Está en la página 1de 29

Lo público y lo privado : un enfoque latinoamericano Titulo

Quijano, Aníbal - Autor/a; Autor(es)


Cuestiones y horizontes : de la dependencia histórico-estructural a la En:
colonialidad/descolonialidad del poder
Buenos Aires Lugar
CLACSO Editorial/Editor
2014 Fecha
Antologías Colección
Racionalidad; Poder; Modernización; Modernidad; Sector público; Economía; Sector Temas
privado; América Latina; Europa;
Capítulo de Libro Tipo de documento
"http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140507094331/eje3-4.pdf" URL
Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND Licencia
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es

Segui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO


http://biblioteca.clacso.edu.ar

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)


Conselho Latino-americano de Ciências Sociais (CLACSO)
Latin American Council of Social Sciences (CLACSO)
www.clacso.edu.ar
Lo público y lo privado
Un enfoque latinoamericano*

L a crisis mundial del capital ha intensifica-


do el debate sobre la sociedad y la cultura
contemporáneas. No es solamente la econo-
de la cultura de nuestro tiempo, de su fecundi-
dad para contribuir a su reconstitución.
Eso seguramente explica la intensificación
mía la que está en cuestión, sino todo el anda- del propio debate latinoamericano, aunque eso
miaje del conocimiento, las propuestas de ra- parezca desmentido en algunos lugares y entre
cionalidad en las relaciones de las gentes entre algunos grupos, cuya exclusiva preocupación
sí y con el mundo en torno, los proyectos de es el acceso a alguna de las manijas del poder
sentido histórico, el balance de experiencias vigente. Detrás de tal apariencia, sin embargo,
humanas fundamentales como el capitalismo actúan genuinas y cruciales interrogantes, cuya
y el socialismo realmente existente, las pers- indagación intelectual o pragmática, afecta cier-
pectivas y las alternativas. tamente no sólo a la América Latina. Una de
El lugar y la significación de América Latina esas cuestiones, la decisiva y central en un sen-
en este debate, son fundamentales. No única- tido, es la relación entre lo privado y lo público,
mente por ser víctima de los efectos más per- porque en ella están implicadas virtualmente
versos de la crisis, sino, ante todo, por la densi- todas y cada una de las instancias de la existen-
dad de su presencia histórica en la constitución cia social contemporánea. Más allá de su dispu-
ta contingente en la escena política peruana, el
debate de esa cuestión compromete, en verdad,
* Publicado en Quijano, Aníbal 1988 Modernidad,
todo el sentido y toda la legitimidad de los prin-
identidad y utopía en América Latina (Lima: Socie-
dad y Política Ediciones) pp. 8-44. cipales proyectos históricos actuales.
706 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Modernidad y “modernización” dos en aquellos, para oponerse a las conquis-


en América Latina tas primigenias de la modernidad; para ganar
a la gente al culto de la fuerza, presentando
La presión por la “modernización” se ejerce la desnudez del poder como su más atractivo
sobre América Latina durante la mayor parte atributo legitimador. Ciertamente, tales fuer-
de este siglo, pero de manera muy especial zas, como el nazismo, habían sido derrotadas
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y, en la guerra. Pero después de esa experiencia,
entonces, con ciertos atributos muy distin- después de Auschwitz, las promesas de la mo-
tivos. En primer lugar, tal presión se ejerce, dernidad no volverían “a ser vividas con los en-
en gran medida, por la acción y en interés de tusiasmos y las esperanzas de otrora”, según lo
agentes no latinoamericanos, si se quiere, ex- señalara José Medina Echevarría, a comienzos
ternos. En segundo lugar, aparece formalmen- de los debates latinoamericanos de los años se-
te como una propuesta de recepción plena del sentas. Peor aún, sin duda, así se consolidaría
modo de producir, de los estilos de consumir, en el mundo el oscuro reinado de la razón ins-
de la cultura y de los sistemas de organización trumental, que ahora además reclamaba para
social y política de los países del capitalismo sí sola y contra la razón histórica, el prestigio y
desarrollado, considerados como paradigmas el brillo del nombre de modernidad. Y hay que
de una exitosa “modernización”. En la prácti- observar todavía que para amplios sectores no
ca, se trata de un requerimiento de cambios y era claro, ni era admitido por otros, que ese
de adaptaciones de la región a las necesidades reinado cubría no solamente el mundo llamado
del capital en su fase de maduración de su in- occidental, sino también el que se constituyó
ter o transnacionalidad. bajo el estalinismo.
Ya para entonces, el núcleo de racionalidad De esos procesos, dos de sus consecuencias
histórica de la modernidad había quedado de- en América Latina me parece necesario poner
bilitado y la propia modernidad había ingre- aquí en cuestión. Primera, como la “moderniza-
sado en un período de crisis, bajo la violencia ción” llegó a estas tierras tarde, desde fuera y
de los ataques a que fue sometida por oscuras ya constituida y practicada, entre nosotros se
fuerzas políticas que apelaban a lo irracional de acuñó una idea de la cual somos muchos aún
la especie, a los prejuicios y a los mitos funda- los prisioneros: la de que América Latina ha
Lo público y lo privado 

sido siempre sólo pasiva y tardía receptora de y entrañable con la constitución histórica de
la modernidad. Segunda, implicada en la ante- América Latina. De esa relación, no quiero aquí
rior, la confusión entre modernidad y “moder- referirme solamente al hecho conocido de que
nización”. Por eso último, y aunque el esnobis- la producción, principalmente metalífera, de
mo juega en ellos un papel muy amplio, no es América, estuvo en la base de la acumulación
difícil hoy encontrar en América Latina, grupos originaria del capital. Ni que la conquista de
políticos e intelectuales que de nuevo ingresan América fuera el primer momento de forma-
a los templos de los mismos dioses que cuen- ción del mercado mundial, como el contexto
tan con lo irracional de la especie, para ganar real dentro del cual emergerá el capitalismo y
adeptos al culto del poder desnudo, y al de la su lógica mundial, fundamento material de la
violencia del ciego interés particular contra el producción de la modernidad europea.
de la humilde mayoría de los hombres y muje- Para Europa, la conquista de América fue
res de la tierra. también un descubrimiento. No sólo y no tan-
La modernidad como categoría se acuña, to, quizás, en el manido sentido geográfico
ciertamente, en Europa y particularmente des- del término, sino ante todo como el descubri-
de el siglo XVIII. Empero, fue una resultante miento de experiencias y de sentidos histó-
del conjunto de cambios que le ocurrían a la ricos originales y diferentes, en los cuales se
totalidad del mundo que estaba sometido al revelaban al asombro europeo, más allá del
dominio europeo, desde fines del siglo XV en exotismo, ciertas cristalizaciones históricas
adelante. Si la elaboración intelectual de esos de algunas viejas aspiraciones sociales que
cambios tuvo a Europa como su sede central, hasta entonces no tenían existencia sino como
eso corresponde a la centralidad de su posición mitos atribuidos a un ignoto pasado. Y no im-
en esa totalidad, a su dominio. porta si esa visión europea de la experiencia
Esa nueva totalidad histórica en cuyo con- americana magnificara la realidad, exaltada
texto se produce la modernidad, se constituye por una imaginación cuyas fronteras se disol-
a partir de la conquista e incorporación de lo vían por el asombro del descubrimiento. No
que será América Latina al mundo dominado importa, porque esa dilatación de las fronteras
por Europa. Es decir, el proceso de producción del imaginario europeo era, precisamente, la
de la modernidad tiene una relación directa consecuencia de América. Y, a estas alturas,
708 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

nadie ignora ya que, magnificadas o no, en la Ese es, me parece, el sentido básico de las
experiencia americana, andina en primer tér- utopías que se producen en Europa con pos-
mino, no eran ajenas a la realidad algunas de terioridad al descubrimiento de América. Y el
las formas de existencia social buscadas, la surgimiento de esas específicas utopías puede
alegría de una solidaridad social sin violentas ser reconocido como el primer momento del
arbitrariedades; la legitimidad de la diversidad proceso de constitución de la modernidad. Sin
de los solidarios; la reciprocidad en la relación el nuevo lugar del futuro en el imaginario de la
con los bienes y con el mundo en torno, tan humanidad, la mera idea de modernidad sería
por completo distintas a las condiciones de la simplemente impensable.
sociedad europea de ese tiempo. Para Europa de ese período, aun no sobre-
Propongo, en consecuencia, que ese des- pasada la crisis de la sociedad feudal, la uto-
cubrimiento de América Latina produce una pía de una sociedad sin ominosas jerarquías,
profunda revolución en el imaginario europeo ni arbitrariedad, ni oscurantismo, era la ideo-
y desde allí en el imaginario del mundo euro- logía de una larga lucha contra las jerarquías
peizado en la dominación: se produce el des- feudales, contra el despotismo de las monar-
plazamiento del pasado, como sede de una quías absolutas, contra el poder de la Iglesia
para siempre perdida edad dorada, por el controladora y obstaculizadora del desarrollo
futuro como la edad dorada por conquistar del conocimiento, contra la supremacía del in-
o por construir. terés privado que crecía con el mercantilismo.
¿Cómo se podría imaginar, sin América, el En otros términos, parte de la lucha por una
advenimiento de la peculiar utopía europea de saciedad racional, la promesa mayor de la mo-
los siglos XVI y XVII en la cual ya podemos re- dernidad. En ese primer momento del proceso
conocer los primeros signos de una nueva ra- de producción de la modernidad, América tie-
cionalidad, con la instalación del futuro como ne un lugar fundamental.
el reino de la esperanza y de la racionalización, Sugiero que hay también una estrecha aso-
en lugar de un omnipresente pasado, hasta en- ciación de América Latina en la etapa de cris-
tonces referencia exclusiva de toda legitimi- talización de la modernidad, durante el siglo
dad, de toda explicación, de todos los sueños y XVIII, en el movimiento llamado de la Ilustra-
nostalgias de la humanidad? ción o Iluminismo. Durante ese período, Amé-
Lo público y lo privado 

