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Acepciones sobre el ser humano

Si alguien nos preguntara sobre la verdad de la afirmación de Dostoyevski que asegura


terminantemente que el hombre es un ser que puede ser utilizado para cualquier cosa,
contestaríamos: "Cierto, para cualquier cosa, pero no nos preguntéis cómo". Pp 27
Los hombres sólo contaban por su número de prisionero. Pp 59-60.
¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha
inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso
firme musitando una oración. Pp 91. * 133.
Viktor Frankl. (1991). El Hombre en Busca de Sentido. Barcelona Editorial Herder.

—Los miembros de nuestro clan, de nuestra comunidad— somos seres humanos; todos los
demás son, como mucho, infrahombres o cualquier cosa menos personas. Pp 8/58.
Cuando alguien se ve arrancado —voluntaria o involuntariamente— de su cultura, paga por
ello un precio muy alto. Por eso resulta tan importante la posesión de una identidad propia
y definida, y la firme convicción de que esa identidad tiene fuerza, valor y madurez. Solo
entonces puede el hombre encararse con otra cultura. En el caso contrario, tenderá a
ocultarse en su escondrijo, a aislarse, temeroso, de otras personas. Tanto más cuanto que el
Otro no es sino un espejo en el que se contempla —y en el que es contemplado—, un
espejo que lo desenmascara y lo desnuda, cosa que todo el mundo prefiere más bien evitar.
Pp 12/58.
Así, el hombre que encontramos y conocemos hoy en las grandes ciudades del Tercer
Mundo ya es otro Otro, un producto difícil de definir de la híbrida cultura urbana,
descendiente de mundos diversos y contradictorios, un ser amalgamado, de formas y rasgos
imprecisos, fluctuantes.
Riszard Kapúsciński. (2006) Encuentro Con El Otro.

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