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Electroimanes

Hasta 1820 los fenómenos eléctricos y los fenómenos magnéticos estaban


considerados como independientes. Como en otros grandes descubrimientos
de la historia, una casualidad ayudó a Hans Christian Oersted a descubrir
que ambos estaban relacionados, al observar que la orientación de la aguja
de una brújula variaba al pasar corriente a través de un conductor próximo a
ella.

Los estudios de Oersted concluyeron que la electricidad y el magnetismo


eran manifestaciones de un mismo fenómeno: las fuerzas magnéticas
proceden de las fuerzas originadas entre cargas eléctricas en movimiento.
Este fue el origen de lo que hoy conocemos como electromagnetismo, la base
del funcionamiento de todos los motores eléctricos y  generadores eléctricos .
El magnetismo es un fenómeno físico por el que los objetos ejercen fuerzas
de atracción o repulsión sobre otros materiales. El único imán natural
conocido es un mineral llamado magnetita, sin embargo, todos los materiales
son influidos, en mayor o menor forma, por la presencia de un campo
magnético. En algunos de ellos es más fácil detectar estas propiedades
magnéticas, como por ejemplo el níquel, el hierro o el cobalto.

Los fenómenos magnéticos fueron conocidos por primera vez por los antiguos
griegos, aunque durante siglos se creyó que las magnetitas contenían ciertas
propiedades curativas. Hoy en día, los imanes son utilizados por la ciencia
médica para, por ejemplo, medir la actividad cerebral a través de la
magnetoencefalografía (MEG), o como terapia de choque para volver a iniciar
corazones.

Los electroimanes son tipos de imán muy utilizados debido a sus propiedades
magnéticas y a sus múltiples posibilidades de uso.  Están constantemente
presentes en nuestro entorno, tanto en nuestro hogar como en nuestro lugar de
trabajo. 

En 1825 el inglés William Sturgeon (1783-1850) hizo el experimento de enrollar 18


espiras de hilo conductor alrededor de una barra de hierro dulce. Al conectar los
extremos del cable a una batería, se creo un campo magnético y pudo levantar un
peso que era 20 veces mayor que el propio. Así nació el primer electroimán, un
imán accionado por electricidad.

Un electroimán se caracteriza por una parte, por su efecto magnético y por otra
parte por depender de una fuente de alimentación de energía eléctrica. Si está
desconectado de la fuente eléctrica, su campo magnético desaparece. La
intensidad del campo magnético y por lo tanto del electroimán está regulada
directamente por la corriente. Este tipo de imanes tienen una potencia elevada y
un consumo moderado de energía. Están disponibles en varias formas y tamaños
para un amplio abanico de aplicaciones y usos
TIPOS:

1. El electroimán resistivos: Están compuestos de un hilo conductor que suele ser


de cobre enrollado alrededor de un núcleo de hierro. Se genera un campo
magnético gracias a la circulación de corriente eléctrica. Este tipo de imán requiere
bastante consumo eléctrico y suele generar recalentamiento.

2. El electroimán superconductor: Los imanes más potentes se fabrican con


bobinas de cables superconductores, de allí su nombre de “superconductores”. El
uso de imanes producidos por bobinas superconductoras disminuyen las pérdidas
mecánicas en la producción de energías alternativas. 

3. El electroimán híbrido: son un combinación de imanes resistivos y


superconductores. ¡Los científicos construyen un imán resistivo dentro de un imán
superconductor para crear un imán de alta potencia

APLICACIONES:

 Seguridad y transporte: dispositivos de cierre, puertas automáticas o corta-fuegos.


Ascensores y montacargas: sensores, escaleras, rampas o equipos de
señalización y transporte.

 Envase y embalaje: maquinaria para el etiquetado y envase o dispensadores


automáticos.

 Medicina: aparatos de radiología, diálisis, dosificadores o respiración artificial.

 Robótica y maquinaria: robots industriales, motores, prensas, electrodomésticos,


maquinaria textil y hornos industriales.

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