Está en la página 1de 12

rEVISIÓN

Desafíos en el manejo farmacoterapéutico del paciente


ingresado con enfermedad de Parkinson
Unax Lertxundi, Saioa Domingo-Echaburu, Irati Irigoyen, Arantxa Isla, M. Ángeles Solinís, Juan C. García-Moncó

Resumen. Los pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) ingresan en el hospital con mayor frecuencia y durante más Servicio de Neurología; Hospital
de Galdakao-Usansolo (J.C. García-
tiempo que los pacientes del mismo grupo etario. El motivo del ingreso es a menudo diferente de su enfermedad de base, Moncó). Servicio de Farmacia;
y son habitualmente atendidos en servicios con un conocimiento pobre de la enfermedad. Tanto los errores en el momen- Red de Salud Mental de Araba
to de la administración de levodopa como el uso inapropiado de fármacos con acción antidopaminérgica central son rela- (U. Lertxundi, I. Irigoyen).
Servicio de Farmacia; OSI Alto Deba
tivamente comunes durante su estancia hospitalaria. En este estudio se lleva a cabo un análisis de la bibliografía disponi- (S. Domingo-Echaburu). Grupo de
ble sobre los desafíos y las complicaciones a los que se enfrentan los pacientes con EP cuando ingresan en el hospital, Farmacocinética, Nanotecnología
y Terapia Génica, PharmaNanoGene;
principalmente en aquellos relacionados con la farmacoterapia. Asimismo, se proponen una serie de estrategias que re- Facultad de Farmacia; Centro de
dunden en una atención a los pacientes durante su ingreso hospitalario, que incluyen aspectos como el control de las Investigación Lascaray Ikergunea;
Universidad del País Vasco UPV/EHU
existencias de medicamentos antiparkinsonianos y el establecimiento de protocolos de intercambio terapéutico de anti- (A. Isla, M.A. Solinís). Vitoria-Gasteiz,
parkinsonianos, así como de protocolos para el manejo adecuado de comorbilidades en este tipo de pacientes; el fomen- Álava, España.
to de la autogestión del tratamiento antiparkinsoniano por parte de los pacientes ingresados; la realización de estudios Correspondencia:
de seguimiento de prescripciones inapropiadas o la creación de la figura de ‘especialista en EP’. Para ello será necesario Dr. Unax Lertxundi. Servicio de
impulsar la concienciación del personal sanitario del hospital, así como de los pacientes y sus familiares, sobre los proble- Farmacia. Red de Salud Mental de
Araba. Álava, 43. E-01006 Vitoria-
mas derivados del manejo inapropiado de la farmacoterapia en EP. Gasteiz (Álava).
Palabras clave. Antipsicóticos. Complicaciones. Enfermedad de Parkinson. Hospitalización. Medicación. Fax:
+34 945 006 587.

E-mail:
unax.lertxundietxebarria@
Introducción cientes que habían ingresado en el período de estu- osakidetza.net
dio, el 21% experimentó un empeoramiento de los
Aceptado tras revisión externa:
La enfermedad de Parkinson (EP) es la segunda en- síntomas motores durante el ingreso, el 33% sufrió 24.02.14.
fermedad neurodegenerativa en frecuencia tras la una o más complicaciones y el 26% no recibió co-
enfermedad de Alzheimer, con una prevalencia es- rrectamente el tratamiento antiparkinsoniano. Otra Cómo citar este artículo:
Lertxundi U, Domingo-Echaburu S,
timada en países industrializados alrededor del 1% encuesta internacional recientemente realizada en Irigoyen I, Isla A, Solinís MA,
en personas mayores de 60 años [1]. Debido al pro- los hospitales considerados como ‘excelentes’ en el García-Moncó JC. Desafíos en el
manejo farmacoterapéutico del
gresivo envejecimiento de la población, se estima manejo de la EP por la National Parkinson Founda- paciente ingresado con enfermedad
que en las próximas décadas se duplicará el número tion estadounidense arrojó resultados sorprenden- de Parkinson. Rev Neurol 2014;
58: 353-64.
de pacientes afectados [2]. tes: el 80% de los especialistas en EP encuestados
Los pacientes con EP ingresan en el hospital con (principalmente neurólogos) se fiaba poco o nada de © 2014 Revista de Neurología
mayor frecuencia y el tiempo de hospitalización que el resto del personal del hospital supiera que la
suele ser más prolongado que en los pacientes del clozapina y la quetiapina son los fármacos de elec-
mismo grupo etario [3,4]. Los estudios publicados ción en la psicosis parkinsoniana. Asimismo, un
indican que entre el 20 y el 25% de los pacientes 71% de los encuestados no confiaba en que el perso-
afectados por la enfermedad requieren un ingreso nal de su hospital identificara la metoclopramida
hospitalario anualmente [5-7]. Por ejemplo, el nú- como un fármaco que pudiera empeorar los sínto-
mero de ingresos por fractura de cadera es cuatro mas motores en la EP y el 94% no confiaba en que se
veces más habitual en los pacientes parkinsonianos respetasen los horarios de administración de los fár-
que en el resto de la población [8]. El motivo del in- macos antiparkinsonianos [10]. Incluso neurólogos
greso es a menudo diferente de su enfermedad de especialistas en trastornos del movimiento tienen
base, y en muchas ocasiones son atendidos en servi- problemas en identificar determinados fármacos
cios con un conocimiento pobre de la enfermedad (especialmente antipsicóticos atípicos) como cau-
[7,9]. Esto hace que las complicaciones durante su santes de parkinsonismo yatrogénico [11].
estancia en el hospital sean frecuentes. Una encues- La creciente preocupación por el manejo inade-
ta realizada en los Países Bajos a pacientes con EP cuado del paciente con EP en el hospital se ha visto
[5] arrojó los siguientes resultados: de los 123 pa- reflejada en la publicación de un grupo internacio-

