el contexto social y laboral al gestionar la colaboración con las familias: el docente
debe tener en consideración que cada una de ellas tiene distintas posibilidades de participación.
Independientemente del nivel en el que participen, debe tenerse presente que ningún proyecto
educativo debería obviar la participación de las familias.
Formar y promover la identidad cultural desarrolla en los niños, niñas y adolescentes las siguientes
fortalezas (Brito Lorenzo, 2007):
• Dar sentido y finalidad a su vida dentro de una colectividad social.
• Fortalecer relaciones entre generaciones: con sus abuelos, padres, hermanos, tíos, etc.
• Establecer vínculos entre el pasado, el presente y el futuro, descubriendo lo compartido y común
que une las historias de su familia, su comunidad y su país.
• Valorar formas de vida y manifestaciones de distintos colectivos sociales, tanto de su país como
de otros países del mundo.
Los vínculos psicológicos y afectivos que emanan de una sólida identidad cultural resultan
fundamentales en la configuración del arraigo y en la prevención del distanciamiento de las raíces,
jugando un importante papel en procesos como la migración, el desplazamiento forzado o cualquier
otra forma de desterritorialización a la que ellos y ellas tengan que verse sometidos.
En el caso de las familias migrantes y sus descendientes de primera o segunda generación, uno
de los mayores retos a los que se enfrentan en el momento de inserción al lugar de destino es el
sentimiento de “otredad”, es decir, la marginación de su comunidad de referencia y la invisibilidad
de sí mismos como partes de un grupo cultural. Al momento del retorno, este sentimiento podría
experimentarse como un doble destierro, primero de su país de origen y luego, ya una vez adaptados,
del país de destino (Bustos Córdova, 2017).
Para los niños, niñas y adolescentes estas vivencias pueden ser determinantes en la configuración de
su autoestima e identidad, por lo que cuanto más articulada haya sido la experiencia educativa con
la vivencia de los valores culturales de la familia, barrio, comunidad, instituciones, espacios y grupos
humanos formales e informales, etc., mayores posibilidades tendrá el NNA de encontrar el sentido
de sus raíces y de nutrirse de ellas.
Los niños, niñas y adolescentes son consumidores intensivos de cultura extraescolar y tienen acceso
a ella por diversos medios. Estas formas culturales (música, televisión, cine, radio, diarios, revistas,
internet, etc.) presentan modelos que ellos y ellas incorporan, impactando en la conformación de
su autoimagen y de sus imaginarios de vida pudiendo generar una fuente de conflicto al adoptar
patrones de desarraigo cultural (Díaz Sánchez, 2006).
Ante este hecho, juegan un papel fundamental las experiencias educativas que rescaten la interpretación
oportuna de estos modelos por parte de los adultos significativos, así como la revalorización en
el centro educativo de las tradiciones populares y familiares de los y las educandos. Estrechando
el vínculo de las actividades escolares con las prácticas comunitarias se garantiza el proceso de
formación e integración de sus identidades culturales.
Para las actividades, se proponen las siguientes a manera de menú, susceptibles de combinarse,
modificarse o ampliarse de acuerdo con el contexto:
Tabla 11: Ejemplos de actividades que se pueden desarrollar a través del centro educativo para promover y fortalecer la identidad cultural
FOTO: USAID
El enfoque de diversidad surgió en las últimas décadas del siglo XX con la intención de proponer
estrategias más inclusivas para la educación de niños, niñas y adolescentes con necesidades especiales
o con dificultades en el aprendizaje. Se pensaba que la diversidad era propia de una población
específica y un problema a resolver, por lo que se diferenciaban las enseñanzas para estos grupos.
Sin embargo, la evolución del concepto nos lleva ahora a considerar que la diversidad es inherente a
todos los seres humanos y, por tanto, no se trata de categorizar a algunos educandos como “mejores
o peores”, sino de admitir que hay ritmos y estilos de aprendizaje diferenciados (Gimeno Sacristán,
2000).