rica no fue solamente receptora, sino también que sus contrapartes europeos, no solamente
parte del universo en el cual se producía y se porque leían lo mismo sino, ante todo, porque
desarrollaba el movimiento, porque éste ocu- se interesaban por los mismos problemas, por-
rría simultáneamente en Europa y en América que se hacían las mismas cuestiones y procura-
Latina colonial. ban investigarlas con idéntico apasionado afán,
Esa producción del movimiento de la Ilustra- aunque bajo condiciones menos propicias. Y
ción simultáneamente en Europa y en América, que, en fin, el espíritu de la modernidad y sus
puede verse, en primer término, en el hecho de promesas y necesidades estaban en desarrollo
que a lo largo de ese siglo, las instituciones, los por igual en América que en Europa.
estudios y las ideas y conocimientos que emer- Muchos intelectuales y políticos latinoame-
gían como la Ilustración, se forman y se difun- ricanos fueron partícipes directos de los deba-
den al mismo tiempo en Europa y América. Las tes y de las experiencias políticas de la Ilustra-
Sociedades de Amigos del País, se forman allá ción europea. No puede ser considerado, por
y acá, al mismo tiempo; circulan las mismas eso, como un hecho meramente anecdótico,
cuestiones de estudio y los mismos materiales el que un peruano, Pablo de Olavide, ganara
del debate y de la investigación; se difunde el celebridad en los círculos de la Ilustración eu-
mismo espíritu de interés en la exploración de ropea, que fuera amigo de Voltaire y participa-
la naturaleza, con los mismos instrumentos del ra en el núcleo central de los enciclopedistas
conocimiento. Y en todas partes se afirma el franceses y en las experiencias políticas de la
ánimo reformador de la sociedad y de sus ins- Ilustración española. Cuando es víctima de
tituciones, para allanar el camino de la libertad la persecución inquisitorial su primera bio-
política y de la conciencia, y la crítica de las bibliografía sale de las manos del propio Di-
desigualdades y arbitrariedades en las relacio- derot, iniciando el vasto movimiento que, en
nes entre las gentes. solidaridad con el peruano, promoverán todos
Cuando Humboldt viene a América, no ocul- los círculos de la Ilustración europea. No es,
ta su sorpresa de encontrar que los círculos de pues, sorprendente que a comienzos del siglo
intelectuales y de estudiosos americanos, en siguiente, cuando se reúnen las Cortes de Cá-
cada uno de los principales centros que él vi- diz en 1810, los diputados latinoamericanos
sita, conocían lo mismo y estudiaban lo mismo aparezcan entre los más coherentes portado-
710 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

res del espíritu de la modernidad, avanzados secuencia de que pasen al primer plano de la
defensores de un radical liberalismo. Por ello, sociedad y del poder los sectores y elementos
cumplirán un papel muy destacado en la re- más ligados a la desigualdad y a la arbitrarie-
dacción de la Constitución liberal, en una co- dad, al despotismo y al oscurantismo. Con la
misión presidida por uno de ellos, el peruano conocida excepción de algunas áreas más in-
Morales Duárez, más tarde llevado a la presi- mediatamente ligadas al desarrollo capitalista
dencia de las Cortes. europeo, en el grueso de lo que está emergien-
do como América Latina, esa es la típica con-
tradicción que lo caracteriza.
La paradoja de la modernidad En Europa, la modernidad se consolida de
en América Latina una cierta forma como parte de la experien-
cia cotidiana, al mismo tiempo como práctica
Es, pues, demostrable que el movimiento de la social y como su ideología legitimatoria. En
modernidad se producía, en el siglo XVIII, en América Latina, por el contrario, y hasta bien
América Latina al mismo tiempo que en Euro- entrado el siglo XX, se instala una profunda
pa. En eso se encuentra, sin embargo, un hecho y prolongada brecha entre la ideología de la
paradojal y sorprendente. modernidad y las prácticas sociales, no infre-
Mientras que en Europa la modernidad se cuentemente dentro de las mismas institucio-
difunde y florece abonada por el desarrollo del nes sociales o políticas. En particular, la mo-
capitalismo, con todo lo que eso implica para dernidad es una forma ideológica legitimatoria
la producción de bienes materiales y para las de prácticas políticas que van claramente en
relaciones entre las gentes, en América Lati- contra de su discurso, mientras las prácticas
na, especialmente desde el último tercio del sociales modernas son reprimidas porque no
siglo XVIII, se va estableciendo una brecha pueden ser legitimadas por ninguna instancia
ostensible entre, de un lado, las necesidades de las ideologías dominantes.
ideológicas y sociales de la modernidad, y del El uso de la modernidad como ideología
otro, el estancamiento y desarticulación de la “legitimatoria” de prácticas políticas antagóni-
economía mercantil, inclusive su retroceso cas, sirve para apreciar el peso ideológico de
en ciertas áreas como las andinas, con la con- la modernidad en América Latina, a pesar de
Lo público y lo privado 

su aprisionamiento en un universo social de procusteanas del propio poder que le debía,


signo inverso y permite explicar, por ejemplo, precisamente, la existencia: la razón burguesa.
la curiosa relación entre las instituciones no- En el proceso de producción de la moder-
minalmente liberales y un poder conservador, nidad, la idea de racionalidad inherente a ella
que se establece con la Independencia. Y eso no significaba lo mismo en cada uno de sus
no podría explicarse, a su turno, sino recordan- centros productores y difusores en Europa.
do que la modernidad, como movimiento de la De manera simplificada, en los límites de este
conciencia, no era simplemente un producto trabajo, podría señalarse que en los países
importado y foráneo, sino producto del propio del norte o sajones, la idea predominante de
suelo latinoamericano, cuando éste era todavía racionalidad se vincula, desde la partida, fun-
el fértil y rico territorio del mercantilismo, aun- damentalmente a lo que desde Horkheimer se
que estuviera bajo una dominación colonial. conoce ahora como la razón instrumental. Es
De todos modos, sobre todo desde el siglo ante todo, una relación entre fines y medios.
XIX, la modernidad en América Latina apren- Lo racional es lo útil. Y la utilidad adquiere su
de a vivir como conciencia intelectual, pero no sentido desde la perspectiva dominante. Es de-
como experiencia social cotidiana. Quizás eso cir, del poder.
explica la trampa de toda una generación del En cambio, en los países del sur la idea pre-
liberalismo latinoamericano en esa centuria, dominante de racionalidad se constituye, espe-
obligada a cultivar la quimera de la modernidad cialmente en el debate acerca de la sociedad,
sin revolución. De esa trampa, no se ha termi- vinculada, en primer término, a la definición de
nado de salir. los fines. Y esos fines son los de la liberación de
la sociedad de toda desigualdad, de la arbitra-
riedad, del despotismo, del oscurantismo. En
Poder y modernidad en Europa fin, contra el poder existente. La modernidad
se constituye, allí, como una promesa de exis-
Empero, si ciertamente es paradojal la historia tencia social racional, en tanto que promesa de
latinoamericana de la modernidad, su avatar libertad, de equidad, de solidaridad, de mejora-
europeo no sólo no la liberó de contradiccio- miento continuo de las condiciones materiales
nes, sino la hizo víctima de las necesidades de esa existencia social, no de cualquier otra.
712 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Eso es lo que desde entonces será reconocido sobre todo en el XIX, hacia el control de la
como razón histórica. burguesía británica. De ese modo, la vertiente
Quiero insistir en que incurro en deliberada “anglo-escocesa” de la Ilustración y de la mo-
simplificación, dados los límites de este espa- dernidad, se impuso sobre el conjunto de la
cio, en esta diferenciación entre el norte y el razón burguesa, no solamente en Europa, sino
sur europeos a propósito de las concepciones también a escala mundial, debido al poder im-
de racionalidad y de modernidad. No obstan- perial mundial que la burguesía británica logró
te, eso no implica alguna arbitrariedad. No conquistar. La razón instrumental se impuso
es, sin duda, accidental, el que los líderes del sobre la razón histórica.
movimiento antimodernista de los “neoconser- El dominio mundial de la vertiente “anglo-
vadores” norteamericanos, como Irving Kris- escocesa” de la modernidad, de la razón instru-
tol, por ejemplo, insistan en su rechazo de la mental, se hizo todavía más firme y extendida,
“Ilustración francesa-continental” y en su ad- cuando la hegemonía imperial británica cedió
hesión a la “ilustración anglo-escocesa”, la de la primacía a la hegemonía imperial norteame-
Locke, Hume, Smith, para reivindicar el privi- ricana, desde fines de la Primera Guerra Mun-
legio de unos respecto de otros en la sociedad. dial. Y la Pax Americana establecida después
O el que una de las más estridentes voceras de la derrota del nazismo y del debilitamiento
del “neoconservatismo” adicto al reaganismo, aún mayor de la razón histórica en ese período,
como Jane Kirkpatrick, no titubee en afirmar significó la exacerbación de las características
que fuera de la defensa de la autoridad y del or- y de las consecuencias de ese dominio.
den, incluidas las desigualdades, el despotismo Y es bajo ese dominio de la Pax Americana
y la arbitrariedad, el modernismo es una mera y de su extrema versión de la razón instrumen-
utopía, en el mal sentido del término. tal, que después de la Segunda Guerra Mun-
Esa diferencia se convirtió en una cuestión dial, se ejerció sobre América Latina la presión
crucial para el destino de la modernidad y de para la “modernización”. Esto es, ya para una
sus promesas, en la medida en que la hegemo- racionalidad despejada de toda conexión con
nía en el poder del capital, en las relaciones las promesas primigenias de la modernidad, ya
de poder entre las burguesías en Europa, se del todo poseída únicamente de las urgencias
fue desplazando ya desde el siglo XVIII, pero del capital, de la productividad, de la eficacia
Lo público y lo privado 