www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364 353


U. Lertxundi, et al

nal de expertos, en la que se recomienda el estable- hay quien considera que se debería controlar el régi-
cimiento de protocolos de actuación con el fin de men posológico de levo­dopa de manera tan riguro-
mejorar la atención que reciben estos pacientes en sa como el de insulina [19].
el hospital [3]. Los tratamientos con fármacos antiparkinsonia-
Tanto los errores en la administración del trata- nos implican a menudo la utilización de regímenes
miento antiparkinsoniano (especialmente de la le- complejos, individualizados, que requieren múlti-
vodopa) como el uso inapropiado de fármacos con ples administraciones diarias [20,21] que no tienen
acción antidopaminérgica en el sistema nervioso por qué coincidir con los horarios habituales de ad-
central conllevan un riesgo de deterioro motor y ministración de medicamentos del hospital, que
posibles complicaciones asociadas. Por ello, el ob- suelen ser rígidos y generalmente se corresponden
jetivo es hacer un análisis de la bibliografía disponi- con los horarios de administración de las comidas.
ble sobre los desafíos y las complicaciones a los que Asimismo, normalmente se recomienda a los pa-
se enfrentan los pacientes con EP cuando ingresan cientes que no tomen la medicación que han traído
en el hospital, centrándonos principalmente en aque- de casa durante su ingreso por motivos de seguri-
llos relacionados con la farmacoterapia, proponien- dad (evitar duplicidades, interacciones, etc.); pero
do estrategias que redunden en una mejora del ma- esta rigidez puede resultar contraproducente en pa-
nejo farmacoterapéutico de pacientes con EP en el cientes con EP. En este sentido, existen en la litera-
ámbito hospitalario. tura algunos trabajos que describen la frecuencia
En la actualidad hay publicadas varias revisiones con la que la levodopa no se administra a su debido
que recogen los problemas a los que se enfrentan tiempo en pacientes ingresados, y las consecuen-
los pacientes con EP durante su ingreso hospitala- cias clínicas derivadas (Tabla I).
rio y las consecuencias clínicas derivadas [12-15]. Un estudio realizado en el condado de Kent, en el
Uno de los desafíos más importantes es el manejo Reino Unido, presentó datos alarmantes [19]. A un
inadecuado de la farmacoterapia, tanto en lo que al total de 26 pacientes se les suspendió, omitió o pres-
tratamiento específico de la EP se refiere como a la cribió de forma inapropiada el tratamiento antipar-
prescripción de medicamentos para el manejo de kinsoniano durante su ingreso. De estos 26 pacien-
las comorbilidades. tes, el 61% sufrió consecuencias adversas, con ocho
eventos graves incluyendo un traslado a la unidad
de cuidados intensivos en un paciente por suspen-
Tratamiento antiparkisoniano: problemas der el tratamiento durante todo un fin de semana.
asociados al incumplimiento del intervalo Más recientemente, un estudio prospectivo lle-
posológico durante el tratamiento con levodopa vado a cabo en Maastricht (Países Bajos) ha demos-
trado que los errores en la administración del trata-
Las consecuencias de su administración sin garan- miento antiparkinsoniano son la causa más impor-
tizar el cumplimiento del intervalo posológico de tante del deterioro motor durante el ingreso [22].
forma precisa, es decir, la omisión o retraso en la Destaca, asimismo, que en ninguno de los 11 pa-
toma, pueden variar enormemente. Algunos pa- cientes que gestionó su propio tratamiento se ob-
cientes toleran relativamente bien los retrasos en la servó empeoramiento alguno.
administración, otros, en cambio, prácticamente Los ingresos en unidades quirúrgicas pueden re-
quedan inmóviles al omitir una única toma. En oca- sultar especialmente complicados debido a que es
siones se producen crisis de acinesia, que pueden frecuente que existan períodos de nil per os (‘nada
llegar a provocar problemas respiratorios además por boca’) en la fase perioperatoria. En un estudio
de una gran angustia a los enfermos. La suspensión llevado a cabo en Aberdeen (Escocia), se omitió la
brusca de la medicación puede incluso producir el administración del 12% de todas las dosis de fárma-
síndrome de hiperpirexia-parkinsonismo, indistin- cos antiparkinsonianos prescritas. Al 71% de los pa-
guible del síndrome neuroléptico maligno, pues cientes no se le prescribió al menos alguna dosis y al
asocia rigidez, fiebre, disautonomía y aumento de la 34% de los pacientes se le omitió más del 10% de las
creatincinasa. Si bien se trata de un fenómeno poco dosis [23]. En esta misma línea, un estudio realizado
frecuente, especialmente en la fase temprana de la en el Hospital Alto Deba (hospital comarcal que no
enfermedad [16], se han documentado casos suce- cuenta con un servicio de neurología) encontró una
didos varios días después de la suspensión de le- omisión completa de la prescripción crónica de los
vodopa [17]. Este síndrome es más común cuanto antiparkinsonianos en al menos 12 de 73 ingresos
más avanzada está la enfermedad y mayor dosis de (16,4%) [7]. Por ello, recientemente se ha publicado
levodopa se utiliza [18]. Por ello, en el Reino Unido un algoritmo para intentar facilitar el manejo de es-

354 www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364


Manejo farmacoterapéutico del paciente con enfermedad de Parkinson

Tabla I. Estudios sobre el uso incorrecto del tratamiento antiparkinsoniano.

Criterios Criterios N.º de Edad Duración Cambios en el intervalo


Entorno Observaciones
de inclusión de exclusión pacientes (años) (meses) posológico de levodopa

Magdaliniou Revisión retrospectiva de – 35 – Princess Royal 13 Medicamentos 16 pacientes (61%) sufrieron


et al [19] los registros de urgencias University Hospital, suspendidos omitidos consecuencias adversas, con
de los pacientes con EP en Bromley, Kent, o incorrectamente 8 eventos graves incluyendo
seguimiento en una clínica Reino Unido administrados en el el traslado a la unidad de
neurológica. Conversación 74% de los pacientes cuidados intensivos por
telefónica con el paciente suspender el tratamiento
durante todo un fin de semana

Gallagher Estudio retrospectivo – 92 – Huntingdon, 11 El 46% de los pacientes No había datos fehacientes
et al [28] de historias clínicas Cambridgeshire, no recibió su tratamiento sobre el horario de toma
Reino Unido a su debido tiempo. de antiparkinsonianos de
Se omitió el 30% forma crónica en el 75%
de las dosis de los pacientes

Derry Detección retrospectiva – 54 76 Unidades 18 Se omitió la Se registra tanto la prescripción


et al [23] de episodios con diagnóstico (59 ingresos) quirúrgicas en el administración del como la administración
CIE 9-MC 332.0 al alta Aberdeen Royal 12% de todas las dosis
Infirmary, Escocia, prescritas. Se halló un
Reino Unido 71% de los pacientes con
alguna dosis no prescrita
(un 34% con > 10% de
las dosis omitidas)

Hou Detección retrospectiva – 89 veteranos 76,2 ± 7,8 Michael E. DeBakey 24 675 administraciones Los pacientes que
et al [33] de episodios con diagnóstico de guerra VA Medical Center, incorrectas del total de autogestionaron su
CIE 9-MC 332.0 al alta y (97% hombres) Houston, Texas, las 3.873 dosis prescritas tratamiento sufrieron
al menos una dosis de un Estados Unidos (17,4%). Omisión de la una tasa de errores menor
fármaco antiparkinsoniano. dosis: 322. > 30 min (85,6% frente a 77,5%)
Ingresados al menos 48 h. tarde: 300. > 30 min
Comprobación posterior antes de tiempo: 53
en la historia clínica por dos
especialistas en trastornos
del movimiento

Domingo- Detección retrospectiva Parkinsonismo 47 79,8 ± 5,5 Hospital Alto Deba, 32 Omisión completa de la Se registra tanto la prescripción
Echaburu de episodios con diagnóstico secundario (73 ingresos) Gipuzkoa, España prescripción crónica de como la administración.
et al [7] CIE 9-MC 332.0 al alta. los antiparkinsonianos Hospital comarcal sin
Posterior identificación de en 12 ingresos (16,4%) servicio de neurología
episodios de esos mismos
pacientes. Revisión posterior
de historias clínicas

Gerlach Estudio prospectivo. Pacientes con 40 74,0 ± 6,3 Maastricht 12 – Miden el deterioro motor
et al [22] Detección de pacientes dispositivos de (52 ingresos) University Medical con la UPDRS. Sólo obtuvieron
mediante registros de farmacia. estimulación Centre, Países Bajos datos de síntomas motores
Confirmación posterior con cerebral al alta de 46 ingresos.
los criterios diagnósticos profunda Ninguno de los 11 pacientes
del Banco de Cerebros de la que se autogestionó su
Sociedad de la Enfermedad tratamiento empeoró
de Parkinson del Reino Unido

CIE: Clasificación Internacional de Enfermedades; EP: enfermedad de Parkinson; UPDRS: Unified Parkinson’s Disease Rating Scale.

tos pacientes [18]. En los casos en los que no se pue- de levodopa, hasta que la vía oral vuelva a estar dis-
da utilizar la vía oral, se propone usar apomorfina ponible [24-26]. También se puede consultar (publi-
subcutánea o parches de rotigotina ajustando la do- cado en castellano) un documento de consenso so-
sis en función de la dosis equivalente total estimada bre el manejo perioperatorio de la EP [27].