A partir de esta nueva concepción de diversidad para el aprendizaje se han impulsado reformas en
los sistemas educativos en casi todos los países, lo que significa ofrecer oportunidades educativas
de calidad a todos los y las educandos sea cual sea su condición social y cultural y sus características
individuales. Los principios de estas reformas son coherentes con los compromisos de Educación para
Todos adoptados en la Conferencia Mundial de Jomtien en 1990, siendo posteriormente ratificados
en el Foro Mundial de Educación para Todos (Dakar) del año 2000 y actualmente en los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS).
Para la UNESCO todos los centros educativos deben acoger a todos los niños y niñas
independientemente de sus condiciones personales, culturales o sociales; con capacidades diferentes,
de minorías étnicas, lingüísticas o culturales, de zonas altamente favorecidas o vulnerables, etc.
La inclusión significa, de acuerdo con Booth y Ainscow (2002), que los centros educativos sean
lugares que apoyen y estimulen tanto al personal docente como a los y las educandos eliminando las
barreras que conducen a la exclusión: sociales, legislativas, institucionales, curriculares, metodológicas
y organizativas y, al mismo tiempo, facilitando el acceso, participación, permanencia y promoción de
todos y todas, sin distinción de ninguna naturaleza.
Estas y otras medidas de atención inclusiva a la diversidad de los niños, niñas y adolescentes han de
estar contextualizadas y deben recogerse en el Plan de Atención a la Diversidad como parte del
Proyecto Educativo del Centro (PEC) y en todas las instancias que lo conforman.
Desde una perspectiva de respuesta educativa a las necesidades de los y las educandos en situación
de vulnerabilidad, se asume que las dificultades de aprendizaje que pudieran presentar los mismos
están relacionadas con factores escolares y contextuales, por lo que se hace necesario desplegar por
parte del centro educativo una respuesta global, equitativa y de calidad.
Atender a la diversidad en el centro educativo “no es más que, en definitiva, satisfacer las necesidades
educativas de educandos en el ambiente natural de la clase, fomentando las redes naturales de apoyo
y compartiendo la responsabilidad del aprendizaje” (Crisol Moya, Martínez Moya y El Homrani, 2015,
p. 267).
Para ello se requiere contar, como lo propone Tomlinson (citada en Cooperativa de Enseñanza
José Ramón Otero, 2019) con opciones de diferenciación de las tareas escolares que permitan el
ajuste de la dificultad según las características de aprendizaje del o la educando. Tomlinson propone
nueve aspectos de diferenciación para las situaciones de aprendizaje. Cada uno de ellos supone la
adaptación de la tarea en un aspecto concreto, dentro de una progresión que va de un nivel más
básico a un nivel más avanzado.
Simple Complejo
Materiales, propuestas y actividades con un nivel Materiales, propuestas y actividades con un nivel
de abstracción bajo (una sola abstracción), que de abstracción alto (múltiples abstracciones),
permitan obtener un marco o referencia general que permitan profundizar en los aspectos más
para comprender los contenidos. significativos de los contenidos.
Funcionalidad Transformacional
Materiales, propuestas y actividades básicas, Materiales, propuestas y actividades más complejas,
presentadas de forma clara y concreta. que permitan profundizar en los contenidos,
establecer relaciones con otros y generar ideas
nuevas.
Estructurado Abierto
Materiales, propuestas y actividades claramente Materiales, propuestas y actividades abiertas que
explicadas, en las que los educandos no tienen obligan al educando a tomar decisiones para dirigir,
demasiadas decisiones que tomar. evaluar y regular el desarrollo de su propia acción,
de cara a articular respuestas ante situaciones
nuevas.
Poca elección por parte del educando La elección del educando es mayor
En el marco del enfoque inclusivo, un diseño de planificación para la diversidad sería el siguiente:
Esquema 15: Ejemplo de diseño de planificación para la diversidad
Como síntesis, podríamos señalar que para desarrollar un aula inclusiva que atienda la diversidad
debemos recordar que “todos los y las educandos, sin distinción, necesitan lecciones que sean
coherentes, relevantes, eficaces, transferibles, auténticas y significativas. No debemos confinar a
algunos educandos a una planificación escolar de repetición y ejercitación y reservar las lecciones
más ricas y nutritivas sólo para los más avanzados” (Cooperativa de Enseñanza José Ramón Otero,
2019, p. 5).