de los medios para fines impuestos por el ca- trumental: el socialismo no logró constituirse
pital y por el imperio. En definitiva como mero sino como el “socialismo realmente existente”,
instrumento del poder. Eso reforzó, en am- como estalinismo.
plios sectores de América Latina, la tramposa Esa es la modernidad cuya crisis ha estalla-
quimera de la modernidad sin revolución. Sus do, pregonada por nuevos profetas, casi todos
consecuencias aún están activas: no termina- ellos apóstatas de su antigua fe en el socialis-
mos de salir del oscuro túnel del militarismo y mo o, por lo menos, en un liberalismo radical.
del autoritarismo. Pero esos profetas de la “postmodernidad” o
Acaso el más completo ejemplo de lo que de la más franca antimodernidad, en ambos
implica la “modernización” exitosa en América lados del Atlántico, quieren además persua-
Latina, lo muestra el pasaje del Estado oligár- dirnos de que las promesas liberadoras de la
quico al Estado modernizado: en todos estos modernidad no solamente ahora son, sino que
países los Estados se han “modernizado”; sus siempre fueron imposibles, que nadie puede
aparatos institucionales han crecido, inclusi- creer aún en ellas después del nazismo y del
ve se han profesionalizado en cierta medida, estalinismo, y que lo único real es el poder, su
sobre todo los represivos; el Estado es menos tecnología, su discurso.
prisionero de la sociedad y en cierto sentido La crisis de la modernidad redefinida por el
(el ámbito de su acción) es más nacional. Todo completo predominio de la razón instrumen-
eso, sin embargo, no lo ha hecho más demo- tal, corre en el mismo cauce que la crisis de la
crático, ni más apto para satisfacer las necesi- sociedad capitalista, sobre todo tal como am-
dades de su población, ni más legítimamente bas se procesan desde fines de la década de
representativo y quizás tampoco más estable. los sesenta. Y esa modernidad no tiene que ser
Esa hegemonía no afectó, sin embargo, so- defendida, ciertamente, ni objeto de saudade
lamente a la razón burguesa. Pues inclusive ninguna, mucho menos aún en América Latina.
lo que se originó como la alternativa a la ra- Fue bajo su imperio que nos fueron impuestas
zón burguesa, como la más directa y legítima las tareas de satisfacer las peores necesidades
portadora de las promesas liberadoras de la del capital, en beneficio del poder de las bur-
modernidad, durante un período más bien lar- guesías de Europa y de los Estados Unidos,
go se plegó a las seducciones de la razón ins- comenzando por desplazar de la conciencia de
714 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

los latinoamericanos, en el momento mismo callejones sin salida. Eso es particularmente


de la Independencia, la hegemonía de la razón serio en el debate sobre los problemas de las
histórica, sin pérdida del prestigio del nombre sociedades dependientes, configuradas sobre
de modernidad. la base de extremas desigualdades, y que no
El problema, no obstante, es que los profe- han conseguido del todo la erradicación perdu-
tas de la “postmodernidad” y de la antimoder- rable del ejercicio arbitrario y despótico del po-
nidad no solamente nos invitan a celebrar los der, ni siquiera en el limitado sentido que en las
funerales de las promesas liberadoras de la sociedades del capitalismo desarrollado. Sobre
razón histórica y de su específica modernidad, las sociedades dependientes, como en América
sino principalmente a no volver a plantearnos Latina, se abaten las presiones de los proble-
las cuestiones implicadas en esa modernidad, mas de la concentración extrema del poder y,
a no volver a la lucha por la liberación de la al mismo tiempo, las que se generan en los es-
sociedad contra el poder, y aceptar en adelan- tilos de vida del nivel específico del desarrollo
te únicamente la lógica de la tecnología y el capitalista de Europa o de Estados Unidos.
discurso del poder. Bajo el humo de ese deba- En América Latina, sin embargo, la moderni-
te, no es posible no percibir el peculiar aliento dad tiene una historia más compleja que la que
de las mismas fuerzas, que después de la cri- se adhiere simplemente a la de la historia euro-
sis que llevó a la Primera Guerra Mundial, se norteamericana. En ella no solamente quedan,
organizaron para asaltar y tratar de destruir sino, mucho más aún, vuelven a reconstituirse
hasta la simiente de toda utopía de equidad, los elementos de una propuesta de racionali-
de solidaridad y de libertad. No lo consiguie- dad alternativa, porque entre otras razones, la
ron del todo. Pero ante su embate, quedó de- lógica del capital y de su razón instrumental no
bilitada la razón histórica. Hoy, esas mismas fue capaz, precisamente por la insuficiencia de
fuerzas parecen emerger de nuevo en busca su desarrollo, de extinguir o anular al extremo,
de su victoria final. aquellos mismos sentidos históricos que reve-
Por otro lado, la conjunción de ambas crisis lados al asombro europeo a comienzos del si-
ha logrado que ciertas encrucijadas del deba- glo XVI produjeron el comienzo de una nueva
te contemporáneo sobre la sociedad, se hayan racionalidad, mellada ahora, pero en modo al-
convertido en lo que parecen ser auténticos guno enterrada.
Lo público y lo privado 

Sin duda, el más destacado de tales callejones Dos posiciones extremas compiten por do-
sin salida, es el que aprisiona el conflicto entre la minar en la orientación económica de la socie-
propiedad privada y la propiedad estatal de los dad actual: ese “socialismo realmente existen-
recursos de producción, de modo que inclusive te”, como se conoce ahora lo que se estructuró
el debate más general sobre las relaciones entre bajo el estalinismo, y para el cual la propuesta
el Estado y la sociedad, queda finalmente orde- de la estatización total de los recursos de pro-
nado en tomo de esa disputa. ducción, de los mecanismos de distribución y
Por supuesto, colocando en esos términos ese de las decisiones sobre la orientación de todo
debate entre lo público y lo privado en la econo- el engranaje económico, está en el centro de la
mía y/o en la sociedad, no puede salir de su actual idea de socialismo. Esa idea recibida en Amé-
entrampamiento. Cada uno de ambos bandos del rica Latina, ha sido influyente no solamente en
debate y del conflicto, asumen, en lo fundamental, las propuestas definidas como socialistas, sino
los mismos supuestos y las mismas categorías: lo también en los varios matices del populismo-
privado allí es lo privado moldeado por el interés nacionalismo-desarrollismo. Setenta años des-
capitalista. Lo estatal o público es lo estatal-públi- pués, se puede tener ya la razonable convicción
co de ese privado, su rival quizás, pero no su an- de que por allí no se va más lejos en el camino
tagonista. En ambos enfoques, es la misma razón hacia una sociedad racional, en los términos de
instrumental la que se muerde la cola. las promesas del socialismo. La economía pue-
de ser desarrollada hasta el límite en que son
excesivas las asfixias burocráticas. La equidad,
Las bases de otra modernidad: el la solidaridad social y la libertad, la democra-
otro privado y el otro público cia de los productores no pueden ser allí enrai-
zadas, ni desarrolladas.
Aunque ese callejón no es privativo de Améri- En el otro extremo, está la propuesta del
ca Latina, ni siquiera del conjunto del llamado “neoliberalismo”, para el cual la propiedad pri-
“tercer mundo” en el debate actual, en este lu- vada capitalista de los recursos de producción
gar y en esta ocasión nos ceñiremos al contex- y la “mano invisible” del mercado, idealmente
to latinoamericano. Y para no tardar mucho iré libres de todo límite, control u orientación por
derecho al asunto. parte del Estado, son las bases sine qua non
716 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