www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364 355


U. Lertxundi, et al

Con objeto de evitar retrasos en la toma de la adecuada de levodopa. Los estudios disponibles en
medicación, los expertos abogan por disponer de este contexto son escasos y de pequeño tamaño (Ta­
todos los medicamentos antiparkinsonianos no bla II). Esto es así tanto en unidades médicas como
sólo en las farmacias de los hospitales, sino también en unidades quirúrgicas [7,19,24,33,34]. Además,
en cada planta [3,28-30]. Sin embargo, en las far- estas prescripciones forman parte con relativa fre-
macias de los hospitales con frecuencia se dispone cuencia de protocolos o esquemas farmacoterapéu-
únicamente de los medicamentos aprobados y se- ticos en los que el antidopaminérgico se prescribe
leccionados por la comisión de farmacia y terapéu- en régimen de si precisa o pro re nata.
tica, con los cuales se trata de garantizar la cobertu-
ra de las necesidades de los pacientes ingresados. Manejo farmacoterapéutico de los síntomas
Existe una gran variedad de medicamentos antipar- psicóticos en la enfermedad de Parkinson
kinsonianos en el mercado, con un total de 67 pre-
sentaciones diferentes comercializadas actualmente Además de los clásicos síntomas motores como la
(aproximadamente 300 considerando los medica- bradicinesia, el temblor y la rigidez, en la EP se dan
mentos genéricos) [31]. Además, dos agonistas do- los denominados síntomas no motores, como los
paminérgicos (cabergolina y pergolida) están den- autonómicos, sensitivos y neuropsiquiátricos [35].
tro de la lista de medicamentos no sustituibles. Por Dentro de estos últimos es donde se incluyen los
todo ello, estimamos que al menos serán necesarias síntomas psicóticos. En la EP, estos síntomas con-
unas 25 presentaciones diferentes para garantizar sisten en alucinaciones visuales y delirios principal-
una adecuada cobertura de cualquier paciente con mente. Las alucinaciones visuales suelen tratarse de
EP que pudiera ingresar. Es una cifra relativamente figuras humanas o animales de aparición súbita mien-
elevada, especialmente para hospitales de pequeño tras el paciente está con los ojos abiertos, pero la
tamaño. Aún más complicado será que se disponga intensidad de la luz es baja. Suelen desaparecer rá-
de existencias suficientes de todos ellos en cada una pidamente también, con frecuencia cuando el pa-
de las plantas en las que pudiera ingresar un pa- ciente intenta comprobar su ‘autenticidad’ acercán-
ciente con EP. Por ello, además de una mayor con- dose o tocándolas. El delirio más frecuente es el de
cienciación en los centros sanitarios (particular- la infidelidad conyugal.
mente en los servicios de farmacia), sería conve- La prevalencia de estos síntomas varía entre los
niente el establecimiento de protocolos de intercam- estudios publicados, y se sitúa en el 15-40% de los
bio terapéutico para evitar retrasos. En este sentido, pacientes [36]. Esta gran variabilidad probablemen-
se podría sustituir la toma del medicamento por te se deba a la ausencia de escalas específicas para
una dosis equivalente de levodopa hasta que se dis- valorar los síntomas psicóticos en la EP. Estos sínto-
ponga del medicamento inicialmente prescrito. mas son más frecuentes en las fases tardías de la
Por otro lado, sería oportuno realizar una eva- enfermedad. Además, es habitual que los pacientes
luación en el ingreso para identificar las prescrip- con EP acaben sufriendo demencia, que llega a afec-
ciones de agonistas dopaminérgicos ergóticos por tar a un 80-90% de los enfermos [37], y cuando el
el posible efecto profibrótico valvular cardíaco [32] paciente con EP ha desarrollado una demencia, la
y valorar la suspensión del tratamiento. prevalencia de alucinaciones aumenta [38].
Debe hacerse una valoración individual de los
síntomas psicóticos en la EP y suprimir los factores
Utilización inapropiada de antidopaminérgicos desencadenantes (infecciones, alteraciones hidro-
en pacientes ingresados con enfermedad electrolíticas, lesiones orgánicas cerebrales, etc.) en
de Parkinson la medida de lo posible. Como en el origen de éstos
se postula que interviene la estimulación dopami-
Otro de los problemas a los que se enfrentan los pa- nérgica de los sistemas mesolímbico y mesocortical
cientes con EP al ingresar en el hospital es la pres- debida a la medicación [36,38], una de las estrate-
cripción inapropiada de antidopaminérgicos con gias que se han de seguir es intentar suprimir o re-
acción central como antieméticos y antipsicóticos, ajustar aquellos medicamentos antiparkinsonianos
ya que en ocasiones presentan síntomas (náuseas, que no sean estrictamente necesarios para el con-
vómitos, delirium, hipo, etc.) que tradicionalmente trol motor. Asimismo, se recomienda retirar, siem-
se manejan con fármacos de acción antidopaminér- pre que sea posible, otros fármacos con efectos an-
gica. La administración de este tipo de medicamen- ticolinérgicos usados en la EP, como antidepresivos
tos puede empeorar los síntomas motores de la en- tricíclicos, relajantes musculares, antiespasmódicos,
fermedad, de forma análoga a la administración in- etc. Finalmente, se debe reducir (o incluso retirar)

356 www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364


Manejo farmacoterapéutico del paciente con enfermedad de Parkinson

la medicación antiparkinsoniana con capacidad de dos de idéntica eficacia y efectos adversos en ambos
inducir psicosis. El orden de retirada recomendado grupos [48]. Sin embargo, dos ensayos clínicos de
es el siguiente: anticolinérgicos, inhibidores de la quetiapina frente a placebo concluyeron que la que-
monoaminooxidasa B, amantadina, agonistas dopa- tiapina era ineficaz, si bien el número de pacientes
minérgicos, inhibidores de la catecol-O-metil-trans- incluidos en ambos estudios era escaso [49,50]. A
ferasa y, finalmente, levodopa. Se evitará una reti­ pesar de no estar indicada formalmente en la EP en
rada brusca para evitar la aparición del síndrome la ficha técnica, y de que los resultados sobre su efi-
neuroléptico maligno [17]. cacia han sido contradictorios, la Academia Ameri-
Cuando estas medidas resultan ineficaces, puede cana de Neurología la recomienda como primera
valorarse el uso de antipsicóticos [39]. Desgracia- opción debido a las limitaciones prácticas que con-
damente, se da la paradoja de que éstos, debido a lleva el uso de clozapina (requerimiento de moni­
su acción antidopaminérgica, pueden ejercer un efec- torización hematológica periódica) [36]. De hecho,
to negativo en la función motora. En un inicio, en los estudios demuestran que es el antipsicótico más
la década de los cincuenta se consideró que la ca- utilizado en estos pacientes [7,37,51].
pacidad terapéutica de los antipsicóticos era nece- La risperidona fue el segundo antipsicótico atí-
sariamente proporcional a su efecto ‘parkinsoni- pico en llegar al mercado tras la clozapina. Aunque
zante’. Esta teoría probablemente retrasó la intro- se supo desde un principio que producía parkinso-
ducción de la clozapina en la terapéutica, ya que, nismo dependiente de la dosis, se creía que estaba
aunque el fármaco parecía prometedor, no inducía desprovista de las limitaciones de los antipsicóticos
los síntomas extrapiramidales ‘necesarios’ [40]. No de primera generación en las dosis necesarias. Aun-
obstante, estas características la hacen ideal para que no hay ensayos aleatorizados doble ciego con
su uso en la psicosis parkinsoniana; de hecho, es el risperidona en el tratamiento de los síntomas psi-
primer candidato estudiado en esta indicación. En cóticos en la EP, en algún estudio se consiguió me-
este sentido, es el único antipsicótico que ha de- jorar la psicosis sin efectos adversos extrapiramida-
mostrado de forma unívoca ser eficaz y seguro en les [52]. A pesar de ello, hoy día se considera descar-
los ensayos clínicos realizados hasta la fecha, ade- tada para la psicosis en la EP debido al riesgo de
más de ser el único antipsicótico que posee la indi- producir deterioro de la función motora [53]. Ade-
cación de psicosis parkinsoniana en la ficha técnica más, presenta también efectos adversos metabóli-
[41]. Las dosis necesarias para obtener un beneficio cos, entre los que destaca la elevación de prolactina.
clínico en pacientes con EP son menores (< 50 mg) Los resultados iniciales con olanzapina (otro an-
que las necesarias en el tratamiento de la esquizo- tipsicótico atípico) fueron esperanzadores: ausencia
frenia. Lamentablemente, un 0,5% de los pacientes de empeoramiento motor y eficacia antipsicótica
tratados con clozapina presenta agranulocitosis, lo [54]. No obstante, los resultados de estudios frente
que obliga a realizar controles hematológicos de a placebo han acabado demostrando que no hay di-
forma periódica (semanalmente las 18 primeras se- ferencias estadísticamente significativas en la efica-
manas y mensualmente después). Los pacientes con cia antipsicótica entre ambos grupos, y, sin embar-
EP no son una excepción, y de hecho existe al me- go, sí que hay empeoramiento de los síntomas mo-
nos un caso publicado de agranulocitosis por clo- tores [55,56]. Por tanto, su uso en este escenario
zapina en un paciente con EP [42]. Otros efectos clínico se considera poco recomendable [36].
adversos dependientes de la dosis de clozapina son En cuanto al aripiprazol, dos estudios abiertos
sedación, hipotensión ortostática y sialorrea, esta han demostrado que exacerba los síntomas moto-
última ya de por sí un problema frecuente en estos res [57,58], por lo que no se recomienda.
enfermos [43]. Recientemente se ha publicado un estudio abier-
En cuanto a la quetiapina, mientras que en algu- to de cuatro meses de duración realizado en 14 pa-
nos estudios abiertos demostró ser eficaz sin mos- cientes en el Hospital Clínic de Barcelona que com-
trar un efecto negativo en los síntomas motores paró el uso de ziprasidona y clozapina en el trata-
[44], en otros sólo respondió a ésta poco más del miento de la psicosis parkinsoniana [59]. Los auto-
50% de los pacientes [45] o se concluyó ausencia de res concluyen que la ziprasidona fue al menos tan
eficacia del fármaco [46]. Un ensayo comparativo eficaz y segura (en cuanto a deterioro motor) como
aleatorizado de quetiapina frente a clozapina cons- la clozapina. Aunque los resultados son esperanza-
tató tanto la ausencia de empeoramiento motor dores, son necesarios estudios adicionales para ha-
como la eficacia antipsicótica de ambos fármacos, cer una recomendación al respecto.
aunque superior en el grupo de la clozapina [47]. El resto de antipsicóticos, especialmente los an-
Otro estudio, similar en su diseño, obtuvo resulta- tipsicóticos de primera generación con perfil incisi-

