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Introducción:
“Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere
a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho
lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá”. (Marcos 11:22-24)
Todos debemos conocer a Dios en el que creemos, así como su voluntad de que seamos victoriosos.
Dios nos ha bendecido con una fe que primero ha sido un regalo de É l, una fe que crece, y que ademá s
podemos nosotros mismos aumentar. Nuestra fe es capaz de vencer al mundo entero. Todos debemos
conocer el alcance de la fe que Dios nos ha dado (Efesios 2:9; 1ª Juan 5:4)
1. Salvación:
“Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe y esto no de vosotros, pues es don de Dios,
no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9)
2. Llenura y milagros:
“Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por
obras de la ley, o por el oír con fe?” (Gálatas 3:5)
3. Sanidad:
6. Respuesta de Dios:
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye” (1ª Juan 5:14)
7. Prosperidad:
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6.33) si leemos desde el versículo 25, nos damos cuenta que Jesús nos muestra
que cuando confiamos en Dios, nada nos puede faltar.
INCREMENTANDO LA FE:
Todo es posible al que cree, pero ¿Por qué la gran mayoría de cristianos viven sin disfrutar de
estos beneficios? El Apó stol Pablo dice que en gran medida es debido a la falta de crecimiento, si
no crecemos en fe, no podemos heredar las promesas de Dios aunque seamos los herederos de
todo. Es por eso que si de algo debemos ocuparnos es de saber y practicar el có mo aumentar
nuestra fe, tal y como los discípulos le pidieron al Maestro que les enseñ ara (Gálatas 4:1; Lucas
17.5)
Vamos a aprender dos formas de incrementar nuestra fe que está n registradas en la biblia:
Rom. 10:17 “así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios”. No dice que la fe es por oír
la Palabra de Dios de otra manera bastaría con ponernos unos audífonos y escuchar predicas todo
el día para mover montañ as. La fe viene cuando aprendemos a oír, pero este oír es una capacidad
que nos da la Palabra de Dios, segú n nos dice la escritura. Cuando aprendemos a recibir la Palabra
de Dios con humildad y sin prejuicios, como niñ os que desean leche, hambrientos de ser
enseñ ados por Dios, esta Palabra que recibimos despierta en nosotros un sentido espiritual, la
capacidad de oír por la Palabra. Oír por la Palabra es entender y comprender las cosas que Dios
dice, pero discerniéndolas espiritualmente, con razó n esto aumenta nuestra fe. Tu podrá s creer
má s fá cil y poderosamente las promesas de Dios cuando puedas comprender espiritualmente sus
Palabras. Repito este sentido espiritual se adquiere cuando decidimos recibir la Palabra de Dios
con humildad y sin prejuicios, como niñ os que no juzgan lo que dice Papá , simplemente lo reciben
segú n de quien viene. Lo dice Papá , es verdad, lo dice Papá , lo va a cumplir (1ª Ped. 2:2; Marc.
7:16; Ap. 2:17; 1ª Cor. 2:14)
Jesú s dio en una ocasió n a sus discípulos que el demonio que había poseído a un muchacho, y
que ellos no habían podido expulsar después de mucho intentarlo reprendiendo, no había salido
por la poca fe de ellos, y que a través del ayuno y la oració n podrían adquirir la fe necesaria para
echar fuera ese demonio. Al ayunar y al orar podemos consagrarnos má s a aquel en cuya
presencia la fe se desarrolla, para así ver los milagros suceder.
Atenció n, el ayuno y la oració n no son una fó rmula má gica para aumentar la fe, pero cuando
ayunamos con el motivo correcto, que es encontrarnos cara a cara con Dios, conocerle sin
distracciones de la carne (por eso al ayunar no solo debemos dejar de comer alguna cosa, sino
que también debemos alejarnos de distracciones mundanas), y experimentar la gloria de Dios al
adorarle en su misma Presencia, naturalmente nuestra fe en Dios aumenta. ¿Por qué quien puede
estar en su Presencia, y sentir la Gloria de Dios llená ndole, y después podrá decir que Dios no
existe? Así que nuestra fe aumenta con la intimidad que tenemos al entrar en un tiempo especial
dedicado a orar con ayuno, sin distracciones (Mat.17:14-21; Éxodo 34:29)
3. Aceptando desafíos:
En la historia del muchacho endemoniado, Jesú s de dice al padre del muchacho que al que cree
todo le es posible, y le pregunta si cree. El hombre responde algo muy interesante: creo, ayuda a
mi incredulidad. En otras palabras, le dice a Jesú s creo pero también dudo. La fe de este hombre
segú n dice Jesú s fue suficiente, aumento, lo sabemos porque el muchacho fue liberado, y Jesú s
había puesto la esperanza de que fuera libre en la fe de su padre, para probar su fe, Nuestra fe
crece cuando nos arriesgamos a creer todavía por má s. Tú crees en cristo, ahora créele por sus
promesas, ya has creído en sus promesas, ahora créele por tu sanidad; así tu fe puesta a
funcionar, crecerá como el grano de mostaza, que empieza pequeñ a, la má s pequeñ a semilla que
se convierte en un gran á rbol (Marcos 9:23-24)
A la pregunta de có mo aumentar la fe, el Señ or respondió : “Si tuvieras fe como un grano de mostaza,
podrías decir a este sicómoro: desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería” (Lucas 17:6)
El grano de mostaza es muy pequeñ o, pero está vivo y crece; al igual que esta semilla, una pequeñ a
cantidad de fe genuina en Dios se enraizará y crecerá ; apenas visible al principio, empezará a
esparcirse, primero bajo tierra y luego de manera visible. Sin embargo, cada cambio será gradual e
imperceptible, pronto esta fe producirá mayores resultados.
“El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su
campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la
mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos
en sus ramas” (Mat. 13:31-32)
Jesú s empleó esta ilustració n para mostrar que el Reino tiene comienzos insignificantes, pero éste
crecerá y producirá resultados notables.
Conclusión:
Cada hijo de Dios debe aprender a desarrollar su fe y su propia vida de oració n; es imposible llegar al
trono de nuestro Dios si no se tiene fe. La fe se desarrolla, y eso se logra a través de orar, clamar, y de
alimentarse día a día de su Palabra; lamentablemente muchos no lo hacen y por eso les resulta difícil
recibir una respuesta de Dios, la oració n no es una fó rmula, ni algo mecá nico donde repetimos lo que
aprendimos de memoria; sino que es esa conversació n cara a cara con Dios, donde le alabamos con
todo nuestro corazó n para conquistar su Gracia.