de la creación y distribución generalizada de socialismo. El “neoliberalismo” puede así pre-


la riqueza y de toda plena democracia política. sentarse como la única opción efectivamente
Pero también esa propuesta y ciertamente des- apta para fundar o para continuar el camino del
de muchos más que los setenta años del “socia- desarrollo de la riqueza y la democracia de la
lismo realmente existente”, ha probado fuera sociedad contemporánea.
de toda duda y sobre todo en la experiencia de En América Latina, hoy, no muchos más que
la inmensa mayoría de los latinoamericanos, los defensores inmediatos del dominio del ca-
que no conduce ni a la igualdad, ni a la solidari- pital y de sus imperios pueden creer confiada-
dad social, ni a la democracia política. mente en los cantos de sirena del “neolibera-
En la experiencia histórica que actualmen- lismo”. Pero, del mismo modo, después de las
te vivimos y observamos, ese privado conduce experiencias recientes del “socialismo real”,
al verticalismo de las grandes corporaciones, es difícil que sean tan numerosos como antes
equivalente probable del verticalismo “moder- los adictos de la estatización de la economía.
nizado”, esto es, liberalizado por la reintroduc- Quizás eso, y no otra cosa, es lo que se expresa
ción mayor o menor de la propiedad privada y en la virtual parálisis de la acción económica
del mercado privado, de las grandes burocra- de nuestros países. Todos ellos, sin excepción,
cias del “socialismo realmente existente”. Y es marcan el paso del corto y con frecuencia el
en nombre de sus propuestas y de sus intereses del cortísimo plazo, sin proyectos de largo al-
que la libertad y la democracia de la sociedad cance, ni muchas propuestas en esa dirección.
y del Estado no pueden ser afirmadas en Amé- En verdad, el debate entre el “neoliberalismo”
rica Latina, y vuelven a ser amenazadas en su y esa suerte de “neodesarrollismo” que se le
limitada existencia en los países del capitalis- opone (neo, porque sus temas y sus propuestas
mo desarrollado. son las mismas del viejo desarrollismo, pero
La liberalización de la economía y del Es- cada una de ellas empalidecida y de poco audi-
tado en los principales países del “socialismo ble voz), se ha convertido en una trampa, en un
real”, ingresa en los sistemas de comunicación callejón del que no parece haber salida.
de masas no como lo que es, desocultamiento No me parece muy difícil distinguir en ese
del carácter específico de esa experiencia, sino entrampamiento del debate, el hecho de que se
como el definitivo eclipse de la idea misma del opone lo privado capitalista y lo estatal capi-
Lo público y lo privado 

talista, es decir, dos caras de la misma razón desigualdad no se extinguen, ni tienden a extin-
instrumental, cada una encubriendo la de sus guirse con ello, sino por el contrario, lo privado
agentes sociales que ahora compiten por el lu- está volviendo en esas economías a ser reins-
gar de control del capital y del poder: la bur- talado. De ese modo, lo privado cuenta con la
guesía privada y la burocracia (para algunos, la ventaja de aparecer como la opción necesaria
burguesía estatal). En definitiva, en ninguna de cuando la asfixia burocrática de la estatización
ellas reside una solución a los urgentes proble- estanca el dinamismo de la producción.
mas de nuestras sociedades, ni mucho menos Lo privado parece, pues, funcionar. Empe-
las promesas liberadoras de la razón histórica. ro, la experiencia histórica de América Latina
Lo privado capitalista, o más generalmente permite sugerir que lo privado capitalista o
lo privado mercantil, implica un interés opues- mercantil no es el único privado posible, ni lo
to a los del conjunto de la sociedad, de modo público en el específico sentido de estatal, es
que no puede ser compatible con la equidad, la la otra cara única de lo privado o de todo pri-
solidaridad, la libertad o una democracia que vado. De hecho, y aunque no esté presente for-
esté constituida de esos elementos, sino has- malmente en el debate de estas cuestiones, hay
ta el límite del interés privado. Lo estatal o lo otro privado y otro público, que no solamente
público de ese privado son, exactamente, la ex- forman parte de la anterior historia de América
presión de esa limitada compatibilidad: emerge Latina, sino que continúan activos y tienden a
y se impone, precisamente, cuando la lógica úl- emerger en más amplios y complejos ámbitos.
tima de la dominación está en peligro. Y en sus Solamente para hacerlo visual, no porque
formas limitadas bajo la presión de sus domi- esté proponiéndola como la opción deseada
nados. El capitalismo de Estado, el “socialismo y eficiente, quiero traer aquí el ejemplo de la
real” y el Welfare State, pertenecen a una mis- vieja comunidad andina y plantearnos la pre-
ma familia, pero actúan bajo contextos y para gunta sobre su carácter: ¿es privado o estatal-
necesidades específicas diferentes. Aunque la público? La respuesta es que es privado. Y fun-
plena estatización de la economía y el domi- cionó y funciona. Funcionó antes, antes de la
nio del Estado sobre la sociedad, se presenten dominación imperial y colonial y durante toda
como portadoras del interés social global con- la Colonia, como el ámbito único de la recipro-
tra el privado, puesto que la dominación y la cidad, de la solidaridad, de la democracia y de
718 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

sus libertades: como refugio de la alegría de Del mismo modo, debe quedar claro, tam-
la solidaridad bajo la dominación. Funcionó bién, que si aludo a la reconstitución de un
más tarde frente al embate de un liberalismo privado equivalente al de la comunidad andi-
ya ganado a la razón instrumental, frente al ga- na social en América Latina, es porque en su
monalismo. Y aún funciona frente al capital. Y experiencia actual, en el propio contexto de
es privado. una sociedad compleja y tremendamente di-
Lo que quiero decir, con ese ejemplo, es que versificada, es posible registrar y observar su
hay, pues, otro privado que no es el capitalista, actuación: la organización solidaria y colecti-
ni el mercantil. Que no hay un privado solo. Y va, democráticamente constituida, que repo-
que funciona, eficazmente. ¿Cómo denominar ne la reciprocidad como el fundamento de la
a ese privado? Por el momento, consciente de solidaridad y de la democracia, es actualmen-
la provisoriedad, propongo conocerlo como te una de las más extendidas formas de la or-
un privado-social, para diferenciarlo del priva- ganización cotidiana y de la experiencia vital
do egoísta. de vastas poblaciones de América Latina, en
Debe quedar claro, sin embargo, que no la dramática búsqueda de organizar la sobre-
propongo en modo alguno el regreso a un vivencia y la resistencia a la crisis y a la lógica
comunitarismo agrario como el de la histo- del capitalismo del subdesarrollo.
ria andina precolonial o inclusive actual. La Y esas formas de la experiencia social no
sociedad actual y sus necesidades y posibi- pueden ser consideradas en modo alguno co-
lidades son, sin duda, demasiado complejas yunturales, simplemente, o transitorias en ge-
como para ser cobijadas y resueltas dentro neral. Su institucionalización tiene ya la den-
de una institución como aquella, sin que eso sidad suficiente, como para ser admitido su
implique, tampoco que ella no sea o no pueda lugar como práctica social consolidada para
ser, después, la base o una de las bases de la muchos sectores, en especial los que habitan
constitución de otra racionalidad. Después de el universo de las poblaciones pobres de las
todo, ¿no fue bajo su impacto sobre el imagi- ciudades. Y ellas son la amplia mayoría de
nario europeo que comenzó la historia de la la población del país, en muchos casos. Por
modernidad europea y la poderosa utopía de ejemplo, en el Perú, lo que se conoce como la
una sociedad racional? barriada forma alrededor del 70% de la pobla-
Lo público y lo privado 