www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364 357


U. Lertxundi, et al

Tabla II. Estudios sobre el uso inapropiado de antidopaminérgicos de acción central en pacientes con EP.

Criterios Criterios N.º de Edad


Entorno
de inclusión de exclusión pacientes (años)

Magdaliniou Revisión retrospectiva de los registros de urgencias – 35 – Princess Royal University


et al [19] de los pacientes con EP en seguimiento en una clínica Hospital, Bromley, Kent,
neurológica. Conversación telefónica con el paciente Reino Unido

Lertxundi Método semiautomático de registros de farmacia. Parkinsonismo 69 75 ± 11 Hospital de


et al [34] Comprobación en la historia clínica secundario (75 ingresos) Galdakao-Usansolo,
Bizkaia, España

Derry et al [23] Detección retrospectiva de episodios – 54 76 Unidades quirúrgicas en el


con diagnóstico CIE 9-MC 332.0 al alta (59 ingresos) Aberdeen Royal Infirmary,
Escocia, Reino Unido

Bloomfield Revisión retrospectiva de historias clínicas en dos – 316 pacientes, 78 ± 9,4 Auckland City Hospital,
et al [84] fuentes de datos: códigos CIE 9 MC al alta. Registro de los cuales 44 Auckland, Nueva Zelanda
de la base de datos de la enfermera experta en EP tomaban antipsicóticos

Hou et al [33] Detección retrospectiva de episodios con diagnóstico – 89 veteranos 76,2 ± 7,8 Michael E. DeBakey
CIE 9-MC 332.0 al alta y al menos una dosis de un de guerra VA Medical Center,
fármaco antiparkinsoniano. Ingresados al menos 48 h. (97% hombres) Houston, Texas, Estados Unidos
Comprobación posterior en la historia clínica por
dos especialistas en trastornos del movimiento

Domingo- Detección retrospectiva de episodios con diagnóstico Parkinsonismo 47 79,8 ± 5,5 Hospital Alto Deba,
Echaburu et al [7] CIE 9-MC 332.0 al alta. Posterior identificación de secundario (73 ingresos) Gipuzkoa, España
episodios de esos mismos pacientes. Revisión posterior
de historias clínicas

Gerlach et al [22] Estudio prospectivo. Detección de pacientes mediante Pacientes con 52 ingresos 74,0 ± 6,3 Maastricht University
registros de farmacia. Confirmación posterior con dispositivos de (40 pacientes) Medical Centre,
los criterios diagnósticos del Banco de Cerebros de la estimulación cerebral Países Bajos
Sociedad de la Enfermedad de Parkinson del Reino Unido profunda

ATC: Anatomical Therapeutic Chemical Classification System; CIE: Clasificación Internacional de Enfermedades; EP: enfermedad de Parkinson.

vo como el haloperidol, están contraindicados. No talidad global [60]. Además, el aumento de la morta-
obstante, es posible que determinados antipsicóti- lidad fue mayor con el uso de antipsicóticos típicos
cos clásicos sedantes como la levomepromacina po- que con los antipsicóticos atípicos. No obstante, aún
drían tener su utilidad en este contexto. Desgracia- no hay datos suficientes para establecer diferencias
damente, no se han evaluado en ningún ensayo clí- de riesgo entre antipsicóticos clásicos y atípicos o
nico en la EP. entre antipsicóticos individuales [61].
Por otra parte, desde hace algunos años se dis- La rivastigmina es el único inhibidor de la acetil-
pone de estudios que demuestran que el uso de an- colinestarasa aprobado para la demencia asociada a
tipsicóticos (típicos y atípicos) en pacientes ancia- la EP [62]. Ha demostrado mejorar algo la clínica
nos con demencia se asocia con un incremento de psicótica en pacientes con EP y demencia, sin ejercer
mortalidad, probablemente debido a su efecto en una gran repercusión sobre la función motora [36].
relación con trastornos del ritmo cardíaco, trastor- Por último, en el año 2013 se han publicado los
nos isquémicos cerebrales y síndrome metabólico. resultados de un ensayo clínico en fase III en el que
Un reciente estudio de casos y controles llevado a la pimavanserina, un antagonista inverso de los re-
cabo en la región de Ontario (Canadá) realizado en ceptores 5-HT2A sin efectos sobre el receptor dopa-
pacientes con EP ha demostrado que el uso reciente minérgico, demostró ser eficaz en los síntomas psi-
de antipsicóticos (30 días previos) incrementa la mor- cóticos sin provocar un deterioro motor. De confir-

358 www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364


Manejo farmacoterapéutico del paciente con enfermedad de Parkinson

Duración Definición de uso inapropiado


Prevalencia Observaciones
(meses) de antidopaminérgicos

13 Término genérico de medicamentos 11% (4 pacientes) –


contraindicados en la EP (metoclopramida)

7 Grupo N05A del ATC salvo clozapina 35% de los ingresos, –


y quetiapina (excluyendo litio). 31% de los pacientes
Antidopaminérgicos de uso central
(metoclopramida)

18 No definida con claridad; 41% (22% administración) Se registra tanto la prescripción


antidopaminérgicos ‘inapropiados’. como la administración
Incluyen ciclicina como inapropiado

26 Ninguna, no es el objetivo del estudio 6,8% (2 pacientes –


con olanzapina
y 1 con risperidona)

24 Haloperidol, prometacina, 19 pacientes (21,3%) –


risperidona y metoclopramida

32 Grupo N05A del ATC salvo clozapina Haloperidol: prescrito en 24 Se registra tanto la prescripción como la
y quetiapina (excluyendo litio). ingresos (33%) y administrado administración. El 90% de las prescripciones
Antidopaminérgicos de uso central en 11 (15%). Metoclopramida: de haloperidol y el 60% de las de
(metoclopramida) prescrita en 17 ingresos (23%) metoclopramida fueron pro re nata.
y administrada en 9 (12%) Hospital comarcal sin servicio de neurología

