La arquitectura romana es el conjunto de edificios y estructuras que se
construyeron en la antigua Roma y sus territorios conquistados. La arquitectura romana se caracteriza por el uso de nuevos materiales como el hormigón, el ladrillo y la piedra, y de técnicas innovadoras como el arco, la bóveda y la cúpula. La arquitectura romana abarca diversos estilos y funciones, desde templos religiosos hasta acueductos para el abastecimiento de agua, desde palacios imperiales hasta anfiteatros para el espectáculo público123.
La arquitectura romana se desarrolló a lo largo de casi mil años, desde el
siglo VI a.C. hasta el siglo V d.C., y se adaptó a las diferentes culturas y climas de los lugares donde se expandió el Imperio romano. Algunas de las obras más famosas de la arquitectura romana son el Coliseo, el Panteón, el Foro Romano y los acueductos de Segovia y Nimes23.
La arquitectura romana se basa en dos elementos principales: las
estructuras superiores y las estructuras fundamentales. Las estructuras superiores están formadas por cúpulas en los techos y arcos que separan los ambientes o salones. Las cúpulas son semiesferas que cubren un espacio circular o cuadrado con una abertura central llamada óculo. Los arcos son elementos curvos que sostienen una carga horizontal mediante dos pilares verticales llamados jambas. Los tipos de arcos más usados por los romanos fueron el medio punto (semicircular), el rebajado (menor que un semicírculo), el peraltado (mayor que un semicírculo) y el apuntado (formado por dos segmentos curvos que se juntan en un vértice). Las bóvedas son estructuras curvas que cubren un espacio alargado mediante una sucesión de arcos. Los tipos de bóvedas más usados por los romanos fueron la de cañón (semicilíndrica), la de arista (formada por dos bóvedas de cañón que se cruzan perpendicularmente) y la nervada (formada por nervios o costillas que refuerzan la estructura)2.
Las estructuras fundamentales o estructuras en donde se asientan los techos
se encuentran conformadas por paredes recubiertas por materiales como el mármol, la pintura o el estuco. Las paredes pueden ser macizas o huecas según su función. Las macizas son aquellas que soportan una gran carga vertical u horizontal, como las murallas o los muros exteriores. Las huecas son aquellas que sirven para dividir espacios interiores sin soportar mucha carga, como las tabiques o las celosías. Las paredes pueden tener diferentes formas según su planta: rectangulares, circulares, poligonales o mixtas2. Los materiales más usados por los romanos fueron:
El hormigón: es una mezcla de arena, grava, cal y agua que
endurece al secarse. El hormigón permitió a los romanos construir grandes obras con formas complejas sin necesidad de usar muchos elementos constructivos ni mucho tiempo. El ladrillo: es una pieza rectangular hecha con arcilla cocida al horno. El ladrillo se usaba para revestir las paredes o para formar parte del núcleo del hormigón. La piedra: es un material natural extraído de canteras o ríos. La piedra se usaba para hacer sillares (bloques regulares) o sillarejos (bloques irregulares) que servían para construir muros sólidos o decorativos. La madera: es un material orgánico obtenido del tallo de los árboles. La madera se usaba para hacer vigas (elementos horizontales) o columnas (elementos verticales)