ción urbana, y ésta, a su vez, el 70% de la po- daridad, no son en el mundo urbano islas en el
blación nacional. mar dominado por el capital. Son parte de ese
No solamente por ser la existencia social de mar que, a su turno, modulan y controlan la ló-
esa mayoría, sino principalmente por su gravi- gica del capital. Segundo, esas instituciones no
tación en la del conjunto de la población nacio- existen dispersas y sin conexiones entre ellas.
nal, no hay exageración posible en señalar que Por el contrario, especialmente en las últimas
la barriada es, actualmente, en particular en la décadas, han tendido a articularse formando
constitución de una nueva intersubjetividad, la vastas redes que cubren, muchas de ellas, el
experiencia social y cultural fundamental del espacio nacional. Las instituciones surgidas
Perú de los últimos 30 años. Y esas nuevas for- en y de esa articulación han comenzado a su
mas del privado-social son una instancia cen- vez a formar articulaciones más complejas. Es
tral de esa experiencia. decir, se articulan tales instituciones, como lo
En otros términos, la reciprocidad andina ha hacían o lo hacen los sindicatos obreros tra-
engendrado la reciprocidad actual en las capas dicionales, en sectores y en organizaciones
más oprimidas de la sociedad urbana “moder- nacionales. Pero en el caso de las nuevas insti-
nizada” del capitalismo dependiente y subdesa- tuciones del privado-social, se articulan entre
rrollado de América Latina. Y sobre su suelo se sí sectorialmente y el conjunto de todos los
constituye un nuevo privado-social, alternativo sectores en una urdimbre nacional, que no ne-
al privado capitalista dominante. cesariamente implica un organismo separado.
Dos cuestiones deben ser aclaradas aquí. En otros términos, el privado-social institucio-
Primero, no hay duda de que el privado-capita- nalizado tiende a generar su esfera institucio-
lista es ampliamente dominante en el conjunto nal pública, la cual, sin embargo, no necesaria-
del país y en el conjunto de la población urba- mente tiene carácter de Estado. Es decir, no
na de la barriada y entre las capas pobres de se convierte en un aparato institucional que
esa población. Inclusive, su lógica no sólo con- se separa de las prácticas sociales y de las ins-
vive, sino que penetra y sin duda modula la que tituciones de la vida cotidiana de la sociedad
proviene de la solidaridad y de la democracia. y se coloca por sobre ellas. La esfera institu-
Las instituciones que se forman sobre la base cional que articula global o sectorialmente lo
de la reciprocidad, de la igualdad y de la soli- privado-social tiene carácter público, pero no
720 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

se constituye como poder estatal, sino como sobre todo, a redescubrir y reconstruir, para
un poder en la sociedad. un nuevo y más complejo contexto histórico,
Instaladas esas instituciones del privado- una de las vetas más profundas y caracterís-
social y de su público, dentro del contexto do- ticas de una prolongada y rica experiencia
minante del privado-particular y de su Estado, cultural, la andina.
no pueden dejar de ser afectadas por el im- Ese nuevo privado-social y su articulación
pacto de éstos, o por la lógica dominante del pública-no-estatal, funcionan. Tanto funcio-
capital. La manipulación, la burocratización, nan, y tanta potencialidad de hacerlo tienen,
la explotación del poder, son muestras de la que lo hacen bajo las más adversas y severas
penetración y de la actuación del privado-par- condiciones. Es demasiado importante, y no
ticular, de la lógica del capital, de su Estado. A debe pasar inadvertido, el hecho de que es con-
pesar de ello, la reciprocidad, la solidaridad, la tra esas condiciones, precisamente, que las or-
democracia, resisten. Pero pueden ser someti- ganizaciones del privado-social y del público-
das y cambiar de naturaleza o desintegrarse. no-estatal permiten satisfacer las necesidades
Eso ocurre y no es infrecuente. Lo que es, sin de la sobrevivencia. En otros términos, que
embargo, sorprendente, es que aún bajo esas sólo en tanto y en cuanto una práctica social se
condiciones, las prácticas y las instituciones funda en la solidaridad, en la igualdad, en la li-
del nuevo privado-social y de sus instituciones bertad, en la democracia, es apta para permitir
públicas-no-estatales, existen, se reproducen, a sus portadores sobrevivir a pesar de y en con-
aumentan de número y de tipo, y se van con- tra de la lógica del poder actual, del capital y de
virtiendo en una nueva y vasta red de organi- la razón instrumental. No es, en consecuencia,
zación de una nueva “sociedad civil”. arbitrario, ni excesivamente aventurado, suge-
Que ese proceso se haya extendido y tien- rir que bajo condiciones favorables, es decir si
da a reproducirse tan extensamente en el no tuvieran que estar, como hoy, bajo el ince-
Perú, probablemente se debe a la violencia sante asedio de un enemigo dueño del poder,
de la crisis de esa sociedad y obviamente es esas nuevas prácticas sociales y sus redes ins-
parte de esa misma crisis. Una importante titucionales públicas, podrían no solamente ser
parte de la población ha sido empujada por aptas para permitir la sobrevivencia, sino para
sus necesidades, bajo la crisis económica, servir de marco y de piso a una real integración
Lo público y lo privado 

democrática de la sociedad y, al mismo tiempo, puede hacerse la defensa de todas las desigual-
de una posibilidad abierta de plena realización dades, de todas las jerarquías, por ominosas que
individual, diferenciada. Es decir, de las prome- fueren: de todos los racismos, chauvinismos y
sas liberadoras de una sociedad racional, mo- xenofobias. No hay en eso diferencias mayores
derna en ese preciso sentido. entre el fundamentalismo norteamericano, el
de Le Pen en Francia, el de los racistas suda-
fricanos, los seguidores de Soon Moon Yoon,
América Latina: las bases los fundamentalismos islámicos, o estalinianos.
de otra racionalidad Porque no existe incompatibilidad real entre la
hegemonía ideológica del fundamentalismo en
Sobre la crisis de la actual modernidad euro- la orientación de las prácticas sociales, y la de
norteamericana, tiende ahora a extenderse y a la razón instrumental en la base de la domina-
imponerse no solamente el desalojo final de la ción de todos los tiempos. Si no, no se podría
razón histórica en ventaja de la razón instru- entender, por ejemplo, la peculiar doctrina de J.
mental, sino también una suerte de culturalis- Kirkpatrick sobre las autocracias tradicionales.
mo cuyo reclamo central es el rechazo de toda Como la modernidad euro-norteamericana
la modernidad, incluida por lo tanto la propia –hay que insistir en su racionalidad instrumen-
racionalidad liberadora, y el regreso de los tal– ha sido parte del colonialismo y del impe-
elementos propios de cada cultura como los rialismo, que no solamente explotan el trabajo
exclusivos criterios legitimadores de las prác- de los pueblos, sino que desprecian y destru-
ticas sociales y de sus instituciones. yen, si pueden, sus culturas, en muchos ámbi-
Ambas vertientes de presiones sobre la so- tos tiene atractivo hasta el simple rechazo de
ciedad contemporánea convergen en sus intere- toda la modernidad y de toda racionalidad. Eso
ses. Juntas son, en verdad, la base de todos los es comprensible, pero no tiene que impedir la
fundamentalismos que actualmente prosperan visión de los contrabandos posibles y reales
en todas las latitudes y en todas las doctrinas. que, bajo ese atractivo manto, tratan de hacer
Ambas procuran la soberanía del prejuicio y del pasar los dominadores de todas partes, para
mito como básicos elementos de orientación de preservar el poder contra las crecientes presio-
las prácticas sociales, porque sólo sobre ellos nes hacia la liberación de la sociedad.
722 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Es necesario, no obstante, admitir también mentación acumulada sobre eso es ciertamen-


que conforme la crisis de la actual sociedad te ya muy vasta y convincente.
capitalista se ha ido haciendo más visible y No es, pues, como parte de un artificial cultu-
más prolongada, la confianza en la razón ins- ralismo que vuelve al primer plano en América
trumental se ha ido deteriorando en crecientes Latina el debate sobre las relaciones entre su
sectores de esta sociedad y, paralelamente, la propia herencia cultural y las necesidades de
necesidad de un sentido histórico distinto ha una nueva racionalidad histórica. Pero, sobre
ido ganando una intensidad de urgencia, y a todo, sugiero que es principalmente por la vir-
escala universal. Paradojalmente, en particular tud de las experiencias sociales de vastas co-
entre los pueblos dominados de esta sociedad, lectividades, que los elementos de esa herencia
eso es lo que ha estimulado la demanda por la cultural pueden ser reconocidos, comienzan a
ruptura con la modernidad europea, con la ra- ser reconocidos, como portadores de un sen-
cionalidad euro-norteamericana, y favorecido tido histórico opuesto por igual al imperio de
el reingreso de un particularismo puramente la razón instrumental y a un culturalismo os-
culturalista. Pero ha estimulado, igualmente, la curantista. Es que las prácticas sociales cons-
búsqueda de nuevas bases a una racionalidad tituidas con la trama de la reciprocidad, de la
liberadora, en la herencia de las mismas cultu- equidad, de la solidaridad, de la libertad indivi-
ras que el eurocentrismo, un tiempo todopode- dual, de la democracia cotidiana, han probado
roso, quiso creer y hacer creer ajenas a toda contra muy adversos factores su aptitud para
racionalidad, o del todo esterilizadas bajo la ser parte de los nuevos tejidos de una raciona-
dominación. lidad liberadora.
En el caso de América Latina, no es nece- Aquí es imprescindible intentar algunas pre-
sario insistir en el hecho conocido de que el cisiones. En primer lugar, recordar que en el
redescubrimiento de la racionalidad específica momento en que América producía la moder-
de las culturas dominadas, ha implicado tam- nidad coetáneamente con Europa, sus prota-
bién el redescubrimiento de los mismos ele- gonistas eran dominadores, descendientes de
mentos, que revelados al imaginario europeo europeos. A ellos, su propia condición de domi-
desde fines del siglo XV, dieron comienzo a la nadores les impidió ver que en la cultura de los
utopía de una modernidad liberadora. La docu- dominados, los “indios”, residían muchos de
Lo público y lo privado 