12 No especificada con claridad 2 prescripciones de metoclopramida No tienen suficiente muestra para evaluar
y 0 administraciones. 1 prescripción las consecuencias clínicas de la administración
de haloperidol, con 1 administración de fármacos inadecuados. El 24% de los
(2% de prevalencia) pacientes desarrolló delirio durante el ingreso

marse estos resultados, este fármaco podría consti- nos pacientes con demencia exhiben al final del día
tuir una herramienta útil en estos pacientes [63]. y que es fruto del cansancio.
Por su curso e inicio rápido, el delirium difiere de
Manejo farmacoterapéutico del delirium o síndrome la demencia, en la que es muy raro el deterioro cog-
confusional agudo en la enfermedad de Parkinson nitivo brusco. Los trastornos en la conducta psico-
motora y en el ritmo sueño-vigilia evocan la llamada
El delirium es una disfunción cerebral global aguda ‘agitación’ y el insomnio nocturno. Como la edad
con fluctuaciones muy rápidas y con alteración del avanzada y la existencia previa de demencia y de-
nivel de conciencia que se acompaña de trastornos presión (muy frecuentes en la EP) son factores de
de la conducta psicomotora y del ciclo sueño-vigi- riesgo para sufrir delirium [64], los pacientes con EP
lia. El cuadro está precipitado por factores somáti- están muy probablemente aún más expuestos que el
cos desencadenantes (enfermedades, fármacos, etc.) resto de la población a sufrir este problema y, con­
o por un cambio en el medio habitual del paciente secuentemente, se encuentran en riesgo de recibir
(ingreso hospitalario), que supone para éste un es- prescripciones inapropiadas para su tratamiento.
pecial esfuerzo y, por lo tanto, una sobrecarga. Una Un término muy común utilizado para la pres-
forma especial es el fenómeno de ‘puesta de sol’ o cripción de antipsicóticos en pacientes ancianos in-
alteración psicopatológica y conductual que algu- gresados es el de ‘agitación’, inespecífico y pobre,

www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364 359


U. Lertxundi, et al

que puede corresponder a ansiedad, a psicosis, o Pueden aparecer al inicio o tras aumentar la dosis
incluso a un delirium hiperactivo [65]. El tratamien- de fármacos dopaminérgicos.
to de los síntomas psicóticos per se se inicia y moni- El tratamiento procinético de elección tanto para
toriza habitualmente en el medio ambulatorio. las náuseas y los vómitos como para la gastropare-
El tratamiento del delirium tiene una doble ver- sia en estos enfermos es la domperidona, un fárma-
tiente. En primer lugar, la etiológica, que supone el co con acción antidopaminérgica que no cruza la
abordaje del factor desencadenante. Por otra parte, barrera hematoencefálica [41,69-71]. No obstante,
existe el tratamiento sintomático. Los antipsicóti- este fármaco no se puede administrar por vía intra-
cos de primera generación son el tratamiento seda- venosa, que fue retirada a mediados de los años
tivo clásico para el delirium agitado. Por desgracia, ochenta por su efecto arritmogénico. Algunos au-
aunque los antipsicóticos parecen tener menos ries- tores propugnan el uso de la vía rectal cuando haya
go extrapiramidal agudo cuando se usan por vía in- problemas con la vía oral [72]. Actualmente sólo se
travenosa, los fármacos tradicionalmente utilizados dispone del supositorio pediátrico de 30 mg [31].
como el haloperidol y la tiaprida empeoran los sín- Desgraciadamente, dos nuevos estudios observa-
tomas motores en la EP. cionales de casos y controles han cuestionado re-
El haloperidol se administra por vía oral, subcutá- cientemente la seguridad cardíaca de la domperi-
nea, intramuscular o intravenosa (en este caso, con dona, y en estos momentos se está evaluando su
precaución por riesgo de cardiotoxicidad). Las dosis balance beneficio/riesgo por parte las agencias re-
habitualmente utilizadas son de 5-10 mg. Teniendo guladoras [73]. Mientras tanto, y teniendo en cuen-
en cuenta las dosis equivalentes de antipsicóticos ta que el trastorno parece ser dependiente de la do-
propuestas recientemente [66], 5 mg de haloperidol sis, resulta prudente utilizar dosis moderadas, no
equivalen a 200 mg de clozapina, por lo que en caso superiores a 30 mg/día [74].
de administrarlo a un paciente con EP estaríamos En Estados Unidos se ha usado tradicionalmente
usando un medicamento formalmente contraindica- la trimetobenzamida, no disponible en España. En
do en una dosis desproporcionadamente elevada. un estudio se mostró ineficaz en la prevención de
Aunque se suele considerar una alternativa al vómitos por apomorfina y, además, no está exenta
haloperidol, la tiaprida es una benzamida (al igual de producir síntomas extrapiramidales [75].
que la sulpirida, la amisulprida o la metocloprami- El ondansetrón, antagonista de los receptores 5-HT3,
da) que no está exenta de producir síntomas extra- parece menos eficaz que la domperidona, al menos
piramidales. en el tratamiento de las náuseas y vómitos provo­
Los antipsicóticos atípicos, salvo la risperidona, cados por la apomorfina [76]. Asimismo se ha pro-
no están autorizados en sus fichas técnicas para usos puesto (aunque sin mucho éxito) para los síntomas
que evoquen el delirium. Afortunadamente, hay da- psicóticos [38]. Lamentablemente, el ondansetrón
tos que apoyan el uso de la quetiapina en el deli- también posee un efecto arritmogénico [77].
rium. Probablemente, su uso sea de elección en este Aunque desafortunadamente se prescribe con
contexto [67]. No obstante, presenta la desventaja relativa frecuencia [7], se recomienda evitar la me-
de no disponer de una presentación adecuada para toclopramida en pacientes con EP, que, además de
la vía parenteral. En este caso, se podría considerar empeorar los síntomas motores [39], puede incluso
el uso de benzodiacepinas [68]. llegar a producir casos de encefalopatía, en ocasio-
nes, tras una única dosis [78,79].
Manejo farmacoterapéutico de los síntomas
digestivos en la enfermedad de Parkinson Manejo farmacoterapéutico del
hipo en la enfermedad de Parkinson
Dentro de los llamados síntomas no motores en-
contramos también los gastrointestinales, funda- Últimamente se empieza a reconocer el hipo como
mentalmente estreñimiento (que en ocasiones pre- un síntoma no motor más de la EP. En un estudio
cede durante muchos años al diagnóstico), enlente- publicado recientemente [80] en el que se hizo una
cimiento del vaciado gástrico y disfagia [68]. Ade- encuesta a 90 pacientes con EP y a 100 controles
más, no es infrecuente que los pacientes ingresados emparejados, se observó que el hipo es un síntoma
con EP presenten náuseas y vómitos durante el in- más prevalente de lo estimado, ya que un 20% de
greso, probablemente como consecuencia del pro- los pacientes con EP notificó haber sufrido hipo
pio tratamiento farmacológico de la enfermedad, frente a un 3% de los controles.
aunque también puede deberse a medicamentos En el tratamiento farmacológico de primera línea
administrados durante el período perioperatorio. del hipo incoercible, se recomienda la clorpromacina

360 www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364


Manejo farmacoterapéutico del paciente con enfermedad de Parkinson

[81,82], que está contraindicada en la EP. No obstan- – Hacer un seguimiento específico desde el servi-
te, algunos autores discrepan acerca de que la clor- cio de farmacia de prescripciones inadecuadas
promacina sea el tratamiento de elección del hipo en pacientes con EP, con el objetivo de identificar
incoercible, en pacientes con o sin EP. Consideran problemas e implementar acciones de mejora.
que debería probarse antes con baclofeno u omepra- – Crear una figura de referencia ‘especialista en
zol, y en aquellos pacientes en los que no funcione EP’ en el hospital a quien se pueda consultar so-
ninguno de los dos anteriores se podría probar gaba- bre cuestiones relacionadas con el manejo far-
pentina o pregabalina, tengan EP o no [83]. macoterapéutico de pacientes con EP.