FOTO: USAID
VI. ACRÓNIMOS
SE Secretaría de Educación
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VIII. ANEXOS
Anexo I. Ejemplos de herramientas para la protección de niños, niñas y adolescentes
migrantes
Las siguientes herramientas son propuestas por UNICEF y pueden descargarse de su página web.
Anexo 1.1: Baraja. Imagen reproducida de Anexo 1.2: Cuaderno de viaje. Imagen reproducida
“Herramientas para la protección de niñas, niños y de “Herramientas para la protección de niñas,
adolescentes migrantes” por UNICEF. niños y adolescentes migrantes” por UNICEF.
“Las cartas de esta baraja contienen mensajes “Este cuaderno motiva a que niñas, niños
que favorecen la construcción de resiliencia y y adolescentes migrantes expresen sus
consejos para el autocuidado” (Fondo de las sentimientos y reflexionen sobre las
Naciones Unidas para la Infancia, 2019). experiencias vividas para propiciar tanto la
resiliencia como la seguridad en el camino”
(Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia,
2019).
Anexo 1.3: Calendario La vida sigue. Imagen Anexo 1.4: Los tres mundos. Imagen reproducida
reproducida de “Herramientas para la protección de “Herramientas para la protección de niñas,
de niñas, niños y adolescentes migrantes” por niños y adolescentes migrantes” por UNICEF.
UNICEF.
“Este calendario personal permite a niñas, “Este material propicia que niñas, niños
niños y adolescentes involucrados en un y adolescentes que han vivido violencia,
proceso judicial o administrativo, darse cuenta entiendan el papel de las autoridades en la
de que no todo en su vida tiene que ver con determinación del castigo que recibirá su
los eventos de violencia vividos y el proceso agresor y que ellos no tienen responsabilidad
mismo” (Fondo de las Naciones Unidas para alguna por la violencia vivida ni por el castigo
la Infancia, 2019). que se impute al culpable” (Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia, 2019).
PROGRAMA DE DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTES POR LA PAZ 65
MÓDULO 1V EDUCACIÓN Y PROTECCIÓN ANTE LA MIGRACIÓN IRREGULAR Y VULNERABILIDAD SOCIAL
Las siguientes herramientas son propuestas por UNESCO y pueden descargarse de su página web
llamada UNESDOC Digital Library.
Anexo 2.1: Guía para asegurar la inclusión y la equidad en la Anexo 2.2: Directrices sobre políticas de inclusión en la educación.
educación. Imagen reproducida de UNESDOC Digital Library por Imagen reproducida de UNESDOC Digital Library por UNESCO
UNESCO (2017) (2009).
“Esta guía está destinada a ayudar a los “Los objetivos de estas directrices son ayudar
países a incorporar la inclusión y la equidad a los países a fortalecer la atención que prestan
en la política educativa” (Organización de las a la inclusión en sus estrategias y planes en
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia materia de educación” (UNESCO, 2009, p. 7).
y la Cultura, 2017, p. 10).
Anexo 2.3: Educación inclusiva. Recomendaciones de la UNESCO para una inclusión educativa. Imagen reproducida de Portal Educativo:
Educa y Aprende (Rodríguez Ruiz, 2019).
0 1 2
Mójese las manos con agua; Tome una cantidad de jabón suficiente Frótese las palmas de las manos
para cubrir todas las superficies de las entre si;
manos;
3 4 5
Frótese la palma de la mano derecha Frótese las palmas de las manos entre Frótese el dorso de los dedos de
contra el dorso de la mano izquierda sí con los dedos entrelazados una mano con la palma de la mano
entrelazando los deodos y viceversa opuesta, agarrándose los dedos
6 7 8
Frótese con un movimiento rotativo Frotese la punta de los dedos de Enjuague las manos con agua;
el pulgar izquierdo; tomándolo con la una mano, con la otra; haciendo un
mano derecha y viceversa; movimiento de rotación y viceversa;
9 10 11
Séquese con la toalla desechable; Sirvase de la toalla para cerrar el grifo; Sus manos son seguras.
(OMS, 2010)