los elementos con los cuales se tramaba, desde ahora vivimos. Por el contrario, es el tiempo
sus inicios, la racionalidad europea, aun guiada del conflicto y de la crisis en la sociedad y en
por la relación entre razón y liberación. Cuan- la cultura. Tanto más subdesarrollado es el ré-
do esa relación quedó oscurecida y relegada gimen del capital, tanto más anchas las grietas
bajo el predominio de la relación entre domi- por donde re-emerge la herencia cultural glo-
nación y otra razón, el bloqueo de la visión de bal extraña a la “modernización”. Y ciertamen-
los dominadores se hizo aún más fuerte. te, viene con la emergencia de los dominados
La cultura criollo-oligárquica, que fue el pro- al primer plano de esta contienda.
ducto privilegiado de ese desencuentro, está No se tiene que inferir de todo eso, que la
terminando hoy día, en toda América Latina, el herencia cultural global de América Latina, o
tiempo de su dominación. Socavadas, y en la la que producen y habitan los dominados, pro-
mayoría de los países desintegradas sus bases viene únicamente de las ancestrales fuentes
sociales y sus fuentes, esa cultura ha dejado de precoloniales. Nada de eso. Ella se alimenta de
reproducirse. Su tramonto amenazó, en un mo- los veneros de antiguas conquistas de la racio-
mento, abrir el paso exclusivamente a la entro- nalidad de esas tierras, que produjeron la reci-
nización de la “modernización” en la cultura, procidad, la solidaridad, la alegría del trabajo
esto es, al imperio de la razón instrumental. Así colectivo. Esos veneros confluyen con los que
habría, quizás, ocurrido si el período de expan- provienen de la experiencia africana y preser-
sión del capital internacional que impulsaba van juntos la integridad del árbol de la vida,
esa “modernización” no hubiera tropezado con escindido en otras culturas entre el árbol de la
sus actuales límites e ingresado en una crisis vida y el del conocimiento, cerrando así el paso
profunda y prolongada, al mismo tiempo que a la distorsión de la racionalidad en un enteco
todo el andamiaje de poder en estos países. Sin y superficial racionalismo. Todo ello confluye
embargo, en ese contexto de crisis es la diver- con las corrientes de la cultura europea y euro-
sidad social, étnica, cultural, la que se ha hecho norteamericana, que no cesan de fluir hacia no-
más fuerte. Y en consecuencia, no es un trán- sotros, pero a las cuales nuestra previa heren-
sito unilineal y unidireccional entre la “tradi- cia trata, sin cesar también, de separarlas, de
ción” y la “modernización” como insistían tan- liberarlas en realidad, de las arenas de la mera
to los ideólogos de la “modernización” lo que razón de poder. Más recientes veneros desde
724 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

el Asia, siguen contribuyendo a enriquecer, a al que nos han llevado los estatistas y los priva-
hacer compleja, diversa, heterogénea, rica, esa tistas del capital y de su poder, es una propues-
múltiple herencia. Ella no es, por eso, ni débil, ta latinoamericana ubicada en la perspectiva
ni susceptible de ser entubada en la sola razón de que América Latina es, como ningún otro
instrumental. La peculiar tensión del pensa- ámbito histórico actual, el más antiguo y con-
miento latinoamericano, está hecha de toda sistente surtidor de una racionalidad histórica
esa compleja herencia. constituida por la confluencia de las conquistas
No tenemos, por eso, necesidad de confun- racionales de todas las culturas. La utopía de
dir el rechazo al eurocentrismo en la cultura y una racionalidad liberadora de la sociedad en
a la lógica instrumental del capital y del impe- América Latina no es hoy día solamente una
rialismo euro-norteamericano o de otros, con visión iluminada. Con ella ha comenzado a ser
algún oscurantista reclamo de rechazar o de urdida parte de nuestra vida diaria. Puede ser
abandonar las primigenias promesas liberado- reprimida, derrotada quizás. Lo que no puede
ras de la modernidad: ante todo, la desacra- ser es ignorada.
lización de la autoridad en el pensamiento
y en la sociedad; de las jerarquías sociales;
del prejuicio y del mito fundado en aquel; la Las cuestiones y los riesgos
libertad de pensar y de conocer; de dudar y
de preguntar; de expresar y de comunicar; la Son muchas y muy grandes las cuestiones que
libertad individual liberada de individualis- se abren a partir de aquí. No puedo pretender
mo; la idea de la igualdad y de la fraterni- abordar o plantear siquiera las más importan-
dad de todos los humanos y de la dignidad tes, menos aún discutirlas a fondo, dentro de
de todas las personas. No todo ello se originó estos límites. Pero algunas de ellas deben que-
en Europa. Ni todo fue, tampoco, cumplido o dar planteadas.
siquiera respetado. Pero fue con ella que todo En primer término, estamos en presencia
eso viajó hacia América Latina. de una clara necesidad de resignificación de la
Por todo ello, la propuesta del privado-so- problemática de lo público y de lo privado y no
cial y de sus instituciones de articulación en lo solamente en el debate de América Latina. En
público-no-estatal, como alternativa al callejón tanto que me parece relativamente menos di-
Lo público y lo privado 

fícil de aprehender la idea y la imagen de otro lo público-no-estatal, no solamente no existe


privado, distinto y en el fondo contrapuesto a y no tiene que plantearse ningún problema de
lo privado derivado de y vinculado a la propie- oposición y de conflicto, en tanto que lo pú-
dad privada y al andamiaje de poder que apa- blico allí existe solamente como instancia de
reja, creo que hay que indagar más el proble- articulación de lo privado-social existente y
ma de lo público-no-estatal, es decir, distinto y no podría existir de otro modo, salvo alteran-
también contrapuesto al Estado y a lo público do su naturaleza y convirtiéndose en Estado.
vinculado a él. Mientras que por su lado, todo Estado puede
Una primera dimensión de esa cuestión de existir y generar y reproducir sus institucio-
lo público y de lo privado, es que en la relación nes específicas, no solamente por fuera, sino
que entre ambos términos se establece dentro muchas veces en contra de las instituciones
del capital y en general dentro de todo poder características de la sociedad civil. América
que incluya el Estado, es que allí lo privado Latina presenta a todo lo largo de su historia
aparece como una esfera autónoma de prácti- ese peculiar desencuentro. Y no es dubitable
cas e instituciones sociales que se defienden y, que en el debate sobre Estado y sociedad civil
al mismo tiempo, se articulan a y se expresan en América Latina, esta es una de las cuestio-
en el Estado. Lo dominante es el problema de nes que más confusión plantea, precisamente
la autonomía de lo privado frente al Estado, porque el análisis convencional parte del su-
así como la de éste para imponerse sobre la puesto de la correspondencia entre las institu-
sociedad. Debido a eso, probablemente, en ciones del Estado y el carácter de la sociedad
esa contradictoria relación no son tan visibles civil, de modo que no cuestiona la represen-
como las instituciones públicas del Estado, las tatividad de ese Estado, no obstante que toda
instituciones públicas que vinculan entre sí a nuestra experiencia histórica gravita en contra
diversas prácticas de la sociedad civil. Y, sobre de esos supuestos. Y ahora, bajo la crisis, ese
todo, porque el Estado es, por su naturaleza, desencuentro entre la sociedad y el Estado
una esfera de prácticas y de instituciones co- deja al descubierto que la representación está,
locadas por encima y por fuera de la cotidia- desde hace rato, en cuestión.
neidad de la sociedad civil. En cambio, en la Esa problemática remite a la cuestión de la
relación emergente entre lo privado-social y libertad y de la democracia en relación con lo
726 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