Para la implantación de las estrategias recomenda-


Estrategias para mejorar el tratamiento das con el fin de mejorar el manejo farmacoterapéu-
farmacológico en pacientes con enfermedad tico de los pacientes con EP, es necesaria la concien-
de Parkinson en el ámbito hospitalario ciación tanto del personal sanitario del hospital
como de los pacientes y sus familiares. En este senti-
Teniendo en consideración la situación descrita en do, se podría intentar implementar actuaciones si-
está revisión sobre las dificultades para el manejo milares a las que se llevan a cabo actualmente en el
adecuado de pacientes con EP en lo referente tanto Reino Unido, que es probablemente el lugar donde
a los errores en el tratamiento antiparkinsoniano existe una mayor conciencia del problema. En mu-
como a la utilización inapropiada de antidopami- chos hospitales se dispone de la figura del especia-
nérgicos, creemos que es necesario tomar una serie lista en EP (habitualmente personal de enfermería),
de medidas que redunden en una mejor atención a a quien se consulta cuando surge alguna duda. Por
los pacientes con EP en el hospital. En nuestra opi- parte de la asociación Parkinson’s UK (antiguamen-
nión se debería procurar: te denominada Parkinson’s Disease Society), se ha
– Evitar rupturas de existencias de medicamentos llevado a cabo una pionera campaña, denominada
antiparkinsonianos. Asegurar en la medida de lo ‘Get it on time’, para intentar concienciar tanto a pa-
posible la disponibilidad de al menos las presen- cientes como a sanitarios de los problemas deriva-
taciones más utilizadas por los pacientes que in- dos del manejo inapropiado de los pacientes con EP
gresan en el centro hospitalario. que ingresan en el hospital. Se ha repartido a todos
– Establecer protocolos de intercambio terapéuti- los pacientes con EP unos kits que están especial-
co de medicamentos antiparkinsonianos en una mente diseñados para que el paciente prepare su in-
dosis equivalente de levodopa de acción rápida, greso. Dichos kits incluyen información sobre medi-
en especial en los tratamientos para los que no camentos contraindicados, un registro detallado del
se prevea disponer de existencias en el hospital. régimen de tratamiento antiparkinsoniano actual, pe-
– Asegurar la disponibilidad de levodopa de acción gatinas de alerta para adherir en la historia clínica,
rápida en todas las unidades del hospital donde etc. Asimismo, se ha difundido material en diferen-
pudiera ser necesaria. tes formatos (DVD, libros, vídeos, etc.) diseñado pa­
– En los casos en los que no se pueda utilizar la vía ra concienciar al personal sanitario de los hospitales
oral, usar apomorfina subcutánea o parches de [25]. Una campaña similar, ‘Aware in care’, se ha ini-
rotigotina ajustando la dosis en función de la do- ciado por parte de la National Parkinson Founda-
sis equivalente total estimada de levodopa, hasta tion estadounidense, claramente inspirada en su ho-
que la vía oral vuelva a estar disponible. móloga británica [27]. Como novedad, han reparti-
– Valorar la posibilidad de que el paciente gestione do pulseras identificativas de EP para los pacientes.
su tratamiento antiparkinsoniano durante el in-
greso para minimizar el riesgo de retrasos o cam-
Bibliografía
bios en las tomas de los medicamentos.
– Diseñar protocolos de tratamiento específicos 1. De Lau LM, Breteler MM. Epidemiology of Parkinson’s disease.
Lancet Neurol 2006; 5: 525-35.
para el manejo de comorbilidades en pacientes 2. Dorsey ER, Constantinescu R, Thompson JP, Biglan KM,
con EP, especialmente para el manejo de la ‘agi- Holloway RG, Kieburtz K, et al. Projected number of people
tación’ y náuseas y vómitos postoperatorios. En with Parkinson disease in the most populous nations, 2005
through 2030. Neurology 2007; 68: 384-6.
dichos protocolos se evitará el uso de medica- 3. Aminoff MJ, Christine CW, Friedman JH, Chou KL, Lyons KE,
mentos contraindicados como el haloperidol o la Pahwa R, et al; National Parkinson Foundation Working Group
metoclopramida. En los hospitales en los que se on Hospitalization in Parkinson’s Disease. Management of
the hospitalized patient with Parkinson’s disease: current
disponga de prescripción electrónica, es preciso state of the field and need for guidelines. Parkinsonism Relat
incluir éstos en el programa de prescripción. Disord 2011; 17: 139-45.

