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¿Alegre; alto; valiente o curioso? ¿Hermano; hijo; compañero o amigo?

¿Cuántas cosas somos a la


vez? Estas y otras cuestiones se pregunta Brian; que es argentino; pero nieto de irlandeses y de
japoneses. Por eso reflexiona sobre su identidad; aunque a veces no sepa bien qué significa esa
palabra; y sin saber qué es estar 'enamorado'; ¡se siente enamorado de Agustina! Entonces; ¿por qué
invitarla a su casa lo pone tan nervioso? Quizá pueda ayudarlo un regalo súper especial que viene
volando desde Japón en dos pequeñas jaulitas.
Me gusta leer. Le gusta que le lean. Mantenemos un ritual que a veces se hace esporádico -los
días largos, la play, el cansancio por la noche-; un ritual que nos une, nos hace hablar palabras
distintas; una pizca de ensueño cada vez más preciada: el fin de la primaria, aunque a distancia
prudencial, está cada vez más cerca; tu hijo crece, ay, cómo crece, y sabés que este juego de
final del día, estas páginas leídas y escuchadas, en algún momento -fatal, festivo, necesario- va
a terminar.

Pero, de momento, seguimos. Cada tanto -cuando no nos quedamos hasta demasiado tarde
viendo alguna película, cuando el cansancio no nos arrebató, a él o a mí- leemos cuentos antes
de ir a dormir. Y la magia se redobla cuando descubrimos juntos que un libro nos encantó

Mis gatas, Inku y Kasai, fueron el punto de partida para escribir lo que sucede cuando Brian
Kimura, un personaje que adoro, y su familia reciben sus primeras mascotas. Algo curioso: no
fue fácil escribir una novela en la cual el personaje está feliz de principio a fin. No fue fácil pero
sí fue sumamente satisfactorio lograrlo. Brian se hizo parte de mi vida del modo más luminoso
y mis gatitas se ocupan de recordarme día a día la manera de vivir que sostiene mi personaje.
Es una novela que me enorgullece profundamente

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