público y lo privado, crucial en el debate ac- dad. Eso permite poner de relieve que las rela-
tual dentro y fuera de América Latina. Como ciones entre la libertad personal y las necesida-
todos saben, una vertiente hoy dominante en des de la sociedad global u “orden”, se instalan
la teoría política de origen “escocés-anglo-nor- de modo radicalmente diferente en el contexto
teamericano”, presenta el problema de las li- de las relaciones entre lo privado-social y lo
bertades individuales como características de público-no-estatal, en la medida, precisamen-
lo privado, y necesitadas de defenderse de la te, que las necesidades de la sociedad global,
intromisión de lo estatal-público. Pero, de otro que lo público-no-estatal expresa, no son y no
lado, plantea la necesidad de la autoridad y del pueden ser otra cosa que la articulación de las
orden, cuyos ejercicio y defensa requieren la necesidades de la solidaridad colectiva, de la
actuación del Estado. Así queda planteada una reciprocidad y de la democracia, con las nece-
relación contradictoria entre la libertad y el or- sidades de la realización individual diferencia-
den y la autoridad, que en el fondo da cuenta da. En todo caso, esa potencialidad es constitu-
de la misma relación entre el Estado y la so- tiva de esa relación, a diferencia de la que está
ciedad civil. contenida en la relación de exterioridad que
Ese problema no tiene, en ese enfoque, nin- guardan entre sí el Estado y la sociedad y sus
guna perspectiva de solución distinta que la respectivos público y privado.
empírica, tal como es registrable en la poco La defensa de la libertad personal y aún de la
atractiva historia de las relaciones entre orden igualdad, dadas ciertas condiciones, puede no
y libertad, sobre todo aquí en América Latina ser tan difícil de lograr en el área de lo privado.
es verdad, pero en cuya historia nuestras ex- Lo problemático en la historia ha sido siempre
periencias difícilmente podrían rivalizar con constituirlas y hacerlas valer en la esfera de lo
algunas de las europeas. público. Porque es allí donde se juegan. En la
Sugiero, por eso, que no es sorprendente que experiencia de las relaciones entre lo privado
no sea la razón histórica, la liberadora, sino y lo estatal, hasta ahora, hacer valer la libertad
la otra, la instrumental, que gobierna tanto la personal sólo resulta posible, en el fondo, para
práctica como, la teoría de las relaciones entre unos a costa de los otros. Siempre son unos no
la libertad y el orden, aunque la idea de libertad solamente “más iguales” que otros, sino tam-
política es una de las conquistas de la moderni- bién más libres. En el contexto alternativo, el
Lo público y lo privado 

“orden” sólo podría ser la realización de la li- y un momento de ella. Por eso, la racionalidad
bertad personal de todos. Pero es, justamente, del mercado no tiene cómo admitir un conte-
lo que el orden no hace y no puede hacer en las nido que no sea la razón instrumental más des-
relaciones entre Estado y sociedad. El orden nuda. El mercado excluye, por su carácter, la
siempre sirve a la libertad de los unos sobre la reciprocidad, o sólo puede admitirla de modo
de otros. Se puede ver que esta relación entre lo excepcional como uno de sus medios, para
privado-social y público-no-estatal, que emerge sus propios fines. ¿Por qué? Porque la recipro-
en América Latina, obliga a replantear el pro- cidad es un tipo especial de intercambio: no
blema de las libertades y de la democracia des- necesariamente se funda en el valor de cam-
de otra luz y desde otra perspectiva. Pero vol- bio y tiende más bien a fundarse en el valor de
vamos un momento a lo privado-social, como uso. No es la equivalencia abstracta, lo común
tal, porque eso permite mirar hacia el problema a las cosas lo que cuenta, sino precisamente
de la producción y de la distribución y sobre su diversidad. En un sentido es un intercam-
sus perspectivas y basamentos en este nuevo bio de servicios, que puede asumir la forma de
contexto. En particular, es necesario plantear- un intercambio de objetos, pero no siempre,
se el problema de la reciprocidad, a la cual he ni necesariamente. Por eso es más viable arti-
presentado antes como la base principal, sine cular la reciprocidad con la igualdad y con la
qua non, del otro privado. Pues así como en el solidaridad, que es como ahora funda las prác-
privado mercantil o capitalista, es la ruptura de ticas sociales que son aquí nuestro asunto de
la reciprocidad y su reemplazo por el mercado indagación. La reciprocidad no es una catego-
el fundamento, en el privado-social, el mercado ría unívoca, ni tiene una práctica única, por lo
no puede ocupar el mismo lugar o no puede te- menos tal como resulta en la literatura antro-
ner la misma naturaleza. pológica. Sin embargo, mientras que el merca-
Aunque el concepto de mercado ha sido casi do implica la fragmentación y diferenciación
trasmutado en el debate actual en una catego- de intereses en la sociedad, y está adherido a
ría mística, seguramente es obvio para todo el una visión atomística del mundo, la reciproci-
mundo que implica una correlación de fuerzas, dad implica la articulación de los intereses de
y no otra cosa. Esto es, implica una relación la sociedad, y es parte de una concepción glo-
de poder, una estructura de poder o una parte balizante del mundo.
728 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

En la historia andina, por ejemplo, la reci- también, ser percibida como parte de una es-
procidad no impidió el poder, ni la dominación. tructura de poder, no como una suerte de di-
Actuó en dos niveles. En la base y en la cúspi- solución de todo poder. La diversidad articula-
de de la estructura de dominación, como me- da que la reciprocidad implica, la solidaridad
canismo de solidaridad, un intercambio entre social, la igualdad social, la libertad personal,
iguales. Y, al propio tiempo, entre dominantes como componentes constitutivos de una nue-
y dominados, como mecanismo de articulación va estructura de democracia, no implican la
y de solidaridad entre desiguales. Eso indica disolución de todo poder. Por muy demos que
que la reciprocidad no necesariamente requie- pueda ser, no deja de ser también cratos. Eso
re la igualdad. Pero, a diferencia del mercado, es, por lo demás, lo que está implicado en la
requiere la solidaridad. En el mercado, las per- formación de una esfera pública de ese nuevo
sonas sólo actúan como intercambiadoras de privado. Pero implica también una estructura
objetos equivalentes. En la reciprocidad, los de poder de naturaleza distinta que aquella en
objetos apenas son símbolos de las personas la que se articulan lo privado capitalista y lo
mismas. El mercado es impersonal, por natura- estatal: se trata de un poder devuelto a lo so-
leza. La reciprocidad es personal. cial. Pues eso es, seguramente, lo que busca
En el actual proceso de constitución de las la enorme presión que se puede observar hoy
prácticas sociales que estamos discutiendo, en todas partes, la demanda de lo social de ser
la reciprocidad viene vinculada a la igualdad, políticamente expresado de modo directo, no
a la libertad, a la democracia, no solamente a necesariamente en el Estado.
la solidaridad. Eso da cuenta, visiblemente, Esta es una cuestión demasiado importante
de la confluencia entre la racionalidad de ori- para ser omitida en esta problemática. Es im-
gen andino y la que proviene de la modernidad prescindible dejar claro que este nuevo priva-
europea. Si no está, por lo tanto, liberada del do y nuevo público, no pueden conquistar he-
todo del asedio de la dominación, reclama ser gemonía entre las prácticas sociales sino en la
estudiada, en este nuevo contexto, como fun- medida en que puedan emerger como un poder
damento de una nueva racionalidad, producto, alternativo al que es vigente. El privado actual
precisamente, de una historia alimentada por y su Estado, no dejarán de bloquearlo, frag-
múltiples y diversas historias. Pero requiere, mentarlo, distorsionarlo, o liquidarlo. No hay
Lo público y lo privado 