www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364 361


U. Lertxundi, et al

4. Vossius C, Nilsen OB, Larsen JP. Parkinson’s disease and 28. Gallager RG, Thompson MK, Forsyth DR. Getting it right
hospital admissions: frequencies, diagnoses and costs. on time? An audit of the administration of Parkinson’s disease
Acta Neurol Scand 2010; 121: 38-43. medications in hospital [abstract]. Mov Disord 2008; 23
5. Gerlach OH, Broen MP, Van Domburg PH, Vermeij AJ, Weber (Suppl 1): S338.
WE. Deterioration of Parkinson’s disease during hospitalization: 29. Parkinson’s UK. ‘Get it on time’ campaign.
survey of 684 patients. BMC Neurol 2012; 8: 12-3. URL: www.parkinsons.org.uk. [26.04.2013].
6. Cosentino M, Martignoni E, Michielotto D, Calandrella D, 30. National Parkinson Foundation. ‘Aware in care’ campaign.
Riboldazzi G, Pacchetti C, et al. Medical healthcare use in URL: http://www.awareincare.org. [06.05.2013.]
Parkinson’s disease: survey in a cohort of ambulatory patients 31. Nomenclator Digitalis. URL: http://www.msc.es/
in Italy. BMC Health Serv Res 2005; 5: 26. profesionales/farmacia/nomenclatorDI.htm. [06.05.2013].
7. Domingo-Echaburu S, Lertxundi U, Gonzalo-Olazábal E, 32. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
Peral-Aguirregoitia J, Peña-Bandrés I. Inappropriate Agonistas dopaminérgicos ergóticos en enfermedad de
antidopaminergic drug use in Parkinson’s disease inpatients. Parkinson: actualización sobre el riesgo de fibrosis valvular
Cur Drug Ther 2012; 7: 164-9. cardíaca. Nota Informativa 2008-11. [06.05.2013].
8. Bhattacharya RK, Dubinsky RM, Lai SM, Dubinsky H. Is there 33. Hou JG, Wu LJ, Moore S, Ward C, York M, Atassi F, et al.
an increased risk of hip fracture in Parkinson’s disease? Assessment of appropriate medication administration for
A nationwide inpatient sample. Mov Disord 2012; 15: 1440-3. hospitalized patients with Parkinson’s disease. Parkinsonism
9. Temlett JA, Thompson PD. Reasons for admission to hospital Relat Disord 2012; 18: 377-81.
for Parkinson’s disease. Intern Med J 2006; 36: 524-6. 34. Lertxundi U, Peral J, Mora O, Domingo-Echaburu S, De
10. Chou KL, Zamudio J, Schmidt P, Price CC, Parashos SA, Juan A, Martínez-Bengoechea MJ. Antidopaminergic therapy
Bloem BR, et al. Hospitalization in Parkinson disease: a survey monitoring in Parkinson’s disease. Hospital Pharmacy Europe
of National Parkinson Foundation Centers. Parkinsonism 2007; 3: 76-9.
Relat Disord 2011; 17: 440-5. 35. Mulero P, Cortijo‑García E, Marco‑Llorente J. Abordaje
11. Esper CD, Factor SA. Failure of recognition of drug-induced terapéutico de los síntomas no motores de la enfermedad
parkinsonism in the elderly. Mov Disord 2008; 15: 401-4. de Parkinson. Rev Neurol 2012; 54 (Supl 5): S89‑95.
12. Gerlach OH, Winogrodzka A, Weber WE. Clinical problems 36. Friedman JH. Parkinson’s disease psychosis 2010: a review
in the hospitalized Parkinson’s disease patient: systematic article. Parkinsonism Relat Disord 2010; 16: 553-60.
review. Mov Disord 2011; 26: 197-208. 37. Weintraub D, Chen P, Ignacio RV, Mamikonyan E, Kales HC.
13. Oguh O, Videnovic A. Inpatient management of Parkinson Patterns and trends in antipsychotic prescribing for
disease: current challenges and future directions. Neurohospitalist Parkinson’s disease psychosis. Arch Neurol 2011; 68: 899-904.
2012; 2: 28-35. 38. Durán-Ferreras E, Chacón JR. Tratamiento de la psicosis en
14. Wood LD, Neumiller JJ, Carlson J, Setter SM, Corbett CF. la enfermedad de Parkinson. Rev Neurol 2009; 48: 645-53.
Challenges of medication management in hospitalized patients 39. Kulisevsky J, Luquin MR, Arbelo JM, Burguera JA, Carrillo F,
with Parkinson’s disease. Am J Health Syst Pharm 2010; 67: Castro A, et al. Enfermedad de Parkinson avanzada:
2059-63. características clínicas y tratamiento. Parte II. Neurología
15. MacMahon MJ, MacMahon DG. Management of Parkinson’s 2013; 28: 558-83.
disease in the acute hospital environment. J R Coll Physicians 40. Medrano J. Las bodas de diamante de la clorpromazina.
Edinb 2012; 42: 157-62. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría 2012;
16. Fahn S, Oakes D, Shoulson I, Kieburtz K, Rudolph A, Lang A, 32: 851-66.
et al; Parkinson Study Group. Levodopa and the progression 41. Lertxundi U, Peral J, Mora O, Domingo-Echaburu S,
of Parkinson’s disease. N Engl J Med 2004; 351: 2498-508. Martínez-Bengoechea MJ, García-Moncó JC. Antidopaminergic
17. Newman EJ, Grosset DG, Kennedy PG. The parkinsonism- therapy for managing comorbidities in patients with Parkinson’s
hyperpyrexia syndrome. Neurocrit Care 2009; 10: 136-40. disease. Am J Health Syst Pharm 2008; 65: 414-9.
18. Brennan KA, Genever RW. Managing Parkinson’s disease 42. Rudolf J, Grond M, Neveling M, Heiss WD. Clozapine-
during surgery. BMJ 2010; 341: c5718. induced agranulocytosis and thrombopenia in a patient with
19. Magdalinou KN, Martin A, Kessel B. Prescribing medications dopaminergic psychosis. J Neural Transm 1997; 104: 1305-11.
in Parkinson’s disease (PD) patients during acute admissions 43. González-Fernández J, Prieto-Albin R, Velasco-Palacios L,
to a District General Hospital. Parkinsonism Relat Disord Jorge-Roldán S, Cubo-Delgado E. Trastornos digestivos en
2007; 13: 539-40. la enfermedad de Parkinson: disfagia y sialorrea: Rev Neurol
20. Luquin MR, García‑Ruiz PJ, Martí MJ, Rojo A, Vela L, 2010; 50 (Supl 2): S51-4.
Grandas FJ, et al. Levodopa en el tratamiento de la enfermedad 44. Juncos JL, Roberts VJ, Evatt ML, Jewart RD, Wood CD,
de Parkinson: mitos y realidades. Rev Neurol 2012; 55: 669‑88. Potter LS, et al. Quetiapine improves psychotic symptoms and
21. Pagonabarraga J, Kulisevsky J. Tratamiento dopaminérgico cognition in Parkinson’s disease. Mov Disord 2004; 19: 29-35.
en la enfermedad de Parkinson: ¿qué puede ofrecer cada 45. Klein C, Prokhorov T, Miniovich A, Dobronevsky E, Rabey JM.
familia terapéutica? Rev Neurol 2014; 58: 25‑34. Longtermfollow-up (24 months) of quetiapine treatment in
22. Gerlach OH, Broen MP, Weber WE. Motor outcomes during drug-induced Parkinson disease psychosis. Clin Neuropharmacol
hospitalization in Parkinson’s disease patients: a prospective 2006; 29: 215-9.
study. Parkinsonism Relat Disord 2013; 19: 737-41. 46. Prohorov T, Klein C, Miniovitz A, Dobronevsky E, Rabey JM.
23. Derry CP, Shah KJ, Caie L, Counsell CE. Medication The effect of quetiapine in psychotic Parkinsonian patients
management in people with Parkinson’s disease during surgical with and without dementia. An open-labeled study utilizing
admissions. Postgrad Med J 2010; 86: 334-7. a structured interview. J Neurol 2006; 253: 171-5.
24. Tomlinson CL, Stowe R, Patel S, Rick C, Gray R, Clarke CE. 47. Merims D, Balas M, Peretz C, Shabtai H, Giladi N. Rater-
Systematic review of levodopa dose equivalency reporting blinded, prospective comparison: quetiapine versus clozapine
in Parkinson’s disease. Mov Disord 2010; 25: 2649-53. for Parkinson’s disease psychosis. Clin Neuropharmacol 2006;
25. Cortés‑Velarde M, Martínez‑Rivera M, Menéndez‑González M. 29: 331-7.
Utilización de apomorfina en el paciente con enfermedad 48. Morgante L, Epifanio A, Spina E, Zappia M, Di Rosa AE,
de Parkinson. Rev Neurol 2012; 54 (Supl 5): S77‑81. Marconi R, et al. Quetiapine and clozapine in parkinsonian
26. Jones SL, Hindle JV. Parkinson’s disease in the acute hospital. patients with dopaminergic psychosis. Clin Neuropharmacol
Clin Med 2011; 11: 84-8. 2004; 27: 153-6.
27. Mariscal A, Medrano IH, Cánovas AA, Lobo E, Loinaz C, 49. Rabey JM, Prokhorov T, Miniovitz A, Dobronevsky E, Klein C.
Vela L, et al; Sociedad Española de Neurología. Manejo Effect of quetiapine in psychotic Parkinson’s disease patients:
perioperatorio de la enfermedad de Parkinson. Neurología a double-blind labeled study of 3 months duration. Mov
2012; 27: 46-50. Disord 2007; 22: 313-8.

