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Los libros del AT están divididos en 4 clases: Ley, Historia, Poesía y Profecía.
Los libros de cada clase son los siguientes:
Los libros del NT también están divididos en cuatro clases: Biografía, Historia,
Doctrina y Profecía.
Los libros de cada clase son los siguientes:
BIOGRAFÍA: Son los cuatro Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Ellos
describen la primera venida del Señor Jesucristo, desde su encarnación como
hombre, su ministerio en la tierra, su muerte y resurrección;
DOCTRINA: de Romanos a Judas, son las epístolas o cartas escritas por los
apóstoles para instruir a la Iglesia;
PROFECÍAS: Es el libro de Apocalipsis que significa revelación. Describe en
lenguaje profético cómo será la segunda venida del Señor Jesús a la tierra, el juicio
de Dios sobre la humanidad, y nos da una idea de cómo será la vida eterna que los
salvos en Cristo tendremos en el cielo.
Es el Señor Jesucristo.
Él mismo lo declara en Lucas 24:27-44 y Juan 5:39.
En vista de Cristo, como el tema central de la Biblia, los 66 libros podrán
resumirse en 5 palabras, todas referentes a Cristo, así:
A través de Moisés, Dios dio al pueblo de Israel la Ley y hizo una alianza con
ellos: si ellos permanecieran fieles a Dios y no siguieran la idolatría de las naciones
a su alrededor, ellos irían prosperar.
Si ellos abandonaran a Dios y siguieran a los falsos dioses, Dios castigaba
severamente a su nación.
Más o menos 400 años después, durante los reinos de David y su hijo
Salomón, Israel se solidifica en un reino grande y poderoso. Dios prometió a David y
Salomón que un Descendiente de ellos reinaría como un Rey Eterno.
Después del reino de Salomón, la nación de Israel fue dividida. Las diez
tribus del norte se llamaron Israel, pasarán más o menos 200 años hasta que Dios
los juzgó por su idolatría. Asiria llevó a Israel cautivo más o menos en 721 A.C.
Las dos tribus del sur fueron llamadas Judá, y duraron más tiempo, pero
también acabaron abandonando a Dios.
Entonces Babilonia los llevó cautivos más o menos en el año 600 A.C.
El Nuevo Testamento termina con una profecía del regreso de Jesús para
juzgar al mundo incrédulo, liberar la creación de la maldición, cumplir las promesas
que aún faltan para la nación de Israel, condenar definitivamente a Satanás y,
después de crear un nuevo cielo y una nueva tierra , tener a su pueblo viviendo para
siempre con Él en el Reino de Dios.
Por lo tanto, si usted desea tener una vida plena y feliz es muy importante
que usted haga de la Palabra de Dios, la columna de su vida. Que ella sea su
consejera, guía, fuente de conocimiento.
Con certeza usted tendrá una vida muy feliz y plena aquí en la Tierra.
El salmista habla de cómo esto era real para él. Recordarla, meditar en sus
verdades, le traía consuelo, Esperanza.
La Palabra de Dios le posibilitaba vislumbrar un futuro mejor, positivo, donde
todo se puede ir bien y donde las heridas serían sanadas.
“Me despierto en las vigilias de la noche, para meditar en tus promesas” (Sl
119:148).
El salmista relata su experiencia, él se quedaba despierto, varias veces para
meditar, para pensar en las promesas de Dios. ¡Y usted también puede elegir por
pensar en la Palabra de Dios!
No es raro que todos deseamos oír a Dios. Pero, ¿como oír a Dios si somos
seres humanos y Él es espíritu?
Observa lo que dice el salmista: "¡Cómo amo tu ley! Medito en ella todo el
día” (Sl 119:97). El amor del salmista por la Palabra lo llevaba a invertir tiempo
meditando en lo que ella dice.
Por medio de su palabra, el Señor Dios creó todas las cosas. Cualquiera que
sea nuestra necesidad, puede ser suplida a través de ella.
Siendo así, es fundamental que usted desarrolle una buena relación con la
Biblia, que usted la conozca y haga de ella la columna que sostiene su vida.