forma alguna de que las nuevas instituciones se No cabe duda de que esas nuevas prácticas
desarrollen y se consoliden, salvo como poder sociales que se afirman como portadoras posi-
capaz no solamente de defenderse del actual, bles de una nueva racionalidad histórica, tie-
sino de imponerse finalmente sobre él. nen un suelo más receptivo y fértil allí donde
Pero a diferencia de otras alternativas ese traman sus raíces con previas herencias histó-
poder alternativo no es una meta solamente, es ricas. Ese es, seguramente, el caso de las pobla-
también su camino. Y está en recorrido. ciones de origen andino. No obstante, existe do-
No sería pertinente querer cruzar los lími- cumentación abundante sobre la presencia de
tes de este trabajo, para ir más lejos abrien- prácticas del mismo carácter en virtualmente
do cuestiones cuya indagación llevaría más todos los sectores de la población urbana em-
lejos todavía. Las que han sido planteadas pobrecida bajo la prolongada crisis en curso,
son, creo, suficientemente significativas como en todos o casi todos los países latinoamerica-
para iniciar su debate. Es, sin embargo, nece- nos. Para testimoniarlo no hay sino que acudir
sario aún marcar ciertos deslindes y algunas a la historia de las invasiones de tierra urbana
aclaraciones. para poblar, de sus formas de organización, de
Algunos se preguntan si las instituciones del movilización y de sostenimiento. No es muy
privado-social y de lo público-no-estatal, puesto distante esa historia en Chile, por ejemplo, y su
que se fundan en la reciprocidad y en la solidari- posterior represión. De otro lado, ya que esta-
dad, aunque ahora integren también la equidad, mos en Chile, investigaciones recientes sobre
la libertad y la democracia, son privativas de los efectos de la contrarreforma agraria desde
ciertas áreas culturales, inclusive quizás étni- 1973, han señalado la formación de comunida-
cas, donde la reciprocidad es una parte clave des campesinas en áreas donde antes existían
de su historia cultural, como es, por ejemplo, el solamente parceleros o inquilinos, porque gru-
caso de la cultura andina. Así, que tales prácti- pos de campesinos han descubierto que juntan-
cas e instituciones sociales tengan hoy actuali- do sus pequeñas tierras y sus pocos recursos
dad en el Perú y en otros países del mundo andi- podían sobrevivir, individualmente no. Ese des-
no no es sorprendente. Pero ¿qué tienen que ver cubrimiento de la reciprocidad y de la solidari-
esas prácticas con las otras áreas de América dad entre iguales, como condición misma de la
Latina, y en especial con las del Cono Sur? sobrevivencia, no necesariamente ocurre, pues,
730 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

solamente como prolongación de antiguas his- cional para afirmar lo que, en su visión, era una
torias culturales propias, aunque en América comunidad de intereses entre empresarios y
Latina, sería difícil recusar la vigencia de una trabajadores, o en general entre todos los inte-
fuerte contradicción cultural. Prácticas socia- reses sociales de una misma nación, mientras
les equivalentes, son documentadas en realidad al mismo tiempo estaban más empeñados, sin
en casi todos estos países. Y no siempre sólo duda, en la “modernización” del aparato del Es-
como una virtud producida por una necesidad tado y ante todo de su sector militar y policial,
límite como la sobrevivencia, sino de necesida- para lo cual, y no para otra cosa según toda
des de sentido histórico-colectivo para resistir la información disponible, llevaron la deuda
frente al colapso de los que hasta aquí fueron externa del Perú desde unos 800 millones de
dominantes o suficientemente firmes. La amplia dólares hasta cerca de 10 mil millones en doce
red de organizaciones en donde los cristianos años. Esa “modernización” del aparato estatal
de la teología de la liberación, los pobres, los incluía el armado de un amplio aparato de ca-
perseguidos y núcleos de intelectuales y profe- pital estatal, para cuyo manejo se amplió enor-
sionales se asocian para resistir en la totalidad memente la capa tecnoburocrática de la socie-
de nuestros países, es una buena muestra de dad, y se procuró, de otro lado, una asociación
esa posibilidad. con el capital financiero internacional. Los
En la experiencia reciente de algunos paí- grupos sociales vinculados a las entidades lla-
ses, Perú por ejemplo, ciertos nombres como madas “autogestionarias”, fueron vistos como
“autogestión”, “empresas asociativas” etc. han bases de una reorganización corporativa del
sido usados como denominaciones de institu- Estado, como vía para superar una muy pro-
ciones cuyo carácter nunca dejó de ser bási- longada crisis de representación. El régimen
camente burocrático, pero para presentarlas se descompuso, principalmente víctima de sus
–en realidad con mucho éxito de propaganda propias contradicciones, sin culminar ninguno
sobre todo fuera del país– como instituciones de sus objetivos y la crisis ha fortalecido en
de democracia directa. Lo notable de eso, en muchas gentes el antiguo estereotipo de que
primer lugar, es que fue la obra directa de re- todo tiempo pasado fue mejor. En América
gímenes políticos, sin duda reformistas, pero Latina la experiencia de las décadas recientes
que procuraban armar una estructura institu- ha sido para tanta gente tan desastrosa, que ha
Lo público y lo privado 

llegado a pensar que en el futuro siempre hay blación se mueve flexiblemente entre ambos
algo peor. De eso puede desprenderse la sos- universos normativos, según sus necesidades,
pecha de que las nuevas prácticas sociales que como señal de que no tienen aún definida del
caracterizan lo privado-social y lo público-no todo su adhesión y lealtad definitiva a uno de
estatal están siempre o pueden estar en riesgo ellos. En ese sentido, no sólo psico-social, sino
de ser cooptadas, redefinidas y distorsionadas estructural, esa población sigue siendo margi-
para los mismos fines sociales que bajo el ve- nal y forma parte de la gran diversidad social
lasquismo. Ese riesgo es real, seguramente, que hoy caracteriza la estructura de la sociedad
como lo es la represión más abierta y dirigida latinoamericana. La economía “informal” es
a la destrucción de esas prácticas, no sólo a habitada, en gran medida, por esa población,
su distorsión. Lo que aquí interesa, por el mo- aunque otra parte de ella corresponde a gen-
mento, es sobre todo insistir en la diferente na- tes definidamente ganadas a la lógica y a las
turaleza y en el distinto sentido histórico que normas del capital y a sus intereses. Y ese con-
tienen las actuales prácticas del nuevo privado flicto entre las perspectivas pertenecientes a la
y de lo público-no-estatal, respecto de las ins- lógica y a los intereses del capital y a las de la
tituciones del velasquismo. Creo que eso, des- reciprocidad y a la solidaridad, es el que ciertas
pués de todo, no es tan difícil de ver. propuestas políticas buscan resolver en favor
Un deslinde equivalente puede ser necesa- de las primeras.
rio de hacer respecto de todas las derivaciones Obviamente, para el “neoliberalismo” nada
ideológicas y políticas asociadas a la catego- puede ser tan plausible como la economía lla-
ría de “informalidad”, de tantos usos ahora en mada “informal”: en ese mundo las reglas del
América Latina. Aquí, y por el momento, será mercado pueden operar con la máxima libertad
suficiente insistir en algo ya señalado. En el posible; la calidad y el precio de los productos
mundo de la barriada (o callampería, o de las (bienes o servicios) no están sujetas a control
favelas, o ciudades perdidas, rancheríos, etc., alguno; los salarios no están regidos por ningu-
etc.), latinoamericana, conviven, se oponen y na estructura legal; no hay seguro social, vaca-
se usan las estructuras normativas del merca- ciones, compensaciones, derechos sindicales.
do, del capitalismo, y los de la reciprocidad y Nadie paga impuesto directo alguno, aunque
de la solidaridad. Una buena parte de su po- todos demandan servicios del Estado. Ninguna
732 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

organización de los explotados del sector sería Hay que insistir con cuidado. La opción no
tolerada. Todo eso permite un complicado en- se plantea solamente entre el estatismo y el
granaje de articulación entre la gran empresa controlismo, de un lado, y la libertad del mer-
“formal” y el trabajo y el mercado “informal”, y cado y de ganancia del otro lado. Los defenso-
cuyos beneficiarios son obvios, puesto que nin- res de la segunda la presentan como la única
guna economía “informal” está realmente fuera garantía real de democracia, en contra del pe-
del aparato financiero global del capital, en cada ligro del totalitarismo estatista de la primera.
país. Y nadie ha demostrado que estén cortados Esa disyuntiva es falaz. El otro sendero lleva,
los canales de transferencia de valor y de be- en definitiva, a lo mismo, al verticalismo de las
neficios entre la economía “informal” y la “for- corporaciones, que puede competir y compite
mal”. Y nada de eso impide, a nadie, destacar con el Estado, pero que está siempre profun-
la excepcional energía y capacidad de iniciativa damente articulado con él. La disyuntiva entre
que los “informales” ponen en acción cada día, lo privado y lo estatal, no es otra cosa que una
para ser capaces, no sólo de sobrevivir en las diferencia dentro de la misma racionalidad
severas condiciones de esta crisis, sino también instrumental, y cuyo dominio ha terminado
para producir, para ganar, para obtener empleo, produciendo la secular crisis y el desconcier-
ingresos, vivienda, etc., al margen y a veces en to presentes.
contra del Estado. Todo lo cual, sin duda, pue- El estatismo y el privatismo capitalistas no
de y debe ser estimulado y desarrollado. Pero son actualmente otra cosa que Scila y Caribdis
puede también ser orientado y canalizado. Y allí de los navegantes de la historia actual. Ni tene-
está el problema. ¿Hacia el pleno desarrollo del mos que optar entre ellas, ni temerlas. La nave
capital o hacia la solidaridad, la reciprocidad, la de la racionalidad liberadora viaja hoy con una
democracia directa de los productores? nueva esperanza.

También podría gustarte