362 www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364


Manejo farmacoterapéutico del paciente con enfermedad de Parkinson

50. Ondo WG, Tintner R, Voung KD, Lai D, Ringholz G. 68. Ruiz MI, Mateos V, Suárez H, Villaverde P. Síndrome confusional
Double-blind, placebo-controlled, unforced titration parallel agudo (delirium). Guía práctica de diagnóstico y tratamiento.
trial of quetiapine for dopaminergic induced hallucinations Servicio de Salud del Principado de Asturias. URL: http://
in Parkinson’s disease. Mov Disord 2005; 20: 958-63. www.asturias.es/portal/site/astursalud/. [18.12.2013].
51. Zarowitz BJ. Prevalence of antipsychotic use in long-term 69. Jost WH. Gastrointestinal dysfunction in Parkinson’s disease.
care residents with Parkinson dementia. Geriatr Nurs 2012; J Neurol Sci 2010; 289: 69-73.
33: 217-9. 70. Seppi K, Weintraub D, Coelho M, Pérez-Lloret S, Fox SH,
52. Mohr E, Mendis T, Hildebrand K, De Deyn PP. Risperidone Katzenschlager R, et al. The Movement Disorder Society
in the treatment of dopamine-induced psychosis in Parkinson’s evidence-based medicine review update: treatments for the
disease: an open pilot trial. Mov Disord 2000; 15: 1230-7. non-motor symptoms of Parkinson’s disease. Mov Disord
53. Friedman JH. Recommendations on the drug treatment of 2011; 26 (Suppl 3): S42-80.
psychosis in Parkinson’s disease. Am J Med 2010; 123: e19. 71. Scottish Intercollegiate Guidelines Network/British Thoracic
54. Wolters EC, Jansen EN, Tuynman-Qua HG, Bergmans PL. Society. Diagnosis and pharmacological management of
Olanzapine in the treatment of dopaminomimetic psychosis Parkinson’s disease 2010. URL: http://www.sign.ac.uk/
in patients with Parkinson’s disease. Neurology 1996; 47: 1085-7. guidelines/fulltext/113/index.html. [10.06.2013].
55. Breier A, Sutton VK, Feldman PD, Kadam DL, Ferchland I, 72. Gálvez-Jiménez N, Lang AE. The perioperative management
Wright P, et al. Olanzapine in the treatment of dopamimetic- of Parkinson’s disease revisited. Neurol Clin 2004; 22: 367-77.
induced psychosis in patients with Parkinson’s disease. Biol 73. Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.
Psychiatry 2002; 52: 438-45. Domperidona y riesgo cardíaco. URL: http://www.aemps.gob.
56. Ondo WG, Levy JK, Vuong KD, Hunter C, Jankovic J. es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/
Olanzapine treatment for dopaminergic-induced hallucinations. seguridad/2011/NI-MUH_24-2011.htm. [24.05.2012].
Mov Disord 2002; 17: 1031-5. 74. Lertxundi U, Domingo-Echaburu S, Soraluce A, García M,
57. Friedman JH, Berman RM, Goetz CG, Factor SA, Ondo WG, Ruiz-Osante B, Aguirre C. Domperidone in Parkinson’s
Wojcieszek J, et al. Open-label flexible-dose pilot study to disease: a perilous arrhythmogenic or the gold standard?
evaluate the safety and tolerability of aripiprazole in patients Curr Drug Saf 2013; 8: 63-8.
with psychosis associated with Parkinson’s disease. Mov Disord 75. Ondo WG, Hunter C, Ferrara JM, Mostile G. Apomorphine
2006; 21: 2078-81. injections: predictors of initial common adverse events and
58. Fernández HH, Trieschmann ME, Friedman JH. Aripiprazole long term tolerability. Parkinsonism Relat Disord 2012; 18:
for drug induced psychosis in Parkinson disease: preliminary 619-22.
experience. Clin Neuropharmacol 2004; 27: 4-5. 76. Arnold G, Schwarz J, Macher C, Oertel WH. Domperidone
59. Pintor L, Valldeoriola F, Baillés E, Martí MJ, Muñiz A, is superior to ondansetron in acute apomorphine challenge
Tolosa E. Ziprasidone versus clozapine in the treatment in previously untreated parkinsonian patients –a double blind
of psychotic symptoms in Parkinson disease: a randomized study. Parkinsonism Relat Disord 1997; 3: 191-3.
open clinical trial. Clin Neuropharmacol 2012; 35: 61-6. 77. Ondansetrón: prolongación del intervalo QT del electro-
60. Marras C, Gruneir A, Wang X, Fischer H, Gill SS, Herrmann N, cardiograma y nuevas recomendaciones de uso. Nota informativa
et al. Antipsychotics and mortality in Parkinsonism. Am J del Comité de Seguridad de Medicamentos de Uso Humano.
Geriatr Psychiatry 2012; 20: 149-58. Agencia Española del Medicamento. URL: http://www.aemps.gob.
61. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/
Notas informativas sobre Comunicación de Riesgos para seguridad/2012/NI-MUH_FV_14-2012.htm. [23.05.2013].
Profesionales Sanitarios. Notas Informativas 2004-3, 2004-4 78. Messerschmidt KA, Johnson BR, Khan MA. Encephalopathy
y 2008-19. URL: http://www.aemps.es. [06.05.2013]. associated with metoclopramide use in a patient with
62. Emre M, Aarsland D, Albanese A, Byrne EJ, Deuschl G, Parkinson’s disease. Am J Health Syst Pharm 2012; 69: 1303-6.
De Deyn PP, et al. Rivastigmine for dementia associated 79. Robottom BJ, Shulman LM, Anderson KE, Weiner WJ.
with Parkinson’s disease. N Engl J Med 2004; 351: 2509-18. Metoclopramide-induced encephalopathy in Parkinson disease.
63. Cummings J, Isaacson S, Mills R, Williams H, Chi-Burris K, South Med J 2010; 103: 178-80.
Corbett A, et al. Pimavanserin for patients with Parkinson’s 80. Miwa H, Kondo T. Hiccups in Parkinson’s disease: an overlooked
disease psychosis: a randomised, placebo-controlled phase 3 non-motor symptom? Parkinsonism Relat Disord 2010; 16:
trial. Lancet 2014; 383: 533-40. 249-51.
64. Boorsma M, Joling KJ, Frijters DH, Ribbe ME, Nijpels G, 81. UpToDate. Overview of hiccups. URL: http://www.uptodate.
Van Hout HP. The prevalence, incidence and risk factors for com/contents/overview-of-hiccups. [23.05.2013].
delirium in Dutch nursing homes and residential care homes. 82. Prodigy Guidance. Hiccups. URL: www.cks.library.nhs.uk/
Int J Geriatr Psychiatry 2012; 27: 709-15. hiccups. [23.05.2013].
65. Flaherty JH, Gonzales JP, Dong B. Antipsychotics in the 83. Stegmeier-Petroianu A, Petroianu GA. Hiccups and dopamine.
treatment of delirium in older hospitalized adults: a systematic Am J Health Syst Pharm 2008; 65: 2092-4.
review. J Am Geriatr Soc 2011; 59 (Suppl 2): S269-76. 84. Bloomfield K, MacDonald L, Finucane G, Snow B, Roxburgh R.
66. Gardner D, Murphy A, O’Donnell H, Centorrino F, Use of antipsychotic medications in patients with Parkinson’s
Baldessarini R. International consensus study of antipsychotic disease at Auckland City Hospital. Intern Med J 2012; 42:
dosing. Am J Psychiatry 2010; 167: 686-93. e151-6.
67. Hawkins SB, Bucklin M, Muzyk AJ. Quetiapine for the treatment
of delirium. J Hosp Med 2013; 8: 215-20.

Challenges in the pharmacotherapeutic management of the hospitalised patient with Parkinson’s disease

Summary. Patients with Parkinson’s disease (PD) are admitted to hospital more frequently and for a longer time than
other patients from the same age group. The reason they are hospitalised is often different from their underlying baseline
disease and they are usually attended in services with little knowledge of the disease. Both the errors made when
administering levodopa and the inappropriate use of pharmacological agents with a central antidopaminergic action are
relatively common during their stay in hospital. This study reports on an analysis of the literature available on the

www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364 363


U. Lertxundi, et al

challenges and complications that patients with PD have to deal with when they are admitted to hospital, especially those
that have to do with pharmacotherapy. Likewise, the authors also propose a series of strategies that lead to better care of
the patients during the time they are in hospital, including aspects such as controlling the supplies of antiparkinsonian
medication and establishing protocols for the therapeutic exchange of antiparkinsonian agents, as well as protocols for a
suitable management of comorbidities in this kind of patients. Other strategies involve encouraging self-management of
the antiparkinsonian treatment by the hospitalised patients, conducting follow-up studies to monitor inappropriate
prescriptions or creating the figure of ‘specialist in PD’. To do so, it will be necessary to raise the awareness of the
healthcare staff at the hospital, as well as that of both patients and their relatives, about the problems derived from an
inappropriate management of pharmacotherapy in PD.
Key words. Antipsychotics. Complications. Hospitalisation. Medication. Parkinson’s disease.

364 www.neurologia.com  Rev Neurol 2014; 58 (8): 353-364

También podría gustarte